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e EL PUESTO DE LIBROS ]

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en B roLimias

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1A calle es angosta, recóndita, silente; pu dieramos; acaso, encontrarla en el plano dsalguna urbe tumultuosa, peroes lo cierto que'sobre ella flota un ambiente de quietud y de misterios que nos hace evocar viejas rúas provincianas.

El sol es un sol oteñal, tibio desmayado unge con su beso crepuscular los aleros de los tejados. los chapiteles de las torres: y la intensa melancolía de este aterdecer, sugiere la desolación infinita de otros ocasos ilusiones que languidecen cuando les falta el sol de la esperanza.

Un coche cruza. raudo, y su trepidar pone un ligero tembior en puertas y cristales: un vendedor. pregona cor desgarrado grito su mercancía; algunos chiquillos juegan al toro; las niñas de la .vecindad gorjean enlazadas por las manitas frágiles, las tropas ingenuas y sentimentales del guerrero «Mambrú» y de la reina muerta,

Nosctros un poco displicentes, un poco can sados, un poco abulicos posamos nuestros ojos, ratigados, vagos, indecisos, en el coche. en las niñas, en los libros....

Porque nosotros hemos visto unos libros que se ofrecen herméticts, á muestra curiosidadnosotros tú y yo, lector amigo cuando vemos un libro creemos hallaren él re-puesta á alguna pregunta que nos hicimos un dia; y al cabo de la lectura, únicamente hemos conseguido formular nuevas preguntas; sin embargo, leemos, leemos, leemos, leemos

El puesto de libros está en una rinconada' entre una taberna plebeya y una peluquería do prócer; el puesto de llbros pertenece á un viejo, que, al sentir cómo nos acercamos á husmear sui volúmenes nos mira, inquisitivo, por encima de las gafas y vuelve ásu lectura:; este viejo lee un crimen pasional, en un dia-. rio, ó,quizá, una novela de Pérez Escrich.

Examinemos la heterog: nea biblioteca: Ortega y Frías, melodrámatico, truculento, junto con Valera. elegante y ático; la ampulosidad lírica de Castelar alterna con la severidad matemáticade Sturm; los divinos anhelos místicos de Santa Teresa florecen, cabe el yermo árido de filosofía kantiana; la prosa señorial é irónica, armoniosa y pícara de los príncipes del idítoma, tnunfa al lado del burdo cinismoléxico incoherente de fementidos noveladores. Todo es aquí paradójico y descuncertante: un tratado de Aritmética mercantil muestra el enigna de sus cálculosá la vera de unos madrigales fragantes; un texto de Lógica va de bracero con unos versos de Pérez Zúñiga

Ua anciano bibliómauo. busca, inútilmente, algún códice extraño, cualquier singular infolio, vetusio y empolvada; un cura filólogo indaga la existencia de un Nebrija; un estudiante vende un tomo de Química ensiete reales; alguien sacude el polvo de un enorme atlas, yhojea, curioso, sus láminas, unos antiguos grabados en madera que representan animales exóticos, plantas ignotas: un muchachuelo revuelve revistas ilustradas...

Nosotros miramos los lomos flamantes de la Geografía de Reclús, de la Historia de Lafuente; miramos viejas ediciones de obras excelsas: la * Divina Comedia , el Quijote

Pero nosotros apartames la mirada de es tos volúmenes admirablesy admirados para fijarlos en otros más pequeños más modestos, hacinados en informe montón; allí, junto á abominable opúsculo de estadística, entre bellas historias románticas "Werther , Clara Harlowe , vemos un libro sincero y honrado, un litro en que nuestro amigo, yamuerto, pusiera todos sus amores, todas sus ilusicnes, todas sus esperanzas..

..El crepúscculo muere en brazos de la noche; se encienden las humildes luces de las tiendas humildes; se extingue el rodar de un coche: se esfuman los últimos ecos de las disputas de los chicos, de las canciones de las niñas.

Nosotros nos vamos hemos comprado el libro de nuestro pobre amigo; vamos satisfe chos de la compra y de nosotros mismos. .. Porgge nosotros tú y yo, lector amado pudiéramos algún día escribir un libro; y yamuertos, acaso sintiéramos desde muestra tumba un agradecimiento efusivo, una infinita ternura hacia algún buen caramade que mi- .. rase naestra obra con amorosá mirada; que con manos piadosas, la rescatase del puesto de libros para concederle un rincón en su biblioteca....

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