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INTERNACIONAL Los campesinos, cada vez más marginados por los grandes
tarias y a otras entidades comerciales controlar la mayor parte de las tierras agrícolas del mundo.
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Las disparidades en las ayudas gubernamentales permitidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otros acuerdos comerciales han permitido a las grandes explotaciones de los países desarrollados, como Estados Unidos, obtener más ventajas sobre los campesinos del Sur, relativamente poco influyentes.
En las últimas décadas, el aumento de las ventajas para el gran capital agrícola, especialmente para la agricultura comercial a gran escala en el Norte global, ha sido constante. La mayor tensión de los campesinos ante esta situación ha hecho que muchos se endeuden más.
Como resultado, muchos de los más vulnerables han tenido que emigrar, buscando empleos precarios en otros lugares.
Bajo diversas presiones para no proteger la agricultura dedicada a la alimentación local, los países en desarrollo han recortado las ayudas a los campesinos. La retirada de estas ayudas ha obligado a los agricultores a comprar insumos a precios comerciales.
Mientras tanto, muchos tienen que vender sus productos a bajo precio a quienes les proporcionan créditos u otras facilidades. Al facilitarse la adquisición de tierras, la agricultura comercial se ha extendido rápidamente en zonas ecológicamente frágiles como el bioma del Cerrado brasileño, varias partes del África subsahariana y laderas empinadas sujetas a la deforestación.
Pequeñas explotaciones y alimentación mundial
El estudio ha desatado una polémica al afirmar que las explotaciones familia-
res son una categoría más amplia que las pequeñas explotaciones. Estas incluirían las grandes explotaciones de propiedad o gestión familiar.
De ahí que las explotaciones familiares representen ahora 80 por ciento del valor total de los alimentos producidos en el mundo, mientras que las pequeñas explotaciones solo representan 35 por ciento. Estas estimaciones han sido impugnadas por varias organizaciones de la sociedad civil que han protestado ante la dirección general de la F AO.
La mayoría de los censos agrícolas no proporcionan datos sobre la producción por tamaño de las explotaciones. En su lugar, el estudio divide el valor total de mercado de la producción de alimentos de un país por su superficie agrícola total. A continuación, asume un valor constante de producción de alimentos por hectárea. Pero esto ignora las diferencias significativas en la producción de cultivos entre las explotaciones de diferentes tipos.
Sesgo comercial
En muchos países, las grandes explotaciones producen más cultivos o monocultivos comerciales, no necesariamente alimentos. Estos pueden estar destinados a la fabricación (por ejemplo, caucho, algodón), a la alimentación animal o a su transformación industrial para el consumo (por ejemplo, azúcar, aceite de palma, café).
Muchos pequeños campesinos consumen una parte importante de los productos de su propia explotación. Suelen trabajar en tierras limitadas y necesitan
satisfacer sus propias necesidades alimentarias, más que maximizar los ingresos en dinero. Por ello, sus prioridades pueden ser bastante diferentes a las de las explotaciones comerciales.
Las regiones más fértiles (por ejemplo, los deltas de los ríos) suelen tener una mayor densidad de población, explotaciones más pequeñas y una mayor productividad. Estas explotaciones más pequeñas suelen tener varias y diversas cosechas al año, mientras que las más grandes, con condiciones agroclimáticas más duras (por ejemplo, temperaturas más altas, más nieve o menos disponibilidad de agua), suelen tener una sola cosecha anual.
Aunque no es universal, y a menudo se exagera, hay pruebas de que los pequeños propietarios tienen una mayor productividad de la tierra, inversamente relacionada con el tamaño de la explotación, debido a las diferencias en la forma en que los insumos de los productores son utilizados por los distintos tipos de explotaciones.
Al asumir un valor constante de la producción de alimentos por hectárea, el estudio ignora muchas variaciones importantes, y probablemente subestima las contribuciones de las pequeñas explotaciones al suministro mundial de alimentos.
Campesinado, marginado
El estudio muestra cómo diversas ventajas y prejuicios sistémicos han permitido a las grandes explotaciones capitalistas controlar una mayor parte de las tierras de cultivo y del suministro de alimentos del mundo. Pero la parte del suministro
de alimentos producida por los pequeños productores dista mucho de estar resuelta.
Aunque es más pronunciada en los países ricos, las grandes explotaciones agrícolas corporativas también han crecido en muchos países en desarrollo. Incluso allí donde predomina la agricultura familiar, el tamaño de las explotaciones ha aumentado.
El estudio señala acertadamente la necesidad de tener en cuenta los distintos tipos de explotaciones a la hora de elaborar políticas adecuadas para las explotaciones familiares de distintos tamaños. Esto es necesario para formular mejor las políticas destinadas a abordar la pobreza y los medios de vida, especialmente para los pequeños productores en dificultades.
Incluso sugiere la necesidad de responsabilizar a la agricultura a gran escala y a las empresas por las externalidades negativas de su producción (por ejemplo, sobre el medioambiente). Además de mejorar los datos sobre la agricultura, debería abordarse de forma más adecuada la concentración de tierras agrícolas y sus múltiples implicaciones en diversas partes del
* Profesor de Economía en el Centro de
Estudios Económicos y Planificación de la Universidadjawaharlal Nehru de
Nueva Delhi * Profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico