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EN EL CAFETÍN
Por Marta Juste, periodista
Con Enrique Gutiérrez
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Desde niño, Enrique Gutiérrez tenía muy claro que quería estudiar Derecho para seguir los pasos de su padre que, aunque nunca le obligó a elegir su misma profesión, siempre fue un maestro para él. En 2017 tomó el relevo a Carlos Gutiérrez para coordinar a los letrados de la Administración de Justicia de Valladolid, un puesto que le sirve para llevar a cabo una reivindicación personal: hacer visible la figura de sus compañeros entre abogados y procuradores y, como advierte, si es necesario “hasta en las comunidades de vecinos”. No se muerde la lengua a la hora de asegurar que la principal forma de conseguir esa visibilización es poniéndose en valor ellos mismos. Y es que el cuerpo jurídico al que pertenece realiza una labor imprescindible que normalmente pasa inadvertida.
Pregunta.— Su padre fue el primer agente judicial del Juzgado de Familia de Valladolid. ¿Ha seguido sus pasos al dedicarse a esta profesión o fue una vocación completamente personal? Respuesta.— Para bien o para mal he intentado seguir los pasos de mi padre en todas las facetas de mi vida. Para mí ha sido un maestro en todo. También en esto, por supuesto. Nunca me dijo nada y siempre me lo dijo todo. Nunca me dijo que estudiara Derecho y yo nunca, ni de pequeño, tenía ninguna duda de que lo haría. Gracias por empezar la entrevista hablando de mi padre.
P.— Es secretario coordinador de los juzgados de Valladolid desde 2017. ¿Qué ha supuesto asumir este papel? R.— Ha supuesto sobre todo una responsabilidad de compromiso colectivo, pero «A la justicia solo se le puede pedir que sea rápida y justa, pero me gustaría que hubiera menos trámites y más agilidad en la ejecución de las sentencias»
también la posibilidad de intentar dar cumplimiento a una reivindicación personal y en la que pongo todo mi empeño, que es hacer visible la figura del letrado de la Administración de Justicia, primero ante los profesionales de esta casa, abogados y procuradores, pero también ante las fuerzas y cuerpos de seguridad, la Universidad y, si puedo, hasta en las comunidades de vecinos.
P.— Cuando llegó a este puesto, Lexnet todavía estaba dando sus primeros pasos, ¿cómo han cambiado las cosas desde entonces? R.— Cuando llegué, el paso más fuerte, que era la implantación, ya lo había dado mi predecesor, Carlos Gutiérrez. Yo solo he tenido que ampliar los colectivos que acceden a Lexnet y depurar los problemas técnicos iniciales que surgieron sobre todo en sede policial con envío de atestados, documentación…
P.— ¿Todavía nota reticencias en la profesión a la hora de pasar del papel a los medios digitales? R.— El concepto general está totalmente interiorizado. Nadie se plantea que este sea un camino con retorno, pero sí que es verdad que el día a día a veces todavía nos tienta, a todos los colectivos, a echar mano del papel para aclarar ideas.
P.— ¿Cree que el teletrabajo al que nos hemos visto obligados en España por el COVID-19 puede suponer un empujón para mejorar las relaciones telemáticas con la Administración? R.— Totalmente. Esto va a ser una lección de vida para todos. Pienso que el teletrabajo no es un concepto interiorizado en nuestra forma de relacionarnos profesionalmente. Erróneamente identificamos teletrabajo con pasividad, zapatillas y comodidad, y esto no puede ser así. En los últimos días he podido ver y sentir el miedo de mucha gente a la hora de acudir al juzgado, pero también el deseo de muchos de poder sacar adelante este momento laboral difícil que estamos viviendo. Si conjugamos correctamente responsabilidad y seguridad, esto tiene un nombre: teletrabajo. Si falla la responsabilidad, es porque también fallaría a nivel presencial, pero lo que ahora no nos podemos permitir es el lujo de que falte la seguridad.
P.— Al convertirse en secretario coordinador tendría claros sus principales objetivos a cumplir. ¿Cuáles ha podido llevar ya a cabo? R.— A diferencia de lo que sucede con otras figuras, como puede ser el decano del Colegio de Abogados, que en gran medida puede marcar la línea de actuación de un colectivo, en la Secretaría de Coordinación apenas tenemos capacidad para marcar
El secretario coordinador de los juzgados de Valladolid, Enrique Gutiérrez, en su despacho
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líneas de actuación personales. Mi labor es dar cumplimiento y coordinar los proyectos marcados, y lo que sí que hago con todo mi empeño es tratar de incorporar mi sello personal de actuación a esos proyectos colectivos para intentar conseguir el mejor resultado posible.
P.— ¿La realidad ha frenado alguno de estos proyectos? R.— Sí, a nivel de Valladolid la realidad ha frenado alguno de los que había sobre la mesa, como el prometedor proyecto de mediación con el Colegio de Abogados y Procuradores.
P.— ¿Cómo es el día a día en su trabajo? ¿En qué consiste tu labor? R.— Mi día a día actual es radicalmente diferente al de la situación existente antes de la pandemia. Llego al despacho a las 9.00 horas y lo primero que tengo que hacer es, a nivel local, modificar todos los turnos y servicios, adaptándolos a las circunstancias constantemente cambiantes que ha provocado el COVID-19 el día anterior. A continuación sigo con los proyectos de nivel nacional que hay que implantar en Valladolid: primero fue Registro Civil, licencias de enterramiento, juzgados de paz, fijación de servicios mínimos, y ahora teletrabajo. Después distribuyo los EPI entre el personal de los juzgados, intentando que el reparto sea equitativo, dosificado y racional.
P.— Las reuniones no faltarán en esta nueva situación… R.— Tengo reuniones casi diarias y presenciales con el presidente de la Junta de Personal, donde tratamos todos los asuntos que afectan a la seguridad de los funcionarios, así como reuniones y conversaciones frecuentes con el decano del Colegio de Abogados y de Procuradores para intentar readaptar las novedades que las instrucciones, resoluciones y reales decretos nos van marcando. Antes de salir del despacho hago un repaso a la situación con el Grupo de Seguimiento de la Crisis del COVID-19, que hemos constituido en Valladolid los representantes de los Cuerpos Jurídicos, Forenses, Junta de Personal y la Gerencia, donde se tratan temas de desinfección de locales, material, seguridad…
P.— ¿El trabajo continúa al salir del despacho? R.— Sí, por la tarde recopilo datos y hago los informes que tengo que remitir a Secretaría de Gobierno, Ministerio de Justicia… Afortunadamente, cuando termine la pandemia iré a eventos profesionales, graduaciones, charlas jurídicas, jugaré al pádel en el torneo del Colegio de Abogados —eso también es trabajo— y me tomaré esos vinos jurídicos que todos hemos dejado pendientes por nuestro trabajo.
P.— La labor de los letrados de la Administración de Justicia, aunque de gran importancia en los procesos judiciales, es poco conocida por la sociedad. ¿Cómo se podría cambiar esto? ¿Hay poco conocimiento general sobre el funcionamiento de los juzgados? R.— ¿Con entrevistas como esta por ejemplo? Te lo agradezco mucho. Considero que en ese aspecto sí que puedo aportar mi granito de arena. En estos tres años, cuando he acudido a actos públicos a los que me han invitado en representación de mis compañeros, siempre he procurado que la figura del letrado de la Administración de Justicia fuera reconocida como jurídicamente se merece. Somos un cuerpo jurídico imprescindible, vertebrador, titulares naturales de las competencias procesales, de la fe pública en el ámbito judicial y responsables —con responsabilidad disciplinaria— de cualquier actuación que se produzca en el seno de la oficina judicial. ¿Cómo se puede cambiar todo esto? Poniéndonos en valor sin complejos, como acabo de hacer ahora mismo.
P.— ¿Qué le gustaría mejorar en los juzgados de Valladolid? R.— La dispersión de las sedes judiciales. Una Ciudad de la Justicia en torno a la Plaza de San Pablo sería increíble.
P.— Y, en la justicia en general… R.— A la justicia solo se le puede pedir que sea rápida y que sea justa. Me gustaría que hubiera menos trámites, más facilidad en la notificación individual a los particulares y más agilidad en la ejecución de las sentencias.
P.— ¿Cómo describiría la relación que mantiene con los abogados? ¿En qué les tiraría de las orejas? R.— Les tiraría de las orejas el día de su cumpleaños; la relación no puede ser mejor.
P.— Si tuviera que contarle a un niño cuál es el trabajo de un abogado, ¿cómo se lo contaría? R.— Si ese niño no fuera mi hijo, le diría que ser letrado es una profesión apasionante en la que, con mucho estudio y mucha dedicación, se puede ayudar a mucha gente y ganar mucho dinero. Si fuera mi hijo, le diría que fuera letrado, pero de la Administración de Justicia, que no sea loco.