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o de todos los días. Esta esencia de lo cotidiano muchas veces no nos permite calcular su importancia. Las cosas que suceden a menudo, es decir cotidianamente tienden a ser consideradas de menos valía o sin importancia. Por el contrario, las cosas extraordinarias se les suele valorar de manera superlativa. El Comandante Che Guevara, en su maravillosa frase, dictamina entonces que un estado o proceso revolucionario se percibe cuando las valoraciones que hacemos de la realidad se invierten. Y esta aseveración no se limita solamente a un problema de percepción, sino que nuestro accionar revolucionario, soñador y poético permite que la realidad sea trastocada de tal manera que lo extraordinario se hace cotidiano. Esta frase del Che daría para un ensayo bastante extenso, porque en su sencillez atesora una profunda visión poética y la detección de los elementos fundamentales de la transformación de la realidad a través de acciones revolucionarias. Los elementos y hechos extraordinarios a los que hace alusión esta frase, no son fortuitos, ni son milagros espontáneos, son nada más y nada menos que los resultados de una voluntad creativa y militante que colectivamente se
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configura como un poder maravillosos que trastoca la realidad. Lo cotidiano entonces, es invadido por lo poético, el día a día se vuelve un sinfín de sorprendentes visiones, e insistimos en lo poético como un filón sutil y altamente espiritual que es esencial a los cambios profundo del tejido social. Cuando vemos un niño que ha desayunado bien y es llevado de la mano por su padre o su madre a un espacio educativo hermosamente construido por la comunidad, y esta comunidad es a su vez un espacio de construcción colectiva de la paz, del trabajo y la solidaridad, estamos en presencia de algo extraordinario, y es aquí cuando debemos detenernos a pensar en el complejo engranaje social y humano que permite que esto que es extraordinario, sea parte de nuestra cotidianidad. Pero surge una pregunta inevitable: ¿Qué es lo que hace que algunas cosas maravillosas no hayan sido por mucho tiempo parte de nuestra cotidianidad? La respuesta podría ser: un sistema de relaciones sociales absurdas, que no se basan en las necesidades y la solidaridad, ni en la relación armónica del ser humano con la naturaleza, sino en la satisfacción neurótica de necesidades artificiales y en la persecución desesperada de medios para satisfacer esta adicción que fueron creadas por unas maquinarias de difusión de información manejadas por intereses mezquinos y que solo benefician a sus propietarios. Esta descripción coincide en todo detalle con el sistema capitalista. Pudiéramos decir entonces que la construcción de una alternativa socialista que transforme lo extraordinario en cotidiano, necesita la energía maravillosa de las voluntades colectivas que emprendan esta gran gesta histórica. Tenemos derecho a lo extraordinario, tenemos derecho a ser extraordinarios y de hacer de lo cotidiano un espacio permanente para la poesía, la imaginación y el amor. Tenemos derecho a hacer la revolución.
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Consejo Editorial Oscar Sotillo Meneses Janette Rodríguez Herrera Francisco Issa Zambrano Gastón Fortis Silva
Colaboradores Michel Balivo José Leonardo Riera Yamileth Romero Michelle Todd Uribe Mario Díaz Gonzalo Fragui Co-responsables Juan Carlos Sotillo Nicanor Cifuentes Gil Maracaibo-Edo. Zulia Leila Medina Jouseline Rodríguez César Santana Juan Pío Rondón Mariajosé Escobar
Gran Caracas Solangel Morales Hely Uzcátegui Moisés Mirele Los Teques-Edo. Miranda Roger Altuve Ocumare del Tuy-Edo. Miranda Oscar Fernández La Victoria-Edo. Aragua Marco Aurelio Rodríguez Xoralys Alva López Leonardo Domínguez Catia La Mar Edo. Vargas Dayana López Luis Bravo Buenos Aires-Argentina
Darién Giraldo Bogotá-Colombia
lamanchax@gmail.com Corrección Colectiva
Agradecimientos A lo cotidiano ...la vida
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C+I+P A
nte todo este breve artículo debe comenzar por saludar la designación de Ernesto Villegas como ministro de comunicación e información, saludo que va acompañado por nuestros mayores deseos de éxito, ya que los éxitos o fracasos de un ministro o ministra son asunto público, sobre esto que nadie tenga dudas. Luego quisiéramos citar un concepto, o una acepción de un concepto recogido en el diccionario de la RAE, en su última versión. El concepto en cuestión es: Propaganda. (Del lat. propa-
ganda, que ha de ser propagada).f. Asociación cuyo fin es propagar doctrinas, opiniones, etc. Es desde nuestro punto de vista, la propaganda, el factor ausente y necesario en la ecuación de nuestro Ministerio de Comunicación e Información. Podríamos pensar que en el factor comunicación está contenida la propaganda, pero los desaciertos y traspiés que registra la hoja de vida de nuestro ministerio, nos demuestra que no es así. Para una revolución como la nuestra, única en la historia,
Gastón Fortis Silva.
que se construye a sí misma diariamente, prácticamente sin referentes en que apoyarse, propagar su ideario es un asunto vital. Por esta razón la pesquisa de noticias y su difusión resultan insuficientes como tareas para el MINCI. Creemos, con todo respeto (y sin menoscabo del esfuerzo y trabajo de muchos que ha significado levantar este ministerio), que un criterio muy cercano al de agencia de noticias, es el que ha privado en la configuración del mismo. Por otra parte, el ministerio (insistimos, desde nuestro punto de vista; es posible que incurramos en imprecisiones por desconocimiento) se ha entrampado casi exclusivamente en la dinámica doméstica, y no se trata de descartarla, pero debemos comprender dos ámbitos de acción del MINCI como instrumento; el interno o endógeno, y el externo o exógeno, en ambos espacios debe estar presente la acción combativa y revolucionaria de nuestra maquinaria comunicacional, informativa y propagandística, la magnitud, o el impacto que alcancen nuestras estrategias en este sentido, nos proveerán del alimento y oxigeno necesarios para
mantener viva nuestra revolución. Tu tarea Ernesto, no es nada fácil, lo sabemos y te apoyamos, pero para que puedas cumplirla con eficacia y efectividad, debemos ampliar la visión y la comprensión hasta el punto en que se admita, que tanto el MINCI como el Ministerio de la Cultura, son dos instrumentos fundamentales para nuestra revolución, para que ésta no solo se levante y camine, sino que corra y lo haga acompañada si no por todo el mundo, sí por una buena parte de éste. Que deben trabajar conjuntamente estos dos ministerios ya verán por qué. Recordemos que nuestra hermana mayor, la revolución cubana, crea el ICAIC, siendo éste uno de sus primeros actos fundacionales, a la par por supuesto, de los juicios, la reforma agraria y todo lo demás, Lenin mucho antes que los cubanos, también “vio” en el cine una herramienta importantísima para el fortalecimiento de la revolución. En fin estas líneas resultan cortas para todo lo que hay por decir, pero prometemos continuar profundizando este tema aquí en la Mancha… como siempre.
El cortinazo o la muerte del periodismo
Oscar Sotillo Meneses
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s común en la cultura china desearle a un congénere “ojalá te toque vivir tiempos interesantes”. Aquí en Venezuela nos está tocando vivir algunos tiempos no solo interesantes sino maravillosamente develadores del derrumbe de paradigmas que hasta hace poco tiempo pensábamos inamovibles. Han sido episodios a veces aislados y a veces pertenecientes a un espacio tiempo socio cultural concatenado con una eclosión social enmarcada en lo que llamamos revolución bolivariana. Esta vez el símbolo no ha podido ser más literal: una cortina que se cierra intentando invisibilizar una protesta popular mientras una periodista de espalda entrevista a una distante gobernadora. Esto acaba de suceder nada más y nada menos que en el principal canal del Sistema Nacional de Medios Públicos. Un día después por el mismo canal se le da media hora al colectivo indígena cuyos voceros osaron asomar unas pancartas en el encuadre de la cámara. Han llovido los comentarios y las opiniones después de este lamentable episodio. Algunos han intentado personalizar el problema como si fuera solo una reacción aislada de la periodista. No lo creemos así. Lo que hemos presenciado es la muerte del periodismo institucional asalariado, el final de una concepción vetusta de la comunicación. Y es gracias a nuestro proceso revolucionario que la dinámica social que vivimos ha permitido visualizar este símbolo preciso y perfecto que nos exige forzar el nacimiento de un sistema comunicacional
diferente, que esté realmente en manos de la sociedad venezolana y no en manos del Estado ni en manos privadas. El periodismo institucional asalariado es la herencia patética del sistema capitalista, y no dudamos del compromiso político personal de la periodista que protagoniza este ejemplo, lo que sucede es que ella está inmersa en un sistema que ha dado señales inequívocas de estar estirando la pata. La línea editorial es decidida en cenáculos cerrados y favorece al dueño del medio (o al que lo maneja) esto funciona igual en el privado y en el estatal. Lo que deberíamos visualizar es un sistema nacional de medios en manos de la sociedad, donde por el consenso de amplios grupos sociales orgánicos a nuestra dinámica contemporánea, se decidan las líneas editoriales y que no reine en éste el interés del medio ni del gremio periodístico, sino el interés supremo del pueblo venezolano. Este periodismo vetusto está apuntalado por una concepción gremialista a la más pura usanza adeca, por una formación empaquetada que prepara al estudiante para ser un asalariado, y por una tradición que llegó a acuñar esta verdad “El periodista tiene un mar de conocimiento, pero con un dedo de profundidad”. Hemos presenciado el cortinazo de la desvergüenza, hemos visto la costura de un sistema de medios que no está a la altura de la dinámica revolucionaria que exige a gritos nuestro pueblo. Nos toca imaginar y practicar otra comunicación y para esto es necesario subvertir los órdenes existentes con las cartas sobre la mesa, sin cotos cerrados.
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El cine que necesitamos Moisés Mirele
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a percepción del hombre de la realidad es una telaraña que se va tejiendo lentamente, que se va montando y tiñendo de sus percepciones anteriores, percepciones que abarcan desde la simple imagen hasta el sentimiento que le acompañó, cada experiencia es aprehendida y entretejida con las ya existentes, sin olvidar el contexto en el cual esto sucede. Es así como cada hombre posee sus propias “estructuras” de pensamiento, sus propias maneras de ver la realidad, pero dentro de un contexto “permitido”. Si hablamos del pensamiento occidental, es menester considerar la gran necesidad de controlar “unificando” toda esa multiplicidad de estructuras bajo una sola forma de ver la realidad, el llamado sentido común. Nada ajeno a este sentido (dicen que el menos común de todos) es considerado viable o válido, pues sus estructuras están profundamente arraigadas en los orígenes de la sapiencia occidental. “Existe una gran necesidad de intentar entender y explicar la realidad, para ello el hombre ha creado una serie de estructuras lógicas, procesos, métodos y estrategias, con los cuales aún logra “entender” solo una parte de las múltiples realidades. Pero la esencia misma del ser humano, va más allá de los convencionalismos, es así como el mundo onírico representa todo el poder del pensamiento mágico.” El cine es una ventana, con la cual se puede representar la realidad en todas sus dimensiones, rescatarla, compartirla, hacerla de otros. Si se logra capturar, en sus entrañas, toda la pasión, la magia, los sentimientos, las voluntades, y se alcanza a capturar el contexto en el cual se dan los acontecimientos… existe una gran posibilidad de penetrar en el mundo emotivo consciente y subconsciente. Entonces… una simple silla en movimiento dentro de un contexto particular, puede desempolvar viejos códigos inconscientes, penetrando donde el espectador era el único dueño. Las imágenes de la pantalla se imponen sobre el espectador, confrontándolo con la cotidianidad, por más ajena que éstas sean. De esta forma, nos encontramos con un sujeto que se convierte a su vez en objeto de lo que mira. El cine no solo representa una potencia en el mundo de la estética, sino también un arma que puede ser usada dependiendo de los intereses de sus hacedores. La de revelar realidades ajenas, así como, el permitirnos penetrar en los resquicios de nuestro propio ser más profundo, es definitivamente el gran poder del cine como arte. El lenguaje del cine debe transcender la imagen para convertirse en un todo integrado al sujeto que lo mira,
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aunque sólo sea momentáneamente, es así como logra excitarnos, hacernos delirar, movilizando silenciosamente, este es el cine que necesitamos. Un cine que sea capaz de representar al ser humano, en todas sus dimensiones, sin caer en estereotipos exagerados sino que suavemente vaya desvistiéndolo de los formalismos y nos lo muestre tal cual es en esencia. Este quehacer es todo un arte que requiere, mucha magia, subestimar al espectador es en definitiva un pecado capital, a menos que solo queramos hacer imágenes en movimiento.
“Jugando con el otro”
Como ya dijimos, lo más maravilloso del cine es esa capacidad lúdica de adentrarnos a mundos y estados de la mente que a otro arte le es imposible. Hay que reconocer que la posibilidad de poder fijar para siempre en nuestra memoria acciones y sensaciones capaces de hacernos reflexionar; que creen y activen nuestra conciencia, que nos confronte con el yo superior y ser social, que se enfrenta en el combate cotidiano de asumir esta vida como la única posibilidad de existencia, y al mismo tiempo nos coloca en otras posibilidades de que la vida que percibimos no es la única vida, intra y extra psíquicamente… tiene un valor incalculable, que lo hace permanente en la mente y corazón de la humanidad. El inconsciente y la memoria colectiva, juegan un papel importante donde la creación de ese lenguaje de la imagen, ambos determinan la narrativa que conducirá la película por el camino correcto y de donde el guionista se aferra para la construcción de esa buena historia que resultará en el producto final que llegará al espectador. Conductor ubicuo en el fantástico viaje de los roles y conductas, desde la ruta del héroe pasando por el del perdedor negador, del patito feo al cisne, de la cenicienta a princesa, de pobre a rico, de infeliz a y vivieron felices para siempre, o simplemente el hombre común que se sobrepone a la terrible pérdida del ser amado y su gran conquista es la supervivencia, sin sucumbir al desamor ni la locura, pudiendo rehacer su vida con su segunda oportunidad cual espejo mágico de la vida real. Este es el cine que debemos aprender tanto a ver como a realizar. En nuestra realidad como país, lo fílmico debe y tiene que apuntar al hombre común…pero ya va, ¿qué es el hombre común? ¿El chamo del barrio que se decidió por atajos y la vida fácil? ¿La muchacha que busca a un hombre pa´ que la mantenga? ¿El policía corrupto, el delincuente, la prostituta, el buhonero, el chofer y el indigente? Mas no solo ellos
componen lo que somos como sociedad y cultura… existen poetas en los barrios, chamos que desde niños con terribles ejemplos de vida, decidieron ser de otra manera distinta a la que se les enseño en su hogar, que como titanes hoy son grandes ejemplos en instituciones dentro y fuera de nuestro país; como ingenieros petroleros en PDVSA, músicos, compositores, maestros egresados del sistema de orquestas que son referencia en el mundo, científicos admirados por las mentes más brillantes, economistas, empresarios, maestros, inventores, atletas, cultores populares, escritores y artistas plásticos ancianos, y sobre todo todos los que en definitiva son nuestros “héroes anónimos”, los que forjan con su esfuerzo diario silencioso una vida mejor, agregando valor a nuestra Venezuela. Una de las tareas del cine es esa precisamente de calar en la memoria, reconocer lo que somos como sociedad, a nuestros actores que la impulsan y la representan, recrear nuestra historia que ha estado de lado en la gran pantalla, aunque en los últimos años se han hecho algunos intentos, no es suficiente pretender y tratar o intentar, debemos coincidir en un cine respetuoso de nuestras tradiciones, centrarlo en nosotros, en los nuestros, revisar con lupa lo que tenemos, dejar el pesimismo, la timidez audiovisual y ¡atrevernos! Tenemos y usamos las mismas técnicas universales de realización cinematográfica, contamos con talentos y recursos, ahora más que antes, para darle a nuestro público y al mercado audiovisual, excelentes propuestas fílmicas y documentales que nos hagan sentir orgullosos dentro y fuera de Venezuela.
“Un cine de humanos para humanos, donde no se subestime al usuario”
Pero debemos ser honestos y revisar la metodología de esas realizaciones desde la preproducción, hasta la distribución y comercialización de nuestros productos audiovisuales. Se hace imperativo pues responder a una serie de viejas preguntas; ¿Más personal del debido realmente influye en la calidad de una pieza bien fotografiada, sonorizada e iluminada? ¿Por qué al personal artístico se le sigue pagando poco y son los últimos en cobrar cuando son los que la gente irá a ver en la película? ¿Qué tipo de cine es nuestra fortaleza? ¿Por qué hay muchas carencias en la dirección de actores cuando nuestro fuerte es el cine de ficción? ¿Por qué nuestros directores se empeñan en poner todo su esfuerzo en lo técnico como si el público fuese a ver cámaras y reflectores y grúas? ¿Por qué se le da preferencia a la cara bonita antes que al talento real,
quedando demostrado que no ha habido impacto de taquilla con esa escogencia y se confunde farándula con arte? Salvo excepciones esta es la constante de nuestro cine, situación que es muy defendida por nuestros técnicos y buena parte del personal artístico y como si se tratase de un paciente delicado al que hay que hablarle con voz suave no vaya a ser que se altere y/o agrave la enfermedad, de este tema se habla poco, por miedos a perder los espacios, el trabajo, la chamba o la arepa o los “Amigos del medio” se molesten, estas son las barreras y verdaderas trabas que impiden que tengamos un cine de mayor calidad que compita con los estándares internacionales. Hasta no vencer el egoísmo de algunos en su “forma” de hacer cine seguirá siendo muy lenta la marcha al desarrollo de una verdadera industria cinematográfica, amplia, creadora, competitiva y acorde a nuestras realidades, hacia ese norte debemos dirigirnos para alcanzar junto al Proceso en el cual nos encontramos completa y total libertad creadora.
“Un cine más cálido, sutil y sincero con la condición humana, que despierte y fervorice nuestras almas”
El diseño de elementos que nos hagan exaltar cada cinco minutos del asiento como si de hipo se tratara, es toda una tarea titánica, precisar el blanco con asertividad e inteligencia estética (por hablar un poco de las inteligencias incluyendo la audiovisual) es lo que hace la diferencia de una película de arte a una simple película de diversión, esos detalles sonoros que como pinceladas el pintor lanza en su lienzo que en este caso es un escena fílmica, texturas climáticas y ambientes con sensaciones armónicas que logran ubicar al público exactamente en el lugar de la emoción que el director eligió, tensiones sostenidas, in crescendo, que poco a poco o en transiciones bruscas paralelas a la acción fílmica se resuelven, curvas musicales y composiciones en tonos menores capaces de inducirnos en la situación adecuada y probar casi que por ósmosis en el mismo espacio físico lo mismo que le sucede a nuestro protagonista. La búsqueda de los matices y tonos que denoten el timbre exacto de lo que ocurre en la escena, depende de la sensibilidad que emana de esa capacidad de leer el entorno real y poder replicarlo a su debido momento en el set de filmación…y lograr la intensidad necesaria que convierte a la luz en esa presencia que complete el conjunto de elementos necesarios para el ensamble del momento mágico en que el director dice ¡acción! y se inicia el viaje fantástico de la representación de esa
“otra realidad” que no nos atrevemos a develar y que la iluminación con su justo diseño armonizado con la cámara sí lo hará…
“De lo onírico a lo real, de lo cotidiano a lo divino”
El punto de vista de los distintos ángulos de la situación, las posibilidades de escuadre y composición, perfectamente amalgamadas, logran una delicada y concreta realidad y “Verosimilitud” que hará que la película haga su trabajo en el trayecto de su exposición al público. El mensaje que deseamos transmitir no llegará al espectador si no existen conceptos claros de composición y encuadre. Por otro lado, y como parte de esta gran “sinfonía” que representa el hacer cine, la fotografía es considerada por muchos como el cerebro de toda obra fílmica, así como el corazón el buen guión. Este binomio mágico hace de la imagen la pieza arquitectónica perfecta para luego ser contemplada en toda su amplitud. La percepción de una excelente dirección fotográfica, acompañada del diseño del plano sonoro en sus términos reales, ya que observamos en la mayoría de las realizaciones al personaje a la distancia con los mismos valores sonoros que cerca de la cámara produciendo un efecto irreal y como de intromisión metonímica de su realidad temporal que influye en la impresión que dejará huella en la mente del espectador….ya que “una película tiene que parecerse a eso… a un película” y mostrarnos verosimilitud para “creerme el cuento” y así cumplir su objetivo principal de divertimento, no sin antes mostrarnos esas áreas del humano desde otros ángulos muy particulares, ¿cómo y dónde encontrar las claves de un buen guión que nos muestre ese lenguaje oculto, que devele poco a poco como capas de cebolla ese intrincado universo que implica una pieza fílmica de alta factura? Algunas de estas respuestas las podremos palpar claramente. Lucas llevándonos a una galaxia muy muy lejana donde la suerte de una civilización del futuro depende de la lucha entre un padre negro, “Dark Vader” y su hijo caminante de las estrellas “Skywalker,” donde al final el amor triunfa y vence al lado oscuro de la fuerza como recurso redentor, situación que se repite en “Drácula” de “Stoker” en su último aliento de vida y luchando contra elementos que lo destruyen decide abrir su corazón y permitirse aceptar que sí puede amar a una mujer más allá de su necesidad de sangre y sacrificar su inmortalidad, la misma de la cual quiere deshacerse “Connor Mc leod” cansado de vivir 400 años en “Los
Inmortales” de Russell Mulcahy, que sólo al cortarle la cabeza podía morir pero al final cuando haya quedado sólo uno vivo recibiría el gran premio…” Una Vida Mortal”… enseñándonos que aunque deseemos la inmortalidad nunca lo lograremos y lo mejor de la vida es este breve espacio y tiempo de ser divinamente mortal… como Mortal puede resultar la presencia del hombre y su egoísmo imprudente con la naturaleza como nos lo nos lo hace ver Ron Fricke en el documental “Baraka” imágenes reales, sin efectos ni decorados falsos de nuestro amado planeta puestas en peligro por nuestra presencia, despegados de lo que un día era hermoso, armónico y espiritual.
“El cine que nos mueve y nos desnuda tal y cual somos, es el cine que necesitamos”
Se trata precisamente de adentrarnos en los más profundos secretos y cotidianidades humanas, descubrir ¿de qué sustancias están hechos nuestros sueños? y que por mucho que queramos salirnos de nosotros imaginando mundos para evadir cualquier realidad, es mejor siempre la divina aventura humana de estar conscientes de lo que somos, y que tenemos el poder de elegir nuestro futuro; así como ir al cine, apreciar con efectos especiales mundos imaginarios, poesía, música, vestuario y maquillaje, fotografía artística y todos ellos como personajes al lado de actores interpretaciones magistrales y directores asertivos desde un punto de vista estético lo maravilloso de la vida… y desde donde proviene toda la magia…no como único dueño de estos códigos que generan bellezas y obras maestras, sino más bien como custodio y responsable de darle valor y sentido a cosas y objetos que la rutina diaria no nos permite apreciar y reconocer, los que algunos de ellos nos atrapan, no quedándonos otro recurso que liberarnos a través del sueño y el deseo, objetos que junto a nuestras emociones se invisibilizan y pasan a segundo plano. La labor del cine no es otra que intentar acercarnos a nuestras vivencias, cotidianas pasiones y elevarnos en una elipsis al set más maravilloso jamás construido, vernos allí, ya que el cine también nos ve como espejo de doble faz, él aprende de nosotros, se alimenta de la sabia vital de nuestra realidad, es una relación reciproca, cual maestro observador que al final de la situación nos da la lección y allí poder reconocernos, escarbar internamente, en cada recodo de lo que somos; razón, cuerpo, alma… para descansar con la esperanza en nuestras manos y continuar la increíble experiencia de creer, crear y vivir…
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Ni tan calvo ni con dos pelucas Michel Balivo
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a revolución bolivariana está viviendo un momento muy pero muy interesante que me ha provocado ponerme a escribir otra vez. A instancias del mismo presidente reelecto todos los procesos del gobierno y la sociedad se han puesto bajo la lupa, se están sometiendo a revisión colectiva. Uno de esos procesos es el de las comunicaciones en una época de tecnología de avanzada, donde las ideas de cambio son bombardeadas por la prensa mediática mundial, que como sabemos es propiedad de grupos de intereses privilegiados resistentes al cambio, que en los hechos desplazó a los partidos políticos y nos dice ahora qué es la realidad. Hace poco comenté en un artículo que cuando se trata de inestabilidad y cambios, creer que se sabe es el peor error. Por eso siempre es bueno tomar referencias históricas para poder ver con distancia y proporción el momento que nos toca vivir y en el que estamos sumergidos. Porque de otro modo no reconoceremos nuestros hábitos de pensamiento, el modo en que nuestras creencias que son herencia generacional influyen en nosotros. En otras palabras, si deseamos cambiar es porque las experiencias que nuestro modelo mental de organización social hace disponibles, ya nos resultan insatisfactorias. ¿O acaso alguien desea cambiar lo que está disfrutando a rabiar, a más no poder? Y para poder cambiar nuestras experiencias disponibles, lo primero que necesitamos reconocer son los hábitos que compartimos con ese momento social, colectivo. Que son nuestros hábitos de pensamiento, las creencias que nos dan dirección en la acción. ¿O acaso creemos que podremos cambiar algo mágicamente, con solo desearlo, sin modificar para nada nuestras conductas? Por eso digo que para poder vernos, ver nuestra época en acción, es bueno darse un paseo mental y tomar referencias históricas desde cuya distancia podamos percibir con mayor claridad nuestra propia época. Podemos por ejemplo hacer una excursión a la transición entre Medioevo y Renacimiento. Allí reconoceremos tal vez con sorpresa, que al igual que en nuestra época se comenzó a cuestionar desde su utilidad para las necesidades presentes de la vida, todas las creencias que se arrastraban de antaño sin reconocerlas ni cuestionarlas. Y ya sabemos que aquello iluminó, revolucionó una milenaria época de oscurantismo, sembró las semillas de un nuevo momento evolutivo que aún hoy da frutos. De allí su nombre de Renacimiento. En aquella época también se fue al pasado a buscar una diferente dirección a la que imperaba. En ese caso se recurrió a la historia de griegos y romanos que tenían un estilo de vida mucho más activa y comprometida con la trans-
formación del mundo, de la realidad, mucho menos sometido a dogmas. En otras palabras daban mayor valor y poder a la intencionalidad, a la conciencia, al ser humano que a los determinismos naturales y sociales a los que se encontraban sometidos. Podríamos decir que el valor central de las civilizaciones griegas y romanas en comparación con la del Medioevo, no era la resignación ante las limitaciones sino su fe en el poder de la mente humana para superarlas, para transformar la realidad. Eso da como resultado dos actitudes y direcciones vitales muy diferentes, dos modos diferentes de estar la conciencia en el mundo, uno activo y otro pasivo. Y en consecuencia gesta dos civilizaciones diferentes. Pero hay otro elemento interesante a reconocer en este paseo. Las instituciones que heredamos tienden a la continuidad de su modelo social. Por lo tanto para que el cambio se haga posible es imprescindible la inestabilidad de las instituciones, de los hábitos y creencias sociales que se gestaron en tal práctica. En otras palabras, los elementos de esa sociedad que se sienten insatisfechos y aspiran a cambiar esas limitaciones, es decir “nosotros”, han de comenzar por reconocer y modificar su dirección conductual. La mayoría de nosotros creemos ingenuamente, es decir sin la menor reflexión o cuestionamiento, que nuestros sentimientos y vivencias de pareja, familia, amistad, trabajo etc., son muy particulares y personales, que nadie siente ni sabe lo que sentimos. Sin embargo, nunca nos hemos puesto a pensar que nuestras instituciones son heredadas y colectivas y ese pasado heredado es operante en nuestro presente, influye poderosamente, programa en gran medida lo que sentimos, pensamos, vemos y hacemos. Tal vez justamente por eso llegamos todos como colectivo a este momento particular de agotamiento y desgaste del modelo, de insatisfacción, inestabilidad y deseos de cambio que resuena universalmente, aun cuando cada uno interprete sus causas de diferentes modos. Hace unos días veía un programa de TV donde se discutía públicamente cuáles eran las limitaciones de los medios públicos venezolanos de difusión, de comunicación, cómo corregirlos, cómo integrar verdaderamente un sistema de medios. En esos debates iníciales se puede apreciar claramente las divergencias de opinión. Unos dicen que hay que dar vuelta de cabeza todo,
por ejemplo que es el pueblo el que ha de comunicar, no las élites intelectuales o las clases medias altas las que han de decirle al pueblo lo que es bueno para ellos. Otros opinan que en muchas ocasiones el pueblo demuestra que no sabe cuales son sus verdaderas necesidades, por eso es que resulta tan fácilmente influenciable, sugestionable, direccionable para los medios de comunicación masiva. Y hay todavía un tercer grupo que opina que no se trata de esto ni de lo otro, sino de todo lo contrario. Por supuesto que uno tiende a tener sus gustos, sus ideas y en consecuencia a alinearse con uno u otro bando. Me gustaría en este punto contarles una anécdota que es muy ilustrativa. Sucedía en una época no muy lejana, que la especie humana era diezmada por pestes y hambrunas. Como es normal se formaron bandos de opinadores que debatían acaloradamente las causas de tales acontecimientos. No faltaban los sobreacalorados que se iban a las manos como sucede todavía en muchos parlamentos. Para unos esos eran castigos de Dios, para otros eran tentaciones que Dios permitía al diablo para probar al ser humano. Y como no había forma de ponerse de acuerdo sobre tan eruditas y útiles discusiones, como tampoco es extraño, unos terminaron agrediendo y matando a los otros, sumando más violencia y sufrimiento a la ya trágica situación. No mucho tiempo después apareció un señor llamado Pasteur, que descubrió la penicilina y se produjeron vacunas que acabaron con la mayoría de aquellos males. ¿En qué bando de opinadores te hubieses alineado tú? No importa, en cualquiera de ellos los hechos posteriores te hubiesen puesto en ridículo. Por eso decíamos antes que en situaciones de inestabilidad y cambio, tal vez el mayor error es creer que sabemos, que conocemos las respuestas. El cambio inevitablemente nos sugiere sorpresa, extrañeza, incredulidad. El cambio nos enfrenta a lo desconocido, aquello para lo cual nuestros hábitos no tienen respuestas programadas. Por eso, cambio es sinónimo de discontinuidad de las instituciones y genera crisis en los sistemas de hábitos y creencias heredados y desapercibidos, que por lo general ingenuamente consideramos parte inamovible de la realidad, de lo que somos o creemos ser. ¿Podría algo ser nuevo si ya lo conociéramos? ¿No es un contrasentido absoluto? La inestabilidad es condición sine qua non de todo cambio posible, porque las instituciones
son afirmación del modelo mental que las concibió y les dio forma en los hechos. En otras palabras son memoria, inercia de un momento anterior, resistencia activa, operante al cambio. Lo mismo podemos decir de nuestros hábitos y creencias, son programaciones de un modelo ya agotado e inoperante. Hoy en día le llamamos burocracia. Si no caemos en cuenta de ello nos convertimos en vehículos de continuidad del pasado, en resistencia al cambio, a la evolución. Y todo aquello que se opone a los vientos de cambio que ya soplan, aunque cada cual los interprete de un modo diferente, genera sufrimiento innecesario en la conciencia colectiva humana. No está demás dar una mirada al interior de cada cual y darnos cuenta si nos estamos resistiendo, aferrándonos a lo viejo, habitual, generándonos innecesario sufrimiento al negarnos a soltar algo ya agotado, superado, por temor a arriesgarnos a dar un nuevo paso. Debemos tener claro que estamos proponiéndonos traer a ser en el mundo de todos los días, de las cosas y personas habituales, algo que anhelamos pero aún no existe. Nosotros somos las puertas de eso nuevo que anhelamos. Y no tenemos otro camino que disponernos a reaprendernos intentándolo, acercándonos atentamente por acierto y error. Dándonos cuenta que solo nosotros podemos reconocer si eso que sentimos y hacemos es lo que realmente deseamos. Es como aprender a tocar el piano. Solo cuando tocas la tecla y el sonido realimenta tu conciencia auditiva, puedes saber si ese era el sonido que esperabas, que deseabas. Si no te arriesgas a tocar la tecla nunca lo sabrás. Si no estás dispuesto a corregir una y otra vez los intentos erróneos, nunca aprenderás a tocar. Llegará el día en que des un magnífico concierto para las multitudes, pero solo a ti te consta el camino recorrido para recoger esos frutos. Una nueva sensibilidad se abrirá camino. Nuevas miradas cobrarán forma dando dirección renovada al humano accionar. La voluntad traerá a ser conductualmente en el mundo lo que por décadas no tuvo la fuerza anímica suficiente, necesaria para ir más allá de las ideologías de las élites intelectuales. Pero el camino es caminando. Es el caminar el que hace caminos. Cierro con una frase de nuestro novel ministro de comunicaciones que sintetiza el clima de todo lo dicho, “el genio se escapó de la botella, ¿quién lo volverá a encerrar?
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El trabajo que realizo
Lo presento humildemente. No como un don, o un presente, Sino un aporte conciso. Quizás el destino quiso Que mi arma fueran las letras, Que yo naciera poeta Y que pudiera expresar La alegría y el pesar Que hoy a mi pueblo aprieta.
Les pido que no me juzguen Sin pensar, primeramente, En quiénes están presentes Y que a enseñarme acuden. Mi petición hoy alude A aquellos que se burlaron De mi esfuerzo, y que trataron De impedir que yo aprendiera. Más allá de eso, quisiera Decirles: No lo lograron.
Y aunque a veces me pregunto Si yo debiera seguir, Hoy, feliz, puedo decir Que en las dudas yo repunto. Y sin embargo, no apunto A aquellos que se rindieron, Pues creo que no entendieron La herencia que le otorgaron Y por eso no lucharon; Y, por no luchar, murieron.
¡Vaya! ¡Difícil tarea Para un chico adolescente! Pues me declaro inconsciente De la historia y sus mareas. Pero, para quien me crea, Les digo que me he esforzado, He vivido, he estudiado Para poder militar En esta guerra ancestral Que viene desde el pasado.
Pues no se trata de mí, De mi talento o retórica… Trata de la Herencia Histórica Que hoy se ha vuelto mi fin. Así, heredé un confín De tareas y compromisos, Sabrá Dios quién diablos quiso Integrarme a esta batalla… Y aunque mi poesía estalla, A veces soy el occiso.
Pero yo, que sigo vivo, Con esta herencia de Alí, De Bolívar, de Martí, De Reveron y de “El Chino”, José Leonardo Chirino, Lorca, Neruda, Mistral, Violeta, Engels, Carlos Marx, Y los millones de muertos Que hoy viven y que son ciertos En mis letras y en mi andar.
Juro, nunca había pensado Que sería tan difícil. Ahora sufro tantas crisis Como lo hace el Estado. Aún no estoy preparado, Trabajo en función de ello. Como poeta, lo bello Es sólo lo publicado. Uno vive torturado, Y el dolor es nuestro sello.
He perdido a mis amigos, He perdido a familiares; Mis compañías iniciales Hoy día no están conmigo. A pesar de eso, sigo En el camino asignado. Jamás lo he traicionado Pese a mi gran soledad; Si algo tengo, es lealtad Y, creo, lo he demostrado.
Por eso les pido ayuda Y un poco de comprensión, Pues no es fácil mi misión, Ni aclarar todas mis dudas. Le aseguro a quien acuda, Y lo digo con testigos, Que yo voy a ser su amigo Porque, a veces, la amistad Basta y sobra para andar, Y construir más caminos.
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Así pues, soy un pendejo, Macilento y carajito. Pero también necesito Aprender, y así me quejo De quienes se ubican lejos De la posibilidad De cambiar la realidad De los jóvenes y niños Que con miedo, y con cariño, También queremos luchar.
Mas si quieres aprender Y, sobre todo, enseñar Sólo tienes que tratar De recordar, de creer Y de transformar tu ser. Recuerda cuando eras como yo; Y recuerde, compañero, en las cosas que creyó. Caracas, 02 de febrero de 2011
Tengo defectos y errores Que entorpecen mi camino. Mas también tengo un destino, Y lo cumpliré, señores. Si ustedes son los mejores Dos cosas pueden hacer: “Enseñarnos y aprender” O “ignorar y vivir”. Si ignoran van a morir, Pero nunca a trascender.
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Artesanía
Yamileth Romero
I
La artesanía en el marco del proceso revolucionario, el sector artesanal, como sector creativo y productivo del país por décadas anteriores a nosotros, a nuestros padres y abuelos, debería ser considerada como una opción y proyecto de vida, la artesanía representa la posibilidad de desarrollar ambos hemisferios del cerebro, un conjunto de habilidades y potencialidades de hombres y mujeres en los aspectos psicológicos y motores, se encuentran con el ingenio y creatividad donde conceptos, definiciones y términos dan forma y contenido desde la aplicación de una técnica y un diseño a una serie de objetos utilitarios, decorativos u ornamentales cargados de identidad y diversidad cultural. Por años de generación en generación, familias, comunidades y pueblos enteros han hecho de la artesanía su oficio, profesión, ocupación, actividad cultural y su trabajo, son los artesanos dueños de sus medios de producción, de su tiempo de crear y producir, logrando hacer líneas de investigación, teniendo conceptos inconfundibles del hecho cultural y económico, logrando hacer sus propias herramientas y maquinarias, en armonía con el ambiente y dando respuestas adecuadas a las necesidades humanas, desde sus expresiones y manifestaciones culturales más genuinas y bien logradas con las materias primas propias de sus territorios. Razón suficiente para pensar a la artesanía y a los artesanos, siendo y haciendo parte de la ciencia y tecnología, industria y comercio, turismo y ambiente, educación, trabajo y seguridad social, planificación y presupuesto para el desarrollo social y económico de la nación.
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II
Es necesario diseñar y planificar una estrategia, que incorpore progresivamente al sector artesanal organizado o en vías de organización, por estados y regiones según la nueva geometría del poder a las políticas de formación y capacitación en materia de ciencia y tecnología, ya que nuestros artesanos y artesanas han sido reconocidos como innovadores y tecnólogos populares en diferentes oportunidades al presentar proyectos creativos, donde son diseñadores y fabricantes de sus equipos y maquinarias de trabajo, así como desarrolladores de tecnologías alternas, adecuadas y apropiadas a sus procesos productivos. En la actualidad es necesario mejorar técnicas, diseños, acabados y procesos productivos de las piezas artesanales, conjuntamente a la elaboración de maquinarias, herramientas, partes y piezas para reparar maquinas y herramientas dañadas, esto con la intención de dejar de importar estos equipos y que los mismos comiencen a diseñarse en nuestros tecnológicos y a producirse en nuestras industrias ligeras, intermedias y básicas, como son: las resistencias y placas de los hornos cerámicos, sopletes, laminadoras y motores colgantes de la orfebrería y las gubias de la talla. Nuestros artesanos pueden complementar sus saberes y haceres, y realizar sus aportes en las diferentes unidades territoriales para la ciencia y la tecnología en nuestro país, logrando mejorar la elaboración de sus piezas de artesanía y su trabajo en taller, en cuanto al uso de estas dos herramientas aplicadas en los procesos productivos artesanales, para innovar en técnicas, diseños y utilidad de las piezas.
III
Artesanía – Ambiente – Turismo. Un sistema completo de posibilidades para el Sector Artesanal, los talleres de creación y producción, tiendas, aldeas, pueblos, comunidades, rutas artesanales, son parte de un mapa complementario a los espacios naturales y turísticos del país. En esta tríada es necesario compartir una agenda común de contenidos y acciones: Ambiente: la conservación, cuidado, preservación de nuestra flora, fauna, parques, reservorios, la educación ambiental, ecología, reciclaje, resiembra, rescate de semillas, deben cruzarse con prácticas artesanales ancestrales, tradicionales, rurales, campesinas, que por años han cuidado y mantenido vivo su hábitat, entre otras contemporáneas que hoy reciclan y re-utilizan los desechos. Turismo: los espacios naturales, históricos, culturales, recreativos, arquitectónicos, patrimoniales, religiosos e íconos del país que no solo son bellezas para visitar – fotografiar, sino que son bienes nacionales para conocer – conservar permanentemente vivos, a través del turismo social, comunal, popular, ecológico y por qué no Turismo Artesanal, pueden y deben incorporar a la artesanía y sus artesanos, desde los conversatorios informativos, los talleres demostrativos y la expo-venta de piezas artesanales, como parte de la historia viva, la cultura material e inmaterial, que nos define como pueblo llenando de contenidos diversos a cada región. Ambiente – Turismo, debe incorporar en el marco de la geometría del poder, para el aprovechamiento sano – desarrollo pleno de todos nuestros territorios y sus habitantes, según las potencialidades naturales que se poseen, a la Artesanía,
como actividad creativa, recreativa, ocupacional, cultural, productiva, que aplica ciencia – tecnología propia en armonía con el ambiente, dando respuestas adecuadas a las necesidades de la población, generando beneficios colectivos a la comunidad con aportes al mundo industrial – comercial de cada zona donde se desarrolle.
IV
Artesanía y Educación. Al inicio de este ciclo de artículos sobre artesanía, escribimos: “… la artesanía representa la posibilidad de desarrollar ambos hemisferios del cerebro, un conjunto de habilidades y potencialidades de hombres y mujeres en los aspectos psicológicos y motores, se encuentran con el ingenio y creatividad donde conceptos, definiciones y términos dan forma y contenido desde la aplicación de una técnica y un diseño a una serie de objetos utilitarios, decorativos u ornamentales cargados de identidad y diversidad cultural.” La artesanía, se nos presenta como una disciplina para la formación y capacitación multidisciplinaria – transdisciplinaria, donde es posible: el aprendizaje significativo por descubrimiento, el aprender – aprender, aprender – aprendiendo, aprender a desaprender, aprender – haciendo, aprender a ser, poniendo de manifiesto la soberanía cognitiva y cognoscitiva, hombres y mujeres pensando con cabeza propia, adquiriendo nuevos conocimientos que entienden – comprenden, siendo capaces de analizar, razonar y alimentar estos conocimientos, haciendo ejercicio del saber – hacer uniendo teoría – práctica. En la artesanía la enseñanza, aprendizaje, formación,
capacitación y educación es constante – permanente, los artesanos siempre investigan, se documentan en función de mejorar y perfeccionar técnicas – diseños, pero sobre todo hay una intención de darle contenido al trabajo que se realiza, generando líneas de investigación sobre diferentes temas – áreas artesanales. Los artesanos son: científicos, tecnólogos, químicos, matemáticos, físicos, investigadores, sociólogos, antropólogos, historiadores, comunicadores, ecólogos, sobanderos, parteros, curanderos por actitudes – aptitudes vocacionales, naturales a su condición de creadores – productores. De allí que se considere importante la incorporación progresiva de la artesanía a todos los ciclos, niveles, fases y/o etapas de la educación inicial, básica, diversificada, técnica y universitaria, con la metodología – pedagogía – didáctica necesaria. La artesanía, se desarrolla como oficio, ocupación y profesión que bien merece estar formalmente en las mallas curriculares, pensum de estudios, contenidos programáticos, para impartirse como materia, disciplina, salida ocupacional y/o carrera, para reconocerse el conocimiento por experiencia – trayectoria de los maestros artesanos, para validar los componentes docentes y las certificaciones ocupacionales sobre las diferentes disciplinas artesanales. “Bachiller Mención Artesanía / Salida Ocupacional Cerámica – Licenciado en Artes Mención Artesanía / Orfebre”
V
Trabajo – Seguridad Social – Artesanía. Las artesanas y artesanos son trabajadores libres asociados, productores, dueños de sus medios de producción
y de sus talleres de trabajo, de allí que se diga que son la base de la clase obrera, la base de la clase trabajadora, ejemplo de trabajo liberador, trabajo creador, trabajo productivo, un trabajo que se hace con las manos apoyado en algunas herramientas y maquinarias, con ingenio, creatividad y carga cultural, dando como resultado una serie de objetos – piezas de artesanía, que responden a bienes – patrimonios culturales de la nación. Un trabajo que se hace en colectivo, en comunidad, en pueblos enteros y en pequeños espacios individuales, que siempre buscan el encuentro con el otro diferente de sí mismo, que buscan permanentemente el encuentro e intercambio de saberes y de haceres, para crecer en su propuesta productiva, siendo una alternativa cultural a las necesidades humanas, respetando el ambiente – aprovechando racionalmente las materias primas propias de nuestros territorios, generando tecnologías propias e innovando. Mujeres y hombres dedicados a enseñar, formar, capacitar y transferir el hacer, el saber y los conocimientos artesanales de generación en generación, dando aportes significativos de gran importancia inmaterial y material a la vida cultural de la sociedad venezolana, desde sus casas, casas que son talleres de creación – producción artesanal, escuelas para formar generaciones de relevo, museos de artesanía, espacios de historia viva de la diversidad cultural venezolana. Razón por la cual se considera de interés, el reconocimiento como trabajadores y el reconocimiento al trabajo, para su incorporación progresiva, según sus características particulares como sector a todos los
servicios y beneficios del Sistema Nacional de Seguridad Social del Estado, así como a todos los derechos relacionados con el trabajo a cada artesano y artesana, dignificando el trabajo artesanal y a sus trabajadores.
VI
La Artesanía incorporada al Plan de Desarrollo Socio-Económico de la Nación debe ser una realidad, la artesanía siendo y haciendo parte del ejercicio de planificación, finanzas, presupuesto y desarrollo social del país, es una demanda y una propuesta histórica del Sector Artesanal, que por la vía de los hechos tiene raíces profundas en la sociedad venezolana, artesanos y artesanas de siempre han sido historia viva inmaterial y material de una parte de la diversidad cultural del país, una alternativa económica real – posible de creación – producción con respuestas adecuadas a las necesidades humanas, en armonía con el ambiente y aprovechamiento racional de las materias primas propias de nuestros territorios. Ante la vorágine del sistema capitalista, es una actividad cultural y económica ubicada políticamente con carácter socialista, humanista, solidaria, con opciones de generar independencia y soberanía en el marco del trabajo, la ciencia y la tecnología, permitiendo el encuentro con otras culturas y pueblos del mundo, para el intercambio comercial, de valores y conocimientos, desde la condición de trabajadores libres asociados, dueños de sus medios de producción que hacen posible una economía política, que reproduce valor de uso – valor de cambio, con manejo socialista de las cadenas de producción, artesanos y artesanías son bienes – patrimonios
culturales inmateriales y materiales de nuestro país y de nuestra sociedad, son un ejercicio permanente de descolonización de la memoria, porque responden al imaginario colectivo y a la memoria histórica, que permiten resistir, subvertir y transformar culturalmente desde el hecho artesanal, creando y produciendo para la vida, libertad, independencia y soberanía cultural y productiva del país, evitando la re-producción de la lógica del capital. Razones suficientes, para planificar el trabajo, la creación y la producción de las artesanías venezolanas utilitarias, decorativas y ornamentales, de procedencia indígena, tradicional y contemporánea, planificar las compras institucionales y de las empresas del Estado de las artesanías venezolanas para que circulen nacional e internacionalmente, planificar la formación, capacitación y procesos de aprendizajes y enseñanzas de nuestros artesanos y de nuestras comunidades en materia artesanal, planificar rutas históricas – turísticas artesanales para el disfrute, la recreación, el aprendizaje y la comercialización de nuestras artesanías en todos los espacios turísticos del país, planificar que los artesanos y las artesanías cuenten para las estadísticas nacionales de trabajo y producción e incluso que se cuente la producción artesanal como parte del producto interno bruto, así mismo planificar la incorporación de artesanos y artesanas a todos los derechos sociales, particularmente los relacionados con el trabajo y la seguridad social, colocarle su cuota presupuestaria para incorporarla a las finanzas de la nación, visibilizándola y visualizándola como elemento concreto del desarrollo social de la Nación.
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ยกComunas, comunas, comunas!
Si crees que sabes... M B
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ace años que no escribo nada para publicar. Pero la convocatoria presidencial a la autocrítica y particularmente la pregunta, ¿dónde están las comunas? atrajo mi atención. He escuchado desde entonces muchas charlas y programas que hablan del tema, y debo confesar que aún no comprendo realmente qué son las comunas y mucho menos como construirlas o hacerlas. No sé muy bien si nadie ha explicado con precisión qué son esas comunas, o si mis neuronas ya están saturadas y no funcionan muy bien, lo cual es muy posible por supuesto. Pero lo que sí sé es que un tejido social da muestras crecientes de haber agotado sus posibilidades y como todo modelo agotado, que ya no resulta satisfactorio para la sensibilidad y nuevas necesidades de esa sociedad se está convirtiendo en insatisfacción, en sufrimiento mental, social. Esto es algo colectivo, algo que siente toda la sociedad, algunos se alinean con el Presidente y su propuesta y otros lo hacen con la oposición. Además esa alineación es dinámica y no estática, porque muchos se desplazan de una propuesta a la otra. Por supuesto no me refiero a los que simplemente cuidan sus intereses personales, partidistas, sino a amigos o conocidos que he visto bastante desorientados y confundidos recorrer esos caminos de Dios. Pero la sensación creciente de insatisfacción, de que algo no está funcionando como debiera es generalizada. Porque como sucede en amplios ciclos y con toda forma, hasta el modelo o la propuesta que fue nueva y maravillosa en su momento, termina degastándose, agotándose, envejeciéndose, marchitándose. Ya saben, eso de que toda forma nace, crece, se desarrolla, envejece y muere, incluso civilizaciones completas como testimonia la historia. (Parece que no solo existe el llamado cansancio de lo materiales, sino también el de las civilizaciones, de las épocas y sociedades. Y cuando estos señores se cansan causan muchos problemas naturales, muchas alteraciones sico sociales). Entonces si el modo en que nos relacionábamos y hacíamos las cosas, si nuestros hábitos y creencias, nuestra cultura en gran medida heredada, si un tejido social está muriendo, como parecen evidenciarlo los múltiples conflictos mundiales, es lógico suponer que surge la necesidad de renovar el tejido social completo, de crear nuevas formas de vida, nuevos modos de relacionarnos, de producir y de intercambiar bienes. Creo que incluso los conflictos en las relaciones familiares, de pareja, amistades, etc., podrían ser enfocados y estudiados desde esta óptica, donde no hay buenos ni malos, no hay culpables sino relaciones colectivas desgastadas e insatisfactorias que es necesario primero reconocer como la raíz de nuestra problemática y luego corregir. Por supuesto es más fácil echarle la culpa a otros de lo que no funciona, pero lamentablemente no nos resuelve la problemática.
Sería un enfoque cuando menos interesante porque pondría en evidencia que tomar un bando, un partido u otro no nos resolvería nada. Y dada la polarización política y social que vivimos nos vendría muy bien reconocer que tal vez haya una dirección que nos puede permitir comprender y trascender, dejar atrás el conflicto y los culpables, poniéndonos en una perspectiva mental mucho más amplia, agradable y creativa que nos implica y requiere a todos sin exepción. Porque si hablamos del agotamiento de un modelo ya insatisfactorio y de reconocer la necesidad de un nuevo tejido social que lo reemplace, la iniciativa se desplazaría a preguntarnos cómo se concibe y crea intencionalmente, un tejido social que la mayoría dábamos como parte inamovible del paisaje. Debiéramos caer en cuenta que estamos hablando de traer a ser en el mundo, algo que en este momento no existe salvo tal vez en nuestras intenciones y deseos. Luego de pensarlo un poco o bastante, uno termina concluyendo que en realidad todo ha venido o lo hemos traído a ser en el mundo de todos los días, de las cosas, del mismo modo. Sintiendo su necesidad, concibiéndole formas y finalmente conductualizándolo, expresándolo. En verdad no se me ocurre, no conozco experimentalmente otro modo de crear nuevas formas de vida, otro modo de transformar la realidad. Una vez que comienzas a modificar gradualmente tus hábitos conductuales, te conviertes en un ejemplo a imitar o evitar para aquellos que se sienten grata o ingratamente afectados por tu dirección de acción. Porque es obvio que no hay conductas o acciones que no afecten de algúnmodo tu entorno, que no provoquen un tipo u otro de respuetas, de reacciones. Así pues parece que son nuestras conductas las que contagian o contaminan nuestros entornos inmediatos, nuestros ámbitos de expresión, las que generan y atraen reacciones. Hace poco justamente leí que la verdad de las personas no está en sus palabras, en lo que dicen ser, sino en sus hechos. Otro que siempre me gustó mucho dice, señor usted es grita tan fuerte que no me permite escuchar lo que dice. El presidente Chávez dejó muy en claro en su intervención que no era suficiente legislar sobre las comunas y además como democracia creciente a la que aspiramos no podemos imponer nada, debemos convencer, persuadir. Por supuesto que una nueva forma de vida no se puede imponer. Por el contrario ha de ser una experiencia que resuene en nuestra intimidad, que despierte sensaciones agradables, que genere deseos de repetirla, de imitarla. Una forma de vida que no resulte superadora de todo lo anterior, nunca será deseable para un ser humano y solo podrá ser impuesta violenta, represivamente. Generando por supuesto reacciones proporcionales en quienes la sufren. Nuestra historia y nuestra actualidad son testimonio suficiente de lo dicho para quien estudie o simplemente atienda sin prejucios, sin que sus hábitos y creencias distorsionen su percepción.
Concluyo entonces que si deseamos o pretendemos ser protagonistas de una nueva e inexistente forma de vida, si pretendemos transformar la realidad, deberíamos comenzar precisando, haciéndonos plenamente concientes de lo que deseamos hacer y cómo hacerlo, o al menos intentarlo. Si comprendemos que una nueva forma de vida no basta con legislarla ni se puede imponer, entonces nuestro móvil no ha de ser convencer a nadie, sino la gratificación directa que esas conductas nos producen al realizarla, es decir la acción satisfactoria es por sí misma ya el resultado. Esto resulta coherente si recordamos que partimos de la necesidad de renovar un tejido social agotado e insatisfactorio para la nueva sensibilidad social. Si comprendemos que una nueva forma de vida, un nuevo tejido social, una nueva forma de relacionarnos no se refiere a cosas ni apéndices externos, sino simple y esencialmente a nuestras conductas y experiencias inmediatas, cotidianas, entonces es de suponer que un ministerio de comunas ha de ser compuesto por gente sensible a esas experiencias, además de tener bien claro que se propone darle forma y expresar algo inexistente aún. Si no podemos imponerle formas de vida a nadie, se me ocurre que habrá personas o seres más sensibles y dispuestos a esas propuestas y experiencias, en particular aunque no exclusivamente, la juventud que aún no tiene personalidad definida, anquilosada, que aún es dúctil y dispuesta a nuevos aprendizajes. Es necesario entonces dar ejemplo y estar atento a quienes resuenan o son afines a esos intercambios. No me parece que sea algo que se pueda tener como forma estática para todo el mundo. Aunque si es algo realmente bueno, superador y deseable, seguramente se irá contagiando, abriendo camino, multiplicándose, leudando toda la masa como la levadura. Probablemente la gente sensible a esas experiencias podría completar su tendencia natural con estudios. Podría perfectamente crearse una universidad experimental para tan novedoso y difuso tema, del mismo modo que consideramos necesario y apropiado hacerlo para formar la Policía Nacional Bolivariana. En ese sentido tenemos la afirmación del Comandante Fidel de que su mayor error fue creer que alguien sabía lo que era el socialismo. Pero se trata de inventar o errar y en temas tan nebulosos, sería bueno que todos recordáramos que el peor error es creer que sabemos. Me despido con una frase de mi paisano Walter Martínez que encaja como anillo al dedo aquí, la tecnología se puede comprar, pero la experiencia es intrasferible. Aunque en ciertas circunstancias no sea imposible reproducirla, de otro modo no podríamos renovar conductualmente un tejido social agotado ni tampoco los niños aprenderían directamente las conductas o ejemplos de sus padres. En todo caso la experiencia como el arte jamás se repite, porque es creativa.
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Tú consumes
Michelle Todd Uribe
ellos sufren
E l negocio de mascotas y los espectáculos con animales generan jugosas ganancias, a expensas del sufrimiento de estos seres y la distorsión de los valores con que se forma nuestra sociedad. Los animales callejeros son producto de nuestra sociedad y reflejo de nuestras actitudes. Pero como no nos gusta vernos en el espejo de la verdad, preferimos voltear el rostro y comprarnos un cachorro “de raza”, que nos dé algo de dignidad. Tanta arrogancia nos hace ignorantes de la oscuridad que hay detrás del telón… La cría y comercialización de perros de raza fomenta la valorización de los canes según su categoría, precio y moda, con una repercusión negativa sobre su salud debida a la degeneración genética, problema que está afectando a la gran mayoría de las razas en todo el mundo. Como no existen regulaciones efectivas sobre esta actividad económica, es difícil ejercer un control sobre las condiciones de tenencia de los animales reproductores, los cruces emparentados y el número de partos y crías. La degeneración de valores primordiales para la convivencia humana, expresada en la intolerancia y la violencia a todos los niveles, encuentra su primer canal de drenaje en objetos inanimados y seres indefensos, como las plantas y los animales pequeños. No es de extrañar entonces que haya quienes se regocijen viendo a los animales encarcelados en los zoológicos, humillados en los circos, o torturados por tradiciones anacrónicas. Esta degradación de la sociedad es afianzada por los intereses económicos de ciertos grupos, que usan las artimañas de la moda y otros mecanismos de alienación, exaltando los modelos de dominación, machismo y consumismo (tener un shar pei te da estilo, ir al coleo te hace macho). Pero la agresión hacia los animales no solamente se manifiesta de forma violenta: tener un ave enjaulada o un perro encadenado, también es maltrato. Así como al comprar un loro en una carretera, estamos promoviendo el comercio ilegal de fauna silvestre y contribuyendo
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con la degradación de los ecosistemas, al asistir al circo terminamos, inevitablemente, financiando dicha actividad. Lo mismo sucede cuando compramos un perro de raza o cuando vamos al coleo a tomar cerveza. La recientemente decretada Ley de protección de los animales domésticos libres y en cautiverio (Gaceta Oficial No. 39338 del 04 de enero de 2010), lejos de procurar ejercer controles sobre las actividades que implican el maltrato a tales sujetos de derecho, delega dicha función a las municipalidades, evitando así perjudicar los intereses económicos de los comerciantes, organizadores de espectáculos y otros beneficiarios. Es decir que, como en el capitalismo, los intereses económicos prevalecen sobre los derechos ambientales. Esta ley prohíbe el sacrificio en público de animales destinados al consumo humano, así como la presencia de niños ante la eutanasia animal (y léase que ninguna de estas prohibiciones atenta contra
intereses económicos). Pero no sanciona la lenta matanza que se lleva a cabo en las corridas de toros, ni el maltrato de animales en público, como el coleo y las peleas de gallo. Entonces, un niño no puede presenciar como “duermen” a su perro, pero sí participar de actos de crueldad considerados tradicionales (y generadores de ingresos). Además puede disfrutar de los actos recreativos socialmente aceptados, como los circos, donde los animales son humillados, maltratados y encarcelados, con serias consecuencias sobre su salud física y psicológica. Incluso puede experimentar con ellos en la escuela, para así afianzar la idea de que los animales son criaturas inferiores con las que solo es factible una relación de dominio absoluto. También es socialmente aceptado el maltrato a los animales de consumo que, apiñados, permanecen en camiones o jaulas al sol, sin agua ni comida. Y al verlos en las carreteras o mercados, los padres sonrientes dicen a sus niños:
“¡Mira las vaquitas!”… Pero hay niños que ni siquiera saben de dónde viene la carne que comen. Una revolucionaria ley de protección animal tendría que regular o prohibir toda actividad que atente contra la libertad e integridad de los animales, garantizar el control reproductivo, velar por su calidad de vida, y promover el beneficio mutuo animal-humano a través de figuras como el perro comunitario y el animal terapéutico. El respeto a la vida, la libertad, y la responsabilidad social, son valores fundamentales en la construcción de una sociedad más justa y ecológicamente responsable, que solo puede alcanzarse mediante una educación integradora, innovadora, creativa, crítica. Pero es largo el camino hacia la superación de los valores materialistas y antropocentristas con los que fuimos formados. Mientras tanto, nuestros niños y niñas no están aprendiendo de los animales, sino de las jaulas. Países revolucionarios como Cuba y Bolivia constituyen modelos a seguir. En Cuba, las peleas de gallo fueron prohibidas, a pesar de constituir una tradición. En Bolivia, donde la prevalecía de la cultura indígena ha dado prioridad a los Derechos de la Tierra, fue prohibida la entrada de circos con animales a su territorio, y actualmente está en elaboración una prometedora ley de protección animal. En otros países donde se practica el coleo de toros, éste ha sido regulado de manera que sólo uno o dos jinetes llevan a cabo la persecución por un periodo de dos o tres minutos como máximo. Incluso hay países donde el coleo se ha limitado a acorralar al animal, sin tocarlo. Pero en Venezuela se trata de cuatro jinetes actuando durante cinco minutos, y la garrocha se sigue utilizando a pesar de que ha sido prohibida. Siendo las corridas una tradición más antigua y arraigada que el coleo, un alto porcentaje de la población europea está en contra de ellas y está luchando por su prohibición.
El cochino molina
Mario Díaz
Feliciano, para la época era un individuo quizá de cuarenta años,
vivía con sus hermanos y su mamá, era el mayor de los hermanos. Su origen se identificaba fácilmente por su forma de hablar, Feliciano era andino o “gocho” como se les conoce coloquialmente. ¿Qué había de particular en Feliciano?, en ese tiempo, no se admitía en un hombre ser “hablador” o “chismoso”, pues según las reglas del juego, eso estaba reservado exclusivamente para las mujeres, es decir “las mujeres si podían ser chismosas y no pasaba nada”. El grupo de los mayores que yo, se dieron cuenta progresivamente de esta característica o propiedad del amigo Feliciano y comenzaron a tomarle el pelo, a cada momento, en cualquier sitio, a cualquier hora y semi escondidos o escondidos totalmente, le gritaban a su paso: “chismoso”, “mujercita” y se escondían. Feliciano sorprendido, arremetía contra los burlones, pero tenía un problema adicional, era gordo y grande, lo cual le impedía un desempeño con agilidad. En esos tiempos en el barrio, la luz de la calle era muy pobre, lo que permitía la difícil identificación de los burlones por parte de Feliciano, que quedaba pronunciando cualquier clase de groserías y maldiciones. Feliciano sabía que los burlones eran los mismos que pasaban por la puerta de su casa y le saludaban, “hola Feliciano buen día” ó “Qué hubo Feliciano, cómo está su mamá”, siempre escuché la respuesta, “bien, bien, gracias, coñ…de su madr..”, lo último por supuesto a regañadientes. Esto ocurrió por un tiempo, hasta que cierto día los amigos descubrieron que Feliciano “sufría también de un pavoroso violín, que mataba hasta las mariposas que cerca le pasaban”, desde ese día lo rebautizaron y en vez de llamarse “El chismoso” lo llamaron “El cochino Molina”, apodo que le duró por toda la vida hasta que le perdimos la pista después que se mudo de la comunidad. Las cosas cambiaron para Feliciano, (qué Dios le tenga en bien donde quiera que esté), porque el grupo de burlones ahora arremetían contra él peor que antes, recuerdo una canción de navidad muy bonita, de los Tucusitos tal vez, no recuerdo bien, la letra en algunas estrofas decía algo así; …”Jesuscristo mío cordero de Dios….”, ellos la cambiaron a “….Cochinito lindo cordero de Dios, si tu no te bañas te bañaré yo…” y esa canción la cantaban hasta la saciedad. Feliciano era una persona apática, asocial, chismoso, nadie tenía contacto con él, era lo que se llamaba “mala gente”, por esta razón es que lo molestaban constantemente, más aún, se ensañaban, hasta un día le otorgaron el premio del “cochino del año”, en esta comunidad cada año ese grupo de muchachos, celebraban un concurso con todas las menciones: El cochino, el feo, el chismoso, la bella, la buenota, el trabajador, el mejor estudiante, los mejores vecinos, etc., etc. En ese grupo recordamos a : Kiko, La Rata, El Patón, Eric, Ceferino, Tabaquito, Douglas, El negro Bermejo, Rabito, Godofredo Betancourt, El cochino (otro cochino) Gregorio, Ojo zurdo, El Yunque, Leonel, Bombillo, Guissepe el italiano, Don Limpio, el señor Martín (otro buen personaje), Volcán, el Vampiro, Genaro, Perry Mason y otros que no recuerdo. Como pueden observar, los protagonistas fueron siempre los hombres, las mujeres poco conocidas permanecieron en sus casas, así eran las reglas de entonces. Pues Feliciano fue uno de esos personajes de la época, quizás si está vivo, pueda tener entre ochenta y ochenta y cinco años. Hasta las mujeres hablaban mal del tipo y se molestaban si el individuo las miraba al pasar ellas, se comentaba que quizás podía ser sádico, en vista de que no se le conocía mujer. Salud Feliciano donde quiera que estés...
Entre las sombras Oscar Fernández
E n los arreboles crepusculares, pululan atolondradas imágenes que viajan fugazmente a través de los laberintos incandescentes de la mente.
Místicas remembranzas coexisten en el interior de una anatomía maltrecha, enarbolando banderas de infancia. Constructoras de castillos fangosos, soldados hilescos, e inyectadoras súper héroes, buscan desesperadamente respuestas en los intersticios subcutáneos de la conciencia. Es el resultado de la repregunta. La débil lucidez es forzada a permanecer en sitios inanimados cargados de múltiples pensamientos de origen caótico, deambula confinada por las habitaciones de un lugar cuasi-imaginario, líricamente soñado pero realmente imposible; porque el sueño se encuentra preso en la lejanía de la ausencia, la ilusión habita en el asilo de la soledad, y el amor se halla recluido en la casa de las sombras. En este solitario lugar un monstruo cajonezco fabricante de mundos subterráneos, pretende controlar la ilusión, el sueño y el amor de un hombre zombi- zombi hombre. Recurrentes pesadillas cohabitan en los intrincados dominios de la psiquis. Son la luz y la oscuridad sumidas en la irrisoria metáfora de la coexistencia cajonezca las que pretenden proyectarse cibernéticamente ejerciendo así su autocrática influencia. Consciencia y no consciencia se enfrentan en una encarnizada lucha por alcanzar el dominio de un cuerpo cuasi-inerte cuasi-carente de voluntad. Es este el gran encuentro pugilístico del siglo: “impulsos neuronales Vs. rayos catódicos”. La violenta sensibilidad alcanzada a consecuencia de la inducción transhipnótica generan las llamadas ondas alfa en el subconsciente humano, manifestando la difícil situación que enfrenta un hombre al ver televisión. ¿Es posible transmutar la soledad a un aparato que habla por nosotros, aunque no piensa ni siente? La negación al sentimiento y al pensamiento son solamente el primer paso luego viene la conversión total a un mundo sin sentido y en apariencia ideal. Es la cápsula azul de “The Matrix” que ingerimos día tras día sin siquiera tener ante nosotros la posibilidad consciente de la píldora roja. ¿Somos nosotros los mutantes engendradores de la píldora roja? Y ¿Por qué hemos de ser nosotros los conductores del llamado despertar, no es acaso esto también un sueño? Tal vez en algún lugar de una dimensión paralela de nuestra propia psiquis se encuentre alguien esperando que despertemos para ingerir la píldora amarilla. ¿Será entonces que vivimos en un mundo y en una sociedad en espiral tal y como nuestra vía láctea, y es nuestra conciencia el agujero negro en el núcleo de nuestras vidas quien realmente decide por nosotros?
El Sietecito Gonzalo Fragui
El padre de Ramón Palomares murió cuando el poeta apenas tenía 17 años. Palomares lo inmortalizaría más tarde en su poema Elegía a la muerte de mi padre: “Esto dijéronme: / Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo”.
Pasados algunos días el poeta encontró, entre las cosas que había dejado el padre, un Diario. Había allí facturas, diligencias que hacer, deudas que cumplir, pero también referencias a la familia. El poeta revisó todas las páginas para ver si el padre lo mencionaba en alguna parte. Buscó minuciosamente, una y otra vez, pero no encontró nada. Eso lo deprimió un poco. No lo podía creer. El poeta guardó el Diario y lo tuvo sin abrir por mucho tiempo. Un día que estaba de cumpleaños, (Ramón cumple el siete de mayo), el poeta miró por curiosidad el Diario para ver qué habría escrito su padre ese día. Sorpresa. Decía allí: “El sietecito está hoy de cumpleaños. Voy a ir a Valera a comprarle un regalo”. ¡El padre lo llamaba “sietecito”!. Desesperadamente el poeta buscó ahora en el Diario si había alguna otra referencia al “sietecito”. Efectivamente, el sietecito estaba por todas partes. “El sietecito llega hoy de la ciudad”, “El sietecito está contento”, “El sietecito sacó buenas calificaciones”. ¡Que sietecito tan de buenas!
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