LA MANCHA 114

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Índice

Página

Editorial VERDE que te quiero VERDE EcoSocialismo espiritual Agroecología Día Mundial de la Tierra La Casa donde vivimos La cruz Símbolo pre-hispánico Barro, bambú, hábitat y revolución Mi independencia una flor Perijá para la vida POESÍA

La importancia de luchar por nuestra soberanía Unicelular El Lago de Maracaibo: Primer secuestro en el Zulia “Hasta la última gota” Naturaleza, cultura y diversidad Yo no limpio tú no limpias, NOSOTROS NO LIMPIAMOS Eutopías Por una ecología del ser humano Poder popular y paisaje urbano Del capitalismo salvaje al salvaje socialismo Por una literatura “Ecocéntrica” CENSURA Ética ECO-SOCIALISTA Invocación de un humilde caraqueño (Soneto angustiado) Eco-sociedad en perspectiva compleja

2 3 4Y5 6Y7 7 8Y9 10-11 12 Y 13 13 15 16 y 17 18 19 19 20 Y 21 22 24 24 25 26 27 28 28 29 29 30, 31 Y 32 3


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Socialismo y ambiente

in una conciencia ambiental no puede haber desarrollo del proceso revolucionario que estamos viviendo, ya ha sido advertido: estamos poniendo en riesgo la posibilidad de que las generaciones futuras, es decir nuestros hijos y nietos y los otros que vengan, puedan gozar de un espacio vital sano. Si esto ha de ser así, entonces nos preguntamos ¿Para quién estamos haciendo la revolución? Mucho se ha dicho que la revolución que estamos haciendo nosotros la hacemos realmente para los que vendrán después, pero junto a todos estos logros sociales que estamos construyendo e imaginando, qué ecosistema les vamos a legar. Corremos el riesgo de dejarles, a nombre del desarrollo y la producción de riquezas, ríos contaminados, selvas taladas, aire venenoso y ciudades construidas para padecer y no para que sean espacios de desarrollo de la vida humana y natural.

La discusión acerca de la ecología no es sencilla ni tiene un solo enfoque, algunas tendencias defienden el ambiente porque sin él la humanidad desaparecería, otros entienden que los humanos sólo somos otros organismos más en el complejo entramado de la naturaleza, otros han hecho de este credo una fachada de política verde para ganar espacios y seguir beneficiando a los depredadores más fieros respaldados en un fulano desarrollo sustentable. Las voces más profundas han llamado a declarar los derechos de la tierra por encima de todo, ya que sin el planeta no está garantizado ningún otro derecho, como plantea el Compañero Presidente Evo Morales. El comandante Fidel Castro ha dado la campanada desde hace mucho para advertirnos que bajo este modelo de desarrollo que llevamos será imposible sostener la vida sobre el planeta tierra.

Desde las páginas de La Mancha con toda la humildad del caso llamamos la atención acerca de que cualquier militancia por la construcción del socialismo es inseparable de una militancia por el ambiente, por la ecología, por un entendimiento profundo y comprometido por establecer un nuevo modelo de relaciones, y es que en lugar de entender el ambiente como ese paisaje natural intocable, debemos pensar, sentir y militar la ideas de que nosotros mismos somos parte de ese ambiente y lo alteramos y generamos con nuestros actos, y que nuestras acciones políticas y culturales transcurren en un espacio natural que es frágil y que no nos pertenece sólo a los seres que lo habitamos hoy, sino a los que lo habitarán mañana. Los movimientos de liberación que florecen en América Latina hoy, saben y entienden a direrentes niveles que el problema ambiental es fundamental para cualquier plan político que vea hacia el futuro. No es fácil combinar visiones de desarrollo con visiones ecológicas, no es sencillo pretender mejorar la calidad de vida de los ciudadanos sin arrasar montañas y desviar ríos y depredar los mares y los suelos para producir alimentos. Esta contradicción podría responderse cambiando la manera en la que entendemos las necesidades humanas, pero esto nos adentraría en una revisión profunda de nuestras costumbres, de nuestras relaciones culturales e inclusive del concepto que tenemos de nosotros mismos como seres humanos. No tendremos todas las respuestas a estos trascendentales temas, pero abrimos una simple ventana para formular problemas que nos lleven a hacernos más consientes de nuestra militancia y de nuestra responsabilidad con el planeta, con nuestro entorno y con nosotros mismos.

ISSN: 1690-2718 Depósito Legal: pp200201cs565 Tlf: (0212) 578 07 30 0416 825 40 75 Apartado Postal: 17362 zp. 1015-A Ipostel Parque Central Caracas Venezuela lamanchax@yahoo.com lamanchax@gmail.com http://www.lamanchaweb.blogspot.com

Consejo Editorial Oscar Sotillo Meneses Janette Rodríguez Herrera Francisco Issa Zambrano Gastón Fortis Silva

Colaboradores

Marianella Yanes Oliveros Mike González José Javier León Luz Nelly Díaz Puentes César Aponte Rivero Miguel Ángel Portilla Joel Sangronis Padrón Camila Medero Rodríguez Nicolás Sampedro María Mercedes González Francisco Javier Velasco Michelle Todd Uribe Wu Ming Co-responsables Juan Carlos Sotillo Nicanor Cifuentes Gil Maracaibo-Edo. Zulia Leila Medina Jouseline Rodríguez César Santana

Gran Caracas

Solangel Morales Hely Uzcátegui Moisés Mirele Los Teques-Edo. Miranda Oscar Fernández La Victoria-Edo. Aragua Marco Aurelio Rodríguez Catia La Mar Edo. Vargas Dayana López Buenos Aires -Argentina

lamanchax@gmail.com Corrección Colectiva

Agradecimientos

A l@s que se saben parte de un ser vivo mayor que nos cobija a tod@s Bendiciones a la Pacha mama LA MANCHA no se hace responsable de los comentarios emitídos por sus colaboradores.

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VERDE que te quiero

Mike González

Janette Rodríguez Herrera

VERDE

A cabo de leer un largo artículo donde la Coca Cola demuestra que se ha convertido en una empresa “verde”, cuya primera preocupación es la protección del medio ambiente. Discúlpenme el cinismo, pero me causó un ataque de risa. O sea –desvían los ríos, se roban el agua que embotellan, despojan a las poblaciones locales y venden su producto a precios astronómicos y echan sus residuos al agua, contaminándolo– y después distribuyen botellitas de leche para los niños del lugar. Ante la crisis ecológica que estamos presenciando a nivel mundial, el que cada uno de nosotros recicle nuestras botellas de plastico tendra un efecto mínimo en comparación con el impacto devastador de la industria extractiva, de la producción industrial descontrolada, la contaminación de la tierra por las grandes multinacionales agrícolas que acelerancada vez más los cultivos con efectos desastrosos a largo plazo. Y no hablemos del efecto de la rampante producción de objetos de consume innecesarios y repetidos ni de los desperdicios que esa producción arroja al aire, a los ríos, a los mares o a la tierra.

La gran pregunta, y el punto de partida, es ésta. Si todos reconocemos los efectos dañinos del “efecto invernadero”, de la contaminación ambiental, del desgaste de tierras agrícolas, ¿por qué la humanidad, viéndose amenazada, no se reúne para controlar las emisiones? Desde luego la crisis climática ¿no afectará a todos igual? La respuesta es obvia. Los pobres de la tierra sufrirán, o más bien, están sufrien-

do ya, los mayores efectos del proceso de deterioro del ambiente. La desertificación, la desaparición de cuencas acuíferas, la subida de las temperaturas, afectan por supuesto a los más indefensos. Y los poderosos de la tierra responderán a la crisis arrogándose un cada vez mayor control sobre las existencias cuanto más merman. Lo que jamás harán es limitar la producción ni dedicar sus inversiones a la búsqueda de alternativas que favorezcan a las grandes mayorías. Pues en la sociedad capitalista, el poder economico encuadra el politico. He ahí el origen de la crisis climática. No se trata de la sobre población; no funciona la simple ecuación: más gente igual a menos recursos por persona. Al contrario, ante la posibilidad de un desastre ecológico, los poderosos trabajan para acaparar los recursos de todo tipo. En la última década la brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado cada vez más; ya se ve donde va a recaer, o está recayendo ya, el impacto de la crisis del medio ambiente. Se trata de dos elementos entonces. Por un lado de la distribución de los bienes de la naturaleza. Y por otro, del uso de esos recursos. Y las dos cosas están íntimamente entrelazadas. Pues lo que determina tanto qué se produce, cómo y dónde se consume son los planes y estrategias de los grandes capitalistas. Eso lo hemos visto claro en cada uno de los encuentros internacionales sobre medio ambiente que se han realizado desde Rio hasta Tokio, Copenhagen y más recientemente en Cancún. En Copenhagen en particular todo quedó claramente a la vista. Por un lado la negativa tajante de Obama de aceptar trabas o limitaciones a las acti-

Diez empresas más grandes del mundo según la revista Fortune

Wall-Mart Royal Dutch Shell Exxon Mobil BP Toyota Japan Post Holdings Sinopec State Grid AXA China National Petroleum

Ingresos($mill)

408,216 285,129 284,650 246,134 204,106 202,196 187,496 184,456 175,257 165,496

Ganancias($mill)

14,335 12,518 19,280 16,578 2,256 4,849 5,756 343 5,012 10,272

vidades de las grandes empresas norteamericanas; por otro la misma actitud de parte de los chinos y los demás poderes capitalistas nacientes. Es llamativo el parecido entre las palabras de Obama en Dinamarca y de Bush en Tokio y Rio, varios años antes. ¡Parece que los intereses del capital están muy por encima de las diferencias políticas puntuales! Observe la tabla que ilustra este artículo, de las empresas que allí aparecen cuatro son petroleras, con ganancias combinadas de casi 50 billones dólares anuales. Y la Toyota es sólo la más rica de las automotrices del mundo. Ante esa realidad, queda clarísimo por qué se sigue insistiendo en la expansión de la industria extractiva y por qué escasea la inversión en fuentes de energía alternativas. Y el año pasado vimos en el Golfo de México el grado de preocupación de la BP ante los daños ecológicos; los pescadores sin futuro y sus pueblos destruidos serán testigos. Y ante el poder de los que fabrican carros, se entiende también por qué no ha habido desarrollo de sistemas de transporte público fiable y barato, mientras la cantidad de carros crece a la loca hasta que llegue el día del embotellamiento final y definitivo. Vivimos en un sistema capitalista donde lo determinante es la plusvalía, las ganancias de los dueños de los medios de producción. Como decía Marx, “Acumular acumular –ese es el Evangelio del capitalismo”. Y esto se junta con la otra característica del capitalismo –la competencia brutal entre capitales. Los chinos no aceptarán ningún tipo de limitación sobre sus actividades industrials para no quedar en desventaja en relación a los norteamericanos, sus principales competidores. La Exxon no desviará más hacia la investigación de la energía solar por si la BP se le adelanta en la acumulación. Proteger el medio ambiente para futuras generaciones, o partir de un proyecto del “buen vivir” que implica la convivencia entre la humanidad y el medio ambiente con un concepto de la sobrevivencia a largo plazo de la raza humana va directamente en contra de esa carrera alocada en pos de la ganancia que se llama capitalismo. No hay capitalismo sin competencia –es su motor, su razón de ser. Y no hay solución a la crisis climática sin que se transforme esa sociedad rapaz y violenta en un sistema donde lo que impera es la solidaridad y la distribución racional, sopesada y colectiva de los recursos del hombre y la tierra.

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EcoSocialismo A l igual que al hablar de ecosocialismo no proponemos la creación de un nuevo movimiento y/o partido político, al mencionar el término espiritual no nos referimos a una nueva religión ni a otra variante de la nueva era. Un ecosocialismo espiritual, nos introduce en la necesidad de replantearnos nuestra propia existencia. No sólo se trata de mirar con nuevos ojos a la naturaleza y a sentirnos parte de ella. Sino además a aprender a observar en y a través de ella las razones que nos hacen y harán sentirnos parte de un macro organismo que vive, siente y padece tal y como lo hace un ser vivo individual. Este es el planteamiento de James Lovelock en su teoría GAIA. Y es que más allá de la existencia objetiva o no de argumentos que soporten esta teoría tenemos la certeza humanista que nos dice que sólo este enfoque nos llevará a una nueva era simbiótica civilizatoria. No se trata únicamente de entender la necesidad de un equilibrio de la humanidad con su ambiente, se trata de sentirlo. En esa dimensión tenemos la cultura ecológica de nuestros hermanos aborígenes, de los cuales debemos aprender mucho sobre ecosocialismo originario, que sin mucha racionalización han logrado establecer una relación simbiótica/mutuatista con su entorno sin pretender erigirse como los seres superiores de dicho hábitat. Aquí ya nos enfrentamos a nuestra primera limitante: nuestro sistema de creencias. La tentación para declarar y/o decretar al ecosocialismo como el único camino para la salvación de la especie humana y la de su propia alma, resulta muy grande para la especie del mono desnudo. Sin embargo esta puede transformarse en un gran error. El ecosocialismo no es el único camino, tal vez sí el más claro y evidente hasta el momento. La sociedad

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cada vez más crítica irá creando sus propios caminos y sus propias soluciones. Por ahora creemos que el ecosocialismo y en especial el ecosocialismo originario, ha de servir de puente entre la sociedad autodestructiva y la sociedad armónica, actuando como eje transversal en la construcción de nuevas alternativas explicativas de la vida equilibrada sostenible y sustentable en el planeta. Pero ¿Cómo construir los cimientos para la edificación de una vida equilibrada y armónica en una sociedad hasta la fecha autodestructiva? Hasta ahora se observan dos posibles opciones. La primera es intentar convencer no sólo al común de la sociedad sino a los grandes capitalistas destructores de su propio entorno. Y la otra es insurgir a través de mecanismos revolucionarios violentos. Sobre la primera opción podríamos decir que aquel gran capitalista, “exitoso”, difícilmente abandonará sus comodidades para asomarse a una nueva forma de vida que aunque no deja de ser buena, puede ser leída como de un nivel muy inferior a lo ya probado. Al contrario un nivel optimo de vida para un ser muy pobre sometido a diario a las mayores privaciones de todo tipo, puede ser el equivalente al paraíso. Sin embargo el ejercicio de intentar convencer al inconvencible debe seguir, pero no como única alternativa. Por otro lado la violencia ha sido la excusa de los dominadores para someter a todos los pueblos pobres del mundo. Sin embargo no suena nada lógico la confrontación de ideas ante las mentes más irracionales del mundo. Es por ello que la insurgencia armada en algunos territorios sigue siendo una posibilidad. Desde esta perspectiva la respuesta violenta sea tal vez la única vía de transformación. Sabemos que suena profundamente contradictorio hablar de equilibrio

y armonía y colocar la violencia como posibilidad, pero ante la opción cómplice de no hacer nada y esperar que la humanidad algún día entienda y se auto transforme, está la realidad cada vez más cruda de que tal vez el planeta no resista tanta espera. ¿Qué sentido tiene entonces, transformar la sociedad para un planeta ya muerto? Han de ser los países convencidos como socialistas (ecosocialistas), los que deben iniciar el proceso de transformación vía convencimiento de los pueblos (teniendo en cuenta que los más ricos tal vez nunca sean convencidos), de allí la necesidad de la integración y la creación de entidades que sí cumplan con las reales misiones que otrora se les encomendaban por ejemplo a la ONU (Organización de Naciones Unidas) y a la OEA (Organización de Estados Americanos), ambas curiosamente con sede en los Estados Unidos de Norte América. No sólo debemos organizarnos más, sino que además debemos buscar las opciones estratégicas que coloquen cada vez más en evidencia las reales intenciones de las naciones imperialistas. Pero tam-

poco es suficiente oponernos, pues su lógica no respeta coherencias ni criterios éticos mínimos (criterios que por cierto, ellos mismos han propuesto), para nosotros es evidente que el modo de vida capitalista es insostenible ecológica, económica y culturalmente, cuestión que se ha evidenciado en las continuas crisis que dicho sistema ha tenido en los últimos años. También es claro que éstas no son razones para generar cambios en los capitalistas. De allí que nuestra oposición y posible confrontación no es contra las sociedades del mundo capitalista sino contra los capitalistas y más específicamente contra los grandes capitalistas. Alguien podrá opinar que en una sociedad capitalista todos son responsables y que el hecho de que una persona tan solo considere para su vida el llamado sueño americano ya es sujeto de observación, sin embargo todos los sistemas tienen sus motores o núcleos generadores, es hacia esos núcleos que debemos ir. De allí que debemos observar con gran atención y generar alternativas ante la publicidad (el mayor recurso propagandístico del capi-


espiritual

Oscar Fernández

todos los días. 8.- Aceptarás sólo empleos que no perjudiquen directamente al medio ambiente. 9.- Usarás de forma racional los recursos energéticos de los que dispones. 10.- Te mudarás a un sitio natural y sin contaminación.

talismo) un mecanismo que te dice que puedes ser y estar mejor, sin importar la condición del otro incluso pasando por encima de éste. Y que además te lo dice continuamente las 24 horas del día, es en definitiva el mayor enemigo a enfrentar. En un país revolucionario debería haber no sólo un control de la publicidad sino además un control de precios que diga qué tanto pueden aumentar los productos y ¡cuál ha de ser el margen de ganancia de los capitalistas mientras estos existan en dicha sociedad! En una sociedad ecosocialista debería prohibirse el consumo de cigarrillos, en consecuencia deberían cerrarse todas las fábricas, debería controlarse las emisiones de gases contaminantes en los vehículos, debería incluso evaluarse si una familia requiere un vehículo o no, debería controlarse la emisión de gases contaminantes por las industrias, deberían clasificarse y reciclarse los desechos sólidos, deberían aplicarse al máximo el uso de energías alternativas, deberían cerrarse las empresas que vierten desechos químicos en ríos, lagos, lagunas y mares,

deberíamos ser más solidarios y cooperativos, etc. El planeta no puede esperar a que despierte la conciencia en los humanos, debemos hacer más, mucho más. No estamos interesados en un ecosocialismo que nos diga cómo vestirnos, como hablar y que se rija por una supuesta biblia ecológica (sería suficiente si hiciéramos cumplir las leyes y acuerdos ambientales del planeta) con unos estúpidos mandamientos ecológicos tales como:

1.- No contaminarás 2.- Comerás alimentos cultivados orgánicamente 3.- No talarás. 4.- Sólo aceptarás el uso de medicina natural y/o alternativa en caso de enfermedad. 5.- No destruirás en medio ambiente de tu prójimo. 6.- No comerás carnes de ningún tipo ( o en los más suaves comerás sólo pollo que no hayan sido criados con hormonas sintéticas y pescados de mares y/o ríos no contaminados) 7.- Practicarás yoga o thai chií

Estos diez ecomandamientos, pudieran ser más o diferentes. Y más allá de pretender burlarnos con esto, queremos sugerir que caer en radicalismos no siempre conducen a buenos resultados. No niego que estos mandamientos son muy tentadores, y de seguro su aplicación ayudaría al mantenimiento no sólo de nuestro entorno sino a la preservación de nuestro equilibrio interno. Más sin embargo su aplicación religiosa no garantiza la felicidad. Ya que los seres humanos somos tremendamente complejos y de seguro habrá quienes prefieran otras fórmulas e incluso la ausencia total de éstas. Lo que sí creo que debe estar inmerso en la construcción de un ecosocialismo espiritual, es la posibilidad cierta de que cada quién pueda decidir (sin ningún tipo de limitación) si asume o no una vida ecosocialista en acción cultural y en espíritu. Y esto no es tan fácil sobre todo en un mundo capitalista como en el que vivimos. Por ejemplo si una persona desea ser atendida por la medicina alternativa en lugar de la alopática, esta persona debe poseer en la mayoría de los casos mucho más dinero que lo requerido para aplicar un tratamiento clásico. Lo mismo si se desea tener una dieta “sana”, y encomillas el término sano, porque la publicidad “bio-eco”, también se ha vuelto una trampa que debemos observar siempre con mucha atención. Y

así podríamos tomar cualquiera de los mandamientos ecológicos y veremos que no se trata sólo de querer preservar el medio ambiente sino además de poder. Por otro lado los que pueden y lo hacen a veces caen en incongruencias nefastas tales como: consumir comida sana, hacer ejercicios, etc. y además ser dueño de una fábrica de cigarrillos por ejemplo. Por todo esto la espiritualidad ecosocialista deber ir hacia la posibilidad de que todos tengamos las mismas posibilidades de decidir ser ecoespirituales, para ello debemos superar al capitalismo. Para una persona muy pobre que apenas sobrevive, le resulta una gran burla detenerse a pensar en la posibilidad de una ecoespiritualidad, es por ello que sólo un Estado ecosocialista puede en principio iniciar los cambios hacia una sociedad ecoespiritual, aunque esto signifique ir hacia la desaparición de dicho Estado para establecer en definitiva la soñada sociedad de iguales. Un tipo de espiritualidad que surge como una necesidad individual y que luego se fortalece a través de la estimulación colectiva hacia el mismo individuo. No es lo mismo que una espiritualidad colectiva que no niega al individuo pero que siente que sólo a través del fortalecimiento del espíritu colectivo es posible la transformación de la sociedad y de la conciencia espiritual. Es en otras palabras sentirse parte de un todo que requiere cada una de nuestras diversas individualidades actuando en equipo y en armonía por un mismo fin por medio del respeto mutuo, la tolerancia y la complementariedad. Uno en la diversidad y unidos en y para lo diverso. Tal vez ese sea el lema. Debemos ser “individuos diversos” y “colectivos únicos” que a su vez se integren con otros colectivos únicos y diversos en la eterna espiral que llamamos vida.

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Agroecología ...de la barbarie a la reconciliación Luz Nelly Díaz Puentes y César Aponte Rivero

con la naturaleza

Bajo el supuesto de que al incrementar la producción de alimentos se contrarrestaban las amenazas que representaban las reformas agrarias y la “insurgencia comunista”; entre 1940-70, las Fundaciones Rockefeller y Ford financiaron la investigación, desarrollo y transferencia de tecnología relacionada con el incremento de la producción agrícola. El objetivo real fue expandir mercados y crear nuevas formas de control político y económico como parte de las estrategias de la guerra fría; y sus laboratorios fueron México, India y Centroamérica. Así nació la Revolución Verde. Este modelo agrocapitalista se basó en el desarrollo y uso masivo de nuevas variedades de plantas capaces de duplicar la producción respecto a las variedades tradicionales, y en extensos monocultivos que demandan una altísima cantidad de agua, plaguicidas y fertilizantes nitrogenados que debían ser adquiridos a sus fabricantes industriales. Esto permitió crear y expandir a escala global los mercados de tecnología agrícola: grandes sistemas de riego, maquinaria para siembra, cosecha, almacenamiento y transporte, fertilizantes nitrogenados y plaguicidas. La “Revolución Verde” es sin duda, la herramienta del capitalismo que más ha alterado los sistemas ecológicos, culturales y económicos de los cuales depende la alimentación humana. Al transformar los sistemas tradicionales de producción en grandes monocultivos, logró incrementar en apenas 30% la producción agrícola mundial. Sin embargo, esto se logró a costa de la expansión de la frontera agrícola hacia los bosques y el uso masivo de fertilizantes nitrogenados y plaguicidas sintéticos que degradaron los suelos cultivables, contaminaron irreversiblemente las aguas y ocasionaron problemas de salud que incluyen malformaciones congénitas, cáncer, leucemia, etc. El agrocapitalismo consume el 70% del agua utilizada en el mundo y es responsable de 13,5% del total de emisiones totales de Gases Efecto Invernadero, causantes del cambio climático. El uso de fertilizantes sintéticos nitrogenados aporta el 60% de las emisiones totales de N2O a la atmósfera. Adicionalmente, el agrocapitalismo es una de las causas estructurales de la pérdida de diversidad biológica. Lo más dramático es que todo esto ha ocurrido sin que

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Janette Rodríguez Herrera

Agrocapitalismo: Negocio y dominación


EXTRACTO DEL DISCURSO DE JULIO ESCALONA, EMBAJADOR ALTERNO DE VENEZUELA ANTE LA ONU, EN EL HEMICICLO DE LA ASAMBLEA NACIONAL haya una reducción notable del hambre en el planeta. Los únicos beneficiarios de estas políticas han sido las grandes corporaciones, es decir, quienes inventaron este nefasto sistema. Más recientemente, estas mismas corporaciones han promovido la investigación y el desarrollo de aplicaciones de la ingeniería genética para seleccionar características específicas de plantas y animales que, no solo incrementen la productividad, sino que fortalezcan la dependencia económica de los productores, llegando incluso a la desfachatez de patentar ciertas formas de vida como productos comerciales.

La Biotecnología: ¿Mala o Buena? La Biotecnología es el conocimiento y el uso de las propiedades biológicas de los seres vivos para la satisfacción de las necesidades humanas. Aunque el término data de 1919, la humanidad ha usado la biotecnología desde tiempos ancestrales. Nuestros ancestros nómadas descubrieron que al transportar la leche o vegetales en bolsas de piel de cabra obtenían yogurt, queso, vino, cerveza y vinagre. Ellos entendieron que el proceso ocurría en bolsas de piel, de la misma forma en que nuestros abuelos andinos saben que la chicha se hace en recipientes curados, es decir, que contengan microorganismos para que ocurra la fermentación. Con el sedentarismo se originó la agricultura y la domesticación de plantas y animales. Con la domesticación empezó la mejora genética, realizando cruces para favorecer caracteres de interés como el tamaño, el color y la resistencia a condiciones ambientales. Estos cruces han venido alterando la genética de plantas y animales y han originado variedades muy diferentes a sus ancestros silvestres. El mejoramiento genético tradicional que ha venido realizando la humanidad es llamado selección artificial o reproducción selectiva, para diferenciarlo de la selección natural; sin embargo, tanto en la selección artificial como en la natural ocurren los mismos procesos genéticos. Los conocimientos de fermentaciones y la domesticación de plantas y animales forman parte del acervo cultural humano llamado biotecnología. Uno de los ejemplos más ilustrativos de la domesticación la vemos en el conocimiento de los Mayas, quienes modificaron el maíz silvestre para cultivos más productivos. También es producto de la biotecnología el proceso para la fabricación de chocolate desarrollado por los Aztecas a partir del Cacao, o el procesamiento de la yuca amarga que realizan los Pemón para producir casabe y cachire. Esto sin mencionar los extractos o brebajes de plantas medicinales. Descubrimientos recientes como las vacunas, los antibióticos y la producción de insulina, también son biotecnología. Resulta que con el tiempo, la biotecnología, al igual que la mayoría de las ciencias, se ha desarrollado y orientado en direcciones determinadas por los intereses del capitalismo. Hoy en día, las aplicaciones más conocidas de la biotecnología -la clonación de mamíferos y la producción de animales y plantas transgénicos- responden a los intereses de las corporaciones alimenticias, y no a las necesidades de la humanidad. La biotecnología no es maligna per se, pero como le ocurrió al Dr. Frankenstein, las corporaciones han volcado contra la humanidad el producto de su propia creación.

Agroecología: volver al conuco La agroecología es el estudio holístico de los agroecosistemas, o comunidades de plantas y animales en interacción con su ambiente físico-químico, y que han sido modificadas para la producción de alimentos, fibra, combustible, y otros productos para el uso humano. El objetivo último de la agroecología es integrar los componentes del sistema agroecológico (productividad, estabilidad y resilencia) de manera tal de aumentar la eficiencia biológica general y mantener la capacidad productiva y autosuficiente del agroecosistema en el largo plazo. Desde una perspectiva de manejo, la agroecología tiene por objetivo proveer ambientes balanceados, rendimiento sustentable, una fertilidad del suelo biológicamente obtenida y una regulación natural de las plagas a través del diseño de agroecosistemas diversificados y el uso de tecnologías de bajos insumos. Repensando la biotecnología desde una óptica no capitalista, veremos que hay sinergias posibles entre ésta y la agroecología, como por ejemplo, el diseño de bio-fertilizantes, bio-plaguicidas, bio-controladores y bio-estimuladores para sustituir el uso de agrotóxicos; la propagación de variedades vegetales libres de plagas; la conservación ex-situ de la biodiversidad agrícola; y la selección artificial de variedades vegetales y animales. Necesitamos con urgencia iniciar un proceso de reversión de los daños causados por el agrocapitalismo, inclusive, repensar la escala y las formas actuales de producción alimentaria. Para poder abandonar progresivamente los grandes monocultivos, debemos volver al huerto familiar y comunitario. Sembrar en las ciudades, en las fábricas, en la escuela, en la plaza, en la universidad, en los edificios, en las casas y en los campos petroleros. No abandonar la tecnología, sino reorientar su uso en función de otros objetivos amigos de lo humano y de la naturaleza, no del capital. Sembrar en pequeñas y medianas extensiones, hacernos -poco a poco- autosuficientes. Debemos exigir al Estado el fomento de nuevas prácticas agrícolas y el abandono de las que fortalecen al modelo agrocapitalista. Vender agrotóxicos a mejor precio no es una reivindicación social, es un suicidio revolucionario que sólo favorece al capital. El futuro de la alimentación humana dependerá de como integremos y aprovechemos las diversas formas de los conocimientos tradicionales y técnicos, apartándonos de las alternativas peligrosas y construyendo un nuevo modelo agrícola sustentable que nos alimente a todos y no al capital. REFERENCIAS: •Ross, Eric (1998). The Malthus Factor: Poverty, Politics and Population in Capitalist Development. Zed Books; •Dowie,Mark (2001) American Foundations: An Investigative History. MIT Press(pp. 109–114); •Reporte Sintesis del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático. UNFCCC (2007) ; •Cambio Climático y Seguridad Alimentaria: un documento marco. FAO (2009); •Altieri, M y Nicholls C. (2000). Agroecología: el camino hacia una agricultura sustentable. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.; •Reijntjes y colaboradores (1992). Farming for the future. Mac Millan Press.; •Gliessman 1998. agroecology: ecological procecess in sustainable agriculture. Ann Harbor Press; •Lyson (2002). Advanced agricultural biotechnologies and sustainable agriculture. TRENDS in Biotechnology Vol.20 No.5 May 2002; 9)

Día Mundial de la Tierra 27 de abril de 2011 “…La ofensiva del capital contra la agricultura y las semillas tradicionales y para apropiarse de las riquezas naturales, los recursos genéticos, la biodiversidad de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios, está en la raíz de las encarnizadas persecuciones contra las poblaciones campesinas y los pueblos originarios como es el caso del pueblo yukpa, entre otros tantos pueblos originarios de Venezuela. Soy solidario con sus demandas por territorio, justicia y dignidad. Son intereses transnacionales vinculados a la explotación del carbón y la naturaleza toda, los que están detrás de los atropellos y de las violaciones a sus exigencias a tener tierras amplias y suficientes para sus particulares maneras de asumir el buen vivir en relación con su cuerpo, con la sociedad y el cosmos, a mantener sus culturas originarias y únicas, a la libre determinación, a la autonomía y sus propios gobiernos, el uso de los recursos y el ejercicio pleno de jurisdicciones indígenas dentro de sus territorios, entre otros derechos de conformidad con la Constitución Bolivariana y otras leyes de la República. Necesario es reconocer y aplicar las orientaciones y directivas que sobre el particular ha señalado el Presidente Chávez. La conformación de estados plurinacionales con pluralismo jurídico, pluriculturalidad multiétnica y multilingüe es aporte central de los pueblos indígenas. Simón Rodríguez dijo que había tratado de hacer del mundo un paraíso para la gente, pero el mundo se convirtió en un paraíso para él. Hagamos un homenaje a Simón Rodríguez trabajando para construir el paraíso en la Tierra. Digamos con Leonardo Boff: “Que el nuestro sea el tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida, por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad, por el aceleramiento de las luchas por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida”. Dijo Galeano que entusiasmarse, según los griegos, significa tener a los dioses por dentro. Despidámonos hoy con entusiasmo, con los dioses por dentro para invocar a los dioses de la paz y conjurar los demonios de la guerra.”

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ctualmente hay un creciente interés por el ambiente, por los problemas medioambientales que afectan a nuestro planeta y que exigen una solución. Nos estamos dando cuenta de que existe un límite en la explotación de los recursos naturales, y ese límite es la base natural del mantenimiento de la vida sobre la Tierra. Diferentes factores contribuyen a esta situación de crisis ecológica en que nos encontramos: el crecimiento de la población mundial en términos absoluto, los hábitos dominantes de consumo y las opciones tecnológicas propias de la sociedad moderna, factores que, de mantenerse invariables, acabarán produciendo un colapso ecológico de consecuencias incalculables. El surgimiento de los movimientos medioambientales en todo el mundo supone un reto para reflexionar sobre algunas posiciones básicas, categorías y valores que usamos para tratar de entender nuestro mundo, nuestra acción en él y la relación del hombre con la naturaleza, levándonos a cuestionar una premisa básica: la de que la “humanidad debe dominar la naturaleza”. Hablar de “ecología” no supondría hablar de “medio ambiente sano” o de “derechos de los anímales” de manera unilateral, sino de las relaciones del hombre con el medio del que forma parte y, en tanto elemento integrante de ese medio, del hombre con los demás hombres. El tema ecológico nos involucra profundamente a todos los humanos, haciéndonos tomar conciencia de que es posible modificar la realidad de la naturaleza sin destruirla, transformar la casa (oikos) donde todos vivimos de tal forma que los conceptos de progreso y bienestar se unan armoniosamente con la conservación y cuidado del hábitat fierra.

La relación del hombre con la naturaleza La naturaleza en nuestros días es casi en su totalidad naturaleza humanizada, es; como decía Carlos Marx, naturaleza artificializada o sea, transformada por el hombre mediante su trabajo. Se humaniza la naturaleza en dos sentidos, en el sentido de cultivar, de apropiarse de los recursos naturales y dominar el medio ambiente en que el hombre vive, se desarrolla y reproduce. También es cultivar en el sentido estético, y cuando se habla de vivir en paz con la naturaleza, pensamos en un tipo de armonía que da prioridad a la relación estética sobre la relación técnica del hombre con la naturaleza e implicaría tener tiempo para contemplar, cultivar y humanizar el entorno en un sentido estético. Pero hasta ahora lo habitual ha sido la falta de tiempo para la contemplación y cultivo estético de la naturaleza, más bien los humanos, al igual que otras especies animales, han tratado de subsistir en contra de una naturaleza adversa. Sólo una minoría de los hombres se encuentra

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UNA APROXIMACIÓN A LAS ÉTICAS ECOLÓGICAS

La casa donde vivimos

Francisco Issa La Mancha 20, agosto de 2005

en condiciones de pacificar su relación con la naturaleza y vivir en paz con ella, allí donde hay las condiciones para ello, mientras que en el resto de la humanidad se hace mayor el expolio y depredación de la naturaleza misma y del hombre. La pacificación de las conciencias no es posible mientras sigan existiendo las grandes diferencias sociales y culturales del mundo actual. Ética ecológica ¿Importa que nuestras acciones causen la extinción de una especie o que provoquen la muerte de animales individuales?; ¿importa que causemos una erosión generalizada en el Amazonas? ¿Importarla que llegásemos a convertir nuestros ríos en vías de agua desprovistas de vida?, ¿Qué es mejor, proteger el medio ambiente o crear una mayor riqueza material que mejore la vida de determinadas personas? Semejante conjunto de principios, que guiasen nuestro trato de la naturaleza, constituiría una ética ambiental en el sentido más general. Pero hay una variedad de éticas ambientales concurrentes, que incluso se solapan entre sí. Hay ambientalistas que afirman que la extinción de las especies a consecuencia de la acción humana es algo malo, incluso algo malo sea cual sea la causa. Este es un principio básico de una ética ambiental. Sin explicarlo de esta forma, un ambientalista podría suscribir la idea de que la extinción de una especie es algo malo en sí mismo, al margen de las consecuencias que pueda tener. Otra posibilidad es que el principio no sea de carácter básico sino que descanse sobre un principio que expresa el interés por el bienestar humano, unido a la creencia de que la extinción de especies perjudica a los humanos. Una ética ecológica centrada en el ser humano o antropocéntrica El antropocentrismo ecológico se basa en la idea de que la protección del medio ambiente es necesaria para el propio bienestar de los hombres a medio y largo plazo. La extinción o desaparición de especies animales, vegetales o minerales, la crisis que afecta a la biodiversidad constituye un riesgo para la continuidad misma de la especie humana sobre la tierra y, por lo tanto, debemos protegerlas para proteger nuestros propios intereses. Esta ética obliga a calcular los efectos de las opciones sobre el medio ambiente sobre la base de la felicidad o la infelicidad humana. Podríamos por ejemplo comprobar que la minería reduciría la riqueza ecológica de una zona en particular y que si esto sucediese se causaría la infelicidad de algunas personas; por ejemplo algunos podrían conmoverse por la situación de determinado animales, otros podrían en-

De oikos; casa, lugar donde vivir, y logos, tratado, ciencia, estudio; Hemst Haeckel acuñó el término Oiskologia (Ecología) en el año 1869. Según Heackel la ecología debía encarar el estudio de una especie en sus relaciones biológicas con el medio ambiente.

tristecerse por la pérdida de especies, otros; por ejemplo, los miembros de generaciones futuras, podrían perder la oportunidad de goces recreativos o estéticos particulares, o los habitantes de esa zona perderían su espacio vital donde tienen arraigo. Esta ética sólo considera moralmente relevante a las personas y admite que los intereses de los humanos muchas veces entran en conflicto con la continuidad de diversas especies animales o vegetales y, llegado el caso, privan primero los intereses de las personas. Esto ha llevado a algunos autores a considerar que una ética puramente antropocéntrica resulta inadecuada y que la ética medioambiental debe incluir en el reino moral a seres no humanos. Una ética centrada en la vida (Biocentrismo) El orden de los seres vivos incluye más que animales humanos y no humanos; incluye plantas, organismos unicelulares, quizá virus, y según han sugeridos algunos, ecosistemas incluso el conjunto de la biósfera. La posición biocéntrica da un valor intrínseco a la naturaleza y a sus componentes. El ser humano pasa a ser un organismo más dentro de los miles de millones de elementos que componen la biósfera. ¿Qué seres o entidades no humanas tiene que tomar en consideración la ética ecológica? ¿Sólo los animales, o también las plantas o incluso todos los objetos que componen un paisaje?. La discusión al respecto está en si los objetos naturales poseen cierto rango moral. Si la clase de objetos dignos de consideración moral son las criaturas sensibles o también hay que considerar que poseen valor intrínseco todas las especies que pueden recibir beneficios o daños. También se puede decir desde el punto de vista bioético que los animales no son sujetos morales, pero sí objetos morales. Si algo tiene un valor en sí mismo y es además parte de un continuo comunitario del que el ser humano forma parte, entonces los humanos también deben respeto a ese algo, sea animal o planta. Esta ética insta a la consideración moral de animales individuales y no de especies; lo que sucede a la especie tiene sólo un interés indirecto por cuanto afecta a animales individuales. El biocentrismo considera moralmente relevantes a todos los seres vivos, aunque no necesariamente con igual significación moral. Exige que, a la hora de decidir cómo hemos de actuar, tengamos en cuenta el impacto de nuestras acciones sobre todo ser vivo afectado por ellas, ella no establece que los seres humanos hayan de sacrificarse a otras formas de vida, sólo que demos la misma consideración moral a su bien que la que damos al bien de los humanos. Que pueden presentarse conflictos no es nuevo ni definitivo. El principio de imparcialidad de las especies no impide una solución justa de los conflictos entre las especies más que lo que el principio de imparcialidad en las éticas humanas impide la solución de conflictos entre las personas. El holismo ecológico Hay una ética que considera moralmente relevantes a otros individuos distintos a las personas que proporciona argumentos de peso a las exigencias morales a los ambientalistas. Una ética centrada en la vida es una ética ambiental en este sentido, y una ética centrada en los animales lo es con menor

claridad. Sin embargo, algunos reservan el término para una ética específica, el holismo ecológico, presumiblemente, porque piensan que sólo una ética semejante proporciona una protección moralmente satisfactoria del entorno natural. El holismo ecológico considera moralmente relevantes dos tipos de cosas: el conjunto de la biósfera y los grandes ecosistemas que la componen. Los animales individuales, incluidos los humanos, así como las plantas, rocas, moléculas, etc., que componen estos grandes sistemas no son moralmente relevantes; sólo importan en tanto contribuyen al mantenimiento del todo significativo al que pertenecen. ¿Por qué habríamos de preocuparnos si se causa la extinción de una especie? Deberíamos preguntarnos no por lo que esto supone para sus miembros individuales o incluso para la propia especie, sino porque la extinción va en contra de la meta de mantener la biósfera op los ecosistemas. Es posible considerar a la biósfera y a los ecosistemas como individuos, pero individuos extremadamente complejos. Las generaciones futuras El caso de las generaciones para la Ética Ecológica tal vez tenga mucha más relevancia, por cuanto las hipotéticas obligaciones que los seres humanos actuales tengamos respecto a los seres humanos por venir afectan a todo el trato y el uso que las generaciones presentes demos y hagamos de nuestro entorno global. Se plantea aquí la cuestión de la existencia de “derechos” por parte de seres que ni siquiera existen, pero de quienes se supone fundadamente que tendrán interés por un espacio vital: Tierra fértil, aire limpio, y en general, en aquellas condiciones que permitan el desarrolla de una vida calificada como humana. En esos intereses, las generaciones presentes podemos ya influir, negativa o positivamente. La vaguedad del futuro humano no logra debilitar sus pretensiones hacia nosotros, porque casi con toda seguridad sabemos que será un futuro humano. Se admite un tipo de obligación moral respecto a las generaciones futuras, basados en que el egoísmo desconsiderado de las generaciones es tan contrario a la razón como es el de los grupos. Ello sustentaría obligaciones respecto a la explotación de las materias primas, destrucción del medio o protección biológica de las especies. El medio ambiente no sólo sirve al hombre, sino también a otras especies. El ser humano tiene una responsabilidad sobre el medio ambiente, responsabilidad basada en su capacidad de conocimiento, reflexión y predicción ya que él, a diferencia del resto de las especies, puede controlar voluntariamente su medio ambiente, su población, así como su comportamiento, herencia genética y evolución. Debe el hombre reconsiderar El lugar que ocupa en la naturaleza, revisar sus actitudes hacia el medio ambiente en general. Debemos tomar conciencia ecológica, aprender a respetar, amar, admirar y comprender el ecosistema del cual formamos parte, sentar las bases de una ética ecológica que asegure la supervivencia de la especie humana, con calidad, dignidad e integridad. La situación se presenta como una excepcional oportunidad de elección, como una oportunidad de crear nuevas formas de vida, de comunicación y de intercambio, cuyo diseño pueda tener en el horizonte tanto la justicia como la felicidad.

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La cruz Janette Rodríguez Herrera

Símbolo pre-hispánico La cruz no sólo fue símbolo sagrado para los indígenas andinos,

lo fue para todos los pueblos indígenas de América; obviamente en su representación no se relacionó en nada con la concepción religiosa–cristiana de los europeos, pues data de miles de años antes de la era cristiana. Muchas evidencias sobre la cruz indígena registraron los cronistas en el México precolombino, en la Guatemala prehispánica, en el milenario Tiahuanacu en Bolivia y en muchos otros centros arqueológicos sagrados americanos, que podemos comprobar en innumerables piezas arqueológicas. El significado sagrado de la cruz de nuestros pueblos prehispánicos proviene de un hecho muy concreto: la cruz sintetiza nuestro ancestral conocimiento sobre el Inti (Dios Sol) y la medición del tiempo. Cronistas como el Padre José de Acosta, Bernabé Cobo, Juan de Betanzos y finalmente, Garcilaso de la Vega, dejaron constancias en sus escritos sobre el “ modo de contar o medir el tiempo”. Las investigaciones Entre 1990 y 1994, en la Pirámide Arqueológica de Puntiachil, en la provincia de Imbabura, ubicada al norte de los Andes ecuatorianos, levantamos pequeñas columnas de madera para observar al sol por medio de la sombra. Luego de cuatro años de observaciones obtuvimos las siguientes conclusiones: 1.- La sombra de una columna, proyecta en el tiempo de un año, cuatro (4) sombras principales, que semejan una cruz. 2.- El brazo vertical de la cruz corresponde al recorrido de la sombra del 20 de

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marzo al 22 de septiembre (equinoccios). Para nuestros antepasados fueron los días del Sol Recto. 3.- El brazo horizontal de la cruz es producido por el recorrido de la sombra del 21 de junio al 21 de diciembre (solsticios). Denominados por nuestros antepasados como los días del Retorno del Sol. 4.- El año tiene 365 días porque registra al mediodía 365 sombras distintas. 5.- El primer día del año corresponde al 20 de marzo y no al primero de enero. Fue el sol, mediante la observación sabia y paciente de la sombra de una columna, el que les enseñó a nuestros antepasados


del tiempo

Miguel Ángel Portilla La Mancha 8, julio de 2004 sus fiestas religiosas basados en hechos lógicos y tangible de la naturaleza. Celebran sus fiestas dedicadas a los solsticios en junio y diciembre y a los equinoccios en marzo y septiembre, lo que demuestra un conocimiento astronomico realmente excepcional.

que se requiere de 93 días para que la sombra del 20 de marzo (brazo inferior de la cruz) se traslade y se mueva hasta proyectar la sombra del 21 de junio (brazo derecho de la cruz). Para que la sombra del 21 de junio (brazo derecho de la cruz)se traslade hasta la sombra del 22 de septiembre (brazo superior de la cruz) se necesitarán otros 93 días. Para que la sombra del 22 de septiembre (brazo superior) camine y se convierta en la sombra del 21 de diciembre (brazo izquierdo de la cruz) se requerirán de 90 días. Finalmente, para que la sombra del 21 de diciembre (brazo izquierdo) baje y regrese nuevamente a ser la sombra del 20 de marzo, necesitarán normalmente 89 días, a excepción de los años bisiestos, en los que se requerirán de 90 días. Si totalizamos el número de días necesarios para cumplir este ciclo natural, notamos que suman exactamente 365 días.

El centro del tiempo Mediante cálculos astronómicos podemos reconstruir el funcionamiento de los antiguos calendarios solares, en diversos lugares arqueológicos de América. Nuestros ancianos sabios observaron que sólo en nuestro país (Ecuador), y más con cretamente en el lugar que ocupa la ciudad de Quito, el tiempo que se registra en el brazo derecho de la cruz, ocupa un espacio exactamente igual al del brazo izquierdo; de tal manera que a partir de la sombra “cero” del equinoccio de marzo los dos solsticios se producen a la misma distancia. El brazo vertical (equinoccios) y el brazo horizontal (solsticios) hacen la cruz del tiempo. La circunferencia que encierra en un solo círculo el tiempo de un año es “El Cerco del Sol”. Los pueblos milenarios de América descubrieron que en Quito se encontraba El Centro del Tiempo, el Centro de la Luz Sagrada y del Mundo. Quizá por eso el significado de la palabra Quito encierra sabiduría y hermosura: “Sol Recto o Tiempo Derecho”. Hasta no hace mucho tiempo, la historia de nuestra América aborigen era contada como la historia de curas y soldados llegados heroicamente del viejo continente a “descubrirnos” y éstos tenían la divina misión de civilizar y salvar a unas tribus primitivas, salvajes, sanguinarias, caníbales e inferiores del solo hecho de

no tener su mismo Dios. Esta historia alcahueta de la acción depredadora del conquistador, que con sus armas materiales e ideológicas sometió política y espiritualmente para perpetuar su dominio, quisieron aniquilar todo vestigio espiritual significativo que nos vincule a nuestras culturas ancestrales. Hoy, los científicos e investigadores que ahondan los enigmas y saberes de nuestros pueblos prehispánicos –arqueólogos, antropólogos, etnólogos– no dejan de sorprendernos con nuevos datos que muestran el desarrollo de estas sociedades. Así lo demostró el cineasta e investigador ecuatoriano Gustavo Guayasamín, quién compartiera con nosotros su investigación sobre “La Medición del Tiempo de Nuestros Pueblos Aborígenes”, reafirmada en su documental “Puntiachil”, presentado en la Cinemateca Nacional, en el que demuestra cómo medían el tiempo nuestros sabios indígenas. ¿Tus documentales han estado siempre vinculados con el tema Indígena?

Sí, pues la cultura indígena es muy importante para mí. Todo lo impuesto por el blanco, por la conquista, no tiene tanta importancia si lo relacionas con lo que había en este mismo lugar 500 años antes. Ningún aspecto de la historia republicana o colonial, de ningún país latinoamericano, es ligeramente importante, comparada con lo que en los pueblos indígenas de América se hacía antes de la llegada de los españoles, nada absolutamente. Si buscamos los elementos de la cultura indígena de los Andes podemos ver, por ejemplo, que el Tahuntinsuyo en el siglo XVI, fue el imperio más grande del planeta. Nuestras culturas indígenas habían desarrollado tecnología en agricultura, astronomía, medicina, arquitectura y religión. La religión indígena es increíblemente científica. No se basa en actos de fe. Todos los hechos y observaciones de los indígenas determinan una función en la sociedad. La religión (católica) europea es un abstracto, tienes que creer, porque sencillamente son milagros y punto; en cambio, los pueblos indígenas celebran

¿Y en cuanto al calendario solar? El calendario indígena es tangible, uno puede comprobar cómo se mueve, porque el año se cierra cada 365 días y cómo se produce de una manera natural el primer día del año. Es un hecho científico producto de la observación sabia de la naturaleza, el gregoriano es como todos los actos de fe que nos imponen las religiones abstractas. Lo mismo va a suceder en la medicina, en la agricultura, en la arquitectura. Todos esos modelos pseudocientíficos que nos sigue imponiendo la cultura occidental van a ser en algún momento criticados desde nuestra cultura. Obviamente yo tenía que comparar y me di cuenta que el calendario gregoriano es un absurdo, no tiene ningún sustento ni fundamento científico que pueda respaldar el porqué se inicia el año un primero de enero. Me parece una ridiculez llorar tanto, preparar la mejor cena, abrazarnos, festejar alegremente e ignorar que estamos celebrando haber llegado, astronómicamente hablando, a la constelación de Orión, representada por un sanguinario guerrero de la mitología griega, que nada tiene que ver con nuestra cultura; además la tierra en ese día (31 de diciembre) llega a un punto en el universo que no existe ninguna estrella. Nos damos cuenta que el calendario cristiano (gregoriano) no respeta a Cristo pues debería por lógica iniciar el año con el nacimiento del Niño Jesús, es decir el 24 de diciembre a la medianoche. En la historia de la humanidad, el 31 de diciembre no hay un hecho trascendente como el descubrimiento de América o la Revolución Francesa o Rusa o que Pasteur descubrió alguna vacuna, en fin, no hay nada importante vinculado con la humanidad para celebrar a la medianoche de este día y el primero de enero como culminación e inicio del año. Todos estos hechos descalifican al calendario gregoriano y nos permiten ver con una gran fuerza la importancia, la sencillez, la sabiduría y el nivel científico que alcanzaron nuestros antepasados para medir el tiempo de un año.

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Barro, bambú, hábitat y revolución En los últimos 60 años los países del sur del mundo hemos incrementado significativamente nuestros índices demográficos. La mejoría en nuestras condiciones sociosanitarias han influido decisivamente para que nuestra población se multiplicara a un ritmo cada vez más acelerado. Estos aumentos de la población se concentraron fundamentalmente en las principales ciudades de nuestros países, produciendo en pocas décadas un colapso en la capacidad de servicios de éstas y un déficit cada vez mayor en la oferta de vivienda y de terrenos donde construirlas. En las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado la llegada al poder de gobiernos afines y sumisos a la ideología neoliberal y el enorme peso que la deuda externa impuso a las economías de nuestros países hizo que la problemática de la vivienda se agravara dramáticamente. La construcción de viviendas e inclusive la planificación del urbanismo fueron abandonadas por los diferentes gobiernos, transfiriendo esta responsabilidad a la iniciativa privada y a la mano invisible del mercado, eufemismos con que en nuestros países se denomina a las monopólicas mafias de la construcción y a los gangsteriles negocios especulativos de la banca hipotecaria. En Venezuela esta nefasta herencia aun no ha podido ser superada por los planes y desarrollos que en materia de vivienda y hábitat ha puesto en marcha la revolución bolivariana. Es claro que en un mundo que entra en una crisis sin retorno del modelo de consumo de energía vigente en los últimos 100 años, la costosa producción de materiales para la construcción de viviendas e inclusive el diseño y conceptualización de las mismas tiene que ser revisado y redefinido. La durabilidad de los materiales de construcción actuales se obtiene a costa de un muy elevado gasto de energía: 1000 grados centígrados para producir cemento portland, 1700 grados centígrados para obtener el acero que se utiliza en la construcción, altos costos en fletes, etc. Este alto consumo de energía sumado a diseños inapropiados, no adaptados a nuestras condiciones climáticas, culturales y económicas, más la visión por parte del sector financiero de la problemática de la vivienda como uno de los negocios más lucrativos, con índices de retorno del capital invertido más rápido y tasas de ganancia más elevadas, han convertido la adquisición de una vivienda en un sueño casi inalcanzable para millones de hombres y mujeres de nuestros pueblos; situación en la que también yo, por cierto, me encuentro. Las situaciones antes descritas parecieran indicar la necesidad de que se exploren nuevas (pero también viejas e injustamente olvidadas) posibilidades referidas a la construcción de viviendas, entre las que hay que destacar el barro y el bambú como materias primas de la construcción. El barro ha sido utilizado para construir viviendas desde la época de los primeros asentamientos humanos. Es un material abundante, económico y de notables cualidades físico-estructurales que el esnobismo y la colonización cultural nos ha hecho olvidar y despreciar. El barro como material de construcción ha sido estigmatizado socialmente; se le asocia con pobreza y atraso; se

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le atribuye una supuesta fragilidad e inconsistencia que desmiente el hecho de que pirámides como la de Dahsur en Egipto, construida totalmente de barro hace ya más de 5.000 años, aun hoy se encuentra en un asombroso estado de conservación, lo mismo que la antigua ciudad de Cachan en el Perú, construida con barro hace aproximadamente 2.800 años, o largos trechos de la gran muralla china aun hoy en pie y funcional. También en el occidental estado de Falcón, su capital, Coro, declarada patrimonio histórico de la humanidad por la UNESCO, posee un casco histórico construido fundamentalmente de barro, en donde pueden verse majestuosas casas como la “casa de las ventanas de hierro”, perteneciente a la familia Tellería, que aun después de 300 años sigue maravillando y admirando a quien tiene el placer de recorrer sus pasillos, patios y habitaciones, y que hoy pide a gritos ser adquirida por el Estado venezolano para evitar su progresivo proceso de deterioro. Entre las muchas cualidades y ventajas del barro como material de construcción tenemos: Los adobes de barro (la palabra adobe parece provenir del árabe “atob” que significa cieno o lodazal, o de “atuba” que significa ladrillo) conducen poco el calor y actúan como equilibradores térmicos (absorben el calor del día y lo liberan poco a poco durante el frío de la noche y viceversa). Su capacidad de aislamiento acústico es notable, y esta característica viene a ser de gran utilidad y beneficio a una sociedad golpeada por el estrés y por la cultura del ruido. El barro aísla de las radiaciones electromagnéticas, cosa que no hace el concreto. Es un material prácticamente incombustible, con un valor de ignición de F-180, esto significa que puede soportar el fuego durante 180 minutos sin arder. Los muros y paredes hechos de adobes de barro son gruesos y su densidad es semejante a la del hormigón. Tiene una alta resistencia a los impactos y es totalmente ecológico y reciclable. Sus daños estructurales son fáciles de reparar y tanto el barro como la arcilla son protectores naturales en contra de hongos y bacterias, además de que como intercambian humedad con el exterior mantienen saludables niveles de humedad en el interior de las viviendas. Hay que desechar la necia idea de que con barro sólo se pueden construir ranchos de bahareque; las señoriales mansiones de Coro y las fotografías de bellas casas de barro que en mi blog personal (joelsangronispadronblogspot. com) coloco, desmienten esta aseveración. Países como EEUU, Francia, España, Argentina, Uruguay y Chile, en los últimos años han visto un verdadero renacer de las construcciones de lujosas villas y hoteles 3 y 4 estrellas construidas con barro, que contradictoriamente con la mala percepción social que existe en nuestros países sobre ese material, sólo están al alcance de individuos de gran poder económico. En Australia imponentes hoteles como el Kooralbyn en Queensland o la iglesia de Tomás Moro en el territorio de Western, están construidos con adobes de barro. Países centroamericanos como Honduras, Costa Rica y El Salvador y sureños como Chile y Uruguay están instituyendo escuelas para la formación de maestros constructores en la técnica del barro. En la Cruz de Taratara, en plena sierra falconiana, rela-

Oscar Sotillo Meneses

Joel Sangronis Padrón

tivamente cerca de la ciudad de Coro, funcionaba hasta hace algunos años atrás (ignoro si aun funciona) una “Escuela del Barro”, donde ancianos albañiles de la región enseñaban técnicas ancestrales de fabricación de adobes de barro y construcción de viviendas con ellos. También la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) a finales de los años 80 y principios de los 90 del pasado siglo, impulsó proyectos de construcción de viviendas (inclusive de dos plantas) utilizando el barro como principal materia prima. Sólo utilizando materiales económicos, ecológicos y abun-


El hombre tierra fue, vasija, párpado Del barro trémulo, forma de la arcilla, Fiel cántaro Caribe, piedra chibcha, Copa imperial, o sílice araucana

Pablo Neruda

dantes (como el barro), podrán los diferentes gobiernos de los países del mundo cubrir el déficit de más de 500 millones de viviendas que se calcula se necesitaran en el mundo en los próximos 20 años. Si el barro es el material ideal para paredes y rellenos de un nuevo tipo de vivienda popular, el bambú lo es para estructuras interiores y soportes. El bambú (conocido también en Venezuela como Guadua o Guauda), es una gramínea que alcanza una gran altura (30 metros) y que por su extraordinaria dureza, flexibilidad y resistencia ha sido llamada “el acero vegetal”. Su relación peso-resistencia es tal que sólo es comparable con la obtenida por las aleaciones de metales de la era espacial. Increíblemente el bambú tiene una resistencia a la tracción de 40 Kp/mm2, superior a la de la madera (5 Kp/ mm2) y a la del acero de construcción (37 Kp/mm2). El arquitecto colombiano Simón Vélez se ha convertido en una celebridad mundial por sus vanguardistas construcciones con bambú, entre los que se cuentan puentes, viviendas e inclusive el pabellón ZERI (Zero Emissions Research and Initiatives) de la feria tecnológica de Hannover, Alemania, en el año 2.000, construido íntegramente con este material. Este pabellón fue el más visitado por el público y en él se presentó la computadora portátil “Ecobook”, fabricada con bambú por la compañía Asus. Entre las más emblemáticas construcciones hechas con bambú en América Latina se encuentra la catedral de Pereira, en el eje cafetero colombiano, zona de gran actividad sísmica, un peligro para el que la flexibilidad y resistencia de las construcciones en bambú presentan grandes ventajas porque como dice el mismo Vélez, “el bambú no es sismoresistente, es más bien sismoindiferente”. El bambú puede utilizarse ventajosamente como materia prima para producir laminados, machimbrado, pisos, gabinetes, paneles, etc, con una resistencia, durabilidad y elegancia infinitamente superior al plástico y a otros tipos de madera más costosas y menos ecológicamente sustentables. Los bosques de bambú son muy abundantes en Venezuela, Colombia, Ecuador y Centroamérica. Contribuyen a la regulación y mantenimiento de los cursos de agua y a la conservación de las cuencas hidrográficas. Esta planta es un gran fijador de dióxido de carbono, (uno de los gases que producen el efecto invernadero), porque al ser utilizada o transformada su madera no libera a la atmósfera el gas retenido. Un bosque de bambú se regenera cada 5 años sin necesidad de replantarlo, lo que lo hace altamente sustentable como materia prima de la construcción, al contrario de especies como el Cedro (20 a 25 años) y el Roble (75 a 80 años). Desde hace algunos años Colombia está importando maquinaria, tecnología y asistencia técnica de Taiwán para utilizar el bambú como material de construcción. Ahora que Venezuela mantiene excelentes relaciones con la República Popular de China sería deseable que indagáramos las múltiples posibilidades que esta planta presenta en todo lo referente a la construcción de viviendas y la milenaria experiencia que los chinos poseen en esta área.

Mi

independencia

una flor

Nos hemos embarcado en una nueva aventura musical y poética. La Mancha junto a La Tribu Ccs (Colectivo de agrupaciones musicales de Caracas) y el CENDIS Centro Nacional del Disco. Se trata de un disco con la temática del Bicentenario, celebrando nuestra independencia. Más bien sobre este proceso de emancipación que aún continúa, ahora más que nunca, visto y sentido desde nuestra contemporaneidad, desde el amor, la ciudad, la cultura emergente, la rebeldía, la consigna, la crítica... Son temas musicales, canciones, en diversos géneros de nuestra música popular y tradicional venezolana y latino caribeña, con textos de poetas de La Mancha y de La Tribu, música de Francisco Issa, José Alejandro Delgado, David Carpio, y Leonel Ruiz. Ha sido un arduo y rápido trabajo de creación, realizar los textos, componer, arreglar y grabar, proceso este último que ya estamos finalizando. Una experiencia muy sabrosa, enriquecedora y que nos deja enseñanzas y vínculos importantes para seguir construyendo, haciendo junto a colectivos culturales. Para mediados de este mes de julio de 2011 estaremos compartiendo con ustedes este trabajo poético y musical. Entre los participantes: Poetas: Oscar Sotillo, Janette Rodríguez, Paola Sabogal, Gastón Fortis, Oscar Rodríguez Pérez, Juan Sotillo, Beatriz Aifill, Nicanor Cifuentes Gil, Xoralys Alva, Roberto Santaella, José Alejandro Delgado... Músicos: José Alejandro Delgado, Francisco Issa, Valentina Becerra, Amanda Querales, Enrique Duarte “Kilombo”, Daniel Milano, Armando Flores, Manuel Churión, Manuel Montanez, Dionisio, Javier Marín, Richard Parada, Leonel Ruiz, Palmeras Kaníbales, Los Garroteros, Daniel Mora, José Cheo Romero... Producción: Carlos y Gerónimo, técnicos. Fidel Barbarito y todo ese equipo del CENDIS, Jesús Gerald Delgado... y la lista sigue...

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ste disco, que a primera vista es la concreción de un proyecto, la representación física de una idea, contenedor de un conjunto de temas musicales. Es además, porque así nuestra historia lo demanda, el canal por el que fluye una inmensa pasión, es espíritu de libertad, es la canción viva, es decir, la poesía y la música que emergen del hombre y la mujer que hoy tienen el privilegio de ser venezolanos, y de respirar los aires que nos hacen ratificar nuestra esencia, e insistir, con la tenacidad de quien lo asiste la razón, en que la historia no ha terminado ni terminará mientras en el mundo latan corazones dispuestos a construirla. Este disco, es pues, desde las distintas voces y ritmos que lo constituyen, inequívoca convocatoria a continuar la lucha que emprendieran hace ya docientos años todos y todas quienes con Bolívar a la cabeza, nos dieron patria a costa de sus vidas, y que siguieron luchando desde entonces hasta nuestros días. Es también la demostración de que ningún esfuerzo fue en vano, y la demostración de que si en algo se equivocó nuestro padre Bolívar fue cuando aseveró que había arado en el mar.

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Perijá para la vida

Nicanor A. Cifuentes Gil

La cotidiana y humana lucha por la coherencia

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l firmar convenios internacionales relacionados con la defensa medioambiental, nuestro país refirma su convicción de país hermanado a la idea de un planeta menos deteriorado que pueda dar abrigo a más almas e ideas para que la vida sea vivible y se concrete la aspiración tan demandada por la humanidad que no es menos que la concordia y el asombro de habitar este cosmos tan frágil y único. Pero se firma por convicción y no por abultar más un escenario donde incluso la mercadotecnia habla bondades del ecosistema planetario. Se firma como nación sabiendo que las rasgaduras y las bonanzas del petróleo no terminan de fortalecer la idea de republicanos educados en la tolerancia y la solidaridad. La rúbrica asentada en estos convenios y protocolos medioambientales entiendo que ha debido pasar por hacer un justo balance del país que somos, por entender que aun entrado el siglo veintiuno el estado entiende al subsuelo como “vientre dorado” y no como ente vital. Se sabe desde la investigación científica, que en nuestro territorio se conjugan interesantes ecosistemas que posibilitan despliegues inéditos de fuerzas evolutivas y que todas estas extensas zonas refulgen de energía viva en dinámica transformación, respirando, transpirando, recorriendo, adivinando el cosmos desde sus sensibles perspectivas. Este país megabiodiverso se hace responsable de la maravilla biológica que alberga al decretar parques nacionales con la intención primordial de distanciar la errada maniobra suicida del hombre empecinado en crecer desde su unicidad y su ególatra presencia. Este país ha reservado espacios geográficos de su extenso territorio para posibilitar ingeniosos encuentros del ser humano con su natural origen pero, en estos actuales momentos, sigue enhebrando tensiones a fu-

turo al desconocer realidades de gravedad creciente y al dilatar respuestas a colectivos indígenas que hacen vida desde antes que la aparición del Estado, en la muy maltratada Cuenca del Lago de Maracaibo. Cuando aparece la posibilidad constitucional que consagra los derechos de los pueblos indígenas así como los derechos ambientales, nuestro país refirma su convicción de país hermanado a la idea de un planeta menos deteriorado que pueda dar abrigo a más almas e ideas para que la vida sea vivible y se concrete la aspiración tan demandada por la humanidad que no es menos que la concordia y el asombro de habitar este cosmos tan frágil y único. Y entonces la participación y la organicidad fluyen desde estas tierras noroccidentales del país; se arraiga el deseo de ver ganada por lo menos una de las batallas al empuje incesante del “armatoste del progreso” y se fortalece la digna idea de protagonizar cambios que hagan virar el viaje hacia derroteros que huelan menos a hidrocarburos y se parezcan más a la siembra sana, diversa, plural. Si se asume que el Estado somos todos y que la aparición de nuevas luchas reforzarán la demanda ancestral de tierras para los habitantes originarios, no cuesta creer que todo esto que trato de decir se sustenta en la idea lógica de ser humanos, de hacer justicia en donde no la habido, de hacer la revolución desde la convicción digna de que la mejor manera de decir es hacer. Si la coherencia se asume como horizonte y hacia allá se dirige la guía y se orientan los esfuerzos colectivos ¿por qué no termina de asumirse el grave ensayo economicista de las empresas mineras trasnacionales interesadas en el carbón del suelo perijanero como uno de las dentelladas que más tensionan y despedazan el ideal de cambios sinceros que como nación nos dimos constitucionalmente?

Si se apela a la denuncia se constata con asombro que institucionalmente todavía el tabú impera y la ignorancia sigue siendo aliada del ecocidio y el genocidio, pues no nada más se denuncia en esta zona el aniquilamiento sistemático de la diversidad biológica presente (y aun no estudiada) así como del tema insoslayable del agua que fluye a importantes localidades, sino que se estaría arremetiendo contra cuatro maneras de percibir el cosmos, cuatro etnias indígenas que aún, pese al oprobio, permanecen en resistencia frente a estas inmensas contradicciones que no terminamos de asumir. Si se denuncia con cifras y se apela a la puesta en marcha de reconsideraciones sobre este programa desarrollista, si se generan alternativas con la debida humildad pareciera internarse la diatriba a una hondura de silencios, de incertidumbres que sólo aprovechan los interesados en el lucro mineral. Si la idea es convocar voluntades y manifestar descontentos, si el hecho de mutar, leer y amar se funde en la voluntad de querer para el prójimo lo mejor, la sonrisa. Si se piensa en la piedra que era Cristo, en sus llagas y en su discurso antiimperialista; si se asume a Simón Rodríguez en su originario asombro por esta América que aun puede ser desde la invención cotidiana y el atrevimiento digno; si recordamos a Sucre, el José Antonio que ha dado nombre a la lealtad más fecunda y posible del ideario bolivariano; si entendemos la humedad en el sufrimiento de los besos y la pulmonía del Bolívar Cóndor que es la Patria Grande, la térrea y polvorienta, la andina, selvática, caribe y oceánica patria grande, no queda más que ir en contra de los que se hacen acreedores de una idea digna por el solo hecho de saberse amigo de un color, de una división o de un feudo. Si se han tocado las piedras y se ha visto la flema del niño que apenas si entiende de

toneladas métricas de carbón. Si se ha escuchado el testimonial indigno que la polvorienta negrura del mineral deja tras de sí. Si en medio de luciérnagas en convites plurales hemos sentido que Perijá es para la vida y jamás debe horadarse con idea alguna de insostenible proceder. Si se cree en la emancipación y en el imperio de las leyes, toca revisar los latidos y someterse (como muchos iluminados luchadores del planeta) al descrédito más común que regalan con facilidad criminal los “ostrones tecnócratas de todas las horas”, ese que relaciona la pasión por la verdad y la humedad vital, ese que hace de la lucha por la ecología y los derechos humanos (temas indisociables) la manera más fácil de ejercer el atraso y la derrota del “indetenible progreso”. Se asume pues este descrédito. Este dolor se hace signo y se multiplica en la mirada y en el accionar que no cesará hasta convertir las alternativas en verbo creador, orgánico. El Estado está sumando voluntades, muchas más. El Gobierno, actual equipo que juró darle al soberano la mayor de las supremas felicidades, debe en serena mirada a la historia que nos hace, reflejar sus intenciones y definir, por vez primera, el ejercicio más liberador de todos a los que puede aspirar gobernante alguno: liberar de armatostes, es decir, de falsas concreciones industrializantes, la curva y húmeda expresión de la vida hecha indígena y serranía. Esto, Gobierno, sin la menor de las dudas, se hace fácilmente. La historia los respaldará con su humano rostro hecho pueblo, hecho posibilidad futura. Interesante será ver cómo hurgan sus cuadriculados sentires los terrófagos de siempre. Con la dignidad encima, y la ferviente esperanza en lo posible.

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EXTENUANTE Cuando río, no escucho nada entro en silencio infinito, consintiendo el descanso. Es extenuante el rizo de sueños desesperado, que ahuyenta sonidos de la ventana. Mi puerta se abre lentamente, dejando entrar la fina brisa, que me atrapa, que me envuelve y me arrastra hasta afuera. Flotaba traspasando suelos, Cortaba mis manos cegadas, despierta duermo, mi cabeza en la almohada. No quiero dormir pero mis sentimientos me obligan, estoy cansada.

LA PEREZA La pereza es un animal asombroso con mascarilla negra y ojos viscosos, es lenta como un morrocoy, e incluso más, creo, pero la lentitud en fuerza la convierte. Con uñas largas y anchas parecidas a las de un tigre o a las de un león e incluso más, creo, Y a las ramas de conuco se aferra Su pelo se parece a las cerdas de un cepillo viejo e incluso más duras, creo.

CAMILA MEDERO

RODRÍGUEZ

Oscar Sotillo Meneses

Nace en Caracas en el año 2000. Desde muy pequeña ha tenido una gran afición por los libros y la lectura, así como por el dibujo y la pintura. A los 5 años se incorpora como niña lectora al programa La Librería Mediática, en el cual continúa participando. Ha realizado lecturas como poeta invitada en Radio Nacional, en el CELARG y en la FILVEN 2010. Actualmente se encuentra preparando su primer libro de poesías.

MÚSICA EN LA MONTAÑA Hay una nota que escuchas, una nota suave y baja, cuando pasa deja el aroma de una montaña. Me imaginé una montaña con troncos caídos y piedras altas, me imaginé las nubes posándose sobre las colinas más elevadas. En la montaña hay una fuente escondida En una profunda caída de gritos

MIL COLORES La guacamaya de mil colores con su pico de jabalí, en una rama canta mece la lisa cabeza y su larga cola de madera Al ruido del trueno vuela agita sus alas al sol, y asciende al cielo desapareciendo entre el vapor de las nubes.

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La importancia de luchar por nuestra soberanía

Nicolás Sampedro

Agencia de Noticias Jorge Ricardo Masetti

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n estos últimos años el periodismo, sobre todo el periodismo hegemónico, ha tenido la capacidad de impedir que los pueblos tomen realmente contacto con la información que es sustancial para sus vidas. Y el caso de la depredación y el saqueo de los bienes comunes no es la excepción. Pero ¿qué significa Bienes Comunes? El ambientalista Javier Rodríguez Pardo, es uno de los que en Argentina mejor define este concepto. Rodríguez Pardo señala que “La libertad

es patrimonio de todos y “todos nacemos libres en dignidad y derechos”, es un bien común. Como lo es el oxígeno que respiramos, el color de una flor, el sonido de una cascada, el silencio o el murmullo de un bosque, el viento, el cosmos, el pensamiento, la velocidad de la luz o la capa de ozono. En este sentido, el suelo, el subsuelo mineral, el glaciar, el agua, no son recursos naturales sino bienes comunes. Dicho de otro modo, las riquezas que habitan en la tierra no son recursos naturales, son bienes comunes. Referirse a ellos como recursos naturales es la primera forma de apropiación, desde el lenguaje.”

Rodríguez Pardo ha analizado y discutido a nivel nacional e internacional sobre temas relacionados con los bienes comunes, sobre todo en lo que hace a la explotación minera y a la energía atómica. Para seguir aprovechando de su claridad al hablar vale agregar que “los bienes comunes no se hallan en

venta, no son negociables, precisamente porque son comunes, tampoco son públicos ni naturales por más que descansen en la naturaleza milenaria y estén al alcance depredador del público. El concepto de público (total es público), está virtualmente asociado a depredar y al uso del libre albedrío, no al concepto de pertenencia de todo un pueblo, acepción que debiera ser usada como válida. Entonces hablamos de bienes comunes, no de bienes públicos ni de bienes naturales”

La definición antes citada, seguramente genere muchas preguntas respecto a cómo se desempeñan las diferentes empresas

(y/o Estados) que explotan estos bienes comunes. Incluso puede impulsar a que uno se posicione de uno o de otro lado. Lo importante es formarse. Informarse. No estar ajeno a lo que pasa a nuestro alrededor por más que no sea visible en la cotidianidad. La explotación minera en Argentina, por ejemplo, ha ido creciendo paulatinamente desde la década del 80 hasta estos días. Argentina pasó de exportar 750 millones de dólares entre 1998 y 2003, a 3000 millones de dólares durante el año 2007, más del doble del presupuesto nacional para el Ministerio de Desarrollo Social y más de 4 veces el asignado al Ministerio de Salud en el mismo año. Como contraparte dejan economías regionales destruidas, un impacto ambiental irreversible, y comunidades locales destrozadas. ¿QUÉ ES LA MINERÍA A CIELO ABIERTO? La minería a cielo abierto extrae una gran variedad de minerales de yacimientos cercanos a la superficie. El método de “galerías” ya no es viable dado que el mineral en vetas se halla prácticamente agotado, y en los casos donde todavía existe no es viable para la economía empresarial de las multinacionales. La extracción de los metales comienza con la voladura de la montaña, quitando la capa superficial de vegetación y extraordinarias cantidades de suelo y subsuelo, usando gran cantidad de explosivos y gigantescas palas que pueden retirar 50 metros cúbicos de roca de una vez (el equivalente a dos contenedores). Los explosivos requieren de grandes cantidades de energía y agua, y se producen miles de toneladas de deshechos que se vierten en las escombreras. Para extraer solo 0,01 onzas de oro, las compañías mineras necesitan remover y destruir una tonelada de suelo. Un solo anillo de oro (menos de 28 gramos), se obtiene de 3 toneladas de roca (3000 kilogramos) Para separar el metal contenido en la roca, así fragmentada, se emplean sustancias químicas tóxicas. Este proceso de separación de materia se denomina lixiviación. El líquido disolvente para separar los minerales de la roca, es el cianuro de sodio. Este proceso es llevado a cabo en grandes plataformas que pueden medir más de 50 hectáreas, llamadas dique de cola. Luego de haber cumplido su función el agua con cianuro es derramado en ríos y arroyos cercanos contaminando paisajes y poblaciones enteras. Una mina mediana emplea 6 toneladas de cianuro diarios. El agua y la energía son los principales insumos de la minería a cielo abierto. Cualquier emprendimiento estándar utiliza 1 metro cúbico de agua por segundo. Luego de integrarse con el cianuro, esas aguas permanecerán en los diques de cola, desde donde se mezclarán con las aguas superficiales y subterráneas. El agua con cianuro y arsénico utilizada en estas explotaciones mineras es irrecuperable. UN ROBO LEGAL: LEYES MINERAS En Argentina, multinacionales mineras de Estados Unidos, Canadá, Australia, Chile, y Europa, que vienen escapando de sus países por los rígidos controles ambientales e impositivos que allí están vigentes, deciden poner sus inversiones tanto por sus riquezas minerales escondidas en las extensas montañas, como por las ventajas que las legislaciones nacionales corruptas les ofrecen. Hasta los inicios de los años 90, la legislación y el Código

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Minero señalaban que el Estado debía tener más del 50% de las acciones de toda empresa de explotación de recursos mineros. Con el neoliberalismo llegaron las leyes propuestas por el Banco Mundial, aprobadas por ambas cámaras legislativas en 1993 (con Carlos Menem como presidente) Ese mismo años se sancionó el Acuerdo Federal Minero que abrió las puertas para grandes negociados con traspasos a manos privadas de tierras fiscales con ricos yacimientos en su interior. Esas sociedades anónimas, muchas de ellas controladas por los mismos políticos, negociaron su entrega a las trasnacionales como Barrik Gold, Meridian Gold y Alumbrera Ltda., entre otras. Posteriormente se aprobó la ley 24.224 que impulsó la ejecución de políticas activas por parte del Estado en materia de prospección y exploración a favor del sector privado. A nivel general, 39 compañías explotan el 80% de la minería en Argentina, 35 de las cuales son corporaciones extranjeras. Por cada 100 dólares que obtienen pagan un promedio de 1,20 de regalías, una vez descontados sus costos de producción. En los primeros 5 años de explotación bajo las leyes de Menem, salieron del país 25.000 millones de dólares y pagaron de regalías a las provincias 390 millones, pero la Nación debió reintegrarles1.250 millones de dólares en reembolsos por explotaciones no tradicionales, con lo que se perdieron en cinco años 860 millones, además de los bienes comunes que se llevaron y la destrucción ambiental que dejaron. Por lo visto un negocio muy jugoso para las multinacionales y sus socios políticos, y muy perjudicial para el pueblo argentino. El 22 de octubre de 2008 fue aprobada la ley 26.418 de Presupuestos mínimos Ambientales de Protección de los Glaciares y Ambiente Periglaciar. El objetivo de la ley era preservar los glaciares como reservas estratégicas de recursos hídricos, y proveedores de agua de recarga de cuencas hidrográficas, entre otras cosas más. Se prohibía la exploración y explotación minera y petrolífera, incluyéndose en dicha restricción, aquellas que se desarrollen en ambiente periglaciar saturado en hielo. Sorpresivamente, el 10 de noviembre de 2008, dicha ley fue vetada por el decreto presidencial 1837/08 de Cristina Fernández de Kirchner. Se lo llamó “el veto de la Barrik gold”. La decisión de la presidente fue tomada de acuerdo a las presiones de la Secretaría de Minería y de algunas provincias mineras, como la de San Juan, en manos del gobernador José Luis Gioja. En la actualidad el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, a cargo del Arquitecto Julio De Vido, plantea a la minería como alternativa para el “progreso” de la economía de las regiones más olvidadas del país. Argentina existen 570 proyectos mineros en todo concepto, 1304% más que en 2003. Actualmente son más de 13.200 millones de pesos argentinos los que se exportan en minerales o derivados industriales, a más de 70 países en los 5 continentes. Uno puede o no estar a favor de la explotación minera. Puede creer en que ese tipo de depredación de nuestros bienes comunes es un generador de puestos de trabajo o de “progreso” de las zonas más olvidadas del país, como se afirma oficialmente. Pero ¿a qué costo? En Argentina durante los años 90 se regaló el patrimonio acumulado que tenía el Estado. Hoy se está regalando el futuro.


in duda que las cosas andan muy mal. Vivimos una crisis terrible… calentamiento global, hambrunas, huecos en el ozono, deshielos, desaparición de especies, guerras, miseria… andamos hechos mierda ¿Pero cómo no vamos a estar así? Es una vaina que no debería sorprendernos en lo más mínimo, si de verdad la inteligencia humana fuese tan superior tan grande tan arrecha. Como no vamos a estar hechos mierda si es esa misma razón, esa deliciosa trampa, la que en tal cosa nos vuelve. Cuenta la historia, la suscrita por los científicos, que acá en esta cosa sorprendente que flota en el espacio, que denominaremos planeta de aquí en adelante, había, al principio, una sopa que ni siquiera era de sustancias, sino como de cosas primordiales sin nombre aún, y era tan nutritiva (tan mágica) esta sopa, que brotó de ella una unidad viva, la célula le dicen, y a esta celulita de origen tan suculento no le quedó otro remedio que evolucionar… le pasó pues. Por supuesto hay otras versiones de la misma historia, versiones con más memoria, más del instinto que de la razón (versiones de la magia), pero todas coinciden en narrar origen, trazar camino, porque eso hacemos todos los seres humanos, los únicos que contamos historias en este planeta, cosa sabrosa y mágica. Entonces, esta celulita se salió de la olla y arrancó como poseída por una fuerza más grande que ella misma a dividirse y a multiplicarse, y así, a punta de mitosis y meiosis se fue convirtiendo en helechos, larvas, en honguitos, en velociraptor, en pajarito y de ahí pa’ lante pare usted de contar. Es decir, se le fue complicando la vida, hasta que ya no le pertenecía. El

hecho es que así siguió y siguió a través de sus descendientes a lo largo del tiempo, hasta que ya todo era tan complejo que a uno de ellos le salieron pulgares opuestos, prendió fuego, se le cayó casi todo el pelo (ya estaba pensando mucho), se irguió bien erguidito en sus dos pies, y nada, surgió el primer, más grande y más terrible imperio de la historia del tiempo. El imperio humano. Se jodió la vaina. Los humanos nos gustamos tanto. Estamos orgullosísimos como especie. Somos inteligentes, descubrimos los secretos del funcionamiento de todo, hacemos y creamos lo que nos pase por la cabecita y pa´ rematar sentimos, nos emocionamos, hacemos poesía y cantamos y nos enamoramos... y estamos tan llenos de tan grandes cosas que ahora todo tiene explicación. No hay nada sagrado ya. Y es de locos poco razonables, de comunista peligroso, de indio o de jipi, ponerse metafísico y empeñarse en recordar que cada una de las células que componen nuestro cuerpo, esas que ahora miramos con desdén y hasta fabricamos y manipulamos en laboratorio, están hechas de la misma “materia y energía”, es decir, en términos más serios, de la misma magia de cada uno de esos helechitos y larvitas y honguitos y dinosaurios que alguna vez han existido y existen sobre esta maravillosa tierra a lo largo de lo que algunos amigos queridos ya no llaman tiempo sino corriente histórico social; y que a punta de razonamiento acabamos convenciéndonos de ser superiores y hemos colonizado cada centímetro, acabando con todo, tomando como rehenes y esclavos hasta al sodio y al potasio para que sirvan a nuestros fines de dominación absoluta, sin pausa. Inventamos y erramos sin parar. Nos evolucionó tanto el

César Santana

S

María Mercedes González Cifuentes

cerebro que ya no hacemos sino progresar, y creemos, con razón, que somos los patrones. Tenemos el poder para creerlo. Por eso no sé si somos tan arrechos, porque no puede ser que con tanta inteligencia no nos hayamos dado cuenta del mierdero… ¿Cómo no vamos a estar más violentos, si cada bacteria, cada virus, cada sapo, cada nube, cada helecho, deben estar arrechos también? Como está el planeta estamos nosotros, y viceversa. A punta de ansias de saberlo todo, de ponerle nombre a todo, el perfecto equilibrio de un origen común está malherido, y si seguimos existiendo no es por arrechos, sino por la magia; porque por cada masacre, cada injusticia, cada atrocidad imperialista que cometemos igual ella no se detiene y siguen germinando mil semillas, y sigue habiendo mitosis y meiosis. La historia que hemos construido es inexorablemente responsabilidad de todos y cada uno de nosotros homosapiens y homosapians juntos. Todo este desastre, cada bomba que explota, cada bosque que se acaba, cada río que se seca, cada niño que muere injustamente, ha

sido causado por la especie humana toda, completica. Es el resultado de habernos olvidado todos, seducidos por la “evolución del pensamiento”, del origen común, de la magia. Es a causa de haber perdido el respeto. Entonces digo yo, si hemos tenido la truculenta y exquisita suerte de tener semejantes cerebritos tan complejos, si nos reímos y lloramos y pensamos y amamos, es urgente, para sobrevivir, usar la razón para recordar. La lucha es contra nosotros mismos, especie destructiva, colonizadora, imperialista. Es mentira independencia, basta de eso… dependemos total y absolutamente de todo. En perfecta comunión desde siempre y para siempre de toda materia y toda energía. Todos somos todo. Y nosotros acabando con todo… es decir con nosotros. Mosca, porque como buen imperio, somos los que sobramos. Si tenemos esta sabrosa y mágica capacidad de contar historias, empecemos a contar una nueva, una en la que recordamos que también somos helecho, y larvita y pajarito y humanos pensantes, sintientes, creadores, sorprendentes, como el universo mismo… como una sola célula.

El Lago de Maracaibo: Primer secuestro en el Zulia

D

Dayana López

e niña, le preguntaba a mi mamá por qué no podíamos ir al lago que tenemos cerquita. Y ella, sin ponerme mucha atención, me decía que el lago estaba cerrado. ¿El lago está cerrado? ¿Cómo se puede cerrar un lago? ¿Para qué? ¿Será que alguien lo compró? Pero, si alguien lo compró ¿Quién se lo vendió? Y ¿Quién se lo vendió al que se lo vendió? Y, si el planeta es de todos ¿cómo es que alguien lo puede vender? ¿Quién tiene ese derecho? ¿Quién se lo da? Todas esas preguntas pasaban por mi cabeza. El lago de Maracaibo, antes Coquivacoa, está secuestrado. Rodeado de empresas públicas y privadas, propiedades, residencias, nos han privado de sus aguas, de sus riberas, se han convertido en sus principales elementos contaminantes, porque, claro, es una vía fácil y rápida para desechar productos químicos, servir de aliviadero para drenajes y sistemas de aguas servidas. A diferencia de la visión que tenían nuestros pueblos indígenas sobre este maravilloso recurso natural, la ciudad no ha sido pensada, mucho menos desarrollada, para vivir con el lago como eje transversal de nuestra cotidianidad. Incluso, en nuestra historia más reciente, el Lago de Maracaibo fungió como la vía de comunicación más importante del Zulia, no digamos del occidente venezolano para no sonar petulantes, o que nos sigan endilgando a todos y todas las zulianas la categoría de separatistas, regionalistas y otros “istas”. Pero, pensemos, cómo era la dinámica de nuestra ciudad puerto antes de la construcción del primer y hasta ahora único Puente sobre el Lago de Maracaibo. Ferrys iban y venían, de norte a sur, de este a oeste. Los pueblos del sur tenían una importancia estratégica en la región, por el intercambio económico y cultural que se dio entre Maracaibo y el Sur del Lago, facilitado por el transporte lacustre en la época. Hoy día esa dinámica es nula, a pesar que en algún momento histórico del siglo pasado, se llegó a decir que en los pueblos del sur bien podría estar la capital del Zulia.

“Cuando el puente no existía Y el lago querías cruzar Te podías embarcar En un ferry noche y día” Gaita zuliana

Entonces, decimos que el puente General Rafael Urdaneta, erguido sobre el Lago Coquivacoa, para unir sus costas oriental, desde Santa Rita, y occidental, en el municipio San Francisco, ha sido el cómplice necesario de este secuestro, que ha intentado desaparecer al lago de nuestra memoria histórica, de nuestro quehacer cotidiano. Primero, porque lo desplazó como vía de comunicación más importante de la región, ya que al capitalismo le interesaba acortar distancias para abaratar costos; y segundo, dentro de la iconografía zuliana, el puente también ha desplazado al majestuoso lago, como símbolo de la región. Sólo algunas rutas funcionan entre Maracaibo y Los Puertos de Altagracia, entre El Moján y las islas del municipio Almirante Padilla… Pero cuántas colas nos habríamos evitado si no nos hubiéramos apoltronado con la idea del puente… Que no se tomen estas palabras como una pretensión de criticar el desarrollo de vías de comunicación tan importantes. Sólo es una invitación a repensar las políticas de planificación, repensar el desarrollo, ya no desde una perspectiva en la cual prive una rentabilidad económica sobre la rentabilidad social, ecológica y sostenible. Claro que necesitamos un puente, pero también un lago para navegar, para contemplar, para convivir con él sin temor alguno, haciendo parte de él como parte de un mismo ecosistema. Necesitamos un lago para la vida.

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L

a población de Machachi queda muy cerca de Quito, Ecuador. Por el camino la belleza del Cotopaxi con su pico nevado te enmudece, permitiéndote sólo la contemplación. Teníamos que estar allí a las 8 de la mañana, en la plaza de los bomberos. Era una cita a ciegas. No sabíamos lo que iba a ocurrir. Pero era el primer contacto real con la problemática de la privatización del agua como política de las transnacionales, para controlar sus fuentes y así mercantilizar su distribución y su consumo. La batalla por el control del agua, a mi juicio, está íntimamente ligado a la propiedad de la tierra y acudíamos, justamente, a una toma de tierras por parte de los dueños ancestrales de esa zona de Machachi. Supuestamente, de forma ilegal, un tal Jaramillo se había apropiado del valle, expulsando hacia los aledaños a las comunidades indígenas, negándoles acceso al agua, que provee a la zona desde un río que atraviesa el valle y la utilización de buenas tierras para la siembra de sus verduras milenarias. Durante 20 años ante el INDA, organismo encargado en Ecuador de velar por las leyes agrarias, habían introducido una demanda legal, apoyados por la Conaie y la organización Ecuarunari. Pero no fue sino hasta 2010, justo después de ese día de agosto cuando pudieron lograrlo. Tuvimos la fortuna de acompañarlos a la toma de las tierras y ser testigos de un acto de justicia, resultado de la claridad política, resistencia real y organización comunitaria de mujeres, hombres y niños indígenas que no descansaron hasta volver a entrar en lo que históricamente era su territorio. Entretanto, una entrevista aquí, otra allá, nos permitió entender algunas razones que daban fuerza a nuestra tesis: La guerra por el agua comenzó hace mucho, pero la naturalidad con la que la bebemos y la usamos para vivir nos diluye la verdadera gravedad de la situación. Algunos oponentes a la toma de estas tierras, indígenas también, aludían que el señor Jaramillo era generoso con el pue-

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“Hasta la última Marianella Yanes Oliveros

blo y permitía tomar algunos galones de agua semanales para el consumo de las familias. Otros contaban que este señor regalaba un saco de papas y una cabeza de cerdo todas las navidades y les permitía un galón de agua al mes para preparar abonos y regar los conuquitos. Pero, como todo durante ese viaje, el trasfondo de toda esta miseria se reveló ante nosotros irrefutable: El señor Jaramillo recibía diariamente una cisterna de la Orangina, empresa de la Coca Cola, quien sacaba el agua del naciente del río, para llevarla directamente a su fábrica de refrescos y de agua embotellada. La ganancia del señor Jaramillo fue siempre un misterio. Él y su hija aludían que las tierras no estaban ociosas, que él las sembraba, a los que respondió un dirigente de la Ecuanumari: “Sí, las siembra con flores, pero las flores no se comen y, además, las flores necesitan mucho riego, acaparando toda el agua del pueblo”. Otro compañero indígena de la Conaie, Freddy Paguay, también nos contaba sobre la lucha en los páramos, porque las empresas embotelladoras se están adueñando de las tierras parameras, en una política abierta de privatización de las fuentes de agua. En esa búsqueda de datos encontramos esta perla que transcribo: “The Tesalia Springs Company es la primera empresa de agua embotellada y derivados del Ecuador. Todo el esfuerzo y dedicación de un grupo de empresarios ecuatorianos se ve reflejado en el liderazgo consolidado de nuestras marcas en el mercado nacional desde hace varios años y la incursión en el mercado internacional. Las Fuentes de The Tesalia Springs Co. están ubicadas en los Andes Ecuatorianos y constituyen una fuente de agua mineral, con gas y sin gas única a nivel mundial. Esta agua milagrosa proviene de los deshielos y vertientes del Cotopaxi, los Ilinizas, el Pasochoa y el Rumiñahui, cuyas aguas penetran en la tierra de forma subterránea, recorren caminos desconocidos enriqueciéndose de minerales en su paso, para brotar finalmente en las fuentes de The Tesalia Springs Co. en Machachi, bello paraje campestre cercano a Quito, la capital del Ecuador. Fiel a su compromiso con la naturaleza The Tesalia Springs Co. carac-

terizada por su transparencia, mantiene abiertas sus reconocidas fuentes terapéuticas a todos los que deseen beneficiarse de las mismas. Adecuando parte de sus instalaciones la empresa ha logrado instaurar una tradición que ha convertido algunas de sus fuentes en un concurrido balneario al que llegaban miles de visitantes a disfrutar de la naturaleza y de las piscinas de agua mineral con gas natural. Existen en lo archivos de la empresa decenas de cartas enviadas por visitantes agradeciendo su curación en los baños gracias al consumo del agua mineral. En completo respeto con el medio ambiente, la planta industrial ha combinado la armonía de la naturaleza con el desarrollo de la industria, pues al estar ubicada en las propias fuentes de agua mineral, sus jardines se han podido aprovechar de los beneficios de las mismas, convirtiéndose en un lugar mágico y exótico por su flora, única en el mundo”. Sobran los comentarios, sólo si los muerde la curiosidad busquen de dónde vienen los capitales de The Tesalia Springs Company. Tal como ocurre en el páramo ecuatoriano, ocurre en la Amazonía, donde además se añaden elementos inconmensurables para la vida del hombre, la fauna y la flora, o situaciones como el ocultamiento voluntario de etnias que luchan por su sobrevivencia. El interés de las transnacionales de petróleo y gas, de la minería y de la madera, desde las fuentes del naciente del Amazonas en el Perú, como de sus tributarios, hasta el Río Negro y más allá, convirtiéndose la zona en territorio de enfrentamientos permanentes. Sabemos de los cientos de campesinos desplazados por la industrialización del agua y de la tierra en Colombia, en Bolivia, en Brazil. Se han producido luchas poderosas contra las transnacionales, como la de Cochabamba en el 2000 y 2002, contra Bechtel, quien pretendía privatizar hasta la lluvia. Sabemos del sicariato pagado por empresas embotelladoras contra líderes indígenas y campesinos colombianos, por ejemplo, para controlar los territorios y producir mayores desplazamientos de poblaciones “molestas” en los tributarios importantes del Amazonas. ¿Pruebas? Miles. Sólo que el enemigo es demasiado poderoso. Pudimos ver los

gota”

efectos de la minería canadienses apoderándose de sectores del Napo y del Marañón. Y la resistencia allí; luchando con sus flechas y sus arcos contra el hambre y la miseria, durmiendo a la intemperie y bebiendo aguas contaminadas, porque lo prefieren a abandonar en manos de las compañías mineras y embotelladores el destino de sus tierras. Pero, esta realidad no es sólo en nuestra querida Sur América. En la India, se han suicidado poblaciones completas por la falta de agua, mientras que el Estado Hindú construía una represa, cuyo beneficiario directo era la Coca Cola, que finalmente no hizo a causa de las denuncias internacionales por violación de los derechos humanos, realizados por el pueblo y por activistas como Vandana Shiva y Arundhati Roy. O la batalla contra las empresas privatizadoras de la distribución del agua en Sur Africa, donde sabemos de casos como los de Soweto, donde las mujeres tienen que caminar entre 2 y 5 kilómetros diariamente en busca de agua, porque no pueden pagar la que distribuyen las empresas privatizadoras. O lo que ha ocurrido con las aguas del Colorado en EEUU, cuyas vertientes llegan contaminada al norte de México, condenando a sus poblaciones a la Sed perpetua. Nestlé, etc., reúnen extraordinarios capitales bajo la anuencia del Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, amparados en extraordinarias y creativas campañas comunicacionales, (comenzó todo este boom con la llamada “Revolución Perrier”), convenciendo sobre todo a los jóvenes de que beber agua embotella da glamour. El crecimiento del consumo de esta agua es un hecho, aunque los descubrimientos de impurezas y no control sanitarios son mayores cada día, así como de piratería acuífera. En Inglaterra, por ejemplo, una empresa de la Coca Cola fue demandada porque se descubrió que llenaban sus botellas con agua del grifo que el Estado británico distribuía a sus habitantes. Asimismo, se proveen de especialistas que nos hablan de las bondades de esas empresas con el ambiente: Multinacionales Ecológicas, ONG que con el amparo de estas empresas

producen organizaciones que defienden la naturaleza, pero que en su trastienda guarda las armas para apoderarse de los territorios y controlar las tierras y las aguas para efecto del proyecto futuro de las transnacionales: Controlar el acceso a las riquezas hídricas, mineras y petroleras. Caso del Amazonas, por ejemplo. El camino expoliador de las Multinacionales está probado. Pero en el caso del agua, la situación se hace doblemente grave. La expoliación quita la vida. Podemos sobrevivir sin petróleo. Sin carbón. Pues las sociedades han demostrado capacidad de inventar energías no contaminantes y de bajo presupuesto. Lo que no podemos hacer es vivir sin agua. El juego está abierto. El agua es la energía del futuro, por la que pelearán los dueños de los capitales mundiales. La realidad del planeta acusa un modelo de desarrollo insostenible; mientras que la poblaciones de nuestros ancestros en los Páramos, en el Alto en La Paz, en Cochabamba o en Iquitos, o en el Arauca Colombiano, retumban en los Congresos Indígenas hablándonos del BUEN VIVIR. La conclusión, a mi juicio, es absolutamente política. Sólo la resistencia puede enfrentar la ambiciosa mirada de las multinacionales. Sólo la revisión del modelo de desarrollo que queremos, puede ayudarnos a encontrar la vía para vencer a estos enemigos. No podemos hablar de socialismo manteniendo una visión extractivista de la economía. No podemos hablar de cambio social, hablando del futuro en términos de potencia económica. Venezuela dio un paso extraordinario cuando las comunidades tomaron control sobre la distribución del agua. Las Mesas de agua es un buen comienzo. Pero no lo es todo. Estamos presenciando un cambio del mundo. Buen vivir significa estar en la tierra con la tierra y como la tierra devolverle la bondad que ella nos provee. Quizás sea hora de pensar si la verdad y el buen Ambiente no está en la vuelta a la pachamama, pero no como discurso, sino como hecho que nos permita enfilarnos en la bondadosa marcha de nuestros ancestros hacia la retoma de sus tierras de siglos. Entonces, la tierra nos reclamará menos.

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Naturaleza, cultura y diversidad Francisco Javier Velasco La Mancha 5, diciembre de 2003

a Naturaleza expresa su variación biológica a través de la biodiversidad. Como expresión multifacética de vida, la biodiversidad se presenta desde la variabilidad genética de una población, pasando por la variedad de las especies hasta la variedad de ecosistemas locales o regionales, la variedad de hábitats y paisajes. La biodiversidad es un patrimonio de la humanidad sobre el que se asientan múltiples valoraciones, su conservación y regeneración son de sumo interés para la perpetuación y mejoramiento de la vida humana. La dinámica de la biodiversidad no está divorciada de las relaciones sociales, de los contextos culturales e históricos. La existencia de la Naturaleza no es independiente de la sociedad y la cultura ya que éstas plasman sus códigos y relaciones en aquélla. La Naturaleza, además de ser una creación física y biológica, es también una construcción sociocultural. A lo largo de la historia humana la relación de muchas sociedades con el mundo natural ha estado condicionada por un delicado tejido de factores ecológicos y culturales que ha sido garantía de protección y supervivencia. El vínculo con el ambiente produce el resultado cultural de lo que denominamos territorio, espacio en el que cristalizan diversas formas que se convierten en fundamento de la organización de la sociedad. En este contexto la reproducción de lo social no es el mero resultado de las relaciones de la sociedad con la Naturaleza. La propia Naturaleza y su diversidad son también en parte el producto de relaciones socioculturales diversas. En Venezuela la marcada diversificación de la vida ha resultado de una dinámica muy rica, condicionada por el impacto histórico milenario de las actividades humanas que, entre otras cosas, ha determinado la fragmentación de ecosistemas naturales, la transformación y el reemplazo de extensas áreas por ecosistemas urbanizados y agroecosistemas. Este proceso ha sido acelerado en la historia reciente. En tanto que territorio de paisajes montañosos, valles aluviales, bosques, selvas, sabanas, desiertos y vastos espacios acuáticos, la profusa biodiversidad ambiental de nuestro país ha condicionado el ámbito para la configuración de regiones socioculturales, que resultan de caracterizaciones propias y también de influencias mutuas y transformaciones históricas que moldean y desplazan sus fronteras. En esta conformación regional el pasado y el presente aborigen han sido fundamentales. En la biodiversidad se enraizan diversas modalidades de apropiación del ambiente que aseguran la diversidad cultural venezolana. Esa diversidad cultural es una expresión particular de las relaciones generadas históricamente entre distintos componentes étnicos y poblacionales y entre éstos y la Naturaleza. Algunos de estos vínculos han contribuido a la transformación, otros a la degradación y otros a la regeneración del ambiente. Conviene destacar en este amplio espectro los numerosos sistemas culturales que, en el marco de una misma nación, han evolucionado a través de distintas vías generando

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destacadas tradiciones de sabiduría ecosocial. La consolidación de una tendencia histórica que hace posible la creciente articulación intercultural de todas las sociedades humanas, constituye un inmenso potencial de enriquecimiento de la experiencia humana en la diversidad. Desafortunadamente, esta potencialidad se ve mediatizada por la globalización neoliberal que supone un proyecto explícito de imposición hegemónica en base a una economía cada vez más excluyente de las mayorías y minorías inasimilables al modelo dominante, el pensamiento único, y la homogeneización cultural. En este contexto la alta diversidad de adaptaciones e interacciones culturales con el ambiente y los ecosistemas locales, está siendo reemplazada por una realidad biológica cada vez más pobre y uniforme. La economía de mercado viene transformando rápidamente sistemas humanos y ecológicos autosuficientes y equilibrados en fracciones dependientes de procesos y decisiones que tienen lugar a escala global. El impacto del deterioro ambiental en la erosión de la calidad de vida es cada vez más dramático. Los poderes planetarios globalizantes acompañan este proceso con la promoción de políticas ambientales que pregonan el objetivo de la sustentabilidad apelando a fórmulas gerenciales de eficiencia y productivismo en el manejo de los recursos naturales, ignorando cualquier consideración relativa a la ética, las relaciones de poder y la cultura. El reconocimiento de movimientos y orientaciones hacia la unificación no implica la aceptación de la actual globalización. Más aún, es preciso señalar que esa globalización guarda muy poca relación con la mundialización efectiva o posible de determinados procesos culturales. En este caso, la difusión planetaria de determinadas prácticas, lenguas, costumbres, representaciones simbólicas, etc., no necesariamente tiene que ver con políticas culturales globales del poder transnacional, sino con la existencia de hecho de pueblos, sociedades y culturas cuyo sola expansión demográfica y consolidación histórica representan una fuente de resistencia a la cultura de clichés del proyecto neoliberal. Asumida desde una perspectiva alternativa, la idea del pluralismo ecológico y cultural aparece como un elemento clave de las luchas en pro de la democratización, la participación y la defensa de la soberanía. La consideración simultánea de la protección del ambiente y la diversidad

cultural concierne al conjunto del género humano. Por otro lado, tiene una enorme importancia en ello el lugar desde el cual se mira al mundo pues la existencia de múltiples ópticas, capaces de intercambiar puntos de vista y experiencias, es garantía de una visión integral de la problemática ambiental y sociocultural. La vocación megadiversa, multicultural y pluriétnica del conjunto latinoamericano en general y de nuestro país en particular, constituye un basamento medular para impulsar una agenda política capaz de enfrentar con éxito la globalización. El momento estelar de transformaciones que experimenta Venezuela en la actualidad debe ser sustentado en el reconocimiento y la liberación creativa de la dinámica de pluralidades socioculturales y ecológicas que constituyen nuestra nación. En ello es fundamental una concurrencia de las políticas ambientales y culturales que propicie el surgimiento de formas superiores de convivencia.

Janette Rodríguez Herrera

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LA BASURA ES UN PROBLEMA DE RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

Yo no limpio tú no limpias, NOSOTROS NO LIMPIAMOS

Editorial La Mancha 19, julio de 2005

La ciudad de Caracas ha venido arras-

trando el desastre urbano desde los tiempos de la mal llamada democracia, al igual que todo el país. Parte del desastre tiene que ver con lo que decía el comandante presidente: la falta de memoria histórica y sentido de pertenencia que hace que no sintamos orgullo de ser caraqueños o de vivir en esta maravillosa ciudad. Si los grandes políticos de la IV no tenían razón para no robar, pregúntele usted a alguna persona en la calle si él o ella tendría una razón para mantener limpia su ciudad y creo que encontraríamos una respuesta parecida, una respuesta desde el despecho, porque el diskette ideologizante fue muy bien montado, tanto que nadie reconoce que se mueve en función de una ideología y que sus gustos y preferencias tienen que ver con ese diskette del que hablamos. Los desechos sólidos son materia prima cuando tomamos conciencia del proceso que está viviendo la ecología del planeta,

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cuando no somos conscientes de ello es sólo basura. Cada vez más vemos en las noticias cómo el clima del planeta está cambiando, la Pachamama se está sacudiendo de tanto maltrato, tenemos urgentemente que hacer algo porque este planeta es “nuestra única nave espacial” como repite nuestro amigo Walter todas las noches, no es sólo un problema estético de las ciudades en desorden del “tercer mundo” en las que le echamos la culpa al alcalde que es incapaz de hacer su trabajo y organizar la recolección de basura que dice tener en la mira. Lo que está sucediendo es mucho más grave. Los patrones de consumo marcados por la ideología que venden los gringos y que el mundo compra sin ningún tipo de filtro, nos están llevando a la devastación de este hermoso planeta azul, claro está que ellos están buscando otro planeta para vivir cuando destruyan el nuestro, el único que tenemos. Pensamos que la salida a los desastres en los que vivimos es responsabilidad compartida entre el gobierno, la gente y las empresas que producen “la basura” y la solución debe ser, pues, compartida. Tomando en cuenta a todos sus protagonistas. La Mancha te invita a salir a la calle a cumplir con tu parte del deber ciudadano, donde estés, en Caracas, Barquisimeto, Mérida, Barinas, Maracay, Valencia, Taguai, Guanayén, Barbacoas, Ciudad Bolívar, donde sea que estés busca a tus amigos, reúnete con las UBEs, los círculos bolivarianos y salgamos juntos a expresar el amor que tenemos por nuestras calles, esas que nos ayudan a realizar las actividades diarias, y así desde la conciencia del hacer compartido podamos exigirle soluciones más amplias a los demás participantes de este inmenso desastre para acabar con él. Podríamos comenzar limpiando nuestro frente como hacían nuestras abuelas o generando procesos de reciclaje de vidrio, papel, materia orgánica, plástico (cuando es posible), re-usemos todo lo que sea posible de re-usar y cambiemos el diskette del confort balurdo de los gringos que botan las lámparas cuando se quema el bombillo. Aprendamos de la naturaleza que todo lo que genera lo reusa sin generar desperdicios.

MUCUTUY/ESTADO MÉRIDA

Poeterías

Gonzalo Fragui I Eu, en griego, quiere decir Bueno, y Topos significa Lugar. Eu-topía sería entonces El buen lugar. Durante muchos años hemos estamos buscando la U-topía, lo inalcanzable, el lugar inexistente, y hemos quedado a-tópicos, fuera de lugar. II Sé de un lugar donde no hay niños huérfanos porque todos los hombres y mujeres son padres y madres de todos. Un niño recién nacido se transforma inmediatamente en padre y madre hasta de los más ancianos. No hay niños con hambre, porque todo niño puede comer en cualquier casa, donde es recibido como un hijo. No hay niños durmiendo en la calle, porque todos los niños pueden dormir en todas las casas, donde recibirán alguna bebida caliente, cama, sábanas limpias y bendiciones. No hay niños sin educación porque todos son maestros y maestras, que enseñan a leer, escribir, amar a los pájaros, a los ríos, mirar las estrellas, las matemáticas, y todos los oficios. No hay niños explotados porque no hay explotadores. En ese lugar sólo se permite explotar de alegría cuando nace un niño, se tiene una novia (o un novio) y cuando el arcoíris tiene la amabilidad de desplegarse por el cielo. No hay necesidad de vender ni de comprar nada, porque todo es de todos. Sólo se aceptará ese extraño negocio que el café tiene con el alma, como aseguraba Martí. No hay fronteras ni se necesitará pasaporte para sentarse a caminar, como le gustaba a Vallejo. No hay ricos ni pobres. Nadie estudia para graduarse ni para ser gerente. No hay tristeza porque los poetas la han matado con un palo, como pedía Manuel Scorza. Tampoco hay muerte porque sólo estamos de paso hasta reencontrarnos con la Pachamama, donde una hormiga es tan importante como un hombre, un árbol, una montaña o un río. Y, finalmente, no hay cárceles. Está prohibido incluso hasta encerrarse en sí mismos porque, ya lo decía Tolstoi, la única forma de ser felices es darse a los demás. III “Poseo lo bueno de la tierra y del cielo/ y el aire que respiro ha sido destinado a mí desde la eternidad”. Tomo prestados estos versos de Walt Whitman para ilustrar nuestra Eutopía que es América Latina y el Caribe. Este 5 de julio la CELAC tiene la misión de concretar el sueño de Bolívar, que es también el nuestro. Desde del Congreso Anfictiónico de Panamá no se nos había presentado una oportunidad como esta. Vacilar es perdernos.


APUNTES SOBRE EL ACTIVISMO ECOLÓGICO A ESPALDAS DE NUESTROS ECOSISTEMAS ESPIRITUALES

Nicanor Cifuentes Gil La Mancha 53, abril de 2008

sicas denuncias que se hacen relacionadas con la irracional y desfasada manera de concebir la economía rural en zonas altamente frágiles de nuestra geografía local. No se sustenta en el tiempo ni en ningún espacio una arremetida constante contra armatostes corporativos, contra ingenieros “chapados a la antigua” ni contra instancias gubernamentales entrenadas en la sordera más eficiente. Acumulamos experiencias importantes que hacen de la lucha por el agua y por la vida en la Serranía de Perijá un camino necesario para sabernos capaces de torcer la historia. Interesante ha sido la posibilidad de ofrendar acciones en lo indivdual o colectivo que, de a poco, sostienen un discurso cada vez más serio e integral en contra de la explotación del carbón con minas a cielo abierto. Líneas atrás escribía: “... difícil o por lo menos no-fácil” ha sido este recorrido por entre marchas y reclamos, por entre viajes y abrazos, por entre dolores y ruidosas frustraciones y aquí estamos: crecidos, reflexivos, conscientes de que aún resta mucho por denunciar, mucho por articular para que comience a entenderse la necesidad de conservar para la vida, para el agua, para la paz, estos espacios de humedad, de resistencia, de clorofila y de voz indígena. Resulta algo descorazonador que se siga escamoteando tanta dignidad, tanta historia tejida y sentida en estas estribaciones del relieve que llaman Perijá. Se sigue “edulcorando la cicatriz letal” que se le hace a la piel planetaria por estas coordenadas, y a esto se le sigue diciendo sin coto alguno: ¡progreso, bienestar, desarrollo con visión humana!!! Se sigue siendo, en las ciudades difíciles que habitamos, población con una especie de fe muy caduca, muy lábil. Seguimos entregando esperanzas de cambio a instituciones edificadas en la inoperancia y en la más dolorosa inacción. Ese ha sido un mal que la historia de tanto saqueo histórico y tanta desmemoria del mismo, ayudará a entender y, ojalá, a transformar. Congresos, simposios, eventos, conferencias, seminarios, entrevistas, investigaciones académicas que no terminan de ro-

César Santana

D ifícil o por lo menos no-fácil resulta integrar en acciones coherentes las más bázar siquiera a los sujetos humanos y no humanos que hacen vida en derredor o insertos en la más frágil de las naturalezas: la tropical. Tantas veces se ha dicho: “la ciudad que asoma su espalda al lago”, “el árbol nim (Azadiractha indica) es malo”; “No al carbón”. Tanto se ha dicho esto que, entiendo, que ya es fundamental avanzar, saltar firmemente a la etapa más interesante del activismo por la vida: dejar de denunciar con la sola idea de que sólo eso arreglará la situación. Se requiere soñar, diagramar, rayar en coloridos papeles la ciudad nueva (la casa nueva). La ciudad que moje su rostro en las aguas del Lago, la Serranía toda para la vida y no para la desesperanza, por ejemplo. En el caso puntual de la planta nim, es necesario entender que toda planta exótica no es culpable per se de toda la inoperancia que demuestran de seguido nuestros más caros institutos municipales y regionales de ambiente. Seamos un poco más conscientes de esto y, seguramente, fomentaremos el salto que necesitamos para transformarnos. Cuando hablamos de la negativa de herir el suelo de Perijá para sacar carbón que sólo beneficia a la empresa (nacional o trasnacional) que lo extrae, también debemos pensar integralmente, en la situación de sobrevivencia en la que quedarían los “trabajadores” del carbón. Esto es lo que ahora lleva a pensar, a muchos de los que otrora denunciabamos solamente el tema minero, la puesta en marcha de sinceras granjas integrales, de planes agroecológicos locales, de una nueva vida más digna y plena para los compañeros indígenas barí, yukpa y wayuú. Estas pausas que nos dimos para repensar el accionar ecológico local y ver lo invisible, lo esencial, nos ayudó a entender que debíamos superar algunas etapas del ecologismo localista de manera urgente. Algunos desafíos siguen estando pendientes. Antes, repito, sólo existía un digno “no al

carbón”, pero, con todo y dignidad no trascendía hasta otras almas, allí se quedaba. Tuvimos que ver esto. Aprendimos a articular, a denunciar, a subvertir falsedades en torno al “bienestar” que traería el carbón. Tocó revisar tanto esfuerzo desplegado, tocó enmendar y extender los brazos para estrechar otras manos amigas de esta causa nacional, continental y global en defensa del agua y la vida. Se trata de asumir una nueva manera de pensamiento y acción que nos lleve, de ser siempre los frustrados, los desarticulados, los anti-todo, a ser verdaderos creadores, útiles subversivos que intentan y activan “inéditos escenarios” para que la reflexión y la acción sanadora deje de ser minoría y sea asumida como necesaria y altamente liberadora. Al menos en Maracaibo siento que esto es esencial. Entiendo que allí nos encontraríamos en una fase de trabajo colectivo que haría más llamativas las iniciativas de asumir la calle, las plazas, las escuelas, los liceos y las universidades para educar educándonos. Así, entiendo, ya no sería sólo reacción, ya no sería anti-todo lo que caracterize la acción que denuncia tanto atropello al planeta: estaríamos presenciando un nuevo accionar que se fundamenta en la reflexión crítica de cada una de las acciones que se despliegan en favor de la ecología local. La ciudad que llamamos Maracaibo pareciera merecer esta desazón, esta inoperancia, esta idea de archipiélago que no termina de vincular a los que desde hace rato denunciamos la jugarreta letal donde sólo unos poquitos, léase tecnócratas, ganan papel moneda y muchos (léase el pueblo todo) pierden el hambre de libertad. Entonces la alternativa debemos asumirla en lo cotidiano, desde actos incluso imperceptibles al ojo agitado que nos habita. No hablo de reciclar desechos sólidos, de cambiar bombillas por unas más ahorradoras, sólo creo que es más prioritario darnos un baño de tumba, como diría el poeta Neru-

da, en relación a lo que tanto “progreso” nos ha dejado como miserable herencia. Denunciarnos como partícipes del desasosiego es vital para así no nada más entendernos como voraces consumidores, como miembros de la especie más impactante del orbe, sino para dar el paso, necesario paso, que nos lleve a transformarnos, para cambiar tanta farsalia, tanta “bullaranga”, tanto obstáculo que no deja ver la semilla de luz que hemos de sembrar y cosechar. El paso de lo no-fácil a lo fácil en relación a las acciones, a las inventivas a desplegar para ya no ser más puerto anclado en su propio puerto, debe, puede y quiere rescatar lo tantas veces pospuesto, lo mil y una veces frustrado por tanto “ego suelto”, por tanta paciencia mal entendida. La ecología, escuché una vez, como ciencia es una ciencia débil. Requiere de muchas leyes que sus hermanas mayores (la biología, la matemática, la física) poseen, pero no puede negarse que día a día esta creciente ciencia devela insondables misterios, hermosas interacciones entro lo vivo y lo no vivo (la luz, la temperatura, la presión atmosférica, entre otras variables), entre lo vivo humano y lo vivo no humano. Así, de a poco, la ecología robustece su cosmos de la “casa común” y es entonces cuando se hace indispensable deshacernos de tantas “escamas” que dentro de nuestra mente deambulan haciéndose pasar por ideas. Para dejar de traficar desvelos y frustraciones, para comenzar a asumir la dialéctica de la vida desde la transformación real de lo que tantas veces ha impactado la montaña, lo que tantas veces ha corrompido al lago, lo que tantas veces ha degradado a este punto azul pálido que mentan planeta tierra, es necesario sabernos ver. Indagar dentro de nuestra visión de mundo, nuestra visión de cuerpo, nuestra visión de espíritu. !!Sí a la vida, desde la ¡¡vida!!, transformando la muerte que hace rato nos cuadricula las opciones. Por una ecología libertaria que haga de sus hallazgos fuente de cambio para sanar a Gea, a la Pachamama que llevamos dentro. Por una ecología que se oiga y se baile, por una ecología que nos levante del suelo y nos arrebate ese amodorramiento que confundimos con confort.

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José Javier León La Mancha 25, enero de 2006

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nador anunciando su acción de gobierno casi como un favor o regalo, es propio de un proceder que debe desaparecer de nuestro horizonte revolucionario. El personalismo en puntos tan sensibles como el del paisaje urbano es casi una ofensa al ciudadano que, de una u otra manera, bien porque allí vive, o simplemente porque paga sus impuestos, tiene derecho a una ciudad limpia, a calles bien asfaltadas, a plazas y parques para sus hijos. Que un alcalde tenga eso entre sus planes de gobierno, es lo menos que se le puede pedir. Pero hoy además se le exige que impulse y estimule la organización popular, facilitando y propiciando espacios y mecanismos antiburocráticos que permitan a las comunidades asumir de manera expedita su co-responsabilidad en el marco de un plan de co-gobierno participativo y protagónico. Lo cierto es que tales figuras, alcaldes, gobernadores, son estructuras heredadas de la democracia representativa, que no calzan con todas sus letras en el marco de la nueva constitución social y política de la Venezuela Bolivariana, al menos, no como se nos pretende hacer creer, a todos, simpatizantes o no del gobierno local, desde la proliferación casi insultante de vallas, placas y pancartas. Son particularmente indeseables esas que se empotran en muros o podios permanentes. Y molestan porque nos siguen hablando de un país de corta memoria, sin planes de largo aliento, sin una verdadera propuesta para el futuro. Algo que no está ni

cerca del espíritu de nuestra Constitución (perfectible, pero nacida para siempre), en la que nos dimos un proyecto de país, que está sirviendo incluso de modelo a otros pueblos. El paisaje urbano, insisto, es algo sensible, es lo que vemos todos los días, nos pertenece a todos, y tenemos derecho a mirarlo de manera limpia, sin coaccio-

nes, sin recelos. El paisaje urbano, vamos a decirlo, permanece, pero los gobiernos pasan. Los adecos y copeyanos nos acostumbraron a un país a su medida, y por eso necesitaban refrendarlo, y hasta muchos barrios, calles y avenidas, llevan sus nombres. Nuestro presidente se pronunció en su momento ante el afán de los ocupantes de tierras de bautizar con su nombre barrios nacientes, precisamente porque no es así como debe ser reconocido su esfuerzo por darle dignidad y poder a los pobres. Esa estrategia era y es cuartorrepublicana, aparte de un mal gusto supino. Las calles y plazas son para el uso y el disfrute de todos, la ciudadanía no tiene color de partido, y el poder popular trasciende las coyunturas políticas electorales. Va más allá. Nos exige más. Si consolidamos el poder popular, saldremos del marco venático de las elecciones. Ganará la Constitución y profundizaremos la democracia. Y el personalismo de los alcaldes y gobernadores (o el sueño de una eternidad mal entendida y a juro, que no sobrevive por demás, a la administración siguiente), la consideraremos con toda razón extemporánea y anacrónica.

Janette Rodríguez Herrera

Oscar Sotillo Meneses

T

al vez no esté abordando un tema de actualidad, sin embargo me parece que más de uno lo ha pensado y de seguro ha reflexionado sobre ello en distintos espacios y de distintas maneras. Hablo de la imagen de la política en la ciudad, específicamente del paisaje urbano político o politizado. Para hacerlo necesariamente me remito a mi condición de habitante de la ciudad de Maracaibo, aunque el viaje a otras ciudades me confirma en la apreciación. Esto es, que poco se respeta al ciudadano de la condición y la convicción política que sea, cuando se trata de obligarlo a mirar, sentir y participar de un espacio colectivo, común, de todos. Me refiero a una suerte de propaganda política permanente (no hablo de la necesaria y sabrosa propaganda en víspera de elecciones) que informa a los ciudadanos que tal plaza, tal calle, tal corredor vial fue restaurada, asfaltada y acondicionado, respectivamente, por el alcalde o gobernador de turno. Y el problema comienza cuando tales refacciones se ofrecen a la opinión pública, desde la valla o la placa, como hechas por tal alcalde o gobernador, como si de las personas mismas se tratase. Las más de las veces no aparece el nombre solo, sino el rostro sonriente del funcionario público que, con mi voto o no, ocupa ese cargo para que haga no otra cosa sino lo que tiene que hacer, esto es, atender a los problemas y asuntos propios de su cargo. Pero incluso esto de “atender los problemas” es parte del asunto, porque ciertamente heredamos de la cuarta república una retórica de la administración y el funcionario públicos, que deviene en actitudes perversas o deformadoras de la real política, esto es, de la construcción de ciudadanía y acción ciudadana como tal. Cierto es que la revolución bolivariana está llamada a construir una nueva retórica y en definitiva, una nueva forma de asumir la política. En esto juega un papel preponderante el poder popular, que se debe expresar en la acción de, por ejemplo, los Consejos Locales, en los que el alcalde tiene participación, aunque como un actor más y no precisamente el más importante. De modo que en el marco de la participación del pueblo y de las comunidades organizadas en la toma de decisiones y en el control y la administración de sus recursos, la valla, la placa, la imagen del alcalde o gober-


Michelle Todd Uribe

Del capitalismo salvaje al salvaje socialismo

Consideraciones críticas sobre la nueva Ley de Protección de los Animales Domésticos Libres y en Cautiverio

“Un país, una civilización, se puede juzgar por el trato que da a sus animales”

Mahatma Gandhi

mente está en elaboración una prometedora ley de protección animal. En otros países donde se practica el coleo de toros, éste ha sido regulado de manera que sólo uno o dos jinetes llevan a cabo la persecución por un periodo de dos o tres minutos como máximo. Incluso hay países donde el coleo se ha limitado a acorralar al animal, sin tocarlo. Pero en Venezuela se trata de cuatro jinetes actuando durante cinco minutos, y la garrocha se sigue utilizando a pesar de que ha sido prohibida por la propia asociación de coleadores. Estos aspectos ni siquiera fueron mencionados en la nueva ley (gracias al apoyo del entonces gobernador Eduardo Manuitt). Por otro lado, al no regular la cría y comercialización de perros de raza, se fomenta la valorización de los canes según su categoría, precio y moda, con una repercusión negativa sobre su salud debida a la degeneración genética, problema que está afectando a la gran mayoría de las razas en todo el mundo. En la venta ambulante, así como en la donación o cesión, no se evalúa ni compromete al futuro dueño del animal. Además es difícil ejercer un control sobre las condiciones de tenencia de los animales reproductores, los cruces emparentados y el número de crías. Aunque las especies silvestres son amparadas por la Ley de Protección de la Fauna Silvestre, pueden adquirirse

Janette Rodríguez Herrera

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omo la basura, los animales sin dueño degradan el paisaje urbano, por lo que deben ser recogidos de las calles y exterminados. Lo importante es que desaparezcan del campo visual de quienes los desprecian y de quienes los compadecen, para así dejar atrás todo sentimiento de culpa. Porque, como la basura, son producto de nuestra sociedad y reflejo de nuestras actitudes. Entonces existen instituciones encargadas del exterminio, en lugar de programas de esterilización masiva, vacunación, rehabilitación, entrenamiento y adopción. Y por ello se crea una ley enfocada en el control externo de esta “plaga”, en lugar de proponer un sistema de atención integral basado en la corresponsabilidad social. La recientemente decretada Ley de protección de los animales domésticos libres y en cautiverio (gracias al auspicio del diputado Julio Jarpa), lejos de procurar ejercer controles sobre las actividades que implican el maltrato a tales sujetos de derecho, delega dicha función a las municipalidades, evitando así perjudicar los intereses económicos de los comerciantes, organizadores de espectáculos y otros beneficiarios. Es decir que, como en el capitalismo, los intereses económicos prevalecen sobre los derechos ambientales. Esta ley prohíbe el sacrificio en público de animales destinados al consumo humano, así como la presencia de niños ante la eutanasia animal (y léase que ninguna de estas prohibiciones atenta contra intereses económicos). Pero no sanciona la lenta matanza que se lleva a cabo en las corridas de toros, ni el maltrato de animales en público, como el coleo y las peleas de gallo. Entonces, un niño no puede presenciar como “duermen” a su perro, pero sí participar de actos de crueldad considerados tradicionales (y generadores de ingresos). También puede disfrutar de los actos recreativos socialmente aceptados, como los circos, donde los animales son humillados, maltratados y encarcelados, con serias consecuencias sobre su salud física y psicológica. Incluso puede experimentar con ellos en la escuela, para así afianzar la idea de que los animales son criaturas inferiores con las que sólo es factible una relación de dominio absoluto. Países revolucionarios como Cuba y Bolivia constituyen modelos a seguir. En Cuba, las peleas de gallo fueron prohibidas, a pesar de constituir una tradición. En Bolivia, donde la prevalecía de la cultura indígena ha dado prioridad a los Derechos de la Tierra, fue prohibida la entrada de circos con animales a su territorio, y actual-

como mascotas algunas especies –de aves, por ejemplo– que provengan de criaderos permisados. No obstante, ello no significa que no tengan derecho a vivir en libertad, y si ya no pueden ser reinsertados a su hábitat natural, al menos deberían garantizarse sus condiciones óptimas de vida. Una revolucionaria ley de protección animal tendría que regular o prohibir toda actividad que atente contra la libertad e integridad de los animales, garantizar el control reproductivo, velar por su calidad de vida, y promover el beneficio mutuo animal-humano a través de figuras como el perro comunitario y el animal terapéutico. La Constitución Nacional y la Ley Orgánica de Educación realzan el respeto a la vida, la libertad, y la responsabilidad social como valores fundamentales en la construcción de una sociedad más justa y ecológicamente responsable, que sólo puede alcanzarse mediante una educación integradora, innovadora, creativa, crítica. Pero es largo el camino hacia la superación de los valores materialistas y antropocentristas con los que fuimos formados. Este proceso político tiene ya 12 años. Ojalá no deban transcurrir 12 años más para que sea reformulada esta ley que debería amparar a los animales domésticos. Mientras tanto, nuestros niños no están aprendiendo de los animales, sino de las jaulas.

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Por una literatura

“Ecocéntrica”

E

comunidad pueblo poesía

Wu Ming La Mancha 56, junio de 2008

n chino, Wu Ming significa “anónimo” en chino tradicional y en chino simplificado, según como se pronuncie la primera sílaba. Por un lado, implica un tributo a los disidentes y por otro, un explícito rechazo a “la máquina de hacer celebridades” que convierte al autor en una estrella. Wu Ming, también hace referencia a la tercera oración del Dào Dé Jing (Tao Te Ching): Wu ming tian di zhi shi, “Sin nombre es el origen del cielo y de la tierra”. Además quiere decir “no entiendo” en cantonés. En este caso Wu Ming (nombre completo: Wu Ming Foundation) es el seudónimo de un grupo de escritores italianos que trabajan de forma colectiva. Creado el año 2000. La comunidad está poco en boga entre los “literatos”. Por el contrario, está demasiado en boga el clan, la camarilla, el cenaculillo, el conciliábulo, la unión provisional de narcisistas que, en el período que precede a sus riñas y mandarse a la mierda, se dicen recíprocamente cuán hábiles e incomprendidos son. Está muy en boga la autonarración consolatoria (“Yo soy un grande, pero no me entienden”, “la cultura ha muerto, por eso no encuentro espacios”), narración que se convierte inevitablemente en circle jerk (es decir hacerse mutuas puñetas dispuestos en círculo) y a esta ineficaz terapia de grupo incluso la quieren vender como “resistencia”, incluso se le atribuye un cierto valor “político”. En este tipo de conductas se atestigua la “gélida carga” del mito del autor (mito romántico, decadente, “maldito”, umbilical, en cualquier caso tremendamente egocentrado y “antropocéntrico” en la acepción más negativa posible). Pesa varias toneladas y doble-

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ga los hombros de quienes precisamente se creen herederos de una tradición de espaldas erguidas, el Autor en actitud de desafío titánico, piernas abiertas y puños apoyados en las caderas, sobre el promontorio de los siglos. Ya sería tiempo que mis colegas se “descargaran” del fardo de una idea de autor que en realidad es muy reciente, y redescubrieran (para esto puede ayudar también y sobre todo la red) la dimensión ecocéntrica del escritor. “Eco” deriva de oikein, habitar: el “escritor residente” del cual habla Peter Bichsel, el poeta/narrador como miembro de una comunidad, es más, de varias comunidades en círculos concéntricos, heredero de figuras que existen desde el alba de los tiempos, del aedo al griot, del bardo al trovador, del cuentahistorias al titiritero, etc. La escritura, la poesía, la narración como “regalos a la comunidad” y como oficio de vivir con los demás. La poesía que regresa “en voz alta” es otra de las señales de una toma de conciencia en este sentido. Lástima que algunos autores “hurgan bien y predican mal”, en el sentido que son capaces de hacer bonitas veladas y de nuevo ecocéntricas, sin embargo teorizan el peor antropocentrismo artístico y ombligocentrismo autorial. Para un pleno redescubrimiento del ecocentrismo en literatura, es necesario extirparnos de los huesos los músculos irritados y contraídos. Se necesita un masaje enérgico. La red nos exige hacer cuentas con una dimensión de “apertura” y nos desafía a confrontarnos con nuevas posibilidades, con el riesgo constante de “perder el estilo”. Nos obliga a buscar un equilibrio. Nos exige poner en discusión el ego, a relativizar la figura del Autor. Por esto, a pesar de todo, la amo como la pupila de mis ojos, como la pupila de los ojos de todos.

CENSURA Elena Varela López

Estimados compañeros(as) cineastas, documentalistas y todos(as) los(as) artistas que laboran en esta área. Me dirijo a ustedes para convocar a la solidaridad con la situación que atraviesa el documental “Newen Mapuche”. En el Marco de la FIDOCS. Creo queridos compañeros que no podemos permitir este tipo de censura solapada que se levanta contra la difusión de un documental y contra miles de personas que hoy día quieren reivindicar sus derechos. Estamos en otros tiempos. Muchos compañeros han tenido que caer abatidos por registrar los procesos históricos y sociales. Otros han sido prisioneros y otros han tenido que terminar comulgando el pan de la injusticia que le entregan quienes se creen que tienen el Derecho a conducir nuestras mentes. Todos sabemos que detrás de cada documental hay una tremenda historia y que no es inventada por nosotros, es parte del nuestra realidad. Aquí, con este documental, se muestra una cruel realidad que han vivido y siguen viviendo las comunidades Mapuche y lo peor de todo, se muestra la mano del poder político y económico en democracia, levantando la ley antiterrorista contra nuestros hermanos. Ley que fue ocupada por el dictador más sanguinario de nuestra historia, que no podemos olvidar que eliminó a gran parte de nuestro pueblo. El lobo se viste de Abuela y nos cambia el disfraz. Esta película ha sido considerada “una mala imagen del país”, por CORFO, entidad del Estado y claro que lo es, si esa es ¡nuestra realidad! ¿Qué puede cantar el cantor si le apuntan con un fusil?, ¿Qué puede registrar un camarógrafo, si la indiferencia de los gobernantes ante las injusticias están a nuestros ojos? Si hoy día nuestros jóvenes, nuestros hijos, han tenido que salir a la calle para luchar por sus derechos, y bien lo sabemos todos, el derecho principal de todo joven es educarse. ¿Cómo crear en un país donde se viola la libertad de expresión y todos los derechos más trascendentales de la humanidad? ¿Dónde la obra tiene que ser valorada, sí o sí, de manera comercial? Las personas que dirigen este país quieren mostrar una “linda imagen del país”. Yo les pregunto a mis compañeros de las artes, ¿eso se puede? ¿Qué haremos los creadores audiovisuales si nos censuran la propia imagen del país? Me preocupa el silencio y la indiferencia, porque es la consecuencia más grave de este tipo de represión y que lamentablemente puede terminar siendo cómplice de la censura. Es necesario reaccionar, somos nosotros los que debemos contar nuestra historia, no podemos permitir que los documentales se transformen en ciencia ficción, generando beneficios solamente para el poder imperante, ni aceptar que utilicen censura, amenazas y hostigamiento, frente a la verdad, como es el caso de Newen Mapuche. Hago un llamado a todos a reflexionar estas palabras y ojalá a actuar ante los acontecimientos.


Ética ECO-SOCIALISTA (el verdadero hombre nuevo)

Joel Sangronis Padrón

La ética no es otra cosa que la reverencia por la vida

Albert Schweitzer

Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo hoy aún plantaría un árbol...

Martin Luther King

L

a evolución humana siempre fue para mí una fuente de dudas e interrogantes. Desde niño me llamó profundamente la atención el hecho de cómo unos primates pobremente equipados, desde el punto de vista fisiológico, pudieron haberse sobrepuesto a las enormes desventajas que esas condiciones representaban en un medio severamente hostil, para sobrevivir y expandirse por el mundo. La selección natural empujó a las distintas especies, y a los individuos de una misma, a luchar, a competir entre sí para que sólo los más aptos sobrevivieran. Sin embargo, los homínidos, menos aptos físicamente para la lucha por la vida que la mayoría de sus competidores, presas y depredadores, sobrevivieron, prosperaron y evolucionaron. Como lo señalan Richard Leakey y Roger Lewin en su libro Nuestros Orígenes, lo que nos hace humanos: Además de la capacidad técnica para la planificación, la coordinación y la tecnología, intensificó asimismo la capacidad social para la cooperación. La cooperación, el sentido de unos objetivos y valores comunes, el deseo de avanzar hacia el bien común, fue algo más que la mera suma de individualidades. Se plasmó un conjunto de normas de conducta, de moral, en una comprensión del bien y del mal dentro de un sistema social complejo. Sin cooperación -dentro de la banda, entre diferentes bandas, entre grupos tribales- nuestras capacidades técnicas se habrían visto severamente mermadas. Si la selección natural condicionó y empujó

instintivamente a nuestros antepasados a competir, a ser egoístas y posesivos, la necesidad de sobrevivir los llevó a pensar en el otro, en los otros, en el grupo antes que en sí mismos, a contrarrestar sus desventajas fisiológicas a través de la cooperación. Fue el desarrollo de una conducta que hoy llamaríamos ética comunitaria la que permitió y potenció el desarrollo de la inteligencia necesaria para la supervivencia. Como bien lo señala Aldo Leopold en su ensayo La Ética de la Tierra: En términos ecológicos, la ética puede ser descrita como una limitación de la libertad de acción en la lucha por la existencia. ….Posiblemente la ética sea un instinto comunitario en proceso de evolución. En ese mismo orden de ideas, el gran biólogo británico Conrad Waddington señala que: A través de la evolución el ser humano se ha convertido en un animal ético. Aun cuando la ética pertenece a la esfera del “yo” (más bien a la del superyó), es claro que desde el comienzo de nuestra historia como especie, el “yo” nunca ha podido existir sin los “Otros”. El ser humano en tanto que “ser”, presupone necesariamente la existencia de “Otros”. Las relaciones del “yo” con los “Otros” es lo que conocemos como relaciones humanas o relaciones sociales. Estas relaciones se han determinado a través de la historia en base a los modos de producción de cada sociedad en cada momento histórico, es decir, a la forma en que los seres humanos se han organizado para obtener o producir lo socialmente necesario para su existencia. Las relaciones sociales de producción van a generar entonces formas y modelos de vida, es decir,

van a crear modelos culturales, y estos modelos determinarán en alto grado los patrones de conducta de los hombres en cada sociedad. Cuando los seres humanos pasan del modo de vida primitivo y comunitario (comunismo primitivo y ética comunitaria) a formas de organización basadas en la jerarquía, la imposición de la fuerza, el dominio y el poder (división social del trabajo), entonces estos cambios se reflejarán en la concepción de la ética de cada grupo y época social. La división de la sociedad humana en clases romperá la primitiva ética comunitaria. La ética del amo no podrá ser jamás la del esclavo, ni la del señor feudal la del siervo, ni la del burgués la del proletario. La lucha por la existencia no será entonces sólo contra depredadores y condiciones naturales adversas, sino fundamentalmente, contra otros hombres. La lucha del hombre contra el hombre: ¡La lucha de clases! La ética dejará entonces de ser un valor comunitario. Los imperativos de la lucha por la existencia del hombre contra el hombre van a generar las condiciones (creación del Estado, sistemas jurídicos, códigos morales y religiosos) para que la ética y más específicamente la moral, se transforme en un problema individual, de cómo se comporta el hombre frente a los hombres. Al ser recluida al ámbito de lo individual, de lo privado, la ética perdió toda forma de vínculo con el entorno, con el mundo externo a la sociedad humana. Desde ese entonces, la mayor parte de los modelos culturales producidos por la especie humana (entre ellos por supuesto nuestro modelo occidental), van a entender la ética como un problema del ser humano en su relación con sus semejantes, negando a rajatabla la posibilidad de existencia de una ética frente al resto de los seres vivos. A esto contribuirá en no poca medida la estructuración y expansión de los grandes cultos monoteístas, patriarcales y trascendentalistas, que entenderán a la ética como un apéndice de la religión, subordinando la conducta y la libertad humanas a sus sistemas de verdades reveladas y leyes divinas, negando la relevancia, valor y hasta la existencia de una ética laica. La tierra y las demás formas de vida van a ser consideradas como elementos accesorios y temporales del elemento principal: ¡El

Hombre! Para estos sistemas de creencias, el hombre va a ser el centro de la creación y, por ende, va a estar por encima del resto de seres vivos e incluso de todo el ecosistema, entendido como una totalidad, es decir, la tierra. Para las religiones monoteístas no hay planteamientos éticos posibles entre el hombre y los demás seres vivos, toda vez que para ellas el hombre habita en un plano ontológicamente superior. En los últimos 300 años el modelo capitalista ha venido a exacerbar hasta el paroxismo los instintos más básicos, y por tanto menos humanos de nuestra especie: posesión, dominio, individualismo, competitividad, poder, egoísmo. Este sistema ha producido un deslumbrante y alucinante desarrollo tecnológico y científico, pero estos avances tecnológicos y materiales no han sido, en modo alguno, acompañados por un desarrollo paralelo en el plano ético y moral. Masivas formas y técnicas de destrucción y de muerte han sido creadas y perfeccionadas hasta sobrepasar todo límite del horror. Chernobyl, Tree Mile Island, Torrey Canyon, Exxon Valdez, Prestige, The Deep Horizon, Amoco Cadiz, la Bahía de Minamata, y Bhopal, por citar sólo los más publicitados, no fueron simples accidentes sino consecuencias dialécticas de la lógica instrumental del desarrollismo capitalista. La actual racionalidad técnica conlleva en su seno, en su misma naturaleza, el impulso desbocado del dominio, la violencia del poder, la irracional fascinación por la omnipotencia, un infantil deslumbramiento por lo novedoso. El Homo Tecnologicus Capitalista combina los peores instintos del hombre lobo hobbesiano con la imprudente e insensata fascinación por la técnica del doctor Victor Frankestein. El homo capitalista contemporáneo, hijo del positivismo-productivista, es, para su entorno, para el resto de los seres vivos, una especie de Mister Hyde armado con alta tecnología. La inexistencia de un sistema ético que regule o modere las relaciones del homo capitalista con la naturaleza ha hecho que esta sea vista sólo como una fuente de materias primas y como un depósito de sus desechos y excrecencias. En los últimos 200 años el modelo capitalista ha generado una destrucción de los diferentes ecosistemas terrestres como no se había visto en el anterior millón de años que nuestra especie tiene sobre la faz de la tierra con el resultado de que miles de especies se han extinguido prematuramente y vastos espacios terrestres y marítimos han sido contaminados y esterilizados. Hoy, el capitalismo en su vertiente neoliberal azuza a 6.500 millones de seres humanos a poseer más, a competir por tener más, para mantener el crecimiento exponencial de un aparato industrial que genera productos y desechos 24 horas al día, 365 días al año. La muerte avanza sobre la tierra mientras cada día la biodiversidad retrocede.

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Eco-sociedad

en perspectiva compleja Oscar Fernández

ECO-SOCIEDAD

El paradigma ecológico, visto éste como una cosmovisión en la óptica de Bateson y Capra, sugiere una posibilidad cada vez más real en este mundo, que a causa del indiscriminado uso de los recursos naturales y la cultura consumista propia del capitalismo, han generado el calentamiento global y han incrementado los índices de pobreza y marginalidad. La desertificación, el calentamiento de los polos, el hambre y el déficit de los recursos necesarios para la subsistencia en muchas partes del mundo. Por ello resulta tremendamente necesario el surgimiento de otro enfoque, de otra mirada que observe la vida como una unidad interrelacionada con su entorno, y que el geocentrismo supere al antropocentrismo que hasta la fecha existente en el mundo. He allí la necesidad de un ecosocialismo.

PARADIGMA ECOLÓGICO, O ECOPARADIGMA “La bioética -para nosotros ética del ecosocialismo- lleva por lo tanto, a tomar posiciones claras con respecto a la ciencia, la tecnología y todas las acciones humanas de uso o transformación de la naturaleza. Lleva también a tomar posiciones claras como ser colectivo consciente, de su naturaleza. El hecho de definir el proyecto político de ecosocialismo consiste, para el ser colectivo, en proclamar la voluntad de modificar su naturaleza antropocéntrica, fragmentada y egocéntrica en una naturaleza de integración, comunicación y equidad estrechamente ligada con el ambiente natural y humano del cual forma parte” “Todo es veneno, nada es veneno. Todo está en la dosis” “Todo individuo es dialéctico en uno u otro sentido, en la mayor parte de los casos inconscientemente” En el mundo la propuesta en torno a un ecopensamiento o pensamiento ecológico, transita espacios muy diversos, desde las posturas políticamente radicales del Green Peace, pasando por los movimientos indigenistas, obreristas, campesinos, por la ecología profunda, y hasta la New Age; de allí que algunos demarquen su territorio y establezcan sus fronteras conceptuales. Sin embargo para el interés de esta presentación y en el espíritu Capriano de la visión integral de la vida; consideramos a todos los nichos antes mencionados como parte activa de lo que podíamos llamar una ecofilosofía y tal vez una ecocultura. Las delimitaciones conceptuales que se establecen en el seno de esta cultura mass-mediática nos conducen a la indagación de nuevos estamentos interpretativos que cohabiten en los espacios transdisciplinarios y pluriparadigmáticos, pudiendo hallar respuestas satisfactorias en la edificación de un nuevo orden. Para Prigogine y Kaufman: “el caos es el creador del orden, es decir, a partir del caos los sistemas se autoorganizan”

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“La dialéctica considera los procesos fundamentales del universo, la sociedad y la historia de las ideas no como un círculo cerrado en el que los mismos procesos simplemente se repiten en un ciclo mecánico sin fin, sino como una especie de espiral abierta de desarrollo en la que nada se repite nunca de la misma manera” El pensamiento ecológico surge como un movimiento subversivo en contra de la aniquilación del medio ambiente y proclama la supervivencia del hombre aprovechando de forma sustentable los recursos provenientes de la naturaleza. En el plano de la semiótica social el discurso ecológico se traduce en toda una filosofía de vida que busca la oportunidad de abordar la concepción de nuestro ecosistema como un todo dinámico y equilibrado. En tal sentido las variaciones intra y extra lingüísticas se desarrollan en el umbral metacognitivo de la semiósfera, produciendo bifurcaciones sígnico-interpretativas que se deslizan discontinuamente entre las relaciones ambientales y las redes neuronales del observador-lector-escritor; estableciendo una particular lectura y/o interpretación del fenómeno observado, (lectura que por demás siempre será parcial) para configurar / reconfigurar todo el marco intelectivo que performa a un individuo determinado. El discurso social se halla interpuesto por fluctuaciones matizadas entre el poder y el deseo que preconizan asociaciones simbólicas entre: orden y caos, gesto e imagen, impulsos neuronales y rayos catódicos, vida y muerte, etc. “Este marco cultural pautado por el giro posmoderno de esta época puede propiciar un nuevo régimen discursivo para representar la sociedad, para idear una nueva lógica comunitaria, para comprender la dinámica de globo en términos de una ecología posmoderna” . Inmersas en el plano de la discusión ecosemiótica se adicionan diversos horizontes que pretenden reconfigurar y remover el universo propio de la semiosis biológica y/o física de las relaciones ecoambientales. Tales horizontes son: la ecoética, la ecopolítica, la ecocognición, la ecotecnología, la ecomúsica, el ecodeporte, la ecoarquitectura, la ecofotografía, la ecoalimentación, la ecomedicina, la ecocosmetología, la ecocosmología, la ecocosmogonia, la ecofilosofía, etc., en fin la ecovida. En estos momentos asistimos a la construcción del nuevo diccionario de la vida. El ecodiccionario el cual busca establecer nexos interconectivos entre las relaciones humano-ambientales y sus posibles significaciones. Dicho diccionario nos sugiere la existencia de otra (s) lógica (s) la (s) cual (es) rompe (n) con el universo bipolar impuesta por la lógica Aristotélica de carácter binario, y con el paradigma mecanicista Cartesiano – Newtoniano el cual nos imponía una lógica lineal y única. El pensamiento integral es un pensamiento de procesos, en el cual los opuestos se unifican a través de oscilaciones . Pensar ecológicamente es pensar en base a totalidades; a diferencia del pensamiento reduccionista, el ecológico promueve las interrelaciones; por tal motivo, el ecopensamiento deviene en pensamiento complejo. Sin embargo este pensar pasa necesariamente por el hacer, Venezuela es un país ecológicamente contradictorio, por un lado es uno de los mayores productores de petróleo del mundo, y por otro posee una de las mayores reservas de agua y biodiversidad del planeta, aquí los discursos se cruzan diacrónicamente para configurar lo que somos. Por ello no es extraño por ejemplo que institucionalmente se esté llamando para el ahorro del agua y de la energía eléctrica producto de una gran sequía generada por el fenómeno del niño (o por el proyecto HAARP ), y por el otro fomentamos


el consumo de combustible fósil , la producción de vehículos, el derroche y. Otro ejemplo de esta confusión se trata del caso de las guías telefónicas, las cuales hasta donde tengo entendido no son hechas con material de reciclaje, por consiguiente la elaboración de cada una de ellas, afecta seriamente a una gran cantidad de árboles, y para usted de contar los ejemplos tales como las vallas publicitarias por parte del Estado (socialista en construcción) invitando al consumo y al despilfarro de los recursos. Por supuesto que la abundante riqueza natural de nuestro país ha sido una limitante para el avance del socialismo ecológico, sin embargo no es tarde y aún podemos hacer algo, no se trata de renunciar a toda la tecnología existente, pero sí revisar continuamente el consumo y evaluar permanentemente el uso y/o abuso de las tecnologías. Sobre las promesas alternas al combustible fósil como el etanol y el biodiesel tenemos que en el caso del primero, habría que sembrar todo el planeta de cañaverales para que se pudieran abastecer todos los autos existentes, de este modo no se podrían sembrar alimentos, por otro lado tenemos la contaminación que la quema de la caña de azúcar genera, produciendo una gran cantidad de enfermedades respiratorias en las poblaciones circunvecinas y por último la producción de etanol gasta más energía que la que produce y además también genera subproductos contaminantes. En conclusión la producción de etanol como respuesta al combustible fósil, no es más que un chiste. Por otro lado la obtención del biodiesel a partir de los residuos de aceite comestible, ya sea de restaurantes, hogares etc., puede ser útil como estrategia para reciclar, pero esto tampoco satisface el consumo, por ello lo recomendable por ahora con el uso de estas tecnologías y otras como los autos eléctricos y a gas natural, es que los vehículos sean híbridos con dichas tecnologías. Llegará el momento en el que estas tecnologías alternativas sean más eficientes, sin embargo la clave de todo esto no está en buscar únicamente fuentes alternas de energía abundante y barata, sino además en cambiar la mentalidad y disminuir el consumo; porque sea cual sea la tecnología que usemos, ésta contribuirá en menor o mayor grado al calentamiento global y al abuso de los recursos del planeta que en definitiva son de todos. Otra contradicción derivada de todo esto, es el caso de la industria de los polímeros en el país, ya que desde hace algún tiempo se ha venido hablando de la expansión de la industria petroquímica en Venezuela, pero no hemos oído hablar de la generación de polímeros biodegradables. Por ejemplo hemos escuchado hablar al presidente Hugo Chávez de que vamos a instalar una fábrica de pañales desechables, valiéndonos de los recursos petroquímicos, pero tal vez no se sepa o se conozca poco que los pañales desechables son difíciles de reciclar, debido a que en los mismos hay varios tipos de de plásticos, sin agregar el asunto de la materia orgánica que allí se contiene (heces fecales, orina) la cual puede ser foco de infecciones. Otras limitantes que nos impiden avanzar hacia un ecosocialismo son: •La existencia aún de los vertederos de basura y toda la cultura miserable que los circunda (las mafias, la gente que come de la basura, la contaminación, la pobreza y la miseria. •La exclusión social (indigencia, niños de la calle, racismo, machismo, homofobia, discriminación a los grupos indígenas, explotación infantil, etc.) que si bien es cierto que se ha avanzado en este asunto aún falta mucho. •El uso y abuso de drogas. •La explotación del hombre por el hombre, lo cual afecta el nivel de bienestar de la comunidad. •La distribución inequitativa de los recursos y bienes de la nación/Estado •La corrupción y el clientelismo •La educación ambiental fragmentada, la cual ha llevado a un día del árbol en el cual sólo se piensa en la naturaleza ese día y luego encontramos a los pocos días al árbol seco. Igual ocurre con cualquier otra celebración como el día de la alimentación, el de la tierra, de no fumar, etc. •El aislamiento de la realidad ecológica nacional de la internacional. Los fenómenos tales como: el niño, la niña, el calentamiento global, la lluvia ácida, el efecto dominó, la marea roja, el mar de leva, los tornados, los huracanes, los sismos, las inundaciones, erupciones volcánicas, los incendios naturales, etc. Son en su gran mayoría fenómenos naturales que a consecuencia del desorden ambiental que hoy vivimos, sus efectos se hacen más frecuentes y más intensos de los que en otras épocas se habían registrado. Si bien es cierto que estos fenómenos nunca desaparecerán, también es cierto que el uso y abuso de los recursos naturales del planeta de forma indiscriminada y depredadora, ha contribuido grandemente en los efectos que estamos percibiendo. Los países más desarrollados y más llamados del primer mundo, son los principales responsables de esta debacle. Y como dice el presidente Chávez: “los presidentes van de cumbre en cumbre, mientras que los pueblos van de abismo en abismo”. •La falta de servicios públicos dignos a toda la población. •La falta de vivienda digna a toda la población .

¿Cómo ir hacia un

socialismo

que sea eco-lógico? ¿UNA GENEALOGÍA ECOLÓGICA COMPLEJA? “Dice un proverbio griego -Cuando los dioses quieren castigarnos cumplen todos nuestros deseos-”.

Las relaciones dialógicas focaultianas están atravesadas no sólo por interacciones sígnicas – simbólicas (a las que Focault llama discurso), sino que además, dichas relaciones están interpuestas por asociaciones con instituciones. Estas metódicas fluctúan discontinuamente a través del tiempo para configurar nuevos marcos interpretativos a los que Focault llama episteme, en tal sentido, “el lenguaje es una lectura de los signos inscritos en las cosas mismas” , y dependiendo de la lectura / relectura que hagamos, podremos construir, estructurar un modelo de realidad (siempre parcial). Por tal motivo, “el mundo es el texto primario, nuestro lenguaje el infinito comentario de ese texto” Es aquí donde hallamos algunas similitudes entre el método del discurso de M. Focault y la teoría del pensamiento complejo propuesta por E. Morín; más específicamente con el principio dialógico. El principio dialógico pone en relación dos términos y nociones antagónicas que a la vez se repelen y son indisolubles para comprender una misma realidad. La relación dialógica es una relación antagónica, concurrente y complementaria. Y es que en casi todo el discurso focaultiano se observa un ir y venir de conceptos que se encuentran y oponen, cual relación de fuerzas (relaciones de saber/poder); un ejemplo de esta situación lo vemos en la visión focaultiana de la literatura: “La literatura no es el lenguaje que se identifica consigo mismo hasta el punto de su incandescente manifestación, es el lenguaje alejándose lo más posible de sí mismo” . Pero si por un lado el pensamiento Focaultiano se asemeja al pensamiento complejo no implica necesariamente que dicho pensamiento sea complejo; puesto que la complejidad está inscrita en el paradigma cuántico, caótico, irreversible, holístico y virtual; enfoques de los cuales Focault dista ampliamente. De hecho la utilización de términos como: Poder/saber (vistos como relaciones de fuerzas). La forma, el espacio, la historia, el cuerpo, etc. son expresiones que sugieren la existencia de toda una anatomía social organizada, jerarquizada la cual aspira estandarizar al comportamiento humano. En tal sentido Focault reduce la complejidad a una linealidad, es decir, a un mecanismo Cartesiano – Newtoniano y es que las palabras por más resignificadas que estén, comportan un sentido que no se halla en el hombre u hombres que las usan; las palabras se independizan de sus palabreadores, creando nuevas realidades – realidades que a la vez no son tales. ¿En Focault ese alejarse y acercarse por otro lado no sugiere una visión circular o cíclica, al igual que en los procesos ecológicos? Y es que Focault dice alejarse para mirarse a través del otro que a la vez es producto del sometimiento de ese yo que no es yo sino que es otro. Mirando en el otro, vemos a Renato Descartes a través del ojo de Alejandro Moreno, el cual nos dice que: “Renato. Descartes viaja desde sí mismo hacia sí mismo y se encuentra consigo mismo.- ¿Qué otra cosa podría encontrar – como fundamento?” Para responderle a Moreno desde Focault, se hallaría con el otro. Si asumimos que el discurso Focaultiano es de naturaleza circular ó cíclica, podríamos hallar en él relaciones complementarias que se aproximan de modo distinto, en estructura, a las relaciones clásicas de

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causa y efecto estudiadas a través del método científico pudiendo resultar en propuestas novedosas o en resemantizaciones de las ya conocidas. Para intentar aproximarnos a estos enigmas, cabría estudiar las ideas de Focault en relación a las interacciones generadas entre el pensamiento y el habla; en tal sentido tenemos: “Parece que el pensamiento occidental hubiera velado para que en el discurso haya el menor espacio posible entre el pensamiento y el habla; parece que hubiera velado para que el discurrir aparezca únicamente como una cierta aportación entre pensar y hablar; de eso resultaría un pensamiento revestido de sus signos y hecho visible por las palabras o, inversamente, resultarían las mismas estructuras de la lengua utilizadas y produciendo un efecto de sentido” . En resumen, el método genealógico focaultiano posee interesentes cualidades discursivas que pueden ser aplicadas en los estudios semiecológicos en relación a futuras deconstrucciones societales; es menester salvar el punto de que aún cuando Focault pueda ser considerado un filósofo ubicado de modo transitorio (en su Pensamiento), entre la modernidad y la posmodernidad; su método genealógico, posee aplicabilidades que rebasan las dadas y hasta las pensadas por su creador.

Palabras claves:

ecosociedad, ecosocialismo, ecoética.

ECOSOCIALISMO: OTRA VISIÓN “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre… No más transferencias al tercer mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan al medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre…mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo” ¿Por qué socialismo? se preguntó Albert Einstein, en una publicación hecha en Mayo de 1949, en la revista Monthly Review. Y todavía nos lo preguntamos. Los ecosistemas, son dinámicos y autorregulables, siempre y cuando no se rebasen sus límites de sustentabilidad, los seres, vistos éstos como micro ecosistemas dependen de sí mismos y de las relaciones con los demás y con su entorno para definir su comportamiento, y en consecuencia de esta interacción se derivan el grado de impacto ambiental que todos sin excepción hacemos a nuestra querida y única gran nave espacial. (El planeta tierra). De allí que un modelo de sociedad que no tome en cuenta la diversidad cultural, el respeto por el otro, la cooperación, la solidaridad, el uso racional de nuestros recursos naturales, la atención a los principales problemas sociales de la humanidad como lo son: la educación, la salud, la vivienda digna, los servicios básicos, etc.; son en definitiva el punto de partida de todo modelo político, social y socializante. Pero esto no es suficiente, no se trata sólo de igualdad de oportunidades, se trata por encima de todo de crecer en armonía con nuestro entorno medio ambiental. ¿Cómo construir un modelo económico, que no ponga en primer plano la acumulación de capitales, sino la acumulación de saberes, de valores y de tolerancias? ¿Es posible un mundo en el que la principal arma sea la cooperación mutua, sin egoísmos? ¿Es ésta una utopía (Ecoutopía)?

ECOSOCIALISMO EN REVOLUCIÓN El proyecto nuestro es otra sociedad, otra civilización, otro modo de vivir, de producir y de consumir que llamamos ecosocialismo. Pero eso no es solamente una esperanza, una utopía, eso es un proyecto de lucha, organización, y acción. Ahora. Y aquí está el optimismo de la voluntad del que hablaba Grasmci”. (Michel Löwy)

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¿Cómo ir hacia ese modelo económico que necesitamos? Antes de responder esto debemos tener muy claro que las relaciones humanas así como las del resto de las especies del reino animal, poseen comportamientos individuales y colectivos; y en el caso de los seres humanos, al asumir la vida en sociedad significa vincularse a una serie de fenómenos colectivos que definen un modo de vida que en forma independiente no fluye de igual forma. Lo cierto es que la visión eco-lógica nos permite traspasar este enfoque paradigmático que sólo ve al mundo desde dos posibles extremos, extremos que pertenecen a una lógica Aristotélica, una lógica binaria que sólo ve extremos, ¿es posible una lógica que como la ecología entienda que desde la diversidad y la complejidad se puede construir un multiverso de condiciones generalistas, que dé respuestas a la sociedad que hoy requerimos? ¿Pero cómo ir hacia un socialismo que sea eco-lógico? ¿Cómo hacer para que la planificación de una economía se haga socialismo? ¿Cómo superar el virus depredador de la conquista, y convertirnos en unos constructores armónicos y solidarios con los nuestros y sobre todo con nuestro entorno? ¿Es posible ser diferentes? En este planeta cabemos todos, y si es así ¿por qué no hacer que nuestro tránsito por esta dimensión cósmica sea más agradable? ¿Qué le dejaremos a nuestros hijos y nietos, las huellas de nuestra perversión? No se trata de ser esclavos de este nuevo orden al que llamamos sociedad, se trata de ser libres dentro de las posibilidades de la convivencia armónica, sustentable y sostenible. Pero ¿es posible ser libres en un sistema individualista y egoísta? Sólo un Dios colectivo puede salvarnos no un Dios Blanco con ojos azules, ni un Dios que viaja en camioneta último modelo y que lleva los vidrios ahumados arriba para que no lo vean, ni un Dios que habla de amor y paz pero promueve la muerte y la miseria. Es el anticristo el antidios, el antivida que nos enseña a morir y no a vivir. Un ecosocialismo que supere la contradicción (separación) sociedad/naturaleza, está presente y siempre lo ha estado, en nuestras sociedades originarias, desde allí debemos partir para ir hacia una sociedad más justa, equilibrada y en armonía con la naturaleza.

En la República Bolivariana de Venezuela, la posibilidad de un ecosocialismo se está construyendo a través de la participación activa de organizaciones sociales emergentes como: los consejos comunales, las comunas en construcción, los movimientos de campesinos, obreros, pescadores, de estudiantes, etc. Son en estos momentos las fuerzas de vanguardia que motorizan las dinámicas sociales que aunadas a las políticas de Estado a favor de las mayorías, han ido edificando un corpus que cada día se parece más a un ecosocialismo. Todavía falta mucho por construir, sobre todo en un país que es originalmente minero. Cuestión crucial en el debate sobre la protección del medio ambiente. Sin embargo hay que tomar en cuenta que por un lado estamos los productores de materia prima y por otro los consumidores que desde la visión desarrollista depredatoria han ido aniquilando los ecosistemas. Todos somos responsables. Pero por encima de todo está el modelo capitalista.


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