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Un idioma chino para todos

Regionalizar su aprendizaje es el gran desafío en México y Latinoamérica

Por JUAN CARLOS AGUILAR

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CUANDO los profesores de chino en México y Latinoamérica se reúnen en algún congreso para reflexionar sobre su labor como docentes y la manera en que podrían mejorar sus clases, siempre coinciden en un punto: hacen falta más y mejores materiales pedagógicos para que los alumnos optimicen su aprendizaje.

Desde luego son muchas las necesidades y los factores que se pueden mejorar, pero que existan más opciones didácticas, las cuales atiendan además las exigencias particulares de los estudiantes latinoamericanos, se ha convertido en un imperativo, que incluso ha hecho eco en el importante Congreso Internacional sobre la Enseñanza del Chino, que el Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizan cada dos años desde 2012.

Para cubrir este vacío es que los profesores mexicanos Guillermo Espinosa y Karla Leonardo crearon en 2018 “Chino para todos”, un proyecto académico audiovisual que pone a disposición de los alumnos hispanoparlantes material pedagógico para que puedan practicar el idioma en el lugar y la hora que deseen.

Todo comenzó con videos que compartían en su canal de YouTube. Se trataba de lecciones para discípulos de todos los niveles; una especie de extensión de lo que aprendían en el salón de clases.

Justo cuando planeaban extender el proyecto a otras universidades, la pandemia de COVID-19 les obligó a detener todo. Ahora, con un ánimo renovado, y justo cuando las escuelas de educación media y superior de México han regresado a clases presenciales de manera escalonada, el proyecto vive una suerte de relanzamiento, disponible actualmente en tres plataformas más: Instagram y las chinas Kwai y TikTok.

“Lo que compartimos en nuestros canales es material que va más allá de las clases, con mayores recursos audiovisuales. El plan es que en el mediano y largo plazo produzcamos manuales y libros que estén actualizados. Aunque cada vez hay más variedad, todavía estamos lejos de satisfacer todas las necesidades de los jóvenes”, explica Guillermo Espinosa, quien es maestro desde 2007.

Nuevos retos a vencer

Si bien señala que en los últimos años ha habido grandes progresos en la enseñanza del chino, Espinosa reconoce que aún no han encontrado la fórmula perfecta. “Aún no hallamos la estrategia óptima para enseñar la pronunciación, la gramática y la escritura. De hecho, en años recientes ha habido propuestas muy interesantes sobre cómo es que los profesores deberíamos entender el proceso para enseñarlo de la mejor forma”.

En lo que a él respecta, ha planteado que los materiales de estudio sean especializados, según la región. “He sugerido que se desarrollen materiales para los alumnos mexicanos. Una primera meta sería satisfacer la necesidad con un material que esté adecuado a la situación de los estudiantes en México y Latinoamérica.

“Una profesora ha ido más allá y ha señalado que se necesitan diferentes materiales, según la universidad. Considera que las necesidades son diferentes si los alumnos pertenecen a la Universidad Iberoamericana o a la UNAM. Este grado de especialización sería otro nivel. Por lo pronto, sería ideal que lográramos satisfacer las necesidades que hay por región”, considera.

Para Karla Leonardo, es bien sabido que cuando se publica un manual, este tiene al menos dos décadas de atraso con la realidad. “Es donde debemos participar de la innovación y llevarla a la metodología con la creación de nuevos materiales. Nuestra planeación didáctica debe modificarse de acuerdo con el contexto que vivimos”.

La adaptación más reciente se dio con la pandemia. “Hemos usado herramientas que no habíamos probado porque no las necesitábamos o porque no sabíamos que existían. Esto le ha dado un giro a la enseñanza del idioma”, afirma Leonardo, quien ha sido profesora de las tres universidades públicas más importantes de México: la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

No obstante, aclara, los profesores son solo una parte de la enseñanza, no el todo. Los describe como los “buenos compañeros” que guiarán a los alumnos en su largo viaje, quienes les dirán qué camino tomar y los que les mostrarán los atajos menos peligrosos. Sin embargo, dice que los estudiantes deben ser autónomos, para que puedan crear sus propios hábitos de estudio.

“La realidad es que nadie aprende igual a otro. Por eso es importante darle al estudiante aquello que llamamos metacognición, es decir, que él mismo pueda construir herramientas o adaptar las que tiene a la mano, para que sea más óptimo su proceso de aprendizaje”, expresa.

Adaptación y constancia

No solo eso. Al apostar por una educación integral, menciona que es importante que los estudiantes también sean “creativos y socialmente responsables”, a fin de que puedan resolver por sí mismos los problemas a los que se van a enfrentar en el futuro, como cuando tengan que conversar en chino con nativos. “Tendrán que recurrir a todas sus capacidades para lograr comunicarse de manera efectiva”.

Y aprovecha el ejemplo para reflexionar sobre las metodologías de estudio: “Vemos que hay mucho énfasis en la repetición para memorizar, copiar e imitar. Es algo que ha servido por muchísimos años y muy necesario para perfeccionar la pronunciación. Pero llega un punto en que eso se queda corto. Cuando interactuamos con alguien, no nos va a servir al cien por ciento decir todo mecánicamente, tal cual lo memorizamos, porque la lengua está viva y va a requerir que nos adaptemos a ella”.

Al respecto, Espinosa indica un punto clave: que los aprendices piensen en chino. “Generalmente quieren empezar a hablar el chino como hablan el español, cuando son diametralmente opuestos. o, en su defecto, tratan de imitar la estructura del inglés. Tienen que pensar en chino, no pensar en español y luego traducirlo. Eso es algo que tenemos que corregir”.

Karla Leonardo, quien imparte clases desde hace una década, lo explica con el concepto de “adaptación”. “En el chino hay un manejo por bloques, por medio de caracteres. Cada carácter tiene su significado, su pronunciación; es una pieza que también tiene una función, la cual nos va a permitir construir oraciones más complejas. Partimos de lo conocido para luego adaptarnos a algo que nos es desconocido”.

En lo que ambos profesores están de acuerdo es en la importancia de compenetrarse con la cultura china. “Lo primero que debemos hacer es acercar la cultura, eso es importantísimo. Debido a la distancia, es muy complicado conocerla de primera mano, y eso lo vuelve un desafío. Afortunadamente, ahora es más fácil gracias a la tecnología y las redes sociales”, menciona Espinosa.

“El idioma siempre está ligado a la cultura, a la sociedad”, agrega Leonardo. “Eso es lo que nos mantendrá en el camino hasta el final, siempre y cuando haya constancia y se tengan buenos hábitos de estudio. El chino te marca de por vida. En mi caso, intento transmitir ese sentimiento”.

Por lo pronto, “Chino para todos” –así se encuentra en sus redes sociales– se presenta como una alternativa digital que atiende las necesidades de los estudiantes latinoamericanos. Un primer paso en la ansiada especialización que tanto se discute.

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