3 minute read
NOTAS a
hallar en tales extremos, para losesposos at E bulados, sino fortaleza y resigaac:ó2 paía <oportar pérdida tan grande
De administración
Hecho cargo de la dirección administrativa de este semanario el señor don Axt212:0 Contreras, suplicamos á nuestros relacion:dos se sirvan dirijirse á dicho se3or par1l 1odo lo concerniente á la misma
Erratas
En el artículo Zos hombres no, original de nuestro estimado amigo y compaiñero ], E. Levis, pubiicado en nuestra edición anterior, se deslizaron algunas erratas de balto, las cuales casi llegaron á alterar el sentido de lo que escribiera nuestro cempañero Levis.- Los lectores de VIDA ALEGRE habrán subsanado con su buen criterio los errores citados.
Sería de desear que la campaña centra los hombres NO iniciada por el ilustre Presidente del Atenec, doctor Coll y Toste, y secundada por el popular novelista señor Leviscontinuara, á fin de ver si algún día setruye un poco la mala semilla de los hombres negativos, los que á lo mejor del cuento se portan como el perro del hortelano, dicho sea sin querer ofender á nadie.
Nota simpática
El Casino Hispano Puertorriqueño, de Carolina, celebrará su apertura con un rumboso baile, al que hemos sido galantemente invitados
Mucha vida deseamos al simpático Centro que es una nota de cultura para dicha : poplación
Comercial
Los señores Piedra y Compañía, comerciantes acreditados de Guayama, nos participan haber constituido una nueva sociedad mercantil en comandita
Deseámos buenos negocios á los amigos Piedra, y que no encuentren ninguna en su Ccamino son nnestros deseos.
Tomó el asiento que le ofrecí en mi casa un juvencillo, de pocas carnes, nervioso, perspicaz, movedizo, quien me dijo que formaba parte de £/ 7rueno cotidiano y empezó á escudriñarme en estos términos: i¡Ah! sí, ya sé....sí....
Si no es molestar á usted, le rogaré un interview.
¿Qué cosa dice usted?
Un interview.
Confieso que no estaba de labia aquella mafiana. Mis fc cultades se hallaban embotadas. Sin embargo, sentéme, como por costumbre, frente á mi pupitre, y al cabo de cinco ó seis minutos, me sentí impelido á interpelar al joven de marras. Así empecé: pProbaremos; haré todo lo que pueda. Mil gracias. ¿Está usted ya dispuesto?
¿Cómo se escribe este vocablo?
¿Cuál?
La palabra interview.
¿Para qué necesita usted saber su ortografía?
No es laortografía que deseo saber: es el significado de la palabra.
Verá usted; hoy es costumbre ¿nterviewar á todo el mundo, por solo que tenga alguna cualidad notoria.
¡Ah! verdaderamente, no lo dudaba. ¿Debe ser interesante cosa. ¿Cómo lo hace usted?
No me hable usted de ello. Es una molienda, y áveces debiera hacerse amenazando con un palo. Lo común es dirigirse al preguntado, al interviewado, con preguntas que éste contesta. Es la fiebre hidrófobica de hoy. ¿Me permite usted que le haga algunas preguntas referentes á los puntos culminantes de su vida pública y privada?
Pregúnteme usted, pregunte: sólo adv ertiré á usted que tengo pésima memoria: pero no importa, no se preocupe por eso. La mía tiene raros caprichos: á veces galopa, y de vez en cuando me planta sin responder durante quince minutos. Entonces me revienta.
No sé dé usted mal tiempo por elle; lo hará como pueda.
Lo estoy; diga.
PREGUNTA. ¿Qué edad tiene usted?
RESPUESTA. Tendré diecinueve años en Junio.
P. ¿De verás?....¡Noes posible!.... Por lo menos habría hechado á usted treinticinco, sino treintiséis. ¿Dónde nació usted?
R. En el Misuri.
P. ¿Cuándo empezó usted á escribir?
R. En 1836.
P. iYa! pero si no tiene usted hoy más que diecinueve años, ¿cómo puede ser eso?
R. No lo sé. Es raro....
P. Lo imagino. ¿Cuál es la figura de más viso que ha conocido usted?
R. Aarón Burr.
P. ¿Cómo le pudo conocer no teniendo más que diecinueve años?
R. Pero si usted sabe más que yo de esto ¿por qué me pregurta?
P. No, señor; quería decir sólo.... ¿Cómo conoció usted á Aarón Burr?
R. Le conocí en su entierro. me dijo que no metiera tanto ruído.
Entonces
P. ¡Diantre! si estaba usted en su entierro, era seguro que había ya muerto....Entonces, pues, ¿cómo pudo decir á usted que no hiciera tanto aparato?
R. No lo sé; aquel hombre sólo alardeaba en su entendimiento.
P. Está bien. Pero nada entiendo. Me ha dicho usted que le habló, y que había muerto. ¿no es verdad?
R. Dispense usted, lo aclaré: no he dicho que hubiera muerto aún.
P. ¿No había muerto?
R. Unos decían que sí y otros que no.
P. ¿Y qué decía usted?
R. Yo... yo no decía nada. Como no era yo el enterrado, nada me importaba.
P. Tiene usted razón; pero volvamos á lo que nos importa. ¿Qué año nació usted?
R. El lunes 31 de Octubre del 1693.
P. iImposible! Tendría usted rahora 280 años! ¿Cómo explica usted esto?
R, No intento explicarlo.
P. Pero ha dicho usted antes que tenía en- tonces diecinueve años. Y ¿tendría usted ahora 280? Es mucha la diferencia.
R. iToma! Lo ha advertido usted! (y le tendí la mano). A menudo me decía yo: de- be haber diferencia, más -no saqué nunca cuenta clara. ¿Cómo ha podido contarlo us- ted tan pronto?
P. Agradezcoá usted su galantería, si la hay en ello. ¿Tuvousted hermanos ó herma- nas? ¿Los tuvo?