Pandemia y crisis social en América Latina y el Caribe: Propuestas desde la sociedad civil hacia un plan estratégico de transición y transformaciones estructurales
mas de cooperación regional y extra-regional, han de irse desarrollando desde el mismo Plan de Transición. Un Plan Estratégico de esta naturaleza ha de expresar integralmente tanto iniciativas como amplios acuerdos y compromisos por parte de organizaciones sociales y de la ciudadanía en general.
adoptar políticas sociales activas e incluyentes en pro de los pobres y vulnerables, como la de una renta básica de transición o de un ingreso mínimo vital de transición que requiere ser cuidadosamente diseñada en consulta, entre otros factores, con la proporción de la población pobre y vulnerable, así como de las restricciones fiscales en el país, bajo el propósito de que esta política de transferencias monetarias incondicionales pueda consolidarse como política de carácter permanente.
En últimas, el Plan debe propender por la construcción de un entorno indispensable para el desarrollo y consolidación de la democracia, de Estados de derecho avanzados ― con un debido reforzamiento de los derechos sociales, económicos, políticos y ecológicos y, en últimas, de una paz duradera con justicia social en América Latina y el Caribe.
La renta básica o ingreso mínimo vital de transición debería soportarse en un enfoque de género, étnico, rural/campesino, para que, en alguna medida, pueda contribuir a enfrentar inequidades y problemas de discriminación estructural. Por ejemplo, en contra de las mujeres y hasta en el seno del mismo hogar, y en contra de poblaciones étnicas y campesinas. Una propuesta consistiría en que el otorgamiento incondicionado de la renta o el ingreso se dirigieran preferentemente a las mujeres responsables del hogar. Es de aclarar que esta renta básica de transición no está diseñada para compensar a título de remuneración el trabajo femenino en el hogar1.
1. Plan de Transición para la Construcción Social y Económica En presencia de un marcado recrudecimiento de la pobreza monetaria, al punto de llegar a constituirse una clara mayoría de grupos poblacionales pobres y vulnerables, con un agravamiento de la desigualdad de ingresos, en una región ya de por sí considerada como la más inequitativa del mundo, y en un entorno caracterizado por regímenes de tributación poco o nulamente redistributivos y equitativos, según el caso, y por esquemas de subsidios y de gasto social cuestionables por su eficacia, que no contribuyen a avanzar decididamente hacia una justicia social, resulta urgente e inaplazable implantar un plan de transición para la construcción y transforma-
Se trata de una renta básica transicional e incondicional de ciudadanía, debidamente focalizada al menos a la población pobre y vulnerable, en consulta con las restricciones fiscales de carácter estructural. El monto de la transferencia mensual por hogar pobre y vulnerable ha de tomar como referencia la línea de pobreza monetaria a nivel de hogar, en su carácter transitorio al establecimiento ulterior de una política social permanente, y debe enmarcarse bajo la concepción de la renta como un impuesto negativo al ingreso con unos parámetros básicos de referencia, como el monto de renta a nivel de individuo-miembro de cada hogar elegible por su ingreso total per cápita, la tasa marginal del
ción social y económica.
A. Renta básica o ingreso mínimo vital de transición En el tránsito hacia la adopción de una economía política de la inclusión social, se han de 1
Por supuesto son necesarias otras políticas específicas complementarias para poder abordar estas problemáticas tan profundas de índole cultural, económica, social y política en el relacionamiento societal, como es la economía del cuidado.
22