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Volumen y fábrica de ladrillo: la arquitectura doméstica de Juan Manuel Ruiz de la Prada

Alberto Sanz Hernando, Fundación Arquitectura COAM

Con reminiscencias de Wright y Jacobsen, Juan Manuel Ruiz de la Prada proyectó (y promovió) entre 1961 y 1968 cinco edificios de vivienda de lujo en el madrileño barrio de Salamanca, que suponen un punto álgido de la arquitectura residencial del Movimiento Moderno en España e influenciaron a contemporáneos como Gutiérrez Soto y a posteriores generaciones de arquitectos.

www.coam.org/es/fundacion/servicio-historico/fondos-y-legados

Introducción

En la arquitectura doméstica madrileña destinada a las clases adineradas brillaban dos estrellas en la posguerra, hasta bien entrada la década de los sesenta del siglo pasado: un arquitecto, Luis Gutiérrez Soto (1900-1977), y un material, el ladrillo visto.

Ante una impresionante producción de gran calidad y aceptada por su opulenta clientela, el resto de los colegas de la profesión les restaba una mínima parcela de actuación en la vivienda plurifamiliar de lujo, dominada prácticamente por el gran arquitecto madrileño.

Conocido por su facilidad estilística y empatía con los deseos del cliente, forjó un tipo de arquitectura residencial que llegó a denominarse el estilo Gutiérrez Soto Tuvieron sus edificios una significativa impronta en todo Madrid y en varias ciudades de la periferia, constituida por una arquitectura ordenada, bien compuesta, construida con fábrica de ladrillo visto de color rojizo, terrazas profundas y vivideras, plantas muy bien distribuidas y esquemas racionalistas discretos, nada exaltados, pero con un fuerte carácter representativo que se adaptaban muy bien a la nueva clientela y a los barrios burgueses donde se levantaban.

La alternativa

Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz (1927-2015), arquitecto de una generación posterior a la de Luis Gutiérrez Soto, supo encontrar un resquicio en la clientela de la arquitectura residencial de lujo ofreciendo dos posibilidades que no cubría su antecesor: permitir la distribución libre de la vivienda por el propietario y convertirse en un arquitecto promotor que ofrecía un producto llave en mano realizado por una empresa unitaria que incluía todo el proceso de diseño y construcción1

Así, Ruiz de la Prada fue durante los primeros años de los sesenta un serio adversario de Gutiérrez Soto gracias a un conjunto de edificios de vivienda plurifamiliar en los barrios de Salamanca y Chamberí, dos de las mejores áreas de Madrid, en estupendas localizaciones en esquina y potente formalización. La obra de Ruiz de la Prada también generó un estilo y muchos seguidores, hasta el punto que el propio Gutiérrez Soto se adaptó a esta nueva tendencia y produjo varias obras de claro acento nuevo, seguidor del estilo Ruiz de la Prada (como los de José Ortega y Gasset, 34, o la esquina de San Francisco de Sales con Julián Romea, entre otros).

Ruiz de la Prada también conectaba muy bien con la alta burguesía, que al fin y al cabo era su clase social, especialmente con los más jóvenes, adinerados y cultos clientes, generalmente profesionales que buscaban una vivienda más confortable y menos representativa. Además, el arquitecto asumía de forma natural las premisas del Movimiento Moderno evolucionadas hacia un organicismo de nuevo cuño, que se desarrolló entre su generación.

Criticado por el carácter comercial de su arquitectura y el lujo de los materiales y acabados perfectos, su obra, de gran calidad urbana y sobresaliente tratamiento de las zonas comunes, tiene el carácter intelectual de las grandes obras de arquitectura.

Por estas críticas y su temprano retiro tras el fracaso económico de varias promociones, constituye Ruiz de la Prada uno de los principales maestros desconocidos de la arquitectura reciente española2 .

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