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cultura de paz � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � �
from Patriarcado, mujeres y conflicto armado: arando caminos para la paz y la no repetición
by CODHES
género en contra de las mujeres tanto en escenarios de paz como en escenarios de guerra y posconflicto. En este sentido, se recomienda la promoción de las siguientes disposiciones, las cuales se desarrollan adelante junto con propuestas puntuales para su desarrollo: a) una cultura de igualdad con las mujeres como cimiento de una cultura de paz; b) una representación de la seguridad humana incluyente de los derechos de las mujeres; c) el fortalecimiento del Estado para una igualdad de género como bien público en Colombia; d) participación paritaria de las mujeres en todos los escenarios de decisión.
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Como se ha sostenido a lo largo del texto, la dominación patriarcal se encuentra en la base de todas las dominaciones, es la materialización de las pretensiones de adueñamiento extendido y el piso firme de todos los poderes. Las lógicas patriarcales en las que se expropia el valor humano, social, cultural y ecológico fundamentan todos los poderes de dominación existentes. Lo anterior implica la existencia de una pedagogía a través de la cual se aprende la desigualdad y en la que se basan los poderes coloniales y raciales (Segato, 10 de marzo de 2017). Así, a fin de detener la guerra se debe procurar desmontar el mandato de masculinidad, “es decir, desmotando el patriarcado, pues es la pedagogía de la masculinidad lo que hace posible la guerra y sin una paz de género no podrá haber ninguna paz verdadera” (Segato, 2016, p. 23).
Por esta razón, “educar para la paz pasa ineludiblemente por educar para la igualdad de género” (Centeno, 2014), así como exige privilegiar y proteger la existencia de la diversidad
sin jerarquías y dejar sin cimientos aquellas lecturas que naturalizan las desigualdades sociales. En esta línea, una cultura de paz pasa, necesariamente, por fomentar el desarraigo del patriarcado y las lógicas subyacentes a él; así mismo, una transformación en el imaginario colectivo y en los cimientos culturales de la sociedad que, por un lado, permita a todas las personas denunciar las desigualdades sociales, así como hechos injustos y no naturales, y, por otro, proponer soluciones en el marco de valores tales como la solidaridad, la empatía, la cooperación en reemplazo de la oposición, el enfrentamiento o el antagonismo (Centeno, 2014).
Según el Banco Mundial y Naciones Unidas (The World Bank, 1 de marzo de 2018), la existencia de las desigualdades y las violencias de género en una sociedad están profundamente relacionadas con el nacimiento de conflictos violentos. En consecuencia, se recomienda a los países que enfrentan riesgos emergentes de estos escenarios, al igual que a la comunidad internacional, mejorar la participación de las mujeres y los jóvenes en la toma de decisiones, así como la promoción de políticas a largo plazo para abordar sus aspiraciones (The World Bank, 1 de marzo de 2018). Así mismo, se identifican efectos negativos de las brechas de género sobre la cohesión social, la estabilidad y la confianza en las instituciones de un país, por lo que se recomienda construir sociedades con igualdad de género en las que las mujeres gocen de autonomía económica, puedan tomar decisiones en el interior de la familia y de la comunidad, y propicien el crecimiento equilibrado e inclusivo de toda una nación.
Con el trato igualitario a niños y niñas, en el que se promueva su educación y salud plena, las sociedades pueden
empezar a poner fin a ciclos de pobreza y violencia. En un nivel macro, el cierre de brechas históricas en el goce de derechos de las mujeres tendría poderosos efectos sobre la cohesión social, la estabilidad, la confianza en las instituciones, la consolidación de una cultura de paz y el fortalecimiento de la democracia, todos aspectos fundamentales para una paz estable a largo plazo (Bhattacharjea, 20 de septiembre de 2013).
Según la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU AG, 6 de octubre de 1999), la paz no es solo la ausencia de guerras, sino también un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos con miras a atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones. En este escenario se identificaron ocho ámbitos de acción para los actores en los niveles local, nacional, local e internacional alrededor de la igualdad de acceso de las mujeres —especialmente de las niñas— a la educación; el fomento de la autonomía de mujeres y niñas; la implementación de medidas que promuevan la garantía integral de sus derechos humanos; la promoción de una mayor participación de la mujer en la prevención y la solución de conflictos y, en particular, en las actividades en las que se promueva una cultura de paz después de los conflictos (ONU AG, 6 de octubre de 1999).
En conjunto con lo anterior y recogiendo las aspiraciones más recientes en el orden mundial relacionadas con la igualdad de las mujeres, el Foro Generación Igualdad, promovido por ONU Mujeres, concluyó en el 2021 con las propuestas de implementación de una agenda feminista y “el lanzamiento
de una serie de ‘Coaliciones de Acción’ que tienen como propósito impulsar la inversión y generar resultados tangibles para la igualdad de género durante el Decenio de Acción de las Naciones Unidas (2020-2030)”, a través de alianzas estratégicas entre diferentes actores relevantes, con la intención de “impulsar acciones colectivas; propiciar la conversación mundial intergeneracional; promover una mayor inversión pública y privada; lograr resultados intergeneracionales concretos y transformadores, en beneficio de las niñas y las mujeres” (ONU Mujeres, 2021). Los temas para las coaliciones de Acción se trazaron hacía el abordaje de la violencia de género, la justicia y los derechos económicos, la autonomía sobre el cuerpo, los derechos y la salud sexual y reproductiva, la acción feminista para la justicia climática, la tecnología y la innovación para la igualdad de género y los movimientos y liderazgos feministas (ONU Mujeres, 2021).
En este sentido, proponemos, para el Estado y la sociedad, “un Pacto Decenal por la igualdad con las mujeres y el desmonte del patriarcado para cimentar la Paz”, suscrito por actores institucionales y sociales estratégicos, tales como los medios de comunicación, las empresas y el sector educativo, así como las ramas del Gobierno encargadas de las tecnologías, la cultura y la educación, entre otros, que tengan injerencia en la modelación de la opinión pública y en la formación de nuevas generaciones para la instalación de una cultura de paz en los imaginarios y las prácticas, con la predominancia de los sectores educativos, de comunicaciones y culturales.
En particular, en el sector educativo se propone el impulso de un plan integral en el que se cree y añada en el pénsum académico un módulo de cultura de paz que se dirija a la