Demencias. Epidemia del siglo XXl
Todos quisimos crecer, algunos quieren morir, pero nadie quiere envejecer… Todos decimos que queremos vivir mucho y bien… ¡Qué bien!, pero…
En Argentina, mucha gente no asume que si no morimos cuando debiéramos, lo que sigue puede ser muy complicado para nosotros y para nuestros hijos. Me refiero a las discapacidades físicas por el simple efecto del paso del tiempo y a las cognitivas, por el mismo envejecimiento o por patologías como las demencias. Cuando una persona padece una demencia como la de Alzheimer, sufre cambios en el tejido vital de ciertas partes de su cerebro, que son reemplazadas por sustancias de desecho (amiloide) y una pérdida progresiva y constante, de una sustancia química (neurotransmisor), vital para el funcionamiento cerebral llamada acetilcolina, todo lo cual afecta las actividades mentales vinculadas al aprendizaje, la memoria , el pensamiento., el lenguaje, el juicio y el comportamiento. Existen fármacos, que si bien no la curan, permiten mejorar la intensidad de los síntomas y hasta enlentecer el avance de la enfermedad La estimulación cognitiva, la terapia ocupacional, la musicoterapia y las actividades físicas, entre otras, también forman parte del tratamiento. La gimnasia cerebral, la actividad física y una adecuada alimentación, pueden colaborar y disminuir la posibilidad de desarrollar esta enfermedad. La vitamina B12, B3, C y el DHA (ácido graso de la familia de los Omega-3) parecen estar relacionados con esta reducción. Cuando se la diagnostica, el comienzo suele ser de entre 3 y 6 años previos, habitualmente porque las familias de los mayores afectados, atribuyen los síntomas a la vejez, o simplemente, les cuesta aceptar la posibilidad de que el ser querido tenga una demencia. Así transcurre el tiempo, cambiando de médicos, entre estudios y prueba de medicamentos, incorporando cuidadores de apoyo a la familia, muchas veces entre discusiones familiares por la distribución de la carga de los cuidados y sus costos, entre otros; pero sin enfrentar concretamente el problema, asesorarse con un especialista en el tema y elaborar estrategias de contención , asistencia y cuidados, no sólo para al anciano, sino también para su familia cuidadora, a fin de hacer frente con dignidad y profesionalismo las etapas que siguen hacia adelante.(Se debe considerar en las proyecciones, que la enfermedad de Alzheimer tiene una expectativa muy variable de vida de entre 2 y 15 años aproximadamente) . Las demencias afectan a 44 millones de personas en el mundo y se calcula que la cifra podría triplicarse en 2050 y llegar a los 135 millones.
El nuevo informe de la Alzheimer Disease International, dejó sentado que la demencia aumentó en un 22% en los últimos 3 años EEUU en abril de 2013, anunció a través de Barack Obama ,el inicio de la batalla contra las enfermedades degenerativas del cerebro, invirtiendo 300 millones de dólares anuales en investigación y recientemente el G8 , reunido en Inglaterra por la problemática que representan las demencias para la salud, la sociedad y la economía , invertirá 200 millones de dólares anuales en investigación a fin de evitar el desastre socioeconómico sanitario que se predice para el 2050.El objetivo es llegar al 2025 habiendo encontrado la solución al flagelo. En Argentina, el Alzheimer afecta aproximadamente a 400 mil personas y según las distintas fuentes, al 5% de hombres y mujeres entre 65 y 74 años y entre el 30 y 40 %.de los mayores de 85 años. La prevalencia en mayores de 65 años está estimada en 12 a 15 casos nuevos por cada 1.000 habitantes. Por otra parte las estadísticas vitales del Ministerio de Salud de la Nación , informan que la mortalidad por demencias creció al 30% en los últimos 10 años. Más allá de los pacientes, sus familiares y cuidadores deben enfrentar una importante carga económica y muchas veces, la pérdida de la calidad de vida. Los costos directos de la demencia se asocian con las prestaciones médicas, kinesiológicas, de terapia ocupacional, medicamentos, estudios de diagnóstico, internaciones sanatoriales, pago de cuidadores externos, establecimientos geriátricos, pañales, colchones de presión alternante etc., y los indirectos se deben contabilizar a partir del lucro cesante, pérdida del trabajo o abandono del estudio y muchas veces de las vinculaciones sociales que afectan la vida de los cuidadores familiares principales. La mayoría de los gastos directos son afrontados por las familias (gastos de bolsillo). Los costos indirectos representan aproximadamente el 60% del total de egresos en los pacientes no institucionalizados, y aumentan a medida que se agrava la enfermedad. En los casos muy graves, el gasto indirecto es menor, debido a la institucionalización del paciente. En nuestro país , en 2006 , los costos anuales del cuidado de los pacientes dementes, eran : costos directos en pacientes leves (se incrementaban con el deterioro cognitivo) U$S 3.421,40, y U$S 9.657,6 en graves . En pacientes ambulatorios los costos eran de U$S 3.189,20 y en institucionalizados en geriátricos de U$S y a 14.447,68. Estos datos permiten mostrar la carga que impone la enfermedad a nivel social, familiar y económico en nuestro medio y la necesidad de desarrollar políticas de sociosanitarias para dar respuesta a la sociedad en su conjunto, porque detrás de cada anciano hay una familia que vela por él.
La legislación a nivel Nacional y Provincial en vigencia, es poco específica e insuficiente respecto de la formación, acreditación y auditoría de los servicios de cuidadores formales y existe una total carencia de información y formación para cuidadores familiares. En este sentido, es primordial desarrollar programas integrales de prevención, diagnóstico y tratamiento de las demencias en el sistema de salud, trabajando en interdisciplina con todos los integrantes de los equipos de salud y de acción social, pero el primer paso es el de la concientización de las autoridades de gobierno y la capacitación de los profesionales que asisten a adultos mayores, tanto en la formación de grado como en los posgrados (gerontologización de los profesionales ), sin olvidar a los integrantes de las ONG que prestan servicios o contienen de alguna forma a personas mayores con necesidades básicas insatisfechas.
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Prof. Dr. Hugo Valderrama Médico geriatra y gerontólogo hv@cuidadoresdeancianos.com