La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Madrid en corto y ECAM.
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El film está concebido como un retrato de la actual sociedad tecnológica donde Internet y las redes sociales dictan las nuevas reglas de la moral imperante del siglo XXI, eligiendo como campo de batalla la industria del anime y al hentai japones.
Demonlover D: Olivier Assayas. G: Olivier Assayas. Mú: Jim O'Rourke, Sonic Youth. F: Denis Lenoir. P: Cofimage / Elizabeth Films / Forensic Films / La Sofica Gimages 2 / M6 Films / Procirep / TPS Cinéma. I: Connie Nielsen, Charles Berling, Chloë Sevigny, Gina Gershon, Jean-Baptiste Malartre, Dominique Reymond, Edwin Gerard, Thomas M. Pollard, Abi Sakamoto. Francia, 2002, 129’.v.o.s.e. P: 2002: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película). 2002: Festival de Cine Fantástico de Sitges: Mejor banda sonora. Ciclo: Olivier Assayas, explorador del mundo
Para los que no conozcan a Assayas, no hay elemento más representativo de su universo como Demonlover. Cada nueva película de Assayas supone un reto de actualización de los materiales dramáticos orientado a romper las expectativas del público y a desacostumbrarle a las diferentes rutinas y lugares comunes de la narración convencional. Para Assayas lo que comúnmente se considera como "narrativa clásica" solo es una trampa que falsea y simplifica la complejidad de lo existente. El cineasta debe buscar nuevos caminos para desmontar esa parafernalia y continuar (de)construyendo historias abiertas que no traicionen la percepción de un mundo en el que las imágenes en movimiento han terminado cobrando un status moral y sensorial muy alejado del de épocas en las que no se daba tamaña exposición a dichas imágenes. Como Autor abierto que es, la inclinación artística de Assayas por la estética Asiática como fuente de nuevos valores cinematográficos ha quedado patente tanto en su labor escrita (coordinó junto a Charles Tesson un número especial de Cahiers dedicado al cine de Hong-Kong en 1984) como en la audiovisual. Demonlover es una de esas películas-laberinto que al igual que otras a las que se hace alusión en este post requiere un esfuerzo intelectual adicional por el espectador pero al cual, de seguro, no dejará indiferente.
En Demonlover asistimos al retrato de una sociedad de la (des)información dominada por los medios y las redes sociales donde las corporaciones dirigen el futuro de los países desde la base del dominio de la conciencia de sus ciudadanos. En este sentido, las multinacionales actúan en Demonlover como Jean Genet o William Burroughs hicieron con el lenguaje, corrompiendo la sociedad desde sus puntos más débiles, los jóvenes integrantes de la sociedad futura, empleando las imágenes como elementos condicionantes de las emociones y pasiones más primarias en detrimento de las actitudes sociales constructivas. Estamos ante el arquetipo de Sociedad moderna Globalizada, donde las fronteras desaparecen en beneficio no solo de los intereses económicos establecidos por el modelo capitalista-corporativista tecnológico si no también del aislamiento del individuo en un entorno cada vez mas alienante y hostil. El film funciona a las mil maravillas como espejo mágico, capaz de proporcionarnos el reflejo de la sociedad actual pero de tal manera que solo tras un análisis detenido podamos darnos cuenta de que el aparente futuro que se retrata ya es el presente que vivimos. Es inevitable hacer la comparación con esa joya de culto de David Cronenberg Videodrome. Al igual que en el film de Cronenberg, sustituyendo el mercado del video por el de Internet, Demonlover es el equivalente al Videodrome en nuestros días. Demonlover, y su estrella Hellfire club, es una plataforma donde se difunden los contenidos más demandadados a día de hoy (y de siempre): Ultraviolencia y Sexo explícito. Desde el punto de vista cinematográfico, en Demonlover se dan cita la esquizofrenia visual de David Lynch (es imposible no evocar en la escena final a Lost highway), la agresividad y visceralidad tecnológica del primer Cronenberg y el estilo de narración directo y sombrío de Ferrara (New Rose Hotel) o incluso Wenders (Hasta el fin del mundo), todo lo cual converge en un tono hipnótico que comienza desde la aparición de los títulos de crédito. La “inocencia” personificada en Chloe Sevigny y la recuperación de la ambigua pero no por ello menos atractiva Gina Gershon o el score de la película a cargo de “Sonic Youth” son elementos que contribuyen a la atmósfera recreada en el film y merecen la pena ser reseñados (Sonic Youth ganó el premio en Sitges a la mejor banda sonora).
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Enero 2012