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Noé y el diluvio

Latierra se llenó lentamente de personas.

Y poco a poco, dejaron de obedecer a Dios. Hicieron cosas malas y dañinas que entristecieron mucho a Dios. Él dijo:

—Daré comienzo a todo de nuevo. Exterminaré a toda la población salvo a Noé y su familia.

Noé era un hombre piadoso. Caminó fielmente con Dios, y Dios se complació en él. Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet.

Dios le dijo a Noé:

—Voy a acabar con todos. Pero salvaré tu vida y la de tu mujer, tus hijos y sus mujeres. Debes construir un arca de madera de ciprés. Prepara habitaciones en ella. Cúbrela de alquitrán por dentro y por fuera. También salvaré a los animales y a los pájaros, de modo que tienes que meterlos en el arca contigo. Noé empezó a trabajar en el arca. Hizo todo tal como Dios le había dicho. El arca era muy grande. Tenía tres alturas. Había un techo y una puerta en un lado del arca. Noé guardó en el arca comida para su familia y para todos los animales.

Cuando el arca quedó construida, Dios le dijo:

—Entra en el arca con toda tu familia. Lleva contigo al arca siete parejas de cada clase de animal limpio.

Lleva también una pareja de cada animal inmundo.

Además, toma siete parejas de cada tipo de ave. Después del diluvio, los animales y las aves podrán esparcirse por la tierra y llenar la tierra de nuevo.

En aquellos días, a la gente solo se le permitía ofrecer ciertos animales al Señor. Se les llamaba animales ‘limpios’. Todos los demás animales se les llamaba ‘inmundos’.

Entonces Dios dijo: —Dentro de siete días enviaré lluvia. Lloverá durante 40 días y 40 noches.

Noé y su familia entraron en el arca. Después, los animales y las aves se acercaron al arca. Todos entraron en el arca. Cuando todos estuvieron dentro, el Señor cerró la puerta del arca. Entonces empezó a llover. Llovió sin parar durante 40 días y 40 noches. Los ríos se desbordaron. Había tanta agua que el arca empezó a flotar. El agua subió aún más, y pronto las casas y los árboles dejaron de verse. El agua subió hasta cubrirlo todo, incluso las cimas de las montañas. Todas las personas y animales se ahogaron.

Pero Noé, su familia y los animales que el Señor le había enviado estaban a salvo. El Señor los mantuvo a salvo en el arca.

Génesis 6 y 7

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