OCUPAR (español)

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Del lat. habitāre. 1. 2.

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tr. Vivir, morar. U. t. c. intr. intr. Vivir habitualmente [una persona o un animal] en una zona o lugar determinados. tr. Ocupar [una persona] una casa u otro lugar y vivir en él.

Fuente: Diccionario de la Real Academia Española (2001) (23.a edición). Diccionario Léxico de Oxford Languages (2020)

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12_2020

Este zine, elaborado por la Editorial CLEA, expone el eje temático anual (2021) de la Coordinadora Latinoamericana de Estudiantes de Arquitectura (CLEA).

REDACCIÓN Y EDICIÓN: Alejandro Alcázar (Costa Rica)

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DISEÑO DE CONTENIDO: Alejandro Alcázar (Costa Rica)

DISEÑO DE AFICHE: Alejandro Alcázar (Costa Rica) Ana Paola Mejía (Nicaragua) Pietro Chiri (Perú)

COLABORACIÓN:

Adriana Rojas (Perú) Christopher Vásquez (Perú) Marcia Milussich (Perú) CLEA.Latinoamerica @clea_latino /cleaeditorial cleaeditorial@gmail.com www.clealatinoamerica.org

AR

(CC BY-NC-SA 4.0) 4.0 International Atribución-NoComercial-CompartirIgual


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Del lat. habitāre. 1.

tr. Vivir, morar. U. t. c. intr. intr. Vivir habitualmente [una persona o un animal] en una zona o lugar determinados. tr. Ocupar [una persona] una casa u otro lugar y vivir en él.

BI T -AR 2.

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Fuente: Diccionario de la Real Academia Española (2001) (23.a edición). Diccionario Léxico de Oxford Languages (2020)


Los verbos transitivos son acciones que transitan desde quien actúa hasta quien recibe la acción. Necesitan de un objeto (gramatical) directo para poder ejecutarse, el cual, además de recibir la acción (y hacerla posible), determina al verbo y acota su significado. Estos verbos ponen de manifiesto una relación en torno a una misma acción, donde una parte necesita de la otra para que la acción pueda enunciarse y cobrar sentido. Para que se materialice. Es una suerte de relación de dependencia y colaboración. «Ocupar» es un verbo transitivo. «Habitar» también lo es, pero al mismo tiempo es intransitivo, y esta característica suele ser la privilegiada en términos discursivos. Esto significa que es una acción que por sí misma tiene significado. Es autosuficiente. No transita. Basta con decir «yo habito» para comunicar algo, lo cual no ocurre con «ocupar». Así, la cualidad trans de «ocupar» es la que interesa para poner en crisis la idea de «habitar». Pero no cualquier idea, sino su forma hegemónica; esa que limita y moldea otras formas de existir, empujándolas a ocupar bajo las condiciones que establecen libremente quienes sí habitan. En ese sentido esto es una denuncia contra habitar, y una puesta en valor de ocupar.

H AB

la transitividad: Es la característica que poseen algunos verbos (los «transitivos») para relacionar dos o más sujetos y objetos -gramaticales- en una misma acción.

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Del lat. habitāre. 1.

tr. Vivir, morar. U. t. c. intr. intr. Vivir habitualmente [una persona o un animal] en una zona o lugar determinados. tr. Ocupar [una persona] una casa u otro lugar y vivir en él.

BI T - AR 2.

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Fuente: Diccionario de la Real Academia Española (2001) (23.a edición). Diccionario Léxico de Oxford Languages (2020)


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Actualmente es muy común en la arquitectura y el urbanismo —entre otros saberes— hablar sobre (el) habitar. Esta acción, que se asocia directamente a lo que hoy llamamos hábitat, se reconoce, desde distintos marcos teóricos, como digna de reconocer y reivindicar. Esto principalmente porque se presenta como consustancial a la condición humana. Puede decirse además que casi cualquier discurso contemporáneo con intenciones reivindicativas de prácticas espaciales «no hegemónicas» o «subalternas» apela a este concepto. Sin embargo, esto oculta una trampa: conceptualmente ubica a todos los modos de habitar en un mismo nivel. Si bien esto sería lo deseable, no pone del todo en manifiesto que en la realidad estos modos se encuentran en conflicto, ya que un modo de habitar —o un conjunto— que es funcional al orden ya establecido, niega o se impone ante otras modos de habitar, los cuales son relegados a ocupar. A pesar de esto, parece (virtulamente) que hablar de habitar es la manera más «correcta» —teóricamente hablando— de referirnos a parte del proceso de producción de espacio en sus diferentes

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escalas y dimensiones. Pero sucede que muchas veces, cuando se habla de habitar, realmente se hace referencia a su forma hegemónica: habitar. Con el comienzo de la segunda mitad del siglo XX, y a raíz de la reconstrucción de las ciudades europeas por la destrucción que dejó la II Guerra Mundial, se asienta una nueva interpretación del concepto de habitar en occidente que busca hacer crítica a las prácticas ya existentes en ese contexto. Desde entonces hablar de habitar se asienta como un relato más de la modernidad —que se extiende hasta la actualidad—, el cual visibiliza al mismo tiempo que encubre, y libera al mismo tiempo que coloniza. Esto es porque ocupar es la otra cara de habitar: es la resistencia a habitar. El planteamiento de este concepto (habitar) vino principalmente de la filosofía, pero sería luego que la arquitectura y el urbanismo, particularmente, se lo apropiarían y le darían un uso y desarrollo más extenso. Es visible desde Le Corbusier, CIAM y la Carta de Atenas (1933), pasando por el Team

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X y su Manifiesto de Doorn (1954), así como la Carta de Machu-Picchu (1977), John Turner (1972-1976), Juhani Pallasmaa (2016), Richard Sennett (2018), o incluso las propuestas de ONU Hábitat (1976, 1996, 2016) y Coalición Internacional Hábitat (1976-actualidad). De por medio a esta lista (no exhaustiva), está la ya clásica presentación de Martin Heidegger de 1951, titulada «Construir, pensar, habitar», que expone que habitar es ser, en tanto no es una simple acción utilitaria que produce respuestas a necesidades básicas o complejas. Sin embargo, la narrativa del habitar, que plantea a esta como una acción ejecutable por todas las personas al mismo tiempo que niega la condición de ser a algunas, es necesario desmantelarla. Sobre todo en un espacio-tiempo donde esto no es real, como lo es Latinoamérica, y ya que la profundización de un modo particular de ser-en-el-mundo se asocia a desigualdades, inequidades e injusticias, que reafirman el «no ser». Al ponerse esto de manifiesto, tanto material y simbólicamente, es cuando resulta reconocible que habitar no es

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algo posible por todxs. En ese sentido, se podría decir que quienes no habitan, no son; y si es así, simplemente existen en un mundo donde sobreviven desde las lógicas convenidas por quienes sí pueden habitar —y aquí la relación entre vivir y sobrevivir es casi que la misma entre ocupar y habitar—. En consecuencia, la realidad de muchxs no es otra que intervenir en la realidad de otrxs (pocos), y en ese sentido es que es posible hablar de ocupar. Se puede decir entonces que ocupar y habitar, pese a ser en apariencia sinónimos —según la tercera acepción de «habitar»—, realmente hacen referencia a procesos distintos. Habitar está relacionado al hábito, a lo habitual. Dicho de otra manera, a mantener un orden espacio-temporal ya existente. Por ello deviene en habitar, el cual define los límites y condiciones para otros modos de ser-en-el-mundo. Por tanto se sitúa arriba y en el centro. Ocupar supone una transgresión a los límites y las formas ya consolidadas e impuestas de cómo habitar. Es una acción que se enuncia desde abajo y la periferia-margen-límite. Es decir, aunque suene tautológico, no es habitar, pero busca dejar de habitar.

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LO CO_ Para hacer un análisis desde la perspectiva de ocupar es necesario reconocer una serie de elementos que se consideran relevantes. Por un lado dos que hacen referencia a procesos: lo contingente y lo contencioso. Por otro lado dos que apuntan a características comunes en los modos de ocupar: lo colectivo y lo común.

Lo co_ntingente: Aquello que podría ser o no ser.

Más allá de lo simplemente sintomático —como la pandemia—, la crisis en todas sus formas, y como característica consustancial al sistema, supone contingencia. Significa que hay incertidumbre, y la certeza dependerá de las circunstancias, así como de las acciones que se tomen al respecto.

Lo co_ntencioso: Aquello que está en disputa.

El conflicto se constituye como parte de la sociedad, y está presente en muchas escalas, que van desde el cuerpo hasta el territorio. De ahí que la política contenciosa, en sus diferentes expresiones (en relación a movimientos sociales, protestas y acciones colectivas), sea relevante en su dimensión espacial.

Lo co_lectivo: Aquello que está unido.

No entendido como un simple agregado, sino como una forma de ser diferente a lo individual, sin presuponer contradicción u oposición entre estas categorías. En ese sentido el énfasis está puesto en la intensidad y la profundidad de las relaciones, y en menor medida en la forma y la cantidad.

Lo co_mún: Aquello que está en el medio.

Puede ser material o inmaterial, pero se caracteriza por ser compartido, y ubicarse entre las partes. Si bien lo común también puede sugerir algo corriente (no singular o no único), lo cierto es que lo común no suele ser lo más común.

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trario a lo que se ha dicho primero es habitar y luego struir»—, en la actualidad desde hace mucho tiempo atrás) se construye para pués habitar. Es decir, las as están dadas, y el orden al» se ha invertido. Es ahí onde tiene lugar hablar de

OCUPAR.

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Del latín occupāre. 1.

tr. Tomar posesión o apoderarse de un territorio, de un lugar, de un edificio, etc., invadiéndolo o instalándose en él. 2. tr. Obtener, gozar un empleo, dignidad, mayorazgo, etc. 3. tr. Llenar un espacio o lugar. 4. tr. Habitar una casa. 5. tr. Dar que hacer o en qué trabajar, especialmente en un oficio o arte. 6. tr. Embarazar o estorbar a alguien. 7. tr. Llamar la atención de alguien; darle en qué pensar. 8. prnl. Emplearse en un trabajo, ejercicio o tarea. 9. prnl. Preocuparse por una persona prestándole atención. 10. prnl. Poner la consideración en un asunto o negocio. 11. prnl. Asumir la responsabilidad de un asunto, encargarse de él.

OCUP Fuente: Diccionario de la Real Academia Española (2001) (23.a edición).


12_2020

Este zine, elaborado por la Editorial CLEA, expone el eje temático anual (2021) de la Coordinadora Latinoamericana de Estudiantes de Arquitectura (CLEA).

REDACCIÓN Y EDICIÓN: Alejandro Alcázar (Costa Rica)

DISEÑO DE CONTENIDO: Alejandro Alcázar (Costa Rica)

DISEÑO DE AFICHE: Alejandro Alcázar (Costa Rica) Ana Paola Mejía (Nicaragua) Pietro Chiri (Perú)

COLABORACIÓN:

Adriana Rojas (Perú) Christopher Vásquez (Perú) Marcia Milussich (Perú) CLEA.Latinoamerica @clea_latino /cleaeditorial cleaeditorial@gmail.com www.clealatinoamerica.org

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(CC BY-NC-SA 4.0) 4.0 International Atribución-NoComercial-CompartirIgual


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HABITA XS D

El habitar se sitúa arriba y en el centro, y desde ahí delimita y condiciona. Ahí es que deviene en habitar. En desplazamiento, relegación, anulación de una modo de ser-en-el-mundo sobre otras. Es hegemonía. Y en esta relación conflictiva es que resultan espacios vacíos por los desplazamientos que produce. Algunos los llena el mismo habitar, otros quedan por ocupar. Y otros en realidad nunca han estado vacíos, sino siempre ocupados. Todos estos esos son lugares de enunciación situados en los límites, los márgenes, las periferias. Y mucho de esto es Latinoamérica.


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