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La murallas de Jericó
Losisraelitas se acercaron a Jericó. Josué alzó la vista y vio a un hombre de pie frente a él. El hombre le dijo a Josué:
—He venido como comandante del ejército del Señor.
Al oír esto, Josué se postró con el rostro en tierra. Y le preguntó:
—¿Qué mensaje tiene mi Señor para mí?
El comandante del ejército del Señor le dijo a Josué:
—Quítate las sandalias. El lugar que pisas es tierra santa. Josué obedeció y se quitó las sandalias.
Las puertas de Jericó estaban fuertemente cerradas. Los soldados vigilaban las puertas muy de cerca, y nadie entraba ni salía.
Cuando los israelitas estuvieron listos para la batalla, el Señor le dijo a Josué lo que tenía que hacer. Josué y su ejército marcharon hacia la ciudad. En medio de los combatientes había siete sacerdotes que tocaban las trompetas. Había otros sacerdotes que llevaban el arca del testimonio. Los combatientes no hicieron ruido mientras marchaban alrededor de la ciudad. Luego volvieron a su campamento.
Esto duró seis días. Los combatientes de Jericó observaban desde las murallas. ¿Qué hacían los israelitas?
Al séptimo día, los israelitas marcharon siete veces alrededor de la ciudad. Los sacerdotes tocaron las trompetas. Los soldados guardaron silencio. La séptima vez, los sacerdotes tocaron las trompetas y Josué dijo a sus hombres: —¡Griten! ¡El Señor les ha entregado la ciudad!
El ejército dio un fuerte grito y, de repente, las murallas de Jericó se derrumbaron. Los israelitas entraron en la ciudad y empezaron a luchar. Como luchaban por el Señor, no se apropiaron de nada.
Llevaron el oro, la plata, el bronce y el hierro que encontraron en Jericó al tabernáculo, la casa del Señor, pues al Señor pertenecía. Quemaron la ciudad. Mataron a todos los animales y personas, excepto a una familia.
Rajab y su familia estaban en su casa. La casa no cayó cuando cayó el resto de la muralla. Los israelitas los dejaron en paz cuando vieron la cuerda roja en la ventana.
Después de la lucha, los espías llevaron a Rajab y a su familia al campamento de los israelitas.
Desde ese día, vivieron con los israelitas.
Josué 5 y 6