Cultura
Reflexiones sobre Fractura Por: Miguel Ángel Carreón
Hace ya dos años regresaba de Japón, país que me pareció mítico, religioso y tecnológico (sin que ninguna de las tres opacara a las demás) cuando mi madrina me presto un libro que me haría reflexionar de manera humana sobre el viaje que acababa de tener. La novela era Factura de Andrés Neuman. Si ahora yo cuento todo en pasado; el señor Watanabe, protagonista de la historia, vive siempre en su presente y, de alguna manera, negando el pasado. Esto es hasta el desastre de Fukushima, en 2011, donde el evento catastrófico lo hará retornar y revivir sus vivencias y sus cicatrices. C
Cicatrices. Tanto yo, un mexicano que he vivido una historia diferente a la del señor Watanabe, tanto como él, sabemos que las cicatrices se ocultan con ropa pero al verte en un espejo o que alguien te desnude tanto físicamente cómo mentalmente, ahí estarán. ¿Cuál es esa cicatriz que el japonés quiere borrar? Hiroshima.
¿Al final quién te recordara? ¿Cuándo no estés quien contará tu pasado? Aunque el señor Watanabe es el protagonista no es Él quien nos cuenta su historia, son cuatro voces femeninas las que acaban siendo nuestra guía. Mujeres de diferentes lugares; cada una ve a un protagonista diferente, unos hábitos y obseHe ahí porque el título de la novela: Fractura. siones que se mantienen, una forma de vivir Fractura de la memoria, porque mientras el con ellas que no cambia. Al juntar las cuatro viquiere ir a Fukushima no puede más que regre- siones nos hacen conocer a profundidad a este sar y revivir los desastres nucleares a los que fantasma. Él sobrevivió y al final ese pasado le ocasiona terror de revivirlo y vergüenza de haber sobre- Pasado, feminidad, dolor; todo unido como la playa se une al mar. El océano como fuente de vivido. Ahora vive como un fantasma, las paz o para crear olas que son fracturas. explosiones se llevaron su humanidad. ¿Qué es lo primero que se pierde tras la caída de las bombas? Primero borran primero nuestra humanidad ya que cuando pensamos en Hiroshima y Nakasaki, visualizamos el hongo nuclear nunca las vidas que se borraron, nuca los hogares destruidos, nunca las consecuencias. La deshumanización hecha acción, hecha arma. Ahora solo nos queda hablar de fantasmas: el señor Watanabe, sobreviviente de estos eventos, sin un pasado al que aferrarse, sin un futuro al que ir. Un fantasma en vida que incluso el Gobierno Japones les puso nombre: Hibakusha. 46 · CityLife
Aunque el Señor Watanabe no vio las conmemoraciones que se le dieron al día 6 de agosto, yo sí estuve ahí. Con seguridad les digo que nunca me había sentido tan triste sin saber de qué. Solo se que esa llama, que no se apagará hasta que todas las armas nucleares hayan sido desarmadas, nos recuerda que somos los humanos los que buscamos la paz y tenemos el poder de crear la guerra. Que podemos ahora, después de tantos años, reflexionar sobre el pasado; vivir con toda intensidad nuestro presente, y tener los ojos y nuestras esperanzas puestas en ese misterio qué es el futuro.
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