4 minute read

UN VIAJE EN VERDE Y AZUL

Next Article
DISEÑO CON FIRMA

DISEÑO CON FIRMA

NOS ADENTRAMOS EN EL LITORAL CARIBEÑO DE COSTA RICA EN UN RECORRIDO EN EL QUE PLAYAS DE NATURALEZA EXÓTICA SE ABRAZAN PARA CONFORMAR UNA EXPERIENCIA INIGUALABLE.

TEXTO Y FOTOGRAFÍA R. PÉREZ / ICT

Advertisement

€ A vista de pájaro, la espectacular Playa de Cocles, rodeada de naturaleza y cuyas olas son el atractivo perfecto para los amantes del surf. EL LITORAL DEL CARIBE COSTARRICENSE se extiende entre los ríos San Juan y Sixaola. El color de las casas, el ritmo del día a día, la gastronomía, la música que suena en sus calles e incluso el clima hacen que este pedazo de costa muestre una cara bien diferenciada de la del resto del país. Las mejores playas, aquellas que identificamos con la etiqueta paradisíaca, están en el sur. En el norte quedan las playas más salvajes, en las que biólogos y naturalistas suman esfuerzos para que se pueda seguir viendo uno de los mayores espectáculos que ofrece la naturaleza de Costa Rica: la llegada de las tortugas marinas para desovar y la posterior eclosión de los huevos, con las pequeñas tortugas intentando alcanzar la protección del mar para tener una mínima oportunidad de ser la escogida: solo una de cada mil consigue sobrevivir hasta llegar a adulta.

Al sur de Puerto Viejo de Talamanca encontramos el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, un espacio natural muy especial por la singularidad de los ecosistemas que protege, incluyendo el único manglar intacto del Atlántico, un arrecife de coral, un bosque lluvioso de tierras bajas, pantanos donde crecen dos escasos tipos de palma y un humedal. Tiene entrada por sus dos extremos, en las localidades que dan nombre a la reserva. No resulta extraño ver a familias de monos pasando por los árboles que llegan hasta la misma orilla de la playa, así como los encuentros con tucanes entre otras vistosas aves. Las actividades de buceo y esnórquel son muy populares por la variada vida marina que se da gracias al arrecife, con especies tan hermosas como el pez ángel o el pez loro azul. Puerto Viejo es uno de esos lugares de los que cuesta marcharse: cuenta con buenas playas, una

} En esta página, de arriba abajo: turistas practicando kayak en el Parque Nacional Tortuguero; una de las muchas especies de monos de Cahuita –situado cerca de la frontera con Panamá–, y una de las playas del norte, a la que muchos de sus visitantes suelen acudir en bici.

destacada gastronomía y chiringuitos donde no deja de sonar la música calypso, popularizada por Walter Ferguson, Gavitt, uno de los personajes más queridos de la localidad.

Olas de tubo como la conocida como Salsa Brava han llamado la atención de surfistas de todo el mundo, que dan un especial ambiente a las playas de Chiquita, Punta Uva y Cocles. Al norte de Puerto Viejo, la naturaleza de Cahuita está bajo el amparo de la máxima figura costarricense en lo que a protección se refiere, la de parque nacional. Sus playas cuentan con largos tramos de arena blanca, agua de color turquesa y palmeras doblándose hacia el mar.

Protección del entorno

En la zona norte del litoral caribeño hay dos importantes puntos para conocer los trabajos que se están desarrollando para la protección de las tortugas marinas: la Reserva Pacuare y el Parque Nacional Tortuguero. El alojamiento en Pacuare es austero, unas simples cabañas de madera con unas camas con mosquitera, pero permite vivir una experiencia inmersiva en una estación de investigación. Un solo dato permite entender su importancia: cuando iniciaron los trabajos, el porcentaje de saqueo de los huevos de tortuga en Pacuare era del 95%, dado que además de ser una fuente de alimentación se les atribuían poderes afrodisiacos. Actualmente, gracias a la implicación de investigadores de todo el mundo y de la población local, ese porcentaje se ha invertido.

Como país pionero en el desarrollo de prácticas sostenibles, Costa Rica tiene en la divulgación y la educación de las poblaciones locales, sobre todo de sus integrantes más jóvenes, dos de sus grandes pilares. Esto es especialmente evidente en Tortuguero. En sus calles podemos ver coloridos murales de tortugas y a toda la gente implicada, de una manera u otra, en la protección de los quelonios. El Parque Nacional Tortuguero fue creado en 1970 para proteger la población de tortugas marinas que llega a su costa para desovar. Allí se dan cita cuatro de las cinco especies que llegan a las playas del país para anidar. Con ligeras variaciones, la llegada se produce entre los meses de marzo a octubre. Con guías especializados es posible ver el extraordinario momento del desove. Se hace de noche, con la ayuda de una luz roja que es la única que no molesta a los animales. El otro gran atractivo del parque es recorrer su intrincada red de canales en una embarcación sin motor. Se visita el 1% del territorio protegido, pero en una excursión de unas pocas horas se pueden observar numerosas especies de aves —se han contabilizado hasta 400—, caimanes o la llamativa rana conocida como blue jeans por su patrón cromático más frecuente.

UN TEMPLO DE LA CONSERVACIÓN

A muchos lugares de la costa costarricense solo se puede llegar por agua o por aire, lo que ha ayudado a preservar de una manera excepcional sus parques nacionales. Desde la cocina local de Costa Rica, hasta la artesanía y las costumbres pasando sus fiestas tradicionales, la sostenibilidad está incrustada profundamente en la cultura y las tradiciones del país.

Más información:

www.visitcostarica.com/es

This article is from: