CHINA HOY Febrero 2021
Extranjeros en China
De la concepción a la ejecución Los proyectos en China del joven arquitecto chileno Sebastián Loaiza Por MAGDALENA ROJAS
A
lo largo de los seis años que lleva en China, el arquitecto chileno Sebastián Loaiza ha desarrollado múltiples proyectos que lo han formado como profesional y que, a la vez, dan cuenta del dinamismo que ha movido a la sociedad china durante los últimos años.
Corriendo para no perder el avión El día que viajó había mucho tráfico, por lo que llegó tarde al aeropuerto. El check-in ya estaba cerrado y no pudo facturar su equipaje. Aun así, este no era cualquier vuelo, de modo que corrió a toda prisa hasta la puerta de embarque, subiéndose al avión con apenas el bolso de mano que cargaba. Así fue la partida de Sebastián Loaiza de Santiago a Beijing. “Todo fue bastante caótico”, recuerda el joven chileno. Sin embargo, lo más importante era que había llegado a su destino. Finalmente. Como muchos, Loaiza no sabía que terminaría en China. Lo que sí había deseado desde siempre, no obstante, era una experiencia profesional fuera. “Quería tener una visión global de la arquitectura y para eso sabía que necesitaba salir”, señala. De este modo, el arquitecto graduado de la Universidad de Chile se dedicó de lleno a mejorar su portafolio durante tres meses: inventó nuevos proyectos, mejoró algunos que ya tenía y pidió ayuda a varias personas para que criticaran su trabajo. “Quería que mi portafolio fuera perfecto”, dice en sus propias palabras. Las respuestas de diversos estudios arquitectónicos no tardaron en llegar. Dentro de estos estaba Spark Architects en Beijing. Cuando tuvo las entrevistas de trabajo, según confiesa, se sentía nervioso. Pero quedó. Y a partir de ese momento, su vida ya no volvería a ser la misma.
“Tienes que dejar que China te cambie”
Sebastián Loaiza recibe el premio WYDF 2020 junto con Roberto Bannura de Steven Holl Architects.
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Desde que fue notificado que había sido aceptado en Spark Architects hasta que llegó a China, había transcurrido apenas un mes. Por ende, Sebastián Loaiza no tuvo el tiempo de digerir la noticia y los nuevos cambios que se avecinaban de forma pausada. Esta era una oportunidad –y una aventura– de aquellas que suceden pocas veces en la vida, y decidió tomarla. Los primeros tres meses no fueron fáciles. “Yo era un persona muy diferente antes de llegar a China, muy poco tolerante”, admite. “Siempre quería que el resto se adaptara a mi forma de ver el mundo”. Al poco an-