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6 Situación actual de uvas vineras en Perú

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cantidad de brotes por planta, pueden ser buenos indicadores del grado de sombreado de las hojas y de los racimos, integrando los efectos directo e indirecto.

Estado hídrico del viñedo

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Se sabe que el déficit hídrico afecta el crecimiento de los órganos vegetales, como hojas, brotes y bayas de uva. Esta disminución del crecimiento puede tener un impacto directo sobre la uva, alterando la relación entre hollejo y mosto; y un efecto indirecto, al modificar la superficie foliar fotosintetizante y el grado de insolación de la canopia y racimos (ver apartado anterior). En el caso de la uva, el déficit hídrico puede provocar disminuciones de tamaño, pero además promover la síntesis de sustancias fenólicas como antocianos, catequinas y taninos dependiendo del momento del ciclo en el que ocurre (Ojeda et al., 2002). La mayor síntesis de fenoles, en las uvas de plantas bajo déficit hídrico, está asociada a múltiples efectos, como cambios en el destino de asimilados (privilegiando el destino uva) o efectos hormonales, como la síntesis de ácido abscísico (ABA), que promueve a su vez la síntesis de fenoles flavonoides (Downey et al., 2006). El efecto más perceptible del déficit hídrico es la disminución del crecimiento aéreo, de la conductancia estomática y del tamaño de las bayas. El déficit hídrico también provoca un aumento de la síntesis de fenoles flavonoides y de la polimerización y oxidación de estos fenoles en las bayas. Otro efecto es el adelantamiento de la madurez de la uva. Cuando el déficit hídrico es muy severo y prolongado, los efectos favorables pueden perderse, ya que tanto el metabolismo primario como el secundario llegan casi a paralizarse.

Situación actual de uvas vineras en Perú

La producción de vinos peruanos y cultivo de viñas en grandes extensiones de tierra se realiza dentro de los departamentos de Ica, Lima, Moquegua, Arequipa, Ancash y La Libertad. La mayor producción se da principalmente en Ica por estar situada lo más cercano a la franja meridional del vino y una larga tradición del cultivo de cepas, lo que le ha permitido una buena infraestructura.

En realidad, se trata también de que, en Perú, el clima impone límites de altura. Los límites macro climáticos determinados por la altura y la latitud son ampliamente rebasados en muchas regiones, por el hecho de que el viñedo se planta en pendientes muy bien orientadas. Estas zonas disfrutan de un régimen térmico más elevado, sufren menos con las heladas invernales y las escarchas de primavera se secan rápidamente, de manera que la vegetación es más breve y el grado de azúcar más elevado. Se habla en estos casos de microclima.

Pese a encontrarse en la franja ecuatorial, la costa peruana tiene un clima relativamente seco, y escasas oscilaciones de temperatura, lo cual junto con la fertilidad del suelo en algunas zonas permite el cultivo de la vid. Los altos índices de radiación solar favorecen especialmente la producción de vinos dulces (y de Pisco), pero son también compatibles con elaboración de buenos vinos blancos y tintos; esto último requiere seleccionar cuidadosamente el tipo de uva y el momento de la recogida (CataDelVino, 2015).

En Perú se consumen 1.8 litros de vino per cápita al año. Cifra que comparada con Argentina (40 litros anuales per cápita), Chile (17 litros anuales per cápita) o Europa (con casi 50 litros anuales per cápita) deja sabor a poco.

Es conocido por todos que en Perú no hay una gran tradición vitivinícola. El gusto peruano está adaptado a bebidas de otro tipo, como la chicha o los refrescos, o entre las bebidas alcohólicas, la cerveza y el Pisco. A pesar de esto, en los últimos 20 años ha duplicado su consumo de vino. Sin embargo, desde hace 2 años Perú parece haber entrado en una meseta en cuanto a su consumo.

Una de las causas es la competencia con otro tipo de productos como los destilados, aunque su gran competencia es la cerveza, ya que es un país

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