En Clave de Red: construyendo conocimiento en juventudes

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Colombia Joven Programa Presidencial

EMBAJADA DE ESPAÑA EN COLOMBIA

En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes - RedConocimiento Juvenil

En un momento especialmente álgido en el que las realidades de las y los jóvenes colombianos se ven impactadas por múltiples fenómenos y circunstancias, es relevante seguir produciendo y difundiendo conocimiento sobre ellos y ellas. Es así como en el panorama nacional las recientes legislaturas van a dejar huella, para bien o para mal, en asuntos como el primer empleo o la responsabilidad penal adolescente; de la misma manera cabe mencionar la expedición del Estatuto de Ciudadanía Juvenil y las recientes discusiones en torno a la Reforma a la Ley de Educación Superior. Por ello, acompañar estos esfuerzos políticos con la generación de conocimiento en juventudes que acote los problemas y realidades juveniles, es de singular importancia a fin de contrastar los cambios que pueden alcanzarse mediante estas políticas orientadas al mundo de las y los jóvenes en Colombia.

CONSTRUYENDO CONOCIMIENTO EN JUVENTUDES




En clave de Red. Construyendo conocimiento en juventudes


Los contenidos de esta publicación podrán ser reproducidos total o parcialmente por cualquier medio siempre y cuando se cite esta fuente. Esta publicación es de libre circulación y no tiene fines de lucro. Se prohíbe su comercialización. © Programa Presidencial para el Sistema Nacional de Juventud “Colombia Joven”. © Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid)/Corporación para el Desarrollo Social y Cultural del Valle del Cauca (Corpovalle)/Proyecto Juventud Siestema Nacional Fase II . © Ernesto Espíndola, Gabriel Medina, Martha Lucía Gutiérrez Bonilla, Javier Tatis Amaya, Luz Alejandra Osorio, Linna Chaparro, Patricia Belalcázar, Yolanda Morillo, Vanesa Erazo, Diego Erazo, Cindy Ortega, María del Pilar Paz, Lorena Solarte, Adriana Mejía Ramírez, Diego Giraldo Hernández, James Rey Alba, Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos.

Esta publicación se realizó con el apoyo financiero del Programa Presidencial para el Sistema Nacional de Juventud “Colombia Joven” y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid)/ Corporación para el Desarrollo Social y Cultural del Valle del Cauca (Corpovalle)/Proyecto Juventud Siestema Nacional Fase II. Los contenidos que hacen parte de este documento son autonomía y responsabilidad de sus autores y no comprometen necesariamente la opinión de Colombia Joven y Aecid/Corpovalle. Primera edición: Bogotá, D. C., octubre de 2012 ISBN: 978-958-99008-2-6 Número de ejemplares: 500 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia

En clave de Red. Construyendo conocimiento en juventudes. 1ª ed. Bogotá: Red Nacional de Conocimiento en Juventud, RedConocimiento Juvenil, 2012. 136 pp.: ilustraciones, diagramas y gráficas; 16,5 x 24 cm

Edición y corrección de estilo Javier Tatis Amaya Observatorio Javeriano de Juventud

Incluye referencias bibliográficas.

Diseño y diagramación Imprenta Nacional de Colombia

1. JÓVENES. 2. POBREZA Y EXCLUSIÓN. 3. ORGANIZACIÓN Y PARTICIPACIÓN. 4. RESISTENCIA SOCIAL. I. Observatorio Javeriano de Juventud, Ed. II. Espíndola, Ernesto. III. Medina, Gabriel. IV. Tatis Amaya, Javier. V. Gutiérrez Bonilla, Martha Lucía. VI. Osorio, Luz Alejandra. VII. Chaparro, Linna. VIII. Belalcázar, Patricia. IX. Morillo, Yolanda. X. Erazo, Vanesa. XI. Erazo, Diego. XII. Ortega, Cindy. XIII. Paz, María del Pilar. XIV. Solarte, Lorena. XV. Mejía Ramírez, Adriana. XVI. Giraldo Hernández, Diego. XVII. Rey Alba, James. XVIII. Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos. XIX. Programa Presidencial para el Sistema Nacional de Juventud “Colombia Joven”.

Ilustración portada María Antonia Alzate Impresión Imprenta Nacional de Colombia

ISBN: 978-958-99008-2-6


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Agradecimientos La Red Nacional de Conocimiento en Juventud – RedConocimiento Juvenil, y en particular el Nodo Coordinador, desean expresar sus agradecimientos a todos aquellos que hicieron posible esta publicación, en especial a los autores que con sus valiosos aportes nutren el conocimiento sobre las realidades juveniles de Colombia y América Latina. A la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid)/Corporación para el Desarrollo Social y Cultural del Valle del Cauca (Corpovalle)/Proyecto Juventud Siestema Nacional Fase II, quienes financiaron la participación de los ponentes internacionales y parte de la edición del presente libro. Al Programa Presidencial para el Sistema Nacional de Juventud “Colombia Joven”, quien aportó los recursos para la impresión del mismo. Al Observatorio Javeriano de Juventud, por su labor de edición de estas Memorias del II Encuentro Nacional de la Red. Finalmente, a todos los miembros de RedConocimiento, por su apuesta en la construcción de este esfuerzo conjunto para la producción de conocimiento sobre juventudes.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Contenido Presentación Hacia la consolidación de una Red generadora de conocimientos sobre juventud. Nodo Coordinador...................................................................... 9 Pobreza y exclusión. Dimensiones e impactos en la vida y realidad de jóvenes en América Latina. Ernesto Espíndola.......................................................... 13 Vaciamiento y reconfiguración política: reflexividad y ética en contextos de exclusión juvenil. Gabriel Medina............................................................... 39 Aproximación para una actualización del Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en la Pontificia Universidad Javeriana 2004-2011. Javier Tatis Amaya, Martha Lucía Gutiérrez Bonilla, Luz Alejandra Osorio.......... 57 Estado actual de los procesos institucionales de estudio e intervención desarrollados con población juvenil entre los 14 y 26 años de edad en el departamento de Nariño, período 2000-2010. Patricia Belalcázar, Yolanda Morillo, Vanesa Erazo, Diego Erazo, Cindy Ortega, María del Pilar Paz y Lorena Solarte .................................................................................................... 67 Ando participando. Un espacio de potenciación y generación de procesos de participación política con la población juvenil que aporta al desarrollo. Linna Chaparro.......................................................................................... 93 La exclusión. Un marco conceptual y relacional para abordar en RedConocimiento Juvenil. Adriana Mejía Ramírez...................................................... 101 De la labor de la investigación social a la construcción de escenarios de conocimiento, resistencia e incidencia. Diego Giraldo Hernández, James Rey Alba, Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos....................... 121

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Presentación Hacia la consolidación de una red generadora de conocimientos sobre juventud Nodo Coordinador En un momento especialmente álgido en el que las realidades de las y los jóvenes colombianos se ven impactadas por múltiples fenómenos y circunstancias, es relevante seguir produciendo y difundiendo conocimiento sobre ellos y ellas. Es así como en el panorama nacional las recientes legislaturas van a dejar huella, para bien o para mal, en asuntos como el primer empleo o la responsabilidad penal adolescente; de la misma manera cabe mencionar la expedición del Estatuto de Ciudadanía Juvenil y las recientes discusiones en torno a la Reforma a la Ley de Educación Superior. Por ello, acompañar estos esfuerzos políticos con la generación de conocimiento en juventudes que acote los problemas y realidades juveniles, es de singular importancia a fin de contrastar los cambios que pueden alcanzarse mediante estas políticas orientadas al mundo de las y los jóvenes en Colombia. Por otra parte, es clave señalar que la vigencia del documento sobre Política Nacional de Juventud. Bases para el Plan Decenal de Juventud se extiende hasta el año 2015 y que la Política Pública de Juventud para Bogotá se pensó hasta el año 2016. En ese sentido, este momento también se constituye como una oportunidad propicia para actualizar cifras sobre las realidades que viven las y los jóvenes en muchos campos, en materia de salud, educación, empleo, violencias, seguridad alimentaria, etc.; y hacer una retrospectiva sobre su situación y los impactos de la Política Pública

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formulada para dicho sector poblacional. Así mismo, producir y socializar todo el conocimiento posible sobre ellos y ellas que sirva como insumo para generar tales reflexiones y sentar las bases para construir colectivamente nuevos escenarios y otros mundos posibles, donde el acceso a los derechos sea amplio y real. Con el ánimo de aportar a la búsqueda de evidencias que relaten la realidad juvenil y de fortalecer el esfuerzo conjunto por construir “un espacio de articulación, intercambio de información y experiencias, investigación conjunta y diálogo horizontal de saberes entre actores de los ámbitos local, nacional e internacional, tanto de la institucionalidad pública como de la sociedad civil” (Documento de Mínimos Vinculantes - RedConocimiento Juvenil), esta segunda publicación de la Red titulada En clave de Red. Construyendo conocimiento en juventudes, presenta las memorias del II Encuentro Nacional de RedConocimiento Juvenil, llevado a cabo en la ciudad de Bogotá durante los días 1, 2 y 3 de junio de 2011. En esta se ofrece un abordaje de temas de gran importancia para la vida de los y las jóvenes; ejemplo de ello son, entre otras, las conferencias sobre pobreza y exclusión juvenil o la participación en todas sus formas de expresión presentadas por los invitados internacionales; además de las reflexiones y experiencias que muestran la acción de los colectivos juveniles en el ámbito nacional. En consecuencia, el texto reúne documentos escritos desde diversas perspectivas y por autores que dan cuenta en algunos casos del contexto latinoamericano, y en otros, de las experiencias y realidades locales de los y las jóvenes en Colombia. En primera instancia, el profesor Ernesto Espíndola, sociólogo y asesor de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), brinda un interesante panorama de la situación de pobreza y exclusión de las y los jóvenes latinoamericanos, teniendo a Colombia como uno de los ejes principales de su reflexión. El autor expone las principales tendencias y tensiones que vive la juventud en la región y ofrece cifras concretas sobre pobreza, educación, empleo y acceso a las nuevas tecnologías de la información. El texto del profesor Espíndola es, a todas luces, provocador en tanto plantea cómo por ejemplo las y los jóvenes latinoamericanos, pese a tener “más acceso a la educación […] en contraste tienen menos acceso al empleo”, o cómo “tienen más acceso a la información, a las tecnologías de

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

la información y comunicación, pero paradójicamente tienen menos acceso a los mecanismos de poder y a la participación en la toma de decisiones”. Es así que señala entonces cómo estas tensiones o paradojas a las cuales se ven abocados las y los jóvenes, redundan en menores márgenes de participación en la toma de decisiones frente al modelo y las relaciones productivas que les afectan de manera directa. A continuación Gabriel Medina, profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, experto en temas relacionados con las juventudes en América Latina plantea “un análisis sobre la reconfiguración de la participación política juvenil con base en un cuestionamiento epistémico y geocultural a los enfoques dominantes en el análisis politológico” desde una perspectiva decolonial. En la base de sus planteamientos subyace la idea del surgimiento, para la academia mas no para las organizaciones juveniles, de un nuevo espacio de reflexión en donde se articulan la acción política de las y los jóvenes y lo que el autor denomina campo del poder. Este escenario no es otro más que el configurado por el cruce entre lo global/local en la construcción de lo público. La segunda parte de este libro presenta tres experiencias de los miembros de la Red, dos de ellas conciernen a investigaciones realizadas que coinciden en su intención por elaborar estados del arte: en la primera, el Observatorio Javeriano de Juventud (Bogotá, D. C.) plantea una Aproximación para una actualización del Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en la Pontificia Universidad Javeriana 2004-2011. En esta aproximación se da cuenta, como su nombre lo indica, de toda la producción sobre jóvenes derivada de los trabajos de grado y tesis de posgrado de los distintos programas y facultades de la Universidad; cabe señalar que esta producción ha sido clasificada usando los mismo ejes propuestos por el Estado del arte a nivel nacional y ordenada por años. Una segunda experiencia, aportada por la Universidad Mariana de Pasto, se propone “realizar una investigación sobre los procesos institucionales de estudio e intervención con población juvenil, así como sus percepciones frente al accionar institucional” en el departamento de Nariño. En palabras del equipo de investigación, la utilidad de realizar un estudio de estas características responde a la necesidad de tener un panorama que brinde información sobre la situación de las y los

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jóvenes nariñenses, de sus dinámicas y de la oferta institucional destinada a este sector poblacional. La tercera experiencia corresponde a una propuesta de participación y pensamiento colectivo propulsada por la Asociación Juvenil Line Producciones, organización ubicada en Funza (Cundinamarca). Dicha propuesta apunta a ampliar la participación política de las y los jóvenes de este municipio mediante el diálogo como apuesta para construir “políticas y estructuras sociales que conlleven un desarrollo propio, incluyente e integral” a través de la promoción de valores ciudadanos. Por último, el libro culmina con dos ensayos escritos también por miembros de RedConocimiento Juvenil. Inicialmente la politóloga y abogada Adriana Mejía Ramírez, como parte del proyecto ejecutado por Corpovalle y financiado por Aecid: “Fortalecimiento del Sistema Nacional de Juventud”1, brinda un análisis muy pertinente que se enmarca en uno de los cuatros ejes de la Red: Exclusión y Pobreza. A partir de un entramado conceptual que parte de la exclusión y deriva, a manera de constelación otros como la “marginación, segregación, subordinación, pobreza y/o dependencia”, la autora aborda las implicaciones que para los estudios del desarrollo tiene enfrentar lo individual y lo colectivo en términos del ejercicio de una ciudadanía plena en la construcción de lo público. En este mismo apartado, el Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos cierra las reflexiones, desde una perspectiva críticosocial, con un ensayo que aporta evidencia entorno al trabajo colaborativo como apuesta, en este caso, para generar procesos de conocimiento, resistencia social e incidencia desde la Educación popular. De nuevo el interés aquí es demostrar la utilidad y pertinencia de generar conocimiento multisituado que genere aperturas, dé luces sobre los mecanismos y las vías para sobrepasar los obstáculos pero, sobre todo, consolide la labor de la Red Nacional de Conocimiento en Juventud y de los actores que desde la institucionalidad pública, las organizaciones juveniles, la academia y la cooperación internacional confluyen en ella. 1

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El Proyecto de la referencia se ejecuta en Nariño, Valle del Cauca y Quibdó y apoya la generación de sinergias entre el nivel local y nacional. Para mayor información consultar la página www. juventudsiestema.org.


Pobreza y exclusi贸n. Dimensiones e impactos en la vida y realidad de j贸venes en Am茅rica Latina



En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Pobreza y exclusión Ernesto Espíndola*

Un contexto necesario: América Latina

Hemos constatado que desde 1990 a 2010 presenciamos una reducción de la pobreza a nivel latinoamericano. Esta reducción se inició a finales de la década de los noventa. Un proceso crítico de la economía y el desarrollo global llamado la década perdida (1980-1990), afectó a América Latina en forma importante e implicó casi la duplicación del número de personas pobres en la región. Es así como en 1980, 40% de las personas era pobre en la región y en 1990 casi 50%; dicho de otra manera, la mitad de la población de la región era pobre (ver Gráfica 1).

Sociólogo, Magister en Ciencias Sociales del Trabajo, Diplomado de postítulo en Gestión de Recursos Humanos, programador de computadoras. Desde 1996 trabaja en la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en Santiago de Chile, como experto en procesamiento de información social. Docente en la Universidad Central de Chile en la Carrera de Sociología en Análisis de datos y en posgrado en el Magister en Políticas Públicas en Gestión y producción de información para la toma de decisiones. Ha estado vinculado al tema de juventud desde el año 2002 en la producción de informes regionales sobre la situación juvenil en Iberoamérica (principalmente temas de pobreza, educación, empleo) y en la elaboración de un sistema de información (y sistema de indicadores) en asociación con la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ). E-mail: ernesto.espindola@cepal.org.

*

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Gráfica 1. América Latina: evolución de la pobreza y la indigencia, 1980-2010 60

300

48,3 43,8

40,5 Porcentajes

250

44,0

40

34,1

33,0

33,1

32,1

30 20

18,6

22,5 18,5

19,4

200

200 Millones

50

150

12,9

13,3

184

180

183

180

93

89

97

68

71

74

72

2007

2008

2009

2010

62

12,9

10

221

136

100

12,6

211

50 0

0 1980

1990

1999 Indigentes

2002

2007

2008

2009

Pobres no indigentes

2010

1980

1990

1999

Indigentes

2002

Pobres no indigentes

La última crisis financiera internacional (2008-2009) parece no haber afectado en forma significativa al continente sudamericano. Sin embargo, nótese en la Gráfica 1 un leve incremento en los datos de población indigente: tres millones de personas pasaron a la extrema pobreza o indigencia, que significa no tener recursos ni siquiera para alimentarse. Las oscilaciones que muestran las barras de la Gráfica 1 evidencian que la crisis no afectó tan fuertemente a la región en términos de aumento de la pobreza, como en períodos anteriores. Esto podría obedecer a que los Estados tomaron decisiones de políticas contracíclicas y fortalecieron la política social, a diferencia de épocas anteriores, donde el énfasis fue reducir el gasto social producto de la contracción de los ingresos fiscales. En esta ocasión, entonces, además de lo señalado se invirtió de manera importante en las redes de protección social, en programas de lucha contra la pobreza y programas de asistencia social. A pesar de lo anterior, cabe destacar que fueron fuertemente afectados por la crisis, con un efecto evidente en el aumento de su pobreza, países como México y varios de Centroamérica, los cuales hasta ahora se encuentran en camino de su recuperación. Si se sitúa la atención en la Gráfica 1, se identifica que en los 90 hay una oscilación fuerte en cuanto a la reducción de la pobreza, sin embargo, en valores absolutos el número de pobres creció pese a la reducción relativa que se aprecia hasta 2002. Durante esta década uno de los patrones que caracterizó a la mayoría de los países de Latinoamérica fue la volatilidad del crecimiento, es decir, oscilaciones en las tasas del crecimiento positivo y negativo, aspecto pertinente en materia del análisis de la pobreza.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Cuando ocurre una crisis en un país o en un conjunto de países, la pobreza aumenta rápidamente porque la primera reacción es la reducción masiva de los empleos, aumento de las tasas de desempleo y reducción de la oferta de ocupaciones. Sin embargo, cuando vuelve a haber tasas de crecimiento fuerte, la pobreza no se recupera a la misma velocidad que lo ha hecho el crecimiento. Lo ilustraré con un ejemplo, un empresario en particular tiene la capacidad de producir 100 objetos y tiene 10 trabajadores, en una crisis despide cinco trabajadores porque sabe que va a vender menos, cuando viene la recuperación tiene en reserva parte de lo que producía en el período de crisis, por lo tanto lo primero que hace es vender lo almacenado y no vuelve a contratar por un lapso muy prolongado de tiempo. En el período de dieciocho años constatamos que entre 1990-2004 la pobreza relativa en términos porcentuales se recuperó: nos demoramos veinticuatro cuatro años en recuperar los niveles de pobreza del año 80, sin embargo, nos demoramos catorce años en recuperar los mismos niveles de ingreso per cápita. El crecimiento aumenta más rápido que el bienestar de las personas y esto explica en gran parte el problema de la desigualdad en América Latina. Gráfica 2. América Latina (18 países) y otras regiones del mundo: coeficiente de concentración de Gini 70 61,4

60

56,5

50

48,1

44,1

40

47,2

45,0

41,5

30

34,4

31,6

29,5

31,2 24,0

20 10

46,4

53,3

42,7

América Latina (18)

África Subsahariana (22)

39,2

38,7

37,7

23,0

35,9

29,8

Europa del Este y Asia Central (25)

OECD (24)

0

GINI

Asia del Este y Pacífico (12)

África del Norte y Medio Oriente (8)

Máximo

Asia del Sur (5) Mínimo

En la Gráfica 2, las barras muestran el promedio de concentración del ingreso (coeficiente de Gini), el punto superior por encima de la barra denota el valor máximo y el punto inferior el valor mínimo. La gráfica evidencia que de todas las regiones del mundo, América Latina es la que presenta mayores

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niveles de concentración del ingreso. Dicho con otras palabras, somos el continente más desigual al compararnos con los demás. El país que tiene una menor concentración del ingreso llega a un coeficiente de Gini de 0.44, que está sobre la media de las restantes regiones del mundo. Esta desigualdad no se produce sólo por razones históricas, por el colonialismo que caracterizó a estas naciones; en especial se produce por los patrones de desarrollo instaurados en su devenir, por las formas de crecimiento y riqueza acumuladas y la instalación del capitalismo en la mayoría de los países de la región. Entre 2002 y 2008 hay una pequeña mejoría en la reducción de la desigualdad también asociada a la reducción de la pobreza, en gran parte debida al buen desempeño económico y fiscal de algunos países, pero sobre todo al hecho de que en estos países se ha fortalecido la política social con significativos avances en el gasto social en educación y en salud, pero especialmente en el gasto social representado en seguridad social y asistencia social. Gráfica 3. América Latina (18 países): coeficiente de Gini de la distribución del ingreso, 2002-2009 0,70 0,65 0,60 0,55 0,50 0,45

2002

Guatemala

Honduras

Colombia

Brasil

R. Dominicana

Bolivia

Nicaragua

Chile

Panamá

México

Paraguay

Argentina b/

Costa Rica

Ecuador b/

El Salvador

Perú

Uruguay b/

Venezuela

0,40

Año más reciente

Cabe reconocer que una de las políticas y programas que ha tenido mayor auge dentro de la región, no en todos los países, ha sido la política de lucha contra la pobreza, y en particular los programas en materia de

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subsidios condicionados que hasta cierto punto han producido un alivio en la pobreza y una mejoría en los índices de desigualdad. La Gráfica 3 muestra una variación o cambio en el tiempo del coeficiente de concentración. Además pone en evidencia que el país con más alta desigualdad en 2002 fue Brasil, que sin embargo ha sido uno de los países con mayor reducción de la desigualdad y esto gracias a la política social del presidente Inácio Lula da Silva y del acumulado de acciones sociales consistentes en el tiempo que vienen desde gobiernos anteriores. Entre las más conocidas está la política Hambre cero (Cartao alimentaçao), Bolsa familia, Bolsa Escola. Igualmente deben señalarse algunos otros programas masivos que han abarcado una gran cantidad de la población en Argentina (Programa Asignación Universal por Hijo) y en México (Programa Progresa). La evolución de Colombia es favorable en este tema de la desigualdad, pero comparativamente con otros países de la región es bastante leve. Si se observa de nuevo la Gráfica 3, hace una década Colombia se ubicaba en el medio en términos de los países con mayor desigualdad. Hoy día es el tercer país más desigual de la región, sólo superado por Honduras y Guatemala, donde la pobreza es tremenda, además que estos dos países han sido fuertemente afectados por la crisis.

La juventud y la pobreza en América Latina y Colombia Adentrándonos en el tema de la vida de los jóvenes y la juventud, es necesario reconocer que ellos viven mayores tensiones que en épocas pasadas o viven paradojas en distintos ámbitos de la vida. En primer lugar, hoy más que nunca los jóvenes tienen más acceso a la educación y tienen mayor educación, pero en contraste tienen menos acceso al empleo. Ligado al mayor acceso a la educación, los jóvenes tienen más acceso a la información, a las tecnologías de la información y comunicación, pero paradójicamente tienen menos acceso a los mecanismos de poder y a la participación en la toma de decisiones. En los setenta se apreciaban altos niveles de participación de jóvenes en la política; hoy en día la clase política es una clase bastante vieja, no hay oportunidad para los jóvenes no sólo en la toma de decisiones en este campo, sino en decisiones de diversa índole:

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económicas, productivas y culturales, pese a que tienen mayor educación. Un aspecto importante es que la generación joven actual maneja mayor información y tiene más educación, por tanto es más apta para el cambio productivo, los jóvenes son más flexibles, tienen más capacidad para adaptarse a los cambios del proceso de globalización. Sin embargo, debido al menor acceso al poder y al empleo, están más excluidos de este cambio productivo, tienen por ello menos capacidad personal de aporte a este proceso de cambio, menor capacidad para cambiar el sistema productivo y las relaciones productivas. Hoy día los jóvenes casi no participan en los espacios institucionalizados para ello, no tienen acceso a formas de control de espacios sociales y económicos, y por lo tanto no pueden impulsar, promover o incidir en transformaciones que se traduzcan en cambios en el modelo productivo. Esquema 1 Los jóvenes viven hoy con mayor dramatismo que el resto de la población una serie de tensiones o paradojas, entre las que destacan: Más acceso a educación

Menos acceso al empleo

Más acceso a información

Menos acceso al poder

Más aptos para el cambio productivo

Más excluidos del mismo

Más expectativas de autonomía

Menos opciones para materializarla

Finalmente, dentro de las cuatro grandes paradojas señaladas, se encuentra la de una mayor expectativa de autonomía en las distintas formas que presenta esta: la autonomía de vivir solo, la autonomía de consumir los distintos usos de bienes, autonomía en las decisiones, pero ello choca con un conjunto de obstáculos para materializar dichas formas diversas de autonomía. La autonomía necesita recursos para desplegarse en las maneras, expresiones y consumos que la juventud actual vive. Un ejemplo simple: para expresar el pensamiento e interactuar de manera amplia con sus pares, los jóvenes requieren de internet y un computador para escribir; aunque podría pensarse que la posibilidad es grande, existen barreras para

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

materializar este requerimiento y ello hace que aparezcan nuevas formas de exclusión y de dificultad para ejercer ampliamente las autonomías deseadas. En cuanto al acceso a la salud, hoy día el sistema de salud está mejor que nunca, pero la mortalidad específica de los jóvenes es prácticamente no reconocida por la sociedad, me refiero por ejemplo al VIH/Sida que se incrementa especialmente en grupos juveniles; otras morbilidades como el consumo de alcohol y drogas son abordadas como temas particulares de salud con ellos y comportan una interrelación compleja entre factores sociales, políticos y judiciales. Ello significa que la política frente al consumo de alcohol y drogas no debe ser solamente una política de salud, implica también un conjunto de políticas de bienestar social. Preocupa sobremanera la maternidad adolescente, las enfermedades de transmisión sexual en general, los suicidios y los consumos de sustancias psicoactivas, pero en este escenario inquieta aún más el abordaje poco comprensivo de su complejidad social. Cabe preguntarse entonces si nuestros sistemas están preparados para abordar esa morbilidad específica, pero también si lo están para asumir la niñez, la adolescencia, la adultez mayor como partes del ciclo de vida de las mismas personas que en un momento dado son objeto de políticas, pero en otros dejan de serlo sin necesariamente haber mejorado sus condiciones de vida. Un aspecto adicional lo constituyen los medios de comunicación que construyen imágenes de jóvenes rubios, blancos, exitosos, consumidores, etc. Cabe preguntarse entonces ¿qué tipo de jóvenes se vende al público?, ¿qué joven construyen los medios? Por ejemplo, en Chile el estereotipo de joven que aparece en los medios es rubio cuando casi toda la población es morena, además es un joven con auto del año, con i-pod, casa con piscina y de clase alta. Las teleseries muestran personajes principales de la clase alta y muestran a los empleados domésticos con autos, en casas muy bonitas. En síntesis, se nos vende un prototipo de sociedad que muchas veces es añorada, pero existente para pocas personas. Otra contradicción es la imagen que se proyecta o se registra en las políticas públicas para la juventud. La política pública en general se ha empeñado en integrar al joven a la sociedad existente, cuando el joven añora y busca que la sociedad se transforme.

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Gráfica 4. América Latina (18 países): incidencia de la indigencia y de la pobreza entre jóvenes de 15 a 29 años, alrededor de 2009

2,1

Uruguay (2009)

11,2

Argentina (2009)

3,9

11,,8

Chile (2009)

3,7

12,2

Costa Rica (2009)

5,7

Pobreza

16,3

Panamá (2009)

9,3

Venezuela (2008)

8,3

Brasil (2009)

Indigencia

23,4 24,9

6,5

Perú (2009)

24,9

8,6

30,2

9,4

México (2008)

31,7

R. Dominicana (2009)

18

38,2

Ecuador (2009)

15,7

38,9

Colombia (2009)

14,1

El Salvador (2009)

15,2

43,6 45,5

Bolivia (2007)

23,9

Guatemala (2006)

23,5

47,1 49,7

25,2

Paraguay (2009)

50,7

28,41

Nicaragua (2005)

58,1 38,5

Honduras (2007) 10

América Latina Colombia (14 a 26 años)

30,2 15,3

0

62,6

20

1,56 millones de jóvenes de 14 a 26 años indigentes, y en total 4,7 millones pobres

46,1 40

60

80

100

Volviendo a las cifras, en América Latina 30,2% de los jóvenes está en pobreza y 10% en extrema pobreza (indigencia), lo que significa que hay 14 millones de jóvenes en extrema pobreza y 42 millones de jóvenes en pobreza total (ver Gráfica 4). 46,1% de los jóvenes colombianos son pobres y 15,3% son totalmente pobres (indigentes). Si se revisan las cifras de pobreza y extrema pobreza juvenil en Colombia para el año 2009, específicamente en el grupo de 14 a 26 años –definido como el grupo juvenil según la actual Ley de Juventud–, se tiene que 15,3% de los jóvenes está en extrema pobreza y prácticamente la mitad de los jóvenes (46,1%) se encuentra en la pobreza. En números absolutos son 1,56 millones de jóvenes extremadamente pobres y en total 4,7 millones de jóvenes en pobreza.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

El avance en la reducción de la pobreza y extrema pobreza a la luz de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), muestra que entre 1990 y 2008 Colombia no avanzó en forma significativa por cuanto se observa una reducción de la pobreza total, pero no de la extrema pobreza. El programa Familias en Acción ha servido para reducir la pobreza entre los menos pobres, pero entre los extremadamente pobres el programa no ha logrado impactar significativamente. Por otro lado, estudiar los umbrales de la educación asociados al bienestar y la pobreza, implica comprender la cantidad de años o estudios mínimos necesarios para tener una probabilidad mayor al resto de la población de estar por fuera de la pobreza (Esquema 2). Esquema 2 Umbrales educativos de bienestar Con algunas diferencias entre países, en la región la educación secundaria completa constituye el umbral educativo mínimo para estar en condiciones de acceder a niveles mínimos de bienestar y tener una probabilidad suficiente de estar fuera de la pobreza, uno de los flagelos más graves y generalizados en América Latina.

Hasta el momento estos años mínimos corresponden a la enseñanza secundaria completa. 20

...para tener ingresos laborales mayores que el promedio

18

...para tener menor probabilidad de pobreza que el promedio

13

13

12

12

12

12

12

Chile

11

13

Panamá

11

14

13

Ecuador

10 7

7

7

Honduras

Guatemala

4

13

14

12

10

8 6

13

Bolivia

9

13

11

10

10

10

Uruguay b/

8

13

México

10

13

Costa Rica

12

12

Argentina b/

12

Venezuela

14

Colombia

16

Nicaragua

13

2 República Dominicana

Paraguay

Brasil

0 El Salvador

Años de estudio necesarios

Gráfica 5.

23


En Colombia (Gráfica 5), para el año 2008 se necesitaba tener al menos once años de estudio (secundaria completa) para poder tener una probabilidad superior al promedio de población de estar por fuera de la pobreza. Y para que un joven en Colombia pueda tener un ingreso laboral levemente superior al ingreso promedio de toda la población, requiere al menos de 13 años de estudios, es decir, estudios de educación posteriores a la secundaria. Gráfica 6. América Latina y el Caribe (31 países y territorios): tasa de alfabetismo de los jóvenes de 15 y 24 años de edad, nivel alrededor de 2007 a/ (en porcentajes) Cuba

100

Guadalupe

100

Barbados

100

Martinica

100

Trinidad y Tobago

100

Bolivia (Estado Plurinacional de)

99

Aruba

99

Chile

99

Argentina

99

Islas Caimán

99

Uruguay

99

Paraguay

99

Venezuela (República Bolivariana de)

98

Antillas Neerlandesas

98

México

98

Costa Rica

98

Colombia

98

Brasil

98

Puerto Rico

98

Perú

97

Panamá

96

República Dominicana

96

Ecuador

95

Suriname

95

Jamaica

94

Honduras

94

El Salvador

94

Nicaragua

87 86

Guatemala

84

Belice Haití

82

Promedio simple

96

América Latina y El Caribe

97 0

Tasa de alfabetismo...

24

20

40 Porcentaje

60

80

100


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Es necesario reconocer que Colombia ha avanzado en materia de erradicación del analfabetismo (Gráfica 6). La estadística oficial indica que solamente 2% de los jóvenes de 15 a 24 años se encuentra en el analfabetismo absoluto (no saben leer ni escribir) y que estas cifras muestran que Colombia está bien ubicada dentro de la región. Otros países muestran cifras preocupantes en el tema, lo que implica que esta población analfabeta no será capaz de insertarse a la sociedad por ningún medio, tendrá que ejercer las peores ocupaciones en términos de remuneración y de acceso a la protección social. Hacer un seguimiento a los niveles de avance de los ciclos educativos es fundamental para proyectar las condiciones de pobreza o no pobreza de las siguientes generaciones. Gráfica 7. América Latina y el Caribe (35 países y territorios): tasa de supervivencia en el último grado de educación primaria 1999 - c.2007 (en porcentajes) Cuba (2007)

96,3

Santa Lucía (2004)

96,0 94,9

Chile (2006)

94,3 93,9

Costa Rica (2007) Barbados (2007) Uruguay (2006)

93,7

Anguila (2004)

93,2 92,3

México (2006)

90,8

Dominica (2007)

90,5

Belice (2007)

89,7

Perú (2006)

88,7 87,8

Argentina (2005) Colombia (2007)

87,2

Jamaica (2001)

86,5

Aruba (2007)

85,2

Panamá (2007)

83,6

Trinidad y Tobago (2004)

82,6

Granada (2002)

81,4

Bahamas (2005) Venezuela (República Bolivariana de)

80,7

Ecuador (2006)

80,6 80,2

Bolivia (Estado Plurinacional de)

78,4

Antillas Neerlandesas (2001) Islas Caimán (2004)

78,1 76,7

Paraguay (2005)

76,2

Honduras (2007)

75,7

El Salvador (2007)

75,6

Brasil (2004) 68,8

República Dominicana (2007) Saint Kitts y Nevis (2007)

68,0

Suriname (2006)

67,7 64,1

San Vicente y las Granadinas (2000)

2007

1999

62,4

Guatemala (2006)

58,8

Guyana (2001) 48,4

Nicaragua (2007)

82,9

América Latina y El Caribe (2007) 0

20

40

60

80

100

Porcentaje

25


Gráfica 8. América Latina (18 países): jóvenes de 15 a 19 años de edad que culminaron la educación primaria, nivel alrededor de 2008 y avance desde 1992 (en porcentajes) a. Nivel

b. Avance 98,7

Chile (2006) Argentina (2006) Uruguay (2008) México (2008) Paraguay (2008) Brasil (2008) Ecuador (2008) Panamá (2008) Costa Rica (2008) Perú (2008) Colombia (2008) Venezuela (República Bolivariana de) (2008) Bolivia (Estado Plurinacional de) (2007) República Dominicana (2008) Honduras (2007) El Salvador (2004) Nicaragua (2005) Guatemala (2006)

116

97,8

37

96,7

19

95,7

97

95,0 94,7

110 101

94,6

68

94,6

71

94,1

89

93,9

84

93,6

80

93,5 93,0

64 121

88,3

73

79,2

70

76,1

44

70,8 62,5

35 89,6

Promedio simple América Latina (2008)

68

93,1 0

Avance esperado

47

10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 0 Porcentaje

83 20

40

60 80 100 Porcentaje

120

140

En el 2008, entre los jóvenes de 15 a 19 años de edad aproximadamente, 93,6% había completado la educación primaria (Gráficas 7 y 8), pero de acuerdo con las metas propuestas por los ODM, en Colombia no se ha avanzado lo suficiente, es decir, los esfuerzos que se han centrado en aumentar la cobertura no han significado un acceso efectivo a la escuela ni de retención en el sistema. Uno de los principales problemas en el ámbito educativo, aparte del ingreso, es la promoción y la culminación de los ciclos escolares. En muchos de los países de la región, en los primeros años de primaria existe la promoción automática. Por ello, en primaria se avanza rápidamente y no se repite niveles, pero en secundaria el sistema cambia y la reprobación de niveles es frecuente, por lo que entre los 15 y 19 años tenemos un porcentaje importante de jóvenes que están rezagados por efectos de repetición, con el agravante de que su edad no está acorde con su grado de escolaridad y ello se constituye en un factor de desadaptación y, en consecuencia, deserción. Es así como un porcentaje importante de jóvenes exhibe un retraso escolar de tres o más años de estudios (ver Gráfica 9) distribuido desigualmente por estrato socioeconómico.

26


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Gráfica 9. América Latina (18 países): jóvenes de 15 a 19 años de edad que progresaron oportunamente en el sistema educativo a/. alrededor de 2008 100 80

73

Porcentaje

61

66

69

73

76

79

82

86

89

55

60 40 20

Decil 10

Decil 9

Decil 8

Decil 7

Decil 6

Decil 5

Decil 4

Decil 3

Decil 2

Decil 1

Total

0

27% de los jóvenes de todas las clases sociales se retrasan, lo cual tiene un mayor impacto en grupos con menores ingresos (quintiles 1, 2, 3 y 4). De una u otra manera el sistema educativo, inserto en un sistema social más amplio, genera formas de inequidad pese a que teóricamente la educación y su acción pretenden ser un sistema de oportunidades y de acceso equitativo e igualitario. Dado que el sistema por su estructura es de carácter acumulativo (el que no aprueba primaria obviamente no puede pasar a secundaria y así sucesivamente), las barreras de acceso y retención escolar en la primaria que imposibilitan la culminación de este ciclo crecen exponencialmente hacia adelante. La Gráfica 10 muestra la tasa de deserción escolar en jóvenes de 15 a 19 años de edad; vale la pena aclarar que aquí se mide a aquellos que se han retirado de la enseñanza primaria y secundaria a lo largo de su vida. El promedio de deserción escolar acumulada entre el grupo de 15 y 19 años en América Latina es de 27%, esta cifra de deserción escolar no hace referencia al año anterior, alude al abandono escolar acumulado. En el año 2008, esta estadística fue de 35% para jóvenes en Colombia que abandonaron el sistema durante los ciclos educativos de primaria o secundaria. Avances significativos se notan al comparar las cifras de Colombia entre 1990 y la cohorte de 2008-2009 (Gráfica 10), en especial en zonas rurales.

27


Gráfica 10. América Latina (18 países) y Colombia: tasa global de deserción escolar a/ en la cohorte de 15 a 19 años de edad, 1990 y 2008/2009 (en porcentajes, promedios simples para AL) 100 90

1990

2008/2009

80 70

Porcentaje

60 46

50 39

40 30

27

29

25

21

23

40

37

35

34

35

31

47

45

32

30

20

20 10

Nacional

Urbano América Latina

Rural

Nacional

Urbano

Mujeres

Hombres

Ambos sexos

Mujeres

Hombres

Ambos sexos

Mujeres

Hombres

Ambos sexos

Mujeres

Hombres

Ambos sexos

Mujeres

Hombres

Ambos sexos

Mujeres

Hombres

Ambos sexos

0

Rural

Colombia

Continuando el análisis de Colombia (Gráfica 11), al observar el grupo de 15 a 19 años se constata que 1,2% nunca ingresó a la escuela, es decir, son analfabetos absolutos. 64,4% están todavía estudiando o egresaron de la escuela; 34, 2% desertó en algún momento del ciclo escolar. En el segundo recuadro de la Gráfica 11 se evidencia que 4% de los jóvenes de 15 a 19 años desertó durante el ciclo de primaria; 5,4% desertó al finalizar el ciclo de primaria; 8% durante el ciclo de baja secundaria (entraron a la enseñanza secundaria, cursaron al menos un año, lo completaron y después se retiraron); y el restante 16,8% se retiró durante el ciclo de alta secundaria (esto quiere decir que lo hicieron durante los dos o tres últimos años de estudio sin haber completado el ciclo secundario). Un aspecto a resaltar es que la deserción temprana, o sea durante el ciclo de primaria, es mayor entre los hombres a diferencia de la deserción durante las etapas finales del ciclo secundario, la cual es mayor en las mujeres.

28


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Gráfica 11. Colombia (2009): jóvenes de 15 a 19 años de edad según situación educativa (en porcentajes)

Total jóvenes

Desertores

100

50

90

45

80

40

70

64.4

64.7

35

64.3

30

60

8.0

8.0

5.4

6.0

4.0

4.7

3.4

Ambos sexos

Hombres

Mujeres

15

30 34.2

33.9

10

34.9

5

10 0

15.2

18.6

20

40

20

16.8

25

50

8.1 4.8

0

1.2

1.6

0.9

Ambos sexos

Hombres

Mujeres

Estudiantes y egresados

Desertores al finalizar la baja secundaria

Desertores

Desertores durante el ciclo de baja secundaria

No ingresaron al sistema educativo

Desertores al finalizar el ciclo primario Desertores tempranos (durante el ciclo primario)

Estudiantes y egresados 70

60

13.6

12.0

15.4

50

40

23.4

22.0 24.9

30

20

10

12.4

15.0

13.4 11.4

17.3

12.6

0 Ambos sexos

Hombres

Mujeres

Egresados Estudiantes al día Estudiantes poco retrasados Estudiantes muy retrasados

El tercer recuadro de la misma Gráfica 11 muestra que de los jóvenes entre 15 y 19 años, estudiantes actuales en Colombia, 15% está muy retrasado, lo cual anticipa un problema grave de deserción escolar que a su vez deriva en caminos hacia la pobreza. Aunque siempre hay un joven

29


emprendedor, y tal vez sea posible retomar los estudios, la mayoría no lo hace pues las condiciones que acompañan esta decisión son difíciles de lograr. Concluir el nivel secundario completo, es decir los once años de estudio para los jóvenes entre 20 y 24 años en Colombia, es un objetivo muy difícil de alcanzar cuando se han retirado del sistema. En suma, alrededor de 53% de jóvenes de América Latina termina su ciclo escolar, la otra mitad tiene altas probabilidades de caer en la pobreza en el futuro. En Colombia sólo 30% de los jóvenes entre 20 y 24 años ha terminado estudios secundarios, el grupo de población joven restante enfrentará difíciles opciones de inserción laboral y empleos de baja calificación. Esta desigualdad se profundiza en mujeres, etnias y zonas rurales. No se desconoce que hay mayor cantidad de mujeres en todos los estratos socioeconómicos que culminan la enseñanza secundaria en el grupo de 20 a 24 años, pero claramente entre los más pobres, sólo 25% en promedio termina la enseñanza secundaria, por tanto 75% restante estaría siendo condenado a las peores formas de desigualdad, y por tanto de pobreza (ver Gráficas 12 y 13). Gráfica 12. América Latina (19 países): conclusión del nivel secundario entre jóvenes de 20 a 24 años e índice de paridad de género, alrededor de 2008 y avances respecto de 1990 a/ (en porcentajes y razones) Porcentaje de avance

Conclusión de la secundaria 0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

-20

0

20

40

60

80

América Latina (2008) 52,5

100

120

140

160

180

200

73,8

Promedio simple (2008) 52,1

62,0

Guatemala (2006) 25,6 Honduras (2007) 29,5

39,7

Colombia (2008) 30,0

-9,5

Nicaragua (2005) 31,5 El Salvador (2004) 36,5

Avance esperado

51,8 43,1

Uruguay (urbano) (2008) 38,9

22,6

Costa Rica (2008) 44,8

47,8

México (2008) 45,3

67,4

Cuba (2002) 47,9 Rep. Dominicana (2008) 52,4 Brasil (2008)

84,1

55,3

88,1

Panamá (2008) 56,3 Venezuela (2008) 61,3

54,4 93,6

Ecuador (urbano) (2008) 66,1 Paraguay (urbano) (2008) 68,0

92,9 122,8

Argentina (GBA) (2006) 68,8

150,8

Perú (2008) 73,8

159,1

Bolivia (8 ciudades) (2007) 78,2 Chile (2006)

192,2

80,0 0,0

188,7 0,5

1,0

1,5

Índice de paridad de género

30

2,0


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Gráfica 13. América Latina (18 países) a/: conclusión del nivel secundario superior entre jóvenes de 20 a 24 años según condición de nivel de ingreso per cápita y sexo, alrededor de 2008 (en porcentajes) 100 90 68

70 Porcentajes

83

78

80 57

54

60 50

45

40

40

31

30

22

24

22

20

26

30

20 10 0 Quintil 1

Quintil 2

Quintil 3

Quintil 4

Quintil 5

Indígenas

Quintil de ingresos

Hombres

No indígenas

Zonas rurales

Mujeres

Un elemento adicional para considerar sobre el tema de la educación es la calidad educativa. Gráfica 14. América Latina y el Caribe (9 países) y Oecd (25 países): distribución de los niveles de desempeño en la prueba pisa de lenguaje entre los estudiantes de 15 años según estatus socioeconómico y cultural de sus familias, 2009 (en porcentajes) 100 80

Porcentaje de estudiantes

60 40 20 0 20 40 60

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Chile

Colombia

México

Panamá

Perú

Nivel 1

Bajo nivel 1

Nivel 2

Nivel 3

Trinidad y Uruguay Tobago

Nivel 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Brasil

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Argentina

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

Cuartil 1 Cuartil 2 Cuartil 3 Cuartil 4

80 100

OECD

Nivel 5

31


En la prueba PISA 2009 se evalúan especialmente el lenguaje y la lectura, esta es aplicable a todos los estudiantes de quince años. Para analizar las desigualdades, los especialistas dividieron a los jóvenes de quince años en cuatro estratos de nivel socioeconómico y nivel sociocultural (cuartiles del 1 al 4), y los niveles alcanzados en la prueba del 1 al 5. En la Gráfica 14 hay una barra por debajo de cero que corresponde a los niveles 1 y bajo el nivel 1 de la prueba, en dicha barra hay dos tonalidades: la más suave corresponde a bajo nivel uno y significa que los jóvenes ni siquiera tuvieron el puntaje mínimo de la escala. La barra de un tono más oscuro (por debajo de cero) es el nivel uno, nivel mínimo de comprensión de lectura. Por encima de cero hay 4 tonalidades: la primera nivel dos, es el nivel básico, le siguen el nivel tres, cuatro y cinco. Las desigualdades entre estratos de origen son brutales en términos de desempeño. El país más desigual al respecto es Perú, pero también Colombia se destaca por su desigualdad, lo que significa que el nivel socioeconómico de origen es muy influyente en la calidad de la educación y, por tanto, en el desempeño de los estudiantes en esta prueba (la evidencia es el desigual porcentaje de estudiantes con desempeño inferior al básico: nivel 1 e inferior a 1). Lo anterior quiere decir que la escuela no nivela los productos de desigualdad de origen, la escuela es la reproductora de la desigualdad y no el mecanismo igualador como debiera ser. En este sentido, falta avanzar en la educación inicial. Variados estudios plantean que la educación inicial potencia el aprendizaje para que después se desempeñe mejor en la enseñanza primaria y secundaria. Mejorar la pertinencia y la relevancia de la educación en todos sus niveles y de la capacitación y la formación docente es crucial para la pertinencia educativa, y con ello para el desarrollo de mejores calidades y resultados. Se tiene claro que el aprendizaje significativo y contextualizado produce resultados más favorables. Es así como cobra mucha importancia la educación multicultural e intercultural, en tanto esta incorpora saberes ancestrales a los formalmente establecidos y les da sentido. El aprovechamiento de las TIC es un tema adicional ineludible en estas generaciones; la deficiencia en el acceso a ellas en las escuelas pone en evidencia una barrera que mantiene la desigualdad y retrasa el proceso de mejoramiento de la calidad. Alumnos y docentes tienen poco acceso a las tecnologías y al manejo amplio de las mismas.

32


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Por otro lado, la privatización de la educación profesional y la educación técnico-profesional es un tema de suma importancia que debe ser tratado con la mayor responsabilidad por parte de los Estados y la sociedad. Aceptar de manera amplia la intervención empresarial en la educación puede significar un costo educativo irrecuperable, pues la lógica empresarial instalará carreras de bajo costo, muy atractivas y de rápida rotación. En Chile, por ejemplo, existe un altísimo grupo de periodistas, asistentes sociales e ingenieros en labores que no corresponden a su formación, en tanto sus competencias no pueden ser absorbidas por el mercado laboral existente. La demanda de trabajo no se ajusta a la oferta del mismo según las calificaciones, ello muestra además poca planificación del sector educativo en función y relación con la estructura productiva y las visiones de desarrollo futuro de los países. Un eslabón más del análisis que nos convoca corresponde a la relación educación-trabajo. En este sentido, la tasa de participación general ha aumentado hacia el 2008-2009 fundamentalmente porque ha aumentado la tasa de participación femenina, salvo en el grupo de 15 a 19 años, porque eso significa que los jóvenes están siendo retenidos en el sistema educativo. Gráfica 15. América Latina (18 países): participación y desempleo juvenil según grupos de edad, alrededor de 1990 y 2008 Tasa de participación 100 80

71

60 50 40

45

18

79 66

70 Porcentaje

20

1990 2008

90

Tasa de desempleo

71 62

68

61

41

14 12 10.7 10 6

20

4

10

2 15 a 19

20 a 24

25 a 29 30 años Total (15 y más y más)

12.4 9.4

8

30

0

1990 2008

17.2

16 66 Porcentaje

0

8.1 6.0 3.0

15 a 19

20 a 24

4.0

5.3

6.8

25 a 29 30 años Total (15 y más y más)

Sin embargo, la tasa de desempleo siempre es más alta entre los jóvenes. Jóvenes que no pueden encontrar trabajo queriendo hacerlo, se tienen que dedicar a labores de cuidado de las personas, cuidado del adulto mayor, cuidado de hermanos menores de edad y de infantes en general.

33


En Colombia, para 2009 solamente 61% de los jóvenes de 15 a 29 años participó como trabajador o desempleado, de ellos 58% fueron mujeres y 88% hombres. Sin embargo, no es una de las tasas menores de participación femenina, de hecho es una de las tasas relativamente altas, naturalmente hay otros países que se destacan más en cuanto a participación femenina. Gráfica 16. América Latina (18 países): participación juvenil (15 a 29 años) por países, alrededor de 2008/2009 100

88

90 80 70

70

68

67

63

62

60

61 58

59

59

58

57

57

57

56

55

54

54

53

50

47

40 30 20 10

Hombres

Mujeres

Chile (2009)

Honduras (2007)

Argentina (2009)

El Salvador (2009)

Rep. Dominicana (2009)

Venezuela (2008)

Costa Rica (2009)

México (2008)

Ecuador (2009)

Nicaragua (2005)

Panamá (2009)

Bolivia (2007)

Colombia (2009)

Guatemala (2006)

Uruguay (2009)

Perú (2009)

Paraguay (2009)

Brasil (2009)

0

Ambos sexos

En cuanto al desempleo juvenil, en 2009 en el grupo entre 15 y 29 años, salvo República Dominicana, Colombia tenía la tasa más alta: 9% en ambos sexos. La cuestión no termina allí, la informalidad o la baja calidad en los empleos juveniles es un factor determinante. La informalidad más precisamente se refiere a ocupaciones de baja productividad laboral, habitualmente en microempresas. Al tener baja productividad también se ofrecerán bajos salarios y lo más probable es que el contrato no incluya la protección en seguridad social y salud.

34


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Gráfica 17. América Latina (18 países): desempleo juvenil (15 a 29 años) por países, alrededor de 2008/2009 20 18 16 14 12

12 11 9

10 7

8

8

6

6

6

6

5

5

5

5

4

4

4

3

3

3

3

2

2

1

Hombres

Mujeres

Guatemala (2006)

Honduras (2007)

Perú (2009)

México (2008)

Nicaragua (2005)

Bolivia (2007)

Paraguay (2009)

Ecuador (2009)

Panamá (2009)

Uruguay (2009)

Costa Rica (2009)

Venezuela (2008)

El Salvador (2009)

Brasil (2009)

Argentina (2009)

Chile (2009)

Colombia (2009)

Rep. Dominicana (2009)

0

Ambos sexos

Mientras más joven se es, mayor informalidad y desprotección a pesar de que se observa una mejoría al comparar el año 1990 con el 2008 (ver Gráfica 18). Colombia es uno de los países que se destaca por la alta informalidad laboral a nivel general en su mercado de trabajo; en la informalidad laboral infortunadamente son los más jóvenes quienes se ven más afectados por la misma. En el grupo entre 15 y 19 años sólo 20% de los jóvenes trabaja en el sector moderno o de alta productividad laboral y, por ende, una gran mayoría gana bajas remuneraciones.

35


Gráfica 18. América Latina (18 países): informalidad laboral por grupo de edad, alrededor de 1990 y 2008, y por países alrededor de 2008 América Latina (2008)

100

1990 2008

90 80 Porcentaje

70 60

61.1 54.0

51.5

50

43.1

40

49.9 51.5

41.6 35.0

46.2

34.5

30 20 10 0

39.7

Bolivia (2007) Perú (2008) Paraguay (2008) Nicaragua (2005) Colombia (2008) Ecuador (2008) Honduras (2007) El Salvador (2004) R. Dominicana (2008) Guatemala (2006) Venezuela (2008) México (2008) Panamá (2008) Argentina (2006) Uruguay (2008) Costa Rica (2008) Brasil (2008) Chile (2006)

15 a 19 20 a 24 25 a 29 30 años Total (15 y más y más)

70.4 64.0 63.1 61.8 58.7 58.3 56.3 54.2 51.8 47.9 45.3 44.7 43.5 38.6 36.9 32.3 25.4 20.4

0

20

40

60

Porcentaje

80

100

Gráfica 19.

Colombia (2009): informalidad laboral por grupo de edad

100 90 80 70 60

Colombia (2009): informalidad laboral por quintil de ingresos entre jóvenes

100 90

79.8

77.5 59.2

52.5

57.6

63.9

67.9

78.8

80

67.0

70 60

50

50

40

40

30

30

20

20

10

10

0

91.3

51.1 36.5

0 15 a 19 20 a 24 25 a 29 30 a 34 35 a 44 45 a 54 55 a 64

Quintil 1

Quintil 2

Quintil 3

Quintil 4

Quintil 5

Mientras menor es el nivel educativo, mayor es la probabilidad de estar inserto en un sector informal o de baja productividad. Entre la gente de 30 a 64 años este porcentaje tiende a aumentar porque hay mezcla de niveles educativos, y en los adultos mayores de 50 años existen bajos niveles de educación. La pérdida del trabajo significa una caída brutal de los ingresos y una dificultad muy grande para obtener una ocupación, y el tipo de ocupación es muy precaria en edades mayores. Sin embargo, pareciera que el sistema tampoco quiere contar con los jóvenes, porque son jóvenes que quieren seguir estudiando. A los jóvenes se les paga menos que a otros con el mismo nivel educativo (ver Gráfica 20).

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Gráfica 20. América Latina (18 países): ingresos laborales mensuales de la población ocupada de 15 a 29 años, de 30 a 64 años y de 15 años y más, según el nivel educativo alcanzado (en porcentajes y dólares de 2000 ppa) 2500 15-29 30-64 Promedio de ingreso (US$PPA 2000)

1964

15 Y MAS

2000

1500 1086 1000 686 500

424

500

666

548

307

0 Primaria incompleta

Primaria completa

Baja sec. Alta sec. Secundaria incompleta incompleta completa

Terciaria Universitaria incompleta completa

Total

Los adultos de 30 a 64 años con educación universitaria completa ganan casi USD2.000 mensuales, los jóvenes que tienen la misma educación ganan un poco más de la mitad que los anteriores. Estas diferencias se acortan a medida que vamos midiendo los niveles educativos, en tanto se acortan los niveles salariales. Lo más relevante es la gran desigualdad salarial que se produce en los niveles educativos, es por ello que insistimos en la importancia de la enseñanza secundaria completa como un mecanismo para que en América Latina tengamos la probabilidad relativamente alta de no reproducir la pobreza. Para la Cepal es clave para el desarrollo que haya crecimiento económico y un conjunto de eslabones que deben integrase en una política activa por parte del Estado. Es decir, es perverso dejar exclusivamente al mercado el funcionamiento de la educación y el empleo. Es a través de la educación en relación con el empleo que América Latina puede mejorar su calidad de vida y avanzar en el desarrollo humano. Sin duda la educación es uno de los principales campos de progreso, pero a la vez sigue siendo un ámbito primordial para la reproducción de las desigualdades.

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Aprovechar las oportunidades que tenemos en Latinoamérica en términos demográficos y estratégicos, invirtiendo en la juventud, en especial en educación y empleo, puede significar un avance importantísimo para la región. No hacerlo significará una condena a la pobreza y pauperización creciente de generaciones de latinoamericanos. Cierro preguntando ¿qué rol le cabe a la sociedad? y ¿qué rol le cabe al Estado?

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Vaciamiento y reconfiguración política: reflexividad y ética en contextos de exclusión juvenil1

Conferencia presentada en el II Encuentro Nacional de RedConocimiento Juvenil, realizado en la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá (Colombia), del 1º al 3 de junio de 2011.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Vaciamiento y reconfiguración política Gabriel Medina*

Resumen Este escrito se inicia argumentando sobre la necesidad de explicitar el lugar de enunciación de la reflexión, para luego exponer un análisis sobre la reconfiguración de la participación política juvenil con base en un cuestionamiento epistémico y geocultural a los enfoques dominantes en el análisis politológico. Para ello se recurre a las tesis decoloniales.

Lugares del habla Abordar “desde dónde” se piensan las reflexiones o ideas que se proponen en un Foro como el que nos convoca aquí, se traduce, ante todo, en explicitar los referentes teóricos y sociales que condicionan la reflexión. Para quienes trabajamos en la especificidad geocultural del México actual, exige tener en cuenta que el multicitado bono demográfico que el discurso sociológico presentó como la oportunidad histórica (laboral) para favorecer la integración social de las y los jóvenes mexicanos, ha devenido en estigmatización, criminalización y exclusión social para gran parte de la juventud mexicana2. La precariedad económica y social de la juventud tiende a ser ocultada por las autoridades mexicanas o estereotipada con categorías importadas de otras realidades socioculturales y profusamente difundidas por los medios de comunicación. Ello expone las urgencias éticas y políticas Profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Doctor en Ciencias Sociales y Sociología. E-mail: gmedina1963@gmail.com.

*

Con base en los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (Inegi, 2009), del total de 30 millones de jóvenes mexicanos entre 18 y 29 años, 50% está desempleado, y de 50% que tiene un empleo, 71% labora sin contrato y, por lo tanto, sin seguridad social y sin estabilidad económica.

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que a la reflexión académica plantea la construcción de una mirada sobre jóvenes que habitan la precariedad material, la marginalidad y exterioridad urbana en contextos de violencia, criminalización y desafectación social. Además de los condicionamientos éticos asociados a las derivas sociopolíticas, el lugar del habla tiene relación –en un grado mayor– con la red de nodos teóricos, institucionales y políticos en la que se inscribe toda reflexión. Problematizar las categorías disciplinarias en el campo de estudios sobre juventud, permitiría evidenciar el errado o ideológico supuesto que las realidades juveniles en América Latina ocurren en contextos secularizados, desconociendo (o invisibilizando) que la mayoría de las juventudes transitan materialidades de exclusión social y desafectación institucional. De ahí que analizar la llamada “participación juvenil” adquiere sentido en el contexto del progresivo desmantelamiento del Estado-nación o, lo que es peor, en su consolidación como Estado-policial. En síntesis, aquí se propone una mirada heterodoxa sobre el escaso rendimiento explicativo que posee el concepto de “participación”. Con base en una crítica genealógica se deconstruyen los andamiajes conceptuales dominantes en los estudios sobre las expresiones e interpelaciones políticas que hacen los sujetos juveniles, pues se asume que las categorías que sustentan tales andamiajes comportan concepciones de sociedad y epistemológicas asociadas al proyecto de modernidad (eurocéntricas y racionalistas). Para ello, en alusión a la crisis de las ciencias sociales se argumentará sobre el agotamiento explicativo de las categorías clásicas (participación, Estado, sistema político) y, con base en la reflexión decolonial, se cuestionará la validez de dichos análisis en tanto serían imposiciones epistemológicas que hacen parte de la “colonialidad del saber”.

Vaciamiento y metonimia semántica de la participación La pregunta por la participación de los jóvenes se puede abordar desde dos aproximaciones, aunque divergentes, complementarias. Una es tratar la pregunta desde la amplitud y estallido de las dimensiones sociales que ella interpela, es decir, si el tema es indagar sobre si existe participación de los jóvenes, la respuesta es sin duda afirmativa. Los jóvenes sostienen

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

al propio sistema que los excluye o integra diferenciadamente. Sin la participación de los jóvenes nada sería viable, ni el mercado, ni la cultura, ni la reproducción del orden, ni las estrategias de gubernamentalidad. La segunda aproximación a la pregunta por la participación se traduce –por deslizamiento metonímico– en una interrogación en clave política. Leer la participación en esta clave, traslada el análisis a un escenario que obliga revisar los parámetros desde los cuales se interrogan las prácticas sociales juveniles. El mayor éxito neoliberal no reside en la suspensión de la participación política, sino en vaciarla del sentido de implicación política tal como la conocíamos. Hoy asistimos a una sobrecodificación de la participación, a un excedente de participación o –dicho en clave deleuziana– a una saturación de sentido de la participación. El impacto más notorio fue la transferencia de la participación de lo político a otros campos de la sociedad; de ahí que hoy se puede afirmar que las juventudes participan en los procesos electorales, consumen todo producto y –sobre todo– imagen que instalan las industrias culturales, trabajan en lo que genere subsistencia o pertenencia, se enamoran, tienen relaciones sexuales, construyen socialidades en la paralegalidad y –los menos– participan en proyectos locales, micro, personales y colectivos contra-hegemónicos por los que luchan. Por lo tanto, sería capcioso afirmar que las juventudes no participan; en realidad lo que más hay en el presente es participación, una participación que sostiene a los gobiernos y, en general, el sistema capitalista. La reciente publicación del Grupo de Trabajo de Juventud y Ciudadanía (Alvarado y Vommaro, 2010), constata que existe un desplazamiento de las prácticas políticas juveniles desde la cultura de representación convencional hacia campos de expresión y representación colectiva más asociadas a lo estético y cultural. Si bien lo segundo no reemplaza a lo primero, ha adquirido una preponderancia fundamental. El declive de lo representacional y la deslegitimación de los partidos políticos y organizaciones sociales imponen el desafío de buscar una alternativa a la ciudadanía liberal para dar cuenta de la heterogeneidad de prácticas, finalidades y activaciones políticas de las juventudes del presente (Cubides, 2010). El agotamiento explicativo del enfoque representacional para trabajar la relación juventud-política,

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evidencia el agotamiento de la categoría “participación” al excluir formas no tradicionales de significar y practicar la política por parte de las y los jóvenes, las cuales constituirían un excedente de realidad. Una primera respuesta que buscó resolver esta insuficiencia analítica vino de la perspectiva sociocultural, al inscribir la expresividad juvenil en los procesos identitarios y de diferenciación de las juventudes y, a su vez, reconocer como políticas sus especificidades, aunque se observaran evanescentes y volátiles. La pregunta por lo político en estos términos, conlleva a reconfigurar los parámetros epistémicos y geopolíticos desde los cuales se ha construido la idea dominante de la implicación política.

Participación y modernidad: genealogía y deconstrucción Interrogar lo que se entiende por lo político, impone vigilar las maneras en que se han pensado las relaciones de poder que estructuran las instituciones sociales y a las personas. Refiere, por lo tanto, a un cuestionamiento de los conceptos heredados de la modernidad para producir conocimiento sobre las instituciones sociales y, con ello, a una problematización de las condiciones de posibilidad del ejercicio político en las sociedades latinoamericanas. Reconfiguración conceptual de la política Una primera aproximación que deslizó lo político más allá de las instituciones y los canales políticos tradicionales fue planteada por Norbert Lechner en los años ochenta. Este autor observó que la radicalidad de las políticas neoliberales en América Latina provocó una transformación estructural en la cultura política que organizaba lo político en la región3. En particular, Lechner afirma que el nuevo rol subsidiario del Estado y la apertura de la economía nacional al capital transnacional inicia el resquebrajamiento de los límites de la política (Lechner, 1985)4. A medida que la globalización

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3

Su análisis se centró en: 1) las implicaciones y proyecciones de las dictaduras de Sudamérica en las democracias del continente; 2) la revalorización de la subjetividad que promovía la teoría posmoderna, y; 3) el pluralismo y la democracia en la región.

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El trabajo de Noemi Kleim, aunque con otra lógica de razonamiento, le ha dado toda la razón al politólogo chileno toda vez que ha demostrado que las “políticas de schock” es una doctrina que hábilmente ha desarrollado y aplicado el capital transnacional a los países que han atravesado


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

transfiere la toma de decisiones de la conducción económica fuera de los límites de lo nacional (hacia los organismos multilaterales y las corporaciones transnacionales) y que el ejercicio de la ciudadanía se restringe a los límites del Estado-nación, se diluye la identificación de la población con la política en tanto espacio que decide sobre su vida presente y futura y, a la vez, se disuelve –o al menos queda fuertemente cuestionada– la función representacional del sistema político de las demandas sociales. En esta nueva conceptualización de lo político, los sujetos configuran la cultura política, pues esta ya no se limita a lo normativo y procedimental e incorpora interpretaciones que los sujetos hacen de la realidad5. En definitiva, Lechner nos propuso reconfigurar la noción de política con base en la inclusión de la subjetividad que construyen los sujetos al ejercer poder. Las culturas juveniles son un claro ejemplo de este hacer político: la estética, el lenguaje, la forma de intervenir su cuerpo, la música, las formas de agregación y saludos son manifestaciones que no aluden directamente al sistema político, pero no dejan de ser una interpelación a la sociedad (a los otros grupos sociales) para reclamar su aceptación o, al menos, su visibilización. Trasladar las tesis de Lechner al campo de la investigación juvenil, conlleva asumir que el enfoque sociocultural constituye una apuesta por generar un conocimiento constructivista y relacional que problematiza al sujeto empírico de estudios y el propio instrumental de análisis (Reguillo, 2000). Violencia epistémica latinoamericana

en

la

práctica

académica

En un seminario de expertos en juventud del año 2008 en Guadalajara, surgió un cuestionamiento al uso generalizado y acrítico de universales construidos en otros contextos socioculturales en el estudio de las realidades juveniles latinoamericanas. En el debate que desató este planteamiento experiencias traumáticas como dictaduras, rebeliones, desastres naturales, guerras, entre otros. No sólo se ha aplicado en Chile, sino también en Irak, Panamá, Haití, Las Malvinas (Argentina), Indonesia (posterior al tsunami), Polonia, Rusia y Sudáfrica. De ahí que en un territorio nacional pueden cohabitar tantas culturas políticas como el número de interpretaciones que distintos grupos sociales que habitan ese territorio compartan sobre la realidad (Lechner, 1990).

5

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se sugirió que era un falso dilema debido a que, como afirmara Martín Hopenhayn, si bien la academia europea considera que sólo ella produce teoría y América Latina aporta empírea, la academia latinoamericana también teoriza: el falso dilema se explicaría en la gran capacidad de publicación y circulación de la producción europea. La diferencia con los centros académicos de Europa y EE. UU. no reside sólo en una desigual capacidad editorial para imponer la producción europea en la circulación y el consumo latinoamericano: libros, revistas, web, agendas temáticas, foros y seminarios internacionales6; el problema de la academia latinoamericana radica en que no ha construido una diferencia al respecto de los basamentos epistemológicos que organizan y estructuran la producción de conocimiento de las ciencias sociales. Cabe destacar que dentro de la propia producción teórica europea han surgido críticas sobre las maneras en que se ha organizado la producción del conocimiento de las ciencias sociales. Una de las críticas más sugerentes es la que ha construido Bernard Lahire, discípulo del reputado sociólogo francés Pierre Bourdieu, en la que demuestra que la ampliamente conocida y replicada “teoría de campos” padece de incongruencias y supuestos que relativizan, sino inviabilizan, su aplicación tal como está concebida. Sin invalidar su potencial explicativo, Lahire problematiza la interpretación que Bourdieu hace de las tesis de sus principales referentes teóricos (Durkheim y Weber) y la propia estructuración de los campos conceptualizados por el sociólogo francés7. Ante el declive institucional, la creciente exclusión social de las juventudes latinoamericanas torna ético y urgente problematizar las prácticas académicas y la producción de conocimiento desde la crítica latinoamericana a la teoría social y al ejercicio profesional de las ciencias sociales. Se considera que la confusión teórica sobre la relación juventudpolítica, sus deslizamientos posteriores y lo difuso que ha devenido dicha Aunque como sostiene Jean Franco, la industria editorial ha tenido y tiene un peso relevante en instalar determinada producción literaria en los circuitos de lecturas y consumo.

6

De acuerdo con Bourdieu, los campos se definen como espacios de posiciones de lucha entre distintos agentes por la apropiación de un capital específico del campo, lucha que seguiría determinadas reglas de juego y desafíos específicos, irreductibles a las reglas del juego y a los desafíos de los otros campos.

7

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

relación, obedece a operaciones conceptuales que instalan una mirada eurocéntrica sobre lo político que, simultáneamente, invisibilizan otras posibilidades analíticas o aproximaciones epistémicas. Saberes eurocéntricos simultaneidad

y

la

invisibilización

de

la

El grupo modernidad/colonialidad hace mucho énfasis en situar geopolíticamente el análisis sobre un determinado proceso o fenómeno social, como mecanismo de resolución del eurocentrismo que pueda tener nuestro posicionamiento teórico y cultural. Con eurocentrismo se alude al pensamiento que hereda y adscribe –sin distanciarse– los componentes de las ciencias sociales surgidas en la Europa del siglo XIX. Entre los más importantes están los siguientes. Primero, el eurocentrismo posee una concepción dualista de la realidad: separa de manera radical entre el sujeto (o sea, el investigador) y el objeto de conocimiento (o sea, los jóvenes, sus discursos, prácticas, imaginarios, sexualidades, condiciones materiales de vida y procesos de significación). Esta separación ontológica entre sujeto de conocimiento y los “sujetos que investiga” se remonta a la formulación cartesiana que en el siglo XVII establecía la distinción entre la mente (res cogitans o pensamiento) y el cuerpo (res extensa o extensión)8. Es el dominio del lenguaje y las reglas del método científico lo que despersonaliza, desmaterializa y deshistoriza al investigador social. Por ello, se considera que el lenguaje científico y sus exigencias metodológicas le otorgan al investigador la autoridad para producir una verdad única y trascendente. Segundo, el pensamiento eurocéntrico tiene pretensión de objetividad; esto es, que el conocimiento de la realidad se presenta (se explica) tal como es. El criterio de objetividad establece que el proceso investigativo y sus resultados se obtienen con total prescindencia de los juicios o concepciones emocionales y culturales del investigador; es un criterio que niega o rechaza Esta separación ontológica dio lugar a que, en términos epistémicos, Emile Durkheim propusiera que la relación social debía estudiarse como una “cosa”. En esta misma dirección, las ciencias sociales tienden a dividir y separar todos los componentes de un fenómeno y analizarlos por separado, como objetos de su problemática, independientemente de que uno de esos componentes sea, por ejemplo, la dimensión subjetiva de los sujetos que son investigados.

8

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la incidencia de los anclajes que condicionan la propia experiencia del sujeto cognoscente (género, clase social, inscripción neocultural, adscripción ideológica, entre otros). Y tercero, el pensamiento eurocéntrico concibe la historia o la dimensión temporal de la experiencia social de manera evolucionista y por etapas sucesivas, en virtud de lo cual se asume que la historia de la humanidad es unilineal y unidireccional, tal como fue inventada por la ciencia liberal de la Alemania del siglo XIX (Wallerstein, 1999). Estos componentes indican que no se trata de tener o no una posición política progresista o de vivir en las sociedades del llamado primer mundo para poseer un pensamiento eurocéntrico, sino de seguir las directrices construidas por el proyecto de la modernidad. Siguiendo las tesis del Idealismo alemán, la modernidad construye una línea del tiempo en la que Europa se percibe a sí misma como superior, como el centro y lugar más evolucionado de la humanidad debido al alto grado de madurez alcanzado por la civilización occidental, relegando a las sociedades de la periferia del sistema mundo (o excolonias) a una posición de atraso por su grado de inmadurez. Si bien ningún especialista serio de la historiografía comparte la idea de que “la historia de Europa encarne algo así como la ‘historia humana universal’” (Chakarbarty, 2008, p. 29), en los planes de estudio de nivel primario y secundario en América Latina se sigue enseñando la historia acorde con la tesis del Iluminismo alemán. Comprender en este contexto la expresividad política de las juventudes requiere dos tipos de abordajes complementarios: uno consiste en la necesaria reconfiguración conceptual de las nociones que determinan o condicionan la producción de representaciones sociales de las prácticas juveniles. Y el otro, en dimensionar conceptual y socialmente la capacidad de agenciamiento que poseen las nuevas generaciones, específicamente en la producción de los significados, en los sentidos atribuidos a la institucionalidad, el orden social existente y, por extensión, en su capacidad para imaginar, construir y operacionalizar proyectos contrahegemónicos, heterárquicos9 y transformadores. Para una comprensión adecuada del concepto “heterárquico”, veáse Castro Gómez, S. y Grosfoguel, R. (2007).

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Reflexividad y reconfiguración conceptual ante lo diferente El desafío de la reflexión social latinoamericana consiste en reconocer y distanciarse del legado y proyecto moderno, a fin de no seguir reproduciendo formaciones disciplinarias y reflexiones eurocéntricas. Con base en este distanciamiento epistémico y político se podrá detectar el complejo entramado de dispositivos discursivos, institucionales e ideológicos que condicionan lo enunciable de la institucionalidad política y, a su vez, clausuran la generación y/o interpelación de dispositivos conceptuales para investigar la formación discursiva de la modernidad política. La revisión crítica de las categorías dominantes en la investigación juvenil (por ejemplo: identidad, culturas juveniles, edad, generación) permite explicitar su capacidad para visibilizar determinadas problemáticas, normalmente en términos de inclusión-exclusión y, a la vez, posibilita comprender los mecanismos y condicionamientos que invisibilizan aquellas especificidades y configuraciones socioculturales de las sociedades periféricas que no caben en el proyecto moderno. El problema radica en que, pese a que estas categorías suponen una inevitable visión universal y secular de lo humano, no hay una manera sencilla de prescindir de estos universales, porque sin ellos no sería posible la crítica a las prácticas socialmente injustas. No obstante, la crítica latinoamericana del grupo modernidad/ colonialidad, plantea que el desafío consiste en reconfigurar los basamentos epistémicos que organizan la producción de conocimiento (Lander, 2000; Walsh, 2007, Mignolo, s.f.) y sugiere un camino en tres dimensiones que hacen viable el desafío. Preeminencia de la geopolítica de los saberes situados y subalternos La crítica a la racionalidad occidental no plantea negarla y menos descartarla del todo, mas bien se busca evidenciar sus pretensiones coloniales e imperiales y, sobre todo, disputarle su posicionamiento como única racionalidad. Con cuestionamiento a la supuesta universalidad del conocimiento científico (que prima en las ciencias sociales) se evita que siga siendo relegada la diversidad

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y riqueza de la experiencia social y las alternativas epistemológicas contrahegemónicas y decoloniales que emergen de esta experiencia (Walsh, 2007). El reconocimiento y valoración de estas epistemologías otras, plantea el desafío de “entrar en diálogo con formas no occidentales de conocimiento que ven el mundo como una totalidad en la que todo está relacionado con todo [y, a su vez], con las nuevas teorías de la complejidad” (Castro-Gómez y Grosfoguel, 2007, p. 17). También se considera incluir en este diálogo epistemológico a los saberes populares que nuestros pueblos construyen y operacionalizan como estrategias y tácticas de subsistencia y resistencia en los contextos de exclusión y marginación a los que son sometidos por las racionalidades del sistema. En el campo de la juventud, este desafío conlleva abandonar las pretensiones de conceptualizar y clasificar las prácticas juveniles desde una categorización universal, objetiva y neutral. Sin duda una propuesta de trabajo que se inscribe en esta dirección son los observatorios de segunda generación, pues [...] favorecen el empoderamiento de las unidades que estarían siendo observadas, en tanto implica cierto desplazamiento o inversión del binomio objeto/sujeto, re-localizando la unidad observada en el horizonte de la agenda social y del proceso de agendación de políticas públicas. (Sepúlveda, 2011, p. 98)

La propuesta de estos observatorios implica que, en la refundación de las ciencias sociales, se debe priorizar en la comprensión de las realidades locales a partir de los procesos de subjetivación de los sujetos concretos. Privilegiar la descolonización epistémica en la lucha por la producción de los significados Los universales de la modernidad no sólo han construido una conceptualización de la política, también se han autodefinido como el único discurso de la verdad, y desde este lugar han promovido un orden social blanco, heterosexista y capitalista. Por ende, aunque se inscriba en una perspectiva crítica, el uso de estos universales, tal como surgen en la academia occidental, es una reproducción del orden jerárquico y desigual del sistema mundo.

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Romper, componer y reconstruir los universales que comprenden, explican y definen las prácticas y discursos juveniles, plantea un doble desafío para el proyecto decolonial, en tanto implica producir conocimiento desde los mundos juveniles que condensan distintas tradiciones y cosmovisiones de lo real. En primer lugar, la apuesta por construir una relación horizontal y heterárquica con los sujetos negados e invisibilizados por la racionalidad científica, impone visibilizar a ese otro desde su propia enunciación y despliegue social. Así, por ejemplo, desde la interculturalidad aparece el otro indígena y el afrodescendiente, que han sido excluidos de la historia y negados como sujetos de articulación/implicación en la construcción del Estado-nación o de un proyecto social a compartir. Hacer esta reflexión sobre los mundos juveniles requiere abordar una interrogante previa: ¿cuál es la especificidad de otredad geocultural de lo juvenil? A diferencia de los afrodescendientes, de los pueblos originarios y de los movimientos de la diversidad sexual, los jóvenes siempre se han conceptualizado y analizado como sujetos en procesos de integración social (desigual, diría Reguillo), siempre se les ha construido desde la racionalidad institucional como sujetos que sostienen el sistema social. Dicho en otros términos, desde los discursos institucionales las juventudes siempre han sido subalternizadas y sus posibilidades de constituirse resistencia de los dispositivos de disciplinamiento y control subjetivos y sistémicos se han materializado cuando transgreden los condicionamientos simbólicos y sociales del sistema. La pregunta se transforma y alude a si ¿la producción subalterna de lo juvenil es condición suficiente para instalarlos en la otredad neocultural? A partir de las imágenes juveniles que circulan socialmente, la respuesta sería no. Desde las primeras narrativas latinoamericanas que aluden al sujeto joven, como en el Ariel de José Enrique Rodó, se les construye una imagen eurocéntrica, como el motor del proyecto moderno. Si bien Rodó se inspira en la Ilustración europea para construir ese relato de lo juvenil, en el presente es una construcción que sigue permeando instituciones y discursos sobre sus condiciones de posibilidad. Así mismo, las principales teorías y discursos que han construido conceptualizaciones de lo joven hacen parte de las tradiciones eurocéntricas dominantes.

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No obstante, existen algunas discontinuidades o intersticios en este análisis que posibilitan configurar otra respuesta sobre la condición geocultural de lo juvenil en América Latina. De una parte, está la fractura entre los supuestos institucionales y horizontes de comprensión de las teorías dominantes sobre las juventudes y los procesos socioeconómicos y político-institucionales que organizan la cotidianidad de las juventudes latinoamericanas. Sin duda, la progresiva descomposición del Estado-nación, la deslegitimación de las instituciones políticas, la pérdida de credibilidad y autonomía del poder judicial, el sinsentido de la escuela y las transformaciones en la institución familiar relativizan las rentabilidades explicativas de las teorías dominantes, cuyos análisis inscriben a las juventudes en un conflictivo pero teleológico proceso de integración social. Las expresiones más visibles de esta fractura son: represión, persecución y exclusión radical de amplios sectores juveniles de los beneficios y espacios institucionales del sistema; y en México, la seductora oferta del crimen organizado de vertiginosidad, poder de fuego y dinero fácil abre un potencial territorio simbólico para reconfigurar las formas de hacer de la juventud. De otra parte, en la medida que la crítica latinoamericana decolonial dirige su mirada a las prácticas de representación más que a las representaciones sociales que dichas prácticas hacen de los sujetos concretos (Chartier, 1996), se acrecienta la posibilidad de conceptualizar a las juventudes latinoamericanas como un “otro geocultural”, dado que epistémicamente se puede problematizar los parámetros de observación con base en los cuales la academia y el relato hegemónico han conceptualizado a las juventudes, sus contextos y sus procesos de significación. Pensar la realidad social sin los condicionantes del Estado-nación Desde sus inicios, el Estado-nación ha configurado comunidades nacionales y territoriales a partir de condicionar y establecer alcances y posibilidades a los sujetos que habitan en una determinada geografía. El Estado ha construido estas comunidades homogeneizando a la población (todos son mexicanos, argentinos, chilenos o colombianos), y a través de este mecanismo ha rechazado o negado la heterogeneidad y diversidad

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

de realidades sociales que habitan y animan los grupos sociales del imaginario nacional. El Estado es de suyo el dispositivo propagador del proyecto de la modernidad política, por lo tanto ha facilitado en la región la reproducción de jerarquías sociales en beneficio de un reducido grupo de poder, cuya ideología neoliberal ya no se puede considerar –en los términos gramscianos– hegemónica, sino que se ha impuesto colonialmente a los otros grupos socioculturales. El Estado, en síntesis, ha defendido el statu quo de exclusión del diferente, de ese otro que las élites nacionales y las clases medias consideran inferior o prescindible y, en esta dirección, vigila la prolongación de un orden social supeditado a las exigencias de la economía neoliberal y el capital transnacional. Cabe entender, por tanto, que la institucionalidad pública operacionaliza una gubernamentalidad y disciplinamiento social (Foucault, 2001) con total prescindencia de las concepciones o subjetividades compartidas por los sujetos y las comunidades organizadas a nivel territorial. En este escenario, ¿tiene sentido insistir en inscribir las representaciones políticas juveniles a esta institucionalidad? Si bien lo político-institucional no se puede obviar (leyes y estrategias de intervención condicionan la vida cotidiana y las construcciones de futuro que hacen las juventudes), sería reductivo centrar todo el potencial movilizador juvenil en los límites de una concepción institucional de la política, en tanto este sistema se encuentra en abierto proceso de descomposición. Al menos es un sistema que ya no tiene capacidad/voluntad para construir un orden social en función de los intereses de los grupos sociales mayoritarios, transformar las estructuras desiguales de la sociedad en beneficio de los excluidos (principalmente porque conviene a los intereses de los poderes corporativos) o avanzar hacia una democracia social, superando una gubernamentalidad reducida a lo procedimental. El Estado-nación nace vinculado al proyecto de la modernidad, donde los actores y las acciones se pensaban e interpretaban dentro de los límites de un territorio. Durante el siglo XX los análisis abordaron al Estado como un espacio consolidado, producto de un claro proceso de secularización y racionalidad moderna. Sin embargo, hoy asistimos al declive del Estado, tanto en términos simbólicos como explicativos de los procesos sociales, lo

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cual evidencia su agotamiento como referente de la definición de lo público. Sin desaparecer del todo el Estado, aparecen otros actores y procesos que determinan lo público, con los cuales el Estado construye una relación de subordinación o contradicción; de una parte, la toma de decisiones que construyen lo público en las sociedades latinoamericanas se ubica en el espacio global (capital transnacional) y, de otra, aparece el espacio de lo local. Lo global y lo local serían los nuevos espacios de articulación y reconfiguración de la reflexión y conceptualización de la relación entre la acción política juvenil y el campo del poder. El surgimiento de estos ejes de articulación de lo social abre una brecha en la reflexión política para comprender las expresiones juveniles, ya no desde la tradicional perspectiva de la participación y la ciudadanía, sino de su implicación. Este camino recién se asoma en la reflexión académica, pero sin duda es un camino muy conocido y ampliamente recorrido en las prácticas de los colectivos juveniles.

Referencias bibliográficas Castro Gómez, S. y Grosfoguel, R. (2007). El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, Universidad Central - Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos y Pontificia Universidad Javeriana - Instituto Pensar. Chakarbarty, D. (2008/2000). Al margen de Europa. ¿Estamos ante el final del predominio cultural europeo? España: Tusquets. Chartier, R. (1996/1983). El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación. Gedisa. Cubides, H. (2010). “Participación política y organización de jóvenes en Colombia vista desde la tensión ‘Plan de organización-Plan de consistencia’”, en: Alvarado, S. V. y Vommaro, P. A. (Eds.). Jóvenes, cultura y política en América Latina: algunos trayectos de sus relaciones, experiencias y lecturas 1960-2000. Argentina: Clacso - Homo Sapiens Ediciones, pp. 113-136. Descartes, R. (/1637). Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias. Franco, J. (2003). Decadencia y caída de la ciudad letrada. La literatura latinoamericana durante la guerra fría. Barcelona: Debate. Foucault, M. (2001). Defender la sociedad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Klein, N. (2007). La doctrina del schok: el auge del capitalismo del desastre. España: Paidós. Lechner, N. (Coord.) (1985). Estado y política en América Latina. México: Siglo XXI - UNAM. Medina, G.; Pérez Islas, J. A. y Urteaga, M. (2008). “En torno al concepto culturas juveniles y lo juvenil contemporáneo”, en: Seminario Internacional ‘Mundos juveniles. Los desafíos de la sociedad contemporánea’. Guadalajara (México), octubre de 2008. Reguillo, R. (2000). Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto. Buenos Aires: Editorial Norma. Sepúlveda, M. (2011, agosto). “Movimientos juveniles, territorio y globalización: ¿política fuera de la política?, en: Seminario Internacional: Cambio Generacional y Vínculo Social, México D. F., 10-12 de agosto 2011. Wallerstein, I. (1999/1996). Abrir las ciencias sociales. Informe de la Comisión Gulbelkain. México: Siglo XXI. Walsh, C. (2007). “¿Son posibles unas ciencias sociales/culturales otras? Reflexiones en torno a las epistemologías decoloniales”, en: Nómadas, 26, pp. 102-113.

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Aproximaci贸n para una actualizaci贸n del Estado del arte del conocimiento producido sobre j贸venes en la Pontificia Universidad Javeriana 2004-2011



En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Aproximación para una actualización del Estado del arte Javier Tatis Amaya* Martha Lucía Gutiérrez Bonilla**, Alejandra Osorio*** Observatorio Javeriano de Juventud Un estado del arte es un mapa que nos permite continuar caminando. Messina, 1999

Antecedentes A lo largo de los últimos años, sin duda alguna la Pontificia Universidad Javeriana ha mostrado un interés creciente por acercarse a las realidades de las y los jóvenes, y desde sus distintas facultades, programas y grupos de investigación se ha realizado una vasta producción de conocimiento sobre el tema. Adicionalmente, este interés se ha consolidado con la puesta en marcha del Observatorio Javeriano de Juventud, como una actividad de la Vicerrectoría Académica que dentro de sus objetivos debe “propiciar mecanismos que permitan identificar la producción de conocimiento sobre juventud” en la Universidad. En ese sentido, este documento intentará realizar una aproximación descriptiva de los trabajos de grado y tesis de maestría elaborados sobre temáticas relacionadas con jóvenes y adolescentes entre los años 2004-2011. Asistente del Observatorio Javeriano de Juventud. Estudiante de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia. E-mail: tatisj@javeriana.edu.co.

*

Directora del Observatorio Javeriano de Juventud. Docente e Investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana. E-mail: ml.gutierrez@javeriana.edu.co.

**

Asistente del Observatorio Javeriano de Juventud. Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia (Sede Medellín). E-mail: osorio.luz@javeriana.edu.co.

***

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Aproximación descriptiva a la producción de conocimiento sobre jóvenes en la Pontificia Universidad Javeriana 2004-2011 Para elaborar este informe se ha planteado la siguiente estructura: un primer apartado descriptivo-interpretativo al respecto de los trabajos de grado y tesis referenciados en el inventario 2004-2011, lo más cercano posible a los ejes temáticos definidos por el Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985-2003 (Escobar et al., 2004), en tanto la investigación adelantada por Rojas y Rapacci (2007) implementó los mismo ejes para elaborar el Estado del arte sobre la información recopilada al interior de la Pontificia Universidad Javeriana. Y una segunda parte, en donde se aproximan algunas conclusiones y recomendaciones frente a la producción de conocimiento sobre jóvenes en la Pontificia Universidad Javeriana. Para la realización del presente documento se ha recurrido a los inventarios de trabajos de grado y tesis de maestría elaborados por Mónica Gómez, quien realizó la recolección de información entre los años 2004 y el primer semestre de 2008, y Javier Tatis Amaya, quien levantó los datos correspondientes al segundo semestre de 2008 hasta el año 2011. Inicialmente, en un plano general, este barrido por los trabajos de grado y tesis de maestría muestran el siguiente comportamiento:

Producción por años Cuadro 1. Producción de trabajos de grado y tesis de maestría sobre adolescentes y jóvenes en la PUJ por años, 2004-2011 Producción de conocimiento sobre Juventud en la PUJ

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Año

N° trabajos de grado y tesis

%

2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Total

25 22 44 46 38 38 42 15 270

9,26 8,15 16,30 17,04 14,07 14,07 15,56 5,56 100,00


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Producción por carreras y programas al interior de la PUJ Al respecto de las carreras/programas impartidos por las distintas unidades académicas de la Universidad Javeriana, la producción de conocimiento sobre adolescentes y jóvenes entre los años 2004 a 2011 arrojó un total de 270 trabajos de grado y tesis de maestría. Dentro de esta cifra, la facultad con el más alto número de trabajos de grado es Psicología con 62, cifra que representa 23% del valor general. En segundo lugar se encuentra Enfermería con 50 (18,5%), y en tercer lugar se ubica la carrera de Licenciatura en Ciencias Religiosas, con un total de 34 (12,6%). Cuadro 2. Producción de trabajos de grado y tesis de maestría por carrera/ programa sobre adolescentes y jóvenes en la PUJ, 2004-2011 Facultad/Carrera/Programa

Administración de Empresas Antropología Ciencia Política Comunicación Social Derecho Enfermería Especialización en Prevención del Maltrato Infantil Especialización en Psicología Clínica Especialización en Terapia Sistémica Historia Licenciatura en Ciencias Religiosas Licenciatura en Educación Licenciatura en Lenguas Modernas Licenciatura en Teología Maestría en Artes Visuales Maestría en Comunicación Maestría en Desarrollo Rural Maestría en Educación Maestría en Estudios Políticos Maestría en Política Social Maestría en Psicología Clínica Maestría en Psicología Comunitaria Maestría en Teología Psicología Teología Total

Nº Trabajos

4 2 18 30 1 50 6 6 5 1 34 1 6 18 2 1 3 1 3 3 2 1 1 62 9 270

Porcentajes

1,5 0,7 6,7 11,1 0,4 18,5 2,2 2,2 1,9 0,4 12,6 0,4 2,2 6,7 0,7 0,4 1,1 0,4 1,1 1,1 0,7 0,4 0,4 23,0 3,3 100,0

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Así mismo, como se evidencia en el anterior cuadro, las carreras/ programas con menos producción en el tema son Derecho, Historia, Licenciatura en Educación y las maestrías en Comunicación, Educación, Psicología Comunitaria y Teología, cada una de estas unidades académicas con un solo trabajo en el inventario levantado durante los años 2004-2011. En lo atinente a posgrados, se destacan la Especialización en Prevención al Maltrato Infantil (que alcanza a abarcar hasta el rango poblacional de la adolescencia) con 6 trabajos (2,2%), la Especialización en Psicología Clínica con 6 (2,2%) y la Especialización en Terapia Sistémica con 5 que representa 1,9% del total general. Sin embargo, es de anotar la ausencia de facultades y programas como Medicina, Ciencias Sociales y Economía, entre otras. Del área de la salud, cabe destacar la fuerte presencia de Psicología y Enfermería, pues como se verá más adelante, gran parte de la producción en este eje fue realizada por dichas facultades.

Producción por ejes temáticos Como se vislumbra en la siguiente gráfica, la producción de conocimiento sobre juventud en la Universidad Javeriana entre los años 2004-2011, se ha centrado principalmente en el eje de Cuerpo y Salud, con 90 (33,3%) trabajos realizados durante los años revisados. A renglón seguido se ubica el eje Educación con 34 (12,6%) y en tercer lugar Religión con 31 (11,5%). Al respecto de los ejes de Educación y Religión, cabe mencionar que hacen presencia particularmente por abordar aspectos relacionados con la educación religiosa en un gran número, pues la producción allí abarca diversos programas: Teología, Licenciatura en Teología y Licenciatura en Ciencias Religiosas. Así mismo, se encuentran algunos trabajos relacionados con la Educación sexual para jóvenes y adolescentes. Frente al eje de Cuerpo y Salud, se destaca la presencia de trabajos relacionados con el consumo de sustancias psicoactivantes, el embarazo, la maternidad/paternidad y la salud mental de adolescentes y jóvenes, entre otros, en enfoques que abarcan específicamente la prevención y la atención.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Gráfica 1: Producción por ejes temáticos, 2004-2011 Producción por Ejes temáticos 2004-2011 33,3

35 30 25 20 15

12,6

10,7

11,5

10,7

10 5

4,8

2,6

4,4

3,3

1,9

3,3

0,7

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En un lugar intermedio se sitúan los ejes temáticos correspondientes a Participación social y política con 29 trabajos (10,7%) y Culturas juveniles y producción de consumo cultural también con 29 (10,7%). En lo que atañe a estos trabajos, es relevante señalar cómo para el eje de Participación se involucran principalmente las facultades de Ciencia Política y Psicología con trabajos que abordan la configuración de subjetividades políticas de las y los jóvenes en prácticas tradicionales (vg. sistema de partidos), en unos casos, y alternativas en otros (desde la música, el arte y las redes sociales). En el eje de Culturas juveniles destaca la participación de la carrera de Comunicación Social con trabajos que abordan el rock y el hip-hop, entre otras. Por su parte, los ejes temáticos con menor presencia dentro del inventario realizado fueron Inserción socioeconómica con 5 trabajos (1,9%), Caracterizaciones sobre la juventud con 7 (2,6%), Políticas públicas con 9 (3,3%) y Visiones de futuro con un total de 9 (3,3%).

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Conclusiones y recomendaciones A nivel general, tal vez la conclusión más importante sea la existencia, dentro de la Universidad Javeriana y sus distintas unidades, de un interés académico por abordar temáticas relacionadas con los jóvenes. Por ser este un informe de carácter descriptivo, se sugiere ahondar en las distintas perspectivas de análisis con el ánimo de efectuar una actualización del Estado del arte del trabajo en Juventud en la Pontificia Universidad Javeriana, adelantado en su momento por Rojas y Rapacci en el año de 2004. Siendo uno de los objetivos del Observatorio: “Propiciar mecanismos que permitan identificar la producción de conocimiento sobre juventud en la Pontificia Universidad Javeriana”, sería pertinente adelantar por parte de esta unidad actualizaciones periódicas de ese mismo Estado del arte, revisando detalladamente los resúmenes de los trabajos de grado y las tesis de posgrado en aras de establecer una clasificación mucho más precisa de los mismos Fomentar la producción de conocimiento sobre juventud en el seno de la Universidad, específicamente en ejes temáticos como Inserción socioeconómica, Políticas públicas y Caracterizaciones sobre la juventud, entre otros; y en las distintas facultades y programas que poca o ninguna producción han adelantado al respecto: Medicina, Ciencias Sociales, Ingenierías, Diseño y Arquitectura, Ciencias Básicas, etcétera. Detectar vacíos en la producción de conocimiento para alentar trabajos e investigaciones, en lo atinente a migraciones y desplazamiento, temas relacionados con el primer empleo y la responsabilidad penal adolescente, por ejemplo. Fortalecer y articular el Semillero de Investigación del Observatorio Javeriano de Juventud a las distintas facultades y programas, mediante los grupos y semilleros de investigación, para la producción de conocimiento interdisciplinario sobre las realidades juveniles en Colombia.

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Referencias bibliográficas Escobar, M. R.; Quintero, F.; Arango, A. M. y Hoyos, D. (2004). Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985-2003. Informe final de investigación. Bogotá: Universidad Central – DIUC, Programa Presidencial Colombia Joven, GTZ y Unicef Colombia. Rojas, F. y Rapacci, M. L. (2004). Estado del arte del trabajo en juventud en la Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana – Facultad de Psicología. Documento sin publicar.

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Estado actual de los procesos institucionales de estudio e intervención desarrollados con población juvenil entre los 14 y 26 años de edad en el departamento de Nariño, período 2000-2010



En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Estado actual de los procesos institucionales Patricia Belalcázar*, Yolanda Morillo** Vanesa Erazo***, Diego Erazo****, Cindy Ortega*****, María del Pilar Paz****** y Lorena Solarte*******

Problematización Descripción del problema Realizar una investigación sobre los procesos institucionales de estudio e intervención con población juvenil, así como sus percepciones frente al accionar institucional en Nariño, se constituye en el primer paso lógico para gestar un programa departamental sobre juventud. Esta pretensión se funda en la necesidad de recoger información necesaria que posibilite una mirada

Trabajadora Social, Especialista en Pedagogía e Investigación en la Educación Superior, candidata a Magister en Pedagogía, docente tiempo completo Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail. pbelalcazar@gmail.com. ** Trabajadora Social, Psicóloga, Especialista en Gerencia de la Salud Pública, candidata a Magister en Pedagogía, docente tiempo completo Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail: yolli0305@hotmail.com. *** Trabajadora Social, coinvestigadora Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail: vanesa_ erazo06@hotmail.com. **** Estudiante IX semestre, coinvestigador Trabajo Social, Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail: edeem108@gmail.com. ***** Estudiante X semestre, coinvestigadora Trabajo Social, Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail: cindyestefi@hotmail.com. ****** Trabajadora Social, coinvestigadora Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail: pili3455@ hotmail.com. ******* Estudiante X semestre, coinvestigadora Trabajo Social, Universidad Mariana (Pasto-Nariño). E-mail: lorenita_solarte@hotmail.com *

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integral de los procesos de abordaje juvenil en el campo investigativo, formativo y de intervención. La pertinencia del balance del estado de las prácticas sobre las experiencias juveniles en Nariño, tiene que ver con reconocer que el departamento vive un momento de agudo conflicto social en el que casi siempre están involucrados los jóvenes, ya sea en calidad de víctimas o de victimarios. Entonces, iniciar un camino desde donde se reconozca el estado de los procesos de estudio e intervención con jóvenes, así como la oferta institucional disponible, brindará la información preliminar que permitirá no sólo tener un panorama del contexto situacional para esta población, sino también la lectura del desarrollo de procesos de intervención e investigación que aborden de manera integral, y no reduccionista, las dinámicas de la juventud en el departamento de Nariño. En cuanto a la primera fase, referida al estado actual del conocimiento, entendemos con Manuel Roberto Escobar (2003, p. 14) que: “más que dar cuenta de la ‘realidad juvenil’ –como si fuera un reflejo especular de esta– la construye mediante los énfasis que hace, las lógicas desde las cuales narra, las imágenes que usa y los vacíos que deja”. Por lo tanto, “investigar lo investigado” permitirá principalmente generar nuevas preguntas de estudio más pertinentes e interesantes para comprender las realidades coyunturales de la juventud nariñense. La producción escrita sobre juventud se constituye en un insumo importante que recopila los diferentes procesos de estudio e intervención desarrollados con esta población. Sin embargo, se hace necesario resaltar que en el departamento de Nariño dicha producción es mínima, dada la escasa existencia de documentos escritos en las instituciones que hacen parte de la investigación. Así mismo, la inexistencia de un centro de acopio que sistematice y organice la producción escrita que han venido desarrollando las instituciones que adelantan trabajos con población juvenil, dificulta el acceso y la divulgación de esta información entre la comunidad académica e institucional. Frente a ello, se requiere de una mayor articulación al respecto de los procesos que realizan las instituciones, con el fin de abordar de manera eficiente y eficaz las problemáticas y expectativas en torno a esta población.

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[…] Especial atención demanda un grupo de problemáticas asociadas que se presentan con adolescentes y jóvenes: los embarazos precoces (27% de partos en adolescentes


En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

de 15 a 17 años y 1% en niñas de 10 a 14 años en el 2007), suicidios juveniles (145 suicidios juveniles en el 2007), una alta prevalencia de consumo de sustancias psicoactivas (38.5% cigarrillo; 81.2% alcohol; 5,3% marihuana y 7.3% otras sustancias según estudio realizado por el Observatorio Departamental de Drogas en el 2007), las expresiones de violencia juvenil y finalmente el conflicto con la ley (3.056 niños, niñas y adolescentes infractores de la ley penal atendidos con programas de ICBF en el período 2004 a 2007). Estos problemas que son comunes a la mayoría de los municipios, se manifiestan de manera más grave en los centros urbanos con mayor población. (Plan de Desarrollo “Adelante Nariño” 2008-2011, p. 121)

Las cifras anteriores indican un diagnóstico puntual sobre la situación social de los y las jóvenes, pero no cuentan con un análisis poblacional y enfoque diferencial que reconozca sus vivencias y experiencias desde una atención integral, donde a través de intervenciones se reconozcan sus capacidades y sean partícipes de su propio cambio y beneficio. En este orden de ideas, el Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985-2003 manifiesta la ausencia de conocimiento sobre el tema de juventud en el departamento de Nariño, aduciendo que para el caso de la región suroccidente únicamente se presentaron resultados de la producción académica sobre jóvenes de la ciudad de Cali, donde Popayán y Pasto contaban con una escasísima producción al respecto y que:

[…] en Pasto se presentó una gran dificultad de acceso a los materiales existentes, que en su mayoría son tesis de grado. Además, a partir del levantamiento bibliográfico se pudo destacar que en esta ciudad la mayoría de documentos trabajan el tema de la sexualidad. También es importante mencionar que se realizaron diferentes gestiones vía telefónica y por Internet para poder acceder a algunas informaciones, sin ninguna respuesta concreta por parte de las Universidades Mariana y Nariño. (Escobar et al., 2003, p. 28)

Es por ello que se requiere de la realización de un estudio que dé cuenta de las realidades sociales de la población juvenil del departamento de Nariño, de tal manera que pueda ofrecer un panorama amplio de sus necesidades y de las políticas de atención institucional que se desarrollan en función de dicha población. Por tanto, a largo plazo, esta investigación apunta a poner en marcha un proceso de articulación entre conocimiento-intervención sobre y con los jóvenes del departamento, configurando así una respuesta

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a las múltiples problemáticas sociales que conjugan circunstancias como su posición geográfica, entorno de frontera, desarrollo urbanístico, situación frente al conflicto armado, entre otras. En razón de las anteriores características es prioritario reconocer el estado actual de la producción escrita sobre la juventud nariñense, a fin de identificar no sólo lo que se ha dicho sobre nuestros jóvenes, en términos de intervención institucional, sino también analizar el entorno sociopolítico que los circunda. Desde esta perspectiva se pretende ofrecer un diagnóstico situacional con miras a orientar y redireccionar con mayor pertinencia las directrices, procesos y políticas institucionales que atienden a este tipo de población. Se asume aquí la tesis de que:

[…] solamente se problematiza lo que se conoce, en este sentido en la medida en que más se conozca sobre algo se contará con mejor capacidad para realizar preguntas pertinentes y relevantes, tanto en el nivel teórico como en el práctico. (Pantoja, 2006, p. 2)

Por su parte, en la fase II del estudio que alude al estado de los procesos de intervención con jóvenes, se refleja un conjunto de acciones específicas que se desarrollan desde cada una de las instituciones, tanto públicas como privadas, visibilizando las experiencias significativas en virtud de la correspondencia entre la intervención y la o las situaciones reales que vive este tipo de población. De otra parte, se tienen en cuenta las debilidades que puedan existir frente a la inconsistencia en el servicio social ofrecido y las realidades coyunturales que los aquejan.

La intervención social se suele entender como una acción organizada de un conjunto de individuos frente a problemáticas sociales no resueltas, en donde participan por lo menos tres actores claves de intervención: el Estado definiendo políticas sociales, algunas formas organizadas de la sociedad civil –como las ONG– a través de acciones públicas sociopolíticas y el mundo académico con la construcción de discursos y teorías que de alguna manera orientan las prácticas de intervención social. Esta constituye ante todo un proceso de orden racional, pues se funda en una intención manifestada en modificar o transformar una situación que se considera indeseable e injusta socialmente ante todo para el grupo que la padece. (Sáenz, 2010, p. 1)

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En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

Este proceso permite construir un conocimiento a partir de la experiencia, relacionándola directamente con bases teóricas. Actualmente no existe ningún documento que articule la producción escrita y los procesos de intervención realizados con jóvenes en Nariño, por ende, no sólo se desconoce lo que se dice sobre las realidades juveniles, sino también lo que se hace desde la práctica institucional con esta población. Ha existido desde siempre la preocupación por la situación de los jóvenes, así como la aceptación de que constituyen un grupo con características y necesidades propias que debe ser motivo tanto de acciones específicas, como de políticas coherentes e integrales. Es por eso que muchos de los jóvenes, al sentirse solos o inconformes, buscan diferentes formas de vida, las cuales les hacen adoptar un nuevo pensar, sentir, actuar y un nuevo modelo de vida, haciéndolos sentir en muchos casos importantes y únicos en la sociedad. Es aquí donde buscan, a través de la oferta institucional, fortalecer no sólo sus procesos de interacción social con sujetos en similares condiciones sociofamiliares, sino también una respuesta humana y profesional que satisfaga desde la institucionalidad sus necesidades más relevantes. Existen unos cuestionamientos que son eje fundamental para la realización de la investigación del estado de las prácticas sobre las experiencias juveniles del departamento de Nariño. Para ello se tomaron como base preguntas referentes a: ¿cómo los diferentes procesos de intervención pueden contribuir a mejorar o fortalecer el protagonismo de los y las jóvenes ante la sociedad o entre sus interacciones sociales?, ¿qué tanto han contribuido estas experiencias en los jóvenes frente a su proyecto de vida? y ¿cuál ha sido la respuesta una vez que hayan sido partícipes de ese proceso? Para el estado de la cuestión referido a la fase III del proyecto marco, se pretende identificar la percepción que tienen los jóvenes frente a su realidad social y política; para ello es importante adquirir información que permita el reconocimiento de las vivencias y experiencias presentes en los jóvenes. En la actualidad, Colombia atraviesa por una crisis que afecta a gran escala la población residente, debido a escenarios de conflicto ocasionados por diversos factores relativos a la corrupción política, grupos armados al margen de la ley, violencia en todas sus manifestaciones sociales, narcotráfico,

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secuestros y una sistemática violación de los derechos humanos. A ello se suman las consecuencias irreparables que cada vez están más lejos de ser corregidas por el Estado y los entes competentes, golpeando con mayor asiduidad a grupos poblacionales determinados, como por ejemplo la población juvenil, la cual se ha visto afectada a causa del conflicto imperante que se vive en el país a lo largo de su historia sociopolítica. Ante este panorama, surgen algunos programas y estudios que intentan avizorar una explicación de la realidad social y política de los jóvenes, realizando ingentes esfuerzos institucionales para la transformación de las condiciones de desarrollo y calidad de vida de la población juvenil. Es así como se diseñan políticas y procesos de atención que describen, desde una postura institucional, lo que para ellos significa entender las dinámicas juveniles y su gran espectro de problemáticas coyunturales. No obstante, es imperativo volcar la mirada hacia el sentir y pensar de la población juvenil para resignificar el papel que juegan las instituciones en el desarrollo de los procesos de intervención con dicha población, dado que son ellos quienes refieren con mayor apropiación desde su percepción particular, la realidad personal, familiar, social y política al respecto de sus procesos participativos, las transformaciones vividas, la pertinencia de los programas y proyectos institucionales y su correspondencia con las necesidades presentadas. Es en esta línea de análisis que se pretende construir el estado de la cuestión referente a la percepción de la juventud nariñense, para posibilitar una mirada adicional que desde lo cualitativo fortalezca la comprensión integral del proyecto marco profesoral del programa de Trabajo Social denominado: Estado actual de los procesos institucionales de estudio e intervención desarrollados con jóvenes entre los 14 y 26 años de edad, así como su percepción frente al accionar institucional en el departamento de Nariño, período 2000-2010. Si se tiene en cuenta que las dos primeras fases del proyecto marco en mención apuntan a conocer y caracterizar el estado de las prácticas y el estado del conocimiento en cuanto a procesos y características juveniles, es pertinente incorporar la visión que los jóvenes refieren con respecto al quehacer que se desarrolla en función de las políticas y procesos

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institucionales. Es así como ese conjunto de pensamientos, percepciones y opiniones juveniles, se ha estructurado en un cuerpo metodológico de estudio que indaga, cuestiona, describe e interpreta la realidad institucional que siente y experimenta la juventud nariñense y que se sintetiza en un estado de la cuestión orientado a la construcción teórica de un tema que se constituye en un problema de investigación, en virtud de la necesidad de indagarlo, abordarlo y describirlo. La percepción juvenil se ha tomado como fuente principal de conocimiento. Desde allí se pretende desarrollar una mirada de análisis que posibilite materializar información pertinente acorde con las realidades juveniles y a favor de aportar al direccionamiento de las políticas institucionales que rigen los procesos de atención a esta población. Por otra parte, dentro de este plan investigativo existe también la necesidad de comprender desde el estado de la cuestión, el complejo mundo de la realidad juvenil para que sirva como insumo de apoyo a la constitución de una red institucional de cara a la articulación de procesos de investigación, formación, intervención e información dirigidos a la población sujeto de estudio. Lo anterior debido a que los propósitos sobre los cuales se cimenta este proyecto contribuyen al mejoramiento de las directrices y políticas institucionales, y al ajuste de sus prácticas en relación con las situaciones y/o necesidades presentadas en los jóvenes que hacen uso de sus servicios. Unido a ello, las instituciones muestran inconsistencias al responder a los requerimientos de la población sujeto de estudio, pues generalmente se basan en acciones asistencialistas y paliativas que no subsanan problemáticas sociales de fondo. Lo importante, desde esta óptica, es realizar una reflexión concienzuda acerca de la pertinencia del quehacer institucional, detectando las debilidades y aciertos en el momento de su intervención con jóvenes. Frente a este panorama incierto, es conveniente realizar un análisis crítico y totalizador acerca de la cuestión social de estos individuos y lo que puede suscitar en virtud de dichas inconsistencias; una de ellas, y quizá la más importante, es la apatía y la vacuidad a la hora de asumir posturas de participación en los programas liderados por las instituciones. La ineficacia

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de las entidades se convierte entonces en un factor determinante de las diversas situaciones que perpetúan el deterioro del tejido social de la población juvenil. En este orden de ideas, el diseño metodológico del presente estudio aborda los elementos concernientes a las fases del proceso investigativo descrito anteriormente. Por tanto, se ha formulado la siguiente pregunta de investigación: Formulación del problema ¿Cuál es el estado actual de los procesos institucionales de estudio e intervención desarrollados con jóvenes entre los 14 y 26 años en el departamento de Nariño y su percepción frente al accionar institucional a partir del año 2000 hasta 2010? Importancia del objeto de estudio Justificación La finalidad que abarca la estructura y contenido del presente proyecto es consolidar un programa con y para jóvenes que posibilite la articulación en red institucional de procesos de formación e investigación en temas de juventud en el departamento de Nariño. Para ello, es necesario gestar un programa de juventud que permita conocer, clasificar y analizar los detalles de la producción académica y de intervención institucional en lo referido a los y las jóvenes nariñenses. De este modo, desarrollar planes y proyectos de acciones que respondan a las demandas sociales juveniles detectadas. Actualmente no existe ningún documento, ni procesos que articulen el conocimiento, la información y las experiencias institucionales sobre la población juvenil en Nariño, tal como se muestra en el estudio realizado por Escobar y otros para la Agencia de Cooperación Alemana GTZ, en asocio con el Programa Presidencial Colombia Joven: Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985-2003. Adicional a esto, poco o nada se habla acerca de la pertinencia de las investigaciones, del puente que las conecta con una comunidad académica más amplia, y con las instituciones y personas que realizan intervención social con la misma población.

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A partir de esta referencia, el presente proyecto se constituye en el punto de partida para la creación de una red institucional de juventud en Nariño que aborde de manera integral las diferentes situaciones, vivencias y dilemas, permitiendo de este modo visualizar al joven desde una óptica biopsicosocial y espiritual. Previo a ello, es importante investigar qué acciones de intervención están desarrollando las instituciones departamentales en el tema de juventud, cuyas respuestas conducen a conocer el estado actual de las prácticas y los procesos institucionales de intervención. En ese sentido, este proyecto es de gran importancia, porque el estado actual de las prácticas institucionales da cuenta de las diferentes experiencias realizadas con jóvenes por las instituciones. Dicha situación permite conocer qué se ha hecho con ellos mediante los procesos de intervención, circunstancia que lleva a comprender la necesidad de proyectar al joven como actor de su propio crecimiento y sujeto que aporta al desarrollo humano, social y político del país. Por tanto, con esta referencia, la investigación se constituye en el punto de partida para la consolidación de un programa interinstitucional de trabajo con jóvenes en el departamento de Nariño. Esto requiere que la academia, la sociedad civil y las instituciones se articulen y comprometan mediante un sistema de corresponsabilidad social, donde de manera holística se identifiquen experiencias institucionales exitosas con el fin de reflexionarlas, cualificarlas, compartirlas, complementar servicios, saberes y experiencias que hagan posible construir un modelo que entrame las acciones institucionales aplicables a otros contextos. Con todos estos insumos, se considera que es posible empezar un tejido que permita, desde la Universidad Mariana, generar vínculos interinstitucionales y nuevas posibilidades de investigación, formación e intervención relevantes y socialmente pertinentes. Objetivos General Conocer el estado actual de los procesos institucionales de estudio e intervención desarrollados con jóvenes entre los 14 y 26 de años de edad

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en el departamento de Nariño, así como su percepción frente al accionar institucional, con el fin de articular procesos de investigación, formación, intervención e información en temas de juventud generados en el contexto regional desde el año 2000. Para el cumplimiento del anterior propósito se ha diseñado el proyecto en cuatro fases: Primera fase: “Estado actual de las prácticas institucionales con jóvenes entre los 14 y 26 años en el departamento de Nariño”. Segunda fase: “Estado actual del conocimiento sobre juventud en el departamento de Nariño a partir de la producción escrita de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales”. Tercera fase: “Estado actual de los jóvenes: percepciones de su realidad social y política”. Cuarta fase: “Creación de una red institucional de juventud que posibilite la articulación de procesos de investigación, formación, intervención e información”. Específicos fase I • Identificar las instituciones que realizan atención a la población juvenil en el rango de edad de 14 a 26 años en el departamento de Nariño. • Reconocer las experiencias institucionales a partir de los programas de atención que se han desarrollado con jóvenes en el departamento de Nariño. • Describir el estado actual de las prácticas sobre juventud a partir del reconocimiento de las experiencias institucionales. Específicos fase II • Describir el estado actual del conocimiento que sobre juventud han desarrollado las instituciones gubernamentales y no gubernamentales en el departamento de Nariño, desde su producción académica e investigativa.

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• Desarrollar el primer encuentro interinstitucional de experiencias de trabajo con jóvenes a nivel departamental. • Establecer una red institucional para el trabajo con jóvenes en el departamento de Nariño, articulando procesos de formación, investigación e intervención. Específicos fase III • Describir el tipo y nivel de participación de los jóvenes en los programas, proyectos y políticas institucionales. • Interpretar las trasformaciones personales y familiares que han experimentado los jóvenes a través de los procesos de intervención. • Analizar la pertinencia de los programas y proyectos en función de las necesidades de los jóvenes. Específicos fase IV • Identificar los actores sociales que hacen parte de procesos juveniles: academia, instituciones gubernamentales y no gubernamentales y organizaciones juveniles formales e informales. • Identificar las necesidades de la población juvenil para la atención institucional. • Construir conjuntamente con los actores sociales previamente identificados, los lineamientos para el sistema departamental de gestión de conocimiento en juventud. • Diseñar en colectivo las directrices para la ruta de atención institucional a población juvenil. • Constituir una red de apoyo interinstitucional de atención a población juvenil a partir de los intereses y necesidades identificados. Acciones fase I • Levantar un registro de instituciones gubernamentales y no gubernamentales de trabajo con jóvenes en el departamento de Nariño.

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• Aplicar la encuesta para la recolección de información que permita caracterizar los modelos programáticos y reconocer el impacto institucional de los programas de intervención. • Tabular y analizar la información recolectada. • Sistematizar el proceso investigativo. • Socializar el producto. Acciones fase II • Construir un documento informe sobre el estado actual del conocimiento de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan con jóvenes en el departamento de Nariño. • Participar en la organización de la red departamental de instituciones, tanto del sector público como privado, que adelantan trabajo con jóvenes. • Desarrollar el primer encuentro interinstitucional de experiencias de trabajo con jóvenes en el contexto nacional. Acciones fase III • Diseñar el instrumento de recolección de información y seleccionar la muestra de jóvenes articulados a procesos de intervención institucional. • Aplicar instrumento. • Tabular y analizar la información recolectada. • Sistematizar el proceso investigativo. • Socializar el producto. Acciones fase IV • Diseñar los criterios metodológicos que orienten la construcción de los lineamientos para el sistema departamental de gestión de conocimiento y la ruta de atención institucional a población juvenil. A continuación se describe el cumplimiento de los objetivos específicos en relación con la operacionalización para las dos primeras fases y la categorización para la tercera.

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Diseño metodológico Paradigma mixto Comprende una combinación de los enfoques cualitativo y cuantitativo. Responde al principio de complementariedad ligado al paradigma investigativo transdisciplinario en el marco de una lógica dialéctica. La integración se considera una estrategia que rompe la polarización de lo cualitativo y lo cuantitativo. Como lo manifiestan Hernández Sampieri y Mendoza (2008), cuando al respecto dicen:

[…] los métodos mixtos representan un conjunto de procesos sistemáticos, empíricos y críticos de investigación e implican la recolección y el análisis de datos cuantitativos y cualitativos, así como su integración y discusión conjunta para realizar inferencias producto de toda la información recabada (meta inferencias) y lograr un mayor entendimiento del fenómeno bajo estudio. (Hernández et al., 2010, p. 549)

Dada la diversidad de categorías de análisis expresadas en el presente estudio sobre juventud, es imperativo abordarlas desde una mirada holística, a partir de la cual se incorporen elementos relacionados tanto con aspectos cuantitativos como con aspectos cualitativos. Específicamente, la mirada cuantitativa se orienta a identificar concretamente los estados de estudio e intervención juvenil, ya que por medio de este enfoque se formula una serie de variables observables y cuantificables que ayudan, por un lado, a clasificar la producción teórica realizada hasta el momento por parte de fuentes secundarias como los estudios producidos por las entidades de educación superior, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales orientadas hacia la problemática de juventud. Y por otro lado, a clasificar la aplicación práctica institucional frente a los procesos de intervención, posibilitando un inventario que consolide el estado de las prácticas desarrolladas en el departamento de Nariño. Por su parte, la investigación cualitativa permite “hacer una aproximación global de las situaciones para explorarlas, describirlas y comprenderlas de manera inductiva” (Bonilla, 1997, p. 42), lo que implica tener una noción más clara de la realidad de los individuos con los que se interactúa, siendo

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esta una vía para establecer una relación cercana entre sujeto-objeto y objeto-sujeto. Una característica fundamental es analizar los fenómenos, los acontecimientos, las acciones, las normas, los valores desde las representaciones de la comunidad o las personas que están siendo estudiadas. Para ello, debe tenerse en cuenta que las percepciones sociales no son leyes generales o universales, pues las situaciones y contextos son para los sujetos y grupos una realidad diferente. En este sentido, la investigación sobre juventud retoma como punto de estudio e interpretación las percepciones de dicha población frente a los procesos de intervención e investigación que se han construido en función de sus dinámicas y realidades. En consecuencia, la visión en conjunto del estado de conocimiento, entendido como la producción documental institucional sobre juventud; el estado de las prácticas, relacionado con los procesos de intervención institucional con la población juvenil y el estado de la cuestión referido al conjunto de percepciones juveniles frente a los procesos de estudio e intervención, denotan: “una mayor variedad de perspectivas del problema: frecuencia, amplitud y magnitud (cuantitativa), así como profundidad y complejidad (cualitativa); generalización (cuantitativa) y comprensión (cualitativa)” (Hernández et al., 2010, p. 550). Enfoques Empírico-analítico Según Carlos M. Ruiz, el propósito del saber empírico-analítico “es descubrir las causas y efectos empíricos que gobiernan y explican la conducta, y la organizan en enunciados de hechos similares a leyes sujetos a verificación por observaciones objetivas” (1990), determinando ver las cosas como realmente son y no levantando hipótesis que impidan llegar a desarrollar lo planteado u obtener resultados que definirán una falsa realidad. Para poder entender más a fondo este enfoque es necesario conocer los dos conceptos. El enfoque analítico consiste en la descomposición de un todo concreto-abstracto en sus elementos constitutivos. Trata de describir

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las causas, la naturaleza y los efectos de un fenómeno descomponiéndolo en sus elementos, permitiendo conocer a profundidad la realidad social de una manera más explícita. Y el empírico, según Hume, “considera que la única fuente del conocimiento es la experiencia. Recusa todo innatismo: el hombre sólo elabora un conocimiento después de haber estado en contacto con la realidad sensible, y lo hace con elementos que ella le aporta” (Arnoletto, 2007, p. 69). De ahí la importancia de tener en cuenta los pensamientos y visiones de los actores sociales, lo que piensan, sienten y quieren, posibilitando revelar las relaciones esenciales y las características fundamentales del objeto de estudio. Histórico-hermenéutico El enfoque histórico “busca recontrastar el pasado de manera objetiva y exacta, por lo cual de forma sistemática se recolecta, evalúa, verifica y sintetiza vivencias que permitan tener conclusiones válidas” (Vanegas Jiménez, 1986, p. 72). El manejo del enfoque en la investigación busca revisar desde qué tiempo las instituciones gubernamentales y no gubernamentales trabajan sobre y con los jóvenes, para posteriormente interpretar la realidad e impacto que han tenido los jóvenes con esa intervención. Igualmente, se utiliza un enfoque hermenéutico que “permite interpretar el contexto histórico desde el cual se analizó el mundo cultural sin desconocer la interpretación de los fenómenos sociales.” (Vanegas Jiménez, 1986, p. 72). El análisis que se va a obtener permite conocer e interpretar el estado actual de las experiencias institucionales con jóvenes en el departamento de Nariño orientadas hacia sus problemáticas; de la misma forma, cómo estas han incidido y contribuido en la realidad del joven. Tipos de investigación Documental Dadas las características de la presente investigación, es imprescindible abordar los procesos institucionales de estudio e intervención desarrollados con

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jóvenes en el departamento de Nariño, desde una perspectiva de abstracción que permita recoger información pertinente relacionada con el objeto de estudio a partir de su producción escrita. Este proceso se logra mediante la revisión, síntesis y descripción de documentos que hablen de la realidad juvenil y sus dinámicas en correspondencia con la coyuntura social e institucional en la cual están inmersos. De ahí que la investigación documental se constituye en proceso de búsqueda de las fuentes impresas, cuyos contenidos son base de análisis para la reconstrucción y la comprensión de nuevas reflexiones teóricas y metodológicas con respecto a los jóvenes nariñenses. La mirada analítica de la investigación documental se orienta desde tres perspectivas metodológicas que se reconocen a la hora de problematizar el objeto de estudio. En este caso, los y las jóvenes se constituyen en el foco de atención a partir del cual se diseñan objetivos de investigación orientados a conocer sus percepciones frente a las realidades políticas y sociales que los determinan. Así entonces, la función como investigadores pone el acento en la objetividad de los hechos sociales, cuya interpretación se ajusta al carácter subjetivo de la lógica hermenéutica característica de este tipo de estudios. Esta particularidad metodológica se evidencia en la expresión que dan María José Rubio y Jesús Vargas cuando al respecto del método biográfico manifiestan: […] se asienta en tres ejes: 1) el de la subjetividad humana frente a la supuesta objetividad de los hechos sociales; 2) el eje de la interpretación frente a la explicación descriptiva y correlacional de la estadística; 3) el eje de la relación dialéctica entre la acción y las condiciones sociales; materiales en las que estas se desenvuelven. (Rubio et al., 1997, p. 24)

Descriptivo Como lo expresan Hernández Sampieri y Mendoza (2008, s.p.):

La investigación descriptiva, también conocida como la investigación estadística, busca especificar propiedades, características y rasgos importantes de cualquier fenómeno que se analice. Describe tendencias de un grupo o población. El propósito de este tipo de investigación consiste en describir fenómenos, situaciones, contextos y eventos; es decir, detallar cómo son y cómo se manifiestan.

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Desde esta perspectiva, en la investigación se evidencia un énfasis hacia la descripción de fenómenos de carácter homogéneo que caracterizan e identifican a las y los jóvenes del departamento de Nariño en función de sus formas organizativas, sus procesos, dinámicas, contextos y estilos de vida, de los cuales se busca conocer sus características para describirlas en detalle. Lo anterior implica un contacto permanente y directo con la unidad de análisis, logrando de esta manera comprender e interpretar la realidad. Población y muestra fases I y II En la investigación se tienen en cuenta los procesos de intervención desarrollados por instituciones gubernamentales y no gubernamentales del departamento de Nariño desde el año 2000 hasta el 2010, en los que se hayan desarrollado propuestas con población juvenil desde los 14 a los 26 años. De la misma manera, se tendrá en cuenta la producción escrita en la que se incluye cartillas, folletos y libros producidos por las instituciones. Para la selección de la muestra se tuvo en cuenta la base de datos suministrada por la Cámara de Comercio de los diferentes municipios del departamento de Nariño, la cual reporta instituciones en funcionamiento desde el año 2000 hasta la fecha. Según el Instituto Departamental de Salud, los municipios seleccionados para la presente investigación reportan un alto índice de vulneración en la población sujeto de estudio, condición que se priorizó para la muestra y el desarrollo de este trabajo. Dentro de los municipios que forman parte de la investigación se encuentran: Ipiales, Túquerres, Tangua, Contadero, Córdoba, Pupiales, Guachucal, El Tambo, Nariño, Sandoná, Consacá, Buesaco, La Unión, El Tablón de Gómez, Samaniego, Tumaco, Ricaurte, Barbacoas, Policarpa, El Rosario, Guachavez, Cumbitara, San Pablo y Pasto. Unidad de análisis y Unidad de trabajo fase III Unidad de análisis Jóvenes adscritos a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales del departamento de Nariño.

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Unidad de trabajo Jóvenes identificados en las fases I y II del estudio marco, vinculados a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales del departamento de Nariño. Criterios de inclusión • Jóvenes adscritos a las instituciones departamentales identificadas en las fases I y II del presente proyecto. • Jóvenes insertos en procesos de intervención institucional departamental. • Jóvenes vinculados durante los últimos 3 años. • Jóvenes entre 14 y 26 años de edad. Técnicas de recolección de datos Encuesta personal Esta técnica de investigación permite medir las opiniones y tendencias de una población con respecto a un campo específico de estudio, que para este caso lo constituye las instituciones gubernamentales y no gubernamentales que desarrollan procesos de estudio e intervención con jóvenes. La información recogida a través de esta técnica posibilitará un manejo de datos uniformes de todos los interrogados, dando explicaciones neutrales y suficientes desde una lógica estandarizada que rechaza el juicio a priori y la subjetividad. En términos de García Ferrado (citado por Rubio y Varas, 1997, p. 251), la encuesta se define como una investigación que se desarrolla con una muestra poblacional representativa de un colectivo más amplio, utilizando maneras estandarizadas de interpelación que conduzcan a la obtención de mediciones de una gran variedad de características objetivas y subjetivas de la población. Recolección histórica documental

La información obtenida mediante la revisión de diversas fuentes documentales, permite al mismo tiempo validar o ‘triangular’ la información obtenida, corroborar los datos y

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obtener información adicional que pudiera facilitar y completar la interpretación de la evidencia obtenida mediante las otras fuentes de datos. (Cabrera Sosa, 2006, p. 30)

La investigación tendrá en cuenta los documentos que la han antecedido, como el Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985-2003 (Escobar et al., 2004), el cual sirvió de base para la realización de la investigación, pero a nivel departamental. De igual manera, se revisaron documentos de las universidades e instituciones para tener una noción más amplia del tema. Ficha bibliográfica RAE Los Resúmenes Analíticos Especializados (RAES) como técnica de recolección de información permiten el ordenamiento y categorización de la información y establecen congruencia entre los objetivos, preguntas y reflexiones epistemológicas basadas en principios construccionistas. Además permiten condensar la información contenida en documentos y estudios de tal manera que facilita al lector la aprehensión, la comprensión y análisis del material en cuestión. Se encuentran redactados en lenguaje claro, sencillo y preciso, guardando la mayor fidelidad posible al texto, teniendo siempre en cuenta que se trata de un análisis. Los RAES no deben ser muy extensos y deben contener en promedio cuatrocientas palabras. Se realizará uno por cada documento encontrado (ya sea tesis, artículo, ponencia entre otro). (Castellanos y López, 2004, p. 20).

Con esta fuente de recolección de datos, la investigación podrá construir un informe teniendo en cuenta la identificación y ubicación de documentos escritos sobre el tema de juventud desde las instituciones educativas y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, generando una lectura descriptiva y teniendo en cuenta unos criterios específicos que permiten hacer el levantamiento bibliográfico sobre jóvenes Además es pertinente recurrir a este tipo de técnica, ya que se logra realizar un análisis interpretativo de la realidad de una forma precisa e integral. Así mismo, es un instrumento básico para abordar los textos seleccionados para la investigación, lo que hará posible articular, comprender y describir por medio de una reflexión crítica de las diferencias, semejanzas y complementariedades de la información encontrada en los diferentes documentos de las instituciones.

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Grupo focal

Es una técnica de ‘levantamiento’ de información en estudios sociales. Su justificación y validación teórica se funda sobre un postulado básico, en el sentido de ser una representación colectiva a nivel micro de lo que sucede a nivel macro social, toda vez que en el discurso de los participantes, se generan imágenes, conceptos, lugares comunes, etc., de una comunidad o colectivo social.

La técnica de los grupos focales es una reunión con modalidad de entrevista grupal abierta y estructurada, en donde se procura que un grupo de individuos seleccionados por los investigadores discutan y elaboren, desde la experiencia personal, una temática o hecho social que es objeto de investigación. (Citado en: avdiaz.files.wordpress. com/2009/08/que20es20grupo20focal.pdf, consultado el 23 de septiembre de 2011)

A partir de la utilización de esta técnica de recolección de información, es posible generar procesos de participación de los y las jóvenes donde expresen su punto de vista acerca de sus experiencias personales, familiares e institucionales y la confluencia de sus vivencias individuales. Trasciende el análisis colectivo de un tema en cuestión que involucra a los participantes, que para este caso se cristaliza en las percepciones del quehacer institucional.

Conclusiones preliminares Las instituciones partícipes de la investigación, tanto en Pasto como en los demás municipios, son de carácter público o privado y en menor presencia mixto, quienes reciben o poseen recursos propios y del Estado. Así mismo, la existencia de estas instituciones prevalece en la ciudad de Pasto a comparación de los otros municipios involucrados en la investigación, lo que indica que el trabajo con jóvenes en estos últimos es menor, ya sea por la diferencia de visiones y misiones que maneja cada una de ellas o por la presencia de menos problemáticas juveniles. A nivel regional se logra identificar que existe un mayor interés por establecer procesos de intervención, a diferencia de las otras regiones en donde se quiso conocer la realización de acciones hacia los jóvenes, en tanto se percibió una menor participación y atención hacia esa población. Por lo anterior, no se tienen establecidas estrategias, siendo

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este un desencadenante de un gran número de problemáticas que afectan directamente a este grupo social, en donde las políticas sociales dirigidas a los jóvenes no presentan ninguna incidencia favorable en la obtención de resultados producto de acciones desarrolladas en el marco de las diferentes organizaciones. De ahí la importancia de articular de manera integral los procesos y experiencias realizadas con jóvenes a nivel interinstitucional e intersectorial, siendo estas unas valiosas herramientas para contrarrestar los flagelos que atentan contra dicha población. El estudio le permite al investigador conocer la realidad y desglosar en partes toda la información obtenida, y con ello priorizar algún aspecto para poder conocer las causas o situaciones que desencadenaron cierta problemática. En este sentido, la investigación permite conocer el estado actual de las prácticas como un proceso de gran incidencia en el departamento, en donde las acciones desarrolladas con jóvenes por las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales tienen coherencia y concordancia entre las necesidades y problemáticas que afectan a esta población. Por ende, se han establecido espacios de atención e intervención enfocados a impulsar en los jóvenes sus potencialidades y adquisición de nuevos conocimientos y saberes, logrando así propiciar la participación, la cual se constituye como un derecho y un deber que se debe ejercer de manera activa. Para generar un verdadero impacto en los jóvenes es necesario que se desarrollen políticas públicas y estrategias en todo el contexto regional, donde las instituciones encargadas de elaborar y ejecutar programas y proyectos garanticen el cumplimiento de objetivos y metas con la finalidad de satisfacer necesidades y/o enriquecer, desarrollar o potenciar determinadas competencias desde múltiples áreas del conocimiento. De ahí que la investigación permite identificar un conglomerado de organizaciones que trabajan con y para jóvenes, las cuales establecen mecanismos para asegurar el cumplimiento efectivo de derechos y oportunidades hacia esta población. El estudio sobre el estado actual de las prácticas sobre juventud en el departamento de Nariño, refiere que en las instituciones gubernamentales y no gubernamentales se han implementado programas y proyectos de sexualidad, ocupación de tiempo libre, solución de conflictos y prevención de

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consumo de SPA. De igual manera, algunos de ellos han sido desarrollados por iniciativa de los mismos jóvenes, quienes buscan mediante asociaciones y grupos juveniles generar los medios de financiación para realizar acciones de superación, en donde sean partícipes de su propio cambio y de la incidencia de sus actividades sobre otras organizaciones. Se evidencia un gran vacío de producción escrita en la mayoría de las instituciones que hacen parte del proceso investigativo, debido a la falta de organización para llevar a cabo la sistematización de las intervenciones sociales realizadas con los jóvenes en los diferentes sectores de la sociedad. En consecuencia, la generación de conocimiento de estas experiencias se ve limitado, lo que impide la circulación de diferentes tipos de información hacia otros contextos de interacción juvenil e institucional. Las instituciones que se encuentran en la ciudad de Pasto presentan el mayor porcentaje de la producción escrita en comparación con el resto de los municipios del departamento de Nariño, en donde aún no se han desarrollado los mecanismos y la cultura de sistematización de las experiencias efectuadas con los jóvenes. Se evidencia así el desinterés y la desarticulación que existe entre las instituciones para generar circuitos de comunicación que faciliten el intercambio de información. Sumado a ello, en las producciones escritas encontradas no se hace una distinción clara acerca del tipo de población juvenil hacia el cual se orienta el estudio, es decir, la mayor parte de los escritos van dirigidos a la juventud en general. Durante el período comprendido entre los años 2008 y 2010, el número de publicaciones realizadas por las instituciones se incrementó considerablemente; situación que se contrasta, por un lado, con el auge de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y por otro, con los procesos de participación y liderazgo juvenil que han sido visibilizados en los últimos tiempos a través de diferentes medios y escenarios alrededor de la circulación del conocimiento.

Referencias bibliográficas Bonilla, E. (1997). La investigación en ciencias sociales. Más allá del dilema de los métodos. Bogotá: Uniandes.

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Cabrera Sosa, S. (2006). La génesis y el desarrollo del cambio estratégico: un enfoque dinámico basado en el momentum organizativo. Las Palmas de Gran Canaria - España. Castellanos, Á. y López, L. C. “El abordaje de la investigación en recreación desde la facultad de cultura física”. III Simposio Nacional de Investigación y Formación en Recreación. Vicepresidencia de la República - Coldeportes - Funlibre. 27 al 29 de noviembre de 2003. Bucaramanga - Colombia. Escobar, M. R. et al. (2004). Estado del arte del conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985-2003. Bogotá: Universidad Central - DIUC, Programa Presidencial Colombia Joven, Unicef y GTZ. Hernández et al. (2010). Metodología de la investigación. México: McGraw Hill. Pantoja, M. I. (2006). Construyendo el objeto de estudio e investigando lo investigado: aplicaciones de un estado del arte. Pasto: Universidad Cooperativa de Colombia. Rubio, M. J. y Varas, J. (1997). El análisis de la realidad en la intervención social. Métodos y técnicas de investigación. Madrid: Editorial CCS. Venegas Jiménez, P. (1986). Elementos de investigación. San José de Costa Rica: Universidad Estatal a Distancia.

Cibergrafía Arnoletto, E. J. (2007). Curso de Teoría Política. Recuperado de:: www.eumed.net/ libros/2007b/300/ Plusformacion.com 2011-2012. Epistemología, cursos y master a distancia, online y presenciales. Recuperado de: http://www.plusformacion.com/Recursos/r/Espistemologia 1990 ¿Qué es un grupo focal? Recuperado de: avdiaz.files.wordpress.com/2009/08/ que20es20grupo20focal.pdf Ruiz, C. Recuperado epistemologia.shtml

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Sáenz, J. D. Temas de reflexión en la intervención social. Recuperado de: http://www.icesi.edu. co/revista_cs/images/stories/revistaCS1/articulos/temas_reflexion_intervencion.pdf Wikipedia. La enciclopedia libre. Investigación descriptiva. Recuperado de: http:// es.wikipedia.org/wiki/Investigaci%C3%B3n_descriptiva

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Ando participando Un espacio de potenciación y generación de procesos de participación política con la población juvenil que aporta al desarrollo



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Ando participando Me creía rico con una flor única y no poseo más que una rosa ordinaria. La rosa y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los cuales quizá está apagado para siempre. Realmente no soy un gran príncipe. El Principito. Antoine de Saint-Exupéry

Linna Chaparro* Ando participando es una propuesta de participación y de pensamiento colectivo que hace la Asociación Juvenil Line Producciones, la cual reconoce al joven como sujeto capaz de tomar decisiones para intervenir activamente en la generación de un nuevo paradigma de desarrollo que posibilite la calidad de vida de cada sujeto, como también la construcción de políticas y estructuras sociales que beneficien a la comunidad. Es por esto que Ando participando se plantea desde la línea de investigación Comunicación participativa. En esta iniciativa entendemos la comunicación como el “campo” donde son posibles las prácticas dialógicas, la construcción de cultura y el reconocimiento del “nosotros” y los “otros”. Desde allí se pretende lograr espacios de participación que posibiliten la visibilización y el empoderamiento frente a las transformaciones sociales y el desarrollo de nuestro municipio a partir de las voces, percepciones y realidades de las y los jóvenes. El municipio de Funza (ubicado en el departamento de Cundinamarca) no es ajeno a la realidad del país, en donde las temáticas referidas a las y los jóvenes se abordan como políticas transversales en las diferentes

* Miembro de la Organización Juvenil Line Producciones, Funza (Cundinamarca). E-mail: linnaesperanza@yahoo.es

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secretarías. Sin embargo, estos sujetos sociales no cuentan con espacios de participación que fortalezcan el empoderamiento ni su intervención activa en las transformaciones sociales. De allí que la generación de espacios de participación en este municipio sea pertinente. El reconocimiento de las y los jóvenes en sus diferentes roles, narrativas, redes e identidades, puede hacer posible que las decisiones y políticas sociales sean una construcción democrática e incluyente. Así mismo, es una apuesta por visibilizar las dinámicas y contextos sociales, resignificando el sentir de la juventud, su crecimiento personal y colectivo. Ando participando es una propuesta orientada a potenciar y generar procesos de participación política con la población juvenil del municipio de Funza, a través del diseño e implementación de una estrategia comunicativa que conlleve al fortalecimiento de los procesos locales de desarrollo. La comunicación permite la apertura de espacios para las diferentes narrativas juveniles que deriven en mediaciones entre los diferentes actores sociales, también permite la comprensión de los contextos históricos sociales específicos destinados a la transformación social.

En búsqueda de la ampliación de la participación política No importa cuán dotado seas, tu solo no puedes cambiar el mundo, pero eso es lo maravilloso de este mundo. L. Change the World

La participación política en este proyecto es asumida como una construcción social en la que los actores son protagonistas de su propio desarrollo al hacer y tomar parte en los asuntos que son de su interés. También es concebida como un derecho humano universal y un fin en sí mismo. A las y los jóvenes los vemos como sujetos capaces de pensar, sentir y actuar en su entorno cultural. Este proyecto pretende que a partir de dinámicas dialógicas, las y los jóvenes del municipio de Funza construyan políticas y estructuras sociales que conlleven un desarrollo propio, incluyente e integral.

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Viendo la educación como un proceso de reflexión sobre sí y sobre el entorno, este proyecto reconoce y valora la importancia de los saberes de las y los jóvenes en los procesos de construcción y resignificación del entramado cultural. Por ello, el aporte está dado en la implementación de estrategias dialógicas de Educación popular, si se quiere desde la visión problematizadora de Freire, de tal manera que permita la construcción de un nuevo concepto de desarrollo, poniendo en común el sentir y los intereses de los y las jóvenes acerca de sus realidades.

La comunicación es mediadora del desarrollo Toda la dinámica transversal generada permitió el proceso dialógico que facilitó la concienciación sobre el reconocimiento del territorio, la identidad, la historia y la participación de cada sujeto. La comunicación ha sido esa fuerza articuladora que relacionó los pareceres de cada ser diferente y los tomó en cuenta en la construcción general de cada concepto y propuesta. También ha sido la estrategia dinamizadora de cada sesión que generó la confianza y la reciprocidad en las y los jóvenes para tomar la iniciativa de criticar y proponer. El proceso nos lleva a concluir que no existe una fórmula predeterminada para abordar las problemáticas sociales ni una ruta conductora que direccione determinados resultados. En Ando participando –aunque tiene un cronograma general de actividades– la evolución del proceso da un giro hacia los intereses y las expectativas de los y las jóvenes.

La organización no es excluyente, es la escalera del desarrollo Esta fue una de las conclusiones de quienes participaron en el proyecto, pues fue notorio que el establecimiento de pasos generales para la realización de un objetivo resulta fundamental para la puesta en marcha de acciones conjuntas en diferentes procesos. Este fue un concepto discutido sobre todo en el grupo base, cuando se realizó la Travesía cultural 720 minutos (evento realizado anualmente por la

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Asociación y que es vitrina para los nuevos jóvenes artistas), pues se debatió si los requisitos eran excluyentes con los artistas que se querían presentar en la Travesía, pero se reflexionó sobre la importancia de dar un enfoque a cada acción y la coordinación de esfuerzos. Si no existiera organización, los esfuerzos de los sujetos serían dispersos e individuales, y así no se lograría alcanzar las expectativas esperadas. Es por esta razón que la Travesía ahora es una fase de Ando participando, constituye así una forma de generar un espacio de encuentro para socializar los aprendizajes del proyecto con la comunidad adulta, a la que vemos como factor fundamental susceptible de articularse con el proyecto.

El antes y el ahora, una expectativa diferente La transformación de los y las jóvenes que formaron parte de Ando participando se evidencia en el cambio de su visión sobre conceptos como la participación, el control social, la política y el desarrollo. Esto gracias a la diversidad de lenguajes y dinámicas generadas en el transcurso del proyecto, durante el cual los participantes fueron los encargados de construir esa visión diferente desde sus vivencias y la resolución de interrogantes. Esto se trasluce en la frase de César Blanco, quien afirmó que lo que le había quedado era saber que no necesitaba tener 18 años para poder participar. Aquí se refleja la elaboración conjunta del concepto de participación generado en el grupo y que incide directamente en las nociones de ciudadanía que manejan. Así mismo, en el programa de radio construido contaron a su manera lo que significaba ser joven, participar y el concepto de política. Sobre esta última, relacionaron lo que creían al principio sobre ella y lo que construyeron en las sesiones. La noción de desarrollo también tuvo una transformación discutida por las y los jóvenes y en la que se notaron cambios, pues inicialmente algunos se identificaban únicamente con el desarrollo sostenible. En el programa de socialización hablaron de acciones coordinadas y de relaciones para el bienestar colectivo.

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Por otra parte, los medios de comunicación generaron también una expectativa diferente para los participantes, no sólo por el contacto directo que tuvieron con lo técnico, sino por el nuevo significado que les dieron. La emisora ya no es vista como un medio de comunicación institucional que nadie escucha por la amplia radiodifusión de estaciones de radio bogotanas, sino que la conceptualizan como el medio de comunicación donde ellos, como habitantes del municipio, pueden participar y en el que se pueden enterar de los sucesos locales, no sólo desde la administración, sino de la gente en los barrios, las juntas de acción comunal y las y los jóvenes que, como ellos lo empezaron hacer, pueden dar cuenta de su realidad a través de este medio de comunicación cercano.

Ando participando, tres momentos, tres grupos de jóvenes Yo solía decir ‘yo’ y ‘para mí’ ahora es ‘nosotros’ y ‘para nosotros’. Ben. Michael Jackson.

Hasta el momento, la Asociación Juvenil Line Producciones ha realizado tres versiones de este proyecto, el primero fue la prueba piloto y se desarrolló con jóvenes en edades de 14 a 29 años, la mayoría ya habían salido del colegio y se encontraban adelantando estudios universitarios; su asistencia fue voluntaria y contó con el apoyo de talleristas que compartieron sus conocimientos con los y las jóvenes de Funza. De esta prueba piloto surgieron varias iniciativas de los participantes en torno a propuestas teatrales y de organizaciones juveniles. La segunda versión se realizó en el año 2010 con el apoyo de War Child y la Corporación Ocasa. Esta fue una experiencia logísticamente más rigurosa y técnicamente más juiciosa, que permitió analizar a fondo el impacto del proyecto, que estuvo dirigido a jóvenes entre los mismos rangos de edad y en el que además se incluyeron sus propias iniciativas. La tercera versión se desarrolla actualmente con estudiantes de la Institución Educativa Departamental “Miguel Antonio Caro” de Funza y se ha convertido en una experiencia diferente, pues llega a un grupo de jóvenes de 14 a 16 años con expectativas distintas y con sesiones más rigurosas en

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tiempo y asistencia, por tratarse de un aula de clase. La apuesta en esta oportunidad ha estado en convertir una clase (como las que reciben en su colegio) en un taller de interacción y participación que además de motivar valores ciudadanos y generar interés en el desarrollo de su municipio, construya un espacio de horizontalidad y confianza entre ellos mismos y con los talleristas. En esta versión se han incluido temas novedosos como los de género, resultado de las evaluaciones de los proyectos anteriores.

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La exclusi贸n. Un marco conceptual y relacional para abordar en RedConocimiento Juvenil



En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes

La exclusión Adriana Mejía Ramírez*

Introducción Este ensayo es un aporte al Plan de Acción del Nodo de Exclusión y Pobreza, elaborado en el II Encuentro Nacional de RedConocimiento Juvenil. La primera tarea de este Plan consiste en elaborar y discutir el marco conceptual que considera la “exclusión” y las relaciones que se han establecido entre este y otros conceptos. Por ende, el presente es un documento provocador y la base para el diálogo horizontal entre los distintos saberes que integran la Red. El concepto de exclusión ha sido considerado como aquel que atrapa a otros, tales como: marginación, segregación, subordinación, pobreza y/o dependencia. En consecuencia, como lo anota Wolfe (1995, p. 82), se ha convertido en una conveniente etiqueta para nombrar desde resultados de decisiones públicas, privadas, hasta nominar personas, comunidades, prácticas e intenciones de un grupo sobre otros que, en general, no han sido tomados en cuenta en los procesos de cambio económico y social que se dieron desde 1970, a propósito de la apertura económica, la globalización y la restructuración del Estado en relación con el mercado. La exclusión entonces se asemeja a lo marginal o a lo que queda fuera del orden establecido. Esta primera aproximación tiene en común personas, procesos y resultados, sin embargo, vale la pena revisar cada uno de los conceptos, Politóloga y abogada, con estudios de posgrado en Políticas Públicas y Desarrollo de la Universidad de Los Andes. Se desempeñó como Asistencia Técnica especializada para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). E-mail: adriana.me@gmail.com.

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analizar si realmente son sinónimos, si se pueden usar indistintamente, si por el contrario cada uno tiene un contenido político diferencial con cargas subjetivas, o si finalmente tienen una visión del ser humano que es relevante destacar. A continuación se presentan, por un lado, aspectos centrales de cada uno de los conceptos planteados por diversos autores y, posteriormente, se compartirá una reflexión sobre el modo de relación de los mismos a partir de varias perspectivas de análisis surgidas desde la década de los setenta, las cuales han ido incorporando otras miradas y pensamientos. Estos planteamientos son un insumo para la reflexión de la situación de los jóvenes en relación con la exclusión y la pobreza, se espera que puedan nutrir el Nodo en coherencia con la situación que vive este sector de la población en las diferentes regiones del país.

Sobre los conceptos Segregación

Algunos autores interpretan segregación como proceso de la concentración selectiva de grupos sociales o demográficos en partes de la ciudad (Kratke) y otros como el grado de distribución desproporcionada de estos grupos en el área urbana (Friedrichs). Sin embargo, la segregación socio-espacial existe como proceso voluntario (preferencias de hábitat) y forzado (guetos). (Borsdorf, 2003, p. 130)

La más generalizada es la segregación horizontal que lleva a un asentamiento de grupos sociales con homogeneidad económica, social, cultural o étnica en el espacio urbano. Esta segregación da origen a barrios o zonas claramente diferenciados que, por lo general, coinciden con tipologías urbanísticas. La segregación vertical, por su parte, se encuentra definida por la ocupación de ciertos espacios en las plantas bajas de las casas o edificios, que en algunos lugares son concebidos como de menores ingresos, aún cuando quienes los habitan no están en un sector espacial dado sino dispersos en toda la ciudad. Este fenómeno es cada vez menos frecuente pero sigue presentándose en países como Inglaterra y Estados Unidos, donde los estudiantes pueden fácilmente llegar a habitar sótanos, pues el costo resulta más accesible (Barañano, 2007, p. 331).

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La segregación social, de acuerdo con estudios realizados en Norteamérica, puede ser definida como la concentración de un subgrupo de la población que comparte una misma característica: raza, etnia, nivel de pobreza, religión, entre otros, en ciertas porciones del espacio. De esa manera hace referencia a la constitución de zonas relativamente homogéneas –que reúnen una o diversas características– en el espacio urbano, pero que al mismo tiempo resultan ser diferentes de otras zonas. Este proceso de asentarse en un espacio físico determinado tiene dos connotaciones: una, la decisión libre y autónoma de definir si se vive en la colonia costeña o boyacense o en un barrio tradicional; y dos, las posibilidades económicas para asegurar el asentamiento deseado, lo cual normalmente constituye el factor decisivo. Aún cuando la segregación no sólo es espacial o urbana, sino también racial o étnica, demográfica y cultural, en la mayoría de los casos se presenta doble o triple al coincidir la espacial con la étnica y esta con la económica. La segregación se produce por la polarización en la estructura urbana y, en este sentido, la estructura de la renta del terreno es factor determinante para la concentración selectiva de los grupos sociales. La segregación espacial no es necesariamente negativa o tiene una connotación de población desfavorecida; la segregación espacial a través de la construcción de muros, de edificios altos o conjuntos habitacionales apartados, es una práctica de sectores sociales adinerados en épocas contemporáneas. No obstante, la segregación espacial tiene una connotación negativa cuando es autoimpuesta (Cazar, 1989, p. 140), por el contenido ético que implica, y cuando es forzada. Este concepto entonces involucra un contenido físico no relacionado con la cercanía o lejanía de un centro entendido como poderoso, sino de auto-reconocimiento como parte de una comunidad o de proceso de aislamiento que tiene que ver con actitudes y comportamientos de rechazo a las estructuras preexistentes. Margen / marginación / marginalidad / marginado Marginación se ha entendido como “todo aquello que está al margen” (Ayala, 1971, p. 2), en la periferia, y que en un primer momento se

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adoptó en relación con una situación física sin carga valorativa alguna: encontrarse al margen o en la periferia de las ciudades. Existe la automarginación geográfica, comprendida por ejemplo como irse a vivir a las afueras de la ciudad o a la zona rural; sin embargo, el contenido valorativo viene con el concepto de marginalidad, concebida no sólo como vivir en la periferia, sino como no contar con las condiciones mínimas básicas habitacionales. Lo anterior da lugar al tercer concepto: el de marginado, que ha sido equivocadamente entendido como la consecuencia de vivir en la marginalidad y que, además, implica su imposibilidad para participar en las decisiones públicas que se toman en un centro geográfico. Según Iglesias Fernández (1998, p. 34), marginada es toda persona –activa o pasiva– que ni practica, ni cumple, ni participa en la elaboración, y menos en la consecución de los fines perseguidos por la comunidad. El imaginario de que el poder está en el centro se mantiene y es fuerte. Se piensa que es un centro físico único, geográficamente ubicado, verificable y, por lo tanto, estructurado y planificado. Todo aquel que se encuentra materialmente cerca no sufre privaciones en sus estructuras habitacionales, además de tener gran acceso a las decisiones que afectan la vida en común, distinto de quienes están alejados y que, por ende, sus condiciones de vida no son comparables con las de quienes no lo están. No obstante, el ordenamiento del territorio ha mostrado que no necesariamente por vivir cerca al centro –asumiendo que fuera uno único– se tiene acceso a las decisiones públicas o se está interesado en incidir y participar en ellas. Esto lo han demostrado los movimientos sociales de manera amplia, y también quienes viven en la periferia con alto nivel económico, pues no logran la incidencia, o en el peor de los casos, no les interesa participar de las decisiones públicas. Lo primero para decir entonces, es que la marginación no sólo tiene un contenido material referido a las condiciones habitacionales con las que se cuenta, sino que también presenta un contenido político. La marginación puede ser una intención que como efecto genera una situación de marginalidad de ciertos grupos sociales, y la consecuente dificultad de estos para asegurar sus condiciones mínimas y poder participar de manera activa en las decisiones públicas. Sin embargo, no es una línea causal obligatoria,

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de hecho, si se ejerce esta capacidad política de incidir no es posible hablar de marginados. Además es posible ser marginado viviendo en condiciones económicas favorables. Discriminación Discriminar, por otra parte, equivale a diferenciar, separar, discernir, dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos. Se entiende por discriminación aquel tratamiento diferencial de las personas de acuerdo con su clasificación como miembros con características particulares, como pueden ser la raza, el sexo, la edad, la clase social. Constituye el proceso por el cual uno o varios miembros de un grupo social determinado es o son tratados de diferentes maneras (generalmente de manera injusta) por pertenecer a ese grupo (Onana, 2006, p. 129). Según las Convenciones Internacionales sobre Eliminación de todas las formas de discriminación racial (1969); sobre Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (1979) y el Convenio relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación (111, 1958), se entiende por discriminación:

Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos como raza, color, linaje u origen nacional o étnico, sexo, género, situación de discapacidad que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en la esfera política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.

A diferencia de los conceptos anteriores de segregación y marginación, que no parecían tener necesariamente una connotación negativa, el concepto de discriminación tiene intrínseca esta carga valorativa, independientemente de si es por decisión propia o por condiciones ajenas que se vive en este o aquel barrio, o si se encuentra la persona en situación de marginalidad. La discriminación entonces no está ligada a conceptos como el de segregación o marginalidad, pero claramente es mayor cuando se suma el grado de vulneración de los derechos a reconocerse como parte de un grupo étnico, religioso, político o etario.

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Existen la auto-segregación y la auto-marginación sin que exista vulneración de terceros a los derechos de estas personas. La discriminación siempre viene de un tercero y es, en gran parte, origen de la exclusión en el sentido más político: no reconocerle al otro su humanidad en razón a factores esenciales que fundan la diferencia y son los que le aportan al diálogo público y la construcción de comunidad. Pobreza El concepto de pobreza ha sido posicionado por algunos autores como la base de la exclusión, otros la ven como su origen y otros como su sinónimo. Pobre ha sido un adjetivo usado a lo largo de la historia y como referencia se encuentra la conceptualización de la España de la Ilustración donde:

Entre las (mencionadas) percepciones sobresalen dos, una de ellas es el interés, pues trasuntan la imagen del pobre laborioso, productivo, disciplinado y virtuoso; la otra es el temor, sentimiento que se fragua través de la representación del mendigo perezoso, perverso, taimado, embaucador y en definitiva, enemigo de bien común… (Velásquez, 1991, p. 29)

Esto ilustra la forma como desde la asignación de atributos positivos o negativos se intenta otorgar un rol y un modo de ser en la sociedad, en este caso a los considerados pobres. Max-Neef (1997, p. 31) aporta un importante avance a este concepto, que será retomado en las reflexiones posteriores, reconociendo que durante mucho tiempo este se ha visto como la característica que identifica a las personas por debajo de un determinado umbral de ingreso, generando un sesgo economicista que no favorece el debate en términos políticos. Asegura que no debe hablarse de pobreza, sino de pobrezas y que no toda necesidad humana que no sea adecuadamente satisfecha revela una pobreza humana. La pobreza puede clasificarse en seis tipos: i. Subsistencia (alimentación y abrigo insuficientes); ii. Protección (sistemas de salud insuficientes y expresión de la violencia); iii. Afecto (autoritarismo, opresión, relaciones de explotación del medio ambiente); iv. Entendimiento (deficiente calidad de la educación); v. Participación (marginación y discriminación de mujeres, niños,

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jóvenes, minorías, ancianos); vi. Identidad (imposición de valores extraños a culturas regionales o locales, emigración forzada, exilio político). La pobreza no solamente debe mirarse como un dilema económico cuantitativo (ingresos bajos, carencia o insuficiencia de bienes materiales, entre otros) también se deben incluir en su estudio elementos de corte cualitativo, como el de acceso para poder tener y desarrollar capacidades y titularidades, como bien lo argumentan. (Serrano Moya, 2002, citando a Dréze y Sen, 1989)

La pobreza no es una característica única de un tipo de personas –algunos podemos sufrir de pobreza de afecto o de pobreza de identidad–, porque no está medida sólo en término de los ingresos. No es posible entonces afirmar que pobre, marginado y joven sean sinónimos, porque cada uno implica un alcance distinto, sobre todo y fundamentalmente desde el punto de vista político (la relación con los demás y la construcción de lo público). Exclusión Los términos exclusión y exclusión social han sido usados de manera indistinta, sin embargo, el segundo se refiere a una de las formas de exclusión que tradicionalmente ha sido asociada a factores como la carencia de ingresos, la falta de educación básica y media (Mockus, 2003, p. 28) y, en ese sentido, se ha entendido como resultado de una suma de carencias que afectan el ejercicio pleno de la ciudadanía. Es decir, se puede encontrar que el nivel de ingresos y de educación da mayor confianza a una persona para relacionarse con su entorno, pero no es suficiente para no ser excluido o que el ejercicio de sus derechos en entornos públicos sea limitado, que para efectos de este ensayo constituye el escenario de ejercicio de la ciudadanía. Según Velásquez (2001, p. 109) “la exclusión es más padecida que voluntaria y forma parte de una relación de dominación, comparándola con el concepto de segregación”. Agrega que en ambos casos la dimensión cultural-simbólica tiene un peso significativo. Asegura que hay otro enfoque para entender la exclusión social sin caracterizar a las personas como “los de adentro y los de afuera” del sistema imperante socio-económico y político, sino como un proceso de vulneración que puede conducir a una condición de exclusión, por no lograr insertarse en las cadenas productivas

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que le permitirán “ser alguien en la sociedad”. De acuerdo con Minujin, la exclusión social alude a:

La imposibilidad o a la no habilitación para acceder a los derechos sociales sin ayuda, sufrimiento de la autoestima, inadecuación de las capacidades para cumplir con las obligaciones, riesgo de estar relegado por largo tiempo a sobrevivir del asistencialismo y estigmatización. (1998, p. 171)

Para Sonia Fleury, la exclusión es un concepto negativo referido a la:

[…] no incorporación de una parte significativa de la población a la comunidad social y política, negando sistemáticamente sus derechos de ciudadanía, como la igualdad de tratamiento ante la Ley y las instituciones públicas, e impidiendo su acceso a la riqueza del país […] La exclusión es un proceso cultural que implica el establecimiento de una norma que prohíbe la inclusión de individuos, grupos y poblaciones en una comunidad socio-política. De esta forma los grupos excluidos, están en general imposibilitados de participar de las relaciones económicas predominantes –el mercado como productores y/o consumidores y de las relaciones políticas vigentes, los derechos de ciudadanía. (1998, p. 13)

Concepciones más elaboradas que integran el carácter multidimensional de la exclusión social, la conciben como:

[…] un proceso social, político y económico dinámico, pero ineficiente y disfuncional, por el cual se deniega a personas y grupos el acceso a oportunidades y servicios de calidad para que puedan tener vidas productivas fuera de la pobreza. Estos procesos limitan los funcionamientos de ciertas personas y grupos, y como resultado disminuyen su bienestar. (Sen, 2000, p. 37)

Según el II Plan de Integración Social de la Unión Europea, la exclusión social se define por:

La imposibilidad de gozar de los derechos sociales sin ayuda, es la imagen desvalorizada de sí mismo y de la capacidad personal de hacer frente a las obligaciones propias, en el riesgo de verse relegado de forma duradera al status de persona asistida y en la estigmatización que todo ello conlleva para las personas. (Comisión de las Comunidades Europeas, 1992, p. 9)

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Esta situación se entiende como una realidad compleja y visible, que en la mayoría de los casos viene definida por factores carenciales de tipo económico, laboral, de hábitat, cultural, personal y social. Fraser (2003, p. 56) considera que: La exclusión social es una especie de injusticia pero no siempre una total privación económica que se pueda remediar con una redistribución. Por el contrario el concepto se ubica en la intersección de dos dimensiones de la justicia social: la mala distribución y falta de reconocimiento.

Este concepto es uno de los que más puede interesar al Nodo de Exclusión y Pobreza, no sólo porque nos ha tomado tiempo saber qué es lo que caracteriza a la Red, sino porque decididamente reivindicamos el reconocimiento del otro y de sus saberes en la construcción colaborativa de conocimiento. Si se mira con atención en casi todas las definiciones planteadas para exclusión, el cruce de estas es más o menos el mismo. La exclusión tiene que ver con pobreza, discriminación, marginación y en su contenido político, sobre todo pero no exclusivamente, está probablemente el valor conceptual que podemos aprovechar. A continuación señalamos algunas breves maneras de cómo hemos entendido las relaciones entre conceptos, las cuales nos pueden ilustrar sobre los caminos ya recorridos y los que no deberían repetirse en términos de formulación de política pública.

Sobre los modos de relación de los conceptos. Perspectivas de análisis Perspectiva histórica Una primera perspectiva de análisis surgió a finales de la década de los 70 como consecuencia de la ola neoliberal con la que los Estados de América Latina emprendieron su proceso de desarrollo (BID, 2007, p. 7). La exclusión empezó a tener una fuerte carga económica, es decir, el alcance del concepto estaba circunscrito al poder adquisitivo de las personas y adecuado a la línea imperante de concepción de la pobreza, entendiendo

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esta como limitación económica o falta de poder adquisitivo. La lógica que se tradujo en documentos y planes de política en América Latina fue la siguiente: • Una persona es pobre porque no tiene dinero –si consigue un trabajo sin importar cuánto le paguen, dejará de ser pobre y por lo tanto ya no estará excluido. El medio o la forma mediante la cual se establecía la inclusión al sistema era básicamente la vinculación laboral. La forma de saber efectivamente si alguien estaba o no “incluido” en el sistema era a través del empleo (Castel, 1995). Una persona sin empleo automáticamente estaba excluida de la posibilidad de entrar en un marco de relaciones laborales y de consumo. El concepto de exclusión, en un primer momento, no surgió entonces de la apropiación de lo público, sino de la posibilidad de acceder a bienes y servicios del orden privado. Lo que excluye es la capacidad adquisitiva que diferencia a un individuo de otro. Un segundo momento en el proceso de acercamiento al abordaje de la exclusión, al menos en América Latina, se dio como consecuencia de la anterior aproximación, en el sentido que las sociedades empezaron a demandar del Estado soluciones en términos de equiparar el poder adquisitivo de las personas. Para ello se hizo evidente que los ingresos, y en consecuencia la calidad de vida de una persona, dependían de factores asociados como el nivel de escolaridad logrado, el desarrollo y afecto que se tuviera desde la primera infancia y la posibilidad de acceder a procesos colectivos que permitieran generar redes de apoyo de mediano y largo plazo y que sobrepasaran la familia. Este tipo de consideraciones dieron lugar al reconocimiento y puesta en marcha de políticas que intentaban equiparar oportunidades con el fin de mejorar las condiciones de acceso a capital por parte de todos los ciudadanos. Medidas como la universalización de la educación, que progresivamente han sido tomadas por los países latinoamericanos, son una manifestación clara de la forma en que se ha respondido al problema de la exclusión. Se han buscado mecanismos estructurales, que si bien no garantizan la inclusión en el mercado laboral y con ellos el reconocimiento social, si disminuyen la posibilidad de ser excluido. Es decir, no son medidas

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de inclusión, sino medidas que reducen el riesgo de ser excluido, bajo el entendido de que otros reconocen y valoran el conocimiento y con ello ya se ha superado un estadio de inclusión. Bajo esta perspectiva, los procesos de inclusión social han considerado al Estado como actor protagónico, más teniendo en cuenta que esta se ha visto como el acceso a derechos de segunda generación o económicos, sociales y culturales. Dicha racionalidad implica que la inclusión depende del goce de derechos como la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, entre otros, entendido como disfrute de un mejor estándar de vida. Así, la lógica que surge es que una persona está incluida en tanto goza de algunas “comodidades”, y no necesariamente por las relaciones que establezca con su entorno. Los conceptos de marginalidad/marginación y segregación entran en juego y la perspectiva de análisis se centra en las condiciones de vida básicas de un ser humano y en la necesidad de mejorar tales condiciones. La lógica para entender el marco de actuación del Estado en relación con la exclusión es: • Una persona es pobre no sólo porque no tiene dinero, sino porque las condiciones en las que vive: su casa, su ropa, su comida son precarias. Son precarias porque no tiene la posibilidad de conseguir un mejor trabajo, porque no ha tenido educación, unos mínimos de alimentación y salud. Por ende, hay que garantizar esos mínimos que se han traducido en derechos, para procurar una base cierta que le permita conseguir un mejor trabajo y, con ello, mejorar las condiciones de su vivienda, su ropa y otros asuntos que dependen de su capacidad adquisitiva. Bajo esta lógica, el ámbito de impacto se amplía y no sólo se resuelve el problema de la pobreza como disponibilidad de dinero, sino de capacidad para conseguirlo. Desde este enfoque se construyó el Índice de Desarrollo Humano, en donde no sólo el poder adquisitivo, sino la educación y la longevidad definen el desarrollo de una sociedad. Finalmente, una tercera corriente de pensamiento se ha concentrado en las consideraciones endógenas de poblaciones específicas que tradicionalmente han sido discriminadas. Aún cuando la discriminación como práctica ha existido en todas las sociedades, sólo hasta que el mundo fue consciente que la pobreza afectaba en mayor medida a grupos étnicos,

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personas con discapacidad y/o a población en situación de desplazamiento, para nombrar algunos casos, se hizo evidente el vínculo entre exclusión y discriminación. Sin embargo, vale la pena anotar que: a. No todas las víctimas de discriminación lo son también de exclusión en el sentido de las definiciones previas. Si bien la población LGB1 en países de América Latina no sólo es víctima de discriminación sino también de exclusión, en países desarrollados han tenido poder económico y/o algún grado de poder político dado por su estatus económico y su nivel de educación, y como media poblacional está por encima de otros grupos no discriminados. Por lo tanto, discriminación no es lo mismo que exclusión, pero esta forma de asumir la exclusión claramente amplía el alcance del concepto y agrega nuevos elementos de análisis al mismo. b. La forma en que se llegó a identificar a estas poblaciones como excluidas fue la misma dada por el poder adquisitivo. La evidencia de pobreza y baja calidad de vida fue lo que hizo volcar las miradas hacia la discriminación de la que han sido víctimas y la exclusión que las mantenía lejos o fuera del sistema económico, político y social. c. La manera en que se ha trabajado con estas poblaciones sí aporta un elemento nuevo al análisis, en el sentido de que no sólo es suficiente mejorar las condiciones educativas y elevar el grado de escolaridad de los individuos, sino que hizo necesario mejorar el nivel de interlocución y con ello de incidencia con el Estado. Trascendiendo con ello la dimensión individual para abordar la colectiva; donde aquellos que están o estaban fuera del sistema tenían que encontrar estrategias de organización para que su voz frente al Estado se oyera y sus reivindicaciones dejaran de ser un problema de personas a convertirse en un tema de interés público y con ello político. La lógica de actuación con grupos que alegaban discriminación como mujeres, población LGBT, campesinos, indígenas, afrodescendientes, puede resumirse en: LGB, personas lesbianas, gays y bisexxuales. No se incluye a las personas transgeneristas en este grupo porque se ha probado que en muy pocas ocasiones, y aún gozando de estatus económico y reconocimiento social, no dejan de ser víctimas de discriminación por cuenta de la estigmatización y los prejuicios.

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• Una persona es pobre porque no tiene dinero, y no lo ha conseguido porque no tiene un trabajo. No tiene un trabajo que le permita gozar de autonomía, porque no ha tenido una educación y unas condiciones de alimentación y salud adecuadas, o porque teniéndolas es mal vista, es decir, es estigmatizada por razones de sexo, edad, situación o condición. Dicha lógica implica que entre la pobreza y la cultura de imaginarios antagónicos se encuentra la vía para superar la exclusión. Esta perspectiva de análisis incluye un elemento que es fundamental y poco tenido en cuenta: las barreras de acceso y disfrute de los derechos que hacen que una persona estigmatizada, o sobre la cual recaen prejuicios, no pueda disfrutar plenamente de las posibilidades que se abren en educación y salud. Por ende, se asegura que es sujeto de doble discriminación por su situación o condición y por no tener forma de ejercer plenamente sus derechos como base para superar la exclusión. Este enfoque de trabajo se concentra en que no es suficiente tener capacidades, sino poderlas desarrollar, es decir, tener oportunidades. Las oportunidades no surgen sólo del Estado, pero este debe garantizar que no haya barreras para el pleno ejercicio de los derechos, en caso de que no sea el que los provea, por ejemplo: el acceso, disponibilidad, calidad de la educación o la salud que dependen de terceros; o el acceso, calidad y disponibilidad de la justicia como responsabilidad propia, sin obstáculos o prejuicios. El que un ciudadano pueda ejercer sus derechos implica que el Estado está en capacidad de prevenir la amenaza, vulneración o violación de estos derechos, de proteger al ciudadano en caso de haberse producido una vulneración o violación o para que no se repita o sea más grave, de promover las oportunidades para el desarrollo de los derechos en condiciones de igualdad y de sancionar a funcionarios y particulares que amenacen, vulneren o violen los derechos de una persona. La perspectiva histórica aquí expuesta plantea un reto en términos de avanzar en un prototipo de políticas que promuevan las autonomías2, bajo el enfoque de fortalecimiento de capacidades y de derechos, en las Autonomía entendida como la capacidad y posibilidad de tomar decisiones y hacerlas efectivas sin subordinación o sujeción a otros. Valerse por sí mismo, darse su propia vida y asumirla como tal.

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que el individuo, la sociedad y el Estado como actores se repiensan sus espacios “privados” o que depende de sí mismos; y comparten y construyen conjuntamente en el ámbito de lo público, o ámbito compartido. Lo público es un terreno o ámbito en disputa, lo estatal no es necesariamente público y aún algunos aspectos del Estado se tratan como privados, por lo que repensarse las relaciones en este ámbito –Estado y sociedad civil– es lo que se considera la esfera de lo público. En pocas y para aclarar conceptos, lo público no es el Estado. Perspectiva de contenido Desde la perspectiva de contenido podría decirse que los conceptos comparten un núcleo común, sólo que con diferencias en los énfasis. Tanto marginación, como segregación y pobreza, así como discriminación y exclusión, tienen un contenido cultural que define los imaginarios y los roles que han sido aprendidos o desarrollados con las lecturas propias y del otro, y su lugar en la sociedad. En ambos casos nos ubicamos en un lugar social, esto es, un espacio en la sociedad culturalmente aprendido, que trabaja sobre una lógica de antagonismos o competencia que pretende dar lugar a una ecuación de suma cero, en la cual uno gana y otro pierde. Esto en oposición a una lógica de cooperación que culturalmente no ha sido promovida. Las diferencias o los énfasis están en dos aspectos o dimensiones que constituyen el punto de referencia principal para caracterizar la situación de un conglomerado de personas. Uno es el espacial, referido a espacios físicos geográficamente ubicados y que para efectos de este ensayo funge como dimensión objetiva, y dos el político, referido al ejercicio del poder y la ciudadanía, que para efectos del presente documento constituye la dimensión subjetiva. Conceptos como marginación y segregación tienen un énfasis espacial, donde el contexto geográfico, las condiciones del territorio que se habita de manera evidente, es decir por mera observación, brinda información sobre el individuo, la familia o la comunidad. Por otra parte, conceptos como subordinación y discriminación ponen el énfasis en el contenido político,

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esto es en las relaciones de poder, en el ejercicio de la ciudadanía, en aquello que existiendo depende de voluntades de individuos, que se ejerce en el marco de proceso o relaciones y no es fácilmente verificable. El concepto de exclusión social se alimenta de los demás y se organiza en dos dimensiones atravesadas a la vez por dos condiciones que las afectan: la pobreza y la cultura, o el imaginario cultural según el cual las relaciones entre humanos se generan por antagonismos. La cultura del antagonismo supera el concepto de discriminación porque está entre las condiciones aprendidas de las sociedades que llevan a la segregación, a la discriminación y a pensarse las relaciones sociales de manera binaria –si no es cero es uno– y no hay más. La discriminación es entonces una de las consecuencias de la cultura del antagonismo, pero no es la única, y tiende hacia la dimensión subjetiva porque incorpora elementos psicológicos difíciles de estandarizar, medir y verificar a diferencia de la pobreza, que se encuentra en el cuadrante de la dimensión objetiva porque es más fácilmente verificable, aunque el concepto contemporáneo que transita hacia las capacidades y habilidades para la autonomía la llevan cada vez con mayor rapidez hacia la dimensión subjetiva.

Conclusión La exclusión como un proceso continuado, como un resultado o como una condición, ha sido abordada por los estudios del desarrollo desde una mirada individual en oposición a lo colectivo (en concordancia con las teorías de superación de la pobreza), con metas fijadas en el individuo y su bienestar personal, que si bien pueden mejorar su modo de vida, aún lo mantienen lejos de su desarrollo como ciudadano, es decir, lejos de los asuntos públicos que lo hacen miembro de una comunidad. Este ejercicio no sólo permite ubicar las cercanías y distancias conceptuales, sino proponer ejercicios de investigación colaborativa que posibiliten poner en cuestión varios de los conceptos y análisis aquí planteados. El concepto de exclusión de Fraser cobra una relevancia importante porque incorpora estas dos perspectivas del concepto y recupera para el individuo y la comunidad su importancia política, de agenda y de acción,

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como antónimo de reacción o resistencia. La iniciativa como forma de acción política de grupos es una invitación, pero también una forma de deconstruir los imaginarios de antagonismos como estrategia de desarrollo. Como siempre es una invitación a reflexionar, a reconocernos y a trabajar colaborativamente. Este es un insumo para que desde el Nodo de Exclusión se pueda avanzar en este tipo de reflexiones, para poner en escena de la realidad juvenil las implicaciones de la exclusión, la pobreza, la segregación y la marginación. Si bien estas afectan a la población en su conjunto, una lectura juiciosa a la luz de las realidades de las y los jóvenes constituye un gran aporte para el país, más aún si se tiene en cuenta que este sector de la población es uno de los que mayor representación demográfica tiene.

Referencias bibliográficas Ayala, M. et al. (1971). Teorías de la marginalidad y su validez en Latinoamérica. Bogotá: Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas de la OEA. Curso de posgrado en Planificación Agrícola, p. 2. Banco Interamericano de Desarrollo (2007). ¿Los de afuera? Patrones cambiantes de exclusión en América Latina y el Caribe. Informe 2008. Nueva York, p. 7. Barañano, A. et al. (Coords.) (2007). Diccionario de relaciones interculturales, diversidad y globalización. Madrid: Top Printer Plus, p. 331. Barja, G. y Gigler, B. (2007). “El concepto de pobreza de información y cómo medirlo en el contexto latinoamericano”, en: Digital poverty: Latin America and Caribbean perspectives. Uruguay: Regional Dialogo in the Information Society (Dirsi) y Canada´s International Development Research Centre (IDRC), p. 3. Borsdorf, A. (2003). “La segregación socio-espacial en ciudades latinoamericanas. El fenómeno, los motivos y las consecuencias para un modelo del desarrollo urbano en América Latina”, en: Luzon, J.L. et al. Transformaciones regionales y urbanas en Europa y América Latina. Barcelona: Publicaciones Universidad de Barcelona, p. 130. Casar Pinazo, J.I. (1989). Claves para conocer la ciudad. Geografía humana y económica. Madrid: Grefol, p. 140.

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De la labor de la investigaci贸n social a la construcci贸n de escenarios de conocimiento, resistencia e incidencia



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Formas y procesos juveniles de resistencia social y por la libertad1 Diego Giraldo Hernández* James Rey Alba** Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos***

De la necesidad de investigar a la privatización de la producción de conocimiento La investigación, y propiamente dicha la producción investigativa, se constituye quizá en uno de los principales medios y parámetros de medida Estudios de pregrado en Ciencias Políticas y Administración Pública. Defensor de Derechos Humanos. Integrante e investigador del Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos. Integrante del Semillero Temático de Juventudes del Instituto Pensar y Observatorio Javeriano de Juventud. Integrante de la Coordinadora Juvenil de Bogotá. E-mail: penderisco06@ gmail.com. ** Administrador Público. Candidato a Magister en Filosofía. Investigador del Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos. Integrante del Semillero Temático de Juventudes del Instituto Pensar y Observatorio Javeriano de Juventud. Miembro del Colectivo Subacción, del Colectivo para la Resistencia y la Acción Social Humana (Crash) y de la Coordinadora Juvenil de Bogotá. E-mail: gangrelrey@gmail.com. *** El Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos hace parte de la Red Nacional de Conocimiento en Juventud (RedConocimiento Juvenil), es uno de los miembros fundadores de la misma e integra el Nodo Coordinador de la Red. Igualmente hace parte de la Coordinadora Juvenil de Bogotá. *

Invitación de trabajo social juvenil, a partir del Colectivo de Organizaciones Sociales Juveniles que aportan al Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos - OJIDDHH. observajuvenilddhh@gmail.com

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de la actividad académica, no sólo de los expertos investigadores, sus grupos e instituciones, sino también de las mismas organizaciones –en todos sus órdenes, niveles y tipos– que motivadas por la necesidad de incidir en todos los escenarios que configuran lo público y, en cierta medida, por garantizarse para sí una validación y fundamentación de su mismo ejercicio, ingresan en el mercado de las sistematizaciones, los diagnósticos y estudios de caso. Tal ejercicio es desde luego valioso pero, sin embargo, lleva probablemente a que la labor de investigar se convierta en un ejercicio infructuoso para la gestión y generación de conocimiento, si dicha iniciativa por investigar sólo responde a los intereses, definiciones y estándares impuestos por quienes financian y constituyen el escenario de validación de lo investigado. Ya se ha mencionado, y es de común conocimiento, que con la aparición de las investigaciones producidas desde las ciencias blandas o ciencias del espíritu se desarrolló el vehículo indicado para el conocimiento, asimilación y penetración de culturas no occidentales. En consecuencia, con ello se consolidó peligrosamente otra forma de violencia y de dinamización colonial, siendo así que desde un principio las ciencias sociales o humanas no sólo estuvieron en sumisión a las ciencias duras, naturales o exactas, sino que ante todo se encontraron bajo la influencia de intereses coloniales; influencia bajo la que aún pareciera que se encuentran hoy, claro está que con nuevas reglas, actores y excepciones. En esa medida, la investigación en general, y la investigación social en particular, actualmente enfrentan un escenario quizás peligroso en términos de generar pensamiento y conocimiento. Esto debido, por un lado, a la intensa privatización de la investigación a la cual asistimos y en la que claramente se ha determinado todo un ordenamiento institucional que decide las temáticas y problemas a abordar –dentro de los cuales a todas luces lo humano y lo social no son prioridad–, sin olvidar la competitividad que intrínsecamente impone. Y de otro lado, por la ausencia de espacios o escenarios en los cuales la labor investigativa no esté sujeta a los condicionamientos del mercado, en los que de alguna forma el ejercicio investigativo se encuentre ausente de intereses o fines económicos.

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Por tanto, con la privatización de la investigación, como ya lo señalamos, se privatiza a la vez la producción de conocimiento, sumergiendo a la academia en una lógica de competencia que pone de precedente la designación misma de quien realiza investigación y del tipo de conocimiento que debe producir. Para ello, la administración de la investigación desde el ámbito institucional u oficial, opera a partir de un sistema de puntos desde el cual se reconocen y categorizan tanto grupos de investigación, como investigadores, quienes una vez clasificados no son del todo autónomos en decidir sobre qué investigar, sino que en un ánimo de organizar la producción académica, articulan y enfocan sus problemas de investigación desde la óptica global con la que se estandarizan los temas a investigar o bajo los intereses de la economía mundial que establece los temas de interés, que particularmente se orientan a la producción de resultados de utilidad para la acentuación de la explotación territorial y humana, y una mayor eficiencia en la extracción de recursos de todo tipo. De ahí el incremento en el porcentaje de recursos disponibles para el desarrollo de investigaciones sobre biotecnología, biocombustibles, transgénicos, petróleos, entre otros. Lo anterior sin duda constituye formalmente los intereses económicos globales y del mercado de las patentes, que con mayor intensidad se implementan en países con una biodiversidad tan rica como Colombia. Ello por tanto genera desequilibrios en la producción, gestión y generación de conocimiento, ya que todo el recurso disponible para tal fin queda supeditado, como ya se mencionó, a las lógicas devastadoras del mercado. Por ende, se deja a la investigación social por fuera del escenario oficial de la administración del conocimiento, constituyéndose así otra forma de marginación.

De la incorporación de la investigación en la agenda social y organizativa a la generación de redes de conocimiento social Pero si el desarrollo de la investigación social inicialmente sirvió para los fines del colonialismo, hoy es probable que esta contribuya a

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consolidarse en medio o estrategia para resistencia de la colectividad social. Esto por cuanto existe una preocupación que cada día toma más fuerza al respecto de incorporar en las agendas sociales, organizativas y políticas un compromiso concreto para la generación de conocimiento, que va desde la producción de memorias hasta la incidencia articulada entre academia y sociedad civil. Sin embargo, lo anterior no es suficiente en el plano de generación de conocimiento científico, pues aún debe propenderse por la autogestión, no sólo de la investigación, sino también por la construcción de escenarios académicos en los cuales se mantenga un diálogo constante entre los problemas reales de las comunidades y quienes investigan sobre ellas. De esta manera será posible entonces consolidar una academia que deje de verse hacia adentro o demasiado al norte. De allí la importancia del trabajo en red y la generación de escenarios colectivos donde la investigación se consolide como medio a partir del cual se articulen diferentes conocimientos, saberes y experiencias organizativas. Lo anterior en procura de mantener no sólo la independencia frente a los escenarios oficiales de la administración de la investigación y el conocimiento, sino de apropiar al interior de las organizaciones y colectivos sociales la generación y gestión de un conocimiento de cara a los problemas de la sociedad, constituyendo de esta manera redes que consecuentemente propicien escenarios alternativos de validación del conocimiento producido desde el ejercicio investigativo de los colectivos y organizaciones sociales, permitiendo que este se eleve a la categoría de conocimiento científico en el área de las humanidades. Es esta idea de consolidar escenarios alternativos de validación del conocimiento sobre la cual el trabajo colectivo de las organizaciones sociales, y sus agendas orientadas a la construcción del mismo, toman incidencia. Desde allí, de algún modo, se plantea otra forma de labor investigativa en la que tanto el sujeto investigado como el sujeto investigador agotan en sus discusiones y planteamientos el real sentido de la indagación y explicación de los fenómenos sociales, con un plus en el que uno y otro generan cursos de acción para la transformación de realidades y, con ello, una síntesis del pensamiento con la acción y del pensamiento en acción.

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Es así como veremos más adelante que el trabajo organizativo ha logrado consolidar acciones de incidencia social, apropiando en el discurso y en la práctica los conceptos de lo público y lo político, de forma tal que contribuyen a construir y dinamizar su definición teórica de forma paralela a como se van transformando e interiorizando en las acciones públicas de resistencia e incidencia. Además, con ello se aporta a ampliar los escenarios de influencia de las organizaciones. En consecuencia, pensar en la construcción de escenarios investigativos de validación y discusión al respecto del conocimiento, plantea, ante todo, implementar acciones y trabajos colaborativos propios de una red, en los que la articulación de experiencias, líneas problemáticas y preguntas de investigación resultan ser el insumo necesario para dicha labor. Tal insumo debe surgir y proponerse desde la misma intención de quienes investigan y, por supuesto, desde quienes configuran el espacio investigado, constituyéndose en una alternativa para enfrentar la privatización de la investigación a partir de dinámicas de trabajo conjunto y no de competencia. Y en ese contexto, el trabajo en redes de investigación social debe orientarse a futuro, no sólo a recoger las iniciativas sociales y organizativas, sino también a articular acciones coordinadas con la academia, la cooperación y la institucionalidad del Estado, bajo los principios de autonomía, reconocimiento y trabajo conjunto, por fuera de la mercantilización del conocimiento, como bien lo ha demostrado la experiencia producida con la RedConocimiento Juvenil, Red que satisfactoriamente ha consolidado un escenario de encuentro y reconocimiento de saberes, conocimientos y experiencias nacionales y locales sobre juventud, que desde distintas organizaciones sociales, grupos de investigación, agencias de cooperación, observatorios y colectivos juveniles, se producen como estrategia de trabajo colaborativo y conjunto, entorno a problemas y temas de interés para la juventud, frente a los cuales se dinamizan y desarrollan acciones sociales de resistencia e incidencia política.

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Formas y procesos juveniles de resistencia social y por la libertad2 I. Nos invito a explorar Como pretendemos trabajar en y por un Movimiento de Resistencia, de entrada hemos de hacer un ejercicio de reconocimiento a las miles de personas y comunidades que desde sus particulares visiones y condiciones realizan acciones para resistir frente a un mundo de exclusiones y desigualdades por la construcción de dignidad, justicia y bienestar; por la obtención de la libertad; por volver realidad las utopías ante circunstancias opresoras que alguna vez fueron también utopías; por la constitución y defensa de nuevos espacios públicos para el debate y la confrontación argumentativa en pro de la configuración de “sujetos sociales juveniles” y “actores políticos”. Hemos de reconocer a todos, particularmente a todos aquellos jóvenes hombres, mujeres y diversos que permanecen en la generación de crítica aguda y de raíz, convirtiéndose en disidentes de inconsultos órdenes y modos de ser. Hemos de reconocer a quienes desde la insumisión, lo libres y diferentes que son, denuncian un sistema y un poder excluyente, marginalizador y estigmatizador. Para mínimamente poder acercarnos a lo que queremos hacer, debemos reconocer y aceptar la gran variedad juvenil de resistencias, insumisiones, desobediencias y construcciones paralelas al sistema que pretende, y a veces logra, dictar nuestro destino. Por lo mismo, nos corresponde ir por ese camino, construyendo ese mundo y ese poder que nace de la resistencia social por la dignificación y la liberación. Muchas de las experiencias de jóvenes que se pueden encontrar en las diferentes localidades y/o comunas de las ciudades colombianas, han transitado durante muchos años bajo la denominación de procesos organizativos y hoy han empezado a redefinirse y nombrarse como experiencias de “resistencia social”, en gran medida juveniles. Esa dinámica hace que emerjan experiencias organizativas recientes que ponen en la arena a otros actores políticos y sociales, quienes denuncian desde otras expresiones, otras formas de exclusión y de dominación, e incluso muestran Invitación de trabajo social juvenil a partir del Colectivo de Organizaciones Sociales Juveniles que aportan al Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos (OJIDDHH).

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nuevas maneras de hacer política y oposición en lo que puede ser resistencia social desde lo juvenil. Como sea, todas son respuestas organizadas susceptibles de generar y/o fortalecer un Movimiento de Resistencia Social. El anterior panorama ya constituye un desafío mayor, pues la acción de reconocer no se da por el simple hecho de decirlo, es todo un ejercicio crítico, argumentativo y práctico en el campo de la política que es la sociedad, donde los diferentes sujetos conviven y generan día a día, a partir de la oposición, la alternatividad la No violencia activa, la objeción y la insumisión, entre otras tantas formas, es decir, una real resistencia civil (para nosotros resistencia social). Claro que con una simple “observación del sujeto”, en la praxis a estas diversas acciones no las vamos a encontrar identificadas con los anteriores nombres; igualmente muchos de su forjadores y actores no las van a socializar con dichas nominaciones, aunque es posible que sí. Es eso lo que no sabemos y pretendemos conocer, pero también construir y aprender-haciendo con ellas, ellos y los otros. Es entonces desde el accionar social y académico del Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos que pretendemos ir un poco más allá de la mera búsqueda de un espacio de encuentro para la socialización y la retroalimentación de las experiencias de resistencia –identificadas o no con ese nombre–, y esto lo hacemos, en nuestro caso particular, aportando reflexiones desde los ámbitos académicos y sociales, donde “lo público”, “la alteridad”, “la comunidad” y toda esa serie de conceptos que a veces parecen abstractos, nos permitan interrogar las experiencias e interrogarnos nosotros mismos sobre sus enfoques, alcances y limitaciones. Igualmente, deseamos contribuir con nuevas alternativas y escenarios para la acción conjunta. Todo ello como una manera de evidenciar un real reconocimiento y de construir un movimiento de resistencia social, lo cual supone la vinculación de sujetos jóvenes históricos (que conforman organizaciones, grupos y/o parches, combos, etc.) para poder transitar a formas de acción mediante las cuales configurar nuevos tipos de identidades sociales y juveniles, así como momentos de creación colectiva que le generen a las comunidades ideas e ideales sociales comunes (común-unidad), conocidos como procesos de “praxis cognitiva”.

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Así, las localidades y/o comunas de Colombia presentan todo un multiverso3 de acciones sociales juveniles desde diferentes perspectivas, tal vez muy conocedores de sus propios enfoques unos, y totalmente perdidos en la corriente otros. He ahí el primer escenario donde poder realizar el deseo del reconocimiento de la alteridad, he ahí el escenario para una primera construcción a partir del diálogo de saberes, desde la indagación, ubicación y construcción de enfoques, alcances y limitaciones de las resistencias. Estos diálogos de saberes, en la práctica de muchos procesos sociales juveniles, giran en torno a los elementos que constituyen o caracterizan las experiencias de resistencia social en localidades y comunas y que, a la vez, las diferencian de otros movimientos sociales. Entonces a partir de allí y apoyados en nuestra academia, los orígenes de esas resistencias sociales, empecemos a contribuir a las teorías de la “acción colectiva” en sus fundamentos éticos, jurídicos, políticos y filosóficos; debatamos sobre el significado del término “resistencia”, de lo que significa lo “civil”, lo “social” y, en este sentido, abordemos sus contradicciones, posibilidades y limitaciones. II. Nos invito a preguntar ¿para qué resistir, objetar, no ser sumiso? Luego de explorar con las y los jóvenes las anteriores palabras, nacen o se fortalecen dudas, inquietudes, ideales. Por ejemplo: parece que la juventud se resiste por y para algo. ¿Quizá se resiste para construir una sociedad alternativa? Es lo que vemos en algunos casos, pues es ahí, en la alternatividad, donde podríamos construir una sociedad “democrática” e incluyente, algo que todos esos órdenes e intereses del capital no ha podido generar y, por el contrario, persigue y estigmatiza ubicando en el centro al joven como peligro potencial o real. Muchos procesos de jóvenes resisten, y quieren seguir haciéndolo, desde la multiversidad de las experiencias libertarias, pues en ellas se ve la importancia y la fuerza de construir alternativas que permitan desde ya, y sin poner en riesgo el futuro (por eso la No violencia), mejorar su calidad Multiverso como forma de superar lo único, para nosotros en las localidades y/o territorios no existe un universo de acciones, sino un multiverso de las mismas.

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de vida y la de sus comunidades, y generar un orden de relaciones justo e incluyente. Para esto aportan grandes esfuerzos por adelantar y mantener alternativas viables de producción y trabajo colectivo desde la resistencia, como son: las mingas, las huertas urbanas, los mercados orgánicos, los espacios de trueque, las redes de comunicación alternativa, entre otros tantos. Todos estos son espacios embrionarios ya presentes en muchas localidades y comunas colombianas, impulsados por jóvenes o en los cuales ellos cumplen un papel importante. Son expresiones de resistencia, son objeciones y son propuestas en desarrollo; además, y ante todo, son alternativas a un modelo hegemónico y son también prácticas al margen de las lógicas dominantes. Así mismo, constituyen escenarios de reivindicación y reinvención de la juventud, de construcción de una vida digna, coherentes con los principios de respeto por la diversidad cultural, sexual y el medio ambiente; se reivindican como realidad en el hoy que encamina y permite soñar un mejor futuro; se erigen al margen del sistema, pero valiéndose de él para construirse. Resisten y quieren seguir haciéndolo para ser y ejercer poder, ya que este es un principio de muchos de sus procesos de resistencia: la generación y el ejercicio del Poder Popular. Resisten y quieren seguir haciéndolo, porque en las bases de sus procesos sociales y juveniles (sujetos, organizaciones, grupos, combos, parches, etc.) reencuentran las profundas riquezas y fuertes capacidades de sus gentes, de sus juventudes libertarias, pensantes y emancipadoras. Resisten y quieren seguir haciéndolo porque reivindican el derecho a ser sujetos políticos, culturales, sexuales, económicos y sociales. Pero al mismo tiempo defienden el derecho a objetar ser incluidos en la guerra, a resistir y objetar la repartición de los ‘beneficios’ que se generan a costa de vender los principios o deteriorar los territorios de la comúnunidad. Resisten y quieren seguir haciéndolo, porque entre todos legitiman la objeción al pago de servicios públicos usureros; porque legitiman la objeción, la resistencia y la insumisión de no pagar por lo que es de todos o por los daños sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales que ocasionan otros en su dinámica capitalista de acumulación, explotación y guerra.

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Resisten y quieren seguir haciéndolo, porque se insubordinan ante todo aquel o aquello que pretende ser algo diferente a sujetos sociales o que pretende subestimarlos como actores políticos. Porque en la acción colectiva de la resistencia, la objeción, la desobediencia o la insumisión, está la capacidad para transformar relaciones de poder basadas en la subordinación y que por años han impedido el ejercicio de la autonomía y la libre autodeterminación. Resisten porque como sujetos encarnan, además de todas las ya mencionadas, luchas que reivindican un nuevo orden ambiental, relaciones de género más equitativas y el derecho a la identidad sexual libre de la heteronormatividad. Todas estas luchas y muchas más, con un claro carácter político por su potencial transformador en el orden de las relaciones cotidianas, políticas y económicas en los ámbitos locales, distrital y nacional, tienen una clara intencionalidad política: el Poder Popular, ya que las juventudes más allá de la identidad y autonomía, también buscan poder. III. Nos invito a movilizar(nos) ¿por qué un movimiento de resistencia social? Si entre otras definiciones: Movimiento Social es agente colectivo movilizador, que persigue el objetivo de provocar, impedir o anular un cambio social fundamental, obrando para ello con cierta continuidad, un alto nivel de integración simbólica y un nivel bajo de especificación de roles, y valiéndose de formas de acción y organización variables. (Riechmann y Fernández Buey, 1995, p. 225 )

Entonces desde las experiencias mencionadas se construye movimiento social juvenil, porque como agente colectivo entiende sus espacios y acciones sociales como no unitarios, pues no los conforma una sola organización y/o grupo, sino que por el contrario son altamente pluralistas, heterogéneos y atravesados por corrientes, tendencias y formas de acción diversas. También porque se entiende como espacio movilizador: de esta manera lo quieren para movilizar jóvenes y comunidad; para esto se alejan de lo institucional, para existir permanecen en movimiento, en un constante renacer y permanecer por medio de la acción concretada en praxis (momento concreto del ejercicio teoría y práctica, según Marx).

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IV. Nos invito a educar(nos) popularmente ¿por qué educación popular? En todo este despliegue, las y los jóvenes, sus procesos y el Observatorio Juvenil de Investigación y Derechos Humanos, hablamos de insumisión, desobediencia, libertad u objeción como formas de preguntarle a nuestras prácticas ¿a qué le apostamos en cuanto a la educación, tanto nuestra como de quienes nos complementan? ¿Podríamos decir que el hecho de bajar la academia a las bases es más que suficiente? Pues la respuesta es no. Lo dicen y decimos porque precisamente la insumisión, la desobediencia y la resistencia nos deben dejar ver que por su intermedio es hora de entrar a deconstruir todo ese entramado del ‘conocimiento’ devenido en Occidente, el cual pretende ‘validar’ nuestros conocimientos. Entramado de ‘conocimiento’ y ‘validación’ que forma para el poder sumiso y funcional al sistema, precisamente, al que nos resistimos. Eso es al ‘intelectual’ que actúa a manera de ‘sacerdote’ predicando teorías inhumanas y que sostienen el sistema; un ‘intelectual’ así no es más que el mandadero de la opresión y la mejor arma para silenciar las conciencias críticas y libres, por lo que termina el joven con su rebeldía siendo el centro de estas teorías que pretenden desconfigurarlo. Una de las respuestas está en hacer algo distinto, es ser intelectuales en los términos de Gramsci. Cualquiera lo puede ser siempre que teorice la práctica. Entonces qué mejor camino que el de la Educación popular y liberadora, entendida como proceso formativo constituido en acción política con dimensiones estratégicas, para lo cual se debe producir y reproducir en el quehacer cotidiano individual y colectivo, lo que acerca los procesos sociales juveniles a la resistencia. De esta manera –acción colectiva–, cualquier formación tiene connotaciones políticas, en nuestro caso una connotación política de ¿libertad? o de ¿construcción de Poder Popular. Entonces, en este proceso de Educación popular se reúnen muchos de los aspectos mencionados en las anteriores invitaciones y se permite su concreción, por ejemplo: una reflexión grupal en torno a la resistencia desde la música o el grafitti; la lectura y análisis colectivo de un texto escrito, incluso el que ha sido escrito

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en un mural; la evaluación crítica de las actividades y/o acciones realizadas, etc. En cada uno de estos ejemplos podemos afirmar la articulación constante entre una formación y una acción política nueva, lo cual produce conocimiento desde prácticas alternativas y discursos subalternos juveniles, ya que no es la sola teoría abstracta y separada de las bases, ante todo es la práctica teorizándose. Al hablar de Educación popular hay que entender claramente que la formación no es la misma de la educación tradicional de la escuela, los medios de comunicación e incluso la familia. Su diferencia radica principalmente en sus contenidos e intencionalidades, como las propuestas de relaciones humanas y la construcción de sociedad y de común-unidad. Así mismo, su metodología nace a partir de la toma de decisiones por parte de todos. Con la Educación popular estamos buscando la constitución de sujetos jóvenes con capacidad de discernimiento, de discurso-acción y de socialización, lo cual nos ha de llevar a comprender nuestra realidad histórica permitiéndonos actuar individual y colectivamente en pos de una transformación liberadora de la misma.

Referencias bibliográficas Riechmann, J. y Fernández Buey, F. (1995). Redes que dan libertad. Barcelona: Paidós.

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Colombia Joven Programa Presidencial

EMBAJADA DE ESPAÑA EN COLOMBIA

En clave de red. Construyendo conocimiento en juventudes - RedConocimiento Juvenil

En un momento especialmente álgido en el que las realidades de las y los jóvenes colombianos se ven impactadas por múltiples fenómenos y circunstancias, es relevante seguir produciendo y difundiendo conocimiento sobre ellos y ellas. Es así como en el panorama nacional las recientes legislaturas van a dejar huella, para bien o para mal, en asuntos como el primer empleo o la responsabilidad penal adolescente; de la misma manera cabe mencionar la expedición del Estatuto de Ciudadanía Juvenil y las recientes discusiones en torno a la Reforma a la Ley de Educación Superior. Por ello, acompañar estos esfuerzos políticos con la generación de conocimiento en juventudes que acote los problemas y realidades juveniles, es de singular importancia a fin de contrastar los cambios que pueden alcanzarse mediante estas políticas orientadas al mundo de las y los jóvenes en Colombia.

CONSTRUYENDO CONOCIMIENTO EN JUVENTUDES


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