EDITORIAL No deja de ser impertinente que como editores ocupemos este espacio: todo lo que trae esta publicación nos excede, es mucho más que el producto de nuestros afanes editoriales. Eso mismo nos pasa como educadores. Y así lo vivimos, por ejemplo, en los festivales que año a año sembramos en una plaza sin rejas. Sin rejas la plaza y sin rejas cada festival que, a modo de fiesta popular, recibe la noche con un bailongo al compás de ritmos latinos. Sí: bailamos con las pibas y los pibes. Bailamos nosotros y en medio de ellos. Bailar, ¿no es acaso lo mismo que hacemos cada día, siempre? Animarlos a bailar la vida. Mezclarnos con ellos y no tanto. Entrar y salir de sus ruedas. Verlos crecer, soltarse, irse en trencitos para darles lugar a los nuevos que llegan con esos y otros ritmos. Con otras sensibilidades y creencias. Con pisotones si nos quedamos quietos en el tiempo. Hacer al buen vivir de cada ser-cuerpo que danza y de ese colectivo inquieto que lo acompasa. Mirarlos en sus movimientos cada tanto. A los ojos, a veces. A hurtadillas, otras. Guardar esas imágenes en la memoria profesional de nuestros corazones. Movernos mientras vamos pensando los pasos que siguen. Estar ahí, en la pista. Y rozarse hasta magullarse quizás, sin que por eso se detenga esa ancestral danza entre generaciones que es la educación. Decimos defender la alegría. Como una bandera. Como un derecho. En tiempos de amenazas, esta publicación quiere ser danza. Te invitamos a dar vuelta esta página innecesaria. Ojalá puedas encontrar esperanza en las que siguen.
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EL EQUIPO
Arte y Tecnología :: Yamila Haime Ciencias Naturales :: Débora Demarchi Ciencias Sociales :: Gabriela Farrán Educación Física :: Joaquín Velo Escuela de Música :: Laura Favazza Escuela de Teatro :: Nano Zyssholtz Escuela de Artes Visuales :: Melania Liendo Escuela de Comunicación :: Bárbara Panico Espacios de Apoyo Escolar :: Luciana Sánchez Inglés :: María José Torrillo Lengua y Literatura :: Gabriel Cortiñas Matemática :: Cecilia Lamela Proyectos :: Flavia Affranchino
Historia :: Gabriela Farrán, Carolina Liberczuk Juan Pablo Nardulli, Jazmín Ohanian Inglés :: Mariana Bernstein, Florencia Lindenboim, Jimena López Luongo, Luana Luxardo, Miriam Mori, María José Torrillo, Paula Uva Introducción a las Ciencias Sociales :: Juan Pablo Nardulli Instrucción Cívica :: Juan Rodríguez Muñoz Lengua y Literatura :: Gabriel Cortiñas, Gabriela Hochman, Luciana Mastromauro, Pablo Salas Literatura :: Gabriel Cortiñas Matemática :: Cecilia Lamela, Graciela Morales, Valeria Ricci, Enrique Slucki, Manuela Torres, Germán Zeoli Plástica :: Roxana Carini Portugués :: Danilo Marquez Proyecto Especial OEA :: Nicolás Gulluni Proyecto Especial Política Nacional :: Flavia Affranchino Proyecto Sociocomunitario :: Flavia Affranchino, Juan Valdés Psicología :: Eva Chiesa Prácticas de la Escritura :: Gabriela Hochman, Pablo Salas Química :: Carlos Díaz Guevara Sistemas Constructivos :: Alejandro Bracchi Sociología :: Nuria Mendizábal Sonidos y Medios Digitales :: Nicolás Gulluni Tecnología de la Información :: Paula Suárez, Lucas Taskar Teatro :: Paola Campitelli Taller de Lectura :: Néstor Abramovich, Flavia Affranchino, Eva Chiesa Recursos Tecnológicos :: Lucas Taskar
ÁREA DE ALUMNOS
TALLERES
EQUIPO DE DIRECCIÓN Director :: Néstor Abramovich Vicedirectora / Directora de Talleres :: Yamila Haime Rectora :: Débora Demarchi Vicerrector :: Enrique Slucki Directores de Estudios :: Flavia Affranchino, Juan Rodríguez Muñoz Coordinadoras del Área de Alumnos :: Eva Chiesa, Luciana Sánchez Relaciones Institucionales :: Mimí Charlier Responsable de la Administración :: Nora Lo Castro Vicedirector de Talleres :: Martín Broide COORDINADORES
Eva Chiesa, Constanza González, Paloma Lorenzo, Luciano Perrone, Luciana Sánchez, Juan Valdés, Joaquín Velo MATERIAS Y PROYECTOS CURRICULARES Artes Visuales :: Roxana Carini Arte y Técnica :: Alejandro Bracchi Antropología Cultural :: Gabriela Farrán Biología :: Débora Demarchi, Andrea Revel Chion, Pablo Salomón, Ana Núñez Monasterio Cultura Científica-Tecnológica :: Pablo Salomón, Ana Núñez Monasterio Diseño Digital :: Roxana Carini Economía :: Flavia Affranchino Educación Física :: Néstor Acquisto, Eduardo Arnay, Darío Bersusky, Luciana Combes, Juan Pablo Galo, Constanza González, Marcela Mella, Pablo Pierotti, Diego Rossi, Blas Spatuzza Filosofía :: Gabriela Farrán Física :: Claudio Sagaut Físico-Química :: Carlos Díaz Guevara Formación Ética y Ciudadana :: Flavia Affranchino, Juan Rodríguez Muñoz, Luciana Sánchez Geografía :: Paula Acero Lagomarsino, Juan Valdés
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Asistente de Dirección :: Micaela Natale Área de Alumnos :: Daniela Echevarría Asistentes :: Tomás Abramovich, Samanta Clachcovsky ESCUELA DE ARTES VISUALES Cerámica :: Rocío Pérez Armendáriz Dibujo e Ilustración :: Pablo Pérez Dibujo y Pintura :: Carolina Gómez, Pablo Pérez Diseño y Realización de Indumentaria :: Roxana Carini Fotografía :: Mecha Frías, Lilín Herrera Murales :: Sofía Mele, Ayelén Daubunga Pintura :: Carmen Villa Realización Audiovisual I :: Laura Castro Realización Audiovisual II :: Lilín Herrera Técnica y Expresión Fotográfica :: Mecha Frías Carpintería :: Martín Silva Seminario de Arte y Diseño :: Roxana Carini Seminario de Costura :: Bernarda Crudo Seminario Hacer Cine :: Lilín Herrera Seminario Extra Muros :: Micaela Natale, Sofía Mele Seminario de Fotografía :: Soledad Allami
ESCUELA DE COMUNICACIÓN
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS Y DE EXTENSIÓN
El Colectivo. Acción Comunitaria :: Luciano Perrone Formación de Mediadores Culturales :: Martín Broide, Yamila Haime Investigación y Video Documental :: Mora Elizalde, Esteban Garelli La Radio del Ciudad :: Lucas Taskar Periodismo Deportivo :: Nicolás Zuberman Producción Periodística (Radio y Gráfica) :: Julia de Titto
Clases de Apoyo :: Miriam Mori, Agustina Szerman Buján, Enrique Slucki Orientación en el Estudio :: Corina Bistritsky, Victoria Codaro Entrenamiento Exámenes Cambridge :: Miriam Mori Preparación para Olimpiada Matemática Argentina | Mateclubes :: Cecilia Lamela, Germán Zeoli Orientación Vocacional :: Débora Grunberg Educación Sexual Integral :: Equipos multidisciplinarios y estudiantes de 4to y 5to año Talleres de Salud y Prevención en Consumos :: Verónica Brasesco, Equipo de Adolescencia del Hospital Italiano de Buenos Aires Talleres de Orientación para Padres :: Verónica Brasesco, Débora Kaufman Modelos OEA en Escuelas Primarias :: Nicolás Gulluni Murales :: Sofía Mele, Leticia González Veneroni, Ayelén Daubagna Computación para Abuelos :: alumnos de 4to año Francés para Adultos Mayores: Edurne Urrutia Breve acercamiento al Universo Borgiano :: Gustavo Morato
ESCUELA DE MÚSICA Armónica :: Federico Linari Audioperceptiva y Lenguaje Musical / Ensambles Eléctricos :: Nicolás García Médici Bajo :: Nicolás Radicci Batería :: Gonzalo Rujelman Banda Ancha (Ensamble Inicial) :: Nicolás Gulluni, Tomás Abramovich Canto :: Marcela Fernández, Pía Sicardi Canto / Canto y Puesta en Escena :: Virginia Márquez Chelo / Ensamble de Cuerdas :: Tao Plante Ensamble de Práctica Vocal / Canto:: Natalia González Ensamble de Ukelele y Voces :: Mel Muñiz Ensambles Eléctricos / Ensamble Otros Ritmos :: Martín Pantuso Ensambles Eléctricos :: Diego Pojomovsky Guitarra :: Fernanda Zappa, Nicolás Gulluni, Julián Cerdeira Percusión / Taller de Tambores :: Gonzalo Rujelman Teclados :: Florencia García Iribarne, Julián Gancberg Ukelele :: Julián Cerdeira Violín / Ensamble de Cuerdas :: Olga Pacheco Seminario de Composición :: Julián Gancberg ESCUELA DE TEATRO Iniciación Actoral :: Nicolás Cordone, Eugenia Pérez Tomas, Romina Santoni Profundización Actoral :: Alejandro Lifschitz Montaje :: Lorena Barutta Actuación, Música y Movimiento :: Nano Zyssholtz Asistente de Dirección en Muestras :: Mariela Castro Balboa OTROS TALLERES Hip Hop :: Paz Cabrera Inventalinguas: Taller Literario :: Martín Broide Malabares :: Marcela Mella Róbotica:: Sebastián Pasquel Running :: Diego Rossi Torneo de Fútbol :: Joaquín Velo, Julián Senlle Tutores Pedagógicos :: Luciana Sánchez Viernes Social Club :: Daniela Echevarría, Gustavo Galani, Felipe Martinez Iriart
ÁREA ADMINISTRATIVA Asistente del Director :: Patricia Knobel Secretaria Docente :: Alicia Jáuregui Gestión Operativa :: Antonio Díaz Recepcionista :: Cecilia Armesto Auxiliar Administrativo Contable :: Cristian Oddone Auxiliar de Gestión Operativa :: Nicolás Slucki Asesor del Director :: Horacio Ruda Arquitectura :: Fernando Onofrio Asesor Letrado :: Julio Ferreiro Consultora Médica :: Isabel Abramovich Contador :: Martín Piscitelli ÁREA INSTITUCIONAL Articulación con Escuelas Primarias :: Mimí Charlier Articulación con Instituciones Terciarias y Universitarias :: Débora Grunberg Asesora en Contenidos y Tecnologías Digitales :: Bárbara Panico MANTENIMIENTO Polo Castillo, Johan Rodríguez, Hernán Santoro, César Vallejo
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SHAKESPEARE RECARGADO Se dice por acá que al momento de estrenar su obra Macbeth, William Shakespeare decidió dejar afuera algunas escenas. Y que, según parece, fueron encontradas recientemente en clase de Lengua y Literatura de 3ero.
por Ornella Petri
DESPUÉS DEL ACTO III (Lejos del castillo de Dunsinane, donde reina Macbeth) Fleance: -Que nuestros caballos fueran veloces y de andar seguro. Esas fueron las palabras que Macbeth dejó salir de su boca para dirigirse a mi padre. Ahora lloro por él. Anhelo que reencarne para caminar junto a los mortales. Que esta lluvia percibida por el gran Banquo antes de caer sea el anuncio de su cercanía. Me gustaría sentirla pronto nuevamente. (Fleance solloza. Toma asiento en el camino, al lado de los caballos, quietos como la noche misma) ¡Oh, debo serenarme y ser fuerte ahora! No derramaré ni una sola lágrima más por mi padre. Debo suavizar mi ceño adusto y convertirme yo mismo en ese hombre. Lucharé hasta que el acero de mi espada se parta por la fuerza de mi venganza, no descansaré hasta que quienes lo mataron paguen con su sangre. La piedra recorrerá los caminos marcados por la suerte, guiada siempre por el transitar de su primer impulso. Me reuniré con los aliados de mi padre. Su muerte será el momento más recordado para que no haya sido en vano. Lo recordaré con dulzura cuando cada noche cierre mis párpados y le relataré mis increíbles hazañas. Estará orgulloso de tener un hijo tan valiente, puedo estar seguro de eso. (Se levanta y comienza a alejarse)
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por Juan Erijimovich
ENTRE LA ESCENA DOS Y LA ESCENA TRES DEL ACTO III (Los
asesinos entran en escena. Se encuentran camino al palacio de Macbeth, pasan por un páramo. Entran las brujas. Empieza a llover. Truenos y relámpagos) Asesino 1: ¿Quiénes son ustedes, horribles mujeres de la oscuridad, esa que construye las más horribles prisiones en la mente? Asesino 2: Vengan a la luz, no se escondan en las tinieblas. Asesino 3: Acérquense. O verán cómo nosotros, manchados con sangre por lo ocurrido en ese tiempo que ya es pasado, la renovaremos con la suya. (Las brujas se acercan) Bruja 1: Al amenazarnos, gran precio van a pagar. Bruja 2: La violencia no podrá ser completa en sus corazones. Bruja 1: Al hijo de Banquo no mataron. Puedo ver en sus semblantes, una vez más, que lo bello es feo y lo feo es bello. Bruja 3: Si lo hacen, si a Fleance matan; los ojos que a ustedes guían no volverán al dulce país de los sueños, donde, cual águilas en vuelo, ahora son libres. ¡Hermanas, oigan parpadear a los grillos encendidos como nunca! ¡Los truenos golpean los cielos! ¡Oigan los suspiros de los murciélagos, siguen despiertos y vuelan alrededor del castillo de Macbeth!
Bruja 2: ¡Difícil torcer las predicciones escuchadas en esta noche, en este mundo! Serán esclavos de la realidad, esclavos del cansancio, por el resto de sus vidas. Asesino 1: Sí, Fleance vivirá, pues así forjaremos nuestro destino, bondadosos sicarios. ¡Que Fleance escape de la terrible Escocia que predice el color rojo cubriendo el futuro!
Los autores son alumnos de 3° año 2018. Ilustración: Estefanía Álvarez Milite, 3° año 2018, realizada en el Taller de Dibujo.
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DEBATE SOBRE EL LENGUAJE INCLUSIVO
¿Y VOS, PROFE, QUÉ PENSÁS?
por Gabriela Hochman
Diccionario: Malévolo recurso literario para entorpecer el desarrollo de un idioma y darle dureza y rigidez. Diccionario del diablo, Ambrose Bierce
que, por otro lado, el uso de la “o” para referir a un genérico que involucre a hombres y a mujeres resulta inadecuado. Muchxs de lxs estudiantes que sostenían lo contrario planteaban que este cambio que se sugiere en el lenguaje no sería suficiente para lograr movimientos sustanciales en el imaginario de la sociedad en que vivimos.
A lo largo de nuestra formación, cuando atravesamos cursos y mantenemos conversaciones, lxs profesores de Lengua y Literatura coincidimos en este punto: no podemos pensar ni pensarnos más allá del lenguaje. La máxima se nos presenta en distintas situaciones comunicativas, desde conferencias a charlas cotidianas de ascensor, y toma un protagonismo que celebramos en las clases que preparamos y damos en la escuela. Los análisis de cuentos y novelas, la exploración de la estructura de los textos no ficcionales, la revisión de las producciones de lxs estudiantes son oportunidades para reflexionar con ellxs acerca de las palabras que usamos, los usos que les damos.
El 29 de agosto concurrí al debate sobre lengua, género y política que se desarrolló en la Facultad de Filosofía y Letras, “Inclusive el lenguaje”. En él participaron: Santiago Kalinowski, Director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas, Academia Argentina de Letras; Marina Mariasch, periodista, poeta, editora, integrante del colectivo Ni Una Menos; y Alejandro Raiter, Profesor Titular de Sociolingüística en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
El tema renueva con frecuencia sus dimensiones y nos interpela cuando pensamos en cuestiones despegadas de la clase de Lengua y Literatura; o, mejor, que nos convocan desde nuestra experiencia como individuos de la sociedad: ¿cómo nombramos al otro, a la otra?, ¿cómo expresamos lo que sentimos?, ¿y lo que hacemos?; ¿cómo son los espacios que habitamos?
Al comenzar el encuentro, se hizo hincapié en la relevancia social de esta discusión. Para ilustrarla, lxs oradores se refirieron a otras variaciones de la lengua con las que convivimos y que, a diferencia de esta, no generan controversia. Recupero el ejemplo que dieron: las formas “colectivo” y “coletivo” se articulan en las conversaciones urbanas. Sería absurdo, sin embargo, imaginar que un intercambio no pudiera desarrollarse normalmente porque alguna de las personas involucradas en este no acordara con el modo en el que la otra persona pronuncia esta palabra. La pregunta que se nos presentó a los participantes del debate como invitación a pensar fue: ¿por qué motivos el uso de formas no convencionales para dar cuenta del llamado “género neutro” genera tanta polémica?
Fue en medio de una de estas reflexiones donde surgió “el tema de la e y de la x”: “¿Y vos, profe, qué pensás?”. La voz pertenecía a una estudiante sentada en el fondo. Reconocí que una ola de confianza se desparramaba por el aula. Todxs nos quedamos calladxs un momento. Después de tomar aire y pensar en algo que me satisficiera, compartí con ellxs lo que sentía: me alegraba enormemente que reflexionáramos juntxs sobre el lenguaje. Hay una fibra de la sensibilidad de todx docente que se pone en movimiento en momentos como este. Asistimos con nuestrxs estudiantes a la construcción colectiva del conocimiento, a través de la pura libertad en la expresión de emociones y pensamientos.
El uso novedoso del lenguaje que nos convoca viene dado por un colectivo que no es el Estado; se trata del movimiento feminista llevando adelante un gesto militante. Teniendo en cuenta que, por otro lado, el convencimiento que existe acerca de la legitimidad de la RAE es muy fuerte, comenzaron a circular de manera más o menos explícita en distintos espacios que transitamos ideas que podríamos enunciar así: “un grupo minoritario viene a cambiar la lengua”, “los jóvenes quieren modificar el diccionario”.
Les devolví la pregunta y lxs escuché. Circularon argumentos a favor y en contra del uso del llamado lenguaje inclusivo. Quienes afirmaban que el uso de la “x” era adecuado y productivo sostenían –en su mayoría– que da cuenta del reconocimiento de aquellas personas que no necesariamente se sienten siempre hombres o mujeres; y
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En efecto, los diccionarios constituyen el espacio de legitimación y oficialización de aquello que llamamos “uso correcto del lenguaje”. Se trata, entonces, de un desplazamiento que es en sí mismo un gesto retórico. Encontrar en un texto una “x” o una “e” en una palabra que, de acuerdo al diccionario, se escribe con “o”, repercute necesariamente en el lector o la lectora y le exige un posicionamiento. Escribir y leer textos bajo esta modalidad implica incomodidad, en la medida en que tiene que ver con la huella de un presente en pleno movimiento. ¿Cómo se lee una “x”?, ¿cuál es su representación sonora? Me hice la pregunta antes de escribir este texto y decidí que la marca gráfica estuviera plasmada para dar cuenta del efecto al que me refiero.
un femenino “sirvienta”, pero no un masculino “sirviento”; como si no fuera necesario el término marcado con el género masculino, o como si la palabra “se volviera femenina” y abandonara cualquier versión masculina por innecesaria. Si pensamos que cada lengua se genera y transforma en el marco de determinada cultura, podemos reparar en el hecho de que históricamente el referente de “sirviente”, en todos o casi todos los casos, era una mujer.
Retomo la llamada hipótesis Sapir–Whorf1, que sostiene que la lengua condiciona el pensamiento, la percepción y la visión del mundo. De acuerdo a estos autores, el discurso es la expresión concreta de las relaciones entre lengua y cultura. En este sentido, encontré un ejemplo vinculado con la historia de la lengua que me resulta significativo. En latín existe el participio sirviens/sirvientis del verbo “servire”: servir. Ese participio da como resultado en castellano “sirviente”, con una “e” que se usa indistintamente para el masculino y el femenino. Ahora bien, lo peculiar desde el punto de vista del género es que de este término deriva
Vuelvo al argumento que expresó un grupo de estudiantes: “No por decir ´elles´ se va a acabar la injusticia”. Esto me llevó a preguntarles qué otros modos de intervención en la sociedad tenemos, y a creer que sería bueno que la reflexión sirviese en las aulas como punto de partida para proponer modificaciones que nos hicieran sentir personas cada vez más inclusivas y atentas a la construcción de nuestras identidades en constante diálogo con lxs demás. Más allá del futuro del diccionario y de nuestra propia experiencia en el uso del lenguaje, creo que estamos ante una transformación de una dimensión enorme. El hecho de que exista el debate y que nos interpele con esta potencia me llena de esperanza.
Como este, existen muchos otros ejemplos que dejan en evidencia los modos en que las luchas sociales estuvieron atravesadas por el discurso. Es evidente que con el gesto retórico al que me he referido se busca un efecto público; y que el lenguaje ha acaparado en este último tiempo espacios de visibilidad y poder.
1 Edward Sapir fue un antropólogo-lingüista estadounidense. La idea de Sapir fue adoptada y desarrollada por su alumno Benjamin Whorf; y se convirtió en la hipótesis de Sapir-Whorf.
La autora es docente de Lengua y Literatura. Ilustró: Tamara Conforti.
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EL OTRO BARILÓ Un viaje de egresados distinto. Modelado y vivido juntos como celebración de una historia colectiva. Un cierre en sintonía con años de experiencias compartidas.
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Parar me al borde del precipicio respirar viento helado sin importar que se me enrojezca la nariz. Que la nieve nos preserve jรณvenes que deje estรกtico este movimiento y me lo regale.
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UN DÍA SIN DOCENTES A raíz de la película Un día sin mexicanos (2001), que plantea la hipotética desaparición de los latinos del estado de California y sus efectos en el resto de la población, en Sociología de 4to. imaginaron cómo sería un día en nuestras vidas si, como por arte de magia, dejara de existir algún actor social en la Argentina actual.
por Sol Fariña Villaverde
Levantarse a la mañana y preparar el café, abrir las ventanas para que entre aire y prender la tele, cambiar los canales hasta dejar el de noticias. Todo es parte de la rutina de todos los días de Miguel. Se sienta en la mesa a esperar que se haga la hora de despertar a su hija. Sube el volumen y pone el oído en alerta. Finalmente, sonríe satisfecho. Un segmento sobre cocina, otra vez. Escucha atentamente todos los pasos; no vaya a ser que se pierda alguno y la comida salga mal. Tamborillea los dedos contra la mesa con la tranquilidad propia del no saber que hubo un tiempo en el que en el canal solo se escuchaban las voces de maestros pidiendo por escuelas donde no se cayeran los techos, o volaran por los aires. Como fue aquel caso -hace mucho tiempo-, el de Sandra y Rubén, vicedirectora y auxiliar que sufrieron las consecuencias del mal cuidado, el no cuidado, de aquel pequeño edificio llamado en ese entonces la 49. Miguel sigue escuchando al cocinero hablar sobre el perejil y en el aire aún se puede oler el gas escapándose de los caños. Apaga la tele y va al cuarto de su hija a despertarla. Las paredes grises no le llaman la atención. Tampoco el escritorio, los cajones, los estantes y la biblioteca vacía. Parece que en la habitación no vive nadie, al igual que en el resto de la casa. Es una casa vacía, aburrida, ordinaria. Despierta a la nena para que comience nuevamente un día sin vestirse con el guardapolvo blanco, sin tomar el colectivo ni esperar a que su mamá la alce para poner la Sube y reírse por la altura. Un día para no llegar a la escuela ni formarse con el resto de sus compañeritos en fila y cantarle a la bandera, no tomar la chocolatada que da la maestra todas las mañanas con una sonrisa en la cara y no subir al aula a pintar con tinta china alguna hoja que encontrara en la mesa. Miguel despierta a su hija para que no tenga clase en una escuela que no existe, con maestras que no pudieron ir porque estaban enseñando que luchando en las calles también se está enseñando.
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La viste con la ropa de siempre, salen de la casa y suben al auto. La nena, Ana, mira por la ventana la gente pasar, caminando casi en fila por las veredas de Buenos Aires. Parecen robots, piensa. Ninguno se sale de la vereda o da un paso en falso, ninguno tropieza o levanta la mirada: caminan en automático, van por la vida en automático. Miguel mira a su hija por el espejo retrovisor y acelera, dejando atrás las calles que una vez miles y miles de docentes recorrieron reclamando por un sueldo digno, parando y movilizando al país entero. El auto dobla en la esquina y, a lo lejos, Ana es capaz de ver, entre los millones de carteles publicitarios, escombros de un edificio. Por primera vez en mucho tiempo siente asombro y se pregunta qué habrá sido de esa construcción que, a pesar de haber pasado todos los días por la misma calle, nunca había visto. En los restos de un cartel lee las palabras “Educación pública” y se pregunta qué significa. Le pregunta al papá, y este se queda mudo. Su hija nunca le pregunta nada y menos aún este tipo de cosas. ¿De dónde habrá sacado eso? Nervioso responde que no vuelva a preguntar, que es una mala palabra y que una niña no debería andar pensando en esas cosas. Que no ande pensando mejor, se dice a sí mismo. Un par de cuadras más tarde finalmente llegan a destino y Ana se baja, le da un beso a su papá y entra en el edificio. Las paredes grises y el suelo gris observan el sistemático caminar de la chica. Entra en la habitación correspondiente y se coloca los auriculares. “No se debe levantar la voz, no se debe hacer ruido, no se debe pensar por demás, no se debe contradecir al prójimo, no se debe alterar el orden, la política no es buena…”. La lección del día comenzó al igual que todas las mañanas. Las horas transcurren lentamente con el hablar de la máquina. Rato más tarde la voz calla y Ana sabe que es hora de irse. Esta vez es su mamá la que la espera afuera, se saludan con un abrazo y suben al auto estacionado en la esquina. La madre mira a su hija, parece inquieta, bastante raro en los niños de hoy en día. Se pregunta qué se le pasará por la cabeza, si es que se le pasa algo. Arranca el auto y Ana apoya la cabeza contra la ventana nuevamente. Esta vez no ve los restos del edificio sino a chicos en la calle, escondiéndose. Se asoma para ver mejor y se da cuenta de que están rodeando lo que parece ser una olla gigante. Eso sí que es raro, piensa. Agudiza la mirada y alcanza a ver a unas mujeres sirviendo comida en tazas, mirando a ambos lados frenéticamente, con miedo, como si estuvieran haciendo algo malo. Por alguna razón, Ana decide guardarse esta información y no decirle nada a su madre. Como si en el fondo supiera algo más; como si en el fondo supiera que ollas sí, que hambre no. La autora es alumna de 4° año 2018. Ilustración: Micaela Sztainberg, 3° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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UN TRAJE Y UNA FLOR DE HELICONIA Vestirse hoy en día es algo más que satisfacer una necesidad básica. Es, muchas veces, contar quiénes somos y de dónde venimos, qué nos gusta y hacia dónde miramos. Y cuando el proceso incluye el diseño y la creación de las propias prendas, todas esas preguntas se ponen en juego con aún más intensidad. El Taller de Diseño y Realización de Indumentaria propone repensar la vestimenta desde distintos enfoques: conocer su historia, comprender su vinculación con las artes visuales, apropiarse de sus recursos expresivos. Invita a buscar –también en el mundo de la moda y la indumentaria– una identidad propia, un lenguaje personal. Cada año, el taller cuenta con un disparador distinto para echar a rodar el proceso creativo. En 2017 fueron los animales; este año, la botánica. ¿Cómo puede un higo transformarse en vestido? ¿Una flor de heliconia puede abrir camino para un traje? Se trata de mirar el mundo con otra atención. Abrir el juego de las formas, de las texturas, de las líneas y colores para crear –con técnica– una prenda que un cuerpo pueda llevar y sentir como propia. Lo suave, lo sinuoso, lo que estalla en naranja. La pulpa del fruto, lo que se enreda, lo que se abre como una flor. Se trata de elegir, en el diverso universo de las plantas, un elemento que inspire una creación; y una creación que inspire un cuerpo. Conseguirlo supone un proceso de trabajo extenso, no exento de obstáculos, tanto artísticos como técnicos. Desechar ideas, readaptar otras, observar lo interesante que va surgiendo aun cuando no era lo esperado. Pasar de la imagen que cautivó, al boceto en el papel; y del boceto, a una prenda que pueda usarse. Un camino tan largo como hermoso. Estas imágenes –desde la intimidad de las clases, cuadernos y figurines– cuentan algo de la travesía.
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TRADUCCIONES: CUANDO LA LENGUA ES CONTENIDO
¿Cómo transmitir en inglés el corazón de un mensaje que no casualmente fue creado en español? ¿Cómo ser fieles a una expresión cuya lengua no es solo forma sino también contenido de la denuncia que alberga la letra de una canción? ¿Cómo transmitir sensaciones, colores, dialectos, idiosincrasias de los pueblos? ¿Qué sentidos culturales y políticos puede suponer resignificarlos en inglés? Estas preguntas, entre tantas otras, aparecieron entre chicas y chicos de 2do. ante el desafío de traducir Latinoamérica, canción de Calle 13.
I am
I am what holds my flag
I am what they left
The backbone of the planet is my mountain range
I am the scraps of what you were stolen
I am what my father taught to me
A village hidden in the summit
If you do not love your nation you do not love your mother
My skin is made of leather and so it bears any weather
I am Latin America
I am a factory blowing out smoke
People who have no legs but walk, listen!
Peasant labor for your consumption
The wind can not be bought
A cold front in the middle of the summer
the sun can not be bought
Love in Time of Cholera, brother
the rain can not be bought
The sunrise and the twilight,
the heat can not be bought
with the best sunsets
the clouds can not be bought
I am the development in live flesh
the colors can not be bought
A political speech without spit
my joy can not be bought
The most beautiful faces I´ve ever met
my pains can not be bought.
I am the picture of a missing person
I have the lakes, I have the rivers
The blood inside your veins
I have my teeth to smile
I´m a piece of land that is worth
The snow making up my mountains
I am a basket with beans
the sun that makes me dry and the rain that makes me wet
I am Maradona against England scoring two goals
A desert that got drunk with peyote of a drink of pulque
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To sing with coyotes it’s everything I need I have my lungs breathing light blue The height that suffocates I am the molars of my mouth chewing coca leaves The autumn with its fainting leaves the verses written under the stars of the night A vineyard full of grapes A canefield under the sun in Cuba I am the Caribbean Sea that watches the houses Doing rituals with holy water The wind that combs my hair I am all the saints hanging from my neck The juice of my fight is not artificial Because the fertilizer of my land is natural We are walking We are drawing the way My life can not be bought My land is not for sale We work hard but with pride Here we share, mine is yours This town does not get drowned with big waves And if it collapses I will rebuild it I do not blink when I look at you so that you remember my surname Operation Condor invading my nest, I forgive but not forget! Listen! Here you can breathe fight We are walking I sing because it can be heard We are walking Here we are standing Long live America! My life can not be bought.
Latinoamérica es una canción de la banda Calle 13; en versión con Totó La Momposina, Susana Baca y María Rita. La traducción es una elaboración colectiva, realizada por alumnos de 2° año en clase de Inglés (Intermediate II). Foto: Valentín Longarela Sanguinetti, 5° año 2018.
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ESTUDIANTES, DE LOS VIEJOS PARA LOS NUEVOS Quienes transitamos la secundaria recordamos algún pasaje de secretos, datos y recursos de los más grandes a los más chicos; una transmisión espontánea que tiende tanto a facilitar el tránsito de los nuevos como a prestigiar los logros de los viejos. ¿Puede sistematizarse y potenciarse algo de eso?
El Taller de Tutores Pedagógicos es una propuesta destinada a estudiantes de cuarto y quinto año del Colegio de la Ciudad. Su propósito es brindarles herramientas pedagógicas y didácticas que los ayuden a acompañar a quienes están recorriendo los primeros años del secundario y comenzando a forjar su propio ser estudiante. A lo largo de dos años, los participantes reciben una formación teórico-práctica en la que el trabajo con textos específicos y con relatos de experiencias posibilita la sensibilización y conceptualización en torno a la tarea del acompañamiento y sus sentidos. El trayecto de formación se completa con el trabajo asistido de los futuros tutores en el Taller de Orientación en el Estudio: allí, en contacto directo con estudiantes de primer y segundo año, van poniendo en juego lo aprendido. Actualmente, está en funciones un Equipo de Tutores conformado por egresados que trabajan bajo la supervisión del Área de Alumnos del Colegio. Tienen encuentros periódicos en los que continúan y actualizan su formación. De esos encuentros, surgen estas palabras, elaboradas colectivamente e ilustradas con ejemplos y experiencias.
EL VÍNCULO ESTUDIANTE-TUTOR “Ser tutor pedagógico es una tarea de gran responsabilidad: no es solo ayudar a un adolescente a que apruebe las materias, es también acompañarlo en ese camino: guiarlo, estar. Hay un desafío importante, sobre todo en los primeros encuentros, que tiene que ver con construir un vínculo que logre el punto justo para establecer cierta confianza, pero sin conformar una relación entre pares. Muchas veces es necesario compartir la propia experiencia, lo que conocemos de los profesores y todo lo que fuimos armando en nuestro propio ´oficio de estudiante´. Y, desde ahí, crear un vínculo ameno para el trabajo. Armar una buena conexión, que haya un buen clima y aprovechar el tiempo para la tarea es tan importante como los resultados en las evaluaciones”.
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LA MISIÓN DEL TUTOR “El principal objetivo es que cada estudiante pueda superarse, crecer y transitar el secundario encontrando su mejor manera de estudiar, la que más le sirva, aquella con la que se sienta más cómodo. No existe una fórmula para el éxito; cada chico deberá buscar su método. Es por eso que generar un buen clima es tan importante: tienen que ser activos en la tarea. No hacemos por ellos, no les resolvemos lo que tienen que hacer. La propuesta es que vayan a fondo y que aprendan a aprender, para algún día ya no necesitarnos. Parece paradójico, pero nuestro principal objetivo como tutores es que los estudiantes puedan prescindir de nosotros, que construyan una autonomía que les permita seguir adelante solos”.
HUELLAS DE ALGUNAS EXPERIENCIAS
“Hubo un alumno al que acompañé durante un año; desde el primer día logré que encontráramos una manera de estudiar bastante dinámica y fructífera. Después de ese primer año, dejé de acompañarlo porque aprobó las materias que debía. Pero un año después, me llamó para que retomáramos las clases de nuevo en diciembre. Puedo decir que siempre me fue muy natural darle clases; siempre se esforzó al máximo por aprender lo que trabajábamos”. “La última clase de diciembre me fui y le deseé suerte. Ya no nos íbamos a ver hasta marzo. Me agaché para saludarla: yo muy alta y ella muy baja. Me agarró el brazo con fuerza cuando nos despedimos. Ese gesto coronó tres años de bastante silencio. Tres años cada una en su silla. En el medio pasaron sus mochilas, mis carteras y tres cuadernos distintos en los que registré lo que iba pasando. Tres años en ese gesto”.
“Luego de tres años como tutor egresado, puedo decir que la experiencia que adquirí con cada uno de los alumnos con los que trabajé fue inmensa. Recuerdo los nervios que sentí en la primera clase, nervios por conocer a los padres, por lograr que el alumno incorporara los conocimientos que estábamos por abordar. Conozco mi rol como tutor y sé diferenciarlo del de profesor. Pero no puedo negar que siempre me pongo nervioso antes de una primera clase con un alumno nuevo. Porque sé que todo va a ser distinto a las experiencias anteriores”.
Colaboraron con esta nota: Nina Aragona, Vera Castellini, Gonzalo Hernández, Sofía Kotler, Tomás Lifschitz, Julia Ratowiecki y Agustina Szerman; tutores ex alumnos del Colegio. El Equipo de Tutores es coordinado por Luciana Sánchez, integrante del Área de Alumnos. Fotos: Nina Myndlis.
ESTUDIANTES, DE LOS VIEJOS PARA LOS NUEVOS
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SENSACIONES
Los chicos y chicas de 2do. escribieron cuentos y poesías a partir de imágenes sensoriales. ¿Puede un cuento generarnos frío? ¿Podemos escuchar el sonido del viento a través de un poema?
por Pedro Milberg
SEQUEDAD Me paré en la puerta de la oficina del jefe. Me sudaba la frente, tenía la garganta seca y la boca salada. Me recibió con un gesto arenoso, señaló la mesa y clavó sus ojos en los míos. Salar carne es un negocio que se me complica: siempre tenés la garganta hecha un desierto y la sed te agarra rápido al ver los cuerpos de las vacas. Cuando me tomo un descanso, viene el capataz y me reta por vago. Dice que me va a delatar con el jefe, pero nunca lo hace. Hoy sí. Con los ojos llorosos y áridos, ya adentro, escuché sus palabras. Las reprimendas se hacían cada vez más potentes en mi cabeza. No aguantaba la sed. Miré a mi jefe. Todo en él era seco: sus palabras, sus escasas respiraciones y su cortante tono de voz. Vi un cortaplumas en la mesa, brillante. Los insultos seguían, pero ya no los escuchaba. ¡Cómo brillaba el cortaplumas! No se notaba la humedad en la oficina, lo único que había -a tres metros a la redonda- era la rabia del jefe. Una rabia seca, sin humedecer con chamuyo. Pura y seca rabia. ¡Pero cómo brillaba el cortaplumas! Hice un gesto para tratar de agarrarlo. Minutos después, salía corriendo del matadero. Con sangre en mis manos.
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SUAVIDAD Lo vi al entrar, era lo que buscaba, no paraba de acariciarlo. Era suave,
por Lara Furer
como el sonido, como el cielo. Hicimos contacto visual, sentí que me abrazaba. Suave me susurró al oído: “quedate conmigo”. De una siesta eterna, desperté confundida, como en uno de esos raros sueños míos. Nunca supe si se trató de un amor o de un vestido.
Los autores son alumnos de 2° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Lengua. Ilustración: Ana Mir Bertone, 3° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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PULGA
por Santiago Shteinberg
El temor al fracaso es algo propio de cualquier amante del fútbol, más aún cuando la instancia es trascendental, cuando tenés a un país sobre tus hombros, cuando sos vos el encargado de no fallar. Viene a la memoria aquel momento deplorable para Lionel Messi -y para cualquier hincha argentino- en el Mundial 2014 de Brasil. Esa final inolvidable que generó un hueco imposible de llenar. Ese hueco, que se hizo aún más grande en estos cuatro años de más frustraciones: dura derrota en la final de la Copa América 2015, y por penales. La vuelta olímpica fue de Chile. Un año después se juega la misma competición en Estados Unidos. Frente al mismo rival, misma instancia: penales. Tampoco pudo ser para el seleccionado. Messi cae en el césped, se lamenta, tolera las lágrimas pero no lo puede sobrellevar. Y descarga. Sus compañeros lo consuelan; no es suficiente. Sale del estadio y se dirige al micro, pero antes brinda unas palabras a la prensa. Ni el más visionario se lo esperaba: la Pulga no jugaría más con la camiseta argentina. Declaró en aquel momento que no era para él la Selección. ¿Lo habrá convencido algún hechicero?, ¿algún mago? No, fueron los argentinos, que le introdujeron una idea de “destino maligno” que parecía no salir de ahí.
Sorprendentemente, luego de un tiempo ese pensamiento se alejó. El número 10 estaba de vuelta: recobró fuerzas con el deseo de llevar el fútbol de su país al auge. Fue tan fuerte esa idea que tuvo acciones utópicas en el partido frente a Ecuador por las eliminatorias (decisivo para el pase al Mundial de Rusia): convirtió tres goles luego de que los ecuatorianos hubieran tomado la ventaja por un tanto. Con este resultado, Argentina se encontraba tercera y pasaba directo a la Copa del Mundo. La individualidad de Messi, otra vez y sin embargo, no bastó en Rusia. No fue acompañado táctica ni sistemáticamente por ninguno de los convocados. En octavos de final sucedió lo razonable: el equipo de Sampaoli fue eliminado finalmente por Francia, en un 4-3. Es imposible jugar en esas condiciones, y si no hay planeamiento previo, es sinónimo de entregarse al vacío. El líder de la Selección Argentina siente que su casa se prende fuego y él es el único que tiene el matafuegos para solucionar el problema. Es una sensación que lo persigue a él; y a todos.
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El autor es alumno de 5° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller de Periodismo Deportivo. Foto: Federico Peretti.
UNA NOVELA HECHA DE DOCUMENTOS por Pablo Salas Tonello
La actividad comenzó con la propuesta de escribir una novela, algo que puede asustar al principio: las novelas son extensas, aparecen muchos personajes y exigen entretejer historias con precisión e intriga. Sin embargo, nada de esto era requisito para este ejercicio, al menos no al principio. A diferencia de los cuentos -armados muchas veces con la exactitud de un relojero- las novelas son artefactos hechos de fragmentos: autores y autoras tienen libertad para sumar o quitar elementos. Muchas veces, en la escuela escribimos relatos cuya escritura comienza, termina y se entrega al profesor en un mismo día. ¿Y si esta vez cada estudiante se lanzaba a escribir una historia durante varias jornadas, sin preocuparse por el puerto de llegada? Veníamos leyendo Boquitas Pintadas, de Manuel Puig. Y comenzamos, casi jugando, por inventar lo que generalmente aparece al final: el título. Cada estudiante tenía que inventar el título de aquella novela que le gustaría encontrar en una librería; luego, debía imaginar que la novela comenzaba con una carta; tal como lo hace la novela de Puig. Cada quien debía resolver quién escribía, a quién, desde dónde, en qué época o para qué; y luego, claro, escribirla. En un siguiente encuentro, con título y carta que daban inicio a la novela, la consigna consistió en escribir un segundo tramo. Eso sí: solo se podía utilizar un diálogo, un documento formal o una nueva carta. En esta instancia, se perfilaba el objetivo central de la consigna: evitar la voz del narrador omnisciente y, en lugar de eso, trabajar la construcción de diferentes voces en la escritura. De este modo, la consigna derivó en el armado de una novela hecha de documentos; es decir, relatos construidos por fragmentos de conversaciones, diarios íntimos, anotaciones de cuadernos, denuncias policiales, álbumes
fotográficos, informes médicos. En fin, un sinnúmero de restos casi arqueológicos de escritura que, en su conjunto, formaban una historia. Para la presentación final del trabajo, sumamos un desafío más: los textos que componían cada novela debían estar intervenidos y hacer del material de soporte algo sustancial del relato. Frente a la habitual costumbre de leer hileras de palabras en los libros, aplastadas sobre hojas blancas y uniformes; en este caso, cada estudiante trabajó para utilizar en su novela una variedad de caligrafías, texturas del papel, perfumes y hasta pequeños objetos que acompañaran la escritura. Y en la fecha de entrega, finalmente, expusimos las novelas como objetos artísticos. Cada estudiante circuló por el aula para conocer el trabajo de sus compañeros: la ausencia de narrador desafiaba a los lectores a poner mucha atención a la hora de reconstruir los hilos de la historia. Fueron novelas para leer con todos los sentidos. En el relato de María Mobaied, una adolescente a punto de festejar sus quince años se entera de que su mejor amiga no irá a la fiesta, lo cual desatará la inesperada furia de la dulce cumpleañera. Por su parte, Malena Rechter nos trae la historia de una chica que se entera de una impactante noticia: su padre, a quien creía muerto, vive en Italia, involucrado, al parecer, en negocios turbios. Hará todo lo posible por reunirse nuevamente con él, mientras sostiene un intenso intercambio epistolar con su madre. A la vuelta de la página, señor lector, señora lectora, encontrará algunos de estos fragmentos que construyen -con ojo perspicaz- ambas historias…
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Pablo Salas es docente de Lengua y Literatura. María Mobaied y Malena Rechter son alumnas de 4° año 2018.
por Malena Rechter
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por MarĂa Mobaied
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LA VERDADERA PREGUNTA
por Paula Barrera
¿Cambia mucho el curso de un río cuando un corazón se deposita en el fondo de las aguas? Claro que no antes nos faltó después no nos sobró quisiera que fuese claro que sí nos hace falta sin embargo todo falta pero la verdadera pregunta sería ¿qué sobra? ¿el corazón? ¿el corazón cambia al curso o el curso cambia al corazón? Claro que no.
La autora es alumna de 2° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller Inventalinguas. Ilustración: Agustina Pizá, 4° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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PEDAGOGÍAS DE COYUNTURA
por Gabriela Farrán
Cursé la secundaria durante la dictadura con demasiadas palabras prohibidas, torturadas o asesinadas. Tal vez por eso cuando ingresé a la Facultad de Filosofía y Letras, se abrió ante mí un mundo de palabras y de ideas mágico. Con cada libro y en cada clase sentía una profunda expansión del pensamiento. Mi cabeza se iba convirtiendo en un territorio en el que las ideas conversaban entre sí, se peleaban, se amigaban y producían nuevas ideas. De verdad podía sentir que escalaba por los libros hacia algún cielo. En ese camino me encontré con un Maestro, que me enseñó que el proceso se volvía aún más profundo cuando lo compartías con otros. Jorge Saab, así se llamada mi maestro, quien despertó en mí ese otro mundo que yo no estaba buscando. Fui a hacer las prácticas a la escuela que él dirigía en el conurbano. Tenía que armar una secuencia didáctica para enseñar a esos pibes. Debía elegir entre lucirme con la secuencia didáctica perfecta según los libros (al fin y al cabo yo era estudiante) o hacer una que sirviera para que los pibes aprendieran de verdad. Jorge me ayudó a resolver el dilema: crear una secuencia didáctica perfecta para los estudiantes que tenía frente a mí. Desde ese momento sus palabras fueron un mandamiento y un mantra: qué, cómo y a quiénes cada vez. Pibes de institutos de menores o del Colegio de la Ciudad, del conurbano profundo o de los cerros jujeños, ante cada uno me pregunté cómo compartirles esa experiencia de expansión del pensamiento que nos brinda el aprender. Busqué en esos libros que me habitan la palabra coyuntura. Según Pierre Vilar: “En el seno de lo que hemos llamado la estructura de una sociedad cuyas relaciones fundamentales y cuyo principio de funcionamiento son relativamente estables, se dan en contrapartida unos movimientos incesantes que son el resultado de ese mismo funcionamiento y que modifican en todo momento el carácter de esas relaciones, la intensidad de los conflictos, las relaciones de fuerza”. Ante la definición, la pregunta: ¿cómo resignificar la palabra coyuntura para que se vuelva también una referencia al presente de las aulas? Los docentes de ciencias sociales estamos inevitablemente atravesados por la coyuntura histórica, que nos presiona y
nos empuja a dar cuenta de lo que va aconteciendo. Son como cantos de sirenas y cual Ulises debemos escucharlos, pero atados al mástil. Dejarnos atrapar por la coyuntura es equivalente a destruir nuestras naves, pero no conocerla y navegar en la ignorancia de lo que acontece, nos deja encerrados en la torre de marfil o, como dice Agamben, nos deja carentes de experiencia. Primer plano del dilema a resolver: ¿cómo hacer del acontecimiento una oportunidad de pensamiento profundo de lo estructural en lugar de un análisis de anécdotas sobre la realidad? Como dije más arriba, hay otra coyuntura, la del aula, que se suma a la histórica; ¿cómo opera el acontecimiento en cada grupo de pibes? 2018, jóvenes de clase media alta en contexto de debate social sobre las diversas formas del patriarcado en medio de una profunda crisis económica que los afecta tangencialmente. O, 2018, jóvenes de zonas urbano-marginales en contexto de debate social sobre las diversas formas del patriarcado en medio de una profunda crisis económica que los afecta directamente. Solo una variable en el enunciado modifica todo lo que tenemos que pensar y hacer. Pero cómo. Podemos tomar el camino de la pedagogía que homologa lo que ya hay, y entonces enseñamos conceptos abstractos sobre la sociedad a quienes no padecen de modo directo la crisis y en qué consiste la crisis a quienes la padecen directamente. Así, por ejemplo, podemos quedarnos conformes con enseñar teorías económicas puras sin hacer ninguna lectura de coyuntura en contextos acomodados, o bien sentirnos unos héroes sociales porque les enseñamos a los pibes pobres como es su propia experiencia de vida.
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Otra alternativa es tomar el camino que cuestiona lo que ya hay y entonces invertir los términos enseñando qué es la pobreza a quienes no la padecen y cómo criticar las condiciones dadas a los pobres. Suena mejor, pero se parece mucho a las sirenas de Ulises. Beatriz Sarlo una vez dijo que era más importante que los pibes leyeran el Mío Cid, antes que letras de rock. Me agarro de sus palabras para empezar a desenvolver las hipótesis que orientan mi trabajo en el aula. No son verdades ni paradigmas. Más bien brújulas de investigación en la acción. Primer axioma: todo pibe es capaz de aprender lo que sea, varía la forma y el grado de apropiación, pero todos pueden algo y ninguno puede todo. Establecido este punto, me pregunto: cómo despierto las ganas de saber y pensar, de sentir y crear y sus combinaciones; sentir y saber, pensar y crear; saber y crear, sentir y pensar. Segundo axioma: no es posible lograrlo con todos todo el tiempo. A veces con algunos, a veces –las menos- con todos. Este punto pone en jaque nuestra omnipotencia y en ello se nos juega el agotamiento. Se trata de encontrar el inestable equilibrio entre intentar incorporar a cada vez más pibes y aceptar que no vamos a poder en algunos casos. Con todo esto, inicio la cartografía del aula. Año: 2018, jóvenes de clase media, celulares en mano, cuerpos estallados por amores, desamores, sexualidades, autopercepciones, miradas ajenas. Conflictos, pérdidas, sueños, deseo, ilusiones, abulias, inercias, vitalidades. Lugar: Buenos Aires, cortes, manifestaciones, tensión en las calles, noticieros y redes sociales, sobreinformación, saturación de imágenes y palabras que no hacen sentido. Época: posmodernidad desatada, fragmentación, virtualización de los afectos, pos verdad. Desafío: aprender. O enseñar. O lo que sucede en medio de ambas acciones. Y me pregunto nuevamente por el Mío Cid, ¿quién transformó a los clásicos en momias o, más acorde a la época, en zombis? La educación. Los docentes. Los medios. Los padres. El mercado. Mi abuela. Dejo la búsqueda de causas para los especialistas y me concentro en los efectos. Corriendo detrás de la coyuntura nos alejamos de las palabras, ya casi nadie recuerda qué significa lontananza. Nos alejamos de las palabras de uso esporádico para quedarnos con el cada vez más reducido kit de palabras de uso frecuente y, como en las redes, el algoritmo nos trae a la mente solo aquellas que fueron utilizadas en el buscador en los últimos días. Y todo se achica. Y nosotros, los docentes, perdemos potencia y nos dejamos ganar por la coyuntura que se va haciendo condición estructural, y abandonamos el Mío Cid, luego a Borges y a Nietzsche. Encontramos una versión ilustrada de Foucault y un video que sintetiza la Revolución de Mayo y terminamos viendo Samba, que fue pensado para niños, con pibes de 16 años a quienes no les hicimos leer el Mío Cid.
La coyuntura transforma el carácter de las relaciones, su intensidad. Corremos detrás de los acontecimientos. En Buenos Aires la velocidad de los hechos es demencial. Una semana condensa miles de vidas. Y pasamos de los diarios a los noticieros y de los noticieros a Twitter y cuando llega a los pibes es una papilla procesada muchas veces que en cada centrifugado perdió nutrientes hasta transformarse en calorías inútiles para el cerebro. Devoramos coyuntura vacía de pensamiento. Si el mundo no entra en 144 caracteres o en 18 minutos de una charla TED, lo siento, será descartado. No hay tiempo para leer 500 páginas, ver una película de 120 minutos o escuchar un relato sin tiempos. No hay tiempo para aprender. Se acabó. Ya no hay procesos, solo acontecimientos, que no podemos procesar porque no hay tiempo. Todo esto pasa por mi mente cuando abro la puerta del aula. Saludo a los pibes y les pregunto uno por uno si leyeron. La mitad dice que sí, la mitad dice que no, la mitad miente, la mitad no entendió. Los miro, me enojo, monto mi mise en scène y empezamos a leer juntos a Spinoza o Foucault o Gelman o Hobsbawm. Y masticamos palabra por palabra despertando el deseo de más, que a veces está muy somnoliento y otras se vuelve activo y despierto. Yo quería que leyesen un capítulo entero, ellos no querían leer ninguno. Juntos leímos, discutimos, analizamos, pensamos un tercio. No terminamos de ver el tema, pero la mayoría aprendió modos de atravesar un universo de ideas poniendo en juego su pensamiento. Otros no. Poquitos. Con ellos tengo que probar otras maneras, otros tiempos. Pero insisto con las “tres transformaciones del espíritu” y mezclo a Zaratustra con Feuerbach para que el debate se vuelva nuestro maestro al momento de leer el patriarcado y la violencia de género. Busco que los pibes aprendan modos de lectura de la realidad, no lecturas de la realidad. Los enloquezco con Rancière para que aprendan criterios de lectura de las imágenes y creen sus propias lecturas de los medios. Les comparto con autoridad y convicción mi mirada sobre la realidad para provocarlos, incitarlos a desafiarme, a que me golpeen con ideas, a construir su pensamiento usándome de sparring. No se las hago fácil. Obligo a los pibes a todo tipo de arcaísmos pedagógicos como deconstruir textos, hacer ficheros y escribir ensayos. Decreto que los libros son contracultura. Y me despido de los pibes sin saber si estamos condenados a habitar el mar de los Sargazos, si Ítaca se volverá una metrópoli global o si navegaremos por siempre un archipiélago de coyunturas. ¿Habremos hecho de la clase de hoy una experiencia significativa de aprendizaje? Me quedo pensando, los dejo pensando.
PEDAGOGÍAS DE COYUNTURA
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La autora es coordinadora del Área de Ciencias Sociales. Ilustración: Julieta Monzón, 5° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
JACINTA
por Serena Vazquez
La plaza está llena de tipos raros, que no niegan sus narices ni las ningunean. Hoy fui con mis amigas, un grupo de madres míseras que mantienen la calma. De repente, unos pibes pasan a las corridas. Jacinta les grita: “¡Rinocerontes!”. —Son nenes enanos, no rinocerontes…—le corrijo. Jacinta lo niega, porque Jacinta es negar… En la plaza a la que vamos siempre está lleno de gente rara, incluyendo a mis amigas, pero aun así es un buen lugar para matar múltiples males. En la plaza todos nos conocen como una manía de maníes mamosos que mantienen sus marcas, mas suelen marearse. Apodos… los apodos… fanfarrones farándulos fanáticos de la fama suelen fabricarlos… como esos jamones rompe-jarrones que son los pibitos enanos que Jazu trata de rinocerontes. En la plaza también están los fruteros, esos que frotan frutas fabulosamente felices. Con mis amigas solemos pasear, justificar brujas en Japón, como la bruja de Sara, que huele a jazmín. Esa eterna tarde fue fracasar y afanar, felicidad y frustración. Al final fuimos a tomarnos un jugo con Jacinta.
La autora es alumna de 1° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller Inventalinguas. Ilustración: Paula Thieberger, 4° año 2018. (Modificación de obra de Vincent van Gogh, realizada en clase de Artes Visuales).
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DÍA DE LABURO Durante toda una jornada, dos estudiantes trabajan junto a César, Hernán, Polo y Johan, el equipo de maestranza y mantenimiento del Colegio. Los acompañan en las distintas tareas que realizan; aprenden. Día de laburo 2018 es una experiencia por la que transitaron más de 100 chicos y chicas de 1ero. a 5to. año.
“Hacemos un montón de tareas a las que no estamos acostumbrados: barrer, limpiar el baño, baldear el patio, reponer vasos y café en la sala de profesores… Cosas que se hacen todos los días y que no siempre vemos”. “Venir a las 6 es distinto. Es de noche, no hay autos, llegás y está César solo. Preparar todo y ´cuidar la mañana´. Estar en la puerta cuando entran todos: nunca estás de ese lado, siempre sos el que llega”.
“No es que cambie mucho la cosa que por un día ayudemos…, lo que cambia es nuestra cabeza después, en las cosas grandes y en las cosas mínimas”. “La mayoría de las veces hacemos pareja con un compañero de otro año o curso. Es otra buena oportunidad para conocerse más”.
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“Hay algo de camaradería entre el equipo y nosotros. Cambian los vínculos. Ya no sos solo alumno. Te ponen a trabajar, y sos alumno y compañero de trabajo a la vez”. “En los descansos me enteré más de la vida de César. Supe de sus hijos, me contó de sus nietos…”. “Vienen con ganas, predispuestos, piden tareas para hacer. Para nosotros, esto es como una docencia de lo que hacemos todos los días”. “´¿Otra vez hay que barrer el patio?´. Y ahí se dan cuenta de que en cada recreo se ensucian un poco los pasillos, el patio, los baños”. “Empezó a barrer la escalera de abajo hacia arriba. ´Es que no sé barrer´ -me dijo. ´Para eso estás acá, te voy a enseñar´ -le contesté”.
Fotos: Nina Myndlis.
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LOBITO
En una inversión de los roles tradicionales, el lobo feroz toma protagonismo y revela cómo sería su versión de la historia, expone sus emociones y devela parte de la maldad humana.
por Benicio González Curcio
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-Necesito que le lleves esta canasta con comida a tu abuelita, Lobito. El joven lobo agarró la canasta y se dirigió hacia la puerta. -¿No vas a saludarme antes de irte? –dijo la madre. El pequeño lobo la abrazó. Pudo sentir su latido. No quería partir, algo olía mal, pero no le dio relevancia. -Acordate, tené cuidado. No hables con ningún humano, tratá de evitarlos; y seguí el camino que te indiqué, por ahí no suele pasar nadie. El lobo se desprendió de los brazos de su madre y empezó a caminar por donde ella le había indicado. La canasta le impedía ver lo que pisaba y se tropezó con una raíz. -Yo te ayudo –dijo un cortés leñador, que casualmente caminaba por ahí. -Qué raro, según mamá nadie pasa por acá –se dijo el lobo. -Gracias, pero no debería estar hablando con un extraño –contestó. -En realidad, yo conozco a tu madre. La vi caminando por aquí ayer y noté que estaba un poco perdida, así que la ayudé. Se podría decir que somos amigos. El lobo tenía muchas preguntas retumbando en su mente, pero finalmente decidió creerle al leñador. -¿A dónde te dirigías? –preguntó el leñador. -Hacia la casa de mi abuelita. El leñador le ofreció ayuda para cargar la pesada canasta hasta la casa de su abuela. El lobo la aceptó. Cuando llegaron, el lobito tocó la puerta. La abuela contestó que moviera la cerradura y que abriera. -Veo que trajiste un amigo –dijo la abuela con una mirada de abundante inquietud y clara preocupación. El lobo se dirigió hacia la cocina, dejando a la abuela y al leñador solos en la sala de estar. La abuela tenía mucho cariño por su hija y su nieto, ellos siempre habían sido muy unidos desde la pérdida del padre de Lobito. De ninguna manera iba a permitir que este leñador se acercara a su nieto. Lo observaba cuidadosa y atentamente. El leñador sabía que la abuela sospechaba de él, lo podía descifrar en su mirada. Así que sacó su hacha y, antes de que la abuela pudiera reaccionar, cortó su cabeza. El lobo escuchó el fuerte golpe del metal con la carne, se asomó para ver qué había pasado y vio al cuerpo de la abuela decapitado y al leñador poniendo la cabeza en un bolso que llevaba encima. Finalmente había entendido por qué su madre siempre le decía que se alejara de los humanos. -Los humanos son seres despreciables que solo ven a los lobos como alimento. No tienen sentimientos –se dijo el lobo. Se escapó por la ventana y se adentró en el bosque. No le importaba hacia dónde iba; sólo quería escapar de ese momento perturbador que había presenciado. Justo cuando empezaba a cansarse, una trampa de osos desplegada en el piso impidió su movimiento, atrapando entero su pie izquierdo. Se desmayó por el dolor. Cuando despertó, vio a una bella chica acercándose mientras gritaba “papi, papi, lo encontré…”. Al instante apareció el leñador con su hacha aún ensangrentada. Se acercó al cuerpo del lobito agonizando y, de un hachazo, terminó con su vida. El leñador aprovechó la suave piel del lobo y su sangre para hacerle una caperucita roja a su amada hija. El autor es alumno de 1° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Lengua. Ilustración: Morena Borysowski, 2° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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LOCOS POR EL FÚTBOL
Fotos: Nina Myndlis.
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“Creo que si no se entiende que esto es una pasión, y las pasiones son bastante inexplicables, no se entiende nada de lo que pasa en el fútbol”. Roberto Fontanarrosa.
por Joaquín Velo
Quien afirma que el domingo es el día sagrado del fútbol, se equivoca. En el Cole de la Ciudad, los lunes por la tarde nos reunimos los amantes de la pelota a compartir un encuentro en el que las ganas de ganar se esconden detrás de la excusa de ser felices por un rato. El espíritu alcanzado en estos años de torneo-taller hace que convivan futboleros de primer a quinto año; y que las diferencias de edad, de fuerza, de entrenamiento y de experiencia no impidan sino enriquezcan la sana competencia. Por supuesto, todos los equipos sueñan con alcanzar la gloria sobre el final del año, cuando coronamos al campeón de nuestra Copa “símil” Libertadores. Este equipo tendrá su “chapita”, inmortalizando su victoria en el trofeo que exhibimos en la vitrina del patio. Los equipos evolucionan año tras año; sostienen una identidad, crecen. Quien era un tímido jugador al comienzo de su carrera, nos deslumbra luego consagrándose figura o goleador. Ese arquero que buscaba con frecuencia la pelota dentro de la red, hoy no deja pasar una. Y aquel equipo que en primero perdía más de la cuenta y veía a los más grandes con admiración, hoy disputa una final. En 2019, continuará nuestro ritual pagano de los lunes. El autor es coordinador del Área de Educación Física.
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DESTINADO A OBTENER UNA BUENA CALIFICACIÓN Un ensayo sociológico sobre la propia vida cotidiana. Desde que me levanto hasta que me acuesto: ¿quién soy?, ¿qué hago?, ¿qué pienso?, ¿cómo se vincula todo esto con el contexto histórico y el orden social en el que vivo? y, ¿qué otras vidas podría haber tenido en otras sociedades posibles?
por Matías Panatti
Desde las palabras que estoy formulando hasta la relación de emisor y receptor supuesta en este texto -destinado a obtener una “buena nota”-, así como tantos otros pequeños eventos, pueden entenderse desde una perspectiva más amplia y relacional. Wright Mills, sociólogo norteamericano, propone la imaginación sociológica como la capacidad intelectual de reflexionar sobre temas del plano individual o biográfico como consecuencia de un entramado de relaciones sociales y eventualidades históricas que lo condicionan. Hoy me levanté a las 12:30 del mediodía, después de una secuencia familiar con mi tío en la que tomamos Patagonia cítrica y jugamos con la PS4 a un juego online. Pensar esto a través del concepto de Mills podría hacerme reflexionar lo siguiente: un sujeto de 16 años, a causa de la accesibilidad del alcohol comercial en un modelo capitalista y mercantilmente activo, y como fruto, también, de la presión sobre el grupo adolescente de asemejarse a la definida figura adulta, ingiere alcohol de malta cítrica mientras se relaciona con un familiar indirecto con el cual empatizó a causa de las responsabilidades recíprocas que tienen debido al “rol del tío” en la sociedad contemporánea. Estos dos sujetos se sumergen en la adrenalina mientras participan de una producción audiovisual interactiva en línea, resultado de la evolución del boom de la programación que tuvo origen en 1985, en Japón, de la mano de avances tecnológicos con impacto en Norteamérica y, más tarde, en América Latina. Por su parte, Anthony Giddens, sociólogo inglés, explica que generacionalmente se heredan distintos procesos históricos que hacen a un contexto y definen lo que él llama “nuestra herencia social”. Por ejemplo, las movilizaciones feministas en la actualidad pueden entenderse como una consecuencia de la lucha histórica de las mujeres por sus
derechos civiles y políticos; una desigualdad de género que se transforma a través de procesos históricos, generacionales y eventualidades significativas que van marcando su curso. Es posible que en algunos años el derecho a un salario equitativo –hoy tan anhelado- pueda ser comprendido desde la herencia social que legarán las luchas actuales. __ El señor Akt Su Amaru se levanta en medio de los gritos de las gallinas que utiliza para entretener a los hamsters que le traen a la veterinaria donde él y su tortuga trabajan para comprarle el tan bien visto vestido de almeja a su hijo menor. Solo así su hijo podrá ir a probar helados y aspirar a catador profesional. Akt Su no llega a pagar los impuestos de la cometa violeta que tiene guardada en su tercer iglú, ya que su hija mayor le declaró la guerra por el dormitorio en el que él duerme, como es natural que las ladys de 34 vueltas al sol suelan hacer. Akt Su está alegre porque su equipo favorito de bádminton acuático decidió vender todos sus jugadores. Luego de repartir cachetadas en la multinacional Patadas Jaquie-Norris vuelve con su tortuga a su casa y se toman el retiro de silencio que siempre realizan después de sacudir las sartenes para relajarse. Se va a cazar pokémons y luego a dormir, más o menos a las 3 de la mañana, hasta que le toque nuevamente la jornada laboral a las 4 de la tarde, momento en que cantan las gallinas entretenedoras de hamsters.
El autor es alumno de 4° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Sociología. Ilustración: María López Teisaire, 4° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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IGUAL por Sol Fariña Villaverde
Un monstruo escribe la palabra igual, y se da cuenta de que le aburre, por algo es monstruo, piensa. Se imagina un mundo en el que la gente no lo mire, un mundo en el que la gente no se sorprenda, un mundo indiferente frente a lo diferente, y se siente abrumado, le quitarían su condición de monstruo. ¿Por qué querría dejar de ser monstruo? Para ser educado y silencioso está el resto, si quieren sentirse bien, igualen cuentas, a mí, no.
La autora es alumna de 4° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller Inventalinguas.
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EL TRABAJO EN PAREJAS PEDAGÓGICAS AHORA QUE SOMOS DOS por Gabriel Cortiñas y Luciana Mastromauro
DECIRSE DOCENTE DE NUEVO
DISCUTIR MI PROPIO CANON
La primera apuesta de la pareja pedagógica parece ser una puesta de lenguaje: narro mi propia práctica docente ante otro. Explicito mi práctica ante otro: mi modo de estar en el aula, mis decisiones en torno a los contenidos, a las formas de evaluación y, en términos más amplios, a mi didáctica. Otro que escucha, pregunta, cuestiona, propone, se pone en diálogo con su propia práctica como bagaje y también como objeto a ser repensado.
Es cierto que para ese momento del año necesitamos un texto más extenso; para que vayan ganando autonomía. ¿Frankenstein, de Shelley? Está todo el proceso de aprendizaje del monstruo y, sobre todo, la cuestión del otro, cómo se construye el otro en una sociedad. El armado del programa de Lengua y Literatura implica siempre la construcción de un canon de lectura: recortar aquello que los alumnos van a leer. El recorte supone un diálogo complejo con, por un lado, el gran canon de la literatura argentina y universal y, por el otro, el canon escolar: aquello que la tradición educativa ha establecido –no sin variaciones– que los estudiantes deben leer. A lo largo de los años, cada uno como profesor –desde sus criterios estéticos, ideológicos y pedagógicos– ha ido construyendo su propio canon de lectura. Al trabajar en pareja pedagógica, este canon personal es puesto sobre la mesa. Es necesario volver a explicitar sus fundamentos: las concepciones de lectura y de lector que implica; y hasta nuestras propias hipótesis acerca de qué es un libro y cómo se lee.
OK, damos etimología, la historia de las palabras; pero, ¿qué queremos que hagan con eso? Hace calor porque es enero; hay papeles, libros y un mate tibio sobre la mesa. Nos reunimos para pensar el programa y la planificación en conjunto. Es como pensar de cero. Bueno, ¿vos cómo hacés? La pregunta disparadora obliga a poner en común desde los criterios más explícitos hasta los supuestos más silenciados. De los primeros encuentros surge la necesidad de no dar nada por sentado. Este es un primer aprendizaje: decirse docente de nuevo.
Arrancamos. Nos hacemos preguntas y buscamos definiciones en común. Las discusiones versan en torno a qué leemos cuando leemos, forma o contenido; o qué sentidos –por ejemplo– despierta un texto acerca de la adolescencia y de los conflictos de clase en lectores de trece años. En definitiva, ¿para qué leer lo que leemos?, y ¿qué operaciones de lectura se ponen en juego al leer?
LA PLURALIDAD DE VOCES EN EL AULA Llevamos varios días de reuniones, el programa está listo y las primeras actividades planificadas. En cada encuentro surge algo más que, creemos entender, es necesario consensuar antes de entrar al aula: turnos de habla, acuerdos sobre lo que cada uno considera disruptivo, ritmos de clase. Pero ahí nomás se abre un abismo de posibilidades y decisiones que cada docente suele tomar a lo largo del día y no tiene más que consensuar con su propio criterio. Tranqui, no vamos a poder decidir todo de antemano, muchas cosas vamos a tener que verlas ahí. Ese “ahí” es el propio encuentro dentro del aula y la construcción de criterios compartidos.
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La propuesta de dos docentes en el aula implica además que, sobre un mismo tema, un eje de análisis, una noción gramatical, ya no exista una única mirada, una fórmula única. La pareja pedagógica estalla (o, por lo menos, pone en cuestión) la noción de verdad única, concentrada en la figura del docente como fuente de autoridad máxima. Cuando vemos tiempos verbales, yo invito a razonar desde un lugar más experiencial. ¿Qué? Claro, cuando contamos algo, ¿en qué tiempo solemos contarlo? La mayoría de las veces en pasado. ¿Ves? Por eso siempre hay más variantes de pretéritos que de presente o futuro. De la misma manera, las atribuciones de sentido en torno a un texto literario no son únicas: ¿por qué digo lo que digo?, ¿cuán importante es mi fundamentación ante otro que no acuerda con mis operaciones de sentido? En uno de los cursos acaban de leer “La boda”, de Silvina Ocampo. La mitad de la clase acuerda con que Roberta es cómplice; la otra mitad entiende que es inocente. Los docentes tampoco parecen estar en total acuerdo; la ambigüedad del texto permite sostener ambos sentidos. Todos discutimos; volvemos al texto una y otra vez. Incluso las nociones gramaticales aparentemente más rígidas parecen revelar su costado no neutral, sujetas al modo de quien las presenta. ¿No es el punto y coma, acaso, el signo de puntuación con más contextos posibles de aparición? Los signos de puntuación hablan también del estilo de un escritor: nombramos a Saer, con sus extensas oraciones; o a Rivera, con sus oraciones brevísimas. Ocurre el milagro: el punto y coma desata todo un debate que conlleva una reflexión en torno al estilo, al sentido, a la gramática. Entonces, la escucha atenta se agudiza, las voces se multiplican; el lenguaje hace su gala.
LOS TURNOS DE HABLA Un docente en un curso puede distribuir la palabra como si fuera una pelota de tenis que va pasando a los chicos y es retomada, a su vez, cuando lo considera necesario. Pero ahora son dos las personas que ejercen ese rol. Hay silencios al final de la frase que nos indican que el otro terminó su parlamento, dice uno de nosotros para explicitar cómo hacemos para dialogar sin que nadie tenga que decir: ahora vos, después vos. Estar en diálogo es también estar siendo con otros; y hacer explícitos los criterios de lo que entendemos por escucha fue algo necesario.
LA MIRADA MÚLTIPLE ¿Qué notaste en la escritura de P? Sí, hay ciertos problemas de cohesión, pero mirá que asimiló bien los conceptos. Lo que tiene que desarrollar más es la estructura gramatical, porque la comprensión va bien. Claro, yo el otro día mientras vos explicabas le repregunté de forma oral. ¿Cómo mirar aquello que sucede y que les sucede a los chicos? Alguien está siendo ahí y, a la vez, está siendo con otros. La tarea docente nos pide desarrollar una percepción panorámica que nos permita registrar varios planos a la vez. A ese ejercicio ahora le podemos sumar el registro del otro. Dialogar sobre el proceso de aprendizaje de alguien y probar estrategias. La pareja pedagógica permite transitar la experiencia de repensarnos nuevamente en nuestra tarea docente, de defender ciertos criterios y reformular otros. Es proveedora de miradas nuevas para viejos problemas, y también miradas multiplicadas: la nuestra como docentes y la de los chicos como estudiantes; la de cada uno de nosotros ante otro colega y ante los chicos en la tarea de enseñar; la de ellos, estudiantes, pensados en su tarea de aprender, por un docente y una docente; y por el diálogo –fructífero y polisémico- que surge entre todas ellas.
Estamos a mediados de abril y notamos que en uno de los cursos se da la siguiente situación: en ocasiones, mientras uno de nosotros está explicando algo, suele ser interrumpido por la voz de algún chico que hace una pregunta, en voz alta, al otro docente, sin registrar que eso que hace interrumpe la grupalidad. ¿Por qué no le puedo preguntar al otro profe que no está hablando? Los docentes exponen la situación, se toman el tiempo para aclarar. Porque puede que la clase sea en estéreo, pero no son dos clases a la vez. Reconocerlo es también parte del camino. El trabajo en equipo ya no es algo que los chicos tengan que hacer para una clase: lo están viviendo, ahí.
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Gabriel Cortiñas es coordinador y Luciana Mastromauro docente, ambos del Área de Lengua y Literatura. Dictan en conjunto Lengua en 1°año.
EXPERIMENTAR OTROS POSIBLES por Cecilia Lamela y Valeria Ricci
Como docentes del Colegio de la Ciudad solemos trabajar con otros: compartimos experiencias de aula, miradas sobre los estudiantes; intercambiamos dudas, aciertos y desaciertos. Es parte de nuestro trabajo cotidiano. Sin embargo, la experiencia de compartir “todo” lo referido a una clase -planificar contenidos, seleccionar material y estrategias, acordar dinámicas y climas, elaborar criterios e instrumentos de evaluación-, fue una experiencia novedosa. Las docentes que conformamos la pareja pedagógica en Matemática compartíamos desde el vamos una mirada sobre su enseñanza. Ambas entendemos –al igual que todos los docentes del Área- que el conocimiento matemático es construido por los estudiantes a partir de la interacción con actividades que son intencionalmente propuestas por los docentes. Esta mirada en común favoreció, sin duda, nuestra sintonía en los puntos de partida. Pero pronto aparecieron nuevas preguntas: ¿cómo lograr acuerdos antes y durante el desarrollo de las clases?, ¿cómo hacer que la pareja pedagógica genere mejores experiencias de enseñanza? Algo teníamos claro: las clases no debían transformarse en un alternado ni en una simple división de tareas. Debían representar una diferencia cualitativa respecto de su versión “tradicional”.
EL INICIO: LA PLANIFICACIÓN La planificación de las clases es una tarea que los docentes realizamos, habitualmente, en soledad. Aun compartiendo con otros una perspectiva, el “clase a clase” se realiza, en general, de modo individual. Hacerlo de manera conjunta supuso explicitar criterios, conjugar experiencias, modos de hacer y de trabajar. Poner en evidencia –y pensar en común- ese sinfín de decisiones que los docentes tomamos a diario. La construcción de figuras geométricas, por ejemplo, puede trabajarse utilizando lápiz y papel o a partir del software matemático GeoGebra. ¿Qué elegir?, ¿y por qué? ¿Qué aspectos de los conocimientos geométricos se pueden elaborar con uno u otro soporte? Comenzamos a abordar el Teorema de Pitágoras. ¿Cómo lo enunciamos? Podemos realizar un enunciado algebraico o un enunciado que se apoya en la comparación entre áreas. ¿Usamos la demostración tradicional de Euclides?, ¿qué demostración está al alcance de los chicos?
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Números enteros. Debemos decidir cuáles son las síntesis teóricas que propondremos trabajar en las clases. Podemos enunciar la regla “menos por menos es más”, un clásico. O bien demostrar por qué es necesario que el producto de dos números negativos resulte positivo. Demostrarlo lleva mucho tiempo. ¿Qué actividad matemática despliegan los chicos en una demostración posible? Nos respondimos estas preguntas cada vez. Y lo hicimos en común. Arribamos a acuerdos y a clases más “pensadas”, definidas a partir de sus varios desarrollos posibles.
Pudimos, también, explorar dinámicas con distintos matices al interior de una misma clase. Momentos de trabajo en pequeños grupos, por ejemplo, en los que ambas profesoras vamos circulando respondiendo las consultas que surgen en la resolución de las actividades propuestas. Y momentos de intercambio colectivo, plenario, de puesta en común, en los que –alternadamente- una de nosotras coordina el intercambio o realiza una síntesis teórica de lo trabajado; mientras la otra aporta retomando emergentes o comentarios de los chicos dichos por lo bajo, y atendiendo también a aquellos estudiantes que pudieran estar más perdidos o presentar mayores dificultades para seguir el intercambio grupal. Son también frecuentes los debates colectivos que se originan cuando cada una de nosotras plantea una posición distinta –incluso antagónica- ante una misma situación o pregunta. A partir de ahí, se habilitan posturas diversas por parte de los chicos; y la dinámica de interacción entre nosotras permite desarmar el lugar del docente como el único “que sabe y valida lo correcto”, favoreciendo la construcción de posturas propias por parte de los chicos. Ser dos en el aula, en fin, nos permite experimentar. Y estar más atentas al alcance de la propuesta de enseñanza en cada uno de los chicos.
EL DESARROLLO DE LAS CLASES Ser dos en el aula también nos permitió experimentar otros modos de organización en las clases. Por ejemplo, cuando nos proponemos trabajar con computadoras: sea utilizando GeoGebra, o con las planillas de cálculo que incorporamos para trabajar números enteros. En estas oportunidades, mientras una de nosotras coordina las indicaciones generales, la otra tiene la posibilidad de recorrer el aula, acompañando posibles dificultades técnicas y atendiendo a la heterogeneidad de conocimientos en el uso de herramientas digitales.
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Cecilia Lamela es coordinadora y Valeria Ricci docente, ambas del Área de Matemática.
Dictan en conjunto Matemática en 1° año. Fotos: Nina Myndlis.
DIARIO DE TU PRIMO
En Historia de 1ero., y a partir de lo aprendido sobre evolución, los chicos y chicas debían ponerse en la piel de alguno de nuestros ancestros. Aquí, el diario íntimo de uno de tus primos o abuelos: el australopithecus.
por Julia Trajterman
(En algún lugar de África, hace tres millones de años)
DÍA 1
Llegué a un lugar donde hay cosas que no puedo describir. Las veo todos los días, pero no puedo decir qué son. Poco a poco les busco una utilidad, un uso…, ¿pero qué es exactamente utilizar?, ¿qué es todo esto que veo? Huelo cosas, siento cosas, veo cosas y hasta me puedo mover. Tengo partes en mi cuerpo. Muchas. No sé si es que las siento o que las veo, porque desde acá abajo no es demasiado lo que se puede ver. No estoy solo, somos muchos. No son todos iguales, pero algunos se parecen. Ahora estoy comiendo unas semillas y raíces que encontré por ahí; aunque queda poco, y pronto me voy a tener que mover de lugar. No como porque quiero, es que hay algo que me obliga a hacerlo, algo adentro mío. No sé a dónde mirar ni qué escuchar, hay mucho y las cosas pasan y están pasando. Además el mundo siempre está cambiando su brillantez y su calor, lo que lo hace más interesante.
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DÍA 2
No entiendo qué me está pasando. Me duele, esa es la palabra. De pronto me siento mal, siento que me caigo, me duele todo de todo. Los demás me miran: no entiendo si es porque en serio me estoy cayendo, o si es que me ven algo raro. Se acercan, observan y me entienden. Capaz es porque a ellos alguna vez les pasó también. Cuando quiero emitir un sonido no puedo ni abrir la boca, no puedo hacer nada. ¿Qué hago con esto que me pasa? Como no tengo una solución, voy a merodear por aquí. Tal vez la encuentre. En una de esas, si como más raíces o semillas, esto que me pasa se me va. Tal vez, de forma increíble y desconocida, deja de pasarme y vuelvo a vivir la misma vida de siempre: buscar algo para comer, dormir (que sería estar un rato fuera de este mundo haciendo quién sabe qué) y, en el tiempo que queda, conocer qué hay en estos lugares que esconden tantos misterios. El dolor no se fue, y ya no lo soporto. Voy a comer por si es que es una necesidad de eso que hay adentro mío. Como y como, pero no pasa nada. Mastico, vuelvo a masticar y, como si nada, todo sigue igual. DÍA 14
Ya pasó un tiempo pero me siento igual. Los demás me siguen mirando: mi dolor parece ser indiferente para algunos; otros me tocan o me dan un mimo. Me rindo, probé todo: comí, toqué, miré. No hay forma de sentirse mejor. DÍA 18
Hoy hubo alguien frente a mí. Era uno de los que se me parecen. Yo lo miraba a él y él a mí, los dos tirados. Pude ver que algo le estaba pasando. Tardé en darme cuenta de que era lo mismo que me pasaba a mí: el dolor. Fue ese el momento que me hizo no rendirme. Había alguien que sufría lo mismo que yo, lo cual quería decir que nos podíamos ayudar. No comprendo cómo, pero entre nosotros nos entendimos, supimos lo que teníamos que hacer. Sí, nosotros nos comunicamos y logramos comprender que los parecidos no eran solo los otros, éramos también nosotros. Juntos podríamos resolver nuestro enigma. Ahora mismo estoy con este alguien. Estamos recorriendo zonas en búsqueda de una solución, sabemos que hay forma de salir de este infierno. DÍA 26
El tiempo sigue pasando, pero no vamos a renunciar. Necesitamos estar mejor. Este tiempo no es pérdida, es parte del recorrido para poder estar bien. Como era antes. DÍA 27
Hoy encontramos algo a lo que llamo “planta”. Ya lo habíamos visto antes. Es algo que está por todas partes. Teníamos que correr el riesgo de probarlo; no había ya muchas opciones. Los dos cortamos una parte y lo comimos. Lástima: no nos causó nada. Algo está cambiando, no lo entiendo, pero algo está empezando a pasar adentro mío. Me siento mejor, como me sentía antes. Creo que el otro siente lo mismo que yo. La planta logró curarnos del infierno y ahora de pronto estamos los dos a la perfección. Me parece que la solución fue gracias a nuestra comunicación. Desde ese momento pudimos, sin saber qué nos estaba pasando adentro, saber lo que estaba pasando afuera. Supimos que a esto que llamamos dolor lo demostramos; porque hay cosas que por más que no queramos, pasan. Y nuestros cuerpos solos supieron explicarlo. Esa es la verdadera comunicación. La autora es alumna de 1° año 2018. Ilustración: Valentina Sessarego Sassul, 2° año 2018. (Estructura y textura, inspirada en obra de Nicolás García Uriburu; realizada en clase de Plástica).
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MURALES 2018
Freire, entre Echeverría y Sucre. Estación Belgrano R.
Conesa, entre Virrey Arredondo y Virrey Loreto.
Moldes, entre La Pampa y Sucre.
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Jorge Newbery, entre Ciudad de La Paz y Zapata. Restauración.
La Pampa, entre Moldes y Amenábar.
Núñez, esquina Mariano Acha.
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MUJERES EN LA CIENCIA: OBSTÁCULOS Y DESAFÍOS ¿Hombres y mujeres se encuentran en igualdad de condiciones a la hora de encarar la carrera científica? ¿Qué dificultades enfrentan las mujeres en este terreno? A partir de la lectura de diversos artículos periodísticos, documentales, películas y obras de teatro, estudiantes de 3er. año realizaron un trabajo ensayístico.
por Charo Álvarez
Aunque las mujeres de hoy tengamos más oportunidades que antes, aún nos queda mucho camino por recorrer. Si bien es verdad que actualmente hay más mujeres que estudian y trabajan, según estadísticas de la ONU, “apenas el 28% de ellas alcanzan los rangos más altos; solo el 22% de los parlamentarios a nivel mundial son mujeres; y, de la lista de empresas Fortune 500, solo un 5% de los directores ejecutivos son mujeres” (citado por Álvarez, 2016). Esto deja en evidencia que, a pesar de la lucha y de la conquista progresiva de derechos, estamos lejos aún de conseguir la plena igualdad de género en lo que hace a las condiciones laborales y profesionales. El ámbito de la ciencia no es la excepción: a lo largo de la historia, muchas mujeres científicas debieron afrontar -por su condición de género- distintos obstáculos y desafíos. Como es el caso de Rosalind Franklin, a quien le fue robada la foto de la estructura del ADN por parte de su compañero Maurice Wilkins, quien no la reconocía como un par, sino solo como asistente. O el caso de Christiane Dosne de Pasqualini -becaria de Bernardo Houssay, investigadora especializada en medicina experimental en leucemia y primera mujer integrante de la Academia Nacional de Medicina- quien fue advertida de no involucrarse sentimentalmente con sus colegas -como si esto fuera solo una situación femenina- y, mientras desarrollaba su carrera científica, debió hacerse cargo de cinco niños, tensionada por la “doble carga” del trabajo dentro y fuera del hogar.
En la actualidad, como se menciona en el video 8M. Día de la mujer trabajadora, las mujeres superan las tasas de ingreso y graduación históricas en las universidades. Y esto es también lo que sucede en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Sin embargo, la participación de mujeres disminuye a medida que aumentan las categorías de cargos académicoscientíficos; y menos de un tercio de las autoridades de la Universidad de Buenos Aires son mujeres. “Necesitamos políticas públicas y un Estado comprometido”, se dice en el mismo video. En mi opinión, estas políticas públicas podrían incluir medidas como: igualdad de salario, determinación de una cantidad mínima de mujeres en rangos altos; jardines maternales ofrecidos en las empresas para que las mujeres puedan trabajar teniendo a sus hijos cerca y atendidos, sin que sea un costo adicional a su presupuesto; entre otras posibles.
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También considero que la dificultad que tiene la mujer para acceder a cargos altos está relacionada con el rol que históricamente le ha sido impuesto por la sociedad, desde los medios, la educación y la cultura en general. La mujer es muchas veces representada como un objeto y no como una persona pensante, dejándonos así en un lugar inferior al del hombre. Por esto creo importante enseñar en las escuelas las historias de las mujeres destacadas -por sus aportes en la ciencia y en otros ámbitos- que lucharon por demostrar su inteligencia y sus capacidades, que lucharon contra estas representaciones culturales que las recluían en el hogar. Marie Curie, en el campo de la química y física; Lynn Margulis, en biología; y Jocelyn Bell, en física, son solo algunos de los innumerables casos que sirven como ejemplos inspiradores. Porque si bien no llegamos a un estado de igualdad absoluta, estamos avanzando de a poco, y eso es gracias a ellas. Pasamos de no poder estudiar a recibirnos en las universidades; de ser consideradas solo como amas de casa a ser aceptadas también como profesionales. Se trata de derribar estereotipos acerca de las tareas femeninas y masculinas, y de formar nuevas generaciones con pensamiento crítico, con una mente abierta, para poder reflexionar y dejar en claro que esta no es una lucha exclusiva de mujeres, sino que involucra a toda la sociedad.
Bibliografía: •
“Mujeres en la ciencia: solo el 28% de los investigadores científicos en el mundo pertenecen al género femenino”, Infobae, 27/12/2017. Disponible en: https://www.infobae. com/tendencias/2017/12/27/mujeres-en-la-ciencia-soloel-28-de-los-investigadores-cientificos-en-el-mundoson-mujeres/
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Álvarez, Pula (2016): “Escaleras y serpientes”, El gato y la caja, 07/03/2016. Disponible en: https://elgatoylacaja. com.ar/escaleras-y-serpientes/
•
Chernov, Stephanie (2018): “Día Internacional de la Mujer en la Ciencia: cómo impacta la desigualdad con los hombres”, La Nación, 10/02/2018. Disponible en: https:// www.lanacion.com.ar/2108306-dia-internacional-de-lamujer-en-la-ciencia-como-impacta-la-desigualdad-conlos-hombres
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“8M. Día de la Mujer Trabajadora”, video realizado por el Programa por la Igualdad de Género de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (=GenEx). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Je4ugCWKuP8&feat ure=youtu.be
La autora es alumna de 3° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Cultura Científica y Tecnológica. Ilustración: Hernán Rouby, 3° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
MUJERES EN LA CIENCIA: OBSTÁCULOS Y DESAFÍOS
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ESCUELA DE TEATRO: CICLO DE INICIACIÓN
TÍMIDOS Y DESFACHATADOS 1.
2.
Ser o no ser, esa no es la cuestión. Más bien, de jugar se trata. Y de descubrirse haciendo teatro. Y, desde el teatro, descubrirse siendo otros. Esos otros que nos sorprenden a veces siendo, más que nunca, uno mismo. Como escribió el poeta Fernando Pessoa: “Viven en nosotros innúmeros”.
Llegan con ganas de “actuar”. Subirse al escenario, frente a sus compañeros; armar una escena, tener un rol asignado, un conflicto, e improvisar.
Entrar en la Escuela de Teatro del Colegio tiene algo de esto: ingresar a un universo de juego del cual, inexorablemente, se sale transformado. Algunos de los que llegan vienen de hacer teatro y quieren seguir. Otros jamás se habían imaginado actuando, pero se tientan cuando ven la posibilidad. Hay quienes se anotan para vencer la timidez, y quienes quieren un lugar que dé rienda suelta a su desfachatez. Y así como están los que están dispuestos desde el primer día, no faltan los que se suman avanzado el año; porque un amigo les propuso, o porque vieron luz y entraron nomás. Lo que es seguro es que esa imagen que tienen de sí mismos al comenzar el recorrido no es la misma que luego de atravesarlo. La formación actoral mueve muchas más cosas que las que uno imagina.
Propuestas lúdicas en ronda, grupales, de a dos. Círculo de palmas, ninja, manchas. Los pibes juegan, se ríen y, casi sin darse cuenta, se relacionan entre sí. Llega luego el inicio del trabajo con la estructura dramática: el marco y las reglas escénicas los desafían a improvisar. “Pero... ¿y cuándo dejamos de improvisar? Yo quiero hacer texto. Quiero actuar”. “Ya estamos actuando”, es la respuesta. Es que a veces se asocia a la actuación con los textos teatrales, sobre todo con los clásicos. Pero lo cierto es que la formación teatral está atravesada por la exploración del propio universo lúdico. Nos encuentra con nuestro niño que juega en serio. Cuando hay un recorrido, cuando empieza a notarse el trabajo, aparece un grupo jugando en un mismo sentido, con las mismas reglas para todos.
3. “¿Por qué me tocó con ella?”. “¡Queremos pasar juntos!”. Al principio, cada uno quiere estar con sus amigos. Pero en un grupo están los que te caen bien y los que no tanto. Te relacionás con los que conocés y con los que nunca cruzaste palabra. Trabajás con alguien que te intimida, con alguien que te llama la atención, con alguien que te gusta. Con todos hay que trabajar, asumiendo distintos roles y construyendo una identidad colectiva. Se trata de dar forma a compromisos, intentar sostenerlos, revalidarlos si se ponen en riesgo, transformarlos si es necesario. Aislarse no es una alternativa y la tarea agrupa y reúne. El teatro nunca es en soledad. Aunque haya un monólogo, siempre hay más de uno. Hay una instancia de exploración individual, sobre el propio universo. Pero la finalidad no es la introspección: al final, eso se muestra, se deja ver. Eso que nació como una chispita interna, se proyecta al grupo y se comparte. Por eso, una de las cosas más importantes para empezar a hacer teatro es aprender a escuchar. Escuchar con los oídos, pero también con el resto del cuerpo. Escuchar las palabras, pero también los gestos, los movimientos, los silencios.
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4. Se trata también de mostrar. Porque actuar -aunque sea en un almuerzo familiar, aunque sea en el recreo junto a los amigos, o en un aula frente a un docente- es mostrar algo a los otros. Decir, con todo el cuerpo, algo que queremos que otro escuche, que vea. Comunicar. Las primeras pruebas suelen ser en la multitud. En la impunidad de la muchedumbre. La instancia de mostrar ante los compañeros y en silencio requiere de mayor confianza, grupal e individual. Pero también se trata de mostrar en momentos especiales. Es sabido que el hecho teatral nunca se completa hasta que se hace frente al público. La mirada del otro transforma la actuación, nos hace vernos con otros ojos. Algo del trabajo necesita salir, porque si no, se estanca, se pierde. Pero mostrar no es buscar el éxito, no es lucirse, ir hacia el show. Es una parte del proceso. Una parte fundamental, donde nos encontramos con nuestros miedos, nuestros nervios, nuestros deseos. Un desafío que sigue haciendo a la travesía que atravesamos a lo largo del año. Por eso, en el Ciclo de Iniciación de la Escuela de Teatro, no es obligatorio actuar en la muestra de fin de año. Pero sí lo es participar de alguna manera: en la escenografía, dando una mano en el armado, asistiendo a los actores. Porque es un grupo el que comparte su trabajo en el escenario. Esa es su celebración, su forma de decirse -a sí mismo y a los demás- que el año terminó y que están listos para seguir.
TÍMIDOS Y DESFACHATADOS
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LO INENARRABLE
Mateo Trapero
Gustavo Santaolalla + Ricardo Mollo + Carlos Núñez: concierto desde la noche hasta el despuntar del sol, en Huacalera, Jujuy. Allí estuvo 4to. año como parte de las actividades de su viaje de estudios.
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Mateo Trapero
Mateo Trapero
Mateo Trapero
EDUCAR EM TEMPOS DE CISÃO Fermín es docente en la Escola Da Vila, escuela hermana de San Pablo con la que, desde hace años, realizamos intercambios. Poco después de visitarnos con un grupo de estudiantes y en medio de la intensa coyuntura política de ambos países, comparte con nosotros sus reflexiones.
por Fermín Damirdjian
A cada ano, um grupo de alunos da Vila viaja à Argentina e permanece em convivência com outros alunos de uma escola parceira, não sem antes estudar ao longo do ano as características sociais, históricas, culturais e políticas daquele país. Em grande parte das vezes, nossos alunos investigam, intrigados, as origens da grande cisão que parte o país em dois, de acordo com a orientação política de cada setor, comunidade, família ou indivíduo. Voltam sem uma resposta, mas com a dúvida mais consistente, e conseguindo pensar mais a esse respeito. Se há um país neste continente que entenda de viver cindido, esse país é a Argentina. Neste ano, porém, algo foi diferente. Estávamos lá durante as eleições de primeiro turno no Brasil. Já na segunda-feira, os olhares que nossos alunos receberam pelos colegas da escola hermana eram de permanente assombração, quase um fascínio. Já estavam ao tanto que um candidato da extrema direita estava pleiteando a presidência do vizinho gigante e admirado. Admiração oriunda de suas praias, de sua música e de seu futebol, mas também por uma trajetória política e econômica um tanto invejável, a julgar especialmente por sua estabilidade. Em comparação à Argentina, as crises brasileiras são verdadeiras marolinhas inevitáveis ao mundo globalizado. Assemelham-se mais a corrosões lentas e persistentes, com alguns momentos de rearranjo, do que às explosões sociais e econômicas que caracterizam a história argentina. Isso, é claro, visto a distância e com certa idealização. Ocorre que, de uns anos para cá, com uma presidente deposta e um ex-presidente preso, os argentinos também começaram a tecer opiniões e a encontrar um terreno fértil para tomar partido a respeito dos protagonistas da disputa política no vizinho gigante. O ápice disso foi a configuração da eleição presidencial atual. Por isso o espanto e o fascínio,
quase uma inveja, de como seria possível o alcance de uma conjuntura tão dramaticamente polarizada. Se a “Macrise” argentina deixava os peronistas confirmando a desgraça já prevista que recairia sobre o país sob o comando de Mauricio Macri, para os partidários do atual presidente tudo é resultado da governante anterior, a quem se referem com apelidos depreciativos e machistas. O Brasil, porém, conseguiu superar com um golaço de fora da área essa disputa sobre a qual os argentinos certamente viam assegurada sua hegemonia desde o advento do peronismo, nos anos 50, e acirrada por intermitentes ditaduras que tentaram anulá-la, mediante métodos repressivos de dar inveja aos nazistas. Nossos alunos, então, na segunda-feira, 8 de outubro de 2018, eram uma pérola circulando pelo Colegio de la Ciudad. E nada melhor do que convidá-los para uma roda de conversa durante a tarde, para que explicassem aos argentinos com quais jogadores, técnico e estratégia estavam conseguindo tamanha goleada. Foi necessária uma lousa para que os representantes vilanos explicassem, com a devida parcimônia e atenção didática, como se compunha a situação em campo. A lousa, é claro, foi dividida em dois, a fim de esclarecer as características de cada protagonista. Em cada setor, um breve histórico do candidato, seus vínculos, sua história.
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partidos que buscam estrear no poder executivo propõem. Como combater o que cada um entende como essencial ao país? Seria avançando sobre tudo aquilo que possa ameaçá-los, ou mostrando resistência? Propor a discussão ou fechar trincheiras? Se essas possibilidades já geram muita controvérsia entre os adultos, é preciso mostrar algum caminho para crianças, adolescentes, jovens. Não esperamos estar todos alinhados dentro disso. Pode-se estar do mesmo lado político, inclusive, mas discordar profundamente entre famílias, escolas, educadores, sobre que postura adotar e como orientar.
O relato tinha sido ensaiado algumas horas antes. Afinal, é preciso municiar-se de informações mais precisas. Quando se está dentro de uma situação, toma-se como pressuposto uma série de saberes que, muitas vezes, são apenas percepções subentendidas, e antes de transmitilas é preciso checá-las. Essa é a grande riqueza de formular um relato. Mais ainda em terra estrangeira. E mais ainda se seu público já é bem informado, como era o caso. Intuitivamente, nossos alunos trouxeram à tona algumas bases teóricas que fazem parte de seu repertório escolar. Os quatro princípios da construção de um mito salvador, personificadas em um líder, formulados por Lená Medeiros em seu ensaio “A sacralização do profano”1, são exemplo disso.
É preciso, acima de tudo, criar espaços para pensar. Ler, discutir – e muito. O âmbito comum permite a elaboração. Assumir uma posição e ficar sozinho com ela, na atual conjuntura, seria o pior dos mundos. Sendo assim, se é possível conversar sobre isso na mesa do jantar, nas assembleias em sala de aula, no recreio, no parque, onde for, tanto melhor. Em meio à rotina escolar, às vezes é necessário forçar esse espaço, para acompanhar as necessidades individuais e coletivas resultantes dessas contingências. O maniqueísmo é uma ferramenta útil que brota com facilidade em momentos de crise, e crianças e adolescentes têm forte tendência a dividir o mundo em dois, ou em
A discussão se desenvolveu bem, com o idioma de cada um dos nossos sendo posto à prova, na mesma medida que sua capacidade de análise. Descrever e analisar são duas propostas diferentes, que podem se diferenciar, mas nunca se descolar cirurgicamente uma da outra. É um baita exercício. Como esse jogo pode se dar para todos nós? E para adolescentes? E para as crianças? Muitos depoimentos poderiam surgir aqui, assim como muitas análises. E poucas respostas. O que sabemos é que a atual conjuntura é marcante. Lembro-me, quando criança, de um clima tenso e escuro, na Argentina dos anos 70. Adultos sisudos, o ar denso, palavras proibidas, uma população visivelmente aterrorizada. Em espaço público, não se falava. Era tenso, portanto, andar com crianças. Em um trem lotado, certa vez, meu irmão, um permanente tagarela, perguntou em altíssimo volume: “Mamá, ¿Videla es bueno?”. Responder que sim ou que não era ganhar inimigos imediatos. Minha mãe enfiou um alfajor na boca do pirralho e saímos do trem na primeira estação que apareceu. Não havia outras respostas possíveis. O que podemos oferecer nos dias de hoje? A situação torna-se difícil, pois as bases políticas expostas consideram pontos que, para muitos de nós, são intocáveis. Seja pelo que já foi visto em governos anteriores, seja pelo que os
poucos aspectos. Em época de eleição, todo candidato assume que o melhor lado é o dele, e promove essa ideia. Sendo assim: quando os agentes políticos configuram uma situação de maniqueísmo antagônico, como oferecer a crianças e adolescentes uma compreensão do mundo que se dê pela via do pensamento, da ponderação, da análise? A situação torna-se crítica, ainda, quando um agente político tem a sua linha de ação explicitamente desvinculada dos Direitos Humanos. O que caberia aos educadores em tal situação? Precisamos considerar que podem haver eleitores de todas as cores no espaço escolar. Não queremos, porém, parar na próxima estação com um chocolate na boca. Sugestões são bem-vindas.
1 Publicado em “História e Religião”. Lana Lage de Gama Lima et al. Rio de Janeiro, FAPERJ: Mauad. 2002.
El autor es miembro del Área de Alumnos en la Escola Da Vila, San Pablo, Brasil. Foto: Emergentes.
EDUCAR EM TEMPOS DE CISÃO
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GRITO
por Martina Davalli
Hierve la pava en la hornalla. Grita partiendo el silencio que a mí me gustaría llenar con el mío. Desgarrarme las cuerdas vocales, mientras mi grito te arranca la remera. Que se nos claven mil espinas en las piernas por tirarnos al pasto sin cuidado y desencarnárnoslas con los dientes. Que mi grito te agujeree los tímpanos y me lo devuelvas, vengativo, con una estampa en la boca. Y cuando finalmente la abro, te veo sentado en la silla, mirando a la pava que grita, y a su agua que burbujea. Decantan mis gritos en el agua. Me trago esa piedra y te cebo el mate. Absorbés y el agua baja. Ojalá te quemes esa lengua hermosa que tenés.
La autora es alumna de 5° año 2018.
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A TODO AQUEL QUE ALGUNA VEZ
por Clara Lenger
Abrazar. Abrazar y romper en llanto. Abrazar y tironearse de los pelos. Abrazar en un abrazo largo, lento, silencioso: un abrazo uruguayo. Abrazar y que te den ganas de seguir abrazando. Abrazarnos. Como si la fuerza gravitatoria uniese nuestros cuerpos como une a los polos de la tierra. Abrazarnos, untarnos los pensamientos con miel y manzana. Abrazarnos y quedarnos enchufados. Hasta que el sol vuelva a dibujar un arcoíris con el aceite derramado en los adoquines de la Plaza Dorrego. Abrazarte y dibujar un caminito con mis dedos en tu espalda. Abrazarte y empaparte la camisa con rímel. Abrazarte fuerte, como mordiendo tu torso con mis brazos. Abrazarte e inundarme de tu perfume, hacer fuerza con los puños, clavarlos en tu espalda y llorar hasta que aparezca la luna. Abrazar y enredar nuestras almas en un espiral. Apoyar mi cabeza en tu hombro, que simula ser una almohada de plumas para reposar mis penas. Abrazarnos y sentir que nuestros latidos dibujan un mar al ritmo de una zamba en un pentagrama. Abrazarnos e ir descosiéndonos, volviéndonos chiquitos, hasta arroparnos con nuestras propias sombras. Abrazarnos y que nuestros brazos dibujen un puente, que va de costa a costa. Quiero abrazarte y encontrar una casa, un fogón en la noche patagónica, una canción que pasee por la guitarra. Quiero abrazarte y sentir que por un instante, por ese instante, me desenmarañaste cada fibra del cuerpo, me acariciaste cada pena del alma. Abracémonos, que jamás se pierde tiempo en un abrazo, pero se pierden abrazos, corriendo al tiempo.
La autora es alumna de 4° año 2018. Ilustración: Lara Solía, 5° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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¿CUÁNTOS?
por Valentina Álvarez Rossini
¿Cuántos poetas se necesitan para escribir el sol? Uno, para enroscar la luz en los tinteros. Tres, para elevar a un cuarto al que, subido a sus hombros, le cantarán el cumpleaños y soplará las nubes. Dos fortachones que carguen los rayos en la espalda. Otro que retrate el reflejo en los ríos. Un enano. Que sostenga un espejo y encandile los ojos para que dejen de ver. Un hombre. Que se desnude y se embadurne la piel con día. Una niña árbol que sintetice su poesía.
La autora es alumna de 5° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller Inventalinguas. Ilustración: Hernán Rouby, 3° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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LAS PIBAS, LOS PIBES, LA PARTICIPACIÓN “Los casos de corrupción”, plantea Julieta. “A mí todo lo del derecho al aborto”, dice Valentina. “La desaparición de Santiago Maldonado”, contesta Miranda. “El conflicto docente”, señala Agustín. “A mí la violencia de género”, cuenta Felipe. “Me intriga el acuerdo con el FMI”, piensa María. “Las necesidades de la gente”, explica Lola. “La inflación”, preocupa a Nicolás. “¿Y Brasil y Bolsonaro?”, se pregunta Santiago. “El 2x1, sin duda”, trae Morena. “Y a mí me preocupa el futuro”, dice María. La pregunta refería a aquello que conmovió. Eso que generó alguna preocupación, alguna pregunta.
¿HAY ALGO QUE YO PUEDA HACER?
¿MARCHAR? ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ?
“Es bastante personal” -dice Rocío, de tercer año-. “En mi
“Crecí en casa de militantes” -cuenta Miranda, de cuarto- “y fui a
familia no se habla mucho de política. Y yo no tenía mucha idea, hasta que este año me empecé a involucrar más a partir de lo vinculado con el género; me movilizan mucho también las diferentes realidades económicas que se viven y su por qué. Una tiene ganas, pero no siempre encontrás los espacios”. “A mí también me pasó” -coincide Paula, de cuarto-, “este año me metí más, y a partir de esos mismos temas. Pero me quedé con ganas… después del 8 de agosto y además del aborto legal: ¿ahora qué más? Estuve un tiempo buscando alguna agrupación, hasta busqué fundaciones donde participar. Pero todos los espacios que encontré tienen una posición política muy definida. Y yo por ahora no tengo una posición muy fuerte, entonces no me siento identificada”. “Yo entiendo que los caminos son muy propios y que es verdad que es difícil encontrar cómo y dónde. Pero siento a veces como un desencuentro con mis compañeros” -suma Paloma, de tercero-; “vengo de una familia bastante vinculada con lo partidario. Para mí lo partidario no es mala palabra, nunca lo fue. Cuando se dice que ´todos los políticos son lo mismo, todos corruptos´, yo no me encuentro con eso. Yo siento que la política, incluso la partidaria, tiene mucha importancia. Coincido con muchos de mis compañeros en que la participación es importante…, pero hay una idea generalizada de que los partidos son una mafia. Y el partido puede ser otra cosa: un espacio colectivo con gente que comparte tus ideas”. “Yo milité dos años cuando era más chico” -cuenta Simón, de quinto-. “Y me desilusioné. Se me fueron las ganas. Imaginaba lo que iba a pasar con el cambio de gobierno y, aunque sigo creyendo que la participación es súper importante y hasta me emocionan muchas cosas, de pronto ya no tengo ni ganas de prender la tele. Es sentir que las cosas pasan y que mi presencia ahí no puede cambiar mucho”. “El cambio de gobierno a mí me entusiasmó” -dice Nicolás, de cuarto año-; “imaginé que podían llegar soluciones. Luego pasó el tiempo y un poco me decepcioné; y entonces no quería pensar más en política. Hasta que con mi grupo de amigos fuimos debatiendo e intentando encontrar un pensamiento por fuera de las grietas. Me sirve hablar y discutir, y recuperé un poco el interés”.
marchas desde chiquita. Lo que me pegó mucho el año pasado, lo que me pegó en serio, fue el tema de Santiago Maldonado. Primero la desaparición, y después el hallazgo del cuerpo…, el pibe se murió en el marco de la represión a una protesta. Fue sentir: ´no, esto así no´. Y eso me hizo salir a la calle de otra manera. Crecer, empezar a salir más sola, o con el Centro de Estudiantes, y ya no tanto con mis papás, es ir encontrando mis propios espacios, mis propias maneras de pensar”. “Yo tengo una posición que no sé si es por vago” -dice Joaquín, de tercero-, “no voy a ninguna marcha. A veces siento que la protesta que está ahí afuera, no cambia mucho lo que sucede adentro del Congreso. En definitiva los que votan son los que están adentro; y los que están adentro, además, fueron votados por la gente, deberían representarlos; aunque a veces no lo hagan” “Yo sí creo que la manifestación es importante y funciona” -disiente Valentina, también de tercer año-. “Porque así la gente está señalando todo el tiempo lo que necesita, y eso es indispensable. Se supone que el Estado tiene que trabajar para la sociedad. Tal vez los cambios cuestan, pero las manifestaciones influyen en quienes luego toman las decisiones. No es lo mismo que tengas la plaza llena o vacía”. “Yo no tengo una opinión muy definida, pero sí sé que me interesan las necesidades de la gente” -cuenta Lola, de segundo-. “La primera vez que fui a una marcha fue este año, con el Centro, por la cuestión del aborto legal. Me gustó estar ahí. No puedo decir que fue una experiencia divertida, porque estábamos luchando por un derecho que no tenemos. Yo participo del Taller de Acción Comunitaria, y eso me abrió a muchas otras realidades. Hay carencias muy grandes por todos lados; el reclamo es fundamental, sobre todo en relación con la pobreza. No quiero ser uno de esos que hablan mucho y hacen poco”.“También fui a mi primera marcha con el Centro de Estudiantes, cuando fue la conmemoración por la Noche de los Lápices” -agrega Santiago, de segundo-. “Fuimos desde Congreso a Plaza de Mayo; y me impresionó que éramos un montón de gente”.
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“A mí me habría gustado ir a las marchas, pero mis papás no estaban muy convencidos” -cuenta Valentina, de tercero-, “pero sí pude ver ese día cómo las calles se llenaban de pañuelos de distintos colores. Hasta en el colectivo. Creo que el debate por la legalización a muchos nos sacó de una burbuja… Cuando lo vimos en el Colegio, por ejemplo, me conmovió mucho. Sentí que había algo que nos pasaba a todos. Pero a veces te desalientan las cosas que escuchás: algunos argumentos que dan los legisladores. De pronto te preguntás: ¿estamos en manos de estos tipos?”.
“Eso, nadie se escucha” -coincide Joaquín-. “Es importante encontrar las formas de tener una conversación. Hay como una intolerancia en el aire, las discusiones terminan a los gritos, todos ofendidos. Sin que mejoremos eso, no es mucho lo que se puede hacer”.
PROTAGONISMOS Y DESAFÍOS
“Hay algo de la desigualdad cada vez mayor, de los padecimientos de mucha gente, que me hace cuestionarme un montón de cosas y sentir que es mi responsabilidad hacer algo” -reflexiona María, de cuarto año-. “Estuve charlando mucho con mis viejos sobre el futuro. Con todo lo que está pasando, me pregunto por el futuro…, porque no solo somos protagonistas de lo que está ocurriendo hoy, también somos responsables de lo que va a venir. Y cuando te das cuenta de eso, entonces ya no hay chance de darle vuelta la cara a la realidad”.
“Fue un gran progreso permitir el voto a los 16” -afirma Nicolás-. “Porque antes estaba esta idea de que éramos muy chicos para poder opinar y no es así. Desde que entré al secundario empecé a formar un pensamiento mío y a animarme a discutir con los mayores. Y lo que me parece más rico es poder discutir con gente que piensa diferente. Eso es de verdad lo que te hace crecer”.
“Algo que me encanta de la participación, de cada vez que se dan debates” -dice Miranda- “es que hay como un ánimo general de cuestionarse todo, de transformar nuestra cotidianeidad. Eso es lo más importante de este tiempo: que nos hace preguntarnos cosas”.
“El gran desafío es formarnos. Porque si no te formas, estás repitiendo” -asegura Iván, de tercero-, “repitiendo lo que dicen tus viejos, lo que dicen los medios. Hay muchas discusiones sin fundamento. A veces al interior de las familias y en un país dividido, por cuestiones más de fondo u otras más superficiales: nadie se escucha”.
Un recorrido posible por Valentina Teisaire Creo que los jóvenes somos uno de los sectores más sensibles y con más posibilidad de tomar conciencia de la situación que estamos viviendo. Y que, si tenés los espacios y estímulos adecuados, es posible que puedas encontrar que hay todo un mundo más allá de tu entorno y de tu vida privada. Desde 2014, cuando comenzó con fuerza el movimiento de mujeres, la juventud se fue levantando también; tal vez porque nos interpelan especialmente los casos de violencia de género, porque muchas de las pibas tienen nuestra edad, y eso nos mueve, nos lleva a organizarnos. Y una vez que te sentís interpelado por las cosas que pasan, es muy difícil que no quieras hacer algo. Al menos a mí me pasó eso. Y también me pasó lo que a muchos: es todo un recorrido encontrar los espacios de participación que te identifican, que te cierran. Yo sentía lo mismo que muchos compañeros: como un rechazo a la política partidaria. Sentía que era como cerrarse a una bajada de línea, a reproducir lo que dicen sus dirigentes. Como volver a una doctrina. Es una idea que fui desarmando con el tiempo. Siempre fui inquieta. El otro día recordábamos con mi mamá que la primera vez que fui a Plaza de Mayo tenía seis años; fue un 24 de marzo. Y leo diarios desde que tengo diez. Siempre tuve interés por lo social y lo político, pero nunca tuve dónde canalizarlo. Hasta que entré al Colegio, que fue el espacio que encontré para compartir las dudas que me surgían y poder accionar. Acá siempre tenés alguna actividad que te invita a vincularte con lo que pasa a nivel social. Hice el Taller de Acción Comunitaria cuatro años seguidos. Fuimos a distintos barrios, a comedores: toda la realidad que conocía de leer y de hablar con mis viejos, de pronto estaba ahí. Y yo quería que ese fuera mi espacio de acción, en los barrios. Todavía me cuesta hacerlo, porque requiere mucha dedicación, y entender también que vos no vas a salvarle la vida a nadie; que, en todo caso, estás intentado construir algo que transforme las condiciones que generan esas necesidades. Sentí que necesitaba un espacio que me organizara, que me contuviera para hacer eso que quería hacer. Y entonces, finalmente, empecé a militar en un partido político. Hoy es la manera que encuentro para formarme y para sentir que verdaderamente puedo hacer algo. Porque los momentos esporádicos que tenía -si bien me nutrían un montón- no terminaban de hacerme sentir complemente parte de la vida política, que era lo que venía buscando. La autora es alumna de 5° año 2018.
LAS PIBAS, LOS PIBES, LA PARTICIPACIÓN
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WHISPERS
por Catalina Bragone
Very recently, I was sleeping at home and suddenly woke up; I woke up with steps inside my house. I got out of bed instantly, put some shoes on and tried to turn on the lights but couldn’t. I got really scared as I could not see a thing. It was all dark. The sound from the ocean became more vivid. The sounds from the steps grew stronger. I was really afraid of what they might be. I checked out every corner in the house, I went downstairs and climbed back up but found nothing. After a while, I realized that those sounds came from the two rooms below. I grabbed a torch and went downstairs to those rooms; I pushed the doors wide open and there it was: darkness. Complete darkness. I was terribly frightened of dying. I began to think that there were spirits in my house; they started making jokes, they turned the lights on and off, they moved the clothes to different places, the windows opened with great intensity. Then, there was complete silence and I thought it would have been a terrible dream. But suddenly, they came back, again and again, night after night, getting closer, closer ... I feel like I’m going crazy and I can not be here more. I feel that they take me, that they get inside me ... I need help. If you read these lines, come to 78 Canberra Street. I’ll be here, waiting...
La autora es alumna de 4° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Inglés (Intermediate I). Ilustración: Abril Gamba, 1° año 2018. (Copia de obra de Salvador Dalí, realizada en clase de Plástica).
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TIMBRE Y MISTERIO
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Roberto Juarroz dijo alguna vez que la música corporiza misteriosamente el tiempo. Y sucede a veces, en nuestro colegio, que el tiempo breve de los recreos se expande y parece estar hecho de algo más que sus quince minutos. Entre armonías, ritmos e improvisaciones, el descanso entre clase y clase se sale de la rutina, se transforma. Son los recreos musicales: intervenciones organizadas por la Escuela de Música, en las que micrófonos, batería y otros instrumentos bajan al patio para que un grupo de estudiantes comparta sus canciones. El público son chicos y chicas con ganas de escuchar; y no falta quien se suma, de manera improvisada, al escenario. Tampoco quienes bailan, en las baldosas, cuando el ritmo empieza a ponerse lindo. Los recreos musicales son una continuidad de toda esa música que brota espontáneamente en cada descanso; cuando guitarras y ukeleles salen a sonar en ronda o en soledad. Los recreos musicales requieren, claro, algo más de organización: buscar una fecha posible, ensayos previos, montar los equipos. Lo que pasa después no es poco: siempre hay alguien que estuvo escuchando y se acerca a proponer que la próxima quiere tocar; o quien se sorprende con un tema inesperado, o con súbitas ganas de aprender a tocar un instrumento, o de sumarse a un ensamble. Breves, y sucediendo de vez en cuando, los recreos musicales sacuden las horas de todos los días y dan lugar a nuevos vínculos y exploraciones musicales. Un rato en el patio, tiempo que se hizo cuerpo y lo dejó con la música caminando por dentro.
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EL SEMILLERO DE LOS BICHOS
por Iván Samaniego
Se dice que por las calles de La Paternal nacen los milagros. Se dice que es el barrio donde brotan las leyendas del fútbol. Que su paso por la cuna del mundo impacta en cada jugador de manera efervescente. ¿A qué cuna nos referimos? A la Asociación Atlética Argentinos Juniors, más conocida como “El semillero del mundo”; y así bautizada por haber criado a grandes estrellas conocidas a nivel mundial: Diego Armando Maradona, Juan Román Riquelme y, si nos animamos, también podemos incluir el nombre de Lionel Messi. Hablamos de Maradona, quien debutó con la camiseta del Bicho a sus 15 años, rompiendo las caderas de sus rivales para luego romper el corazón de toda Inglaterra y llenar de alegría a los argentinos en 1986. También nombramos a Riquelme, el máximo ídolo del pueblo xeneize. Un jugador que la rompió en el fútbol a nivel nacional, jugando en Boca; y también a nivel internacional, con el Villarreal y el Barcelona; para luego terminar su carrera con la azul y oro y regresar a su primer hogar para jugar el torneo de la B Nacional y conseguir el ascenso a Primera.
llegó la noticia, José Pekerman -ex DT de Colombia pero en ese entonces DT de Argentina- organizó este partido frente a Paraguay, donde con 17 años debutaría La Pulga y marcaría su primer gol con la camiseta nacional. ¿Por qué en La Paternal? ¿Por qué en el estadio de Argentinos? Porque Pekerman, como no podía ser de otra manera, también es un producto del Bicho: en este club se formó como jugador y como entrenador. Organizar allí este amistoso era lo más sencillo. Tanto talento surgido del semillero del mundo se puede ver hoy en su museo, donde encontramos camisetas, botines y otros recuerdos. En el estadio Diego Armando Maradona aún se sienten las repercusiones de ser y haber sido un verdadero criadero de leyendas.
Cuando mencionamos a Messi, lo hacemos por sus orígenes con la camiseta argentina. En 2004, la AFA organizó un amistoso en la cancha de Argentinos. ¿Por qué ese amistoso? Porque desde España ya querían tentar a Lionel para ir a jugar a la Selección Española y, apenas
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El autor es alumno de 3° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller de Periodismo Deportivo, tras la visita al Museo de Argentinos Juniors. Foto: Museo Argentinos Juniors.
LAS CHICAS FUTBOLERAS
SUENA EL SILBATO por Paula Thieberger
TERRENO PARA LAS MUJERES por Lina Katzenstein
Yo siento que el que haya fútbol femenino en el Colegio es algo importante. No se hace diferencia con los varones, y el fútbol es acá también terreno para las mujeres. Que haya torneos de fútbol femenino también es muy bueno: está buena la experiencia de compartir y competir; a mí particularmente me gusta mucho ver cómo juegan otros equipos, conocer sus colegios y sus canchas. Cuando no competimos y jugamos entre nosotras, generalmente voy cambiando de posición; pero en los torneos, cuando nos dividimos en categorías o por edades, con las chicas de tercero suelo jugar de arquera, y con las chicas de mi categoría siempre juego de defensora derecha o izquierda, esas son mis posiciones habituales. Lo que más me gusta de los partidos es todo lo que se arma. Ir todas juntas, apoyarnos entre nosotras -aunque seamos de distintos años-, aconsejarnos las unas a las otras, comentar los partidos cuando volvemos en el micro. Sentirnos equipo.
Soy de Boca desde que nací: gracias a mi papá que, en vez de cantarme canciones de cuna, repetía una y otra vez canciones de cancha. Desde los diez años soy socia y voy a la cancha cada domingo que puedo. Cada vez que vuelvo a la Bombonera me siento tan bien…, me acuerdo que cuando era chiquita decían que quería ser “una boquita” (esas modelos que recorrían toda la cancha, desfilando; y que hoy ya no están, resultado seguro de los cambios de época). Hoy ya no quiero ser boquita sino una periodista que entreviste a los jugadores, o la fotógrafa que les saque fotos; o, mucho mejor, tal vez su directora técnica. Una de las cosas más lindas del fútbol para mí es compartirlo con mi papá y con mi hermano. Es nuestro momento, tenemos cábalas y todo. Recuerdo cuando volvió Tévez: estuve en la cancha desde muy temprano, la Bombonera repleta, todos felices. Los hinchas no parábamos de saltar. Me animo a decir que Tévez es mi jugador favorito; y que los partidos que más me gustan son los de la Copa Libertadores. Esto significa el fútbol para mí. Pero estoy acostumbrada a que en la cancha a veces me miren raro, o que me hablen encima cuando intento comentar los resultados de un partido. Acostumbrada a quedar afuera de los “picaditos”. Y cada vez que Darío –nuestro profe DT- hace sonar su silbato, señal de que comencemos a correr, ahí, en ese silbido, siento que algo está bien: que mi género no me hace menos en el juego ni en lo que sé y siento por él.
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Las autoras son alumnas de 4°año 2018.
HACER Aprender un oficio. Saber elegir las herramientas, adquirir los cuidados para manejarlas. Conocer la madera, su olor, sus texturas. Hacer una mesa, una silla, un juguete para regalar a otro. Hacer, con las propias manos, objetos para todos los dĂas.
Fotos: Nina Myndlis.
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EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL JUNTO CON LOS ESTUDIANTES
LOS LENGUAJES DEL AMOR
por Juan Rodríguez Muñoz
Un día de abril, un grupo de chicas entraba a la escuela con un pañuelo verde en la muñeca, atado a la mochila o colgado del cuello. No eran muchas, aunque sí las suficientes para que lo notáramos de una vez. Así, de a poco, van entrando las cosas a la escuela. Algunas aparecen como novedades. Otras, reinstalan compromisos, los dinamizan y exigen que quienes acompañamos la vida de los pibes nos movamos de nuestras seguridades, de nuestras posturas personales, de nuestros saberes adquiridos en busca de nuevas comprensiones del mundo. Un mundo que nuestros estudiantes están ávidos por comprender y modelar. La Educación Sexual Integral (ESI) es ley en Argentina desde 2006 y en 2008 el Ministerio de Educación de la Nación emitió un documento con sus lineamientos curriculares. Cada jurisdicción y cada escuela recoge los lineamientos ministeriales, los adapta a sus realidades y desarrolla sus propios documentos, proyectos y actividades. Pero nadie, en ningún ámbito educativo, puede renunciar a la obligación de trabajar los contenidos propios de la ESI. Quienes no lo hicieran, estarían incumpliendo una ley y, por lo tanto, restringiendo el acceso a un derecho a niños y a jóvenes. La exposición que ganó en la calle y en los medios la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito tomó la atención de gran parte de la sociedad y llevó a las escuelas inquietudes de todo tipo y profundidad, dando mayor visibilidad a la importancia de la educación sexual como matriz de prevención. El debate público y legislativo fue intenso y movilizante. Consecuentemente, muchos de nuestros estudiantes se sintieron particularmente involucrados en el ejercicio de su derecho a la educación sexual y en la toma de posición ante los temas en debate. En este contexto, realizamos distintas actividades: algunas para alumnos, otras para docentes. Pero lo que nuevamente resultó interesante fue el movimiento, no reflejo ni casual, de volver a pensar una propuesta de Educación Sexual Integral junto con estudiantes de quinto año.
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Muchas veces, la institución escuela se limita a informar sobre algunos temas, con lo que queda sin recorrer la distancia entre lo que el educador cree relevante y lo que el educando quiere o necesita saber. Pero si lo que queremos es educar a una persona para vivir su sexualidad de manera plena y saludable, pasa a ser un deber ético abrir espacios de encuentro y de diálogo con quienes integran la comunidad que educa y se educa, sin temer ni eludir lo que incomoda. Es así que las miradas, experiencias y preguntas de los pibes y pibas más grandes fueron materia prima de una jornada especial que realizamos en octubre para toda la escuela. Entre docentes, directivos y estudiantes de quinto año pudimos crear espacios seguros en los que todos los alumnos, de primero a cuarto, pudieron hablar sobre los modos de comunicación, de expresión de las emociones, sobre los modos de desear y de sentir, de gozar, de vincularse, de tejer lazos con otros. La escuela, lejos de ser impermeable a la vida y a la realidad social, debe ser -antes bien– caja de resonancia, escenario de múltiples tensiones, encuentros, desesperanzas, entusiasmos, derivas, trayectos. Si educar es una acción sentipensante, una acción entre el corazón y la razón, es responsabilidad nuestra, como educadores, como adultos, estar dispuestos. No tenemos todas las respuestas, pero si el deber de cobijar todas las preguntas.
El derecho a la Educación Sexual Integral conlleva el cuidado del cuerpo y la salud, la igualdad de género, la promoción de los derechos humanos, el respeto por la diversidad y la valoración de la afectividad. El autor es Director de Estudios.
JORNADA: “LOS LENGUAJES DEL AMOR” EJES Y TALLERES •
Desear y ser deseadxs. ¿Qué deseo en el cuerpo del otrx? ¿Qué me parece deseable en mi propio cuerpo? ¿Qué me resulta indeseable, en el cuerpo del otrx, en el mío?
•
La seducción. ¿Quiénes somos cuando seducimos? ¿Quiénes somos cuando nos seducen? ¿Cómo pasa la seducción por mi cuerpo? El cuerpo que habla y escucha, más allá de la palabra.
•
Ser novio, ¿qué? Los vínculos amorosos, sus reglas, sus representaciones. Los cuerpos encontrándose con otros cuerpos.
•
Historia del amor. ¿Cómo se construyen las formas de enamorarse? ¿Qué creemos que es enamorarse? ¿Dónde lo aprendimos? ¿Tenemos posibilidad de verlo y armar otra cosa? ¿Cómo lo ponemos en práctica?
•
El cuerpo sexual. ¿Qué partes del cuerpo entran en juego en el vínculo sexual (con otrx, con unx mismx)? ¿Cómo es el propio cuerpo en la sexualidad? ¿Qué deseo? ¿Qué no quiero? ¿Qué no sé? ¿Puedo comunicarme con el/la otrx?
•
Decir ”no”. ¿Decir “no” a quién, a qué, cuándo? ¿Cómo construimos los límites en términos de cuidado? ¿Cómo damos cauce y forma a nuestros deseos, respetando cuerpos y emociones? ¿Qué significa construir una identidad?
•
Masculinidades. ¿Qué es ser hombre? ¿Cómo se es hombre? ¿Qué relación hay entre el “ser hombre” y lo masculino? Ser hombre en la marea verde: ¿cuál es el lugar posible? ¿A qué hombres se refieren las mujeres hoy?
•
Sexualidad y disfrute con otrx: ¿encuentro? ¿Cómo se construyen y resignifican los vínculos a partir del encuentro sexual? El placer compartido, la entrega, dar y recibir. Sexo con amor versus sexo sin amor: ¿dicotomía real o estereotipo?
LOS LENGUAJES DEL AMOR
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“De repente me encuentro en un aula, con veinte pibes y pibas escuchándome, escuchando a mi compañera, cuestionándose o tratando de aprender a hacerlo. Pensándose. Pensando al otro. Preguntándose por qué. Me encuentro ahí coordinándolos, haciendo de profesor, sobre algo que no se puede enseñar. Pero al mismo tiempo aprendo, me pienso, me cuestiono. Lamento que estén los ´volados´ de siempre, los que no aprovechan el espacio que se les da, que pocos tienen la suerte de tener. Pienso cómo hacer para que les llegue a ellos también, para que le den uso al taller; aunque también creo que algo se llevan, quizá poco o menos de lo que me gustaría, pero sé que algo se cuestionaron y que algo les quedó retumbando en su cabeza”. (Lautaro) “Esta jornada me trajo más preguntas que respuestas: ¿cómo encontrar el balance entre lo que unx quiere lograr tocar en el otrx y lo que el otrx realmente necesita trabajar en sí mismo? A veces creemos saber qué necesita trabajar un alumnx y pensamos propuestas re piolas en función de eso. Sobre esos supuestos elaboramos toda la jornada, evaluamos cuánto pudimos o no cumplir el objetivo que nos propusimos, y cuán eficaces fueron nuestras propuestas. Creo que el desafío más grande es poder descifrar y leer, en la persona a la que se le está dando el taller, cuál es el grado de profundidad y el nivel de introspección y registro que tiene sobre su propia sexualidad y su deseo; y, recién desde ahí, pensar qué clase de espacio brindarle, qué preguntas sembrarle. Creo que algo fundamental de esta jornada fue el despertar, logramos despertar algo. Mientras dábamos el taller miraba a todxs lxs alumnxs y pensaba qué habría llevado a cada unx a anotarse en un espacio bajo el nombre ´decir no´ y cómo lograr que pudieran encontrarse con lo que esperaban, o al menos aportar un pequeño cambio, una pregunta, una incomodidad. Valoro y celebro muchísimo que alumnxs de quinto año hayamos podido formar parte de esto. Brindar Educación Sexual Integral implica pensarla en conjunto con lxs estudiantes. El hecho de que sean lxs propios estudiantes quienes a veces brinden estos talleres es súper importante; sobre todo si partimos de la base de que toda educación es sexual y, a veces, al recibir ciertas propuestas o actividades de un otrx más par a unx, se generan más espacios de comodidad, de empatía, de intimidad y esos factores son fundamentales a la hora de dar/recibir ESI”. (Bianca) “Día productivo. Empieza la jornada a las 9:40, los chicos se sientan callados. Había intriga en el ambiente. El profesor del Taller de Periodismo Deportivo comienza con una presentación de quienes íbamos a estar encargados de llevar adelante la actividad. Comenzamos con imágenes que les dejamos en una mesa, los chicos tenían que elegir una y pensar un título. Salieron distintas cosas, algunas muy interesantes. ´Todos podemos llorar´, ´todos podemos jugar´: fueron cuestiones que fuimos conversando con los alumnos de primero y segundo año. En mi parecer, a los chicos y chicas de los dos grupos que nos tocaron les sirvió mucho, se fueron con preguntas interesantes y entendiendo un poco más qué pasa con lo masculino y lo femenino en el mundo del deporte”. (Tomás) “La Educación Sexual Integral abarca mucho más que enseñar a poner(se) un forro o saber sobre métodos anticonceptivos; se trata de conocerse a unx mismx, de poder debatir sobre los sentimientos. Desde ese lado pensamos la jornada, y creo que fue lo que nos hizo sentir que no nos quedamos cortos, que el Colegio es un lugar donde esto puede ser cuestionado y puesto en común desde lo más sensible de cada persona. Es muy grato sentir que te escuchan, tanto cuando salís a la calle como cuando los directivos de tu colegio se acercan a proponerte participar del armado de una actividad que saben que te mueve y hace ruido. Es para seguir pensando y (de)construyendo desde el trabajo en conjunto. Puede haber normas, pero todos desde el deseo estamos fuera”. (Dana) Testimonios de estudiantes de 5° año que participaron en la coordinación de la jornada.
Fotos: Marisol Garaycoechea.
LOS LENGUAJES DEL AMOR
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ENCADENADO
por Juan Pedro Michero
En el amanecer, un militar con sombrero de copa. Peces con la melena revuelta. Malas palabras como armas en noche de purga. Forasteros con heridas mudas, criaturas santas, encadenadas a sus mantas, terroríficas. El sol bravío se siente cansado, en la orilla del acantilado, el cuerpo de una mujer. Vacío.
El autor es alumno de 4° año 2018. Ilustración: Ana Mir Bertone, 3° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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FAKE HAPPINESSS (THE DARK REFLECTION OF OURSELVES ON SOCIAL MEDIA) Una mujer se desvive por mejorar su ranking de likes en una sociedad ¿distópica? en la que las oportunidades y los vínculos se dirimen en función de las puntuaciones obtenidas en las redes sociales. Aquí, una reflexión crítica sobre “Nosedive” (“Caída en picada”, en español), primer episodio de la tercera temporada de la serie británica Black Mirror.
por Theo Friedmann
After watching the first episode of the third season of Black Mirror, titled “Nosedive”, I found some interesting concepts scattered throughout the episode. In particular, some concepts about how we portray a certain personality in social media and a different one in the common world. This episode offers a plot that can only be possible because of the setting, a dystopian society where technology manages to make social recognition a vital thing to social interactions, friendships, getting a job and making money. In other words, technology becomes an essential part of our lives, and kind of forces us to live with it according to its own terms. In the world depicted in this episode, the expression “your reputation presses you” has a more powerful meaning because people know what other persons think about you, and that reputation might (and probably, will) be the key to your success or the key to your downfall. This idea of being under constant ongoing judgement by the society forces you to follow trends, be nice to everybody and never say your true thoughts if you are conscious that other people may dislike them. Because of that, there is nothing more important than social agreement. And that’s also the reason why, in the end, freedom of speech is just an illusion. In my opinion, this episode translates how people portray themselves in social media almost perfectly, as if their lives were exciting, like a wonderful rainbow of fascinating emotions all the time. This episode stands by all the things that make Black Mirror great. An almost perfect (yet magnificently exaggerated) reflection on how technology is changing us and our society; and how, sometimes, it can be for the worst. I would definitely recommend the reader to watch some episodes of this TV series and to analyze the deep concepts these episodes might have. El autor es alumno de 5° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Inglés (Upperintermediate II). Ilustración: Luisina Schverdfinger, 4° año 2018. (Modificación de obra de Roy Lichtenstein, realizada en clase de Artes Visuales).
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VÉRTIGO
por Martina Davalli
Nadie tiene tiempo para la ciudad fantasma. El tablero de ajedrez se despintó de las mesas y el hombre que jugaba se quedó sin compañero, comparte bizcochos con una paloma. Funciona como posta, como pasaje, nadie se detiene a jugar con la luz del sol, con cómo pasa entre las ramas de los árboles y pega en la cara, ni en buscarse un hueco en el árbol y usarlo de trono. Porque en la ciudad fantasma corrés peligro, el peligro de su encanto, de quedarte admirando.
La autora es alumna de 5° año 2018. El trabajo fue realizado en el Taller Inventalinguas. Foto: Bianca Barese, 3° año 2018. Realizada en el Taller de Técnica y Expresión Fotográfica.
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MATECLUBES EN EL COLEGIO
PROBLEMÁTICOS Mario tiene 138 fichas y las quiere colocar todas en estas casillas. La cantidad de fichas en cada casilla debe ser múltiplo de 5 o múltiplo de 8 y, además, cada casilla debe tener más fichas que la de su izquierda. ¿Cómo puede completar las casillas? Muestren todas las posibilidades y expliquen por qué son todas.
Problema correspondiente al Nivel 4, 2da. Ronda, Mateclubes 2018.
LO QUE VERDADERAMENTE TE HACE PENSAR
por Joaquín Miller
Mateclubes fue una experiencia distinta a lo que estoy acostumbrado. Al principio, me costó adaptarme a los problemas y a la situación. Me ponía nervioso tener un tiempo limitado para pensar; pero, a medida que fuimos avanzando en las rondas, empezamos a familiarizarnos más con el tipo de problemas y el tiempo que teníamos. Creo que ese tipo de problemas son los que verdaderamente te hacen pensar, y son lo que más rescato de la matemática. La capacidad que tiene de aplicarse a situaciones cotidianas o de relacionarse de otra forma con las ideas que nosotros tenemos sobre ella: pensar cálculos combinados o ecuaciones es solo una parte. Pensar estos problemas con dos compañeros más fue a veces caótico y otras veces más fluido. Compartir tus ideas y escuchar las de los demás fue lo que más me gustó. Generalmente, uno piensa los problemas solo, pero al pensarlos con otros se enriquecen las respuestas, o se arma un choque de ideas. Fue una muy buena experiencia, espero volver a participar en algún momento. El autor es alumno de 1° año 2018.
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LOS MATECLUBES
por Cecilia Lamela y Germán Zeoli
Desde hace años, estudiantes de nuestro colegio participan de la Olimpíada Matemática Argentina-OMA: una competencia para estudiantes secundarios en la que se resuelven, de manera individual, problemas matemáticos. Este año decidimos emprender un nuevo desafío y participar además en Los Mateclubes, actividad también organizada por la OMA. Se trata de una competencia en equipos: cada “mateclub” está compuesto por tres integrantes que resuelven de manera grupal los problemas matemáticos. Mateclubes redobla nuestra apuesta a convocar a todos aquellos que aseguran que “la matemática no es para mí”, invitándolos a probar de qué se trata esto de resolver problemas matemáticos junto a otros, pensando con otros. Una experiencia afín a los modos de trabajo de las clases de Matemática en el Colegio. En nuestras clases, chicos y chicas resuelven –junto a sus compañeros- situaciones propuestas por los docentes para, desde esa práctica, construir sentidos de los conceptos matemáticos. Mateclubes es una competencia con 6 niveles: desde el Nivel 0 o preolímpico, que corresponde a 4° grado de la escuela primaria; hasta el Nivel 5, correspondiente al 10° año de escolaridad. Nuestros estudiantes pueden participar en el Nivel 4 -estudiantes de 1° y 2° año-, y Nivel 5 -3° año-. Además, es una competencia anual de varias rondas y las dos primeras son online. En nuestro cole, reunidos por la tarde en una de las aulas, cada trío esperó la llegada de los enunciados de los problemas a resolver. En un día y horario determinado a nivel nacional, los mismos se anunciaron a través de la página web de la competencia. Tras acceder a los enunciados, cada “mateclub” dispuso de dos horas para resolver y enviar sus respuestas a los problemas propuestos. La tercera ronda fue presencial, y nos propusimos como sede. Mateclubes de las escuelas Buenos Aires School, J. N. Bialik, Norbridge y ORT nos acompañaron en esta ronda del certamen. Cecilia Lamela es coordinadora y Germán Zeoli, docente; ambos del Área de Matemática.
En el pizarrón está escrito: 293 x 61 = 12218 Sofía quiere cambiar algunos dígitos para que la nueva cuenta escrita resulte correcta. ¿Cuántos dígitos tiene que cambiar como mínimo? ¿Cómo queda la cuenta corregida? (Por ejemplo, en la cuenta 23 x 17 = 394 basta con cambiar un dígito, cambiando el 4 de 394 por un 1, obtenemos una cuenta correcta).
Problema correspondiente al Nivel 4, 2da. Ronda, Mateclubes 2018. Participaron de Mateclubes: Lourdes Aro Geraldes, Manuel Borysowski, Santino Calvani, Martina Caruso, Renata Feldman, Fidel Jazan, Carmela Mactas, Joaquín Miller, Juan Martín Parimbelli, Milena Shammah, Maximiliano Szmidt, Jano Vitale, Tomás Waingort, Malena Wilkis y Joaquín Zacsek, de 1° año; Paloma Gillert, Micaela Rosa y Valentina Rosell Rodger, de 2° año; Joaquín Hurtado, Ornella Petri, Santiago Walter, de 3° año 2018.
PROBLEMÁTICOS
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TALLER DE TECNOLOGÍAS DIGITALES PARA ABUELOS
ABUELOS 2.0 Es viernes, faltan diez para las cinco, y un conjunto inusual de personas con canas, anteojos y bastones comienzan a agruparse en la puerta del Colegio. “Los viejos son muy puntuales”, nos habían anticipado. Es la primera clase de “Mate, bizcochitos e Internet”, el taller de tecnologías digitales que -desde hace años y en convenio con PAMI- coordinan alumnos del Colegio para adultos de la tercera edad. Las aulas que hace horas despidieron a los chicos de segundo, ahora reciben a abuelos y abuelas. Están expectantes. “Que tengo este aparato que no entiendo, que sé un poco pero ahora el celular…, que mis hijos viven afuera…”. Con los mismos nervios y expectativas, los espera un grupo de alumnos de cuarto: Malena, Agus y Naiara coordinarán durante ocho encuentros las clases del nivel inicial; Valentín, Joaco, Mateo, Nico y Kevin dictarán las clases del nivel avanzado. Este primer día inaugural será rito de iniciación, de presentarse, de entrar en confianza: para los viejos, animarse a contar lo que cuesta, lo que da miedo, lo que no entienden; para los pibes, día de calzarse un nuevo rol docente a construir, abriendo los sentidos y una escucha atenta, de “diagnóstico” de saberes previos y necesidades que darán pie a su planificación de los meses por venir.
jubilada– cuenta en la misma sintonía: “Hay algo en la paciencia que nos tienen…, me hace acordar a la forma en la que nosotros calmábamos a nuestros alumnos, u hoy calmamos a nuestros nietos”. Elsa tiene 81 años. Trabajó durante casi toda su vida en una oficina. Se jubiló en la década del ´90, justo cuando las computadoras se masificaban en el mundo laboral. Elsa nunca aprendió computación. Hasta ahora. “Es que, hoy por hoy, la vida me obliga a estudiar esto, hay cosas que no puedo hacer si no tengo una computadora. Hasta ahora zafé… pero a esta altura no tengo más remedio. No me quiero seguir cayendo del mundo”. “Es que es un lenguaje totalmente nuevo” –coincide Diana, de 69, odontóloga jubilada– “uno tiene que ponerse en onda, porque si no se queda en el tiempo. Para nuestra generación cuesta un poco más, porque no venimos de la panza con la computadora, como los chicos de ahora”.
Los viernes irán pasando uno tras otro. El nivel inicial dará unos primeros pasos en Word, envío de mails y búsquedas en Google y Youtube. El nivel avanzado buceará en Facebook, enviará y aceptará solicitudes de amistad, aprenderá a subir fotos y a adjuntar archivos en computadoras, celulares y tablets. Nico tiene un partido de básquet y tuvo que faltar. Ronaldo pregunta por él y se queda charlando después de clase con su profe Valentín. De fondo, antes de comenzar la clase, Diana y Alicia conversan sobre La Casa de Papel y otras series que estuvieron viendo en Netflix. Las profes entregan una guía con un glosario informático y una descripción de cada tecla del teclado. Los alumnos les regalan chocolates. Los cuadernos se van llenando de apuntes. Vamos tomando confianza. Comenzamos a hablar de mouses y teclados; y, también, de las historias de cada uno de los estudiantes. María del Carmen fue peluquera; Dora y Claudia compartieron 35 años de trabajo como cajeras; y Rubén fue piloto de avión, justo lo que quiere estudiar Kevin en un futuro. “Le estamos enseñando a alguien que tiene millones de cosas para enseñarnos a nosotros; eso es muy loco” –dice Mateo, de 16, docente del taller–. Noemí –de 70, docente
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“A mí nadie me enseñó esto” –dice Malena, de 16–, “enseñarlo es raro porque hay cosas que para mí son súper evidentes. Para ellos no es evidente. Entonces, hay que enseñar y remarcar algunas cosas que nunca hubiera imaginado. En las primeras clases eso me descolocó un poco y me dije: ´hay que ir más lento, hay que repetir todo muchas veces´”. Para los chicos, esta experiencia es ponerse del otro lado del mostrador y, también, repensarse como estudiantes en vínculo con sus propios docentes. “Hay que tener mucha paciencia para ir banco por banco a explicar, y eso que acá lo hacemos tres personas” – dice Naiara-. “¡No quiero imaginar lo que es un profe solo con 30 adolescentes! Pero no se crean que las señoras hablan menos que nosotros, ¿eh?”. A Delia, de 86, el curso le permitió comunicarse más con sus seres queridos: maneja con mayor fluidez el mail, busca videos de cosas que le interesan en Youtube. “Yo vivo sola” –cuenta-, “entonces tengo que esperar a que vengan mis hijos a casa, y la cosa se hace muy larga: entre una visita y otra, una se olvida y hay que volver a pedir la misma explicación”. Ronaldo tiene 82, es arquitecto jubilado y trabajó en docencia. Su hijo vive en Alemania: con algunas complicaciones, se comunican por WhatsApp. Los ocho viernes pasan rápido. “Me encariñé y ahora no quiero que se termine” –dice Agustina-. Sobre fines de octubre, las chicas preparan diplomas simbólicos para el encuentro de cierre. Los chicos compran gaseosas y algo para picar. La charla fluye. Se reparten regalos y abrazos por doquier. De los reales, nada virtual. Gracias, gracias, gracias. Una foto inmortaliza el momento. Y algún chistoso dice: “Ahora se las mandamos por mail”.
El Taller de Tecnologías Digitales para Abuelos se realiza desde el año 2006 en articulación con el Servicio Comunitario de PAMI IV. Este año fue coordinado por alumnos de 4° año, en el marco de Proyecto Sociocomunitario de la materia Formación Ética y Ciudadana.
ABUELOS 2.0
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UNA DIOSA VA AL DENTISTA “Odisea urbana” es un ejercicio que propone imaginar cuáles serían las odiseas de los personajes de Homero, en distintos espacios urbanos que nos resultan familiares.
por Miranda Myndlis
En un edificio de ocho pisos, el único ascensor se encontraba parado en el quinto. Un piso rectangular de tres metros cuadrados, plateado, con un gran espejo en cada pared y diez botones disponibles. Ocho eran para los pisos, uno para planta baja y el último, de emergencias, el indicado para esta desafortunada tarde. Atenea, la de ojos brillantes, se encontraba encerrada en este cubículo, preocupada por llegar tarde a su turno con el Dr. Muzzio. Su figura dorada se reflejaba infinitas veces en los espejos. Esto la mareaba. Buscando alguna solución, encontró aquel último botón. La diosa no estaba acostumbrada a necesitar ayuda sino a brindarla; entonces su orgullo se negó a presionar la única salvación posible. Pasaron treinta minutos hasta que se dio por vencida. El encierro la estaba volviendo loca. Tocó el botón rojo y rápidamente acudieron los mortales a ayudar a Atenea, la de ojos brillantes.
La autora es alumna de 2° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Lengua. Ilustración: Hernán Rouby, 3° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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PERFECT WORLDS ARE THE WORST ONES
En Inglés de 1ero. chicos y chicas leyeron el libro The Giver, de la escritora estadounidense Lois Lowry. La novela narra la vida de un joven, Jonas, en una sociedad futurista muy particular: una comunidad “ideal”, donde no hay sufrimiento, hambre, ni guerras. Tampoco colores ni música ni amor. Tras la lectura, surgieron las siguientes reflexiones.
por Fidel Jazan y Santiago Ormaechea Graiver
During our first English term, we read the novel The Giver, by Lois Lowry. The plot is set in a futurist society, which at first is depicted as utopian but finally, in our opinion, turns out to be dystopian. Here follow some reflections on the so called “perfect worlds”. Perfect worlds are, among all the worlds in existance, the worst ones. Without choices, everything is sameness. Being able to make choices and thinking about them is the path we can take to move forward. Feelings and differences among human beings are not even close to be problems. Actually, they have taken on a lot of importance recently, since you can learn about others through them. We shouldn´t forget that humans are social beings. We are the result of what we have learnt from our differences with other people. As we grow, our mind is shaped by our closest ones. Moreover, the society itself is the result of all the people who have lived and live nowadays in it. As we said before, no human mind in the world stands by itself without other people’s choices and differences. Their differences, as well as yours, allow everybody to learn about the others and yourself, and to discover new stuff that you might like or enjoy.
Los autores son alumnos de 1° año 2018. El trabajo fue realizado en clase de Inglés (Upperintermediate I). Ilustración: Azul Renzi, 5° año 2018, realizada en el Taller de Pintura.
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Y DESPUÉS DEL COLE, ¿QUÉ?
por Débora Grunberg y Eva Chiesa
Los chicos y chicas que cursan quinto año (que poco van teniendo de chicos y más se aproximan a ser jóvenes adultos) se ven enfrentados a un doble trabajo que, por su simultaneidad, resulta desafiante, difícil en ocasiones, como así también estimulante: irse de la escuela, despedirse, cerrar una etapa de sus vidas (al menos en lo formal), mientras son invitados (empujados, a veces) a conectarse con la pregunta: “después del cole, ¿qué querés hacer?”. ¿Qué les pasa a los estudiantes del último año del Colegio de la Ciudad frente a esta pregunta? Nos encontramos a veces con algunas ideas encapsuladas y, gracias al trabajo sostenido y en continuidad con ellos, tenemos la oportunidad de tomarlas y hacerlas circular, cuestionarlas, interrogarlas, ponerlas a jugar. Cuando todo parece estar muy ordenado, nos alegramos cuando podemos hacer un poco de desorden. Cuando cada cosa está en su lugar, abrimos las sospechas; aunque también entendemos que por momentos se vuelve necesario ordenar, cerrar, afirmar, ratificar. ¡Son necesarios los respiros entre tanta revuelta! A veces también, son los modos de ingresar al mundo “pos-secundario”. ¿Con qué nos vamos encontrando? Aceptando el costo de no incluir a todas y cada una de las historias, nos animamos a compartir algunas reflexiones generales. “Voy a ir a la UBA” es la decisión más pronta y certera que aparece en los dichos de los jóvenes de quinto del Colegio de la Ciudad. Aparece como una afirmación que los enorgullece y desafía, como un espacio desconocido, intrigante, en el que hay que vérselas con los propios recursos para sobrevivir. “Nadie te dice a dónde tenés que ir, tenés que ver cómo te las arreglás”; “dicen que la oficina de Alumnos abre a la hora que quiere”, “ya no están Lucha y Eva para avisarte las cosas”. Nos parece que la UBA (Universidad de Buenos Aires) encarna el interés, la inquietud, la apuesta por formarse en ámbitos
universitarios públicos, como así también la puesta en valor y las ganas de probar los propios recursos y autonomía. Cuando los chicos y chicas se anotician de la multiplicidad de instituciones universitarias públicas que actualmente hay en la ciudad y la provincia de Buenos Aires -con variedad de oferta académica de calidad por parte de cada una de ellas-, esa primera decisión que parecía tan firme e indiscutible, vacila. Allí estamos para ir acompañando estos movimientos y bailar al son de las dudas. La apertura a otras alternativas institucionales, que se vuelven igual o más atractivas, puede llegar a fascinar, o al menos impactar, por lo original y novedoso que resultan otras ofertas académicas externas a la UBA: la Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), Ingeniería en Alimentos en la Universidad Nacional de Luján (UNLU), Gestión del Arte y la Cultura en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), la Licenciatura en Administración Pública en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM); sólo por mencionar algunas, tal vez no azarosamente. ¿Qué suelen elegir los chicos y chicas que egresan del Colegio de la Ciudad? Recientemente, una de las alumnas de quinto subrayaba que algunos, como ella, eligen carreras vinculadas con las ciencias exactas y naturales. Muy a conciencia de que no es lo que “se supone”, aparecen Física, Bioquímica y Biología como opciones que entran a jugar. En otros casos, el interés por las ciencias sociales – Sociología, Antropología, Trabajo Social, por ejemploaparece enlazado con una realidad socio-política que los interpela fuertemente, y se hace carne en las ganas de intervenir allí. En cuanto a las elecciones artísticas, el desafío de apostar al arte por parte de algunos de estos jóvenes, discute con uno de los himnos de los 90:
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Porque yo No quiero trabajar No quiero ir a estudiar No me quiero casar Quiero tocar la guitarra todo el día Y que la gente se enamore de mi voz Este estribillo de la canción “No quiero trabajar” de Los Auténticos Decadentes, contestaba a la expectativa de otro tiempo que rezaba “Mi hijo el doctor”. Hoy podríamos decir que esto se ubica casi en las antípodas de lo que sucede con nuestros alumnos: no sabemos si los chicos y las chicas de quinto se van a casar, pero sí sabemos que muchos quieren tocar la guitarra formulando esta expresión en el marco de un proyecto deseante, esforzado y comprometido, en el que anhelan formarse y desarrollarse profesionalmente en distintos campos de las artes. Algunos eligen el camino universitario; otros, temblorosos, dubitativos, pispean otros recorridos posibles que también hacen a la formación y desarrollo del artista.
intereses múltiples: me gusta esto y aquello también. Lo difícil, para ellos, es renunciar a alguno de esos intereses. Por eso, muchas veces nos encontramos trabajando movimientos de “des-selección”, de lo que queda por fuera, lo que puede quedar para después, o aquello que puede pensarse como complemento. Aunque resulte una pesadilla para los paradigmas más tradicionales, a veces coexisten intereses simultáneos que es posible sostener y nutrir en su articulación. Conocemos a cada uno de los chicos y las chicas y los vamos acompañando, mientras ellos mismos se (re) descubren. Los invitamos a revisarse, a pensar(se), a zambullirse y nadar en este río que amplía sus límites para devenir mar y que, a veces, tiene la inmensidad del océano. Creemos que son lindos los puntos de llegada cuando toman una decisión, pudiendo sostener la incertidumbre, la interrogación, la duda. Cuando se aproximan, al menos provisoriamente, a esa profesión en la que se imaginan formándose y desempeñándose.
Históricamente, las interrogaciones sobre lo vocacional se preguntan sobre el qué elegir, por los movimientos de conquista, de selección. Los jóvenes del Colegio de la Ciudad muchas veces se presentan conflictuados por tener
Eva Chiesa es coordinadora del Área de Alumnos y Débora Grunberg orientadora vocacional. Foto: Inés Melamud, 1° año 2018. Realizada en el Taller de Fotografía.
Y DESPUÉS DEL COLE, ¿QUÉ?
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EGRESADOS 2018
Valentina Álvarez Rossini
Micaela Jacubovich
Pedro Beros
Santiago Amanzi
CARACTERIZACIONES: VIVIANA ARONNO, LUCÍA MARACHLI LEVY, NATALIA KOPELIOFF, GABRIELA FARRÁN, SAMANTA CLACHCOVSKY Y MICAELA NATALE FOTOGRAFÍA Y VIDEO: PAULA ABRAMOVICH Y LULE FRANCO FOTO GRUPAL: MICAELA NATALE
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Lucía Erijimovich
Malena Benz
Lena Galli
Matías Carioli Nelli
Dana Bianchedi
Agustina Cabo
Valentina Teisaire
Uriel Bitrán Ciccone
Martina Davalli
Theo Friedmann
Luna Chapur Martínez
Vicente Favrot
Miranda de la Serna
Victoria Villar
Zoe Galiana
Lucía Díaz Neila
Luana Ferrari
Santiago Migdal
Magdalena García
Lara Naftal
Julián Gonzalez
Tiago Hazan
Santiago Shteinberg
Daisy Kohan Laudisi
Mora García Escudero
Delfina Gonzales Chaves
Valentín Longarela Sanguinetti
Francisco Rshaid
Nicolás López
Agustín Oleandro
Tomás Levin
Carolina Montenegro
Cristóbal López Teisaire
Felipe Martinez Iriart
Verónika Marachich
Olivia Nuss
Bianca Melman
Julieta MonzĂłn
Florencia Marelli
Lara SolĂa
Lola Moreno
Salvador Nigro
Lautaro Mangas
Rocco Montagnoli Bruzzone
Dante Ortega
Joaquín Ozán
Ignacio Thwaites
Clara Rebagliati
Santiago Panizza Salazar
Ezequiel Ruiz Patri
Valentino Pisani Di Pietro
Azul Renzi
Ignacio Popovsky
Francisco Rousso
Rosario Pimentel
Sofía Segovia
Pedro Ventura
Gastón Rymberg
Lucía Spandre
Julieta Vera
Simone Simpson
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Simón Woscoboinik
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