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De semana de arte contemporáneo a bienal
Desde sus primeras acciones en 2004, Colectivo SE VENDE buscó un diálogo entre artistas, curadores, colaboradores y el público, quienes visitaron sus intervenciones en sitios emblemáticos de Antofagasta durante los años siguientes. Las exposiciones Otro país de 2005 y 2007 llevaron obras locales al Centro de Extensión de la Universidad Católica en Santiago y al Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia, y en 2009, SE VENDE fue parte de la Trienal de Chile, que conmemoró el bicentenario nacional. Sus integrantes, entre tanto, tejieron redes en Sudamérica y Europa gracias a proyectos similares que los invitaban a dar conferencias, charlas y exhibiciones. Coherentes con este crecimiento, cambiaron la personalidad jurídica a Corporación Cultural SACO para dar continuidad orgánica a lo que hoy cumple la mayoría de edad.
SACO
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La Semana de Arte Contemporáneo iniciada en 2012 derivó cinco años después en un festival internacional que convoca a intervenir el Muelle Histórico Melbourne Clark y otros espacios de Antofagasta. Las últimas tres ediciones se concentraron en las maneras de percibir el tiempo: Origen y mito (2018), Destino (2019) y Ahora o nunca (2020).
35 artistas han materializado sus obras in situ, participando de viajes de contextualización al desierto y convirtiéndose, a su vez, en embajadores de los siguientes llamados. Las excursiones hacia el territorio profundo de Atacama reconocen a comunidades alejadas de la ciudad. En el poblado aymara de Quillagua, por ejemplo, se desarrolla El lugar más seco del mundo, un laboratorio de ideas que muestra la resistencia de la pequeña comunidad frente a la contaminación, corrupción y la venta de las aguas, la emigración y el abandono por parte del Estado. Una conexión directa con los habitantes, su patrimonio cultural y fenómenos específicos que los afectan sucede también en territorios como Chiu Chiu.
Una de las líneas de trabajo de SACO es museo sin museo, circuito de obras en Antofagasta y San Pedro de Atacama. Además de exhibir su trabajo, los artistas ofrecen talleres y charlas para ir formando un público local. Los invitados han dejado su huella en el Norte Grande, entre ellos Luis Camnitzer y Fernando Foglino de Uruguay; la española Teresa Solar; los peruanos Elliot Tupac, Adriana Ciudad, Gustavo Buntinx y Roberto Huarcaya; el brasileño Heráclito Ayrson; las argentinas Lucía Warck-Meister y Marisa Caichiolo; el suizo Remo Schnyder; los japoneses Yuga Hatta y Kotoaki Asano; el mexicano Arcángel Constantini; los bolivianos Lucía Querejazu y Juan Fabbri; los chilenos Rodolfo Andaur, Paz Errázuriz y León & Cociña, y el venezolano Óscar Pabón.
Otra de las bases es escuela sin escuela, serie de programas de educación artística informal que se desarrolla en más de una decena de establecimientos en varias comunas de la región, enfocado tanto a la formación de docentes como de estudiantes. Es así que en SACO4 Entre la forma y el molde, un campamento de arte contó con la participación de 84 escolares de diversas ciudades de Chile, quienes se dividieron en grupos guiados por creadores latinoamericanos. Cuatro años después, la obra Enterrar las banderas en el mar del venezolano Miguel Braceli, fue concretada junto a alumnos de enseñanza media del Complejo Educativo Juan José Latorre Benavente de
Mejillones, volviéndolos coautores. Durante 2022, SACO considera realizar tres proyectos inéditos: Bienal en el maletero (presentación de las exposiciones mediada con lentes de realidad virtual), Paseo interestelar (experiencia que entrega conocimientos de cosmovisión andina y pareidolia) y el diplomado Microcuradurías, curadurías desde la marginalidad para la macrozona del altiplano.
El tercer campo del quehacer de la Corporación son las investigaciones en el territorio, cuyas características condicionan las ideas y las acciones. De ahí surge la necesidad de romper el aislamiento de las áreas del saber para ir cruzando la profundidad de la imagen con la arqueología y la astronomía, así como las reflexiones existenciales con la minería, la geología, la antropología y el medioambiente, asentando las residencias de arte&ciencia, un eje de producción multidireccional con acompañamiento de académicos. Uno de sus proyectos relevantes fue Desiertos intervenidos, laboratorios de arte contemporáneo desarrollados en 2016 y 2018.
Para potenciar y propiciar la entrega de recursos y herramientas educativas y concentrar los procesos de trabajo, se creó el Instituto Superior Latinoamericano de Arte (ISLA), donde han circulado profesores, curadores, investigadores y creadores. La residencia cobija ISLALibro, única biblioteca especializada en artes visuales y territorio en el norte de Chile; y el espacio público de exhibiciones ISLA+.
La Bienal de Arte Contemporáneo expande cada vez más los límites de la materia y el arte, con acciones a través y desde el desierto, buscando aportar a la autonomía del individuo en su sentir, pensar y actuar por encima de las estructuras aprendidas y brechas heredadas. Algunas de las redes con las que SACO trabaja en búsqueda de estos objetivos son:
NODO Artes Vivas. Colaboración de diversos espacios nacionales de las artes escénicas y visuales para potenciar la exportación artística desde Chile.
Al otro lado. Red de residencias de artes visuales que engloba diversos espacios nacionales.
International Biennial Association (IBA). Plataforma para el establecimiento, la investigación y el intercambio de conocimiento entre las instituciones, profesionales y artistas que participan de eventos periódicos de arte contemporáneo.
To-Gather. Proyecto apoyado por Pro Helvetia que une a SACO con dos importantes instituciones suizas, Atelier Mondial y School of Commons, para el desarrollo de intercambios.
Residencias de bajo costo. Programa organizado por SACO para dar continuidad al intercambio de gestores de residencias a través de programas de reciprocidad anfitrión-huésped que permitan un conocimiento empírico del contexto y sistema de trabajo del otro. Hasta ahora se ha realizado con espacios de Tierra del Fuego en Chile; Bolivia, España, Colombia, Brasil y Suecia.
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Aluvión sumergió museos y plazas, institutos y sitios eriazos, abonando la urbe con gotas metálicas, ropa interior, montañas fusionadas con el mar, animitas hechas de refrigeradores, cajas íntimas para invertir el horizonte, rocas rojas en un estacionamiento, pinturas de la revuelta social chilena, vibraciones telúricas, frágiles contornos de petroglifos, cuerpos de machos mineros, mascarillas como refugios y una imagen del artista que se descompone.
En tiempos de pandemia, una treintena de artistas y curadores de catorce países ofrecieron a la comunidad exposiciones durante dos meses y medio. El poder transformador del arte se evidenció en más de treinta mil visitas presenciales de una sociedad que supuestamente no cuenta con el hábito de la participación cultural.
Este volumen deja un testimonio de residencias, actividades expositivas, educativas y de investigación realizadas durante un año de cambios sustanciales en Chile, con una hoja en blanco para una Constitución que plasma su nuevo rostro. En paralelo al cambio de gobierno que apoya ese proceso, testimoniamos el reconocimiento institucional del rol del arte para las personas y nos proyectamos con una nueva expectativa para la siguiente bienal.