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Los colores, su naturaleza y su uso en el arte pág
from Esho-Funi
by Clara Salina
distintas que llevan todas distintas informaciones y que pueden ser detectada para crear un mapa entero de nuestro cuerpo31 .
Finalmente, resulta claro que la química interviene en nuestra vida física y la farmacopea es seguramente su expresión más evidente. Se ha descubierto que las emociones, aún siendo asuntos de tipo exquisitamente sicológico, tienen además un correlato molecular con estructura propia y materialidad específica. El hipotálamo, una glándula presente en nuestro cerebro, actúa como una mini fabrica de neuro-péptidos o neuro-hormonas producidas gracias a substancias químicas que allí se almacenan y elaboran. En presencia de patologías de tipo síquico, la química farmacéutica pone a disposición substancias que actúan sobre los equilibrios químicos del cerebro.
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Por ejemplo, la duloxetina (vea fórmula al lado) interviene en los estados depresivos y entre sus componentes se encuentran: nitrógeno, hidrogeno, oxigeno y azufre. El tomar dosis de este compuesto entonces provocaría un cambio en el estado vital del sujeto.
Sería allí entonces que se produciría el cambio de actitud exhortado la Brennan que provocaría el cambio de color en el aura. Por ende, la calidad de nuestra relación con el mundo y con el medio ambiente estaría sujeta a cambio. Parece obvio llegar también a la conclusión, aunque no sea nuestra materia de estudio, que al cambiar nuestra actitud emocional para con el entorno, cambia también el entorno mismo.
Los colores, su naturaleza y su uso en el arte
John Ruskin en el tercer volumen de su Modern Painter al final de la década de 1840 escribió: "Me pregunto constantemente si aquellos que saben de óptica, aunque sean muy religiosos, experimentan el mismo grado de placer y manifiestan la misma reverencia que un campesino iletrado cuando contemplan el arcoíris." (32)
31 Se incluye como anexo los valores de biorresonancia del artistas relevados por el equipo puesto a disposición por el sr. Sergio Córdova. 32 Gage, John, Color y cultura : la práctica y el significado del color de la antigüedad a la abstracción, Ed. Siruela, 1993, pág. 107
Esho-funi pone de manifiesto la misma ambivalencia: si, por un lado, trata de interpretar la estrecha relación que existe entre química y color, por el otro lado ofrece una interpretación poética y visual en que se propone independencia respecto a la raíces de la investigación misma y trata, con una mirada holística del ser humano, de unir lo físico a lo espiritual tomando los espectros estelares cual poderosas huellas ancestrales y los espectros humanos surgidos de emociones duraderas algo más que un instante. Por ende Esho-Funi en su aspecto poético se manifiesta como una obra de arte.
En el arte, la ciencia ha dejado muchas trazas: Isaac Newton logró establecer un marco teórico científico para definir el arcoíris, Kandinsky percibió un significado que iba más allá de lo físico. Hoy, gracias a un aparato técnico, el color confirmando el paradigma creado en años de estudio en ámbito artístico, puede demostrar su propia naturaleza en libertad, se muestra, habla y se pone a disposición para ser interpretado. Es como si el circulo se cerrara ofreciendo nuevas posibilidades de dialogo entre el cuerpo y la mente. Pero volvamos a la historia. En 1676, Newton presenta ante la Royal Society su experimento de descomposición de la luz. Si hoy es considerado como algo completamente asumido, en ese entonces representó un quiebre no solo en las teorías de la óptica sino que también en el uso del color en las artes. Ese prisma penetrado por el rayo de luz, demostró que la luz blanca era de todos colores. Nadie, antes de Newton había podido demostrar la naturaleza de la luz, de hecho la representación del arcoíris en la pintura desde siempre había sido de interpretación propia de los ojos de los pintores, los cuales, obviamente, aunque no dejando de quedar fascinados por ese fenómeno óptico, terminaban por interpretarlo cada uno a su manera sumando, o más fácilmente, restándole colores y quedándose con el impacto emotivo de su representación en la pintura más que con su fidelidad científica la cual, no era claramente lo que buscaban. Asimismo ese fenómeno óptico había sido estudiado e interpretado bajo diferentes puntos de vista “En la doctrina judía el arcoíris era una señal de esperanza, pues simbolizaba la alianza de Dios con Noé; en la tradición judeocristiana, se convirtió en el símbolo de poder divino que presidiría el juicio final (Ezequiel 1:28, Apocalipsis 4:3). En el ámbito profano el arcoíris solía representar tanto la buena como la mala fortuna; el que apareció durante la coronación del príncipe electo Federico Augusto de Sajonia en el 1806 fue interpretado como buen augurio, aunque realmente se tratara de un mal presagio que conduciría a la guerra y a la división del nuevo reino. (…) Los escritores antiguos, de Homero a San Isidoro, transmitieron algunas nociones sobre el arcoíris, indicando que contenía entre una y seis bandas cromáticas; Ovidio y Virgilio habían afirmado que era imposible contar sus colores,
pues superaban el millar. (…) El magnifico mosaico del arcoíris en Pérgamo (siglo II a.C.) contiene diez colores en treinta hileras de teselas, mezcladas cromáticamente en sus bordes y con teselas de color amarillo en su centro” (33)
Antes de Newton, Descartes en 1637 ya había logrado dar un paso adelante reduciendo el caso al estudio de la trayectoria de un rayo de luz dentro de una gota de agua esférica suspendida en la atmósfera. La explicación de Descartes se basó en la refracción y la reflexión de la luz dentro de la gota e hizo un gráfico de la trayectoria seguida por diversos rayos.
En cambio, paradojalmente, fue el aclarador experimento de Newton el que creó más revuelo en el mundo del arte.
Aunque fuese uno de los admiradores de Newton, el pintor de historia irlandés James Barry en una de conferencia sobre en color que impartió en la Royal Academy, resumió así las dificultades que la óptica de Newton presentaba para el pintor: “A mi juicio no siento la menor convicción y satisfacción por las esplendidas teorías que derivan del experimento del prisma –sin embargo, sigue Barry- tales experimentos son, sino extraños al verdadero problema, al menos muy imprecisos y cuestionables, pues han sido concebidos por hombre que están muy pocos acostumbrados a las afinidades y diferencias progresivas del color. Por poner una ejemplo, nuestros filósofos han pretendido descubrir siete colores primarios en el arcoíris. Pero si entienden por colores primarios los colores primitivos, simples, aquellos que no están compuesto por ningún otro color ¿por qué han de ser siete cuando se sabe que son tres?”(34)
33 IBIDEM Gage pág. 93 34 IBIDEM Gage pág. 108
Con los años, la discusión sobre la génesis del arcoíris y su referencia en la pintura empezó paulatinamente a disminuir, dejando lugar a un estudio relacionado más estrictamente con el color y su uso. Fue la teoría del color de Goethe la que dio paso a una visión moderna de la materia tratando el argumento con una mirada que incluía el concepto de complementariedad de los colores. (35) Finalmente, el color en el arte moderna llegará a ser co-protagonista de la misma arte visual: ya no sirve para representar, sino que representa, vive y estimula emociones. Al comienzo del siglo XX, el uso exacerbado de colores brillantes y antinaturales, aplicados con pinceladas furiosas por parte de los fovistas, es novedoso y une indisolublemente el color a la expresión más que a la composición. Estamos a un paso del expresionismo alemán y de Kandinsky que vislumbrará su aspecto espiritual.
En Esho-funi el color se manifiesta. Es un medio interpretativo evidente de un mundo escondido oculto a nuestros ojos. Un mundo que camina marcha atrás, un medio que informa sobre el origen y lo define. En Esho-funi se unen dos miradas sobre el color: una intuición empírica y un resultado tecnológico, ninguna pretensión de verdad alcanzada sino que el planteamiento de una reflexión.
Desde luego, es en Kandinsky y en su ensayo “De lo espiritual en el arte” que se encuentran sorprendentes definiciones derivadas de la observación empírica que hoy es posible re-leer, gracias a la cámara Kirlian. Kandinsky, con el propósito de establecer el papel del arte en el espíritu del hombre, dedica atenta y detallada descripción a los efectos que los colores provocarían a quien se expone a ellos. Hablando en general de ellos se lee: “Al contemplar una paleta llena de colores obtenemos dos resultados. 1) Un efecto puramente físico: la fascinación por la belleza y la cualidad del color (…) En un nivel de sensibilidad superior trae consigo otro más profundo: una conmoción emocional. Entramos en la consideración de 2) el efecto psicológico producido por el color. La fuerza psicológica del color provoca una vibración anímica. La fuerza física elemental es la vía por la cual el color llega al alma. (..) Cabe plantearse si este segundo efecto es realmente directo, como suponemos más arriba, o se produce por asociación. Al estar el alma inseparablemente unida al cuerpo, es posible que una conmoción psíquica provoque otra correspondiente por asociación. (…) Si esto fuera así, podríamos explicar sin dificultad, mediante la asociación, los efectos físicos del color no solo sobre el
35 Con una sencilla definición complementariedad podríamos decir que cuando dos complementarios se mezclan en proporciones iguales tienden a neutralizarse y agrisarse mutuamente, llegando a producir un gris oscuro casi negro.
sentido de la vista sino también sobre los demás sentidos. (…) Quien haya oído hablar de la Cromoterapia sabe que la luz de color puede producir determinados efectos en el cuerpo. Se ha intentado aprovechar de esta fuerza del color en el tratamiento de diversas enfermedades nerviosas y se ha constatado que la luz roja estimula el corazón mientras que el azul puede producir una parálisis momentánea (..) el color tiene una fuerza enorme pero poco estudiada y que puede sobre el cuerpo humano en tanto que organismo físico.” (36)
En pos de lograr una mayor comprensión de sus planteamientos y según las necesidades pictóricas relacionadas con el espacio, Kandinsky añade referencias con movimientos37y sonidos38 activando diferentes sentidos por cada uno de los colores. Aunque no todas las descripciones coincidan con aquellas derivadas de la lectura del aura, es interesante comparar los puntos de vista. Mencionamos en seguida algunos párrafos: El amarillo, contemplado directamente en cualquier forma geométrica, inquieta el espectador, le molesta y le excita, descubre un matiz de violencia en su expresión que actúa descarada e intensamente sobre su sensibilidad. (…) El amarillo es un color típicamente terrestre sin gran profundidad. Enfriado con azul adopta, como dijimos, un tono enfermizo. En relación con el estado de animo de un hombre, podría corresponder a la representación cromática de la locura; no de la melancolía o de la hipocondría, sino que de la locura furiosa, la rabias ciega, el delirio. (…) Por el contrario en el azul , teóricamente en su movimiento físico (que lo aleja del espectador y lo concentra en si mismo) y también en su actuación directa sobre el alma (…). La tendencia del azul a la profundidad hace que precisamente en los tonos oscuros adquiera su máxima intensidad y fuerza interior. Cuanto más profundo es el azul, mayor es su poder de tracción sobre el hombre, la llamada infinita que despierta en él un deseo de pureza e inmaterialidad. (…) desarrolla en profundidad un elemento de quietud, y que al sumergirse en el negro adopta una matiz de tristeza inhumana, se hunde en la gravedad que no tiene ni puede tener fin. Al moverse hacia la claridad, poco adecuada para él, el azul se hace indiferente como el cielo alto y claro. Cuanto más claro tanto más insonoro, hasta convertirse en una quietud silenciosa y blanca. El verde absoluto es el color más tranquilo que existe: carece de dinamismo carece de matices, ya sean de alegría, tristeza o pasión; no exige nada; no llama nadie. La
36 Kandinsky, Vassily, De lo espiritual en el arte, Premia Editora de libros, Tlahuapan, Mexico, 1979, pág. 24, 25, 37 Los colores al ser más o menos brillantes, especialmente si puestos en comparación el uno con el otro, se manifiestan con una cierta tensión de afinidad o de incompatibilidad, que se puede definir como movimiento visual. 38 Kandinski, para lograr expresar ideas complejas más bien relacionadas con las emociones ha añadido también a algunos de los colores analizados, un sonido que le parecía evocase ese color particular.
ausencia constante de movimiento es una cualidad, benéfica para los hombres y las almas cansadas, pero al cabo de un tiempo puede resultar aburrida. (..) si el verde absoluto pierde su equilibrio y asciende al amarillo cobra vida, juventud y alegría; con la mezcla de amarillo entra en juego una fuerza activa Al descender en profundidad mediante la intervención del azul, adquiere un nuevo matiz, se hace grave y pensativo. El blanco (..) es el símbolo de un mundo en que ha desaparecido el color como cualidad o substancia material. Ese mundo está tan por encima nuestro que ninguno de sus sonido nos alcanza, de él solo nos llega un gran silencio que representado materialmente semeja un muro frío e infranqueable, indestructible e infinito. Por eso el blanco actúa sobre el alma como un gran y absoluto silencio. (...) No es un silencio muerto sino, por el contrario, lleno de posibilidades. (...) Es la nada primigenia, la nada anterior al comienzo, al nacimiento. (...) Por algo el blanco es el color de la alegría pura y de la pureza inmaculada. (…) El rojo, que imaginamos como un color ilimitado y cálido, produce un efecto interior de un color vivo e inquieto, pero no posee la ligereza desbordante del amarillo, sino una gran potencia y tenacidad. Este ardor vibrante, esencialmente centrado en si mismo, esencialmente centrado en si mismo y poco extravertido, es un signo de madurez viril. (...) El rojo cálido y claro (rojo Saturno) tiene un cierto parecido con el amarillo medio(…) y da una sensación de fuerza, energía, impulso, decisión, alegría, triunfo, etc. (…) El violeta es pues un rojo enfriado, tanto en sentido físico como psíquico. Por eso tiene algo de enfermizo, apagado (como la escoria) y triste. No sin razón se considera que es un color adecuado para vestidos de ancianas. Los chinos lo utilizan como color de luto. (39)
Obviamente Kandinsky mismo no se atreve a declarar que sus consideraciones sobre el color sean científicas, él mismo escribe “Es evidente que las definiciones dadas de los colores simples son muy aproximadas y provisionales, así como los sentimientos que hemos mencionados para expresarlos (…) Esos sentimientos no son más que determinados estados anímicos. Pero los tonos de los colores, al igual que los musicales, son de naturaleza más matizada, despiertan vibraciones anímicas mucho más sutiles que las que se pueden expresar con palabras”. (40)
Más allá de que las pruebas empíricas y de que las interpretaciones atribuidas a las fotografías Kirlian puedan coincidir plenamente, el planteamiento de que una misma química pueda unir el universo entero, tiene su bases para expresarse en forma visual.
39 IBIDEM Kandinsky desde pág. 41 hasta pág. 47 40 IBIDEM Kandinsky pág. 48