Com-Unión, núm. 10, enero-junio de 2020

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Año V | Núm. 10 Enero-junio de 2020

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ÓRGANO OFICIAL DE LA COMUNIÓN MEXICANA DE IGLESIAS REFORMADAS Y PRESBITERIANAS A.R. (CMIRP) REGISTRO: SGAR/4647/2018 Organizada el 28 de octubre de 2012

LUIS ANGUIANO ORTEGA LEOPOLDO CERVANTES-ORTIZ JUDITH CORONEL FERNANDO DÍAZ NAVAS EMMANUEL FLORES ROJAS HUGO GALLARDO DUARTE DAN GONZÁLEZ ORTEGA SILFRIDO GORDILLO BORRALLES MARGARITA ISLAS MARÍN † ROBERTO JIMÉNEZ COLÍN AMPARO LERÍN CRUZ YADAMY SARAY LÓPEZ ACERO RAÚL MÉNDEZ YÁÑEZ HÉCTOR MENDOZA NÚÑEZ RUBÉN MONTELONGO JOSÉ LUIS PÉREZ SÁNTIZ ADÁN A. RAMÍREZ FRÍAS SAÚL RODRÍGUEZ JIMÉNEZ TANIA TAMEZ GRENDA FELIPE VERA PALACIOS ALEJANDRO ZAMORANO ÁVILA

• Este gran Shabat, 3

EDITORIAL SENDEROS

• El extraño nuevo mundo dentro de la Biblia, 3 Karl Barth • ¿Qué pensarían los grandes teólogos sobre el Black Lives Matter y el uso de cubrebocas?, 13 Jonathan Chute COVID-19: Perspectivas • La reforma de la iglesia invisinble, 14 Raúl Méndez Yáñez • La fe tóxica mata, 17 José Manuel Capella-Prats • Sigilo profético y parloteo apocalíptico, 18 Harold Segura • “Dios mío, Dios, ¿por qué me has abandonado”, 19 Reinerio Arce Valentín • Dándole sabor a la vida en tiempos difíciles, 22 Ofelia Miriam Ortega • La otra pandemia: la violencia intrafamiliar en tiempos de confinamiento, 24 • Carta pastoral del Secretario general de la CMIR, 24 • El comité ejecutivo del CMI establece las pautas para un futuro marcado por la solidaridad con la comunidad mundial, 26 • La CMIR elabora respuesta a la pandemia, 29 • El mensaje de los Salmos (fragmento), 30 Walter Brueggemann • Libros sobre el COVID-19, 32 • Comunicado sobre la contingencia sanitaria, 33

PERSPECTIVAS

• Semana Santa, 34 Jean Meyer • Apostola apostolorum, la apóstola de los apóstoles, 35 Emmanuel Flores Rojas • Otra iglesia es posible. Sermón por el Día de Pentecostés, 37 Mariano Ávila Arteaga • “La riqueza debe tener sentido”: entrevista con François Dermange, 40

HORIZONTES

• 130 años del presbiterianismo cubano, 43 • Pronunciamiento sobre violencia de género, 45 • Erradicar la violencia de género masculino…, 46

NOTICIAS Y MATERIALES

AÑO V, NÚM. 10 ENERO-JUNIO DE 2020 CONTACTO: cmirpweb@gmail.com

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• Reuniones de trabajo, 48 • Aniversarios de iglesias: Peniel, El-Shadday, Ammi-Shadday, 49, 52 • Dr. Fernando Morales Sánchez, 53 • Novedades bibliográficas, 54 • Índices de la revista Com-Unión, 61


EDITORIAL ESTE GRAN SHABAT

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urante 2020 la humanidad entera ha entrado en un reposo forzado. Nos encontramos dentro de nuestras casas, lejos de los lugares de trabajo. De todas las perspectivas teológicas con las que se ha interpretado a la actual Pandemia por Covid-19 hay que sumar la perspectiva del Shabat: El Día de Reposo. Como señala el teólogo del Antiguo Testamento Walter Brueggemann en su Introducción al Antiguo Testamento, el Shabat marca “los ritmos de la Creación” demostrándonos que vivimos en un mundo que no podemos controlar. El Día de Reposo es un momento de sobrecogimiento ante la Creación de Dios. Esta cuarentena puede interpretarse como un gran Shabat o un largo Día de Reposo para la preservación de nuestra salud. Este nuevo coronavirus nos ha demostrado, una vez más, que no tenemos el control del mundo. Lo que pasa con el planeta pasa con la Biblia: Pensamos que nuestras exégesis controlan el texto bíblico mediante sus diferentes métodos; buscamos un todo coherente y dogmático en la Biblia, perdiendo, muy pronto, la capacidad de escuchar la inasible e indomable voz de Dios. Por eso queremos presentar en esta ocasión la traducción de uno de los ensayos más notables del teólogo suizo Karl Barth “El mundo nuevo y extraño dentro de la Biblia”. Barth nos coloca ante una decisión entre “esto o aquello”: quieres leer la Biblia escuchando a Dios o al hombre. Si quieres escuchar al hombre, a sus doctrinas y argumentos, la Biblia te puede servir para justificar cualquier cosa que desees; pero si deseas aventurarte al nuevo y extraño mundo que se abre al interior de las páginas de la Biblia, tu labor no es la de hablar, sino la de escuchar y dejarte sorprender por Dios, poniendo en crisis tus grandes conocimientos y tus importantes creencias para reconocer que, ante él, no significan nada. Sirva este número, por tanto, como una invitación para que también tengamos un Shabat dogmático: descansemos de nuestras obras doctrinales y nos permitamos contemplar con alegría y horror; sorpresa y consternación; espanto y esperanza, el mundo nuevo y extraño de la Palabra de Dios. (RMY )

SENDEROS EL EXTRAÑO NUEVO MUNDO DENTRO DE LA BIBLIA Karl Barth “The strange new world within the Bible”, en The Word of God and the Word of Man. Trad. de Douglas Horton. Grand Rapids, Zondervan 1935, pp. 28-50.

El teólogo reformado suizo Karl Barth (1886-1968) prácticamente no necesita presentación. Su obra magna, la Dogmática eclesial (14 volúmenes), que dejó inconclusa, es quizá la mayor presentación de la fe de la iglesia de los últimos 150 años. Esa gran aportación y el resto de sus trabajos teológicos siguen produciendo enorme interés en los círculos especializados y existen numerosos centros dedicados a estudiarlos. Todo el tiempo se producen tesis que abordan los aspectos más recónditos que se puedan imaginar. Aquí se recoge la traducción del inglés de una conferencia pronunciada en 1916 y que causó mucho revuelo en su momento. Reinhold Niebuhr se expresa así del pensamiento barthiano en la cubierta de la edición estadunidense de 1935: “La teología de Barth ha sido descrita como una forma de fundamentalismo. Si uno entiende por fundamentalismo una teología que descansa en un desafío de los resultados generalmente aceptados de las ciencias físicas e históricas, la descripción es errónea y tendenciosa. La escuela barthiana acepta los resultados de la crítica bíblica y no tiene concepciones mágicas sobre la revelación. Tampoco tiene nada en contra de las ciencias físicas y la evolución. Pero en el sentido de que es un esfuerzo para escapar del relativismo mediante el dogmatismo, es una clase de fundamentalismo o una vieja forma de ortodoxia. Es, de hecho, un renacimiento de la teología de la Reforma, calvinista en su concepción de Dios y luterana en el énfasis sobre la experiencia de la justificación por la fe”. 1. Una ocurrencia rara y preciosa ebemos intentar encontrar una respuesta a la pregunta: ¿qué hay dentro de la Biblia? ¿De qué tipo de casa es una puerta la Biblia? ¿Qué tipo de país se extiende ante nuestros ojos cuando abrimos la Biblia? Estamos con Abraham en Harán. Escuchamos un llamado que le ordena: “¡Sal de tu país y de tu parentela a una tierra que te mostraré!”. Escuchamos una promesa: “Haré de ti una gran nación. Y Abraham creyó en el Señor; y se le contó por justicia”.

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¿Cuál es el significado de todo esto? Podemos sentir que hay algo detrás de estas palabras y experiencias. ¿Pero qué es? Estamos con Moisés en el desierto. Durante cuarenta años ha estado viviendo entre las ovejas, haciendo penitencia por un acto demasiado apresurado. ¿Qué cambio le ha sucedido? No se nos dice; aparentemente no es de nuestra incumbencia. Pero de repente viene a él también un llamado: “¡Moisés, Moisés!”, un gran mandamiento: “¡Ven ahora, por lo tanto, y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto!”. Y una simple seguridad: “Ciertamente estaré contigo”. Aquí nuevamente hay palabras y experiencias que al principio parecen no ser más que acertijos. No leemos lo mismo ni en los diarios ni en otros libros. ¿Qué hay detrás? Es un tiempo de severa opresión en la tierra de Canaán. Debajo del roble en Ofra se encuentra el hijo del granjero, Gedeón. El “ángel del Señor” se le aparece y le dice: “El Señor está contigo, poderoso hombre de valor”. No ve nada de malo en protestar. Si el Señor está con nosotros, ¿por qué entonces nos ha sucedido todo esto? Pero “el Señor” sabe cómo hacerlo callar: “Entra en esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas: ¿no te he enviado?”. En el tabernáculo de Siló se encuentra el joven Samuel. Otra vez una llamada: “¡Samuel, Samuel!”. Y el 4

piadoso sacerdote Elí, a quien corre, sabiamente le aconseja que se acueste nuevamente. Él obedece y duerme hasta que, la llamada regresa y regresa, ya no puede dormir y el pensamiento llega al piadoso Elí: “¡Podría ser...!”. Y Samuel debe escuchar y obedecer. Leemos todo esto, pero ¿qué leemos detrás? Somos conscientes de algo como los temblores de un terremoto o como el trueno incesante de las olas del océano contra diques delgados, pero ¿qué es realmente lo que golpea la barrera y busca la entrada aquí? Recordamos cómo Elías se sintió llamado del “Señor” para ofrecer desafío a toda la autoridad de su rey, y luego él mismo tuvo que conocer a este “Señor”, no en el viento y la tormenta sino en un “silbo apacible”, cómo Isaías y Jeremías no quisieron hablar, pero tuvieron que hablar los secretos del juicio divino y la bendición divina sobre un pueblo pecador. Cómo, más tarde, durante la humillación más profunda de este pueblo, se pusieron en pie extraños y solitarios “siervos de Dios” que lucharon cada vez más ferozmente con la pregunta: “¿Dónde está ahora tu Dios?” y siempre dieron la respuesta: “¡Israel aún tiene a Dios para consolarlo!”. Cómo, en medio de todo el mal y la miseria de la gente, no pudieron sino gritar, por así decirlo, el anuncio: “¡Levántate, brilla, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha resurgido sobre ti!”. ¿Qué significa eso? ¿Por qué estos hombres hablan así? ¿De dónde se enciende toda la indignación, toda la piedad, toda la alegría, toda la esperanza y la confianza ilimitada que aún hoy vemos como fuego de todas las páginas de los profetas y los salmos? Luego vienen los días incomprensibles e incomparables, cuando todo el tiempo, la historia y la experiencia anteriores parecen haberse detenido, como el sol en Gabaón, en presencia de un hombre que no fue profeta, ni poeta, ni héroe, ni pensador, y aún así ¡todo esto y más! Sus palabras causaron alarma, porque habló con autoridad y no como ministro. Con un poder convincente, llama a cada uno: “¡Sígueme!”. Incluso a los desconfiados y antagónicos les dio una impresión irresistible de “vida eterna”. “Los ciegos ven y los cojos caminan, los leprosos se limpian y los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica el evangelio”. “Bienaventurado el vientre que te dio a luz”, grita la gente. Y cuanto más tranquilo y solitario se vuelve, y la “fe” menos real que encuentra en el mundo acerca de él, más fuerte por todo su ser repite una nota triunfante: “¡Yo soy la resurrección y la vida! Porque vivo, vivirás, ¡además!”. Y luego viene el eco, lo suficientemente débil, si lo comparamos con esa nota de la mañana de Pascua, y sin embargo


fuerte, demasiado fuerte para nuestros oídos, acostumbrados como están a los tonos débiles, lamentablemente débiles de hoy en día, el eco que la vida de este hombre se encuentra en una pequeña multitud de personas que escuchan, miran y esperan. Aquí está el eco de los primeros valientes misioneros que sintieron la necesidad de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. Aquí está el eco de Pablo: “¡La justicia de Dios se revela! Si alguno está en Cristo, él es una nueva criatura. ¡Y el que ha comenzado una buena obra en ti la terminará!”. Aquí está el profundo eco de Juan: “La vida se manifestó... Vimos su gloria... Ahora somos hijos de Dios... Y ésta es la victoria que vence al mundo, incluso nuestra fe”. Entonces cesa el eco. La Biblia está terminada. ¿Quién es el hombre que pronunció tales palabras y vivió tal vida, que hizo sonar estos ecos? Y nuevamente preguntamos: ¿Qué hay dentro de la Biblia? ¿Cuál es el significado de la notable línea de Abraham a Cristo? ¿Qué pasa con el coro de profetas y apóstoles? ¿Y cuál es la carga de su canción? ¿Cuál es la única verdad que evidentemente todas estas voces desean anunciar, cada una en su propio tono, cada una a su manera? ¿Qué hay entre la extraña declaración, en el principio Dios creó el cielo y la tierra, y el igualmente extraño grito de anhelo, aun así, ven, Señor Jesús! ¿Qué hay detrás de todo esto, que pugna por ser dicho nuevamente? Es una pregunta peligrosa. Es mejor que no nos acerquemos demasiado a este arbusto en llamas. ¡Estamos seguros de traicionar lo que está detrás de nosotros! La Biblia da a cada ser humano y a cada época las respuestas a sus preguntas que se merecen. Siempre encontraremos en él

todo lo que buscamos y nada más: contenido alto y divino si es alto, y contenido divino lo que buscamos; contenido transitorio e “histórico”, si es contenido transitorio e “histórico” lo que buscamos, nada en absoluto, si no es nada lo que buscamos. Los hambrientos están satisfechos con esto, y para los satisfechos es suficiente antes de que lo abran. La pregunta: ¿qué hay dentro de la Biblia? tiene una forma mortificante de convertirse en la pregunta opuesta. Bueno, ¿qué estás buscando y quién eres?, ora, ¿quién se atreve a mirar? Pero a pesar de todo este peligro de hacer descubrimientos vergonzosos en nosotros mismos, debemos confiar en nosotros mismos para hacer nuestra pregunta. Además, debemos confiar en nosotros mismos para alcanzar ansiosamente una respuesta que es realmente demasiado grande para nosotros, para la cual todavía no estamos listos, y de la cual no parecemos dignos, ya que es un fruto de nuestro propio anhelo y esfuerzo, y el trabajo interno no se ha plantado. Lo que esta fruta, esta respuesta es, está sugerida por el título de mi discurso: dentro de la Biblia hay un mundo nuevo y extraño, el mundo de Dios. Esta respuesta es la misma que vino al primer mártir, Esteban: “He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre parado a la diestra de Dios”. Ni por la seriedad de nuestra creencia ni por la profundidad y riqueza de nuestra experiencia hemos merecido el derecho a esta respuesta. Lo que tendré que decir al respecto será sólo una parte pequeña e insatisfactoria. Debemos confesar abiertamente que estamos llegando mucho más allá de nosotros mismos. Pero ese es sólo el punto: si deseamos comprender el contenido de la Biblia, debemos atrevernos a llegar mucho más allá de nosotros mismos. El Libro no admite nada menos. Porque, además de dar a cada uno de nosotros lo que merece, a uno, mucho, a otro, algo, a un tercero, nada, no nos deja ningún descanso, si somos sinceros, una vez con nuestros ojos miopes e incómodos dedos hemos encontrado la respuesta que merecemos. Tal respuesta es algo pero, como pronto nos damos cuenta, no todo. Puede que nos satisfaga por algunos años, pero simplemente no podemos contentarnos con eso para siempre. Antes de que la Biblia nos diga, de una manera bastante sincera y amigable, con respecto a las “versiones” que hacemos de ella: “¡Puede que seas tú, pero no soy yo!”. Quizás te convengan, satisfaciendo las demandas de tu pensamiento y temperamento, de tu época y tu “círculo”, de tus teorías religiosas o filosóficas. Querías ser reflejado en mí, y ahora 5


realmente has encontrado en mí tu propio reflejo. “Pero ahora te pido que vengas, búscame también. Busca lo que está aquí”. Es la Biblia misma, es la lógica directa e inexorable de su marcha lo que nos lleva más allá de nosotros mismos y nos invita, sin tener en cuenta nuestra dignidad o indignidad, a alcanzar la última respuesta más alta, en la que todo se dice que puede ser dicho, aunque apenas podemos entenderlo y sólo lo expresamos tartamudeando. Y esa respuesta es: un mundo nuevo, el mundo de Dios. Hay un espíritu en la Biblia que nos permite parar un rato y jugar entre las cosas secundarias, como es nuestra costumbre, pero en la actualidad comienza a presionarnos; y, sin embargo, podemos objetar que sólo somos personas débiles, imperfectas y la mayoría de la gente promedio, nos presiona al hecho primario, ya sea que lo hagamos o no. Hay un río en la Biblia que nos lleva, una vez que le hemos confiado nuestro destino, lejos de nosotros mismos, al mar. Las Sagradas Escrituras se interpretarán a pesar de todas nuestras limitaciones humanas: Sólo tenemos que atrevernos a seguir este impulso, este espíritu, este río, para crecer más allá de nosotros mismos hacia la respuesta más elevada. Esta osadía es fe; y leemos la Biblia con razón, no cuando lo hacemos con falsa modestia, moderación e intento de sobriedad, porque estas son cualidades pasivas, 6

sino cuando la leemos con fe. Y la invitación a atreverse y alcanzar lo más alto, aunque no lo merezcamos, es la expresión de la gracia en la Biblia: la Biblia se desarrolla a medida que somos recibidos, guiados, atraídos y crecidos por la gracia de Dios. ¿Qué hay dentro de la Biblia? ¡Historia! La historia de un pueblo notable, incluso único; la historia de personalidades poderosas y mentalmente vigorosas; la historia del cristianismo en sus inicios: una historia de personas e ideas en la que cualquier persona que se considere educada debe estar interesada, por ninguna otra razón que no sea por sus efectos sobre los tiempos que siguen hasta el tiempo presente. Ahora uno puede contentarse por un tiempo con esta respuesta y encontrar en ella muchas posibilidades verdaderas y hermosas. La Biblia está llena de historia: historia religiosa, historia literaria, historia cultural, historia mundial e historia humana de todo tipo. Se despliega una imagen llena de animación y color ante todos los que se acercan a la Biblia con los ojos abiertos. Pero el placer es de corta duración: la imagen, en una inspección más cercana, resulta bastante incomprensible y plana, si es sólo para la historia. El ser humano que busca historia o historias se alegrará después de un poco de pasar de la Biblia al periódico de la mañana u otros libros. Porque cuando estudiamos historia y nos divertimos con historias, siempre queremos saber ¿cómo sucedió todo?, ¿cómo es que un evento sigue a otro? ¿Cuáles son las causas naturales de las cosas? ¿Por qué la gente decía esas palabras y vivía tales vidas? Es justo en los puntos más decisivos de su historia que la Biblia no responde a nuestros por qués. Tal es el caso, de hecho, no sólo con la Biblia, sino con todos los sere shumanos y eventos verdaderamente decisivos de la historia. Cuanto mayor es una crisis, menos respuesta tenemos a nuestro curioso por qué. Y viceversa: cuanto más pequeña es una persona o una era, más encuentran los “historiadores” para explicar y establecer. Pero la Biblia se encuentra con el amante de la historia con silencios bastante incomparables. ¿Por qué fue que el pueblo israelita no pereció en la esclavitud egipcia, sino que siguió siendo un pueblo, o más bien, en lo más profundo de su necesidad, se convirtió en uno? ¿Por qué? ¡Había una razón! ¿Por qué Moisés pudo crear una ley que para la pureza y la humanidad nos pone a los modernos sólo en vergüenza? ¡Había una razón! ¿Por qué Jeremías permanece allí durante el asedio de Jerusalén con su mensaje de perdición, un enemigo del pueblo, un hombre sin país? ¿Por qué Jesús sana a los enfermos, por qué su conciencia mesiánica, por qué la resurrección? ¿Por qué un Saulo se convierte en Pablo? ¿Por qué esa imagen de otro mundo de Cristo en el cuarto evangelio? ¿Por qué Juan en la isla de Patmos, ignorando al Imperio Romano en su apogeo, ve la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que baja del


cielo de Dios, preparada como una novia adornada para su esposo? ¡Había una razón! ¡Cuántos problemas causa la Biblia a los pobres investigadores! ¡Había una razón (con un signo de exclamación)! no es una respuesta adecuada para una historia; y si uno puede decir de los incidentes de la Biblia solamente: ¡Había una razón! Su historia es en verdad un sinsentido absoluto. Algunas personas se han sentido obligadas a buscar motivos y explicaciones donde no había ninguno, y lo que resultó de ese procedimiento es una historia en sí misma, una historia infeliz en la que no entraré en este momento. La Biblia misma, en cualquier caso, responde a nuestro ansioso por qué ni como una esfinge, con ¡Había una razón!, ni, como un abogado, con mil argumentos, deducciones y paralelos, sino que nos dice: “La causa decisiva es Dios. ¡Como Dios vive, habla y actúa, había una razón...!”. Sin duda, cuando escuchamos la palabra “Dios”, al principio puede parecer lo mismo que “¡Había una razón!”. En los principales artículos de nuestros diarios, y en los lectores de

historia primaria de nuestras escuelas de Aargau, uno no espera que los eventos se expliquen por el hecho de que “Dios creó” o “¡Dios habló!”. Cuando Dios entra enm la escena, la historia por un momento deja de existir, y no hay nada más que pedir; porque comienza algo completamente diferente y nuevo: una historia con sus propios fundamentos, posibilidades e hipótesis. La pregunta primordial es si tenemos comprensión de este mundo nuevo, diferente o buena voluntad suficiente para meditar y entrar en él internamente. ¿Deseamos la presencia de “Dios”? ¿Nos atrevemos a ir a donde evidentemente estamos siendo guiados? ¡Eso fue “fe”! Un nuevo mundo se proyecta en nuestro viejo mundo ordinario. Podemos rechazarlo. Podemos decir: no es nada; esto es imaginación, locura, este “Dios”. Pero no podemos negar ni evitar que seamos guiados por la “historia” bíblica más allá de lo que en otras partes se llama historia: hacia un mundo nuevo, hacia el mundo de Dios. También podríamos decir que hay moralidad dentro de la Biblia. Es una colección de enseñanzas e ilustraciones de la virtud y la grandeza humana. Nadie ha cuestionado seriamente el hecho de que, a su manera, los seres humanos de la Biblia eran buenos hombres representativos, de quienes tenemos mucho que aprender. Ya sea que busquemos sabiduría práctica o ejemplos nobles de cierto tipo de heroísmo, los encontramos aquí inmediatamente. Y de nuevo a la larga no lo hacemos. Grandes partes de la Biblia son casi inútiles para la escuela en su plan de estudios morales porque carecen de esta sabiduría y de estos “buenos ejemplos”. Los héroes de la Biblia son, hasta cierto punto, bastante respetables, pero para servir de ejemplo al ciudadano suizo bueno, eficiente, trabajador, educado públicamente, los hombres como Sansón, David, Amós y Pedro están muy mal adaptados; ¡Rosa de Tannenburg, las figuras del Coraje de Amicis (Il Cuore) y los magníficos personajes de la historia suiza posterior son personas muy diferentes! La Biblia es una vergüenza en la escuela y ajena a ella. ¿Cómo encontraremos en la vida y la enseñanza de Jesús algo que “hacer” en la “vida práctica”? ¿No es como si quisiera decirnos a cada paso: ¿Qué interés tengo en tu “vida práctica”? Tengo poco que ver con eso. ¡Sígueme o déjame seguir!”. En ciertos puntos cruciales, la Biblia nos sorprende por su notable indiferencia hacia nuestra concepción del bien y del mal. Abraham, por ejemplo, como la prueba más alta de su fe, desea sacrificar a su hijo a Dios; Jacob gana la primogenitura con un engaño refinado de su padre ciego; Elías mata a los 450 sacerdotes de Baal junto al arroyo de Cisón. ¿Son estos ejemplos dignos de elogio?

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¡Y cuántas fases de moralidad la Biblia busca profundamente! ¡Cuán poca información fundamental nos ofrece sobre las difíciles preguntas de los asuntos de la vida, el matrimonio, la civilización y la política, a los que tenemos que hacer frente! Por mencionar sólo un simple problema, pero para nosotros uno mortal: ¡con qué poco tacto y cuán constantemente ocurren guerras en la Biblia! Una y otra vez cuando se hace esta pregunta, los maestros o los ministros deben recurrir a una variedad de material extrabíblico, porque el Nuevo Testamento, así como el Antiguo Testamento casi se quiebran por completo en este punto. Una y otra vez personas cristianas serias que buscan “confort” e “inspiración” en medio de las dificultades personales cerrarán tranquilamente sus biblias y alcanzarán mayor claridad en la lírica de Christian Fürchtegott Geller o en los libros de Hilty, o bien las encontrarán en el psicoanálisis, donde todo es más práctico, simple y comprensible. Una y otra vez la Biblia nos da la impresión de que no contiene instrucciones, consuelo o ejemplos para todo, ni para individuos, ni para naciones ni gobiernos: y la impresión es correcta. La Biblia no nos ofrece todo lo que buscamos a primera vista. Una vez más estamos ante este “otro” nuevo mundo que comienza en la Biblia. La principal consideración es que no trata de los hechos del ser humano, sino de los actos de Dios, no trata de los varios caminos que pudiéramos tomar si fuéramos hombres de buena voluntad, sino del poder mediante el cual es creada la buena voluntad, no el despliegue y fruición del amor tal como pudiéramos entenderlo, sino la existencia y efusión del amor eterno, del amor como Dios lo entiende, no de 8

la industria, honestidad y ayuda como nosotros pudiéramos practicarlas en nuestro viejo y ordinario mundo, sino del establecimiento y crecimiento del nuevo mundo, el mundo en el cual rigen Dios y su moralidad. A la luz de este mundo venidero, un David es un gran hombre a pesar de su adulterio y espada ensangrentada: ¡Bendito el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad! Dentro de este mundo los publicanos y las rameras irán delante de tu impecable elegancia ¡y de la gente justa de la buena sociedad! En este mundo el héroe verdadero es el hijo perdido, el cual se encuentra absolutamente perdido y alimentando cerdos, ¡y no lo es su íntegro hermano mayor! La realidad que reside detrás de Abraham y Moisés, detrás de Cristo y sus apóstoles, es el mundo del Padre, en el cual se prescinde de la moralidad porque se da por sentada. Y la sangre del Nuevo Testamento, la cual busca correr por nuestras venas, es la voluntad del Padre, la cual será hecha así en el cielo como en la tierra. Podemos haber entendido esto como el significado de la Biblia, y su respuesta a nuestras preguntas grandes y pequeñas y aun así decir: No necesito esto; no lo deseo; no me dice nada: ¡no llego a ningún lado con esto! Pudiera ser que realmente no obtuviéramos nada con esto en nuestros actuales derroteros y caminos, por ejemplo, los caminos de nuestra iglesia y de nuestra escuela y, en muchas formas, en el camino de nuestra vida personal, en la cual hemos estado viajando con mucha perseverancia. Hay callejones sin salida de mil tipos, de los cuales, el camino que va hacia el Reino de los Cielos, al principio solamente puede conducirnos hacia atrás. Y es en esta certeza que la Biblia, si la leemos cuidadosamente, nos dirige al punto en donde cada uno debe decidir si acepta o rechaza la soberanía de Dios. Este es el nuevo mundo dentro de la Biblia. Se nos ofrece la vida de un grano de semilla, magnificente, productiva y llena de esperanza, en la cual todas las cosas son hechas nuevas. Esta vida de la divina semilla del nuevo mundo no se puede aprender ni imitar. Solamente se puede vivir, crecer y madurar con ella. Solamente se puede creer, uno solamente puede sostenerse en el


camino por donde ha sido guiado. O bien, se puede no creer. Pero no hay un tercer camino. Busquemos la salida por otro lado: comencemos con la proposición de que en la Biblia tenemos una revelación de la verdadera religión, entendiendo por religión aquello que debemos pensar acerca de Dios: Cómo encontrarlo, y cómo ser dirigidos hacia su presencia – todo esto que es parte de lo que solemos llamar “adoración y servicio” (Frömmigkeit). Es decir, la Biblia como “instructivo para una vida santa”, ¡cuánto se ha escrito de eso recientemente! Y eso es la Biblia. Es un tesoro de verdad respecto de la correcta relación del hombre con lo eterno y con lo divino, pero aquí también aplica la misma ley: si buscamos honestamente, veremos que en la Biblia hay algo más grande que la religión y la “adoración”. Otra vez hay una corteza que debe romperse. Todos nos hemos sentido atribulados porque existen en el mundo muchos tipos de cristianismo —cristianos católicos y protestantes, los cristianismos tienen varias comuniones y “grupos” (Richtungen) al interior; el cristianismo de la vieja guardia y el moderno— y todos, todos estos cristianismos apelan con la misma seriedad y el mismo celo a la Biblia. Cada cual insiste en que la nuestra es la religión revelada en la Biblia, o, al menos, la que tiene al sucesor legítimo. ¿Cómo se responde a eso? ¿No es un tremendo descaro decir

que los protestantes, o los miembros de tal comunión o sociedad, estamos en lo correcto por tales y tales razones, y todos los demás están equivocados? Pero cuando se descubre qué fácil es encontrar tales “razones”, se comienza a perder el gusto de participar en ese juego. Entonces, ¿asumiremos que todos estamos fundamentalmente en lo cierto? ¿Vamos a meter nuestras manos en aquello de lo que, silenciosamente, el espíritu de la Biblia se aleja?, ¿en el plato de tolerancia que principalmente en nuestra iglesia nacional se proclama como el bien supremo? ¿O será que todos nosotros, con nuestras distintas perspectivas y distintas formas de adoración, estaremos equivocados? Lo cierto es que la respuesta se encuentra en esa dirección. “Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso”. Todas las religiones pueden estar fundadas en la Biblia, pero cuando él las mira de cerca, entonces ninguna lo está. ¡Sólo cuenta el “otro”, nuevo y más grande mundo! Cuando venimos a la Biblia con nuestras preguntas: ¿Qué debo pensar de Dios y del universo? ¿Cómo alcanzaré lo divino? ¿Cómo me presentaré a mí mismo ante él?, digamos que ella nos responde del siguiente modo: “Mi muy apreciable señor, esos son sus problemas: ¡no me pregunte a mí! Si es mejor escuchar una misa o un sermón, si lo propio del cristianismo se encuentra en el Ejército de Salvación o en la ‘Ciencia cristiana’, si la mejor creencia es la del viejo reverendo doctor Smith o la del joven reverendo Mr. Jones, si su religión debe ser más una religión del entendimiento o de la voluntad o de lo sentimientos, usted puede y debe decidirlo por sí mismo. Si no se preocupa por hacer mis preguntas, puede estar seguro de que encontrará en mí todo tipo de argumentos y de cuasi argumentos para uno y otro punto de vista, pero no encontrará entonces lo que realmente hay aquí”. Nos encontraremos simplemente en medio de una vasta controversia humana y muy, muy lejos de la realidad, o de lo que pudiera convertirse en realidad en nuestras vidas. Lo que forma el contenido de la Biblia no son correctos pensamientos humanos acerca de Dios, sino correctos pensamientos divinos sobre el ser humano. La Biblia no nos dice cómo podemos hablar con Dios, sino lo que él nos dice a nosotros; no nos dice cómo podemos encontrar el camino hacia él, sino cómo él vio y encontró el camino hacia nosotros; no nos habla sobre cómo tener una correcta relación con Dios, sino del pacto que él ha hecho con todos aquellos que son hijos espirituales de Abraham y que ha sellado una vez y por todas en Jesucristo. Esto es lo que se encuentra al interior de la Biblia. La Palabra de Dios está dentro de la Biblia.

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Nuestros abuelos, después de todo, estaban en lo cierto cuando se esforzaban tan desesperadamente en mostrar que verdaderamente hay una revelación en la Biblia y no solamente religión, y también cuando no admitían hechos que lo contradijeran, incluso provenientes de hombres tan píos e inteligentes como Schleiermacher. Y nuestros padres estaban en lo cierto cuando ellos se protegieron cautelosamente de ser arrastrados por el andamiaje inestable de la autoexpresión religiosa. Mientras más honestamente escudriñemos las Escrituras, más seguro será que tarde o temprano vendrá la respuesta: ¿La forma correcta de adoración y servicio? — “¡Ellas son las que dan testimonio de mí!”. Buscamos —encontramos a Dios; y habiéndolo hecho, estaremos delante de él con nuestras religiones, cristianismo, y otras nociones, como torpes colegiales con sus A, B y Ces. No debemos estar tristes por ello, sino regocijarnos de que, entre las consideraciones menores, hayamos encontrado la primera, sin la cual cualquier forma de religión, aún la más perfecta, sería solamente un engaño y una trampa. Esta consideración principal contiene, nuevamente, el grano de semilla vivo del cual sale una correcta relación con Dios, un servicio a Dios “en espíritu y verdad”, el cual necesariamente 10

emerge si ponemos atención en este o aquel detalle. ¡La palabra de Dios! ¡El punto de vista de Dios! Una vez más tenemos toda libertad de elección. Podemos decir: “No obtengo nada de esto: la concepción de la ‘palabra de Dios’ no es parte de mi filosofía. Aún prefiero el viejo y ordinario cristianismo según mi ‘adoración’ y mi muy particular punto de vista”. O bien, podemos estar dispuestos a escuchar lo que “sobrepasa todo entendimiento”: podemos, en el poder de Dios y del Salvador, permitirle a la Biblia crecer y madurar dentro de nosotros acorde a las leyes del gran proceso de vida que establece; podemos obedecer al espíritu del Libro y reconocer que Dios está en lo correcto en lugar de intentar probar que somos nosotros quienes estamos bien; podemos atrevernos a creer. Aquí nos enfrentamos, una vez más, a la pregunta de fe. Pero sin anticipar nuestra respuesta, podemos estar seguros de que la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, trata sobre la religión de Dios, no sobre la religión de los judíos, ni la de los cristianos, ni la de los paganos. Como en tantas otras tantas ocasiones, aquí la Biblia nos saca de la vieja atmósfera humana y abre los portales de un nuevo mundo, el mundo de Dios. Pero aún no llegamos al final. Hemos encontrado un nuevo mundo en la Biblia: Dios, la soberanía de Dios, la gloria de Dios, su incomprensible amor. No es la historia del ser humano, sino la historia de Dios. No son las virtudes del hombre, ¡sino las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable! No es el punto de vista humano, sino el punto de vista divino. Ahora pudiera surgir una última serie de preguntas: Entonces, ¿qué es Dios?, ¿cuál es su voluntad?, ¿cuáles son sus pensamientos?, ¿cuál es el “otro”, nuevo, misterioso y más grande mundo que emerge en la Biblia más allá de todos los caminos del ser humano, que nos convoca para tomar la decisión de creer o no creer? ¿En quién creyó Abraham? ¿Por quién los héroes pelearon y conquistaron? ¿De quién profetizaron los profetas? ¿Por cuál poder Cristo murió y resucitó? ¿Cuál nombre fue el que proclamaron los apóstoles? Los contenidos de la Biblia son “Dios”. Pero ¿cuál es el contenido de los contenidos? ¡Algo “nuevo” está emergiendo! Pero ¿qué es eso nuevo? Para estas preguntas hay una serie de respuestas rápidas, serias y bien fundadas, tomadas de la Biblia misma, respuestas que debemos escuchar: Dios es el Señor y Redentor, el Salvador, el Consolador de todas las almas que se convierten hacia él; y el nuevo mundo es el reino de bienaventuranza el cuál está preparado para la manda pequeña que escape a la destrucción. ¿No está esto en la Biblia?... Dios es la fuente de vida que comienza su suave murmullo una vez que nos alejamos de las externalidades del mundo y nos postramos ante él en silencio; y el nuevo mundo es la incomparable paz de una vida escondida


con Cristo en Dios. ¿No está esto también en la Biblia?... Dios es el Señor de los cielos que nos aguarda, y en el cual, cuando nuestra jornada a través de las penas e imperfecciones de esta vida terminan, nosotros poseeremos y gozaremos nuestra ciudadanía; y el nuevo mundo es esta bendita vida futura, la “plena eternidad” en la que los fieles un día entrarán. Estas respuestas también provienen directamente de la Biblia. Éstas son respuestas bastante ciertas. ¿Pero son la verdad? ¿Son toda la verdad? Uno puede leer o escuchar tan sólo dos capítulos de la Biblia y decir con buena conciencia, la palabra de Dios se dio a la humanidad, sus mandatos guiaron la historia desde Abraham hasta Cristo, el Espíritu Santo descendió en lenguas de fuego sobre los apóstoles en Pentecostés, un Saulo se convirtió en Pablo y viajó por tierra y mar para que todo espécimen humano, como tú y como yo, pueda “convertirse” y encontrar “paz” interior, y que por la muerte redentora vaya algún día al “cielo”. ¿Eso es todo? ¿Es esto todo lo que hay de Dios y de su nuevo mundo? ¿Éste es todo el contenido de la Biblia?, ¿éste es el contenido de contenidos? Las poderosas fuerzas que se expresan en la Biblia, los movimientos de personas, las batallas y las convulsiones que toman lugar ante nosotros, los milagros y las revelaciones que constantemente ocurren ahí, las imponderables promesas para el futuro que nos son incesantemente repetidas, ¿no se encuentran todas estas cosas en una relación tan extraña como para un resultado tan pequeño?, ¿ese es realmente todo el resultado que se puede obtener? ¿Dios no es más grande que eso? Aun en estas respuestas, tan serias y piadosas como

puedan ser, ¿no hemos medido a Dios con nuestra propia medida, concebido a Dios con nuestras propias concepciones, deseado un Dios acorde a nuestros propios deseos? Cuando comenzamos a leer la Biblia cuidadosamente, ¿no deberíamos ir más allá de esas preguntas? ¿No debemos ir más allá de la extraña pregunta de quién es Dios? ¡Como si pudiéramos soñar con realizar tales preguntas, habiéndonos dispuesto a ser dirigidos hacia las puertas del nuevo mundo hasta el umbral del Reino de Dios! Ahí ya no se pregunta, allí se ve, allí se escucha, allí uno tiene, allí uno sabe; allí uno ya no da sus piadosas, pequeñas y estrechas respuestas. La pregunta ¿quién es Dios?, y nuestras inadecuadas respuestas, se deben sólo a que nos detuvimos en algún lugar en el camino hacia las puertas del nuevo mundo: porque nos hemos rehusado, en algún punto, a permitirle a la Biblia hablarnos profundamente; porque, en algún punto, fallamos en verdaderamente desear creer. Justo en el momento antes de encontrar la verdad, el camino se torna confuso, problemático, estrecho, estúpido, ritualista, noconformista, monótono y sin sentido. “Quien me ve a mí ha visto a mí al Padre”. Eso es todo: cuando nos permitimos estar ante la respuesta más alta, cuando encontramos a Dios en la Biblia, cuando nos atrevemos con Pablo a no ser desobedientes a la visión celestial, entonces Dios se levanta ante nosotros como realmente es: “Creyendo lo recibiréis”. Dios es Dios. Pero ¿quién dice yo creo? “Señor, yo creo; ayuda a mi incredulidad”. Es por nuestra incredulidad que quedamos tan perplejos ante la pregunta ¿quién es Dios? que nos sentimos tan pequeños y avergonzados ante la fruición de la Divinidad, aquella que los hombres y mujeres de la Biblia vieron y proclamaron. Es debido a nuestra incredulidad que aún ahora, yo mismo solo puedo tartamudear, insinuar y hacer promesas sobre lo que se abriría ante nosotros si la Biblia pudiera hablarnos sin obstáculos, en la plenitud de sus revelaciones. ¿Quién es Dios? ¡El Padre celestial! Pero el Padre celestial aún sobre la tierra; y sobre la tierra realmente es el Padre celestial. Él no dividirá la vida entre un “aquí” y un “más allá”. Él no le dará a la muerte la tarea de liberarnos del pecado y el dolor. Él nos bendecirá, no con el poder de la iglesia, sino con el poder de la vida y la resurrección. En Cristo él provocó a su palabra para hacerse carne. Él ha provocado a la eternidad para amanecer en el lugar del tiempo, o más bien, con el tiempo. ¡Qué tipo de eternidad sería una que tuviera que comenzar “después!”. Él no se propuso otra cosa que el establecimiento de un nuevo mundo. ¿Quién es Dios? El Dios que se ha convertido en el “mediador para mi alma”. Pero más que eso: Él se ha convertido en el mediador del mundo entero, la Palabra redentora que estaba en el principio de todas las cosas y es genuinamente deseada por todas las cosas. Él es el redentor de mis hermanos y hermanas. Él 11


es el redentor de una humanidad extraviada y regida por espíritus y poderes perversos. Él es el redentor de una creación que gime por nuestra causa. Toda la Biblia anuncia autoritativamente que Dios debe ser todo en todos; y los eventos de la Biblia son el principio de un glorioso comienzo de un nuevo mundo. ¿Quién es Dios? El espíritu en sus creyentes, el espíritu … que poseemos El Hijo quien vivió y murió y resucitó; por el claro cristal del trono puro de Dios; a través de silenciosos corazones que fluyen por siempre.

Pero Dios es también aquel espíritu (del que se dice que es amor y buena voluntad) que saldrá desde los silenciosos corazones hacia el mundo exterior, que debe ser manifiesto, visible, comprensible: ¡está con el ser humano ante el tabernáculo de Dios! El Santo Espíritu hace nuevos cielos y nueva tierra y, por lo tanto, nuevas personas, nuevas familias, nuevas relaciones, nuevas políticas. No hay respeto hacia las viejas tradiciones, simplemente porque son tradiciones, ni hacia las viejas solemnidades, 12

simplemente porque son solemnes; ni hacia los viejos poderes, simplemente porque son poderosos. El Santo Espíritu sólo la verdad y a sí mismo. El Santo Espíritu establece la justicia de la tierra y no se detendrá hasta que todo lo que esté muerto haya vuelto a la vida cuando un nuevo mundo haya emergido. Esto se encuentra dentro de la Biblia. Está dentro de la Biblia para nosotros. Por eso fuimos bautizados. ¡Oh, nos atrevimos con fe a tomar lo que la gracia nos puede ofrecer! No necesito sugerir que todos nosotros necesitamos de esto. Vivimos en un mundo viejo y enfermo que llora desde su alma, con una profunda necesidad: “¡Sáname, ¡oh, Señor!, y seré sano!”. En todo ser humano, quien sea, donde sea, como sea, hay un deseo por aquello que está aquí, dentro de la Biblia. Todos lo sabemos. Ahora escucha: “Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado”. (Versión: LC-O / RMY)


¿QUÉ PENSARÍAN LOS GRANDES TEÓLOGOS SOBRE EL BLACK LIVES MATTER Y EL USO DE CUBREBOCAS? Jonathan Chute

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arl Barth, probablemente el teólogo protestante más importante desde Martín Lutero, observó que la tarea del predicador era sostener "la Biblia en una mano y el periódico en la otra". Eso es diferente del entendimiento común de que “la política no pertenece al púlpito”. Por supuesto, importa cómo leemos e interpretamos las Escrituras. E importa cómo leemos y entendemos el periódico. Pero Barth, aunque criticaba todas las estructuras políticas e instituciones humanas, no temía tomar una posición sobre los problemas de su época. Nacido y criado en Suiza, completó su educación en Alemania, estudiando con algunos de los teólogos más brillantes de Europa. Pero 1914 trajo la guerra más destructiva en la historia humana. Fue especialmente inquietante para Barth que uno de sus mentores formara parte de un grupo de 93 profesores que firmaron un respaldo público de la Declaración de Guerra de Alemania. Le pareció que su brillantez no les había impedido cometer un grave error. Barth regresó a Suiza y sirvió como pastor de una pequeña iglesia del pueblo. Después de la guerra regresó a Alemania, ahora como profesor de teología. Preparó conferencias, participó con estudiantes y comenzó a escribir su trabajo teológico más

importante, la Dogmática eclesial. Cuenta con más de 9 mil páginas y todavía estaba sin terminar cuando murió. Nadie acusó a Barth de escribir para las masas. Los estudiantes de seminario de hoy generalmente evitan incluso un conocimiento pasajero de su trabajo. Pero en 1934, el mundo de la política se entrometió una vez más en el cristianismo alemán. El surgimiento de Hitler y el nacional-socialismo estaban teniendo un impacto en la Iglesia. Algunos hablaban de Hitler como si fuera una figura divina. En respuesta, una minoría de cristianos alemanes se reunió para expresar su oposición a la dirección de la nación. Barth fue el autor principal de la Declaración de Barmen, que afirmó que los cristianos no podían respaldar, y debían resistir las afirmaciones hechas por el régimen nazi. Se negó a firmar un juramento de lealtad a Hitler y se vio obligado a abandonar Alemania. Aunque físicamente a salvo de los estragos de la Segunda Guerra Mundial, Barth continuó hablando en contra del nacionalsocialismo y trabajó para sacar de contrabando a refugiados judíos de Alemania. Cuando terminó la guerra, continuó trabajando en el diálogo judío y cristiano, y fue invitado a asistir al Concilio Vaticano II, donde continuó ese esfuerzo. Barth estaba apasionadamente involucrado en las luchas políticas de su época y no tenía miedo de hablar cuando le podía costar su trabajo o su vida. Aunque no confiaba en las instituciones políticas humanas, nunca dejó de llamarlas para dar cuenta de sus fallas. No pude evitar preguntarme qué pensaría Barth de las dificultades actuales de nuestra nación. Estaba más que familiarizado con los problemas de identidad étnica y odio. Vio la devastación causada por el miedo a los “otros”. Habló en nombre de aquellos cuyas voces habían sido silenciadas. Estoy seguro de que él agregaría el suyo al coro que insiste en que las vidas negras importan. Pero creo que estaría desconcertado por la lucha que enfrentamos actualmente alrededor de los cubrebocas. Por supuesto, nos damos cuenta de que ellos no nos mantendrán a nosotros, ni a todos los que nos rodean, completamente seguros. Pero parece un pequeño sacrificio hacerlo en nombre de nuestros vecinos. Jesús dijo: “Ámense los 13


unos a los otros como yo los he amado a ustedes”. Con esto quiso decir que nos amáramos con un amor generoso, incalculable, generoso e incluso sacrificado. También animó a sus seguidores a “amar a tu prójimo como a ti mismo”. Su énfasis nunca fue: “No puedes obligarme”. En cambio, nos invitó a extender la compasión y el cuidado con aquellos que en esta vida son más vulnerables. La mayoría de los predicadores que conozco caminan cuidadosamente sobre temas de política partidista. Nos esforzamos por centrarnos en los problemas que están más allá o debajo de las etiquetas que usamos en tales luchas. Hay momentos en que somos llamados a alzar nuestras voces para oponernos a la injusticia y al mal, incluso a un gran costo personal. Y luego hay momentos en que el rumbo correcto parece literalmente justo ahí delante de nuestra cara. Mantengámonos a salvo. Cuidémonos y cuidemos a otros. Usemos cubrebocas. Realmente no es algo político. Es sólo una actitud amable. Jonathan Chute es pastor de la Iglesia Metodista Unida Rolling Hills, California (Versión: LC-O) Peninsula News, 9 de julio de 2020

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C O V I D -19 : P E R S P E C T I V A S LA REFORMA DE LA IGLESIA INVISIBLE Raúl Méndez Yáñez

Aeropuerto de Guadalajara, 19 de marzo de 2020. Inicio de la crisis de COVID-19 en México Fotografía: Raúl Méndez Una nueva conciencia de comunidad ebido a la crisis sanitaria que ha afectado, al momento de escribir este texto, a más de 160 países, con un registro de 392,149 infectados y 17,736 muertes, vivimos en una situación inaudita para la generación que está sobre el planeta en estos momentos, independiente de los rangos de edad. Boomers, Millennials, Centennials, todos somos ahora la generación de la pandemia. Somos la generación de quienes no nos habíamos enfrentado a una situación tan drástica como la que tenemos encima en estos momentos. Solamente aquellos que pasaron por situaciones de guerra o en localidades como Chernóbil, donde hubo verdaderos desastres bioquímicos, habían tenido noción de una situación como la que, ahora el planeta entero se encuentra viviendo. En esta reclusión y aislamiento, parece paradójico tener que hablar de la comunidad. ¿Cómo hacer comunidad en un contexto en el que nos encontramos separados por una necesidad de cuidado y salud? El amor ya no se demuestra por la cercanía, sino por la "sana distancia". Esto no es un paréntesis que durará dos o tres meses. Este distanciamiento será la nueva regla del juego social a partir de estos momentos. Tenemos que cobrar conciencia que, según las estimaciones de la OMS, al final de esta pandemia, el 60% de la población habrá sido infectada en algún momento. El objetivo es no contagiarnos todos al mismo tiempo. Lo que hará que esta situación de alerta dure mucho tiempo. Se estima incluso, que años. Pero más allá del momento en que finalmente podamos salir de esta contingencia sanitaria, lo cierto es que cambiarán las cosas en los hábitos, valores y creencias de la sociedad. Y por supuesto,

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también marcará a las futuras generaciones. El sentido de grupo y lo colectivo está siendo resignificado de una manera muy profunda. El contacto cara a cara, la cercanía piel a piel, está llegando a un punto sin retorno, en el que habrá que cambiar toda la interacción que tenemos como seres humanos. Típicamente se hablaba de las culturas de la distancia y las culturas de la cercanía.1 Las culturas de la distancia son aquellas como los ingleses, los alemanes, los coreanos, quienes en sus gestos y saludos respetan mucho el espacio personal o, como la antropóloga Mary Douglas le llamaba, el “registro de dignidad" de las personas.[2].2 De ahí que era muy frecuente hablar de la sorpresa que se llevaba el inglés que venía a una comunidad de México y era besado y abrazado por todos, y llegaba a sentirse incómodo al respecto, porque él forma parte de una cultura de la distancia, en la que 30 o 40 centímetros de alejamiento entre los cuerpos era apenas el mínimo necesario. Por otra parte, se encuentran las culturas de la cercanía, entre las que destacan las de los árabes y las de los países latinoamericanos, a quienes nos gusta mucho el apapacho, el beso y la cercanía. Esta proxemia, es decir, esta relación de distancia entre los cuerpos, a partir de estos momentos ya no será la misma para ninguno de los dos

tipos de culturas. 30 o 40 centímetros ya no son suficientes, sino al menos metro y medio de distancia.

1 Edward

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Hall, La dimensión oculta. México, Siglo XXI Editores, 2003.

“Distancia social”: El nuevo paradigma de interacción. La situación es la siguiente. Esto va a provocara que, incluso cuando hayamos salido de esta contingencia sanitaria, las personas sigan preocupadas por quién se les acerca y vamos a vivir en un estado de constante “hermenéutica de la sospecha” o, mejor dicho, una hermenéutica de la sospecha del riesgo de contagio. Van a existir nuevas interacciones entre los cuerpos, los saludos, el momento de comer, el momento de estar juntos en un espacio cerrado y, por su puesto, las aglomeraciones multitudinarias en conciertos o en mítines políticos. Todo eso ya está teniendo un drástico cambio del que no podemos anticipar completamente cómo nos marcará. Desde luego las comunidades de trabajo como las ONG o las iglesias, los cultos y, por supuesto la atención pastoral, también se verán afectadas por este nuevo tipo de conciencia de comunidad que está surgiendo alrededor del mundo. La iglesia invisible se visibiliza ¿Cómo entonces podemos pensar en pastorales comunitarias en un contexto de aislamiento y separación? El COVID-19 vino a transformar nuestras eclesiologías haciéndolas caducas. Estamos juntos en esto y debemos pensar en forma cooperativa cómo vamos a ejercer ahora la pastoral. Personalmente tengo más dudas y cuestionamientos que respuestas. Porque no sé exactamente cuál sea la mejor forma de responder. Será entre todas y todos que iremos construyendo este nuevo sentido de comunidad. Un concepto que es de pertinencia retomar es aquella categoría eclesiológica acuñada por Agustin de Hipona y retomada con singular entusiasmo por la Reforma desde Lutero y Calvino, la llamada “iglesia invisible". Atendamos al Catecismo Mayor de Westminster: P. 64. ¿Qué es la iglesia invisible? R. La iglesia invisible es todo el número de los elegidos que han sido, son y serán reunidos en uno bajo Cristo la cabeza. Efe. 1:10, 22, 23; Juan 10:16; 11:52. La iglesia invisible es el conjunto de los fieles que adoran en todo el planeta y en todo momento a Dios, y quienes "gozan por Cristo de unión y comunión con él en gracia y gloria"(respuesta 65). Se distingue de la iglesia visible por ser esta el territorio de confinamiento en el cual se realiza un acto devocional, un culto, una eucaristía o un servicio a Dios. Es el templo cotidiano que podemos ver a simple vista y sus congregantes. Mary Douglas, Estilos de pensar. Ensayos críticos sobre el buen gusto. Barcelona, Gedisa, 1998. 15


La iglesia invisible, por su parte, es lo más cercano a una comunidad virtual,3 porque se encuentra dispersa en todo el mundo; no habita el mismo espacio específico de adoración, cada quien adora en cualquier región y parte del globo. Algo estamos aprendiendo. Ya no es necesario estar en multitud para poder tener una experiencia significativa de fe, causa común o solidaria. Ahora, desde el aislamiento y la intimidad del hogar se crean los vínculos subjetivos desapegados del espacio físico. No es necesario estar en el mismo territorio para tener la misma causa. Esa es la iglesia invisible. ¿Cómo entonces generar un diálogo con alguien que no está a mi lado?, ¿cómo generar una interlocución con una persona distante y a quien quizá pueda ver por la pantalla, pero no tocar, oler ni tener toda la experiencia organoléptica que se da en el encuentro con el Otro. Ahora serán encuentros, más asépticos, con la menor invasión y contacto posible. A la iglesia invisible no la convoca un espacio, sino un servicio. Es corresponderse en una visión o causa que funciona como llamado para actuar en común. El grupo pastoral, por lo tanto, se debe de pensar ahora en un sentido más que de convocatoria a un evento, en términos de un mismo llamado a la acción. Tenemos que buscar que nuestras comunidades se sientan partícipes de un mismo espíritu de misión evangélica.

Sin duda esto es una pérdida, no es algo sencillo, no es algo fácil. Vamos a atravesar un duelo por la comunidad de antaño. También un duelo por nuestros espacios. Desde luego no significa que nuestros templos se vayan a quedar vacíos. Van a seguir existiendo los cultos, los retiros, los eventos, una vez que retornemos al exterior. Vamos nuevamente a intentar llenar las bancas, pero ya no será lo mismo. Va a quedar una zozobra en nosotros, y, poco a poco, esto irá dispersando a las personas. Por eso, desde ahora, debemos comenzar a pensar en este cambio. Porque si aspiramos a que, una vez terminada la contingencia, retornaremos a nuestras comunidades como estábamos antes, vamos a tener una pastoral insuficiente. Tenemos que adelantarnos al porvenir que ya es presente y pensar en términos de iglesia invisible. El concepto de iglesia invisible puede desanclarse, incluso, de lo estrictamente religioso. Una iglesia o ekklesia es una asamblea, no necesariamente de fe. Es un grupo de personas con una misma causa. Entonces, va a pasar tanto en grupos religioso como en las empresas, en organizaciones de la sociedad civil, en grupos deportivos, de amistades. Sentiremos mayor confianza y mayor seguridad con el que está lejos y no con el que está cerca. Y eso, evidentemente, nos está representado un desafío pastoral muy importante. Paradójicamente fue Nietszche, quien en "Así habló Zaratustra", parece haber profetizado esta pastoral de la iglesia invisible: “¿Os aconsejo yo el amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el amor al lejano!”.4 Tenemos que convertirnos en agentes pastorales de la iglesia invisible. No se trata, simplemente, de conectarse a Zoom o transmitir en vivo el culto. Este no es un cambio tecnológico, sino, primeramente, teológico y reforzado por la tecnología. Una pastoral de iglesia invisible es una pastoral de la escucha: no de la enseñanza, sino del diálogo. Ya se venía trabajando en estos modelos no centralizados de pastoral,5 y es el momento en el que tenemos que implementarlos desde las comunidades invisibles o no-localizadas. La iglesia invisible no tiene membresía denominacional, sino identidad de fe. No tiene un liderazgo emblemático, sino conversaciones significativas. En tanto iglesia invisible se trata de crear estrategias de solidaridad y no mecanismos de proselitismo.

Raúl Méndez, “Dios te ha confirmado como amigo. Narratividad y religiosidad identitaria juvenil en las redes sociales Hi5 y Facebook", en Alberto Hernández (coord.), Nuevos caminos de la fe. Prácticas y

creencias al margen institucional. México, Colef, 2011. 4 Federico Nietzsche, Así habló Zaratustra. Valladolid, Maxtor, 2007. 5 Zwinglio M. Dias, Discusión sobre la Iglesia. Petrópolis, Editora Vozes, 1975.

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El número no es lo importante, sino el valor de las experiencias de fe. Tan hermano cercano será quien se sienta a mi lado en la banca (cuando esto pueda volver a ser posible) como quien está escuchando el culto por teléfono o conexión web, o con quien, quizá no está en el culto, pero participa de mi causa. Nuestras comunidades locales, que representan la iglesia visible y localizada, seguirán operando y actuando en misión evangélica. Sin embargo, el nuevo paradigma teológico y eclesiológico consiste en articular estas comunidades locales con todos aquellos que en todo tiempo y lugar adoran al Señor. La iglesia invisible es, por tanto, profundamente escatológica, es el anuncio del Reino en todas las naciones y en toda parte del mundo como señal del fin. Y es que algo está terminando en el mundo, quizá nos resistimos a verlo. Una era está colmando su tiempo sobre la tierra para dar paso a una nueva, ante la cual debemos estar atentos, como siervos fieles y prudentes esperando lo que tanto tiempo anunciamos y que, ahora está ocurriendo. Es la Reforma de la iglesia invisible, la era de la eclesiología escatológica, no ya como anticipo del futuro, sino como realización presente. Una iglesia transdenominacional, ecuménica e interreligiosa. En este ánimo escatológico, terminemos escuchando a otro profeta, a Karl Barth, quien ya avizoraba esta Reforma. Dios puede hablarnos a través de un pagano o un ateo —desde un púlpito o una red social puede acotarse—, y de esa forma nos hace entender que los lazos entre la iglesia y el mundo profano permanente y repetidamente

toman un curso muy distinto del que hasta la fecha creemos observar […] No obstante, los esfuerzos tradicionales pueden permanecer junto con aquellas indudables posibilidades del lado externo de Dios, en la iglesia, o en una nueva iglesia con un área mayor que el de la iglesia visible (Barth, 1960: 60-61).6 Mis Tiliches Teológicos, 24 de marzo de 2020

Karl Barth, 1960, The doctrine of the Word of God: Prolegomena to Church

Dogmatics, Vol. I, Part I [1936], trad. G.T. Thomson, Edimburgo, T & T Clark.

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LA FE TÓXICA MATA José Manuel Capella-Prats Enonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre la parte más alta del templo, y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, lánzate hacia abajo; porque escrito está: ‘A sus ángeles mandará alrededor de ti’, y también: ‘En sus manos te sostendrán, para que no tropieces con piedra alguna’”. Jesús le dijo: “También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”. MATEO 4:5-7 RVC

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l momento de escribir estas líneas me encuentro triste. Es el undécimo día desde que decidimos suspender servicios y reuniones presenciales en nuestra congregación, como medida para combatir la propagación del COVID-19. Cuando tomamos esta decisión, ya la Organización Mundial de la Salud había declarado la pandemia. No era asunto de fomentar el pánico, sino de ser responsables y no exponer a nadie a un posible contagio, ya que, a todas luces, en ese momento algunos(as) de nosotros estaríamos contagiados sin saberlo y nos convertiríamos en portadores del coronavirus. Uno de los proverbios bíblicos nos aconseja: “El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño” (PROVERBIOS 22.3, DHH) Aquel sábado, 14 de marzo, tuve que llevar a cabo algo que jamás había imaginado tendría que hacer: colocar letreros en las puertas del templo, indicando que estará cerrado hasta nuevo aviso. Me provocó gran dolor: he pasado mis 23 años de carrera pastoral invitando personas a entrar al templo, y en ese momento estaba haciendo todo lo contrario. Fue lo prudente. Aquel día y en días siguientes, aún al momento de escribir estos pensamientos, observé iglesias y grupos religiosos desafiando lo que ya en muchos lugares son toques de queda oficiales. Algunos lo hacen citando pasajes bíblicos, a manera de amuletos mágicos que les protegerán de todo peligro y enfermedad… “Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas

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a ti no llegará” (SALMO 91.7, RVR60). “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende” (SALMO 34.7, RVR60). Y no podía faltar el clásico: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (FILIPENSES 4.13, RVR60). Lanzados como si fueran píldoras para el dolor de cabeza, los pasajes bíblicos citados fuera de contexto pueden convertirse en instrumento de muerte en lugar de ser instrumento de vida. Todo esto me hizo recordar un episodio en la vida de Jesús, sobre el que leíamos al comienzo de la temporada de Cuaresma. Cuenta el Evangelio Según Mateo que estando en el desierto, luego de haber ayunado por 40 días y noches, Jesús recibió la visita del tentador, quien con sus artimañas buscó poner en juego la identidad y misión del divino maestro… Uno de los retos presentados ante Jesús, lo invita a lanzarse al vacío desde un lugar muy alto, teniendo como garantía de protección dos versos de la Escritura Sagrada (casualmente del Salmo 91). De primera intención, el desafío pudiera tener sentido: ¿Por qué no hacerlo, sobre todo cuando la “promesa bíblica” ha sido dada? La respuesta de Jesús fue tajante: “No tentarás al Señor tu Dios” (DEUTERONOMIO 6.16). Mi madre me enseñó de pequeño que podemos confiar en el cuidado y la providencia divina; y también me enseñó a mirar ambos lados antes de cruzar una calle. El mensaje bíblico nunca debe servir de fundamento para la imprudencia y la irresponsabilidad. Eso es fe tóxica. Y la fe tóxica ha costado muchas vidas a lo largo de la historia. Hablando sin rodeos: la fe tóxica mata. Repito: la fe tóxica mata. Estamos viviendo tiempos muy difíciles. Apenas estamos 18

comenzando a ver la magnitud de la pandemia en nuestra propia comunidad Miamense. No es tiempo de aventurarse y descuidarse con el pretexto de que la fe de alguna manera nos hace inmunes. El pueblo creyente no está exento del dolor, la enfermedad y la muerte. Es tiempo de ser prudentes. Es tiempo de poner en práctica el amor al prójimo tomando todas las precauciones a nuestro alcance para evitar contagios. Es tiempo de mantener la distancia física a la vez que mantenemos la interacción social a través del teléfono o la internet. Es tiempo de hacer uso de la capacidad para razonar, cosa que identificamos como regalo de Dios. Es tiempo de ser pacientes. Esta gran prueba colectiva será superada, pero no con soluciones rápidas carentes de esfuerzo. Roguemos al Señor que nos conceda su gracia y su fortaleza para resistir durante esta gran calamidad, ejercitando la solidaridad y la empatía. Soli Deo Gloria. www.presbyonline.org, 25 de marzo de 2020

SIGILO PROFÉTICO Y PARLOTEO APOCALÍPTICO Harold Segura

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or estos días de emergencia sanitaria y crisis económica, saltan a la palestra religiosa diferentes discursos bíblicos y teológicos que prometen explicar (a veces enmarañar) las razones del virus, los propósitos de Dios y otros misterios insondables. Los discursos apocalípticos (los que vaticinan peores males) superan con creces a los proféticos (los que denuncian los males y proponen cómo lidiar con ellos). A propósito de ese contraste entre los acercamientos apocalípticos y lo proféticos, viene al caso mencionar que en la antigua literatura judía los textos apocalípticos se diferenciaban notoriamente de los proféticos (X. Pikaza). Los primeros afirmaban el fracaso de la historia y, por lo tanto, presagiaban las acciones justicieras de Dios para terminar con esa historia y hacer una nueva. Siendo que ya no se podía hacer nada, Dios debía intervenir para rehacer lo que el ser humano había arruinado. Desde esta óptica apocalíptica, Dios es el censor soberano y, el ser humano está a merced de agentes sobrehumanos (demonios o ángeles) que toman la decisión sobre el futuro de la humanidad. Los textos proféticos, por su parte, no concebían la historia como “caso cerrado”, ni menos al ser humano como sujeto de fuerzas ajenas. Preferían criticar el actuar humano en la historia y animarlo a trabajar para construir una historia afín con los propósitos del Señor. En lugar de sentenciar ¡aquí ya no se puede


hacer nada! Preferían anunciar ¡aquí todo está por hacerse! Denunciaban los males y estimulaban las acciones éticas a favor de la vida y el cambio. Jeremías lo hace a su manera: “Así ha dicho el Señor: ‘Deténganse en los caminos y pregunten por los senderos de otros tiempos; miren bien cuál es el buen camino, y vayan por él. Así hallarán ustedes el descanso necesario. Pero ustedes dijeron: ‘No iremos por allí’. También les puse vigilantes que les advirtieran: ‘Presten atención al sonido de la trompeta’. Pero ustedes dijeron: ‘No vamos a prestar atención’” (JEREMÍAS 6.16-17). Y Hageo reclama: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Piensen en lo que hacen. Vayan al monte, y traigan madera, y reconstruyan mi casa. Yo pondré en ella mi beneplácito, y seré glorificado.” En nuestro caso y ante la pandemia, la “apocalíptica criolla” opta por el Dios severo y castigador que trama el fin, mientras sus voceros anuncian la aparición del Nuevo Orden Mundial y pintan el escenario dramático que nos espera y que, según dicen, ellos habían advertido. Dios, aquí, es el inflexible soberano que castiga. Y el ser humano, un ser incapaz bajo cuya responsabilidad solo pesa el no haberse arrepentido a tiempo. Ningún reclamo que denuncie su irresponsabilidad social, ni que incite al cambio de los modelos económicos que sustentan el dislocado orden social. De eso, nada. Los reclamos morales, por cierto, se reducen a los pecados sexuales, su idolatría religiosa y su abandono religioso. En silencio se quedan los desmesurados pecados sociales que hoy revela, ¡y de qué manera!, la pandemia: desigualdad social, injusticia económica, violencia de género, exclusión social, racismo, violencia estructural, entre decenas

más. Las dramáticas cifras de más de 3 900 millones de personas confinadas, casi 4 millones de infectadas, 300 mil fallecidas y más de 1 600 millones de niños y niñas afectados por el cierre de las escuelas, entre otras cifras que siguen ascendiendo cada día, ¿no podrían ser razón suficiente para que las iglesias enmienden sus vetustas teologías de la misión? ¿No se requeriría para este momento una misión contextual, compasiva, profética y solidaria? Se trata de develar el rostro misericordioso y clemente de Dios (que llora junto a nosotros) y de ajustar los presupuestos antropológicos, para que el ser humano recupere su fisonomía bíblica como ser libre, responsable y con capacidad de cambio. Bajo esa premisa, el libro de Deuteronomio apela a la decisión del pueblo para que escoja el camino de la vida y de la bendición: “Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; y para que ames al Señor tu Dios, y atiendas a su voz, y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días” (DEUTERONOMIO 30:1920). Se escoge, en este caso, el camino profético, que convoca a la trasformación. El mismo que hoy pudiera escoger el pueblo de Dios, para sumarse como actor protagónico de las trasformaciones éticas, sociales, ecológicas y políticas que apremian. ¡Porque malas noticias, sobran! Urge profecía que movilice cambios, en lugar de apocalipticismo que los paralice. elblogdebernabe.com, 10 de mayo de 2020

“DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?” Reinerio Arce Valentín stas fueron las palabras de Jesús cuando “sintió” la ausencia de Dios Padre en aquel momento de dolor en la cruz como es la de muchos en estos momentos de crisis producto de la pandemia que asecha a toda la humanidad. En medio de esta realidad, otros se preguntan reiteradamente: ¿Dónde está Dios? Algunos van más allá, casi cuestionado a Dios: ¿Por qué Dios permite este mal? De la misma manera otros afirman que lo que estamos experimentando en el mundo es un castigo divino por nuestra incredulidad y pecados. Tanto preguntas como afirmaciones son el resultado de una enorme incertidumbre, del temor que nos provoca el hecho de que nunca, en nuestros tiempos, ha habido una pandemia como

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esta en donde millones de personas alrededor del mundo han enfermado y, sobre todo, porque miles han muerto y han dejado una estela de dolor entre sus familiares y seres queridos. Además, nuestra vida, nuestros hábitos, nuestras relaciones, se han trastocado. No poder besarnos, abrazarnos, compartir con familiares y amistades han comenzado a formar parte de esta nueva realidad, entre otras muchas cosas. Las preguntas que nos hacemos en medio de esta realidad de incertidumbre y sufrimiento son existenciales. Son preguntas que siempre afloran en aquellas circunstancias de la vida en las que nos sentimos desamparados. Hasta el mismo Jesús, Hijo de Dios, sintió esa desolación en la cruz y en un momento de inmenso dolor, no sólo físico sino existencial, clamó diciendo: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Esa pregunta que nos hacemos acerca de Dios en situaciones dolorosas ciertamente no es nueva. Gottfrid Leibniz, escribió un libro en 1710 que tituló Ensayo de Teodicea. Acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal. Leibniz trataba de explicar la existencia de un Dios amoroso y todopoderoso, frente a la realidad del mal. Él, de cierta manera, intentaba defender a Dios y justificarlo por permitir el mal. Sin embargo, en 1755, después de publicado en libro, hubo un gran terremoto en Lisboa, seguido de un tsunami, en los que fallecieron entre 64 y 100 mil personas y fue prácticamente destruida esa ciudad junto con muchas otras de la península ibérica. Esta tragedia puso en cuestionamiento las afirmaciones de Leibniz y, para muchos, la responsabilidad de Dios frente al mal volvió a levantarse como una 20

pregunta válida. Así, el filosofo francés Voltaire, intentando contradecir a Leibniz, escribió la novela satírica Cándido en la que a través de su trama cuestiona las afirmaciones del teólogo y matemático alemán. La Teodicea se fue desmontando del pensamiento de muchos pensadores de la época los que en gran número llegaron a la conclusión de que Dios no puede intervenir en la aparición del mal. Por otro lado, la idea de que lo que la humanidad está viviendo hoy es un castigo divino por la incredulidad del mundo, viene de los textos apocalípticos de la Biblia. Fundamentalmente el libro de Daniel, en el Antiguo Testamento, y el Apocalipsis de Juan en el Nuevo Testamento. De la misma forma hay textos en los Sinópticos que utilizan un lenguaje similar, a saber, Marcos capítulo 13, Mateo capítulo 24 y Lucas capítulo 21. Para una comprensión apropiada de estos textos habría que tener en cuenta dos aspectos. El primero, el simbolismo presente en los mismos, de manera que no se pueden entender a través de una lectura literal sino por el conocimiento de la simbología utilizada de acuerdo con la época de su redacción, la tradición que los conformó y la intencionalidad del autor. En segundo lugar, habría que entender que el gran propósito de este tipo de literatura está en compartir de manera simbólica un mensaje acerca de la grandeza y el poder de Dios frente al que debemos respeto y humildad. Si pensásemos que la intención del Dios creador fuese esa, estaríamos negando lo que Jesucristo quiso enseñarnos acerca de Dios como padre amoroso, la definición bíblica de Dios como Amor. Si Dios es amor, ¿cómo va a castigar y traer sufrimiento y muerte a millones de seres humanos? Si Dios es un Dios que justifica, como afirma el Apóstol Pablo, y al mismo tiempo perdona, ¿cómo va a actuar de manera agresiva fomentando dolor y muerte? Si Dios es el manantial de Vida, ¿cómo va a quitarla? Dios no es eso. El Dios Padre de Jesucristo y padre nuestro es un Dios de amor, de justicia y de vida. Sin embargo, tanto la existencia del mal como realidad en el mundo y la acción de Dios en él, continúa siendo un misterio. Ese Dios en todo y al mismo tiempo todo en Él, permanece como misterio. Sólo nos queda pedir, confiar y actuar consecuentemente, es decir, obrar de manera que podamos poner en práctica la vida que emana del amor que nos ofrece Dios como don. ¿Qué decir entonces desde nuestra comprensión limitada de Dios? Ante todo, sería absurdo que Dios actuase en contra de sí mismo y de la perfección de su propia Creación, donde también habita. Su Creación constituye su Shechiná, es decir, su morada. Toda la Creación se mantiene y trascurre a través de un equilibrio perfecto, sólo alterado por las acciones de los seres humanos contra ella. Estamos sufriendo las consecuencias de nuestras


acciones irresponsables hacia la Naturaleza. La explotación irracional de los recursos naturales que incluye, por supuesto, al mundo animal, es algo que se acrecienta cada día, a pesar del llamado de muchos científicos alrededor del mundo. La Confesión de Accra [2004] que forma parte del Libro de Confesiones de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, describe esta problemática claramente: 5. Hemos escuchado que la creación sigue gimiendo, en cautiverio, esperando su liberación (Ro 8:22). El clamor de las personas que sufren y las heridas de la creación misma no se están cuestionando. Observamos una convergencia drástica entre el sufrimiento de las personas y el daño hecho al resto de la creación. 6. Los signos de los tiempos se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobretodo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte.

Así, estamos sufriendo las consecuencias de paradigmas de desarrollo irracionales, que explotan y depredan los recursos que la Naturaleza nos regala. Nos creemos erróneamente que somos el centro de la Creación, y asumimos nuestra “mayordomía” como saqueo sin límites. Equivocadamente asumimos que somos dueños absolutos de la Creación. Y así de pronto, una pandemia nos recuerda que no somos los amos, que somos una parte de la misma y que somos tan o más vulnerables que el resto de ella, al punto de correr el riesgo de

extinguirnos de la misma manera que se han extinguido otras especies. Por el contrario, por mandato divino, somos mayordomos de la Naturaleza y no sus dueños. Paradójicamente, cuando nos referimos a las narraciones de la Creación en Génesis, capítulos 1 y 2, pensamos que la obra de la creación de Dios culminó con el ser humano, el sexto día. Sin embargo, no fue así. La narrativa de la Creación termina el séptimo día cuando Dios vio todo lo que había hecho y lo bendijo. Nos olvidamos de que somos parte de ese todo y que nos fue dada la responsabilidad de cuidarlo en nombre de Dios. Nos hemos olvidado de tal responsabilidad. Hemos destruido y roto ese equilibrio perfecto que Dios creó. Estamos sufriendo las consecuencias de nuestro actuar, contrario a la intención de Dios. Hasta que no tomemos conciencia del daño que le estamos infringiendo a la Naturaleza y rectifiquemos nuestro actuar sobre ella, seguiremos sufriendo las consecuencias de nuestra irresponsabilidad. Por otro lado, si partimos de la idea de que la Creación constituye la casa de Dios y que por lo tanto Él habita en todo, y todo habita en Él, incluyendo los seres humanos, entonces tenemos que entender que Dios está presente siempre. En medio del sufrimiento causado por la misma Naturaleza o causado por las acciones de los seres humanos contra ella o causado por los seres humanos unos contra otros, Dios está ahí. Dios se mantiene a nuestro lado, compartiendo junto a nosotros el sufrimiento y acompañando todas las acciones que emprendamos o emprendan otras personas a favor de la Vida. Dios sufre en nuestros sufrimientos, pero también celebra nuestras alegrías. Está a nuestro lado, compartiendo, sosteniéndonos y guiándonos. Es imposible comprender la existencia del mal, pero es posible actuar con la fuerza que Dios nos da y con su presencia que nos sostiene, trabajando para apalear las consecuencias del mal y obrar para bien. No podemos explicar por qué existe el mal, pero sí podemos actuar por el bien, porque a la larga el mal es la ausencia del bien. Por lo tanto, nuestra obligación es trabajar por el bien, que significa trabajar por la promoción y la defensa de la vida, de la justicia a través de la práctica del amor, porque Dios es amor. Si preguntásemos dónde está Dios ahora, yo afirmaría que está allí donde el personal de la salud, obrando con ellos para atender a los que padecen por esta enfermedad y por otras. Está en los científicos, ayudando a encontrar la vacuna necesaria y a mejorar los tratamientos a las víctimas de esta pandemia. Dios está en los que ayudan, en medio de la pandemia, a las personas de la tercera edad, a las personas con discapacidad y a las personas que no tienen recursos. Dios está en los que han perdido sus seres queridos sosteniéndolos y en los que los acompañan en 21


estos momentos de dolor. En fin, Dios están donde quiera que se hace el bien y se lucha por la vida. No nos podemos quedar con el grito desesperado de la Cruz, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Porque en el versículo 24 de ese mismo salmo 22 que Jesús repite, se encuentra también la afirmación del salmista: “porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él lo oyó”. No podemos explicar el mal, pero con la presencia, la ayuda y el acompañamiento de Dios, que está entre nosotros, podemos trabajar por el bien, que es trabajar por la vida. ALC Noticias, 10 de junio de 2020

DÁNDOLE SABOR A LA VIDA EN TIEMPOS DIFÍCILES Ofelia Miriam Ortega

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n esta situación que estamos viviendo, particularmente desde la desescalada ahora y a pocas jornadas de volver a la llamada “nueva normalidad”, efectivamente vamos a seguir siendo más “normales que nunca”, seguiremos la distribución normal que marca la estadística (así se llama, de hecho, desde el punto de vista matemático) y tendremos dos extremos dignos de considerar: los sin ley, en un lado del continuo, y los que buscan probabilidad de riesgo cero, de otro. Las palabras del texto del evangelio de Mateo 5.13-20 son dirigidas a cada uno de nosotras/os: “Ustedes son la sal de este mundo y ustedes son la luz de este mundo”. Es extraordinario saber cómo la literatura y la filosofía han incluido la sal en su poesía y reflexiones: el poeta Pablo Neruda escribió una “Oda a la sal” y la llamó “polvo del mar, que nos 22

enseña no solamente su doméstica blancura, sino el sabor central del infinito”. Homero la llamó “la sal divina “y Platón, “una sustancia querida por los dioses”. La sal es un milagro para sazonar, es la especie de la vida. Imagínense un mundo sin sal. El mundo necesita 40 millones de toneladas de sal cada año para abastecer las necesidades de la población. La sal tiene múltiples propósitos: es capaz de muchas cosas, simbólicamente, metafóricamente, y en la actualidad es un sazonador, un persevante, un desinfectante, una unidad de intercambio, un componente de ofrendas ceremoniales y mucho más. En el Antiguo Testamento el uso de la sal es simbólico, ofrendas de granos, aves y animales que al sacrificarlas tenían que ser saladas para ofrendarlas al Señor. Metafóricamente, la sal significa permanencia, lealtad, durabilidad, fidelidad. Compartir la sal con otras y otros ha sido desde la antigüedad un gesto de paz y buena voluntad. En Rusia, se les ofrece pan con sal a los visitantes para darles la bienvenida. En el Nuevo Testamento, Jesús usa la sal común para ilustrar su mensaje. Él reconoce que la sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, su salinidad, pierde su valor. La sal contaminada solo servía para enarenar caminos. ¿En qué consiste ese sabor de la sal que proponemos para la vida? Escuchemos el evangelio de Marcos 9.50: “La sal es buena, pero si deja de ser salada, cómo podrán ustedes hacerla útil otra vez? Tengan sal en ustedes y vivan en paz los unos con los otros”. Así que vivir en paz los unos con los otros es parte de la sal que podemos internalizar en nuestras vidas, la paz es necesaria, perdemos el sabor de la sal cuando hay luchas entre nosotras y nosotros, o también entre las naciones. La sal es también un símbolo de la sabiduría y del conocimiento —“Sean tus palabras sazonadas con sal”—. El hablar, la comunicación debe estar siempre llena de ternura, de amor, así que cada palabra que hablamos debe tener ese sabor para la vida. El apóstol Pablo también usa la sal en Colosenses 4:5: “su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto” como ejemplo para responder a cada persona, siempre con gracia, siempre con sal. Hay que tener conversaciones de buen gusto. Una frase muy común de un predicador amigo es, “hay que ser cristianos saladitos”.


Esta parábola de la sal es muy importante para la vida cristiana hoy. Veamos cómo en la época de Jesús, la sal se asociaba con tres cualidades especiales que quiero enfatizar en esta reflexión: 1. La sal se relacionaba con la idea de pureza, la chispeante blancura hacía que la asociación con la pureza fuera fácil. Los judíos ofrecían sus sacrificios con un poco de sal. La sal como símbolo del pacto, de la amistad. Para que las cristianas y cristianos sean sal deben ser puros. ¿Qué significa esto? Vivimos en un mundo y en una sociedad con crisis de valores: la honradez, transparencia, confianza, gratitud, generosidad y la misericordia se van perdiendo. 2. En segundo lugar la sal se usa para preservar, para conservar, tiene funciones antisépticas, purificadoras. Sanar, curar, la sanidad es algunas de las funciones más importantes en una congregación. Recuerdan ustedes los problemas en la Iglesia de Corinto, no podían avanzar si no usaban la capacidad sanadora del evangelio para evitar las divisiones y los problemas internos. 3. La tercera cualidad y la más evidente y principal de la sal es que da sabor. Escondida en el mar o en el salero no sirve. ¡El cristianismo es a la vida, lo que la sal a la comida! ¡Sazona la vida! Sí, que tenga sabor la vida. Lo triste es que tantos cristianos hayan asociado la fe en Cristo con todo aquello que quita el gusto por la vida. El Evangelio es buena noticia. Necesitamos descubrir el brillo y la alegría perdida de la fe cristiana. La vida cristiana deberá ser algo sabroso, gozoso, esperanzador. Dondequiera que estemos los cristianos debemos ser la sal de la tierra, defensores del gozo, defensores

de la alegría. Recordemos hoy al Maestro Castellanos que cantó y danzó hasta el último momento de su existencia, hasta los 97 años de edad. Las iglesias y centros cristianos han ofrecido “el agua potable” (la que llamamos “agua de vida”) en más de 50 lugares de la Isla. El Seminario Evangélico de Teología en Matanzas ofrece cada día a las familias del barrio los productos vegetales de su organopónico. Además, tenemos que reconocer la participación de líderes de las iglesias y centros ecuménicos como médicos, enfermeras, técnicos, estudiantes y responsables de la limpieza y el orden de hospitales y centros de acogida. Y también como parte del personal científico. Ellas y ellos como parte integrante de nuestro pueblo cubano son la sal que da sabor a la vida. Sean sal, continúen dándole sabor a la vida. No pierdan el sabor del sacrificio, de la solidaridad, del compartir, de ser generosos y hospitalarios dondequiera que se encuentren. Ser sal es mostrar el sabor, no para mí, es sabor para dar gusto a la vida de los demás. No se debe perder el sabor. Echemos un poco de sal a nuestro mundo desabrido para que la gente tenga esperanza, muchas ganas de vivir y saborear nuevamente la alegría. San Jerónimo decía: “Jesucristo mismo es la sal de la liberación que penetra el cielo y la tierra”. Y Emilio Ballagas, poeta camagüeyano escribió en 1954: Señor… si digo sal, Tengo el sabor de la sal en mi saliva siento salada la tierra y salado el cielo lo mismo que el mar Siento que soy la sal del mundo y que jamás perderé mi sabor

¿Podemos decir también en esta época difícil que hoy confrontamos con el COVID-19 que somos la sal de mi hogar, de mi iglesia, de mi barrio, de mi comunidad? Esto es lo que Dios demanda de su pueblo: ustedes son la sal de sus hogares, de sus vecinos, de su barrio, de sus trabajos, de esta tierra nuestra rodeada de un mar espléndido sano y salobre.

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LA OTRA PANDEMIA: LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO

Revda. Izani Bruch, Obispa de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile. La obispa de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile (IELCH) Revda Izani Bruch, reflexionó este 19 de junio sobre el aumento de la violencia contra mujeres, niñas y niños, en lo que denominó “la otra pandemia”. Bruch dio cuenta de diferentes estudios que reflejan el incremento de la violencia intrafamiliar luego de haberse decretado la pandemia de COVID-19. Entre otras cosas, señala que las propias iglesias tienen dificultades para lograr “aplanar la curva de la violencia”, por lo que llamó a todos y todas a pronunciarse y actuar en contra de cualquiera de estas situaciones. En el actual contexto, donde la humanidad atraviesa una crisis sanitaria sin precedentes, la Obispa Izani Bruch describió que “la pandemia tiene impactos directos en los Derechos Humanos y en la vida de las personas y de nuestras comunidades”. En particular, señaló que “estamos viendo un gran impacto en la vida de la mujer y niñas, que históricamente han estado expuestas a dinámicas de maltrato y violencias física, psicológica, sexual, económica, estructural y simbólica”, analizó.

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Sobre este tema en particular, profundizó que en muchos casos, las mujeres, niñas y niños viven el confinamiento “con miedo, aflicción, cansancio, cesantía, estrés y mucha incertidumbre”, lo que está “generando un problema serio en sus vidas". "Sabemos desde antes de la pandemia, que más de la mitad de los casos de violencia contra las mujeres, así como de la violencia sexual contra niños y niñas, acontece en la familia, al interior de los hogares”, destacó. En lo que respecta al rol de la sociedad y las iglesias, añadió que “no hemos sido capaces de promover y crear políticas públicas efectivas que ayudan aplanar la curva de la violencia y que garantice a las mujeres y niñas una vida libre de violaciones y violencias”, lo que consideró debe ser un llamado de atención, porque “si antes de la pandemia, los hogares no eran espacios seguros”, con la pandemia y sus efectos, el hogar pasó a ser “el espacio de mayor riesgo”, declaró haciendo a su vez un llamado: “todos tenemos la responsabilidad de pronunciarnos contra de la violencia, para garantizar que las mujeres y los hombres, así como los niños y las niñas, estén a salvo de la violación y la violencia en sus hogares, las escuelas, el trabajo, las calles, es decir, en todos los lugares de nuestras sociedades”. https://americalatinacaribe.lutheranworld.org, 19 de junio de 2020

CARTA PASTORAL DEL SECRETARIO GENERAL DE LA CMIR Phil Tanis

“Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos.” —2° Corintios 4:1 (NVI) ¡Saludos en el nombre de Cristo Jesús! Comenzamos, como siempre lo hacemos, dando gracias al Dios de la vida que continúa sosteniéndonos y redimiéndonos en medio de todas las pruebas e injusticias.


Ya ha pasado un mes desde que compartimos los saludos con motivo de la Pascua con la esperanza del poder de la Resurrección en medio de la pandemia de COVID-19. Esta carta pastoral les llegará mientras la pandemia continúa su camino de destrucción y muerte. Aun cuando en algunos lugares la propagación ha disminuido y las restricciones de contacto se están aliviando, en otros lugares nos dicen que lo peor está todavía por venir. El costo de vidas humanas ha sido devastador y desgarrador. La situación nos ha abierto los ojos a todos y nos ha obligado a reconocer las condiciones de muerte, la desigualdad, la injusticia racial, de género, social, económica y ecológica preexistente al COVID-19 y que la pandemia ha empeorado fatalmente. La pandemia, una crisis de salud por derecho propio, nos obliga ahora a ver el mundo escandaloso al que hace referencia la Confesión de Accra (2004), y a reconocer que Dios nos está guiando a unirnos para la transformación del mundo. Sabemos que vivimos en un mundo caído en manos de ladrones (Juan 10:10). Sabemos que en términos bíblicos se trata de una crisis, un momento de juicio, que requiere una decisión fundamental de vida o de muerte. Pero, no obstante, por la misericordia de Dios, ¡no nos desanimamos! Sabemos que nos ha sido encomendado un ministerio. Nosotros y nosotras, personas cristianas junto a todas las personas, nos unimos a Dios en tanto Dios mismos reconcilia el mundo con Dios. Ser parte de la CMIR como una koinonia cristiana global nos ha permitido, a partir de la gracia de Dios

ver, apreciar y compartir entre nosotros y nosotras la dimensión global de esta pandemia, ya que cada iglesia vive con intensidad la situación en cada contexto específico. A pesar de que las restricciones han llevado a la suspensión de los cultos en nuestros edificios, ha habido una explosión virtual de impacto, creatividad y propuestas celebrativas. Muchas de nuestras iglesias, junto a otras personas, han tomado la iniciativa de dar forma al distanciamiento físico responsable, al tiempo que desarrollaban de manera responsable la solidaridad social, el contacto, el apoyo y el servicio. Las personas más vulnerables han sido afectadas no solo por el virus sino por la respuesta que ha dejado a millones y millones sin medios de vida y reprimidos por medidas autoritarias que afectan a las personas más pobres y desprotegidas. Como familia, sentimos que no estamos en soledad. Vivimos en la creación de Dios. Tenemos mucha gratitud por las promesas de oración y de apoyo que han estado circulando libremente entre nuestra familia de CMIR en cada región. Agradecemos a quienes se han acercado a las personas más golpeadas y más vulnerables. En medida en que nos vamos sosteniendo mutuamente y dando respuesta a todos nuestros prójimos y prójimas, junto a todas las compañeras y los compañeros que Dios provee, reconocemos que en este ministerio de reconciliación somos un solo cuerpo, y como Pablo recuerda tan poderosamente en 1ª Corintios 12:26: “Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y, si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él.» La presidenta Najla Kassab y yo queremos acercarnos especialmente en este tiempo para asegurarles nuestras oraciones y preocupación por su iglesia al enfrentar este momento presente, para que podamos hacerlo de manera conjunta, sostenidos y sostenidas por el Espíritu del Dios viviente y como una koinonia llamada a la comunión y comprometido con la justicia. Si bien no hemos podido celebrar la reunión del Comité Ejecutivo que teníamos programada para el mes de mayo, y a pesar de que la Secretaría en Hannover, Alemania, ha vuelto a trabajar desde casa, la CMIR continúa en estrecho contacto con sus iglesias miembros y con compañeros y compañeras de la oikumene, desarrollando las prioridades de nuestro plan estratégico de nuevas e inesperadas formas. Hemos reorientado nuestro pequeño pero importante Fondo Reformado de Coparticipación para apoyar los esfuerzos para responder a la pandemia desde nuestras iglesias miembros. Continuaremos enfatizando el compartir de recursos de emergencia siempre que los fondos generosamente proporcionados por La Tavola Valdese, a través del programa Otto per Mille, nos permitan hacerlo. Junto con nuestras regiones, nos comunicaremos con todas nuestras iglesias miembros para participar en un ejercicio global 25


de discernimiento, aprovechando los recursos teológicos y la perspectiva bíblica de las tradiciones eclesiásticas reformadas, unidas y en proceso de unidad para leer los signos de los tiempos y abrazar nuestro llamado como una koinonia global confesante, testimonial y reformadora. Deseamos acompañarnos y apoyarnos mutuamente en el ministerio pastoral y profético al que Dios ha llamado a la iglesia. Para todos nosotros y nosotras, mantener una comunicación vigorosa y un apoyo mutuo a través de la oración y de la acción, es esencial para este ministerio que Dios nos ha concedido. Por favor, póngase en contacto por medio de su región o directamente con la Secretaría, para compartir sus historias, de cómo todos y todas buscan responder fielmente. Estamos compartiendo aquí, una vez más, enlaces al último número de Reformed Communiqué y al Informe Anual 2019, ya que nos hemos enterado recientemente que el correo de muchas iglesias miembros se ha interrumpido debido a la pandemia. En 2° Corintios 1: 3-4,7, Pablo comparte las fuertes palabras que confrontan la aflicción: Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. … Firme es la esperanza que tenemos en cuanto a ustedes, porque sabemos que, así como participan de nuestros sufrimientos, así también participan de nuestro consuelo. Y así, sin desanimarnos, escuchamos la convocatoria en este kairos global de Miqueas 6: 8: » ¡Ya se 26

te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.» Gracia y paz para todos nosotros y todas nosotras en el poder de la resurrección en tiempos como estos. Chris Ferguson Secretario general wcrc.ch, 12 de mayo de 2010

EL COMITÉ EJECUTIVO DEL CMI ESTABLECE LAS PAUTAS PARA UN FUTURO MARCADO POR LA SOLIDARIDAD CON LA COMUNIDAD MUNDIAL El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias celebró una reunión por videoconferencia del 1 al 3 de junio. En estas tres intensas sesiones, la labor del Comité se centró en cuestiones de gobernanza, reflexionando sobre las posibles maneras de trabajar hasta que puedan volver a celebrarse reuniones presenciales de los órganos rectores. Por otra parte, planteó cuestiones relacionadas con el financiamiento, con la tarea de abordar la necesidad de un presupuesto revisado para este año. Además, se han preparado, discutido y emitido dos declaraciones públicas, la primera sobre el papel de las iglesias en el contexto de la pandemia de la COVID-19, que sigue propagándose, y la segunda, una “Declaración sobre la justicia racial en los Estados Unidos”. Se aplaza la 11ª Asamblea del CMI El Comité Ejecutivo, en nombre del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), ha decidido, en estrecha colaboración con la Iglesia Evangélica de Alemania (EKD) y otras iglesias anfitrionas y asociados locales, aplazar la 11ª Asamblea, prevista inicialmente para septiembre de 2021 en Karlsruhe (Alemania), hasta 2022. La decisión, anunciada el 3 de junio, se ha tomado debido a la gravedad de la pandemia de la COVID-19 y la incertidumbre relacionada con la misma. Se espera que la decisión de celebrar la Asamblea en 2022 represente una mayor probabilidad de poder garantizar la plena participación de la comunidad ecuménica. El lugar de celebración, Karlsruhe, seguirá siendo el mismo. La moderadora del CMI, Dra. Agnes Abuom, afirmó: “Esperamos que, para 2022, tengamos más certeza y


conocimientos sobre los efectos de la pandemia de la COVID-19, así como que, aplazando la convocatoria de la Asamblea, podamos lograr una participación más plena de todos aquellos que quieran caminar, trabajar y orar juntos”. Ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero confiamos en que se verá compensada por la alegría que sentiremos al poder reunirnos, por fin, en 2022”. La Iglesia Evangélica de Alemania, la Iglesia Evangélica de Baden, el Consejo de Iglesias de Alemania y otras iglesias de diversas confesiones de Alemania, Francia y Suiza, que habían presentado su invitación conjunta a celebrar la Asamblea en Karlsruhe, en una región europea situada entre las fronteras de los tres países, han reiterado su invitación para 2022 y el CMI la ha aceptado con beneplácito. El Prof. Metropolitano Dr. Gennadios de Sassima, vicemoderador del CMI y moderador del Comité de Planificación de la Asamblea del CMI, subrayó que la prioridad del CMI es la seguridad, la inclusión y el amor por la comunidad en su conjunto. “Tomamos esta decisión basándonos en un sentimiento de cuidado, amor y dignidad de nuestra única familia humana. Que Dios nos ayude a alcanzar la seguridad y la igualdad que necesitamos para celebrar una Asamblea en la que podamos acoger a todos con alegría y amor”. Haciendo hincapié en la oportunidad que el aplazamiento de la Asamblea representa para las iglesias, la vicemoderadora, obispa Mary Ann Swenson, afirmó: “Creo que trabajar, caminar y orar juntos en el contexto de la COVID-19 permitirá a nuestra comunidad, a nuestros miembros del personal y a todas nuestras iglesias

apreciar y encarnar más profundamente en nuestras vidas y en nuestra labor el tema que hemos elegido para la Asamblea: “El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”. El obispo Prof. Dr. Heinrich Bedford-Strohm, presidente del Consejo de la EKD, afirmó: “Karlsruhe sigue siendo en muchos sentidos un lugar ideal para celebrar una asamblea ecuménica transfronteriza con una dimensión europea”. Reiteró que “la razón más importante por la que invitamos a celebrar la Asamblea en Europa es que esperamos recibir algo de ella. Dados los desafíos a los que tendremos que enfrentarnos en los próximos años, este gran evento ecuménico puede ser un signo visible de un mundo en solidaridad, paz y justicia”. El obispo Prof. Dr. Jochen Cornelius-Bundschuh, de la Iglesia Evangélica de Baden, afirmó que espera aprovechar este tiempo para trabajar con todas las iglesias de la región: “continuemos avanzando e inspirándonos en este maravilloso tema”. El Dr. Frank Mentrup, alcalde de la ciudad de Karlsruhe, afirmó que la invitación al CMI también se mantiene, por supuesto, para 2022. “La ciudad en su totalidad se alegra mucho de recibir a representantes de la iglesia de todo el mundo aquí, en Karlsruhe: en el corazón de Europa, en una región impregnada de historia, donde las personas vecinas hace tiempo que se convirtieron en amigas íntimas; donde nosotros y nuestros asociados de este y del otro lado del Rin, a través de las fronteras, en Baden, en el Palatinado, en Alsacia y también en Suiza, trabajamos juntos y estamos conectados desde la amistad con un futuro que vale la pena vivir”, declaró. “Las estructuras creadas constituyen una base sólida para los próximos desafíos y para que la Asamblea del CMI en Karlsruhe sea un éxito igualmente en 2022”. El Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, secretario general interino del CMI, señaló: “Ya se han llevado a cabo un gran esfuerzo creativo y una labor exhaustiva para preparar nuestra próxima Asamblea. Estoy agradecido a todos los que han contribuido hasta ahora y confío en que, con nuestra continua colaboración, el apoyo de las iglesias y las continuas bendiciones de Dios, nuestra 11ª Asamblea contribuirá aún más profundamente a la vida, al testimonio y a la espiritualidad de los cristianos de todo el mundo”. Declaraciones públicas El Comité Ejecutivo del CMI emitió una declaración pública sobre el papel de las iglesias en el contexto de la COVID-19. Centrándose en el amor, la perseverancia, la esperanza y la valentía, la declaración refleja el daño que ha causado la COVID en los últimos cinco meses y cómo las iglesias pueden ofrecer esperanza. 27


“La iglesia está llamada a ser la luz del mundo y la sal de la tierra”, afirma la declaración. “Oramos para que las iglesias de todo el mundo cuenten con los recursos y la capacidad de ser mensajeras de la unidad, la confianza y la verdad como contrapunto a las voces que promueven la división, la desconfianza y los rumores infundados”. El Comité Ejecutivo del CMI ha emitido una segunda declaración en la que reitera su llamado a una transformación que ponga fin a todas las formas de racismo y discriminación racial. El Comité Ejecutivo se tomó un tiempo para reflexionar sobre los continuos disturbios en los Estados Unidos, donde las protestas continúan en muchas ciudades tras la muerte de George Floyd. Las iglesias de todo el mundo están expresando colectivamente su indignación junto con un llamado a que se produzca un cambio de una vez por todas en esta nación que ha tolerado el racismo violento durante demasiado tiempo. Gobernanza Entre los asuntos tratados en relación con la gobernanza, el Comité Ejecutivo se comprometió a cumplir con el requisito de reunirse por videoconferencia durante este año y estableció los plazos de notificación para convocar dichas reuniones. Además, se reconoció que sería necesaria una enmienda temporal al reglamento para ampliar el ámbito de los asuntos que podrían ser llevados al Comité Central para ser decididos mediante voto por correo electrónico o postal hasta que este último pueda volver a reunirse en Ginebra en junio de 2021.

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El secretario general interino ha estado enviando informes mensuales de rendición de cuentas a los comités Central y Ejecutivo del CMI para compartir información sobre el enfoque del CMI durante la pandemia de la COVID-19 y los ajustes realizados para adaptarse a esta situación. Asuntos financieros El Comité Ejecutivo aprobó un presupuesto revisado para 2020 en el que no se prevé ningún déficit programático. Además, se ha aprobado un límite de gastos de inversión revisado que garantiza que la inversión en el nuevo sistema informático pueda llevarse a cabo, y el proyecto se pondrá en marcha este año. Los debates sobre el presupuesto del CMI se centraron en la forma en que la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto significativo en lo que se planificó tanto para 2020 como para 2021. Nombramientos de personal directivo El Comité Ejecutivo del CMI anunció el 3 de junio sus funciones de dirección provisional del personal. Se confirmó el nombramiento del Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca como secretario general interino del CMI. El Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus fue nombrado secretario general adjunto interino del CMI dedicado a Unidad y Misión. Por otra parte, Doug Chial fue nombrado director interino de la Oficina de la Secretaría General del CMI. Ocuparán sus puestos hasta que el Comité Central del CMI se reúna en junio de 2021. El Rev. Dr. Pedroso Mateus continuará desempeñando también la función de director de Fe y Constitución, y Doug Chial, la de responsable del departamento de Movilización y control de ingresos. El Rev. Dr. Pedroso Mateus y Doug Chial fueron nombrados por el Comité Ejecutivo del CMI en una reunión en línea celebrada el 3 de junio, por recomendación del secretario general interino. Ocuparán sus puestos hasta que el Comité Central del CMI se reúna en junio de 2021. El Grupo de Dirección del Personal del CMI será dirigido por el secretario general interino y, además, estará formado por los dos secretarios generales adjuntos y el director interino de la Oficina del CMI de la Secretaría General. La Prof. Dra. Isabel Apawo Phiri continúa como secretaria general adjunta dedicada al programa de Testimonio público y diaconía, al igual que los otros miembros anteriores del Grupo de Dirección del Personal, la directora de finanzas, Elaine Dykes, y la directora de


comunicación, Marianne Ejdersten, que continúan en sus funciones y mandatos actuales. Ceremonia conmemorativa El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) recordó la vida y las obras de la Rev. Prof.ª Dra. Mary-Anne Plaatjies van Huffel con un servicio religioso conmemorativo en línea que se celebró el 4 de junio. La Rev. Profa. Dra. Plaatjies van Huffel, conocida por ser una líder de la iglesia transformadora en el África subsahariana, falleció el pasado 19 de mayo. Esta pastora y académica sudafricana había sido la presidenta del CMI para África desde 2013. Las próximas reuniones del Comité Ejecutivo del CMI se celebrarán en línea en los meses de julio y noviembre. En 2021, la reunión del Comité Central se celebrará del 22 al 30 de junio, mientras que el Comité Ejecutivo se reunirá los días 21 y 22 de junio. oikoumene.org, 5 de junio de 2020 _______________________________

LA CMIR ELABORA RESPUESTA A LA PANDEMIA Phil Tanis

Una consulta global organizada por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) dio inicio a un proceso para discernir de qué manera la Comunión puede «proporcionar una respuesta teológica profética» a la pandemia del COVD-19, preparando a la Comunión para convertirse en una iglesia confesante en términos del

«apartheid global» que la pandemia ha revelado. “El COVID-19 nos ha abierto los ojos a muchos desafíos y realidades”, expresó la presidenta de la CMIR, Najla Kassab. “En medio de nuestro dolor y de nuestras luchas vemos esperanza, sobre todo porque Dios está con nosotros y nosotras y estamos juntos/as, fortaleciéndonos mutuamente. Este es un momento para construir una comunión fuerte, profética, que genere una presencia que impacte en cada lugar donde haya dolor”. “En nuestro diálogo de hoy estamos intentando dar una respuesta inmediata que involucrará a nuestra familia en sus diversos niveles y que será específica para enfrentar la crisis del COVID y también para avanzar hacia nuestros objetivos a largo plazo”, dijo Chris Ferguson, secretario general de la CMIR. “Es un modo de dar inicio a un diálogo que posibilite un discernimiento de toda la comunión sobre la crisis y para proporcionar una respuesta teológica”. Philip Vinod Peacock, secretario ejecutivo de Justicia y Testimonio de la CMIR, Hanns Lessing, secretario ejecutivo de Comunión y Teología de la CMIR y Meta Ginting, pasante en la CMIR de la Iglesia Protestante Batak Karo (GBKP, por sus siglas en bahasa), presentaron un documento de diez puntos para iniciar el debate. “Lo que no necesitamos es volver a la normalidad», dijo Peacock. «Lo que llamamos ‘normal’ es lo que permitió que esta crisis sea lo que es. Tenemos una oportunidad para construir un mundo nuevo”. “El virus deja al descubierto la segregación que hemos construido en nuestras sociedades y en todo el mundo”, afirmó Lessing. “Estamos urgentemente llamados y llamadas a dar una respuesta a nivel teológico, pero también a nivel político, e incluso en la forma en que estamos siendo iglesia”. “En este contexto de pandemia, las iglesias y las comunidades basadas en la fe deben desempeñar su rol como agentes de cambio y de transformación desde las bases”, dijo Ginting. “Mientras esperamos la ‘nueva normalidad’, busquemos recuperarnos juntos y juntas, trabajando en unidad por la justicia y la paz en el futuro”. El debate fue moderado por Lungile Mpetsheni, de la Iglesia Presbiteriana en proceso de Unificación en África del Sur, y generó una amplia gama de respuestas del grupo global. “La Reforma nació a raíz de la pandemia de la peste negra. Esta pandemia nos impulsa a revisar nuestra propia visión y el vocabulario teológico que estamos utilizando”, manifestó Joas Adiprasetya, de la CMIR de Indonesia. “Creo que la crisis del COVID nos desafía realmente a replantear el guion que estamos utilizando”, dijo Ángela Martins, coordinadora del Concilio de Área del Caribe y América del Norte. «Este virus nos exige que salgamos de nuestra cajita 29


tradicional, única y global y que brindemos una comprensión teológica actualizada y renovada”. “Necesitamos reimaginar, realmente re imaginar toda la economía de la vida”, propuso Rathnakara Sadananda, miembro del Grupo Programático para el Plan Estratégico (GPPE) de la CMIR. “Esto es algo que requiere una reforma”. “Se nos presenta la gran pregunta sobre qué significa ser iglesia y vivir con incertidumbres. La pandemia está redefiniendo lo que significa ser iglesia”, dijo Roderick Hewitt, del GPPE. “Se están redescubriendo formas diferentes de ‘ser iglesia’, que no tienen toda la parafernalia. Este es un tiempo de revisar lo teológico, el lenguaje, todo esto justamente”. Mpetsheni señaló que «esto es apenas el inicio de un proceso» y dio por finalizada la reunión expresando que se establecerá un grupo de trabajo para darle continuidad al proceso, invitando a las regiones a involucrarse en el discernimiento, junto con otras contrapartes ecuménicas. Algunos resultados que se esperan del proceso incluyen: • Redacción de una declaración de la CMIR sobre la pandemia del Covid-19 • Producción de recursos que permitirían a las iglesias miembro y a las regiones participar en el proceso • Organización de webinars para tratar temas cruciales • Abordar cuestiones relevantes de justicia en otros programas de la CMIR • Explorar la visión más amplia que surgirá de la respuesta al COVID19 y que habrá de guiar a la organización en el camino hacia la Asamblea General de 2024

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Los y las participantes, más de 30, representaron diversas regiones geográficas, desde Colombia hasta Australia, incluyendo funcionarios de la CMIR, miembros del Comité Ejecutivo, líderes regionales, miembros del GPPE, representantes del Consejo para la Misión Mundial y personal. La consulta tuvo lugar el viernes 19 de junio de 2020. wcrc.ch, 24 de junio de 2020

EL MENSAJE DE LOS SALMOS (Fragmento) Walter Brueggemann Ocasiones de bienestar oda esta variedad de salmos de orientación discutidos hasta ahora refleja un "reino pacífico". En todas sus partes "el sistema" trabaja, y el "sistema" se refiere al orden creado divino que Dios preside en equidad y fidelidad. El "sistema" también se refiere a una red de relaciones sociales, valores y expectativas. En base a una convincente experiencia de primera mano, el autor de estos salmos se atreve a postular una correspondencia entre el modo con que Dios ordena la creación y el modo en que la sociedad maneja sus decisiones. Todo está ordenado y es confiable. Aunque los salmos establecen teológicamente el gobierno de Dios en el cielo también representan y reflejan una experiencia terrena del mismo orden y confiabilidad. Ese orden y confiabilidad no son nociones teóricas o abstractas. Se conocen de primera mano en las experiencias de vida cotidianas y coyunturales. Westermann ha observado que la confianza en la creación está basada en el patrón de bendiciones conocidas especialmente en la familia, en el hogar y en la tribu. La bondad de Dios se conoce aquí no por intrusiones inquietantes sino por la callada y discreta subsistencia. La regularidad de la creación se experimenta en los acontecimientos predecibles del nacimiento, matrimonio, muerte, tiempo de siembra y de cosecha. Todas estas experiencias atestiguan la regularidad y confiabilidad del Creador. Podemos identificar varios salmos como piezas ocasionales que reflejan y afirman la bondad divina en las bendiciones de la creación. En estos Dios no está visible en ninguna parte, pero es discernido como el que garantiza los puntos críticos a través de los cuales se afirma y enaltece la vida. Estos hechos de experiencia donde Dios es discernido, pero no visible han sido presentados de diversas maneras por Peter Berger, que denomina experiencia de orden, juego, esperanza, condenación, y humor, y por

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Langdon Gilkey, que contingencia, sin temporalidad, y libertad.

denomina sentido,

Salmo 133 El salmo 133 es una afirmación elocuente de la solidaridad de familia o tribu. La estructura del poema consta de una afirmación inicial (v.l) y una conclusión (v. 3b) que incluye las dos metáforas. La línea inicial celebra una experiencia. La conclusión identifica esa experiencia como bendición. Solamente en la última afirmación aparece el nombre de Yahvéh. Yahvéh no hace nada sino que es reconocido como la fuente oculta de ese bienestar. Pero el razonamiento "viene de abajo", de la experiencia. Se expresa en dos metáforas la unidad celebrada. Primera, la unidad es como el "aceite precioso" (v. 2), medida de extravagancia y bienestar (Cf. Mr 14.39; Lc 7. 46), de bendición más allá de toda expectativa. Segunda, la unidad celebrada es como el rocío (v. 3a), milagrosamente otorgado y vivificador, en un contexto por demás disecado, (cf. Os. 14. 6). Todas las imágenes apuntan hacia lo que es "natural", a la realización generosa de la creación sin condiciones ni planeacion o hacia la acción concreta de Yahvéh. La principal fuerza del lenguaje es la de "creación-bendición". La unidad es tan buena como se dice de la creación en Gn 1. y la palabra agradable (v. 1) se mueve en una dirección estética. El Salmo 133 refleja la capacidad de Israel para apreciar las alegrías comunes de la vida y para atribuirlas a la generosidad bien ordenada de Yahvéh. Solo se pueden plantear hipótesis acerca del tiempo en que se formó o se usó este poema. Puede ser reflejo de reunión de

familia, de encuentro de la tribu, de cualquier ocasión social de "hermanos", de líderes del clan reunidos sin conflicto. La voz puede ser la de un adulto ya libre, ansioso de que la generación más joven no se destruya a sí misma. El poema anticipa la solidaridad y armonía de toda la humanidad porque vive sin prevenciones en una creación lo suficientemente benévola como para cuidar de todos. Salmo 131 El salmo 131 es también una simple expresión de sumisión al orden confiable de vida. Los versos 1 y 2 son probablemente la forma original del poema. Al comienzo Yahvéh es identificado, casi abruptamente, como aquél a quien se le acreditará una vida bien ordenada. Hay aquí una aceptación gozosa de la vida en términos que Dios da. El cuerpo del poema consta de dos enunciados. El primero es una negación o una afirmación de inocencia (v. 1). Se destaca por tres negativas, con una cuarta sobreentendida, no levantada, no dirigida muy alto, no encaminada en la grandeza, no en cosas que van más allá de mí. El autor no ha pensado demasiado elevadamente de sí mismo (cf. Rm 12, 3), lo cual significa que entiende la relación propia de Dios. No es una relación entre iguales sino de subordinación, sumisión, confianza, que este autor gozosamente acepta. La contraparte positiva en el verso 2 es una afirmación de serenidad y bienestar de uno que confia en el cuidado maternal de Dios. Es una metáfora atrevida, considerada de otras maneras en Num 11, 11-15 y en Is 49, 14-15. Es una caracterización de la relación con Dios que surge de observar la relación más confiada, elemental, independiente, en toda interacción humana. El niño no trata de ser igual a la madre o independiente de ella. La necesidad y exigencias de este salmo son contrastadas muy ásperamente en este salmo en Is. 2, 6-22 donde Israel es acusado de orgulloso, alzado, altanero, arrogante y autónomo. Ese camino, dice el profeta, conduce a la destrucción. La voz de este salmo anuncia la contraparte positiva. Esto no significa abdicación o resignación sino reconocimiento de cómo es, finalmente, la vida con Dios. El uso de esta notable metáfora doméstica hace una sorprendente afirmación teológica acerca del 31


orden propio de la vida. Primero, afirma que la creatureidad está contrastada con la autonomía. La creatura humana fiel, como un pequeño bebé, como un diminuto pájaro que espera que la madre lo alimente, no tiene inclinación por la autonomía. Segundo, el poema entiende que, esa confianza gozosa y sumisa, nos deja libres de ansiedad, porque la ansiedad es resultado del intento de ser autosuficientes (cosa imposible) o de tratar de equipararnos con Dios-madre más que de haber crecido dependientes. La piedad reflejada en este salmo se opone directamente a la modernidad con su impulso hacia la independencia, autosuficiencia y autonomía. Es digno de notarse que los salmos niegan la inclinación edípica de que puede haber libertad solamente si se niega o se asesina al dios-padre controlador y autoritario. El mito de la modernidad cree que la madurez real consiste en ser libre de toda relación de dependencia, pero cuando se cambia la metáfora de un padre controlador a una madre bondadosa y nutriente, es evidente que el objetivo humano no necesita ruptura sino una confianza feliz. Si el salmo 131 fuera tomado como el todo de nuestra relación con Dios se podría juzgar que es ingenuo y romántico. Sin tomarlo como una afirmación generalizante nos proporciona una metáfora notable para algunas dimensiones de la vida fiel que se perdieron en muchas otras imágenes nuestras para expresar nuestra relación con Dios. El tercer verso del salmo parece que ha sido añadido. Como hemos visto en el Salmo 14, 7, parece ser un proceso por el que las afirmaciones íntimas de fe son asignadas sistemáticamente a Judá e Israel. En este salmo, el verso 3 32

tiene el efecto de identificar a Israel con el niño que confía. La imagen de Israel es pues, de alguien que ha dejado de insistir en su camino y se ha sometido a la voluntad de Yahvéh, digna de confianza. Ese tipo de sumisión es exactamente lo que hace posible, a Israel o a cualquier otro, el esperar. Si no hay sumisión no habrá esperanza porque la autonomía y la autosuficiencia son, finalmente, posturas de desesperación en las que se excluyen los dones libres y uno es dejado a sus propios recursos. En este salmo (a diferencia de Is 2, 6-22) Israel es capaz de esperar y recibir buenos dones de este Dios que alimenta. mas retiras tu rostro y ya estoy conturbado. A tí clamo Yahvéh, a mi Dios piedad imploro: ¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa? ¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad? ¡Escucha Yahvéh, y ten piedad de mi! ¡Sé tú, Yahvéh, mi auxilio! (Sal 30.8b-11)

LIBROS SOBRE EL COVID-19


COMUNICADO SOBRE LA CONTINGENCIA SANITARIA Ciudad de México, 19 de marzo de 2020 Vivamos bajo el cuidado del Dios altísimo; […] Sólo él puede librarnos de los peligros ocultos y de enfermedades mortales; sólo bajo su protección podemos vivir tranquilos, pues nunca deja de cuidarnos. SALMO 91.1a, 3-4, TLA

respuesta a la preocupación expresada por diversas Comunidades de Fe integrantes de esta Comunión, y tomando en cuenta las determinaciones gubernamentales al respecto llevadas a cabo hasta este momento, se dan a conocer las siguientes recomendaciones. 1. Unirnos en oración en un sólido y franco espíritu de solidaridad e interceder continuamente ante nuestro Dios por que esta situación no se agrave y que las medidas tomadas sean de beneficio para la mayoría de la población, afectada o no por la epidemia. Se solicita no incurrir en prácticas como difundir información alarmista, guardar la calma y compartir mensajes de aliento y esperanza a los integrantes de las comunidades. 2. Cada Comunidad de Fe, en uso de su autonomía, determinará las medidas preventivas y de protección que considere adecuadas, siempre y cuando estén apegadas a los lineamientos marcados por las autoridades de salud en sus diferentes niveles. La duración de la suspensión de actividades de culto y otras más queda a criterio de cada Comunidad. 3. Se solicita prestar especial atención a las personas más vulnerables o que puedan estar en mayor riesgo de un contagio en este momento o en los días en que se apliquen medidas más drásticas según avance la expansión de la epidemia en nuestro país. 4. Dada la cercanía de la Semana Santa (5-12 de abril) se sugiere que cada Comunidad de Fe determine a la brevedad la forma en que desarrollará las actividades litúrgicas correspondientes y que la anuncie a sus miembros y simpatizantes a fin de que haya claridad, siempre tomando en consideración las medidas que anuncien las autoridades competentes. En el gráfico anexo se hace un resumen de la propuesta general de sustitución de las actividades normales a finde que cada Comunidad de Fe actúe de la manera más responsable ante esta situación extraordinaria. Estaremos atentos a cualquier necesidad que surja en los días de aislamiento (cuarentena) con el propósito de apoyar, según las posibilidades disponibles, a quienes lo requieran y canalizar las inquietudes o situaciones específicas. En el amor de Cristo.

Ante la contingencia sanitaria derivada de la expansión del virus COVID-19 en nuestro país, y como 33


PERSPECTIVAS SEMANA SANTA Jean Meyer

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os cuarenta días de la Cuaresma son una cuarentena y sabemos de qué se trata. El retorno del año litúrgico nos enseña que al final hay un arresto y una sentencia de muerte, y al final final, la resurrección. Todo un programa, para toda la vida, la individual de cada uno de nosotros, la de la humanidad. El historiador italiano, Aldo Schiavone, nos dio hace poco un Ponzio Pilato, apasionante biografía del prefecto de Judea que condenó a Jesús. Ese gran personaje del imaginario occidental está presente en grandes novelas, como El Maestro y Margarita de Bulgakov, Judas de Amos Oz, o La facultad de las cosas inútiles, de Yuri Dombrovski. La tesis de Schiavone es que el hombre que se lava las manos, símbolo del cobarde que huye de sus responsabilidades, no es tal. Cuando, en las primeras horas de la mañana, le presentan a Jesús —el encuentro entre César y Dios—, Pilato intenta varias veces soltarlo, hasta que adivina el sentido de la resignación obstinada del preso. El prefecto entiende la meta de Jesús, el sacricio redentor, y “acoge esta inexplicable voluntad que está delante de él”. Toma su decisión con plena conciencia. En las leyendas populares que nacieron de manera muy temprana, tanto el centurión Longino, el de la lanza en el costado de Jesús, como Poncio Pilato se vuelven cristianos. Si Pilato hubiera liberado a Jesús, Cristo no habría existido, no habría sucedido nada. La historia habría seguido su curso, dice Schiavone. Su 34

muerte era necesaria, pero una muerte consciente y libre, la del Hijo del Hombre. Poncio Pilato cumplió su papel en el misterioso plan divino. Parece haber sido un tirano: “Soborno, violencia, ejecuciones sumarias, innitas y horrorosas crueldades”, escribió de Pilato el rey Agripa I en una carta al emperador Tiberio. Jesús, un día, lo había mencionado a sus discípulos, a propósito de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacricios. Pero, aun así, no quería ajusticiar a Cristo. ¿Por qué? Aquí empieza la confusión que Schiavone quiere disipar. Los escritores cristianos lo complicaron terriblemente todo. Uno puede especular de otra manera que Schiavone. A los judíos no les gustaba Pilato, escribían a Roma quejándose y nalmente obtuvieron lo que querían. Pilato fue destituido, años después de aquella mañana del viernes que se llamaría Viernes Santo. Algunos dicen que fue obligado a suicidarse en tiempo de Calígula, otros dicen que Nerón lo mandó ejecutar, otros que, exiliado, se ahogó en el lago de Lucerna. En los Alpes, sé de un cerro que se llama el Monte Pilato. El caso es que uno puede pensar que no quería ajusticiar a nadie para complacer a sus enemigos judíos. O bien, que Pilato, como buen político, tenía una razón de Estado: este Jesús, predicador errante, no era un agitador revolucionario: el hombre debe transformarse desde dentro y luego todo vendrá por sí solo. Y criticaba a la autoridad de los fariseos y del Sanedrín, autoridad peligrosa para el Imperio romano. Pienso yo que el romano, hombre duro y despiadado, fue impresionado por lo que sus informantes le reportaron: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajen y persiguen”. ¿Invita a rezar por mí, el invasor, a amarme? Sintió que Jesús, que Cristo –ya puedo decir Cristo– era una fuerza. Dostoievski dijo que la mansedumbre es una fuerza terrible. Un Dostoievski bien confundido en su deseo de ser verdaderamente cristiano, atormentado entre dos personajes simbólicos, el desastroso príncipe Mishkin y el Gran Inquisidor. Yuri Dombrovski tiene razón cuando dice que Pilato era mucho más realista que Dostoievski y su inquisidor. “Entendía a Cristo tal como era y ese Cristo le iba muy bien”. Encuentro fabuloso entre el historiador italiano y el escritor ruso. Después: la resurrección en la primavera de Jerusalén. Pasan los siglos y los milenios con sus variaciones históricas; “sólo el año litúrgico de la Iglesia teje la gloria santa de la eternidad” (Franz Rosenzweig, La Estrella de la redención). El Universal, 12 de abril de 2020


APOSTOLA APOSTOLORUM: LA APÓSTOLA DE LOS APÓSTOLES

Emmanuel Flores-Rojas 1. Al tercer día resucitó de entre los muertos esús resucitó! Venció con poder las ligaduras de la muerte. El padecimiento ha terminado. Ahora comienza la exaltación. El Credo de los Apóstoles dice: “…padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso…”. Jesús se ha levantado incólume del sepulcro. ¡Jesús subió del sepulcro, la muerte no pudo retenerlo! “¡Qué venida! ¡Desde el ámbito del señorío de la muerte que a todos los seres humanos sojuzga…, desde la tumba!”.7 Jesús ha regresado, está de nuevo entre los vivos.

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2. Se han llevado del sepulcro al Señor En el relato de la Resurrección que el evangelio de Juan trasmite, María de Magdalaes una de las protagonistas.8 Ahí está ella sola, sin ningún hombre a su lado, se ha encaminado al sepulcro “siendo aún oscuro”, de madrugada (v. 1). María había estado a los pies de la cruz (Jn 19:25; et. al.) y ahora la encontramos al despuntar el alba, a la entrada del sepulcro. ¡Por supuesto Jesús ya no está ahí! María se ha dado cuenta de que la piedra que cubría el sepulcro ya no se encuentra en su lugar y piensa –aunque no ha entrado al mismo- que se han llevado el cuerpo Karl Barth, Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 41. 8 Magdalena: Se deriva de Magdala, población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, al norte de la ciudad de 7

de Jesús. Corre entonces al encuentro de dos de los discípulos del Señor, para decirles: “— ¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!” (Jn 20:2). Y aquello se convierte entonces, en una corredera… María corre… Pedro y el discípulo amado también corren… uno corre más aprisa… bueno, todos corren para llegar allí primero. El “discípulo amado” llega primero al sepulcro, pero no entra; Pedro llega en segundo lugar, pero entra primero al sepulcro y “ve”. El discípulo amado que había llegado primero al sepulcro entra en segundo lugar y también “ve”, pero además de ver, también “creyó”. El texto nos ha transportado de la muerte a la vida y del ver al creer,9 del primero al segundo, del segundo al primero, de la mujer a los varones. Pedro y el discípulo amado son los primeros testigos del sepulcro vacío, pero María Magdalena como veremos a continuación, es la primera discípula en ver al Señor Resucitado. Los discípulos se “vuelven” a los suyos… pero María permanece fiel junto al sepulcro. 3. Mirando, escuchando y creyendo Para los creyentes del primer siglo, la participación de la mujer dentro de la iglesia fue muy importante. De ahí, que los evangelios no dejen de mencionar y reconocer la labor de ellas en torno al ministerio de Jesús, su crucifixión, y finalmente, su resurrección (Mt 28:1ss; Mc 16:1ss; Lc 23:55-24:3ss). Todos los Evangelios concuerdan en que las mujeres, en tanto discípulas de Jesús, acudieron puntualmente el día domingo al sepulcro, no tanto para encontrarse con el Resucitado, sino para ungir el cuerpo del Señor. En este domingo de resurrección, estamos aquí, celebrando el triunfo final y definitivo de Jesucristo sobre los poderes de la muerte. Pero también nos encontramos recordando que fue un pequeño número de mujeres quienes se aventuraron siendo muy de mañana al sepulcro del Señor, para ungirlo con especias aromáticas. Cierto es que no iban porque pensaran que Jesucristo resucitaría como había dicho, sino que iban a cumplir con el rito de ungir el cadáver. Las mujeres no van con esperanzas sino en desesperanza, hasta desesperadas. Y así, después del aviso a los discípulos y cuando ellos regresan con los suyos tan pronto como terminan de cerciorarse que el cuerpo del Señor ya no está en su lugar, María Magdalena Tiberíades. También podría provenir de una expresión del Talmud que significa “rizar pelo de mujer”, en referencia a las adúlteras. 9 Cf. P. Moitel, Grandes relatos del evangelio. Construcción y lectura. Estella, Verbo Divino, 1999 (Cuadernos bíblicos, 98), p. 10. 35


permanece afuera del sepulcro llorando. Es entonces, cuando ella finalmente se inclina al interior del sepulcro para “mirar”, y “ve” a continuación dos ángeles. Los ángeles interrogan la causa de su llanto, y ella insiste en la idea de que se han llevado a su Señor. Entonces María se “vuelve”, es decir, le da la espalda al sepulcro y súbitamente se topa con Jesús, lo “ve” de frente pero no lo reconoce, no sabía que era Jesús mismo. Jesús al igual que los ángeles la interroga sobre la causa de su llanto y añade un ¿a quién buscas? Pero ella insiste en la idea de que alguien se ha llevado a Jesús, todavía no ha entendido que era necesario que Jesús resucitara de entre los muertos conforme a las Escrituras. Viene a continuación algo inusitado e inaudito: Jesús se revela por fin como el Mesías Resucitado a María Magdalena, precisamente una mujer que no creía todavía en la resurrección de Jesús. Entonces, Jesús la llama por su nombre y le comisiona el anuncio de su resurrección. “Cuando Jesús la llama por su nombre es cuando se opera en ella un cambio: el verbo se traduce ‘se volvió hacia atrás’ o ‘vuelta completamente’ [v.16]. El otro discípulo había ‘visto’ antes de ‘creer’, María ‘escucha’ y esta voz le abre al reconocimiento del Resucitado”.10 ¡Jesús sigue llamándonos por nuestro nombre y continúa comisionándonos el anuncio de su resurrección!

4. He visto al Señor y me ha dicho esto María de Magdala se convierte así, en la apóstola apostolorum (apóstola de apóstoles), en la enviada a los enviados. ¿Cómo es que María Magdalena llegó a convertirse en una auténtica apóstola? ¿Cómo llegó a esa importante posición? En el evangelio de Juan [y también en el de Lucas] es María Magdalena y no Pedro, la que primero ve al Señor resucitado. Ahora bien, según el apóstol Pablo,11 dos eran las credenciales que deberían reunir aquellos que eran considerados apóstoles del Señor: Haber “visto” a Jesús el Señor resucitado; y, Haber sido “enviado” por Jesús para proclamarlo (1 Co 9:12; 15:8-11; Gal 1:11-16).12 Entonces, según Pablo, “el apóstol tiene que ser testigo de Jesús [resucitado], tiene que haber conocido a Jesús y recibido de él un mandato”.13 María Magdalena, según el relato juánico, cumple a cabalidad con tales requisitos para ser una apóstola, incluso antes que Pedro y Pablo, apóstoles del Señor.

Ibíd., p. 11. El mismísimo apóstol Pablo había tenido que hacer una defensa apasionada de su “título” de apóstol. Aunque Pablo no fue discípulo directo de Jesús sí pudo ser apóstol, porque “para Pablo, la revelación de Jesús resucitado tiene el mismo valor, a la hora de dar testimonio, que el hecho de haber vivido con Jesús en

Galilea” (J. Comblin, Pablo: trabajo y misión. Santander, Sal Terrae, 1994, p. 98). María Magdalena, sin embargo, sí fue discípula directa de Jesús y después también una apóstola. 12 R.E. Brown, La comunidad del discípulo amado. Estudio de la eclesiología juánica. 4ª ed. Salamanca, Sígueme, 1996, p. 184. 13 J. Comblin, op. cit., p. 103. Énfasis agregado. Aquellos que se dicen “apóstoles”, harían bien en releer hoy a Pablo, porque ninguno de ellos cumple con la experiencia paulina. 14 R.E. Brown, op. cit., pp. 184-185.

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En Jn 20:2-10, -como ya vimos- Simón Pedro y el discípulo amado acuden al sepulcro vacío y no ven a Jesús (asimismo Lc 24:12-24); de hecho, únicamente el discípulo amado percibe el significado de las ropas del sepulcro y llega a creer. Es a una mujer, a María Magdalena, a quien Jesús se aparece primero, instruyéndola para que vaya e instruya a sus ‘hermanos’ (los discípulos: 20:17 y 18) acerca de su ascensión al Padre. […] en Juan (y en Mateo), María Magdalena es enviada por el mismo Señor resucitado, y lo que ella proclama es el anuncio apostólico de la resurrección: ‘he visto al Señor’.14 5. María Magdalena, apóstol(a) de Jesucristo A María Magdalena ningún ser humano común y corriente la eleva a la categoría de apóstola entre los apóstoles, sino el


mismísimo Señor Resucitado: Jesús el Cristo. Él la convierte en evangelista de la resurrección: “… ve a mis hermanos y diles…”. Ella es enviada a anunciarles la buena nueva de la Resurrección a los apóstoles mismos. María de Magdala es además, parte del rebaño de ovejas que reconocen la voz de su pastor, cuando éste las llama por su nombre (Jn 10:3-5; cfr., 20:16). A la luz de todo lo anterior, podemos ver que las mujeres no son para nada, creyentes de segunda categoría y que Jesús las eleva al mismo nivel que los hombres. Si María fue apóstol de Jesucristo, la aspiración a la ordenación como pastoras, ancianas (presbíteras) y diaconisas, de muchas mujeres de nuestras iglesias, es legítima, bendecida y respaldada por el Señor de la Iglesia. María –antes que Matíascompletó el Colegio Apostólico de los 12, convirtiéndose en testigo primerísima de la Resurrección de Jesús, el Mesías. En conclusión, “María Magdalena, [es] la ‘Apóstola de los apóstoles’, la primera cristiana, quien primero presenció y predicó la Resurrección, la primera profesora de los apóstoles, una de las primeras discípulas; en resumidas cuentas: la discípula amada”.15 Amén.

OTRA IGLESIA ES POSIBLE. SERMÓN POR EL DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Mariano Ávila Arteaga 31 de mayo de 2020, www.facebook.com/watch/?v=358136795160141

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entecostés, un día, sin duda, importantísimo. Aunque quizá no juega un papel tan central como debiera en el calendario litúrgico evangélico protestante. Pero quisiera ofrecer esta reflexión a ustedes y pensar alrededor del pasaje de Hechos 2:1-21, esta narración sobre el día de Pentecostés, el primer día de Pentecostés para Iglesia cristiana, y pensar la manera en que Dios resignifica este evento, que ya era celebrado año con año, por siglos en la nación de Israel, pero que ahora, sin duda, representa un momento único, especial, importante Vamos a pensar en dos momentos, lo que fue el Pentecostés aquel día, las implicaciones y lecciones que nos deja a nosotros y luego, terminaremos pensando en pentecostés en nuestros días que nos ha tocado vivir. Pentecostés, la fiesta de las primicias, el día en que los israelitas llevaban los primeros frutos de sus cosechas al templo como una manifestación de su gratitud y su dependencia de Dios. En este Pentecostés, Dios resignifica esta celebración mostrando unas nuevas primicias de la humanidad, ya no sólo de la tierra, sino también de la humanidad misma; las primicias de la nueva humanidad de la Iglesia están surgiendo, y en ese momento de Pentecostés la nueva vida para la humanidad ha brotado. Tenemos por un momento un Pentecostés en el contexto de la larga historia de la salvación para la nación de Israel, desde la Creación, la Caída, la redención que Dios comienza a obrar en el mismo huerto del Edén con aquella promesa qué salvación, y que después, de alguna manera, va a encontrar un agente histórico, un pueblo una nación, Abraham y su descendencia, a través de los cuales va a extender, en su propósito original, su bendición a todas las familias de la tierra. Génesis 12 los dice claramente. Y empieza entonces una larga historia en la que en medio de caídas y levantadas (más caídas que qué otra cosa) Israel va batallando por cumplir con esa vocación histórica de ser una nación que fuera luz para todas las naciones del mundo, que fuera una bendición para todas las familias de la tierra.

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Sin embargo, ellos mantuvieron, de alguna manera desarrollaron, perspectivas en las cuales ellos querían mantener la exclusividad de Dios y crearon su propia teología para encerrar a Dios en ese paquete teológico y decir: Dios es solamente nuestro, somos la nación elegida de Dios, solamente se ocupa de nosotros. Sin embargo, en esa larga historia que Israel pasa desde el llamado de Abraham, después la Monarquía que finalmente concluye en el Exilio y en sus largos años de espera de un Mesías, que finalmente se cumple en nuestro señor Jesús que, como hijo de Abraham, en el Evangelio de Mateo, por ejemplo, nos marca esos hitos de la historia. Jesús es hijo de Abraham, es hijo de David; viene el exilio y después la venida de Jesús. Con Jesús, sin duda alguna, vemos la Encarnación concreta del propósito de Dios para la humanidad que, al final es su de sus 3 años de ministerio público, instruye a los discípulos, les enseña por 40 días en esta tierra, asciende a la gloria de Dios, y después manda Espíritu Santo en el día de Pentecostés te para cumplir con sus propósitos. En este sentido Pentecostés representa un kairós en esa larga historia de Dios, porque es precisamente el momento en que Dios interviene directamente para hacer posible que aquellas añejas promesas que iniciaran desde el huerto del Edén y que después vendrían a hacer la vocación histórica de Abraham y de su descendencia de ser una bendición para todas las familias de la tierra, finalmente se cumplen en ese día de Pentecostés. Dios derrama su Espíritu, como dice la profecía que cita Pedro, ¡la profecía de Joel!: “Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu sobre todo eL género 38

humano, sobre todo el género humano, sobre toda carne, sobre toda la humanidad”. En ese momento en que Pedro está citando la profecía de Joel a sus contemporáneos para explicarles un evento que los tiene a todos atónitos, que no saben qué significa, qué está pasando; hay quienes se burlan, dicen que están borrachos. Pedro tiene que aclarar la situación y cita esta profecía. En pocas palabras, lo que dice la profecía de Joel es que Dios ha enviado su Espíritu Santo para recoger la cosecha de una nueva humanidad que, a diferencia del Antiguo Testamento, aunque había muchas excepciones, ahora está formada por gente de todas las naciones; ya Dios no trabaja con una sola nación, ni con una élite de personas que son los ungidos: los que reciben el Espíritu, cómo eran los sacerdotes, los jueces, los reyes, los profetas que eran ungidos por Dios para cumplir con tareas especiales. Aquel momento de la historia ha terminado, y ahora estamos en un hito, en un momento clave, un momento de transformación en la historia sagrada, en la cual el Espíritu se derrama sobre todo el género humano. Toda la humanidad recibe el Espíritu Santo, y, en este sentido, como dice el pasaje al principio, se encuentran ahí personas de todas las naciones del mundo entonces conocido, que han llegado a Jerusalén para celebrar esta fiesta. Y en ese momento el Evangelio se va a internacionalizar. Ese es otro de los enormes cambios que se da en este momento de la historia. Dios con la manifestación, con este derramamiento generoso, abundante de su Espíritu Santo sobre toda carne. Ahora, esta venida del Espíritu Santo había sido anunciada mucho y por muchos de los profetas del Antiguo Testamento. Recordemos, por ejemplo, Ezequiel capítulo 36 y 37 qué habla de la realidad de que Dios va a infundir su Espíritu en ellos y hará que le obedezcan. Habla del Valle de los Huesos Secos en el capítulo 37, donde de la ausencia de vida se va a crear una nueva realidad, una nueva humanidad. Jeremías hablaba también de un nuevo corazón, un nuevo espíritu que Dios derramaría sobre su pueblo. Isaías 35 nos da la imagen de un desierto desolado sobre el cual vendrá la presencia del Espíritu y creará un jardín esplendoroso. Y Joel, sin duda, que es el pasaje que cita Pedro, habla de esa venida del Espíritu, Señor y Dador de vida, como dice uno de nuestros Credos, qué es derramado ahora sobre todo el género humano. La profecía de Joel apunta a realidades importantísimas. Una de ellas es lo primero que acabamos de leer: el hecho de una especie de democratización de la presencia empoderadora del Espíritu sin distinción alguna. Algo inusitado, jamás visto en el Antiguo Testamento. Ya habíamos dicho, eran individuos en particular que recibían la presencia del Espíritu, la plenitud del Espíritu para cumplir con tareas específicas. Pero ahora, dice el texto, será derramado sobre toda carne.


Una de las primeras notas, y vamos a hablar por lo menos de cuatro, es que el espíritu es dado a toda la humanidad, a toda carne, sobre todo “el género humano” como dice la Nueva Versión Internacional; sin distinción de raza o nación. Están reunidos en Jerusalén personas si ustedes ven los versículos 9 al 11 de Hechos 2, verán se da una larga lista de todas las naciones representadas en Jerusalén en ese día. Dios ya no hace distinción de raza o de nación, como los judíos, quienes habían pensado que Dios era exclusivo para ellos. O como muchos reformados bastante despistados, que creemos que Dios es solo para nosotros porque somos elegidos. Ojalá esto no sea ya tan dominante en la mente de muchos. ¡Es para todos! Se derrama sobre toda carne Pero una nota importantísima es el hecho de que dice, dos veces el texto: los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, y después habla de siervos y siervas; es decir, el Espíritu se derrama sin distinción de raza o nación. Todas las naciones ahora son convocadas a gozar de la nueva vida que el Espíritu crea en el mundo. Pero también es una realidad en la que ya no hay distinción de género. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y después dirá esclavos y esclavas, o siervos y siervas, según la traducción. Pero eso es importantísimo tanto en el contexto del Antiguo Testamento como ahora en el Nuevo. Para Dios no hay distinción de hombre o mujer, cómo lo va a decir en Gálatas y en Colosenses Pablo: Todos son uno en Cristo Jesús. Este derramamiento del Espíritu ya no distingue género, hombres aquí, mujeres allá. Ustedes saben que en esa época el papel de la mujer era espantosamente marginado (como, en

algún sentido, sigue siéndolo en muchos ámbitos, sobre todo religiosos y hasta evangélicos para vergüenza nuestra). El Espíritu se derrama sin distinción de género; se derrama sobre hijos e hijas, siervos y siervas. También sin distinciones de edad. “Los jóvenes verán visiones, los ancianos soñarán sueños”. Nadie puede estar tan viejo para no ser importante en el Reino, como tampoco demasiado joven como para pensar que es inmaduro y no puede servir. Jóvenes y ancianos. Tampoco hay distinciones de clase: sobre mis siervos y sobre mis siervas, esclavos y esclavas. Aquí el texto habla de los que estaban hasta abajo en la escala social en aquella época, es decir, los de abajo serán receptores de la presencia del Espíritu de vida que los capacita para llevar vida en este mundo. ¡Extraordinario!, es la opción de Dios por aquellos que están hasta abajo. Y, en ese sentido decimos, Pentecostés significa no sólo el hecho de que toda barrera humana está rota; barreras en términos de nacionalidad, de raza, de género, de edad, de clase social. Hay una completa democratización de la vida sin distinciones de poder. Las relaciones de poder y de control de los de arriba sobre los de abajo se rompen, y se va a ver muy pronto en la en la vida de la Iglesia. Ahora la Iglesia es convocada a vivir como una nueva humanidad. Pensamos, entonces, en lo que eso significa para nosotros hoy. ¡Somos una comunidad del Pentecostés! ¡Qué diera yo porque la Iglesia mayoritaria en el mundo evangélico pentecostal viviera profundamente la realidad del Pentecostés!, en términos de cómo lo dice la profecía de Joel: Crear una comunidad libre de barreras, de distinciones, de jerarquías humanas; de distinciones a partir de la raza, de la nacionalidad de la clase social, del género, de la edad. Una nueva comunidad igualitaria, incluyente, fraterna. La pregunta para nosotros, que Pentecostés nos plantea constantemente, es cómo transmitimos y diseñamos esa vida en nuestra sociedad, en nuestro contexto, en nuestros círculos, de tal manera que somos una comunidad del Espíritu. Una comunidad que, guiada por esa iniciativa del Espíritu en el primer Pentecostés cristiano, nos lleva a vivir como el Espíritu, no haciendo distinciones raciales, nacionales, religiosas, de género, de clase, de edad. Yo les pregunto, ¿cómo podemos y debemos vivir estas realidades es en los contextos en los que estamos?; ¿cómo aprender a ver a cada ser humano con los ojos de Pentecostés? Sin distinciones. Encontrar, en cada ser humano, a nosotros mismos; encontrarnos a nosotros mismos en cada ser humano. Ver a los demás como los veía Jesús, verlos como el Espíritu nos enseñó a verlo en el día de Pentecostés. ¿Cómo vivimos esas realidades en

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nuestros hogares, en nuestras escuelas, en nuestra Iglesia, en el trabajo? En cualquier ámbito. ¿Cómo aprendimos a ver y vivir la realidad de una nueva humanidad inclusiva, igualitaria, generosa, hospitalaria? Ahí está el desafío, allí está llamado qué Pentecostés pues nos hace hoy en este año. Que Dios nos ayude a responderlo. (Transcripción: RMY) “LA RIQUEZA DEBE TENER SENTIDO”: ENTREVISTA CON FRANÇOIS DERMANGE

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n protestante tiene conciencia de su responsabilidad. François Dermange, profesor de Ética en la Universidad de Ginebra, vuelve a los lazos entre la teología y la filantropía, sobre todo en Ginebra. Ética La tradición reformada no vio en el pobre a un ícono de Cristo o a un ‘portero del cielo’ intercediendo por el rico a cambio de la limosna recibida. El pobre es pobre y donar hacía correr el riesgo de solamente entretener la pobreza. La Reforma prohibió con frecuencia la mendicidad, dando la obligación a la colectividad de ofrecer trabajo. No debemos idealizar ese modelo, que a veces se ha mostrado coercitivo, pero que también se ha mostrado eficaz. Riqueza útil para los otros Cuando pensamos en el cuerpo social, lo vemos compuesto de partes iguales. Ahora bien, según Calvino no somos iguales en riqueza, en inteligencia, en educación o en talentos. En este cuerpo en el que recibimos nuestra vida de los otros y se las damos, mientras más recibimos más se nos pedirá (Lucas 12.48). Esto hasta los 40

paganos lo comprendieron. La filantropía es ante todo ese tono de humanidad (Hechos 27.2; 28.3). El cristiano le da otro sentido, tomando ejemplo del sentido de Dios mismo (Tito 3.4). Donar a una institución, no a la iglesia En el momento de la Reforma, todos los bienes de la antigua iglesia fueron donados para obras con los enfermos y los desposeídos. Esta idea permaneció por mucho tiempo. Más que dar a la Iglesia para gastos suntuarios o al pobre “de mano en mano”, prefirieron dar a instituciones que utilizarían ese dinero con profesionalismo. Algunas de esas instituciones subsisten como el Hospital General de Ginebra, fundado en 1535. No ser esclavo del dinero Calvino estaba convencido de ello. Más valdría no ser rico, vivir con simpleza y contentarse con poco. Pero si se nos es dada la riqueza, no debe ser rechazada, pues por peligrosa e ilusoria que pueda ser, puede ser útil a otros. Es por ellos que debemos aceptarla, administrarla, ponerla a su servicio. Así el rico nunca es verdaderamente el propietario de sus bienes, es el depositario de ellos y el gerente para los otros. Para cada familia su causa Durante mucho tiempo, cada familia protestante tenía su causa: abolición de la pena de muerte, apoyo a la guerra de independencia de Grecia, lucha contra el trabajo dominical... Los industriales textiles de Mulhouse (Francia), obtuvieron la prohibición del trabajo de infantes lo que iba directamente contra sus intereses: renunciar unilateralmente al trabajo de los infantes, hubiera sido benéfico para sus competidores católicos del norte de Francia. Así hicieron un trabajo formidable que puso las bases para la futura Oficina Internacional del Trabajo. Pioneros indispensables En el siglo XX, varias obras filantrópicas fueron retomadas por el Estado. Sin embargo, la filantropía mantiene un lugar esencial. Discreta, más profesional, a la escucha de sus beneficiarios, está atenta a las necesidades que no han sido atendidas o mal atendidas. Por ejemplo, un servicio de consultas sicológicas conyugales para quienes no tienen los medios para ello o una formación educativa real en los campos de refugiados. Asimismo, un mecenas protestante puso recursos y energía para sostener la preparación académica de musulmanes en Suiza, para con ello


facilitar su integración. Los filántropos de hoy son también vigilantes. Como los Reyes Magos, saben ver lo que nace y lo que crece: tienen el valor de seguir la estrella y la generosidad de compartir sus tesoros. reformes.ch, 27 de febrero de 2020 (Versión: Francisco J. Domínguez Solano)

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LA IGLESIA CELEBRÓ LA CONQUISTA

La Iglesia Presbiteriana Independiente de Londrina ordenó 6 nuevas pastoras a fines de febrero. “La ordenación de estas mujeres solo confirmó oficialmente el ministerio que habían estado desarrollando durante años”, señala la Rev. Ma. Helena Santos, con quien conversamos sobre la realidad del liderazgo femenino en un presbiterio de Brasil.

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l liderazgo femenino es una realidad que atraviesa de diferentes maneras a las iglesias que conforman nuestra Alianza. En 2018, hermanas pertenecientes a las iglesias Presbiteriana Independiente, Presbiteriana Unida y Evangélica Congregacional de Brasil, elaboraron en conjunto la propuesta litúrgica que fue compartida con ocasión del Día de Oración por la Mujer Latinoamericana de septiembre del mismo año. Para el momento de intercesión, las hermanas nos proponían reflexionar que: “Para Dios, no importa si tu eres niña o niño, mujer u hombre, tu eres única y único, valiosa y valioso, e importante por el hecho de ser su hija y su hijo amados. La Palabra de Dios dice que: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.” (Gal. 3.28)

Dimensionar este llamado en la construcción diaria de iglesias de hombres y mujeres en pie de igualdad, de extranjeras y connacionales en pie de igualdad, nos exige poder comprender nuestro presente compartido como iglesias reformadas y latinoamericanas: que viven los mismos fenómenos, en las diferentes realidades nacionales y locales. Que comparten la misma misión, a través de las diferentes tradiciones históricas y organizaciones eclesiales. Para comprender el presente es necesario conocer y reconocer el pasado, para contrastarlo con los datos de la actualidad y poder proyectarnos hacia el futuro. El 29 de febrero, la Primera Iglesia Presbiteriana Independiente de Londrina celebró un acontecimiento que “iba a quedar marcado en nuestra Iglesia”. Se vivió un hecho presente que será un hito a futuro: fueron ordenadas para el ministerio de la Palabra 6 mujeres: Andréia, Camila, Iraídes, Maria Christina, Neide y Patrícia, y 2 varones: Cilas y Leandro. La Revda. María Helena Santos Faleiros es la primera presbítera que fue ordenada en 1999 al Presbiterio de Londrina. Es bachiller en teología y sicóloga especializada en educación especial, y nos cuenta un poco el trayecto y la actualidad de la participación de mujeres en la vida de fe de la familia presbiteriana en esta región: La Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil (IPI) ha estado ordenando mujeres al Ministerio de la Palabra y los Sacramentos desde 1999. ¿Cómo se desarrolló la participación de las mujeres en tu ciudad y en el Presbiterio de Londrina, desde aquel tiempo hoy? Cuando la IPI aprobó el ministerio de mujeres, el pastor general de la iglesia local era el reverendo Messias Anacleto Rosa y el reverendo Mathias Quintela de Sousa era el pastor auxiliar; concomitantemente eran también vicepresidente y presidente de la Asamblea General de IPI, respectivamente. Y son pastores que siempre han apoyado el ministerio de mujeres. En 1997, la iglesia local implementó la visión de la iglesia en células: grupos 41


pequeños, y desde el principio el liderazgo de estos grupos fue asumido por hombres y mujeres, con la visión del cuidado pastoral. En 1999, con la aprobación del ministerio de mujeres, fui elegida la primera presbítera de la iglesia local. En ese momento, no hubo dificultad o resistencia con respecto a mi participación en el Consejo. Fui recibida y reconocida por el grupo. En 2002, otra presbítera fue elegida, Neide Ribeiro, quien fue ordenada para el ministerio de la Palabra y los sacramentos este sábado. En 2007, la reverenda Cibele y yo fuimos ordenadas pastoras y desde entonces hemos sido pastoras auxiliares en la iglesia local. He estado en el Consejo desde 1999. Tenemos muchas mujeres en la iglesia local que son líderes y supervisoras de células, atendiendo de 15 a 60 personas cada una. El presbiterio de Londrina también siempre ha apoyado el ministerio de mujeres. Actualmente somos 25 pastores y 6 pastoras en el Presbiterio de Londrina (19%). En 2020, 27 pastores y 12 pastoras (31%). Hay otra seminarista que comenzó el grado y dos mujeres que fueron presentadas y aprobadas como candidatas oficiales para el ministerio de la palabra y los sacramentos. ¿Qué significa para el Presbiterio tener seis nuevas mujeres ordenadas? Durante el período de licenciatura, la mayoría de las iglesias que conforman el presbiterio de Londrina (un total de 11 iglesias) hicieron posible que las mujeres licenciadas en teología predicasen. Y la aceptación fue increíble. En realidad, la ordenación de estas mujeres solo confirmó oficialmente el ministerio que habían estado desarrollando durante años. La 42

iglesia celebró la conquista. En aquellos días experimentamos mucha hospitalidad y alegría en el Presbiterio y en la iglesia local, con su ordenación. ¿Cómo participan las mujeres en la vida administrativa y espiritual de la iglesia? Las mujeres son activas en la vida espiritual. Actualmente hay aproximadamente 250 células, y de estas, 135 grupos están bajo el liderazgo femenino (55%). En la estructura celular, hay el liderazgo de superintendencia que se compone de aproximadamente 15 a 30 células. Cinco de las mujeres ordenadas pastoras eran superintendentes de área; en esto sentido, ellas ya experimentaron el trabajo pastoral y cuidado con la vida espiritual, siendo responsables de acompañar a los miembros de sus áreas: discipulado, visitas al hogar y al hospital, asesoramiento, capacitación de liderazgo, cursos de ministración, movimiento de oración, matrimonio y muchas otras actividades. AIPRAL.net, 21 de marzo de 2020

ELONA STREET-STEWART (DESCENDIENTE DE LA TRIBU NANTICOKE DE DELAWARE) Y EL REV. GREGORY BENTLEY, NUEVOS CO-MODERADORES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA IGLESIA PRESBITERIANA DE ESTADOS UNIDOS www.presbyterianmission.org/story/224th-general-assemblyelects-street-stewart-bentley-co-moderators/ 20 de junio de 2020

10 AÑOS DE LA MUERTE DE CARLOS MONSIVÁIS


HORIZONTES 130 AÑOS DEL PRESBITERIANISMO CUBANO LA IGLESIA PRESBITERIANA REFORMADA EN CUBA LLEGA A LOS 130 AÑOS Mensaje de la P.P. Dora Arce Valentín, Moderadora de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, a propósito del 130º Aniversario Inspirado en el texto bíblico: Mateo 10.40-42

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ace apenas unos minutos nuestra Iglesia ha arribado a 130 años de presencia en esta tierra cubana a la que tanto amaron nuestros misioneros patriotas, nuestros fundadores, aquellos que fueron a ser iglesia a la manigua porque allí recibieron también el llamado de ser testigos de Aquel que prometió recompensa a los justos. Nada más reconfortante para esta celebración que recordar con sano orgullo nuestras raíces patrióticas por

evangélicas, cubanas y dignas como nuestras palmas. Soñábamos con una celebración magna (a la que no hemos renunciado). Soñábamos con tener un Sínodo especialmente dedicado a celebrar nuestro pasado, regocijarnos con el presente y dibujar los pasos para el futuro. Pero Dios nos recordó que sigue siendo Señor de la Historia y que somos, como seres humanos, vulnerables e interdependientes tanto de otros seres humanos como de la Naturaleza. El texto que nos corresponde este domingo que se aproxima parece uno de esos que pueden perderse en el Evangelio, pero lo cierto es que es uno más que pertinente para nuestro aniversario. Porque nos recuerda la vida nos ha sido dado para disfrutarla más en su sencillez y en los pequeños detalles de la cotidianidad, que, en cualquier otra cosa, por muy grandiosa que pueda parecer. Han sido meses difíciles. Hemos tenido que repensar nuestra manera de ser iglesia, hemos encontrado fortaleza en los espacios y las personas que menos imaginábamos, hemos recuperado la amistad en Cristo que tanto necesitamos, la alegría por sabernos una familia, la solidaridad con las personas necesitadas, ya sean de nuestras comunidades o aquellas a las hemos continuado sirviendo contra viento y marea. Hemos orado juntos, reído juntos, llorado juntos. ¡Qué mejor manera de celebrar nuestro legado, afirmar nuestro presente y encaminar nuestro futuro!! Ningún Sínodo Extraordinario pudiera habernos enseñado lo que nos han enseñado estos meses en los que a pesar del aislamiento físico hemos estado más unidos como iglesia que nunca. Hemos recordado en estos tres meses que cualquier ser humano tiene un valor a los ojos de Dios y más que eso, que no hay tarea, trabajo o servicio, que no merezca reconocimiento a los ojos de la comunidad humana en la que lo desarrollamos y por ende no merezca respeto. No todos podemos ser profetas, no todos tenemos facilidades para predicar la Palabra de Dios; pero toda persona que sea capaz al menos de ofrecer hospitalidad al mensajero o la mensajera será tan recompensado, dice el texto, 43


como el profeta mismo. Pueden existir personas que, por sus dones o su preparación, o las oportunidades que han tenido, llegan a ser figuras públicas, de reconocido prestigio; pero esas son las menos. Sin embargo, detrás de cada una de esas grandes mujeres y esos hombres de la historia humana, siempre han existido muchas más personas que les han allanado el camino para llegar dónde han llegado. La grandeza de un ser humano, a los ojos de Dios, nunca es la de una sola persona con todos sus triunfos, por muy lejos que haya logrado llegar; sino siempre sumada a la de todas aquellas que, la mayor de las veces en el anonimato, han hecho posible tales triunfos. Yo quisiera aprovechar este momento para que meditemos en todas aquellas personas que de alguna manera han coadyuvado a que alcancemos estos 130 años con vitalidad y esperanza en lo que podemos continuar aportando a la familia cristiana cubana y a nuestra sociedad en general. Hemos de elevar una oración de acción de gracias por todas ellas, por nuestra historia, por los pastores y pastoras que nos trajeron hasta aquí, por el hermoso y talentoso grupo de presbíteras y presbíteros gobernantes y diaconos, que han sostenido con su trabajo y su sacrificio la misión de la iglesia, por los jóvenes que se han crecido ante los reveses y se han levantado dignos y dispuestos a continuar ofreciendo sus dones a la comunidad. Por la niñez que alborota nuestras celebraciones con sus risas y su pureza de corazón. Por las ancianas y los ancianos que dan a nuestras congregaciones su experiencia, su historia, su sabiduría, su amor por lo que nos han legado como herencia.

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Ciertamente, no todos podemos ser profetas; pero cada una de las personas que conformamos nuestra IPRC, podemos incentivar, inculcar, educar, en todos aquellos que están a nuestro alrededor, incluyendo nuestros propios hijos e hijas; un espíritu de justicia y bondad que les capacite para vivir dignamente. Saben por qué. Porque hemos recibido el mensaje de Dios en Jesucristo, tenemos la fe como regalo divino, conocemos el rasero de Dios para medir la justicia, que es el amor; adoramos y servimos a un Señor que proclamó el Reino, anuncio esperanza, mostró bondad, murió en la cruz y resucitó de entre los muertos para darnos de vuelta la vida plena y abundante para la que fuimos creados. Por el sencillo y humilde acto de ayudar en todo lo que podamos a hacer de el entorno en el que vivimos, uno de justicia y de bondad, también tendremos recompensa. La de saber que como Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, Dios nos ha plantado como semillas que, en algún momento, en algún tiempo y lugar, podrán continuar dando frutos. Esos frutos del Espiritu que merece la Creación de Dios para Gloria de su Nombre. ¡A Él sea sólo!

Documental Con Dios en el camino www.youtube.com/watch?v=Q-nyuG64rtI


PRONUNCIAMIENTO SOBRE LOS ÚLTIMOS SUCESOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN MÉXICO Ciudad de México, 22 de febrero de 2020 Y el Señor le dijo: “¿Qué es lo que has hecho? Desde la tierra, la voz de la sangre de tu hermano/a me pide que le haga justicia”. GÉNESIS 4.10, Reina-Valera Contemporánea (modificada)

Ante los recientes acontecimientos relacionados con la violencia de género, particularmente los feminicidios de la menor Fátima y de Ingrid, y en el espíritu de las palabras del Génesis citadas, expresamos nuestra más profunda indignación, pesar y arrepentimiento. Reconocemos que, como parte de este país, hemos participado, sobre todo desde nuestra enorme pasividad, de estos crímenes de odio, inconcebibles en estos tiempos de afirmación de la dignidad de todas las personas. Aceptamos también que este pecado estructural, más allá de las complejidades de la vida individual y del daño psicológico que implica actuar de la manera más inhumana que se pueda imaginar y practicar, está presente en todos los ámbitos de la vida social y que nuestra

proclamación del mensaje de Jesucristo no ha bastado para aplacarlo o disminuirlo. Ello se debe, no a la ineficacia de dicho mensaje, sino a nuestra limitada proyección y compromiso con él. Confesamos que hemos sido partícipes, por omisión, indolencia y falta de compromiso con la justicia, de una actitud destructiva que, lamentablemente, sigue lastimando y cercenando vidas, con la misma ferocidad que en los tiempos de los Jueces (caps. 19-21), cuando una mujer anónima fue violentada en toda su realidad física y humana, y cuyo cuerpo fue fragmentado y repartido como una especie de sacramento brutal para testimonio de un pueblo que fue llamado a hacerle justicia. Por lo tanto: • Pedimos perdón a las mujeres de este país por el grado de complicidad (activa o pasiva) con que hemos asumido este tipo de sucesos en los últimos años y que sigue poniendo en riesgo su sobrevivencia y vida digna. • Pedimos perdón a la Divinidad por tanta indiferencia y la nula acción ante estos hechos que han propiciado una auténtica crisis humanitaria en nuestro país. • Hacemos un llamado a nuestras comunidades a prestar atención a estos hechos para evitar su invisibilización, a clamar a Dios por su justicia, a anunciar las buenas nuevas de amor, paz y armonía ante hechos similares, a denunciar cualquier brote de violencia de género y a prevenir cualquier situación que atente contra la vida y estabilidad de las mujeres y menores de edad. • Invitamos a las demás comunidades que reivindican el nombre de Jesucristo a sumarse a las tareas de denuncia de este mal que amenaza con convertirse en endémico, a proclamar las bondades transformadoras del Evangelio y a participar activamente en la reconstrucción de la mentalidad social para superar este problema. • Exhortamos a la sociedad mexicana en su conjunto a asumir la tarea de mejorar la situación de las mujeres y así poder atender los riesgos y la enorme vulnerabilidad con que ellas viven en los tiempos presentes. • Solicitamos a los diferentes niveles de gobierno, especialmente a la Presidencia de la República, que escuche con atención el clamor de las mujeres que reclaman justicia por estos feminicidios, así como una mayor sensibilidad que permita abordar y solucionar el problema mediante medidas concretas. Finalmente, afirmamos enfáticamente la esperanza en la resurrección experimentada por Jesús de Nazaret y que comparte con todo aquel o aquella que padece la injusticia criminal. Ella es 45


la que no nos permitirá olvidar a Fátima, a Ingrid, y a todas las demás mujeres que han perdido la vida en esta espiral de violencia que sacude a nuestra nación. Al lado de ellas y de todas las mujeres afirmamos también: ¡Ni una más! ¡Ni una menos!

ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO MASCULINA CONTRA LAS MUJERES: UN COMPROMISO POLÍTICO DE LOS HOMBRES 25 de febrero de 2020 Pronunciamiento La práctica histórica de la violencia de género, y las consecuencias contra las personas a quienes se ejerce, principalmente a las mujeres, le ha permitido devenir en una acción, individual y colectiva, cuya cotidianidad cuenta con los argumentos socioculturales y políticos que la validan como algo incorrecto, pero a veces necesario, para asegurar o corregir el conjunto de comportamientos y actitudes de esas personas que se considera, ponen en riesgo el orden de las sociedades y el mundo establecido. De esta manera, la larga historia de la práctica de la violencia de género, hoy identificada, definida y tipificada en formas y modalidades jurídicaspenales por las feministas, se perpetúa, gracias a la permisibilidad institucional por parte del Estado y a las prácticas consuetudinarias de una parte de la sociedad civil patriarcales, como una operación que ha ido encontrando un lugar de aceptación y rechazo en las mentalidades de los

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hombres y las mujeres que la ejercen y la sufren. Esa historia de la violencia ha tenido, y tiene, una impronta masculina, debido a que los hombres somos y hemos sido sus principales actores. La hemos creado, entre otras cosas, cómo un recurso sociopolítico de género para normar, regular castigar, contener y reprimir el conjunto de actos considerados como amenazantes del orden sociopolítico de nuestros mundos de vida. En este sentido, los planteamientos teórico-políticos feministas de que la violencia de género masculina es algo que caracteriza a los hombres, es un referente fundamental que se debe problematizar y situar en el marco de un proceso histórico que ha definido, y define, la identidad genérica del ser hombre. Problematizar la violencia de género, comprende el conocimiento del devenir de los hombres como sujetos de violencia, así como la observación de su complejidad, en experiencias vitales asociadas a estas construcciones masculinas, a nivel individual y colectivo. No basta señalar que es una expresión del poder de dominio de los hombres, sino dar cuenta cómo opera en la cotidianidad de la vida masculina (en las relaciones de pareja, con la familia y sus integrantes, en la escuela, el trabajo, con las amistades, la actividad política, la diversión, el ocio, los espacios públicos, el transporte, la experiencia emocional y sentimental, la salud, el mundo virtual y las redes sociales; entre otras) y cómo se articula con sus dimensiones filosóficas, sociológicas, económicas y psicológicas. De esta forma, acudir a la noción de que la violencia directa y explícita es el mediador central de las relaciones sociales contemporáneas y que, por ello, demanda aceptación y adaptación de nuestra parte, es desconocerla como eje sobre el cual la vida en sociedad se ha configurado a lo largo de la historia, y resultado de un proceso de producción y reproducción social que funciona sobre la base de la injusticia y la desigualdad. Los niveles de estridencia moral que se suscitan en contra de las estrategias defensivas de grupos diversos de mujeres para denunciar la rampante violencia de género, en particular el feminicidio, deberían convocar a que nosotros, hombres, en nuestra condición de sujetos de interacción genérica con las mujeres, nos planteemos renunciar al poder de dominio, como un privilegio del accionar de la subordinación del mundo femenino, para pensar una deconstrucción rigurosa de nuestra condición genérica y la transformación de nuestras ideas, prácticas y formas de relación violentas con ellas. En estos últimos meses de expresión, marcha y acciones de las mujeres contra los distintos tipos y modalidades de violencia de


género que enfrentan, se hace evidente la presión mediática para observar con lujo de detalle el incorrecto comportamiento de mujeres, quienes, desde donde se dice que pretenden, por medio de la violencia, ilusa, errónea, vengativa y atentatoriamente, erradicar la violencia histórica sufrida. Esta narrativa representa la vulgar necedad de los varones de auto-referenciarnos como autoridad moral y eludir el hecho de que su interpelación nos resulta incómoda. En este entorno de enjuiciamiento colectivo que se filtra por los diferentes medios de alienación, la estridencia masculina suele llevar la delantera. Los espacios de interacción virtual y real se transforman en arenas de disputa viril, símil de la confrontación bélica, donde el objetivo es la posesión de la verdad y el sometimiento del enemigo feminizado, en cuyos deseos de sujeción, se plasman y realizan actos violentos de denigración de la condición humana y genérica de las mujeres, lo cual comprende parte del proceso de enajenación de los hombres. De esa manera, no solamente mujeres violentadas vuelven a ser objeto de violencia al negarles su legitimidad como sujetos del mundo social. En paralelo, se constituyen en lazo de nuestros (des)afectos y disputas: allí confirmamos nuestra superioridad cultural, política, económica, social y genérica sobre las mujeres y su arduo trabajo para erradicar la violencia, y sobre aquellos varones que muestran coincidencias y compromisos con este trabajo. Sobre esta praxis, los hombres concluimos

que la violencia, en general, y la de género en particular, es problema de ellas y no de nosotros. Si las mujeres que se manifiestan de diversas formas para demandar el derecho a una vida libre de violencia son juzgadas por sus acciones, seguirán siendo violentadas por las instituciones masculinas, y sus propuestas para sancionar está práctica, continuarán siendo consideradas parte de su desequilibro mental. Manifestamos nuestro compromiso y apoyo, y nos sumamos a todas las formas de trabajo y expresión que las mujeres de distintos ámbitos del país, demandan para erradicar la violencia de género en su contra. Tenemos claro que estas demandas son una acción política escasamente atendida por el Estado y los hombres que lo hacen funcionar. Es a ellos, y a todos los hombres del país, a quienes demandamos asumir el compromiso de erradicarla, con medidas encaminadas a desmontar el conjunto de prácticas masculinas, cuyos contenidos sexistas, misóginos y violentos, impiden y obstaculizan el cumplimiento de leyes existentes que sancionan la violencia de género. Por ello, como hombres profeministas que asumimos una posición crítica de nuestra condición genérica, consideramos vital la propuesta de Judith Butler: A los hombres. Les tengo una tarea: Rompan con este pacto de hermandad donde se protegen, rechacen esto de ser solidarios con otros hombres, tengan el coraje de decir a las mujeres: 'No las golpeamos, no las violamos, no las matamos', salgan a la calle y luego vuelvan con nosotras y nos cuentan cómo les fue. Fernando Huerta Rojas (UACM); Luis Fernando Gutiérrez Domínguez (BUAP); Leonardo Olivos Santoyo (UNAM). Seminario Permanente de Estudios sobre la Condición Genérica de los Hombres.

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NOTICIAS Y MATERIALES PRIMERA REUNIÓN DEL AÑO DE LA RED DE MUJERES LIBRES EN CRISTO, EN LA COMUNIDAD DE FE ESMIRNA, CUERNAVACA, 18 DE ENERO. TEMA: "LA MOCHILA DE TU VIDA". EXPOSITORA: HNA. NOEMÍ REZA

REUNIÓN DE TRABAJO SOBRE EL PLAN ESTRATÉGICO, 25 DE ENERRO DE 2020, COMUNIDAD TEOLÓGICA DE MÉXICO

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REUNIÓN DE LA CMIRP, COMUNIDAD DE FE EBENEZER, 22 DE FEBRERO DE 2020


XXV ANIVERSARIO DE LA IGLESIA REFORMADA PENIEL “LAS PUERTAS DEL HADES NO PREVALECERÁN CONTRA ELLA” Emmanuel Flores-Rojas

una vieja iglesia que aquí estuvo antes. Antaño, en el lugar que ahora ocupa esta iglesia, residió otra con el nombre de Iglesia Resurrección. Algunos miembros de aquella iglesia están aquí, aunque escasísimos. La citada iglesia tenía un templo grande, con una torre que se cayó en un fuerte terremoto; después tuvo que ser demolido el edificio entero, por fallas estructurales. Durante algunos años, este terreno vacío, estuvo lleno de personas en situación de calle que lo ocuparon para pernoctar. Fue tal el estado de desolación en el que se hallaba el predio, que incluso llegó a encontrarse en su interior, un cadáver. Sí, ¡un cadáver! Esto nos lleva a la reflexión de que la iglesia no es un cadáver; a pesar de todas las crisis por las que una iglesia pueda atravesar, ninguna iglesia puede considerarse realmente muerta, porque Jesucristo resucitado, Señor de la Iglesia, así lo ha prometido: “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18, RVR-60). Jesús le prometió a sus discípulos que las puertas del reino de la muerte no podrían contra su Iglesia, fundada sobre la confesión de Pedro, de que Jesús es el Cristo. Hoy estamos aquí, para dar testimonio una vez más, de que la promesa de Jesús se sigue cumpliendo. Dios construye (o reconstruye) a su Iglesia Al mismo tiempo que tenemos la promesa evangélica más firme, también tenemos la afirmación procedente del salmo 147:23, que a la letra dice: 2Dios ha reconstruido la ciudad de Jerusalén. Dios hizo volver a los israelitas que los babilonios se llevaron prisioneros. 3 Dios sanó las heridas de los que habían perdido toda esperanza.

¿Q

ué decirle a la Iglesia Reformada “Peniel” en este XXV aniversario? Como la mayoría de ustedes saben, esta iglesia en su segunda época, inició sus reuniones hace 25 años, cuando un pequeño grupo de hermanos y hermanas decidió volver a dar lustre a

En una clara teología de la historia, los judíos que regresan del exilio babilónico reconocen que, luego del juicio de Dios sobre Israel, ejercido en la destrucción de la ciudad capital como de su templo, y en la posterior cautividad del pueblo jerosolimitano; el Señor de la historia finalmente, se ha acordado de su pueblo y ha posibilitado el regreso de los cautivos a su patria. Después del trágico acontecimiento del 721 a. C., Dios ha excitado a su pueblo para que éste reconstruya la derruida Jerusalén. La lectura del 49


capítulo 4 de Nehemías nos permite saber que esa reconstrucción que Dios lleva a cabo, no es una reconstrucción mágica, ni espiritual; sino que Dios usa las manos y los pies de su pueblo, para llevar a cabo su proyecto de restauración. Así tenemos que entender la reconstrucción de la antigua iglesia Resurrección, en el nuevo proyecto eclesiástico denominado: “Peniel”. En medio de la desolación por la que atravesó aquella iglesia y su templo, un grupo de hermanas y hermanos, llamados por Dios, reconstruyeron o construyeron una nueva iglesia donde muchos han podido ver el “rostro de Dios”. Pero no sólo han visto el rostro de Dios, también han visto vicisitudes, conflictos y problemas, lo mismo que el propio pueblo de Israel en su anhelo por reconstruir Jerusalén y comenzar nuevamente. Nehemías y los que están con él, escuchan el escarnio de los enemigos de aquel proyecto de reconstrucción, que no miraban con buenos ojos la resurrección de la antigua ciudad de los jebuseos: 1 Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo el muro, se enojó mucho. Se puso furioso y comenzó a burlarse de los judíos. 2 Delante de sus compañeros y del ejército de Samaria dijo: «¿Qué se traen entre manos esos pobres judíos? ¿Creen que podrán reconstruir la ciudad y volver a ofrecer sacrificios? ¿Creen que podrán hacerlo en un día? ¿Piensan que de ese montón de escombros van a sacar piedras nuevas?» 3 Tobías el amonita, que estaba con él, añadió: «¡El muro que están edificando es muy débil! ¡Basta que se suba una zorra para que se caiga!» (Nehemías 4:1-3).

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Ora et labora. (O, a Dios orando y con el mazo dando) Como ningún otro proyecto del AT, la experiencia de los exiliados vueltos a Jerusalén, confrontó al pueblo de Dios, con la realidad de que los grandes proyectos del Señor, requieren no sólo el esfuerzo de su pueblo, sino también el compromiso con una vida de oración. Ante las amenazas de los enemigos de Dios, su pueblo no se amilana, sino que pone manos a la obra, pero antes, ponen también la rodilla en el suelo. A causa de las acechanzas de los enemigos de la reconstrucción, Nehemías eleva una oración al Señor, en los siguientes términos: “Entonces yo oré: «¡Dios nuestro, escucha cómo nos ofenden! Haz que todo lo malo que nos desean les pase a ellos. Haz que se los lleven a la fuerza a otro país, y que les roben todo lo que tienen. No les perdones sus maldades ni te olvides de sus pecados pues nos han insultado por reconstruir el muro».” (Nehemías 4:4-5). La plegaria de Nehemías, aunque motivada por las burlas de Sambalat y Tobías, es una filípica convertida en oración, de esas que abundan en el libro de los Salmos, mejor conocidos como imprecatorios. Hay que decir que a la luz de nuestra fe evangélica, nosotros no podemos orar de este modo, Jesús nos enseñó a orar incluso por nuestros enemigos: “44 Pero ahora yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan. 45 Así demostrarán que actúan como su Padre Dios, que está en el cielo. Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos. Él es quien manda la lluvia para el bien de los que lo obedecen y de los que no lo obedecen.” (Mateo 5:4445). Pero más allá del contenido de aquella oración, tenemos que rescatar el espíritu de la plegaria del orante; porque ante todo, se busca la intervención de Dios frente a la amenaza, la frustración, el acoso, la violencia, la desgracia, y para cuantas vicisitudes enfrente el creyente. En ese mismo capítulo, vuelve a aparecer otra oración, ahora de carácter colectivo: “Entonces oramos a Dios y pusimos guardias de día y de noche para protegernos” (v. 9). Esta oración permite ver que la auténtica oración, lleva aparejada la acción. Ya lo decía bien la norma benedictina: ora et labora. En buen mexicano, nosotros diríamos: “A Dios orando y con el mazo dando”. El texto bíblico insiste que el pueblo acosado, no sólo ora y ya, sino que ponen manos a la obra, el trabajo de reconstrucción no se detiene, sino que se intensifica, con las adecuadas previsiones ante los ataques enemigos que pudieran caer por sorpresa. El pueblo se reconoce respaldado por Dios, y eso los lleva a trabajar con ahínco. La historia de la iglesia Peniel, sin duda, no sería la misma sin esta fórmula que combina la confianza en el Dios de la historia, pero también la acción humana, orientada por una vida de oración. Los orantes, afirman por aquí y por allá: “Dios es poderoso” (v. 14); “Dios estaba de nuestra parte” (v. 15); “Nuestro Dios luchará por nosotros” (v. 20).


Pero ante lo inmenso de las amenazas, esos mismos orantes también actúan: “pusimos guardias de día y de noche para protegernos” (v. 9); “ordené que todos tuvieran listas sus armas: espadas, lanzas y arcos” (v. 13); “¡Luchen por sus compatriotas, sus hijos, hijas, esposas y hogares!” (v. 14); “…la mitad de nosotros trabajaba en la reconstrucción y la otra mitad permanecía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas” (v. 16); “Los que cargaban materiales lo hacían de tal manera que con una mano trabajaban y con la otra sostenían su arma” (v. 17); “Todos tenían su espada sujeta a la cintura mientras trabajaban” (v. 18); “…la mitad de la gente reparaba el muro, y los demás mantenían las lanzas en sus manos” (v. 21); “Cada uno mantenía el arma en la mano” (v. 23). Desde lo pequeño, Dios obra grandes cosas Finalmente, este XXV Aniversario de la iglesia Peniel, no sólo nos recuerda la fidelidad de Dios para con su pueblo, sino también el modo como Dios obra a través de ese pueblo. Durante mucho tiempo, el viejo presbiterianismo mexicano, nos enseñó que una iglesia es tal, si cuenta con cierto número de miembros y con un templo; pero desde los textos bíblicos en los que hoy meditamos, encontramos que Dios obra no por medio de la grandeza y el poder, sino desde lo pequeño y débil. En su enseñanza de carácter escatológico, Jesús llama a sus discípulos a no tener miedo sino a confiar en el Padre celestial, no en su riqueza ni en la acumulación de bienes: “»¡No tengan miedo, mi pequeño grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino. Vendan lo que tienen, y repartan ese dinero entre los

pobres. Fabríquense bolsas que nunca se rompan, y guarden en el cielo lo más valioso de su vida. Allí, los ladrones no podrán robar, ni la polilla podrá destruir. Recuerden que la verdadera riqueza consiste en obedecerme de todo corazón.” (Lucas 12:3234). El reconocimiento de la finitud de la iglesia, nos recuerda que Dios obra grandes cosas desde lo insignificante y lo endeble. De ahí procedían las burlas que recibían los judíos que reconstruían las murallas de Jerusalén, porque eran paupérrimos. En un contrasentido dentro de la historia de la Iglesia, desde su constantinización en el siglo IV, ésta aprendió a hacer grandes “Basílicas” como las del imperio romano, todo para la gloria de la Iglesia. Pero hoy estamos aquí, no para glorificar la historia de esta iglesia, ni el nombre de ningún hombre, sino para darle gloria al Dios de la vida que ha hecho que esta iglesia se levantara de entre los escombros; así como Nehemías animó a su pueblo a hacer lo propio por Jerusalén. Dios quiera que igual que la generación de Nehemías, que lo mismo que aquella “manada pequeña”, Dios nos encuentre siempre listos para trabajar “por Cristo y por su Iglesia”, en el mejor espíritu de nuestra fe evangélica y reformada: “Ustedes tienen que estar siempre listos. Deben ser como los sirvientes de aquel que va a una fiesta de bodas. Ellos se quedan despiertos, con las lámparas encendidas, pendientes de que su dueño llame a la puerta para abrirle de inmediato. ¡Qué felices serán cuando llegue el dueño a la casa, en la noche, o en la madrugada! Les aseguro que el dueño hará que sus sirvientes se sienten a la mesa, y él mismo les servirá la comida.” (Lucas 12:32-34). Amén.

LA CMIRP EN EL SÍNODO DE LA IGLESIA PRESBITERIANA-REFORMADA EN CUBA

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TALLER: LA DIVERSIDAD SEXUAL Y LA IGLESIA, ENRIQUE VEGA-DÁVILA, RED DE MUJERES LIBRES EN CRISTO, IGLESIA REFORMADA PENIEL, 14 DE MARZO DE 2020 XXXIII ANIVERSARIO DE LA IGLESIA EL-SHADDAY 23 DE FEBRERO DE 2020

XXV ANIVERSARIO DE LA IGLESIA AMMISHADDAY

www.youtube.com/watch?v=vvdUV4S1fbA&t=127s 52


FALLECIMIENTO DEL DR. FERNANDO MORALES SÁNCHEZ

LA JUSTICIA DE CRISTO: PAZ PARA ELLAS, PAZ PÁRA EL MUNDO DOCUMENTO DE AIPRAL, 8 DE MARZO DE 2020

www.facebook.com/cmirp/videos/719 817612092498/

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CORONAVIRUS: ¿SERVICIOS RELIGIOSOS A PESAR DE LOS TEMPLOS VACÍOS?: SACRO Y PROFANO, 1 DE ABRIL

PARTICIPACIÓN DEL PBRO. RUBÉN MONTELONGO EN EL PROGRAMA SACRO Y PROFANO, 10 DE JUNIO DE 2020

EL DR. RUBÉN ARJONA MEJÍA SE INTEGRARSE A LA FACULTAD DEL SEMINARIO PRESBITERIANO UNION, DE RICHMOND, VIRGINIA

www.upsem.edu

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PABLO SOSA: EL EVANGELIO Y NUESTRA MÚSICA www.youtube.com/watch?feature=share&v=AdGlATMQ QIs&fbclid=IwAR06drLQSG3NKKtAJPhl8gyeQxKke9XpL_bAHMo7TvruAEbpGIpIhgkuw Q&app=desktop

NOVEDADES BIBLIOGRÁFICAS


TRATADO SOBRE LOS BRUJOS Emilio Monjo Lambert Daneau, Tratado sobre los brujos. [1579] José Luis Egío, estudio prel., traducción y notas críticas. México, Universidad Iberoamericana, 2019. Esta obra del pastor, teólogo, filósofo y jurista hugonote Lambert Daneau, constituye el primer tratado calvinista acerca de la hechicería (así lo señala la editorial). Por mi parte, dedicaré unas notas a la presentación de esta traducción, que corresponde a la segunda edición corregida y aumentada en francés, 1579. Aunque fue un best-seller en su tiempo, “libro de cabecera para teólogos y jueces”, es la primera vez que se vierte al castellano. En el prólogo se indica que esta edición es inicio de “una serie de fuentes filosóficas de raíz protestante; ediciones necesarias para comprender con mayor cabalidad la impronta de Lutero, Calvino, Zwinglio y los reformados en América Latina”. (p. 12). Un trabajo que “busca contribuir modestamente en la edición castellana de fuentes luteranas y calvinistas para conmemorar los 500 años de la Reforma Protestante y abonar documentalmente para la elaboración de una historia de los saberes reprimidos”. (p. 14). El autor del prólogo destaca que “particularmente en México, las historias de las ideas no redundan en las aportaciones del teólogo ginebrino” y deja la invitación a que se realice “la historia de Calvino en el paraíso.” [Referencia a la reconocida obra de Alicia Mayer: Lutero en el Paraíso. La Nueva España en el espejo del reformador alemán, 2008].

Me parece muy relevante que se presente el Tratado como una obra que podemos leer con sentido actual, pues podría parecer que un tema así ya no es incumbente. La mención de Paul Feyerabend (Tratado contra el método) y Stanislav Andresky (Las ciencias sociales como una forma de brujería) vienen al caso. El espacio de los brujos no es de otra época. El método “científico” puede ser un hechizo no pequeño. Primero, como Feyerabend muestra, la ciencia ha avanzado en más de un caso constatable “saltándose” el método científico que se admitía en ese momento; y lo que es tan apropiado para prevenirnos en esta situación de pandemia: la pretensión de la “ciencia” social para explicar y definir la historia, para mostrar el modelo a seguir para el futuro. Los “científicos sociales” serían como algún tipo de brujos, que señalaban el futuro, qué era un peligro para el poblado, los aconteceres de mañana, pero sin referencia de contraste. Las ciencias naturales tienen el valor enorme de que sus métodos requieren el contraste empírico; las sociales van a su aire, al socaire del poder de turno al cual sirven y él se sirve de ellas. Los brujos modernos tienen cachivaches modernos; no echan pelo de gato y rabo de lagartija en la olla, ahora te echan una encuesta, un “informe” (por supuesto “técnico”), te salen con bata de psicólogos (¡que lo ha dicho un psicólogo en la tele!), y si es un psiquiatra, lo más de lo más [nada que reprochar al médico que trata el cerebro; ¿se acuerdan del famoso El mito de la enfermedad mental, de Thomas Szasz? No sigo sus criterios, pero dijo cosas muy acertadas; un artículo suyo de 2001, The Therapeutic State, hoy con esto del covid cobra gran actualidad], o un “gurú” económico, éstos echan un “según los técnicos”, ese brebaje, en la olla, y como ahora tenemos esas cachimbas de comunicación todos a mano, te das unas caladas del humillo, y terminas viendo lo que “hay que ver”. Hay cachimbas y brebajes políticos de todos los humos, o sociales, o de pon lo que quieras. Al final, todos los brujos te alucinan para que asumas que los necesitas, y los gobernantes mayoritariamente aparecen con su bata de psiquiatras sociales, ante los cuales nos callamos, a ver qué nos dicen que tenemos, y qué droga nos prescriben, siempre bajo su tutela. (¿Se acuerdan del humillo con el que se alucinó a tantos mandatarios, que los hacía ver armas de destrucción masiva allí, que luego arruinaron aquello a bombazos? ¿Se acuerdan de aquél de aquí que dijo: Miradme a los ojos: hay armas, con toda seguridad? Y todavía sigue asegurando cosas.) Y de la Iglesia mejor no pongo nada, 55


pues no hay sitio donde no haya humo (¿se acuerdan de Pablo? ¿Quién os embrujó para creer la perdición cuando ya os he presentado completo al Cristo de la cruz? [Eso está en Gálatas] Aunque seguramente habrá algo que decir de la brujería cristiana la próxima semana. Sobre el traductor, el filósofo murciano José Luis Egío, que, como se indica en el prólogo, ha realizado no sólo una excelente traducción, sino que la ha enriquecido con un aparato crítico valiosísimo, decir que forma parte de esos investigadores tan generosos y eficaces que también han contribuido en la presentación de nuestra Reforma española; en varias ocasiones se contó con sus aportaciones en los congresos celebrados al efecto. Con gran manejo en la reforma hugonota, su tesis doctoral (dirigida por el profesor Antonio Rivera García, que con José Luis Villacañas es pieza fundamental en las actividades académicas sobre nuestra Reforma) precisamente se tituló: Calvinismo, Galicanismo y Antimaquiavelismo en el pensamiento político de Innocent Gentillet (15321588), luego amplió doctorado en la Autónoma de México (UNAM), con Alicia Mayer entre sus tutores. Actualmente es investigador en el Instituto Max Planck de Frankfurt, con línea de investigación sobre la Escuela de Salamanca (un artículo suyo, en inglés, que estudia la edición de catecismos en México, 1539-1547, puede serle de buen encuentro a los interesados). Sobre el autor, aunque la cita sea extensa, les pongo lo que el traductor dice. “Nacido veinte años después de Calvino, Lambert Daneau (1535-1595) fue uno de los teólogos protestantes más destacados de su tiempo y uno de los discípulos más brillantes del 56

reformador de Ginebra, junto a figuras como Teodoro de Beza o Philippe Duplessis Mornay. Oriundo de Beaugency, en el Valle del Loira, combinó como otras grandes figuras de la Reforma, una sólida formación en Derecho (se licenció en Derecho Civil en la Universidad de Orléans y se doctoró en la Universidad de Bourges) y Teología, estudios en los que decidió especializarse tras adherirse a la Reforma influido por dos de las grandes figuras de esta segunda generación de intelectuales calvinistas: los también juristas Anne de Bourg, profesor de Daneau en Orléans y una de las primeras víctimas ilustres de la persecución de las ideas protestantes en Francia, y François Hotman, por quien desde joven profesó gran admiración.” (p. 20-21). [De Anne de Bourg, dice en nota al pie: “Su prestigio como docente y erudito favorecieron su nombramiento como consejero del Parlamento de París en 1557. Sus opiniones protestantes, que comunicaba con libertad en las mismas sesiones del Parlamento, llevaron a que Enrique II ordenara su detención y proceso. En 1559 fue condenado como hereje y quemado junto al Ayuntamiento de París.”] Seguimos con nota extensa, cuando Daneau fue alumno de la recién creada Academia de Ginebra, en 1559. “En esta época era todavía Calvino el que impartía los cursos más importantes que se dictaban en la Academia y organizaba el plan de estudios a seguir por los teólogos y pastores que, en el futuro serían encargados de llevar las ideas de la Reforma a las principales localidades francesas (de acuerdo con el plan de Calvino). Daneau debió ganarse la confianza de sus maestros muy pronto, pues a finales de 1561 fue propuesto para ocupar el puesto de ministro evangélico en Gien, pequeña ciudad del Valle del Loira, en la que se instaló a principio de 1562” (p. 22). En esa localidad sirvió como pastor durante diez años en el contexto de las guerras civiles de religión. Pero tras la matanza de San Bartolomé, en agosto de 1572, tuvo que exiliarse con otros muchos a Ginebra. Casi de inmediato se incorporó al cuerpo docente de la Academia, “en uno de los momentos más brillantes de la misma. El jurista François Hotman, el humanista e historiador Joseph-Juste Scalinger y el sucesor de Calvino al frente de la iglesia de Ginebra, Teodoro de Beza, enseñaron también en la Academia en la década de 1570. Este fue, al mismo tiempo, el periodo más fructífero en la producción escrita de Daneau, quien desde su llegada a Ginebra y hasta que se marcha a Leiden, en cuya Universidad fue designado para ocupar la catedra de Teología en 1581, firmó una treintena de obras sobre


temas políticos, jurídicos o teológicos, interesándose también en disciplinas como la física, la ética y la historia”. (23). Su estancia en Leiden no surtió los efectos esperados. Luego de poco más de un año tuvo que abandonar (estaba casado, con tres hijos). Precisamente por la defensa que desde su cátedra de Teología hizo de la autonomía de la Iglesia respecto al Estado, modelo que siempre propuso Calvino en Ginebra. Daneau, pues, “decidió marcharse de la ciudad y se encaminó a Gante, en cuya universidad enseñó también teología entre mayo de 1582 y mayo de 1583”. Luego, “se estableció en Orthez, donde Enrique de Navarra, el futuro Enrique IV, había creado una universidad. Allí redactó trabajos que serían muy influyentes en las querellas teológicas de su tiempo (por ejemplo, su Christianae Isagoges, cuyos varios libros fueron publicados en distintas ediciones a partir de 1583)”. “La quietud de la que Daneau disfrutó durante una década de dedicación plena a la enseñanza y la redacción de escritos teológicos se vio interrumpida en 1593, año en que marchó a Castres, en el Languedoc, para apagar una grave disensión surgida en la comunidad protestante de la ciudad. El afamado teólogo reemplazó al pastor de Castres el protestante español Gaspar de Olaxa, muy querido por los habitantes de la ciudad, pero visto con recelos teológicos y políticos por otros pastores de la región, quienes lo privaron de su ministerio en un sínodo provincial. Los cometidos que Daneau debía ejercer como ministro no le impidieron seguir dedicado a sus tareas habituales como polemista antiluterano y anticatólico. En esta

época redacta, por ejemplo, una amplia respuesta a un famoso tratado antiprotestante del cardenal Bellarmino, que será publicado en Ginebra de forma póstuma. En Castres ejerció también la docencia en una escuela de teología fundada por él poco después de llegar a la ciudad, la misma que se consolidaba cuando Daneau murió en el otoño de 1595” (pp. 24 y 25). II En la obra que presentamos, el autor trata de analizar y juzgar actos específicos. No son teorías, o un modo de intentar salvar un alma, sino de actuaciones que dañan a la sociedad. Es un acto cívico, que tiene como referencia las leyes civiles y los tribunales para atajar ese mal social. Por eso tales actos catalogados y archivados por otros jueces en territorios católicos también valen. Precisamente la segunda edición del Tratado, que sirve para la presente traducción, incluye los resultados de un juicio efectuado en la Saboya (católica) linde con Ginebra. Entre 1572-73 se produce un aumento notable de apelaciones sobre casos de brujería ante el Parlamento. Es, por tanto, el contexto de la obra una realidad judicial. (En el inicio del siglo siguiente se nota otro gran repunte de casos judiciales.) Es una circunstancia social que no obedece a signos confesionales, sino, más bien, a zonas geográficas, y que en Francia son abundantes. Junto al anterior y afamado Malleus maleficarum (Martillo de brujas), 1487, obra de dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, en este periodo de tiempo se editan, además de la obra de Daneau, De la Demonomanie des Sorciers, del mismísimo Juan Bodino (1580), las de Nicolás Rémy (1595), Henry Boguet (1602), Pierre De Lancre (1612), y otras, tanto católicas como protestantes. El autor del Tratado ofrece al mismo tiempo su obra sobre Física, es decir, es alguien ocupado con la investigación del mundo natural en su más amplio sentido, y en ese espacio, donde caben la teología, la ética, la política, el comentario bíblico, etcétera, se enmarca esta investigación. “Tras la verdadera Teología y conocimiento de Dios, no hay arte ni ciencia más necesaria para los hombres que la que llamamos Física”, nos dice. No se trata de un teólogo perdido en especulaciones, sino de un jurista que tiene que responder a cuestiones concretas, y en ese momento los “delitos” por brujería eran un caso social y civil de presencia cotidiana. En ese (y para ese) contexto escribe su obra. El trabajo se presenta en el formato de diálogo. Un Antonio que pregunta, y un Teófilo que responde. Y en todo el tiempo fluye esta cuestión de base: ¿qué son esos individuos, los brujos, que ocasionan tales males? Los males se dan por realizados, existen, son animales muertos realmente, daños reales, etc. Habrá que concluir que esos brujos no son imaginarios, pues sus actos son palpables. 57


Frente a otros tratados, Daneau (y así lo destaca el traductor), aunque conoce y cita a los Padres y otras autoridades, su centro es la propia Escritura. Eso hace al Tratado un texto de confrontación peculiar, también para hoy. Estamos, pues, ante un investigador honesto, que como jurista sabe que tiene que responder a cuestiones sociales que, por la razón que sea, abundan en ese momento. Y su fundamento es la Escritura. Así lo presenta el traductor: “Ante las dudas de Antonio (que Daneau toma muy en serio, sin despreciarlas ni ridiculizarlas como otros adversarios del escepticismo), Daneau-Teófilo adopta una actitud que pretende ser conciliadora. Es cierto, reconoce Teófilo, que muchas de las acciones que se imputan a los brujos son chismes y cuentos. Ahora bien, nadie puede dudar de que actúen al servicio del diablo y de que éste, en la medida en que Dios se lo permite con fines providenciales, opera a través de ellos acciones prodigiosas”. (p. 39) “La creencia en naturalezas angelicales o espirituales determina totalmente las explicaciones físicas del teólogo calvinista” (p. 41). “El Evangelio (tanto el Nuevo Testamento como el Antiguo, que contiene también numerosas referencias a la hechicería), invocado de forma continua a lo largo del Tratado de los brujos, es, por consiguiente, la autoridad fundamental en torno a la cual se vertebran las diferentes opiniones contenidas en el texto. Se trata de un elemento teológico que no resulta sorprendente si pensamos en que Daneau fue uno de los autores más destacados del movimiento teológico reformado y que la Reforma hizo de la Biblia la fuente de toda verdad” (p. 41).

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Esta orientación marcadamente bíblica no se limitó a esta obra, sino que para Daneau “fue en realidad el leitmotiv o elemento que marcó la totalidad de sus escritos, inspirados en el propósito de fundar todos los saberes (física, ética, política y también demonología) en la Palabra de Dios”. (p. 44). Nunca, por tanto, se asume una igualdad de poderes: Cristo contra Belial. Eso es lo que ha hecho el cristianismo, con santos y demonios. Dios por sí mismo o por sus siervos puede obrar milagros (actos contra las leyes de la naturaleza), el diablo por los suyos, sólo prodigios (uso especial de esas leyes). “El diablo no actúa más que por medio de causas y cosas naturales, puesto que todo lo que Satán hace por él mismo o a través de sus secuaces o es una mera y falsa ilusión de nuestros ojos, o es un efecto producido por esas causas y cosas naturales, puesto que no puede hacer más que esto ni actuar de forma más poderosa” (p. 109). Los llamados Padres de la Iglesia te pueden echar una mano, pero lo más normal es que te echen con sus manotazos especulativos fuera del camino. La fuerza de la Escritura que el autor siempre tiene a mano, a veces se ve estorbada en su aplicación por el uso de autoridades eclesiásticas previas. Eso incluye a la cosmología aceptada en ese momento. No es reproche para el autor, sólo reconocimiento de algo que afecta cualquier lectura o aplicación del texto bíblico, por supuesto, también hoy. Los diferentes apartados en que se desarrolla el diálogo, nos colocan, aunque a veces con lugares comunes sobre la idea de la brujería, en una seria reflexión para explicar algo que socialmente ocurría. No pretendiendo investigaciones frívolas sobre el asunto, “pues si no fuera porque es necesario en esta época, que lo requiere con urgencia, yo no querría decirte [Antonio] ni una palabra sobre este tema, sabiendo que debemos, en imitación de los primeros cristianos, no sólo evitar todas las cuestiones y disputas curiosas, sino también quemar todos los libros ociosos e inútiles, así como hicieron los cristianos en tiempo de Pablo [Hechos 19:19] […] También al considerar por supuesto, que hay entre los cristianos materias más necesarias para nuestra salvación y más requeridas, aunque no sean ni tan agradables para nuestra curiosidad, ni tan propicias a hacernos subir por encima de las nubes o hacernos caer más allá de los infiernos”. (p. 51) [Los que “quieren ser considerados como los más sutiles y agudos doctores escolásticos”] “Éstos no buscan más que una ocasión y un campo para tomar carrerilla y saltar por encima de las barreras de la fe, contándose entre aquellos que siempre dudan y (como dice san Pablo en la Segunda Epístola a Timoteo 3, vers. 7) buscan y cuestionan por cualquier motivo sin recoger nada, es decir, sin aprender nunca ni comprender nada que los lleve a decidirse. […] Ya que no hay cosa peor en el mundo que darle pretexto al loco para discutir su locura, ni al ladrón objeto y


ocasión de robar, al curioso argumento para querellas sutiles”. (p. 52) En el caso de Daneau, además de las circunstancias sociales ya señaladas, escribe el libro a petición de un amigo (a quien se lo dedica), que le consulta sobre el tema. Respecto a los remedios contra los actos de brujos, recomienda el modelo de la Escritura, Romanos 8:31-32, o el Salmo 91. No frecuentarlos ni comunicar con ellos, pues “siguiendo la naturaleza de su amo, ponen buena cara y llenan de caricias al que intentan matar y envenenar”. El remedio civil es la actuación de los tribunales (¡no exorcismos!), pues se trata de delitos civiles. Respecto al posible uso de medicinas y remedios de curanderos campesinos (y aquí notamos el equilibrio del autor), aunque no sean médicos “oficiales”, sí se pueden usar, a menos que se sepa su condición diabólica. “En este caso nosotros podríamos utilizar su remedio con buena conciencia, puesto que cuando la ayuda que se nos ofrece se funda en la razón natural y en la ciencia o la experiencia médica [subrayen esto], sin ser en modo alguno dependiente de Satán ni de ninguna superstición, podemos recurrir a ella cristianamente, sin que importe mucho que nos la esté ofreciendo una mujer, un campesino o alguien que se sospeche [sin probar] ser brujo. Muchos de los que se tienen sospechas, no son, en realidad, brujos” (p. 124). III Lambert Daneau es un autor hugonote que escribió sobre muchas materias, y también propuso en su tiempo un modelo de política que hoy llamaríamos “federal”, tiene para mí,

por lo tanto, un valor especial. Por ello, puede sorprender que con tanto donde elegir se haya optado por esta obra sobre los brujos para presentarlo al mundo hispano; sin embargo, tras su lectura, se la puede reconocer como un modelo calvinista de acción: con la Escritura como fuente de autoridad superior, actuar sobre la realidad concreta en la que uno vive. Y en ese momento, la presencia de juicios sobre brujería era algo cotidiano. El método, ya señalado la semana anterior, es digno de atender, huyendo de las frivolidades tan fáciles sobre una materia así. Había estudiado con Calvino, y éste, (por poner un ejemplo de ese método serio y firme) sobre el mandamiento que dice: No tomarás el nombre del Señor en vano, indica: “Que no abusemos temerariamente de su santa Palabra, ni de sus misterios dignos de adoración, para provecho de nuestra avaricia, ambición o locura […] Y si tan grave es usar en vano el nombre de Dios por temeridad, mucho mayor pecado será servirse de él para actos nefandos, como la nigromancia, supersticiones, hechizos, exorcismos ilícitos y otras clases abominables de encantamientos”. (Institución II, viii, 22) Discute y explica los distintos términos que se recogen en el genérico “brujos”. (p. 55) Empieza con las expresiones de la Biblia: No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos (Deuteronomio 18.10-11), y luego estudia también la presencia de esas palabras en las culturas paganas. Es muy relevante este planteamiento; primero ver qué dice la Escritura, y tener en cuenta también qué pasa en las diferentes culturas sobre el asunto. Y lo primero que se presenta ante nosotros es que la cuestión tiene su espacio “dentro” del propio pueblo israelita, y luego se pasa a la situación del ministerio de Jesús, y sigue en la presencia del Espíritu para confirmar la palabra sobre el Mesías que se anuncia (“Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”, se dice en Hebreos). Parece que la acción demoniaca se desata abundante durante el ministerio de Jesús, y después durante la expansión del mensaje del resucitado. Tenemos textos desde el que muestra a un fulano, mago judío, como un falso maestro, hasta la constatación de que Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo (en el contexto de la predicación); desde un grupo de judíos exorcistas ambulantes, hasta la presentación del inicuo cuyo adviento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios; desde la inclusión de las hechicerías dentro de las obras de la carne, hasta la afirmación de que lo sacrificado por los gentiles es sacrificio a demonios. Efectivamente, tras la resurrección del Cristo y la proclamación de su Evangelio, notamos todo un mundo múltiple 59


de acciones para impedir su presencia y poder. Son actos de confrontación unas veces, las más, de falsificación con copias de todo tipo. Otro evangelio, otro Jesús, otro cristo, otro espíritu, otros (pretendidos) milagros, etc., y todo ello por medio de gente de todo tipo, desde los más finos a los más groseros, gente que incluso estaría dispuesto (tal es el engaño al que han sido entregados) a dar todos sus bienes a los pobres, o entregar su cuerpo para ser quemado. La historia de la Iglesia (visible) se llena de milagros, milagreros, adivinos, mártires, exorcistas ambulantes y con oficina propia, apóstoles, al poco, obispos arzobispos, y un poco más allá, papas, cardenales, y no les digo porque no acabamos. La historia del cristianismo (la Iglesia invisible está, pero no es eso) es la historia de las falsificaciones y la mentira. Brujos contra brujos, cada uno con su hechizo; doctrinas contra doctrinas; poderes humanos contra poderes humanos; y todo ello como si fuera Dios mismo en la tierra. Es como si hubieran “resucitado” de nuevo al templo de Jerusalén destruido; la Iglesia cristiana se convierte en un nuevo “Israel”, con sus ritos, sus sacerdotes, sus falsos maestros, su edificar la ciudad con sangre, y pongan más cosas; nada que ver con el nuevo Israel que es el pueblo redimido, el pueblo de la fe. Han reconstruido de nuevo a la Jerusalén caída, la de la tierra, y la presentan como la celestial. Confusión y mentira. Pretendieron ser Jerusalén, y se quedaron en Babilonia; quisieron ser la esposa, y se quedaron en ramera, eso sí, grande y vistosa. Mentira y confusión. ¿Quién os embrujó; quién os drogó? Para cambiar la gloria del Mesías y la gracia de su Evangelio, por la esclavitud de la esclava, aunque la 60

vistáis de “justicia y santidad”, la que produce la gloria humana. Venid, mirad, gente de la comarca, que os traigo lo que os librará del poder maléfico de los brujos del entorno. Bien, muy bien, ¿qué nos traes? Pues un trozo del cinturón de san fulano, una astilla de la cruz, y cinco pelos de san nosequién. Mentira y confusión. Esto fue así durante siglos, y sigue en la actualidad, con alguna modificación estética. Santuarios, vírgenes, milagros (¿no han escuchado: este santo me gusta mucho porque es muy milagrero?), estampitas, amuletos, agoreros, adivinos. Agua bendita para librar de los demonios. ¿No han visto cómo echan humos en las misas para no sé qué, pero parece algo de encantamiento? Vale, y seguro que te callas lo que piensas en esto sobre la eucaristía, pero ¿y los evangélicos? Pues igual. Ya me hubiera gustado ver la oración del papa con los pastores pentecostales. Mentira y confusión. Conozco algo de las tropelías de los que resoplan, gritan, brincan, y echan demonios por el poder de cristo (ya comprenderán que lo ponga minúscula, y porque no hay menos). Son del mismo padre, de ese del agua bendita. Con todos mis respetos para los que viven en el ámbito católico, y para los que viven en el evangélico, pero ninguno para los milagreros y mercaderes de sanidades o salvaciones costeadas por humo de brujos, me es igual un “santo milagrero” que un culto de resoplidos, y gente por los suelos dando brincos. Los brujos siguen activos, porque su padre sigue por aquí. Eso sí, tienen modos muy diversos de aparecer. Los miserables dictadores, que tanta sangre han derramado, ¿no tienen ningún diablo y sus humos cercano? (no los excusa, pero debe ser algo así). Las grandes carnicerías humanas, los genocidios, lo que se hizo con el pueblo judío por aquellos infames, y pongan y sigan; todo ello muestra que la acción diabólica no es un cuento. Te dirán que es un cuento los que cuentan con formas renovadas de brujería. En cualquier pueblo o ciudad de cultura católica, te encontrarás con evidencias de que la brujería (con todas sus variables) sigue viva y activa. Desde sujetos que se dañan el cuerpo para no sé qué; hasta los que hacen misas para salvar almas de no sé dónde. Eso es encantamiento. Algo de eso seguro que se da en una nación, la que sea, aunque la nuestra sea, cuando su máxima representación abraza a una falsificación y le pide que ayude y guíe. ¿No es brujería eso de Santiago, y cómo vino a parar acá? (Incluso se lo llevaron allá para ayudar a la conquista.) Se podrá decir de otro modo, pero seguro que éste vale; cuando los que fueron al “Nuevo Mundo” quisieron quitar la idolatría y hechicerías de allí, ¿qué pusieron en su lugar?, pues las idolatrías y hechicerías de aquí. Cambiaron de dioses no de corazón. Aunque, como siempre ocurre, nuestro Dios soberano usó esos medios diabólicos para sacar adelante sus propósitos,


entre los que están la salvación de todos los que antes han sido, y ahora siguen en esas hermanas tierras. Y para la actualidad, reconociendo el trabajo fiel de muchos ministros del Evangelio en esas tierras (de todas las denominaciones), y de creyentes fieles de nuestra Iglesia común (la invisible), me parece que no está de más señalar que, así como el catolicismo sólo cambió de dioses y encantamientos en su estancia desde el inicio y hasta hoy, la iglesia evangélica ha hecho otro tanto; ha quitado a los dioses y encantamientos mágicos del catolicismo, pero ha instalado otros. Antes se echaba al espíritu de turno con un hisopo y agua bendita, o con una estampa de alguna virgen, y ahora se echa al espíritu con fórmulas evangélicas. Han cambiado los santos patrones, pero el patrón sigue siendo el mismo. Pero la hora ya llega, es el tiempo, que el Evangelio será oído, y el corazón cambiado, y echarán de sí todos sus ídolos, los católicos y los evangélicos. Y termino, porque esto se ha alargado, y yo sólo quería resaltar dos cosas en torno al tema del libro que nos ocupa. Primero, que algunos pondrán cara de pena al ver que alguien todavía cree en estas cosas (como dice, por cierto, la Biblia), y que todo eso tiene explicación por la torpeza e ignorancia de esos pueblos. La ciencia te lo arregla todo. Pues no. La ciencia que sea honesta, un abrazo y ánimo en la investigación; la falsa, es también un encantamiento, pura brujería (lo discutimos en otro momento). Hoy con tanta ciencia se sigue invocando a los demonios. Segundo, que hay formas de brujería y encantamientos terribles, que no aparecen como tales. Daneau (¡que al final seguimos con él!) decía que -A los que nosotros llamamos

brujos- “Habría que llamarlos intoxicadores diabólicos, o envenenadores, ya que emplean venenos”. (p. 58) Hoy tenemos a un tipo de intoxicadores y envenenadores terribles, todos los que mueven por las calles y las casas el veneno de las drogas. Y también tenemos a otro tipo de brujos que trafican con el cuerpo de tantas y tantas víctimas para la prostitución (en algunos casos usando embrujos). Drogas y prostitución, ¿no son tipos de hechicerías? Y finalmente, en este mundo tan “científico” que se burla de los cristianos que creemos esas cosas de la Biblia; que se den una vuelta por muchas discotecas y cosas semejantes (supongo que habrá grados), y que luego se burlen de los aquelarres y los efectos de los encantamientos. Protestante Digital, 10, 17, 23 de mayo de 2020

______________________________ ÍNDICES DE LA REVISTA COM-UNIÓN: NÚMS. 0-10 (2015-2020) Núm. 0, diciembre de 2015 Editorial, ¿Qué es y qué quiere ser la CMIRP?, 3 Zwinglio M. Dias, De la separación necesaria a la unidad imprescindible, 4 Recuento histórico de la CMIRP: octubre 2012 - febrero 2013, 14 Breve afirmación de fe de la CMIRP, 27 Carlos Martínez García, Comité mexicano para celebrar el V centenario de la Reforma Protestante, 29 Presentación de la traducción del libro Calvino, profeta de la era industrial, de André Biéler, 31 Talleres bíblicos, 35

Núm. 1, enero-junio de 2016 Editorial, ¡Arraaaancamos…!, 1 Milan Opočensky, La belleza y el servicio de la teología, 2 Emmanuel Flores-Rojas, Protestantismo peripatético, no patético, 11 Raul Méndez Yáñez, ¡Muere, Jesús, muere!, 14 Dossier sobre los 500 Años de la Reforma Protestante: I, 16 Christoph Markschies, Reforma es centrarse normativamente en Jesucristo, 16 Giorgio Tourn, ¿Reforma o refundación?, 21 Los protestantes según Régis Debray, 23 Nuevos libros sobre Lutero, Calvino y la Reforma, 25 Maria Laura Giordano y Adriana Valerio (eds.), Reformas y Contrarreformas de la Europa catolica (siglos XV-XVII), 25 Esbozo cronológico de la Iglesia Bethel, 28 Mauricio Rabuffetti, Dolores, el día después del tornado, 28 Libro de Orden de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, 30 Crianza con ternura, un proyecto más que urgente, 30 61


Reunión del 10 de abril, Iglesia Ammi-Shadday, 32 Curso del Doctor Salatiel Palomino López en México, 33

Núm. 2, julio-diciembre de 2016 Editorial, Continuamos, 3 Mario Miegge, Foedus y vocatio: la orientación reformada hacia la vida política, 3 Samuel Gallegos González, Pentecostés, una iglesia impactante, 8 Aníbal Sicardi, El Pentecostés de ayer y hoy, 12 Raúl Méndez Yáñez, ¿Quién es mi prójimo? Ruptura con el fundamentalismo y nuevos interlocutores para el mundo reformado, 13 Dossier sobre los 500 Años de la Reforma Protestante: II, 21 Jacques Ellul, Actualidad de la Reforma (I), 21 Andrea Tornielli, El papa en Lund y el ecumenismo de la caridad, 26 Carlos Martínez García, El rostro femenino de la Reforma Protestante, 28 Presentación del Catecismo de Ginebra, de Juan Calvino, 29 Próxima visita de la Dra. Margot Kässmann, 30 Esbozo cronológico de la Iglesia Esmirna, Cuernavaca, 30 “Trabajo para el Señor y no para los hombres”: un diálogo con Gabriel Campuzano Paniagua, 32 Reunión del 9 de julio, Iglesia Antioquía, 37 AIPRAL recibe como miembro a la CMIRP, 38 Carta pastoral de la XII Asamblea General de AIPRAL, 39 Curso del Doctor Mariano Ávila Arteaga en México, 40 Las reformas protestantes, de Teófanes Egido, 40 62

Núm. 3, enero-junio de 2017 Editorial, En el camino, 2 Beatriz Melano, Contribuciones potenciales de la teología reformada a la discusión y a la praxis ecuménica, 3 Héctor Mendoza Núñez, Significado del don del espíritu en Pentecostés, 12 Carlos Valle, Desinteligencias entre interpretación teológica y comunicación en el libro de Hechos de los Apóstoles, 14 Dossier sobre los 500 Años de la Reforma Protestante: III Jacques Ellul, Actualidad de la Reforma (II), 20 Jesús Castro, Mujeres con sotana ya son una realidad, 26 La ordenación no es el tema, es la evidencia”: una charla con Sandra Villalobos Nájera, 32 Héctor Conde Rubio: entrevista sobre la ordenación de mujeres en las iglesias, 38 Francisco Domínguez Solano, Breve historia de la Iglesia Reformada Peniel, 41 Reunión de la CMIRP en la Iglesia Antioquía, 29 de enero de 2017, 44 XXX Aniversario de la Iglesia Reformada y Presbiteriana El Shadday, 44 Material preparatorio para la XXVI Asamblea General de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), 45

Núm. 4, julio-diciembre de 2017 Editorial, Retomamos el camino, 2 Jürgen Moltmann, Theologia Reformata et Semper Reformanda, 3 “El estudio socio-histórico de los protestantismos sigue siendo imprescindible”: en los 70 años de Jean-Pierre Bastian, 14 Amparo Lerín Cruz, En la desesperanza, sólo la gracia. A 500 años de la Reforma Protestante, 19 Marc Reusch, Sermón por los 500 años de la Reforma Protestante, 23 XXVI Asamblea de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, Leipzig, Alemania, 29 de junio-7 de julio de 2017, 27 Celebración de los 500 Años de la Reforma Protestante, 33 Crónica del XXX Aniversario de la Iglesia Antioquía, 38 Ordenación pastoral e instalación de José Luis Pérez Sántiz, 39 Explorando una asociación con la Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas, 40 Ofelia Ortega, 50 años de ministerio pastoral, 41 Resonancias de la visita del Pbro. Emmanuel Flores Rojas a Argentina y Uruguay, 45 Declaración sobre la violencia contra las mujeres, 51 Documento de estudio sobre resoluciones de la CMIR, 51 Novedades bibliográficas, 52


Núm. 5, enero-junio de 2018 Editorial, Una coyuntura crucial, 2 Roger Mehl, La política, 3 Nicolás Pnotto, El “pueblo” en disputa: nuevas (y viejas) coyunturas en los populismos de América Latina, 17 Lorenzo Meyer, La elección y la escatología, 24 Jacobo García, El voto evangélico prueba suerte en México, 25 Azam Ahmed, Las caídas y el ascenso de Andrés Manuel López Obrador, 27 Felipe Vera P., Pentecostés: promesa del Señor cumplida, 31 Breve historia de la Comunidad de Fe “Gente Nueva”, 33 María Elena Castillo, Gustavo Gutiérrez, un sacerdote que priorizó el amor por los pobres, 34 Mariana Carbajal, “Los fundamentalistas hacen decir a Dios lo que quieren ciertos humanos”: Marilú Rojas Salazar, 34 Chris Ferguson, Semana Santa 2018: hundidos en el miedo, enviados con esperanza, 40 70 años del Consejo Mundial de Iglesias, 42

Gloria Ulloa: las comunidades de fe deben ser hacedoras de paz y voces proféticas, 43 Mensaje del Foro Cristiano Mundial, Bogotá, 24-27 de abril, 45 Retiro de inicio de año con el apoyo de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos (PCUSA), 19-20 de enero de 2018, 47 Material de trabajo, Interdependencia, de José Luis Pérez Sántiz, 53 Novedades bibliográficas, 54

Núm. 6, julio-diciembre de 2018 Editorial, Nuevos bríos y horizontes, 2 Rubem Alves, La Reforma Protestante, 3 Donald F. Durnbaugh, La Primera Reforma y la Reforma Radical y sus relaciones con la Reforma Magisterial, 13 Víctor Hernández Ramírez, El bautismo, un sacramento traicionado: crisis y promesa de la fe cristiana, 29 Alver Metalli, López Obrador y la iglesia, 47 Dahiana Barrales, Cristianos durante la última dictadura cívicomilitar uruguaya, 48 Teólogas feministas crean La Biblia de las mujeres, 50 El Pbro. Emmanuel Flores-Rojas defendió su tesis de maestría en Filosofía, 51 Seminario de Lectura Intercultural de la Biblia, 52 Presencia de la CMIRP con la Caravana de migrantes, 53 Entrega del registro como Asociación Religiosa, 54 Culto de Acción de Gracias, 25 de noviembre de 2018, 54 31 años de ministerio de la Iglesia Antioquía, 55 Iglesia Reformada y Presbiteriana Juan Amador, 55 La agonía de ser mujer en México, 56 Mensaje de Navidad de la presidenta de la CMIR, 58 2º Reencuentro de la Red de Mujeres Libres en Cristo, 60 Reuniones de Jóvenes de la CMIRP, 62

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Reuniones de trabajo de la CMIRP, 62 Presentan trabajo de Maestría sobre Beatriz Melano, 63 Toman posesión autoridades de Asuntos Religiosos, 64 Se conmemorarán la vida y la obra de Karl Barth, 64 Material sobre los Días de Muertos, 64 Novedades bibliográficas, 65

Núm. 7, enero-mayo de 2019 Editorial, Aniversarios, gratitud y desafíos, 2 Paul Tillich, Huldreych Zwinglio, 3 Émile G. Léonard, Zwinglio y la reforma humanista, radical y política, 7 Philip Benedict, Zwinglio y la tradición reformada, 9 El almirante Gaspard de Coligny (1519-1572), 16 Victoria Horrillo Ledesma, Gaspard de Coligny, Señor de Chântillon (1519-1572), 17 Karina García Carmona, Sermón por los 10 años de ordenación de las pastoras luteranas, 20 Raúl Méndez Yáñez, “Mamá, no me he alejado de Dios”. Manifiesto de honestidad de teólogos herejes ante sus madres, 22 Leopoldo Cervantes-Ortiz, El río y el fuego: en los 30 años de ordenación ministerial, 23 Celebrado en Cárdenas el Sínodo del Presbiterianismo cubano, 26 Representación de la CMIRP en Colombia, 28 Delegación de la CMIR exige reformas en la frontera, 28 Dan González Ortega, Ternura: entre brisa apacible y viento recio, 30 La CMIRP es recibida como miembro de la Comunión Reformada Mundial, 34 Comunicado de la CMIRP sobre su ingreso a la CMIR, 37 Iglesia mexicana en la CMIR, 38 64

Comunicado sobre nota periodística, 40 Cecilia A. Delgado Molina, La “irrupción evangélica” en México. Entre las iglesias y la política, 42 Reuniones de trabajo, 48 Lecturas ricoeurianas, 30 de abril, 49 Reunión con Leslie Vogel, 49 Red de Mujeres Libres en Cristo, 50 Reunión de Jóvenes, 51 Novedades bibliográficas, 51 Culto Unido de Pentecostés, 9 de junio, 52

Núm. 8, junio-septiembre de 2019 Editorial, Fe reformada, política y traducción de la Biblia, 3 Marco Antonio Huesbe Llanos, El derecho de resistencia en el pensamiento político de Teodoro de Beza, 3 Plutarco Bonilla A., La Biblia del Oso, una traducción a la altura de los tiempos, 18 Alfonso Lloreda B., Casiodoro de Reina, grande entre los traductores de la Biblia, 25 Raúl Méndez Yáñez, Presentación del libro Biblia del Oso: 450 años, de Javier Quezada, 26 Mariano Ávila A., Hostilidad u hospitalidad: respuestas a la inmigración en los Estados Unidos de América, 29 Adán Medellín, Tres visiones de Cristo en las letras latinoamericanas del siglo XX, 33 Leopoldo Cervantes-Ortiz, Karl Barth y Emil Brunner, clásicos neo-ortodoxos de CUPSA (y La Aurora) en español, 39 Silfrido Gordillo Borralles, En el poder del Espíritu, la iglesia camina, 44 Ordenación pastoral de Yadamy Saray López Acero, 47 Homero Perera, músico de la esperanza, partió a los 80 años, 50 Irena Backus (1950-2019), especialista en historia y teología protestante, 51 La Luz del Mundo y el mundo evangélico, 53 Cien años de Casa Unida de Publicaciones: fiesta y reflexión (1919-2019), 54 Reuniones de trabajo sobre el Plan estratégico, 57 Retiro de la Red de Mujeres Libres en Cristo, 58 Primer Aniversario de la Iglesia Reformada Renacer, 62 Novedades bibliográficas, 63

Núm. 9, octubre-diciembre de 2019 Editorial, Un año desafiante y complejo, 3 Allan Aubrey Boesak, Permanecer donde Dios está: reflexiones sobre la Confesión de Belhar 25 años después, 3 Phil Tanis, Boesak desafía a la CMIR a sostener la lucha global, 21 Misión en contexto: del “testimonio” a la “con-otridad”, 23 CMIR lamenta la muerte de teólogo profético sudafricano, 25


Edwin A. González Castillo, Sermón por el Día de la Reforma Protestante, 26 Najla Kassab, La Reforma anima a la responsabilidad, 31 Raúl Méndez Yáñez, Bajo protesta, 32 Primera presbítera guatemalteca ordenada, 32 Falleció Sallie McFague, notable teóloga estadunidense, 33 Moltmann reflexiona sobre el espíritu de la verdad, 33 Víctor Hernández Ramírez, Metz, un teólogo sensible al clamor del pueblo, 34 Magali Cunha, Se necesita un Beato evangélico, 35 Fallece Scannone, mentor teológico del papa Bergoglio, 37 Chris Ferguson, Una criatura pequeña les guiará, 38 Olav Fykse Tveit, ¡Dios de vida! ¡Dios de gracia! ¡Dios de amor!, 40 XXXII aniversario de la Iglesia Antioquía, 41 Falleció el Pbro. Abel Clemente Vázquez, 41 Evangélicos y poder, matrimonio de conveniencia en AL, 43 Julio Patán, AMLO y la religión, 46 Félix de Azúa, Casiodoro de Reina, 48 La Biblia en Bolivia, 50 Pablo Barrera Miguel Concha, Mártires de la UCA: A 30 años del martirio de jesuitas en El Salvador, 51 Respondiendo a un éxodo: Agua Prieta y Douglas, 53 AIPRAL: 25 de noviembre, contra la violencia de género, 54 Reunión de trabajo sobre el Plan estratégico y comida navideña, 54 Amparo Lerín en programa Sacro y profano sobre la Virgen de Guadalupe, 55 Novedades bibliográficas, 56

Karl Barth, El extraño nuevo mundo dentro de la Biblia, 3 Jonathan Chute, ¿Qué pensarían los grandes teólogos sobre el Black Lives Matter y el uso de cubrebocas?, 13 COVID-19: Perspectivas Raúl Méndez Yáñez, La reforma de la iglesia invisinble, 14 José Manuel Capella-Prats La fe tóxica mata, 17 Harold Segura, Sigilo profético y parloteo apocalíptico, 18 Reinerio Arce Valentín, “Dios mío, Dios, ¿por qué me has abandonado”, 19 Ofelia Miriam Ortega, Dándole sabor a la vida en tiempos difíciles, 22 La otra pandemia: la violencia intrafamiliar en tiempos de confinamiento, 24 Carta pastoral del Secretario general de la CMIR, 24 El comité ejecutivo del CMI establece las pautas para un futuro marcado por la solidaridad con la comunidad mundial, 26 La CMIR elabora respuesta a la pandemia, 29 Walter Brueggemann, El mensaje de los Salmos (fragmento), 30 Libros sobre el COVID-19, 32 Comunicado sobre la contingencia sanitaria, 33 Jean Meyer, Semana Santa, 34 Emmanuel Flores Rojas, Apostola apostolorum, la apóstola de los apóstoles, 35 Mariano Ávila Arteaga, Otra iglesia es posible. Sermón por el Día de Pentecostés, 37 “La riqueza debe tener sentido”: entrevista con François Dermange, 40 130 años del presbiterianismo cubano, 43 Pronunciamiento sobre violencia de género, 45 Erradicar la violencia de género masculino contra las mujeres, 46 Reuniones de trabajo, 48 Aniversarios de iglesias: Peniel, El-Shadday, Ammi-Shadday, 49, 52 Dr. Fernando Morales Sánchez, 53 Novedades bibliográficas, 54 Índices de la revista Com-Unión, 61

Núm. 10, enero-junio de 2020 Editorial, Este gran Shabat, 3 65


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