Laboratorios de investigacion o fabricas de tecnologia

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Sábato/¿Laboratorios de investigación o fábricas de tecnología?

Kaplan/Política científica y ciencia política


Jorge A. Sábato

¿Laboratorios de investigación o fábricas de tecnología? Marcos Kaplan

Política científica y ciencia política

Editorial CIENCIA NUEVA


L o s libros de C i e n c i a N u e v a

Portada: Isabel Carballo

© 1972 by Editorial Ciencia Nueva SRL Avda. Pte. R. Sáenz Peña 825, Buenos Aires Hecho el depósito de ley Impreso en la Argentina - Printed in Argentina


¿Laboratorios de investigación o fábricas de tecnología * Jorge A. Sábato

* Trabajo preparado para el Departamento de Asuntos Científicos de la OEA.


En un volumen que reúne tres de sus trabajas * Jorge A. Sábato se describe así: Argentino (¡hasta la muerte!). 45 años (¡cuántos!). Metalurgista (que investiga en metalurgia, no que pertenece a la Unión Obrera Metalúrgica). Trabaja (más o menos, pero full-time) en la Comisión Nacional de Energía Atómica.


Ha realizado investigaciones en la Universidad de Birmingham (Gran Bretaña), en la Universidad de Stanford (Estados Unidos), en Place Pigalle (Francia) y en el barrio de Floresta (donde vive). Como todo señor de 45 años que se respete pertenece a pilas de instituciones: Fundación Bariloche, Fundación Di Telia, Instituto de Desarrollo Económico y Social, Institute of Metals, Centro de Estudios Industriales, Acta Metalúrgica, Scripto Metalúrgica, Club Corazón Juvenil, etc. (pero no cobra ni un guita en ninguna de ellas). Ha publicado trabajos científicos (y de los otros) en castellano, inglés, francés, portugués, alemán, lunfardo y hasta en una revista distinguidísima que se llama Ekistics. Es hincha de Gardel, Artaud, el Comandante Prado, Joyce, el Malevo Muñoz, Dostoiewski, Arlt, Joyce Cary, Falú, Ruggiero, Vivaldi, el guiso de arroz, los foratti con tuco, Berni. . . simple: hincha de la autenticidad. Hoy podríamos agregar que después de haber sido Jefe del Departamento de Metalurgia y Gerente de Tecnología, abandonó la Comisión Nacional de Energía Atómica, que hizo un corto pero significativo paso por la Presidencia de SEGBA y que ahora vive en Colegiales, barrio del cual seguramente también es hincha.

* Ciencia, tecnología, desarrollo y dependencia. Universidad Nacional de Tucumán, 1971.


"Let me say that everyman who joins this organization knows tvhy we are doing research: to make a profit for General Electrie". A. M. Bueche

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Introducción 1. Si bien desde el punto de vista antropológico la Tecnología es una de las principales manifestaciones de la creatividad humana, en el actual sistema socioeconómico la Tecnología es algo que se produce y se comercializa; es, pues, una mercancía más del circuito económico, una verdadera "commodity of commerce". 2. En otro trabajó 2 hemos analizado algunas de las propiedades principales de esta mercancía —en particular su dinamismo, su. efecto multiplicador y su naturaleza social— y los aspectos más importantes de su comercio: formas más corrientes de comercialización, volumen de las corrientes de importación y exportación, modalidades del mercado, etc. En este trabajo nos proponemos estudiar las características más destacadas de la producción de Tecnología, con énfasis especial en la existencia, estructura y funcionamiento de lo que denominamos "empresa" y "fábricas" de Tecnología, unidades destinadas específicamente a la producción ('"fabricación") de Tecnología, que si bien existen desde hace décadas en un buen número de países no suelen ser comúnmente reconocidas como tales.


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I. — La producción de tecnología 3. Comencemos por precisar algunos conceptos y destacar ciertas relaciones: 3.1. Definimos Tecnología como el conjunto ordenado de conocimientos utilizados en la producción y comercialización de bienes y servicios. Si se divide en etapas el proceso generalmente complejo que permite producir y comercializar un bien o un servicio, se suele atribuir una tecnología a cada una de esas etapas y es así que es corriente hablar de tecnología de estudio de mercado, tecnología de diseño y cálculo, tecnología de "lay-out" y de montaje, tecnología de producción propiamente dicha (o de proceso), tecnología de distribución y venta, etc. En los trabajos académicos se suele asignar mayor importancia relativa a las tecnologías de proceso, pero ello no siempre es así en la vida real y, según sean las circunstancias, cualesquiera de las otras tecnologías que intervienen puede tener igual o mayor importancia que la de proceso. La decisión de utilizar o desarrollar una dada tecnología global se toma en función de todas y cada una de las etapas y por lo tanto todas las tecnologías tienen importancia. 3.2. El conjunto de conocimientos que definen una cierta tecnología está integrado no sólo por conocimientos científicos —provenientes de las ciencias exactas, naturales, sociales, humanas, etc., sino también por conocimientos empíricos como los que resultan de observaciones y ensayos, o se reciben por tradición oral o escrita o se desarrollan gracias a alguna determinada aptitud específica (intuición, destreza manual, sentido común, etc.). Hay tecnologías en las que predomina el conocimiento científico, como ocurre con la mayoría de las modernas tecnologías de proceso, a diferencia de lo que ocurre —por ejemplo— con las tecnologías de comercialización en las que prima aún el conocimiento empírico. Pero aun en las de proceso hay una gama extensa de variación, desde aquellas basadas casi exclusivamente en conocimiento científico —como las empleadas en la fabricación de computadoras— hasta las


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que sólo utilizan conocimiento empírico —como ocurre en gastronomía— pasando por muchas en las que conocimiento científico y conocimiento empírico se emplean combinadamente, como ocurre en el forjado de metales, en la construcción de edificios, en la fabricación de muebles y artefactos de madera, etc. 3.3. Por definición, la Tecnología es un elemento necesario para la producción y comercialización de bienes y servicios, y en consecuencia, ella misma constituye un objeto de comercio entre los que la poseen y están dispuestos a cederla, canjearla o venderla, y los que no la poseen y la necesitan. La Tecnología adquiere así un precio de venta y se convierte en mercancía, según la definición de K. Boulding: 3 "A commodity is something which is exchanged, and, therefore, has a pnce". Es, por supuesto, una mercancía valiosa y en su comercio —cada vez más activo, tanto nacional como internacionalmente— se presenta a veces como si fuera una materia prima, incorporada a bienes físicos (tal el caso de una máquina herramienta, por ejemplo, que lleva en sí misma la tecnología para la cual se la adquiere); otras veces, cuando está contenido en documentos y/o en personas, como si fuera un bien de capital (por ejemplo, si se adquiere el "know-how" de un proceso, se puede realizar ese proceso tantas veces como se desee); y en la mayoría de los casos, en una mezcla de ambas, en las proporciones que corresponde a la tecnología en cuestión (así, en la tecnología de una planta de laminación —por ejemplo— hay tecnología incorporada en el 'know-how" del proceso). 3.4. Además de su valor mercantil, es bien sabido que la Tecnología posee valor estratégico, y cada vez mayor, como lo prueba el hecho de que en los últimos años se use con frecuencia creciente expresiones tales como "dependencia tecnológica", "neo-colonialismo tecnológico", "autonomía tecnológica", etc., que dan cuenta de la existencia de naciones que poseen Tecnología y de naciones que no la tienen, y que por lo tanto dependen de las otras para el abastecimiento de elemento tan importante. Por eso, tanto para los países como para las empresas, tener o no tener Tecnología, "that is the question".


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3 5 . ¿Cómo es posible, sin embargo, asegurar h producción regular de mercancía tan valiosa cuando, de acuerdo a la definición que hemos dado, entran en su composición elementos no fácilmente controlables ya que el conjunto de conocimientos que constituye una dada tecnología puede ser el resultado buscado de un esfuerzo dirigido, pero también la consecuencia circunstancial de resultados de otras acciones (observación casual, descubrimiento inesperado, intuición, conexión fortuita de observaciones diferentes, etc.)? La respuesta está en que si bien todavía hoy ni toda la tecnología deriva de la investigación científico-técnica ni todos los resultados de la investigación se transforman en tecnología, cada vez más el conocimiento científico-tecnológico es el insumo más importante de un número creciente de tecnologías. La producción "artesanal" de una dada tecnología se convierte en "producción industriar' en la medida que aumente en ella la cantidad de conocimientos científicos. Es por ello que la producción y organización de los conocimientos científico-técnicos que integran esas tecnologías se ha convertido más y más en un objetivo específico, resultado de una acción determinada y de un esfuerzo sostenido. 3.6. Este esfuerzo organizado se denomina Investigación y Desarrollo (ID) y su objetivo es la creación, propagación y aplicación de conocimientos científicos. La OECD la ha definido en los siguientes términos: 4 " I D comprende todas las tareas que se realizan para el avance del conocimiento científico con o sin un fin práctico definido, y para el uso de sus resultados dirigidos hacia la introducción de nuevos productos o procesos o la mejora de los existentes". La relación entre ID y una dada tecnología puede ilustrarse con una descripción de las diferentes etapas que integran la producción de la tecnología necesaria para fabricar y vender un producto absolutamente nuevo: a) Investigación científica que lleva al descubrimiento de un nuevo hecho, ley o teoría que será el fundamento del nuevo producto. b) Investigación centífico-técnica que lleva la concepción del nuevo producto por aplicación de lo des-


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cubierto en a) más el empleo de otros conocimientos ya existentes. c) Diseño e ingeniería del producto. d) Ingeniería de manufactura del producto, especialmente desarrollo del herramental que será utilizado en su producción industrial. e) Aplicación de la ingeniería de manufactura en escala de planta piloto. f) Investigación del mercado y primeras experiencias —es escala piloto— de comercialización. En esta cadena de acontecimientos hay una permanente realimentación entre cada uno de sus eslabones, incluyendo los más alejados. Por ejemplo, los resultados de f) pueden obligar a introducir modificaciones en b) e incluso a buscar nuevos resultados en a), y es así como se estructura la trama que vincula Ciencia, Técnica y Tecnología. 3.7. La producción de Tecnología deja de ser algo aleatorio y librado a circunstancias más o menos fortuitas para pasar a ser un proceso orgánico, sistemático, continuo, industrial, cuando es posible establecer entré Tecnología e ID una correlación positiva que expresé que a un dado esfuerzo en ID como input corresponde un cierto avance tecnológico como output. Pierre Maurice afirma: 5 que para muchas tecnologías es posible definir una "función de producción" entre cada una de ellas y el esfuerzo realizado en ID, función dt producción que hace teóricamente posible organizar la producción de esas tecnologías según una metodología similar a la que se emplea en la producción de otras mercancías, y dar por lo tanto origen a una verdadera industria. Como afirman F. Russo y R. Erbes: 6 "La recherche-développement est bien une industrie puisqu'elle peut se définir comme une structure, plus ou moins stable, d'operations de production et de distribu tion de biens économiques". 3.8. Las tecnologías de proceso empleadas en química, electrónica, informática, energía nuclear, astronáutica, óptica, etc., son ejemplos bien conocidos de tecnologías producidas en forma orgánica a partir de un esfuerzo sistemático de ID, dirigido y organizado para obtener esas tecnologías. El éxito obtenido con ellas ha llevado a organizar esfuerzos similares en otros


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sectores de la producción y la comercialización, en donde las tecnologías empleadas tienen todavía muy poco contenido de ID, con el objetivo de poder también en ellas definir "funciones de producción" entre tecnología e ID que hagan posible programar la producción de esas tecnologías. El control numérico en máquinas herramientas, la "xerografía" en la copia de documentación, la fundición continua, la revelación directa (Polaroid) en fotografía, los tejidos de lana "inarrugables", las hojitas de afeitar de acero inoxidable, son algunos ejemplos de importantes éxitos obtenidos en sectores que hasta hace pocos años dejaban más o menos librado al azar el desarrollo de las tecnologías que empleaban. También en las tecnologías de comercialización se realiza un esfuerzo similar, y la creciente calidad de los estudios de mercado, la mayor eficiencia en los sistemas de distribución, el mejor dimensionamiento de los stocks, etc., son algunos de los resultados que demuestran la conveniencia y factibilidad de aumentar sensiblemente el contenido de ID en territorios donde hasta hace poco la experiencia, la intuición y el sentido común eran el único fundamento de las tecnologías en uso. II. — Fábricas y laboratorios 4. Como es sabido, la producción de mercancías se realiza en fábricas o talleres. Y bien: lo mismo ocurre con la tecnología, con la única diferencia de que las fábricas o talleres de tecnología se llaman "laboratorios de investigación y desarrollo", o "departamento de ID", o "centros de I D " o nombres similares en los que siempre figura al menos la palabra "investigación". Son verdaderas fábricas —y así debieran llamarse, para evitar confusiones— porque su objetivo es producir una mercancía: Tecnología. Toda empresa que produce bienes o servicios está compuesta de un conjunto de unidades productivas, donde se manufacturan y procesan los distintos insümos (materias primas, productos intermedios, partes, sub-conjuntos que permitirán obtener el producto final, etc.). La función de esas unidades es "the conversión


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of matter and energy into useful producís for markets" según la feliz definición de "manufacturing" que han dado D. Frey y J . Goldman.7 El "laboratorio" de esa empresa manufactura y procesa un insumo (conocimiento, tanto el que desarrolla por sus propios medios como el que obtiene del "stock" universal) con el que produce la tecnología (o tecnologías) que será a su vez insumo del bien o servicio que produce la empresa. Glosando a Frey y Goldman podría decirse que la función del "laboratorio" es "the conversión of knowledge into technology, a useful product for manufacturing" por lo que, como las otras unidades productivas que integran la empresa, debe estar organizado para producir, ya que debe su misma existencia a esa misión productora. Por eso creemos más correcto llamarlo "fábrica": un verdadero laboratorio de investigaciones ( el de una Universidad, por ejemplo) tiene por misión producir conocimiento científico-básico o aplicado— por el conocimiento mismo; en cambio el "laboratorio" de una empresa produce conocimiento básico o aplicado— para ser utilizado. R. Gershinowitz 7 lo ha expresado muy claramente: "it would be senseless to do research if the results of research could not be put to use". 5. La mayoría de las fábricas de tecnología ("laboratorios") pertenecen a empresas cuyo objetivo fundamental no es producir tecnología sino producir otras mercancías en las que utiliza tecnología propia o adquirida. Así ocurre con las fábricas de tecnología de las empresas manufactureras, de las empresas de servicios públicos (gas, electricidad, agua, comunicaciones, etc.), de las empresas de comercialización. Pero las fábricas de tecnología pueden también formar parte de empresas destinadas exclusivamente a la producción y/o comercialización de tecnología, es decir, empresas en que la tecnología misma es el objeto de su existencia, el producto final y no un insumo para otros productos. Las llamaremos "empresas de tecnología" para subrayar el carácter exclusivo de su función. El ejemplo más conocido —y más exitoso— es el de la Bell Telephone Laboratories, cuyo objeto no es producir teléfonos sino exclusivamente tecnología en el campo de las telecomunicaciones.


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Hay muchos otros ejemplos de empresas de tecnología: los institutos de investigación del tipo del Battelie Memorial Institute de EE. UU., el Fullmer Research Institute de Gran Bretaña, el I I T de Colombia, el IMIT de México, etc.; los institutos nacionales de investigaciones industriales, como el INTI de la Argentina, el INTEC de Chile, el IPT de Brasil, etc.; los centros de investigación de sectores industriales como el IRSID de Francia, el British Non-Ferrous Metals Research Association, de Inglaterra; el Centro Elettrotecnico Sperimentale Italiano, el Instituto de Investigaciones de la Industria de la Máquina-Herramienta de la URSS, el Instituto del Mar, del Perú, el Central Research Leather Laboratory de la India, etc.; las empresas de ingeniería y las de consultoría, que generalmente no producen tecnología, sino que la comercializan; las empresas que desarrollan bienes de capital (como Sciaky en soldadura, Cincinatti en máquina-herramientas, Sheppard en fundición, etc.) y fabrican prototipos, pero no los producen masivamente; las empresas de informática, que producen tecnología de informática que luego aplican a la comercialización de otras tecnologías, etc. Además, hay otras organizaciones que, como aquel personaje de Moliere que no sabía que hacía prosa cuando hablaba, son realmente empresas de tecnología, muchas veces sin saberlo. Tal el caso de las comisiones nacionales de energía atómica de la mayoría de los países, que tienen por objetivo la producción de tecnología nuclear, que luego comercializan directamente —en sus propias fábricas de combustibles, en sus centros de irradiación, etc.— o a través de otras empresas a quienes se la transfieren, generalmente a precios muy inferiores a los de producción para fomentar así el establecimiento y desarrollo de la industria nuclear. También son empresas de tecnología los centros de investigación del espacio y otras empresas similares que integran la familia de instituciones conocidas con el nombre de "mission oriented laboratories,,, denominación que indica claramente que el sustantivo "laboratorio", a secas, no es suficiente para caracterizar con precisión su verdadero objetivo. 6. Las empresas y fábricas de tecnología tienen una


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preocupación fundamental: procesar conocimiento para producir tecnología. Para tal fin podrían teóricamente no hacer ninguna clase de investigación ya que les bastaría usar el conocimiento existente y producido por los auténticos laboratorios de investigación. D. Allison 9 señala que "the greatest capability that the industrial laboratory possesses (is) the ability to exploit new knowledge". Es la experiencia la que ha demostrado la conveniencia de realizar investigación propia, especialmente para poder utilizar con mayor eficiencia el conocimiento generado por otros. Esa conveniencia de realizar investigación debe poder medirse por un mejoramiento de los resultados operativos de la empresa, que justifiquen los gastos que dicha investigación insume porque en eso reside finalmente el fundamento de la legitimidad de la investigación industrial: "Research is an activity of a company that makes it possible for the company to increase its profits".10 Pero esa tarea de investigación puede producir conocimiento no aplicable inmediatamente, conocimiento puro o básico como se lo suele llamar. Eso ocurre naturalmente —por definición de investigación— y ese conocimiento puede ser de tan alta calidad como el mejor que se produce en los laboratorios de investigación, al extremo de permitir a sus descubridores obtener recompensas académicas del más alto nivel, incluyendo el Premio Nobel, como ocurrió en 1932 (I. Langmuir, que dirigía la fábrica de Tecnología de la General Electric), en 1937 (Davisson de la Bell) y en 1956 (Shockley, Brattain y Bardeen, también de la Bell). Pero, como diría un economista, estas recompensas son "externalidades" de una fábrica de tecnología. Esta no existe para ganar Premios Nobel; si su personal los obtiene, mejor, porque ello no sólo da prestigio a la compañía, sino que demuestra que tiene personal muy calificado y que ha sabido organizado de modo tal de hacer posible la creación científica al nivel más alto; pero si la fábrica produjese solamente premios y recompensas académicas, no cumpliría con su función específica y en consecuencia debiera ser radicalmente re-estructurada. Como lo ha expresado Robert Hershey,11 vicepresidente de ID de Dupont, "Research per se is not a süitable objetive for an industrial organization. Re-


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search and its application, taken together and viewed -as inseparable, are the legitímate goal". Por su parte, los legítimos laboratorios de investigación, que existen solamente para producir conocimiento "for the sake of it", suelen también producir tecnologías, que son así "externalidades" de su función específica. Es también natural que ello ocurra porque la tarea de investigación no tiene fronteras rígidas y por lo tanto muchos investigadores no se detienen en la obtención de un determinado conocimiento sino que se interesan en su aplicación y realizan así trabajos que no son específicos de un laboratorio de investigaciones sino de una fábrica de tecnología. Hay numerosos ejemplos: equipos e instrumentos científicos (microscopio electrónico, microscopía a emisión de campo, microsonda electrónica, espectrómetro de masa, aceleradores -de partículas —linear, en cascada, ciclotrón, etc.—, detectores de partículas, ultracentrífugas, etc.) que fueron inventados y fabricados por primera vez, en laboratorios universitarios; procesos, como la mayoría de los empleados en la química orgánica industrial; productos como el láser y el polaroid, etc. Estos desarrollos exitosos, realizados en laboratorios que teóricamente tenían otra misión, inspiró la creación de los ahora llamados "mission-oriented laboratories" justamente con el objeto de hacer explícita una función que ellos habían cumplido casi sin proponérselo. Tal el caso de laboratorios universitarios como el jet-Propulsion Laboratory del California Institute of Technology, el Lincoln Laboratory del MIT, etc., que son verdaderamente fábricas de tecnologías instaladas en campos universitarios donde tratan de optimizar las "economías externas" de las tareas de investigación. 7. Por cierto que las semejanzas formales entre fábricas de tecnología y laboratorios de investigación son muy grandes. En primer lugar, los elementos físicos son prácticamente indistinguibles: edificios similares, situados en paisajes parecidos (cada vez más se instala la fábrica de tecnología alejada de las otras fábricas que integran la empresa), equipados con las mismas máquinas, instrumentos, aparatos, muebles y enseres, etc. La semejanza es aún mayor y más significativa, en el personal: científicos y técnicos tienen curricula simi-


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lares y son dirigidos por hombres de altas calificaciones profesionales y académicas; por eso no debe extrañar que haya gran circulación de personal entre "fábricas" y "laboratorios", circulación que a su vez contribuye a hacer aún mayor el paralelismo entre ambos tipos de instituciones. Todo esto es consecuencia, por supuesto, de que tanto las fábricas de tecnología como los laboratorios de investigaciones basan su funcionamiento en el uso de una misma herramienta epistemológica: el método científico, cuyo empleo a lo largo de muchas décadas ha terminado creando un sistema de hábitos de trabajo, división de tareas, distribución de espacio y tiempo, etc., que es común a todos los lugares donde se realizan tareas de ID. No debe extrañar entonces que haya tantas semejanzas formales entre instituciones donde se trabaja de la misma manera aunque sí con distinto fin. Lamentablemente estas semejanzas suelen ocultar la diferencia de fondo que existe entre ambos tipos de instituciones y se produce entonces una confusión de roles que tiene serias consecuencias sobre la eficiencia de aquellas organizaciones que siendo en realidad fábricas se ven a sí mismas como laboratorios. H. Brooks 12 llama la atención sobre "a frequent paradox observed in civil service laboratories is the high level of scientific performance of individuáis contrasted with the often disappointing results from the organization". Lo que ocurre realmente es que tales "civil service laboratories" son realmente fábricas de tecnología pero no lo entienden así los científicos y técnicos que en ellos trabajan. Creen que pertenecen a un laboratorio de investigaciones —¡y generalmente así lo dice el nombre oficial de institución!— y por lo tanto entienden que su deber es producir buena ciencia; se sienten entonces satisfechos con sólo producir conocimiento, cuando en realidad no debieran estarlo hasta lograr transformar esos conocimientos en tecnología. Esta confusión de roles es muy frecuente y suele acarrear hasta la destrucción de instituciones que en principio poseen todos los atributos necesarios para funcionar excelentemente. Pero es esencial que el personal científico y técnico sepa y acepte qué es lo que de él se espera. El científico que trabaja en una fábrica de tecnología —y que ha


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tomado conciencia de e l l o — tiene una determinada actitud hacia la investigación, que D. Allison 1 3 ha descripto muy gráficamente: " i t is difficult to capture his interest in a problem or a discovery, however exciting it might appear to you, unless he can sense that the thing might have commercial valué. His favorite word is relevance". 8. Las fábricas de tecnología nacieron hacia fines del siglo pasado y primeras décadas de este siglo. Hasta ese entonces la producción de Tecnología era mucho más el resultado de esfuerzos individuales que de procesos sistemáticos. Se promovía y premiaba al inventor individual, como lo hacían instituciones como la Roy al Society de Inglaterra y la Academie des Sciences de Francia. Las industrias más importantes de la época (textil, mecánica, metalúrgica) progresaban técnicamente sin mayor relación con lo que ocurría en la ciencia de la época. Pero esta situación iba a cambiar radicalmente con el nacimiento y desarrollo de las industrias química y eléctrica, que necesitaban imperiosamente de conocimientos científicos y técnicos; fueron las primeras industrias en las que se tomó conciencia de que el conocimiento puede ser más importante que las materias primas. En la década del 20 ocurren en E E . UU. dos hechos que influirían poderosamente en el futuro desarrollo de la producción de tecnología. En primer lugar, un enérgico desarrollo del National Bureau of Standards, que trae como consecuencia que a sus tradicionales funciones de ensayos y mediciones se le agregue la de desarrollar tecnologías útiles para la industria manufacturera americana, con lo que la mayoría de los laboratorios del NBS se convierten así en los primeros laboratorios gubernamentales (norteamericanos) "mission-oriented". En segundo lugar, la creación de la Bell Telephone Laboratories como empresa independiente, a partir de los laboratorios de investigación de la Western Electric Company: por primera vez se crea una empresa con el objetivo explícito de producir tecnología como una mercancía independiente, una empresa independiente de la que va a usar la tecnología que ella produzca. Los importantes éxitos del NBS y la Bell los convertirían en paradigmas que luego serían imitados


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no sólo en EE. UU. sino también en muchos otros países. Hasta la Segunda Guerra Mundial el proceso de toma de conciencia de la posibilidad de producir Tecnología en forma sistemática se desarrolla gradualmente, especialmente a través de la instalación y/o crecimiento de fábricas de tecnología en las grandes empresas: I. G. Farben Industrie y Siemens en Alemania, I. C. I. en Gran Bretaña, Philips en Holanda, Dupont, Westinghouse y Alcoa en EE. UU., etc. Es en la Segunda Guerra cuando se produce la demostración más terminante de la factibilidad de producir tecnología casi a voluntad mediante el uso de ID. Varios desarrollos (el radar, las "bombas voladoras", las turbinas para los aviones a chorro, etc.) son ejemplos contundentes de esa capacidad, pero el éxito más sensacional es el Manhatan Project que se propone y logra la fabricación de la bomba atómica a partir de un descubrimiento científico obtenido en laboratorios de investigación: la fisión del uranio. El ex-presidente H. Truman describió el Manhatan Project con palabras que destacan lo que fue realmente fundamental: "But the greatest marvel is not the size of the enterprise, its secrecy, ñor its cost, but the achievement of scientific brains in putting together infinitely complex pieces of knowledge held by many men in different field of sciences into a workable plan". Exacta descripción de lo que es el desarrollo de una tecnología y, por eso mismo, una de las lecciones más importantes de aquel proyecto, porque después de su éxito no quedaron dudas sobre que era posible producir tecnologías aplicando una metodología similar. Esta toma de conciencia se traduce de inmediato en el crecimiento explosivo de los presupuestos tanto públicos como privados— destinados a ID, en la creación de nuevas instituciones y laboratorios "mission-oriented", en el apoyo masivo a las carreras científicas (físicos y matemáticos pasan a figurar entre los profesionales mejor pagados!) y a las universidades y centros de formación de personal científico y técnico. En los últimos quince años se produce así una verdadera explosión en el campo de la producción de Tecnología como lo pone de manifiesto la introducción y uso de expresiones tales como "science


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based industries", "research intensive industries", "economy of knowledge", etc. Definitivamente, la producción de Tecnología se convierte en una actividad industrial y su comercialización adquiere importancia; estas son las características relevantes de lo que se ha dado en llamar "la segunda revolución industrial". Según D. Cordtz 13 bis "few dogmas have permeated U.S. industry so quickly and thoroughly as the ideas that research is indispensable. In the last fifteen years corporate spending on basic and applied research has risen more than fourfold, to an estimated u$s 3 billion last year (1970)". 9. Durante este proceso histórico las empresas líderes productoras de bienes y servicios aprendieron que "their research and development activity is not an appendage to other functions of the firm but is an integral part of it" 14 y en consecuencia dieron cada vez más importancia a sus fábricas de tecnología, hecho que trasmitieron al gran público a través de publicidad masiva con textos como los siguientes: "Research, in a climate of innovation, is our solid base for future growth".15 "To keep thinking ahead. . . Hoechst employs 10300 people in R&D with a research investment this year of more than £ 60 million".16 "Progress is our most important product".17 "Anticipating tomorrow's needs today, through research — in chemicals".18 "Union Carbide is constantly developing new and improved producís —and researching new ideas".19 Pero la mayoría de estas empresas no sólo producen íecnología para sus propios fines sino que además —y en forma crecieníe— la venden. Han incorporado así a su línea de comercialización un nuevo producío, como lo expresa en forma muy elocueníe el siguieníe aviso comercial: "Hiíachi Lid. . . . is now in the business of selling ideas as well as manufactured goods, the first Japanese company to do so". 20 Es por eso que las grandes corporaciones incluyen por lo menos una empresa de tecnología que comercializa la tecnología que producen las diversas fábricas de tecnología de la corporación, optimizando así la inversión realizada en ID. Los ejemplos son bien conocidos: todas las grandes


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corporaciones venden cada día más tecnología, sea incorporada en sus productos, sea desincorporada en patentes, contratos de "know how", diseños y planos, asistencia técnica, etc. Probablemente sea justamente la tecnología el instrumento más poderoso de penetración en el mercado mundial. Esas corporaciones son además cada vez más "research intensive", con lo que fortalecen su dominio tecnológico. III. — Tipos de empresas y fábricas 10. La experiencia ha permitido definir con precisión cada vez mayor las diferentes funciones que una fábrica de tecnología cumple en el seno de una empresa o corporación. Entre las más importantes, figuran las siguientes: Ser una fuente crítica de información científica y técnica, capaz de evaluar sus posibilidades presentes y futuras para la empresa. Responder a las consultas científico-técnicas que plantean otros sectores de la empresa (producción, comercialización, compra, etc.). Evaluar la factibilidad de nuevos desarrollos que la empresa desea realizar. Realizar investigación en problemas planteados por la dirección de la empresa o elegidos por la misma dirección de la fábrica. La investigación podrá ser básica o aplicada, según la naturaleza del problema; generalmente será una combinación de ambas. Asesorar a la empresa en la planificación de futuros desarrollos tecnológicos. Mantener estrecho contacto con la comunidad científico-técnica externa a la empresa, buscando descubrir nuevos talentos, explorar nuevos campos y estimular la realización de investigaciones que puedan ser de utilidad para la empresa. Mantener estrecho contacto con los laboratorios de control de calidad de la empresa, no sólo para ayudar a éstos a mejorar sus servicios a través del desarrollo de nuevas técnicas, equipos, etc., sino porque el control de calidad es una fuente importante de problemas, una especie de "ventana abierta" a través de la


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cual el personal de la "fábrica de tecnología" mejora su contacto con la realidad. Por cierto que todas estas funciones adquieren mayor relevancia aun en el caso de las "fábricas" que pertenecen a las empresas llamadas "science-based", dado que ellas simplemente no podrían existir si la "fábrica" dejase de alimentarlas continuamente de nuevas tecnologías. Para una empresa "science-based" la fábrica de tecnología es lo que un alto horno a una acería integrada. Es obvio que estas empresas existen sólo porque es posible producir tecnología de manera planificada y así como en el siglo pasado la producción regular de acero permitió la fabricación regular de máquinas y equipos, en nuestros días es la producción y procesamiento regular de conocimiento —mediante acciones de I D — lo que hace posible la fabricación regular de los productos llamados "science-based". 11. En lo que se refiere a empresas de tecnología en las dos últimas décadas, no sólo han crecido notoriamente en número y variedad —como ya lo hemos señalado en 8 . — sino que los servicios que ofrecen cubren un espectro muy amplio. La publicidad que realizan provee de algunos ejemplos reveladores: "Bechtel processing technology. Everything from tomatoes to copper".21 "TWR Inc. A diversified technology company specializing in producís, systems and services for world wide markeís" 22 "Unused inveníions waníed. Producí Developmení Consultanís serves professional inveníors and corporaíions by helping ío íurn dormant inveníions . . . inío royalty-paying licensing agreements" 23 "Deposit or draw from íhe iníernaíional exchange bank of profiíable íechnology".24 La gran variedad de empresas de íecnología se puede apreciar en la siguieníe clasificación: Empresas sectoriales: Son las que producen íecnología para un deíerminado secíor: indusíria, agriculíura, ganadería, comercio, minería, servicios, eíc. Períenecen a esíe grupo empresas privadas (como el Baíelle Memorial Insíiíuíe de EE. UU., el I I T de Colombia, eíc.), empresas esíaíales (como el INTI y el INTA de Argeníina, el NBS de EE. UU., el Insíiíuío del Mar


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de Perú, etc.), empresas paraestatales (como el Instituto de Investigaciones Forestales de Chile, el INTEC también de Chile), empresas estaduales (como el IPT de San Pablo, Brasil), empresas regionales (como el ICAITI, de Centro América), empresas universitarias (como el Centro de Estudios en Cuencas y Vertientes de la Universidad de La Plata, Argentina), etc. Empresas por ramas: Son las que producen tecnología para una determinada rama, tales como la industria metalúrgica, de la construcción, eléctrica, mecánica, etc.; o cereales, ganado ovino, fibras industriales, etc.; o minerales no metalíferos, petróleo, etc. También en esta categoría hay empresas privadas (como la Bell Telephone Laboratories en telecomunicaciones, la Lockhead R&D en aeroespacial. la Sciaky en soldadura, etc., de EE. UU.), empresas mixtas (como el IRSID de Francia), empresas cooperativas (como el British Non Ferrous Metals Research Association), empresas estatales (como el Instituí Frangais du. Pétrole, el Laboratorio Nacional de Hidráulica de Argeníina), empresas paraesíaíales (como el Insíiíuío de Fomento Pesquero de Chile), empresas universiíarias (como el Insíiíuío de Invesíigación de Alia Tensión de la Universidad de La Plaía, Argeníina, el Ceníro de Invesíigaciones de la Lana en la Universidad del Sur, Argeníina), eíc., eíc. Por cierto que esía clasificación es solameníe parcial e incompleía. Habría que agregar muchas oirás empresas, como las que esíán especializadas en productos específicos, las que operan en un campo íécnico deíerminado (como los oganismos nacionales de energía aíómica o los de invesíigaciones especiales), las empresas de ingeniería que venden mulíiíud de lecnologías difereníes, eíc., Sin olvidar las empresas de íecnología de las grandes corporaciones que por sí solas cubren diversos campos, sectores y ramas. "R&D in General Elecíric is exíremely diversified, covering viríually all areas of íhe physical sciences, and exíending into the life sciences".25 O como dice un aviso: "At GT&E, research gets resulís — in communicaíions, chemisíry, elecíronics, lighíning, meíallurgy".26 12. Freníe al mercado, las empresas de íecnología proceden de muy difereníe manera según el íipo de


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empresa que sea, la naturaleza de su propiedad (privada, estatal, mixta, etc.), las características de las tecnologías que produce y vende, el grado de independencia de su dirección, el alcance de su mercado (nacional o internacional, limitado a un cliente o abierto a todos), etc. La Bell, por ejemplo, que sirve al sistema de la American Telegraph and Telephone del que forma parte, opera de manera distinta al Battelle Memorial Institute, que opera en varios sectores y ramas y sirve en principio a cualquier cliente que esté dispuesto a pagar por sus servicios. En el caso de la Bell, su producción de tecnología —limitada a telecomunicaciones— resulta de una interacción oferta-demanda entre ella y las restantes empresas que integran la AT&T. Por cierto que éstas demandan desarrollos tecnológicos determinados a la Bell pero más importante es el hecho de que debido a su elevada autonomía, la Bell puede ofertar a la AT&T —y lo hace permanentemente— desarrollos que ésta no había ni siquiera pensado. Probablemente en esa circulación de oferta en Tas dos direcciones resida una de las claves del éxito de la Bell, ya que gracias a ello ésta no va a la zaga de las necesidades de la AT&T sino que realmente puede conducir el proceso de innovación. En cambio, el Battelle es multisectorial y multidisciplinario y opera en mercado abierto, no sólo nacional, sino internacional. Horizonte tan amplio de actividades supone serios peligros que sólo pueden ser superados en base a una extrema flexibilidad operativa y a una agresiva política de ventas; y probablemente a ambas se deba el éxito del Battelle, más meritorio aún si se tiene en cuenta que muchos institutos —organizados para competir con Battelle— fracasaron y desaparecieron. Por análogas causas es muy poco probable que los llamados institutos nacionales de investigación industrial —empresas estatales de tecnología organizadas para servir a todas las ramas de la industria de un país— puedan tener éxito: las rigideces burocráticas del aparato estatal —particularmente en los países en vía de desarrollo— hacen prácticamente imposible lograr una operación flexible y una agresiva política de ventas (en estos institutos, las ventas interesan mucho menos como fuente de recursos que como un mecanis-


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mo de acople con la realidad). Si a esto se agrega el hecho de que la mayoría de esos institutos no ha tomado aún conciencia de que son empresas de tecnología, no debe sorprender que los resultados obtenidos con ellos hasta ahora estén muy por debajo de las expectativas que se tuvieron en el momento de su creación. En estos países sería más conveniente la organización de empresas mixtas o paraestatales (las privadas carecen de viabilidad por la debilidad del sector económico nacional al que deben servir) por ramas (industria metalúrgica, industria eléctrica, industria alimenticia, etc.) y aun por productos (hierro y acero; lana, cuero, café, petróleo, energía eléctrica, etc.). Al operar en un territorio más restringido y definido con mayor precisión, disminuyen los riesgos al par que aumentan las ventajas, especialmente las derivadas de un mejor contacto con los problemas reales que se presentan en el desarrollo de la rama o producto en cuestión. Es probable que ello haya influido positivamente en los éxitos del Instituto de Investigación del Cuero de la India, del ITT de Colombia, que pese a su nombre de Instituto de Investigaciones Tecnológicas restringe de hecho sus actividades a la industria alimenticia; del SATI de la Argentina, que opera en el sector metalúrgico pero con especialización en soldadura, fractura y grandes componentes. Las empresas que pertenecen a grandes corporaciones transnacionales se ven favorecidas por la escala de sus operaciones y por el hecho de que su producción de tecnología se comercializa principalmente a través de los bienes o servicios que vende la corporación; a su vez, como dichos bienes y servicios se venden fundamentalmente porque poseen tecnologías de avanzada —que les da ventajas comparativas en el mercado— esto actúa como re-alimentación en la producción de tecnología, impulso que ayuda fuertemente a su desarrollo ininterrumpido. 13. Un ejemplo importante, que sirvió y sirve de modelo a la mayoría de los laboratorios "mission oriented", es el de los organismos nacionales de energía atómica que, con nombres diferentes (Atomic Energy Commission de EE. UU., Atomic Energy Authority de Gran Bretaña, Commisariat a l'Energie Atomique


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de Francia, Junta de Energía Nuclear de España, Comisión Nacional de Energía Atómica de la Argentina, etc.) cumplen en los distintos países una misma función: en el campo de la energía nuclear, desarrollar conocimiento científico-técnico y sus aplicaciones. En los países desarrollados, su creación fue inspirada por el resonante éxito del Proyecto Manhattan e impulsada por el interés y la urgencia de desarrollar, prácticamente desde cero, un campo totalmente nuevo: el de la tecnología nuclear y sus aplicaciones militares y pacíficas. Esos organismos fueron pues verdaderas empresas de tecnología, y a ellos se debe —directa o indirectamente— prácticamente la totalidad de la tecnología nuclear que hoy se emplea en el mundo. De acuerdo con las modalidades propias de cada país, de cada organismo y de cada problema, esas empresas a veces realizaron únicamente (o hicieron realizar por terceros) tareas de ID, encargando la producción de la tecnología correspondiente a otras empresas (caso de las membranas empleadas en las celdas de difusión del hexafluoruro de uranio, en EE. UU.); a veces, desarrollaron la tecnología en forma completa, que luego cedieron a empresas para su comercialización y utilización (caso de los prototipos de reactores de potencia a uranio enriquecido y agua hirviente —desarrollado por la AEC de EE. UU.—, a uranio natural, grafito y gas, desarrollado por la U.K.A.E.A. de Gran Bretaña, etc.); en otros casos, no sólo desarrollaron la tecnología sino que tomaron a su cargo la producción y comercialización de los bienes para los cuales se necesitaba esa tecnología (caso de los elementos combustibles para reactores nucleares en Gran Bretaña, etc.). A medida que transcurrió el tiempo y la industria nuclear fue fortaleciéndose, la tarea de producir tecnología nuclear fue pasando paulatinamente a otras empresas —principalmente privadas o mixtas— ligadas más directamente a la producción de bienes y servicios nucleares, con lo que el rol de los organismos nacionales se fue debilitando y sus objetivos se tornaron menos precisos. En cierto sentido, dejaron de tener razón como empresas de tecnología nuclear y a ello se debe que en los últimos años entraran en profundas crisis —que podrían calificarse de "crisis de personali-


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dad"— y que, al menos en Gran Bretaña y en Francia, han dado origen a importantes transformaciones estructurales. En cambio, en los países en vía de desarrollo, los organismos de energía atómica comenzaron por ser institutos de investigación básica, pasaron luego a realizar tareas de ID y sólo posteriormente comenzaron a transformarse en empresas de tecnología, generalmente sin clara conciencia de que ello debía ocurrir necesariamente. Por cierto que cada una de esas transformaciones ocasionaron —y ocasionan— crisis, originadas principalmente en lo difícil que resulta a su personal asumir el cambio de roles, dificultad que se agrava por la relativa ignorancia que aún rodea a los objetivos y funcionamiento de las empresas de tecnología. 14. La gran mayoría de las empresas y fábricas de tecnología están instaladas en los países desarrollados, que por lo tanto monopolizan prácticamente la producción de Tecnología.27 Los países no desarrollados, en cambio, tienen muy pocas empresas y fábricas— que además funcionan generalmente por debajo de su real capacidad— y por lo tanto son productores de muy escasa significación. La consecuencia de este estado de cosas es una suerte de "nueva división internacional del trabajo" que Osvaldo Sunkel ha descripto en los siguientes términos: 28 "En las plantas, laboratorios, departamento de diseño y publicidad y núcleos de planeamiento, decisión y financiación que constituyen su cuartel general y que se encuentra localizado en un país industrializado, la gran corporación multinacional desarrolla: a) nuevos productos; b) nuevas maneras de producir esos productos; c) las maquinarias y equipos necesarios para producirlos; d) las materias primas sintéticas y productos intermedios que entran en su elaboración y e) la publicidad para crear y dinamizar sus mercados. En las economías subdesarrolladas, por su parte, se realizan las etapas de producción final de aquellas manufacturas, dando lugar a un proceso de industrialización de las nuevas maquinarias e insumos y al uso de las marcas, licencias y patentes correspondientes, independientemente o asociadas con subsidiarias extranjeras, todo ello apoyado en el crédito público y privado


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externo y aun en la asistencia técnica internacional. . . Aparece . . . la especialización del centro en la generación de nuevo conocimiento científico y tecnológico, y de la periferia en su consumo y utilización rutinaria''. 15. La producción de tecnología no sólo está altamente concentrada en ciertos países, sino que dentro de éstos también lo está en ciertas empresas. Así en EE. UU. en 1964 sólo 12.000 empresas realizaban tareas de ID ligadas a la producción de tecnología, y de ellas, 418 efectuaban el 86 % de esas tareas.29 Esta concentración es aún mayor en los países, europeos, en donde —fuera de las instituciones estatales y paraestatales— solamente las grandes corporaciones producen tecnologías en forma significativa, siendo además muy pocas las empresas de tecnología independientes, con excepción de fuertes empresas de ingeniería y de consultoría. Además de la concentración institucional en EE. UU. se ha dado un fenómeno muy interesante: el de la concentración geográfica, particularmente en las vecindades de Boston —en la ahora famosa Ruta 128 y en la región de la bahía de San Francisco, en California. Este fenómeno recuerda las clásicas concentraciones del hierro y el acero en el Ruhr (Alemania) y Pittsburgh (EE. UU.). ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a más de 70 empresas —la gran mayoría "Science based" y todas ligadas estrechamente a la producción de tecnología— a instalarse en la Ruta 128? Un reciente estudio29 propone que ello se debe a la convergencia —en esa región— de tres factores determinantes: un flujo de "energía", un flujo de informaciones y una red estrecha de comunicaciones. El flujo de "energía" está representado por la disponibilidad de "capital de riesgo" y la abundancia de contratos de todo tipo —particularmente gubernamentales— que permiten el lanzamiento, creación y desarrollo de las empresas. El flujo de informaciones proviene de las universidades y centros de investigación situados en las proximidades del complejo industrial. Las comunicaciones estrechas y generalmente personales entre científicos, industriales y personal de las agencias gubernamentales favorecen la circulación de ideas nuevas y la fertilización recíproca.


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Estos tres factores, que permitirían explicar el fenómeno de concentración en la Ruta 128, deben ser tenidos muy en cuenta en toda decisión referente a la creación y organización de empresas de tecnología. En el caso de muchos institutos estatales de investigación de los países no desarrollados generalmente no se presta ninguna atención a los últimos dos factores ("información" y "comunicación") y el primero es atendido sólo en forma precaria y, sobre todo, con escasa continuidad y muchas trabas burocráticas.

IV. — Estrategia de producción 16. La producción de tecnología plantea los problemas clásicos en la producción de cualquier mercancía. En primer lugar, los económico-financieros: ¿cuánto invertir?; ¿cómo invertir?; ¿cómo medir la eficiencia de esa inversión: retorno del capital, rentabilidad, etc.?; ¿cómo presupuestar: cuánto en bienes, cuánto en personal, cuánto en gastos corrientes, cómo evaluar imprevistos y los inevitables cambios de programa, etcétera? Luego, los industriales: ¿cómo instalar la fábrica?; ¿cómo organizar la producción?; ¿cómo medir la productividad?; ¿cómo incentivar la producción?; ¿cómo administrar el personal?, etc. Finalmente, los comerciales: ¿cómo evaluar el mercado?; ?cómo penetrarlo?; cómo hacer frente a la competencia?; ¿cómo financiar las ventas?; ¿cómo exportar?, etc. Si la producción está destinada fundamentalmente al "consumo interno" de una empresa o corporación cuyo objetivo es la producción de otros bienes o servicios, lin problema mayor es cómo asegurar la articulación entre la fábrica de tecnología y las otras fábricas y departamento de la empresa, de modo de optimizar el flujo de "oferta" y "demanda" entre esas unidades que se traduce en preguntas tales como ¿cuál es la correcta ubicación de la fábrica de tecnología en el organigrama de la corporación?; ¿qué grado de autonomía puede concedérsele en la formulación de sus propios progra-


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mas?; ¿cuánta libertad en su propia organización interna?, etc. 17. Lamentablemente, las respuestas a la mayoría de estas preguntas son bastante imprecisas y, muchas veces, contradictorias. El "management" de la producción de tecnología ha sido calificada por D. Cordtz 13 bis como "the most elusive of corporate functions" y añade: " T h e task remains baffingly complex and progress is painfully slow. Research success, when it is achieved, is often difficult to demónstrate and even harder to explain". Así, por ejemplo, se ha debatido extensamente ía posibilidad de evaluar la rentabilidad de I D por medio de análisis costo-beneficio. Roger Demonts, quien ha estudiado el problema en profundidad, expresa terminantemente: " . . . mais en l'état actuel de nos connaissances nous sommes obligés de diré que Fanalyse des couts et rendements ne permet, dans la généralité des cas, ni de suivre ex-post les couts et rendement d'une operation de recherche, ni d'établir ex-ante un ordre de préférence entre plusieurs projets de recherche". Y no sólo esta técnica de costo-beneficio no ha podido ser aplicada con éxito solo en contados casos, sino que otras técnicas cuantitativas tampoco han permitido realizar evaluaciones consistentes y confiables. Por eso, James Hillier, vicepresidente de I D de la RCA, ha sido también terminante: 3 1 " I don't know the head of any research organization who really knows how to evalúate his own laboratory. He can do it intuitevely, but he has not real means of comparison." H. Brooks comparte esa opinión cuando afirma que "More broadly, \ve do not know to measure the efficiency of science, either in relation to technology or even relative to its own internal goals". 3 2 Es por eso que el sistema de evaluación más usado s^ el sugerido por Ference, de los laboratorios de I D te la Ford Motor Co., que consiste simplemente en \ j u n t a r s e : " I n what way, directly or indirectly, haye you increased the profit of our company". Algo similar ocurre con el problema crucial de cuánto invertir. Lo único qué se sabe es que las corporaciones que actúan en los sectores dinámicos invierten en promedio del orden del 9 % de sus ventas netas


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con un máximo de 25 % en las industrias aeroespaciales y un mínimo del 4,4 % para las industrias químicas mientras que las empresas que operan en sectores tradicionales invierten del orden del 1,5 % de sus ventas netas.33 De todas maneras ésta es información ex-post, y si bien da una orientación general, no sirve de mucho en el momenf tomar decisiones. "My first point is that there is j golden rule which can be used. . . to decide how much should be spent on research , and I profoundly distrust statements that research expenditure should be so many percent of the turno ver of the company", es lo que ha afirmado Sir Alan Wilson, presidente de la compañía británica Glaxo y distinguido científico (es fellow de la Royal Society) en un reciente reportaje.34 Watson, presidente de IBM '—corporación para la cual ID es vital—, dice que en problema tan complejo lo único que el puede informar es que 35 "he would be uneasy if IBM's spending for R&D fell below 5 % of sales or rose above 8 % . Sin embargo, esta imprecisión —que puede llegar a ser indeterminación— no debe extrañar, ya que hay sólidas razones para que así ocurra. En primer lugar la poca experiencia histórica en este tipo de producción (pocas décadas), agravada por el hecho de que se ha realizado —y se realiza— en sectores muy diferentes entre sí. Luego, la naturaleza especial del producto (Tecnología) y de su insumo fundamental ( I D ) , en la que la creatividad personal desempeña rol tan esencial, porque si bien el trabajo en equipo y con recursos abundantes aumenta la eficiencia y puede que estimule la creación —aunque muchas veces la inhibe— es muy difícil que la produzca: la creación es un acto singular de una mente singular. Por eso mismo debe ser calificada de actividad muy riesgosa en la que los resultados no pueden ser anticipados con la precisión necesaria para formular estrategias rígidas. Una medida de ese riesgo lo dan los fracasos de empresas con larga y exitosa tradición en la producción, uso y comercialización de tecnologías, como lo ocurrido con Dupont y su sustituto del cuero (el Corfam) donde después de varios años de trabajo y casi 100 millones de dólares de gastos, aún no ha podido obtener el producto de-


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seado; o con la Rolls-Royce, cuyo fracaso tecnológico en la producción de turbinas para el nuevo avión TenStar llevó a esa prestigiosa empresa a la quiebra. Una tercera dificultad para manejar tan delicada producción deriva de la importancia fundamental que tiene la comunicación entre los diferentes participantes en el proceso. D. Cordtz 36 dice al respecto que: "if management is to avoid wasted effort, confussion and low morale its must effectively communicate to its scientists both the overall company goals and the contribu tion that research is expected to make". Y concluye: "No other problem is so pervasive and so potentially mischievous as the failures of top managers and researchers to* communicate with each others". En la producción de otras mercancías la comunicación por escrito es generalmente suficiente para lograr lo que se busca: en tecnología, todos los estudios realizados coinciden en que nada puede reemplazar aún a la comunicación verbal directa. Como dice Sumner Myers 37 "they get the word by ear rather than by eye. . . reading seems to play a relatively small part in the process. . . conversing in far more important". 18. Por todo lo que antecede, es evidente que la realización de ID y la aplicación de sus resultados a la producción de Tecnología es un delicado y complejo proceso en el que los aspectos socioantropológicos deben ser muy tenidos en cuenta, especialmente cuando se trata de organizar empresas y fábricas de tecnología. En resumidas cuentas, una fábrica de tecnología —como un laboratorio de investigaciones— no vale tanto por las dimensiones del edificio en donde está instalada ni por los recursos en los equipos e instrumentos que posea sino por la calidad y la cantidad de inteligencia de los hombres que la integran. Un científico mediocre producirá ideas mediocres y si se suman científicos mediocres, las ideas continuarán siendo mediocres por más dinero que se les inyecte. Tampoco basta con integrar el personal con cientíticos y técnicos brillantes: es condición necesaria pero no suficiente. Hay que saberlos motivar para que su creatividad se ponga al servicio de los objetivos de la empresa. "An extremely important element in the conduct of applied research is to create circumstances that


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ensure the confrontation of scientists with practical problems".38 Además, por su educación y por el sistema de valores del grupo humano que integran, no es fácil lograr que los científicos acepten de entrada que su trabajo debe forzosamente traducirse en resultados útiles para los negocios de la empresa. Por eso la mayoría de los estudios sobre el tema dan énfasis en particular "at the never ending tensión between the imperatives of the profit motive and the needs of the creative minds".39 Y esto vale también para las empresas 4ínon-profit" como los institutos nacionales de investigación industrial, las comisiones de energía atómica y demás organismos análogos que si bien no comercializan tecnología en el sentido estricto del término, producen conocimientos para ser utilizados en objetivos extra-científicos y, por lo tanto, psicológicamente alejados de las preocupaciones centrales de las mentes que los crean. La productividad de las empresas gira pues en buena medida alrededor de este problema de la correcta motivación de su personal y al respecto, si bien tampoco hay recetas mágicas, la experiencia demuestra que salarios y otras recompensas materiales no bastan y que los científicos y técnicos necesitan otros incentivos tales como desafío intelectual en los temas y problemas que deben estudiar, utilidad socio-política de los resultados que pueden obtener, posibilidad de progreso profesional en su propia disciplina, etc. Un factor interno que afecta poderosamente a la motivación en el grado de burocratización de la organización de la empresa o fábrica: trabas, controles y reglamentos deben ser reducidos al mínimo porque de lo contrario la creatividad disminuye peligrosamente, por fuerte que sean los otros estímulos empleados. Una de las formas de disminuir la burocratización es organizar la empresa o fábrica en forma cuasi-horizontal, de manera que entre la cima y la base haya un número pequeño de escalones intermedios. Claro que esto plantea un problema difícil de resolver cuando la fábrica pertenece a una empresa cuyas otras unidades integrantes están organizadas según el clásico modeló vertical o piramidal. La co-existencia de ambos estilos de organización origina crisis internas, que si se resuelven por el simple mecanismo de obligar a la fábrica


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de tecnología a adoptar la estructura vertical —y las reglas de comportamiento que le son propias— traen como consecuencia a mediano plazo una notoria disminución de productividad. Este tipo de problemas determina que el rol del director de fábrica —generalmente llamado "director de investigación y desarrolo"— sea realmente clave. Como lo ha definido H. Brooks 40 "he is the individual who matches the world of science tothe world of society, with a foot in management and a foot in science". El está en el centro mismo de ese mundo conflictivo y debe equilibrar cuidadosamente dos personalidades poco compatibles: "from the point of view of managemente he is the man responsible for putting technology to corporate use. From the point of view of his scientists, he is the champion of the scientifie valué system in the corporation".41 De aquí que no resulte exagerado afirmar que, al igual que lo que ocurre en los laboratorios de investigación —y con mayor razón aún—, el jefe de una fábrica de tecnología es el principal factor determinante de la calidad de la mercancía que en ella se produce. 19. Este complejo conjunto de factores hace sumamente difícil la formulación e implementación cíe estrategias en la producción de Tecnologías. Para poder apreciar cómo se realiza en las grandes corporaciones, nada mejor que describir detalladamente un ejemplo concreto, como el presentado por James B. Quinn en un trabajo reciente:42 "A large international oil company reviews its strategy annualy and develops integrated long-range plans to support its chosen strategy. At corporate levels, two planning staffs (economic analysis and operations analysis) reports to a LongRange Planning Committee consisting of members of the Board of Directors and major corporation officers. In addition, each operating división has its own longrange planning staff. Semi-annually, the Economic Analysis group forecasts major macro-economic parameters . . . Operation Analysis distills world-wide imputs on expected political conditions, pricing and supply trends, major technological developments, etc., an uses these to analyse the company's strengths and weaknesses in each major marketing and production area world


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wide. . . From these the corporate executive committee determines desired overall corporate objectives. . . These goals, along with specific policy limitations and planning assumptions are communicated to operating división heads . . . Operating divisions then draw up proposals. . . As a component of those proposals, each operating división works with the Central Research and Engineering División to draw up integrated scientifc and technological plans. The company's se ver al R&D departaments perform basic research in selected scientific fields of general interest to the work of the company, work on applied problems of specific interest to operating units and try to mantain cióse contact with university and industrial scientists through the world . . . Each operating unit forecasts the particular technological problems and opportunities it faces in its own areas. . . Finally, each division's plans are reviewed by top corporate officers and staff members to determine their final fit into overall corporate strategy. . . Esta larga descripción da una idea del grado de articulación que se puede obtener en la planificación de la producción de tecnología, sobre todo en las grandes empresas. Pero aun con ellas, esa articulación no debe ser tan rígida que elimine totalmente acciones que escapando a la planificación, pueden resultar de gran beneficio. Un ejemplo muy rotundo es el desarrollo del disco de memoria de las computadoras, que fue realizado en IBM sin que nadie lo hubiese ordenado o aprobado, en una verdadera operación "underground", como lo calificara el propio presidente de la empresa.43 V. — Una empresa de tecnología para la industria eléctrica 20. El 4 de setiembre de 1882 se puso en funcionamiento la primer usina eléctrica comercial del mundo: estaba ubicada en la calle Pearl Street de Nueva York, su potencia era de 30 kw y había sido construida e instalada por T. A. Edison y sus colaboradores. En realidad, Edison hizo algo mucho más importante: inventó el concepto de usina, es decir, el de una central


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capaz de generar y vender energía eléctrica a diversos consumidores, con lo que inventó el negocio de la producción y comercialización de electricidad. Fue éste un desarrollo perfectamente conciente, quizá el primer caso y con seguridad uno de los más netos, de producción de tcnología a partir de conocimientos científicos empleados en forma sistemática. En su cuaderno de notas Edison definió ese objetivo con admirable claridad: "Electricity versus gas as general illuminant. Object: electricity to effect exact imitation of all done by gas, to replace lighting by ges by lighting by electricity, to improve the illumination to such an extent as to meet all requeriments of natural, artificial and commercial conditions". Para ello se sirvió de los descubrimientos científicos que habían realizado Ohm, Oersted, Laplace, Joule y sobre todo Faraday. Con ellos, fabricó tecnología eléctrica, no sólo sus dos inventos centrales —la lámpara eléctrica y la usina— sino varios centenares más, imprescindibles para explotar aquéllos dos, entre los cuales un tipo de dínamo, el regulador de voltaje, el medidor de kw-h, llaves, fusibles, aisladores para cables, interruptores, etc. 21. La producción conciente de tecnología, realizada mediante lo que ahora llamamos ID, dio pues origen a la industria eléctrica —y han sido tecnología e ID las que han hecho posible su impresionante desarrollo, uno de los más espectaculares en toda la actividad económica (en la mayor parte de los países, la producción y comercialización de energía eléctrica y sus aplicaciones ha crecido —y sigue creciendo— a una tasa anual acumulativa promedio del 7 al 10 %. (Resulta muy ilustrativo hacer una lista parcial de los principales desarrollos tecnológicos realizados en este sector en sólo 8 décadas. El sistema de generación de Edison (corriente continua) incluyendo el dínamo y todas sus partes (reguladores, llaves, interruptores, etc.). La turbina de vapor como el principal convertidor de energía térmica en energía eléctrica. La turbina con ciclo de recalentamiento, a alta temperatura y alta presión. La refrigeración por hidrógeno de los grandes turbo alternadores.


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La refrigeración de estatores con líquidos circulantes por conductores huecos. La caldera enfriada con agua. La caldera a presión supercrítica. La caldera que utiliza carbón pulverizado. La torre de enfriamiento, que independiza la ubicación de la usina. El transformador de corriente alterna. La red de transmisión en alta tensión. El sistema de reíais de alta velocidad. El diseño de la aislación eléctrica de todo su sistema de transmisión. La red de distribución en corriente continua desarrollada por Edison. La red de distribución en corriente alterna. El desarrollo de sistemas de distribución hasta tensiones de 34,5 kv. La transmisión por corriente continua en alta tensión. El desarrollo de los sistemas de interconexión. El despacho unificado de energía entre diferentes centrales, programado y comandado por computadoras. El empleo de corriente portadora para comunicación, control, medición y protección de líneas de alto voltaje. Mayor impacto popular han tenido varios útiles y enseres electrodomésticos (la lámpara eléctrica, la plancha eléctrica, el tostador, el refrigerador, el lavarropas automático, el ventilador, el acondicionador de aire, la radio y la televisión) cuyo desarrollo fue impulsado por la electricidad y que, a su vez, impulsaron el desarrollo eléctrico. El avance tecnológico sostenido ha producido drásticos aumentos en la eficiencia de las centrales: " . . .in 1920 over three pounds of coal were required to generate 1 Kw-h. Since 1954 less than one pound has been needed. Shortly after 1900, one million Kw of electric power would have required 200 generators each rated at 5000 Kw. The machinery necessary for this capacity would have filled several football fields, Today the same 1 million Kw are available from one unit 200 feet long".44 Philip Sporn, Chairman del System Development


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Committee de la American Eléctrica Power Company ha sintetizado expresivamente la gran significación que ID ha tenido en la industria eléctrica: "The growth that has taken place over the past 80 years has been influenced by the research, development and inventive skill of thousands of people, some of whom were without doubt entitled to be ranked among the great geniuses the world has produced".45 22. Para hacer frente a sus necesidades, la industria eléctrica ha inducido —e induce—- importantes desarrollos tecnológicos en otros sectores industriales. Así, por ejemplo, en la manufactura de metales, aleaciones, materiales aislantes, etc., que son empleados en la fabricación de máquinas, equipos y redes utilizadas en la producción y comercialización de electricidad. Entre otros se pueden citar los siguientes ejemplos: Materiales magnéticos blandos con pérdidas mínimas (especialmente hierro-silicio para transformadores eléctricos ). Conductores de aluminio con alma de acero para la transmisión en alto voltaje. Cobre libre de oxígeno para ser utilizado en aquellas piezas y partes refrigeradas con hidrógeno. Materiales plásticos para recubrimiento aislante de conductores y cables. Cerámica y vidrios para piezas aislantes. Manejo del carbón pulverizado como un fluido. La creciente complejidad de los sistemas de transmisión y distribución así como la interconexión de un número cada vez mayor de sub-sistemas, ha necesitado relevantes desarrollos de "soft-ware" especialmente en álgebra de redes, estabilidad dinámica de sistemas, programación del despacho unificado de energía, estudios probabilísticos de oferta y demanda, etc. 23. No puede extrañar que en una industria que ha nacido y se ha desarrollado por acción de ID y la tecnología por ella producida existan numerosas e importantes empresas y fábricas de tecnología. En primer lugar las que pertenecen a las grandes empresas que producen y comercializan energía eléctrica: Electricité de France, Central Electricity Board de Gran Bretaña, Consolidated Edison de Nueva York, Ente Nazionale per l'Energia Elettrica, de Italia, etc. En todos estos


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organismos, grandes departamentos de investigación y desarrollo, de diseño e ingeniería, de análisis económico, etc., trabajan activamente en la producción y aplicación de conocimientos científicos y técnicos en el campo de la energía eléctrica y sus aplicaciones. Luego las fábricas de tecnología de los grandes productores de máquinas, equipos y artefactos como General Electric, Westinghouse, Hitachi, Combustión Engineering, Associated Electric Industries, Brown Boveri, Ansaldo, Alsthom, Sony, Siemens, Philips, etc. En ellas se han producido algunos de los desarrollos tecnológicos más importantes. Son importantes las empresas de ingeniería y consultoría, a través de las cuales se comercializa —sobre todo en los países en desarrollo— la tecnología producida por las grandes empresas y fábricas. Existen también empresas dedicadas exclusivamente a la producción y comercialización de tecnología eléctrica, como el Centro Electrotécnico Sperimentale Italiano, el Laboratoire Central des Industries Electriques de Francia, la KEMA SA de Holanda, etc. En estas empresas los propietarios son generalmente empresas de servicio público asociadas con empresas productoras de equipos y materiales. Así, por ejemplo, en el CESI de Italia se asocian el Ente Nazionale per l'Energia Elettrica, la Azienda Elettrica Municipale de Milán, la Pirelli S.p.A. de Milán, la Compagnia Generale DI Elettricitá de Milán, la Societá Ceramica Italiana Richard-Genari de Milán, la Officina Tranformatori Elettrici de Bergamo y varias otras empresas más. Otro ejemplo interesante es el Electric Research Council de EE.UU. que define su objetivo como "a means by which the various segments of the electric utility industry in the United States can join together in cooperative sponsoring research of industry-wide importance" y que está integrado por diversas empresas (Northern States Power Company; Philadelphia Electric Co.; Consolidated Edison Co., de New York; etc.) asociadas con organismos como la Tennessee Valley Authority, la American Public Power Association, the National Rural Electric Cooperative Association, etc. 24. Inspirada en estos ejemplos y respondiendo a las necesidades de su propio desarrollo —tanto cien-


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tífico y técnico como eléctrico e industrial— se creó en Argentina, en enero de 1971, la Empresa Nacional de Investigación y desarrollo Eléctrico S.A. (ENIDE) cuyo objetivo fundamental está definido en el artículo 4- inciso a) de su estatuto: "Producir, distribuir, comprar, vender, exportar, importar e intercambiar conocimiento técnico-científico en el campo de la energía eléctrica y su aplicaciones". De acuerdo con esta definición, ENIDE S.A. es una empresa de tecnología eléctrica, la primera en su género en el país. Es una sociedad anónima de estado y sus socios son la Secretaría de Estado de Energía y Combustibles y tres empresas estatales productoras y comercializadoras de electricidad: SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires), Hidronor S.A. y Agua y Energía Eléctrica. La creación de ENIDE obedeció a diversas circunstancias: 24.1. La existencia de un mercado importante y en rápido crecimiento: la potencia eléctrica total instalada en servicio público es de 5000 MW y deberá ser de 12000 MW en 1980. (En 1971 el consumo de energía eléctrica fue 10,8 % superior al de 1970.) Para tal crecimiento, las empresas deberán invertir del orden de 330-400 millones de dólares por año durante los próximos 10 años en equipos y materiales. 24.2. En el campo de la energía eléctrica, la Argentina es neto importador de tecnología. Buena parte de los equipos y materiales, sobre todo en transmisión, distribución, control y medición se fabrican en el país pero en su gran mayoría con tecnología importada. 24.3. En numerosas instituciones (universidades, institutos nacionales y provinciales de investigación, comisiones de energía atómica y de investigaciones espaciales, etc.) existe capacidad científico-técnica apta para la producción de tecnología eléctrica. La demanda interna es, sin embargo muy escasa y de poca significación cualitativa. 24.4. Por tratarse de un tipo de actividad con poca tradición en el país, sobre cuya necesidad no existe aún conciencia clara y que requiere capital de riesgo, solo el Estado está en condiciones de ponerla en marcha. 25. La creación de ENIDE provocó polémicas, en


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particular porque para algunos ENIDE no era más que un nuevo laboratorio de investigaciones mientras que para otros no sería sino una empresa consultora más que vendría a competir —en condiciones muy ventajosas por su naturaleza de empresa estatal— con las ya existentes en Argentina. Por cierto que ENIDE no es ni una cosa ni la otra y la confusión resulta fundamentalmente de que el concepto de "empresa de tecnología" no está aún suficientemente difundido en nuestro medio. Además en el inciso b) del artículo 4° de su estatuto se establece sus relaciones con otros organismos e instituciones: "Colaborar con aquellos organismos, institutos, universidades, centros de investigación, laboratorios públicos y privados, empresas consultoras y estudios de ingeniería que desarrollen actividades en el campo de la energía eléctrica y sus aplicaciones". En realidad ENIDE debería constituirse en un verdadero promotor de las actividades de investigación científico-tecnológico en el campo eléctrico así como en un proveedor permanente de tecnología para las empresas consultoras que hasta el presente sólo comercializan tecnología eléctrica importada. 26. Finalmente, el parágrafo c) del mismo artículo 4? define las acciones que efectuará ENIDE: "Realizar por sí y por terceros investigaciones, ensayos, estudios, proyectos y recomendaciones que brinden asistencia y apoyo técnico-científico a la adminstración pública centralizada, descentralizada, empresas y entidades del Estado o en que el Estado participe, usuarios, concesionarios o permisionarios de servicios públicos, industrias y particulares del país y del extranjero en todo lo relativo a la producción, transmisión, distribución, comercialización y aplicación de la energía eléctrica. De esta manera ENIDE, al tiempo que se propone crear una estrategia para la producción y comercialización de tecnología eléctrica, procurará fomentar al máximo la creación de conocimientos en ese campo, descentralizando sus operaciones al utilizar recursos ya existentes o a crearse en otros organismos. Junto con su objetivo específico en el campo eléctrico ENIDE persigue también un objetivo más general: el de servir de modelo de demostración que permita organizar otras fábricas de tecnología en otros sectores.


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Ello sólo será posible cuando los resultados hayan permitido evaluar el éxito (o fracaso) de esta primera experiencia. Lamentablemente ENIDE S.A. no ha sido aún puesta en operación pese a que fue fundada legalmente hace ya 15 meses.

1 Reportaje a A. M. Bueche, director del Research and Development Center de General Electric (International Science and and Technology, February 1967, pág. 7 6 ) . 2 El Comercio de Tecnología, Jorge A. Sábato (trabajo preparado para CACTAL). 3 Beyond Economics, K. Boulding (The University of Michigan Press, 1968). 4 Gaps in Technology Between Member Countries, OECD, 1968. 5 La rentabilité de la recherche, Pierre Maurice (Cahiers de l'ISEA, n? 148, serie T, n? 4, 1964). 6 La Recherche-Development, F. Russo y R. Erves (Cahiers de l'ISEA, t. 1, n? 84, págs. 7-14). 7 Applied Science and Manufacturing Technology, D. Frey y J . Goldman (Applied Science and Technological Progress, a report by the National Academy of Sciences, 1967). 8 Criteria for Company Investment in Research, with Particular Reference to the Chemical Industry. H. Gershinowitz (Applied Science and Technological Progress, a report by the National Academy of Sciences, 1967, pág. 137). 9 The Industrial scientist, D. Allison (International Science and Technologv, Feb. 1967, pág. 2 1 ) . 1 0 Idem, pág. 150. 1 1 Citado por D. Cordtz en "Bringing the Laboratory Down to Earth" (Fortune, January 1971). 1 2 Applied Research, Definitions, Concepts, Themes, H. Brooks (Applied Science and Technological Progress, a report by the National Academy of Sciences, 1967, pág. 4 6 ) . « Idem ( 1 0 ) , pág. 21. ib bis Uem ( 1 1 ) , pág. 106. 1 4 Tecnology and Change,, Donald Schon (Dell Publishing Co.). 1 5 Aviso de la General Telephone and Electronic (contratapa de la revista Internacional Science and Technology, August 1965). 1 6 Aviso de la compañía Hoechst (New Scientist el 30/ 12/71). 1 7 Lema de la compañía General Electric que figura en todos los avisos que publica en más de 100 países. 1 8 Aviso de Enjay Chemical Company (contratapa de International Science and Technology July 1965).


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1 0 Aviso de la Unión Carbide (International Science and Technology, August 1965, pág. 6 5 ) . 2 0 Aviso de Hitachi Ltd. (Business Week, September 1$, 1971, pág. 5 9 ) . 2 1 Aviso de Bechtel (Business Week, September 18, 1971, pág. 8 8 ) . 2 2 Aviso de T W R (Scientific American, September 1971, pág. 13). 2 3 Aviso de Ja Product Development Consultants (International Science and Technology, August 1967, pág. 6 9 ) . 2 4 Aviso publicado en The Economist, March 20, 1971, pág. 10. 2 5 Cases of Research and Development in a Diversified Company, C. Guy Suits and A. M. Bueche (Applied Science and Technological Progress, a report by the National Academy of Sciences. 1967). 2 0 Aviso publicado en la contratapa de International Science and Technology, August 1965. 2 7 El Marco Histórico del Proceso de Desarrollo y Subdesarrollo, Osvaldo Sunkel (Cuadernos de ILPES, Serie I I , n ? 1, Santiago de Chile, 1967). 2 8 Summary of the Proceedings, Summer Myers (Technology Transfer and Innovation, National Science Foundation, 1966, pág. 2 ) . 2 0 La route 128 (Le Progress Scientifique n ? 134, octubre 1969, pág. 11). 3 0 Roger Demonts (Economie Appliqués, t. X X , n? 4, 1967). 3 1 Idem (13 bis), pág. 119. 3 3 Idem ( 8 ) , pág. 140. 3 4 The Times, January 10, 1972, pág. 18. 3r> Idem (13 bis), pág. 120. 3<> Idem (13 bis), pág. 108. 3 7 Idem ( 2 8 ) , pág. 3. 3 8 Idem ( 2 5 ) , pág. 342. 3» Idem ( 1 3 ) . 4 0 Idem ( 1 2 ) , pág. 10. 4 * Idem ( 1 4 ) . 4 2 Scientific and Technical Strategy at the National and Major Enterprise Level, J . B. Quinn (The role of Science and Technology in Economic Development, Unesco, 1970, p. 9 3 ) . 4 3 Idem ( 1 4 ) , pág. 117. 4 4 Objectives, Organization and Activities of the Electric Research Council and the International Research Exchange, C. E. Watkins (Presentado al 33rd. Anual Meeting of the American Power Conference, 1971). 4 5 Research in Electric Power, Philip Sporn (Pergamon Press, 1966). 4'6 Idem ( 4 4 ) , pág. 4.


Política científica y ciencia política Marcos Kaplan


Marcos Kaplan es Doctor de Derecho y Ciencias Sociales. Especialista en Ciencia Política. Ha sido profesor e investigador en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires; en la Facultad de Derecho y en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile; en el Departamento de Sociología de la Universidad de Tulane (Estados Unidos); en la Escuela de Ciencia Política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, Santiago de Chile); en el Centro de Estudios Urbanos y Regionales del Instituto Torcuato Di Telia. Obtuvo una beca de la John Simón Guggenheim Memorial Foundation para 1971. Actualmente es Profesor Visitante en el Departamento de Sociología de la Fundación Bariloche, y Profesor Titular en la Licenciatura de Derecho de la Integración Latinoamericana (Instituto de Estudios Económico-Financieros, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de La Plata).


Además de numerosos artículos, ha publicado los siguientes libros: "Petróleo, Estado y Empresas en la Argentina, 19071922".

"Economía y Política del Petróleo Argentino (19391956)". "La Crisis del Radicalismo". "Política y Vida Cotidiana". "Países en Desarrollo y Empresas Públicas". "Problemas Estructurales de América Latina y Planificación para el Desarrollo" (en colaboración con Raúl Basaldua). "Problemas del Desarrollo y de la Integración de América Latina". "Formación del Estado Nacional en América Latina". "La Ciencia Política Latinoamericana en la Encrucijada". "El Estado en el Desarrollo y en la Integración". "Aspectos Políticos de la Planificación en América Latina". "Corporaciones Públicas Multinacionales en América Latina" (volumen colectivo, con estudio introductorio del autor). En prensa: "Aspectos de la Urbanización Latinoamericana". Tiene en preparación un libro sobre "Estructuras de poder y política científica: El caso de América Latina".


Este trabajo se propone explorar el aporte que la ciencia política podría efectuar al análisis de las políticas de desarrollo científico y técnico de América Latina, tal como se han dado hasta el presente, y a la formulación de estrategias y políticas tendientes a imprimir nuevas orientaciones y ritmos a ese desarrollo y a un proceso de cambios generales y profundos. Se supone que dicho aporte puede efectuarse en dos etapas. En la primera se cumpliría un esfuerzo de exploración y i elevamiento del campo, de elaboración de un esquema analítico, de ubicación y análisis de la información existente. En una segunda etapa, se trataría del diseño y realización de investigaciones empíricas sobre casos nacionales concretos, a nivel global y sectorial, y de estudios comparativos entre dos o más de aquéllos así como de la determinación de los requisitos y componentes indispensables para nuevas políticas científicas.1 Observaciones introductorias La evaluación de la ciencia y la técnica y de las políticas referidas a las mismas, en América Latina —su si-


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tuación, su estructura y su dinámica, su papel actual y sus posibilidades futuras— parece estar despertando un creciente interés en la vida académica, profesional, económica y política, y hasta en la opinión pública de los países componentes. Este interés se explica por la revolución científica y técnica del siglo xx y, sobre todo, de las últimas décadas; por el ascenso espectacular y el veloz avance de la ciencia y de la técnica como fuerzas, actividades e instituciones sociales de primordial importancia e influencia decisiva y como componentes organizativos de significado y comportamiento crecientemente estratégicos. El carácter exponencial del avance se expresa en hechos significativos. La mayor parte de los grandes científicos de toda la historia están vivos. Se han efectuado más progresos científicos en las tres o cuatro últimas décadas que en toda la historia anterior. Se ha gastado en ciencia, desde 1939, el triple del dinero y del esfuerzo correspondiente a toda la milenaria trayectoria precedente. La ciencia se duplica cada doce años aproximadamente. El desarrollo acelerado y la convergencia general de todas las ciencias y las técnicas en el siglo xx, la multiplicidad e intensidad de sus impactos, han afectado no solamente a aquéllas, sino a todos los niveles y aspectos de la economía, la sociedad, la política, la cultura, la organización y el comportamiento del sistema internacional.2 La disponibilidad de ciencia y técnica en cantidad y calidad adecuadas, la aptitud para su desarrollo autónomo, se vuelven necesidad ineludible para la supervivencia y para las posibilidades de progreso de cualquier país. Esta circunstancia adquiere especial relevancia para los países del llamado "Tercer Mundo". La ciencia y la técnica son cada vez más mundiales por los problemas que asumen, y por la escala de difusión de los descubrimientos, las invenciones y las innovaciones. Su distribución entre regiones y países dista sin embargo de ser uniforme, se torna enormemente desigual en términos de focos de emergencia y producción, de itinerarios de propagación, de productividad y uso de los resultados. El proceso se caracteriza por una tendencia a la concentración del avance científico y técnico en los Estados Unidos y en la Unión Soviética, en desmedro del resto de sus respectivos bloques, y por la ere-


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cíente postergación de los países semidesarrollados y en vías de desarrollo. La brecha tecnológica se convierte en factor fundamental de diferenciación entre países de desarrollo primario y secundario; contribuye a concentrar el poder en la cumbre, dentro de cada país y en el sistema internacional; refuerza la división del mundo en conjuntos de naciones —foco—, polo o primarias, y naciones periféricas, satélites o secundarias, a través del surgimiento de un sistema de interdependencia en la desigualdad de las estructuras científicas y técnicas.3 En América Latina, la discusión de esta problemática presenta algunas características que dificultan el correcto planteamiento del problema, su adecuada dilucidación, la concreción de los resultados del debate y del análisis en estrategias operativas. La cuestión ha emergido de modo relativamente tardío y se discute en un clima de considerable confusión. Varias posiciones opuestas o poco conciliables, expresión de enfoques parciales y distorsionantes, parecen haber ido surgiendo en la praxis colectiva de los conjuntos, los grupos y los individuos. Una primera posición, reflejo de una actitud conservadora y colonialista, niega importancia a la cuestión. No admite la necesidad ni la posibilidad de que los países latinoamericanos cuenten con una ciencia y una técnica autónomas en su generación y en su crecimiento sostenido. Confía en que la creciente incorporación de los países latinoamericanos al sistema hegemónico de los países capitalistas avanzados, y sobre todo de los Estados Unidos, o la alianza con el bloque socialista, aportará a los primeros lo que éstos no serían capaces de crear y usar por sí mismos. Esta posición ha sido objeto de acertadas críticas, a las que me remito, por exceder su análisis los propósitos de este trabajo.4 Una segunda posición, impregnada de determinismo, considera a la ciencia y a la técnica como fundamentalmente autónomas. Las visualiza como au-todeterminadas por su propia dinámica interna, constituidas en variables independientes con aptitud para generarse y expandirse por sí mismas, sin reconocimiento de las relaciones y acciones recíprocas con la sociedad global; con una capacidad para influir de modo unilateral y mecá-


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nico sobre las estructuras y procesos de tipo socioeconómico, político y cultural, que se convertirían así en variables independientes de las primeras. Los aspectos socioeconómicos, sociales, políticos y culturales de la ciencia y de la técnica resultan así indignos de investigación. El análisis de aquéllas se reduce a un catálogo enumerativo de éxitos y conquistas —en términos de teorías, métodos, descubrimientos, invenciones e innovaciones— ilustrado, en el mejor de los casos, por ejemplos de sus efectos sobre los restantes procesos y estructuras. La actividad, el aporte, la influencia de ambas, no se insertan en el flujo real de la sociedad. No se puede explicar por qué el progreso de la ciencia no es mera repetición y acumulación por variaciones. Se pierde el carácter sociohistórico esencial de la ciencia y de la técnica, su progresividad, su aptitud generadora de novedad, la irreversibilidad e irrepetibilidad de sus avances. Una tercera posición, variante peculiar del agnosticismo, niega la existencia de conexiones directas y comprobables entre ciencia y técnica por una parte, y la sociedad por la otra, dadas la complejidad de los aspectos y niveles implicados y la consiguiente imposibilidad de hallar y analizar elementos determinantes y condicionantes, relaciones e interacciones precisas. ' Una última posición, simétricamente opuesta a la segunda, aunque como ella, determinista en sentido inverso, y divergente de la tercera, afirma el predominio prácticamente absoluto de las fuerzas y procesos de tipo socioeconómico sobre los cambios científicos y técnicos, que serían así meros reflejos, productos, epifenómenos de las primeras. La confusión no es casual, ni imputable meramente a las deficiencias de los grupos implicados, sus miembros, representantes y voceros. Refleja, por una parte, las condiciones históricas específicas en la formación y en el desarrollo de los países latinoamericanos y, por la otra, dificultades científicas y metodológicas aún no superadas en el análisis de los distintos aspectos y niveles de las estructuras, sistemas y procesos sociales, y de las correlaciones e interacciones entre unas y otros. Las disciplinas, o ramas de disciplinas sociales, que se ocupan de la ciencia y la técnica, son todavía demasiado


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nuevas, conjeturales, carentes de una masa adecuada de investigaciones teóricas y empíricas originales. No se ha llegado aún al análisis aproximativamente riguroso y concreto de todos los factores y movimientos que afectan la génesis y la evolución, la estructura y el comportamiento de la ciencia y de la técnica. La necesidad de llenar este peculiar rezago cultural de las ciencias sociales ha comenzado a ser reconocida y enfrentada en las últimas décadas, tanto por especialistas de las ciencias físicas y naturales, como por los de las ciencias sociales (Historia, Economía, Sociología, Antropología, Política). Ello se ha manifestado en la gradual emergencia de un cuerpo de conocimientos científicos sobre la ciencia, su naturaleza, su organización y su funcionamiento. Las distintas disciplinas —Historia, Economía, Sociología, Antropología, Teoría Política, de la Ciencia y de la Técnica—, implicadas en esta tarea, exhiben grados variables de evolución, de autonomía del campo, de técnicas especiales, de coherencia de partes, de caracteres propios; y comienzan a producir retroacciones sobre las disciplinas madres.5 Generadas por piezas, aquellas ramas especializadas convergen luego en algunos intentos interdisciplinarios, y comienzan a integrarse en un conjunto mayor que la suma de sus partes, la Ciencia de la Ciencia, concebida como el esfuerzo sistemático de logro de conocimiento científico sobre la ciencia y la técnica, en sí mismas, en sus comportamientos, relaciones e interacciones con los restantes subconjuntos que integran la totalidad social.0 La Ciencia Política ha revelado particularmente un atraso respecto al tratamiento de esta problemática. Tal como lo reconoce uno de sus practicantes interesado en el campo, Ward Morehause, no puede considerarse que "la ciencia política de la ciencia y de la tecnología'' haya llegado hoy a estar en condiciones de "dar respuesta a todos los interrogantes de las complejas interacciones de la ciencia, la tecnología y la sociedad. Como practicante tenaz de lo que algunos consideran una 'casiciencia', renuncio a toda pretensión de la paternidad de la Política entre las ciencias sociales. Otras disciplinas pueden resultar adecuadas para parafrasear el dicho ingenioso de George Orwell sobre la igualdad, en Animal Farm: 'Todos los animales son iguales, pero algu-


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nos de ellos son más iguales que otros'. La ciencia política, en cambio, no cabe dentro de la categoría de las más iguales".7 La comprobación del atraso acumulado y del déficit actual no autoriza la abdicación de todo intento de intervenir en el campo por parte de los científicos políticos de América Latina. Aquellas circunstancias, y la indiscutible relevancia de la esfera política en los problemas de la ciencia y de la técnica, constituyen estímulos combinados para la asunción de tal tarea. En lo que sigue se trata de determinar los niveles y aspectos de un sistema social como el de los países latinoamericanos que un científico político debería tomar en cuenta para el análisis de la política científica existente hasta hoy en cualquiera de ellos, y para la formulación de un nuevo tipo de política científica que debería integrarse en una auténtica estrategia de desarrollo económico, cambio social, democratización política y atenuación o liberación de la dependencia externa. El enfoque global El punto de partida del esquema analítico que se pretende elaborar, visualiza todo sistema social como unidad compleja, conjunto de aspectos, niveles o instancias, cada uno con estructuras propias y eficacia específica, a la vez que constituyendo una matriz unitaria de acuerdo al tipo particular de articulación de los distintos aspectos y de predominio de uno de ellos. La existencia, la especificidad y la eficacia de cada uno de los niveles depende de su ubicación y de su función, de los otros niveles y de sus modos de articulación con ellos y con la unidad del conjunto. Ciencia y técnica nunca son entidades totalmente autónomas, aisladas y estáticas, determinadas de una vez para siempre. No surgen ni se realizan exclusivamente por sí solas ni para sí mismas. Son parte de un mundo social real en permanente cambio. Se configuran como actividades e instituciones sociales, con raíces y consecuencias sociales, ligadas a las demás actividades e instituciones, ancladas en ellas y en continua interacción con las mismas. Una constelación de factores,


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fuerzas, agentes, sujetos, relaciones, estructuras, procesos, de tipo económico, político y cultural, presentes y operantes en un sistema o sociedad y en una etapa histórica, contribuyen a determinar y condicionar la emergencia, la perduración, el crecimiento y, eventualmente, la decadencia de la ciencia y de la técnica; los problemas, las demandas, los fines, los obstáculos, los recursos; los caracteres, actividades, contenidos y productos, y el uso que de éstos se hace; la receptividad y la difusividad; los efectos mayores sobre otros niveles, aspectos, estructuras y procesos de la sociedad global y sobre ésta en su conjunto. Las influencias sociales no determinan ni condicionan a la ciencia y a la técnica solamente desde el exterior, como cuadro relativamente exógeno, sino que también afectan de manera directa y considerable su constitución interna y sus actividades mismas. Con relación a los factores socioeconómicos y políticos, de papel esencial, la ciencia y la tecnología tienen en principio un papel relativamente secundario. Los primeros contribuyen a determinar el movimiento general de la ciencia y la técnica y sus avances más espectaculares. Las segundas tienen una actuación no motora, sino de aceleración o freno sobre sí mismas y sobre el conjunto social; producen efectos catalizadores, no generadores del cambio. Su importancia puede, sin embargo, llegar a ser, en determinadas circunstancias, realmente decisiva. La comprensión de esta posibilidad obliga a introducirse en los movimientos de sentido inverso. La determinación y el condicionamiento de la ciencia y de la técnica por la sociedad global, sus principales subconjuntos, grupos e instituciones, aunque efectivas y primordiales, no son, sin embargo, absolutas. La relación que se establece entre ambos órdenes no es de causalidad linear y mecánica, automática ni unívoca. Sería quizá preferible hablar de relaciones de paralelismo y correspondencia, de ubicación en la misma "longitud de onda sociohistórica". En todo caso, los fenómenos que tienen lugar en los niveles científicos y técnicos no pueden referirse de modo simplista a los aspectos correspondientes a los desarrollos económicos, sociales y políticos, ni pueden ser considerados como


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meros ecos de éstos. Tampoco suele existir una armonización automática entre los distintos términos de las relaciones existentes. Ciencia y tecnología son, a la vez, partes e indicadores del grado de desarrollo de las fuerzas productivas, de la economía, del sistema de relaciones sociales, de la cultura, de las estructuras políticas e institucionales y de la formación global. Al mismo tiempo, ciencia y técnica constituyen un nivel con especificidad, autonomía relativa, eficacia propia, capacidad de retroacción sobre sí misma y sobre los aspectos, niveles o instancias que actúan como determinantes y condicionantes ubicados fuera de la esfera de aquéllas. Pueden actuar sobre estas últimos como factores de estructuración, movimiento, destructuración y cambio. Nacidas, la ciencia y la técnica, a partir y dentro del marco de determinadas constelaciones de condiciones relativamente externas a ellas, una vez que logran cierto grado de madurez y dinamismo y se establecen como medio de generar beneficios, poderes y progresos, pueden lograr contenidos y potencialidades que trascienden los motivos y los medios que contribuyeron a crearlas y desarrollarlas, introducirse en todas las esferas del pensamiento y de la práctica, operando como factor influyente y a menudo decisivo de la vida socioeconómica, política y cultural. En tales condiciones, la ciencia y la técnica suscitan cambios en las fuerzas productivas, el quantum del excedente económico, las bases materiales de la sociedad, las relaciones sociales, las estructuras y procesos de tipo político y cultural en suma, en todas las formas de organización, de funcionamiento y de conciencia de una sociedad. Estos cambios, a su vez, pueden estimular por segunda retroacción, el avance de la ciencia y de la técnica. En el proceso por el cual contribuyen al cambio en otros aspectos y niveles, la ciencia y la técnica siguen cambiando en sí mismas y refuerzan su propio reconocimiento, su status y su prestigio, sus posibilidades operativas. Así, entre los niveles de la ciencia y de la técnica, y los otros niveles de la sociedad, existe una interdependencia estructural y funcional, se teje una completa red de interacciones. Cambios en un orden o nivel influyen en los otros, en grados y con ritmos variables,


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y también los desarrollos sociohistóricos más amplios. Este enfoque general aporta las premisas y orientaciones más generales que han guiado la elaboración del esquema analítico que paso a considerar y que se refiere, sobre todo, al problema específico de las políticas científicas. Elementos para un esquema analítico: aspectos y niveles, variables, relaciones El análisis de la política científica parte de la suposición de que ésta constituye uno de los subconjuntos o subsistemas integrantes de la totalidad considerada (país, región, mundo). Cada subconjunto o subsistema aparece organizado, con estructuras estables y procesos activos, relativamente abierto, en perpetuo intercambio con el exterior, es decir, el sistema global, considerado como medio circundante general, y con los demás subconjuntos o subsistemas. Estos son: 1? 2? 3? 4?

El El El El

sistema sistema sistema sistema

internacional social nacional. de la ciencia nacional. de la política científica.

Cada uno de ellos incluye, como aspectos o niveles específicos, estructuras y actividades de tipo: i) económico; ii) social; iii) cultural e ideológico; iv) político; v) institucional; vi) militar; vil) científico-técnico. La división en subsistemas y en aspectos o niveles se adopta, por supuesto, para fines analíticos, sin perderse de vista la conexión e interacción de todos ellos entre sí y con la totalidad real, ni el hecho de las ramificaciones mutuas, en virtud de las cuales las estructuras y actividades que aparecen autónomas y como fines en sí mismas por una parte, poi: la otra inciden o existen y operan en el interior de los demás, como componentes y medios de ellas. El esquema analítico adoptado supone asimismo que las fuerzas, estructuras y procesos correspondientes a los sistemas internacional, social y nacional y de la ciencia nacional constituyen insumos que concurren a la formación del producto ^e-


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presentado por el sistema de la política científfica. El sistema de la ciencia nacional no es objeto de tratamiento separado en este trabajo, aunque se haga reiterada referencia a él durante la consideración de los otros sistemas. Finalmente, ciencia pura ciencia aplicada-tecnología-técnicas-actividades de desarrollo, constituyen una continuidad en la que aquéllas interactúan de modo multívoco y tienden cada vez más a constituirse y funcionar como subsistema único dentro del sistema de la sociedad global. Por ello, en lo sucesivo se usará la palabra ciencia en el antiguo significado baconiano, cada vez más adoptado por los medios de la política científica, es decir, como expresión abreviada para la ciencia y técnica, investigación y desarrollo, disciplinas físico-naturales y sociales.

El sistema

internacional

Los niveles y aspectos del sistema internacional que tienen ingerencia en el funcionamiento de la política científica en un país latinoamericano son esencialmente los siguientes: a] Estructura y dinámica de la economía y de la política mundiales. b ] Focos o polos de formación e incremento de la información científica y técnica, itinerarios de propagación, mecanismos de incorporación y formas de incidencia en el sistema social nacional y en la ciencia nacional. c] La relación de dependencia: i]Comercio exterior. ii) Inversiones extranjeras y otras formas de financiamiento. iii) Asistencia técnica. iv) Subordinación cultural e ideológica. v) Sometimiento político y diplomático. vi) Integración militar. d] Formas y mecanismos de cooperación internacional y regional.


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El sistema

social

nacional

Dentro del sistema social nacional se presta atención sobre todo al papel de las estructuras económicas, sociales, culturales e ideológicas, político-institucionales. Estructuras económicas

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i) Grado de desarrollo previo de las fuerzas productivas (condiciones emergentes del territorio, la población, la división del trabajo social, el nivel técnico heredado ). ii) El sistema de producción e intercambio. iii) Medios y modos específicos de asignar recursos, y de producir, distribuir, apropiar y usar bienes, servicios e ingresos, para la satisfacción de necesidades materiales y culturales de la sociedad, subconjuntos y grupos. iv) División por sectores, ramas y regiones. v) Grado de diversificación estructural, móviles fundamentales y predisposición dinámica del sistema económico (en convergencia e interacción con las estructuras sociales). vi) Producción, intercambio, consumo, inversión, ciencia, como integrantes de una red de varios polos, en acciones y reacciones complejas, entre los cuales circulan flujos de bienes y servicios, de ingresos, de información y de poderes. vii) Acción de la ciencia sobre el crecimiento económico y, eventualmente, sobre el desarrollo.

Estructuras sociales

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El cuadro de fuerzas, relaciones y condiciones sociales incide sobre la ciencia y sobre la política científica en dos niveles: uno general, y otro correspondiente a los científicos como grupo. Nivel general, constituido por los siguientes aspectos relevantes: i) Red de relaciones jerarquizadas de clases y gru-


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pos, de estratificación y movilidad sociales, y de procesos de creación y modificación de aquéllas. ii) Control de propiedad, recursos, ingresos, poder de decisión. iii) División y organización del trabajo social, de las funciones y de los roles. iv) Intereses, valores, actitudes, tendencias y comportamiento de las clases y de los grupos. v) Grado y condiciones de escasez, desigualdad y compulsión; formas de explotación y dominación; dinámica del conflicto, de la lucha y del cambio sociales. vi) Ejercicio de la hegemonía y de la dominación, o aspiración a ellas, por clases ascendentes, dinámicas, productivas y transformadoras; o por clases instaladas largo tiempo en el poder y en la dominación y explotación del resto de la sociedad; en relación con el sistema de alianzas y conflictos que unas u otras establecen con otras clases y grupos. vii) Grado de diversificación estructural, móviles fundamentales y predisposición dinámica de las estructuras sociales (en interrelación con las estructuras económicas); especialmente en términos de demandas, oportunidades, recursos, ocupaciones, experiencias, incentivos y disuasivos; y de tipos humanos con influencia social significativa. El científico como grupo social.n La ciencia no es practicada ni difundida por la sociedad en su conjunto, ni por clases y grupos como un todo, sino por individuos y equipos especializados de modo exclusivo y profesionalizado en funciones y tareas científicas, en entes y lugares determinados, dentro del marco de normas e instituciones que definen sus funciones, sus actividades, sus posibilidades y su status. Los científicos están englobados así en un doble sistema de relaciones: a) externas, con referencia a las estructuras sociales e instituciones más amplias que configuran su situación global; b) internas, entre los miembros del o de los grupos y con referencia intrínseca a la actividad específica. Son personas sociales, miembros de una gran variedad de grupos (familiares, profesionales, clasistas, nacionales, ideológicos, políticos), expresión, punto de confluencia y nexo de vinculaciones complejas. Responden a problemas surgidos de las múltiples demandas


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de la sociedad global, de las clases y de los grupos que integran o con los cuales se conectan, según prioridades cuya jerarquía relativa varía en el espacio y en el tiempo. La incidencia de estas influencias y controles (incluso de las de la propia comunidad científica) se manifiesta sobre todo en los siguientes niveles y aspectos: i) Emergencia y persistencia, nivel cuantitativo de los científicos como grupo social. ii) Reclutamiento, formación básica, entrenamiento. iii) Preferencias, discriminaciones, tests barreras (clasistas, políticas, étnicas, edad, apariencia, personalidad, sexo). iv) Calificación: niveles y tipos de habilidad requeridos para el desempeño de trabajos científicos, que cambian con el avance de la ciencia y con la modificación de las demandas sociales. v) Valores, normas y principios, que a su vez se manifiestan en la importancia asignada a los problemas y en los criterios de selección de los mismos como objeto de actividad; en los juicios que inciden sobre la objetividad y exactitud del trabajo; y en las pautas de rigor científico. vi) Motivaciones reales y aparentes de la actividad. vii) Actitudes y comportamientos generales y específicos. viii) Tipos predominantes, según origen social, trabajo, modo de actuación (señor ocioso, profesional de dedicación exclusiva; explorador, teórico, tecnólogo). ix) Organización. x) Medios de subsistencia personal y de trabajo (sedes, equipos, materiales). xi) Teorías, métodos y técnicas; tendencias y escuelas. xii) Tipos de producción y uso de los resultados. xiii) Mecanismos de información y comunicación. xiv) Evaluación de conductas, tareas y resultados, por los pares y por los grupos sociales con quienes los científicos se asocian o de quienes dependen (gobierno, empresas, universidades, fundaciones, opinión pública). xv) Otorgamiento o no de status, según satisfacción o no de requerimientos provenientes de los grupos so-


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cíales con influencia decisiva que convergen y se focalizan en los individuos y grupos científicos (derechos, privilegios, obligaciones, prestigio, inmunidad, autoridad). xvi) Grado de autonomía relativa, de eficacia propia y de capacidad de retroacción de los grupos científicos sobre la sociedad global y sobre sus componentes fundamentales. Estructuras

culturales

e ideológicas

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En esta esfera aparecen tres niveles de interconexiones: el impacto de las estructuras culturales e ideológicas sobre la ciencia y sobre la política científica; los elementos culturales e ideológicos específicos de los grupos científicos; la retroacción de la ciencia y de la política científica sobre la cultura y las ideologías.

Impacto

de las estructuras culturales e

ideológicas

Las teorías y los métodos, los descubrimientos, invenciones e innovaciones no son exclusivamente meros resultados de actividades lógicas y empíricas intrínsecamente consideradas. Reflejan la atmósfera intelectual y emocional, no científica, de un lugar y de una época. Los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad son interpretados también en términos sociales, culturales, ideológicos y políticos. Los factores y elementos relevantes que pueden actuar como frenos o estímulos del desarrollo científico y que se relacionan con las estructuras económicas y sociales ya consideradas, son sobre todo los siguientes: i) Persistencia y predominio de creencias y actitudes mágicas; de dogmas y tabúes; de prejuicios sociales contra ocupaciones y actitudes de búsqueda, innovación, crítica y cuestionamiento. Tradicionalismo generalizado; exaltación y defensa del orden; estabilidad valorizada sobre el cambio y el progreso; actitud contemplativa;, alto grado de inmovilidad mental. ii) En sentido inverso a i), apertura y ensancha-


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miento de marcos y horizontes geográficos, sociales y culturales, y emergencia de un clima de fermentación sociopolítica y cultural en el que se valoriza el cambio, la crítica, la invención y la innovación. Aparición y vigencia de los valores culturales de la ciencia moderna (racionalismo; imanentismo, naturalismo, secularización; empirismo; supremacía de la lógica y de la experimentación; pragmatismo; ascetismo mundano; escepticismo hacia la tradición y la autoridad; optimismo; reivindicación de la libertad crítica y creadora). Diversificación de cuestiones, disciplinas y orientaciones^ y multiplicación de interacciones entre ellas y los grupos interesados en las mismas. Alta evaluación y popularidad de la ciencia y de la técnica, otorgamiento de status y prestigio a quienes la practican. iii) Existencia o no de grupos significativos, interesados en la acumulación de conocimientos y técnicas sobre el mundo natural y humano, en su aplicación a la práctica social en todos sus niveles; peso específico e influencia real de los grupos de orientación divergente y antagónica. Modo y grado de distribución y equilibrio de los poderes socioeconómicos, culturales y políticos. iv) Posibilidad de competencia entre orientaciones culturales e ideológicas, o monopolio, autoritarismo y capacidad represiva de una de ellas. Grado de libertad de especulación, experimentación, difusión y confrontación. Elementos culturales e ideológicos en los grupos científicos Los grupos científicos, como grupos especializados en una actividad profesional autónoma, incorporan en su conciencia y en su comportamiento elementos culturales e ideológicos. Estos pueden ser tomados de las influencias y demandas de la sociedad global y de las clases y grupos dominantes o en ascenso hacia el poder, recbidos y reelaborados, en condiciones y con características, por los grupos científicos; o bien éstos


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pueden crear sus propios productos culturales e ideológicos. La cultura de las clases y grupos dominantes proyecta sobre los científicos una constelación de ideas y actitudes básicas, imbuidas de prejuicios y justificaciones, tales como las siguientes: i) Concepción de la ciencia como sistema independiente y autodeterminado, aislado del resto del universo social, independiente de consideraciones socioeconómicas, ideológicas y políticas, separado en principio de las aplicaciones prácticas. ii) Enfatización del individualismo, de la competitividad y de las motivaciones de progreso personal, iii) Visión del científico como miembro de una élite aparte de la sociedad, mantenido por ésta para que, por los éxitos de su actividad específica, brille sobre la masa. iv) Tendencia a la autosegregación; dificultades para la cooperación y para el trabajo en equipo; aceptación de barreras entre científicos, entre ciencias y entre países. v) Defensa de la libertad, identificada con la anarquía, y traducida de hecho en el sometimiento a las formas existentes de poder y de organización social y científica. Desconfianza hacia la organización, que se tiende a reducir al mínimo, para permitir el esfuerzo libre y es^ pontáneo de los científicos individuales. vi) Despreocupación por la falta de control efectivo sobre el uso del propio trabajo y de sus resultados, y por las consecuencias sociales y políticas de la ciencia tal como se practica. Evasión de la propia responsabilidad social y ética, eludida mediante el recurso a la tradición de la ciencia como búsqueda desinteresada de la verdad, indiferente a los efectos que pueda producir; y transferencia de la responsabilidad a los empresarios, políticos y otros grupos de interés, de presión y de poder. En sentido inverso, científicos individuales y agrupados pueden, en determinadas circunstancias, interiorizar de tal manera las normas de rol, status, excelencia y ética profesional, y los objetivos de la propia actividad, y vincularse en tal grado a los aspectos irihe-


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rentes a la especialización en su función a derivados de ella, que sus ideas, sentimientos, actitudes y comportamientos llegan en algunos casos a trascender las demandas, las orientaciones y los límites que crean o imponen las clases y grupos dominantes y las instituciones en las cuales ellos están anclados o de las cuales dependen. Los factores y afectos de esta dinámica son, entre otros, los siguientes: i) Tendencia intrínseca a la búsqueda del saber nuevo, y al mejor uso y mayor relación de elementos del saber conocido. Amor al conocimiento, a la investigación, a la experiencia y a la innovación. Interiorización de la búsqueda de la verdad y de la actitud crítica como valores fundamentales. Revaluación del criterio de verdad a través de la introducción de una perspectiva provisionalista que la visualiza como función en movimiento y lleva a rechazar la idea de conocimiento completo y a adoptar una actitud de búsqueda permanente. Reivindicación del descubrimiento, la invención, la innovación, como resultados de una actividad espontanea, lúcida y gratuita. ii) Conciencia del valor del propio trabajo, a través de la actividad específica, y del surgimiento de una apreciación generalizada por parte de las clases y grupos dominantes, de la opinión pública, de la sociedad y del Estado. Confianza en sí mismos; sentido de superioridad, capacidad actual de progreso y posibilidades futuras ilimitadas. Conciencia de mayores poderes, derechos y responsabilidades simultáneamente. iii) Generalización de la actitud de búsqueda, crítica y cuestionamiento, de la ciencia hacia la sociedad. Reivindicación de la libertad de pensamiento, extendida hacia la libertad de los otros. Sentido de la propia dignidad, con tendencia al reconocimiento de la dignidad humana, y al rechazo de todo lo que implique estupidez, irracionalidad, sufrimiento inútil, persecución. iv) Planteo de cuestiones no solamente intrínsecas a las actividades específicas, sino también respecto a


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la sociedad, la cultura y la política: fines de la investigación; relaciones entre la ciencia y el bienestar; responsabilidad social de la ciencia; dialéctica libertadplanificación de la ciencia. v) Posibilidad de conflictos con grupos dominantes e instituciones vigentes. Falta de coincidencia o divergencia entre los puntos y líneas del crecimiento científico, y los puntos y líneas de crecimiento de las demandas socioeconómicas, políticas e institucionales, que pueden traducirse en diferencias de ritmo, contenido y orientación. Vacíos o brechas entre las disponibilidades y posibilidades científicas, y las demandas e imposiciones efectivas. Obstáculos al progreso científico, falta de uso o uso irracional o negativo de sus productos. De manera general, los científicos pueden rechazar demandas que consideren injustificadas o destructivas, reconstruir tradiciones obsoletas y obstaculizantes, a la luz de nuevas teorías y experiencias, y del impacto de la propia dinámica y de la presión de clases ascendentes, grupos disidentes, nuevas alternativas y opciones. Acción de la ciencia sobre la cultura y las ideologías La ciencia puede retroactuar sobre la cultura y las ideologías, ya sea directamente, ya de modo indirecto, sobre las estructuras socioeconómicas y políticas que a su vez influyen en aquéllas. En la medida que ello ocurre, la ciencia puede irradiar o reforzar un tono, un ethos, un clima a la sociedad global. Genera o estimula nuevos modos de hablar, de pensar, de sentir y de actuar sobre las cosas y los seres, sobre los hechos y las teorías, que conducen a nuevas visiones de los problemas científicos, económicos, sociales, culturales, ideológicos y políticos. Puede difundir y generalizar las actitudes de provisionalismo, crítica y cuestionamiento. Puede impactar el modelo general prevaleciente, para sancionarlo, modificarlo o destruirlo y remplazarlo; contribuir al rechazo y descarte de viejas ideas y prác-


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ticas y a la sanción de otras nuevas, así como a una mayor racionalización de la sociedad. El sistema social nacional se completa finalmente con las estructuras políticas, cuyo tratamiento entronca ya con el de la política científica, exigiendo ambos una consideración conjunta y por separado. Estructuras políticas y política científica

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Desde un punto de vista general, política es el conjunto de fuerzas, procesos y estructuras por los cuales y a través de los cuales se asigna y ejercita el poder en una sociedad. La ciencia está estrechamente entrelazada con el sistema político de cualquier país considerado. Es parte de un orden social que también es integrado por el sistema político; es afectada por ambos y a su vez los afecta. Particularmente en la actualidad, y de modo creciente y acelerado, el conocimiento científico es poder potencial o efectivo para las clases y los grupos, las naciones y los gobiernos, en términos de creación y uso de recursos y riquezas, de prestigio e influencia, de capacidad de dominación política y superioridad militar, dentro de cada país y en el sistema internacional. Pero, si bien el conocimiento científico es virtualmente equivalente al poder, tiene escaso valor en sí mismo si no va acompañado por la capacidad para hacer uso efectivo de él, y ello depende de fuerzas, estructuras e instituciones de tipo socioeconómico y cultural, y de fuerzas, procesos, arreglos y estructuras de tipo político que expresan, configuran y condicionan el medio en que la ciencia existe y funciona. La creación y la aplicación de la ciencia depende cada vez más de su generación, difusión y captación por sociedades, grupos e individuos, y cada vez más determina consecuencias que sólo pueden ser enfrentadas y manejadas en términos sociales y sobre todo, políticos. Toda decisión y toda actividad relacionada con las condiciones de creación de ciencia, y del uso de ella y de sus resultados, tienen así un ineludible carácter político. Las decisiones y actividades de carácter científico no se definen en y por sí mismas. Son el resultado


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final de los intereses, las necesidades y las exigencias de distintos subconjuntos, sectores y grupos, de sus juicios de valor sobre prioridades configuradas en programas de naturaleza política, y de sus poderes potenciales o efectivos. Surgen y se desarrollan por los concursos y los conflictos de múltiples influencias particulares, y dentro de una estructura social de poderes que ellas expresan, refuerzan y modifican; y sobre todo lo cual, por añadidura, se ejerce siempre necesariamente un arbitraje de tipo político. En esta perspectiva, las fuerzas sociales reales, más que las estructuras y los órganos formales, son los que realmente cuentan. La política aparece así virtu-almente como obstáculo o como estímulo para el desarrollo científico, en función de que los factores y variables relevantes para aquél estén sometidos al control y uso por clases, grupos y élites hostiles al cambio o favorables a él, y a la creación, acumulación y uso de conocimientos sobre cosas y personas. En el primer caso, cabe observar que el desarrollo científico racional no se encuentra hoy impedido por razones materiales y técnicas, sino por factores socioeconómicos, culturales, ideológicos y, sobre todo, políticos. La política aparece así, como observara John D. Bernal, como la justificación de lo que no se hace. En el segundo caso, la política puede actuar positivamente, decidiendo la promoción de la ciencia como parte de una determinada estrategia global de desarrollo que dé respuestas específicas a una gama de alternativas posibles. La experiencia histórica revela el papel fundamental de las transformaciones políticas, que sacuden los sistemas, liberan fuerzas, descartan premisas tradicionales sobre el mundo natural y social, crean nuevas condiciones generales y específicas y nuevas pautas de pensamiento y conducta.14 En el contexto que surge de las consideraciones precedentes, la política científica, en el sentido más amplio, engloba el conjunto de intervenciones, decisiones y actividades de distintos tipos de poderes coexistentes en una sociedad dada, tendientes a obstaculizar o estimular el progreso de la investigación científica, y la aplicación de sus productos con referencia a determinados objetivos de naturaleza socioeconómica, política, militar y cultural.


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La política científica presenta las siguientes características fundamentales: 1) Su necesidad surge de la insuficiencia comprobada de las acciones espontáneas de sujetos y agentes operantes en un medio dado para el logro de una maximización que se considera deseable; y de la necesidad consiguiente de un arbitraje decisivo entre las fuerzas y poderes en concurso y conflicto. 2) Tiene como presupuesto e idea reguladora una cierta noción del progreso: ¿qué novedades (teoría o concepto, descubrimiento, invención patentable, innovación) y qué frutos de ellas deben surgir y propagarse, con qué velocidad y en qué direcciones, a qué costos humanos, en qué conjunto, con qué grado de universalidad de resultados, beneficios y perjuicios y para quiénes? 3) Engloba respuestas a alternativas, bajo formas de decisiones y opciones. 4) Supone un esquema de la sociedad, a mantener y reformar, o a modificar y remplazar. 5 ) Busca beneficiar subconjuntos (sectores, ramas, clases, grupos, regiones) en el seno de un conjunto, de modo desigual en relación a otros que resultan postergados o perjudicados. 6) Da prioridad a ciertos progresos, elige focos o polos de formación e incremento de la información científica, itinerarios de propagación y formas de concreción de los progresos en el -seno del conjunto. 7) Reparte, de cierto modo, recursos escasos para obtener, al menor costo posible, el mejor resultado deseado para el conjunto y para uno o varios de sus subconjuntos. 8) Es siempre una respuesta específica a una serie de cuestiones básicas interconectadas: ¿qué ciencia y qué técnicas son buenas? ¿Para qué y para quiénes? ¿Cuánta? ¿Cómo? Es preciso distinguir por lo menos entre dos categorías específicas de políticas científicas, que confluyen y se integran en la política científica genérica: la nacional y la gubernamental. La política científica nacional está constituida por el conjunto de políticas científicas correspondientes a las unidades componentes de los subsistemas político,


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social, productivo, educativo y científico propiamente dicho. La política científica gubernamental se configura como el conjunto de medidas de intervención y acción de los poderes públicos, para frenar o estimular el avance de la ciencia y, con él, un tipo particular de progreso socioeconómico que se considera deseable. Una política científica puede o no ser explícita. Puede concretarse o no en planes, programas, proyectos científicos. Puede o no establecer una comunicación más o menos regular y armónica con otras políticas, incluso la política económica y general del Estado, sus planes, programas y proyectos. El carácter reciente, prácticamente inédito, de la política científica, la presenta como innovación social cuya existencia en la realidad es difícil de detectar y probar y cuya investigación supone arduas dificultades. Ello se expresa y refuerza por la inadecuación de la teoría, de la metodología y de las técnicas existentes para la percepción y el análisis, e incluso por la inexistencia de un lenguaje unificado para el tratamiento de las funciones y problemas de la política científica. Los procedimientos de determinación de la política científica son todavía poco científicos. Aún no puede hablarse de la existencia y aplicación de una previsión científica sobre modelos; ni tampoco de proyecciones claramente explicitadas, clasificadas y agrupadas de exigencias científicas en términos de gastos y resultados. No ha llegado a ser posible calcular de modo explícito y riguroso cuál es la mejor de las soluciones teóricamente realizables en un campo de posibilidades. La ponderación de objetivos, la determinación de prioridades y opciones, la asignación preferencial de medios, son raramente explicitadas de manera precisa y cuantitativa, justificada hasta en los detalles. Conserva una gran parte de apuesta. Resulta en medida primordial de relaciones de fuerzas y de decisiones de tipo político. El hecho clave al respecto está dado por la pluralidad, la diversidad, el carácter complejo y heterogéneo de los centros de intereses, de poder y de decisión, sus estrategias y "misiones", sus influencias: clases sociales, grupos y entes científicos, técnicos, políticos, guberna-


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mentales, administrativos, empresariales, sindicales, nacionales e internacionales. La resultante es una proliferación de racionalidades de todo tipo: de los sujetos y agentes, y de los centros de intereses, poder y decisión; de función (científica, técnica, económica, política, militar . . .); de fines y medios. Las racionalidades múltiples coexisten y. entrechocan; tratan de usar a las otras como medios para sus propios fines; se convierten las unas en las otras sin identificarse completamente; operan unas veces como desarrolladas y dominantes y otras como subdesarrolladas y dominadas. Entre las distintas racionalidades se establecen diálogos, intercambios de información, ensayos y errores, conflictos, negociaciones, compromisos. La heterogeneidad y la incoherencia recíproca de las racionalidades, misiones y decisiones parciales significan que ninguna de ellas pueda ser completamente sacrificada a otra, ni tampoco optimizable como si fuera única. Por consiguiente, la pluralidad de los centros, las funciones, los fines y los medios —principales y secundarios, dominantes y dominados—, deben ser articulados, integrados y simultáneamente optimizados por el arbitraje político del Estado, en una decisión única, referida a la elección de una junción de preferencia globalizante y compleja, determinada por la racionalidad de la coherencia y de la estabilidad del sistema total. La función de preferencia no es una simple yuxtaposición de racionalidades. Representa la fusión parcial —que no excluye las diferencias— en un conjunto complejo que participa en mayor o menor grado de todas las racionalidades sin identificarse totalmente con ninguna. Es una unidad determinada por el predominio temporario de una o varias racionalidades sobre las restantes, con la consiguiente elección de prioridades y la selección de sujetos y agentes beneficiarios. El poder latente de contestación de las racionalidades dominadas respecto a las dominantes explica la capacidad de evolución de la función de preferencia. La racionalidad de la coherencia, la función de preferencia que la expresa y concretiza, resultan de un proceso siempre parcial e incompleto de integración. Las proporciones coherentes u óptimas entre los participan-


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tes y componentes nunca son conocidas ex ante. Se establecen de modo gradual, lento, desigual, bajo la presión de los hechos, empíricamente y por aproximaciones sucesivas, para la corrección de desequilibrios y rezagos comprobados e insoportables mediante la adopción de coherencias experimentadas. Ese proceso tiende a lograr, desde la ausencia de incoherencias mayores, hasta la constitución progresiva de racionalidades previsorias cada vez menos imperfectas. En síntesis, los conflictos y compromisos de racionalidades parciales, dentro, y fuera del Estado, se manifiestan, resumen y resuelven relativamente en y a través de la política científica de aquél. Finalmente, tal como observa Yves Barel —cuyo trabajo me ha resultado particularmente inspirador para esta parte del análisis—, "la racionalidad de la política científica participa evidentemente de la racionalidad del régimen social en el cual se elabora. Está condicionada por esta racionalidad del régimen, a la vez en sus posibilidades y en sus límites, y puede volverse a su vez uno de los elementos de apreciación de aquélla".15 El examen de la política científica no es fácilmente divisible en partes separadas. Exige un enfoque total que supere la indigencia de los métodos actuales, aparentemente insuficientes para reunir en un todo integrado elementos y puntos de vista fragmentarios y heterogéneos. La búsqueda de este enfoque global presupone y exige, sin embargo, un esfuerzo analítico que no pierda de vista la visión del conjunto. Este análisis comienza por referirse a los siguientes aspectos y niveles esenciales: 1) Ambiente político general de la política científica (sujetos y agentes, estructuras y procesos). 2) Elementos constitutivos e indicativos de la existencia y grado de desarrollo de una política científica. 3) Contenido y resultados de la política científica en sí misma: formación, dispositivo, financiamiento, cooperación internacional.


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El ambiente político general En un sentido amplio, el ambiente político general de la política científica puede ser concebido como resultante de la existencia e interacción de fuerzas, estructuras y procesos de sujetos y agentes (clases, grupos, organizaciones, individuos), cuyas motivaciones, actividades y productos configuran en conjunto el marco y el ámbito dentro de los cuales la ciencia emerge, es determinada y condicionada, desarrollada y utilizada, para la satisfacción de necesidades más o menos definidas de la sociedad global o de sectores de la misma. La configuración y el análisis del ambiente político deben tener en cuenta el papel de quienes ocupan posiciones clave en el sistema del poder (grado de autoridad, orientaciones, decisiones), y el de las fuerzas sociales que aquéllos representan, que los influyen y presionan, los apoyan y resisten, en una compleja red de interrelaciones y de convergencias y conflictos de intereses, fines y medios. Este enfoque amplio, que engloba influencias directas e indirectas, puede ir acompañado de otro más restringido e inmediato, que toma en cuenta sobre todo la composición, la estructura y la dinámica del personal o comunidad de la política científica en un país y período dado, es decir, el conjunto de individuos, grupos y organizaciones que se ocupan, en tiempo parcial o completo, del desarrollo, de la comunicación y del uso de la ciencia. En general, el ambiente político se configuraría así por los sujetos y agentes, los procesos y estructuras, y los arreglos institucionales con mayor o menor influencia y eficacia en la creación de condiciones que maximicen la producción, los resultados y los usos de la ciencia. Los componentes que interesa destacar y tener en cuenta en cualquier investigación empírica son los siguientes. 1) El Estado, sus órganos, instituciones, funciones y procesos.16 Los órganos a tener en cuenta son primordialmente los siguientes: i) El Poder Ejecutivo: presidente; gabinete; minis-


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terios; asesores (individuales o comisiones); elementos clave en ministerios que ayudan a determinar y ejecutar la política científica; burocracia gubernamental; consejos o juntas de planeamiento; empresas públicas descentralizadas. ii) Parlamento: grado de interés; procesos de información, debate y decisión; comisiones ordinarias y comités especiales. iii) Poder Judicial. El papel del Estado se despliega, no sólo a través de los órganos indicados, sino también a través de sus funciones generales: i) Institucionalización. ii) Creación de legitimidad y consenso para sí mismo y para el sistema en su conjunto. iii) Legalidad. iv) Coacción social. v) Educación y propaganda. vi) Organización económica. vii) Relaciones internacionales, pacíficas y bélicas. Cabe aclarar que estas funciones son distinguibles por exigencias analíticas, pero se entrelazan de hecho por el origen común y el centro de imputación —Estado—, y por la convergencia o identidad de sus fines y resultados. Las estructuras políticas son multifuncionales, y ninguna de ellas está especializada de modo total y exclusivo. Una misma estructura o institución puede tener funciones diversas. Grupos, estructuras e instituciones de tipo privado pueden desempeñar funciones políticas, estatales o paraestatales, de acuerdo a las tendencias burocrático-corporativas que parecen adquirir una creciente importancia en las nuevas formas del proceso político mundial. A través de estos distintos órganos y funciones se configura el grado de capacidad del gobierno y de la administración, y del sistema estatal en su conjunto, para captar y procesar información y asumir exigencias y objetivos de desarrollo y cambio, incluso las implicaciones y los requisitos del progreso científico y técnico, para la sociedad, los principales subconjuntos y el Estado mismo. El grado de capacidad real puede depender de circunstancias generales tales como las siguientes:


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i) La medida en que el sistema social y político y el Estado expresan o no fuerzas interesadas y favorables al desarrollo y al cambio; el equilibrio o desequilibrio de las fuerzas de signo diferente o contrario; la combinación o el conflicto de fines. ii) La existencia o no de una necesidad imperiosa, de éxitos realizados o inmediatamente posibles, y de popularidad generalizada, respecto a la ciencia, en relación a la sociedad nacional y a los grupos fundamentales. iii) La incidencia que i) y ii) pueden tener en el reclutamiento, la capacidad, la información, las actitudes, los comportamientos, los poderes reales y las decisiones concretas de quienes ocupan altas posiciones en el gobierno y en la administración del Estado. Más particularmente, disponibilidad de gobernantes y administradores con ilustración intelectual, con actitud adecuada para la protección y promoción de la ciencia, y el enfrentamiento de los problemas y consecuencias de aquélla. De manera general, la intervención del Estado puede traducirse, separada o combinadamente, en: 1) Demandas y apoyos, de tipo directo e indirecto, a los núcleos y polos de investigación científica e innovación técnica, para el logro de soluciones a problemas que interesan a la sociedad en su conjunto, a algunos de sus grupos fundamentales, y al Estado mismo. ii) Creación política, legislativa y administrativa, de condiciones directa o indirectamente favorables, para el desarrollo científico; y consagración jurisprudencial de las mismas. iii) Acción deliberada del Estado para la formulación de una doctrina y de estrategias y tácticas adecuadas para el avance de la ciencia; asignación de recursos; asunción directa de tareas cientfícas. 2) Fuerzas, movimientos y partidos políticos, especialmente sus dirigentes, voceros y cuadros, en la medida en que participan activamente en la lucha por el poder y en los procesos de gobierno de un país, ya sea formando parte del Estado o de la oposición. 3) Instituciones económicas y sociales-, empresas, sindicatos, entes culturales, universidades.17 4) Grupos de interés} presión y poder: organiza-


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ciones empresarias y sindicales, fuerzas armadas, Iglesia. Los mismos deben ser considerados en la medida en que despliegan formas de intervención activa y directa en el sistema político, ya sea desde afuera del Estado, en interrelación con individuos que ejercen funciones políticas, o desde el interior mismo del aparato de gobierno y administración pública. 5) Personal o comunidad de la ciencia. La importancia de este grupo, de sus componentes organizados y de sus líderes, puede ser determinada y evaluada sobre todo con relación a los siguientes aspectos: i) Número de miembros, global y por categorías; diversificación del cuerpo; complejidad del sistema institucional. ii) Capacidad de presión sobre las élites políticas y administrativas, y de creación de alternativas de políticas para aquéllas. iii) Número, complejidad, regularidad e intensidad de las relaciones entre el Estado y los otros componentes enumerados del ambiente político general, y la comunidad científica, especialmente en términos de ofertas y demandas, y de estímulos y disuasivos. iv) Existencia o no de representación y de acceso institucionalizado al poder. v) Inserción o no, y en caso afirmativo el grado, en el sistema nacional de decisiones y de planeamiento. vi) Grados y formas de influencia de los componentes del ambiente político general en la estructuración y la dinámica del personal o comunidad de la ciencia, en sus actitudes, comportamientos y logros. Otro componente que presumiblemente tendría importancia en la configuración y funcionamiento del ambiente político de la política científica, pero cuya determinación teórica y empírica apenas ha comenzado, es el referido a los llamados sujetos-motores, los grupos e individuos que pueden participar en un proceso de desarrollo socioeconómico y político, incluso promoverlo y dirigirlo, y que así mantienen, atraen, animan y movilizan el potencial de investigación y los equipos dispersos.


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Elementos constitutivos y configurativos El surgimiento y la existencia efectiva de una política científica, en un país y en una etapa de su evolución, constituyen un prerequisito esencial para la supresión de obstáculos y la reducción de desniveles y distorsiones en el desarrollo y uso eficaz de la ciencia referidos al logro de objetivos de progreso nacional. Ello contribuye asimismo a la coordinación entre la política científica misma y otras políticas socieconómicas del país, disminuye las incertidumbres en los procedimientos de negociación tendientes al logro de decisiones en materia científica; puede contribuir a determinar la inexistencia, la reducción o la supresión de la brecha tecnológica. La imperiosa urgencia de contar con una política científica real y operante, se ve reforzada por el inevitable rezago que la misma sufre siempre, aun en los casos más favorables. La velocidad del progreso científico, su interdependencia y su influencia recíproca con las restantes esferas, niveles y aspectos de la sociedad y con ésta en su conjunto, complican la tarea del Estado para la adaptación a los cambios y para la imposición de una orientación que se juzgue positiva; alteran los términos de los viejos problemas y hacen surgir problemas nuevos; determinan continuas modificaciones de las estructuras, funciones y modalidades de la política científica, que siempre surgen y se cumplen en retraso respecto a la dinámica real. La existencia y la efectividad de una política científica puede ser determinada mediante una serie de criterios e indicadores, referidos a pautas, estructuras y procesos sociales de pensamiento, de organización y de acción, y a tipos de información y comunicación. Los criterios e indicadores pertinentes pueden ser agrupados en cuatro órdenes significativos: 1) Ideología de la política científica. 2) Grado de desarrollo de las organizaciones de investigación. 3) Grado de desarrollo de los órganos centrales de política científica y de su integración en el sistema nacional de decisiones. 4) La política científica como sistema de información y comunicación.


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Ideología

de la política

científica18

La emergencia y el grado de desarrollo de la ideología de la política científica en un país y momento dados, reflejan la convicción compartida, en mayor o menor grado, por los dirigentes y componentes de las principales instituciones sociales sobre la importancia de las interacciones entre ciencia y sociedad, y se expresan en un acuerdo mínimo sobre la necesidad de utilizar la ciencia y la técnica como actividades indispensables para encarar y resolver los problemas básicos del crecimiento o del desarrollo económicos, del cambio social y del sistema político (nacional e internacional), y de operar en tales esferas de modo racionalizante y deliberado. Ello depende de factores y circunstancias como las siguientes: i) Nivel del desarrollo general del país; tipos de estructura socieconómica, de cultura y de sistema político. ii) Monto e intensidad de la actividad científica cumplida en el país, en el pasado y en la actualidad, y grado de difusión y uso de los resultados. iii) Grado de actuación efectiva de las distintas instituciones sociales en el cumplimiento de actividades identificadas con la ciencia o vinculadas con ella. iv) Conocimiento de los dirigentes y componentes de las instituciones sociales sobre la importancia de la ciencia en el propio país, y sobre las realizaciones de otros países y sistemas. v) Confrontación y discusión sistemáticas entre los dirigentes de las principales instituciones sociales, y en el público general, sobre el papel de la ciencia y sobre la necesidad de una política deliberada al respecto. Organizaciones de investigación científica

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Las manifestaciones de una ideología de la política científica configuran un indicador necesario pero no suficiente de la existencia y efectividad de aquélla. Se requieren otros indicadores adicionales que permitan revelar el paso de la fase embrionaria de formulaciones


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abstractas, a la fase de plena expansión, de realizaciones y de penetración real de la política científica en la sociedad. Estos indicadores están referidos ante todo a la dimensión y a la complejidad de las estructuras, las funciones y los mecanismos del personal o comunidad de la ciencia, es decir, de los grupos y organizaciones que se ocupan, total o parcialmente, del desarrollo, difusión y uso de la ciencia. Esta esfera parece presentar, en la mayoría de los países considerados, una diferenciación sucesiva o coexistente de elementos o formas componentes, tales como los siguientes: i) Investigación como resultado de la actividad de científicos individuales, aislados o unidos en asociaciones (con o sin algún grado de reconocimiento estatal). ii) Establecimiento de centros propios por empresas privadas, universidades, facultades, grandes escuelas, con o sin apoyo y financiamiento gubernamentales. iii) Creación de instituciones de investigación relativamente autónomas o semiautónomas (institutos, academias, fondos, fundaciones), para el apoyo o para la realización de investigaciones en diversos campos. iv) El Estado establece investigaciones institucionalizadas de servicio público (metereología, astronomía, agricultura, geodesia, salud), y centros para tareas consideradas de importancia nacional (energía atómica). v) Multiplicación de organismos de investigación (institutos, centros, laboratorios, servicios, estaciones), generalmente agrupados en conjuntos más o menos vastos, con grado variable de autonomía jurídica y administrativa, y diferencias de naturaleza, de contenido y de alcance de sus actividades. Para la clasificación de estas formas parecería conveniente la combinación de dos criterios: el institucional y el de la especialidad científica. Organos centrales de política

científica20

La multiplicación de actividades y entes de investigación, de tipo público y privado, sugiere y exige cada vez más la necesidad de una política y de órganos de coordinación de esfuerzos y de planificación del desarrollo de la ciencia.


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Las funciones de tales órganos, si se resume la diversidad semántica que se despliega en el conjunto de leyes de creación y estatutos rectores, parecerían tender a ser las siguientes: i) Estímulo, promoción, intensificación, mejoramiento, desarrollo de la ciencia. ii) Canalización, coordinación, equilibrio, integración de los esfuerzos aislados. iii) Decisión, control, supervisión. iv) Proyección y prospección, programación, planificación. v) Uso adecuado de los resultados. La responsabilidad por el cumplimiento de esas funciones puede ser asumida por: i) La oficina del Presidente o del Primer Ministro. ii) El gabinete en su conjunto. iii) Un comité interministerial. iv) Un ministro, o un comité ministerial o un reparto de funciones entre varios ministerios. v) Un cuerpo nacional consultivo y/o administrativo. vi) Una comisión nacional( v. gr.y para la energía atómica). Circunstancias relevantes se refieren a las distancias entre los órganos superiores de política científica y el centro del Poder Ejecutivo; a los diferentes grados de participación y de integración de los primeros en el sistema nacional de decisiones; a la mera existencia en el papel, o la mayor o menor conversión en mecanismos y pautas de acción social. La política científica corno sistema de y comunicación 21

información

Los subconjuntos o grupos que producen o usan ciencia, y que configuran el ambiente en que ello ocurre y en que se elabora y ejecuta una política científica, pueden ser considerados como subsistemas integrantes de un sistema de información y comunicación de la política científica. Como la política científica en general, su sistema de información y comunicación constituye una innovación social reciente, apenas emergente,


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difícilmente detectable y susceptible de comprobación en la realidad social. No existe aún un modelo general del sistema de información y comunicación de la política científica, ni siquiera en un estadio primario de elaboración; ni tampoco un estudio sistemático de los componentes de base en tal sistema. La hipótsis básica a este respecto es que cada uno de los subconjuntos o grupos que tiene alguna participación o influencia en la creación, desarrollo y utilización de la ciencia y de la política científica, genera y trasmite informaciones específicas sobre la ciencia y sobre sus lazos con los procesos socioeconómicos, políticos y culturales en un ámbito determinado (nación, región plurinacional, mundo), y usan los elementos informativos proporcionados por los demás subconjuntos o grupos. La información está referida esencialmente al potencial, los componentes, los procesos y los resultados de la investigación y de la innovación, y a la interacción de aquéllos con los restantes componentes y procesos sociales. El subsistema de la política científica, en la medida en que tenga algún grado apreciable de desarrollo, recibe así la materia prima necesaria para su propia formulación y ejecución, proveniente de los subsistemas internacional, social nacional y de la ciencia nacional. Elabora y utiliza la información para dar a las estructuras y procesos de investigación e innovación plena eficacia en función de los objetivos buscados. Coordina funciones entre las estructuras y procesos correspondientes a distintos niveles y esferas. Mejora los mecanismos de formulación y solución de los diferentes problemas, y el grado de eficacia de funcionamiento del subsistema científico en sentido amplio (investigación y desarrollo). Asume, concreta y pone en práctica las consecuencias que todo ello tiene para la estrategia, la dirección y administración, la ejecución, el control de gestión y de operaciones. Puede suponerse, en consecuencia, que la existencia misma de la política científica, su grado de madurez, su eficacia, son funciones directas de su desarrollo como subsistema de información y comunicación; de su complejidad, flexibilidad y sensibilidad con respecto a todos los sectores y medios relacionados con la cien-


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cia; de la cantidad y calidad de información que recibe, produce, trata y trasmite a través de la sociedad, sobre el estado y desarrollo de la ciencia y de la política científica, y sobre las interacciones de ambas con los componentes y procesos de la sociedad global. A su vez, el desarrollo y madurez del subsistema de información y comunicación de la política científica depende de la creación y vitalidad del mayor número posible de sus componentes; de su ligazón con otros subsistemas relevantes (internacional, social nacional, científico, de decisiones); de la medida en que dichos componentes y sus estructuras existan sólo en el papel, o cumplan nada más que algunas de las funciones atribuidas, o tengan capacidad para transformarse en una plenitud de acción social efectiva. Una distinción es digna de señalarse al respecto. El sistema formal de información y comunicación de la política científica es un reflejo, que retiene sólo los rasgos mayores netamente objetivados, de un sistema mucho más complejo y difícil de percibir y analizar: el sistema no formal de comunicación de la política científica. En este último se hace la mayor parte del trabajo diario, y se toman las decisiones concernientes al desarrollo y uso de la ciencia en base al compromiso entre las fuerzas concurrentes y las alternativas y opciones emergentes. El nivel de evolución y la organicidad del subsistema de información y comunicación de la política científica determina, e incorpora como uno de sus principales componentes e indicadores, la función de coordinación de actividades cumplidas en distintas esferas y aspectos. A su vez, esa función incide en la eficacia de las estructuras mismas de la política científica y en la naturaleza dinámica de sus relaciones con otros elementos correspondientes a los otros subsistemas, especialmente el científico nacional. El grado de desarrollo de la función de coordinación puede ser evaluado según una escala que incluye requisitos y tareas como las siguientes: i) Intercambio entre agencias de información sobre planes en curso: inventario de trabajos en ejecución; análisis de doble empleo, indicación de fallas posibles, evaluación del contenido de los programas y proyectos.


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ii) Exposición comprensiva de los fines comunes hacia los que se supone deben tender la política gubernamental general y la formulación y ejecución de planes, programas y proyectos. iii) Estudios de políticas de recambio, con evaluación de sus consecuencias. iv) Comunicación entre agencias sobre planes futuros; proposiciones con evaluación presupuestaria. v) Coordinación entre agencias para la planificación futura en común tendiente al logro de objetivos al nivel gubernamental; comparación de estos objetivos con el conjunto de planes de las agencias; concertación de acuerdos para llenar los vacíos y evitar los dobles empleos, y para el uso en común de medios especializados. vi) Atribución o reasignación de programas, tendiendo a conferir al esfuerzo total el máximo de eficacia; transferencia de funciones y de recursos, y proposición de modificaciones legislativas.

El contenido de la política científica

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La evolución de la política científica como innovación social puede ser determinada, no solamente por los elementos ya analizados, sino también, más en detalle, por otros criterios adicionales, cuyo tratamiento debe ser omitido en este trabajo por razones de espacio. Es pertinente en cambio desplazar ahora la atención hacia el contenido de la política científica, referido especialmente a los siguientes aspectos: formación, dispositivo, financiamiento, cooperación internacional. Formación. Este aspecto y fase de la política científica incluye necesariamente por lo menos las siguientes tareas: a] Disponibilidad de información cuantitativa, en un nivel adecuado de abundancia, precisión, regularidad, sobre el estado actual de la ciencia y análisis de esa información, todo ello referido especialmente a: i) Instituciones y órganos. ii) Personal: número de estudiantes sobre población; número de profesores, investigadores, graduados.


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doctorados: científicos empleados en el gobierno, universidad, la empresa privada. iii) Producción: volumen de literatura científica; y en general, por campos, autores, fechas; cantidad de trabajo y número de trabajadores científicos en los centros de investigación y desarrollo, etcétera. b] Visión prospectiva de objetivos, generales y sectoriales. simples y compuestos, y de sus ligazones (científicas, técnicas, económicas, políticas, militares), durante períodos medios y largos.23 c] Traducción de objetivos en medios materiales,, financieros y humanos. d] Examen del uso de los conocimientos científicos y de las innovaciones técnicas, en el presente, en proyección y en perspectiva. Dispositivo del personal, los equipos y los materiales, en unidades de producción científica y de innovación técnica. Especialmente: i) Racionalización de las unidades, en cuanto a su dimensión y organización óptimas, y en cuanto a los lazos existentes o a crear entre ellas. ii) Convergencia de esfuerzos entre unidades (acciones concertadas, circulación de información) . iii) Formación de personal que resulte insuficiente —en número, calidad y especialización en el momento de formular la política científica y con respecto a los objetivos trazados. Fmandamiento.2* El análisis de este nivel debe incluir como mínimo los siguientes aspectos: a] Agentes y procesos de decisión en la asignación de tareas y recursos. b] Mecanismos de negociación y arbitraje entre centros político-administrativos, científicos, empresariales, sociales de diverso tipo, sobre alternativas, prioridades, opciones, montos, etcétera. c] Criterios teóricos y prácticos de estimación de necesidades, y de evaluación y medición del gasto científico y de sus consecuencias globales y parciales. d] Naturaleza de los recursos: económicos, financieros, materiales, humanos. e] Origen de los recursos: i) Nacional: público, privado. ii) Internacional: por países, públicos y privados;


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organismos internacionales o supranacionales, públicos y privados. f] Destinatarios: i) Ciencia pura, aplicada, desarrollo. ii) Militares, civiles. iii) Universidad, sector público, sector privado. iv) De alcance nacional, regional o local; por sectores y por disciplinas. v) Laboratorios, institutos, centros, plantas piloto. Cooperación

internacional

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a]Existencia o inexistencia de definición y de criterios precisos y exactos respecto al supuesto dilema: esfuerzo nacional especializado vs. cooperación internacional y regional. b ] Criterios, formas y resultados de la especialización nacional. c] Formas y métodos de la cooperación internacional: i) No gubernamentales. ii) Intergubernamentales. iii) Estructuras orgánico-funcionales de cooperación. d] Perspectivas de cooperación a través de la integración latinoamericana: i) Ventajas y requisitos. ii) Obstáculos. iii) Antecedentes internacionales y regionales. iv) Diseño de formas institucionales (v. gr.y corpotación pública multinacional para el desarrollo científico conjunto). Fuentes La elaboración detallada y la puesta en aplicación para casos concretos del esquema analítico que se ha expuesto, requieren la utilización de amplias y diversas fuentes de información, entre las cuales destacan las siguientes: a] Escritos, declaraciones, estudios, informes, emanados de:


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i) Presidente, primer ministro, ministros, jefes de departamentos o de grandes organismos gubernamentales. ii) Comités consultivos de la política científica, consejos de investigación, academias, fundaciones. iii) Partidos políticos, sus dirigentes y voceros; programas, .declaraciones electorales, resoluciones parlamentarias. iv) Consejeros de la política científica, científicos en actividad, autoridades universitarias, empresarios. b] Presupuestos nacionales, provinciales y locales que mencionen gastos concernientes a la investigación. c] Programas de investigación de empresas, agencias, universidades, institutos, laboratorios, entes sociales, impresos separadamente o como parte de un plan general. d] Publicaciones periódicas de series estadísticas sobre diferentes indicadores del estado y tendencias de la investigación, correspondientes a todas las organizaciones y niveles de la ciencia y de la política científica (potencial, programa, recursos, realizaciones, etcétera). e] Estudios, revistas, informes (conferencias, simposios, comisiones, libros, sobre: i) Historia, economía, sociología, psicología, política, administración de la ciencia. ii) Cuestiones y problemas de política científica, general o sectorial. iii) Casos particulares de toma de decisión y ejecución de investigaciones e innovaciones, por parte de organizaciones e instituciones dedicadas a tales actividades. f ] Periódicos, diarios y otras publicaciones que, de manera exclusiva o parcial, regular o episódica, contienen materiales sobre problemas y aspectos básicos de la política científica. Estas fuentes pueden contener elementos concernientes a: i) El nivel internacional, nacional, provincial y local. ii) Sectores particulares: gobierno, universidades, empresas públicas y privadas, agro, industria. iii) Investigación fundamental, aplicada, de desarrollo.


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iv) Dominios particulares: ciencias físicas, naturales, sociales. De la evaluación crítica a la afirmación estratégica El aporte que la Ciencia Política puede hacer a la problemática bajo examen no puede ni debe limitarse a la mera comprobación de la situación existente, para deplorar sus limitaciones e inconvenientes y, eventualmente, agregar algunas tímidas sugerencias de reformas parciales. La contribución de los dentistas políticos latinoamericanos debe combinar la evaluación crítica de las estructuras y tendencias actuales con la formulación de una estrategia operativa que inspire y vigorice el trazado y la ejecución de una nueva política para el avance científico y técnico de los países de la región, en estrecho enlace con una estrategia global de desarrollo económico, cambio social, democratización política, creatividad cultural y recuperación de la autonomía en el sistema internacional. La exploración de este ámbito excede los fines y límites del presente trabajo y requiere un tratamiento separado. Para terminar, y como puente para dicha tarea a cumplir en algún trabajo futuro, es pertinente destacar que la formulación de una política científica alternativa requiere el replanteo previo o concomitante de algunas cuestiones básicas de tipo general, y la toma de posición al respecto. Por una parte, es imprescindible que cada uno decida, al nivel de su individualidad y de su papel en la vida colectiva, su opción ante el dilema que en la actualidad se presenta cada vez más claramente a escala nacional y mundial: ciencia al servicio de la monopolización extrema de la riqueza y del poder, de la burocratización y de la tecnocratización llevadas a extremos inhumanos, en un mundo polarizado para la coacción, la asfixia, y la destrucción de la libertad humana; o ciencia para la superación del reino de la necesidad y el paso a la creación de posibilidades ilimitadas de bienestar, libertad y expansión de la personalidad individual y colectiva. Por otra parte, la formulación de una política cien-


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tífica integrada en una estrategia global de desarrollo, cambio y democratización, presupone la determinación precisa y realista de los siguientes elementos: a] El sistema de valores que se adopta, como base y criterio para la toma de decisiones frente al espectro de alternativas, para la fijación de prioridades y metas, para el rechazo del modelo vigente hasta ahora y para la creación y adopción de otro modelo dinámico y creativo. b] La elaboración y difusión de una ideología capaz de proporcionar el esquema intelectual, los criterios orientadores, el estímulo a la movilización sociopolítica de los grupos dinámicos y renovadores y de las mayorías nacionales, el sacudimiento y transformación de los partidos políticos y de las instituciones. c] Los intereses y las fuerzas, los beneficiarios y los agentes, actuales y potenciales, del desarrollo que se busca; su gravitación relativa; sus posibilidades y modos de articulación, alianza y liderato; los enemigos y cómo neutralizarlos o anularlos. d] Los objetivos, condiciones, métodos e instrumentos del desarrollo; el escalonamiento en etapas; las exigencias, requisitos y consecuencias; los cambios sociales concomitantes y resultantes; los tipos de economía, de sociedad, de régimen político, de estructura institucional, de cultura y de ubicación en el sistema internacional, que se buscan y se prevén como resultado del proceso. e] La inserción y el papel de la ciencia y de los científicos en el esquema planteado. Este trabajo intenta, como ya se dijo, diseñar y fundamentar un esquema analítico que pueda ser aplicado al estudio de la política científica de uno o varios países latinoamericanos y a la formulación de políticas científicas alternativas. Es evidente que una tarea de esta índole puede ser abordada en primera aproximación, pero no agotada, por un solo investigador ni por un grupo reducido. Requiere un prolongado e intensa trabajo interdisciplinario, a cargo de un conjunto numeroso de científicos sociales de las más diversas formaciones y especialidades. Su importancia dista de reducirse al ámbito puramente teórico; está, por el contrario, grávido de implicaciones socioeconómicas, cultura-


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les y políticas de gran trascendencia, y permite combinar la relevancia científica con la apertura de posibilidades pragmáticas, Constituye, pues, un desafío ineludible para la capacidad, la imaginación y el coraje de los científicos sociales de la región. Nada justifica que ese desafío deje de ser enfrentado de manera decidida y exitosa.

1 Este trabajo se vincula con el proyecto de investigación sobre la política científica en el caso argentino, en curso de realización conjunta a cargo de los Dres. Amílcar Herrera y Marcos Kaplan, con el patrocinio de la Fundación Bariloche y de la Escuela Latinoamericana de Ciencia Política y Adminisción Pública (FLACSO). 2 Para diversas apreciaciones sobre la revolución científica, véanse: Maurice Goldsmith y Alan Mackay (Ed.), The Science of Science, Penguin Books, Hardmondsworth, Middlesex, 1966; Jacques Ellul, The Technological Society, Vintage Books, Nueva York, 1964; Ritchie Calder, Man and the Cosmos-The tature of Science Today, A Mentor Book, Nueva York y Toronto, 1968; R. J . Forbes, The Conquest of Nature, A Mentor Book, Nueva York y Toronto, 1968; Nigel Calder (Ed.), The World in 1984y Penguin Books, Baltimore, Maryland, 1965 (vols. I vil). 3 Sobre la brecha tecnológica, cf.: Richard N. Adams, "La brecha tecnológica. Algunas de sus consecuencias en el desarrollo de América Latina"; en Foto Internacional, vol. X, núm. 1, julio-septiembre, 1969. El Colegio de México, México. 4 Cf.: P. M. S. Blackett, The Scientist and Underdeveloped Countries, y C. F. Powell, "Priorities in Science and Technology for Developing Countries", en Goldsmith and Mackay, The Science. . .; Amílcar Herrera, "La Ciencia en el Desarrollo de América Latina", en Comercio Exterior, Banco Nacional de Comercio Exterior, S. A., México, vol. X I X , núm. 9, septiembre de 1969, págs. 704-712. 5 Sobre Historia de la Ciencia, cf.: S. Lilley, Men. Machines and History, Cobbett Press, 1948; Herbert Butterfield, The Origins of Modern Science, 1300-1800, Macmillan, 1950; John D. Bernal, Historia Social de la Ciencia, 2 vols., Ediciones Península, Barcelona, 1967; Guy S. Métraux y Frangois Crouzet (Ed.), The Evolution of Science-Readings from the History of Mankind, A Mentor Book, Nueva York-Toronto-Londres, 1963; Thomas S. Kuhn, The S truc ture of Scientific Revolutions, The University of Chicago Press, Chicago-Londres, 1962. Sobre Sociología de la Ciencia, cf.: Bernard Barber and Walter Hirsch (Ed.), The Sociology of Science, The Free Press, Nueva York, 1962; Bernard Barber, "The Sociology of Science", en Robert K. Merton, Leonard Broom, Leonard S. Cottrell, Jr. (Ed.), Sociology Today-Problems and Prospects, Harper Torchbooks, Nueva York-Evanston, 1959; Gerald Degré, Scien-


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ce as a Social Institution, Random House, Nueva York, 1965; Francis A. Alien, Hornell Hart, Delbert C. Miller, William F. Ogburn, Meyer F. Nimkoff (Ed),Technology and Social Change, Appleton-Century-Crofts, 1957; Joseph Ben-David, "Introduction", en International Social Science Journal, UNESCO, Vol. X X I I , núm. 1, 1970. Sobre Economía de la Ciencia, cf.: Recherche et Activité Economique, sous la direction de Franqois Perroux, Armand Colin, París, 1969; Ivés Barel, La Rationalité de la Politique Scientifique, trabajo presentado en la Conferencia de Marinaské Lazne, abril, 1968, Grenoble, mimeografiado, 48 págs.; "Science and the Economy", en Organization for Economic Cooperation and Development, Problems of Science Policy, París, 1968. 6 Sobre la Ciencia de la Ciencia, cf.: Goldsmith and Mackay, op. cit.; Stevan Dedijer, ' T h e Science of Science: A Programme and a Plea", en Minerva, vol. IV, núm. 4, verano de 1966. 7 Ward Morehause, " E l Rey filósofo. La influencia del ambiente político sobre la ciencia y la tecnología en los países en desarrollo", en Foro Internacional, vol. I X , núm. 4, abriljunio, 1969, El Colegio de México. s Elementos para la formulación de un esquema analítico pueden ser encontrados en : Stevan Dedijer, "Politique de la science, genése et evolution", en Economies et Sociétés, Cahiers de PI.S.E.A., t. I I I , núm. 4, abril, 1969, Librairie Droz, Genéve; Morehause, op. cit., nota 7; Jorge Sabato y Natalio Botana, "La ciencia y la tecnología en el desarrollo futuro de América Latina", en Revista de la Integración, núm. 3, noviembre, 1968, BID-INTAL. 9 Cf. op. cit., nota 5 sobre Economía de la Ciencia; Organization de Cooperation et de Développement Economiques, Politique S cien tifique et Développement, edición mimeografiada, París, 25 de noviembre, 1968; B. R. Williams, "Research and Economic Growth-What should we expect", en Minerva, vol. I I I , núm. 1, Autumn, 1964; Herbert M. Phillips, "Notes d'introduction: Science, technologie et développement économique, en Revue Internationale des Sciences Sociales, vol. X V I I I , núm. 3, 1966, UNESCO. 1 0 Cf. op. cit., nota 5, sobre Sociología de la Ciencia. 1 1 Cf. op. cit., en nota 5, sobre Sociología de la Ciencia; y también: Joseph Ben-David, "The growth of the professions and the class system", en Reinhard Bendix and Seymour Martin Lipset (Ed.), Class, Status and Power-Social Stratification Comparative Perspective, segunda edición, The Free Press, Nueva York, 1966; Joseph Ben-David, "The Scientifie Role: The Conditions of its Establishment in Europe", en Minerva, vol. IV, núm. 1, Autumn, 1965; A. Rahman, "Scientists in India: the impact of economic policies and support in historical and social perspective", en International Social Science Journal, vol. X X I I , núm. 1, 1970; Abdus Salam, "The Isolation of the Scientist in Development Countries", en Minerva, vol. IV, núm. 4, Summer, 1966; Ladislav Tondl, "Conflict situations in scientific communities", en International Social Science Journal, vol. X X I I , núm. 1, 1970; Re por t of the United Nations Interregional Seminar on Employment, Development and Role


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of Scientists and Technical Personnel in the Public Service of Developing Countries, Tashkent, URSS, del 1 al 14 de octubre de 1969, mimeografiado. 1 2 Cf. Berber and Hirsch, op. cit.; Degré, op. cit.; Berna!, op. cit.; Joseph Schumpeter, "Science and Ideology", en American Economic Review, marzo, 1949, págs. 345-359; Hans Speier, "The Social Determination of Ideas", en Social Order and the Risks of War: Papers in Political Sociology, George W. Stewart Publishers, Nueva York, 1952; Irving Louis Horowitz (Ed.), The New Sociology-Essays in Social Science and Social Theory in Honor of C. Wright Mills, Oxford University Press, Nueva York, 1965. 1 3 Sobre estructuras políticas de la ciencia y política científica, cf.: Ward Morehause, op. cit.; Sabato y Botana, op. cit.; Fran^ois Perroux, " L e plan scientifique, son contenu et son évaluation", en Recherche... op. cit., nota 5; Steven Dedijer, "Research Policy-From Romance to Reality, en Goldsmith and Mackay, op. cit.; OCED, Problems of Science Policy, op. cit.; OCED, Ministers Talk About Science y París, 1965; Council of Europe-OCED, Science and Parliamenty París, 1965; William R. Nelson (Ed.), The Politics of Science y Oxford University Press, Londres-Toronto, 1968; Don K. Price, Government and Science, Oxford University Press, Nueva York, 1962; Don K. Price, The Scientific State, Oxford University Press, Londres-Oxford-Nueva York, 1965; Daniel S. Greenberg, The Politics of American Science y Penguin Books, 1969; Indicaciones para la aplicación de la ciencia y la tecnología al desarrollo de América Latina, informe final de la Conferencia sobre la Aplicación de la Ciencia y la Tecnología al Desarrollo de América Latina, organizada por la UNESCO en cooperación con la Comisión Económica para América Latina, Santiago de Chile, 13-22 de septiembre de 1965: "La Recherche Scientifique, l'Etat et la Société", en Prospective, núm. 12, Presses Universitaires de France, París, 1965. 1 4 Un buen análisis al respecto sobre un período concreto se hace en E. J . Hobsbawn, The Age of Revolution, 1789-1848, A Mentor Book, Nueva York, 1962. 1 5 Barel, op. cit., nota 5. 1 6 Sobre el papel del Estado, cf.: Morehause, op. cit.; Dedijer, op. cit. (notas 8 y 13); Sabato y Botana, op. cit.; Perroux, op. cit.; Ellul, op. cit.; Dedijer, op. cit., nota 13; DominiqueDubarie, "La recherche scientifique et l'Etat", en Prospective, op. cit., nota 13, Barel, op. cit. 1 7 Sobre el papel de las universidades, ver: Joseph BenDavid, Fundamental research and the universities-Some comments on international differences, OCED, París, 1968; José Medina Echavarría, Filosofía, educación y desarrollo, Siglo X X I , México, 1967; S. M. Lipset y A. E. Solari, compiladores, Elites y Desarrollo, Paidós, Buenos Aires, 1967; Víctor L. Urquidi y Adrián Lajous Vargas, Educación superior, ciencia y tecnología en el desarrollo económico de México, El Colegio de México, 1967. | 1 8 Ver Dedijer, op. cit., nota 13. 1 9 Sobre las organizaciones de la investigación científica, ver:


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Paul Gérard, "La recherche scientifique et ses institutions", en F. Perroux y otros, Recherche et Activité Economique, loe. cit.; Vladimir Kourganoff, La Recherche Scientifique, Presses Universitaires de France, París, 1965. Para un interesante estudio sobre un caso nacional latinoamericano, ver Olga Gasparini, La investigación en Venezuela-Condiciones de su desarrollo, Publicaciones IVIC, Caracas, 1969. 2 0 Véase: OCED. Problems of Science Policy, loe. cit., y Reviews of National Science Policy Series (Bélgica, Francia, Grecia, Japón, Reino Unido, Alemania, Suecia, Canadá, Estados Unidos, Italia, U R S S ) ; Goldsmith and Mackay (Ed.), op. cit. (nota 2 ) . 2 1 Ver: Dedijer, op. cit., nota 8; Herbert Goblans, "The Communication of information", en Goldsmith and Mackay, op. cit.; Diana Crane, "The nature of scientific communication and influence", en International Social Science Journal, vol. X X I I , núm. 1, 1970; Robert Jungk, "Quelques remarques sur Pavenir de l'information publique au sujet du progrés scientifique", en Prospective, núm. 12, op. cit. 2 2 Ver bibliografía nota 13; Barel, op. cit.; Morehause, op. cit. 2 3 Ver Radovan Richta et Ota Sulo, "La previsión de Pavenir et la révolution scientifique et technique", en Revuei Internationales des Sciences Sociales, vol. X X I , núm. 4, 1969. 2 4 Sobre financiamiento, ver: OCED, Government and allocation of resources to science, París, 1966, Fundamental research and the po\icies of governments, París, 1966, Problems of Science Policy. op cit.; Barel, op. cit.; Perroux y otros, op. cit. 2 5 Ver: Alexander King, "Science International", en Goldsmith and Mackay, op. cit.; Jean-Jacques Salomon, "International Scientific Policy", en Minerva, vol. I I , núm. 4, verano de 1964; Norman W. Storer, "The internationality of science and the nationality of scientists", en International Social Science Journal, vol. X X I I , núm. 1, 1970; Pierre Piganiol, "Scientific Policy and the European Community", en Minerva, vol. V I , núm. 3, Spring, 1968; OCED, International Scientific Organizations (un volumen y un suplemento), París, 1965; Edward Miles, Reletionships between technology and íntergovernmental cooperation in international organizations, Conference on Functionalism and the Changing Political System, Bellagio, noviembre 20-24, 1969.


JORGE A. SABATO/¿Laboratorios de investigación o fábricas de tecnología

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MARCOS KAPLAN/Política científica y ciencia política

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Se acabó de imprimir día 4 de noviembre de 1972 en Talleres Gráficos Didot, S. C. A., Luca 2223, Buenos Aires


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