Staff
Sueños
Edición
Luciano Molina Sebastián Asegurado Lucas Lavítola
Medios
Juan José Bueno Exogeno.com
Ilustración
Blas Rodríguez
Corrección
Gisela Morini
Colaboración
Juampi Caiazza María Delia Colaneri Gastón Garbarino Rosana Guardia Leticia Introcaso Rocío Martinez Valeria Paget Pablo Ruarte Luciano Toledo Silvina Torviso
Impresión
Imprenta Ready INSITU Press
+ Información
Junín. Buenos Aires. Argentina info@revistanoumeno.com.ar www.revistanoumeno.com.ar
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Editorial Sugerencia Literatura Ilustración
El Sueño, Fernando Botero Copyright © 2007-2010 Nóumeno Inc. 8
Los artículos firmados no expresan necesariamente la opinión de Revista Nóumeno pero los editores asumen la responsabilidad por su contenido y/o autoría. Se permite la reproducción total o parcial del material de esta publicación siempre que se cite la fuente. Permitido arrojar en la vía pública. Donar Nóumeno es donar cultura.
Opinión Diálogo Cuento
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Sueños
Indice
Rocío Martínez Literatura El derrotero del sueño en la literatura
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Lucas Lavítola Fitzcarraldo Werner Herzog (1982)
Cine de Culto
María Delia Colaneri Sueño y creación
Soundtrack
Silvina Torviso Cercando sueños
Arte
Luciano Molina
El desvelo de Junín
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Juampi Caiazza
Patrick Wolf
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Gastón Garbarino
Oníricas palabras
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Un Tal Lucas
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Valeria Paget
De qué hablamos...
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Rosana Guardia Mario Benedetti
Conciliar el sueño
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Editorial
Sueños
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El desvelo de Junín Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar. Antonio Machado ¿Se puede soñar en Junín? Me pregunto, más bien, nos preguntamos, aquellos que directa o indirectamente estamos relacionados con la cultura. Y la respuesta de la mayoría de los artistas es rotunda: NO. Sabemos que no se puede depositar confianza en la municipalidad para llevar a cabo actividades que busquen el desarrollo del arte en la ciudad, por eso numerosos artistas abandonan Junín en busca de sus sueños perdidos. Sabemos, que la vida es sueño, y si es así, carecer de proyecciones en una ciudad como Junín equivale a estar muerto. Todos vemos escritores, actores, pintores, músicos muy talentosos, que triunfan afuera para que después nos jactemos injustamente: “Son nuestros artistas”. Artistas que se hicieron afuera porque definitivamente no les dimos posibilidades, no les dimos cabida en Junín y optaron por el riesgo, por el camino más pedregoso. Es verdad que todos tenemos nuestra cuota de culpa en esta realidad cultural, sin embargo es cierto también que no hay una política sólida. A pesar de eso, dicen que las cosas están cambiando en la Dirección de Cultura local. Y hay que reconocer que la gestión de Meoni marcó desde sus inicios un alto contraste con la anterior gestión. Beneficiado eso sí por veinte años en los que se había hecho poco y nada por la cultura. La Feria Regional del Libro, Plaza Rock, Festival de Tango, las Becas Estímulo, etc. son acontecimientos que sorprendieron por su novedad pero que carecían de originalidad. Este gobierno tuvo desde entonces el estigma de traer a altos referentes nacionales, en cada acontecimiento, en desmedro de artistas locales. Se pagan altos cachets para que realicen, como en la última Feria del Libro con Pablo De Santis, presen-
taciones deslucidas y sin la participación del público. Se llegaron a pagar irrisorios espacios publicitarios en medios nacionales y no se colabora con los medios independientes locales como en nuestro caso en donde nos quisieron contentar con aportes míseros. Nóumeno confió ilusamente en las promesas de este gobierno y lo único que recibió fueron palos en la rueda, excusas por parte de personas que ya no ejercen los cargos para los cuales fueron elegidos en las últimas elecciones (Javier Gabrielli y Raquel Tarullo), sometiéndonos a bromas crueles sólo para que desistiéramos en la búsqueda de apoyo por parte del gobierno. Nóumeno, al igual que la cultura, sobrevive gracias a los aportes de todos, gasta hasta el último centavo en las producciones impresas, audiovisuales y web. ¿Dónde está el apoyo? Quizás para encontrar el apoyo es necesario codearse o suplicar migajas. Y el suplicio, sueño no es. Para empezar a soñar con un Junín cultural más lindo, debemos recordar que existen proyectos que descansan bajo el polvo de las bibliotecas de muchos iluminados de la década del 90, entre ellos el entonces diputado Meoni. Dichos proyectos culturales se encuentran detallados en el Plan Estratégico de Desarrollo Junín, un plan de profundo vuelo fantástico, pero noble en sus intenciones imposibles. Meoni en el 2003 rescató, para su campaña electoral, por lo menos dos de aquellos proyectos culturales y prometió su puesta en marcha si resultaba ganador. Electo al fin, nada de eso ocurrió. Me gustaría contarles de qué se trata cada uno de esos proyectos. El primero es la creación de la Casa de la cultura, “cuyo objetivo es la construcción de un ámbito de vinculación entre la producción y la cultura, que incentive el valor de cambio de la producción cultural local.” Este gobierno se caracteriza por esperar a los artistas, no por buscarlos, ni detectar
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Sueños
los talentos, ni ayudarlos a crecer y a no hundirse en la frustración del silencio. Una de las características que este proyecto proponía era “crear un ámbito donde se detecten, capten, promocionen productos culturales, científicos y artísticos de la región. Realizar un censo de artistas, artesanos, científicos, creadores y potenciales consumidores de productos culturales. Auspiciaba la creación de un fondo de estímulo para las artes y las ciencias, (se puede ver realizado en las Becas Estímulo, cada año más devaluado), la realización de una fiesta anual o bienal de arte joven para promover el desarrollo artístico de la juventud, etc.” Este interesante proyecto nunca fue tenido en cuenta por las autoridades municipales. ¿Alguien se imagina siquiera una Dirección de Cultura activa, que en vez de esperar talentos salga a buscarlos? Otro de los proyectos consistía en generar “un entorno territorial innovador, favorecedor del desarrollo de la creatividad en la población y sus instituciones”. Este ámbito se hubiera llamado Gimnasio de Ideas. Consistía en un espacio en donde se “desarrollaría la imaginación, la reflexión y el debate amplio, ágil, plural, sólido en teoría, y flexible para adaptarse a los cambios de una realidad en constante transformación”. Este proyecto contendría en sus bases una capacitación en marketing y comunicación para empresarios, artistas y científicos, articulando con la Casa de la Cultura. Como vemos, ambos proyectos hablan de un marco de diálogo plural, de apertura al ciudadano y no fueron cumplidos, ni por quienes los fomentaron, ni por los que se sirvieron de ellos
Editorial para hacer su campaña. Se trata de algo que este gobierno pretende ejercer en teoría pero que le cuesta mucho en la práctica. Las actividades culturales deberían ser consensuadas por todos, con una mayor participación del ciudadano. Finalmente es hora, me parece, de que el Gobierno Local deje su arrogancia y convoque, busque, reconozca el esfuerzo desde la Dirección de Cultura. “Abre tus ojos”, decía Penélope Cruz en una película de Amenábar. Yo diría, abramos los ojos… a los sueños. Luciano Molina
Literatura
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El derrotero del sueño en la literatura La palabra sueño posee variadas acepciones. Eso no es ninguna novedad. A pesar de eso, diré que, entre otras cosas, soñar es el acto de dormir, es la representación mental de quien duerme, es un anhelo, deseo o proyecto que resulta significativo para la vida de una persona. Muchas disciplinas, hace ya un tiempo considerable, se han ocupado del estudio del sueño desde diversas perspectivas. El caso más resonante es el de Freud, quien se ha vuelto casi un sinónimo de esta palabra, como si uno y otro vinieran en tándem, cuestión que ha trascendido el psicoanálisis y se ha instalado en la lengua popular. Desde tiempos inmemoriales la tradición literaria (y artística en general) ha hecho un uso (y abuso) frecuente del sueño en sus múltiples sentidos. El tema, complejo y lleno de riqueza, nutrió a generaciones de escritores hasta nuestros días. Es por esto que, ante la magnitud de la tarea, les propongo revisar en estas breves líneas algunos momentos del derrotero imaginario del sueño en la literatura, a la manera de flashes luminosos desordenados.
El despertar de un sueño A comienzos del canto primero de La Divina Comedia, Dante, el florentino perdido en la selva oscura que es uno y todos a la vez, demuestra su confusión, su estado de error y de obnubilación a través del sueño: “Tant’era pieno di sonno a quel punto/ che la verace via abbandonai”. Así, el sueño es sinónimo de perdición, de extravío, de desorden, de ignorancia. Dante ha perdido el camino recto y se encuentra dormido en la
selva-error. En adición, el lugar elegido por el poeta, la selva, refuerza el estado en que se encuentra sumido el Dante de la Comedia por medio de un adjetivo, oscura, que enfatiza la falta de claridad-luz y se relaciona con el error-pecado y con cualquiera de las formas de la obsecuencia y la ignorancia. Entonces, en la obra magna del florentino, el sueño señala la pérdida del camino recto, y es consecuencia de la pérdida de la inteligencia, la prudencia y la sabiduría.
Hipnos, un dios griego Los antiguos griegos tenían en su mitología una figura divina representante del sueño: Hipnos, dios estrechamente vinculado a la noche y a la muerte por ser hijo de la primera y hermano de Tánatos, la muerte no violenta. Sus tres hijos, Morfeo, Fobetor y Fantasos, son los encargados de dirigir los sueños animados a los seres humanos, los animales y las formas inanimadas, respectivamente. Según la Teogonía de Hesíodo, Hipnos tiene su morada en el mundo subterráneo. Jamás ve la luz del sol, puesto que sólo durante las horas nocturnas abandona su lugar bajo tierra para dar descanso a los mortales. Cuenta Homero que el dios consiguió salvarse de la ira de Zeus gracias a la intervención de su madre. En esa ocasión particular él se convirtió en pájaro y huyó con sus alas de la luz del día, buscando refugio en la noche. Zeus, por una razón desconocida, decidió respetar esta fuerza cósmica.
La irracionalidad en el arte
A comienzos del siglo XX, en una época convulsionada por las confrontaciones
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Sueños
bélicas a escala mundial, las vanguardias artísticas hacen su audaz puesta en escena. Entre otros “ismos”, el surrealismo es un movimiento que ubica al sueño, la locura y la irracionalidad en un lugar central de la creación artística. André Breton, escritor del manifiesto surrealista, considera que el artista debe escapar de la lógica opresiva de la vigilia, dando vía libre a los sueños. Sólo así la creatividad se torna ilimitada, sólo así se logra liberar la imaginación. El surrealismo pretende crear a partir de un automatismo psíquico puro, expresando verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Según Breton, es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.
La comedia de una noche de verano Tal vez el más famoso de todos los sueños en la literatura es aquel que William Shakespeare describe en su Sueño de una noche de verano, una obra que utiliza una estructura onírica en la cual el mundo de los amantes nobles y los artesanos coexiste con el mundo fantástico de las hadas y los duendes. El duelo de Oberón, rey de los duendes, y Titania, reina de las hadas, da lugar a una apasionante comedia en la cual se ven involucrados cuatro jóvenes atenienses. Puck, un duende malicioso, usa el jugo de una flor que, aplicado en los párpados, hace que cualquier hombre o mujer adore con locura a la siguiente criatura viva que sus ojos vean, generando confusiones amorosas entre los jóvenes y las hadas. Luego, cuando vuelven a la normalidad, todo les parece fruto de un sueño, de una farsa vana.
Literatura
Una niña en un mundo extraño El día en que la pequeña Alicia, creación maestra de Lewis Carrol, vio un conejo blanco que, apurado, se abría paso hacia un hueco profundo y lo siguió, hizo su entrada al país de las maravillas, lugar en donde la lógica de la vida cotidiana no existe y reina el sinsentido. Allí todo puede pasar: Alicia puede encoger o agrandar su tamaño tomando una bebida o comiendo una torta; puede encontrarse con un gato sin sonrisa, o con una sonrisa sin un gato; puede jugar al croquet con la reina de Corazones, noble cuya afición consistía en mandar a decapitar súbditos por cualquier motivo. El nonsense del relato sólo se quiebra hacia el final, cuando Alicia despierta en el regazo de su hermana y le cuenta las curiosas aventuras que vivió en el sueño. El sueño como sinónimo de perdición y de ignorancia, como un dios mitológico vinculado a la noche y a la muerte, como una parte del importante hombre (tan o más importante que la vigilia) que le permite crear de manera ilimitada, como una aparente fantasía que se produce en una noche de verano o como un mundo maravilloso en donde reina el sinsentido y todo, hasta lo más absurdo, puede pasar… Éstos sólo son, a mi entender, unos pocos y escuetos momentos del derrotero imaginario del sueño en la literatura. Es tarea de ustedes evocar, ahora, otros flashes. Rocío Martínez
Cine De Culto
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Fitzcarraldo
Werner Herzog (1982) Con la desquiciada furia de un perro que ha hincado los dientes en la pierna de un ciervo ya muerto y tira del animal caído hasta el extremo de que el cazador abandona todo intento de calmarlo, se apoderó de mí una visión: la imagen de un enorme barco de vapor en una montaña. El barco que, gracias al vapor y por su propia fuerza, remonta serpenteando una pendiente empinada en la jungla, y por encima de una naturaleza que aniquila a los quejumbrosos y a los fuertes con igual ferocidad, suena la voz de Caruso, que acalla todo dolor y todo chillido de los animales de la selva y extingue el canto de los pájaros. (…) “Conquista de lo Inútil”, 2008. “Si abandono este proyecto, sería un hombre sin sueños... y no me gustaría vivir así”. Aquellas palabras que Werner Herzog entrega al comienzo del documental Burden of Dreams fueron, según relata, las que pronunció como respuesta a sus inversionistas en Alemania. Éstos le cuestionaban si aún tenía la voluntad y el entusiasmo para poder continuar, o mejor dicho, para volver a empezar una filmación que ya se había consumado en un 40 por ciento y cuyo porvenir se iba a encontrar con mayores obstáculos. Hasta entonces los actores protagonistas -Jason Robards y Mick Jagger-, no pudieron continuar por compromisos y problemas de salud y Herzog debió desechar todo lo rodado y reescribir el guión eliminando el personaje del líder de los Stones porque consideró que no podría remplazarlo. También tuvo que cambiar de ubicación el campamento del cuerpo técnico luego de que unos nativos de la zona, que sentían como amenazante la presencia de los extranjeros, incendiaran el lugar tras haberlos echado. A estas dificultades se sumarían luego las peleas con el nuevo protagonista -el intenso, hipersensible y rabioso Klaus Kinski, quizás la mismísima encarnación de la
bestia rubia nietzscheana-, los diversos contratiempos con el clima, las peleas entre los nativos que trabajaban como extras, la presión de los productores, un largo etcétera y, por sobre todas las cosas, lo que convirtió en legendaria la filmación de Fitzcarraldo, el gran problema: lograr pasar un barco al otro lado de una pendiente situada entre dos ríos. Es que Herzog no pretendía filmarlo mediante maquetas o algún tipo de trucaje hollywoodense, debía ser un barco de verdad en una montaña de verdad, y no por “una cuestión de realismo, sino por la característica estilización de las grandes óperas”. Esta
Mi enemigo íntimo: Werner Herzog y Klaus Kinski. “No quiero decir que fuera un buen hombre, no lo era. Era demoníaco, perverso, y al mismo tiempo maravilloso”. La declaración pertenece al documental Mein Liebster Feind (Mi enemigo íntimo, 1999), uno de los mejores del director alemán. En ella indaga sobre la vida de Kinski y la tensa relación que mantuvieron. Herzog lo dirigió en cinco films célebres: Aguirre: la ira de Dios, Fitzcarraldo, Woyzeck, Nosferatu y Cobra Verde.
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Sueños
obstinación atascó a la filmación como al barco mismo en la lodosa y empinada pendiente que debía atravesar en la ficción tanto como en la realidad. De aquí en adelante las cosas se ponen más interesantes. En la realidad, Werner Herzog, un realizador celebrado en los sesenta como parte del “Nuevo Cine Alemán”, intenta materializar la idea visual de un barco que es subido por una colina en la selva para poder pasar de un río a otro. Para el director, ésta era una imagen fundamental del film, su metáfora. En la ficción, Brian Fitzgerald “Fitzcarraldo”, un fracasado empresario que prueba suerte con el caucho, trata de explotar las tierras vírgenes que los demás consideran inaccesibles para volverse rico y poder así construir un teatro en el pueblo peruano de Iquitos y traer a Caruso a cantar ópera, su gran pasión. Para todo ello él también necesita cruzar el viejo barco de vapor hacia el otro lado de la pendiente. Es así como nunca antes en la historia del cine, medio metalingüístico como pocos, el/los relato/s sobre la realización de la película se volvieron tan importantes como lo que en ella misma se narra. ¿Por qué?
“Burden of Dreams” El documental del cineasta norteamericano Les Blank, muy oportunamente, cuenta el derrotero de la accidentada realización de Fitzcarraldo, el making of, con el propio Herzog dando reiterados testimonios a cámara. Sin duda, funciona como un verdadero complemento del film contribuyendo enormemente a su mito y celebridad. Es inevitable considerar que ambos cineastas lo hayan premeditado, incluso sospechar, el haber inventado algunas de las anécdotas y problemas que en el documental se narran.
Cine De Culto
Porque dicen lo mismo. El sueño de Herzog es llevar a cabo su visión de un hombre que sueña. Para contar la historia de un demente megalómano comete entonces, su acto demente y megalómano. Herzog ha dicho que Fitzcarraldo, film que le mereció el premio a la mejor dirección en Cannes, es uno de sus mejores documentales. Pues más que una ficción lo que resulta parece ser la documentación de una puesta en escena. Esta ambigüedad respecto a las categorías es muy común en la filmografía herzogniana. Para él no existen límites entre documental y ficción, o en todo caso se vale de las marcas, de las convenciones de los géneros según le convenga. Podemos creer que estamos viendo un documental, porque nos encontramos con el director entrevistando y narrando en off o porque se dan testimonios mirando a la cámara, pero lo que se trata es de una ficción. En todo caso, lo que Herzog quiere decirnos es que da igual, la verdad para él no se haya en los hechos sino en un trance al que pretende
Cine de Culto Cine De Culto
“Conquista de lo Inútil” Como si faltara material sobre Fitzcarraldo, Herzog dicidió publicar en 2008 Conquista de lo Inútil. Escrito entre 1979 y 1981, es en apariencia un diario de rodaje. “Es una obra en prosa, un sueño o un delirio en estado febril. (…) Ante todo, describo acontecimientos interiores. Se trata del sueño de un hombre que tiene fiebre. Como si, durante el rodaje de Fitzcarraldo, hubiese escrito poesía sobre lo que es vivir en la selva”. W. H. llevarnos, una especie de verdad extática. Tanto en sus “ficciones” como en sus “documentales”, la filmografía de este infatigable director capaz de hacernos ver el mundo como si fuéramos extraterrestres (véase Fata Morgana, Lecciones en la oscuridad, La salvaje y azul lejanía), ha conformado un discurso sobre el que reflexionó Gilles Deleuze en sus escritos sobre cine. En “La Imagen Movimiento” repara en los dos motivos fundamentales que recorren la obra de Herzog. “En uno, el hombre de la desmesura frecuenta un medio también desmesurado, y concibe
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una acción tan grande como el medio. Es una empresa alocada, nacida en la cabeza de un iluminado”. Allí están por ejemplo Fitzcarraldo o el traidor Lope de Aguirre (Aguirre, la Ira de Dios). En el otro motivo se vuelve Idea lo pequeño. “Ya no son ‘conquistadores de lo inútil’ sino seres inutilizables. Ya no son iluminados sino débiles, idiotas”. Es el caso de El enigma de Gaspar Hauser o de También los enanos empezaron pequeños. Ambos extremos, en el límite de la normalidad, convergen en lo insólito y en la ausencia de todo resto de civilización. Invito a los lectores a adentrarse en el universo de este apasionado director alemán. Herzog dixit: Quedan muy pocas imágenes libres. Todo está ya construido, son casi imposibles las imágenes. Tienes que excavar con una pala, como un arqueólogo, y ver si queda alguna cosa por encontrar en el paisaje denigrado. A menudo, por supuesto, esto entraña riesgos que yo no dejaría de aceptar. Ya no es fácil encontrar imágenes puras y transparentes en este planeta. Lucas Lavítola
Sugerencia 13
Sueños
Sugerencia
Patrick Wolf Me interesa recomendarles a este inglés de veintisiete años porque considero que es un absoluto desconocido en esta parte del mundo y, sin embargo, su prematura carrera no deja dudas de que es un tipo increíblemente talentoso. Poeta, pintor, compositor, notable performer y multi-instrumentista (toca piano, violín, ukelele, guitarra y arpa, entre otros instrumentos, además de cantar como un dios), Patrick Wolf está a punto de lanzar la segunda parte de su disco The Bachelor (2009) que, según parece, se trata de un álbum algo duro en relación con los tres anteriores, pero con una inspiración no menos intensa. Este hombre nacido en las orillas de Londres, dejó la casa de sus padres a los quince años para vivir una vida creativa y retirada. Su primer disco Lycantrophy (2003) es una preciosa combinación de beats electrónicos muy irregulares con instrumentos clásicos y acústicos, mucho piano y líneas de cuerdas súper emotivas que soportan una
serie de canciones muy apasionantes que Patrick compuso antes de cumplir sus 18 años. Uno de sus mayores valores tiene que ver con la poesía, especialmente si aceptamos que en la escena del rock mundial cada año escasean más los buenos letristas. Sus letras son oscuras e intimistas pero, al mismo tiempo expresan el desconcierto de su generación ante una época de caos, consumismo y falta de amor (Build your castle/ stop throwing stones/ ‘cause those fire birds/ are coming down on our homes (…) I’m sorry that you came to find great minds / against themselves conspires reclama en la canción To the lighthouse). Su compacta carrera continúa con Wind in the Wires (2005), un disco más acústico o, podría decirse, de cámara que tiene doce canciones altamente inspiradas, con estructuras ilógicas donde se consagra en Europa como una de las perlas del indie de por entonces. En este disco él reconoce como influencias, entre otros, a Jeff Buckley, Nick Drake y Leonard Cohen (si algún lector no los conoce y quiere escuchar a tres maestros… chequee nomás). El siguiente fue un álbum más orientado a la música disco, Magic Position (2007). Ecléctico e innovador, no se estanca en nada y, sin alejarse demasiado de sus obras anteriores, logra el éxito mundial con este disco algo más fresco que los anteriores. Sin embrago, en el consecutivo The Bachelor (2009) vuelve a sorprender con una banda violenta y épica que, por momentos, roza la emoción del metal. Después de este disco amenazó con retirarse del mundo de la música, cansado de las presiones y de las insólitas reglas de este juego. Esperemos que se le pase pronto y no consienta ese deseo dejándonos a nosotros sin novedades sobre sus nuevas locuras. Juampi Caiazza
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Oníricas palabras Sueño, descanso de las cosas, el más plácido, Sueño, de los dioses, paz del ánimo, de quien el cuidado huye, quien los cuerpos, de sus duros menesteres cansados, confortas y reparas para la labor Ovidio, Las metamorfosis (Libro XI, 623-625) Y nacieron los hijos de Nix, los Oniros, las mil formas del sueño. Tres nombrados por los poetas helénicos, y uno entre todos: Morfeo. Formas cambiantes entre las noches pesadas, fue revelando secretos a los inmortales hasta que Zeus decidió cerrar sus párpados para siempre. Desde aquellos días el hombre sueña; deja sus extrañas tierras para mutarse en múltiples personajes en deseadas vidas. El tema de los sueños ha interesado a la humanidad de todos los tiempos; a través de su historia se han elaborado fantasías y teorías de lo más variadas. Hay sueños bíblicos, sueños cabalísticos y obras literarias acerca de ellos. Todos tenemos la experiencia
permanente del soñar. Hay quienes recuerdan mejor sus sueños y quienes afirman no recordarlos nunca. Para algunas personas los sueños son placenteros, para otras suelen estar cargados de angustia. Para Freud los sueños son el elemento más apropiado para llegar al conocimiento del inconsciente. Les llamó la Vía regia del inconsciente. Juan Pablo Castel, entre tantos razonamientos, siente su vida en paralelo. Ese túnel en el que se encuentra, a través del que no puede tener contacto alguno con María. En esa circunstancia sueña. Sueña con un pájaro que aletea y que no habla, pero que es comprendido; sueña con su incomunicación. Se transforma en otro que a su vez es él mismo.
Había soñado esto: […] El hombre aquel comenzó a transformarse en pájaro, en un pájaro de tamaño humano. […] cuando por fin llegaron, sucedió algo que me horrorizó: no notaron mi transformación. Me trataron como siempre, lo que probaba que me veían como siempre. […] la frase que quería pronunciar salió convertida en un áspero chillido de pájaro […] parecían oír mi voz habitual diciendo cosas habituales, porque en ningún momento mostraron el menor asombro. […] Entonces comprendí que nadie, nunca, sabría que yo había sido transformado en pájaro.1 1
Ernesto Sabato, El túnel. Editorial Planeta, 2000, p. 94-95
En medio de un atardecer pampa, Fabio Cáceres, luego de luchar contra un toro, se desvanece y sueña. En ese sueño ve las cosas por las que ha pasado: sus cambios, su felicidad con tintes de tristeza por una muerte incomprensible. En su largo viaje, esa muerte es del otro, el resero de los primeros pasos que se transformará en gaucho patrón, y con nombre.
Estábamos en la estancia de Galván, bajo los paraísos del patio; el patrón, poniéndome una mano sobre el hombro, me decía: - Ya has corrido mundo y te has hecho hombre, mejor que hombre, gaucho. […] Yo tenía el chambergo en la mano y estaba contento, muy contento, pero triste. ¿Por qué? Me habían sucedido cosas extraordinarias y sentía casi como si fuera otro…, otro que había ganado algo grande e indefinido, pero que tenía asimismo una impresión de muerte.2 2 Ricardo Güiraldes. Don Segundo Sombra. Editorial Planeta, 2000, p. 159-160
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Sueños
Para escapar de la guerra florida, un moteca sueña que es otro: un motociclista en una ciudad de cemento y luces mágicas que lo ayudarán a escapar de la sed de
Literatura sangre de los aztecas. En ese otro espacio y tiempo, esa nueva existencia no le basta y en esa doble realidad soñada, encuentra su muerte.
Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido del otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño, también alguien se la había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.3 3
Julio Cortázar, Ceremonias: La noche boca arriba. Editorial Seix Barral, 2000, p. 139
En ese juego de los sueños, quedamos atrapados en realidades que confunden nuestra mente y somos las formas que nuestro inconsciente desea. Sabato, el personaje, luego de sus recurrentes mutaciones oníricas, siente esa transformación existencial en su propia realidad.
Somos realidad y sueño. Dos espejos velados que nos revelan los secretos más profundos de nuestro inconsciente. Nuestra existencia se divide en múltiples caras soñadas que nos develan lo que somos y lo que aún no hemos sido. Vivimos soñando, porque nuestra vida es un sueño.
Sabato observó cómo sus pies se iban transformando en patas de murciélagos. No sentía dolor, ni siquiera el cosquilleo que podía esperarse a causa del encogimiento y resecamiento de la piel […] Así permaneció un tiempo. Hasta que de pronto, sin poder retener, olvidando su plan y sus razonables prevenciones, se encontró alzando un inmenso y pavoroso grito de socorro. Pero un grito que no era humano ya sino el estridente y nauseabundo chillido de una gigantesca rata alada. Vino gente, como es natural. Pero no manifestó ninguna sorpresa.4
y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé, que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida?, un frenesí; ¿qué es la vida?, una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.5
4 Ernesto Sabato, Abaddón el exterminador. Editorial Planeta, 2001, p. 403-404
5 Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño. Editorial Ramón Sopena, 1976, p. 105
Gastón Garbarino
Poesía Poesía
Sueños
El sueño
Poema
Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna?
Cuando mi imagen se desdibuja en el espejo y máscaras remotas, enigmáticas, se adhieren a mi rostro, máscaras de tantos que dejaron sombras indelebles, peregrinas en el tiempo hurgo en el fondo de mi mismo palabras sueltas, voladoras, palabras de tanta estación, de tanto azoro que me den una respuesta, una señal quizás, cualquiera que sea su signo para descifrar mi letra en el oráculo.
Jorge Luis Borges
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que sólo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?
Duerme mientras yo velo Fernando Pessoa Duerme mientras yo velo... déjame soñarte... Nada en mí es risueño. Te quiero para sueño. No para amarte. Es tu carne en calma fría en mi querer. Mis deseos son cansancios. No quiero entre mis brazos. Mi sueño de tu ser. Duerme, duerme, duerme, vaga en tu sonreir... te sueño tan atento que es el sueño encantamiento y yo sueño sin sentir.
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Miguel Barnet
Cuando todo suceda Agustin Goytisolo
Digo: comience el sendero a serpear delante de la casa. Vuelva el día vivido a transportarme lejano entre los chopos. Allí te esperaré. Me anunciará tu paso el breve salto de un pájaro en ese instante fresco y huidizo que determina el vuelo, y la hierba otra vez como una orilla cederá poco a poco a tu presencia. Te volveré a mirar, a sonreír desde el borde del agua. Sé lo que me dirás. Conozco el soplo de tus labios mojados: tardabas en llegar. Y luego un beso repetido en el río. De nuevo en pie siguiendo tu figura regresaré a la casa lentamente cuando todo suceda.
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Sue単os
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Soundtrack Soundtrack
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Sue単os
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Arte Arte
Sueños
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Cercando sueños Soñamos. Y nos despertamos azorados: ¿de dónde salen esas historias? ¿cómo creamos esas imágenes? Si bien Freud respondió a estas preguntas desde el discurso científico, siempre los sueños estarán impregnados de lo misterioso y de lo inexplicable. Vivenciamos los sueños como protagonistas o como espectadores, pero lo paradojal es que también somos creadores de esas situaciones terribles, placenteras, oscuras, crípticas o sorprendentes que disfrutamos o
las sustancias alucinógenas… Tenemos certezas del intento, miles de páginas hay escritas al respecto, lo expresa claramente en el manifiesto André Breton: surrealismo es el automatismo psíquico puro, mediante el cual nos proponemos expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón con exclusión de toda preocupación estética o moral.
padecemos cuando dormimos. Creadores sin conciencia. Buenos directores, que sin guión ni story board nos autoprovocamos sufrimiento o gozo. Un deseo se impuso en el siglo XX: develar la mecánica de este proceso oculto, para poder, en la vigilia, rescatar esas imágenes e historias originales que creamos inconcientemente. Los surrealistas, inmersos en psicoanálisis, lo intentaron, desarrollando métodos (o anti métodos) para que la razón no se interpusiera en el camino: el anotador al lado de la cama, el cadáver exquisito, el automatismo, el método paranoico crítico,
No hay certezas sobre el logro, por lo menos en el terreno de las artes plásticas. Tomemos a Dalí, es posible (pero no probable) que sus imágenes provengan de sus sueños, pero la materialización técnica de esas pinturas tan complejas, el tiempo que lleva plasmarlas a la manera clásica –perspectiva, claroscuro, transparencias- hace dudoso que se cumpla la intención de excluir a la razón de todo el proceso. Nos plazca o no, los occidentales, despiertos, tendemos a organizar, cercar y estructurar nuestro pensamiento: hasta los mismos creadores del surrealismo, Breton,
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Arte
Aragón, Eluard, lo hicieron, tanto que hasta construyeron su propio dogma, casi una iglesia, con control del pensamiento de los discípulos, con excomulgados y expulsados. Volvemos a Dalí, quien nos cuenta su tortuosa relación con el grupo: “No necesité más de una semana en el seno del grupo surrealista para descubrir que Gala tenía toda la razón. Toleraron, hasta cierto punto, mis elementos escatológicos. Pero, en cambio, ciertas otras cosas fueron declaradas “tabú” (…) Me autorizaban la sangre. Podía añadirle un poco de caca. (…) Me autorizaban a representar sexos, pero no
desafío a los padres del surrealismo, pintando cuadros sobre el Führer: la provocación fue excesiva, y en un cónclave especialmente convocado para tal fin, Dalí fue expulsado del grupo. No pretendemos solidarizarnos con Dalí, quien seguramente era incapaz de operar en el seno de ningún grupo, pero la anécdota nos dispara reflexiones: si en verdad Dalí soñaba con pederastas o con Hitler, por qué no poder pintarlos. ¿Para no hacer apología de la pederastía o del nazismo? Es una buena respuesta, pero eso es, mal que les pese a los surrealistas, control de la ra-
fantasías anales. ¡Cualquier clase de ano era observado de una manera muy sospechosa! Las lesbianas les gustaban mucho, pero no los pederastas. En los sueños podía utilizar sin limitaciones el sadismo, los paraguas y las máquinas de coser, pero, excepto para los profanos, todo elemento religioso, incluso de carácter místico, me estaba prohibido. Si soñaba simplemente con una madonna de Rafael sin blasfemias aparentes, me prohibían hablar de ello.” 1 Pero Dalí llegó demasiado lejos en su
zón. Ellos hicieron el intento, pero no pudieron sostenerlo por razones éticas, políticas, ideológicas. Más allá de las pequeñas rencillas entre artistas, tal vez el problema de la cultura occidental sea que separamos sueño de vigilia, conciente de inconciente, razón de intuición y pensamiento de sentimiento. Si uniéramos en vez de separar…
1 Salvador Dalí, Diario de un genio. Editorial Tusquets. Barcelona.2004
Silvina Torviso
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Rosana Guardia Maestra en Artes Visuales desde hace casi 25 años, Profesora en Artes Visuales, orientación Grabado, Profesora Superior en Artes Visuales con especialidad Escultura y Pintura. Egresada de la Escuela de Arte “Xul Solar” de Junín. Desempeño docente como maestra de plástica en escuelas primarias y secundarias del distrito de Junín y Rojas. Asimismo en la escuela de Educación Estética de Junín, en la Escuela de Arte “Emilio Pettoruti” de Pergamino y en la Escuela de Arte “Xul Solar” de Junín, como docente y directora en la actualidad. Capacitadora de docentes para el Ministerio de la Nación y la Prov. de Bs. As., tallerista, jurado de distintos certámenes de arte, artista plástica, expositora. Premios y menciones en salones de grabado y cerámica. -¿Por qué decidiste que ibas a ser artista, o que te ibas a dedicar a las artes plásticas? -Me gustó pintar y dibujar desde siempre. Cuando tenía 11 ó 12 años la Escuela de Arte ofrecía cursos de Difusión Niños y allí fui. Aún estaba en la escuela primaria. Con el tiempo comencé la carrera de Maestra en Artes Visuales mientras terminaba el secundario, sin tener real conciencia de que iba a ser docente o artista. Sólo lo hacía por placer. Pero me permitió descubrir la historia del arte, los maestros, las técnicas y grandes amigos. Creo que la decisión estaba tomada antes de que yo misma lo supiera. -¿Quiénes son en tu carrera, los maestros, con los que te sentís más identificada? -Mis primeros y grandes maestros fueron mis padres, con libertad de pensamientos, con la capacidad de aceptar o disentir, pero respetando mis decisiones. En la escuela, mi maestro, hoy colega y gran amigo, es el profesor José Julián Pastor.
Y entre los famosos artistas plásticos mis preferidos son los grabadores M. C. Escher y Adolfo Bellocq, las ilustraciones de Aubrey Beardsley y el pintor Gustav Klimt, entre otros. También tengo gran admiración por el arte precolombino de toda América, los grabadores japoneses y la pintura mexicana. -¿Siendo profesora de Pintura, Grabado y Escultura, a la hora de producir, en qué área te sentís más cómoda? -Todas las áreas me gustan, pero en particular la xilografía me atrapa. También el dibujo con tinta china. Ambos los trabajo, generalmente, en blanco y negro; o alto contraste. La cerámica es la que me permite jugar con el color, además me involucra con los cuatro elementos, y tiene otros tiempos, otros resultados, que el hacedor no puede manejar. Es mágica.
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-¿Cuáles son los principales temas en tus obras? -Los árboles, el hombre, la naturaleza, la geometría… -¿Qué técnicas te gusta utilizar? -En grabado: xilografía y linoleografía. En dibujo: tinta china, lápiz. En pintura: óleo. Y en cerámica trabajo, en la actualidad, con teselas circulares para la realización de murales. -¿Creés que tu obra llama más la atención del espectador por la técnica o por la imagen? -Esta pregunta debería ser contestada por los espectadores. Supongo que a algunos podrá interesarles el tema, a otros la técnica y si es ambas mejor. En algunas obras suele pasar que una se subordina a la otra. Creo que lo mejor es el equilibrio entre ambas cosas. -¿Tu arte intenta reflejar lo que es el hombre, la sociedad y su entorno? -Trabajo con mis amores, mis dolores, mis sentimientos, tanto las cosas que amo o
Diálogo detesto, las que me rodean. El entorno en el que vivo. -Mucha gente no le encuentra sentido a las figuras de arte, ¿cómo debe empezar a analizar la obra? -Lo primero es acercarse a la obra, mirarla, poder decir si te gusta o no. Si te sugiere algo. Si el autor o algún conocedor están cerca y te pueden explicar la técnica, por qué decidió usar esas formas o colores, mejor. Y mirar y mirar y mirar. Una obra puede tener tantos sentidos como espectadores. He escuchado decir “soy bestia para entender el arte” y creo que todos podemos aprender, disfrutar, entender una obra sin ser un experto. -Fuiste premiada en varios concursos, ¿qué te dejaron esas experiencias? -Felicidad, dinero, orgullo, etc., etc. Es gratificante ganar premios, te estimula, te pone en competencia con otros trabajos, te muestra el nivel de tu producción, según un jurado. Cada jurado es diferente y depende de sus tendencias. También es justo decirlo: algunas veces los artistas somos rechazados
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en ciertos salones, solo que eso no se publica. (Con qué necesidad, ja ja). Siempre es importante participar.
-En este número desarrollamos el tema de los sueños en el arte. ¿Qué opinión tenés acerca del tema? -Es un gran tema que desarrollaron importantes artistas, sobre todo los surrealistas, los metafísicos, los simbolistas. Aunque desde la antigüedad la interpretación y representación de los sueños fue muy tenida en cuenta por los adivinos como portadores de verdades ocultas y muchas de estas profecías, augurios, visiones fantásticas, representadas por los artistas y artesanos de cada cultura. Esculturas, pinturas, grabados, cerámicas nos muestran la importancia del tema a través de la historia…
-¿Qué nos podés contar acerca de la primera subasta en el museo de arte, de la cual formaron parte tus obras? -Fue genial. Nos sorprendió, superó nuestras expectativas. Nos divertimos, emocionamos y … vendimos. El trabajo que realizó Cristian Márquez y su equipo fue muy profesional. Y compartir esa experiencia con mi gran amigo Horacio Alonso fue maravilloso. Mucha gente nos acompañó y algunos de ellos compraron, lo que implica que la obra circula, la ven otras personas, convive en otros hogares. Es bueno que la sociedad comience a comprar obras originales de los numerosos artistas que tiene Junín. -Como docente, ¿qué devolución recibís de tu enseñanza? ¿Se encuentran talentos? -Como te decía al principio, elegí la docencia casi sin querer, pero hoy la volvería a elegir. Aprendés continuamente, la energía de los jóvenes es increíble. Muchos alumnos que tuve desde que iniciaron se convirtieron en colegas. Es una satisfacción verlos crecer profesionalmente, como docentes, como técnicos, como artistas. Talentos hay muchos, pero al talento hay que ayudarlo con constancia, horas de estudio, investigación, trabajo, compromiso... Como decía Picasso: “Que cuando llegue la musa me encuentre trabajando”. -¿Cómo juzgás el rol de la Dirección de Cultura para con el artista? -Durante este año hemos tenido la posibilidad de ver a muchos juninenses exponiendo sus obras en el museo, y creo que hay una extensa agenda de artistas locales. En mi caso particular he podido mostrar y participar de muchos eventos de gran valor. La continuidad de Becas Estímulos y los salones de Artes Visuales son importantes espacios para aprovechar.
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Y siendo ya muy tarde me entrego al dulce y silencioso aletear de Morfeo. Gracias por invitarme. por Luciano Molina
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Conciliar el sueño Mario Benedetti
Lo que ocurre, doctor, es que en mi caso, los sueños vienen por ciclos temáticos. Hubo una época en la que soñaba con inundaciones. De pronto los ríos se desbordaban y anegaban los campos, las calles, las casas y hasta mi propia cama. Fíjense que en mis sueños aprendía a nadar y gracias a eso sobreviví a las catástrofes naturales. Lamentablemente, esa habilidad tuvo una vigencia sólo onírica, ya que un tiempo después pretendí ejercerla, totalmente despierto, en la piscina de un hotel y estuve a punto de ahogarme. Luego vino un período en que soñé con aviones. Más bien, con un solo avión, porque siempre era el mismo. La azafata era feúcha y me trataba mal. A todos les daba champán, menos a mí. Le pregunté por qué y ella me miró con un rencor largamente prolongado y me contestó: «Vos sabés bien por qué». Me sorprendió tanto aquel tuteo que casi me despierto. Además, no imaginaba a qué podía referirse. En esa duda estaba cuando el avión cayó en un pozo de aire y la azafata feúcha se desparramó en el pasillo, de tal manera que la minifalda se le subió y pude comprobar que abajo no llevaba nada. Fue precisamente ahí cuando me desperté,
y, para mi sorpresa, no estaba en mi cama de siempre sino en un avión, fila 7 asiento D, y una azafata con rostro de Gioconda me ofrecía en inglés básico una copa de champán. Como ve, doctor, a veces los sueños son mejores que la realidad y también viceversa. ¿Recuerda lo que dijo Kant? «El sueño es un arte poético involuntario.» En otra etapa soñé reiteradamente con hijos. Hijos que eran míos. Yo que soy soltero y no los tengo ni siquiera naturales. Con el mundo como está. Me parece un acto irresponsable concebir nuevos seres. ¿Usted tiene hijos? ¿Cinco? Excúseme. A veces digo cada pavada. Los niños de mis sueños eran bastante pequeños. Algunos gateaban y otros se pasaban la vida en el baño. Al parecer, eran huérfanos de madre, ya que ella jamás aparecía y los niños no habían aprendido a decir mamá. En realidad, tampoco me decían papá, sino que en su media lengua me decían «Turco». Tan luego a mí, que vengo de abuelos coruñeses y bisabuelos lucenses. «Turco vení», «Turco, quiero la papa», «Turco, me hice pipí». En uno de esos sueños, bajaba yo por una escalera medio rota, y zas, me caí. Entonces el mayorcito de mis nenes me miró sin piedad y dijo: «Turco, jodete». Ya era demasiado, así que desperté de apuro a mi realidad sin angelitos. En un ciclo posterior de fútbol soñado, siempre jugué de guardameta o golero o portero o goalkeeper o arquero. Cuántos nombres para una sola calamidad. Siempre había llovido antes del partido, así que las canchas estaban húmedas y era inevitable que frente a la portería se formara un laguito. Entonces aparecía algún delantero que me fusilaba con ganas y en primera instancia yo atajaba, pero en segunda instancia la pelota mojada se escabullía de mis guantes y pasaba muy oronda la línea de gol. A
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esa altura del partido (nunca mejor dicho), yo anhelaba con fervor despertarme, pero todavía me faltaba escuchar cómo la tribuna a mis espaldas me gritaba unánimemente: traidor, vendido, cuánto te pagaron y otras menudencias. En los últimos tiempos mis aventuras nocturnas han sido invadidas por el cine. No por el cine de ahora, tan venido a menos, sino por el de antes, aquél que nos conmovía y se afincaba en nuestras vidas con rostros y actitudes que eran paradigmas. Yo me dedico a soñar con actrices. Y qué actrices: digamos Marilyn Monroe, Claudia Cardinale, Harriet Anderson, Sonia Braga, Catherine Deneuve, Anouk Aimée, Liv Ullmann, Glenda Jackson y otras maravillas. (A los actores, mi Morfeo no les otorga visa.) Como ve, doctor, la mayoría son veteranas o ya no están, pero yo las sueño como aparecían en las películas de entonces. Verbigracia, cuando le digo a Claudia Cardinale, no se trata de la de ahora (que no está mal) sino la de La ragazza con la valiglia, cuando tenía 21. Marilyn, por
ejemplo, se me acerca y me dice en un tono tiernamente confidencial: «I don’t love Kennedy. I love you. Only you». Sepa usted que en mis sueños las actrices hablan a veces en versión subtitulada y otras veces dobladas al castellano. Yo prefiero los subtítulos, ya que una voz como la de Glenda Jackson o la de Catherine Deneuve son insustituibles. Bueno, en realidad vine a consultarle porque anoche soñé con Anouk Aimée, no la de ahora (que tampoco está mal) sino la de Montparnasse 19, cuando tenía unos fabulosos 26 años. No piense mal. No la toqué ni me tocó. Simplemente se asomó por una ventana de mi estudio y sólo dijo (versión doblada): «Mañana de noche vendré a verte, pero no a tu estudio sino a tu cama. No lo olvides». Cómo voy a olvidarlo. Lo que yo quisiera saber, doctor, es si los preservativos que compro en la farmacia me servirán en sueños. Porque ¿sabe? No quisiera dejarla embarazada.
El yo no es el señor de su propia casa
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