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Cómo profundizar las relaciones China-América Latina
Propuestas ante los nuevos ajustes de la política estadounidense
Por JIN XIAOWEN*
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LA IX Cumbre de las Américas finalizó el 10 de junio en Los Ángeles. Antes de la reunión, Estados Unidos excluyó a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la lista de países participantes. Algunos países latinoamericanos como Guatemala y El Salvador se mostraron insatisfechos con Estados Unidos y sus políticas, y casi un tercio de los líderes latinoamericanos se ausentaron de la cumbre. Por otro lado, si bien se dieron a conocer algunos resultados y consensos alcanzados en el encuentro, el alcance de lo acordado fue limitado y se basó principalmente en la continuación de políticas anteriores.
Enmendar las relaciones
Durante la era de Trump, hubo una serie de desacuerdos con muchos países latinoamericanos y el mandatario también se ausentó de la VIII Cumbre de las Américas, lo que convirtió a Estados Unidos en el blanco de muchas críticas. El gobierno de Biden, en contraposición a su predecesor, ha intentado enmendar las relaciones con los países latinoamericanos. En la última cumbre, promulgó cinco documentos principales: la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica, el Plan de Acción sobre Salud y Resiliencia en las Américas, la Asociación entre Estados Unidos y el Caribe para Abordar la Crisis Climática 2030, la iniciativa Ciudades Adelante y la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, que apuntan a promover el liderazgo de Estados Unidos y que reflejan dos características básicas de su política exterior.
Primero, intenta atender los asuntos internos de EE. UU. y los intereses estratégicos globales. Ya sea para abordar problemas de inmigración, el cambio climático o la competencia con China y debilitar su influencia, todos son componentes importantes de la gobernanza de Biden y las iniciativas todavía están al servicio de la consigna “Estados Unidos primero”. Segundo, la política de Biden hacia América Latina ha mantenido cierta continuidad. La Cumbre de las Américas dio a conocer un documento titulado “Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica”, a la vez que Trump hizo lo suyo al promover la implementación de la iniciativa “América Crece”, siendo ambos proyectos bastante similares. Biden también propuso el año pasado el plan “Reconstruir un Mundo Mejor”, que tiene como objetivo ayudar a reducir las necesidades de infraestructura de los países en desarrollo. Desde este punto de vista, las medidas de la política estadounidense hacia los países latinoamericanos no han registrado cambios significativos.
De hecho, a juzgar por las iniciativas lanzadas por el gobierno de Biden, los países latinoamericanos aún ocupan un lugar secundario en la estrategia exterior de Estados Unidos. La región se encuentra cada vez más dividida en términos políticos debido a las diferencias entre los gobiernos de derecha e izquierda, lo cual ha dificultado la implementación de políticas a través de consultas. Por esta razón, la implementación de políticas específicas solo ha podido llevarse a cabo en cooperación con algunos países, pero el principio que ha gobernado las relaciones sigue siendo el mismo: Estados Unidos primero.
China y América Latina
Gran parte de la política exterior de Biden se basa en la competencia con China. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, China donó una gran cantidad de vacunas a diversos países latinoamericanos, lo cual tuvo un gran impacto. El gobierno de Trump, en cambio, decidió suspender sus pagos a la Organización Panamericana de la Salud, lo cual fue ampliamente reprochado.
En la reciente Cumbre de las Américas, la publicación del Plan de Acción sobre Salud y Resiliencia en las Américas lleva el sentido de competir con China; aún así, esto no ha menguado el fortalecimiento de la relación entre China y América Latina, que ha registrado grandes avances no solo en el campo de la cooperación económica y comercial, sino también en agricultura,
nueva infraestructura y economía digital. Los países latinoamericanos se han visto fuertemente golpeados producto de la pandemia, por lo que se ha hecho aún más imperativo poder enfrentar los problemas y desafíos a través de la cooperación y el desarrollo de manera conjunta. A juzgar por la situación actual, ningún país puede resolver el estancamiento económico y el aumento de la pobreza por sí solo, ni menos lograr satisfacer la demanda de América Latina por completo en ciertas áreas como infraestructura. Por lo mismo, los países latinoamericanos han acogido diversos proyectos capaces de brindar oportunidades de desarrollo y, en general, se han mantenido al margen de las disputas que enfrentan a China y Estados Unidos. En este contexto, China debe continuar defendiendo el concepto de beneficio mutuo y ganancia compartida, con el fin de seguir promoviendo el sano desarrollo de las relaciones bilaterales de la siguiente manera.
En primer lugar, debe promover la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y practicar el concepto de consulta amplia, contribución conjunta y beneficios compartidos. Tanto el gobierno de Trump como el de Biden han observado la creciente influencia económica de China en América Latina y el enorme atractivo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En este contexto, China debe hacer un buen trabajo en varias áreas. Junto con promover la implementación de proyectos de infraestructura a gran escala, el país también debe prestar atención a proyectos menores, asistir en la resolución de problemáticas locales urgentes y prestar atención a la apertura y transparencia de los proyectos. En este sentido, toma mayor protagonismo desarrollar estos proyectos de forma óptima, más que abocarse a las disputas y competencia con Estados Unidos.
En segundo lugar, debe llevar a cabo una comunicación multinivel con los países latinoamericanos para promover los intercambios culturales y de persona a persona. En la actualidad, los intercambios de China con los países latinoamericanos siguen estando dominados por el nivel estatal. Debido a la agitación política en la región, la continuidad de las políticas se ha visto afectada. La primera Cumbre de Ciudades de las Américas, propuesta en la reciente Cumbre de las Américas y que planea desarrollarse en Denver (EE. UU.) en 2023, es de gran relevancia para China. Como países en desarrollo, las ciudades chinas y latinoamericanas enfrentan algunos problemas comunes, por lo que la comunicación y los intercambios resultan vitales para continuar avanzando. De hecho, según una encuesta realizada por el proyecto Observatorio de Elites Parlamentarias de América Latina de la Universidad de Salamanca en España, la mayoría de los parlamentarios latinoamericanos aún reconocen la influencia positiva de China a nivel local. Por eso, el fortalecimiento de los intercambios con los partidos políticos, las fuerzas políticas y la sociedad civil de América Latina en todos los niveles, a través de diferentes plataformas, es clave para afianzar el desarrollo de las relaciones entre ambas partes.
En tercer lugar, se debe tomar el Foro China-CELAC como punto de partida para explorar la cooperación a nivel subregional. En los últimos años, China y los países latinoamericanos han cooperado en varios campos, incluidos la agricultura, la ciencia, la tecnología y la infraestructura en el marco del Foro China y América Latina: Cooperación para el Desarrollo y Aprendizaje Mutuo de Experiencias Relacionadas con el Desarrollo –celebrado en mayo pasado–, formulando y lanzando planes de acción conjuntos que han ido ampliando su alcance sostenidamente a través del tiempo. Sin embargo, debido a las grandes diferencias entre los países de América Latina, también es necesario un enfoque más específico que se ajuste a cada subregión. Para desarrollar las relaciones con los países latinoamericanos de manera más efectiva, se debe explorar la cooperación a nivel subregional. Además de las reuniones de diálogo con el Mercosur y ser un país observador en la Alianza del Pacífico, China ha sostenido reuniones de cancilleres con nueve países del Caribe que han establecido relaciones diplomáticas con China. China debe hacer uso de estos canales para propiciar proyectos de cooperación a nivel subregional y entablar una colaboración más específica con los países de América Latina.
En cuarto lugar, es importante aprovechar al máximo el potencial y ampliar la cooperación. Existen muchas áreas con gran potencial que merece la pena explorar en lo que respecta a la cooperación entre China y América Latina. Por ejemplo, muchos países de América del Sur dependen mayormente de las importaciones de fertilizantes de Rusia. Debido al conflicto en curso entre Rusia y Ucrania, ha habido problemas en el suministro de este recurso, lo cual ha afectado a varios países de la región como Brasil. Por otro lado, la disminución en la producción de cereales también ha causado un aumento en su precio. China es un importante productor y exportador de fertilizantes, así como un significativo importador de granos de América del Sur, por lo que se debe sacar provecho de las ventajas competitivas de una parte y otra, con el fin de fortalecer la cooperación y el beneficio mutuo.
*Jin Xiaowen es investigador del Instituto Nacional de Desarrollo y Estrategia, y secretario general del Centro de Estudios de América Latina de la Universidad Renmin de China.