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Alejandro Alcázar | Costa Rica
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Textos editoriales Alejandro Alcázar | Costa Rica Ana Paola Mejía | Nicaragua
Revisión de textos y transcripciones Abril Aguilar | México Adriana Rojas | Perú Alejandro Alcázar | Costa Rica Ana Paola Mejía | Nicaragua Marcia Milussich | Perú Pietro Chiri Zapata | Perú Richard Albino | Perú
Diseño de contenido: Ana Paola Mejía | Nicaragua
Colaboración Abril Aguilar | México Alejandro Alcázar | Costa Rica Richard Albino | Perú
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iv i m o s e n u n mu nd o interrelacionado donde se crean nuevos escenarios constantemente y sin precedentes los cuales muestran una serie de nuevos retos, condicionados a formas sociales y urbanas -estructuras que limitan las acciones, instituciones que dan continuidad a hábitos del viejo mundo y la repetición de modelos de comportamientos y construcción aceptables- que no dan respuesta ni alternativas a los distintos conflictos que existen en el mundo y descompone su forma antes de asumir los retos para posibles transformaciones. L a o rg a n i z a c i ón e s p a c i o temporal ya existente, sirve para constituir el orden social a través de la asignación de personas y actividades a lugares y tiempos distintos. Tiene el poder para reproducir una conciencia falsa y construir sobre relaciones desiguales, alienando a las personas, funcionando desde el control, haciendo que los modos de ser-en-el-mundo en que producimos la v ida de forma materia l condicionen y limiten el proceso
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de habitar, la vida social y la vida política, relegando a: ocupar. Teniendo en cuenta que dicha lógica se reproduce en el espacio-tiempo de Latinoamérica, habitar no es real. Por tanto, ocupar busca impulsar otras maneras de ser-en-el-mundo, sugiriendo una transgresión a los límites y las formas ya consolidadas e impuestas de cómo habitar. Así, cabe la posibilidad de que sin crear ni destruir se puedan generar otras maneras de transformar espacios como mecanismos de protesta y denuncia. Estos esfuerzos de transformación del espacio re-significan su construcción social e histórica, p ermitiendo ab ordarlos como testigos materiales y como soportes de eventos sociales. Aunque, en la lucha por transgredir el espaciotiempo existente se debe tener cuidado de no apuntar a una ocupación que esté atravesada por estrategias y prácticas espaciales de carácter dominante o hegemónico, puesto que no se busca encajar en la tendencia del orden ya establecido sino transgredirla.
Efectivamente, existen presiones y restricciones en este conflicto de los modos de vida del ocupante y su aspiración por habitar, pero si este se utiliza como causa generadora de cambios y oportunidades se convierte en un instrumento de aprendizaje. De este modo, la resolución del conflicto depende de la comprensión y empatía de las necesidades y del deseo de lo que no se tiene, así como de la cooperación entre las personas y grupos sociales implicados. Para hacer un análisis de ocupar se hace referencia, a lo largo de la revista, a procesos como lo contingente y lo contencioso, y a dos características comunes que apuntan a los modos de ocupar: lo colectivo y lo común. El equipo editorial CLEA espera que el conocimiento y las discusiones pro d u cid a s c o n s tit u ya n u n insumo para distintos campos de investigación.
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iv i m o s e m u m m u n d o i nter-relacionado onde n ovo s c e n á r i o s s ã o cr i ad o s constantemente e sem precedentes, os quais apresentam uma série de novos desafios, condicionados por formas sociais e urbanas -estruturas que limitam as ações, instituições que dão continuidade a hábitos do velho mundo e a repetição de modelos de compor tamentos e construções aceitáveis- que não dão respostas nem alternativas aos diferentes conf litos que existem no mundo e decompõem sua forma antes de assumir os desafios para possíveis transformações. A organização espaço-temporal já existente serve para constituir a ordem social através da atribuição de pessoas e atividades a lugares e tempos diferentes. Tem o poder de reproduzir a falsa consciência e construir relações desiguais, alienando as pessoas, operando desde o controle, fazendo com que os modos de ser-no-mundo em que produzimos materialmente a vida condicionem e limitem o processo de habitar, a vida social e vida política, relegando a: ocupar. Tendo em vista que tal lógica se
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reproduz no espaço-tempo da América Latina, o habitar não é real. Assim, ocupar busca promover outros modos de ser-no-mundo, sugerindo uma transgressão dos limites e das formas de viver já consolidadas e impostas de como habitar. Assim, é possível que, sem criar ou destruir, outras formas de transformar espaços possam ser geradas, como mecanismos de protesto e denúncia. Esses esforços da transformação do espaço ressignificam construção social e histórica dela, permitindo a b ordá-los c omo te stemunhas materiais e suportes para eventos sociais. Ainda que, na luta pela transgressão do es paço-temp o existente, deve-se ter o cuidado de não apontar para uma ocupação atravessada por estratégias e práticas espaciais de caráter dominante ou hegemônico, pois não se pretende enquadrar-se na tendência do ordem já estabelecido, mas transgredi-lo. E fe tiva m e nt e , h á pr e s s õ e s e restrições ness e c on f lito de estilos de vida do ocupante e sua aspiração de habitar, mas se for usado como causa geradora de
mudanças e oportunidades, tornase uma ferramenta de aprendizagem. Dessa forma, a resolução do conflito de p e nde d a c o m pr e e n s ã o d a s necessidades e do desejo pelo que não se tem, bem como da cooperação entre as pessoas e grupos sociais envolvidos. P a r a fa z e r u m a a n á l i s e d a ocupação, faz-se referência, ao longo da revista, a processos como o contingente e o contencioso, e a duas características comuns que apontam para os modos de ocupação: o coletivo e o comum. A equipe editorial da CLEA espera que o conhecimento produzido constitua um insumo para diferentes áreas de pesquisa.
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20. Estrategias para fisurar el espacio cuadriculado. Montserrat Quintanar.
LO CO_ LECTIVO
LO CO_ MÚN
CONTENIDO
12. Espacialidades en la Pitilla y su posibilidad de Iterar. Felipe Miño.
78. Comunalismo y espacio. Ana Mejía. 74. Cadáver exquisito.
54. (Con/Di)sensos: Los cholets en disputa. Andrea Mejía Alejandro Alcázar.
90. Pandemias pasadas. Álvaro Adasme. 92. Una mirada contemporánea sobre ocupar y/o habitar una ciudad. Janis Martínez.
LO CO_ NVERSADO
44. La condición del modo de vida ocupante. Franck Meléndez.
LO CO_ NTIGENTE
LO CO_ NTENCIOSO
30. Cartografías de la zona cero. Claudia Oliva.
112. COMPLICIDADES. WAI Think Tank. 102. Lo (in)formal, lo público y la crítica. Elio Martuccelli.
COMÚN
COMÚN
Espacialidades en la pitilla y su posibilidad de iterar Felipe Miño
Resumen: Se presenta la condición espacialidades en la pitilla y cómo ella afecta la esfera espacial y por ende el habitar, al tiempo que se propone la posibilidad de una práctica que no construye desde cero sino que recicla en diversas escalas, una vertiente disciplinar centrada en el reuso de los nido-cueva bajo la condición de espacialidades en la pitilla que a la manera de loop spaces genere ciudades y edificios que tengan la capacidad de iterar a nuevos usos a fin de proponer vía sustentable hacia un coherente manejo de los recursos y sus posibilidades relativos a otros usos, reciclaje y circularidad espacial.
Palabras clave: Espacialidades en la Pitilla; Nido-cueva; Loop spaces
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En Chile, al igual que en la mayoría de América Latina, el idioma oficial es el español que, a causa del dinamismo del habla cotidiana, a diversas herencias dejadas por múltiples actores como pueblos originarios e inmigrantes al mezclarse con la cultura popular ha declinado en numerosas variantes y dialectos, es en este contexto de mutaciones que nacen los chilenismos, expresiones propias dentro del lenguaje español chileno, palabras o frases en las que abunda el lenguaje metafórico, rico de rimas y relaciones ingeniosas para expresar con picardía lo que podría denominarse como la sabiduría popular. Más de 200 años de historia post hispanización y por ende de español en esta larga y angosta franja de tierra los han hecho propios, por ejemplo cachar, que significa entender, deriva del inglés to cash o pololo que significa novio y proviene del mapudungun piulliu que significa mosca y metaforiza al novio alrededor de la novia, igual que la mosca alrededor de la fruta, esta palabra llega incluso a transformarse en el verbo pololear que significaría estar en relación de novios, o sea de modo correcto podríamos afirmar que el pololo y la polola pololean. Dentro de esta riqueza cultural se encuentra la expresión estar en la pitilla, que según el diccionario de chileno actual a modo de metáfora se refiere a un estado de gran incerteza, metafóricamente caminando sobre una delgada línea, a punto de cruzar el umbral entre esta existencia y la vida eterna. 1 Esta expresión da a entender que quien o que se encuentre en esta “condición” se halla en un punto de equilibrio precario tal que se balancea en una especie de limbo del que puede caer en cualquier momento ya sea por perder el equilibrio o porque la cuerda se rompa debido a su baja calidad.
Diccionario de Chileno actual, Vol 1: Vocabularios y usos del habla popular en Chile, “Estar en la Pitilla”, acceso el 30 de octubre de 2019, http://chileno.esacademic.com/2557/ estar_en_la_pitilla 1
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Es entonces que a partir de ella surge la posibilidad de generar un paralelismo entre este concepto de equilibrio precario y una aplicación a la esfera espacial, por lo que definir sus límites y alcances parece correcto. Una acertada aproximación para ello la encontramos bajo el pensamiento del arquitecto catalán Ignasi Solá-Morales quien en 2002 introduce el concepto terrain vague para referirse a espacios, construcciones y arquitecturas que han entrado en el des-uso, que en palabras del autor: Son lugares aparentemente olvidados, donde parece predominar la memoria del pasado sobre el presente. Son lugares obsoletos en los que solo ciertos valores residuales parecen mantenerse a pesar de su completa desafección de la actividad de la ciudad. Son en definitiva, lugares externos, extraños, que quedan fuera de los circuitos, de las estructuras productivas. Desde un punto de vista económico, áreas industriales, estaciones de ferrocarril, puertos, zonas residenciales inseguras, lugares contaminados, se han convertido en áreas de las que puede decirse que la ciudad ya no se encuentra allí. Sus límites carecen de una incorporación eficaz, son islas interiores vaciadas de actividad, son olvidos y restos que permanecen fuera de la dinámica urbana. Se han convertido en áreas simplemente des-habitadas, in-seguras, im-productivas. En definitiva, lugares extraños al sistema urbano, exteriores mentales en el interior físico de la ciudad que aparecen como contraimagen de la misma, tanto en el sentido de su crítica como en el sentido de su posible alternativa. 2
Es así como el concepto terrain vague lo utilizaremos para categorizar aquellas espacialidades in-ocupadas fuera de las dinámicas urbanas de las ciudades en movimiento al margen del poder económico y político, y adaptando la expresión de partida estar en la pitilla, sustituyendo el verbo estar por el sustantivo espacios, es que arribamos al concepto espacios en la pitilla. La fuerza de la metáfora primitiva direccionada al medio físico y tridimensional, en cierta medida hablamos de los espacios de Solá-Morales, solo que les otorgamos una condición espacial cargada de significado metafórico ubicando esta espacialidad en la pitilla en un punto de equilibrio precario tal que caminan sobre la sutil línea entre el no uso y convertirse en escombros. Esto nos lleva a preguntarnos dónde o cuándo surge esta condición y cómo afecta el ámbito espacial de la arquitectura.
Ignasi De Solá-Morales, Terrain Vague (Barcelona), 126-127. https://bibliodarq.files.wordpress. com/2016/05/sola-morales-i-terrain-vague.pdf 2
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Es respecto a la espacialidad y sus estados que parece interesante citar al arquitecto japonés Sou Fujimoto quien en su manifiesto primitive future nos presenta, lo que a su modo de ver son los estadios primitivos de la arquitectura y que metafóricamente explica a través de los conceptos nido y cueva, siendo estos: El nido y la cueva son estadios primitivos de la arquitectura, pero, en cierto sentido, representan realidades opuestas. Para la persona (o animal) que lo habita, el nido puede describirse como “lugar funcional” acondicionado de forma acogedora. En cambio, la cueva es ajena a sus habitantes. Es un lugar que acontece de manera natural, sin tener en cuenta si es acogedor o no para que una persona lo habite. No obstante, tampoco es un lugar poco apropiado para vivir. La cueva presenta huecos y requiebros, así como expansiones y contracciones inesperadas del espacio. Al entrar en una cueva, la gente redescubre cómo habitar estos accidentes geográficos: en esos huecos parece que se puede dormir, esa altura parece apropiada para comer, esos rincones parecen un poco más privados, aquí podría poner este libro. Así, las personas empiezan a habitar gradualmente estas características geográficas. En otras palabras, una cueva no es funcional, sino heurística. En lugar de un funcionalismo coercitivo, consiste en un lugar estimulante que permite una gran variedad de actividades. Cada día sus habitantes descubrirán nuevos usos para un mismo lugar. Por tanto, nido y cueva parecen conceptos similares pero en realidad son opuestos. Un lugar funcional, hecho para la gente, y un lugar que existe antes que la gente y que es distinto, ajeno a ella. Y precisamente porque es distinto, existen oportunidades de descubrimientos imprevistos. Por eso, al decir cueva no estamos diciendo que el aspecto externo deba ser el de una cueva, sino que esa cualidad de cueva puede imaginarse como una forma pura que podríamos denominar la caverna transparente.3
Es entonces que a partir de este marco teórico la condición espacial de estas espacialidades en la pitilla afecta tangencialmente estos estadios y hace visualizar la posibilidad de pasar desde esta dualidad propuesta por Fujimoto a una trilogía al añadir un tercer estadio el nido-cueva. Y ¿qué es pues el nido-cueva?
Sou Fujimoto, Toyo Ito y Julian Worrall, “Primitive Future”, en 2G 50 Sou Fujimoto International Architecture Review, en línea, 1a ed. (Barcelona: Editorial Gustavo Gilli, 2009), 130. 3
Espacialidades en la Pitilla y su posibilidad de Iterar.
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Este tercer estadio primitivo de la arquitectura nace de la mezcla de los anteriores opuestos, cuando el nido, este lugar funcional, construido para ser habitado y acondicionado de forma acogedora deviene, al dejar de ser utilizado para su uso primario y adquiere cualidades de caverna transparente, transformándose en un lugar que empieza a acontecer de manera natural, sin tener en cuenta si es acogedor o no para la persona que lo habite, estando simplemente ahí. Es entonces que la condición heurística de la cueva se aplica al nido vacío, este lugar que pensado desde una lógica funcional ya no responde a su forma, función y programa y por ende al igual que la cueva existe, evidentemente no antes que la gente ya que es gracias a ella que nace, pero ciertamente se ha vuelto distinta y ajena, dejando abierta la posibilidad a dejarse redescubrir como espacio a nuevas posibilidades y usos dentro de sus líimites. Esta posibilidad es visualizada por Adriano Cancellieri, académico italiano, que en Spazi in cerca di attori / Attori in cerca di spazi plantea, Nuestras ciudades están plagadas de edificios abandonados, de vacíos urbanos, de espacios públicos que no funcionan como tales o son altamente conflictivos, de grandes infraestructuras en desuso en busca de autor, en busca de funciones, en busca de identidad. Estas espacialidades están comenzando a activar energías, necesidades/ sueños y, por qué no, ambiciones que se transforman en procesos de proyectación, de activación social y resignificación territorial de gran relevancia. La fuerza de todos estos procesos, a pesar de su extrema variedad territorial, de actores e historias involucradas, es aquella de responder de manera más o menos consciente a algunos grandes temas de la contemporaneidad. 4
En este escenario general y teniendo en cuenta el rol de la arquitectura como modelador del habitar humano y principal involucrado en el uso de nuestros recurso que la posibilidad de una práctica que no construye desde cero sino que recicla en diversas escalas aparece como posibilidad, una vertiente disciplinar centrada en el reuso de estos nido-cueva bajo la condición de espacialidades en la pitilla que a la manera de loop spaces genere ciudades y edificios que tengan la capacidad de iterar, ya que “en la arquitectura actual reciclar es parte de diseñar”. 5
Adriano Cancellieri, “Spazi in cerca di attori / Attori in cerca di spazi”, en Spazi in cerca di attori / Attori in cerca di spazi, La rigenerazione urbana alla prova del ́Innovazione sociale, 1a ed., (Vicenza: Tipolitografia Pavan, 2019), 12-13. 5 Magdalena Ferretti, “Voids are full of sense” en Land Stocks: New operational landscapes of city and territory, (Milan:Editorial List, 2016), 6. 4
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Loop de programación
Inicio sentencia
Ruta
Iteración
Fin sentencia
Loop space
Nido - Cueva
La Pitilla
Tiempo
Iteración
io regener Espac ado
Inicio espacio (Nido)
Fin espacio Escombros
Propia. (2020). Programación y Loop Space.
Factor externo que incia el movimiento
Esta manera de pensar y hacer implica entender y aplicar espacialmente uno de los conceptos de programación más básicos, el loop el cual hace referencia a un proceso, sistema o estructura circular que termina donde comienza y viceversa y que conceptualmente se define como la ejecución repetidas veces de un mismo conjunto de sentencias e internamente se compone de tres momentos siendo ellos el inicio de sentencia, la ruta y el final de sentencia en que la iteración como concepto abstracto es el eje de todo ya que es la acción de volver desde el final de la sentencia al inicio a fin de iniciar un nuevo ciclo. Hechas las aclaraciones anteriores, el loop space es el ejercicio de llevar la lógica del loop de programación al medio físico tridimensional de lo construido. Ello implica que un espacio x al igual que un loop de programación se compondría de tres elementos, un inicio como espacio (nido), una ruta o tiempo y un final como espacio (escombros). Es dentro de la ruta o tiempo que este espacio X circunstancialmente, ya sea por motivos económicos, físicos, naturales, estructurales, legales, de mantención, políticos o sociales podría pasar a convertirse en un nido-cueva bajo la condición de espacialidad en la pitilla, pero que tendría la capacidad de iterar a nuevos usos al ser repensado desde la lógica de un loop space, permitiendo al espacio reintegrarse a la vida urbana como hecho construido, teóricamente, infinitas veces. Para que dicha iteración se origine es necesario que un factor externo inicie el movimiento, un sujeto(s) o ente(s) debe(n) llevarla a cabo o velar por su ejecución, además ella debe alejarse lo más posible del recupero o restauro, como la operación de solo hacer sin un mayor trasfondo adaptativo y acercarse lo más posible a una regeneración que busque y proponga propuestas que respondan a una necesidad o sueño de un colectivo en el entendido que sean capaces de generar relaciones que habiliten el espacio, le den ánima y lo vuelvan visible y vivido. Además implica ingresar al debate ambiental desde la disciplina no solo conformándose con certificaciones, que aunque son necesarias son insuficientes dentro del escenario en la cual nos encontramos inmersos y más bien nos insta a transformar lo existente a partir de iteraciones que busquen reducir, reusar y reciclar 6 nuestro habitar como acción humana que ciertamente puede ayudar a solucionar el actual escenario ambiental,
Jose David Lara Gonzalez, “Reducir, Reutilizar, Reciclar”, en Elementos: Ciencia y Cultura, en línea, 1a ed. (Puebla: Editorial Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2008), 45-48. https://www.redalyc.org/ pdf/294/29406907.pdf 6
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ya que nos da la posibilidad de sin crear ni destruir solo generar otras maneras de transformar desde las virtudes del antropoceno no como acción utópica, sino como parte de la agenda de los próximos arquitectos en pos de mejorar el habitar humano. Esto nos lleva a la premisa contemporánea de que la riqueza de un territorio viene desde su capacidad de renovarse activando sus propios espacios en des-uso a fin de constituirse como sus retos y recursos. 7 Por lo que aplicar esta lógica de regeneración espacial, espacialidades en la pitilla, como potencialidades de ser habitadas nuevamente y como recursos con la capacidad de renovarse y re-ocuparse parece ambiental, histórico y económicamente correcto. No solo en contextos de decrecimiento urbano, situación común a una realidad más Europea, sino también a contextos de incipiente crecimiento urbano como es el caso Latinoamericano, a fin de proponer una alternativa que a partir del re-habitar proponga una vía sostenible hacia un coherente manejo de los recursos y sus posibilidades relativos a otros usos, circularidad y reciclaje válida para aplicar en nuestras ciudades. El objeto sugiere como puede ser usado, el usuario responde usándolo bien - el objeto mejora; o es usado mal el objeto es degradado, el diálogo cesa. Pero hay una vida secreta y permanente en las cosas tan intensas que puede tomar vida para otros usos, otras generaciones. 8
Referencias bibliográficas Brinckerhoff Jackson, John. (2012) La necesidad e la ruina y otros ensayos. Santiago: Ediciones ARQ de la escuela de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Cancellieri, Adriano. At all. (2019) Spazi in cerca di attori / Attori in cerca di spazi, La rigenerazione urbana alla prova del ́Innovazione sociale, Venecia: Editorial Università Iuav di Venezia. Ferretti, Magdalena. (2016) LAND STOCKS; New operational landscapes of city and territory, Milan: Editorial List. Fujimoto, Sou. Ito, Toyo. Worrall, Julian.(2009) “2G 50 Sou Fujimoto International Architecture Review”. Barcelona: Editorial Gustavo Gilli. Solá-Morales, Ignasi. (2002) Territorios, Terain Vague, Barcelona: Editorial Gustavo Gilli. Uribe, José Luis. (2013) Talca, cuestión de educación, Ciudad de México: Editorial Arquine. Valenzuela Buccolini, Germán. (2013) Talca Inédito, Talca/Chile: Editorial Pequeño Dios.
Marcello Balbo, Master U-Rise, Rigenerazione Urbana e innovazione sociale 2015/16, en línea, 1a ed. (Venecia: Editorial Iuav, 2015), 2. 8 Alison y Peter Smithson, Changing the Art of Inhabitation, 1a ed. (Londres: Editorial Artemis, 1994), 134. 7
Espacialidades en la Pitilla y su posibilidad de Iterar.
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ESTRATEGIAS PARA FISURAR EL ESPACIO CUADRICULADO: resistencias, ocupaciones y autogestión Montserrat Quintanar
Resumen Este texto pretende evidenciar las opresiones estructurales materializadas en el territorio urbano como detonantes de las acciones de ocupación, que se presentan como una forma legítima de reafirmar derechos y posicionamientos desde la agencia de grupos vulnerados y en resistencia. Todo esto para criticar las prácticas contemporáneas de producción de espacio construido analizando su función social ante la realidad donde se inserta.
Palabras clave Resistencia; ocupación; autogestión..
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Supe construir un lugar donde vivir Así que nadie me va a convencer de que me tengo que ir No me voy a ir, esta es mi casa Vení, pasá, miremos desde la terraza Sara Hebe. Asado de fa, 2012.
La delimitación y defensa del territorio parten de una conducta instintiva, derivada de la territorialidad de la especie humana. Sin embargo, las lógicas jerárquicas y asimétricas de las sociedades modernas trascienden los mecanismos biológicos de apropiación en uso activo.1 Así, es común que los territorios sean motivo y escenario de violencias estructurales y disputas complejas que exponen los matices de relaciones antagónicas entre quienes pretenden ordenar el mundo —en sus dimensiones materiales y abstractas— y quienes son objeto de dominación y violencias —físicas y simbólicas—.
El primer grupo tiene un proyecto de mundo del que se beneficia, donde el espacio construido -cuadriculado, privatizado y dividido- es uno de los instrumentos de los que se vale para someter, controlar y explotar a quienes en él existen. Frente a esto, el segundo grupo ha encontrado modos de fisurar esa estructura, mediante estrategias activas para resistir a las opresiones, algunas con implicaciones espaciales, entre estas: la autogestión y la ocupación de inmuebles de los que no se tiene posesión legal. En este sentido, es preciso cuestionarse ¿qué tienen estos movimientos para enseñarnos?, ¿es posible articular una contranarrativa a lo hegemónico desde el espacio construido?
David Harvey sostiene que “poseemos circunstancialmente cosas de las que hacemos un uso activo en el momento presente”, mientras que “la propiedad privada establece un derecho de pertenencia exclusiva sobre un objeto o un proceso, esté siendo utilizado activamente o no.” Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. (Madrid: Traficantes de sueños, 2014), 53. 1
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Sobre lo cuadriculado propiedad privada, segregación y desecho
La propiedad privada es la ficción capitalista sobre la acumulación de bienes, en el caso del territorio se materializa a traves de la subdivisión del suelo. Opera desde la ilusión especulativa y genera segregación. Por un lado, la gentrificación 2 (aburguesamiento), que convierte al espacio urbano, desde una lógica extractiva, en una escenografía mercantilizable para las clases medias mientras desplaza a habitantes iniciales que no podrán ya costear la vida en su zona de acción expansiva. Y por otro, la guetificación3 (marginación), caracterizada por la concentración de poblaciones empobrecidas, usualmente en periferias, con acceso precarizado a servicios y atravesada por violencias diversas. Dicha segregación luce como fruto azaroso por ausencia de planeación; sin embargo, es realmente efecto deliberado de las políticas públicas enfocadas en vivienda, ordenamiento urbano y desarrollo económico.
Estos derechos no serán siempre materializados por la intervención del Estado, y sí a través de una financiarización externa, lo que significa “acceder a ellos por deuda y en beneficio de los bancos y corporaciones”. 4 Es decir, desde la necesidad de habitar, y anclándose del relato sobre el valor —social— de poseer un patrimonio , se capitaliza lo que por definición es un derecho al que no todas las personas podrán acceder. Un factor determinante es la estigmatización de las identidades marginalizadas originada por las condiciones materiales de raza, clase social, género y etnia. Son sujetos de una indeseabilidad sistemática que les torna en amenazas pulsantes para el montaje escenográfico de la ciudad neoliberal y las formas normativas de habitarla. En consecuencia, las políticas higienistas se servirán de mecanismos como la criminalización de carácter discriminatorio y la expulsión forzada.
Término acuñado por la socióloga británica Ruth Glass en 1964. Oxford Languages Diccionario de Google en español, s. v. “gueto”, acceso el 21 de marzo de 2021, https://cutt.ly/ mxje784 . Un gueto es una “zona o barrio habitado por personas que tienen un mismo origen o condición y viven aisladas y marginadas por motivos raciales o culturales” 4 Luci Cavallero y Verónica Gago. “La batalla por la propiedad en clave feminista”, en El salto diario, 26 de junio de 2
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Ante estos desalojos se abre una pregunta y una posible resolución: “¿A dónde más podrían ir las personas que son forzadas a salir de sus casas? Cada remoción es estímulo para una nueva ocupación”. 5 Otro factor común en los tejidos urbanos es el abandono de inmuebles. Representa un síntoma de las sociedades modernas, que evocan al esquema consumista terminando irremediablemente en desecho. Algunos adquieren esta condición después de un periodo de uso, pero también existen viviendas que nunca fueron habitadas, como resultado de la sobreproducción que no atiende demandas reales. Esto es ejemplo de la deliberada contradicción neoliberal entre la capacidad de producir y poseer en excedente haciendo contraste con la precariedad y la carencia.
En el caso de inmuebles en centros históricos, su antigüedad y localización son motivo del abandono y del atractivo especulativo que les rodea. Así, en torno a esta arquitectura patrimonial, al monumento y a la obra de arte, existen juicios de valor que los hacen objetos merecedores de contemplación y preservación. Pero, detrás de esto se encuentra la ficción de una identidad nacionalista que defiende un pasado romantizado y se niega a reconocer sus legados racistas, coloniales y opresivos.6 El consenso hegemónico sobre el valor patrimonial, la propiedad privada y la fetichización de la ruina, ingenuamente despolitiza y frena la función social del espacio construido. Poner a disposición de la colectividad el suelo subutilizado o en abandono significaría darle un uso efectivo. Lo que, en teoría, sería una atribución del Estado.
2020. https://cutt.ly/cxhiPpE 5 Raquel Rolnik. “A cada remoção, uma nova ocupação”, En Raquelrolnik.wordpress (blog), 3 de mayo de 2018. https://cutt.ly/txhp7oK. Traducción propia 6 Nathalie Frankowski y Cruz García. “Deshaciendo la arquitectura: manifiesto de la arquitectura antirracista” en Arquine, 8 de octubre de 2020. https://cutt.ly/BxhpnAb
25 Estrategias para fisurar el espacio cuadriculado.
Sobre lo ocupado agencia y resistencia
Frente a lo anterior se propone desdoblar la cuestión: ¿será que la solución radica en esperar respuestas de un Estado que suele ser deliberadamente contraventor, incompetente, y que prioriza intereses del mercado? ¿o será preciso arrebatarle funciones al mismo para dar paso a la autonomía y autogestión? La acción directa es la alternativa por la que optan grupos que no pueden costear la vivienda en el mercado formal, que no quieren insertarse en las estructuras hegemónicas del capital o que recurren a esta táctica como mecanismo de protesta y denuncia. Así, la ocupación se vuelve una herramienta reivindicativa para la función social de los espacios, al tiempo que se hacen efectivos derechos, se divulgan causas y se crean nodos para el intercambio. La ocupación ha ofrecido recursos para múltiples identidades con motivaciones diversas en diferentes momentos y
latitudes. Algunos ejemplos de esta naturaleza habitacional son: el enclave de la ciudad amurallada de Kowloon en Hong Kong (desalojado), la Torre David en Caracas (desalojado), el conjunto de familias de la Vila Autódromo en Río de Janeiro (mayoritariamente desalojado). Por otro lado, entre las okupas (con k) de resistencias y movimientos militantes se encuentran: la iniciativa comunitaria de la Zona Autónoma Makhnovtchina, en la Ciudad de México (desalojado); la comunidad cultural del Centro de Investigación Escenika AKI, en Santiago de Chile (desalojado); las colectivas feministas de Bloque Negro de la Okupa Cuba Monumenta Viva , en la Ciudad de México; la Casa de Referência da Mulher Tina Martins, en Belo Horizonte; Liebig34 , en Berlín (desalojado); la escalera Karakola, enMadrid; o el grupo de resistencia indígena urbana de la Aldeia Maracanã , en Río de Janeiro, por mencionar algunas.
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Sobre lo común autogestión y amenaza
Frente a la ocupación es esperable el señalamiento por vandalizar, destruir, invadir. Lina Bo, ya en 1958, propone hacer un análisis partiendo de que “se está resolviendo un derecho. De nada sirve ocultar ese derecho con disculpas que sostienen que los pobres, en casas modernas, ponen gallinas en la tina y meten los zapatos en el refrigerador. La “Invasión” tiene que eliminarse mediante planificación seria y honesta, no con tropas de choque”. 7 Sin embargo, dichas tropas aparecen como respuesta anticontestataria del Estado. Estas acciones, disfrazadas de aplicación de justicia y en defensa de la propiedad privada, ocultan su naturaleza represora de lo que podría representar la semilla de una crisis para el sistema dominante. Pero, ¿en qué sentido una invasión autogestada puede ser una amenaza? Estas acciones insurgentes apelan a todo lo opuesto a los espectros montados por el sistema, pues “acreditan otra función: no tiene que ver con la posesión, comercialización,
individualización o exclusión, y sí con la solidaridad, el cuidado, la pertenencia a la comunidad, al lugar”. 8 Lo comunal es una fisura al andamiaje heteropartriarcal, capitalista y colonial y que lo desestabiliza al atentar contra las instituciones dominantes (familia, Estado y mercado) ya que propone modelos diferentes de existir. Sin interés de romantizar las dinámicas comunales, es preciso reconocer que es más factible tejer redes en estas dinámicas pues en lo comunal los vínculos superen al parentesco; y la organización procure ser a través del consenso, la comunicación y la horizontalidad; y que las economías se sustenten a través del intercambio, la solidaridad, el acceso a los recursos o la repartición equitativa. Así, cada acción de lo común “por su sola existencia, viene a romper el cuadriculado razonado del espacio, condena al fracaso cualquier veleidad de ‘acondicionamiento del territorio’”. 9
Lina Bo Bardi, “La invasión”, en Grinover, Marina y Silvana Rubino, ed., Paula Abramo, trad. Lina Bo Bardi por escrito. Textos escogidos 1943-1991. (Ciudad de México: Alias, 2019), 120. 8 Instituto A Cidade precisa de você y Escola sem Muros. Arquitetura para a autonomia: ativando territórios educadores. (São Paulo: A cidade Press, 2019), 48. 9 Comité Invisible. A nuestros amigos. (Buenos Aires: Hekht Libros, 2015), 136. Refiriéndose a la comuna. 7
27 Estrategias para fisurar el espacio cuadriculado.
Fisuras Lo habitual para las disciplinas involucradas en la producción de espacios construidos es proyectar pensando en lo previsible. Son concebidos como máquinas que puedan ser habitadas por cuerpos disciplinados que operen actividades mecánicas y estudiadas dentro de los límites de lo normal, lo productivo y lo permitido. Sin embargo, la realidad, o las distintas realidades, tiende a desbordarse sobre lo que los proyectos urbanoarquitectónicos pretenden atender. Entonces, se vuelve necesario asumir que si la realidad no coincide con el plan, o el plano, es quizá porque atiende a estadísticas vacías, demandas superficiales y observaciones sesgadas. No se puede profetizarlo todo a través de la representación. Si bien es posible estudiar una realidad desde múltiples perspectivas y voces, sería también razonable adelantarse a su naturaleza inestable y volátil. Esto significa que en la planeación debe haber espacio para la espontaneidad, la versatilidad, la hospitalidad y la subversión; y no para el miedo, la represión, la hostilidad ni la opresión.
No existe la neutralidad en el espacio: o se incorpora al cuerpo sólido y cuadriculado del proyecto de mundo dominante o se suma al impulso que abre un poco más la fisura que pretende quebrarlo. Y en cualquiera de los casos tiene un efecto contagioso: se replicará en el entorno. Keller Easterling sugiere que a partir de las decisiones de diseño se puede asumir un activismo disciplinar, preocupado por descubrir maneras de desarmar la retórica autoritaria a través de objetos arquitectónicos que permeen la cultura, respalden resistencias y sean entendidos por su potencial como multiplicadores de mensajes.10 Desde este análisis se hace necesario reconocer y aprender de las disidencias —de su forma de organizar, hacer, gestionar, demandar y entender(se en) el espacio—. Sus mensajes proponen una lectura alternativa y emancipatoria de la realidad, una que no es ordenada ni ordenable dentro de un molde rígido y reticular. Sus narrativas son una pieza de la crisis necesaria para fisurarla, pues reafirman lo existente —al territorio y la vida que hay en él—, y con ello también, al presente y a los futuros posibles que se dibujan mejores y más justos.
«Entrevista a Keller Easterling» por ENTRE, 8 de noviembre de 2018. En Ana Altberg, Mariana Meneguetti y Gabriel Kozlowski ed. 8 Reações para o Depois. (Río de Janeiro: Riobooks, 2019), 242. 10
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Referencias bibliográficas
Bo Bardi, Lina. “La invasión”. En Grinover, Marina y Silvana Rubino, ed., Paula Abramo, trad. Lina Bo Bardi por escrito. Textos escogidos 1943-1991, 120. Ciudad de México: Alias, 2019.
Frankowski, Nathalie y Cruz García. “Deshaciendo la arquitectura: manifiesto de la arquitectura antirracista” en Arquine, 8 de octubre de 2020. https://cutt.ly/BxhpnAb
Cavallero, Luci y Verónica Gago. “La batalla por la propiedad en clave feminista”, en El salto diario, 26 de junio de 2020. https://cutt.ly/ cxhiPpE
Instituto A Cidade precisa de você y Escola sem Muros. Arquitetura para a autonomia: ativando territórios educadores, 48. São Paulo: A cidade Press, 2019.
Comité Invisible. A nuestros amigos, 136. Buenos Aires: Hekht Libros, 2015.
Rolnik, Raquel. “A cada remoção, uma nova ocupação”, Raquelrolnik.wordpress (blog), 3 de mayo de 2018. https://cutt.ly/txhp7oK
Entrevista a Keller Easterling por ENTRE, en Altberg, Ana, Mariana Meneguetti y Gabriel Kozlowski ed. 8 Reações para o Depois, 242. Río de Janeiro: Riobooks, 2019.
29 Estrategias para fisurar el espacio cuadriculado.
CONTENCIOSO
CONTENCIOSO
Cartografías de la “zona cero” Claudia Oliva
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El estallido social de octubre de 2019 en Chile, de sus múltiples dimensiones, dio paso a una ciudad transformada por las intervenciones y los enfrentamientos que tuvieron como epicentro en Santiago, la Plaza Baquedano, rebautizada popularmente como Plaza de la Dignidad. A la vez, la plaza y su entorno fueron denominados por la prensa como “zona cero”, el lugar que dio cabida a manifestaciones multitudinarias y sirvió como lienzo de las expresiones ciudadanas que repletaron de mensajes las fachadas y los monumentos de la capital. La realidad surgida desde el lenguaje también tuvo un paralelo material en la transformación del espacio físico a partir de las acciones que modificaron el lugar y sus objetos. A través de la reconstrucción espacio temporal de los eventos ocurridos en cinco espacios arquitectónicos resignificados, se abordan distintas perspectivas de la ciudad transformada, entendiéndolos como testigos materiales y soportes de eventos. La construcción de la “zona cero” se aborda para comprender un fragmento de la ciudad desde sus hitos simbólicos que se articulan, se resignifican y logran remitir a un panorama global en el contexto de la crisis social y política vivida en Chile.
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VENDEDORES AMBULANTES PAVIMENTO DESTRUÍDO INFRAESTRUCTURA DESTRUÍDA MATERIAL DE BARRICADAS DESPLAZAMIENTOS PINTURA DE FACHADA INTERVENCIÓN DE FACHADA
PAVIMENTO DESTRUIDO OBJETOS CONMEMORATIVOS INFRAESTRUCTURA DESTRUÍDA MATERIAL DE BARRICADAS FLORES Y PLANTAS BARRICADAS DESPLAZAMIENTOS PINTURA DE FACHADA INTERVENCIÓN DE FACHADA VELAS
VENDEDORES AMBULANTES PAVIMENTO DESTRUÍDO ESCOMBROS ACUMULADOS INFRAESTRUCTURA DESTRUÍDA MATERIAL DE BARRICADAS JARDÍN DE LA RESISTENCIA INCENDIO DESPLAZAMIENTOS PINTURA DE FACHADA INTERVENCIÓN DE FACHADA COPAMIENTO CARABINEROS
COPAMIENTO CARABINEROS VENDEDORES AMBULANTES PAVIMENTO DESTRUIDO INFRAESTRUCTURA DESTRUÍDA MATERIAL DE BARRICADAS JARDÍN DE LA RESISTENCIA LIENZO POR LA PAZ DESPLAZAMIENTOS PINTURA DE FACHADA INTERVENCIÓN DE MONUMENTOS
CENSURA FOCO PROYECCIÓN DE LUZ CENSURA INTERVENCIÓN LUMÍNICA
Resumen: El anhelo de habitar que lo hegemónico coloca en los subalternos imposibilita una construcción de espacios verdaderamente propios, esta es la condición del ocupante. La relación humana con el espacio que nace de la necesidad y muta en la comodidad, en comunión con la construcción de una modernidad sujeta a lo hegemónico da lugar a la dicotomía de habitante y ocupante. Palabras clave: Apropiación; espacio; modos de vida
Franck Meléndez
La condición del modo de vida ocupante 46
Latinoamérica está en crisis desde el siglo XV, la llegada de los poderes europeos a la región resultó en un desfiguramiento de todas las formas de habitar practicadas por los nativos del continente. Este desfiguramiento es un producto directo de la colonia, la enajenación y explotación de recursos materiales e inmateriales que un estado ejerce por sobre otra forma de sociedad y su territorio. Esta dinámica de opresor y oprimido persiste incluso luego del surgimiento de las naciones independientes de Latinoamérica, mayormente debido a la herencia de un imaginario de civilización europea. Lander1 señala los valores de identidad que conforman este imaginario: una Latinoamérica con una única voz, de hombre blanco, masculino, urbano, cosmopolita. Al establecerse una identidad para la ordenanza sociopolítica, automáticamente se excluye a quienes no cumplen con los estándares dictados. Una manifestación de esta relación es la de habitante y ocupante. En el ensayo “Entre ocupar y habitar”2 a través del pensamiento de Heidegger, se concluye que habita el ser cuya existencia mora el espacio, para habitar auténticamente se requiere la manifestación de un sentido de apropiación, de familiaridad y de expresión personal. En contraste, se ocupa cuando se hace mero uso del espacio3, es cuando no se propone una relación con el ser y no promueve ningún tipo de acto perceptivo. Esta reflexión de carácter metafísico nos deja con la imagen de una relación que inicia con el ser identificado en su condición de habitante u ocupante y su relación con el espacio en el que se asienta. Este ensayo profundiza en la naturaleza de ambas condiciones y levanta cuestionamientos del aspiracionismo inherente a esta relación de modos de vida.
Edgardo Lander, “Eurocentrismo y colonialismo en el pensamiento social Latinoamericano”, (1999), 1. https:// www.tni.org/files/eurocentrismo-2.pdf 2 Pilar Ballarín Domingo, “Entre ocupar y habitar. Una Revisión Historiográfica Sobre Mujeres y Universidad en España”, en Arenal: Revista de Historia de Las Mujeres 17, no. 2 (2010): 223-254–254, https://bit.ly/3wnPdCR 3 Maritza Granados, “¿Ocupar o habitar? Aproximación al fenómeno actual”, en Arte, Individuo y Sociedad, vol.25, no.3 (Madrid: Ediciones Complutense, 2013), 377. https://doi.org/10.5209/rev_ARIS.2013.v25.n3.39174 1
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De cuando se habita y cuando se ocupa La superposición de ambos conceptos deja claro que el factor determinante es el de apropiación, Enric Pol estima a la apropiación como un fenómeno que puede expresarse de dos modos: acción-transformación e identificación simbólica.4 El primero requiere de la impregnación del usuario en su espacio, así como la capacidad que este tiene para gestionarlo y manipularlo, es una cuestión territorial. El segundo, demanda un auto-reconocimiento del ser en el espacio que lo rodea y apela a los procesos cognitivo afectivos. En la configuración social poscolonial, en la que los estados gozan de independencia política, existe un sentido parcial de apropiación, ya que la nación es soberana en su territorio, no obstante, las garantías de apropiación social no son imparciales, sino que responden primero a la identidad antes mencionada, la identidad hegemónica, que históricamente se ha hecho con las condiciones necesarias para el control trans generacional del espacio y sus recursos. Así, la condición de ocupante se da cuando la hegemonía, producto del colonialismo y sus sucesores, a través de diversos mecanismos expropia al ser del espacio que lo rodea. El ocupar implica colocar en el sujeto el deseo de ser habitante y a su vez en el habitante el miedo a ser ocupante. Ambas condiciones pueden ser heredadas, y ciertamente el sistema propicia la transferencia de la condición. Quienes habitan pueden hacerlo en tanto haya otros que se lo permitan (ocupantes). No obstante, el hecho de que la condición de habitante sea transferible, no la hace irrevocable, puesto que la entidad que provea de la condición -llámese familia, gobierno, superiores- puede deshacer los factores que posibilitan la condición en primer lugar. Esto es posible debido al carácter de transitoriedad que ambas condiciones presentan. Un ser puede ocupar y habitar en distintos momentos de su existencia y además son impulsados a conseguir o mantener el estado de habitante.
Enric Pol, “El modelo dual de la apropiación del espacio”, en Psicología y medio ambiente: aspectos psicosociales, educativos y metodológicos, (España: Universidad de A Coruña, 2002), 125. 4
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Además, ambas condiciones son transferibles ya que la descendencia del ser goza de la misma condición que su progenitor en tanto este tome la responsabilidad por sobre dicha descendencia. Merece mención el hecho de que la condición de ocupante nunca es voluntaria bajo ningún marco de pensamiento conservador. Ni bajo la meritocracia neoliberal, ni dentro del racionalismo moderno y tampoco en el pensamiento clásico. Reconocer que incluso las lecturas de la realidad utilizadas como argumento para promover estas dinámicas no admiten tales actos es necesario. Una lectura materialista, como la que demanda el estudio del espacio y su accesibilidad, sugiere que la persona en cuestión puede ocupar o habitar según lo que sus condiciones materiales le permitan. La característica transgeneracional mencionada y la dependencia mutua asegura la perpetuación de ambas condiciones. La transferibilidad, sin embargo, requiere que una de las condiciones no sea deseable, y en palabras de Rousseau ningún ser consciente aceptaría contractualmente aquello que no le fuese oportuno. Es por esto que un interés para perpetuar lo hegemónico es presentar la condición de ocupante como una de la cual se puede escapar, de otro modo la dinámica no sería sostenible. Sabiendo esto, no se puede admitir que la condición de ocupante es voluntaria consciente o inconscientemente, ya que se requiere del engaño para convencer al ocupante de que en mayor medida depende de sí mismo, su movilidad socioeconómica (y por ende del espacio que ocupa), y no de factores externos. Así, un ocupante puede volverse habitante y viceversa, la narrativa hegemónica atribuye el primer caso a la virtud, y al contrario al vicio por efecto pero nunca a las condiciones materiales históricas predeterminadas en base a las características inmutables de las personas.5
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Jean Jacques Rousseau, “El Contrato Social o Principios Del Derecho Político”, (1762).
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De los espacios en estado de ocupación Propia. (2021). Persona mayor de edad sin hogar sentada a los pies de la Catedral de Granada, Nicaragua. El letrero se lee: “Ayúdeme para mi comida, Dios se lo pagará, gracias”. Granada, Nicaragua.
Habiendo determinado las tres características fundamentales de ambas condiciones: transitoriedad, transferibilidad e involuntariedad, se puede profundizar en la relación que el ocupante sostiene con su entorno. Cuando nos referimos a la existencia en un plano físico, el entorno es el espacio. Específicamente, las sociedades modernas hacen expresa preferencia al espacio construido como escenario principal del quehacer humano. En el texto “Construir, habitar, pensar” se hace uso de la semántica para trazar una relación directa entre el construir y el habitar, se entiende construir no solamente como la actividad de erigir una edificación, sino como el proceso de hacer vida.6 Para Heidegger, habitar posa casi como inactividad, apropiadamente utiliza el término “morar” para describir el asentamiento definido del ser en un espacio. Este entendimiento presume la existencia dentro del espacio como un esfuerzo humano primordial que parte de la necesidad y a su tiempo muta en la comodidad como producto de la apropiación. El construir entonces sugiere una relación directa entre el ser y el espacio para que el morar sea una realidad, el trabajo que se le dedica al espacio para que este sea construido. Recalcando que, en este caso, construir o construcción no hace referencia a la edificación de un objeto arquitectónico, sino a la creación de entendimientos de lo que es vivir y morar desde la práctica espacial personal. Solo así se alcanza el sentido de apropiación o propiedad inherente a la condición de habitante. Por antítesis, la relación del ocupante con el espacio es una relación de enajenación.
Martin Heidegger, “Construir Habitar Pensar”, (1951): 0, https://www.fadu.edu.uy/estetica-diseno-ii/files/2013/05/ Heidegger-Construir-Habitar-Pensar1.pdf. 6
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Se entiende que el ocupante no es dueño de su espacio, sino que se asienta en un estado de ocupación, que implica una constante negociación de poder con su entorno físico y un anhelo por alcanzar el estándar de lo hegemónico. Esta circunstancia de otredad posa un obstáculo para la verdadera apropiación del espacio, aquella que existe más allá de la propiedad civil, la que requiere una soberanía del entorno personal y dote de significación. Naturalmente, el espacio mismo responde en función de los cuerpos que aloja y la capacidad de estos para modificar su entorno. Existen respuestas evidentes, como la calidad de las construcciones en términos de estabilidad, o la funcionalidad del diseño mismo. Esto no quiere decir que el espacio construido hegemónico es mejor en todos los aspectos que el que construye el complemento, pero sí que, en un entorno predispuesto, solamente se hacen válidas las maneras de construir que le son dictadas al ocupante. Aterrizando en Latinoamérica, este entorno predispuesto apunta a mimetizar las tendencias de los centros urbanos modernos del norte global. Las prácticas vernáculas para la construcción de espacios y estilos vidas pasa de ser la respuesta de una cultura a sus condiciones materiales históricas (patrimonio) y se convierte en aquello que solo quienes no pueden aspirar a algo aparentemente mejor practican. Este estigma a lo propio de un lugar incuba en el ocupante el deseo de imitar las maneras de vivir practicadas por aquellos que existen arriba en la pirámide social. En la reflexión “La [i]lógica sampetrina” se expone el patrón de comportamiento aspiracionista mediante el caso del municipio San Pedro Garza García, Nuevo León, México, cuya fijación histórica por el cercano Estados Unidos ha dado lugar a la creación de una ciudad que parodia los aspectos formales de la ciudad estadounidense, particularmente el culto al automóvil.7
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Zertuche, “La [i]Lógica Sampetrina,” (2017). https://contextual.mx/contenido/la-ilgica-sampetrina?rq=san pedro
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Una vez que se instaura al automóvil como el medio de transporte de facto el acto de caminar pasa a ser uno de recreación o ejercicio. Esta idea promulgada por la forma de la ciudad misma excluye a aquellos sin acceso a un vehículo, en tanto la infraestructura de la ciudad no responde a sus necesidades. Se repite el paralelismo en el cual el mero acto de caminar se da desde la necesidad del ocupante y la comodidad del habitante acompañado del privilegio de decidir cuándo embarcarse en dicha actividad. Cuando el patrón de consumo es establecido por quienes tengan los medios, la forma del espacio, es decir la imagen de la ciudad y el objeto arquitectónico -por mencionar dos escalas- le sigue. Este es el motivo de la mímica que ha dado forma a las ciudades de Latinoamérica. Esta imitación existe en detrimento de la apropiación que es tan importante para el genuino habitar. Lanzagorta expone el caso de Buenos Aires, Argentina en el que a pesar del éxito por parte de la capital en llenarse de ejemplares arquitectónicos europeos, la falta de mixtura con una identidad propia construye un imaginario de ciudad que incluso luego de la independencia europea no puede divorciarse del eurocentrismo.8 La explotación de la mística colonial es una ocurrencia común en las ciudades latinoamericanas, es este entendimiento de que lo digno de replicar y lo apto para anhelar es aquello hegemónico que impide el desarrollo de modos de vida que verdaderamente se apropien del espacio en el contexto de nuestras ciudades.
José Ignacio Lanzagorta García, “Buenos Aires y Las Ciudades Sin Historia” en Arquine, (2018). https://www. arquine.com/buenos-aires-y-las-ciudades-sin-historia/. 8
La condición del modo de vida ocupante.
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Hacia un diferente habitar Propia. (2020). Señor caminando desde un establecimiento de McDonald’s alojado en un edificio colonial. Plaza Central, León, Nicaragua.
La oferta de habitabilidad por parte de lo hegemónico solo puede existir a costas del modo de vida de quienes existen en estagnación socio económica, esa es la suerte del ocupante. Este problema es de corte estructural, la acción individual no desemboca en el cambio a la escala necesaria para el desmantelamiento del sistema, lo que la acción individual sí ofrece en cambio, es una oportunidad de resistencia. Una vez ganada consciencia de la naturaleza de ambas condiciones se puede empezar a reivindicar el modo de vida ocupante, el rehúso a embarcarse en prácticas espaciales de carácter hegemónico, aquellas basadas en un falso sentido de apropiación, en la derivación de la felicidad desde el consumo y la enajenación. Las manifestaciones de esta resistencia son diversas y nacen desde lo personal, sin embargo, la habilidad de decidir en primer lugar ya es producto de un privilegio, de conocimiento y capacidad, reconocer esa realidad es el primer paso para la reivindicación.
Referencias bibliográficas Domingo, Pilar Ballarín. “Entre Ocupar y Habitar. Una Revisión Historiográfica Sobre Mujeres y Universidad En España.” Arenal. Revista de Historia de Las Mujeres 17, no. 2 (2010): 223-254–254. https://doi.org/10.30827/arenal.vol17.num2.223-254. Granados-Manjarrés, Maritza Beatriz. “¿Ocupar o Habitar? Aproximación Al Fenómeno Actual.” Arte, Individuo y Sociedad 25, no. 3 (2013): 377–91. https://doi.org/10.5209/rev-ARIS.2013.v25. n3.39174. Heidegger, Martin. “Construir Habitar Pensar” 0, no. 0 (1951): 0. https://www.fadu.edu.uy/ estetica-diseno-ii/files/2013/05/Heidegger-Construir-Habitar-Pensar1.pdf. Lander, Edgardo. “Eurocentrismo y Colonialismo En El Pensamiento Social Latinoamericano.” Pueblo, Época y Desarrollo: La Sociología de América, 1998, 1–11. http://www.ceapedi.com.ar/imagenes/ biblioteca/libros/84.pdf. Lanzagorta García, José Ignacio. “Buenos Aires y Las Ciudades Sin Historia.” Arquine, 2018. https:// www.arquine.com/buenos-aires-y-las-ciudades-sin-historia/. Pol, Enric (Departamento de Psicología Social, Universidad de Barcelona). “El Modelo Dual de La Apropiación Del Espacio.,” 2002. Rousseau, Jean Jacques. El Contrato Social o Principios Del Derecho Político, 1762. Zertuche. “La [i]Lógica Sampetrina,” 2017. https://contextual.mx/contenido/la-ilgica-sampetrina?rq=san pedro. La condición del modo de vida ocupante.
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(CON/DI)SENSOS: Los cholets en disputa Alejandro Alcázar Andrea Mejía
Resumen: El presente ensayo se plantea como una discusión sobre la legitimidad alrededor de la arquitectura de los cholets. Esta no pretende agotar el tema, sino extenderlo, y por ello se presentan dos voces, una desde la arquitectura y otra desde la antropología, las cuales discuten sobre los conceptos: cholets, arquitectos, arquitectura y legitimidad.
Palabras clave: Cholets; arquitectos; arquitectura
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El espacio de la academia de arquitectura puede ser un espacio en disputa. Esto porque no todas las personas que se relacionan con ella la habitan, y en consecuencia algunas la ocupan. Pero esta ocupación está atravesada por estrategias para acceder a las lógicas hegemónicas de la institución, y con ello encontrar legitimidad para las ideas y las acciones desde los estándares dominantes en ese campo. A modo de un breve análisis, se propone valerse del estudio de caso de la arquitectura de los cholets y los actores que la rodean, para indagar sobre cómo es que este tipo de construcciones (¿arquitecturas?) se presentan en el espacio académico de la arquitectura. Al mismo tiempo, explorar cómo la etiqueta de “arquitectura” y “arquitecto”, cuando situamos estas construcciones, desatan tensiones y disputas, ante una pretendida búsqueda de legitimidad. Este ensayo es producto de una serie de conversaciones desde la arquitectura y la antropología. Es un diálogo entre las ideas del autor y la autora de este texto, y un acercamiento mediante cuatro ejes temáticos sobre los cuales se está en consenso o disenso. Para ello se exponen comentarios separados, y luego un texto conjunto que busca entrelazar. En el caso del acercamiento desde la antropología, los datos mostrados responden a un estudio etnográfico realizado entre enero y febrero del 2020 en El Alto, Bolivia. Por su parte, lo expuesto desde la arquitectura se basa en una revisión teórica de la arquitectura (principalmente), así como una visita realizada a El Alto en 2018.
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Cholets
Los cholets son edificaciones de múltiples plantas con una función económica y social. En la primera planta suele estar situado algún negocio o espacio para el alquiler comercial; en la parte interior de este, suele haber salones de eventos, de igual forma que en la segunda planta. En los siguientes pisos, que pueden ser hasta siete, se ubican departamentos tanto para familiares de los propietarios y las propietarias, como también para el alquiler. En el último piso se sitúa el chalet o casa de los dueños. Esta división va acompañada de una estética particular que plasma parte de la identidad de quienes ocupan y quienes construyen estos edificios. Además, cabe resaltar que estos edificios pueden utilizar referentes andinos, aymaras, tiahuanaku, como también globales, ya sean transformers, súper héroes, maquinarias, entre otros.
Andrea Mejía. (2020). Matrimonio en salón de eventos. El Alto, Bolivia.
No toda la arquitectura es singular1, pero en el caso de los “cholets”, puede que esta sea la cualidad que despierte el interés por ella. Para entender esto es necesario comprender esas arquitecturas a nivel de su partido arquitectónico, así como de su programa arquitectónico, en relación con el contexto en el que emerge y se sitúa. Es decir, los usos y funciones del espacio, y las características (estructurales, materiales, estéticas…) que las hacen posible en un espacio-tiempo determinado. Esa singularidad, entonces, no se reduce a la apariencia del edificio de manera aislada, sino a lo que conjuga como manifestación. En un contexto más amplio –que podría decirse andino– es una suerte de reivindicación, o un discurso que eso expresa. Es el reflejo de un momento histórico, al menos para Bolivia.
Véase la idea de singularidad asociada a la arquitectura en Jean Nouvel y Jean Baudrillard, Los objetos singulares. Arquitectura y filosofía, (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002). 1
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El cholet va más allá de lo construido y tangible, como las estructuras y los materiales (aunque estos también pueden ser un elemento de distinción). El cholet funciona como un elemento de distinción social, en un contexto de reacomodo social ocasionado por las políticas de inclusión del gobierno de Morales2. Esta arquitectura está relacionada a una clase alta emergente –la llamada burguesía aymara– la cual utiliza distintos capitales, tanto simbólicos, como económicos y sociales, para insertarse en dinámicas económicas globales, tales como las aspiraciones de éxito, modernidad y progreso propias del capitalismo tardío3, o neoliberal.
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Burman Anders, «Black hole indigeneity: the explosion and implosion of radical difference as resistance and power in
Andean Bolivia», Journal of Political Power (2020): 179-200; Carmen Rosa Rea, «Complementando racionalidades: la nueva pequeña burguesía aymara en Bolivia», Revista Mexicana de Sociología 78, nº 3 (2016): 375-407; Nico Tassi, La otra cara del mercado: economías populares en la arena global (La Paz: Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología, 2012). 3 Fredric Jameson, Ensayos sobre el posmodernismo (España, Letra e, 1984).
(Con/Di)sensos: Los cholets en disputa.
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Andrea Mejía. (2020). Cholets carretera camino a Viacha . El Alto, Bolivia.
Andrea Mejía. (2020). Freddy Mamani, Marco Quispe y Max Hinderer en conversatorio del Programa de Estudios Descoloniales, Museo Nacional de Arte de Bolivia. La Paz, Bolivia.
Arquitectos4
Este tipo de obras a nivel local ha ido generando una serie de tensiones con respecto a quienes las hacen. Los principales representantes de este fenómeno son Freddy Mamani, Santos Churata, Alejandro Prieto; además de empresas como ArchiTech y ArchLine. Sin embargo, existe todo un campo de disputa al llamarlos “arquitectos”, y en su lugar se utilizan eufemismos como constructores, ingenieros, albañiles, maestros, entre otros. Esto se hace con la intención de excluirlos de un espacio disciplinar común, tanto académico como profesional, que en todo caso los vincula con la academia occidental, de la cual muchos de ellos no forman parte, o que han accedido a ella posterior a hacer obras insertas en este estilo arquitectónico.
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El viejo debate de si existe arquitectura sin arquitectos puede estar aquí de fondo. El punto de partida es que ese debate debe superarse, y que la arquitectura no se define exclusivamente por las condiciones, situaciones, o etiquetas asociadas a quien la produce. En todo caso, si se entiende la arquitectura más allá de quien la proyecta, y se le analiza como un hecho social, ciertamente la figura del arquitecto se desdibuja. Cabe considerar que importantes figuras de la arquitectura occidental no fueron, o no son, arquitectos de formación, y no por ello está en entredicho su obra, ni tampoco su derecho a llamarse arquitectos. En este caso, la intención de enfatizar el hecho de que algunos autores de cholets no son arquitectos por no contar con un título, encubre intenciones –que podrían decirse son racistas y clasistas– de mantener el control de algo que está claramente en disputa.
Se prefiere nombrarlo en masculino, en tanto son hombres quienes diseñan y proyectan cholets.
(Con/Di)sensos: Los cholets en disputa.
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La cuestión es clara: ¿por qué la presencia de una única figura, en este caso Mamani, como representante de este estilo arquitectónico a nivel internacional? La obra de Freddy resalta el carácter indígena que lo caracteriza tanto a él como a los propietarios a quienes les construye. Este componente indígena lo carga a esta arquitectura (cosa que no está siempre presente en otras manifestaciones del cholet) y cuando es consumida a nivel internacional es exotizada. Queda pendiente el reconocer otras expresiones del cholet, que claramente pertenecen a este fenómeno, y que no se valen únicamente de lo indígena -principalmente a nivel estético y discursivo- sino que también recoge otros aspectos de la identidad. La tipología parece permanecer invariable. Es decir, la forma en que se configura el espacio, sin embargo el lenguaje es el que sí varía, siendo determinante para su reconocimiento tanto local como global.
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Arquitectura Aquí se genera una disputa sobre si estos edificios son arquitectura o no por la formación de quienes los hacen, en un primer momento, pero si ahondamos más, ¿qué otros elementos están en disputa? Se suele intentar catalogar este tipo de arquitectura bajo nuevas categorías como New Vernacular, Neoandina, entre otras. Del mismo modo, se intenta buscar un precursor del movimiento atribuyéndole este papel a Mamani, a pesar de que él mismo señala que él no es quien comenzó con este tipo de arquitectura en El Alto5 (entrevista a Mamani en enero 2020). ¿Cuál es la intención detrás de esta búsqueda y necesidad de hacer encajar a los cholets como arquitectura? ¿Quiénes la buscan? ¿Los arquitectos de El Alto? ¿Los académicos dentro de una hegemonía arquitectónica occidental?
Andrea Mejía (2020). Cholet Estrella de Oro. El Alto, Bolivia.
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La arquitectura en occidente suele compartir una serie de principios técnicos y estéticos, los cuales los cholets transgreden en cierta medida. Y quizá ni siquiera es una transgresión convenida, sino un efecto colateral. Es posible entender que los cánones a partir de los cuales se define la estética del cholet no son los comunes, y esto es porque no se posicionan completamente desde el mismo lugar en que la arquitectura occidental se sitúa, el cual suele ser desde lo hegemónico, o al menos desde lo funcional al orden ya establecido: la herencia clásica, moderna y posmoderna, y cualquier interpretación contemporánea. De seguir el impulso, podría caerse en etiquetar los cholets como arquitectura “vernácula”, “tradicional”, “popular”, o bajo otros estándares, como “kitsch”, “huachafa” o “wara wara”, pero en realidad es que esa operación ya está hecha. El carácter racial y de clase que justifica a quienes buscan segregar a esta arquitectura y darle un lugar aparte, es un peso que ya de por sí carga la etiqueta “cholet” (cholo + chalet).
Freddy Mamani, en conversación con Andrea Mejía (autora), enero de 2020.
(Con/Di)sensos: Los cholets en disputa.
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Andrea Mejía. (2020). Funeral en Salón de eventos. El Alto, Bolivia.
En la arquitectura de Luis Barragán 6 y Luis Longhi, por ejemplo, se resaltan elementos recogidos desde lo identitario regional y lo indígena, respectivamente. En el caso de Barragán, este recoge la tradición popular mexicana y la rescata de otros artistas –desde la pintura, por ejemplo–, logra adaptar un estilo de arquitectura moderna y situarlo a los valores culturales de México. En el caso de Longhi, utiliza elementos incaicos y preincaicos como referentes escultóricos al momento de realizar sus edificaciones, como lo es en la casa Las Chullpas.
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Luis Barragán recibió su título como ingeniero.
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En el caso de Bolivia, el edificio central de la Universidad Nacional Mayor de San Andrés (UMSA), obra del arquitecto-urbanista Emilio Villanueva, es una arquitectura moderna que utiliza referentes indígenas como ornamento. Nos cuestionamos por qué en esos casos a estos arquitectos no se les cuestionó el ser arquitectos o no, a pesar de remitir a lo indígena o tradicional. Quizá tenga que ver su origen étnico y lugar de enunciación. Andrea Mejía. (2020). Salón de evento del Cholet Girasol. El Alto, Bolivia.
(Con/Di)sensos: Los cholets en disputa.
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Legitimidad
Dentro de una serie de entrevistas realizadas a Freddy Mamani señaló que si bien su obra era criticada a nivel local, a nivel internacional tenía una gran acogida y que eso lo reconfortaba. Si se analiza qué tipo de obras arquitectónicas, pertenecientes al fenómeno cholet, circulan en el espacio académico internacional (bienales, eventos académicos, museos, exposiciones) notamos que únicamente la obra de Freddy está presente. Del mismo modo, el cholet no solo está ocupando espacios arquitectónicos internacionales sino también espacios artísticos, turísticos, de diseño y académicos. Es un objeto que circula y en esta circulación de espacios podemos notar que las formas de legitimarse varían y se adecuan. En estas dinámicas, la valoración positiva a nivel internacional es vista como indicador de legitimidad.
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El cholet ha sido exportado. O mejor dicho, ha sido importado en otros espacios del mundo. Esto significa que lo han buscado así como aquí se hace. Esta acción, común en la práctica arquitectónica, la cual es visible a través de las bienales o las exposiciones en museos, debe ser analizada a través del entendimiento de la mirada de quien decide exponerla o difundirla. Muchas veces lo diferente y lo novedoso no está en el foco de atención precisamente por los criterios correctos. Sobre todo cuando la distancia cultural, además de la geográfica, se impone. Ante la falta, o el escaso reconocimiento local, la conjetura es que el cholet, y quienes los producen, ganan legitimidad según las lógicas hegemónicas, pero en otras partes del mundo, y esto supone sacrificios: la cosificación y la exotización de esa manifestación cultural, propiamente arquitectónica.
Andrea Mejía. (2020). Cholet del Arq. Freddy Mamani en proceso de construcción. El Alto, Bolivia.
Dentro de las lógicas neoliberales progresistas7, la arquitectura de Mamani, a pesar de rebelarse contra los cánones hegemónicos de la academia arquitectónica, es asimilada dentro de ella. Esta asimilación, sin embargo, es al mismo tiempo excluyente ya que no se ve como un igual a Freddy sino como un otro exótico. La indigeneidad que carga Mamani y su obra es un argumento entre varios que le son atribuidos como un sujeto otro latinoamericano, indígena, de un país de corte socialista, no europeo. Esta combinación hace que la obra de Mamani, a pesar de ser buena o no, no sea valorada de igual forma que un arquitecto europeo, ni criticada de la misma forma. Sin embargo, ¿es esto lo que busca Mamani y otros arquitectos de cholets?
A modo de cierre Con este diálogo, queremos problematizar como el espacio arquitectónico se encuentra en disputa entre quienes lo ocupan y habitan, así como cuáles estrategias de legitimación están en juego. A pesar de que los cholets (y sus autores), se ubican al margen, o incluso por fuera de la academia, parece que reproducen sus lógicas. Esto significa que no superan lo ya arraigado en el sentido común de la práctica más tradicional de la arquitectura (a nivel profesional y académico) desde los cánones modernos. Se puede mencionar el fetichismo por el objeto arquitectónico, así como la clásica y aún vigente imagen del arquitecto liberal, y la arquitectura de autor, al mejor estilo de las grandes figuras como Le Corbusier, o Mies Van der Rohe.
Nancy Fraser, ¡Contrahegemonía ya! Por un populismo progresista que enfrente el neoliberalismo (Buenos Aires: Siglo Veintinuno Editores, 2019); Los talleres ocultos del capital. Un mapa para la izquierda. (Madrid: Traficantes de sueños, 2020). 7
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Lo cierto, al menos para nosotros, es que el cholet y sus autores están en un intersticio entre el habitar y el ocupar. Esto en el entendido de que habitar está en el plano de lo material, y se suele reducir a dotar de significado un espacio al usarlo; y que ocupar se interpreta como una situación de dependencia a quienes sí habitan, principalmente desde las premisas dominantes. Así, los cholets y sus autores manifiestan una serie de condiciones que los ubican estructuralmente en la noción de ocupar, es decir, no pueden determinar muchas de sus condiciones de existencia, pero a pesar estar en apariencia conscientes de ellos, tienden al habitar. Aspiran a un nuevo sentido común, que si bien este no busca ser global, entra en conflicto con lo local, ya que busca a su vez encajar en la tendencia del orden ya establecido.
Referencias bibliográficas Anders, Burman. «Black hole indigeneity: the explosion and implosion of radical difference as resistance and power in Andean Bolivia.» Journal of Political Power, 2020: 179-200. Fraser, Nancy. ¡Contrahegemonía ya! Por un populismo progresista que enfrente el neoliberalismo. Buenos Aires: Siglo Veintinuno Editores, 2019. —. Los talleres ocultos del capital. Un mapa para la izquierda. Madrid: Traficantes de sueños, 2020. Jameson, Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo. España: Letra e, 1984. Nouvel, Jean, y Jean Baudrillard. Los objetos singulares. Arquitectura y filosofía. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. Rea Campos, Carmen Rosa. «Complementando racionalidades: la nueva pequeña burguesía aymara en Bolivia.» Revista Mexicana de Sociología 78, nº 3 (2016): 375-407. Tassi, Nico. La otra cara del mercado: economías populares en la arena global. La Paz: Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología, 2012.
(Con/Di)sensos: Los cholets en disputa.
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COLECTIVO
COLECTIVO
este cadáver exquisito no es una ficción ...
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Jerarquía y distancia
Masa pública
Alejandro Alcázar | Costa Rica Kimberly Rijo | República Dominicana Freddy Carbajal | Bolivia Einmy H. Merel | Panamá Matis Barragán | México
Alejandro Alcázar | Costa Rica Álvaro Adasme | Chile Ilse Sabina Lang | Guatemala Lucero Ortiz | Perú Nicole Sejas | Bolivia
Presos por elección
Calles del suburbio
Christopher Vásquez | Perú Belén Acuña | Uruguay Ivette Estévez | El Salvador Alejandra Patiño | Colombia Marcelo Gabriel | Argentina
Marcia Milussich | Perú Enrique Castañeda | Perú Catherine Marroquin | El Salvador Sara Patricia Salcedo | Panamá María Victoria Corral | Argentina
La situación mundial que atravesamos nos ha permitido, como Editorial CLEA, experimentar y promover otras prácticas colaborativas en Internet, al menos para quienes tienen acceso a esa dimensión de la realidad. Valiéndose de prácticas colaborativas se postula con este e j e rc i c i o u n a c l a r a a l t e r n a t i v a a l i n d i v i d u a l i s m o, y a q u e u n planteamiento colaborativo implica dialogar y discutir con otras personas. El colectivo para este ejercicio estuvo conformado por personas de diferentes países de Latinoamérica. En ese sentido, el cadáver exquisito significó sustituir la enunciación de un sujeto único por un conjunto de voces, a manera de un coro de charlas cruzadas, a veces inconexas. Como práctica colaborativa pretendió a c e n t u a r e l v a l o r p ro c e s a l , l a i n t e r ve n c i ó n d e l a m u l t i t u d y la superación de la unicidad en e l re su ltado. Su totalida d es la experiencia colectiva de la temática “ocupar” representados en 8 cuadrantes donde se observa la diversidad del lenguaje visual.
A conjuntura mundial que vivemos permite-nos, como Editorial CLEA, e x p e r i m e n t a r e p ro m ove r o u t r a s práticas colaborativas na Internet, pelo menos para quem tem acesso a essa dimensão da realidade. Usando práticas colaborativas, propomos com este exercício uma alternativa clara ao individualismo, pois uma abordagem colaborativa envolve o diálogo e discussão com outras pessoas. O grupo para este exercício foi formado por pessoas de diferentes países latino-americanos. Nesse sentido, o cadáver esquisito significava substituir a enunciação de um único sujeito por um conjunto de vozes, na forma de um coro de conversa cruzada, às vezes desarticulado. Como prática colaborativa, buscou acentuar o valor processual, a intervenção da multidão e a superação da singularidade do resultado. A sua totalidade é a vivência coletiva do tema “ocupar” representado em 8 quadrantes onde se observa a diversidade da linguagem visual.
Sin título
Abstracta permanencia
Pietro Chiri | Perú Yolé Esparza | Venezuela José Córdova | Ecuador Daniela Ramírez | Ecuador Manuel Castellanos | Guatemala Abril Calderón | Nicaragua
Richard Albino | Perú Fernanda Monge | Costa Rica Guillermo Peña | Colombia Fernando Balette | El Salvador Samael Sánchez | República Dominicana
Diásporas
Anidando
Ana Mejía | Nicaragua Clausuink | Nicaragua Gustavo Méndez| México Belén Reyes | Paraguay
Adriana Rojas | Perú Luis Muñoz Ruiz | Costa Rica Gabriela Romero | Honduras Miguel Vasquez | Ecuador
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Comunalismo y espacio Ana Mejía
Resumen: En un mundo donde se tiende a lo individual, a la jerarquía y a la privatización, el comunalismo, la autoorganización y la simbiosis se manifiestan como resistencia. Aquí, el comunalismo busca cómo criticar las raíces del dominante capitalismo y proponer una alternativa políticamente ecológica.
Palabras clave: Comunalismo, espacio, sistema.
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El sistema capitalista asigna y establece quiénes pueden tener acceso al espacio-tiempo. Este sistema crea sus propias reglas basada en la jerarquía y la escasez. Quienes obedecen, logran habitar; quienes no obedecen se vuelven comunidades marginalizadas, por ende, son y están designadas a simplemente “ocupar”. En cambio, la ecología social, que contiene conceptos como la cooperación y el comunalismo, forma parte de un movimiento social que transforma radicalmente la distribución del espacio-tiempo, las maneras de organizarse y los espacios de decisión, cambiando la forma jurídica de las propiedades, en busca de armonizar las comunidades humanas con el mundo natural, mientras celebra la biodiversidad, la creatividad y la libertad, y a su vez aboga por una perspectiva constructiva y transformadora de los problemas sociales y ambientales. En palabras más sencillas, transgrede la dicotomía entre Habitar1 y ocupar2.
Sistema Existen problemas de fondo, graves, como aquellos que parten de la tecnología y el desarrollo moderno. Se pueden buscar sus orígenes en la economía basada sobre el concepto de crecimiento y la economía de mercado. Esta última economía promueve la competencia y el individualismo, y no la colaboración; se basa en la explotación humana y de la naturaleza y no en el vivir en armonía. Por tanto, ese sistema debe ser desmantelado y reemplazado por sistemas de producción y distribución para uso y disfrute más que para lucro y venta.
Juan Cuervo afirma que “el habitar está profundamente anclado a nuestro ser, a nuestro comportamiento, es una exteriorización de nuestra manera de vivir pero que se refiere también a la localización del habitar. Habitar es pues en estos términos tener, poseer”. (Medellín: 2008), 46. Quienes tienen y poseen condicionan, determinan y limitan, porque son quienes pueden modificar el espacio, por ello el habitar se vuelve hegemónico y se tacha. 2 Ocupar como una forma de resistencia al habitar hegemónico. 1
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El sistema capitalista mercantiliza todo, le pone un precio y utiliza la tierra como recurso de producción y sumidero para el vertido de desechos tóxicos del proceso productivo, generalmente sin costo, resultando en fenómenos como el cambio climático, el aspecto más mencionado de la crisis ecológica, pero no el único. El capitalismo es incapaz de resolver la crisis ecológica que ha iniciado, porque la lógica del sistema es “crecer o morir”. Crecimiento que es exponencial y la tierra está cerca de su límite para poder amortiguar el daño causado por este crecimiento infinito requerido, en un planeta que sí tiene fin. Efectivamente, existen presiones y restricciones, a veces con inmenso poder, pero también existen agentes que resisten y luchan obstinadamente ante esas lógicas destructivas. Buscan espacios para la intervención política, utilizando lo urbano no como un campo de política donde solo se entregan resultados, donde una agenda única se da o pueda ser forzada, sino donde se puedan formular acuerdos y tareas, desde la colaboración y apoyo mutuo, para transgredir las lógicas individualistas. Apoyándose de la construcción de diferentes visiones no solamente para la ciudad, sino también de la periferia y la ruralidad las cuales también resultan ser diferentes visiones para la sociedad en general, acompañado de un cambio en las maneras de relacionarnos entre personas y el resto de la naturaleza. Para ello, se necesita una revolución política y así facilitar otras formas de construir sociedades. Un buen inicio es desde el espacio público, ya que este es uno de los espacios en disputa y uno de los lugares donde se emite una considerable cuota de la huella ecológica. La resistencia evoca en el espacio público una idea colectiva de autoorganización, creatividad y fuerza que desafía el pensamiento neoliberal de que “no hay alternativa”. De ahí, proponer que las formas de las ciudades “modernas” sean reformadas y rediseñadas en espacios urbanos significativos, realmente habitables y sostenibles, que la ciudad aborde de manera significativa los problemas de desarrollo urbano, gentrificación y desigualdad incorporados en el espacio, que dejen de limitar, condicionar y determinar la agencia de las personas y el resto de la naturaleza.
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Comunalismo
Con lo anterior expuesto, Murray Bookchin en su trayectoria teórica propuso y desarrolló el concepto de comunalismo como parte de la ecología social, para hacer frente al sistema capitalista. En términos de ciudad, el comunalismo se valora como unidades de gobierno pequeñas y cercanas a la gente (a escala barrial o municipal), por su capacidad para aprovechar la biodiversidad y generar otras identidades colectivas, y por su potencial organización para reducir las emisiones de carbono. Y, a su vez, propuso el uso de la tecnología adecuada, es decir, aquella que no abusa de la mecanización, de los procesos industriales y el agotamiento de los recursos naturales. Todo lo anterior, coincide con el trabajo del ecofeminismo, bajo la noción de que el urbanismo y la arquitectura deben repensar el consumo de los recursos, la pérdida de valores paisajísticos, y toda carga significativa del sistema patriarcal y privilegiado que se impregna en la sociedad y el espacio. En esta lucha todas las ocupaciones suponen un conflicto siendo los espacios públicos testigos materiales de los modos en que se producen resistencias o confrontaciones que prototipan otras formas de pensar la organización del espacio y todo aquellos que está en el mismo. Así, la recomendación que surge es crear un marco que reconozca e incentive la construcción colectiva y comunitaria con la gestión directa de los espacios, garantizando el uso público y participativo de estos recursos en la búsqueda del bien común. Desarrollando mecanismos de redistribución espacial y justicia socio-ambiental que aseguren el acceso equitativo a los espacios y el reconocimiento del bien común, favoreciendo modalidades colectivas y de acceso abierto de propiedad del conocimiento.
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Propia. (2021). Distribución espacial en comunidad Sisin. Bilwi, Nicaragua.
Espacio El espacio, entendido bajo la lógica del comunalismo en la ecología social, entra en contradicción y lucha contra la ideología dominante del espacio, que explota, anula y coloca en una situación de subordinación y discriminación a muchas personas y la naturaleza. Así, el espacio, crea y recrea nuestro ser, tanto en lo urbano como en lo rural, por lo tanto, el espacio requiere garantías de calidad ambiental, social, política, económica, que sean adecuadas a la cosmovisión propia. En ese sentido, el comunalismo y el espacio convocan a realizar un trabajo profundo hacia nuestro propio interior, hacia nuestras propias conciencias, modos de ser y estar en los territorios que habitamos, de tal manera que logremos cuestionar, transformar y de-construir todas aquellas creencias, estereotipos e imaginarios que la cultura dominante, aquella del sistema capitalista, nos ha inculcado y que ha tergiversado el ser.
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Para ejemplificar toda la cuestión del comunalismo en la ecología social, en Nicaragua existen prácticas propias que se pueden contrastar con esa lógica, las personas Miskitas han mantenido la lógica de ocupación territorial3 a través del Laman Laka4, que establecen normas económicas sobre el uso del suelo en base a la visión de “si yo tengo, vos tenés; si vos tenés, yo tengo”. Esto supone jornadas de trabajo conocidas como pana pana5, que permiten la interacción entre personas, y que se caracterizan por el valor de la palabra, el respeto por la familia, la confianza, lealtad étnica y la ciudadanía.6 Ese mismo Laman Laka aplica para las propiedades comunales, sus propiedades no están divididas en lotes, no tienen delimitaciones espaciales, todo es comunal. Es normal ver a un animal de una familia x en el patio de la vivienda de otra familia y, los animales no están condicionados a un espacio delimitado y tampoco representa que está invadiendo la vivienda de la familia y. Esta dinámica de ser en el espacio de las personas Miskitas se encuentra en equilibrio con la naturaleza pues no abusan de los recursos.
Jilma Romero habla de ocupación territorial debido a la occidentalización de las propiedades, es decir, “mantienen una estrecha relación con sus tierras en base a la percepción de posesión y uso de las mismas, amparados por los títulos reales, títulos de remedidas, compulsas y los registros públicos de estas propiedades colectivas”. (Managua: UNAN, 2009) Esto no significa que habiten, de manera no hegemónica, sus propiedades. 4 Laman laka, implica la decisión de evitar la confrontación con otros, de no romper los acuerdos. 5 Pana pana, es un sistema de trabajo agrícola que constituye uno de los principales espacios para la reproducción cultural, la socialización y la reafirmación de redes comunitarias. 6 Salvador García, El buen vivir para la población miskitu aproximación conceptual y propuesta de indicadores para su medición: mesa nacional del buen vivir en un estado multiétnico. (Managua: UCA, 2014). 3
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Por otro lado, y para ilustrar mejor la parte de la simbiosis7, que también es abarcada dentro de la ecología social, me remito a las tierras sin uso8, en tanto su estado sea abandonadas, están a disposición de cualquiera en la comunidad que tuviera necesidad de ellas o quisiera trabajarlas. En vista de Momotombo, Managua, crece un ayotal, del cual su autora es doña Isabel Zeledón, ella inició este huerto urbano al tirar en un predio baldío semillas de ayote, para la temporada de invierno. Sus intenciones eran que crecieran y así compartirlas con
Murray Boockhin expresa que simbiosis es la “interdependencia mutua y cooperación,que tiende a trascender los sentimientos oscuros del terror y el temor. Multiplicar la comida, (..) a promover la fertilidad de los cultivos”. (Chile: Editorial Novena Ola, 2015), 109. 8 Para el capitalismo las tierras “ociosas” son tierras que no se aprovechan para producir riqueza. 7
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Daniela Mendoza. (2021). El ayotal. Mateare, Nicaragua
su vecindario, además poder realizar el famoso ayote en miel que ella comparte en las celebraciones de diciembre. Las semillas poco a poco fueron germinando hasta convertirse en un ayotal. Para su última cosecha, obtuvo tantos ayotes que le regaló a más personas del vecindario, al igual que ha regalado semillas para que se replique esta dinámica en otros espacios. Entre otras plantas que ha sembrado están la papaya, la sandía y los limones para que la tierra no sea un monocultivo.9
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Isabel Zeledón, entrevista emitida el 19 de febrero de 2021, (3:15)
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Cierre Para poder combatir la crisis ecológica, necesitamos cambiar nuestras maneras de relacionarnos, social y espacialmente entre nosotros y la naturaleza. Sobre todo en esta individualización y jerarquización de la vida y la dominación de uno por sobre otro, sacar el adultismo, la heteronormatividad, la occidentalización y las distintas opresiones existentes. Para ello, es factible ejercer esta propuesta de comunalismo, de la ecología social, es decir, la cooperación y ayuda mutua en pequeñas redes rizomáticas que se vayan tejiendo y entrelazando, y en consecuencia se autorregulen. Y empezar a explorar el desarrollo de otras tecnologías que estén en concordancia con las dimensiones humanas razonables, como pequeñas instalaciones caseras, construcciones con materiales locales, jardínes orgánicos o huertos (urbanos) comunales, y el uso de materiales naturales locales, sin abusar de estos. Este último abre la necesidad de una descentralización urbana, de un grado de autodominio, basado en formas comunales de vida social. Así pues, lo que debería ser podría convertirse en lo que debe ser, el cambio y la reconstrucción de nuestras relaciones sociales y espaciales deben buscar la reconciliación y la rearmonización de la naturaleza y la sociedad humana.
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Referencias bibliográficas
Bookchin, Murray. Ecología Social: apuntes desde un anarquismo verde. Chile: Editorial Novena Ola, 2015. Cuervo, Juan. Habitar: Una condición exclusivamente humana. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana, 2008. García, Salvador. El buen vivir para la población miskitu aproximación conceptual y propuesta de indicadores para su medición: mesa nacional del buen vivir en un estado multiétnico. Managua: UCA, 2014. Romero, Jilma. Nuestras Comunidades. Una mirada histórica de los pueblos indígenas del Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua. Managua: UNAN, 2009. Zeledón, Isabel. El ayotal en Vistas de Momotombo. 20 de febrero de 2021. https://drive.google.com/file/d/1PmPxoAvLsJp3HS0j5MNDRNGV0EMujZF6/view?usp=sharing
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CONTINGENTE
CONTINGENTE
Pandemias pasadas Álvaro Adasme
La pandemia del COVID-19 ha dejado más en evidencia lo segregadas que se encuentran las ciudades chilenas. Siendo las zonas urbanas con mayores índices de hacinamiento y densidad poblacional las más afectadas por el virus. ¿Qué pandemia combatimos primero?
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UNA MIRADA CONTEMPORÁNEA SOBRE ocupar y/o habitar una ciudad Janis Martínez
Resumen: El presente ensayo tiene por objetivo promover una reflexión sobre el ocupar y/o habitar una ciudad desde
una perspectiva ampliada, no limitándose a lo normativo. Para ello, se elabora un debate a partir de la movilización social contemporánea, interconectada por internet, como ejemplo para resaltar la importancia de la presencia ciudadana en el espacio público como dadora de sentido. Se incluyen referencias a la Constitución, al Diccionario de la Lengua Española y a bibliografía diversa, con énfasis en Manuel Castells. La conclusión reafirma la complejidad y entendimiento extendido del ocupar y habitar en la sociedad red (concepto de Castells).
Palabras clave: Ciudad, movilización, internet.
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En tiempos actuales, se ha hecho común estar en una polarización múltiple, impulsada por las disputas políticas que conforman lo “normal” desde las elecciones de 2016. 1 Tomando en cuenta la interconexión que permiten las tecnologías de información y comunicación (TIC), tales disputas se han abierto a un público mucho más extenso, especialmente a través de las posibilidades de internet. Si bien esta mayor difusión no ha estado exenta de problemas (como las noticias falsas), es importante resaltar el aporte que las TIC han dado a la vivencia de la política en la ciudadanía. No en vano señala Cansino que “si en algún lugar se juega hoy la democracia … es en las redes sociales”. 2
Sin embargo, vale decir que no son las TIC más preponderantes que la capacidad y/o disponibilidad de acción de la persona frente a los acontecimientos que la afectan. Son un medio que facilita determinados procesos sociales 3 , pero la presencia ciudadana se hace sentir, esencialmente, en dinámicas preponderantes como, por ejemplo, movilizaciones y movimientos sociales4 formados para reclamos de alguna índole 5. Por ello, este ensayo busca enfocar la manera como ocupamos y/o habitamos la ciudad más allá de una concepción normativa, sino a través de lo que las personas pueden generar como ciudadanía, especialmente en la movilización.
Raúl Tola, “Perú: país en descomposición”, El País, noviembre 10, 2020. 2 César Cansino, “Viejas y nuevas tesis sobre el Homo Twitter”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales 62, n. 231 (sep.dic. 2017): 396. 3 Para Maciej Kowalewski, los “proyectos” creados en la blogósfera o redes sociales tienen dos centros: “la creación de mundos sociales interesados en los problemas urbanos” y “la articulación pública de la insatisfacción y defensa del espacio que le pertenece a cada persona”. No obstante, el autor pone en cuestión la extensión a la cual tales prácticas realmente pueden movilizar a la gente hacia la protesta y otros resultados. “Dissatisfied and Critical Citizens: The Political Effect of Complaining”, Society 56 (oct. 2019): 457; traducción propia. 4 Guiomar Rovira habla de las “redes activistas” como una categoría diferenciada de acción colectiva: se trataría de “enjambres de individuos que confluyen en el espacio público así como en el ciberespacio demandando y ejerciendo una democracia anhelada…”. “De las redes a las plazas: la Web 2.0 y el nuevo ciclo de protestas en el mundo”, Acta Sociológica, n. 62 (sep.-dic. 2013): 113. 5 Véase José Del Tronco, “Perfiles ciudadanos y su propensión a la participación no electoral en América Latina”, Revista Mexicana de Opinión Pública 17 (jul.-dic. 2014): 18-22. 1
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Castells desarrolla en extenso los primeros años de la nueva ola de movilizaciones sociales que traza hasta Túnez e Islandia entre 2009 y 2011, cuya novedad se basó en el empleo de internet y las redes sociales como fuentes de interconexión autónoma entre manifestantes. 6 En ese sentido, es importante notar la preponderancia que tiene la búsqueda del espacio público para lo que Friedman, citado por De Waardt e Ypeij, llamaría “insurgencia ciudadana” como camino a la “expansión de los espacios de democracia”. 7 En palabras de Castells, el cambio se genera por, fundamentalmente, la “humillación causada por el cinismo y la arrogancia de los poderosos”.8 Sin embargo, atendiendo a la epistemología de De Sousa Santos y Meneses, cada contexto presenta particularidades culturales y políticas. 9
Al respecto de la juventud, Oser afirma que, en el estudio del incremento de la variedad y prevalencia de los actos políticos más allá del ámbito electoral, un tema común es la cualidad activa políticamente de la gente joven contemporánea. 10 En el contexto peruano, por mucho tiempo se calificó a este sector de la población como desentendido de la política. No obstante, en modo alguno se trata de un asunto generalizable, ya que, cuando ha existido movilización, ha habido presencia juvenil. 11 Sobre ello, cabe anotar que la manera como se despliega en la actualidad la juventud es el reflejo de una nueva ciudadanía, cada vez más asociada a las TIC. 12 De aquí se proyectan dos entendimientos: el primero, la simultaneidad de lo local y lo global en los movimientos sociales, plenos en autonomía13 para crear su espacio
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Manuel Castells, Redes de indignación y esperanza (Madrid: Alianza, 2015). 7 Parte de cita introducida en Mijke de Waardt y Annelou Ypeij, “Peruvian Grassroots Organizations in Times of Violence and Peace. Between Economic Solidarity, Participatory Democracy, and Feminism”, Voluntas 28 (jun. 2017): 1252. Traducción propia. 8 Castells, Redes de indignación, 24. Bernhard et al. demuestran que una sociedad civil movilizada puede tener un papel preponderante en la defensa contra esfuerzos antidemocráticos gubernamentales. “Parties, Civil Society, and the Deterrence of Democratic Defection”, Studies in Comparative International Development 55 (mar. 2020): 2-5. 9 Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses, introducción a Epistemologías del Sur. Perspectivas (Madrid: Akal, 2014). “Los movimientos sociales surgen de las contradicciones y conflictos de sociedades específicas…”. Castells, Redes de indignación, 249. 10 Jennifer Oser, ‘Assessing How Participators Combine Acts in Their “Political Tool Kits”: A Person-Centered Measurement Approach for Analyzing Citizen Participation’, Social Indicators Research 133 (ago. 2017): 236. 11 Patricia Montero, “Generación del Bicentenario”, La República, noviembre 18, 2020, 10. 12 Liubomir Fernández y Wilder Pari, “Despertó la generación del Bicentenario”, La República, noviembre 15, 2020, 21; Carlos Páucar, Ángela Valdivia y David Pereda, “Y se burlaban de ellos”, La República, noviembre 16, 2020, 15-17. 13 Si bien el funcionamiento permite la autonomía, esta debe amoldarse al diseño y restricciones de las plataformas. Asimismo, las dificultades en el acceso pueden ser un serio revés para un mayor alcance participativo. Ver Castells, Redes de indignación, 27-30. 6
público mediante la ocupación del espacio urbano y su conexión a través de internet (hacia el interior y exterior);14 el segundo, la superación de la dicotomía normativa entre ocupar y habitar. Bajo una Constitución que acoge los conceptos de propiedad 15 y libre tránsito, 16 ¿de qué manera podemos concebir el espacio público desde las categorías de habitar y ocupar de manera más amplia?
Umaña propone estudiar la manifestación política desde el marco de la representación social. En ese sentido, abre la posibilidad de entender la representación como el medio a través del cual “nombramos, clasificamos, ordenamos y legitimamos… nuestros entornos llenos de sentido”.17 Si nos remontamos a los hechos de noviembre de 2020, 18 ¿estuvimos ante espacios públicos “ocupados” temporalmente? Ocupar y habitar pueden ser comprendidas como acciones que tienen una determinada connotación legal, pero ¿deben mantenerse en esos límites? Para Tamayo, la idea de ciudadanía es definida como “aquella que se vincula con una práctica, y que rebasa la concepción que la entiende como una serie de atributos y derechos rígidos e inamovibles, otorgados desde las instituciones y adquiridos pasivamente por los individuos”. 19 Dicho ello, ¿de qué manera se relaciona el despliegue de dichas acciones con haberse creado una plaza como la San Martín, inaugurada en 1921, constituida como el punto de encuentro para la máxima expresión en la capital de la República del grito de defensa de los derechos y la democracia?20
Castells, Redes de indignación, 243. Anna Domaradzka señala a los procesos de la “glocalización” como uno de los factores que hicieron al concepto de “derecho a la ciudad” tan importante. “Urban Social Movements and the Right to the City: An Introduction to the Special Issue on Urban Mobilization”, Voluntas 29 (ago. 2018): 610. 15 Véanse Artículos n. 60, 70 y 88. Constitución Política del Perú, de 29 de diciembre de 1993 (Diario Oficial El Peruano, de 30 de diciembre de 1993). 16 Véanse numerales 9, 11, 12 y literal f (modificado por Ley n. 30558) del numeral 24 del Artículo n. 2. Constitución Política del Perú. 17 Lorena Umaña, “Las representaciones sociales sobre el Zócalo de la Ciudad de México como espacio para la protesta. Estudio etnográfico en el contexto electoral de 2009”, Revista Mexicana de Opinión Pública 16 (ene.-jun. 2014): 78. 18 Puede revisarse la siguiente prensa en el orden mostrado: Tola, “Perú: país en descomposición”; Fowks, “Perú vive el tercer día de protestas”, “Miles de peruanos protestan”, “Dos fallecidos y decenas de heridos”, “Presidente interino de Perú dimite”, “Fiscalía de Perú investiga” y “Congreso de Perú elige”. 19 Sergio Tamayo, “La participación ciudadana: un proceso”, Revista Mexicana de Opinión Pública 18 (ene.-jun. 2015): 159. 20 Como señala Umaña, las representaciones “son dinámicas y susceptibles a localizaciones geográficas, sociales, territoriales, [y] simbólicas concretas”. “Representaciones sociales sobre el Zócalo”, 78-79. 14
Una mirada contemporánea sobre ocupar y/o habitar una ciudad.
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La idea de ciudad implica la posibilidad de ser vivida de formas diversas. Según Castells, al “tomar y ocupar el espacio urbano los ciudadanos recuperan su propia ciudad...”. 21 Tanto desde lo normativo como fuera de ello, no solo habitamos espacios a los que llamamos “oficialmente” nuestros. Las vidas de las personas se desenvuelven, en realidad, en múltiples espacios. Un debate sobre lo que hace una persona al andar en el espacio público —¿lo “habita” amparada en el libre tránsito o tan solo lo “ocupa” temporalmente? — sería insustancial. Si vamos al Diccionario de la Lengua Española (DLE), “habitar” se define únicamente como vivir o morar. En ese sentido, no solo se vive o mora en un domicilio, sino en el espacio demarcado por la dirección en que se encuentra: una calle, urbanización, distrito, y puede escalar a una provincia, departamento, país o continente. Sin el complemento de lugar (espacio f ísico o virtual), vivir o morar quedarían al entendimiento de lo que cada persona haga de dichos verbos.
El DLE otorga, en cambio, once significados para “ocupar”, uno de los cuales es “llenar un espacio o lugar”, marco semántico que podemos usar perfectamente para entender movilizaciones masivas como las de noviembre pasado. 22 Ocupar una plaza para plasmar una protesta de índole política debe ser una de las formas más significativas de asentar una presencia, especialmente ciudadana. 23 El carácter político de estas movilizaciones es resaltado por Castells por su propuesta y práctica de una “democracia deliberativa directa basada en la democracia en red”. 24 La ciudad se vive y, por lo tanto, se habita. A un nivel más específico, sus espacios se ocupan con actividades de menor o mayor
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Castells, Redes de indignación, 32. Véase la nota 18. Ricardo Pozas da cuenta del “proceso de concentración de multitudes en las ciudades” desde un análisis socio-histórico del Zócalo, la Plaza Mayor de Ciudad de México, ubicada en su centro. “Un lugar para las masas: ceremonia pública y rito político”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales 61, n. 226 (ene.-abr. 2016): 300. 24 Castells, Redes de indignación, 248. 21
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relevancia que conforman el contenido de la vida ciudadana y tienen una influencia, de menor o mayor intensidad, sobre el resto de habitantes. De aquí que, más allá de las normas, no podría sustentarse la remoción de una persona del espacio público, y en especial cuando se defienden los derechos y la democracia.
25 26
Ibíd, 240. Ibíd, 31.
La movilización social es uno de los ejemplos más claros en el proceso de dar contenido y sentido al espacio urbano. Podemos estar ocupando o habitando una ciudad según el enfoque que adoptemos —desde visitar un diccionario hasta consultar bibliografía académica, pasando por la revisión normativa—, sin embargo, la apropiación social del espacio se ubica como centro generador de significado a partir del cual se construye el resto de enfoques. Para añadir mayor complejidad, en la actualidad nos movemos en la sociedad red de Castells, una sociedad mediada por el auge de lo que el autor ha denominado “autocomunicación de masas, basada en redes horizontales de comunicación interactiva y multidireccional en Internet...”,25 un mecanismo que genera nuevas vías de acción para quienes se organizan con fines de hacerse escuchar. La sociedad red permite el fortalecimiento de la autonomía de las movilizaciones sociales —y de las personas en general— liberando obstáculos para la deliberación y la coordinación de acciones, pero nunca sin prescindir del espacio público urbano, como señala Castells. 26 Es, finalmente, una conjunción: “Aunque los movimientos suelen estar arraigados en espacios urbanos mediante la ocupación y las manifestaciones, su existencia continuada tiene lugar en el espacio libre de Internet”. Este contexto amplía el campo semántico de lo que es ocupar y/o habitar la ciudad.
Una mirada contemporánea sobre ocupar y/o habitar una ciudad.
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Una mirada contemporánea sobre ocupar y/o habitar una ciudad.
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CONVERSADO
CONVERSADO
Entrevista a
LO (IN)FORMAL, LO PÚBLICO Y LA CRÍTICA
ELIO MARTUCCELLI
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Por Adriana Rojas | EA Marcia Milussich | EM Pietro Chiri | EP
Elio Martuccelli es arquitecto por la Universidad Ricardo
Palma y doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura por
la
E T SA M
de
la
Universidad Politécnica de
Madrid. Es autor del libro “Arquitectura para una
ciudad fragmentada: Ideas, proyectos y edificios en la Lima del siglo XX” y editor
de la revista ARQUITEXTOS.
Además, es profesor de pregrado en la Universidad Ricardo Palma y en la
Pontif icia Universidad Católica del Perú.
Adriana (EA): En las ciudades latinoamericanas se ha dado desde hace mucho tiempo un crecimiento espontáneo, autogestionario y descontrolado, muchas veces en las periferias urbanas y al margen del Estado. ¿Se podría hablar de una identidad en estos lugares en contraposición a las formas de producción de espacio en los centros de las ciudades?
Elio: En América Latina existe una especie de pacto tácito colectivo, en el que se acepta situaciones que son incluso riesgosas para los propios habitantes. Hemos asumido como forma de hacer ciudad la ocupación de tierras que luego van generando nuevos barrios en nuestras ciudades, lo que constituye el porcentaje mayoritario de lo que se construye. Para algunos se trata de invasiones, y en otros casos utilizamos la palabra informalidad para referirnos a la ilegalidad. Las palabras, por supuesto, implican una posición frente a la situación: el cómo se nombran los acontecimientos implica visiones distintas del mismo fenómeno. Lo cierto es que, con el tiempo, los nuevos barrios van formando parte del conjunto de la ciudad. Habría que ver en cada uno de ellos cómo se dan los vínculos que luego engendran identidad entre sus habitantes: identidad que nace, se consolida y se desarrolla en el tiempo. Y bueno, es el tiempo el que construye las ciudades, con procesos que implican esfuerzo, incertidumbre y esperanza. Una ciudad, finalmente, está constituida de distritos y barrios muy distintos, con orígenes diversos.
EA: Sobre lo informal como aquello ilegal: el Estado, muchas veces, ha tratado de dar normas para acotar la producción masiva de viviendas en zonas libres. ¿Qué tanto lo legal o lo ilegal da pauta a referirse a estos barrios como formal o informal?
La informalidad es un fenómeno social y económico que se ubica no siempre contra las leyes sino al margen de ellas, marcando diferencias con la ilegalidad. Si hablamos de planificación y vivienda, los dos grandes temas vinculados a lo urbano, ya lo dije, se ha asumido que nuestras ciudades crezcan a partir de la ocupación de tierras y la autoconstrucción, un proceso muy largo y de mucho esfuerzo, de asentamientos que terminan por obtener servicios y se consolidan. El Estado tiende a omitir su responsabilidad cuando ya no puede otorgar vivienda digna a sus ciudadanos y acepta que cada uno se las arregle como
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pueda. Semanas atrás hemos visto en Lima una buena cantidad de personas instalándose en el Morro Solar de Chorrillos y en el Lomo de Corvina en Villa El Salvador. Ambos lugares fueron desalojados. En casos como esos te das cuenta de que el Estado acepta casi todo, pero frente a algunos terrenos de la ciudad, públicos o privados, que por diversas razones están protegidos, no se permite la construcción de viviendas: casos en los que el Estado interviene incluso con fuerte represión policial. Entonces, por lo general es un fenómeno incontenible y, en casos muy puntuales, se reprime. Por otro lado, décadas atrás, el Estado realizó intentos por otorgar vivienda a una población urbana que iba aceleradamente en crecimiento. La historia arquitectónica del siglo XX tiene varios ejemplos de vivienda colectiva estatal: las casas de obreros, los barrios obreros, las unidades vecinales, las residenciales, los conjuntos habitacionales. Esta oferta siempre fue más lenta que la demanda y, por otro lado, terminó llegando a las clases medias y pocas veces a los sectores realmente populares. Hacia la década de 1990 el Estado dejó de construir conjuntos habitacionales y empezó a promover planes como Fondo MiVivienda y Techo Propio. El Estado ya no construye, más bien crea condiciones financieras y promueve a que inversionistas privados se encarguen de edificar nuevos conjuntos de vivienda, en un rango de costos establecido por niveles. Los conjuntos de alta densidad con los departamentos más económicos ofrecen, lamentablemente, baja calidad urbana y arquitectónica. Bueno, a pesar de estos fondos que el Estado promueve, las apropiaciones de tierra continúan. Parece una historia sin fin. Es una realidad que siempre va más rápido que los planes y las leyes, que las urbanizadoras y las inmobiliarias.
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Pietro (EP): En la actualidad, en el marco de la pandemia de la COVID-19, se ha evidenciado este déficit de vivienda tanto a nivel cualitativo como cuantitativo. Lo anterior se pone en disyuntiva frente al quebrantamiento de la ley para que la gente ocupe formalmente el suelo. Pero ante estos casos históricos, ¿cuál consideras que podría ser una solución a corto plazo real para solucionar el déficit de vivienda en las clases populares, si es que la hay?
El déficit de vivienda en los países de la región es enorme, así que ninguna solución es a corto plazo. Hay que entender, además, que el problema no se resuelve dentro del propio ámbito de la arquitectura, sino desde la economía y la política. Eso no quita que el diseño de la vivienda digna y económica no sea un reto vigente para los arquitectos, en la que se debe buscar siempre la calidad y la eficiencia. Me vuelven a preguntar sobre el uso y la propiedad del suelo. En este punto, habría que distinguir en las ocupaciones del territorio dos realidades distintas. Una es producto del tráfico de terrenos por parte de mafias que han vuelto esto un negocio y, en otros casos, se trata de personas que realmente buscan un lugar para vivir. Pensaría que décadas atrás eran ocupaciones genuinas en cuanto a su necesidad y que fueron realizadas por habitantes que en ese momento se organizaban. Ahora funciona de otra manera y en muchos casos son negocios. Algunos especialistas en el tema de la vivienda, entre los que no estoy yo, mencionan una alternativa: el dinero que otorgan los fondos promovidos por el Estado, sumado a lo que cada familia puede invertir, debería permitir el acceso a un terreno y a la primera etapa de una casa con un precio parecido al que te ofrece la ilegalidad. Si eso se hace bien vamos a un proceso de autoconstrucción regulado y dirigido que va a tener mejores resultados para la ciudad, frente al otro que está totalmente descontrolado y en manos de negociantes y traficantes. Es decir, un futuro menos malo está en poder competir a nivel de precios, logrando economizar y a la vez optimizar la construcción de viviendas.
Lo (In)Formal, lo público y la crítica
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Marcia (EM): Quisiéramos ahondar un poco sobre las ocupaciones, no solo en el tema del suelo y la vivienda, sino de cómo las personas ocupan el espacio público. Vemos ocupaciones colectivas que empiezan a construir un tejido social y simbólico en las ciudades, a lo que nos preguntamos, ¿por qué algunos espacios públicos se ocupan o se intervienen de manera reiterativa?
El espacio público es siempre un espacio de negociación y tolerancia. En el espacio público se pone a prueba la vocación democrática de las ciudades y las sociedades. Es un espacio real de convivencia y un espacio simbólico en disputa. El espacio público lo reclamamos todos; puede parecer contradictorio, pero es de todos y de nadie, es el espacio de los pactos y las discrepancias. Ahora bien, ahí nos miramos a la cara y ahí tenemos, a la fuerza, que llegar a ciertos acuerdos. La pobreza ha hecho que muchas personas tengan que trabajar en la calle, vendiendo distintos productos, en condiciones muy precarias. En muchas ciudades el comercio se hace presente en calles y plazas. En cuanto a los barrios, los vecinos le dan usos a los espacios públicos que aumentan y enriquecen su valor y buena parte de la identidad barrial está en ellos, como el lugar que puede generar vínculos en la comunidad. En esos casos la calle y la plaza son como la prolongación de la vivienda, y la vida pública se confunde con la vida privada, lo que no ocurre en todos los distritos. Cada barrio es un mundo y hay distintas maneras de entender lo público.
EP: Para profundizar un poco este tema, ¿esa vida colectiva en el espacio público, que nos parece surge espontáneamente, está más ligada al diseño del espacio o al trabajo de la gente y la carga significativa que se le da?
Ambas cosas van en paralelo: la voluntad de los vecinos y el diseño del barrio. Por ejemplo, los barrios que en Lima están sobre laderas han necesitado construir escalinatas, acomodándose a la pendiente. En esos casos, cada descanso de la escalera puede volverse una pequeña gran plaza y un espacio maravilloso para ayudarse entre vecinos. Por supuesto, eso ocurre. Como arquitectos, nuestro diseño urbano y arquitectónico puede o no contribuir a un mayor vínculo entre los habitantes, aunque no asegura que ocurran necesariamente las cosas en un solo sentido. Y cuando no existe un diseño previo, distintas prácticas pueden darse en el espacio de manera espontánea, con usos no previstos.
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EA: Por otro lado, la pandemia nos ha obligado a ver con nuevos ojos nuestras formas de ocupar los espacios. ¿Cómo el espacio público se ha (re)significado durante la pandemia?
Voy a empezar hablando del espacio privado, es decir, las viviendas, sean casas o departamentos. En el ámbito rural hay una identificación plena entre el habitante y su casa; una casa que, además, está en plena relación con el territorio. La pandemia, que ha traído problemas y desgracias, ha generado también situaciones nuevas que pueden ser interesantes: ha vuelto habitantes a los pobladores urbanos, moradores de su vivienda, hemos tomado conciencia del espacio doméstico en el que vivimos. Por todas las horas que hemos pasado en nuestras viviendas, durante más de un año, hemos padecido sus defectos y disfrutado sus virtudes. En ese sentido, la pandemia no ha generado diferencias, pero las ha revelado de manera brutal. Algunas personas han vivido una soledad espantosa y otros han tenido que convivir en espacios muy reducidos con muchas personas, siendo ambos extremos complicados. En fin, la pandemia ha hecho que nuestras casas hayan mostrado, brutalmente, las condiciones en las que vivíamos. En relación al espacio público, hemos tenido cuarentenas muy estrictas y hemos tenido movilidad restringida en algunos países. En ese sentido, el espacio público se ha trasladado a las redes, como el nuevo espacio público del planeta. En tiempos normales estaríamos en una esquina charlando, ahora nos reunimos en plataformas virtuales, con videollamadas. Es lo que ahora tenemos. En ese contexto, el tiempo que podemos salir de casa y disfrutar de una caminata por un parque cercano o por nuestra propia calle, ha adquirido un valor muy grande. Ojalá que todo esto nos haga tomar conciencia del rol fundamental del espacio público en las ciudades. Las plataformas virtuales son una alternativa, un complemento, pero no serán el espacio público para siempre, volveremos a disfrutar del espacio público físico con confianza y tranquilidad.
Lo (In)Formal, lo público y la crítica.
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EM: Definitivamente, hay y habrá un redescubrimiento del espacio público físico y de todas las situaciones que ocurren en él. Esto abre posibilidades de cambio y también de concientización en la ciudadanía, efecto que también se observa en los medios de transporte y la movilidad. A partir de esto, ¿qué cambios, a futuro, se podrían generar en relación a las significaciones del espacio público?
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El valor de compartir un mismo espacio y charlar de manera directa, es siempre más enriquecedor que hacerlo virtualmente. Como profesor defenderé siempre el valor de compartir el aula con alumnos, los locales educativos como espacios de interacción y aprendizaje. En cuanto a la movilidad, sí pienso que nuestros desplazamientos pueden y deben reducirse. Probablemente la educación y el trabajo, en el futuro, sean una mezcla de lo presencial y lo virtual. ¿Qué pasa con nuestras ciudades y el transporte? Hablo específicamente de Lima. La existencia de un mal transporte público termina por malograr la vida de sus habitantes, que tienen que dedicar varias horas del día a desplazamientos lentos, agobiantes y absurdos. Ahí la pandemia nos hace reflexionar sobre cómo resolver nuestras necesidades básicas caminando o en bicicleta; los viajes largos por la ciudad deberían ser excepcionales, no frecuentes. Ojalá podamos tener en las ciudades de América Latina barrios con mejores servicios, servicios de comercio que resulten suficientes y que luego, también, satisfagan nuestras necesidades de educación y salud. Es decir, empezar por la panadería, la bodega, el banco y el mercado, para llegar a la escuela y la posta médica. El barrio debería poder brindar esos servicios y que sean de calidad. Esta visión de ciudad amable, de barrios para caminar, es una tarea pendiente en la que arquitectos y planificadores tenemos que insistir hasta el hartazgo.
EA: En relación a la enseñanza de la arquitectura, las ciudades latinoamericanas cada vez presentan más retos y complejidades para su planificación y desarrollo, desde lo rural hasta lo urbano. ¿Cuáles podrían ser las estrategias pedagógicas para formar estudiantes y profesionales de arquitectura con una mayor sensibilidad acorde a nuestras realidades particulares?
Veo en alumnos de los últimos años y arquitectos recién egresados, una genuina preocupación en trabajar escalas más grandes y mayor interés en proyectar edificios públicos. Por mucho tiempo, los arquitectos, al menos en el Perú, han sido diseñadores de objetos privados y han trabajado en escalas pequeñas, refugiados en la vivienda unifamiliar, o peor aún, en la vivienda unifamiliar temporal, es decir casas de playa y de campo: el lote privado, en condominios cerrados, para sectores acomodados como únicos clientes. Bueno, felizmente, hay otros retos en la ciudad, pero hay que buscarlos, dar respuestas, y tratar de lograr contextos más amables y confortables para todos. Como profesor empujo y respaldo a los alumnos cuando surgen críticas e ideas en torno a grandes temas urbanos, referidos a obras y espacios públicos. Es bueno que haya estudiantes y profesionales del diseño que les interese hablar de lo público con un compromiso político y social. Como diseñador y docente he tratado de ejercer mi ciudadanía y he podido realizar y promover intervenciones en el espacio urbano que apoyen la participación de los vecinos. Por supuesto, tenemos derecho a opinar sobre distintos temas, más aún los vinculados a la ciudad, lo que no necesariamente implica ocupar cargos públicos, pero sí pensar y actuar políticamente.
Lo (In)Formal, lo público y la crítica.
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EP: Con base en lo que hemos conversado se pone de manifiesto que podríamos entender la arquitectura a través de la teoría, la historia y la crítica, pero desde una mirada tal vez más personal, ¿hasta qué punto quienes trabajan la arquitectura pueden o deben conjugar los aspectos de proyectar, criticar, investigar, enseñar en todo su quehacer arquitectónico?
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Las personas que se dedican a la arquitectura toman rumbos distintos en su vida. El campo disciplinar de la arquitectura es muy amplio, cada quien se enfoca en lo que más le interesa y en el ámbito laboral cada uno hace lo que quiere y lo que puede. Muchas veces lo que se puede por encima de lo que se quiere. Hay quienes deciden participar de la carrera política, la gestión municipal, la planificación urbana, ser diseñadores en el sector privado, montar una oficina propia, trabajar en empresas, y los hay en el negocio inmobiliario y la construcción. La vida me ha llevado a mí por la labor académica, soy básicamente un profesor. He enseñado taller de diseño varios años, ahora soy un profesor de teoría e historia de la arquitectura. Cada uno, desde su lugar, puede ayudar a promover las buenas prácticas en la arquitectura y el urbanismo. En mi caso, con mi trabajo intento contribuir a extender la cultura arquitectónica en cada artículo que escribo, y en cada conferencia o entrevista que doy trato de que la arquitectura consiga un mayor reconocimiento en la sociedad, ya que hasta ahora es débil. Bueno, esa cultura arquitectónica debe extenderse entre colegas y al conjunto de ciudadanos. La teoría, la historia y la crítica nos ofrecen interpretaciones de la realidad y esas visiones múltiples pueden transformarse en nuevas maneras de entender e intervenir la propia realidad, a través de proyectos. La reflexión alimenta la práctica profesional, como un camino de ida y vuelta, en la que ambas se complementan y se enriquecen.
EM: A propósito de la crítica, en el intento de poner en crisis lo que está ocurriendo y generar cambios, nos parece que el ejercicio de la crítica de pierde fuera de las aulas, es decir, en la práctica. ¿Cree que ha disminuido el ejercicio de la crítica arquitectónica o que ha aumentado a lo largo del tiempo?
La crítica la hemos asumido en nuestras facultades como un método de aprendizaje. Hemos implementado un sistema en el que el profesor critica durante un semestre el proyecto del alumno para tratar de mejorarlo. Esa es la crítica formativa que nos acompaña hace mucho tiempo y no hemos sido lo suficientemente originales para inventar otra manera de aprender arquitectura. También existe otra crítica de arquitectura que debería realizarse en medios de comunicación, que difunde y analiza lo que se construye en una ciudad. Es verdad que no hay una larga tradición de crítica arquitectónica en nuestro país, en comparación a lo que se habla y se escribe en otros países como Brasil, Argentina o Chile. Existe en Perú la promoción y divulgación de algunos proyectos y de algunos arquitectos, pero no exactamente la crítica. Existe también lo que es la investigación en arquitectura, vinculada a publicaciones científicas y académicas, que está más cerca de la historiografía que a la crítica. Pondría como reto llevar la crítica a rq u i te ctó n i ca a p u b l i ca ci o n e s n o especializadas, lo que significa trasladar los temas urbanos y arquitectónicos a medios masivos de comunicación, es decir, escribir en periódicos o hablar en la radio o la televisión sobre temas de nuestra disciplina. Lo menciono como un desafío más, una tarea pendiente que aún podemos desarrollar. Bueno, hay trabajo también en este aspecto, lo que contribuiría a aumentar la cultura arquitectónica no solo dentro del gremio, si no que ayudaría a extenderla a toda la sociedad.
Lo (In)Formal, lo público y la crítica.
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COMPLICIDADES. Arquitectura. Sistema. Política. Economía. Educación. Colonialidad. Modernidad. Humanidad. Supremacia. Ecología. Legitimidad. Identidad. Lenguaje.
Entrevista a
WAI Think Tank es un estudio en el cual su práctica cuestiona el legado político, histórico y material y los imperativos de la arquitectura y el urbanismo a través de un enfoque panorámico y crítico. Fundado durante la crisis financiera de 2008 por
arquitecturas simbiosis desprivatizar autogestionar educar descolonizar sociabilizar multiespecie interseccionar regenerar visibilizar reconocer comunicar
complicidades
Cruz García y Nathalie Frankowski, WAI Think Tank es una plataforma de participación pública que incluye el espacio de arte anti-lucro, la plataforma de educación gratuita, alternativa Loudreaders.
Entrevistadores: Abril Aguilar | EAb Alejandro Alcázar | EAl Ana Paola Mejía | EAn Richard Albino | ER
EAl: Con “Ocupar” lo que perseguimos es una especie de crítica hacia el habitar, y partimos de una premisa muy básica, la cual reconocemos a su vez como un hecho, y esta es que la arquitectura no es neutral, en ese sentido, no es apolítica y tampoco se puede pretender despolitizarla. Más bien, todo lo contrario, es bastante política, pese a eso es muy común que la gente intente encubrir o negar esa dimensión política de la arquitectura, pretender que sea como una especie de ciencia objetiva y neutral. A nosotros eso no nos calza, entonces quisiéramos empezar con una simple pregunta que en realidad no es tan simple: ¿cuáles podrían ser las razones de tal encubrimiento y negación de la dimensión política de la arquitectura, y qué podríamos decir que se pretende con ello? Cruz: Tiene ciertas gamas, una de ellas puede tratarse de ignorancia; mucha gente ni siquiera piensa en arquitectura. Es como una palabra que se ha profesionalizado y se ha convertido en un tipo de disciplina que muchas veces no nos permite utilizarla como un lente para entender el entorno. Como se ha transformado, como vivimos, como somos fragmentados, como se relaciona esa fabricación de las identidades. Por otra parte, hay algo perverso, que es asumir que no tiene que ver con política, ya que cuando hablamos de política hablamos de relaciones de poder, nos referimos a cómo nos relacionamos unos a los otros y al entorno. En el sentido de la arquitectura es mucho más fácil cuando uno se dedica a hablar de belleza, de cómo la luz entra por la ventana, y cómo nos hacen sentir los espacios, ignorando todas las repercusiones que tiene cada cosa es caer en esa perversidad.
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Particularmente en el caso de América no se puede estudiar la arquitectura sin mirar el legado colonial de nuestra historia. Porque la arquitectura no llegó con el colonialismo; había arquitectura ya en Abya Yala. Las infraestructuras que tenemos en su mayoría son el legado muy violento de esa recreación de una identidad europea que llegó con unos regímenes violentos que en primera instancia esclavizan a todos los indios, para luego traer millones de personas africanas y forzarlas a construir nuestras ciudades, a construir nuestras infraestructuras. Es difícil pensar cómo separar ese legado violento que prácticamente nos llega porque en nuestras tierras se puede cultivar algo que genera valor económico para esos poderes europeos. Es como un régimen de lo delicioso, dando connotación a este como poseer azúcar, café, cacao, alimentos, eventualmente tabaco, goma y diversos productos que generan valor en el mercado. Existe una infraestructura que se genera a partir de ese momento, de ahí es donde viene todo el legado que llamamos “modernidad” en nuestras ciudades, por ende, en nuestra arquitectura. Todo lo que tenemos es legado de esa violencia, siendo muy difícil de entender cómo la arquitectura, hoy cuando entendemos todas las luchas de los pueblos originarios de América, tiene que ver muchas veces con identidad en relación a su entorno, donde la nación-estado trata de imponer una serie de reglas e infraestructuras que son violentas, yendo en contra de esas identidades y esas maneras de vivir que son más antiguas que la colonización. Es imposible separar todas esas características entre lo que nos trae ese legado, y también el Sistema-Mundo establecido como un ejercicio de poder y control. La regulación de arquitectura y de construcción está controlada por una industria que es capitalista, es decir, estas personas ni siquiera pueden construir lo que les hace sentido con los materiales autóctonos de su zona. Por ello, podemos hablar de los cuerpos que regulan —las autoridades— nuestra capacidad para construir, de modo que sea entendible la violencia que se genera en unas infraestructuras producto de la relación capitalismopatriarcado-arquitectura. La arquitectura está en las escuelas, en las calles, en los hogares donde vivimos, en donde nos educamos, es omnipresente, y a su misma vez está muy ausente en las discusiones políticas.
COMPLICIDADES.
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Damos por sentado que el entorno es “así, porque si”, causando incomodidad de muchos profesionales al tener ese tipo de discusión porque los pone en un eje político que no les conviene. Mantenerse en el anonimato de una manera ambigua, que uno pueda codearse con el poder sin tener ningún tipo de responsabilidad es algo peligroso, y a su vez, conveniente. Por ejemplo Albert Speer y otros arquitectos, podemos ver la destrucción del medio ambiente, la violencia en contra de la gente que se está dando actualmente donde la arquitectura se potencia y se entiende cada vez más como relaciones económicas. No hay capitalismo sin arquitectura. La mayor cantidad de dinero se mueve a través de los bienes raíces y del desarrollo de infraestructuras, siendo cómplice de este problema la construcción y por ende la arquitectura.
EAb: Ahora bien, hablar sobre “habitar” suele ser algo casi que natural cuando de arquitectura y urbanismo se trata. Sin embargo, consideramos necesario cuestionar esos discursos que se fijan y solidifican, ya que pensamos que sirven para encubrir. En ese sentido hay que superar la narrativa del habitar, y para ello hemos decidido hablar de “ocupar” en referencia a una posición en la estructura que no es desde el privilegio y lo hegemónico, que es donde ubicamos al habitar. Así, ¿cómo creen que esa relación entre habitar y ocupar se manifiesta en el espacio? El problema de “habitar”, de utilizar esos términos en maneras universalmente abstractas, es que no son ni abstractas ni universales. Cuando los cánones de filosofía nos hablan de “habitar”, es en un momento muy problemático en el que unas personas somos más que otras.
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Entonces, ¿a quién se le permite en realidad habitar? ¿a quién se le permite ocupar? “Ocupar” - “ocupación” tiene un poder como el movimiento Español “Okupa”, que significa tomar algo, entonces, “ocupar” puede entenderse como colonización, donde quien ocupa es un sistema socioeconómico. Debemos ser muy conscientes de cómo nos relacionamos con los términos y quiénes los pueden utilizar. ¿Cuáles son los sujetos en el centro de estos argumentos? Lo que es interesante entre esas dos palabras es que una parece ser mucho más pasiva que la otra, en el sentido de “habitar” es que formas parte de ello y lo haces propio, dando por sentado esa acción. Por otro lado, “Ocupar”, es una acción más politizada. Antes de que se habite o se ocupe, existe una relación de poder que tiene que ejecutarse para que podamos “ocupar” o “habitar” libremente. Entonces podemos decir que no se trata solamente de “habitar”, se trata de vivir bien, de vivir con dignidad, de vivir en solidaridad. En ese sentido, ¿por qué no podemos habitar? ¿por qué no podemos vivir bien? ¿Qué es lo que ocupamos? ¿Lo tenemos que reocupar aquello que se nos ha sido robado? ¿O estamos invadiendo algo? No creo que se deban utilizar esos términos de manera abstracta. Tenemos que hablar de espacios particulares, de momentos particulares, de territorialidades, de relaciones al entorno, de relaciones a la historia, de las personas, de los pueblos, de la gente. Si bien “todas las personas estamos colonizadas” puede ser un enunciado verdadero, pero es engañosamente abarcador y vago, de él se infiere que “ninguno de nosotros es colono”. El argumento de Tuck y Yang es que, si vamos a descolonizar, no haríamos al 99% más rico, sino que haríamos al 99% más pobre, en el sentido de que lo genera valor en un mercado capitalista es el problema. Por ejemplo, la revolución esclavista de Haití. Haití era una de las colonias más ricas de Francia, hasta el momento en el que se independizó. Y ahora mismo es uno de los países más pobres en el hemisferio, aun teniendo las mismas facilidades, la misma gente, los mismos recursos, lo que les daba valor en un sistema de extracción era la esclavitud, y el producto que era poseído por Francia. En ese sentido, si vamos a ocupar ciudades que ya han sido ocupadas de los pueblos originarios, entonces no estamos haciendo el ejercicio liberador de última hora, hay que realizar un ejercicio de mirada crítica a la historia, entender en dónde estamos, qué nos pertenece y qué debe ser devuelto a la gente y a las ecologías.
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Creo que ahí está una pregunta clave que tenemos que hacernos. Tenemos que eliminar esos sistemas de extracción, de abuso y de violencia, que no nos permiten vivir bien, además, tenemos que buscar otros modelos, no ser más colonizadores que los colonizadores sino encontrar alternativas a lo establecido. ¿Cuál es nuestra relación con el entorno y la gente? Hay una pregunta que Achille Mbembe plantea: ¿quiénes son los dueños del planeta? ¿qué hacemos con la gente que no tiene acceso a ese reclamo de ser dueños del planeta (que es la mayor parte del mundo)? Es muy absurdo pensar que puede haber uno o varios dueños del planeta, entonces, hay que replantear y reformular nuestra relación con los espacios, en el sentido de que no deba existir la concepción de dueño. Alguien puede encargarse de vivir ahí y de relacionarse con el entorno, en balance y en armonía con las demás ecologías y con las demás personas, pero no puede ser suyo en términos de aparato de extracción, abuso capitalista y legado colonial.
EAb: Así como se ubica al habitar en la cima y en el centro, al ocupar se le ubica en la base y en la periferia. A partir de esas contraposiciones, tanto estructurales como espaciales, ¿qué se puede hacer desde la arquitectura para transgredir y superar esas lógicas de control, dominio, y explotación a partir de las cuales nos relacionamos?EAb: Así como se ubica al habitar en la cima y en el centro, al ocupar se le ubica en la base y en la periferia. A partir de esas contraposiciones, tanto estructurales como espaciales, ¿qué se puede hacer desde la arquitectura para transgredir y superar esas lógicas de control, dominio, y explotación a partir de las cuales nos relacionamos?
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Hay un tipo de ejercicio de empoderamiento, de democratización, de acceso, de salud, que la arquitectura puede proveer. Por ejemplo, no hay acceso a la salud sin acceso a la vivienda, es decir, hay cosas que la arquitectura nos puede ofrecer, pero por otra parte, la arquitectura está al centro de todos los sistemas de explotación que existen, parto de ahí para expresar que hace falta más humanidad, más dignidad, más solidaridad y menos arquitectura. Uno puede decir que ya hay suficientes edificios en el mundo, hay tanto bien inmueble vacío que se utiliza para la especulación y para generar valor capital, y cabe preguntarse cuánto más aguanta el planeta, los sistemas ecológicos, cuánto más soportan de desarrollo, de ese llamado progreso, ese sueño optimista de que podemos crecer de manera infinita. Las personas profesionales de arquitectura quizás no seamos tan importantes, y tal vez hacemos más contribuciones como seres humanos o deberíamos, como arquitectos, tener la capacidad de repensar cómo nos relacionamos con el entorno y los unos con los otros, más allá que diseñar edificios y ciudades o continuando los sistemas de extracción y el sistema de especulación capital. Si miramos la disciplina de arquitectura como la construcción de edificios, es una mirada obsoleta. Si pensamos al arquitecto como alguien que puede repensar otras formas de relacionarse, menos invasivas, iniciaría con desmantelar los espacios que han sido diseñados para excluir, asimismo, des-ocuparnos de una profesión que ha sido cómplice del despilfarro del desarrollo y de ese sueño/pesadilla de progreso. Creo que sí podemos hacer las dos cosas, ocupar y desocupar, ahí hay un balance que nos presenta un mejor mañana. La educación que se recibe en la escuela de arquitectura genera un tipo de identidad que reproduce la lógica de desarrollo y modernidad optimista, como un ciclo vicioso. Para poder hacer ese balance, entre ocupar y desocupar, hay que apostar por una educación que haga a la comunidad de estudiantes de arquitectura más sensibles y conscientes con las distintas crisis que ocurren en el mundo, que se cuestionen el tipo de profesional de arquitectura que quieren ser, si ser parte del despilfarro y especulación capitalista o realizar prácticas arquitectónicas no excluyentes, evitando borraduras en la historia. Parte del problema para llegar a ese balance es que el capitalismo no solamente especula sobre el valor de los edificios, de la tierra y los recursos, también el capitalismo genera una profesión en donde se entrena a la gente para
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que el empleo dentro de la disciplina continúe con la extracción, con la producción de infraestructura y para que la especulación se perpetúe. Se puede ver con la pandemia de covid-19 y la necropolítica, en donde alguien decide quien vive y quien muere; asimismo funciona la arquitectura, al destruir el medio ambiente por construir edificios o ciudades de forma invasiva. Por esas razones es que invito a buscar otras maneras de pensar la arquitectura y qué podemos hacer como profesionales de la arquitectura, qué podemos hacer como personas que pueden pensar críticamente sobre el medio ambiente y las infraestructuras que construimos y que imaginamos.
EAn: Unos días atrás escuchaba una charla TED de Kimberlé Crenshaw, que hablaba sobre la urgencia de la intersección, situada esta intersección en temas de derecho y justicia social, que bueno no estamos muy alejados con la justicia espacial, ella también hablaba de esta triada de clase, raza y género, que pues está sumada a otras condiciones como el sexo, la etnia, el origen, el credo, etc. que dan pie a que por varias décadas se hable sobre la necesidad de entender el mundo desde la interseccionalidad, entonces. ¿Cómo podemos interpretar la interseccionalidad en la arquitectura, si lo que buscamos es justicia espacial o bien justicia en el término en general? Los problemas que produce el capitalismo son interseccionales, ya que no solo afecta económicamente, afecta como mujer, afecta como persona, pueblo, familia, individuo, profesional, hay tantas capas en esas luchas. Para comprender esto es fundamental conocer la teoría crítica, en el sentido de entender, desprender o buscar la emancipación humana de las cosas que nos oprimen, eso es prácticamente una teoría interseccional.
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No se puede entender cómo la arquitectura nos agobia, nos oprime, nos excluye, nos fragmenta, sin tener sobre la mesa la perspectiva de género, de sexo, de raza, de clase, así como tener claro que no es lo mismo hablar de un feminismo liberal blanco americano, que hablar de mujeres negras e indias en América, hay distintas experiencias para poder entender cómo todos esos sistemas de opresión. Hay varias personas que trabajan la interseccionalidad, Silvia Rivera Cusicanqui por ejemplo, varias personas pensadoras en América lo trabajan, también es importante estudiar personas teóricas, feministas, trans, entre otras, que trabajen la clase en conjunto con el marxismo ortodoxo, es decir, reconocer labores como la labor doméstica, labor emocional, labor de cuidado, que son labores afectadas por este sistema de opresión, marginalización, explotación y arquitectura. Encontramos que la arquitectura aparece nuevamente como una fábrica de identidades, en el sentido de que las relaciones de clase-raza-género casi no existen si no tenemos arquitectura. Desde cómo vivimos en las ciudades, en la fragmentación urbana, rural, cómo los edificios nos hacen construir identidades para poder utilizarlos, está todo regulado a través de infraestructuras físicas, de un legado material arquitectónico que está en todas partes, algo que es fundamental para nosotros y que tiene que estar en el centro de todos los esfuerzos es descolonizar, es decir, arquitecturas emancipadoras o arquitecturas de liberación. La arquitectura tradicionalmente fue una disciplina elitista, controlada por unos pocos con recursos, con cierta manera de ver el mundo, con cierto trasfondo cultural, social, económico, político, la mayor parte del mundo a pesar de tener una relación muy estrecha con la arquitectura —porque viven ahí, porque se relacionan ahí todos los días— “no pueden hacerla”, no tienen acceso a ese conocimiento canónico que está establecido. Es muy difícil hablar de claseraza-género si hay varios hombres cisgénero privilegiados escribiendo la teoría y diciendo cómo se tiene que practicar, ahí radica otro problema, no importa cuán bondoso, generoso o imaginativo puedan ser, si las experiencias de marginalización, esas experiencias también de vivir bien de otras maneras, no las vive un hombre cisgénero.
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Así que la interseccionalidad, para ser real, debe reivindicar a todas las personas de los márgenes o que han sido invisibilizadas, deben estar al centro de lo que hacemos, de esas personas nacen los discursos de ecologías, justicia ecológica, antirracismo, transfeminismo, teologías de la liberación, sistemas anticapitalistas, imaginarios anticapitalistas; todo esto deben ser temas tratados en una mesa redonda donde no sólo estén hombres cisgéneros privilegiados, sino que estén todas esas experiencias, ambiciones y críticas, para que puedan ser tomadas en cuenta. Aunque, no en la mayoría de los casos, existen espacios de fuga o maestros que te permiten esa fuga, es decir, que se salen de la norma y te mencionan este tema como una nueva posible norma, que desmantela lo establecido preguntándonos cómo entender dónde estamos, a dónde vamos y de dónde venimos.
EAn: Algo que mencionabas era sobre los hombres cisgénero, blancos, elitistas, etc., que nos puede recordar Fanon cuando dice que todo lo que no es blanco es de mala fama o no está bien visto, y que el sistemamundo actual y la división del trabajo que este supone se organiza en la medida de esta lógica, es decir, es ya organizada de manera racista. ¿Cuál sería tu propuesta para desafiar a esta estructura que oprime a las personas racializadas en sus modos de ser? Dependiendo de dónde estemos, yo que estoy en Estados Unidos es más fácil porque ahí la historia todo el mundo la sabe: hay blancos y negros. En Latinoamérica es más complejo y más problemático, cuando pienso en Latinoamérica lo hago desde Sudamérica a Norteamérica sin olvidar el Caribe, y más que abordar el racismo me interesa plantear el tema del supremacismo blanco; creo que es más específico. Lo que nos ha llegado desde Europa es un supremacismo, una idea de blanquitud.
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Algo que también tenemos que entender es que no hace falta gente blanca para tener supremacismo blanco, estos son los que tienen acceso al poder, quienes están más europeizados. En algunos lugares, lo más bajo que se puede ser es el indio, pero en otros, donde hay negros, ser negro es lo peor. Gente negra va a decir que son indios que es lo menos malo, eso pasa mucho en el Caribe, por ejemplo, en República Dominicana negro no aparece en el censo porque nadie quiere ser negro, dicen que los haitianos son negros y que ahí toda la población es india. Hay un tipo de herencia, de los indios, que es una oposición completa a la negritud, esto tiene repercusiones materiales, físicas, económicas, psicológicas. Nos hace falta como comunidad latinoamericana —de una manera y dentro de nuestras comunidades— confrontarnos a ese legado, y es complicado porque muchas veces ni siquiera tenemos el andamiaje intelectual o histórico para poder entenderla. Los documentos históricos tampoco ayudan mucho, por ejemplo, en Brasil hace 20 años era como 0.5 de la población negra y ahora anda por los cincuenta y pico, porque el debate público ha cambiado y la gente ya se puede identificar con orgullo que tienen herencia negra. Eso cambia completamente el discurso. También nos permite establecer nuevas relaciones de poder, si estamos hablando de democracias, ¿quién nos representa? si estamos hablando de maneras de vivir, de arquitectura ¿cómo vivimos?, ¿en qué espacios nos sentimos seguros? Esa es una cuestión en todas las ciudades de Latinoamérica, en Estados Unidos, en Europa. ¿En qué lugares se puede sentir uno seguro? ¿en qué lugar una mujer india o una mujer negra se puede sentir segura en Latinoamérica?
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ER: Partiendo del valor de uso y de cambio, se nos ha obligado a decir que todo lo que observamos tiene que tener un precio y hay cosas que no deberían tener porque no son mercancía, y hay cosas que simplemente no tienen valor. Dicho eso, el espacio, desde hace mucho tiempo atrás, ha devenido en mercancía. Es por esto que las lógicas del cuido, tanto de seres humanos como no humanos, así como de todo lo que hace posible la existencia en este planeta, han pasado a un segundo plano. Si bien son necesarias lecturas interseccionales, también lo son aquellas que vayan más allá de lo simplemente humano. ¿Hacia dónde debemos apuntar si lo que no queremos es seguir produciendo ecocidios? El sistema neoliberal que tenemos es un sistema que solamente funciona a través de la extracción, la explotación humana y ecológica, el capitalismo es un crecimiento infinito, de ahí que me surja la pregunta ¿qué otras maneras hay de vivir? En el caso de Latinoamérica hay muchos ejemplos de pueblos originarios que tienen otros sistemas de economía, de cuido, de relación interpersonal, ecológica, etc. El problema es que el sistema neoliberal capitalista se impone. En el momento en el que decides no hacerlo, te invaden el país y te matan, es casi irresistible a la fuerza. Por ello es que hay que desarticular al sistema capitalista y buscar otros modos de existencia a través de la solidaridad, pero también a través de un tipo de concientización en contra de la violencia que genera el sistema capitalista, una violencia que termina en feminicidios, en explotaciones, en desapariciones, en la destrucción del medio ambiente, en la desaparición de ecologías. Si lo miramos desde el punto de vista de la arquitectura, ¿qué podemos hacer como arquitectos en ese sentido? Quizá nuestro trabajo sea solamente repensar y tratar de
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colaborar con otras disciplinas que nos permita repensar cómo vivimos. ¿Qué otros sistemas existen que no sean capitalismo-neoliberalismo? No se puede pensar en un capitalismo ecológico, bajo el capitalismo todo es mercancía. Estamos en el punto en el que o eres una mercancía con valor (bienes raíces, cuerpos que son parte de los sistemas hegemónicos) o eres una mercancía sin valor, pero sigues siendo una mercancía. Reconocer la autonomía de otros sistemas —de otros modos de vivir— es fundamental, no tenemos que inventar cosas nuevas: ya existen, y viven bien a pesar de sistemas que son violentos. No solamente generan una violencia cotidiana, también es una violencia institucional a través de la policía que siempre está protegiendo esos espacios “públicos” (que nunca son públicos en realidad), a través de los sistemas militares, de todo lo que proteja el concepto de propiedad privada. ¿Qué nos queda? Reconocer autonomías y proveer espacios para tener otros modos de vivir. No creo que sea solo uno, creo que hay muchísimos, es imperativo dar espacio a esas otras maneras de vivir que han sido violentamente marginalizadas y desaparecidas.
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ER: En relación a esto, para tratar de compensar toda esa destrucción que se viene dando... se escucha mucho la palabra sostenibilidad o sostenible en estos tiempos. En ocasiones es un discurso que se ha difundido ampliamente por todo lado, incluso en la arquitectura lo utilizamos mucho. Entonces, ¿Son estas narrativas que se deben seguir utilizando o, por el contrario, debemos cuestionar el posicionarse aún desde las lógicas del mercado privilegiando el valor de cambio? El cambio se ha convertido en una mercancía también. No creo que se trate sólo de las palabras, ya que la sostenibilidad lo utilizan en su mayoría como un eslogan, un sello que le permite crear productos al capitalismo, hace falta otros modelos y conceptos porque tenemos algunos que son adoptados actualmente y se encuentran vacíos, por ejemplo, la imagen del avión militar americano con un misil que decía Black Lives Matter y que tenía la bandera trans ¿qué tipo de progresismo es este?, predica un discurso, pero practica lo contrario. Así es el capitalismo, es vicioso y listo, en el sentido que se apodera de todos los conceptos y los convierten en una mercancía, les resta el contenido, los esteriliza y los vende. Tenemos que ser conscientes de eso, a nosotros a veces nos parece mejor que hacer un proyecto es hacer una provocación, hacer una ironía contra el sistema, pero también debemos tener cuidado de que no se convierta en mercancía. Es una batalla constante, como el gato y el ratón, el gato es el capitalismo y el ratón termina haciendo lo que el gato diga. Hay que repensarlo todo, desde la educación primaria hasta la educación superior y la práctica, buscar otras maneras de popularizar conceptos que el capitalismo ha convertido en mercancías para que en la práctica sean subversivas, debemos hacer una apertura radical en la disciplina, para que esa gente que ha sido históricamente marginalizada y oprimida puedan estar en el centro.
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Hay una cita de Wittgenstein del tratado filosófico que dice “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, es real, no se puede pensar más allá de lo que el lenguaje te permite y nuestro lenguaje es un lenguaje colonizador, que nos llegó a través de los mismos vehículos que trajeron a la trata esclavista del transatlántico, ese el lenguaje que tenemos. Entonces, ¿qué mundos podemos imaginar con estos lenguajes? nos hace falta todos esos otros lenguajes que han sido marginalizados, estoy seguro que existen otros conceptos de cómo existir, de cómo vivir, de cómo relacionarnos, no sólo nosotros como humanos sino también con lo vivo y lo no vivo, esas formas de lenguaje y conocimiento existen, pero no son de fácil acceso y es entendible que no lo sean. Mediante esos otros lenguajes hay otras maneras de pensar el mundo, otros mundos posibles, no podemos pensar otros mundos a través de las mismas estructuras y las mismas personas, creo que ahí va esa dialéctica, el deseo de pensar y nuestra incapacidad de pensar. Porque sólo tenemos las mismas estructuras de conocimiento, el mismo lenguaje, el mismo aparato mediático y el mismo aparato institucional, etc. si va a haber un cambio radical, democratización radical, apertura radical de esta disciplina, entonces podremos traer otros lenguajes que nos permitan imaginar otros mundos que quizás sean sostenibles verdaderamente, aunque no sea la palabra que describa el problema.
EAl: Quisiera apuntar sobre lo que mencionabas de que surgen cosas que son contestatarias, que intentan ir contra las lógicas hegemónicas del sistema, y eventualmente terminan siendo, en términos situacionistas, asimiladas por el sistema. El ecologismo en los 50, 60, 70 incluso, era un movimiento bastante contramarea, y ahorita Colgate te hace cepillos de dientes de bambú y toda la cosa.
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No sabemos bien de dónde proviene ese bambú, como es la mano de obra que extrajo ese bambú, cuáles fueron los medios a través de los cuales se le dio forma a ese bambú, o sea, el impacto que tiene, pero bueno, es de bambú y se degrada. Entonces, caemos en una suerte de que casi cada paso que damos tenemos que adelantarnos a cómo el mismo sistema lo puede tomar a su favor y terminar convirtiéndonos en uno más sin querer serlo. Eso, al menos a quienes intentamos construir desde otras visiones, otras miradas, nos lleva a una suerte de estrés. Y sobre las palabras, cada idioma es una forma distinta de estructurar el mundo. Y en ese sentido yo creo que la educación, llamémosle la academia, no sólo la universitaria, sino en todas sus etapas, carga con una responsabilidad bastante grande sobre ese tema, porque por ejemplo, cuando hablamos de género en español no faltará quien diga “es que la RAE dice que es así”, entonces nos limitamos de una vez a que no podemos inventar palabras, no podemos torcer algún significado, porque hay una academia que además es colonialista y monárquica.
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Sobre la educación, la formación, la disciplina, casi como militar, la disciplina de la arquitectura y este habitus que nos forma, de como ser arquitecto o arquitecta, lo cierto es que muchos de los modelos que siguen las academias en el sur global, principalmente, nosotros que estamos en Latinoamérica (incluyendo al Caribe), siguen modelos europeos que ya están bastante caducados desde el siglo pasado (Bauhaus y demás), o bien, apuntamos a modelos de universidades estadounidenses o británicas, que siempre se mantienen ahí, como en la cúspide de los rankings. Entonces perseguimos, o las academias persiguen esos modelos, ignorando que arrastran una serie de lastres que son capitalistas, patriarcales, colonialistas. ¿Qué alternativas considerás vos que, que ya existen, a las cuales podemos acudir?, o bien, ¿cómo podríamos más bien empezar a construir otras alternativas de manera colectiva, que nos apunten a esa educación en la cual aprendemos y educamos de manera horizontal, para nuevas narrativas, nuevos mundos? En la cúspide están el capitalismo y el colonialismo. Los Chicago Boys estudiaron en Estados Unidos, muchas de las clases administrativas que han liderado en Latinoamérica tienen una relación muy estrecha con Europa y con Estados Unidos, es parte de ese legado colonial. Me parece que es muy importante algo que Silvia Rivera Cusicanqui menciona en una entrevista donde se refería a las universidades de Latinoamérica, donde estas reproducen un modelo eurocéntrico-elitistas que convierten los discursos y pensamientos generados en Latinoamérica por gente marginalizada en una mercancía y así venderlas al resto del mundo.
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Tenemos una lucha diaria con todas las instituciones académicas ya que no tienen el control del conocimiento, porque lo que han hecho prácticamente es crear una escasez del mismo, para ponerlos en posiciones de poder, para crear jerarquías y elitismos. No hay pensamiento crítico liberador, ahora no importa cuántos intelectuales emancipadores, decoloniales, anticoloniales o poscoloniales contrates, si la institución ha sido construida a través de la ocupación de la tierra indígena y de la esclavitud, resultado de ello tenemos que se han construido varios institutos y universidades de esta manera. Si partimos de esa premisa hay que preguntarse ¿qué otras metodologías, menos invasivas, existen para producir conocimiento y no entrar en el extractivismo epistemológico? Hace unos días fui parte de un simposio en Cornell University, estaba un artista de Suiza hablando sobre crear una universidad en el Amazonas, con la intención de invitar a Lacaton y Vassal, de Francia, en colaboración con la ETH de Suiza. Escuchando eso me pregunté ¿cómo se les ocurrió hacer una universidad indígena con europeos? ¡Parece sospechoso eso!, no entiendo cuál es la obsesión de la gente, tal vez sea buscar aceptación, o sentirse parte del suprematismo blanco aunque no lo sean, o por proximidad para sentirse superiores. Hay que desmantelar ese aparato, sino estaremos destinados a repetir el ser colonizados mentalmente en el futuro. No hemos aprendido aún a entender que el conocimiento que tenemos en nuestras raíces es bueno, y que se puede aprender, y que hay que protegerlo, y que hay que proveer recursos para que se siga reproduciendo, se siga empoderando. Si pueden ver películas de Hollywood, notarán que es una propaganda constante, no te deja descansar, todo lo que hay alrededor tuyo, desde la música hasta la televisión da muestra ese sueño de querer formar parte del imperio, y nosotros no somos inmunes a esa propaganda pero debemos estar alerta sobre lo que consumimos y no dejar de lado las críticas, reconocer el poder asimétrico maquillado de esa propaganda, es un esfuerzo grupal en donde debemos ser menos despectivos y más didácticos sobre esto, se trata de ser honestos y críticos.
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En las Américas, hay muchísima labor intelectual, estratégica, política, hecha desde grupos feministas, trans, que son fundamentales para entender cómo emanciparnos, pero hay que estar alerta porque si no sucede lo que Silvia Rivera Cusicanqui menciona en la entrevista, te venden el libro de cómo entender a los pueblos originarios en donde estás, el capitalismo lucrando de lo que produces. Tenemos que repensar sobre que les da valor a las cosas ¿quién hace los rankings? ¿Cuáles son las rúbricas, las medidas que utilizan para medir el valor de “x” conocimiento, para medir el valor de la gente? Es un sistema cínicamente capitalista, de competencia neoliberal. Creo que hay muchísimas otras maneras de hacer las cosas, y tenemos que ser honestos y luchar para desmantelar esas estructuras que hacen posible el sistema capitalista.
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Abril Aguilar
Claudia Oliva
Universidad michoacana de San Nicolás de Hidalgo México Aaf2320@gmail.com IG: abril2320
Universidad de Chile Chile claudiaoliva.arq@gmail.com IG: claudia_oliva_s
Adriana Rojas Pontificia Universidad Católica del Perú Perú adriana.rojas@pucp.pe IG: driii2727
Alejandro Alcázar Universidad de Costa Rica Costa Rica alejandro.alcazarfallas@gmail.com IG: alejandro_alcazar_
Álvaro Adasme Universidad Tecnológica Metropolitana de Chile Chile alvaro.adasmel@utem.cl IG: alvaroscky
Ana Mejía Universidad Centroamericana Nicaragua apaolamejia98@gmail.com IG: apaosil_
Andrea Mejía Pontificia Universidad Católica del Perú Perú andrea.mejia@pucp.edu.pe IG: andr.oide
W WAI Think Tank Cruz García y Nathalie Frankowski Web: waithinktank.com IG: garciafrankowski
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Elio Martuccelli
Felipe Miño
Pontificia Universidad Católica del Perú Perú jamartinezm@pucp.edu.pe
Universidad de Talca Chile felipe.minhio@gmail.com IG: felipe_minhio
Franck Meléndez Universidad Nacional de ingeniería Nicaragua franck.melendezlugo@gmail.com IG: _franck.m
J Janis Martínez Pontificia Universidad Católica del Perú Perú jamartinezm@pucp.edu.pe IG: jamartinezmii
M Marcia Milussich Pontificia Universidad Católica del Perú Perú m.milussich@pucp.edu.pe IG: marciamilussich
Montserrat Quintanar Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo México montserrat.q07@gmail.com IG: marianaentremonteaserrado
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Richard Albino
Pietro Chiri
Universidad Nacional Hermilio Valdizan Perú rkas010195@gmail.com IG: richardkarl01
Pontificia Universidad Católica del Perú Perú pietro.chiri@pucp.edu.pe IG: pitrix_mitrix
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PRODUCTOS EDITORIALES
(2016). Latinoamérica como campo de acción. (2018). Nuevos modos de habitar. (2019). Eje: Descolonizar espacios. (2020). Descolonización de espacios. (2020). Manifiesto: MAPA. es/no es. (2020). Eje: Ocupar.
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