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Jardines de Cecilio RodrĂguez Fitoterapia
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Programa 0 de El Hogar Natural cumple su último ensayo general, es una puesta en escena parcial pero cada vez más intensa, una forma de lograr que el primer programa oficial rezume nuestro amor por la Naturaleza. Es curioso que los medios dedicados a la Madre Tierra y sus ecosistemas, no tengan la repercusión que cabría esperar. Tal vez por que en el fondo, todos somos Naturaleza, porque en el fondo todos somos Gaia, aunque en muchos casos lo hayamos olvidado. Tal vez, rodeados de asfalto, ruidos, metal y radiaciones wifi, hayamos cambiado nuestra frecuencia receptiva y nos cueste sentir la vida de una planta o el descaro de un gorrión, o las señales con las que el Sol, la Luna o las nubes nos cuentan su ciclo vital, algo que hasta bien entrado el Siglo XX era muy importante para el Ser Humano. Hoy preferimos que nos lo cuente el informativo de turno, ya no es importante la conexión natural, pero estamos seguros que, en cualquier momento, podemos desempolvar el receptor que anida en el corazón de la mayoría de los pobladores de la Tierra para reconectar con la Naturaleza. Y los que no puedan es porque ya, inexorablemente, han olvidado a su corazón.
SUMARIO 03
Editorial
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PERSONAJE El jardinero Cecilio Rodríguez Cuevas
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REPORTAJE Fitoterapia
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JARDINES DE CECILIO RODRÍGUEZ
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o es vano el hecho de que una de las joyas más cuidadas del madrileño Parque del Retiro, esté dedicada a uno de los personajes más emblemáticos del paisajismo español, Don Cecilio Rodríguez Cuevas, Jardinero Mayor del Retiro. Cecilio Rodríguez Cuevas nació en Valladolid en 1865 y a
la edad de 8 años, es decir, en 1873 entró a trabajar como aprendiz de jardinero en el Ayuntamiento de Madrid. Sutil y precoz nacimiento de una de las vocaciones más longevas de un jardinero. En su primera etapa como aprendiz destacó en sus primeros destinos, como el mantenimiento de la que, a la sazón,
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era la alameda más importante de la capital, el paseo de Recoletos, y por su conocimiento de la flora habitual de la jardinería, también fue destacado trabajador de la sección de viveros del consistorio. A principios del siglo XX tuvo una importante participación, junto con Juan Gras, en la remodelación de la Quinta de la Fuente del Berro, cuando la finca se convirtió en un “parque de atracciones y paseo” de titularidad privada. Tales fueron los méritos adquiridos que en 1914, a la edad de 49 años, fue nombrado jardinero mayor del Retiro por el Ayuntamiento madrileño, uniendo de forma ya indisoluble su nombre a tan emblemática zona verde. Tras el nombramiento, siendo alcalde Carlos Prats, recibió el encargo de crear una rosaleda, construcción muy a la moda por aquellos tiempos. Para su diseño eligió inspirarse en la parisina del Bois de Boulogne, con tal fin, el jardinero mayor del Retiro se desplazó a Paris para conocer en profundidad
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la rosaleda creada por Forestier y traer un buen número de variedades de rosa, poco o nada conocidas en Madrid. A pesar de que el destino quisiera que el estallido de la Primera Guerra Mundial pusiera en serios aprietos el regreso de Cecilio Rodríguez a Madrid, el Jardinero Mayor cumplió con creces el encargo, creando una muy hermosa rosaleda que, aun hoy y a pesar de los destrozos habidos durante la Guerra Civil, es centro de los paseos madrileños durante la primavera. Poco después se centró en la mejora de la llamada “Casa de Fieras” que nació en 1770 por voluntad de Carlos III. A partir de 1918 se crearon nuevas avenidas y paseos entre jaulas y fosos para mostrar animales vivos en un incipiente zoológico de la época. El Buen hacer de Don Cecilio le llevó a ser nombrado Director de Parques y Jardines de la ciudad de Madrid, cargo que ocupó hasta la llegada de la Segunda República. Con el cambio de régimen, los méritos pasaron a un segundo plano, como suele ocurrir, y el nuevo ayuntamiento electo, le cesó en su cargo. Finalizada la contienda, el que fuera Jardinero Mayor del Retiro, regresó como responsable de parques y jardines de Madrid, con la mastodóntica labor de recuperar zonas verdes que la guerra había destruido por completo. En especial, además del trabajo en el Retiro, Don Cecilio hizo una labor espectacular en la restauración del Parque del Oeste que, entre julio de 1936 y abril de 1939, estuvo plagado de bunkers y trincheras, ya que el frente de guerra se mantuvo en esas lomas junto a la estación del Príncipe Pio y el puente de los franceses y es responsable de la creación de nuevos y cuidados parques en la ciudad. Uno de los últimos trabajos de Don Cecilio fue el diseño de los jardines que llevan su nombre. Cecilio Rodríguez siempre estuvo cerca de la que fue su casa, una casa que se extendía por todo el parque del Retiro, un parque del que se despidió la noche del 13 de octubre de 1953 a la edad de 88 años, pero su memoria quedó para siempre en su rosaleda, en el parque del Oeste o en los jardines que llevan su nombre.
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FITOTERAPIA 10
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i Hipócrates viera en lo que se ha convertido la medicina actual, renegaría de que su nombre siguiera siendo venerado por las escuelas y asociaciones médicas, él tenía claras muchas cosas, entre ellas la capacidad del cuerpo para regenerarse y que para ello necesita una alimentación en la que la relación con las plantas debía ser estrecha, muy estrecha, y los actuales protocolos tienden a ignorar esos hechos en favor de intereses ajenos al paciente. Pero esto no ha de ser interpretado como una crítica al personal sanitario, nunca dudaría de la entrega y buena fe de las personas que cuidan con profesionalidad y abnegación a sus pacientes, sí sin embargo de un sistema que permite a los “lobbys” de la industria farmacéutica influir en esos protocolos y en decisiones políticas encaminadas a proteger sus modelos de negocio. Recientemente y con la argumentación de la protección de los ciudadanos, la Unión Europea ha dictado normas muy restrictivas referidas a los llamados “complementos alimenticios” que no son otra cosa que los preparados, muchos de ellos relacionados con la fitoterapia y la homeopatía que se ofertan en herboristerías y parafarmacias.
Tal vez la frase más importante nunca pronunciada lo fue hace 2500 años y nació de un personaje conocido por ser considerado el padre de la medicina actual, Hipócrates:
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“Que tu alimento sea tu única medicina”.
Evitar que se cometan abusos hacia los consumidores es cosa buena, en esencia es la labor que debiera realizar cualquier estado honesto, pero cuando se hace en favor de intereses de terceros… Tal vez por eso, el conocimiento de las plantas medicinales y sus preparados caseros es sumamente recomendable, aunque algunas de ellas pudieran deparar algún riesgo, no dejan de ser más controlables a título individual con la consiguiente confianza, la seguridad de que la planta con su principio activo está presente y en las cantidades que a menudo recomienda la abuela. La Fitoterapia o terapia con las plantas no es nueva, existen pruebas documentales y tradiciones orales del uso de las plantas en el tratamiento de distintas patologías que datan de miles de años. Ciertas tradiciones indígenas califican a algunas plantas medicinales como regalos de sus deidades y en cierta forma lo son, al menos hasta que una farmacéutica extrae el principio activo y lo patenta, y eso me recuerda casos tan sangrantes como las dificultades que se dan en el cultivo y la comercialización de plantas de un edulcorante natural pro-
cedente de América del sur, la Stevía, que además de endulzar, colabora con el organismo en el equilibrio de la presencia de glucosa en la sangre, cosa que beneficia a los diabéticos, y sin embargo, ya se puede ver en los lineales de los centros comerciales productos que afirman estar basados en esta planta, bastante caros y con escasez de principio activo. El consumidor no puede utilizar la planta como lo hacen desde la noche de los tiempos los guaraníes, pero si puede pagar un dineral por unas migajas de principio activo en un producto manufacturado lleno de siglas cripticas en su composición, a eso es a lo que me refiero. De seguir así es probable que en el futuro se den noticias de la autoridad competente desmantelando una plantación ilegal de manzanilla o poleo. Los orígenes de la utilización de plantas en la sanación, como he dicho anteriormente, se pierden en la noche de los tiempos. Sorprende la prolijidad del documento conocido como “Papiro Ebers” egipcio con información detallada de diagnóstico de enfermedades, así como unos 800 preparados
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basados en plantas en su gran mayoría, ese documento está datado 1600 años antes de nuestra era. Griegos y romanos, basándose en conocimientos ancestrales, evolucionaron sistematizando las propiedades terapéuticas de las plantas, cabe destacar de entre los mayores estudiosos a Dioscórides, griego que sirvió a Nerón y sobre todo al famoso Galeno, cuyo nombre se asocia hoy a la profesión de médico. Es en los conventos y abadías donde se conserva este conocimiento de las propiedades terapéuticas de las plantas, hasta el punto que en muchas de ellas existían huertos y plantaciones exclusivamente dedicadas al cultivo de plantas medicinales. Ya en el siglo XII, poco antes de que comenzaran a fundarse universidades que impartían conocimientos de medicina, la abadesa del monasterio de Binguen, Hildegard, escribió varias obras relacionadas con la medicina y las plantas medicinales. En el siglo XVIII, se establecieron las bases de la farmacopea, basada especialmente en la fitoterapia, su autor Nicolas Lémery y su título, Farmacopea universal. A partir de este momento, las plantas y la industria farmacéutica comienzan un lento y progresivo aunque aparente distanciamiento. La industria desarrolla el concepto del principio activo, sintetizado desde el estudio en laboratorio de muchas plantas. La fitoterapia pues, se diferencia con la medicina actual en que utiliza preparados “galénicos” como decocciones, tintu-
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ras, polvo de la planta seca y triturada, infusiones, cataplasmas y todo tipo de aplicaciones tradicionales, pero normalmente utiliza la planta completa y no el principio activo sintetizado, si la dosificación es correcta, su beneficio es obtenido más lentamente, sin efectos secundarios y suelen ser efectos más duraderos, y coincide con la medicina tradicional en que se trata de atajar síntomas.
Aunque la fitoterapia suele basarse en las plantas que están al alcance de las manos que la ejercen, hoy es posible acceder a plantas, con propiedades especialmente gratificantes que nacen en distintos continentes, por lo que me atrevo a decir que nunca antes había sido posible obtener tantos beneficios de las plantas medicinales. No obstante es conviente consultar a un médico.
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