© Adriana Flores Ramírez, Edwin Alberto Orozco Alvarado, Jessica Orozco Alvarado, 2015. © Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias, 2014. © Edwin Alberto Orozco Alvarado, por las ilustraciones. © Rodrigo Flores Tapia, Diego Armando Salas Flores, Edwin Alberto Orozco Alvarado y Jessica Orozco Alvarado, por las fotografías.
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1ª edición: febrero 2016 Diseño y formación: Joel Martínez Huerta Fotografía de cubierta: Assed Rodrigo Jabir Flores Tapia y Diego Armando Salas Flores Corrección: Juan Carlos Paizanni Cuidado de la edición: Joel Martínez Huerta y Mariana Sasso Rojas
Este programa es público ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa. Quien haga uso indebido de los recursos de este programa deberá ser denunciado y sancionado de acuerdo con la ley aplicable y ante la autoridad competente. Distribución gratuita. Prohibida su venta.
Adriana Flores RamĂrez, Edwin Alberto Orozco Alvarado y Jessica Orozco Alvarado
Agradecimientos
G
racias por el apoyo recibido al proyecto La Última Estación en estos cinco años de trabajo, a la comunidad del pueblo de San Lorenzo Tezonco. En especial a Tienda de Ropa y Calzado Abril, Sr. Guadalupe Hernández (Tacos don Pepe) Estética Estilízate, EREM Distribuidora Comercial, Familia Orozco Alvarado, Familia Salas Flores, Familia Flores Ramírez, Familia Alcántara Manrique, Familia Alcántara Martínez, Sra. Martha Rosas.
Índice Introducción Capítulo I Semblanza histórica. Orígenes del pueblo y del antiguo panteón Panteón antiguo de la Iglesia de San Lorenzo Diácono y Mártir La transición histórica del antiguo panteón a las orillas del pueblo de San Lorenzo Tezonco Capítulo II Pertenencia y administración comunitaria Panteón Vecinal San Lorenzo Tezonco Panteón Vecinal: año de 1993 Bibliografía Capítulo III Tradición del día de muertos Introdución Origen autóctono Época colonial Ofrendas de día de muertos Costumbres y rituales mortuorios en San Lorenzo Tezonco Fiesta de Día de Muertos en San Lorenzo Tezonco La alumbrada, una tradición perdida Bibliografía Glosario
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Introducción
L
a presente obra es el resultado del interés en común por preservar y transmitir la historia del panteón vecinal y con ella los usos y costumbres de sus tradiciones fúnebres. Este proyecto se cristaliza, por un lado, gracias al apoyo recibido por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, a través del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias, (pacmyc) y por el otro, gracias a la entusiasta y fecunda colaboración entre los pobladores de San Lorenzo y los estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (uacm) a lo largo de cinco años de trabajo conjunto. Este libro se concibe a sí mismo como un medio a través del cual los habitantes del pueblo de San Lorenzo registran, por medio de un ejercicio de rememoración histórica que abreva de las fuentes de la tradición oral y el esfuerzo por preservar su pasado y por lo tanto su identidad. Esta investigación, resultado del diálogo permanente con la comunidad, ha permitido conocer y rescatar de su olvido información que permanecía en el umbral del desconocimiento sobre el origen, desarrollo y consolidación del Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco. Cabe mencionar que algunas fuentes documentales halladas durante el desarrollo de esta in9
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco vestigación serán empleadas a manera de complemento. Las referencias bibliográficas sobre el pueblo son ínfimas, lo que deja abierta la posibilidad de realizar diversas investigaciones sobre los temas más variados que atañen a esta población. Esta investigación consta de introducción y tres capítulos, estructurados de la siguiente forma: en el primer capítulo se presenta una breve semblanza histórica sobre el origen del Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco; el segundo se enfoca en describir de manera general los aspectos más relevantes de la administración actual de la Mesa Directiva, vigente desde el año de 1993, fecha clave que delimitó en automático el período de nuestro objeto de estudio; en cuanto al tercer capítulo, éste describe las principales costumbres y rituales fúnebres practicados por los pobladores de San Lorenzo. A la fecha, en la ciudad de México subsisten comunidades o pueblos originarios que atesoran una cultura y estructura social propia. Tal es el caso del pueblo de San Lorenzo Tezonco que aún mantiene con vida una arraigada identidad comunitaria, manifiesta prolijamente por medio de su relación con el panteón vecinal. Este trabajo pretende indagar sobre dicho espacio de convivencia comunitaria. Geográficamente, el panteón vecinal está localizado en la actual Av. Zacatlán s/n, Pueblo de San Lorenzo Tezonco, a espaldas del Panteón Civil de dicho pueblo. Estos panteones están ubicados en el mismo terreno de lo que fuera la Hacienda San Nicolás Buenavista. Las historias de creación de cada uno de estos panteones remiten orígenes diversos, Rafful, H. (2004) refiere lo siguiente: “En 1908 la hacienda se estableció en sociedad anónima bajo el nombre de Compañía Agrícola San Nicolás s.a. Esta se dedicó a fraccionar los terrenos y venderlos a colonos pobres –en abonos cómodos–, fomentando así la creación de colonias agrícolas. Años más tarde, en 1916, dicha compañía donó al pueblo de Tezonco un terreno de 10 000 m2 para ocuparlos como cementerio. Posiblemente se trate del actual panteón Civil de San Nicolás Tolentino inaugurado en 1952”.
Por otro lado, el primer registro de inhumación en dicho panteón vecinal data del año 1936. Esta fecha podría considerarse como clave en la ocupación del nuevo panteón vecinal. Cabe señalar que a pesar de que ambos panteones son colindantes, cada uno cuenta con su respectivo acceso, a esta peculiaridad se añade 10
Introducción el hecho sustancial de que en el panteón vecinal sólo son enterrados los oriundos del pueblo (de acuerdo a lo establecido a partir del año de 1993); mientras que el Panteón Civil presta su servicio a la población en general. La referencia a la contigüidad entre uno y otro panteón no sería más que un hecho fortuito de no ser por el marcado contraste en el que cada uno se encuentra respecto del otro, situación que ha despertado el interés de algunos medios1. Dicho contraste entre los panteones civiles en general, y el panteón que ocupa nuestra atención en este trabajo, es que en los primeros es posible percibir cierto desentendimiento e indiferencia hacia los difuntos: cajas fúnebres abandonadas; algunas tumbas se han perdido entre el creciente pasto o yerba; otras han desaparecido a razón del descuido de sus familiares o negligencia administrativa. Pareciera ser que cuando la muerte se mercantiliza, o se administra por el Estado, se pierde la sensibilidad y el respeto hacia los muertos. En contraste, en el panteón vecinal se aprecia una traza perfecta de pasillos y tumbas claramente localizables. Dichas tumbas están situadas de tal forma que todos los días reciben la luz directa de la puesta del sol, como si contemplaran el crepúsculo. En suma, las tradiciones de conmemoración de los difuntos, comprendidas en los usos y costumbres, así como la gestión administrativa realizada por los propios vecinos –elegida en la Asamblea General en la que participa la comunidad–, les ha brindado a los habitantes del pueblo de San Lorenzo Tezonco la posibilidad de marcar el uso, rumbo y recaudación de recursos aportados por los usuarios del panteón vecinal que, como ya se ha hecho mención, comprende a la población originaria.
1 http://www.jornada.unam.mx/2006/10/28/index.php?section=capital&article=036n1cap
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Pante贸n Vecinal de San Lorenzo Tezonco
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CAPÍTULO I
Adriana Flores Ramírez
Semblanza histórica. Orígenes del pueblo y del antiguo panteón
S
an Lorenzo Tezonco es un pueblo ubicado al sur de la ciudad de México, colinda con los pueblos de Los Reyes Culhuacán, Santa María Tomatlán, San Andrés Tomatlán, San Santiago Zapotitlán, San Francisco Tlaltenco y San Pedro Tláhuac. San Lorenzo Tezonco cuenta actualmente una población aproximada de 23 000 habitantes. El pueblo consta actualmente de espacios de representación político-sociales como plaza principal, iglesia católica, un templo protestante, una comisaria ejidal y un panteón vecinal. Los espacios de organización del pueblo de San Lorenzo se han consolidado y mantenido a pesar de las transformaciones geográficas y urbanas propiciadas por el crecimiento de la megalópolis capitalina. Atendiendo a la historia, el pueblo de San Lorenzo Tezonco –se dice– fue un pueblo lacustre y ribereño que se asentó en la orilla del lago de Xochimilco. La primera referencia historiográfica con la que nos encontramos se encuentra en el interior de la Iglesia de San Lorenzo Diácono y Mártir. Se trata de una pintura del siglo xviii. En esta pintura, que pretende describir los asentamientos de la iglesia del pueblo, se plasma 13
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco
Plano de ubicación actual.
la imagen de una pequeña capilla y un árbol al lado de una laguna. No se sabe con certeza si la geografía y la ubicación de los tres elementos en la imagen constituyan un testimonio histórico verídico, lo que sí cabe destacar es su valor como documento pictográfico del siglo xviii. Otra referencia que parece prestar mayor certidumbre respecto de la fundación del pueblo se encuentra en un libro administrativo de 1836, perteneciente a la capilla de San Lorenzo. En dicho documento se escribe lo siguiente: “En 13 de marzo se gastó del arquitecto de la obra. El mismo día se gastó de aguardiente de los remeros de donde se [trajo] la piedra de cantera. En 22 de Marzo se gastó 6 reales de la canoa en la hacienda San Nicolás en que se trajo la piedra”1. Estas notas administrativas que mantenían los fiscales de la capilla, además de registrar una fracción significativa de la vida cotidiana del pueblo en torno a la iglesia, corrobora la existencia de canales o lagunas próximos al pueblo de San Lorenzo, lo cual viene a confirmar la geografía lacustre del asentamiento de la iglesia y no precisamente a la orilla de una laguna. 1 Libro perteneciente a la capilla de San Lorenzo Tezonco, en el que se apuntara el sobrante de los derechos de las misas de dominica, y otros recibos interesantes y el visto bueno de las cuentas que presentan los fiscales al señor cura. Año de 1836. f. 56.
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Semblanza histórica
Mapa de Culhuacán de 1580. Elaborado por Pedro de San Agustín, por orden del Corregidor Gonzalo Gallego. Fuente: Biblioteca Digital Mundial: http://www.wdl.org/es/item/457/ 15
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco Los franciscanos pertenecientes al Convento de Culhuacán (con advocación a San Juan Evangelista) que asumieron la encomienda de evangelizar a “los naturales” de los pueblos que se encontraban dentro de la competencia territorial del convento arriba referido, pero a una distancia considerable del convento mismo, fundan la capilla de visita San Lorenzo Tezonco, según se observa en el mapa que acompaña la relación de Culhuacan (Culguacan; 1950: Culhuacán, pueblo). En el mapa, del año 1580, se muestran dieciocho estancias alrededor de la cabecera. Aunque sólo se indican nombres de santos, en el registro de bautismos de 1588, se incluyen también nombres nahuas, con la adición de otro barrio: Otomíes. La mayoría de estos lugares aparentemente desaparecieron en una congregación de 1599-1604. En 1743 sobrevivían, como pueblos, San Lorenzo Tezonco y Santiago Cagualtepec (Acahualtepec) (Gerhard, 2000:184). En las capillas de visita, ocasionalmente acudían los sacerdotes a oficiar los debidos ritos religiosos, por un lado, y a recaudar el tributo respectivo, por el otro. En virtud de la intermitencia de la presencia de los sacerdotes, se hizo necesario delegar la responsabilidad de la administración o resguardo de la capilla. Los ritos religiosos de los primeros conversos presumiblemente debieron realizarse, en su mayoría, en la iglesia del Convento San Juan Evangelista (o de Culhuacán). De acuerdo con Gerhard (2000:185): “…sobrevive un registro de bautismos de Culhuacán que se inicia en 1588”, fecha a partir de la cual puede inferirse que comenzó en el pueblo el proceso de evangelización. Tradicionalmente, la conversión al cristianismo se realizaba a través del bautismo y la instalación de las capillas de visita. Sin embargo, en la capilla de San Lorenzo Tezonco no se celebraban estos ritos en particular y, tal circunstancia, obligó a la gente del pueblo a trasladarse a la Iglesia de San Juan Evangelista, Convento de Culhuacán, para poder bautizarse. Tal es el caso de la señora Victoria Rosario Reyes Guerrero que fue presentada a 17 días de su nacimiento, el día 7 de octubre de 1923 para ser bautizada en dicha iglesia. La transformación en la forma de comprender el mundo, generada a partir de la conquista militar europea militar y la subsiguiente evangelización, desató el proceso de ocultamiento de las tradiciones y costumbres prehispánicas, y con ellas, la esfera de lo religioso y la comprensión de la vida y la muerte. Mientras que en la época prehispánica se consideraba que después de la muerte los espíritus, dependiendo de su forma de muerte, arribaban al Mictlán u otros lugares, en la dimensión católica se asume que todos los cristianos bautizados, después de la muerte, ascienden al cielo.
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Semblanza histórica Panteón Antiguo de la Iglesia de San Lorenzo Diácono y Mártir Como es sabido, tras consumarse la conquista militar de México y, de la mano de ésta, la evangelización de los sobrevivientes, se consolidó en todo el territorio que sería renombrado como Nueva España, la construcción de capillas que, dependiendo la zona o la lejanía, comprenderían el nombre de un Santo seguido del topónimo prehispánico del pueblo. Tal es el caso, como se menciona en el capítulo anterior, de la iglesia de San Lorenzo Tezonco, que inicialmente fue capilla de visita por encontrarse distante del Convento franciscano de Culhuacán. En este sentido, las exequias remiten directamente a la dimensión religiosa en general y la salvación del alma en particular. De tal manera que el panteón cumple una función clave, a manera de bisagra, entre el mundo de los vivos y los muertos. Entre más cerca del templo se sepultaba a una persona de la iglesia del pueblo de San Lorenzo Tezonco, que inicialmente fue capilla de visita, privilegio no accesible para todos, más cerca se encontraba éste de la salvación eterna. La capilla de San Lorenzo Tezonco no fue la excepción; su establecimiento vino acompañado del respectivo panteón. El dato preciso de la primera inhumación, en lo que sería el actual atrio de la Iglesia, permanece desconocido. Sin embargo, se sabe que era una práctica común que, dentro de los atrios de las iglesias de la época, se encontrara el panteón o camposanto. Menciona Castillo (otoño 2012–invierno 2013) que “durante el siglo xvi en la Nueva España prevaleció la costumbre de sepultar a los muertos en las iglesias y sus atrios, tal como se practicaba en la península ibérica por lo menos desde el siglo vi d. C”. Del mismo modo, “los concilios provinciales mexicanos también hablaron sobre la materia. El primero celebrado en 1555, estipuló la manera en que se debían realizar los entierros dentro de la iglesia, insistiendo sobre todo en que las tumbas se hicieran a ras de suelo para evitar incomodidades a los fieles que acudían a los oficios divinos” (López-Cano, s.f., citado en Castillo, 2012-2013: 97); “El tercer concilio celebrado en 1585, también insistía en la manera como se realizarían los entierros y funerales, señalando que los sacerdotes debían asistir a ellos y celebrarlos gratis en los casos de personas pobres” (López-Cano, s.f., citado en Castillo, 2012-2013: 97). El trabajo de investigación en torno al antiguo panteón del pueblo de San Lorenzo nos remitió a valiosas fuentes orales, en particular, a testimonios que confirman que el atrio de la iglesia fue utilizado para se-
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco pultar a sus antepasados. Esta afirmación fue fruto del hallazgo de restos humanos durante la excavación de una cisterna que se encuentra de lado izquierdo del atrio de la iglesia, antes de llegar a la oficina actual de los fiscales. Así lo relata don Quirino Palma Téllez, vecino del barrio de San Salvador (presidente de la fiscalía en el año 2000): “Al momento de ir quitando la tierra, y hacer más profunda la excavación, se encontraron restos humanos, cráneos, tibias, húmeros”. –Don Quirino, ¿qué hicieron con los restos óseos? –se le preguntó–. –Los recolectamos y los echamos en costales –dijo– y lo que hicimos fue dejarlos a un ladito de la cisterna que se estaba haciendo. Entre 8 y 10 costales de esos de azúcar, los metimos en un espacio como de acueducto. Lo que ahora es la banca de cemento que está pegada a la malla de la fiscalía. También encontramos un cráneo colocado de una manera extraña con un hoyo en la parte superior. Se sacaron como tres camiones de tierra de la cisterna, don Miguel Pacheco fue quién se llevó la tierra. Esa tierra aún llevaba seguramente huesitos pequeños, no había quien cerniera la tierra. –¿De manera que debajo del atrio está lleno de restos humanos? –Sí –dijo–. Lo mismo afirma en entrevista don Nicolás Fuentes Guevara, vecino del barrio de San Lorenzo, actual secretario de la Fiscalía 2015: “Durante la excavación para colocar la actual fuente, conocida como el bautizo de Jesús, en el atrio también se encontraron restos óseos”.
Otro dato que los habitantes del pueblo de San Lorenzo coincidían en comunicarnos, era la existencia de lápidas mortuorias. Éstas se encuentran situadas en uno de los muros laterales de la actual iglesia y tienen inscrita la información que se aprecia en la siguiente imagen:
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Semblanza histórica
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2015. 1.- Casimira Garmendia fallecio el 15 de Diciembre de 1918. Recuerdo de sus hijos. rip. 2.- Aquí descanzan los restos de la Sra. Agustina Martínez junio 24 1900 recuerdo de sus hijos rip LG. 3.- A la memoria del Sr. José García Peo Mallo 15 1909 Recuerdo de hijos. r.i.e. 4.- Lorenzo García. Falleció el 7 de marzo de 1925. Recuerdo de su esposa e hija que le lloran.
Como se puede observar, el más antiguo de estos epitafios pertenece a la Sra. Agustina y data del año 1900. Esto nos hace pensar que después de la Ley de Secularización de 1859 pasaron todavía 41 años hasta la última inhumación realizada en el atrio de la capilla, lo cual denota que el proceso de secularización no fue inmediato sino gradual.
La transición histórica del antiguo panteón a las orillas del pueblo de San Lorenzo Tezonco En este apartado se describe cómo se dio la transición histórica del panteón del pueblo de San Lorenzo Tezonco: desde su origen en el atrio de la iglesia hasta que culmina en el panteón del pueblo como lo conocemos hoy en día. Como se ha mencionado, los panteones, al encontrarse dentro de la jurisdicción del espacio eclesiástico, estaban directamente subordinados a la administración de la Iglesia. No obstante, tras la Independencia y la Restauración de la República en el siglo xix, la posición política de la Iglesia sufrió, por decir lo menos, profundas transformaciones: tras la 19
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco promulgación de las Leyes de Reforma se ordenó la desamortización de los bienes eclesiásticos y la separación del Estado y la Iglesia. Posteriormente se estableció la Ley de Secularización de Cementerios publicada en Veracruz el 31 de julio de 1859. Con la entrada en vigor de las Leyes de Reforma y la Ley de Secularización de Cementerios, terminan los sepulcros en los atrios de las iglesias. Es importante señalar que, por lo menos en España, desde las postrimerías del siglo xviii, los sepulcros en las zonas adyacentes a los templos estaban entrando en desuso debido, principalmente, a la fetidez desprendida por los cuerpos. Tal como lo menciona Castillo (otoño 2012-invierno 2013): “Desde finales del siglo xviii se inició una lucha constante contra la fetidez en algunos lugares de Europa […] la Nueva España no escapó a esta nueva percepción. Desde finales del siglo xviii, virreyes como Juan Vicente de Güemes Pacheco, segundo Conde de Revillagigedo (1789-1794) y Miguel de la Grúa, Marqués de Branciforte (17941798), lo mismo que el Arzobispado Alonso Núñez de Haro y Peralta (1772- 1800), entre otros, dictaron una serie de disposiciones que pretendían establecer el uso de cementerios extramuros en beneficio de la salud pública y el decoro de los templos”.
Sin embargo, Castillo (otoño 2012-invierno 2013) confirma que: “El establecimiento de cementerios extramuros de los pobladores no fue una reforma aceptada tan fácilmente. Uno de los problemas fue la arraigada costumbre de la población que según algunos religiosos había desembocado en superstición, al creer que ser sepultados en la iglesia garantizaba la salvación del alma. […] Para ello el gobernador de la Mitra en la ciudad de México pidió que se pusieran imágenes de la Virgen y los Santos, como las tenían los templos, y que las misas que en ellas se tuvieran indulgencia plenaria por el alma del difunto. A pesar de los intentos tanto de las autoridades civiles como religiosas, el establecimiento de cementerios en los poblados no tendría lugar sino hasta bien entrado el siglo xix”.
Para 1859, la Ley de Secularización de Cementerios establece en los artículos 1°, 3° y 7° lo siguiente: Artículo 1°. Cesa en toda la República la intervención que en la economía de los cementerios, camposantos, panteones y bóvedas o 20
Semblanza histórica criptas mortuorias ha tenido hasta hoy el clero, así secular como regular. Todos los lugares que sirven actualmente para dar sepultura, aun las bóvedas de las iglesias catedrales y de los monasterios de señoras, quedan bajo la inmediata inspección de la autoridad civil, sin el conocimiento de cuyos funcionarios respectivos no se podrá hacer ninguna inhumación. Se remueva la prohibición de enterrar cadáveres en los templos. Artículo 3°. A petición de los interesados y con aprobación de la autoridad local, podrán formarse campos mortuorios, necrópolis o panteones para entierros espaciales. Artículo 7°. Los gobernadores de los estados y del Distrito y el jefe del territorio cuidarán mandar establecer, en las poblaciones que no los tenga o que los necesiten nuevos, campos mortuorios y, donde sea posible, panteones2.
De manera que la ley de 1859 fue la manera política o de jurisprudencia que puso fin a una época en términos de la cultura funeraria en México. Sobra decir que un sector de la Iglesia Católica suscribió la propuesta de creación de cementerios extramuros por razones de salubridad pública (este será también el argumento esgrimido por las autoridades para clausurar los cementerios o panteones). Ahora bien, con el fin de dar continuidad a esta investigación, abordaremos el tema del, por llamarlo así, segundo panteón del pueblo de San Lorenzo. Para dicho fin se localizó el siguiente mapa en el que es posible conocer la geografía del pueblo y la Hacienda de San Nicolás Tolentino. Se trata de un mapa de 1806 que tenía por objetivo contribuir en la solución a la demanda de los naturales de Tezonco en contra del hacendado Francisco Arteaga en relación al reintegro del fundo legal3 del pueblo. En dicho mapa se observa la ubicación de la iglesia y sus alrededores, además del espacio geográfico de estudio de esta investigación.
2 http://www.memoriapoliticademexico.org Textos/3Reforma/1859LSC.html 3 Fundo legal. Porción de suelo destinada para la fundación y edificación de un poblado. En la actualidad se regula por la normatividad agraria, así como por disposiciones de carácter federal o estatal, relativas a asentamientos humanos. En la Ley constituye parte de las tierras del asentamiento humano y está especialmente protegido, es inalienable, imprescriptible e inembargable. Es atribución de la PA la protección y vigilancia del fundo legal. Ésta también se llevará a cabo por las autoridades federales, estatales y municipales. http://www.sra.gob.mx/sraweb/datastore/home_store/index/enciclopedia/ Terminos_Agrarios.pdf
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco
El texto que acompaña al mapa, del cual he mantenido la escritura original, dice lo siguiente: El mapa se distribuido de la siguiente manera: A) Iglesia del pueblo B) Y color amarillo tierras que estaban poseyendo sus naturales. C) Y color verde: reintegro su fundo legal, q es decir: cuya área consta 453,928 ½ varas cuadradas q, faltaban; con más 67 v.s ½ q. resultan de media vara q. se les aumento gxacionamente p. x el medio grueso de la cerca de piedra q. unidas a las anteriores hacen la total área útil al pueblo de 454.599. siendo de advertir q.e en dicho color verde van incluidas 21.456 v.s cuadradas q. e resultan de las 16v.s de ancho p.a el camino de la hacienda en toda la longitud de 1341. P.a
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Semblanza histórica q.e lo dejen libre en donde le paxezca a los naturales. D) Y el color azul: incompleto reintegro que en tierras laborias había hecho el justicia de Mexicalcingo p.a q.aun faltaban para el fundo legal 207.781 v.s cuadradas. E) Casa de la Hacienda. F) Tierras laborias de ella. G) Mojonera. H) Cimientos antiguos de id. Los puntillos paralelos sobre el color de rosa demuestran parte d la cerca de piedra suelta de la Hacienda. México 9 de julio de 806. José del Mazo y Aviles= Manuel Pérez de Solís.
Fijando la atención en el inciso D, es posible observar que se hace alusión a un reintegro incompleto de tierras que, según lo establecido en el fundo legal, les pertenecían a los oriundos del pueblo. En suma, a través de este mapa es posible formarse una idea general en torno a las condiciones geográficas en las que actualmente se encuentra el Panteón Vecinal de San Lorenzo. Además, nos da luces respecto al derecho legal sobre este espacio de terreno. Es así como en el pueblo de Tezonco nace el panteón vecinal ubicado en terrenos que pertenecieron a la Hacienda de San Nicolás Buenavista, en donde el dato oficial del primer entierro registrado en los libros de la actual administración es de 1936.
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Pante贸n Vecinal de San Lorenzo Tezonco
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CAPÍTULO II
Adriana Flores Ramírez
Pertenencia y administración comunitaria Panteón Vecinal San Lorenzo Tezonco
T
ras la promulgación y puesta en marcha de las Leyes de Reforma, se inicia un proceso de transformación administrativa y política en México, lográndose consolidar jurídicamente la separación entre el Estado y la Iglesia y, en consecuencia, arrebatar la administración de los panteones al clero mediante la Ley de Secularización de Cementerios. En este contexto, los panteones adquieren nuevas y diferentes características, tanto administrativas como jurídicas y sociales, derivadas de lo establecido en el Decreto de Secularización de Cementerios de julio de 1859. Actualmente los panteones están normados y clasificados a través del Reglamento de Cementerios del Distrito Federal (publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 28 de diciembre de 1984), que en su Artículo 8o establece que los cementerios oficiales estarán clasificados de la siguiente manera:
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco i.-
Civiles generales, para todo tipo de inhumación de cadáveres, restos humanos y restos humanos áridos o cremados, sin importar su procedencia; ii.- Civiles delegacionales, que se localizan en las delegaciones del Distrito Federal, para inhumar cadáveres, restos humanos y restos humanos áridos o cremados procedentes del área de la propia Delegación, y iii.- Civiles vecinales, en los cuales se podrán inhumar cadáveres, restos humanos y restos áridos o cremados procedentes del área vecinal correspondiente1.
Con tal clasificación, el Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco, como su denominación lo indica, se clasificaría en el apartado iii, referente a panteones civiles vecinales. A manera de contexto, para comprender la situación actual del cementerio que nos ocupa, nos remitimos a Tovar (2007: 7-8) quien afirma: “Las historias de creación de los panteones comunitarios repiten con diferencias en sus procesos; donaciones de terrenos particulares de personas, compras colectivas de terrenos y obtención de reconocimiento de propiedad comunal o ejidal de los terrenos donde están ubicados. Por donde se le vea, ellos tienen los derechos sobre la propiedad de esos espacios, los han heredado de sus abuelos y se han encargado por generaciones de hacerlos funcionar para el beneficio de su comunidad. […] Aparecen los problemas; muchos pueblos no cuentan con los documentos comprobatorios. Algunos los perdieron al pasar de mano en mano y entre uno que otro conflicto interno, otros no lo consiguieron. Entonces acuden a la historia, a sus historias; son pueblos antiguos, ya estaban desde antes de la llegada de los españoles y esas tierras les pertenecen desde entonces.”
De tal manera que el Panteón Vecinal o comunitario2 de San Lorenzo Tezonco se inscribe en este fenómeno comunitario que no prescinde de la
1 http://ordenjuridicodemo.segob.gob.mx/Estatal/ DISTRITO%20FEDERAL/Reglamentos/ DFREG05.PDF 2 El panteón comunitario es un espacio de reproducción cultural en la cual las relaciones sociales expresan normas, valores, costumbres, códigos y las experiencias importantes que conforman la vida comunitaria”. Romero, Tovar, Memoria y defensa de los panteones comunitarios del Distrito Federal, p. 13.
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Pertenencia y administración comunitaria relación con su pasado y con la tierra que lo alberga; pues no sólo se resguardan los cuerpos de los antepasados de la comunidad en el Panteón Vecinal, sino que con éstos, también se tejen historias que necesitan ser conocidas, escuchadas y preservadas. Con esta consigna, interpelamos a la memoria viva de los pobladores. Un primer encuentro para conocer tal situación, lo brinda el señor Roberto Salvador Hernández, habitante del barrio de San Lorenzo, quien refiere lo siguiente: “…a groso modo le voy a platicar […] sépanse ustedes que éste panteón fue solicitado a la delegación Iztacalco en 1926 por señor que se llamó Severiano Leyte […] como vieron que el panteón original del pueblo, que era el atrio de la iglesia ya no cabían. Entonces solicitó un pedazo para un panteón nuevo y le dieron este pedazo que abarca como a 100 metros más para allá, hasta allá abarca desde la pared hasta como a 100 metros para arriba. Hasta allá abarcó, se lo pidió a las autoridades y las autoridades se arreglaron con el dueño de la hacienda y sí se lo dieron. Pues el señor ya que lo tenía por escrito y oficialmente autorizado le decía al pueblo que ya no enterrara ahí en el atrio que ya tenían un panteón nuevo aquí era un terreno disponible y la gente no se acostumbraba. Por tradiciones usos y costumbres y seguían enterrando ahí, se morían y rascaban ahí, ¡no! Es que ¡no! Entonces el señor mandó traer gente, este y se quejó con la autoridad que no obedecía la gente y mandaron gente para borrar las tumbas aun así seguían usando. No fue sino hasta que en 1929 se le muere al señor Don Severiano un chamaco que se llamó Andrés Apolonio Leyte. Entonces, como se le murió su hijo los del pueblo le dijeron: a ver, ya se murió tu hijo, ve y entiérralo allá. ¡Y sí lo vino a enterrar! Es la segunda tumba que ustedes ven ahí, la segunda tumba. Después con el tiempo, pasado el tiempo, ya la gente empezó a enterrar aquí. Pero cómo comprobaba, o cómo se comprueba que esa tumba marca la historia de este panteón, pues es que no aparece ese difunto en el obituario de la oficina general de panteones. Ese difunto no aparece porque el obituario me parece que parte hasta 1936, y él murió en 1929. Y hasta 1936, parte con la señora que está ahí, se llamó doña Josefina Castro. Esa tumba no era tumba, sino el pilanconcito, que de ahí agarraron agua y ya con el tiempo la gente empezó a usar aquí el lugar, y ya empezaron a usar aquí. Con el tiempo el pueblo vio que iba creciendo también el panteón, le solicitaron otra vez al encargado de la hacienda ampliar el panteón, de aquí después de los 100 metros hasta donde está ahorita el centro de salud. Los señores de ese 27
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco entonces le hicieron la petición que les echara la mano para, este, ampliar el panteón, y lo ampliaron del lado norte hasta donde está el centro de salud pero el señor: señores ya les amplié el panteón, ya conseguí otro pedazo. Pero a cambio de eso quiero que ustedes me dejen la joya –la joya es el lugar donde hoy está situada la Universidad del Peje– el señor ahí le echaba, como tenía el establo, le echaba bastante estiércol, y como era joya toda el agua se iba para allá y levantaba unos maizales pero buenos. ¡Tramposo el señor! y a cambio de eso, ya total, se fue llenando y después con el tiempo los señores volvieron a pedir. Este, quizá todavía alguno viva, o quizás ya no vivan. Y solicitaron ampliar el panteón, pero hacia lado oriente de lo que hoy se llama anexo, y estaba como encargado de panteones un señor que se llama Joaquín Hernández. Y sí consiguió la autorización don Joaquín y vino con los señores, ¡órale marquen! Digan ustedes hasta dónde. Y a pasos de ahí caminaron. Uno de ellos era creo don Alfredo Ambriz. Y caminaron… no pues hasta aquí. Y dijo don Joaquín: no pues hasta donde ustedes digan. Ya después, ya en confianza, don Joaquín nos dijo si le hubieran marcado hasta la fuente, les hubiera dado hasta la fuente. Ya estaba autorizado, pero ellos me dijeron que hasta aquí y hasta ahí llegó el anexo. Eso es a grandes rasgos lo que les puedo decir.
Lo narrado por el señor Roberto coincide con la versión sostenida por la mayoría de los habitantes del pueblo que fueron entrevistados a propósito del mismo tema. Se ha escogido para este texto el relato de don Roberto por tratarse de la narración más representativa de la memoria colectiva del pueblo de San Lorenzo. Del relato de don Roberto es posible colegir, además de un gran entusiasmo por rememorar uno de los capítulos en la historia del panteón, lo accidentado que fue el proceso de secularización en la administración del panteón. Sin duda, los procesos son lentos y difieren en cada caso y situación en virtud de los usos y costumbres de cada pueblo o comunidad. Uno de los temas más notables que esta investigación ha tenido a bien abordar es la forma en cómo la comunidad del pueblo de San Lorenzo ha tomado bajo su responsabilidad, de manera colectiva, la administración de su propio panteón, confiriéndole características novedosas y a la vez diferentes de las establecidas tradicionalmente por la anterior administración de la católica.
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Pertenencia y administración comunitaria Panteón Vecinal: año de 1993 Cuando visitamos por vez primera el Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco, nos encontramos con un panteón ordenado, cuyo único propósito aparente consistía en servir y resguardar el lugar consagrado a sus difuntos. Durante los cinco años de contacto próximo con la comunidad, se nos ha permitido visibilizar la estructura administrativa que la comunidad organizada ha construido alrededor de su panteón. Una administración popular asentada en los valores comunitarios que desean transmitir a nuevas generaciones, pues según afirman: “nosotros algún día partiremos, pero nuestros jóvenes deben seguir y continuar con el trabajo, conservar su panteón”. La mayoría de la gente que integra la actual mesa directiva del Panteón Vecinal es gente adulta. Cada uno tiene motivos muy personales para estar en este panteón todos los días. Todos los procesos y crisis políticos-sociales marcan un antes y un después. Después de haber examinado los documentos administrativos del panteón, encontré que la oficina sólo tiene registros a partir de 1993 a la fecha, reflejando con ello el fin y el inicio de una nueva administración. Previo a dicho año, no existe registro documental alguno, lo que abre todo un campo de investigación. El Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco antes de 1993 –así lo manifiestan varios vecinos del pueblo– presentaba conflictos internos entre diversas administraciones. La gente del pueblo afirma que existían anomalías que impactaban negativamente a la integridad del panteón en perjuicio de los nativos3 del pueblo. Esta situación intentó subsanarse por medio de una asamblea general en la plaza del pueblo en el mes de junio de 1993, con la finalidad de convocar a una nueva administración para el panteón vecinal del pueblo. El resultado de esta iniciativa puede leerse en el siguiente documento (el original es un escrito en letra de molde), que dice:
3 Para la gente de San Lorenzo Tezonco ser nativo u originario significa tener línea sanguínea familiar desde los abuelos o bisabuelos. También manifiestan que cuando alguien se casa con un no originario en automático se convierte en originario del pueblo de San Lorenzo por el simple hecho de haberse casado con una o uno del pueblo, adquieren todos los derechos pero también las obligaciones.
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco México, D.F a 30 de Agosto de 1993 “Siendo las 12:00 hrs de la fecha mencionada los representantes del pueblo de San Lorenzo para la administración del Panteón Vecinal y con el apoyo de un grupo de 30 personas que son las más representativas del mismo pueblo, se efectuó una reunión con el Tte. Federico Zamora Martínez jefe de panteones de la delegación de Ixtapalapa para llegar a un acuerdo sobre el problema que suscitó el día 27 de agosto. En dicha reunión se tomaron los siguientes acuerdos. 1.- Que a partir de esta fecha, por ningún motivo se permita que gente extraña haga uso de sepultura aun cuando presente documentos que supuestamente lo amparan ya que estos fueron obtenidos mediante malos manejos de anteriores representantes del Panteón Vecinal, que lo de uso exclusivo para nativos del pueblo 2.- Los finados que siendo extraños ya fueron sepultados en este lugar, tendrán derecho a lo que marca la ley ---- 7 años de temporalidad al termino de los cuales se dará aviso a sus deudos de dicho vencimiento para que hagan los trámites correspondientes de exhumación y traslado de sus restos al panteón que xxxxx (en el original esta tachado) las autoridades correspondientes les autoricen 3.- (en el texto original hay un salto numérico en el que no aparece información en el apartado tres, dando un salto al apartado número cuatro) 4.- Todos estos problemas han sido motivo de descontento de toda la población, por lo tanto si se vuelve a incurrir en estas anomalías nosotros como pueblo estamos dispuestos a recurrir a las máximas autoridades de ser necesario para darle solución de una forma definitiva. Firman de común acuerdo Rúbrica Tte. Federico Zamora Martínez. La Mesa Directiva Rúbrica Rúbrica Sr. Reyes Rosas Chavarría Valentín Valverde E. Presidente Secretario
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Pertenencia y administración comunitaria Rúbrica Arturo J. Reyes Hernández Tesorero Rúbrica Roberto Fuentes Fuentes
Rúbrica Mario Silva Flores
VIGILANCIA
Rúbrica Gabriel Montoya
Rúbrica David Silva López
A dicho documento lo acompaña una lista de rúbricas. En otro documento se observa que nuevamente los cargos administrativos de la recién conformada Mesa Directiva del Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco han sido remplazados en unos casos, y en otros, sólo asumieron un cargo distinto al anterior. Lo que confirma que en un breve periodo de tiempo, dado el conflicto interno, se dieron cambios en aras de mejorar la administración del panteón del pueblo –así lo comentan los pobladores que con frecuencia asisten al panteón a visitar a sus difuntos–. En dicho documento, escrito a máquina y respetado el formato y ortografía original, se establece que: C. Lic. HÉCTOR ASTUDILLO BELLO. PRESIDENTE DEL xl COMITÉ DISTRITAL. PRESENTE: Por medio del presente escrito, le notificamos a usted que el día cuatro de noviembre del año en curso, y siendolas diecisiete horas, en el Panteón Vecinal del Pueblo de Sn. Lorenzo – Tezonco, Distrito Federal, se reunió una representatividad de los cuatro barrios que conforman el pueblo para restructurar la mesa directiva que sucesivamente se hara cargo del panteón vecinal del pueblo, yuna vez celebrada esta el pueblo llevo acabo el cambio por medio de votación que es como se venido acostumbrando con las anteriores restructuraciones desde años atrás y quedando la nueva mesa directivadel panteón vecinal del pueblo con un presidente, un secretario, un tesorero, asi como un jefe de vigilancia y un consejo de vigilancia – la cual el pueblo eligio para desempeñar los cargos antes mencionados
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco y que dichos cargos comenzaran a desempeñarlos desde la fecha en que – se les notifique a las autoridades competentes de los representantes – que estarán a cargo del panteón vecinal por un término no mayor de --tres años contados a partir de la notificación de la mesa directiva a – las autoridades que es el termino que acordó la sitada representatividad del pueblo en la asamblea el cual se eligieron a los ciudadanos – que a continuación se mencionan con sus representativos y respectivosnombramientos que por el momento es todo lo que desean agregar y firmando alcalce todos los que en ella intervinieron y quisieron hacerlo para constancia y para todos los efectos legales que haya lugar.—
Rúbrica. C. Roberto Fuentes Fuentes. Presidente. Rúbrica C. Roberto S. Hernández Secretario.
Rúbrica C. David Silva López. Tesorero.
Rúbrica C. Mario Silva Flores. Jefe de vigilancia. México, Distrito Federal, a veintidós de noviembre de mil novecientos Noventa y tres. La mesa directiva actual 2015 sigue trabajando bajo estos parámetros y es integrada por: Sr. Roberto Fuentes Fuentes (presidente), Lic. Rigoberto Salas (secretario) Sr. Alfredo Martínez (jefe de vigilancia), Tesorero (es importante señalar que en esta administración nadie se asume como tesorero) y consejo de vigilancia integrada por voluntarios de la comunidad.
La administración del panteón establecida a partir de 1993, desde su conformación como Mesa Directiva, ha contraído la responsabilidad de asumir la gestión, resguardo –del espacio físico– y servicio a la comunidad en caso de fallecimiento de algún familiar. Cabe mencionar que esta administración popular forma parte de la Asociación Civil Unión
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Pertenencia y administración comunitaria de Pueblos, Barrios y Colonias del Distrito Federal, constituida con la finalidad de unir fuerzas en la defensa de sus panteones, además de los usos y costumbres de los pueblos antiguos de la ciudad de México, en contra de leyes que violenten la integridad de estos pueblos4. Retomando nuestro tema, la actual mesa directiva desempeña su gestión de la siguiente manera: El panteón abre sus puertas los 365 días del año con un horario de 8:00 am a 4:00 pm., está dividido en secciones y un anexo denominado así por los encargados del panteón. Éste fue solicitado en 1997 al ingeniero Miguel Soria Rodríguez, subdelegado territorial en San Lorenzo Tezonco. El servicio que la actual administración del panteón presta comprende a todos los habitantes originarios del pueblo (sin ninguna distinción política, religiosa o de género) y consiste en el mantenimiento, limpieza –organizado por faenas– y podadura del pasto, así como la conservación de las tumbas (trabajo realizado por los encargados o voluntarios de la comunidad). Asimismo, se acompaña al familiar del fallecido a las oficinas generales de panteones, sin costo alguno, para realizar los trámites necesarios para el sepelio. Por otra parte, en horario de oficina, el domingo de 11:00 a.m. a 2:00 p.m. se expiden los permisos para realizar alguna mejora o arreglo en la tumba (el permiso consiste en que el solicitante esté consciente de no rebasar las medidas sugeridas en aras de mantener y respetar el espacio de los demás sepulcros), además de los documentos de cobro de cuotas y del pago de anualidades correspondientes. La cuota para los nativos u originarios consiste en 50 pesos anuales. Para las personas no originarias que obtuvieron su espacio o tumba antes de 1993, el costo es distinto, además de estar obligados a realizar una donación. Los encargados de la Administración tienen como obligación informar anualmente a la comunidad sobre lo ocurrido en todo el año. En términos generales, el informe consiste en el registro de actividades y sepelios realizados, o en la aclaración de alguna vicisitud o problema en el que esté involucrado el panteón. La asamblea no sólo presenta el informe, sino que también pregunta a la gente que asiste a informarse, si está o no de acuerdo en que la actual mesa siga desempeñando sus cargos. Los asistentes firman de conformidad para que la Mesa Directiva 4 Sobre esta intrincada situación política, resulta relevante mencionar que desde octubre del 2001 se inicia un movimiento político de los pueblos originarios de la ciudad de México en defensa de sus panteones comunitarios.
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco pueda seguir prestando su servicio a la comunidad o no. Así es como opera la actual mesa directiva, que desde 1993 ha ido consolidando una forma de administrar y cuidar su panteón. En este sentido, retomo las palabras de Romero Tovar (2007: 13) quien dice que “el panteón comunitario es un espacio de reproducción cultural en el cual las relaciones sociales expresan normas, valores, costumbres, códigos y las experiencias importantes que conforman la vida comunitaria”. Es el pueblo de San Lorenzo Tezonco quien en conjunto deberá revalorar el resguardo de sus espacios de relaciones sociales como comunidad, en las que se alberga la perseverancia de las tradiciones, usos y costumbres como pueblo.
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Pertenencia y administración comunitaria Bibliografía Castillo Flores, José Gabino, Las problemáticas en torno a la construcción de un cementerio general en Xalapa, en 1800-1830. Letras Históricas, Número 7, Otoño 2012-invierno 2013, El Colegio de Michoacán, México. Gerhard, Peter, Geografía Histórica de la Nueva España 1519-1821, unam, México. Rafful Hernández, Ana Alejandra. (2004). Tesis de licenciatura, unam, México. Romero Tovar, María Teresa, En defensa de la muerte, panteones y pueblos originarios de la ciudad de México. Seminario permanente “Etnografía de la cuenca de México”, 2007. Romero Tovar, María Teresa, Memoria y defensa de los panteones comunitarios del Distrito Federal, s/f.
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Pante贸n Vecinal de San Lorenzo Tezonco
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CAPÍTULO III
Edwin Alberto y Jessica Orozco Alvarado
Tradición del día de muertos
Foto: Jessica Orozco Alvarado, 2014. 37
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco Introducción*
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na de las tradiciones populares más importantes, y que distinguen a la cultura mexicana en general, es el culto a la vida a través de la muerte. Esta comprensión profunda de la vida y de la muerte se condensa en el así llamado “día de muertos”. En la actualidad esta romería popular tiene lugar durante los primeros días del mes de noviembre. Durante estos días, en los que las familias asisten a los panteones para recordar y conmemorar la vida de sus muertos, tiene lugar el encuentro, la rememoración y la celebración que les permiten fortalecer, resarcir y recrear sus vínculos familiares y comunitarios. El Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco conserva aún la atmósfera tradicional propia de una comunidad urbano-popular, con fuertes nexos autóctonos en torno a la “fiesta de muertos”. Conforme se acerca la celebración, el lugar de la muerte se transforma en el lugar de la vida, la cual irrumpe en forma de olores, colores y sabores que provienen de las flores, los cantos, los rezos, las velas, los ritos, la comida, la memoria, el llanto, las risas y la música. Durante estos días kairológicos, propicios, el panteón se convierte en in altepetlyolotl, es decir, en “el corazón del pueblo” y la tumba en in tlaquimilolli o “el envoltorio sagrado”, los cuales devienen en el centro de la atención comunitario-familiar. Efectivamente, durante esos días la presencia de los ausentes recrea la no-vida de los vivos. Por un momento los muertos-vivos frenan la regularidad de la cotidianidad caracterizada por el empobrecimiento, el miedo y la desesperanza de los vivos-muertos. La vida y fuerza de los muertos crea un remanso de fiesta a la debilitada y monótona vida de los sobrevivientes para que ésta irrumpa como radicalmente otra. Son días –decimos– propicios, pues con-viven en medio de la fiesta de la memoria los muertos-vivos y los vivos-muertos. La fuerza de esta hermosa tradición de la celebración de la realidad integral vida-muerte en el Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco irrumpe, como en todo México, con una fuerza desbordante: el altar de muertos doméstico deviene en el panteón en un altar cósmico que rearmoniza, recrea y equilibra la vida de los muertos y la muerte de los vivos. Todo encuentra su adecuado lugar porque cada uno hace la parte que le toca en la fiesta del trabajo: los muertos-vivos se hacen presentes y los vivos-muertos preparan esa visita. * Dr. Juan Manuel Contreras Colín. 38
Tradición del día de muertos La mejor forma de recibir a los difuntos es con una fiesta. Así lo hace la comunidad de San Lorenzo Tezonco. En la casa se levanta un altar familiar lleno de fotos, flores, velas, comida y bebida. Los rezos, las plegarias, las imágenes religiosas y el copal sacralizan al altar en su conjunto. En el panteón, el camposanto, las tumbas son los altares sagrados, donde la familia del difunto, como si se tratara de una concelebración litúrgica, hace una serie de ritos: las limpia, pinta o repara; las llena de flores y velas; habla con el difunto, come con él, llora con él, le comparte sus penas y preocupaciones y éste las escucha. Especial alegría les da que su tumba sea rociada con agua bendita. Jamás está de más una plegaria o rosario alrededor de la tumba y cuando hay posibilidades económicas la fiesta es ambientada con músicos populares. En el 2014 visitaron el Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco alrededor de 10 000 personas. Como lo indica el calendario litúrgico y la religiosidad popular de la tradición cristiano-católica, el 1 de noviembre se celebra, en la llamada “fiesta de todos los santos”, a los difuntos menores, es decir, a los “niños” y el 2 de noviembre se conmemora la fiesta de los difuntos adultos. Pero esta celebración religiosa, como veremos a continuación, no es sólo cristiano-católica, comparte créditos culturales con la creencia sagrada indígena de los pueblos originarios. Efectivamente, los indígenas recrearon la creencia cristiano-europea de la resurrección con su creencia sagrada sobre la vida en el Mictlán, dando como resultado, en un complejo diálogo intercultural, a la fiesta de día de muertos que ahora celebramos.
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2014. 39
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco
Ilustración: Edwin Alberto Orozco Alvarado, 2014.
Origen autóctono Desde antes que los cristiano-europeos invadieran y conquistaran las culturas autóctonas de Amerindia, los rituales mortuorios ya habían estado presentes en el culto a los muertos y tenían un fuerte significado sacro. Dentro del pensamiento filosófico y religioso nahua la muerte tenía una importancia especial por su relación con la tierra, la cual se manifestaba de dos maneras, a saber: a través del consumo de los alimentos que se cultivaban, como el maíz, y la fusión de los cuerpos con la tierra al momento de la muerte. Los rituales funerarios de los nahuas comprendían cremaciones y enterramientos, estos últimos estaban reservados para los personajes importantes, a quienes se inhumaba con numerosos objetos como ofrenda. En la zona metropolitana de la ciudad de México fueron encontrados enterramientos de distintas épocas históricas. El arqueólogo y antropólogo Román Piña Chan registró los enterramientos más antiguos que consistían en agujeros irregulares aledaños a los campos de cultivo o debajo de las chozas; algunos de éstos incluían objetos personales y figurillas
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Tradición del día de muertos femeninas, lo que probablemente se relacionaba con rituales de fertilidad. Para el año 800 a.C., predominaban los entierros flexionados colocados directamente en el suelo, acompañados de ofrendas como vasijas de gran calidad, utensilios de uso personal, comida, bebida y en ocasiones perros sacrificados para que acompañaran al difunto en su tránsito por el Mictlán o lugar de los descarnados (Manrique, 2007). Por otro lado, según los relatos de Fray Diego Durán, en los rituales de los antiguos nahuas ya existían dos celebraciones dedicadas a los muertos, la Miccailhuitontli o “Fiesta de los Muertecitos”, que se conmemoraba en el noveno mes del calendario nahua y equivalía al mes de agosto del año cristiano, y la Fiesta Grande de los Muertos que se celebraba el décimo mes del año (septiembre). Estas celebraciones eran, además, propiciatorias para la agricultura.
Ilustración: Edwin Alberto Orozco Alvarado, 2014. 41
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco Sin embargo, una vez ocurrida la conquista, Durán pudo observar, algunos años después, que en el día de “Todos los Santos” se ponían ofrendas para los niños difuntos y al siguiente día se ponía otra para los difuntos adultos. Por estrategia de resistencia y afirmación cultural, los indígenas dejaron de hacer esos ritos en agosto, que es cuando los acostumbraban realizar, y los sustituyeron por las fechas del calendario cristiano. Las ofrendas de esa época consistían en dinero, cacao, cera, aves, frutas, semillas en cantidad y alimentos preparados (Mendoza, 2006). Dentro del núcleo ético-mítico nahua, el culto a los difuntos y los rituales mortuorios tenía como fin encaminar el espíritu del difunto hacia el espacio y tiempo de la muerte, de esta manera se mantenían los lazos continuos con los muertos a través de los rituales, ya que se invocaban para la siembra, la cacería o la guerra, así también se evocaban para diversos acontecimientos sociales como matrimonios y nacimientos. Inclusive podían llegar a ser objeto de veneración y culto según su rango o desempeño social. Dentro de las celebraciones del mundo de la vida nahua la más destacada era la del funeral, mediante la cual se representaba la separación física de la persona de la comunidad de los vivos. En un período de cuatro meses y cuatro años posterior al fallecimiento se llevaban a cabo varias ceremonias en distintas fechas y modalidades según la forma en que había fallecido la persona (Johansson, 2003). Según Margarita G. Domínguez, en su publicación Terminología Funeraria, los nahuas de la Cuenca Volcánica de México consideraban que la vida humana se componía de tres fluidos: • Tonalli, que estaba en la cabeza y determinaba el vigor y la energía. • Teyolia, que estaba en el corazón y definía el espíritu. • Ihiyotl, ubicado en el hígado y concretaba las pasiones y sentimientos. Cuando alguno de estos fluidos se desintegraba, el ser humano moría y, de acuerdo con su modo de morir y al grupo social al que perteneciera, su espíritu o teyolia se trasladaba a uno de los cuatro lugares que aguardaban después de la muerte. Para el pensamiento nahua, el movimiento del astro rey es el que estructura cardinalmente el mundo y el que define los cuatro lugares a donde van los difuntos después de la muerte, estos son: el Mictlán o lugar
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Tradición del día de muertos de los descarnados, donde domina Mictlantecuhtli “el señor de los descarnados”, el Tlalocan o lugar de Tláloc; la Tonatiuh ichan o la casa del sol, morada de Huitzilopochtli; y Cincalco, la casa del maíz, regido por Huemac (Johansson, 2003): El Mictlán Lugar destinado para los que mueren de forma natural o de enfermedades que no tienen carácter sagrado, el recorrido es a través de varias etapas y obstáculos, que emulan el descenso de Quetzalcóatl en el inframundo ya sea como sol poniente o como creador del hombre. El Tlalocan Es el lugar donde reina el Dios de la lluvia, Tláloc. Es el paraíso terrenal que se nombra Tlalocan, en el cual hay muchos deleites y alimentos, sin pasar penas nunca faltan las mazorcas de maíz verde, calabazas, ramas de bledos, ají verde, jitomates, frijoles en vaina y flores. Los que aquí llegaban, eran los que morían por la caída de un rayo, por ahogamiento en el agua, los leprosos y sarnosos, gotosos e hidrópicos. Tonatiuh ichan: la casa del sol Es el lugar, en donde la casa del sol es el cenit, el sol brilla con mucho más esplendor, sin siquiera permitir una sombra de los objetos en la tierra. Los que llegaban allí, eran los que habían muerto al filo de la obsidiana, es decir los que morían frente al enemigo o los que perecían en la guerra, en el campo de batalla; además a las mujeres que morían en el parto también eran consideradas como guerreras que habían muerto en combate. El Cincalco A este lugar van los bienaventurados, los amados y a los que los dioses se llevan para sí, allí van los niños que mueren en su tierna niñez cuando todavía estaban mamando, estos son considerados como piedras preciosas, ellos no van a lugares de espanto del infierno sino que van a la casa del dios Tonacatecutli, el que vive en los vergeles, en donde hay todas formas de árboles, flores y frutos. Allí andan como tzintzones, que son aves pequeñas de diversos colores que andan bebiendo el néctar de las flores de los árboles.
Por último, es preciso señalar que prácticamente todas las civilizaciones mesoamericanas brindaban culto a la muerte de algún modo, los mexicas los incineraban; los zapotecas y mixtecas los enterraban; los huicholes y
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco los tarahumaras los colocaban en una cueva y tenían rituales muy meticulosos para mantener las almas de los difuntos lejos del hogar familiar; los mayas por el contrario conservaban los huesos en altares domésticos y estos eran considerados el centro de la casa (Toussaint, 2012). Esencialmente todas las civilizaciones autóctonas creían que los muertos participaban de forma directa en temas tan importantes como la cosecha, la reproducción, la familia, la lucha contra la enfermedad y la vida de la comunidad en general.
Ilustración: Edwin Alberto Orozco Alvarado, 2014.
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Tradición del día de muertos
Foto: Edwin Alberto Orozco Alvarado, 2012.
Época Colonial En España ya existía también un culto hacia los muertos, creencias sobre el “más allá” y devoción por las almas de los difuntos. El mes de noviembre es conocido como el “mes de las ánimas” durante el cual se les rinde culto en diversas formas. En el año 844 el Papa Gregorio iv, según la tradición católica, estableció el 1 de noviembre como Día de Todos los Santos. El Día de las Ánimas o Día de Difuntos se introdujo en el siglo xi por San Odilo, abad del monasterio de Cluney, en París; esta celebración consistía en oraciones, misas, ayunos y actos de caridad en beneficio de los pasados miembros de la iglesia que se encontraban sufriendo en el purgatorio (Toussaint, 2012). Después de la conquista entraron en convivencia dos sistemas ideológicos, por un lado el cristiano-europeo, y por el otro, el de los pueblos originarios. En la Nueva España las prácticas del Día de Muertos se adaptaron fácilmente a los pueblos indígenas gracias a sus celebraciones entre los muertos y su comunidad. Esas fechas coincidían con el calendario de los rituales prehispánicos, la Miccailhuitontli, la fiesta para los muerteci45
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco tos o para los niños muertos y la fiesta para los adultos, Xoxotlhuetzi. En esas fechas se llevaban a cabo los rituales para las cosechas y los pueblos indígenas concebían las ofrendas como un intercambio con los muertos, cuya fuerza vital era atraída por el incienso, la comida, las flores y las oraciones. El fraile franciscano Motolinía interpretó estas prácticas como signo de que los indígenas habían adoptado las prácticas católicas. El sincretismo entre ambas ideologías religiosas dio paso a un nuevo sistema de códigos en el que se enlazan los cuerpos, las ideologías, los sistemas culturales y se mezclan no sólo las características físicas sino también las mentalidades y los saberes. Esta suma de culturas es lo que otorga sentido a los días de muertos (Mendoza, 2006) y es así como actualmente el Día de Muertos conserva tanto elementos españoles como autóctonos.
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2014.
Ofrendas de día de muertos Patricia Rodríguez, en El altar de muertos: origen y significado en México, explica que las ofrendas albergan una serie de elementos y símbolos con la finalidad de comunicar al espíritu desde el mundo de los muertos, donde yace, hasta el mundo de los vivos, para que pueda convivir ese día con sus familiares. Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes:
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Tradición del día de muertos Imagen del difunto. Ésta se coloca en la parte más alta del altar para honrar al difunto. En ocasiones se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto sólo pueda ver el reflejo de sus familiares, y estos a su vez vean únicamente el reflejo del difunto. La cruz. Es utilizada en todos los altares, símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza. Imagen de las ánimas del purgatorio. Se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión católica, los que mueren habiendo cometido pecados veniales sin confesarse deben de expiar sus culpas en el purgatorio. Copal e incienso. El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica tanto las energías del lugar en el que se quema, como de aquel que lo utiliza; así se santifica el ambiente. Arco. El arco se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias y flor de cempasúchil. Papel picado. Es una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento. Velas, veladoras y cirios. Todos estos se consideran como una luz que guía en este mundo. Son, por tradición, de color morado y blanco, ya que significan duelo y pureza, respectivamente. Los cirios pueden ser colocados según los puntos cardinales, mientras que las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar. Agua. Este elemento tiene suma relevancia ya que, entre algunos de los significados que posee, refleja la pureza del alma, el ciclo continuo de la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos.
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco Flores. Son el ornato usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo. Calaveras. Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de colores; fungen como alusión y recordatorio de la omnipresencia de la muerte. Comida. Se colocan alimentos tradicionales o los que eran del agrado de los fallecidos para que el espíritu que llega lo disfrute. Pan. El pan es una representación de la eucaristía y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser en forma de muertito de Pátzcuaro o de domo redondo, adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís. Bebidas alcohólicas. Son bebidas del gusto del difunto denominados “trago” generalmente son “caballitos” de tequila, pulque o mezcal. Objetos personales. Se colocan igualmente artículos pertenecientes en vida a los difuntos, con la finalidad de que el espíritu pueda recordar los momentos de su vida. Juguetes. En caso de los difuntos niños, se colocan sus juguetes preferidos.
Costumbres y rituales mortuorios en San Lorenzo Tezonco En la ciudad de México existe una gran diversidad de rituales mortuorios que se han ido perdiendo o modificando a través de los años. Los rituales que integran el sepelio o acompañamiento del fallecido se realizan a partir del día del deceso hasta el traslado al lugar destinado para el cuerpo. La práctica varía dependiendo de cada cultura y adscripción religiosa. Estos ritos, para algunas culturas, tienen la intención de asegurar el tránsito del recién difunto al mundo de los muertos. En el Pueblo de San Lorenzo Tezonco la muerte de un miembro de la comunidad no pasa desapercibida: cuando tiene lugar un fallecimiento, se hacen redoblar las campanas de la iglesia con el propósito de comunicar a la comunidad la triste noticia. Tras difundirse entre la comunidad la
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Tradición del día de muertos pérdida de alguno de sus miembros, o algún familiar de éstos, amigos y vecinos se reúnen en la casa de los afectados para expresar su solidaridad. Los seres queridos del difunto solicitan a la Mesa Directiva del Panteón Vecinal que proceda con el trámite correspondiente en la delegación. A los oriundos del pueblo les atañe, por su parte, encargarse de los preparativos del entierro. En esta labor los familiares y amigos acuden con los instrumentos necesarios, en ocasiones dispuestos por el mismo panteón, para excavar la sepultura. Las personas que participan en la excavación se colocan una varita de pirul en la oreja, a la vez que prenden un “sumerio” (sahumerio), debido a que, de esta manera según la creencia popular, se salvaguardan de “los aires” y de la maldad.
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2015.
Las mujeres, por su parte, se organizan para proveer los alimentos necesarios a los asistentes al sepelio y desde muy temprano se preparan las compras, que la mayoría de las veces se hacen en la Central de Abastos. Durante el sepelio prevalece la costumbre de evitar consumir carne roja
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco en virtud de la creencia popular que concibe que, de hacerlo, se estaría comiendo al difunto; en cambio se opta por guisar en grandes cazuelas un platillo tradicional de la cocina mexicana, conocido como romeritos, que en San Lorenzo Tezonco se conoce popularmente como revoltijo.
Foto: Diego Armando Salas Flores, 2015.
A lo largo del traslado, las familias del pueblo acuden al domicilio del difunto a “saludar” y a entregar una donación, ésta comprende desde dinero hasta comida, veladoras, café, azúcar o arroz; de esta manera el pueblo ayuda a los familiares del difunto. Cuando ocurre el fallecimiento de un infante, los padrinos de bautizo son los responsables de preparar el cuerpo: generalmente son vestidos de blanco a la manera de angelitos o de algún santo, e instalados en una mesa con una sábana o mantel blanco, con una jícara, un rosario y una varita de membrillo. Si el difunto resulta ser un adulto, los encargados de amortajar el cuerpo son los padrinos (en el caso de que aún vivan) o los hijos. El cuerpo se adorna con una varita de membrillo, huaraches y la
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Tradición del día de muertos respectiva sábana o mantel blanco. Dentro del ataúd, le es colocado un rosario, además de su bebida y comida predilectas. Tradicionalmente los difuntos son velados por la noche en sus casas en medio de los rezos correspondientes. Al despuntar el día siguiente, por lo general, se ofrece una misa con el cuerpo presente y por la tarde el ataúd es conducido por los familiares a través de las calles del pueblo, acompañados de amigos y vecinos. Se acostumbra además el acompañamiento de músicos, mariachis o banda, que bien pueden ser personas del mismo pueblo que prestan su servicio coreando con rezos. En el trayecto, en medio de cohetones que anuncian el camino y la llegada al panteón, es posible que la familia visite la iglesia o la casa de algún familiar o amigo que guste despedirse del difunto. Por último, al arribar al sitio de la sepultura, con familiares, amigos y miembros de la comunidad, el ataúd es inhumado con ayuda de todos.
Foto: Diego Armando Salas Flores, 2015.
Al día siguiente de la inhumación, comienza el novenario (nueve días consecutivos de rezos) y se coloca una cruz, compuesta de claveles, rosas blancas y ceras, en el mismo sitio en el que fue velado el difunto. Los
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco familiares del difunto rezan un rosario y a la par quitan una de las diez flores que componen la cruz. Al término de los nueve días, se hace el levantamiento de la cruz así como los últimos rezos para despedir al difunto. Pasado el novenario y el levantamiento de cruz, se visita al difunto en el panteón, se le dejan flores y se ofrece otra comida para las personas que acompañaron a los familiares durante los nueve días: tamales, atole, café y pan. De esta manera termina el ritual funerario o mortuorio y con esto se cree que el alma del difunto puede descansar en paz.
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2014.
Fiesta de Día de Muertos en San Lorenzo Tezonco El día de muertos es la celebración más importante del año para los panteones. Particularmente en el Panteón Vecinal del pueblo de San Lorenzo Tezonco se mantiene la tradición de forma popular, pues sus habitantes se dan cita desde varios días antes de la celebración para limpiar, remodelar y remozar las tumbas donde descansan sus familiares. Por su parte, la Mesa Directiva del Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco se prepara –desde el mes de julio– para planear el programa de actividades que ten-
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Tradición del día de muertos drá lugar el 1 y 2 de noviembre; así mismo, desalojan la basura, realizan varias podas del pasto en todo el panteón, cortan las ramas de los árboles, colocan el cableado y las lámparas. Por otra parte, se gestiona con las autoridades territoriales y delegacionales la seguridad, regulación de tránsito y pipas de agua. La capilla del panteón, en honor al “Cristo del Santo Entierro”, se pinta y ornamenta con una ofrenda montada en una mesa. También se coloca al fondo del panteón una lona con sillas, a la par de un equipo de audio para sonorizar la misa, el rosario u otros anuncios. En el mismo sitio se realizan diversos talleres como: elaboración de globos de cantolla y pintura de calaveras, entre otros. Para la actividad cultural nocturna se coloca un templete y se ambienta con escenografía para la obra de teatro La Llorona.
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2014.
Una de las tradiciones que se llevan a cabo cada año, a partir del día 28 de octubre, consiste en que la comunidad y la Mesa Directiva, donen fruta y comida para la colocación de una ofrenda en la zona posterior de la capilla, ésta incluye platos con arroz y mole, dulce preparado de camote o de calabaza, la fruta de temporada, el agua y pan. Según las creencias del pueblo, el día 28 comienzan a llegar los difuntos que mueren por accidente y los desconocidos, aquellos difuntos que no tie-
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco nen quién los espere o no saben dónde llegar; para ellos es dedicada la ofrenda del panteón. Las ofrendas también tienen lugar en el ámbito familiar pues en los hogares igualmente se recibe a los difuntos. Margarita Reyes Castillo, del barrio de San Antonio, nos cuenta cómo acostumbran colocar su ofrenda: “El día 31 ponemos nuestra ofrenda, en nuestra casa, con todo lo que les gustaba. Antes de las 12 del día se tiene que poner una mesa con la ofrenda; la mesa lleva fruta, agua, sal, flores, incienso, el caminito de pétalos, les hacemos dulce de calabaza que preparamos con guayaba, tejocote, canela, piloncillo y cañas. Eso es lo que se les pone en platitos y un plato grande para el familiar principal y así que todos los que lleguen se les oferte.” “Mi mamá y mis abuelitos nos enseñaron cómo se debían recibir, el agua era para que, si llegaban con sed, se les ofrecía aunque sea un vaso de agua. Nosotros ponemos agua de la iglesia, es agua bendita. Vamos a la iglesia de aquí porque somos nativas de San Lorenzo y ahí hay agua de un pocito que siempre da agua, vamos por tantita y ponemos una jarrita en nuestra ofrenda con unos diez o quince vasos alrededor, les ponemos tantita sal, no sé para qué pero mi mamá siempre les ponía tantita sal en un platito y sus flores”.
La remodelación anual de las tumbas, realizada días antes de la celebración, comprende la limpieza y el cuidado de las tumbas por parte de los familiares: se arriba con cubetas, escobas y palas para quitar la hierba; otros traen pintura y brochas para remozarlas. El día 1 y 2 de noviembre los habitantes del pueblo acuden al Panteón Vecinal para llevar todo tipo de flores, especialmente cempasúchil, incensarios con copal, velas y cirios, como una forma de iluminar el camino a los difuntos. En algunas tumbas colocan una pequeña ofrenda con los alimentos que le gustaba comer al familiar ausente. En caso de que el difunto sea un niño, se adorna la tumba con juguetes, globos y se coloca una pequeña ofrenda con dulces. El día 1 de noviembre se celebra a los “difuntitos”, conmemoración dedicada a los niños. En la entrada se registra en una lista el nombre del difunto y alrededor del mediodía en la capilla se nombran con micrófono los nombres de las personas que se encuentran sepultadas para ofrendarles la misa que más tarde el párroco de la iglesia de San Lorenzo Diácono
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Tradición del día de muertos y Mártir celebra, en ese momento las familias se congregan en la capilla para presenciar la misa, mientras otras la escuchan desde las tumbas de sus familiares o seres queridos.
Foto: Jessica Orozco Alvarado, 2014.
En ese día las tumbas de los difuntitos son muy coloridas pues se adornan con –además de flores de cempasúchil, veladoras y cirios– grandes globos de colores, arreglos florales, muñecos de peluche, juguetes, dulces y papel picado. Aproximadamente a las 6 de la tarde se reza un rosario en honor a los niños. Terminando el rosario, la Mesa Directiva del panteón ofrece, de manera gratuita, a todos los asistentes, bolillos, teleras, café y té. Por la noche, junto a las fogatas y las veladoras, tiene lugar la quema de juegos pirotécnicos, toritos y voladoras donados por la comunidad, asimismo, se lanzan globos de cantolla y se presentan las obras de teatro y las demás actividades culturales. Por último, a la 1 de la mañana, el panteón queda vacío debido a un acuerdo con las autoridades para la seguridad de los habitantes. El día 2 de noviembre, consagrado a los difuntos adultos, congrega un mayor número de personas: cientos de familias visitan las tumbas de
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Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco sus familiares y seres queridos atentos a la misa que realiza a medio día el párroco de la iglesia. El día transcurre en medio de un ambiente festivo en el que algunas familias llevan alimentos y conviven con su difunto; algunos otros optan por llevar mariachis, trío o norteño (dependiendo de los gustos o capacidades económicas de la familia). En las tumbas es ofrendada la comida predilecta de sus difuntos:
Foto: Jessica Orozco Alvarado, 2014.
“El 31 y el día 1º venimos al panteón a alúmbrarles a los niños. A las 12 del día tenemos que estar antes de la misa para traerles también flores, sus ceras y algo significativo como es fruta o comida para dejárselos en su tumba. […] El día 2 de noviembre también se trae pero a los grandes, por ejemplo a mi mamá y a mis abuelitos, les venimos a dejar lo que les gustaba en su tumba; su fruta, pan y su comida. Nosotros así los recordamos cada año, venimos el día de muertos o el diez de mayo o el día del padre. Para nosotros aunque se hayan ido siempre los recordaremos y siempre estarán mientras nosotros permitamos que estén con nosotros” Relata Margarita Reyes. 56
Tradición del día de muertos
Foto: Jessica Orozco Alvarado, 2014.
Más tarde, a la hora del rosario, esta vez en honor a los difuntos adultos, se reparte nuevamente pan y café a todos los asistentes. Por la noche, el panteón se ilumina por las miles de velas que alumbran las tumbas decoradas con flores de cempasúchil.
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2014. 57
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco Al caer la noche finaliza la celebración de día de muertos en el Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco, que año con año logra crear una convivencia única entre las familias y los miembros de la comunidad.
La alumbrada, una tradición perdida Los habitantes más grandes del pueblo de San Lorenzo Tezonco recuerdan que durante las fiestas de día de muertos se acostumbraba realizar la alumbrada, la cual consistía en que cada 31 de octubre los cuatro barrios recolectaban leña de casa en casa, con la finalidad de quemarla en la explanada, enfrente de la iglesia del pueblo. Se tenía la creencia de que estas grandes fogatas iluminaban el camino de los difuntos y calentaba sus almas que provenían del más allá. Cuenta Donata Polvorilla del barrio de Guadalupe: “Antes los jóvenes en las tardes comenzaban a recoger leña, pasaban por las calles gritando ‘tantita leña pa sus difuntitos’, y ahí salíamos con la leña. Hacían su alumbrada enfrente del templo y ahí se calentaban según nuestros difuntitos. Ahí hacían su montón de leña y tostaban sus calabazas.”
Foto: Rodrigo Flores Tapia, 2014. 58
Tradición del día de muertos También Carlos Pacheco González del barrio de Guadalupe y voluntario del Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco, afirma: “A las 8 o 9 tocaban las campanas de la iglesia, era la hora de prender las velas o las veladoras. Se tenía la creencia que en ese momento las ánimas benditas venían y entonces se prendía la leña. […] Se prendían dos, de un lado el Barrio de San Antonio y San Lorenzo y del otro lado la del barrio de Guadalupe y de San Salvador”.
El pueblo San Lorenzo Tezonco ha perdido esta costumbre. Desafortunadamente es mínima la información referida por los habitantes más longevos sobre esta tradición.
Foto: Jessica Orozco Alvarado, 2014.
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GLOSARIO
Ataúd: Del árabe al-tabut, cajón de madera o metal en que se deposita el cadáver. Cementerio civil delegacional: Inmueble que se localiza en delegaciones municipales y presta todo servicio de inhumación. Cementerio civil general: Es el inmueble autorizado para prestar servicio de inhumación a cadáveres, restos humanos y restos humanos áridos o cremados. Cementerio particular: El que pertenece a una sociedad de beneficencia, o a un patronato para dar servicio a personas de una nacionalidad o religión específica. Cementerio vecinal: Aquellos que sólo prestan servicio a los vecinos de una localidad determinada, limitada por un radio de acción específico. Camposanto: Es el sitio bendito para sepultar a los difuntos, equivale al término tierra en lugar sagrado. Generalmente se localizaba en el espacio del atrio contiguo a la iglesia. Fosa: Excavación destinada a la inhumación de cadáveres, es un cementerio horizontal. Funeral: Solemnidad con la que se realiza un sepelio o un entierro. 61
Panteón Vecinal de San Lorenzo Tezonco Huitzilopochtli: El dios mexica de la guerra. Huemac: Nombre de un rey tolteca. Ihiyotl: El tercer fluido del pensamiento mexica, su ubicación se encontraba en el hígado. Este fluido concretaba las pasiones y sentimientos. Inhumar: Del latín humus (tierra), en el sentido de enterrar un cadáver. Inhumación: Entierro de cadáveres, de restos humanos o de restos áridos o cremados. Mictlán: Del nahua, segunda mansión de los muertos. Reino de Mictlancihuatl y Mictlantecuhtli. A este sitio llegaban los muertos que habían fallecido de forma natural. Mictlantecuhtli: Señor de la región de los muertos. Guardián de los antepasados. En su reino los difuntos se descarnan y liberan su tonalli. Muerte: Desde la perspectiva de la filosofía, se aborda como deceso o sea como un hecho que tiene lugar en el orden de las cosas naturales, comprobable objetivamente por medio de un médico. En relación específica con la existencia humana se puede entender como la iniciación de otro ciclo de vida, fundamentándose en las religiones que conciben la inmortalidad del alma. Panteón: Del griego Pan, todo y Teos dioses, con este vocablo se identifica en el siglo xix a los recintos donde existían nichos para sepultar. Tonalli: Del nahoa, alma. En el pensamiento mexica primer fluido que se localizaba en la cabeza y determinaba el vigor y la energía, este fluido podía faltar en alguna etapa de la vida. Teyolia: El segundo fluido del pensamiento mexica, su ubicación se encontraba en el corazón y definía el alma. Este fluido era un don que los dioses otorgaban en el momento de engendrar la vida, por lo tanto nunca abandonaba a un ser vivo. Tlalocan: De acuerdo a los nahuas, tercera mansión de la muerte o mansión de la luna. Sitio agradable de felicidad y comodidad a donde iban los que morían a consecuencia del agua como la caída de un rayo, ahogados, los hidrópicos y los enfermos de sarna y lepra que eran propicios al dios Tláloc. Tonatiuh: De la cultura mexica. Sitio donde iban a morar los muertos en combate y las mujeres que morían a consecuencia de su primer parto. Velación: Rito funerario que consiste en permanecer sin dormir toda la noche, acompañado al difunto en su última noche sobre la tierra. Velatorio: Lugar destinado a la velación de un cadáver.
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Bibliografía Mendoza Luján, José Eric (2006), Que viva el día de muertos. Rituales que hay que vivir en torno a la muerte, en La festividad indígena dedicada a los muertos en México, Patrimonio Cultural y Turismo 16 – Cuadernos, conaculta, pag.31. Manrique Domínguez, Míriam (2007), El alma de los muertos es como el aire, es como el viento. Los pueblos originarios de la Ciudad de México. Atlas Etnográfico. México. Gobierno del Distrito Federal. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Martínez Domínguez, Margarita (2007), Terminología Funeraria. México. ¡Buena idea! Editores s.a. de c.v. Johansson, Patrick (2003), Días de muertos en el mundo náhuatl prehispánico, en Estudios de Cultura Náhuatl, 34, 2003. Denis Rodríguez, Patricia Beatriz, Hermida Moreno, Andrés, Huesca Méndez, Javier, (enero-abril, 2012), El altar de muertos: origen y significado en México, en: Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Universidad Veracruzana, Volumen xxv. Número 1. Disponible en: http://goo.gl/sB6ifK Toussaint, Alejandro. (2012) ¡Asústame calavera! La muerte en México. Mexicanísimo Abrazo a una pasión. (No. 56). Pág. 18-28.
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