HABITANDO EL RECUERDO
Altares Torralbo, Raquel Berenguer Redondo, Claudia Cea Tirado, Irene Enero 2021. Universidad de Alcalรก Escuela de Arquitectura Composiciรณn Arquitectรณnica 1
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INDICE Realidades paralelas: Habitando el recuerdo: Experiencia 1 Habitando el recuerdo: Experiencia 2 Habitando el recuerdo: Experiencia 3 ConclusiĂłn Referencias ApĂŠndice:
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REALIDADES PARALELAS ¿Qué es un recuerdo? Podríamos decir que técnicamente es un conjunto de imágenes de hechos o situaciones que hemos vivido anteriormente y que se nos han quedado grabadas en la mente. ¿Pero qué importancia tienen para nosotros?, ¿acudimos a ellos como refugio?, ¿podría un espacio despertar esos recuerdos? ¿podrían convertirse en un espacio intangible? Esta experiencia que hemos vivido ha potenciado ese acto de mirar al pasado y a ocurrido por la consecuencia de la cotidianeidad, de los procesos habituales que hemos tenido durante un periodo de tiempo en los espacios que hemos habitado. Cada uno de nosotros hemos recurrido a esta parte íntima de maneras diferentes que se podrían resumir en: Transformaciones constantes e inesperadas. Cambios globales Límites disueltos en espacios que se creían inmutables ¿Cómo se ha vivido la pandemia en cada hogar? Se expondrán tres expereriencias relacionadas con el espacio-tiempo acontecidos en plena pandemia COVID19.
HABITANDO EL RECUERDO: EXPERIENCIA 1 En Alcalá de Henares, al este de la comunidad de Madrid,. Abril 2020.
Espacios que rompen sus funciones y límites, tanto físicos, como temporales e incluso psicológicos.¿Cómo es posible que en cuatro paredes existan mil mundos? ¿A cuál pertenezco?
En esta pandemia se ha vivido más en la memoria que en el presente. El exterior de nuestras viviendas pasó a ser un espacio invariable, mudo y congelado en el tiempo, mientras que en el interior, fijo y seguro, se convertía en un entorno novedoso al haber cambiado todas las funciones y límite de este. La imaginación fue culpable de esta metamorfosis. Las paredes ya no delimitaban, ahora servían para abstraerse y proyectar situaciones antiguas en ellas. Las ventanas ya no mostraban las afueras sino que se asemejaban a los bodegones de naturaleza muerta, perfectamente inmortalizados.
4 El suelo ya no invitaba a moverse por la casa, es más, recordaba los pasos que una vez tomamos para salir de dicha cárcel en la que vivimos durante meses. La luz que entraba por los distintos huecos consiguió cobrar un carácter sólido, mostrando que volvía a repetirse la misma rutina dentro de ese periodo de tiempo atrapados.
Existe un trastorno mental llamado desrealización, en el cual el sujeto sufre de periodos en los que se siente disociado de su cuerpo o procesos mentales, similar a verse en una cámara, vivir en tercera persona, también afecta a la percepción del espacio y tiempo, viéndose desproporcionado, o a través de una pantalla, notando el paso del tiempo más lento o más rápido que lo normal… Al final esta afección ha acabado llegando a todos, en menor grado. Las reminiscencias de un pasado “mejor” han sido materializadas en un espacio-tiempo distinto al suyo propio, y han logrado ser más reales que lo que existía en el momento. Como arquitectos, se debe de aprender de todos los cambios y alternaciones acontecidas a lo
Figura 1: Imagen 1: dibujo de elaboración propia, 2020
largo del tiempo para poder mejorar la vida de los que están y quedan por llegar.Después de esta pandemia se queda un futuro incierto, pero temenos que adaptar la nueva arquitectura a la situación y no al contrario. Al final, la pandemia ha mostrado que por mucho que todo esté planificado, no garantiza una rutina. Todo cambia.
HABITANDO EL RECUERDO: EXPERIENCIA 2 En Collado Mediano, al noroeste de la comunidad de Madrid, en la Sierra de Guadarrama. Abril 2020.
Sin saber muy bien cómo, las semanas empezaron a pasar y entramos en una extraña monotonía, en la que todos los días eran iguales, incluso mareantes. Todo había cambiado de
5 una manera que jamás habíamos imaginado y no éramos capaces de comprenderlo, por lo que nos refugiamos en lo que conocíamos, en nuestra casa, en nuestra habitación. Con la idea de no vivir el presente empezamos a evadirnos soñando con realidades pasadas. Los nuevos sentimientos crearon un nuevo lenguaje en el que los elementos que componen la arquitectura, pasar a tener un nuevo significado que va más ayuda del meramente funcional. Como para otras tantas cosas, la arquitectura nos ayudó a recordar, con elementos como las paredes, las puertas o las ventanas, Las paredes siempre hemos intentado taparlas con cuadros, estanterías, fotografías… con la finalidad de olvidarnos de que estaban ahí. Sin embargo, estas pasaron a ser un método de abstracción del exterior, ya que según iban pasando los días, más nos íbamos fijando en ellas y nos ayudaron a evadirnos, a sentirnos más seguros entre ellas. El problema de olvidarnos de las paredes es que también nos olvidamos de los objetos que también hay en ellas, como dice Georges Perec “las paredes matan los cuadros”1, pero tras varias semanas sin nada nuevo que ver nos empezamos a fijar en todos esos elementos, como las fotografías que nos ayudaron a recordar los momentos que mostraban. Es bastante curioso de que siempre intentamos tapar las paredes, ya sea con cuadros o con algún tipo de decoración cuando es navidad, por ejemplo, ya que es muy difícil concebir una casa o un espacio sin sus cuatro paredes.
Otro elemento que nos ayudó a protegernos del caos del exterior es la puerta que como dice Georges Perec “Las puertas paran y separan” “Por un lado estoy yo y mi-casa, lo privado […], por otro lado, están los demás, el mundo, lo público”2. Antes entrabamos, salíamos, sin darle más importancia de si había cerrado la puerta, pero en ese momento había que ensárselo
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Paredes. (Pág.68) Georges Perec Puertas. (Pág.64) Georges Perec
6 dos veces para salir de casa. La puerta se convirtió en un límite entre la zona segura del hogar y el caótico exterior. Claramente uno de los elementos que más nos ha ayudado a evadirnos ha sido la ventana. Esta era el contacto con exterior, y gracias a ella veíamos la calle en la que jugábamos de pequeños, en la que tantas veces nos caímos con la bicicleta. A través de ella hemos intentado buscar algo de inspiración para seguir estudiando. La ventana nos daba pequeñas dosis de realidad, ya presente o pasada, que nos ayudó a continuar.
Figura 1: Imagen 2: dibujo de elaboración propia, 2020
HABITANDO EL RECUERDO: EXPERIENCIA 3 En Arganda del rey, al sureste de la comunidad de Madrid,. Abril 2020.
Despierto... todo negro, me levanto corro la persiana, luz, claridad. Observo el entorno desde la ventana, tan solo un día más, no muy diferente al día de ayer, ni seguramente que al de mañana. Empezamos a ser esclavos de la monotonía y aun con las condiciones por las que estamos pasando, no dejamos aparte esa “sociedad del rendimiento” de la que habla el autor ByungChul Han en -La sociedad del cansancio-. Con todo esto, llegamos a un punto de evasión donde aparece el aburrimiento profundo, el punto álgido de la evasión espiritual en el cual “nos envolvemos a soñar [...] y nos encontramos en casa” (Walter Benjamin) y entonces, es cuando aparecen los recuerdos. En ese mismo espacio, donde se han reducido mis límites y se ha ampliado mi tiempo, empiezo a recuperar mi pasado. Y recuerdo.
7 Recuerdos como una serie de imágenes que hacen referencia a hechos o sentimientos vividos en un espacio, recuerdos que no narran la casa como algo descriptible (definiendo sus aspectos), sino que reflejan como hemos ido habitando sus espacios a lo largo del tiempo. La casa, que se divide según los sentimientos experimentados o según el inconsciente, donde crea espacios para la soledad, como en mi caso era mi cuarto. Mi refugio, donde se escondía mi intimidad y mis olores, un espacio aislado del mundo exterior, pero al mismo tiempo lo único que me comunicaba con él, mediante una ventana que era mi foco de luz saliente, en lugar de entrante y la cual me dotaba de dosis de realidad.
Figura 1: Imagen 3: dibujo de elaboración propia, 2020
Para la incertidumbre, el “ser oscuro” de la casa, el desconocimiento y el recuerdo del miedo que tenía cuando era pequeña: el sótano, donde siempre era inquietante estar ahí, pero al mismo tiempo era un espacio fresco, aislado, que te calmaba cuando necesitabas evadirte de la evasión o confinarte del confinamiento. Y “…el soñador se extrae de las profundidades de la tierra y entra en las aventuras de lo alto”3, la tentación y lo prohibido, casi lo inalcanzable y lo más cercano al cielo en diversos sentidos, la buhardilla. Una caja cerrada con dos huecos medianos que dejan paso a la luz cenital, creando una atmósfera que Álvaro Urbano describe muy bien como “Un lugar donde la arquitectura parece estar suspendida en el tiempo, donde se encapsula un paisaje pictórico que relata historias vividas en su interior… y un crepúsculo de luz que no termina baña el espacio de color y le da vida” donde yo imaginaba un paraíso de diversión, pero tenía un limitado acceso. Todos estos espacios conectados por una larga escalera que a veces sus peldaños me parecían interminables y otras demasiado cortos. Y por último una puerta acristalada que da paso a una libertad encerrada, un “dentro” que me hacía sentir “fuera” y un “fuera” que me hacía sentir “dentro”, la terraza y el jardín. Espacios reservados al disfrute y a la relación social, como un lugar de ocio y entretenimiento dentro 3
La casa. Del sótano a la guardilla. (Pág.42) Gastón Bachelard
8 de la misma casa, que durante el confinamiento se convirtió en un espacio multifuncional donde era jardín, salón de juegos, bar, gimnasio… no muy diferente a mi recuerdo de cuando era pequeña, en el que lo convertía en todo lo que quería imaginar. La realidad cumpliendo la imaginación. Y como conclusión, todo este recorrido de espacios, me lleva a crear una relación entre cuerpo, espacio y recuerdo.
CONCLUSIÓN A pesar del trascurrir de varios meses, nos seguimos sin acostumbrar, el cambio en nuestra forma de vida ha sido demasiado rápido y radical. Nos tuvimos que confinar en nuestras viviendas, lo que provocó que tuviéramos que transformar los espacios y los elementos que los componen, para cumplir las nuevas necesidades. Este cambio conllevó a una alteración del significado que le habíamos dado a estos espacios, que ahora va más allá de lo funcional, lo que nos ayudó a adaptarnos. En esta transformación entró en juego los recuerdos en los que nos aislamos para poder evadirnos, creando así relación con los espacios donde se empezaron a confundir los límites entre la realidad y el pasado. Sacamos en claro que la arquitectura genera espacios, que los espacios crean atmósferas y que estas atmósferas crean sensaciones congeladas como recuerdos. Como arquitectos, necesitamos recordar la variabilidad del espacio-tiempo, y no olvidar que la arquitectura va ligada a ellos. Es un nexo universal, no un arte aislado. La arquitectura tiene que reconocer la inmutabilidad del cambio. Siempre habrá transformaciones, y no hay que temerlas.
Figura 1: Imagen 4: dibujo de elaboración propia, 2020
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REFERENCIAS Han, Byung-Chul. La sociedad del cansancio. Editorial Herder. Año de edición 2012. Traducido por Arantzazu Saratxaga Arregi. Bachelard, Gastón. La poética del espacio. Fondo de cultura económica de Argentina S.A, Buenos Aires (Argentina) año 2000. Traducción por Ernestina de Champourcin. Georges, Perec. Especies de espacios. Editorial Montesinos. Año de edición 2001. Traducción de Jesús Camarero.
APÉNDICE Figura 1: Imagen 1: dibujo de elaboración propia 2020 Figura 1: Imagen 2: dibujo de elaboración propia 2020 Figura 1: Imagen 3: dibujo de elaboración propia 2020 Figura 1: Imagen 4: dibujo de elaboración propia 2020