LA COMPETENCIA COMO ORGANIZACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE FORMACIÓN: HACIA UN DESEMPEÑO COMPETENTE Philippe Jonnaerrt Johanne Barrette Domenico Masciotra Mane Yaya Las competencias no pueden definirse sino en función de situaciones, están tan situadas como los conocimientos en un contexto social y físico. Ya no basta con enseñar contenidos disciplinares descontextualizados, sino de definir situaciones en las cuales los alumnos pueden construir, modificar o refutar conocimientos y competencias a propósito de contenidos disciplinaras. Contexto general de reformas Dentro de un mismo sistema educativo currículo y programas de estudio ocupan funciones diferentes: -Un currículo define las grandes orientaciones de un sistema educativo, “Un currículo es a un sistema educativo lo que una constitución es a un país”. Una reforma curricular va más allá de un replanteamiento de los programas de estudio, siendo el programa de estudios el que especifica los contenidos de aprendizaje en un contexto determinado. -Los programas de estado tradicionales están concebidos de acuerdo a un enfoque tecnicista y planificador. Los programas de estudio son autosuficientes y prima el contenido de las materias a impartir. Un conjunto de nuevos parámetros promueve una mejor adaptación del currículum a las exigencias de las sociedades contemporáneas. Tres parámetros importantes en función de las nuevas necesidades educativas: 1. va surgiendo “un nuevo concepto de conocimientos” en una sociedad del conocimiento en movimiento donde las fuentes de información externas al marco escolar son a veces más importantes que el contenido de los propios programas. 2. La demanda social ya no hace referencia a la secuencia de las tareas. 3. La revolución numérica añade otro gran problema a los sistemas educativos en general. Sin embargo, las capacidades de acceso, tratamiento y asimilación del flujo de información y conocimiento son desiguales en función de los grupos sociales y de los países.
Esta doble fractura, numérica y cognitiva se presenta como un desafío Importante para los sistemas educativos, dentro de un currículum, la importancia de integrar la utilización de las TIC en los programas de formación, surge hoy como una necesidad. Las TIC colaboran en el desarrollo de una educación de calidad, pueden facilitar el aprendizaje, pueden aumentar de forma importante los recursos informáticos para los alumnos modificando la relación docenteestudiante, propiciar un aprendizaje colaborativo y proporcionar una rápida retroalimentación (feedback) a los estudiantes. Para tratar el “concepto contextualizado de las competencias”. Se trata de una visión de la cognición ligada a la práctica social, distribuida sobre el cuerpo y la actividad de la persona en situación, sobre la situación en sí misma y sobre su contexto. Braslavski (2001, 10) considera que a nivel mundial, las reflexiones y las investigaciones relativas al currículum indican cuatro orientaciones: a) La redefinición del concepto de currículum que lo diferencia cada vez más de los planes y programas de estudio; b) La diversificación de los métodos de elaboración de los currículum; c) La introducción de cambios en los aspectos estructurales que regulan los ‘cursus’; d) La introducción de cambios en los contenidos y métodos de enseñanza. Braslawski (2001, 13) identificó cinco convergencias en las reformas educativas que se vienen desarrollando en el mundo: 1. Consideración de la flexibilidad estructural; 2. Orientación de la formación hacia el desarrollo de competencias; 3. Tentativa de reducir la fragmentación por medio del estímulo de prácticas pedagógicas inter y multidisciplinarias; 4. Introducción de opciones para los alumnos, cuando éstas no existan; 5. Recuperación de la pedagogía por proyectos. Todas estas reformas en proceso de construcción o ya validadas y puestas en marcha, se apoyan en distintos pilares: a) b) c) d)
una lógica de competencias, una perspectiva socioconstructivista, una atención centrada en los alumnos, una importancia creciente de las situaciones de formación.
Confusiones La tradición curricular y el cuerpo teórico y metodológico se han construido sobre la base de un enfoque fundamentado en la Pedagogía por Objetivos (PPO).
Los cuatro pilares de la reforma dan la espalda a la teoría curricular basada en la PPO: compartimentación y fragmentación en macrobjetivos. Mientras que la PPO promueve el recorte secuencial de los contenidos de aprendizaje escolar en microunidades, un enfoque por competencias privilegia el abordaje por situaciones que son, por definición, más globales e interdisciplinarias. De esas dificultades11 se desprende la necesidad de desarrollar una verdadera teoría de las competencias, incipiente en la actualidad. Queda por construir una verdadera teoría de las competencias No es posible construir algo significativo en educación con el simple enunciado de una definición global e incompleta del concepto de competencia: debe construirse una verdadera teoría de las competencias. Hay que desarrollar un currículum centrado en el alumno y alumna, y esto plantea un triple desafío: a. debe construirse un sistema cuyas finalidades respeten las necesidades de la sociedad y respondan a las necesidades del alumnado, b. debe redefinirse el enfoque, el plan de formación, los programas de estudio y los servicios educativos en un lenguaje de fácil manejo para el adulto, y c. debe definirse la tarea del personal escolar que está llamado a acompañar al adulto en el proceso de aprendizaje. Las reformas no son tales sino un engaño cuyas primeras víctimas serán los alumnos. Su aplicación a la elaboración de programas de estudio deberá verificarse y validarse. Hacia una concepción de noción de competencia Lleva a considerar que uno de los fundamentos importantes de una lógica de competencias es la actividad contextualizada. La competencia no puede ser simplemente la descripción de una acción o de un comportamiento, es mucho más que eso. Ser competente no es simplemente aplicar un conjunto de conocimientos a una situación, es poder organizar su actividad para adaptarse a las características de la situación. La estructura dinámica organizadora de la actividad, que permite que la persona se adapte a un tipo de situaciones, a partir de su experiencia, de su actividad y de su práctica. Una concepción situada de competencia
La competencia situada está ciertamente anclada en la situación, afirmación que resulta un tópico y una perogrullada. Para Pastré (2004), la competencia es una estructura dinámica, anclada en la experiencia y la práctica de la persona en situación. Desde la perspectiva constructivista, se considera que la adaptación de la persona, y su interacción con la situación y el contexto, es lo que desarrolla una competencia. Para Jonnaert et al (2005, 674), la competencia es “la puesta en marcha de un conjunto diversificado y coordinado de recursos, que la persona moviliza en un contexto determinado. Esta puesta en marcha se apoya en la elección, la movilización y organización de recursos y sobre las acciones pertinentes que permiten un tratamiento exitoso de esta situación”. Según Pastré (2004) es también una estructura dinámica que organiza la actividad, anclada en la experiencia y en la práctica de la persona en situación. Abordaje de los programas de estudios a partir de las situaciones: hacia la construcción de programas por competencias Etapas que recorren los diseñadores de programas de estudio: Los bancos de situaciones Considerar las situaciones en la redacción de programas de estudio requiere que los diseñadores dispongan previamente de un conjunto de situaciones ya que éste es el material de base desde una lógica de competencias. Sin embargo, este material está poco presente en las escuelas, por lo que se debe ante todo elaborar bancos de situaciones.