Contratiempo 08 - Diciembre 2003

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consejo editorial Ricardo Armijo, Raúl Dorantes, Jochy Herrera, Francisco Piña, Julio Rangel, Febronio Zatarain

jefe de redacción Raúl Dorantes

diseño Francisco Piña

coordinadora administrativa Patricia Caselín Hernández

colaboradores José Díaz, Marco Escalante, Nate Holdren, Lorraine Mora-Chávez, Jorge Mújica, Joel Soto

publicidad 773.769.2923 contratiempo 773.769.2923 1434 West Thorndale Avenue Chicago, Illinois, 60660 revista@contratiempo.com

arte: Esperanza Gama

portada: Esperanza Gama Zarmina, acrílico sobre lienzo, 2002

Editorial Juan Mora Torres El “chuntarismo”: Una vertiente del rock mexicano Luis F. Soto Rock local: Ni viejo ni agotado Ben Ortiz Vendimos el alma por el rocanrol Jochy Herrera De cómo el rock argentino es rock nacional Patricia Caselín Radio Arte: Una radio alternativa Marcelo Ayala Poesía y rock chileno

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deshoras Esperanza Gama Guadalajara, México. Vive en Chicago. Juan Mora-Torres Historiador. Autor del libro The Making of the

Mexican Border. Luis F. Soto Originario de Santiago Papasquiaro. Vive en Chicago.

Rafael González Velasco Horizonte perseguido; He andado mucho entre los cerros Margarita Hernández El amor se tiende y agoniza I; II; III Raúl Caballero Tita sin fin, blues Febronio Zatarain Poemas en prosa

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Ben Ortiz Periodista independiente. Es profesor del Truman College. Marcelo Ayala Originario de Chile. Es profesor del Insitituto

Cervantes de Chicago.

mirada cómplice Francisco Piña Esbozo de la obra de Esperanza Gama

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Rafael González Velasco Escritor tapatío. Viven en Wisconsin. Margarita Hernández Poeta de Guadalajara. Vive en Dallas, Texas.

tiempo extra

Raúl Caballero Editor del diario La Estrella de Dallas, Texas.

Ricardo Armijo ¿Do you Speak español? No, yo hablo english Luisiana Meléndez La cuestión es saber quién manda Francisco Moreno-Fernández Bases para una enseñanza bilingüe Delia Negro Los homenajes de Assumpció Raventós Raúl Dorantes Encuentro de tiempos Omar Torres Ecos del Quinto Festival del Cuatro Lance Selfa y Héctor Reyes El país de cuatro pisos Érika Buchancow El otro Diablo Guardián om ulloa de padres es la cosa José Ángel Navejas De la amistad Richard Bueno Hudson Una noche en la ópera: Fausto Humberto Uribe Dulce

Luisiana Meléndez Profesora dominicana. Trabaja en las escuelas

públicas de Chicago. Francisco Moreno-Fernández Director del Instituto Cervantes

de Chicago. Delia Negro Uruguaya. Es profesora de español del Instituto

Cervantes de Chicago. Omar Torres Escritor puertorriqueño. Vive en Chicago. Érika Buchancow Nació en Buenos Aires en 1980. Vive en Chicago

desde hace 2 años. Estudia inglés en el Lakeview Learning Center. om ulloa Cuba. Vivió en España antes de radicarse en los Estados

Unidos. Richard Bueno Hudson Tenor y crítico de ópera. Vive en Chicago.

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José Ángel Navejas Cursa la maestría en literatura latinoamericana

en la Universidad de Illinois. Humberto Uribe Escritor y profesor colombiano. Radica en Chicago. Carmen González Madrid. Ha vivido en Chicago por tres años.

tiempo de sobra Carmen González Chicago: Otoño Josefina de Abad Desde el desván

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entrega inmediata

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Es parte del cuerpo administrativo del Instituto Cervantes. Josefina de Abad Escritora argentina. Coordinadora de español

y literatura del Colegio San Agustín.


EDITORIAL H

AN PASADO YA DÉCADAS DESDE QUE EN LOS PAÍSES

latinoamericanos se condenaba al rock como una música “extranjerizante” que atentaba contra los valores nacionales y morales de la juventud. Aquel grito de los “rebeldes sin causa” que en la década de 1950 sonaba como una amenaza en los oídos del puritanismo anglosajón ha cumplido sus diferentes etapas, desde el despolitizado candor de sus tempranas letras, pasando por la exploración sicodélica, la experimentación sonora y esteticista del rock progresivo, la lumpenización anarquista del punk y la sofisticación electrónica hasta el abigarrado mundo de las mil fusiones de la actualidad.

De la mano del rock ha ido una cultura juvenil que también ha cumplido diversos estadios y ha hecho de esta música una bandera y un espíritu que se expresa en cierta actitud irreverente, humorística y desmadrosa. El rock ha sido también catarsis en diferentes momentos de la historia reciente de nuestros países. Recuérdese, por ejemplo, cómo la ansiedad de la Guerra de las Malvinas quedó plasmada en el claustrofóbico Yendo de la cama al living, del argentino Charly García, o cómo el mexicano Three Souls in My Mind retrató el estado represivo en que vivían los adolescentes mexicanos bajo los regímenes de Díaz Ordaz y Echeverría. Hoy que la sociedad de mercado (esa entidad que asimila los discursos más rebeldes y los recircula como mercancías rentables) tiene en el rock un valuarte indiscutible, mucho se habla sobre lo que queda de aquel espíritu respondón y creativo. Afirmar, como algunos patriarcas hippies, que ya todo está perdido y lo que queda es comercio vulgar, es negarse a ver la diversidad de propuestas artísticas que se mueven por diversos espacios alternos. El ejemplo más obvio es la Internet, que ha replanteado la distribución de la música, diseminando las propuestas de pequeñas bandas de garaje por todo el mundo, y estableciendo un dinámico sistema de intercambio de archivos musicales, a despecho de las grandes compañías disqueras que inflan los precios de los discos e inventan grupos desechables de la noche a la mañana, apoyados (payola mediante) por el mecanismo publicitario de los medios masivos. El rock sigue siendo el recurso a la mano de los jóvenes para expresar su visión del mundo. En esta entrega de contratiempo ofrecemos una cartografía del rock en español en estas tierras, su historia, los espacios donde respira, los protagonistas que lo alientan. Creemos que los jóvenes latinos que gustan del rock en Chicago conforman un segmento creciente y poco atendido que espera la oportunidad –más foros abiertos– para debordarse. Es necesario documentar este movimiento, su gestación y desarrollo, para compensar un hueco en el estudio cultural de los inmigrantes latinos en Chicago. Ofrecemos también una revisión histórica del rock en el norte de México, que se ha vuelto un importante foco de las recientes propuestas juveniles, echamos un vistazo a algunos intérpretes de rock acústico en Chicago y revisamos la genealogía del rock argentino, uno de los protagonistas principales del rock en español. El rock se aclimató en todos los países y grupos culturales como el vehículo capaz de expresar creativamente las tensiones de nuestro tiempo. Pese a las reticencias de diversos purismos nacionalistas o religiosos, esta música persiste y se transforma al pasar por las mezclas (ya afortunadas, ya desastrosas) que caracterizan al mundo de lenguajes híbridos y entrecruzamiento de géneros de la actualidad. En esta babel eléctrica cada quien reclama lo suyo: hay rock cristiano, satánico, revolucionario, reaccionario, activista, apolítico, etcétera. Lo cierto es que sigue mutando y la etiqueta “rock” sirve para designar los estilos musicales más dispares. Está con nosotros y ya no se irá.

Por haber contribuido con su obra a la subasta realizada el 6 de diciembre, los que integramos contratiempo queremos agradecer a los artistas de la comunidad latina y muy en especial a la Colección Salgado.


EL “CHUNTARISMO”:

U NA VERTIENTE DEL ROCK MEXICANO

Juan Mora Torres

DESDE SUS ORÍGENES HASTA EL PRESENTE, EL ROCK MEXICANO HA PASADO POR TRES fases. La primera cubre la última fase del periodo económico conocido como el “milagro mexicano”, que va de 1968 a 1983; durante esta fase, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento y el gobierno mismo marginaron al rock mexicano (a bandas como Dug Dugs, Chac Mool y el Legendario Three Souls in My Mind, entre otras) impidiendo así su desarrollo. La segunda fase del rock se da en el contexto de la Gran Depresión (1983-1994) que devastó las economías de América Latina, dejando empobrecida a la gran mayoría de sus habitantes. Los medios y la industria del entretenimiento, que anteriormente habían marginado al rock mexicano, de repente empezaron a “legitimarlo”. Esto respondió en parte a las simpatías que despertó en forma masiva el rock en español, liderado primordialmente por bandas de Argentina y España (Hombres G, Soda Stereo, Charly García…). A partir de este hecho, la industria del entretenimiento se dio cuenta que México tenía un gran potencial de “consumidores” de rock. La ciudad de México no tardó en ponerse a la vanguardia con bandas como Caifanes, La Maldita Vecindad y el Tri. Cabe decir que aunque buena parte del rock mexicano fue absorbido por la industria del entretenimiento, éste no ha dejado de tener elementos de rebeldía. La última fase del rock mexicano (que ya se da en el contexto de la globalización económica) comenzó en 1994 con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio y continúa hasta el presente. En esta fase, el movimiento rockero marginal del D.F. se revitalizó con nuevos sonidos urbanos, especialmente el “ska”. Con frecuencia se señala que los movimientos musicales son un reflejo de su sociedad; y sí, Panteón Rococó, Salón Victoria, La Tremenda Korte y otras bandas, han compuesto canciones altamente politizadas que reflejan las dislocaciones de la vida urbana que ha generado la política económica neoliberal en México en las últimas dos décadas.

Avanzada Regia En la última fase del rock mexicano, han surgido bandas en la “provincia”, sobre todo en ciudades como Guadalajara, Tijuana y Monterrey. La “provincia”, pues, ha puesto fin al monopolio disquero que tenía el D.F., y la ciudad que más ha competido con la capital del país es Monterrey. La ubicación que han logrado las bandas regiomontanas quizá sorprenda a mucha gente que asocia el rock con la rebelión juvenil. Pues durante casi todo el siglo XX, a Monterrey se le asocia con los valores de la derecha empresarial: la visión protestante del trabajo, la propiedad privada como un derecho divino así como la moral católica que defiende a capa y espada los valores familiares más conservadores. Debido a estas impresiones que se tienen de Monterrey, independientemente de su validez, la élite cultural mexicana –menos conservadora y en algunos casos de izquierda– la ha considerado un baldío cultural. Monterrey surgió en el radar rockero, tanto nacional como internacional, cuando Control Machete produjo en 1997 el álbum Mucho Barato. Desde entonces, han surgido grupos de rock que corroboran la existencia del movimiento musical llamado “Avanzada Regia”, derivado del gentilicio de la ciudad. Otras de las bandas son El Gran Silencio, Plastilina Moch, Zurdok y Kinki. Llama la atención que los miembros de estas bandas tengan entre 20 y 29 años. Son jóvenes que han vivido la crisis económica y la efervesencia política que terminó con el monopolio del PRI así como el levantamiento zapatista y las promesas fallidas del Tratado de Libre Comercio. Ha sido también de importancia para estos jóvenes la ubicación geográfica de su ciudad; debido a la cercanía con los Estados Unidos, muchos de ellos crecieron viendo MTV y escuchando estaciones de radio estadounidenses, e incluso algunos han vivido en este país. Cabe señalar que Monterrey tiene una clase media fuerte, en comparación con el resto de México, y desde la aprobación del TLC es la ciudad que mejor refleja la penetración del American way of life. De modo que las manifestaciones culturales regiomontanas están influenciadas tanto por el mundo cultural estadounidense como por las problemáticas sociales de México.

Rutas Una de las características de Avanzada Regia (variante del llamado “rock mestizo”) es la mezcla de diversos estilos musicales que van

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desde el heavy metal y el ska hasta el reggae y muchos más. Esta multiplicidad de géneros –experimentada anteriormente por Manu Chao, El Personal y Café Tacuba– ha provocado una serie de intersecciones musicales que dan como resultado el estilo particular de cada una de las bandas. La canción “Sí señor”, de Control Machete, captura el aura del rock mestizo regiomontano: Estoy en el sitio, como para ir a sembrar un poco, y después recogerlo, poco a poco llevarlo a mi bodega y ver lo que me interesa, lo bueno, lo malo…

Aunque todos los grupos tengan en común la mezcla de estilos musicales, no podemos afirmar que Avanzada Regia constituya un frente musical. Por lo menos dos corrientes podrían detectarse en su producción: la de aquellos artistas que reciben su inspiración de “lo popular” y la de aquellos que les llega del “extranjero” (sobre todo de los Estados Unidos). Sea consciente o inconsciente, los rockeros mexicanos y latinoamericanos están sujetos a una serie de preguntas: ¿qué elementos de mi cultura debo conservar?, ¿a cuáles debo renunciar?, ¿qué elementos de la otra cultura debo tomar o rechazar? En esta dialéctica de la cultura, los principales grupos rockeros de origen latino en los Estados Unidos (Los Lobos, Santana y Ozomantli) han incorporado las raíces musicales latinoamericanas en su producción. Por otra parte, muchas bandas de Monterrey se han introducido en las corrientes que vienen de fuera. Una manera de explorar estos rumbos en la música rockera de origen mexicano, es a través de la perspectiva urbana y de clase. En los últimos quince años, los líderes políticos más visibles se han fijado como meta que Monterrey deje de ser un centro industrial “provinciano” y pase a ser una ciudad “cosmopolita”; una ciudad más acorde con la economía globalizada de nuestros días. Este plan incluye un proyecto de renovación urbana a gran escala que va desde la construcción de rascacielos y un tren metropolitano a la construcción de museos y parques recreativos, sin dejar fuera una zona yuppie. Esta aventura “cosmopolita” ha hecho de Monterrey la ciudad más estadounidense de América Latina. El cosmopolitismo regiomontano, sin embargo, se ha convertido en un arma de doble filo, ya que ha generado mucha riqueza en un pequeño sector de la población y, en cambio, mucha miseria en la mayoría. Además del reordenamiento de la economía y del espacio urbano, el cosmopolitismo regiomontano ha agudizado la estratificación de clase. Sus cuatro millones de habitantes viven en una ciudad geográficamente segregada. La clase adinerada vive en zonas residenciales, aislada de las clases populares e incluso de las clases medias; son “los triunfadores” de la globalización, son los

que envían a sus hijos a escuelas privadas y se van de fin de semana a Las Vegas o a Miami. En el otro polo se encuentran “los que no la hicieron”; se trata de gente pobre que reside en los llamados “barrios bravos”, tales como “La Independencia” o el “Cerro de la Campana”. Como ciudad segregada, los músicos reflejan en su producción musical los dos filos. El Gran Silencio (EGS) y Plastilina Mosch son buenos ejemplos de la forma en que las divisiones geográficas y de clase se reflejan culturalmente. Plastilina Mosch es considerada una banda “fresa”, es decir, que sus miembros provienen de familias adineradas y su estilo musical está completamente influenciado por estilos que vienen de fuera, estilos que corresponden a la visión “cosmopolita” regiomontana. En cambio, los miembros de EGS provienen de los barrios populares, donde su poder adquisitivo les dificulta la compra de instrumentos. EGS inició su carrera valiéndose de palos y cubetas, presentándose en camiones y en esquinas. Esta banda fue capaz de mezclar lo local (sobre todo la cumbia) con el hip hop, el rap y el ska para generar así el estilo que ellos llaman “chúntaro”. EGS ha asimilado conscientemente las influencias extranjeras y al mismo tiempo se ha mantenido fiel a “lo popular”. Como herederos de la cumbia, recientemente declararon: “Nosotros asumimos nuestra negritud, algo que muchos mexicanos quieren negar, y queremos que la música de EGS se relacione con la afrocaribeña, que es de la que recibe sus mayores influencias”.

Raíces Juntos con Avanzada Regia, otros tres géneros musicales han dominado el panorama musical de Monterrey en las últimas tres décadas: norteño, grupero y cumbia. La popularidad de estos tres géneros coincide con el rápido crecimiento de la ciudad, que ha ido de 500 mil habitantes en 1960 a cuatro millones en la actualidad. Los primeros conjuntos norteños surgieron en la década de los veinte, y desde entonces Monterrey ha sido el epicentro de una vasta extensión geográfica que va desde el México rural hasta las comunidades mexico-americanas de los Estados Unidos. El corrido ha sido el platillo fuerte de la música norteña. El sonido grupero por su parte surgió en los sesentas y en un santiamén ganó popularidad no sólo en Monterrey sino en todo México y en las comunidades latinas de los Estados Unidos. Usando como principal carta las canciones de amor, los grupos Bronco, Liberación y Límite se convirtieron en los más representativos de este género. Pero de los tres géneros mencionados, la cumbia


es la que sin duda ha influido más al rock regiomontano. Este género musical nace de la relación que se da entre los sonidos que llegaron del África con los de los índígenas de lo que hoy conocemos como el Caribe colombiano. La cumbia llega a México a principios de los cincuentas y es acogida especialmente en los barrios populares de las grandes urbes. En el caso de Monterrey, hay dos hipótesis que explican la gran popularidad que alcanzó en los años sesenta. La más convincente sostiene que los inmigrantes mexicanos que retornaban a la ciudad de Monterrey, traían consigo discos de cumbia. Poco después surgieron los primeros “sonideros” (disc jockies), que ya tocaban música de Andrés Dueñes, Aniceto Molina, Lisandro Mesa y otros cumbieros colombianos. Lo que sí se sabe es que en esa década la cumbia echó raíces en la colonia Independencia. Y de “La Indepe” se fue expandiendo a otros barrios “bravos” como La Coyotera, La Moderna y La Cerro de la Campana. En Monterrey, a los seguidores de la cumbia se les llama “los colombianos”. Y las bandas cumbieras, por ende, eligen nombres relacionados con el mundo colombiano. La Tropa Vallenata y Celso Piña y su Ronda Bogotá se encuentran entre las principales intérpretes de la cumbia regiomontana. La canción cumbiera más popular que ha nacido en Monterrey es “Los caminos de la vida”, interpretada por La Tropa Vallenata: Los caminos de la vida son muy difícil de andarlos, difícil de caminarlos y no encuentro la salida…

La fusión de raíces e influencias culturales en el rock, ha creado una corriente denominada “mestizo”. En Monterrey a esta fusión se le nombra estilo “chúntaro”. Es un término acuñado por El Gran Silencio. El origen del “chúntaro” proviene de dos fuentes: una es la de los grupos de rock, hip hop y pop que integraron sonidos locales, en especial la cumbia (El Gran Silencio, Cabrito Vudú y de cierto modo Control Machete); la otra es la de grupos cumbieros que adoptaron el funk, el hip hop y el rap (Celso Piña y su Ronda Bogotá es el que mejor lo representa). Desde su primer álbum, llamado Libres y Locos, EGS mezcla cumbia (y con menos frecuencia norteño y grupero) con ska, hip hop, rap, swing y otros sonidos. Al segundo lo llamaron Chúntaro Radio Poder; en la cubierta del disco aparece una grabadora decorada con la imagen de la virgen de Guadalupe y foquitos de navidad. La grabadora, de algún modo, representa la modernidad; la virgen, la tradición; y las lucecitas, la mezcla, es decir, lo “chúntaro”. En la canción “El retorno de los chúntaros”, EGS define su estilo: Prendan las velas, prendan las velas, que los chúntaros del barrio regresan, a lo lejos ya se escucha, para oreja y ponte trucha, acordiones y tambores, ya se acercan los olores y sabores de la cumbia y de la polka… Que pongan a Celso Piña o la Tropa [colombiana, a los Cadetes de Linares o los Beatles.

El chúntaro, en suma, es la versión moderna del “naco”. En un plano teórico, el chuntarismo es el resultado del encuentro entre lo “local” y lo “global”; entre lo “provinciano” y lo “cosmopolita”. Es lo que el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla nombra por un lado, el “México profundo”, arraigado esencialmente en las culturas mesoamericanas; y, por el otro, el “México imaginario”, un México que han querido imponer las élites desde la época de la Independencia, un México occidentalizado, insertado en la modernidad, una modernidad cada vez más apegada a la estadounidense. En esta dinámica, la cultura “extranjera”, basada en el culto al progreso, busca imponerse a la cultura nativa. Y esta última acepta la dominación, pero también se le opone originando un mestizaje continuo, una hibridación que afirma y niega al mismo tiempo. La producción musical de las bandas chúntaras de hoy en día son subversivas para los sectores que se identifican con ese “México imaginario”. Los chúntaros sospechan del culto al progreso; el último intento fue el Tratado de Libre Comercio, que llevaría a todo México al mundo de la prosperidad. Los músicos chúntaros consideran que su música surge del pueblo y expresa sus sentimientos legítimos. En “El canto de la serpiente”, EGS confronta el “culto al progreso” y nos muestra el México desesperado que ha generado: El águila que come serpiente, con su veneno se envenenó, yo traigo una esperanza de reforzar toda mi nación, pero mi furia desparramada ahora mis ojos cegó. Me dijeron que tendría todo lo que yo quería, que todo esto algún día cambiará, y ya me cansé de esperar, y mi familia como siempre nunca tuvo bienenestar.

En otra canción, “Venadito callejero”, nos muestran las fallidas políticas económicas que han forzado a los mexicanos a emigrar. Hasta hace poco las canciones que trataban sobre la migración formaban parte del repertorio de la música norteña, en particular de Los Tigres del Norte. Algunas bandas de rock mexicanas y méxico-americanas sí habían abordado esta temática pero moviéndose dentro de los cánones del corrido; en Supernatural, de Santana, en Revolución de amor, de Maná, y en Good Morning Aztlán, de Los Lobos, se ve a los migrantes como víctimas, como personas que no pudieron realizar sus sueños debido a la imposibilidad de cruzar la frontera, o bien a la deportación. Los músicos chúntaros tienen otra visión del fenómeno migratorio. Antes que nada, se distancian del corrido y nos muestran a los migrantes como un grupo social. Y no los ven como víctimas, sino como elementos activos de la reconstrucción tanto de México como de los Estados Unidos. Por ejemplo, en la canción que nos remite al musical West Side Story, EGS nos dice: I like to live en mi tierra I like to live in América En el otro lado soy un Mexican more. I'm very very hungry de todito tu amor Look at me, look at me Para que veas lo que ves, Si me han de matar mañana, que me maten en inglés… I like to live in Zacatecas, I like to live I like to live in Arizona I like to live I like to live en mi tierra I like to live in América I like to live en mi tierra, para mí ya no existen fronteras…

Para EGS y otras bandas de su género, la frontera ya no existe en este mundo globalizado: Latinoamérica (y por lo tanto México) se halla al norte y al sur del río Bravo. Control Machete lo aborda de una manera más agresiva y explícita en la canción “Humanos mexicanos”: Mexican curios, no me vas a decir, Que también somos humanos, mexicanos, Que tus leyes no me rigen ni en tu casa (pinche gringo) ni en la mía.

En esta era de incertidumbre, donde los partidos políticos y los intelectuales se hallan desconectados de las grandes mayorías, las bandas de rock como EGS, Control Machete y otras, son las que ofrecen una mayor comprensión del sentir popular. José Alfredo Jiménez, el compositor de más renombre en la historia de la música popular mexicana, no se limitaba a escuchar música ranchera. En el ocaso de su vida, escuchaba a Pink Floyd, Jethro Tull y The Rolling Stones. Creía que la música mexicana tenía que entrar en contacto con los estilos musicales que estaban surgiendo en otras tierras, que esto podría originar una retroalimentación para ambos. Los puristas de la “auténtica” cultura mexicana, por su parte, no dejaron de catalogar al rock como una intromisión extranjera que atentaba contra lo nacional. La visión de José Alfredo es la que ha prevalecido entre los jóvenes; los versos de “Vámonos” nos sirven para entender esta dialéctica entre el “México profundo” y el “México imaginario”: Que no somos iguales Dice la gente Que tu vida y mi vida Se van a perder Que yo soy un canalla Y que tú eres decente Que dos seres distintos No se pueden querer Pero yo ya te quise Y no te olvido…

Traducción: Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

El chuntarismo hoy día El chuntarismo se puede definir de varias maneras. Para los que se definen a sí mismos como chúntaros, es un modo de vida; es un individuo con un corte de pelo peculiar: casi a rape en los costados y largo en la parte de atrás; viste camisas de colores chillantes y pantalones flojos; cuando baila lo hace en ese estilo llamado “el gavilán”, baile en el que se simula ser un gallo en la pelea; su habla está marcada por el spanglish.

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ROCK

LOCAL: NI VIEJO NI AGOTADO

Luis F. Soto

POR LO GENERAL, EN LOS RESTAURANTES LA JUSTICIA, DE LA CALLE VEINTISÉIS, Y LOS Cazos, de la Fullerton, se sirven chips y salsa mientras la clientela espera a que se le sirva un platillo de “comida mexicana”. Sin embargo, los viernes por la noche el folclor se hace a un lado y la escenografía cambia tajantemente. Ya a media luz, estos restaurantes se vuelven guaridas de los jóvenes roqueros. En el improvisado speakeasy, se reúnen a escuchar al grupo en boga los chavos banda, uno que otro cholo, las morritas, los groupies, la raza recién emigrada y los batos que ya nacieron de este lado. Lugares para rolarla hay pocos; así que puerta que se abra, espacio que se atiborra; una noche a la semana, los rockeros aprovechan la chanza y se suman en bola a soltar vapor con la improvisada coreografía del slam en los escasos metros cuadrados de la pista de baile. Esta presencia de jóvenes rockeros en la ciudad de Chicago es ejemplo del auge que tiene el rock local hoy en día; fue en 1996, y por iniciativa de los mismos jóvenes, que comenzaron a abrir cafés y a tomar espacios en los barrios. Al rock en español chicaguense le tomó poco más de un lustro el ganarse un espacio permanente. A finales de los años ochenta, los jóvenes que cruzaban la frontera comenzaron a traer en sus mochilas sus cintas favoritas: Soda Stereo, Duncan Dhu y Caifanes, entre otros. Para esta época el rock mexicano había dejado de ser exclusivo de los colonias populares para insertarse como un elemento más de la industria del entretenimiento. Ser joven y rockero ya no era un estigma. Por eso, a nadie sorprende que un joven mexicano, al cruzar la frontera en nuestros días, traiga entre sus pocas pertenencias un compact de su banda preferida. Orígenes En un bar anglosajón llamado Malo's Nigth, ubicado en el suburbio de Aurora fue donde empezaron las primeras tocadas de rock local. Santa María es la banda más remota que aparece en la memoria de los rockeros. Esta banda fue fundada a principios de 1990 por los hermanos Navarro inspirándose en Caifanes y Soda Stereo, pero sobre todo con influencias muy marcadas de la banda inglesa Pink Floyd. Santa María comenzó a abrirse paso, pero no es sino hasta dos años más tarde que toca por primera vez en el Apollo's 2000 de Chicago. Para este entonces la escena local ya empezaba a tomar forma, pues fueron apareciendo otras bandas: Eclipse, Pentágono, La Causa y La Malinche. De esta primera generación, sólo La Querida de Cortez (antes La Malinche) y Santa María aportaron dos discos al rock local. Ambas bandas lograron abrir conciertos para bandas consagradas como Fobia, La Maldita Vecindad, Maná y Café Tacuba. Al mismo tiempo, llegado del D.F., “como todos, a buscar chamba” y después de haber vivido el despliegue del rock mexicano, Alberto “El greñas” iba y venía a El Palacio Musical (en el flea market de la Division) para ordenar CDs. “Era el único lugar donde podías encontrar algo de rock que te gustara”, dice, hasta que un día le ofrecieron trabajar ahí los domingos en la sección de rock. En El Palacio Musical conoció a dos personas que para ese entonces tenían un programa de radio que se llamaba Conexión Roquera en Radio Arte; era una hora exclusiva de música del Tri y a veces ponían rolas de Caifanes, que era lo que en ese tiempo empezaba a entrar a la radio. “Cuando me invitan al programa, yo llevo los discos que tenía en casa, me invitan a hablar al aire y empiezo a contarle el rollo a la banda y a poner mis discos. Ellos tenían acceso a otras dos horas más, pero era una de La Santanera y la otra de música cumbiambera. Al final, esas dos horas las transformamos en más rock. En ese espacio podías escuchar desde heavy metal hasta blues o jazz, lo que cayera; material que conseguíamos, lo metíamos al aire.”

Petras, de La Querida de Cortez

El Greñas. Foto: Luis F. Soto.

Daniel Juárez, fotógrafo de profesión que ha seguido de cerca el movimiento, era oyente del programa: “Enfrente de la estación íbamos todos los domingos en la noche, les llamábamos y decíamos ‘ponte una rola de Luzbel’, era increíble ver toda esa bola de cabrones y viejas ahí afuera a esas horas”. Poco después “El greñas” abrió la tienda de discos El chopito, que durante una década ha sido uno de los pocos lugares exclusivos de rock alternativo en la ciudad. El Chopito no sólo se ha preocupado por promover a las bandas locales sino también por traer grupos de México que no son muy conocidos. “Nosotros nos dimos cuenta de que si la misma banda no traía a Transmetal o a Real de Catorce, nadie los iba a traer; y con el rock local, nuestra intención es que crezca y que se reconozca. Tenemos ya dos años haciendo tocadas en Los Cazos; mensualmente metemos de 16 a 20 bandas con trovadores de México”. La historia de cada banda local no es muy diferente: de los walkman en los pasillos de la Benito Juárez a la clase de música, y de ahí al anonimato en los sótanos y garajes del barrio. En estos lugares es donde se forjaron nuevos acordes y de donde han salido las bandas. Se especula que hay alrededor de cien bandas en todos los géneros. Hay tantos ritmos rockeros en Chicago como subculturas juveniles y bandas que en el nombre cargan el peso de su vitalidad: Bajos Recursos, Conflictos, Confusión, Causa Perdida, Desconocidos, Sobredosis, Tras de nada… Mes con mes las bandas transmutan estilos, se multiplican, se dividen, pero salir del garaje o del basement al escenario es un paso que se ha entorpecido por la falta de espacios, mas no de demanda.

tropical y grupera, quienes logran cobrar hasta 400 dólares por presentación. Estos grupos reciben más, explica “El Greñas”, “porque tocan dos o tres sesiones por noche y lo hacen bajo trato de palabra en el que se llega al acuerdo del precio, mientras que a las bandas de rock lo que les interesa es mostrar su propuesta... Nosotros regularmente damos chance de meter cuatro o cinco personas por banda; entonces si tenemos cuatro bandas en la noche, estamos dejando pasar a veinte personas. Muchas veces la gente que está en el espacio es la gente que entra gratis”. Sin embargo, el rock en español local ha ido despertando el interés de empresarios del espectáculo que ven en él posibilidades de mercado. En 1998, Henry Cárdenas, presidente de Cárdenas / Fernández & Associates, declaró al Chicago Tribune sus intenciones de abrir el sello discográfico Jefe Records. Con este sello se ha pretendido promocionar algunas bandas locales de rock en español, ya que hay un “mercado muy competitivo y con un gran potencial de ganancias”. La empresa comenzó a traer bandas rockeras en 1991. Empezaron con Maná en el Apollo's 2000, y desde entonces el peregrinaje de las bandas se ha hecho casi exclusivamente por sus centros nocturnos o por The House of Blues. Años atrás, las bandas del barrio se encargaban de abrir el concierto de los grupos aceptados comercialmente; sin embargo, desde que Cárdenas / Fernández & Associates se apoderó de casi todos los centros nocturnos con espectáculos en español, las bandas locales han dejado de tocar en escenarios consagrados como el Aragon, Club PM, etcétera. Ni viejo ni agotado En el barrio, el movimiento continúa creciendo al margen de las empresas e instituciones. Y ha tenido tanto momentos de efervescencia como caídas y al parecer no está ni viejo ni agotado; “no es una moda sino un modo de vida”, señala un joven rockero. Y es que jóvenes como él, de extracción obrera, no dejan de cruzar a diario la frontera.

Mercado posible El dinero recolectado en Los Cazos se utiliza para pagar la seguridad, la publicidad de las próximas tocadas, el mantenimiento de sonido y lo que sobra es para las bandas. Es muy poca la ganancia que reciben, incluso si la comparamos con la de grupos locales de otros géneros, como música

Slam en La Justicia

Eduardo Navarro, de Santa María


VENDIMOS

EL ALMA

POR EL ROCANROL

Ben Ortiz

EN MARZO DE 1989, MARK KILROY, ESTUDIANTE DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE Texas en Austin, desapareció en una borrachera poco después de haber cruzado la frontera de Texas hacia Matamoros, México, para unirse a cientos de jóvenes que disfrutaban de su spring break. Lo que prometía ser una semana de surfing, sol y el más barato licor mexicano, se convirtió en una historia de horror para los tabloides. Luego de una exhaustiva búsqueda se descubrió el cuerpo de Kilroy y también los restos mutilados de al menos una docena de jóvenes en una fosa común, ubicada en lo que se llegó a conocer como Hell Ranch. La violenta matanza del grupo, compuesto en su mayoría por mexicanos de escasos recursos, pudo haber quedado sepultada para siempre de no haber sido por Kilroy, que era un americano de buena apariencia y cuya familia tenía influencias en el Servicio de Aduanas de los Estados Unidos. Luego se descubrió que un culto dirigido por narcotraficantes había sacrificado a las víctimas durante un ritual en honor a las fuerzas ocultas a fin de obtener protección sobrenatural contra la policía. Inspirado por una mezcla de religiones caribeñas y películas de vudú, como The Believers, el carismático líder del culto sucumbió en un sangriento tiroteo con los policías federales de México. Igualmente inspirados, el grupo de metal hardcore Brujería se apoderó de la masacre de Hell Ranch como símbolo de resistencia cultural contra la incursión anglosajona, explotando el nexo entre la historia y la histeria que caracteriza la situación de los mexicanos en los Estados Unidos. No obstante, más allá de un compromiso serio con el príncipe de las tinieblas, su adopción de la imaginería diabólica se debe mayormente a la actitud característica del rock americano: aterrorizar a mamá y papá, ya sea mediante ritmos que inspiran sensuales movimientos pélvicos o avisos de parental advisory. En su libro Dancing With the Devil: Society and Cultural Poetics in Mexican-American South Texas, publicado en 1994, el académico José Limón describe el equilibrio de la adaptación cultural latina –específicamente a través de la mezcla de patrones musicales y comunales– como una especie de boggie-woogie con Belcebú. El 2 de octubre de 2003, durante un concierto de rock en el Aragon Ballroom de Chicago, se conmemoró el 35 aniversario de otra masacre, la de los estudiantes que protestaron en Tlatelolco, México. Sin embargo, Erik Duarte, rockero chicano de 18 años, no se había enterado de los espeluznantes asesinatos a punta de machete acaecidos en Matamoros o de los documentos que salieron a la luz recientemente, donde se indica que varios francotiradores del gobierno mexicano dispararon contra ese grupo de estudiantes en 1968. Su banda, Kardoid, integrada por adolescentes,

fue la primera que tocó en el concierto de Brujería, gritando a coro su canción “Amén: ¡Soy satánico!”. El público, integrado en su mayoría por adolescentes y jóvenes adultos de origen mexicano, vestidos en la última moda de camuflaje y camisas del Ché Guevara, respondieron en forma estridente con el cliché rocanrolero del signo del diablo, elevando el dedo índice y el meñique en gesto representativo de los cuernos de lucifer. “‘Soy satánico’ significa que estoy harto de ser catalogado de estrafalario por la manera en que me visto y la música que escucho –señala Duarte– es como decir que soy tu peor pesadilla, el diablo, o cualquier cosa que te aterre”. Por lo general, en el hard rock latino, se fusionan la política y la cultura pop a través de estremecedores acordes. Asimismo, el grito mexicano –una vocalización tradicional de dolor y celebración– se proyecta como el fulgor del rockero en todo, desde la colonización europea hasta la reconquista de los inmigrantes de las Américas. Reinventando el acordeón norteño, Brujería metaliza el narco-corrido, esa tradición de trovador actualizada que venera a contrabandistas y cruzafronteras como héroes nacionales. Honrando la figura del Subcomandante Marcos, los integrantes de la banda cubren sus rostros en actitud de machos forajidos, adoptando nombres de guerra como Juan Brujo, Asesino y Fantasma. Sostienen además sus vínculos con Satanás cantando loas a los parricidas hermanos Menéndez y al narcotraficante colombiano Pablo Escobar, mientras exhortan a cada greñudo mariguanero a derramar sangre de blanquitos en el territorio que le fue robado a México (por ejemplo, en el álbum Matando Güeros). Al igual que

los cantantes de corrido, Brujería aborda temas como la Proposición 187 (“Pito Wilson”), las muertes en la frontera (“La Migra”), y el levantamiento zapatista (“Revolución”). En la canción “Consejos Narcos”, Juan Brujo articula las verdades fundamentales del tráfico de drogas para los satánicos. En una ecuación tan humorística como extravagante, Brujo reduce las pesadillas y fantasías del satanismo y el comunismo a la realidad del PRI mexicano: “Comunismo, Satanismo, PRI –es lo mismo” (“Revolución”). El reciente estreno de Best of Brujería presenta un esquema del recorrido de la banda como pionera del metal en español, integrada por rockeros mexicanos y colaboradores estadounidenses. El disco incluye una reseña de Hank Williams III y destaca una agresividad que se manifiesta mediante un derroche de gruñidos y barbarie que suena diametralmente opuesto a la tradición mexicana. Su reciente presentación en el Aragon Ballroom de Chicago demuestra que Brujería reafirma la incursión del rock en el espíritu del inmigrante como un espacio de resistencia y capitulación simultáneas a la cultura estadounidense.

___________________________ Este artículo fue publicado originalmente en In These Times. Fotografías e ilustraciones tomadas de www.brujeria.com. Traducción: Omar Torres.

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DE

CÓMO EL ROCK ARGENTINO

ES ROCK NACIONAL

Jochy Herrera

EN LOS ÚLTIMOS CUARENTA AÑOS, LA ARENA MUSICAL ARGENTINA HA VISTO NACER decenas de bandas de rock, libros, películas y páginas web referentes al tema; por eso el desempolvar cuarenta y tantos discos para escribir este texto no ha resultado tan difícil. Lo complejo ha sido encontrar las constantes y las señas distintivas. El rock argentino, con características musicales y sociopolíticas muy particulares, retrata un país y una cultura que refleja las convulsiones vividas por toda Latinoamérica. Desde una perspectiva histórica, abordar el rock argentino obliga a abordar también el rock español, mexicano o norteamericano. Intentaremos explorar sus peculiaridades, y así llegar a la conclusión de que no se trata de rock en español proveniente de Argentina, sino verdaderamente de un rock nacional.

Temprana rebeldía Ya se han ido los lugares de mi tierra natal, y mi tierra llora conmigo, y mi tierra llora contigo. No, no es verdad que todo sigue igual… Almendra

Eran los finales del 1963 y Roberto Sánchez, con voz metálica y elegante apariencia, contoneando la cintura y lanzando su chaqueta al aire, hechizaba a los fans de la época en apariciones televisadas a la entonces afluente clase media bonaerense. Los del Fuego lanzó al estrellato a este joven llamado Sandro “El Gitano”, quien, pese a quien le pese, fue pionero indiscutible del rock argentino. Pasarían 27 años para que dos grandes, Charly García y Pedro Aznar, le rindieran un homenaje en 1990 al grabar juntos Tango 4. La década de los sesentas da nacimiento a grupos marcadamente influenciados por los Beatles y los Rolling Stones, estimulando su temprana autodefinición musical y estética. Para 1966, se destacan tres bandas: Los Beatniks, Los Gatos Salvajes y Almendra. Litto Nebbia funda Los Gatos popularizando “La Balsa”, primer hit de éxito masivo, dentro y fuera de Argentina, iniciando así una sólida industria de grabación. Con el gran músico Luis Alberto Spinetta a la cabeza, Almendra funda el rock “urbano e intelectual”; en videoclips que solamente se asemejan a los Beatles, recorren las pampas a caballo buscando lugares recónditos de su tierra natal. Es un grupo que muestra lo que se convertirá en costumbre en el gran rock argentino: la preocupación por el entorno y por nuestro interior: ¿cómo será el amor / cómo será el dolor / existirá la fe / existirá la paz?, sólo lo sabrás cuando llegue el año dos mil. Entrados los años setenta, tres hechos impulsan la evolución musical del rock argentino: el guitarrista Norberto Pappo Napolitano, el Jimmy Hendrix argentino, incorpora a Los Gatos la fusión de blues y jazz; Pescado Rabioso introduce el órgano a su banda y León Gieco, María Rosa Yorio y Litto Nebbia consolidan la invasión acústica en las bandas más respetadas de la época. Simultáneamente, aparece Sui Generis, considerado piedra angular en la masificación del rock en el país; creando letras “que se instalaban en la gente como si fueran sus propios sentimientos, le cambian la cabeza a una generación”, según palabras de sus fundadores. En los pocos años de este grupo, Charly García y Nito Mestre introducen “discos conceptuales”, frecuentemente censurados; experimentan fusión de tango, folclore y jazz conviertiéndose en el dúo acústico más importante y popular en la historia del rock argentino.

Confesiones de madurez …ya no paso frío y soy feliz, mi cuarto da al jardín. Y aunque a veces me acuerdo de ella, dibujé su cara en la pared. Solamente muero los domingos, y los lunes ya me siento bien. Charly García

Con los ochentas, los músicos van y vienen: éxodo a Europa, a Estados Unidos y a Brasil; los nuevos grupos y los viejos artistas se consolidan mientras los milicos hacen de las suyas. Seru Giran –con Pedro Aznar, David Lebon y Charly García– inyecta a la nueva generación la lucidez de una música acabadamente poderosa; en un concierto, ante cincuenta mil personas, Charly define al grupo como “una utopía, un lugar sin sida, violencia o injusticia”. Simultáneamente, otros artistas, como Fito Páez y Miguel Mateos, renuevan la creatividad de sus maestros predecesores con atrevidos conceptos musicales; se integran a ellos y confiesan “aprenden a vivir el rock visceralmente”.

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Llega la democracia y se instala el rockpop. Gustavo Cerati funda Soda Stereo, una de las grandes bandas del período de 1980 a 1990. Preocupados por la estética visual, graban incesantemente, acumulando la mayor experiencia en giras internacionales conocida hasta la fecha por ningún grupo argentino. Esta es una música que Cerati separa de las anteriores: “no soy un poeta, no escribo, vuelco imágenes en música”. Soda Stereo se convierte en el gran padrino de jóvenes agrupaciones: Los Brujos, Martes Menta, Los Babasónicos, quienes exploran con el rap creaciones que renuncian a las tradiciones musicales anteriores. Los Enanitos Verdes también asimilan el pop dentro de su trabajo; otros, como Los Ratones Paranoicos, se rebelan, y retornan a modelos anglosajones estilo Rolling Stones.

Los más recientes …en vez de estar revisando el rock, rescatan lo que el anterior despreció, ésa es una característica de los actuales. Daniel Melero

Los últimos años son testigos de una involución del rock argentino: grupos como Los Redondos, Animales, Bersuit, Los Caballeros de la Quema, Illya Kuryaki, han incorporado poco a su desarrollo, a pesar de que, paralelamente, continúan las propuestas rejuvenecidas de pasadas generaciones: en el disco Orozco, rap y rock van de la mano de Gieco; en Enemigos Intimos, Joaquín Sabina y Fito Páez se pelean con el delirium tremens de Buenos Aires; Pedro Aznar abandona a Pat Metheny, en fin… los maestros lideran, a pesar de los años. El reencuentro de Seru Giran y el éxito de convocatoria de Fito Páez a mediados de los 90’s, sugieren un vacío artístico que la nueva generación de músicos no acaba de llenar. A mi parecer, el fenómeno de más importancia en este período es el menos

Charly García: Umplugged

reconocido: la aparición de Las Viudas e Hijas del Rock 'n Roll, primera y única banda argentina conformada por mujeres. Tras una breve participación en Rouge, María Gabriela Epumer las encabeza enfrentada a un mercado evidentemente prejuiciado. Con poco reconocimiento de la crítica tradicional, el proyecto crece, hasta que Epumer decide integrarse a las filas del maestro Charly García como guitarrista principal. Su corta carrera termina trágicamente a los 39 años de edad, hace apenas 5 meses.

Características del rock argentino Musicales. La perenne aparición y desaparición de bandas y el frecuente intercambio entre los músicos, inyecta nuevos conceptos al rock argentino, generación tras generación. La experimentación con el pop, el tango, el folclor, el blues o el rap, añadido al antecedente jazzístico de gran parte de los pioneros, promueve la constante renovación de este género. Los teclados y la acústica son ejemplos representativos donde ocurren un apareamiento y una métrica casi perfecta, entre sonido y texto. Creativas. La independencia creativa del rock argentino es indiscutible. En cada una de sus etapas observamos más diferencias que similitudes con respecto a lo que en el resto del mundo musical se daba. Luis Alberto Spinetta lo describe al trazar “una diferencia entre los que cantan lo que la gente piensa o siente, como Sui Generis, y los que como él, ofrecen los instrumentos creando un lenguaje que el público deberá buscar”. En lo visual y escénico, los rockeros argentinos de todas las épocas se han esmerado en la estética del espectáculo, ya sea en conciertos o en los cientos de videoclips que desde los sesentas han invadido el televisor. Políticas. Desde sus inicios, este rock fue reflejo fiel de su entorno, sobreviviendo aun en períodos donde la censura campeaba. “Sólo le pido a dios”, es prohibida por su lírica pacifista y desafiante, pero es luego declarada “tema de interés nacional”


Patricia Caselín por la dictadura militar de Galtieri, justo al estallar la guerra de Las Malvinas. Es en este momento donde precisamente el rock gana grandes espacios, resultado de la prohibición por parte de la dictadura, de la difusión de música en inglés. Al describir el evidente surrealismo de estos hechos, Gieco dice que “si Fellini viviera en Argentina, sería sólo un fotógrafo”. A pesar de la supuesta disparidad entre la canción social y el rock y de la brecha generacional entre sus representantes, ambos se abrazan en una peculiar simbiosis: Mercedes Sosa inmortaliza a Fito Páez interpretando textos nacidos por y desde el rock: …hablo de países y de esperanza, hablo por la vida, hablo por la nada, hablo de cambiar esta, nuestra casa, cambiarla por cambiar nomás. ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Rock en Argentina, México y España visto desde aquí y allá Breve conversación con Luis Jahn y León Gieco. A Luis lo encontramos en todos los eventos de Chicago, guitarreando silbidos con sabor a bife. Al Gieco lo conseguimos de vacaciones por Rosario, en pleno verano austral. Ambos artistas, distancias, estilos y generación aparte, son hilo conector a las siguientes preguntas: ¿Cuál es, a tu parecer, el origen y el porqué del rock en español? Gieco: Es fundamentalmente la necesidad de identificación con los Beatles y los Rolling Stones. Así surgen los pioneros: Los Gatos, Manal, Almendra, Arco Iris, Vox Dei...con un tinte musical folclórico y tanguero. Luis: Antes que nada quiero decirte que yo no me siento representante del rock argentino en Chicago, pero sí siento una conexión entre el de allá y el de aquí. El rock en español en los Estados Unidos, más que un concepto musical, es uno de marketing y encasillamiento. Es una música que no tiene identidad propia y que existe como resultado de la capacidad adquisitiva del latino en este país. ¿Ves alguna relación entre el rock en español de México, Argentina, España y los Estados Unidos? Gieco: Aquelarre fue un grupo muy importante en Argentina y que hizo muchas giras; ellos cuentan que en España había muy poco rock en español. Un icono del rock nacional, Moris, y Gustavo Montesano, ambos en los setentas, y el grupo Los Rodríguez, compuesto por españoles y argentinos como Ariel Roth y Andrés Calamaro, tuvieron algún éxito en España. Argentina supo recibir a grupos españoles como El último de la fila y Barón Rojo; pero así como en España el rock argentino no tiene mucho éxito, en Argentina el rock español tampoco lo tiene. Luis: Estoy de acuerdo con esos tres polos que planteas; cada uno tiene sus peculiaridades. El rock argentino está tal vez más influenciado por el folclor; el de México por el rock puro y habla mucho el idioma de la cotidianidad; el de España es más poético. Hay dos generaciones de rockeros argentinos en este país: los que crecieron aquí, que incorporan influencias de la música local, y los que como yo, llegamos creciditos y buscamos más lo folclórico. Indudablemente que Soda Stereo y Miguel Mateos influenciaron a grupos como Jaguares, que a su vez han influenciado a bandas locales como La Querida de Cortez. Desgraciadamente los locales no tienen identidad musical propia. No han sido ni siquiera marcados por el blues estilo Chicago. Los rasgos que caracterizan al poderoso rock argentino yacen en el significado de la frase de Fito Páez que concluye el video-documental 30 Años Rock Nacional: “el rock ha servido para que lo más importante de la condición humana, su expresión, siga aún viva”.

RADIO ARTE:

UNA RADIO ALTERNATIVA AL HABLAR DE ROCK EN ESPAÑOL EN CHICAGO, EL 90.5 FM del cuadrante se vuelve un referente obligado. La estación Radio Arte está ubicada en el corazón de Pilsen y desde antes que fuera propiedad del Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas ya era una alternativa a la programación del resto de las radiodifusoras comerciales. Cabe señalar que esta emisora funciona como una entidad sin fines de lucro y en la actualidad no solamente se programa rock en español sino una variedad de géneros que van desde el rock, electrónica, hip hop, acid jazz y fusion, entre otros. En sus inicios la directora de Radio Arte, Yolanda Rodríguez, junto con un grupo de estudiantes y voluntarios, pensó en crear una programación diferente, aunque tenía muy presente que no sería competencia para los consorcios de las comunicaciones en español. Fue así como en Chicago se empezaron a radiar grupos como los Héroes del Silencio, Soda Estéreo, Enanitos Verdes, Aterciopelados y aquellas bandas que de alguna u otra forma eran precursoras del rock en español. La señal de la estación cuenta con 730 watts de potencia y alcanza sólo ciertos sectores de la ciudad, como La Villita, Pilsen, Cicero, Berwyn y uno que otro vecindario del norte de la ciudad. Si bien la frecuencia de Radio Arte no abarca toda la ciudad, sí es importante mencionar que el receptor de la programación es clasificado como un oyente activo y que la programación se escucha cada vez más a través de la red informática mundial: www.radioarte.org. La importancia que se le da a los jóvenes es una de las características que

más llama la atención de esta emisora. A lo largo del año, Radio Arte ofrece de 2 a 3 cursos gratuitos de radiodifusión tanto en español como en inglés. De esta manera, los chavos que tienen entre 15 y 21 años de edad tienen la oportunidad de sumergirse en el mundo de la radio. En Radio Arte, los jóvenes además pueden escuchar los nuevos beats electrónicos internacionales y también a las bandas locales, como Enemigos de Paquita o Descarga. Tampoco se olvidan de radiar a los músicos que pasan por Chicago, como El Tri o Café Tacuba, Julieta Venegas o Ely Guerra. No está de más recordar que desde 1998 el programa Rock Expresso empezó a difundir una programación ecléctica, en la que ya mezclaban bandas conocidas como Caifanes con algunas bandas locales. Desde ese entonces surge la polémica con los radioescuchas y programadores sobre lo que era el rock. Para muchos jóvenes de Radio Arte, esta palabra la emplean mal otros medios de comunicación porque en sus programaciones y en sus comerciales se refieren a bandas como “rockeras” cuando en realidad están promoviendo el pop en español. Y esto se debe a propósitos netamente comerciales, ya que han identificado en los rockeros hispanohablantes un jugoso mercado potencial. Asimismo, algunos locutores de otras estaciones con frecuencia manifiestan al aire el escaso conocimiento que tienen de algunas agrupaciones. Pero en Radio Arte no todo lo que se escucha es música. Varios segmentos de la programación de la emisora son conducidos por y para jóvenes. Ahí, los conductores manifiestan su interés por los problemas que los rodean, claro, esto combinado con una pieza de rock en español clásico o con una rola del pegajoso ska. Y es quizá por esta combinación que la estación pretende seguir con su labor de promover e impulsar a todo estudiante; como dijo el director de programación, Jesús Echeverría: “la comunicación entre comunidad y medio es necesaria para seguir abriendo espacios de interés colectivo”.

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Marcelo Ayala

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Y

ROCK CHILENO

AÚN RECUERDO CON TODA CLARIDAD LA PRIMERA VEZ QUE VI EN CONCIERTO A LA banda de rock andino Los Jaivas. Fue en el año 81, en el ex-teatro Caupolicán de la calle San Diego, en Santiago de Chile. Hacía poco que la banda había retornado del exilio en Francia y presentaba en la patria su último disco conceptual Alturas de Macchu Picchu, la musicalización de la monumental obra de Pablo Neruda. Tenía sólo 16 años y era una de mis primeras aproximaciones serias tanto hacia la poesía de hondo contenido social como hacia el rock nacional. El espectáculo fue excepcional: marcó el momento del redescubrimiento del poeta y el comienzo de una búsqueda del rock con raíces latinoamericanas. Así volqué la mirada hacia dentro del continente. Y es que la riqueza de este grupo reside no sólo en ser auténticos propietarios de sus sonidos, sino también en la habilidad para mezclar con virtuosismo elementos del rock sinfónico (batería, piano acústico, instrumentos electrónicos, sintetizadores, bajos y guitarras eléctricas) con las raíces del altiplano andino (bombos, charangos, quenas, ocarinas, zampoñas) y del sur de Chile (trutrucas, pifilcas, cultrunes). Pero escuchar los versos de Pablo Neruda, musicalizados e inmortalizados por Los Jaivas es una experiencia que cala hondo. Se trata de una adaptación libre que la banda hizo del poemario de Neruda, incluido en su Canto general, y que se ha convertido en todo un clásico de la poesía latinoamericana. Yendo a lo estrictamente musical, Alturas de Macchu Picchu abre con una breve obertura titulada “Del aire al aire”, al igual que el verso que abre los fuegos del poemario. Esta obertura es, a modo de iniciación, una excelente manera de entrar de lleno en el disco. El inconfundible sonido de trutrucas místicas y pianos etéreos dan comienzo a “La poderosa muerte”, once minutos solemnes, intensos y llenos de colores musicales tomados tanto de los ritmos latinoamericanos como del mejor rock progresivo europeo. Para muchos es la mejor canción jamás grabada por el quinteto de Viña del Mar. Toda la belleza de los versos del poeta queda plasmada en la siguiente pieza: “Amor americano”, que con una batería a ritmo de diablada norteña evoca las tradicionales fiestas de La Tirana (fiesta popular del norte de Chile y algunas zonas del altiplano andino que mezcla ritos paganos con judeocristianos, y donde lo más notable son las máscaras de diablos que utilizan los participantes). De este modo concluía la cara A del viejo vinilo; pero al dar vuelta al círculo negro, nos topábamos con la densidad de “Águila sideral”, canción surrealista, con cierta dosis de psicodelia, altísima tanto en su atmósfera como en su calidad musical e interpretativa. A esta gran creación la sigue la magnífica “Antigua América”, tema instrumental en donde destaca sobre todo el piano y el clavecín, que durante todo el disco han sido ejecutados de manera magistral. El resto de la banda por supuesto no se queda atrás, acompañando esta composición con fuerza, potencia y maestría. Luego de ese tema, nos encontramos con la clásica “Sube a nacer conmigo, hermano”, que es uno de los himnos emblemáticos de los viñamarinos. Ese aire solemne y severo, esa intrincada textura del piano, la perfecta base rítmica de todo el conjunto, la tarareable melodía del sintetizador y los siempre precisos y certeros solos de guitarra eléctrica –además de la gran voz de Eduardo “Gato” Alquinta pronunciando los espléndidos versos del poeta, llenos de agonía y de protesta– sitúan a esta composición en uno de los puntos más altos del disco. Luego de este clásico, que seguramente muchos al escucharlo y reconocerlo no pueden resistir el impulso de cantarlo a viva voz, los pianos que dieron inicio a “La poderosa muerte”

vuelven a aparecer pero con un aire mucho más oscuro. Pronto entra la voz de Gabriel Parra: “Dadme el silencio, el agua, la esperanza (…)”, y así la melodía se va haciendo más etérea, más oscura, más solemne y más difusa hasta desaparecer. Es la coda final que, como su nombre indica, pone fin a este viaje sonoro de poesía y música de poco más de 35 minutos de duración. Más que un disco Alturas de Macchu Picchu es una experiencia para quienes amamos la poesía y el rock. Para terminar, una experiencia muy personal: cuando escuché el disco, a los pocos días de que Eduardo “Gato” Alquinta muriera de un ataque al corazón, jamás lo sentí ausente sino que estaba tan vivo a través de su voz que el impulso emotivo del momento, la dualidad de los versos de Neruda, el sonido épico de la música y hasta el aire me sobrecogieron profundamente. Es de esperar que en algún lugar el “Gato” Alquinta se encuentre intercambiando ideas con otros que partieron dejando una huella indeleble en muchos de nosotros: Lennon, Hendrix, Víctor, Violeta y por supuesto el gran Pablo. Hasta siempre Gato.


CONACULTA y la Dirección de Publicaciones del estado de Jalisco, México, publicará a principios del año próximo una antología de poetas jaliscienses, a cargo de Jorge Souza, Raúl Bañuelos y Dante Medina. En las páginas de deshoras damos a conocer el trabajo de cuatro poetas incluídos en dicha antología que actualmente viven en los Estados Unidos.

Rafael González Velasco

Horizonte perseguido Sentado en la playa, después de haber caminado largamente sin la sombra de nadie confundida en la mía sobre la arena, miro al sol del horizonte tendiendo un sendero de oro viejo hasta mis pies desnudos. ¿Con qué propósitos? Tal vez me dice enigmáticamente : "Recórrelo, puedes alcanzar en él la lejanía de tus deseos. Ven a cumplirlos al borde del horizonte". Vuelan gaviotas mientras empiezo por el sendero. Una golpea el sol con la punta de su ala y lo hunde precipitadamente. El sendero también desaparece. El barco pesquero que vuelve de Altamar ha cruzado mi ojo derecho y está entrando a navegar en mi ojo izquierdo; la noche se levanta de su estela. Diez pelícanos dormitan en una roca negra que arroja espuma. Las olas expulsan del agua botellas sin mensaje aparente. El barco anuncia que ha llegado al puerto. Una muchedumbre camina a mis espaldas. No estoy solo bajo el cielo. Flotan vestigios del día entre mis pensamientos.

He andado mucho entre los cerros He andado mucho entre los cerros. No sé qué me hace recorrer distancias; tal vez adelante me lo digan. Sigo un sendero cuesta abajo, al final encuentro una corriente de agua, es momento de hacer alto. Descalzo mis pies y se los entrego al arroyo y él se lleva con tenue fluir mi gran cansancio. Aspiro profundamente alegre. Miro mis pies hundidos en el agua.


Margarita Hernández

El amor se tiende y agoniza I Mande ya avisar, mujer. Es urgente. No olvide a ninguno: Sabines, Jorge, Violeta, Víctor, John; Pablo que llegue con Paz.

II

Conviene que tampoco falten Pedro, Julio y Amparo; es infaltable José Alfredo con tequila y guitarra, mándele decir que de una vez se traiga a Cuco y Javier.

El amor se tiende y agoniza. Mujer, cúbrase la cabeza con mantilla negra. Lleve con cuidado esa rosa roja en sus manos. No cierre los ojos ni se ocupe de cosa otra, prepare la vieja vasija de barro; dentro de poco verá la rosa en corazón desmenuzado.

¿Podrán venir Alfonsina y Virginia? Ay, por Dios, que no falten Agustín y Rulfo, pídales que traigan los cigarros. No olvide los cirios y las flores: sólo alcatraces y cempasúchiles. Pida también azúcar, canela y café.

El amor yace moribundo, ¡ay! ¿Qué pueden decir ahora, poetas y cantores? Hablen, alcen la voz, aspiren el humo, eleven las copas. Hablen de este dolor diseminado por todos los campos yermos del alma viuda.

Alrededor del lecho de sábanas blancas ponga sillas y mesas para los dolientes. Hasta aquí su papel de anfitriona. Aunque no rece, mujer, busque un rosario, búsquelo de cuentas negras engarzadas en metal oscuro; le servirá contar sus cuentas de doce en doce.

Canten pesarosos de esta aflicción que corona con moños negros los dinteles de puertas y ventanas. Hagan un recuento de cuando sano y diáfano el amor se vertía en las risas y en las manos. Digan las veces que sobraban las palabras (sus palabras, poetas todos) porque el amor mudo todo definía. Cuenten las noches de ternuras y calideces plenas, los soles conquistados con los brazos enlazados. Expliquen la llegada del hartazgo y del hastío, cómo se fueron acomodando en telarañas y resquicios.

III Silencio, fantasmas, se pregona ya la inminente ausencia. Se carga el aire de inviernos y soledades en el destierro. Ella sola maja el corazón que lleva en las manos. Su sufrimiento le cincela ese rostro que hoy estrena de vieja nueva. Mujer, acércate, el amor te tiene sus últimas palabras: "La amplitud de tu dolor es la amplitud de la riqueza que te di".

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Raúl Caballero

Tita sin fin, blues Bienvenida múltiple concéntrica llegarás con tu carga de aventuras y desventuras en el corazón pero sabrás que tu sitio lo tienes siempre en éste que se me agolpa; a todas partes llevas a este loco que te ama

No es que me haga daño amor mío, sino que te amo, zorra esteparia. Siento tus mordiscos dentro de mis libros, en el sonido de mis canciones, en los actos de mis amigos. Tu aliento me golpea el rostro cuando llueve.

La casa ha sido obscura e inmensa. Sin ti su multiplicidad es un infinito tú eres el centro de sus dimensiones, el eje de mis evocaciones donde te encuentras está mi hogar perfumado entre tus piernas vagabundo en Nueva Orleáns Has llegado maletas en mano bolso al hombro postales con Monet: itinerarios coincidentes, como tus besos y tus lágrimas infaltable equipaje de tus viajes Reminiscencias del trompetista de Austin a orillas del Misisipí el viento te golpeaba tanto como la canción del solitario como el viejo y sucio sombrero en el piso vacío a las siete de la mañana tu corazón lejos de mí tus pasos hacia el Café du Monde donde mi sombra se sentó a tu lado tu destino que se quedó en las cartas del tarot en Jackson Square Saltimbanquis aturdiendo el aire payasos con metáforas en versos y manos trovadores jazzistas dándoles un concierto callejero a ti y a tus amigas [después de la cena el nieto del blues y su abuelo negros que te hicieron llorar en la plaza el canto de los niños que te iluminó en la catedral la soledad del hotel Todo, cada escena, es equipaje para este blues Tus pasos que me devolvieron tu proximidad que llevó mi mano a encender luces y abrir persianas para que tus ojos miraran la Casa Alta iluminada desde un taciturno taxi doblando la colina del cementerio tú a punto de concentrar tu multiplicidad en mi abrazo de nuevo por ti apaciguado.

Me dueles lejana. La bondad de unos tragos secos nada tiene que ver con la dulzura de mi apego las palabras ebrias no tienen indicios del olvido la destrucción soez es lo contrario de nuestra soledad, algo profundo y en ruinas y lentamente amoroso. Sangre que escurre de un corazón carcomido la tortuga de la desolación mordisquea y bebe en ese charco, hueco mío, pretil de la desazón. Lo anormal es el origen de la belleza. No es que sea cruel, sino que lo perverso de tu fidelidad es la raíz del desistimiento el tronco de la locura. Un día sin lluvia. Lo normal es el límite de la belleza, de la dicha, de nuestra libertad, [entrañable amiga. La palabra adiós omite todo remordimiento recapitula sombras, recorrerá la negritud de la esperanza pero no la salvación, bienhechora mía, pero nunca la salvación, sangre de mi sangre nunca nadie naufragará como nosotros nuestra tristeza siempre ondeará por el mundo somos de los que se pierden entre los siglos nunca nadie nos encontrará en nuestros libros somos el recuerdo de los que conocen el olvido somos los que se encuentran en los desiertos somos lo más arduo y delicado somos los que conformamos el ápice del laberinto eres irremediablemente el miedo que imploras soy los pasos que no darán los otros somos el grito del polvo, la materia del gavilán, los que reposan en el interior de la felicidad boca arriba. Somos los ignorados y nos abrazamos y aquí estamos, tratando en vano de reconocernos, y es bueno porque lo sabemos hasta el final. Lo asiduo de la tristeza miope y burda es el reloj del dolor la ternura es el razonamiento cotidiano del amor, el sentido de los ofrecimientos: el descubrimiento de tus sueños, la línea que los traza… la quietud de la tristeza. Por eso cuando estés trilce asómate a mi bandera encontrarás que te amo de este lado del tiempo.

Nuestra tristeza siempre ondeará por el mundo

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Es

Esperanza Gama: La Monarca mira en azul, acrílico sobre lienzo, 2003

Entre la sombra y la desnudez: Esbozo de la obra de Esperanza Gama Francisco Piña Hace más de un lustro miré una pieza de Esperanza Gama en el Museo Mexicano de Bellas Artes, y desde entonces he escuchado y visto su nombre por aquí y por allá. Pero es hasta ahora que he tenido la oportunidad de acercarme a un cuerpo de trabajo amplio, consistente y maduro. Ella se formó académicamente en la tradición de la vieja escuela, pero su vocación viene de mucho antes de que ingresara a la Escuela de Artes Plásticas de Guadalajara. Muy niña empezó a copiar los muñequitos de Walt Disney y, por fortuna, pronto le aburrió reproducir al Pato Donald. Acorralada entre las cuatro paredes de su cuarto, y desde lo alto de su litera, comenzó a observar las losetas de granito del suelo. Así como encontramos figurillas en las nubes, ella comenzó a encontrar figuras fantásticas en las losas de marmolina y comenzó a atiborrar de trazos las libretas. Gracias al piso cuadriculado de su cuarto salió de la realidad encajonada en que la mantenía su padre, cuartos y más cuartos, cajones y más cajones. A pesar de ese choque, el padre descubrió que a su hija le gustaba dibujar y la inscribió en un curso de dibujo por correspondencia. Aunque le encantaba recibir cartas en las que le hacían comentarios a sus tareas, era en las losetas donde seguía explorando su pasión. Cuando ingresó a la universidad, su padre la apoyó, pero no muy convencido pues anhelaba que Esperanza fuera costurera, como el resto de sus tías. Pero en cuanto comenzó a abrir los ojos, se animó a dejar el capullo, episodio que acabó con el apoyo económico de la familia. Y pronto comprendió que la libertad que buscaba para expresarse tampoco se encontraba en esa escuela sino en su propio imaginario y en sus propios deseos. Ahí le enseñaron a reafirmar técnicas al copiar los modelos, pero no a ver lo que había dentro de ellos. Fue en un taller literario donde comenzó a acercarse a la literatura oriental, y los grandes contrastes culturales que encontró entre las letras y la realidad fueron su pasaporte para desplegar realmente las alas. Una vez que terminó sus estudios en la academia y exhibió su obra por primera vez, como caracol que se echa la casa encima cruzó el océano Atlántico. Durante sus años de andariega nunca dejó de dibujar. Y todo era aprendizaje: desde cuidar niños hasta retratar

turistas a lápiz en las orillas de los Campos Elís provecho sacó a su vida errante sino en la India a las especias: la misma gente olía diferente. Fu era riquísimo. Los cielos tenían un azul diferen diferentes. Los verdes eran totalmente diferente no puedo describir. Ahí ya no pude pintar, ya n de eso.” Creo que fue Juan José Arreola quien dijo qu ca. La obra de Esperanza Gama no es la excepc comenzado a dibujar algunas de las constantes obra. En sus primeros dibujos comienzan a flor como símbolo de libertad, de alejamiento de los sus ideas comienzan a transmutarse en formas. rostros, que son elementos que todavía sigue tr la obra son los mismos, los conceptos ya no lo s Al acercarnos a La venadita, no es tan difícil la facilidad y sutileza del movimiento, la firmez la composición recuerda a Remedios Varo, pero temporánea. El surrealismo nunca fue una escu lo es. Ese lunar en el rostro de la protagonista n artista. La protagonista muestra seguridad desd bre de un fantasma que visita el mundo pueril el encajonamiento de la casa, pero ya a partir d Me resulta aquí imposible no asociar La venadit lieron y quizá sigan saliendo las criaturas más i la imaginación, que es lo que mantiene viva la mo pez en un tablero de ajedrez. Por otra parte, si nos asomamos a Cartas de a pero ya no en una figura fantástica sino en una El pájaro ha desplegado sus alas y pareciera qu la libertad, pero también hay algo en la obra qu aunque estén arriba de la bicicleta; y tampoco l completamente dentro de su concepto del dibu que Esperanza es buena conocedora de los gran detenimiento a Goya y a Rembrant. Mi impresi El capuchón que se ve detrás de la mujer mayo también se entrevé la manipulación del matriar cría, le ata las alas eternamente con una serpien se imponen y entre sus múltiples manos tiene e conforme, la hija por un lado se acostumbra al sus ojos, aunque hay otra parte que quiere ser m hombre irradia es como una infección contagio está a su alrededor.


Esperanza Gama: Enamorada, acrílico sobre lienzo, 2001

Esperanza Gama: Cartas de amor, dibujo, 1995

s Elíseos. Mas no fue en Francia donde mayor India. “Cada lugar adonde iba tenía un olor e. Fue un desarrollo sensorial. Visualmente erente. Los atardeceres eran completamente rentes. Todo era una exquisitez sensorial que ya no pude hacer nada porque estaba dentro

ijo que toda creación artística era autobiográficepción. Ya en su primera exposición había antes que recorrerían parte de su vida y de su a florecer muchas alas de pájaros y mariposas, de los problemas reales e imaginarios. Pronto mas. También aparecen máscaras, trozos de ue trabajando. Si algunos de los símbolos en o lo son. fícil dejarse llevar por el encanto de las formas, rmeza de la línea y de la sombra. Es cierto que pero La venadita es la visión de una artista conescuela, fue una vivencia y esta pieza también ista nos remonta a un episodio de la vida de la desde su pedestal, pero muestra la certidumueril y real que vivió. Regresa a encontrarse con tir de la invención y recreación de la realidad. nadita con los pisos de marmolina. De ahí samás inverosímiles de la naturaleza, pero no de va la esperanza y el deseo de volar, de fluir co-

s de amor, una vez más encontraremos más alas, una chuparrosa adherida al pecho de la mujer. ra que quiere acercarse al cuello de ella. Busca ra que no deja correr a los otros personajes oco la figura misma de la mujer se libera dibujo. El detallado de la línea nos revela grandes maestros del grabado. Miró con presión es similar ante el grabado La mentira. mayor delinea las alas de una mariposa, pero atriarcado: en lugar de enseñar a volar a su rpiente. La tradición y la continuidad familiar ene el destino de lo que un día pudo ser. Muy ra al lazo del reptil y a las manos que le cubren ser mujer: ella misma. El machismo que el agiosa que contamina y degrada todo lo que

A Esperanza siempre le ha inquietado el machismo, ya sea conceptual o por vivencia. A pesar de su constante lucha por la libertad, tampoco se ha salvado de ser víctima de ello. “El valor, la fuerza y el rigor intelectual de la mujer siempre ha existido, pero en las sombras.” Y por accidente se cruzó con el libro Biografía de mujeres, de Rosa Montero, y empezó a investigar más y más sobre mujeres que de una u otra manera se han revelado contra el machismo que les tocó vivir. En su investigación, Esperanza encontró de todo tipo: desde aquellas que pelearon en la Guerra Civil Española hasta aquellas que vivieron el matriarcado; sin embargo, todas coincidían en una vitalidad sin igual en lo que habían dicho y hecho. A partir de sus lecturas comienza a transformase su visión de la mujer. Deja de verlas como víctimas para aceptarlas como seres humanos que han tenido que luchar contra la corriente para sobrevivir y sobresalir. Para esto no se vale sólo de las mujeres de papel sino que explora a aquellas con las que tiene una relación sanguínea. “No hablo en general, pero sí de una buena parte. Todo eso me atrajo para hacer un cuerpo de trabajo.” Éste tuvo como resultado la exposición Mujeres de cuatro siglos que incluye a personajes que van desde la Malinche y Sor Juana Inés de la Cruz hasta Carmen Mondragón y Antonieta Rivas Mercado. Al convertirse Esperanza en madre, su propia obra dio un giro, cada vez mira menos en la paja en el ojo ajeno para ver la viga en el propio. Y así comienza su desdoblamiento. La primera mirada a Enamorada es sanguinolenta. En el lado izquierdo del cuadro impera el sufrimiento. En el lado derecho domina el control. Ella puede aparecer muy segura a la derecha, pero el peso de la obra está del lado izquierdo. Aunque haya un pájaro, Esperanza Gama: Eva roja, acrílico sobre lienzo, 2003 unas letras, lo trágico está en la falta de expresión y de libertad de sí misma. No cabe duda que Esperanza es una admiradora de las pinturas del Renacimiento, pero no de las formas cegadoras de la Inquisición ni de las que coartaron y cegaron el concepto de la libertad del artista. No critica al desnudo ni crucifica al hombre. Reprende al sistema antiguo y reprueba al actual, que al final de cuentas es de los hombres. Ella incluye El centro del universo, de Leonardo, pero no para criticarlo; más bien hace una crítica al sistema manipulador que ha existido por miles de años. Mas hay una contradicción aquí: El rostro pesa y se cae, pero sin embargo la figura de Leonardo tiene como alas que quieren volar. Es el mismo hombre que también está atrapado en ese sistema de cánones putrefactos de creencias y mitos. No obstante, aparece la mujer muy segura, muy encendida con esos colores rojizos, pero aparece tatuada con un pájaro en la frente, que nose atreve a volar. Con Eva roja, Esperanza regresa al neoclasicismo con una remembranza de Botticelli. En la obra traza la bifurcación de Eva, pero no del cuerpo sino del pensamiento. Desnuda un movimiento metafórico en el cabello. Hay un desvanecimiento en esta metamorfosis que crea una atmósfera de seguridad. Los labios cambian. En una hay una mueca de seguridad y en la otra de desengaño. Ahora Eva ha bordado dentro de sí un paisaje libre de detalles y Esperanza terminó siendo costurera de su propia desnudez. ___________________________________________________________ Esperanza Gama actualmente está exponiendo obra en Jamoch’s Caffe, 1066 W. Taylor Street, hasta el 5 de enero de 2004.


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Febronio Zatarain

Nunca se parte porque nunca se va a otro lado. El lugar al que se va siempre es el mismo, todo transporte ha salido de mi pueblo con destino a mi pueblo. Nunca he conocido a ningún forastero, nunca he dormido en ningún cuarto que no sea el mío; camino y camino y nunca he visto mi celda desde fuera. ¿Quién dijo que se camina con los pies?, con ellos no se va a ningún lado, con mis pies he hecho de mi pueblo otros pueblos, con mis pies he soñado tierras, gramas, lodos, asfaltos; pero yo sigo en el mismo pueblo, en mi misma celda. Sólo hay un pueblo en el mundo, y cuando camino en el mundo camino en mi celda; el mundo sale de mis pies, y mis pies no salen del mundo. Quiero salir de mi celda, del mundo; quiero que me palpe el aire, pero el de afuera, no el que sale de mis pies, porque a ése lo conozco desde mucho antes. Quiero divisarme, caminar hacia mí y palparme.

* ¿Qué le falta a la realidad para alcanzar la solidez de los sueños?, ¿por qué apagamos la luna si queremos mantenerla encendida?, ¿qué me cuesta aplastar la tecla que sueño?, ¿por qué he de usar el jabón que sé que me provoca sarpullido? Se comprende que Adán haya mordido la fruta, pero yo ya sé. Soy el albatros que planea arriba del pescador y de todos modos muerde la carnada. Me pregunto y digo lo que ya me he preguntado y dicho. A la realidad no le hace falta nada, los sueños no son proyectos de realidad, están en la realidad; si sueñas con quedarte en tu casa y te vas con un amigo, la realidad es que sueñas con quedarte en tu casa y que te vas con un amigo; la realidad no concuerda con los sueños de la misma manera que tu cuerpo no puede concordar solamente con tu mano. No se trata de transformar la realidad sino de mirarla; en el mirar no hay juicio, sino apacibilidad. Contempla tu cáncer en el pecho, su belleza no es mayor o menor que la del clavel. Aprende de Hitler así como has aprendido de Buda.

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Ayer, cuando corría, una anciana que andaría en los ochentas miraba desde su ventana el ir y venir de coches sobre la avenida. Al interponerme me saludó con un mirar de niña y una sonrisa de tres dientes. A la edad de nueve años mi primo Bernardo se mudó a Mazatlán, la ciudad más cercana a mi pueblo. No eran más de cuarenta y dos kilometros, pero cuando iba a visitarlo, el tamaño de mi viaje era como el del aldeano africano a una metrópoli europea. El pasatiempo del Bernardo era alcanzar la avenida más próxima a su casa, apostarse en un batiente y mirar las corrientes opuestas de dos ríos formadas por camiones, automóviles, trailers, camionetas; y él me decía, dirigiendo mi mirada con su índice derecho, un bolsbaguen, una chévrolet, un autobús con baño. Lo que más me sorprendía era su capacidad para distinguir el centenar de camiones, para mí idénticos, del transporte público. Ahí viene el 73, ayer era Centro-Colonias, hoy es Vía Zaragoza; ahí viene el más viejo, el 39, seguido se descompone, fíjate qué negro es el humo que le sale. El no era vivo en la escuela; su grandeza florecía en las calzadas y avenidas porque nunca dejó el campo; éste estaba en sus sentidos. Bernado naturalizaba la urbe; los vehículos adquirían el correr del caballo, el trotar del burro, y la pesadez del buey.

Esperanza Gama: Pensamiento medieval, acrílico sobre lienzo, 2002

* Ha estado lloviendo, y el lunes pasado, en el camino a la escuela de Celeste, el carro se deslizó y fue a estamparse contra la banqueta. Quien amortiguó el golpe fue una de las llantas delanteras. No hubo daños a terceros, sólo al carro. Ahora tiene un chillido permanente que se agudiza en las vueltas y, además, tengo que sostener muy bien el volante para evitar el desboque inminente. No lo he llevado al mecánico; no creo que tenga remedio o que valga la pena remediarlo. No está viejo, es un carro maduro; pero la trajinada vida que le ha tocado, le ha provocado una vejez prematura. Si fuese un caballo, ya le habría dado un balazo en la sien; si fuese mi perro, ya lo habría puesto a dormir. Pero es un pinche carro y su último suspiro lo tendrá que dar rodando.


Los días 21 y 22 de noviembre se desarrolló en Chicago el simposio “Enseñanza bilingüe”, organizado por el Instituto Cervantes. Ofrecemos dos perspectivas de este evento y las conclusiones del director del instituto.

¿Do you speak español? No, yo hablo english Ricardo Armijo Después de que todos los peritos hablaron largamente, después de que el público dio una variada gama de opiniones y después de que el polvo que levanta tan apasionado tema se asentó tras las sesiones maratónicas, la conclusión, si no el consenso general del simposio sobre la enseñanza bilingüe, parece ser ésta: la educación bilingüe en los Estados Unidos es un tema que todavía tiene mucho que avanzar. Las razones son tan variadas y tan complejas como el tema en sí. En primer lugar, es un toro de muchos cuernos. Puede agarrarse por los de la lingüística, de la sociolingüística, de la demografía, de la sociología, de la política, de la producción editorial, de la educación, de la psicología. En vez de aclarar, esto crea un ambiente literalmente babélico donde entran en juego un sinfín de puntos de vista que no siempre llegan a la misma conclusión. En segundo lugar, a nivel comunitario existe poca información sobre el tema, o la información que circula es simplemente errónea. Según Dennis Preston, catedrático de Michigan State University, la gente común y silvestre cree que el bilingüismo es un agente de cambio, término que asusta a muchos porque creen que cuando el español y el inglés entran en contacto lo que se da es un deterioro de ambas lenguas porque dejan de ser puras. La verdad es que ninguna lengua es pura, y lo que sucede es precisamente lo contrario. Las palabras prestadas de un idioma a otro terminarán siendo parte del repertorio de la lengua que las acepta. Esto enriquece y no deteriora; el deterioro de una lengua se da sólo cuando deja de ser comprensible, legible, o cuando deja de comunicar. Caso concreto: el espánglish. Si bien es una mezcla de español e inglés, es el vehículo de comunicación de quienes lo practican, que son producto de un lugar y un tiempo concretos. Si no tuviera esta función, entonces sí sería en menoscabo de las dos lenguas originales y sus practicantes serían semilingües en vez de bilingües.

En tercer lugar, es un tema que está tremendamente politizado. Manolo Rodríguez, Director del Departamento Bilingüe de Scott Foresman, casa editorial especializada en textos escolares, dijo que en los Estados Unidos “el término ‘bilingüismo’ es una mala palabra”. Una de las definiciones de educación bilingüe es el mantenimiento de la lengua del seno familiar para la enseñanza de la lengua oficial. Cuando se estudia más de cerca la versión oficial del bilingüismo, fácilmente se adivina que la intención del gobierno no es educar en ambos idiomas sino hacer más fácil la transición del español al inglés. Por eso es que la enseñanza bilingüe, por mandato federal, se imparte sólo tres años durante la escuela primaria (cinco en casos extremos). Para cuando el estudiante llega a séptimo grado, será educado exclusivamente en inglés, y el español pasará a ser patrimonio de las lenguas extranjeras. Esto a pesar de que los Estados Unidos es el quinto país hispanohablante del mundo, después de España, México, Colombia y Argentina. Lo que se destila es el afán claramente nacionalista, quizás veladamente xenófobo, del gobierno federal, y no un interés genuino por promover el bilingüismo. Si en algo concordaron los peritos del simposio fue en que el aprendizaje de dos lenguas no embrutece ni confunde al estudiante, que es uno de los argumentos de aquellos que están en contra de la educación bilingüe. Los detractores no sólo están equivocados sino que también están muy lejos de la realidad de la buena enseñanza bilingüe. Ignasi Vila, psicolingüista y catedrático de la Universidad de Gerona, España, indicó que si la educación de dos lenguas se impartiera interdisciplinariamente (tal como se hace en los programas duales), los estudiantes aprenderían tanto los idiomas como las materias del currículo. En otras palabras, si en el contexto del salón de clases el español y el inglés fueran intercambiadamente primera y segunda lengua, el estudiantado saldría enormemente beneficiado. En algún momento alguien dijo que el verdadero problema de la educación bilingüe radica en que que todo el sistema educativo

estadounidense está podrido. Dio como prueba fehaciente el hecho de que, según él, el nivel de educación en América Latina es más alto que el de los Estados Unidos. Pero eso es una falacia porque la mayoría de los países latinoamericanos es oficialmente monolingüe, hecho que simplifica enormemente la enseñanza. Y este punto sirve de catapulta para lanzarnos a la verdadera complejidad del bilingüismo en los Estados Unidos. Según el censo de 2000, en este país hay más o menos 37 millones de personas que “se identifican con la cultura latina”. De estos, aproximadamente 8 millones se consideran bilingües. La eficacia en ambos idiomas varía según el historial lingüístico de cada persona; pues hay 8 millones de bagajes lingüísticos distintos. Algunos hablan mejor el inglés que el español; otros, el español que el inglés; otros tienen poco conocimiento en ambos y otros son versados en los dos. Añádase a esto el hecho de que en los Estados Unidos se hablan todas las variantes del español y la ecuación se transforma en una verdadera Torre de Babel. La falta de personal bilingüe adecuadamente preparado es el otro gran agravante. Varios maestros dieron su testimonio, y su triste realidad es que las escuelas públicas de la ciudad los utilizan más allá del entrenamiento que recibieron. Una maestra dijo que su especialidad eran las matemáticas, pero como es bilingüe la han puesto a impartir todas las materias del currículo, que es algo que sus contrapartes monolingües en inglés no tienen que hacer. El resultado forzosamente tiene que ser una baja en la calidad de la instrucción. La concurrencia al simposio representó un bastión de defensa del español y la educación bilingüe. Su lucha es quijotesca, porque si no se da un cambio en actitud comunitaria y en política gubernamental el bilingüismo quedará abandonado a su suerte. La mejor manera de evitar este fin trágico es diseminar a los cuatro vientos los beneficios reales de la educación bilingüe.

Esperanza Gama: Creencias, acrílico sobre lienzo, 1996

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La cuestión es saber quién manda Luisiana Meléndez –Cuando yo uso una palabra –insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso– quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos. –La cuestión –insistió Alicia– es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. –La cuestión –zanjó Humpty– es saber quién es el que manda..., eso es todo. Lewis Carroll

Podría decirse que la última frase del diálogo de Humpty Dumpty con la inquisitiva Alicia sintetiza los planteamientos sobre el bilingüismo hechos por varios de los participantes en el simposio sobre educación bilingüe. Los representantes de diversas instituciones académicas y estatales de los Estados Unidos y Europa coincidieron en señalar la relevancia de los aspectos sociopolíticos vinculados a la implementación de programas de educación bilingüe. El hecho de que los humanos usamos la lengua en un contexto social y frente a la presencia irremediable de “otro” –que bien puede ser alguien concreto o bien el resultado de un conglomerado– nos recuerda la valoración que damos a los programas de mantenimiento y difusión de los idiomas que hablan grupos considerados minoritarios. La valoración social, económica y política que se le atribuye a diferentes idiomas y la influencia que esta valoración tiene sobre la implementación de iniciativas estatales dirigidas a mantener y difundir lenguas minoritarias, fue subrayada en la ponencia de la Dra. Alie van der Schaff , directora del programa Mercator-Education de la Comisión Europea. La Dra. van der Schaff indicó que aunque en la Unión Europea existan políticas oficiales que abogan por la valoración de lenguas habladas por minorías –como el vasco, el galés o el ladino– la aplicación práctica de estas políticas realmente está determinada por factores sociopolíticos que hacen que sólo algunas de estas lenguas reciban un trato preferencial debido a su elevado estatus social y económico. Por otra parte, el Dr. Denis Preston, lingüista y catedrático de la Universidad de Michigan, se refirió al hecho de que algunas de las creencias populares que se vinculan al bilingüismo –como el afirmar que aprender dos lenguas simultáneamente durante la infancia conduce a retrasos en el desarrollo lingüístico o cognoscitivo, o bien que los niños educados en dos idiomas terminan por no dominar bien ninguno– están estrechamente ligados a factores sociales muchas veces ajenos a los idiomas en sí. Los diferentes idiomas pueden ser valorados de manera diferente debido, no a la carencia de conocimientos gramaticales o sintácticos, sino a concepciones colectivas que atribuyen a un idioma un estatus secundario frente a otro, que es considerado mayoritario y dominante. Esto sucede, por ejemplo, con el caso del inglés vernáculo usado por los afroamericanos de los Estados Unidos; se trata de un complejo y rico dialecto de la lengua inglesa que es, sin embargo, considerado como un inglés de calidad inferior. Es precisamente la naturaleza social de la lengua lo que llevó al Dr. Fonasi Vila, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Girona, a subrayar 18

que en el aprendizaje de más de un idioma juegan un papel importante elementos tales como la voluntad y reciprocidad. El bilingüismo aditivo –definido como aquel en que el individuo añade una lengua a la ya adquirida en el seno familiar– requiere de consideraciones que resalten la equidad de ambas lenguas a partir de su valoración social. Cuando estas consideraciones están ausentes del contexto educativo del individuo que está adquiriendo un nuevo idioma, pueden ocurrir dos fenómenos: el estudiante puede sabotear el aprendizaje de su segunda lengua como mecanismo quizás inconsciente de resistencia al estatus de minusvalía que se le atribuye a su idioma familiar; o por el contrario puede abrazar su nuevo idioma a expensas del idioma familiar. En ambos casos el resultado final dista mucho de ser el ideal al que aspira el bilingüismo aditivo, ya que se mantiene una primera lengua o se adquiere una segunda a expensas de la otra. En este sentido resulta en extremo interesante la ponencia de la Dra. María Hernández Ferrier, directora de la Oficina de Aprendizaje del Inglés como Segundo Idioma (OELA), entidad adscrita al Departamento de Educación de los Estados Unidos. La Dra. Hernández Ferrier puso énfasis en los esfuerzos que dicha oficina lleva a cabo para garantizar que los estudiantes cuya lengua familiar no es el inglés alcancen los estándares de rendimiento académico que exige la nueva ley No Child Left Behind (NCLB). La Dra. Hernández Ferrier ratificó su compromiso con los programas de educación dual que tienen como propósito el desarrollo de estudiantes con altos niveles de fluidez y habilidad en dos idiomas; sin embargo, esta posición está en franca contradicción con el NCLB, que destaca como uno de sus objetivos más importantes el fortalecimiento del inglés como vehículo principal y casi exclusivo para garantizar el éxito académico de los alumnos cuyo idioma familiar no es el inglés. Los planteamientos de la Dra. Hernández Ferrier confirman la naturaleza controversial del NCLB, cuyas exigencias y especificaciones han sido blanco de las sospechas de expertos en el área, que la consideran la antesala de medidas dirigidas a eliminar las provisiones educativas que han servido de sustento a la educación bilingüe en los Estados Unidos durante las ultimas décadas. El diálogo generado por esta iniciativa del Instituto Cervantes ha servido para subrayar el hecho de que gran parte de la controversia de la educación bilingüe radica sobre todo en las implicaciones sociales, políticas y económicas que acompañan la valoración y difusión de idiomas de grupos hasta ahora carentes de voz y poder. Este diálogo también ha contribuido a restar autoridad a aquellos que la desdeñan basándose en teorías psicoeducativas de dudosa veracidad científica. El futuro de la educación bilingüe depende al parecer de saber quién es el que manda.

Bases para una enseñanza bilingüe (con especial atención al español en los Estados Unidos) Francisco Moreno-Fernández Para la gente de la calle 1.- La enseñanza bilingüe ha de ser coherente con el modelo de sociedad que se desee. 2.- No se debe discriminar a nadie por su acento; la discriminación lingüística puede ser tan cruel como la discriminación por razones de raza o religión. Para la familia 3.- La enseñanza bilingüe no es perjudicial, sino beneficiosa para el desarrollo cognitivo y lingüístico de las criaturas. 4.- Hay que hablar mucho con las criaturas; y hay que hablarles en su(s) lengua(s) materna(s). Para los maestros 5.- A hablar se aprende hablando, tanto la primera como las segundas lenguas. 6.- El desarrollo de la lengua materna sirve de base para el aprendizaje de segundas lenguas. 7.- La escuela en los EE.UU. ha de despertar el interés por el español y debe enseñar a valorar la cultura en español. Para los políticos 8.- La enseñanza de español a hispanohablantes merece una especial atención en los Estados Unidos. 9.- La sociedad debe aumentar sus inversiones en educación lingüística y cuidar de un modo especial sus escuelas y sus maestros. 10.- La enseñanza bilingüe puede ser de transición, pero sus posibilidades no acaban ahí: también sirve para formar hablantes bilingües y biculturales. 11.- La política educativa debe aprovechar al máximo la riqueza cultural existente en un país; no se puede despilfarrar el acervo cultural de una sociedad.

Chicago, 22 de noviembre de 2003 Conclusiones del simposio “Enseñanza bilingüe / Bilingual Education” organizado por el Instituto Cervantes.


Los homenajes de Assumpció Raventós Delia Negro La primera impresión que experimentamos al acercarnos a la exposición colgada en el Instituto Cervantes, es de sorpresa e incertidumbre. Lecturas pictóricas diversas se suceden ante nuestros ojos, hasta hacernos pensar que se trata de una exhibición de carácter colectivo. Pero en realidad no es así. A medida que observamos detenidamente, vamos descubriendo una misma caligrafía, un mismo sello identificador, un mismo trazo y una misma pincelada resolutiva y abundante, expresando temáticas diferentes, con un amplio y vibrante cromatismo. Lo que sucede es que Maria Assumpció Raventós es una y es muchas al mismo tiempo, y en esto reside el gran interés despertado por esta multifacética artista catalana. Nace rodeada de una naturaleza que marcará profundamente su expresión plástica y entra en relación íntima con ella, en la manipulación de las tres dimensiones. Las diferentes texturas, el entramado de formas, los materiales utilizados, el volumen, alimentan su sensibilidad y aumentan su captación de la materialidad táctil de las superficies. La necesidad de esta artista de explorar los diversos caminos de su realidad estética, le otorga a la obra la coherencia, y une esas etapas de interrogación continua, sobre la materia y la vida, sobre el color y la música, sobre el soporte y el documento gráfico, sobre la verticalidad y la estructura arquitectónica. No es frecuente encontrar a un artista que admita y que invite a la observación de su trayectoria pictórica. Lo común es observar montajes orientados hacia la producción reciente del autor. En general el artista no acepta que penetremos en su intimidad creativa, y siempre está cuestionando su producción anterior, al observarla desde la perspectiva del tiempo transcurrido. El papel del artista de hoy no es fácil. La transformación social y cultural permanente lo someten a un cambio y a una búsqueda constante, y toda producción estética resultante se vuelve transitoria. Maria Assumpció Raventós es en sí misma un testimonio real de los interrogantes a los cuales se enfrenta el creador de nuestro tiempo; la originalidad de esta exposición radica en que nos permite observar esa problemática y ese proceso, desde dentro de esa angustia existencial. Por los caminos trazados por Jean Dubuffet en Francia y posteriormente Antoni Tàpies en Cataluña, los elementos extrapictóricos ingresan en el lienzo, otorgándole

a éste una renovación creativa propia de la evolución del pensamiento innovador de la época. Raventós alterna su pintura matérica y en ocasiones escultórica, con la verticalidad de las formas y la horizontalidad de un eje que las soporta. Introduce alambres, texturas pastosas, tejidos rotos, y por intermedio de ellos ingresa frecuentemente en el tema de la libertad, expresión constante en su producción estética. Y a propósito de esta libertad, su acercamiento al Guernica muestra lo antedicho. Raventós toma esta temática no tanto como icono pictórico, sino como símbolo referencial del dolor humano. Esta pintora catalana ha explorado también el grabado y el tapiz. Con este último ha hecho escuela y con él ha materializado su necesidad volumétrica de la expresión. La preocupación de Raventós por lo ecológico está presente en el amplio recorrido que realiza por una gama de colores muy diversa, desde los vibrantes azules de las aguas del Mediterráneo o las verticalidades de Nueva York, hasta la tranquila opacidad de la arena, de la tierra y del paso del tiempo en la arquitectura del Barrio Gótico de Barcelona. El equilibrio y la coherencia pictórica se logran en esa constante revisión de su producción y en un perfecto control de la sensibilidad matérica y la disciplina racional, impuestas por la línea arquitectónica y el ritmo musical, siempre presentes en su lenguaje armónico del color. Esta curiosidad estética y necesidad de comunicación, permite que Raventós comparta con el observador su experiencia creativa y trayectoria pictórica, que le permita entrar en su mundo creativo y permanecer allí junto a ella, siempre presente en cada uno de sus cuadros, igual que aquel primer día cuando la observamos retocando con su pincel y respondiendo simultáneamente a nuestras curiosas miradas, con esa experiencia que otorga la madurez pictórica y la seguridad de la vivencia comunicativa.

Nuevo disco de Luis Jahn El cantautor argentino Luis Jahn ha sacado su segundo disco, Compromiso, donde mezcla la guitarra electrica y el charango, tocando ritmos tradicionales folkloricos y también otros como el blues y el rock. Todas las canciones fueron escritas por Jahn, con la excepción de “Cada Familia”, cuya letra viene de la poeta puertorriquena Johanny Vazquez. Radicado en Chicago desde 1989, Jahn ha tocado en varios locales, incluyendo el World Music Festival 2003, Hothouse, Old Town School of Folk Music, y La Décima Musa. En 1998 fue invitado por León Gieco a cantar para el Festival de los Inundados en Buenos Aires, donde compartió el escenario con el propio Gieco, Mercedes Sosa y Victor Heredia, entre otros. Su disco está a la venta en El Chopito o visite la página: http://www.luisjahn.com/

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Ecos del Quinto Festival del Cuatro Omar Torres

Tone Stockenström: Don Chucho y Germán.

Encuentro de tiempos Raúl Dorantes Don Chucho y Germán es antes que nada un encuentro de tiempos. El espacio es el del abuelo: un cuarto de la Tierra Caliente de Guerrero, el garrafón de agua a la mano y la hamaca que pende de extremo a extremo. En esa hamaca gasta sus horas el abuelo, a un ritmo lento, acaso durmiendo, conversando o nomás escuchando los rumores. Germán, por su parte, deja pasar sus horas frente al Nintendo que aparece en el televisor: un juego de ritmo acelerado. Ahí están en la foto esos tiempos opuestos. Podemos imaginar a Don Chucho como un hombre relajado, bromista y gustador de la cerveza. Su rostro parece decirme que nunca ha dejado el pueblo. El pueblo es su casa, de ahí que siempre ande sin camisa: “grampa never wears a shirt”, escribe el pequeño. Al rostro de Germán, sin embargo, nos cuesta vincularlo con el de su abuelo. Don Chucho se ha colocado tras de su nieto para que Tone Stockenström tome la foto. Saltan a la vista la extrañeza y tensión que manifiesta el niño. Podríamos suponer que dicha rigidez se debe a que tuvo que abandonar el juego para venir a posar frente a una cámara. Pero más que la voluntad parece ser el cuerpo mismo el que se encarga de rechazar el abrazo del abuelo. El mundo del niño se percibe en el logo de su playera, en el diccionario Webster que se halla sobre la bocina o en el Nintendo. A partir de la foto podemos deducir que Don Chucho recibe el mundo ajeno del que viene su nieto; a Germán, en cambio, le cuesta entrar al mundo del abuelo. “We are what we eat”, reza el dicho. Y también somos el espacio en que crecemos, el estilo de vida y la forma en que asumimos los sucesos. Somos asimismo la lengua que a diario hablamos. Cada lengua genera sus propias inflexiones, sus propios gestos y con el tiempo nos va dejando las arrugas correspondientes. Por eso, al ver por primera vez el rostro de una persona, intuimos si habla español, inglés o cualquier otra lengua que no es la nuestra. Esa intuición es la que nos dice que Germán pertenece al mundo del inglés y que

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el español de su abuelo no deja de serle una extrañeza. La migración ha distanciado al nieto de su abuelo; es ella la que marca el correr de nuestros días. Pero no es una distancia que corte de tajo a las familias; aunque a dos tiempos, en dos lenguas y desde dos culturas, Don Chucho y Germán siguen conviviendo. Hay en la exposición (titulada Just Because I Live in America) casi dos docenas de fotos que nos muestran a la familia Castañeda Torres no sólo en su natal Guerrero sino también en Humboldt Park. Vemos a Germán haciendo su Primera Comunión, a una de las dos hermanas en su tarde de quinceañera, a la familia toda a la hora del esparcimiento. El mayor logro de la cámara de Stockenström es, sin duda, el haberse convertido en un miembro más. Es observada en cada cuadro por Germán y su familia al tiempo que ella parece tirar los dados o las cartas en el centro de la sala. Tone Stockenström emigró de Suecia a los Estados Unidos desde muy pequeña. Al igual que Germán tiene dos hermanos y creció solamente con uno de los padres. A lo largo de cuatro años, ha registrado fotográficamente la vida cotidiana de la familia Castañeda Torres. También ha ido recopilando textos de la madre y los tres pequeños. Este proyecto es de algún modo una ventana y un espejo: le permite observar a los otros al tiempo que se va mirando a si misma. Viajar con Germán y su madre al pueblo de El Palomar, Guerrero, es también viajar a la casa de los abuelos en Uppsala, Suecia. ________________________________ Esta exposición de fotografía estará abierta al público en la galería Water Tower hasta el 29 de diciembre.

Tone Stockenström: Grampa never wears a shirt.

El Quinto Festival del Cuatro Puertorriqueño celebrado en el Copernicus Center el pasado viernes 14 de noviembre, se distinguió tanto por el talento artístico que exhibió, como por la falta de organización que se percibió desde el comienzo de la actividad. Pasaron interminables presentadores por el podio y la lista de agradecimientos y patrocinadores llegó a colmar la paciencia de un público que aguardó más de una hora para ver el primer acto. A pesar de las interrupciones por problemas técnicos y la falta de fluidez que caracterizó al evento, el Quinto Festival del Cuatro reafirmó su compromiso con la buena música. Como en años anteriores, la Primera Orquesta de Cuatro de Chicago, dirigida por Orlando Rivera, inició el espectáculo con un repertorio variado de aguinaldos, danzas y décimas. Este proyecto de la Alianza de Artes Puertorriqueñas se ha destacado desde sus comienzos por instruir en el arte de la música isleña a una nueva generación de talentosos artistas locales de diferentes edades y grupos étnicos. El tema del festival, “La mujer puertorriqueña y el cuatro”, se estableció desde el comienzo del concierto, sin embargo, no fue hasta el segundo acto que el público tuvo la oportunidad de apreciar la genialidad de las destacadas artistas que viajaron de Puerto Rico para participar en el prestigioso evento. Maribel Delgado Ramos fue la primera en subir al escenario. La joven boricua demostró su virtuosismo en el instrumento nacional isleño, ejecutando arreglos modernos de clásicos como “El cumbachero” de Rafael Hernández y “Oye como va” de Tito Puente. Su impecable interpretación de los temas predilectos de la tradición latina y sus innovadores arreglos musicales con matices percusivos puertorriqueños y cubanos contagiaron al público con un deseo de bailar que muchos no pudieron resistir. Emma Colón Zayas, hermana del maestro Edwin Colón Zayas, arribó al escenario con su grupo Son del Pueblo y deleitó al público con un repertorio que incluyó géneros tan variados como la guaracha (“Capullito de alelí”), la samba

(“Casa forte”), y temas clásicos europeos con arreglos contemporáneos como “La marcha turca” de Mozart. Su incansable exploración rítmica y su dominio de la técnica tradicional pusieron de manifiesto la versatilidad del cuatro como instrumento adaptable a todos los géneros musicales. Su más reciente producción, “Mi alma en el diapasón” ejemplifica el talento creativo de una destacada generación de artistas afianzados a sus raíces, pero a la vez deseosos de experimentar y destacar el sabor de la música puertorriqueña en el plano internacional. Tal vez el momento más emocionante de la noche fue cuando la reconocida folclorista Victoria Sanabria, primera mujer en ganar el prestigioso Festival de Trovadores de Bacardí en 1995, unió fuerzas con Emma Colón Zayas y Son del Pueblo para interpretar décimas puertorriqueñas. Al dirigirse al público, Sanabria se presentó como trovadora e improvisadora. Una vez interpretada la primera canción, la joven cantante demostró la valentía que la ha caracterizado en el transcurso de su carrera al pedirle al público un pie forzado para su canción. (El pie forzado es el último verso de una décima que se repite continuamente y establece el tema de la improvisación.) Fue entonces cuando comenzaron a llover pedidos del público y la talentosa trovadora improvisó sobre todos y cada uno de ellos en un derroche de ingenio, sabor y picardía caribeña. La actividad culminó con una emotiva descarga al ritmo de plena, donde los hábiles percusionistas de Flor Borikén y Son del Pueblo pusieron al público a gozar con saoco borinqueño. El Festival del Cuatro ha crecido desde sus comienzos en 1998, cuando los maestros por excelencia del instrumento jíbaro, Edwin Colón Zayas, Yomo Toro y Alvin Medina, se presentaron en la Escuela Roberto Clemente para dar inicio a lo que se ha convertido en uno de los eventos más exitosos celebrados por la comunidad boricua en los Estado Unidos.


El país de cuatro pisos Lance Selfa y Héctor Reyes Cualquier persona que haya visto los anuncios llamativos en el televisor sabe de la comercialización de Puerto Rico como un paraíso tropical. Quizás no sea necesario decir que esta imagen depende de una ficción elaborada por los que se benefician de la industria turística –en los Estados Unidos y en la isla. Pero la concepción de una cultura puertorriqueña singular y estática persiste todavía frente a cambios masivos que son impulsados a partir de dos fuentes –la presión colonial de los Estados Unidos y los que resultan de las luchas populares. Este punto recuerda los temas del clásico estudio El País de Cuatro Pisos (San Juan: Ediciones Huracán, 1989, séptima edición) de José Luis González. El País –ensayo principal que lleva el mismo título– es un estudio histórico fascinante de la sociedad y la cultura puertorriqueña. Este ensayo trata de contestar esta pregunta: “¿Cómo crees que haya sido afectada la cultura puertorriqueña por la intervención colonial norteamericana y cómo ves su desarrollo actual?” González comienza su respuesta señalando que no hay una cultura puertorriqueña “natural” o “pura”. Sostiene de hecho que hay por lo menos dos culturas –la de la clase dominante y la de los oprimidos. Lo que se llama “la cultura puertorriqueña” es producto del conflicto entre estas dos visiones y realidades de la cultura. Para probar su punto, de que no hay una cultura sencilla o rígida, compara las evaluaciones del periodo que corresponde al régimen español hechas por dos nacionalistas bien conocidos. El activista anticolonial del siglo XIX Eugenio María de Hostos, consideraba a la sociedad dominada por los españoles como barbarie. Pero Pedro Albizu Campos, padre del movimiento independentista moderno, se refería al periodo anterior a la invasión de los EE. UU. como “la vieja felicidad colectiva”, prácticamente una “época de oro”. La diferencia vino con la invasión de EE. UU. y la necesidad de desarrollar un nacionalismo político y cultural para lo que González llama “una nación en formación”. En realidad, no hay una cultura sencilla porque lo que se llama la “cultura puertorriqueña” es el resultado de la mezcla e intercambio entre cuatro culturas que se impuso durante cinco siglos de dominación colonial, de acuerdo a González. Usa la imagen de un edificio de cuatro pisos para describir las bases sobre las que se ha construido la sociedad puertorriqueña: el primero, la cultura afro-antillana; el segundo, la cultura ‘cafetalera’ de los refugiados de revoluciones anticoloniales de otras partes del imperio español (y de los corsos y de los mallorquines); el tercero, la cultura norteamericana después de 1898; y el cuarto, la del populismo puertorriqueño de los años cuarenta. González rechaza la imagen estereotípica de un paisaje tropical bajo el dominio de los cafetaleros. Él critica el indepen-

El otro Diablo Guardián Érika Buchancow

dentismo tradicional que, queriendo contraponerse a la cultura colonial de los EE. UU., sostiene esa ficción de un pasado perdido. Para él, esta ideología intenta cambiar un tipo de opresión colonial por otro, y quiere celebrar una sociedad reaccionaria bajo los españoles. La literatura de este periodo en adelante celebra al ‘jíbaro’, al campesino blanco que vivía en las montañas, como la expresión de la cultura puertorriqueña auténtica. Incluso en su supuesta época de oro, los jíbaros representaban una pequeña parte de la sociedad puertorriqueña. De hecho, más que el jíbaro, “el puertorriqueño mestizo y proletario es cada vez más el verdadero representante de la identidad popular”. González, escribiendo en 1980, condena el régimen del ‘estado libre asociado’ –el estatus actual de la isla y el cuarto piso en el esquema del autor– como algo no viable y destinado a fracasar. Ya los pilares de este estado –las exenciones de pagos de impuestos por las corporaciones de EE. UU. y la prominencia del sector estatal– están siendo desmantelados. Y el influjo de los dominicanos durante las últimas dos décadas ha presentado otro reto a la sociedad puertorriqueña. Una sociedad que en realidad nunca ha sido homogénea debe decidir si absorberá a estos inmigrantes como puertorriqueños o no. Mientras que los políticos no tienen escrúpulo alguno en convertir a estos inmigrantes en chivos expiatorios, acusándolos por el crimen y el desempleo que afectan a los puertorriqueños, la gente común está forjando cierta unidad en la lucha. Así como los puertorriqueños que enfrentan la llamada gentrification de Humboldt Park en Chicago, hoy, los residentes del vecindario de Santurce en San Juan –la mayoría de los cuales son boricuas pobres o inmigrantes dominicanos– encaran los mismos procesos en la isla. Hay un movimiento comunitario que ha establecido enlaces entre estas comunidades para combatir dicha marginalización. González murió en 1996. Pero si estuviera vivo, intentaría describir esta nueva fase del desarrollo de la sociedad puertorriqueña. Podría añadir un quinto piso a su edificio –compuesto de una nueva ola de inmigrantes de la República Dominicana y la generación de puertorriqueños que tratan de sobrevivir los ataques neoliberales que son el pan de cada día del grueso de los trabajadores, los pobres y los campesinos del mundo. González visualizaba “un futuro socialista para Puerto Rico” bajo “una democracia industrial gobernada por los trabajadores” y miraba “hacia un futuro que, apoyándose en la tradición cultural de las masas populares, redescubra y rescate la caribeñidad esencial de nuestra identidad colectiva y comprenda de una vez por todas que el destino natural de Puerto Rico es el mismo que el de todos los demás pueblos, insulares y continentales, del Caribe”.

____________________________________ Lance Selfa y Héctor Reyes son editores de Obrero Socialista, publicado por la International Socialist Organization.

Mi acercamiento hacia la novela de Velasco se dio una mañana mientras me preparaba para irme de vacaciones. Pensé que si me estaba yendo unos días de vacaciones a Miami tenía que ser un poco snob y tener a mano un libro para leer. Esa misma mañana me topé con un Border’s y me dirigí hacia el sector de novelas traducidas, esperando encontrar algo que me sorprendiera.Tomé el primer libro que encontré y me dije que eran demasiadas páginas para leer (500 exactamente) y mis vacaciones contaban con apenas siete días para despilfarrar, pero era un libro con lomo tan grueso y con hojas tan pesadas que, no sé, algo hizo clic dentro de mí para que terminara por comprarlo. Quizás lo hice porque la estampa que llevaba en la tapa decía “Premio Alfaguara de novela 2003”, y por supuesto mi finalidad era comprar un libro para ser snob y para comentarle a todo el mundo del libro que estaba en boga. Al leer la contratapa me vi salpicada por esa frescura que estaba buscando. La tenía ahí, además yo precisaba de literatura agresiva: “Me siento oscura y luminosa, provinciana y newyorka, violada y violadora; traigo un motor adentro y me dan muchas ganas de usarlo para estrellarme contra una pared”. Fue entonces cuando corroboré que traía la billetera conmigo y sí, proseguí a pagar el libro y a salir despachada del Borders. Pasando ya al plano libro, y a mis días en Miami, en cuanto a contenido pude descubrir en la novela de Xavier Velasco líneas frescas, o más bien jóvenes, que mantenían al lector de un piolín con la página, convirtiéndolo en cómplice de ese personaje atrevido y picaresco que asume Violetta: una niña de quince años de edad que un día decide vivir derrochando cien mil dólares robados a sus padres, quiénes a su vez también han obtenido ese dineral mediante una estafa a la Cruz Roja. Cuando comienza a derrochar Violetta deja de llamarse Rosalba y se rebela contra la ambición materialista de sus padres y la mezquindad en la que la sometían; cruza su natal México y llega a su más anhelado destino, Nueva York. Por otro lado, tenemos a Pig,

personaje que al principio de la novela nos va dando pantallazos de su vida. Es escritor, lo contratan para trabajar en una agencia de publicidad, y él considera que es una mediocridad el hecho de trabajar ahí.Y aquí es donde se entrelazan los tres personajes de la novela: Violetta, Pig y Nefastófeles. Este último es el auténtico enemigo de Violetta, a quien ella ha conocido anteriormente en NYC, y como una pesadilla se lo vuelve a encontrar en México cuando ella decide regresar a su ciudad, harta de sus malos hábitos en NYC, con la meta de conquistar el perdón de sus padres y de someterse nuevamente a ser llamada Rosalba. Claro, esta vez ella se ve sobornada bajo la tortura psíquica no sólo por parte de sus padres sino también por parte de Nefastófeles, quién le transmite sentimientos de humillación, asco, culpa, degradación. Entre estos dos personajes se va creando una complicidad enferma. En cuanto a Pig, como venía diciendo, lo considero un personaje un tanto pasivo, como bien lo denotó John Barry en sus comentarios hacia la novela. Personalmente creo que los capítulos dedicados a Pig me incitan a bostezar, pero más que nada noto que Pig ha sido creado para dar lugar a comentarios y puntos de vista que Velasco nos quiere inconscientemente revelar, o que él mismo se proyecta en Pig. A mi parecer, Diablo Guardián se consagró gracias a su teje y maneje del lenguaje, sobre todo, al lenguaje coloquial. Intercala el español y el inglés de una forma casi natural y sabe reflejar la belleza y la brutalidad de NYC. En sus descripciones, uno se puede sentir asustado por la masa de gente que corre por sus calles, por las sombras de aquellos edificios infinitos y también por la ansiedad que provoca el consumismo impulsivo, como nos lo muestra Violetta al gastar cien mil dólares en unas vacaciones más largas que las mías. Para concluir, estoy muy de acuerdo con la crítica de John Barry hacia Diablo Guardián. No creo que sea una gran novela en términos de estructura literaria, pero sí tiene sus logros al mantener al lector con adrenalina constante. Puedo decir que Diablo Guardián es recomendado para grandes y adultos. Señores padres: cuidado con su hija si es que está atravesando por su pre-adolescencia.

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de padres es la cosa om ulloa es alucinante. cada día me parezco más a mis padres. no tanto en lo físico, que también está empezando a suceder, sino en “esas pequeñas cosas” que calificara serrat, nos sorprenden sin avisar. por ejemplo: de pronto tengo ganas de cocinar “a la cubana” como mi madre, yo, que siempre he rechazado el lugar de la mujer en la cocina como rebelión feminista en principio, pero que sin embargo cocinaba pastas y sopas para sobrevivir, siempre pensé que aprender a cocinar comida cubana sería ceder a la tradición que se me imponía como mujer. nada de esclavizarse horas en la cocina, como siempre ha hecho mi madre, preparando delicias para la satisfacción momentánea de unos cuantos, y encima desagradecidos, familiares. pero nunca fue desprecio por la magnífica comida ni por el arte de cocinar, que sí lo es, lo que me hacía rechazar todo el escenario de la cocina. era la interpretación de que era una obligación cocinarle al marido, a los hijos, a los padres. y claro, para muchas mujeres es una agonizante obligación por el tedio que representa tener que cocinar todos los días, inventando platos y sabores para mantener el interés de todos. y para muchas otras, menos privilegiadas, representa una obligación desesperante tener que arañar la tierra, literal y simbólicamente, para encontrar comida que poder cocinar a su familia. en suma, la ecuación mujer + fogón + calderos = yo. pero todo dio un viraje justo en el momento en que mi cuerpo y mis hormonas empezaron a cambiar. la idea de aprender a hacer pan empezó a bailar en mi cabeza, tal vez no en la misma forma que a jesucristo y sus inventos de levadura en el desierto, pero sí lo suficiente como para intentarlo. el olor a pan recién horneado es un recuerdo de infancia, y por lo tanto, algo que debo salvaguardar. luego vinieron los experimentos en la cocina, en la que empecé a hacer pinitos de principiante, más allá de las sopas y las pastas. hallé que me reconfortaba cortar vegetales, sazonar carnes, inventar ensaladas, mezclar exóticos batidos de frutas, pero ni en sueños se me ocurría hacer un platillo cubano. qué va, ése era el territorio de mi madre, vedado totalmente a feministas inexpertas como yo. hasta un día que hice “picadillo criollo”, tal vez el más simple de los platos cubanos. carne molida, sazón picada, aceitunas, pasitas, papas. y se acabó. resultó muy bueno, fue el consenso general de varios amigos cubanos. porque estos platos étnicos hay que ponerlos a prueba con los “nacionales” y no con amistades “gringas”, a quienes todo les sabe a gloria, tan desacostumbrados están a la buena sazón. al día siguiente del picadillo llamé a mi madre y le pregunté cómo hace ella los frijoles negros. se asombró muchísimo, pero con gran alegría me explicó porque, que quede claro, mi madre no cocina por recetas, sino a “pura memoria”: un poquito de esto y un puñadito de lo otro, y cuando veas que esté así le haces asao, que el olor te lo dice….

siguieron otros experimentos de cocina cubana de lejos, pero finalmente, cuando en persona estuve junto a mi madre y entre las dos hicimos “carne con papas y habichuelas”, me di cuenta de algo muy importante. entre madre e hija siempre debe existir un puente constante por el que se pueda viajar en cualquier dirección, a pesar de las diferencias, de los obstáculos. el orgullo con que mi madre me guió ese día en la cocina, ella enseñando mientras yo escuchaba atenta, hizo que yo comprendiera lo que debe ser una obligación moral de toda feminista: agradecer a su madre el camino que ella preparó, y admirarla, aunque haya sido un camino muy diferente. otra señal de que envejezco y me parezco a mis padres es ésta: empiezo a dedicar los domingos a escuchar música cubana solamente, tal y como lo empezó a hacer mi padre desde el comienzo de su exilio. cada domingo. mi padre se sentaba a escuchar tristes boleros y lentos cha cha chás en madrid, y luego en chicago, de la misma forma que aún lo hace en miami. tal vez su nostalgia ha crecido, o tal vez disminuido, o cambiado de objetivo. estoy segura de que cuando cerraba los ojos, como ahora hago yo, al escuchar a vallejo hace veinte años, mi padre recordaba a cuba, a sus amigos, las calles por las que se pasaba el día vendiendo y hablando. creo que ahora, cuando oye a vallejo, treinta años después, recuerda mas bien su juventud, que se quedó en cuba, pero con el énfasis de que él era un hombre joven entonces, bailador y jodedor. ¿y en qué pienso yo entonces cuando cierro los ojos y escucho al beny? no, por lógica no pienso en mi juventud en cuba, porque a cuba apenas la conozco y porque me rebelo con todas mis fuerzas contra la enfermedad de la “nostalgia” que ha creado el reaccionismo del exilio. cuando oigo al beny veo imágenes de todas partes: me veo en todas mis proyecciones, corriendo por la vida de acá pa’llá, experimentando al ritmo de “francisco guayabal”, y sufriendo al compás de “oh, vida” y “cómo fue”. pero ahora, de la misma forma que en la cocina preparo cubanidades, ahora cierro los ojos y pienso en el día que vaya a cuba, en el día que explore y experimente allí donde me tocó nacer, y entonces poner a prueba el mito, las exageraciones, la tierra. porque pasar la prueba del regreso a la tierra es la prueba de fuego de todo inmigrante, sea de donde sea. y aunque nosotros los cubanos nos hemos cubierto siempre bajo la lona del “yo soy refugiado político, no un inmigrante”, eso es lo que somos hoy, cuarenta y… años después. y como mis padres, sé que no me voy a morir en cuba. que como ellos, y posiblemente muy lejos de ellos, quedaré esparcida por tierras que nada tienen que ver con la bóveda familiar de los hidalgos antepasados que yacen en el cementerio de matanzas, tan limpia y llena de flores, tan lejano recuerdo de niñez, ese cementerio. como mis padres tengo que aceptar todo lo que venga y sobrevivirlo. como ellos tendré que valerme de los sabores familiares y de la música maravillosa para poderme identificar entre tantos, para poder darme cuenta de dónde vengo y adónde voy. como ellos, que nunca se olvidaron del principio pero han sabido caminar el trillo y no perder el objetivo.

De la amistad José Ángel Navejas Entre la intricada red de relaciones sociales, la amistad es, quizá, uno de los acontecimientos más felices que puede acaecerle a un individuo. Ante la presencia de un buen amigo, la exaltación del espíritu humano es señal primitiva y, al mismo tiempo, acertada de la aportación que su amistad hace a nuestras vidas. Primitiva por su naturaleza meramente instintiva, por su manera de abrirse al otro y comulgar con él; acertada por la agudez de su perspicacia, es decir, por la franqueza tácita con la que admite que la presencia del otro no tiene otro fin que su propio enriquecimiento. No obstante, cuando se descuida, la amistad –al igual que todo matrimonio venido a menos– cae en la rutina, y las tres etapas de su desarrollo son tristemente previsibles: la emoción inicial del conocer al otro, de los novedosos aportes que éste trae a nuestra persona; después la monotonía de la amistad vuelta hábito y, por último, la amistad como memoria de mejores tiempos. De estas tres etapas, claro está, la más deseable es la primera: es donde se pacta con el otro, donde se estrechan vínculos que se perpetúan en el tiempo y los cuales, de olvidarse la etapa inicial, se convierten en costumbre, en recuerdo. ¿A qué se debe, pues, que aquella relación que tantas veces nos rescatara de la opresión del mundo termine, la mayoría de veces, por remitirnos al pasado? Igual que el amor, una amistad marchita nos torna autómatas, reduce nuestra actividad emotiva a la mera presencia física, nuestras palabras a un acto mecánico. Cuando nuestra presencia no tiene ya nada que aportar a la vida del otro, ¿sigue siendo amistad? Ante todo, la amistad debería ser, a lo largo de la vida, un punto de referencia, la estrella del norte en el naufragio de nuestra existencia. Ni la enseñanza moral de la familia ni los años de formación académica combinados contribuyen de igual manera a la formación del individuo como lo hace la amistad. La familia en un extremo y la escuela en otro, representan los polos que monitorean y regulan el desarrollo tanto moral como intelectual del individuo. Pero la familia al igual que los profesores nos ocurren por meros accidentes cósmicos, y ambos constituyen, en muchas ocasiones, el calvario de buena parte de nuestra vida. No propongo que un hermano o un profesor no pueda llegar a ser un buen amigo. Muchos, de hecho, lo son. Pero esto supone, más que un capricho del destino, del consentimiento mutuo. Así, entre los atributos inherentes de la amistad podemos contar la confianza y el deseo recíproco de mejora. Una amistad sincera y madura se reconoce en que ha dejado de concebirse como un mero modus vivendi y se eleva por encima de toda consideración de índole inmediata. La amistad es activa y progresiva: no nos remite al pasado, edifica en nosotros el futuro, alimenta la promesa. No obstante, ni la confianza ni el deseo

de crecimiento mutuo son los únicos atributos de la amistad: igual se confía en el banquero y se espera crecer junto a hermanos y padres, es decir, junto a las personas con quienes debemos compartir los ámbitos forzados de la vida. Quizá, entonces, el atributo más preciado de la amistad sea su rareza, su escacez. Después de todo, sólo los verdaderamente afortunados encuentran, en una ciudad, un buen amigo, dos a lo mucho. El resto de sus conocidos son rostros entre rostros, presencias destinadas a mitigar la pesadez de la muchedumbre. Pero la amistad como escape de la soledad no guía a otro lado sino a una amargura colectiva, a una soledad más profunda. Dada su naturaleza, la amistad se resiste siempre a convertirse en una relación devaluable. Y aun así, las más de las personas se equivocan y confunden “presencia” con “amistad”. Añoran comunión y se conforman con compañía. Cosa extraña: se huye de la soledad buscando en los otros lo que en nosotros falta. Mas basta apenas reflexionar sobre el transcurso emotivo de nuestra vida para darnos cuenta que, lejos de encontrar lo que salimos buscando, al ofrecer nuestra amistad a cualquiera no sólo no hemos podido aliviar nuestra soledad, sino que también hemos ido fragmentándonos, disolviéndonos entre las multitudes. Tal es la suerte del humano que, en muchas ocasiones, sus mejores amigos no se encuentran entre sus contemporáneos. Y es que la amistad, como las perlas, es un tesoro siempre difícil de encontrar. Por continuar con la metáfora, a menudo uno debe sumergirse y rescatar la amistad de las entrañas de la tierra y del tiempo. No es del todo raro que ante la presencia de algunos muertos nos sintamos más vivos que entre los mismos vivos: un verso de Lao-Tzu, una pieza de Chopin o una máxima del sabio judío aportan más a la edificación de nuestra vida que el ruído abrumador que siempre impera en nuestro entorno. El potencial de estos para tocar nuestro corazón ha sobrevivido al tiempo, se ha resistido en convertirse en memoria y sigue enriqueciendo nuestras vidas.

Esperanza Gama: Narciso, acrílico sobre lienzo, 2002

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Una noche en la ópera: Fausto Richard Bueno Hudson El 15 de noviembre, la Lyric Opera de Chicago ofreció para deleite de sus melómanos la nueva propuesta de la obra de Charles Gounod, Fausto, una de las joyas del repertorio francés. Si bien numerosos artistas a lo largo de la historia han coqueteado con la leyenda de Fausto, obra de Wolfgang von Goethe, hay tres, en el campo de la música escénica, que figuran con mayor fuerza: Mefistófeles de Arrigo Boito, La condenación de Fausto de Hector Berlioz y Fausto de Charles Gounod. Huelga decir que la versión de Gounod es, por méritos propios, la que destaca. Piénsese simplemente en las arias más famosas de la ópera “Salut, demeure”, o el “Aria de la joyas”, sin mencionar los dúos, tríos e incluso coros que la adornan de principio a fin. Para su gran obra, Gounod contó con la colaboración de Jules Barbier y Michel Carré, quienes aceptaron el encargo de confeccionar el libreto, y lo hicieron quitando importancia a los aspectos filosóficos del original literario y haciendo más hincapié en la relación amorosa entre Fausto y Margarita. Esta es la razón por la cual el título de la ópera en Alemania pasara a ser Margarita, como airada protesta por haber osado separarse tanto de la obra de Goethe. En Chicago hemos presenciado una nueva producción de la Lyric que cuenta con un gran elenco de artistas, tanto delante como detrás del escenario. Frank Corsaro, como director de escena opta por situar la acción a mediados del siglo XIX, quizá añadiendo realismo a la trama. Hay que reconocer que su labor en momentos especialmente conflictivos, debido a la ingente cantidad de información que se ha de transmitir en una sola escena, es encomiable. Sirva de muestra la kermés del acto II. De una manera extremadamente sutil logra conjugar movimientos escénicos de algunos personajes con cuadros plásticos de coro y figuración para atraer la atención hacia personajes clave. Esto no sólo es útil para seguir el desarrollo de la trama, sino que le da una plasticidad al conjunto visual de la escena, que se muestra ante el espectador como un cuadro, llegando incluso a vislumbrarse en algunos momentos reminiscencias de imágenes de Delacroix. Para lograr este efecto se contó con la presencia del renombrado escenógrafo y figurinista, Robert Perdziola, cuya mano se aprecia de principio a fin. La batuta, guiada por la mano del británico Mark Elder, especialista en música francesa, supo sacar partido en todo momento a la partitura, especialmente en los momentos más románticos y bellos de la ópera, como el dúo de la escena del jardín en el ACTO III, por poner un ejemplo. Su manejo de la orquesta lograba acentuar los momentos más dramáticos y a su vez servir de marco para los momentos más delicados. En el capítulo de las voces, el papel que da título a la ópera, Fausto, fue encomendado al

tenor texano Marcus Haddock. Su interpretación del personaje fue buena, desde el punto de vista vocal. Encaró bien el primer agudo en su primer encuentro con Margarita, “Je t’aime”, ACTO II. Un corpóreo sí bemol, que se extendió por todo el teatro con una impecable colocación y proyección. Sí tuvo algún problema al resolver el temido DO agudo, en “Oú se devine la prèsence” resultando algo deslucido en la resolución y el engarce con la línea melódica de la frase musical. Aún así no logró empañar la prístina calidad de su aria “Salut! Demeure chaste et pure” del ACTO III. Las posibilidades de Haddock, en un futuro no muy lejano, son amplísimas teniendo en cuenta la riqueza de su voz, brillante, corpórea, gozando de uniformidad de color en todos los registros, rica en armónicos, y dúctil. Es de resaltar la bonita combinación de voces que resulta de la fusión de Samuel Ramey (Mefistófeles) con Marcus Haddock (Fausto). No es fácil encontrar dos voces que se complementen sin que una de ellas subyugue a la otra. Esto se observa bien desde el

Siebel corrió a cargo de Lauren McNeese, cuya actuación fue correcta desde el punto de vista vocal, aunque podría tacharse de sobreactuada escénicamente, especialmente en las entradas y salidas de escena, siempre corriendo innecesariamente. No obstante, McNeese convence más como Siebel que como Cherubino. Valentín, hermano de Margarita, cobró vida gracias al barítono americano Philip Torre. Cumplió su cometido, aunque con alguna dificultad. Tiene muchas posibilidades, pero es posible que sea un poco pronto para encarar un papel que cuenta con dos grandes arias, especialmente en algunos momentos de su aria “Avant de quitter ces lieux”, ACTO II donde hubo de recurrir a la técnica para culminar algunas frases, lo cual desdibujó el conjunto de su actuación. También su voz tendió a desaparecer por momentos en el trío del ACTO IV, duelo incluído, “Que voulez-vous, Messieurs?”. Los personajes de Marta y de Wagner estuvieron bien representados por Judith Christin y Quinn Kelsey, buenas voces y cualidades interpretativas.

Fausto, Cortesía de Lyric Opera of Chicago

principio, en el dúo inicial “À moi les plaisirs” del ACTO I. No cabe duda de que no se trata del binomio Sutherland/Horne, donde la fusión era impoluta, pero el resultado final Ramey/Haddock posee una prestancia acústica difícil de encontrar. Si tenemos que hablar de presencia escénica y sublimación de los valores intepretativos de un personaje, Samuel Ramey es la encarnación de dichas virtudes, par exellence. Desde el momento que aparece en escena monopoliza la atención, tanto por su voz como por su interpretación. No cabe duda de que sus cualidades interpretativas son excelentes, y su voz sigue estando en buena forma: potencia, gran extensión y belleza vocal. No en vano sigue siendo uno de los “diablos” favoritos de los escenarios de ópera mundial. Nuestra heroina se llama Margarita, y la persona encargada de darle vida es en esta ocasión la soprano norteamericana Patricia Racette. Racette cuenta con una bonita voz, y una buena técnica. Sus agudos son buenos y su fraseo elegante. Su “Aria de las joyas” es correcta aunque quizá debería prestar más atención al personaje que a la partitura, pues si bien su actuación es intachable, adolece ligeramente de realismo por ser demasiado técnica.

La labor del coro, como nos tiene acostumbrado Daniel Palumbo, su director, fue muy buena. Cuenta con buenas voces, muy bien empastadas y el resultado final tiene fuerza y empaque, y lo que es más, no se perciben flecos de voces sueltas ni entradas inseguras. No hay que desdeñar la dificultad que entraña para el coro esta ópera, desde religiosos coros internos, donde uno se encuentra siempre a merced del retorno, hasta el complejo e intrincado coro de la kermés, sin dejar de mencionar el coro de soldados. Los agudos siempre elegantes, sin sensación de estrés, y los graves son corpóreos y cálidos. ¡Bravo! El resultado de la función fue bueno, a pesar de los descuadres típicos de una noche de estreno que se irán puliendo a medida que las piezas del engranaje vayan adquiriendo soltura noche tras noche, función tras función. Los tenores del coro en la kermés parecían seguir una batuta diferente por momentos y algunos fallos de afinación mínimos se podían percibir en los solistas en momentos sueltos, aunque ahí se encuentra la belleza de la ópera en directo, si no, se trataría de un producto de laboratorio.

Dulce Humberto Uribe Mi abuelita me llama a escondidas y me da el dulce recién batido. Creo que yo soy el preferido porque sólo a mí me llama cuando el dulce está listo, en su punto blanco. Mi abuelita lo toma, lo moldea y salen de sus manos los ángeles, las palomas, los patitos, los gallos, las gallinas, los pollitos, los caballos, los burritos, los canastos, las olletas, los pocillos. Y todo lo hace rápido porque si se demora el batido se endurece como piedra y después sólo sirve como dulce. Mis hermanos, mis primos y yo, bajo la mirada de mi tía y mi mamá, nos ponemos a pintar las figuras de azúcar con anilina de diferentes colores. Unos pintamos las alas, otros los ojos, otros las colas, otros las patas. Después mi abuelita las mete en los canastos y las cubre con papel encerado. Desde el sitio donde se trabaja el dulce, se ve la cocina de carbón que desde temprano se prende para cocinar el azúcar del batido y preparar el desayuno. Las ollas pitan y botan humo como locomotoras, diciendo que la sopa de harina está lista. Un minuto después mi mamá la sirve, seguida por mi abuelita que trae una olleta de leche y a cada uno de los platos le echa un poco. Como la leche flota, yo empiezo tomándomela por los bordes. El centro, donde la leche se amontona, lo dejo para lo último por que es lo que más me gusta. Después salimos con los útiles al colegio y mi abuelita con los canastos a las colinas. Regresamos del colegio, almorzamos, hacemos la siesta, la tarea, jugamos un rato y después, cuando el sol se oculta, esperamos a mi abuelita. La vemos, corremos a su encuentro, la saludamos con un beso y le gritamos: “¿Qué nos trajo, abuelita?”, y ella, aunque fatigada, sonríe y nos besa; abre un talego y saca un plátano frito relleno de queso y bocadillo y lo reparte. Entramos a la casa saltando en una pata y con la ayuda de mi mamá y de mi tía acomodamos el mercado que mi abuelita trae en los mismos canastos que por la mañana habían estado repletos de los ángeles, las palomas, los patitos, los gallos, las gallinas, los pollitos, los caballos, los burritos, los canastos, las olletas, los pocillos...

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Chicago: Otoño Carmen González Hoy la ciudad huele a chocolate. El olor, esparcido por el aire, impulsado por brisas que barren o vientos que azotan, en este caso, del oeste, ocupa las calles, llega a la nariz, sube por sus conductos y se instala en el cerebro pulsando los resortes de la memoria, abriendo misteriosas celdas donde se acumulan desordenadamente u ordenadamente, ¡vaya usted a saber! recuerdos e imágenes evocadoras. Huele a chocolate galdosiano, chocolate de rebotica, de trastienda, de tertulia, de picatostes, torrijas o churros, chocolate de meriendas infantiles, chocolate, espeso, oscuro, humeante, batido lentamente, hecho con paciencia, chocolate de otoño. Es un olor placentero, un regalo desparramado como polvareda mágica, pero hay que reconocerlo, en la ciudad, en Chicago, resulta ser, por lo inesperado, inadecuado e inapropiado, un disparate de olor. No es la primera vez que huele a chocolate; la ciudad tiene estas cosas, y, a veces, cuando la brisa sopla del oeste, cuando coinciden en el tiempo y el espacio un conjunto de circunstancias de las que el viandante no tiene noción, a veces, digo, la ciudad nos regala el olor a chocolate. Dicen, he oído, me han comentado, creo que me han comentado, que en el oeste de la ciudad hay una fábrica de chocolate. Eso explicaría, me digo, el olor. Debe ser ella, la fábrica, la responsable de esos humos, de esos vertidos envolventes, de esos efluvios dulzones. Es otoño y los árboles de la ciudad, algunos, se apresuran a desprenderse de sus hojas. Los hay que lo hacen compulsivamente, impelidos, parece, por la premura del calendario. Éstos se desprenden de sus hojas sin ritos ni ceremonias, se desnudan de forma apresurada y dejan al pairo y ponen en evidencia primorosos entramados de ramas, nidos/viviendas de aves, hasta el momento ocultos en la espesura. Otros, por el contrario, retrasan la desnudez en un ritual lento y exhibicionista. Mudan de color, enrojecen, se doran, se tuestan, a distintos ritmos vitales haciendo del paisaje una exposición de tonalidades, de colores; se toman su tiempo. La ciudad atrapa los últimos soles y disfruta de las últimas temperaturas benignas. El parque reúne a pescadores, paseantes y corredores, ciclistas y futbolistas. Los muslos desnudos enrojecen por el roce de la brisa. Los gansos, en grupo, picotean el césped febrilmente, las ardillas suben y bajan árboles, botan dejando tras de sí la estela de su cola, se persiguen, se ocultan, hacen acopio de provisiones para el inminente invierno... Las gaviotas esperan recibir los restos de comida de las meriendas familiares, apostadas con tenacidad frente a los comensales. El General sobre su caballo, de piedra el general, de piedra el caballo, parece impasible, inmune a tanto movimiento, como si ni sintiera ni padeciera. ¡Ha visto tantos otoños¡; pero, en breve, los árboles perderán sus hojas y recuperará los perfiles de la ciudad, verá de nuevo las siluetas del Hancock, la torre del Hotel Hyatt, el edificio del Bloomingdales..., y, a lo lejos, la torre Sears. A lomos de su caballo y sobre su pedestal, asistirá a los cambios de color de las luces que coronan y adornan los edificios y será testigo, testigo mudo, del giro que no cesa de la Noria del Navy Pier. Llega el día de los disfraces, de las pretensiones, del miedo aparente, de los caramelos, los chicles, las chocolatinas, las telas de araña que no son telas ni son de araña, de las lápidas y los ataúdes. Día de humos que no son humos, de brujas que vuelan en los árboles y fantasmas pegados a las ventanas, de calabazas iluminadas y sin iluminar, de arañas sin tela: Es Halloween. Al atardecer, las brujas y las princesas, los ángeles y los diablos, los policías y los ladrones, las abejas, los conejos y los leones se adueñan de las calles, llaman a las puertas y piden golosinas con calabazas que tienen ojos y boca, pero no tienen cerebro: “Trick or Treat”. Es otoño en Chicago.

Desde el desván Josefina de Abad Es que somos muy pobres… Juan Rulfo

En un reciente ejemplar de The New York Review of Books, en un ensayo titulado “Singular in Everything”, John Updike nos enseña con paternal prosa llena de una ironía finísima, cómo El Greco ha sido un fenómeno artístico sin antes ni después; un pintor al que ni siquiera la sociedad en la que creó lo afectó puesto que: “El Greco, on the sparse cultural ground of Spain, looms as a brilliant anomaly, with a large workshop but no followers and his antecedents in Italian mannerism flamboyantly consumed within his peculiar ardor.” ¡My God!, me dije cuando proseguí leyendo el enjundioso ensayo, ¡Qué bochorno! Y yo que he pasado mi vida recreando en mis clases a la España medieval de las tres culturas; la de la Córdoba musulmanacristiana-judía; la del Romancero (la poesía popular más rica de Europa); la de la Reconquista que vio al enemigo musulmán como un caballero. Qué voy a hacer yo que mostré a la España que se interroga a sí misma sobre la justicia de la Conquista de América a través de Mariana, Vitoria y de las Casas inaugurando así el debate por los derechos humanos! ¡Yo que creí que los siglos XVI y XVII compusieron la Edad de Oro por la constelación de artistas en todos los géneros! Bueno, a lo mejor Cervantes no fue el creador de la novela moderna...Quizás Lope, Tirso y Calderón no crearon un teatro nuevo (ni Tirso dio vida al personaje del Don Juan ni Guillén de Castro fue imitado por Corneille...). Tal vez la novela picaresca no nació en España ni La Celestina es tan revolucionaria...Y Góngora, Quevedo, Teresa de Jesús, Fray Luis y San Juan de la Cruz son creaciones de mi mente afiebrada. Y mejor ni acordarse de la pintura...¿Velázquez? ¿Murillo? ¿Ribera? No puedo ya más relacionarlos con Goya ni con los retoños del siglo XX: Picasso, Dalí, Miró, que debieron crear por generación espontánea o porque son catalanes o porque estuvieron en Francia. En fin,en fin...Debo aclarar mi mente y empezar sanamente a deconstruir todos estos mitos que creí poderosos motores de cultura, ya que como lo demuestra Updike, la España del Greco es paupérrima culturalmente como es patente en su risible Contrarreforma, su singular Inquisición y sus frailes fanáticos. ¡Ah! y en su manierismo italianizante. Cómo no vamos a ser tan incultos y bárbaros en Hispanoamerica (¡casi, casi como esos satánicos árabes!). ¡Ah! Me acaba de llegar el último ejemplar de The New York Review of Books. Leo en la tapa: Robert Hughes’s Goya... ¡A prepararse para la próxima edición de contratiempo! Luego de leer el artículo les seguiré informando cómo somos los hispanos... Gracias a Dios que hay gente de buena voluntad aquí y allá que nos explican estas cosas con objetividad.

Esperanza Gama: Malintzin, de la serie “Mujeres de Cuatro Siglos”, 1999


contratiempo invita a los lectores a enviar comentarios y críticas. La correspondencia no deberá exceder 500 palabras. Toda carta deberá ser remitida con un número telefónico. Nos reservamos el derecho de editarlas. No se publican anónimos ni seudónimos.

De vuelta a Juárez Editores de contratiempo: Les agradezco la cobertura que su último número les dio a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. Es alentador el hecho de que en el transcurso del último año se le haya dado tanta publicidad a nivel internacional a esta tragedia, que por más de una década era prácticamente desconocida fuera de Ciudad Juárez. Esto demuestra que por fin los incansables esfuerzos de las madres de las víctimas y de otros activistas, que han luchado contra tantas adversidades para poner fin a los asesinatos, han empezado a dar resultado. Tanto el gobierno mexicano como los dueños de las maquiladoras, donde la mayoría de las víctimas trabajaban, apenas han empezado a tomar medidas para ponerle fin a los crímenes y para detener a los culpables; esperemos que un mayor escrutinio los obligue a hacerlo. Yo estuve en marzo en Ciudad Juárez, donde hablé con algunas de las madres de las víctimas, visité los sitios donde se hallaron cuerpos y vi en dónde vivían y trabajaban estas muchachas. La experiencia de escuchar a las familias de las víctimas y de ver las áreas del desierto en donde se encontraron sus cuerpos mutilados, enterrados en fosas a flor de tierra, obviamente fue intensa y perturbadora, pero lo que más me impresionó fue el ver las “colonias” donde estas mujeres y sus familias viven. Ni siquiera se acercan a las peores condiciones de pobreza que yo jamás haya visto en los Estados Unidos o en ninguna otra parte del mundo desarrollado. Incluso es peor que la pobreza que se da en otras partes de México y de América Latina donde la gente es terriblemente pobre pero, por lo menos, tienen un sentido de comunidad y la tierra, que es hermosa y fértil, les brinda alimento y algún bienestar emocional. Ciudad Juárez y la mayor parte del resto de la frontera de México-Estados Unidos tiene un terreno desértico y no apto para ser habitado por grandes números de personas, y no estaría habitado si no fuera por su importancia crucial en la economía internacional. Las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y los cientos de miles de trabajadores no llegan a la frontera por gusto: la mayoría trabaja en las maquiladoras o se integra a la economía ilícita que prevalece en los pueblos fronterizos debido a los efectos de la globalización y del imperialismo económico. Pues se ha tornado imposible sobrevivir en sus pueblos de origen del centro o del sur de México o Centro América.

Las casuchas amontonadas en el terreno árido y polvoriento de las “colonias” son un triste testimonio de este choque de naciones y economías. Las casuchas están literalmente hechas de basura y desperdicios de la economía global: empaques, cajas de madera, embalajes y partes de maquinaria desechadas por las maquiladoras, cartón y hasta resortes de colchones viejos y puertas de automóviles. La mayoría de los techos están hechos de letreros de lona o de anuncios comerciales que producen un efecto dolorosamente irónico, ya que lucen slogans como “¡Disfrútela!” (de Coca-Cola),”It’s Miller Time” y “Quality Inn”. Algo que en lo particular me ha perturbado de esta tragedia es el énfasis que se ha puesto en la similar apariencia física de las víctimas: delgadas y atractivas con grandes ojos y cabello largo oscuro. Pareciera que las víctimas han sido seleccionadas por su apariencia y luego violadas y asesinadas. La periodista Diana Washington está a punto de publicar un libro donde afirma que seis potentados con mucha influencia política compran a las muchachas como esclavas sexuales para satisfacer sus violentas fantasías. Según parece, hay muchas evidencias que apoya esta teoría, y Washington está demostrando mucho valor al revelar esta información. Pero el hecho es que pocas de las más de 370 mujeres asesinadas en la última década eran jóvenes, delgadas y hermosas; la lista de víctimas abarca diferentes edades y apariencias. Este detalle de la tragedia ciertamente se presta para saciar el apetito de sensacionalismo de la prensa y del público, pero la realidad –como lo afirma la cobertura de contratiempo– es que este problema va más allá de las perversas fantasías de unos cuantos hombres. Estas muchachas son sólo una faceta de una epidemia en que las asesinadas no son las únicas víctimas, sino que también lo son las mujeres (y hombres) que se ven forzados a dejar sus pueblos natales para ir a trabajar largas horas con productos tóxicos en las maquiladoras, o para formar parte del peligroso tráfico de drogas y de la prostitución. Las decenas de miles de personas que viven en la frontera bajo estas condiciones son todas víctimas de la economía global, y el feminicidio en Ciudad Juárez debería ser considerado como una señal de alarma a nombre de todas ellas.

Pintura y Gráfica: Esperanza Gama y Leopoldo M. Praxedis Apertura: 5 de diciembre: 6:00 P.M. a 9:00 P.M. Cierra el 5 de enero de 2004 Jamoch’s Caffe 1066 W. Taylor Street Chicago, Illinois René Sota, promotor cultural Spanish Language & Cultural Center / Juglar 18 tel.: 312.850.1725 Ù fax: 312.850.1731 Ù juglar18@core.com 1620 W. 18th St., 2nd floor Ù Chicago IL 60608

Suya, Kari Lydersen Traducción: José del Valle

4055 W. 26th St. Chicago, IL 60623

(773) 542-1331


Por los derechos humanos del inmigrante Se llenan solicitudes de ciudadanía

Inscripciones abiertas

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Asista a las clases de ciudadanía

Procesamiento de visa

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Décima Musa Un espacio cutural en Pilsen Restaurant, café, bar y música en vivo

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CONVOCATORIA PARA INVESTIGADORES CHICAGO LATINO: UN MODELO DE LATINIDADES EMERGENTES A partir del año académico 2004-2005, el Programa de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad de Illinois en Chicago, será una de las sedes para el Programa Rockefeller de Investigación en las Humanidades y la Cultura. El tema para este programa, dirigido a investigadores invitados, se centra en la posibilidad de estudiar las comunidades latinas de Chicago como modelos posibles de las latinidades emergentes a través de los Estados Unidos. El programa, que se tendrá una extensión de tres años, tienen como objetivo promover la investigación sistemática y nueva que tenga que ver con las transformaciones culturales históricas y contemporáneas entre los diversos sectores latinos de Chicago así como sus implicaciones para entender la identidad, la migración, las formas de resistencia, el racismo, el conflicto cultural y la supervivencia. Históricamente, Chicago ha sido un centro urbano en el que mexicanos y puertorriqueños han interactuado y en el que han surgido diversas formas de latinidad que preceden la diversificación demográfica más reciente de la población latina en otras regiones de los Estados Unidos. En Chicago, la convergencia entre los latinos estadounidenses y los inmigrantes latinoamericanos está transformando las conceptualizaciones sobre la identidad latina. Para el año académico 2004-2005, seleccionaremos a un investigador de nivel avanzado para que estudie la inmigración y el transnacionalismo latinos tanto en Chicago como en el medio oeste. De particular interés son los modos en que las prácticas transnacionales proponen nuevas ideas y debates sobre las identidades locales, la formación de las comunidades, las relaciones entre el Estado y la sociedad, el sostenimiento económico, la raza y el racismo, las dinámicas de género y las relaciones de familia. Ofreceremos una beca y residencia de diez meses de duración (Agosto 2004-Mayo 2005), con un salario de $45,000.00, además de beneficios y fondos para cubrir el viaje y la investigación. El académico becado residirá en Chicago durante la mitad de dicho periodo y la otra mitad en un país latinoamericano el cual estaría determinado por sus intereses académicos. Nos interesa en especial considerar a investigadores internacionales, o aquellos que residen fuera de los Estados Unidos para este primer tema. Aunque los candidatos a la beca no tienen que haber estudiado en Chicago durante su previa investigación, sí es necesario que se hayan enfocado en algunos de los temas citados anteriormente. Para más información, comuníquese con Lorena García (lorena@uic.edu) teléfono: 312-996-8749, fax: 312-996-1796 o visite nuestra página web: (http://www.uic.edu/las/latamst/). Se deberán enviar las solicitudes antes del 1o de marzo de 2004 por lo que se tomará en cuenta la fecha indicada en el matasellos.

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PD: Próximo 20 de febrero de 2004: Arturo Meza, Carlos Arellano, Francisco Barrios “El Mastuerzo”, Leticia Servin y Alfonso Maya en El Apollo 2000, 2875 W. Cermak, Chicago IL 60608 (773) 247-0200


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