Verbos por dentelladas - Noelia Illán

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MURSIYA POÉTICA Nº 15

verbos por dentelladas

©Noelia Illán Conesa lascosasmastriviales.blogspot.com

ilustrado por Cristina Franco Roda. www.menganitadecual.com

Editado por Colectivo Iletrados. colectivoiletrados.blogspot.com

MURCIA, MAYO DE 2014


DESCONCIERTO

Hombre astuto que erró mucho tiempo…

Reconozco a veces mi vida en algunos sitios. El café, un cigarro, una terraza agradable. Las Mezquitas me tuvieron dentro, me perdí en las calles del Bazar. En Nueva York tengo ropa en la tintorería, veo caras conocidas en el barrio de Termini, tratos familiares en Alexander Platz. A veces, perfecta realidad. Otras, abismo. Otras veces, sólo soy real en Cartagena. Esa sensación me asfixia.

DESDE RIALTO

Homero

Suplico al tribunal con todo mi corazón que tenga a bien dictar su fallo. de “El Mercader de Venecia”

Me fascina esta vista desde Rialto. Los pies se me han congelado, pero ahora qué más da. Estoy sola, en Venecia, desolada por el tiempo, adornada de fina purpurina, como el rastro de un caracol. Admiro tus calles, tus curvas, tu humedad tangible. Sabed que aquí, en este preciso momento -en este punto exacto de la ciudad-, se vertebra toda mi existencia.

LAS ESTATUAS DE RODIN Hay tanta soledad en ese oro. Borges

El avión asciende y miro, como Baudelaire, el mundo desde arriba. La vieja París se aleja. Parece estar aún ahí abajo, en las rudas calles y sus iglesias,


espectadoras de historias. Veo las palabras cayendo, mezclarse silenciosas con la ciudad que duerme. Ya no se lee, y ¿qué es la música? Sólo se come, se engulle el alimento zafio y maloliente vendido al peso. Ya nadie observa. Ya nadie mira las estatuas de Rodin. Qué previsibles somos a veces, y a veces cómo sobramos.

LUNÁTICAMENTE

La sensación de estar vivo, de que todo cuanto soy se estremecía en ese vértigo de amor y placer. José María Álvarez

La vieja que hacía alfombras, pendientes, collares en Sardis y tenía el pelo recogido por un pañuelo. Se le caían las cosas de las manos por mostrarlo todo. El templo de Artemisa perdido entre volcanes, la cella vacía de Euromos, su silencio inmortal, el cruce donde de nuevo resucitamos a la vida ésta perra de asfalto, el rosa de Pamukkale y su humedad, el agua cayendo por mis codos hasta la falda. El camarero que dudó en dirigirme aquella tímida sonrisa por lo atrevido, las calles sin alquitrán y de gatos repletas, el joven que cedió su asiento en un autobús de Kusadasi, la inglesa fumando una cachimba sin destreza -y el marido aplaudiendo la hazaña de humo azul-, algún lokanta, los paisajes de trigo. La sonrisa de plata de nuestro niño haciendo kebab y ayran, rodeado de imbéciles que sobraban, imbéciles que imaginé muertos.


La base de la Gálata, soberbia, erguida como un falo. Los puentes, la luz del Cuerno, tu mano en mi coño atravesando el Bósforo. La cueva de los Siete Durmientes -y un perro, no recuerdo su nombre-, pero la magia de ese lugar, cómo nos iluminó la existencia. Algo había allí, el embrujo extremo. Ese primer helado de pistacho junto a la estación de tren, las cucharillas compartidas, la falda de un derviche, el testi destrozado sobre la mesa. Todo eso me llevo. Lo demás, kilómetros, pasos, desiertos. Nada que apuntar en la libreta.

ÁLVAREZ BEBIENDO AL CLARO DE LUNA Esta noche me espera el amor en tus labios. Héroes del Silencio Sé tú misma. Propercio

Sírveme, Lucita, otro ron con miel. Deja que huela tus caderas al pasar entre las mesas. Quizá esta noche aquí sólo merezca eso la pena. Y luego, cuando acabe tu turno, baja conmigo a la playa de San Juan, y ahoguémonos juntos en esa mar que no cesa.


HISTORIA DEL MUNDO EN 9 FOTOGRAMAS La frialdad mortal del alma como la muerte misma desciende.

Byron Yo misma no me oigo cuando grito.

I -¡Asombroso!

Almudena Guzmán

–gritó alguien de entre el público. Y el conejo sacó un hombre de la chistera. II Igual que las azafatas rubias, guapas, altas, altísimas, fingen inflar chalecos salvavidas al final de un pasillo de turistas enrojecidos: me parece todo una farsa. III Fumo, bebo, como. Quizás muera antes que tú. -de la Parca nadie escapa-. Pero viendo cómo está el mundo hoy, dame fuego y pásame el gin-tonic. IV Eso era el callejón de lo peor de París. De la Muerte –y señala la obscuridad que apenas se asoma al visitante, cerca de donde vivió Rimbaud. Y continúa: Y es que París y el mundo ya han cambiado. V Chalet Minerva Villa Cleopatra Casa Afrodita El paganismo vuelve a estar de moda.


VI ¿La siguiente parada? -No, no, caballero. Esto no para. Lo que me temía. Pues detengan el tren, que me bajo aquí mismo. VII Las baldosas amarillas no llegan a ningún sitio. Me pierdo entre adoquines con estos incómodos zapatos de charol que yo no he pedido. Por favor: lleguemos a Oz y cojamos un taxi. VIII El espejo no le devolverá al que era de siempre, ni siquiera algunas fotos que guarda bajo llave. De todo hace mucho ya. IX Coged los botes y que se salve quien pueda. Mujeres, niños, todos. Da igual. El mundo ha empezado a hacerse trizas y está a punto de hundirse.

HISTORIA DE AMOR EN 9 FOTOGRAMAS Quería oír tu voz

y oí la de tu amante.

Luis Alberto de Cuenca

Siento que me has hecho trampa.

I Ahí tropecé, justo en ese espacio minúsculo que separa tu ojo derecho del siniestro.

Bebe


II Mirándose al espejo se dio cuenta entonces: se estaba arreglando mucho para un hombre que, quizá, no le gustaba tanto. III Te quedas una noche más, Por la mañana me invaden las dudas. Dices que volverás, pero yo no sé si es por mí o por el café que tanto te gusta. IV En contra de lo esperado, de lo supuesto, pienso en ti con mi mano al cuarto día. Al quinto, otro moja mi carne, y –no te engañes- no es más que tu sombra fingida invadiéndome de leche. V Pasar la noche contigo me ha costado: una fuerte flagelación mental, preguntas tipo Watson de mi mujer y 60€ de parquin. Tenemos que dejar de vernos. VI Odio cuando alguien dice, en cierta escena sentimentalmente potente, a veces de reconciliación: Coge el teléfono… Sé que estás ahí… Odio esas escenas, pero coge el teléfono… Sé que estás ahí. VII Lo último que quiero de ti


es saberte leyendo esto, perplejo: te lo has buscado. Así nos va. Así me voy. VIII 415 días sin verte. 22 mensajes de móvil. 13 emails. 7 llamadas perdidas. Creo que es suficiente: avisaré a las autoridades. Te doy por muerto. IX Se traspasa corazón por terrible ruptura, después de siete años, dos pisos y un perro, todo exterior y dos mordeduras. Interesados, pasen por cama.

PECADO ORIGINAL Este mar cada vez guarda más barcos hundidos.

Revivamos una y otra vez los puntos exactos, determinantes de aquella noche. Interpretemos el mejor atropello de manos, el roce discreto en el muslo o los reojos encontrados. Finjamos que todo es nuevo, calcando de manera casi perfecta los movimientos de esa primera cita, el inicio. Sabiéndonos hoy más libres, revivamos esos gestos y alarguemos un poco más el pecado original.

Fito Cabrales


REVERSIBLE

Ningún placer dura lo suficiente.

Cuando ya no exista nada, y cerremos la puerta sin filo aparente. Cuando sólo quede ya un sabor amargo, parecido a esa bebida roja con gas. Cuando nos crucemos como flechas, sin pararnos a tocar. Cuando ya mis sábanas no contengan tu sudor, ni mis manos algo de tu ph, ni mi lengua tu saliva. Entonces, como algo reversible, volveremos, porque el diez contiene el cero, y el final a veces es el principio.

Propercio

EPÍSTOLA ORAL A MAMÁ Esta invasión terrible e importuna de contrarios sucesos nos espera desde el primer sollozo de la cuna. Andrés Fernández de Andrada

Ahora que todo parece venir a mí como un ejército en tinieblas, martilleando en mi cabeza cada paso del naufragio. Ahora, hoy, esta noche, parece que el túnel no tiene salida, que se estrecha a cada centímetro que avanzo. Veo mi tendedero: dos camisetas, dos bragas y un sujetador algo gastado. Parece que me pesan más las piernas, o quizá los años (los que me quedan). Conduzco a ninguna parte, atropellando pedazos de cuerpos. No sé si hay bancos de niebla esta noche o son fantasmas de mi pasado que me asaltan en la vía rápida: el chico al que premié de besos en un 106 rojo o mis gritos callados de ¡no me quiero casar! o la distancia que fijé con los labios de Ella.


Y mi madre me mira compasiva, me toca la cabeza como una perra vieja a la que el mosquito ha atacado. Me dice: No leas tanto, hija. Sal por ahí y distráete. Pero yo no quiero. Me quedo leyendo, ahogándome en esas hojas que no son mías, sintiéndome cada vez más extraterrestre.

VERBOTEN

La gentuza puede matarnos pero no alcanzarnos. José María Álvarez

Prohibido drogarse, beber, el bazar del cuerpo y besar otras bocas; salir antes, o quedarse un segundo más. Prohibida la noche y la congelación del tiempo, prohibido no consumir, no quemar tarjetas. Prohibido quejarse: hay que guardar silencio. Prohibido leer de más, pensar de más, mirarte al espejo, decidir por uno mismo. Prohibido superarse, despejarse, masturbarse. Prohibido el avance, el raciocinio. Señores: estamos perdidos.

ÚLTIMA NOCHE DE MMXI

Disculpa esta torpeza de andar siempre buscando cerezas en el olmo.

I A veces la reflexión espera solidez. Estás hundido en un Hades profundo y oscuro como la piel de la pantera, lejano como el sonido de la piedra al tocar el fondo del pozo. Si al menos hubiera un solo papel en blanco donde escribir…

Katy Parra


II El reloj avanza hacia la media noche despacio. El vino de Sauvignon fluye como la sangre. Notre Dame palpita y sufre el amasijo de carne sedienta de noche. Miro por la ventana y sólo hay un triste patio de luces que parece llamarme al vacío.

CASILLERO DEL DIABLO Y luego, en otoño, el aire seco y vibrante, cargado de áspera electricidad estática, que inflama el cuerpo bajo la ropa liviana. Durrell

La vida puede ser hermosa con esos pequeños gestos mundanos, o cuando escuchas un disco de los Dire Straits, o con un paseo otoñal en esa mar nuestra que nos reboza y renueva. / que nos renueva, que nos vio nacer. Con una boca carente de pudor y soberbia cuando muerdes la manzana podrida del deseo, y caes torbellino abajo al fondo más oscuro de tu mente. O con las viejas fotografías de mi abuela, dichosa sobre su moto azul, donde siempre me parece estar ahí, retratándola. Cuando esos crepúsculos que no son ya rojos, sino dorados y eternos, clavados para siempre en tu retina, a fuego en Istanbul, en Buda tatuados. Con el blanco y negro de algunos filmes, el grito de “¡Marcello!” en la Fontana, las risas de esas chicas que se abren al mundo. La copa de vino que empapa tus venas, el verso que arrastra y araña, que embruja –oh, sí, esas lecturas de noches adolescentes-. Con una conversación, quizá; una cena en Roma bajo aquellas farolas


amarillas, como las de Pérgamo, y ese cubata agrio que nos hizo reír en Atenas. Pero luego, ¿qué hay tras todo aquello? ¿comprenderemos algo al final del trecho? Somos objetos vacíos que alguien guarda en una caja por si el futuro.

CARTA DE DESAJUSTES Mi única estrella ha muerto, y mi laúd constelado lleva en sí el negro sol de la Melancolía.

Enciendes un cigarro y miras a tientas; archivas uno a uno los detalles del naufragio, el porqué de este silencio atronador que no explica nada. Todos se han marchado en apenas un susurro, sin una despedida en condiciones. Alguien se ha dejado unos guantes y ves un zapato de tacón que no reconoces. Vagabundeas por la casa con restos de alcohol en ropa, boca y manos. La mesa que dejasteis sigue donde antes, con los vasos medio vacíos o llenos de colillas, y algún trozo de pan ya duro. Hay manchas en el mantel de vino, cáscaras y bolitas de aluminio hechas a conciencia por la rubia silenciosa que no dejaba de mirarte. No ha perdido la casa el olor a noche cerrada, la mezcla súbita de ginebra y ron. Es tarde. O temprano. Cuando te levantes dentro de unas horas y vuelvas a ser tú, el lúcido diurno, quizá alguien haya limpiado la casa, haya recogido botellas, ropa y drogas,

pero la sensación será la misma,

y desearás meterte de nuevo en tu cueva.

Nerval


AUREA MEDIOCRITAS

Evocando el pasado y los días lejanos lloraré.

Mi estado es cambiante -por qué negarlo-, mudado en aquella o esta circunstancia, ocasión o lugar donde me halle. Mi estado es adverso ante una falda, ante un cigarro mal apagado o esa laca barata que usas los lunes. Es catatónico si pierdo en la batalla, nublado algunas tardes soleadas, brillante con alcohol y noches, fálico si la prisa apremia, si la ley impera descarado. Voy de lo flexible a lo volcánico, salvaje cuando hay gente, pacífica si me entreno. Evitando el punto intermedio, alejándome siempre de lo mediocre.

Verlaine

ESTADO DE GRACIA

Las mentiras más crueles son dichas en silencio.

Te sientas y abres una botella. Hoy prefieres un tinto, negro como la sangre de Héctor. Te empapa mientras oyes algo de música. La ventana está abierta. Es suficiente –piensas. Alzas la copa y brindas por un verso, uno que no recuerdas, pero ese que te hizo sentir que algo queda, que algo merece aún la pena. Notas esa embriaguez bajar hasta tu vientre, muy cerca del pubis. Todo está bien. Te miras dichoso –por un instante- al espejo, en paz, en comunión contigo mismo, con la certeza de que te reconciliarás con el mundo muy pronto. O tal vez no.

Stevenson


Esta plaquette con poemas de Noelia IllĂĄn Conesa se reparte de forma gratuita en el ciclo Mursiya poĂŠtica desarrollado durante el mes de mayo de 2014 en la ciudad de Murcia.


Noelia Illán Conesa (Cartagena, 1983) es Licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Murcia y profesora en un instituto de educación secundaria. Sus poemas han aparecido en publicaciones como Insólitos, Ágora, El coloquio de los perros, Ars creatio o Manifiesto Azul. En 2012 publicó su primer poemario, titulado Calamidad y desperfectos, y que contó con una segunda edición en 2013 con prólogo del poeta José María Álvarez. Desde noviembre de 2013 es codirectora de la revista de poesía La Galla Ciencia.


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