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Cinco panes y dos pescados

Lasmultitudes seguían a Jesús dondequiera que fuera. A veces, Jesús y los discípulos ni siquiera podían comer.

Un día, Jesús les dijo a los discípulos:

—Vayamos a un lugar tranquilo. Necesitan descansar un poco.

Así que subieron a una barca para ir a un lugar tranquilo y apacible. Pero mucha gente los vio partir y corrió por la orilla en la dirección en que iban.

Cuando Jesús y sus discípulos desembarcaron, les esperaba una gran multitud.

Jesús sintió pena por la gente. Eran como ovejas sin pastor. Así que empezó a enseñarles. También curaba a los enfermos que le traían.

Más tarde, los discípulos dijeron:

—Se hace tarde y estamos lejos del pueblo. Es hora de despedir a la gente para que compren comida en las aldeas y granjas cercanas.

Pero Jesús les contestó:

—Denles ustedes de comer.

Felipe dijo:

—¡Aquí hay miles de personas! ¡Necesitaremos más de medio año de paga si les compramos comida! ¿Es esto lo que quieres que hagamos?

Jesús dijo:

—Averigüemos qué tenemos. Vayan a ver qué encuentran.

Andrés, el hermano de Pedro, llevó un niño a Jesús. Le dijo:

—He aquí un niño con cinco panes pequeños de cebada. También tiene dos pescaditos. Eso no es nada para toda la gente que necesita comida.

Pero Jesús no se preocupó.

Mandó a los discípulos que hicieran sentar a la gente en la hierba verde. Se sentaron en grupos de 50 y 100 personas. Había 5.000 hombres entre la multitud y también muchas mujeres y niños.

Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados. Miró al cielo y dio las gracias. Partió los panes en trozos. Luego se los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. También repartió los dos pescados entre todos.

La gente comió hasta quedar satisfecha. Jesús les dijo a los discípulos:

—Junten los pedazos que sobraron. No desperdicien nada.

Así que juntaron la comida que la gente no había comido. Llenaron ¡doce cestos con las sobras!

La gente empezó a decir que Jesús era un gran profeta.

Jesús sabía que querían hacerlo su rey, así que se fue en silencio.

Mateo 14:13–21 Marcos 6:30–44 Juan 6:1–14

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