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1.1 Documentos visuales para el conocimiento
1.1 Documentos visuales para el conocimiento
Este apartado se divide en dos secciones: primero, se reflexiona sobre si podemos adquirir conocimiento a partir de las imágenes fotográficas y audiovisuales, además de disfrutar o no su valor estético; posteriormente se expone una discusión crítica sobre el concepto de patrimonio en México. Se reflexiona sobre las siguientes cuestiones: ¿Qué se considera patrimonio? ¿Cómo opera la noción de patrimonio fotográfico? ¿Cómo operan los objetos o prácticas patrimoniales? ¿Quién y cómo hacen esas elecciones? Y ¿cómo es que el conocimiento es atravesado por lo que consideramos o no patrimonio?
El objetivo es entender primero por qué y cómo damos valor a las imágenes y cómo otros le dan el valor de patrimonio cultural; y segundo, que reconociendo este estatus se promueva su preservación, estudio y difusión.
La propuesta es reconocer que en la dupla patrimonio-archivo fotográfico emerge la puesta en acceso del patrimonio como una estrategia para investigar y conocer.
Todos producimos imágenes de muchos tipos en el transcurso de nuestras vidas. El ser humano se ha expresado a través de ellas desde el principio de su existencia. Actualmente, la producción de imágenes ocurre como nunca se hubiera imaginado, numerosos artilugios técnicos han hecho que aumente vertiginosamente desde el siglo xvi con la invención de la imprenta, pero sobre todo a partir de mediados del siglo xix, cuando el uso de la cámara fotográfica comienza su expansión, hasta instalarse en la gran mayoría de hogares y alcanzar un uso personal por parte de casi cualquier sujeto.
La proliferación de estas imágenes técnicas, fotográficas primero, fílmicas y audiovisuales después, ha alcanzado niveles espectaculares en el nuevo mundo digital, donde es todavía mayor la facilidad de reproducción, difusión y apropiación. Aunque la mayor parte de las imágenes son apreciadas de inicio por su valor estético, lo cual es todavía más evidente en el caso de las pinturas, cabe preguntarnos sobre cómo contribuyen a nuestro conocimiento
del mundo. ¿Podemos conocer a partir de ellas, además de disfrutar o no su valor estético? En nuestra cultura occidental, se nos inculca desde muy pequeños que es sobre todo a partir de la palabra escrita que podemos conocer y aprender, pero frente a tanta producción de imágenes ¿podemos ignorar la necesidad de utilizarlas para fines de conocimiento de la sociedad en la que son creadas?
Ante los millones de imágenes fotográficas que circulan, quizá no sea tan evidente su articulación con el conocimiento, y sí en cambio con el disfrute y el esparcimiento. Si pensamos en fotografías que nos gustan, seguramente vienen a nuestra mente muchas; si nos preguntamos sobre las que nos han permitido conocer algo de primera mano, quizá ya no sean tantas las que podamos enumerar. Claro, que esto también varía de generación a generación, y entre las más jóvenes podemos asegurar que habría muchas más respuestas a la segunda pregunta, de ahí que nos hayamos propuesto reflexionar sobre este tema, desde distintas perspectivas a lo largo de los capítulos de este libro.
Estas prácticas de consumo estético y hasta lúdico de las imágenes se entienden por los mismos motivos por los que registramos fotografías, que son distintos entre los que lo hacen por oficio y los que lo hacen por gusto, como aficionados. Actualmente, muchas de ellas responden al simple placer por capturar instantes para el recuerdo, el paso del tiempo, cambios o novedades en nuestras vidas, paisajes, objetos o sujetos que nos llaman la atención por algún motivo, entre muchas otras razones que podríamos enumerar.
Otras, resultado del trabajo de fotógrafos profesionales, han tenido numerosos objetivos: dar cuenta de sucesos, espectáculos, vida cotidiana, trayectorias de personajes famosos, cambios de numerosos tipos, y un largo etcétera que nos hace pensar en la gran cantidad de intenciones que puede haber detrás de cada clic fotográfico.1
Es en el marco de esta distinción básica, que iniciaremos la reflexión desde el tema del patrimonio y los procesos de archivación. Damos la misma importancia a lo que quedó capturado en ellas, su contenido, así como a su materialidad en sus soportes físicos porque nos interesan las intenciones y tipos de mirada en la creación de las imágenes fotográficas (fijas y en movimiento). Desde luego que las fotografías tienen implícitas expresiones acerca de
1 Estas intenciones, pese a lo difícil de conocerlas con precisión, han sido el principal objeto de estudio de la historia de la fotografía en aras de definir sobre todo tendencias y estilos en su producción.