EN CLAVE DE DOCS. «A tono» para el diálogo entre Europa, Japón y América Latina

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ENERO, 2023

Marina Hoshiai, Kion Narahara, Momoko Fujisihima, Suzune Maki, Saki Shiraki, Akemi Suhara, Alexsandra Martínez, Keigo Tsuda, Yuki Hashioka, Gregory Zambrano, Silvia Lidia González, Karen Oami, Miki Watanabe, Álvaro GonzálezAller. Otros participantes: Haruka Koiso y Amane Yamada.

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¿Qué fue lo que acercó a estos estudiantes japoneses a tan especiales iniciativas musicales en América Latina? El proyecto “En clave de docs: microdocumentales”, apoyado por instituciones culturales de tres países de la Unión Europea: Alemania, Italia y España, que canaliza y coordina el proyecto a través del Instituto Cervantes. Javier Fernández, gestor cultural de este centro, fue un gran promotor de la idea, junto al guionista español Álvaro González-Aller, cuya experiencia fue clave para guiar y acompañar a los estudiantes en la producción audiovisual.

Junto a ellos, también participan las embajadas en Japón de varios países latinoamericanos: Paraguay, México, Colombia y Chile. En la parte académica se sumó el profesor Gregory Zambrano, de la Universidad de Tokio, junto a algunos exalumnos de esta institución, convertidos ahora en importantes promotores de la música latinoamericana.

El proyecto se llevó a cabo entre junio y diciembre de 2022, con la participación principal de alumnos y profesores de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS).

Como especialista en subtitulación audiovisual, la profesora Miki Watanabe también colaboró en esta parte con los participantes, que fueron principalmente estudiantes de seminarios de investigación, como los que están a cargo de los profesores Silvia Lidia González y Seiichi Aoto, en KUIS.

El profesor Aoto, jefe del Departamento de Español y Portugués en el área de Iberoamérica, manifestó su gusto por ritmos populares de Latinoamérica, como la salsa y la música pop, pero reconoció que con este proyecto se abrían oportunidades especiales para que los estudiantes pudieran conocer otras interesantes variedades artísticas. “Si yo fuera estudiante, estaría encantado de participar en un proyecto así”.

Algunos de los participantes corroboran esta idea y su propio interés y gustos musicales. Akemi Suhara, estudiante de inglés y español, considera que la música es una terapia que le ha ayudado en momentos difíciles y le gustó el propósito: “Me atrajo mucho esta idea de participar en un proyecto para una buena causa que es conectarnos con personas de Latinoamérica a través de la música”.

La singularidad del proyecto atrajo a Alexsandra Martínez, estudiante de lengua española, que describía así sus tareas: “Prácticamente entrevistamos a gente que toca música, aun en situaciones de pobreza, para que sus voces sean escuchadas por el mundo”.

Estas jóvenes ya tenían noción y gusto por artistas populares del mundo hispano como Camilo y Julieta Venegas. Sin embargo, sorprende encontrar a Kion Narahara, un japonés de 20 años que mediante el proyecto reavivó sus pasiones sobre la cultura popular Latinoamericana, especialmente el cine de oro mexicano y artistas como Pedro Infante. Tras presentarse al proyecto con un sombrero y una muñeca típica, este joven japonés no dudó en entonar con aires jarochos aquella copla de Balajú, que se fue la guerra: “Ariles y más ariles, ariles del carrizal, me picaron las abejas, pero me comí el panal”. Narahara asegura que, a través de este proyecto, siente curiosidad por utilizar el poder de la música para preservar las tradiciones.

Kion Narahara: ha visto más de 30 películas mexicanas de la época del cine de oro. Le gusta Pedro Infante; interpreta rancheras, huapangos, son jarocho… Aunque lejos, le encanta México.

LAS VEREDAS QUITARÁN, PERO LA QUERENCIA, ¿CUÁNDO?

Por: Carolina Imori y Haruka Koiso Alumnas de español de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS), Japón. EDICIÓN: Profesora Silvia Lidia González
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EDICIÓN:

Profesora Silvia Lidia González

Cartagena de Indias es un famoso puerto que inspiró al Premio Nobel Gabriel García Márquez. Igual que él lo hizo en la Literatura, actores como Robert de Niro, Michael Douglas y muchos más han recorrido en sus películas las encantadoras calles coloniales de esta ciudad colombiana, llena de colores, flores y música. Es el gran atractivo turístico en el país, pero… ¿qué hay detrás de esa fama?

Las comunidades más pobres de Cartagena han encontrado una forma de enfrentar sus problemas sociales, rescatar los sueños de los niños y jóvenes, al mismo tiempo que luchan por mantener una tradición viva: los tambores y la música africana.

¿Qué nos heredaron nuestros ancestros y qué podemos heredar a nuestros niños? Esa pregunta de muchos pobladores de La Boquilla ha encontrado respuesta en la Escuela Taller Tambores de Cabildo. En esta comunidad, habitada casi en su totalidad por afrodescendientes, los tambores se han convertido en el centro de un proyecto musical, pero también político, económico y social.

El toque social de los tambores

Rafael Ramos Caraballo es el fundador de esta escuela. Con una larga trayectoria que lo llevó por el mundo acompañando a la famosa Totó La Momposina o poniendo la fuerza de los tambores en variadas producciones, este músico ha logrado consolidar un espacio de desarrollo para los habitantes de La Boquilla.

Muchos alumnos de la escuela que fundó el maestro Ramos tienen alrededor de 15 años y a esa edad ya entienden los alcances de este proyecto. ¿Cuáles son los ejes en los que trabaja la Escuela Taller Tambores de Cabildo?

En una entrevista especial, Ramos Caraballo explica en detalle que el primer eje es el fortalecimiento de la identidad. Esto se logra rescatando las manifestaciones culturales propias. Por ejemplo: la música del tambor, el ritmo bullerengue, la forma de bailar y de cantar, la cocina tradicional, las actividades de la pesca e incluso la variante dialectal…las formas en que se expresa la gente de esta región.

Además de encontrar su identidad como “boquilleros”, los participantes pueden descubrir su propio carácter. Brenda Orozco canta y toca tambores. Al referirse a su propia experiencia comenta que la escuela cambió su vida. Antes era una niña introvertida, pero gracias a la música ahora puede expresar fácilmente sus emociones.

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Foto: Cortesía Tambores de Cabildo Por: Marina Hoshiai Alumna de español de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS), Japón.

El segundo eje de esta escuela se relaciona con el contexto político y organización social. Ramos agrega que los integrantes aprenden a organizarse como comunidad, al elegir nuevos líderes que forman parte de un consejo comunitario, de acuerdo con la Ley 70 de Colombia, que respeta el territorio étnico.

El tercer eje es crear oportunidades de inclusión productiva o emprendimiento. Según sus palabras, se trata de generar empleos o dinero para ayudar en la vida de los participantes. Esto, a partir del capital cultural. Es decir, que se pueden organizar talleres, producir y vender tambores, dar conciertos, preparar alimentos típicos, diseñar vestuarios y así aportar recursos para la escuela.

Por último, el cuarto eje son la inclusión y la diversidad. El maestro Ramos dice que respetan los derechos de todos y se promueve la aceptación natural de hombres, mujeres y personas con diferentes capacidades.

Gentrificación: nuevas palabras y viejos problemas

Como una alternativa en una comunidad donde faltan oportunidades para la educación, esta escuela taller se ha vuelto un espacio para alejar a los jóvenes de actos delictivos o entornos de inseguridad

Los estudiantes también aprenden sobre los problemas de la comunidad y buscan en la playa a jóvenes en peligro de involucrarse en entornos negativos por falta de oportunidades. La meta es invitarlos a integrarse en las actividades que convoca esa iniciativa musical.

“El impacto de la escuela es rescatar a los niños para que no vayan por malos caminos”, comenta Hernando Ortega Villar, quien se define como un “pescador de toda la vida”.

La pesca es precisamente el principal oficio de muchos pobladores como Ortega. Un gran atractivo para el turismo en Cartagena es la cultura: la música, los vestuarios, la gastronomía, los productos artesanales. La pesca es base para platillos famosos que salen de muchas casas de estas poblaciones.

Alexsandra Martínez y Marina Hoshiai, investigando para preparar el diálogo con jóvenes que aprenden mucho más que música, en este taller, en Cartagena, Colombia.

Sin embargo, estos espacios están en peligro por la gentrificación. Esto quiere decir que la construcción de edificios turísticos como hoteles o apartamentos pone en peligro los territorios y actividades de los residentes originales. Como resultado de lo sembrado en la conciencia y el gusto musical de estas comunidades, algunos de los integrantes de la Escuela han pasado a ser maestros, junto a Rafael Ramos. Incluso han acompañado a la llamada reina de Bullerengue, Petrona Martínez, reconocida con un Grammy latino al mejor álbum folklórico en 2021.

En el diálogo con integrantes de la Escuela Taller Tambores de Cabildo, los jóvenes japoneses se han sorprendido por la madurez y conciencia social de sus pares, así como la combinación de esa conciencia y actividades sociales, con las voces, el ritmo y la alegría de la música, al ritmo del tambor.

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Foto: Cortesía Tambores de Cabildo

¿Dar voz al agua? ¿Sacar música de los árboles o los animales? En Japón esas preguntas parecen alejadas del ámbito estricto del aprendizaje musical. Sin embargo, los proyectos latinoamericanos descritos por estos jóvenes llevan a respuestas sorprendentes.

Por: Marina Hoshiai

Alumna de español de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS), Japón.

EDICIÓN: Profesora Silvia Lidia González

Ingenio y conciencia en un invento singular: el arpa de agua

Entre las estudiantes que han dialogado con los integrantes de la Orquesta H2O de Paraguay, Saki Shiraki reconoce la sorpresa de haber descubierto un singular invento de esta agrupación: un arpa de agua.

El ingenio del arquitecto Fernando (Amberé) Feliciangeli, le dio voz al agua por una técnica nueva, logrando crear un arpa que, en vez de cuerdas, suena con chorros de agua. Alexandra Britos es la arpista que tiene el privilegio de tocar tan original instrumento, que reúne dos grandes recursos del país sudamericano: el arpa y el agua. Paraguay, junto a Brasil, Argentina y Paraguay tienen, en el Acuífero Guaraní, la tercera reserva más grande de agua dulce del mundo.

Amberé Feliciangeli combinó dos tesoros de Paraguay: el arpa y el agua, para hacer conciencia en el mundo sobre la necesidad de cuidar este recurso vital.

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Foto: Cortesía Orquesta H2O

“Nuestra forma de llamar la atención es con alegría”, expresa Lilian Molina, encargada de proyectos de la Orquesta H20, que por su misión ha sido reconocida por la UNESCO como “artistas para la paz”.

Los cueros del tambor y la quijada de burro

Además del sonido del agua, los estudiantes japoneses que hicieron estos microdocumentales, pudieron entender cómo se fabrican los tambores de los ritmos afroamericanos, gracias a las explicaciones de los mismos jóvenes integrantes de la Escuela Taller Tambores de Cabildo.

Para quienes practican el típico tambor taiko (o Wadaiko) en Japón, es interesante saber que al otro lado del mundo unos jóvenes mantienen las tradiciones, no solamente interpretando estos ritmos, sino fabricando sus propios instrumentos. Niños y jóvenes de La Boquilla, en Cartagena, han aprendido a aprovechar árboles cortados y ahuecados, que se tapan con cuero de chivo, amarrado con bejuco o fique natural. Aunque no se ve todo el proceso, la alegría y la fuerza de estos jóvenes se puede constatar en el microdocumental “El ritmo de la esperanza”.

Por otra parte, al hablar de los ritmos tradicionales de México, es común encontrar referencia al son jarocho, del estado de Veracruz. En diversos espacios, como el “Jardín Kojima”, un grupo de entusiastas maestros y promotores han compartido por varios años con niños y jóvenes la alegría de los fandangos, del zapateado, los cantos y la ejecución de instrumentos típicos como la jarana, pandero y la quijada de burro.

Este instrumento de percusión (llamado a veces charrasca) se conoce desde tiempos antiguos en los ritmos de origen africano que se ejecutan en Perú, en el candomblé sudamericano y en otras regiones de México.

Para escuchar cómo suena la quijada, y cómo se intenta mantener la tradición del son jarocho, se puede ver el microdocumental titulado “El son del jardín mágico”. Estos instrumentos sencillos o ingeniosos llevan en su sonido un importante mensaje sobre el cuidado de la naturaleza y la conservación de las tradiciones culturales.

La quijada de burro es uno más de los instrumentos tradicionales que toca Julio Mizumi Guerrero. Además de sus raíces japonesas, él y su familia mantienen un gran apego a lo mexicano. Lo veracruzano. Su madre cedió un espacio para que en el Jardín Kojima se viva y se transmita a nuevas generaciones la alegría del son jarocho.

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(Izquierda) Amane Yamada, exalumna de KUIS, está en Paraguay y también pudo tocar el arpa de agua, invento único en el mundo. (Centro y derecha) Mauro Figueredo y Gustavo Lara, integrantes de la Orquesta H2O, con instrumentos de fabricación especial.
Fotos: Cortesía Amane Yamada y Orquesta H2O

¿Cómo ver los MICRODOCS?

Aquí se puede encontrar una breve descripción de cada tema, y los enlaces al Canal de YouTube del Instituto Cervantes de Tokio.

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OTROS ENLACES...

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