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José en el palacio
Josépasó por muchos momentos difíciles y duros durante sus años en Egipto. Fue encarcelado por algo que no había hecho. El copero del faraón también estaba en prisión. Tuvo un sueño que José le interpretó con la ayuda de Dios. El copero prometió ayudarlo cuando saliera de la cárcel. Pero se olvidó de José. A pesar de todo, Dios estaba con José. Dios velaba por José y tenía un plan para él.
Un día todo cambió. El faraón estaba preocupado. Había tenido sueños extraños, y nadie podía explicarle lo que significaban. Mandó llamar a sus sabios y magos, pero no pudieron ayudarle.
Entonces el copero del faraón recordó su propio sueño y su promesa a José. Le contó al faraón cómo José le había explicado su sueño cuando estaba en prisión y cómo todo había sucedido exactamente como José se lo había explicado.
El faraón mandó llamar inmediatamente a José. Llevaron a José a palacio. Le dieron ropa nueva y lo afeitaron. Luego lo enviaron al faraón.
—He oído que puedes explicar los sueños —dijo el faraón.
—No —dijo José. —No puedo hacerlo, pero Dios puede darte la respuesta.
Entonces el faraón le contó a José sus sueños. En su primer sueño, había visto siete vacas que salían del río Nilo. Eran gordas y gozaban de buena salud. Luego, siete vacas feas y flacas salieron del río y se comieron a las vacas gordas. Pero se quedaron tan delgadas como al principio.
El segundo sueño del faraón trataba de espigas. En primer lugar, vio siete espigas de grano en un solo tallo. Los granos estaban llenos y en buen estado.
Luego aparecieron otras siete espigas. Eran débiles y delgadas y estaban secas por el viento del este. Las espigas delgadas se tragaron a las espigas buenas.
—Los dos sueños tienen el mismo significado —dijo José. —Dios te está mostrando lo que va a hacer. Va a haber siete años maravillosos con comida en abundancia para todos. Luego habrá siete años de una hambruna terrible. Nadie tendrá comida. Nada quedará de los siete años de bonanza.
Entonces José dijo:
—Mi consejo es que encuentres a un hombre sabio y lo pongas a cargo de la tierra de Egipto. Debe tener unos oficiales que lo ayuden a recoger la quinta parte del grano que crezca en los años buenos, y que lo almacenen para que puedas utilizarlo en los años de hambruna para alimentar al pueblo.
El faraón pensó que este era un plan muy bueno, así que puso a José a cargo de la tierra de Egipto. José se convirtió en el siguiente al mando después del faraón. José viajó por todo Egipto. Durante los años buenos, recogía todo el grano extra que producía el pueblo y lo almacenaba en las ciudades.
Y cuando llegaron los años malos, había comida en Egipto. El Señor estaba usando a José para alimentar al pueblo de Egipto.
Génesis 39 a 41