Thomas Vinterberg, director de Festen, la celebración (1998) y fundador junto con Lars von Trier del movimiento Dogma 95, buscó recuperar los orígenes de su cine a través de un filme narrativo y no falto de subversión, en el que dos hermanos marcados por una infancia dura y desgraciada, se vuelven a ver en el funeral de su madre. El título de la película hace alusión al juego que consiste en meter la cabeza debajo del agua el mayor tiempo posible antes de sacarla de nuevo para respirar.