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EL GRAND NATIONAL ESTÁ AQUÍ

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UN DÍA CUALQUIERA

UN DÍA CUALQUIERA

LA CARRERA DE CABALLOS MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO SE CELEBRA EL PRÓXIMO 9 DE ABRIL. TRADICIÓN, EXIGENCIA, APUESTAS Y UN AMBIENTE ÚNICO HACEN DE ESTA CITA EN EL HIPÓDROMO DE AINTREE UN ESPECTÁCULO IRREPETIBLE.

TEXTO JUAN LUIS GALLEGO

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} Los participantes, unos 40, recorren 7,2 kilómetros en el circuito de Aintree, cerca de Liverpool, y tienen que salvar 30 exigentes obstáculos. NO ES UNA EXAGERACIÓN AFIRMAR QUE EL GRAND NATIONAL es la carrera de obstáculos de caballos más importante del mundo. Por historia, 180 años la contemplan; por la expectación que levanta, se dice que unos 600 millones de personas la siguen por televisión desde muy diversos rincones del planeta; por las apuestas que genera, algunas cifras hablan de 300 millones de euros; porque se convierte es un escaparate de la jet set británica, alguna celebrity incluida; y porque, además, es una prueba realmente dura en la que todo puede y suele suceder, como que solo una tercera parte de los participantes iniciales lleguen a cruzar la meta. Así que, por todas esas razones, y la indiscutible capacidad de la tradición para arrastrar a las masas, el próximo sábado 9 de abril tratarán de ver el Grand National, probablemente en la cadena pública británica BBC, incluso quienes no vean un caballo en todo el año y apostarán, aunque sea unas cuantas libras, una cuarta parte de los adultos británicos.

Empecemos por el principio, lo que signi ca remontarse al origen de las carreras de obstáculos, que parece situarse en la a ción por la caza a caballo de los británicos mezclada con el inicio de la costumbre de delimitar los extensos prados de la campiña con setos y cercados. Eso nos sitúa, más o menos, en la mitad del siglo XVIII. De ese escenario a que algunos jinetes comenzaran a competir en carreras de obstáculos hay solo un paso. Sí es un hecho documentado que Aintree, el hipódromo situado a las afueras de Liverpool que acoge cada año el Grand National, celebró su primera carrera de obstáculos en 1839: apenas 17 competidores que corrieron seis kilómetros en los que tuvieron que saltar un par de rediles de ovejas, un muro y dos arroyos. Venció Lottery, por cierto, que se ganó así el derecho a inscribir su nombre en la historia de la competición. El formato que ha llegado a nuestro días es bastante más duro: las dos vueltas que se completan al circuito, en unos ocho minutos, suman 7,2 kilómetros –unos dos kilómetros más que las pruebas similares– y los obstáculos a salvar son 30 (16 en la primera y 14 en la segunda), algunos de ellos especialmente duros: por su altura, de metro y medio en algún caso, y por su espesor, que obliga a un salto limpio para evitar la caída. Por eso, los pronósticos son difíciles. Hay favoritos, claro, pero la extremada exigencia acaba siempre produciendo un caos inmanejable en el que caen caballos, ruedan jinetes, se suceden los tropiezos e incluso los choques y apenas 10 o 15 de los 40 que tomaron la salida acaban llegando a la meta exhaustos y en la india, incluso sin jinete. Sin duda, un auténtico espectáculo.

} Durante la celebración del Grand National el espectáculo no está solo en el circuito, también en las gradas. La ropa sport no existe y la elegancia se convierte, en el caso de las mujeres, en un colorido desfile en el que los sombreros y tocados cobran especial protagonismo.

Espectáculo, por cierto, al que contribuye, y mucho, el público asistente. La ropa sport, simplemente, no existe, y hombres y mujeres exhiben cuidados atuendos que, si penalizados en el caso de ellos por el tradicional encorsetamiento de la elegancia masculina, en el de ellas conforman una colorida pasarela en la que los sombreros y tocados cobran especial protagonismo. De hecho, el evento, que en realidad se prolonga durante tres días –desde el jueves, cuando se celebra el Open Day–, dedica el segundo, el viernes, a las mujeres, bajo el reclamo de Ladies Day, que suma al habitual programa de carreras, música en vivo, una variada oferta de gastronomía y bares, y premios de elegancia.

Pero el día importante, eso no está en duda, es el sábado, con la carrera de obstáculos como absoluta protagonista. Una entrada de unas 40 libras permite ocupar una localidad esquinada, de visibilidad muy limitada, y desde la que, con suerte, se puede ver uno de los obstáculos a salvar. La de mil libras, sin embargo, además de una visibilidad privilegiada para seguir la competición, va acompañada de una cena degustación ideada por el prestigioso chef británico Paul Askew y regada con champán.

Algunos grandes nombres propios

El año pasado, el Grand National vivió la primera victoria de una mujer yóquey en toda la historia de una competición que les fue vetada durante décadas. Hasta 1977 no se permitió su participación, y el honor de inaugurar esta nueva etapa le correspondió entonces a Charlotte Brew. Cinco años después, Geraldine Rees fue la primera en completar el recorrido, y en 2012 Katie Walsh consiguió un hasta entonces inédito tercer puesto. La victoria en 2021 fue para Rachael Blackmore, una irlandesa de 31 años cuyo triunfo con rma, por cierto, una cierta preeminencia de los jinetes irlandeses.

Dicen los expertos que el mérito de una victoria en este deporte corresponde en un 90% al caballo y en un 10% al jinete. O dicho de otra forma: nadie puede hacer campeón a un mal caballo, pero se necesita una mezcla de agilidad, nervios, inteligencia y destreza para sacar lo mejor de un buen ejemplar. Quizás por eso, en los años anteriores a esa primera victoria de una

} El jinete

Michael

Scudamore, uno de los habituales del Grand National, que disputó en 16 ocasiones en los años 50 y 60 del siglo pasado y ganó en 1959.

Las mujeres no pudieron competir hasta la edición de 1977. En 2021, la irlandesa Rachael Blackmore logró la primera victoria de una amazona

mujer, el protagonismo fue para el caballo, de forma destacada para el purasangre Tiger Roll, que conquistó las ediciones de 2019 y 2018 y, con ello, más o menos la mitad del millón de libras que se reparten en premios. Pero entre las leyendas de esta competición gura, en un lugar destacado, Red Rum, el único caballo que ha ganado el Grand National en tres ocasiones, en la década de los 70 del siglo pasado. También Battleship, por ser el único que ha ganado no solo el Grand National sino también su versión americana, y hacerlo, además, montado por Bruce Hobbes tan solo tres meses después de cumplir los 17 años, lo que le convirtió en el jinete más joven en cruzar primero la meta de Aintree.

La polémica también acompaña a esta prueba, cuya dureza le ha granjeado numerosas críticas por el sufrimiento que acarrea a los caballos y que se ha traducido en la muerte de más de una decena de animales en los últimos años en fechas relativamente cercanas a la competición.

Ingredientes no le faltan, está claro, a una competición que, como dicen las numerosas webs de apuestas que comenzaron hace semanas a calentar el ambiente, escribirá muy pronto su próximo capítulo.

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