Contratiempo 15 • Julio 2004

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Rosa Julia Bird Exorcismo; Crucigrama

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mirada cómplice Delia Negro Diana Solís y su exploración creativa

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tiempo extra Kari Lydersen Los campos de la muerte en Ciudad Juárez Elvira Arellano y Carlos Arango Saldos de la visita de Fox José Castro Urioste Dos obras del Festival de Teatro Latino Antonio Zavala La aventura en Irak de George y sus amigos

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Periscopio electoral Jorge Frisancho Sin compasión

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Jochy Herrera Hamburguesas, cultura, salud y corporaciones Óscar Peyrou Farenheit 9/11

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Desnudo de un mundo artificial Iván Torrijos Yo no soy gay

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Julio Rangel Castillo, Raya y Romero exponen obra reciente Elena Adrián La trayectoria de un nómada

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tiempo de sobra Marco Escalante Animalia dispersa om ulloa breve nota a una joven escritora

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Mujer, si puedes tú con Dios hablar pregúntale por qué aquí te va tan mal…

En un mundo en el que, en nombre de la religión, aún se permite castrar, pedrear y matar a las mujeres por negarles el derecho a ser eso, Mujer, tenemos que celebrar a las que con pluma en mano arañan la corteza terrestre y buscan provocar la protesta, cuyo retumbar se convierta en eco molesto y constante. La protesta que permita hacer hincapié en el cambio necesario, como lo fuera un día el derecho al voto en el “mundo civilizado”. Como lo es hoy el derecho a igualdad en salario y el derecho al aborto en el “mundo civilizado”. Tenemos que celebrar aquí a quienes, una vez más, escriben desde sus úteros hirvientes, aquéllos sin los cuales los mismiticos tirapiedras, tirofijos, tiraflechas, tiroflojos y tirapuyas no tendrían esas precoces manitas con las que tratan de asfixiarlas. A ésos tendría que venir Gloria Fuentes a recordarles que no se vale “ni tiro ni veneno ni navaja”. Por eso, y sin permiso papal, declaramos… benditos úteros que dan cabida a tanto animal y a tanta escoria humana. Benditos úteros que dan tanta flor a cambio de unas pocas gotas de leche. Benditos úteros con flujo de tinta que se deslizan hoy contra reloj entre estas páginas de contratiempo para hablarnos de eso, de ser mujer e hispana aquí, donde tal vez no tiren piedras, pero donde sobran las piedras que hay que superar. Benditas sean entonces, escritoras traviesas y atrevidas, escritoras tozudas que hacen tronar una realidad que no podemos negar. Escritoras que nos hablan de que las mujeres hispanas pobres, encarceladas, ultrajadas, explotadas, abandonadas y niñas-madres se acumulan en la cima de las cifras y los porcentajes que vociferan que hoy, a principios del siglo 21, la mujer latina y pobre is the nigger of the world, como cantara John Lennon a la mujer en 1970. Nos hablan de madres adolescentes y pobres. Muy pobres. Como ésas que nos pasan al lado, latinas jóvenes, mocosas aún, rodeadas del griterío de sus hijos. ¿Qué pensamos, al verlas pasar comiendo Doritos con chile a las 8 AM, dándoles a los niños ese sano desayuno camino a la escuela? ¿Las juzgamos? ¿Nos producen lástima? ¿Ira? ¿Rabia? O culpamos a la ignorancia y el machismo que la religión, católica en su mayoría, engendra en la cultura hispana. Amén. Un gran número de esas niñas-madres son católicas, algunas hasta papistas, aplastadas por el noviecito, ignorante en su propio machismo, que les dice que sin condón es mejor y que no se preocupe, que él se la va a sacar a tiempo. Y a tiempo se la sacó, a los nueve meses y tres días. Tenemos que apuntar a la diana de la culpabilidad de este fenómeno. Es, además de socioeconómico, un problema cultural. Nuestra cultura hispana, con toda la riqueza y el espectáculo que conlleva, es una cultura machista y por lo tanto, religiosa. Para ser macho sólo se le teme a un Dios que también fue hombre y por lo tanto, entiende. El machismo y el catolicismo son amantes de antaño, como la Malinche y Cortés, y el uno sin el otro no vive. Juntos conquistaron un imperio y juntos lo destruyeron. En estas páginas se nos presentan a mujeres de todas las edades que viven dentro de ese marco que pareciera no tener salida. Tanto la joven mexicana Jaqueline como la más adulta puertorriqueña Aída, quien sabe mucho de la Biblia porque su abuela se lo contó, nacieron en Estados Unidos, aquí donde no son tanto lo uno ni lo otro, sino hispanas; sin embargo, viven dominadas por su cultura y orgullosas de ello, para bien y para mal. Como recalcan las autoras de los respectivos artículos de este número, no todas las niñas que quedan embarazadas son latinas, pero sí la mayoría. No todas las presas son hispanas, pero sí muchas. Es entonces nuestro problema, no el de ellas solamente. ¿Cuál es la solución? Educación. Apertura. Hay que darle opciones a la mujer latina, aquí y allá, y no quitárselas. Sacarla de la iglesia, porque si Dios está en todas partes, siempre estará con ellas y no hay que ir a rendirle culto. Sacar la iglesia de ellas y que crean en la Guadalupe si les da la gana, pero no que irán al infierno si abortan un hijo al que no podrán alimentar. Hay que darle poder a la mujer latina sobre su propio destino, sobre su propio cuerpo. Y el poder llega a través de la educación temprana, del saber, conocer y entender. Lo que no se sabe da miedo, lo que no se entiende obstaculiza. Hay que meter a las niñas y mujeres latinas en las escuelas, universidades y colleges, aunque sean católicos (quien escribe es graduada de una universidad católica, pero ése es otro cuento). Por eso en este número dedicado a la mujer también se destaca la importancia de la labor del St. Augustine College en la ciudad de Chicago, donde el alumnado está compuesto en su mayoría de mujeres latinas. Ahí se les brinda una oportunidad de dar un paso adelante para salir del limbo en que se cae al cruzar fronteras, mares y culturas. Lo demás corre a cuenta de ellas, para evitar ser parte de las estadísticas. Como intenta hacer hoy contratiempo, hay que abrirles las puertas a las voces de mujer con la esperanza de que una chiquilla de Cicero, Aurora, Logan Square, Pilsen o Humboldt Park agarre este número y algo le hable directamente. De que se vea reflejada y quiera efectuar un cambio. De que la poesía de una presa la inspire y tenga ella la opción de su propio verso de mujer libre. Por eso hoy celebramos a la mujer y a las escritoras que, desde una cárcel o desde un aula, toman esa responsabilidad y extienden la mano.

om ulloa


Sarah Karp Jaqueline Espinal no se quitaba la chamarra de cuero café a pesar del insistente calor que hacía dentro de la mansión de Logan Square. Era un templado día de invierno y a Jaqueline, una chica menuda de 16 años, se le hacía más fácil esconder la redondez de su vientre que su temor a ser madre. Era Pulaski’s Day, y Jaqueline estaba en una junta del programa de padres adolescentes de Casa Central. Estaba ahí porque andaba buscando un asiento de carro para bebés. Seis meses antes no se habría imaginado haciendo ese tipo de cosas, mucho menos en un día festivo. Jaqueline no quería salir embarazada e incluso hoy, que su bebé tiene dos meses de nacido, sigue teniendo sentimientos encontrados. El ser madre adolescente está relacionado con la pobreza perenne, y lo que una jovencita como Jaqueline haga en los primeros años de su maternidad es de crucial importancia. Por eso desconcierta que en años recientes las madres adolescentes se hayan visto afectadas enormemente tanto por los recortes al presupuesto de las Escuelas Públicas de Chicago como por algunos aspectos de la ley de reforma del Sistema de Bienestar Social de 1996 que, aunque fueron diseñados para beneficiar a estas madres, en muchas ocasiones han tenido el efecto contrario. El problema es muy serio en la comunidad latina de Illinois ya que, de acuerdo con los datos más recientes del Departamento de Salud Pública de Illinois, entre 1997 y 2002 la cantidad de madres adolescentes aumentó en un 5%, mientras que en la población general el número de madres se redujo en un 18%. También son las jóvenes hispanas las que más tienden a abandonar los estudios y prescindir de la ayuda económica del Sistema de Bienestar Social. Muchos suponen que los familiares cercanos las ayudan; pero muchas madres adolescentes han señalado que la familia, aunque ayude, espera que sean ellas quienes asuman la responsabilidad del cuidado de sus

bebés, y hay veces que se ven presionadas a mudarse. “Las cifras son alarmantes”, dice María Socorro Pesqueira, directora ejecutiva de Mujeres Latinas en Acción, al referirse a un informe sobre la deserción escolar y el embarazo entre las adolescentes latinas. “Esto tendrá consecuencias no sólo para el futuro de las jovencitas sino para el de toda la comunidad latina”. Nos dice además que las familias latinas, aunque se sientan decepcionadas por el embarazo y les resulte difícil aceptar el hecho, con frecuencia sí ayudan a las adolescentes y a sus bebés. Poco después de que Jaqueline le dijera a su mamá que estaba embarazada, ésta le pidió que se fuera a vivir con el novio. Pero como su novio Ricardo era demasiado joven para conseguir permiso de trabajo y ganaba 75 dólares a la quincena, Jaqueline sabía que el bebé terminaría siendo una carga más para la familia. Durante el embarazo Jaqueline faltó un tiempo a la escuela, pero ahora ha retomado sus estudios. En sus ratos libres ayuda a su mamá en la cocina, pensando que si aprende bien tendrá mayor probabilidad de retener a Ricardo, que podría desaparecer como tantos otros padres jóvenes; su madre bien le dijo que no hay muchos hombres que quieran mujeres con hijos ajenos. “Me asusta no contar con Ricardo”, dice. Entre 1986 y 1991 se dio un repentino y alarmante aumento de maternidad adolescente, especialmente entre las jovencitas de raza negra. Una década después el índice se ha logrado reducir hasta estar por debajo del nivel de hace 20 años, aunque, al igual que el problema, la reducción ha estado enfocada principalmente hacia las jovencitas afroamericanas. Ahora son las adolescentes latinas las que mayor incidencia de partos tienen, e Illinois ocupa el décimo lugar en todo el país. En 2002 nacieron un promedio de 153 niños de madres adolescentes en los barrios donde más del 50% de la población es latina, en contraste con los 109 en las áreas mayoritariamente afroamericanas, y 28 en las áreas de mayoría blanca. El año pasado algunos legisladores, encabezados por la representante estatal Cynthia Soto, aprobaron un proyecto de ley que establecía un programa de intervención y prevención de embarazo entre las adolescentes hispanas/ latinas. El programa otorgaría subvenciones a las agencias locales para enseñar a las adolescentes sobre el control de la natalidad, pero debido a la crisis presupuestaria del estado, los legisladores no la financiaron. Este año, Soto busca que se apruebe un proyecto de ley que exija a los departamentos de Salud Pública y de Servicios Humanos de Illinois rendir un informe ante la Asamblea General sobre el número de adolescentes latinas que dan

Jaqueline Espinal. Foto: Jean Clough, cortesía de Chicago Reporter

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a luz y sobre los programas que reciben fondos para brindar servicios a esta comunidad. Para mantener vivo el interés en el problema, Soto celebra audiencias en todo el estado para las familias latinas sobre el embarazo en la adolescencia. “En nuestra comunidad, hablar del sexo es tabú”, dice Soto, que es mexicoamericana. “No digo que los jovencitos deban tener relaciones sexuales; pero si las van a tener, tenemos que hablar de ello.” Entre julio de 1997 y febrero de 2004 la cantidad de padres adolescentes latinos que reciben ayuda económica del programa de Bienestar Social en Illinois bajó en un 88%. En todo el estado sólo 96 madres reciben dinero de este programa. Un factor que ha influido es la condición migratoria de muchas madres latinas y sus familias. Según las leyes, las madres indocumentadas pueden recibir atención médica básica durante el embarazo y participar en el programa WIC para mujeres, bebés y niños, que proporciona alimentos nutritivos a las madres embarazadas y a los niños menores de cinco años. Las madres adolescentes ciudadanas o inmigrantes legales tienen derecho a recibir fondos y estampillas de subvención alimentaria, si reúnen ciertos requisitos. Una de las disposiciones de la ley promulgada en 1996 para la reforma del Sistema de Bienestar Social, dice que las madres adolescentes que vivan con sus madres tendrán forzosamente que fusionar sus casos con los de éstas. También muchas veces las madres jóvenes son residentes legales, pero el hecho de que sus madres no lo sean, hace que renuncien a este beneficio. En 1997 casi 10 mil madres menores de 20 años recibieron asistencia social. Para febrero de 2004 la cifra se vio reducida a 1,675. Una de las pocas cosas que puede cambiar el destino de una madre adolescente que proviene de una familia de bajos ingresos, es graduarse de sus estudios secundarios, y si es posible, completar algo de sus estudios universitarios, dice Leslie Domínguez Santos, gerente en materia de políticas en el Mid-America Institute on Poverty de Heartland Alliance. De acuerdo con la Employment Policy Foundation, los graduados de high school ganan un promedio anual de 30,516 dólares, en contraste con los que no lo son, que ganan solamente 21,314 dólares. Sin embargo, este año, el sistema de Escuelas Públicas de Chicago ha eliminado varios programas importantes para las madres adolescentes, y muchas dicen que los maestros y administradores no comprenden sus necesidades. Como entidad, las Escuelas Publicas de Chicago no llevan un control de las adolescentes embarazadas o de las madres que abandonan sus estudios. Sin embargo, según un informe preparado en septiembre de 2003 por Northeastern University en Boston para Alternative School Network en Chicago, el 35% de las jóvenes hispanas entre 16 y 19 años de edad lo han hecho, en comparación con el 25% de la población general de estas edades. Celeste Garrett, vocera de las Escuelas Públicas de Chicago, dice que una de las “características que distingue a esta administración es su preocupación por los estudiantes que son padres o madres”. “Nos sentimos profundamente comprometidos con este grupo”, dijo. “Sin embargo, lo que podemos hacer depende de los recursos con que contemos, y en estos


Nancy Torruella y su familia. Foto: Cortesía de Chicago Reporter

momentos estamos a la espera de que Springfield nos diga qué fondos tendremos disponibles para estas jovencitas”. Los funcionarios del sistema escolar saben lo que funciona. Hace seis años, el director general Paul Vallas creó el programa Cradle to Classroom (De la cuna al aula) para las escuelas secundarias: las madres recibían asesoría en las escuelas y el personal visitaba a las jóvenes en sus hogares para ver cómo iba todo y responder cualquier pregunta que tuvieran. Este programa fue benéfico, ya que más del 90% de los participantes se graduaron. Sin embargo, este año se recortó el programa a la mitad, reduciendo el número de usuarios en un 45 %. Nancy Torruella, de 17 años, dijo que había dejado la secundaria Kelvyn Park, en el vecindario Belmont-Craigin, porque temía por su seguridad. Primero le preocupaba que le pasara algo a su bebé en la aglomeración de 1,900 estudiantes corriendo en los pasillos durante el cambio de clases. Luego, una chica que almorzaba a la misma hora que ella le buscó pleito. Nancy, que no mide ni 5 pies de estatura, se lo dijo a un orientador, quien le permitió cambiar su hora de almuerzo. Sin embargo, esclava del hambre atroz que viene con el embarazo, se moría de hambre ya para cuando le tocaba almorzar. “Mi hermana me conseguía donas y leche, pero como no podía comer en clase llegaba tarde, y eso me traía problemas”, dijo. Nancy no quería abandonar la escuela; simplemente faltó un día y luego otro, y terminó no volviendo más. Los trabajadores sociales dicen que con frecuencia las madres adolescentes abandonan los estudios cuando surge algún problema, por más mínimo que parezca. Los profesores, por ejemplo, las regañan por pedir tantos permisos para ir al baño. O se pasan la mañana vomitando y cuando finalmente llegan a la escuela, las castigan por llegar tarde. Al nacer el bebé, las jóvenes normalmente abandonan los estudios por no tener a quien les cuide al recién nacido. Solamente cinco de las 80 escuelas públicas de la ciudad tienen guarderías para los bebés de sus estudiantes. De las cinco, cuatro tienen una población estudiantil que es 95 % de raza negra. La mayoría de las adolescentes que quieren seguir estudiando debe poder tener acceso a las subvenciones estatales para el cuidado de sus bebés; sin embargo, en las comunidades latinas la disponibilidad de estos servicios es baja en comparación con la demanda. Entre las adolescentes entrevistadas por el Reporter, lo que diferenció a las que siguieron sus estudios de las que los abandonaron, era si sus madres estaban disponibles para atender a los bebés. Aun cuando sus mamás podían cuidar a los nietos, las jóvenes decían sentirse

solas por el camino tan difícil que tenían por delante. Janet Gutiérrez, una jovencita de 17 años que no participó en el programa Cradle to Classroom de su escuela, es una de las pocas que se las arregla para asistir a clases teniendo dos hijos. “Es difícil”, dice. “Pero me repito a mí misma que si uno realmente desea algo en la vida, lo puede conseguir”. Janet dice que la estresa calcular cómo pagar por la comida, la electricidad, el gas, el alquiler y la ropa con los 70 dólares que gana su novio de diecinueve años en la fábrica. El presupuesto de la familia es limitado y no hay mucha flexibilidad, y dice que siempre la preocupa el hecho de que con una sola cosa que ocurriera —que lo despidieran o se lastimara— ella se encontraría en un problema serio. Janet solicitó fondos en la oficina local de Bienestar Social, pero se los negaron. Los que se encargarían de su caso le dijeron que debía tener por lo menos 18 años o su mamá tenía que solicitar que abrieran un caso para ella. Janet no quería pedirle esto a su mamá. “Ya bastante hace por mí”, dice. Janet sabe bien lo que quiere hacer después de terminar

sus estudios secundarios: ir a la universidad a estudiar desarrollo infantil. El panorama suyo y el de Nancy se veía nublado; sin embargo, ambas están tan preocupadas con las cuentas que tienen que pagar y por lo que las ambiciones futuras parecen inalcanzables. Después de dar a luz a Alex, abandonar la escuela y perder su trabajo en un café, Nancy cayó en una depresión. Su madre logró convencerla con el tiempo de que podía presentar sus exámenes de equivalencia y tratar de obtener una pre-licenciatura. Nancy dice que está concentrándose en el cuidado de Alex, que acaba de cumplir un año. Le gusta sobre todo leerle libros proporcionados por Casa Central —el que más le gusta es el de los cachorritos— y se maravilla de que quiera pasar tanto tiempo con ella. Por otro lado, Jaqueline trata de separar sus planes del futuro del temor que siente ante él. Cuando fue a Casa Central el día de Casimir Pulaski, Ricardo la acompañó. Sentado a su lado, Ricardo dijo que a él no le preocupaba tanto la perspectiva de tener un hijo como a Jaqueline. Desde que le dieron la noticia se emocionó. “Ella es la primera muchacha con quien salí en serio, y me gustan los bebés”, dijo. Él admite que le inquieta un poco no poder mantener a su familia. A los 15 años, es demasiado joven para conseguir empleo de medio tiempo que pague salario mínimo. Él le entrega uno de sus cheques de 75 dólares a su papá para el alquiler, y el resto lo comparte con Jaqueline. Cuando cumpla los dieciséis en agosto, lo primero que hará será conseguir un trabajo mejor pagado. Ricardo no ve que el bebé vaya a afectar su futuro de la manera que Jaqueline lo ve. Es un estudiante sobresaliente que no sabe si se enlistará en el ejército o en la academia policial. Cuando se le pregunta cómo encajan Jaqueline y el bebé en sus planes futuros, dice no saber con seguridad: “Me imagino que me sentiría mal si tuviera que dejarla”. Mientras Ricardo hablaba, Jaqueline le tomaba la mano tímidamente. A las preguntas que se le hicieron sobre lo que hará en su vida adulta, ella respondió de distintas maneras. Alguna vez pensó ser doctora o abogada. “Pero hoy ya no sé”, dijo.

Kim Evans, Erin Meyer y Mayra Rocha asistieron en la investigación del artículo. Si desea leer la historia completa, sírvase visitar www.chicagoreporter.com, y hacer clic en “Archives” para visualizar el número de abril/mayo. The Chicago Reporter es una publicación de Community Renewal Society. Traducción: Moira Pujols

Jaqueline Espinal y su novio Ricardo Pérez (izquierda). Foto: Jean Clough, cortesía de Chicago Reporter

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Gina Pérez Según el censo de 2000, la población de Chicago aumentó un 4%, un importante aunque inesperado cambio en la tendencia a la baja que se había venido dando durante los cincuenta años anteriores. Hay quienes le dan al alcalde Richard M. Daley el crédito de saber cómo sacarle partido al boom económico de la década de 1990 y de hacer la ciudad más atractiva para familias de clase media; los demógrafos, en cambio, han destacado que este extraordinario resurgimiento es, en gran parte, resultado de la inmigración de asiáticos y latinoamericanos. Hoy, más de un cuarto de los residentes de Chicago son hispanos o de origen latinoamericano o caribeño, y constituyen una mayoría en casi el 15% de las 77 comunidades oficiales de Chicago. Al igual que en Los Ángeles y Nueva York, la vitalidad económica, social y cultural de esta ciudad se atribuye en gran medida a las florecientes poblaciones latinoamericanas —primordialmente mexicanas. Diversos grupos de académicos, políticos y medios de comunicación, analizan constantemente la forma en que los hispanos e inmigrantes latinoamericanos están reinventando y reestructurando las ciudades de los Estados Unidos y el concepto de la identidad nacional. El resurgimiento de la inmigración latinoamericana ciertamente ha tenido un gran impacto en muchas comunidades del país; sin embargo, a veces este fenómeno opaca otro fenómeno igualmente importante: el modo en que las segundas, las terceras y hasta las cuartas generaciones de hispanos —cuyas familias cruzaron fronteras geopolíticas o se encontraron dentro de nuevas fronteras— han vivido, trabajado y forjado nuevas y diferentes comunidades durante mucho tiempo a lo largo de los Estados Unidos. En otras palabras, la reciente inmigración caribeña y latinoamericana es sólo un capítulo de una historia más extensa. El sentimiento antiinmigrante de los noventa y algunas medidas legislativas en contra de los inmigrantes y sus familias —como la Proposición 187 de 1994 en California, y la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal de 1996— nos recuerdan que es importante documentar las vidas de los inmigrantes para hacer frente a los mitos que los acusan de crear problemas económicos, sociales y políticos, así como para explicar la forma en que las

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economías regionales y de la nación están vinculadas al bienestar de estas comunidades. Los estudiosos del fenómeno migratorio han hecho valiosas contribuciones a los debates de la inmigración y la vida comunitaria al cuestionar los métodos tradicionales de investigación; pues éstos se han enfocado primordialmente en el proceso de asimilación de los inmigrantes en sus nuevas comunidades. En cambio, los estudiosos sociales más actuales han examinado los distintos modos en que los inmigrantes continúan manteniendo lazos sociales, económicos, políticos y culturales con sus países de origen. Al igual que las corporaciones y los negocios trasnacionales, la “migración trasnacional” conlleva a un movimiento constante de personas, ideas, tecnología y capital a lo largo de diversas fronteras. Durante la pasada década, autores dentro y fuera del mundo académico utilizaron el término “trasnacionalismo” —lo mismo que el concepto “globalización”— para explicar estos desplazamientos. Y mientras que este marco ha ayudado a los académicos a ampliar su umbral de conocimiento sobre las experiencias de los inmigrantes, también ha desviado nuestro enfoque hacia el tema de la migración porque presupone que los hispanos de segunda y tercera generación se identifican con ese desplazamiento. Comencé a realizar mi trabajo de investigación en 1995 con mujeres puertorriqueñas de clase trabajadora en Chicago. Como toda investigadora, comencé mi proyecto con una serie de ideas que condicionaron mis preguntas y mi enfoque en las entrevistas que

realicé con puertorriqueñas de primera y segunda generación que vivían en el Near Northwest Side de la ciudad. En ese entonces, los debates académicos sobre “el problema puertorriqueño” —la constante pobreza en que se ve sumida la comunidad puertorriqueña debido a los patrones de migración circular que alteran la vida familiar y escolar y debilitan sus relaciones laborales— influyeron en mi proyecto de investigación, que tenía como objetivo explorar la relación entre sexo, pobreza y migración de las puertorriqueñas de Chicago. Mi objetivo era demostrar que la migración circular no era el motivo por el cual las mujeres puertorriqueñas eran pobres, sino que, por el contrario, era una importante estrategia para sobrevivir. A pesar de mis buenas intenciones, muchas de mis preguntas iniciales no estaban debidamente enfocadas, justamente porque sobrestimé su movilidad y el de sus familias, así como su sentido de pertenencia a una “comunidad trasnacional”. Las siguientes historias no sólo revelan el modo en que las mujeres puertorriqueñas de primera y segunda generación se han arraigado en Chicago, sino también cómo, simultáneamente, se sienten conectadas a Puerto Rico en más de un sentido. Para estas mujeres, y para muchas otras que viven en el Near Northwest Side, temas como el de la vivienda, la educación, la crianza de hijos bajo condiciones precarias y su identidad cultural puertorriqueña, son luchas continuas que dan testimonio de su habilidad de superar circunstancias difíciles en un mundo cada vez más globalizado.


Aprender a escuchar Como muchas de las puertorriqueñas que conocí durante la investigación que efectué entre 1995 y 1996, Aída era una madre de 30 años de edad que estudiaba GED mientras criaba a sus cinco hijos. Nacida y criada en Chicago, ha pasado la mayor parte de su vida viviendo en diferentes lugares dentro de la misma milla cuadrada, justo al este de West Town, cerca de la high school a la que asistió. Mi primera entrevista con ella fue en noviembre de 1995, en un café cerca de las avenidas Ashland y Chicago. Esta entrevista me sirvió para ver el error que cometí antes de comenzar a realizar las entrevistas: pensar que el fenómeno de la migración era la experiencia más importante para una mujer puertorriqueña de Chicago. Pues comencé pidiéndole que me contara sobre la migración de su familia. A ver… dime lo que te ha contado tu familia acerca de la migración de Puerto Rico a Chicago. Les estaba contando a mis hijos los otros días sobre mi papá. El único que hablaba del tema era mi papá. Yo sé que mi mamá llegó aquí cuando tenía doce años para trabajar limpiándole la casa a mi padrino. Ella tenía doce años y era como la sirvienta… Y después llegó mi papá, creo que tenía como dieciséis o diecisiete años cuando vino de Puerto Rico. Porque yo sé que él estaba en tercer grado cuando dejó la escuela para mantener a mi abuela y a sus hermanos y hermanas en Puerto Rico, porque mi abuelo abandonó a mi abuela. Eso es lo único que sé. Pero eso no es todo lo que Aída sabía sobre la historia de su familia. Tenía un amplio conocimiento sobre esta historia y es evidente que le gustaba hablar acerca de la llegada de su familia en los años sesenta (sus padres se conocieron en Caigo), de las dificultades que enfrentaron y del tiempo que ella pasó en Puerto Rico cuando era joven. Es curioso, su abuela paterna le contó todas estas anécdotas familiares, y ahora ella hace lo mismo al relatarles los cuentos a sus propios hijos. Con frecuencia, no obstante, Aída también se sentía incómoda con la idea de hablar con autoridad sobre su familia y a veces me sugería que hablara con sus padres para obtener más información. Cuando le pregunté la causa de la migración de sus padres, al principio respondió con seguridad, pero luego me reiteró que tenía un limitado conocimiento histórico. ¿Tú sabes por qué vino tu padre a Chicago? Buscando una vida mejor. Porque mi abuela se vino para acá y después no pudo más con la situación, así que se trajo a todos sus hijos y entonces… pero no estoy muy segura. Para eso tienes que hablar con ellos. No estoy muy segura. Yo sé un poco más de mi mamá. ¿Qué sabes acerca de tu mamá? Que mi abuela la envió para acá a trabajar con algunas personas. A trabajar en una casa, a limpiar la casa. Sí, y yo sé que a ella no la dejaban salir, ni tan siquiera la dejaban asomarse a la ventana. ¡Ni asomarse a la ventana! ¿En serio? ¿Y por qué? Porque en esa época eran bien estrictos. Yo tampoco sé qué hacía mi mamá, tú sabes… La única que me contaba cosas era mi abuela. Ella me sentaba a sus pies y entonces me contaba. Por eso es que sé mucho de la Biblia, porque ella me enseñó. Y yo me acuerdo de todo lo que me enseñó. Aunque Aída mantuvo cierto interés por hablar sobre la historia de su familia, tanto de los triunfos como de los desafíos, no lo hizo con la misma autoridad que exhibió al hablar sobre la vida en Chicago. Y aunque ella me aseguró que sus versiones eran fiables, admitió que sus padres podían proveer las “verdaderas” respuestas. Mi entrevista con Yvette Jiménez, de 26 años y nacida en Chicago, produjo resultados sorprendentemente similares a la hora de hablar sobre Puerto Rico. Yvette comenzó a relatar su historia con anécdotas relacionadas a la vida en Chicago. Creció en un ambiente pobre, confrontando el racismo, trabajando en lugares que pagaban poco y recibiendo ayuda del Estado para que el dinero alcanzara. Sólo mencionó a Puerto Rico cuando describió la forma en que su hermana empezó “a meterse en problemas” de adolescentes y tuvo que ser enviada a Puerto Rico para vivir con la abuela. Enviar a los adolescentes a la isla es una estrategia común para lidiar con

problemas reales o potenciales de los niños en Chicago. De hecho, es un tema común en la mayoría de las narrativas históricas de los puertorriqueños de Chicago. Cuando le pregunté a Yvette si el irse a vivir a Puerto Rico fue una opción que ella llegó a contemplar mientras bregaba con un sinnúmero de problemas familiares, laborales y de vivienda, simplemente me dijo que no. ¡Dios mío! Mi marido se quiere retirar allá. Él estudió en la escuela de mecánica de la Northeastern… Ni siquiera terminó un año porque el padre le dijo que se iba a mudar para Puerto Rico y que ya no lo podía mantener, así que tuvo que buscarse el modo de ganarse la vida. Tenía 21 años… Ahora trabaja en Dearborn, lleva once años trabajando ahí… y piensa quedarse ahí porque le dieron un nuevo puesto y un aumento… así que quiere construir una casa en Puerto Rico. Yo pienso ir a Puerto Rico el verano que viene. ¿Para qué? De vacaciones. Voy a llevar a toda la familia. No me importa si me quedo en la bancarrota por un año. Esa es mi meta en estos momentos: llevar a mis cuatro hijos a Puerto Rico. ¿Nunca han ido a Puerto Rico? No, yo fui por una semana antes de casarme… una porquería de semana. La peor semana también… Me aburrí toda la semana. Me la pasé llorando porque era tan aburrido... Le dije a mi hermana que si no llego a Puerto Rico el próximo julio, o que si me fuera a pasar algo, mi meta es que vayan mis cuatro hijos a Puerto Rico, aunque los tenga que montar solos en el avión. Eso es lo único que le pedí a mi hermana.

Valeria y María Cristina en Humbolt Park. Foto: José Guzmán

¿Por qué es tan importante para ti? Porque si a mí me fuera a pasar algo —Dios me libre— eso es lo único que quiero, que mis hijos vayan a Puerto Rico y que puedan decir: “Sí, yo he estado en Puerto Rico. No me acuerdo de mucho pero yo he estado en Puerto Rico”. Cuando le pregunté directamente sobre Puerto Rico, a Yvette le preocupada no saber mucho del tema, aunque a lo largo de la entrevista enfatizó que para ella era muy importante mantener algún tipo de conexión con la isla, no sólo por ella sino sobre todo por su familia. La idea de que Puerto Rico es una especie de recurso cultural para los hijos fue otro tema recurrente en las historias de las vidas de las mujeres puertorriqueñas. Curiosamente, estas mujeres raras veces estaban interesadas en mudarse permanentemente a Puerto Rico, en parte porque sus experiencias en la isla habían sido decepcionantes. Aún así, animan a sus hijos a mantenerse romántica y culturalmente vinculados a la isla por medio de sus propios relatos y expresan el deseo de llevarlos algún día. Aída, por ejemplo, fue enviada a vivir a Puerto Rico cuando tenía trece años y, a pesar de su mala experiencia —al igual que Yvette—, no dejó de expresar deseos de ir de visita.

Bajo la bandera en Humbolt Park. Foto: José Guzmán

Yo quiero llevar a mis hijos a Puerto Rico… Yo no quisiera vivir ahí, yo creo que soy más americana, ¿tú sabes? Por eso me interesé en el Centro Cultural Puertorriqueño. Estaba tan sorprendida porque ahí aprendí tantas cosas de mi cultura que no sabía. Para muchas de estas mujeres de segunda y tercera generación, viajar a Puerto Rico es un modo de educar a sus hijos. Ese conocimiento cultural, sin embargo, al igual que aprender a dominar el español y convertirse en personas completamente bilingües, no es sólo un lujo. Mujeres como Aída e Yvette consideran que es un recurso cultural, económico y social imprescindible para mejorar su vida en Chicago. De este modo, el valor material y simbólico de Puerto Rico está fundamentalmente vinculado a su compromiso de vivir y criar a sus hijos en Chicago y a su habilidad de reconocer y valorar su conocimiento local de la ciudad. Yvette concluyó nuestra discusión sobre Puerto Rico con mucha seguridad: Yo en realidad no tengo mucho que decir de Puerto Rico porque yo no sé mucho de Puerto Rico… y no me gustaría vivir allá. Quizás porque estoy acostumbrada a Chicago. Conozco bien Chicago y aquí me desenvuelvo tan bien. Este texto fue publicado originalmente en la revista Diálogo, de la Universidad DePaul. Traducción: Pepe del Valle.

Amanda y Crystal en Humbolt Park. Foto: José Guzmán

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Susana Galilea En el aula de una escuela pública del barrio de Uptown, una niña intenta desaparecer bajo la capucha de su chándal. A su alrededor, un puñado de chiquillos se esfuerza por contener las risitas y el rubor. En la pizarra, Mari escribe las siglas “ITS” y pregunta a la clase: “¿Quién ha oído hablar de infecciones transmitidas sexualmente?”. Mari nació en Puerto Rico, pero se trasladó con su familia a Estados Unidos a los tres años de edad. Se disculpa por su mal español, pero lo cierto es que su mensaje llega con toda claridad a los pequeños, todos ellos entre los 12 y 14 años de edad: proteger el cuerpo y las emociones está en manos de cada uno, y nunca es demasiado pronto para ponerse a ello. Mari es educadora voluntaria de una clínica de Wrigleyville que lleva en funcionamiento desde mediados de los años 70, hoy como ayer bajo la administración de un colectivo de mujeres. Además de servicios de ginecología y planificación familiar, que se prestan sin importar los recursos económicos de las pacientes, la clínica cuenta con un departamento de extensión a la comunidad que organiza clases como la que Mari está presentando esta tarde. “¿Quién no ha visto nunca uno de éstos?”, pregunta a los chiquillos sosteniendo un envoltorio de condón. La mitad de la clase alza la mano. Más adelante, cuando saca de su funda un delicado pañuelo de látex de color lila y se dispone a explicar su uso, incluso la maestra de educación bilingüe de los pequeños se acerca intrigada para echarle un vistazo. Reconoce nunca antes haber visto tal artilugio. Nada de lo que estoy describiendo sería posible si la escuela dependiera de fondos del gobierno federal para ofrecer estas clases: el programa escolar de educación sexual que promueve la actual Administración, basado estrictamente en la abstinencia, obvia toda referencia al uso de condones y otros métodos anticonceptivos. Según datos de la organización Planned Parenthood, en los últimos 20 años los fondos asignados por el gobierno a programas de planificación familiar y control de la natalidad se han reducido en un 65%. Según la misma fuente, actualmente la mitad de los embarazos que ocurren en Estados Unidos se producen de manera fortuita, y a su vez la mitad de estos embarazos accidentales terminan en aborto. Basta deambular por los barrios desfavorecidos de cualquier gran urbe estadounidense para comprobar que, entre las naciones del mundo occidental, Estados Unidos tiene una de las mayores tasas tanto de embarazos no planeados como de adolescentes embarazadas; asimismo encabeza dicha lista en cuanto a enfermedades de transmisión sexual. A duras penas se corresponde esta realidad con los fundamentos del programa de educación sexual impulsado por el actual gobierno de Estados Unidos, cuyo cuarto punto sentencia: “Una relación monógama y de fidelidad mutua en el contexto del matrimonio es el estándar esperado de la actividad sexual humana”. En llamativo contraste con los designios de la Administración del Presidente Bush, las leyes del estado de Illinois estipulan que a partir de los 12 años de edad no se requiere consentimiento paterno para someterse a una prueba de detección de enfermedades venéreas, inclusive el VIH. La defensa del derecho a la atención de la salud es pan de cada día para mi amiga Laurie, activista comunitaria en Uptown desde hace treinta años. Si bien el carácter del vecindario se ha visto paulatinamente transformado desde los tiempos de militancia social de José “Cha Cha” Jiménez y sus Young Lords, una época que Laurie recuerda vivaIlustración de Rini Templeton

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Póntelo, pónselo. Foto: José Guzmán

mente, los parámetros de la lucha apenas parecen haberse modificado con los años. “De poco sirve disponer de recursos médicos tan extensos si la comunidad no tiene acceso a ellos y los médicos no tienen ni el tiempo ni la disposición de educar a sus pacientes”, comenta refiriéndose a las marcadas desigualdades del sistema de atención sanitaria en Estados Unidos. La mayoría de los programas que coordina Laurie están dirigidos a grupos desfavorecidos, hoy integrados fundamentalmente por inmigrantes mexicanos y centroamericanos. Volcada muy especialmente en iniciativas de alcance a las adolescentes, su oficina rebosa de hojas de información sobre anatomía, salud reproductiva y métodos anticonceptivos —muchas de ellas en formato bilingüe. Ante todo considera esencial educar a las jóvenes para que éstas sean capaces de tomar decisiones responsables, resistir las presiones del entorno y desarrollar criterios saludables con respecto a la autoestima y la imagen corporal. Aun así, Laurie es consciente de que la información no es sino un punto de partida —asevera que se requiere un esfuerzo a largo plazo para cambiar comportamientos y hábitos. Desde su perspectiva, para lograr un cambio profundo y sostenible “es necesario que toda una comunidad se movilice para decidir colectivamente qué pasos se deben tomar y para concienciar a la gente”.

Mientras tanto, en el aula de la escuela intermedia, Mari ha conseguido superar la resistencia inicial de los chiquillos mediante un juego de rol que involucra situaciones de la vida real. Y es que a Mari, una treintañera menuda y con cara de niña, se le da fenomenal lo de representar a todo un elenco de chavos rudos, egoístas, manipuladores y embusteros. Se suceden así un puñado de situaciones que los pequeños parecen reconocer fácilmente: el novio que presiona a su novia aun cuando no está lista para tener relaciones íntimas, el seductor en serie que asegura a cada una de sus conquistas que ella es la única, la marihuana que puede alterar las decisiones y el buen juicio, los abrazos inocentes que pueden convertirse en algo más serio... Para cada situación se enumeran las posibles consecuencias, así como las alternativas para reducir su riesgo o evitarlas del todo. Si bien se hace hincapié en los beneficios de la abstinencia, se trata de un enfoque basado en la educación sexual comprensiva que busca desarrollar a edad temprana el sentido de que posibilidad y responsabilidad van de la mano. Todo ello, huelga precisar, mucho antes de que se perfile en el horizonte la más remota posibilidad de una relación monógama y de fidelidad mutua —le pese a quien le pese.


Érika Buchancow St. Augustine College es una universidad bilingüe. ¿Crees que éste sea el punto que ha atraído a la mayoría del estudiantado de origen hispano? Sí, definitivamente. Lo que tenemos aquí es la posibilidad de comenzar una educación post high school sin la necesidad de saber inglés. Un estudiante puede venir aquí sin saber nada de inglés y comenzar una carrera; los primeros cursos que toma son introductorios: de Matemáticas, Historia, Psicología, todos en español al tiempo que va aprendiendo inglés. De tal manera que cuando se gradúa, dos o tres años después con un grado asociado, ya tiene un mayor dominio del inglés y tiene la carrera hecha. Y eso es lo que atrae a una población que no tiene este tipo de opciones en cualquier otro lado.

sus estudios, y cuando no tienen esa ayuda muchos optan por abandonar los estudios. Además, hay toda una gama de problemas, que van desde lo familiar hasta lo académico.

¿Crees que la educación bilingüe es efectiva? ¿Podrías destacar su lado positivo y su lado negativo? Hay que diferenciar: cuando nosotros hablamos de En el laboratorio de computadoras. Foto: cortesía de St. Agustine College educación bilingüe, nos referimos al trabajo educativo con adultos, y es diferente a lo que es la educael Ability to Benefit Exam. La aprobación de este exación bilingüe en las escuelas primarias (donde está políticamente muy cargado). Para nosotros no hay duda de que es efectiva a nivel de adultos. men les permite recibir ayuda financiera; y se comprometen a que en el lapso de un año pasarán el examen Una de nuestras metas es que los estudiantes que no hablan inglés y que de GED. además vienen con grados educativos limitados, puedan alcanzar niveles Hay personas que traen un nivel educativo que está más altos, aprovechando los conocimientos y la disciplinas que ya tengan por debajo de los parámetros, pero tienen una vivencia para poder estudiar. Y como son estudiantes adultos, no ocurre lo que cultural que los habilita para beneficiarse de los estumuchas veces ocurre con los niños, que se olvidan de sus propias raíces dios; es decir, tenemos gente que trae deficiencias de y terminan asimilándose a la cultura estadounidense. Es una de las críticonocimientos en ciertas áreas, pero tienen la habilidad cas que se le hace a la educación bilingüe a nivel primaria. Eso no se para adquirirlos. aplica a la educación bilingüe en el mundo de los adultos. Tengo entendido que la mayoría de los estudiantes que concurren a este college son de origen hispano y de sexo femenino. ¿Por qué se da este fenómeno? Bueno, el 86% del estudiantado en este colegio es de origen hispano, y el 75% son mujeres. El que sean hispanos se explica porque tenemos un programa bilingüe que les permite acceder posteriormente a una carrera universitaria; lo que sí es raro es que tengamos un 14% de otros grupos (afroamericanos, asiáticos y anglos) cuando estamos tan enfocados en la educación hispana. El que tengamos un 75% de mujeres es más difícil de explicar. Porque no tratamos de reclutar más mujeres que hombres; nosotros difundimos el mensaje para el que quiera venir. El carácter femenino del college no lo hemos planeado, se ha dado naturalmente. Quizás sea porque ofrecemos clases no sólo por las mañanas sino también por las noches; y en los tres campus los estudiantes vienen tres o cuatro veces por semana, lo que representa un buen sistema para un estudiante adulto que ya tiene otro tipo de responsabilidades. Y entre los adultos hispanos pareciera que a las mujeres les atrae más la idea de estudiar, y en cambio en los hombres prepondera la búsqueda de un segundo trabajo. Un factor que vale destacar es que tenemos una guardería infantil, que permite que la mujer se despreocupe de sus hijos mientras asiste a sus clases. ¿Cómo es el nivel tanto educativo como social que traen los estudiantes de sus países de origen? Es variado. Nosotros recibimos estudiantes que traen el equivalente a high school o que ya han iniciado alguna carrera universitaria en sus países. También tenemos gente que hizo su high school en los Estados Unidos, y otra que no ha completado todavía su high school. Admitimos a todos de una manera probatoria (alrededor de un año), hasta que pasan

¿A qué se debe que los estudiantes elijan este college en vez de optar por cualquier otro college estatal de Chicago? Número uno, es lo que ya mencionamos antes, lo de la filosofía curricular bilingüe; número dos, es que esta institución esta ubicada en un sector cercano a la población hispana: Pilsen, Humboldt Park, etc. Y tercero, hay un ambiente cultural en el que el staff y los profesores son bilingües, y esto los hace sentirse a gusto. ¿Cuál es el índice de deserción en St. Augustine y cuáles son las razones? Es más o menos como el de otras instituciones similares. Es aceptable en comparación con la que se da en los City Colleges de Chicago. Por año, perdemos alrededor de un 30%, pero después muchos de ellos vuelven; es un patrón que asistan por un semestre o dos y que luego se reintegren, por eso mucha gente se demora para terminar su asociado. Nuestros estudiantes dependen altamente de la ayuda financiera para poder continuar

¿Cómo se da la adaptación de los estudiantes al sistema educativo estadounidense? Somos una institución educativa estadounidense con un sistema estadounidense, pero aún así nuestro ambiente es tan diferente que es difícil saber hasta dónde nos adaptamos nosotros como institución y hasta dónde se adaptan los estudiantes. Es un encuentro. Para la mayoría de los estudiantes, éste es en realidad el primer sistema educativo que conocen, por lo que se adaptan rápidamente a ciertos conceptos que nos distancian del modelo latinoamericano. Aquí todas las carreras tienen cursos generales: aunque uno esté estudiando Administración de Empresas, tiene que estudiar Historia o Psicología. Eso no se da en Latinoamérica; casi en todos los países usan un sistema educativo más parecido al europeo. En los Estados Unidos, la educación se mide en términos de horas-créditos, que es una manera mucho más sencilla y además flexible. ¿Cuáles serían los fantasmas que impiden al estudiante hispano insertarse en la educación de los Estados Unidos? Uno de ellos, quizás el más importante, es el estátus migratorio, ya que para recibir ayuda financiera del Estado es necesario ser ciudadano o residente legal de este país. Hay otros factores. Por ejemplo, hay problemas de tipo laboral o se dan casos en que a los maridos no les gusta que su mujer no esté en casa para que les cocine.

Andrew Sund ha trabajado en St. Augustine College desde hace una década. Actualmente enseña Historia y es coordinador del Departamento de Servicios Estudiantiles.

En el campus de St. Agustine College. Foto: José Guzmán

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Maya Khankhoje

En México no dejamos de celebrar el 12 de octubre, Día de la Raza, con gran regocijo. Festejamos nuestro mestizaje. Nos enorgullecemos de nuestra herencia doblemente rica. Sin embargo, seguimos vilipendiando a La Malinche. La tachamos de traidora. Convertimos su noble título náhuatl de Malintzin en epíteto de desprecio. Para muchos mexicanos, la palabra malinchista sigue siendo sinónimo de vendepatrias. Lo cual es irónico, ya que La Malinche es la madre simbólica de la raza mexicana. Fue ella quien dio a luz a uno de los primeros hijos del pueblo mexicano; me refiero a Don Martín Cortés, hijo del conquistador español y nieto de un cacique de Coatzacoalcos. Es cierto que La Malinche allanó el arduo camino que Hernán Cortés tuviera que recorrer desde el Puerto de la Vera Cruz hasta el corazón de Tenochtitlán. También es cierto que declaró su lealtad incondicional a los españoles, aun después de que éstos la repudiaran. Lo que no es cierto es que haya traicionado a su patria por la sencilla razón de que ella no se podía indentificar con el imperio de Moctezuma. Para ella, como para la mayoría de los pueblos que cayeron bajo el Imperio Azteca, Moctezuma no era el padre bondadoso que velara por el bienestar de sus hijos. Era un temido y cruel dictador teocrático que no titubeaba en bañar el Templo Mayor con la sangre de miles y miles de víctimas humanas. Ante una realidad tan espeluznante, no debe sorprendernos que la dulce y tierna joven haya optado por entregar su lealtad, su corazón y su fe a los españoles; y a éstos, por supuesto, les convenía tratarla bien. Recordemos también las circunstancias tan especiales que llevaron a La Malinche a ocupar el sitio que el destino le deparara en la gestación y el parto de una nueva nación. Para esto, hagamos a un lado al personaje histórico de La Malinche y pensemos en la joven Malinali. El padre de Malinali fue cacique de una población en la provincia de Coatzacoalcos. Como princesa, Malinali recibió una educación esmerada y en su tierna infancia estuvo rodeada de lujo y comodidad. Sin embargo, al morir su padre, su destino cambió radicalmente. Su madre se casó en segundas nupcias y dio a luz a un varón. Para permitir el acceso de este hijo al poder, la madre abandonó a la pequeña Malinali, heredera legítima de su padre, en manos de una tribu xicalanga, que a su vez la traspasó a una tribu tabasca. De princesa, Malinali pasó a ser esclava. Tuvo que aprender el dialecto maya de sus nuevos dueños y su vida se convirtió en una larga serie de faenas duras y llenas de humillaciones. Y para 1519, Malinali, con apenas 15 años de edad, pasó a ser propiedad de los españoles. Tiempo después, Cortés la regaló al capitán Alonso Hernández de Puertocarrero, con instrucciones de obedercerlo al pie de la letra. Es fácil suponer que en una sociedad autócrata y patriarcal, Malinali, en su calidad de mujer y de esclava, estuviera acostumbrada a obedecer, pero ahora le sería más fácil. Al ser bautizada en la fe católica y como hija de cacique, adquirió el título de Doña Marina, con el respeto que ello presupone. Podemos

suponer que al abandonar la fe de los aztecas y al abrazar una religión que predicaba, aunque no siempre practicaba, la hermandad, haya volcado sus sentimientos por el lado español. Los españoles la llamaban Doña Marina mientras que los aztecas la llamaban Malintzin, una variante de Malinali, con el sufijo honorífico de tzin. Malintzin, a su vez, se convirtió en Malinche, en su nueva versión española. Es curioso observar que su propio pueblo la respetaba tanto que extendieron su título honorífico a su compañero Hernán Cortés. La Malinche, gracias a sus conocimientos de náhuatl, de maya y luego de español, pasó a ser la intérprete personal de Cortés. Debido a sus conocimientos de las costumbres locales, la política y la religión, es natural que luego pasara a ser la asesora política y compañera del conquistador. Cuando Cortés consolidó su conquista del Imperio Azteca, optó por abandonar a La Malinche y la casó con el teniente Juan Jaramillo, con quien tuvo una hija: María Jaramillo. La Malinche tenía menos de 25 años cuando falleció. No se sabe si fue la viruela la que acabó con ella o alguna enfermedad contraída en el viaje de Cortés a Honduras. Lo que sí se sabe es que los dos hombres que ella tanto admiró y apoyó, no honraron su memoria. En sus largas cartas al emperador Carlos V, Cortés la menciona un par de veces sin darle mucha importancia. Su viudo, Jaramillo, se casó de nuevo a las pocas semanas del fallecimiento de La Malinche e intentó desheredar a la hija de ambos.

No es necesario compartir la visión histórica de aquellos que pretenden que el yugo español era preferible al yugo azteca para reconocer la nobleza de espíritu de La Malinche. Las crónicas de Don Bernal Díaz del Castillo consignan los esfuerzos diplomáticos de La Malinche por salvar la vida de miles y miles de sus compatriotas. Ello lo lograba valiéndose de la influencia que ejercía sobre Cortés y de sus dotes lingüísticas. Como doncella, era bella y dulce. Como mujer era fuerte y leal. Como hija, no tenía parangón. Pocos años antes de morir, al encontrarse inesperadamente con la madre que la había traicionado y con el medio hermano que le había arrebatado su patrimonio, La Malinche se quitó sus joyas, se las entregó a su madre y abrazándola dijo: “perdonádla, Dios, puesto que no supo lo que hacía”. Las baladas de la época la recuerdan con cariño. Dicen que su espíritu se pasea por las penumbras vespertinas del bosque de Chapultepec. Dicen que vela por sus descendientes en la gran Tenochtitlán. Me pregunto yo: ¿no será ella la llorona que los mexicanos tanto añoramos?

Maya Khankhoje, al igual que el personaje de este relato, es intérprete y también nació en Tenochtitlán.

Esperanza Gama: Malintzin, de la serie “Mujeres de Cuatro Siglos”, 1999

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Ann Folwell Stanford El confinamiento en una prisión es una clase de infierno muy particular: condiciones ingratas, uniformes, ser conocido por un número, y vivir una existencia sumamente reglamentada según los designios de quienes supervisan la actividad diaria —guardias, funcionarios y directores de prisión. El trauma que provoca el encarcelamiento se intensifica en el caso de hispanohablantes presos en un entorno donde se habla primordialmente inglés, o que cumplen una larga sentencia a miles de kilómetros de familiares y amigos. En la actualidad, Estados Unidos encarcela a un mayor número de individuos per cápita que cualquier otro país del mundo. En el año 2000, el número de adultos entre rejas, en libertad condicional o en libertad vigilada alcanzaba 6.57 millones —uno de cada 32 estadounidenses, según datos del Departamento de Justicia. Sólo en 1998, el costo al contribuyente en concepto de prisiones se acercó a los $9 mil millones. (En varios estados, el presupuesto asignado a las prisiones supera el de educación.) Hasta un 70% de este crecimiento corresponde al encarcelamiento de personas de color. Un dato especialmente preocupante es que por lo menos la mitad de la población reclusa cumple condenas por actos no violentos que con frecuencia constituyen delitos menores. La “guerra al crimen” se ha convertido, en realidad, en una guerra contra los sectores de la población desfavorecidos a nivel económico y educativo. “A todos los niveles del sistema penal, los blancos reciben sentencias desproporcionadamente leves mientras que son mucho mayores las probabilidades de que una persona de color sea detenida, procesada y encarcelada”, declara Barry Holman, director de política pública del Centro Nacional sobre Instituciones y Alternativas (NCIA, por sus siglas en inglés). El ingreso a prisión por delitos de droga se incrementó en un inconcebible 1,040% entre 1986 y 1996. Cabe tener presente que, si bien la tasa de encarcelamiento de afroamericanos es nueve veces superior a la de los blancos y la de los latinos es 4 veces mayor, las tasas de consumo de drogas son prácticamente iguales entre los tres grupos. Hasta hace poco, en muchas prisiones estatales y federales se clasificaba a los latinos como blancos, disimulándose la verdadera amplitud de la disparidad racial. “Clasificar a los hispanos/latinos como blancos oculta la elevada incidencia de encarcelamiento de gente de color”, apunta Holman. Por ejemplo, en Illinois la población reclusa se incrementó en 22,154 entre 1985 y 1997. El porcentaje de aumento fue de 82.2% para personas de color frente a sólo 17.8% para blancos de origen no hispano. “Lo que se ha dado en llamar, de manera bastante aséptica, 'disparidad racial' es en realidad una brecha desmedida entre blancos y no blancos que supera con creces la proporción de minorías en la población o en la comisión de delitos”, asevera Holman. Juanita Díaz-Cotto destaca algunos de los obstáculos a la obtención de estadísticas exactas sobre el encarcelamiento de mujeres y hombres latinos. Si los datos se compilan según la composición racial/étnica, es posible que no se divulguen A los latinos con frecuencia se les clasifica como negros, blancos u otro, según su color de tez A todos los latinos se les clasifica en ocasiones como “puertorriqueños” Cuando el criterio empleado es el idioma y la autoidentificación, surgen problemas debido a que muchos latinos, especialmente en Estados Unidos, no hablan español o podrían ocultar su identidad por temor a ser deportados o porque se avergüenzan de ser latinos.

La tasa de mujeres encarceladas se ha triplicado en los últimos 10 años, y la mayoría de las condenas corresponden a delitos no violentos. Por lo menos dos tercios de las mujeres recluidas tienen hijos menores de 18 años, y muchas de ellas son madres solteras. Su encarcelamiento perjudica extremadamente a los hijos, a quienes se coloca en hogares de crianza si ningún otro familiar se ofrece a acogerles. Las repercusiones emocionales de esta situación sobre madres e hijos se intensifican debido a que las leyes federales limitan el plazo de permanencia de niños en hogares de crianza antes de que se supriman los derechos paternos, aumentándose la probabilidad de que las mujeres que cumplen largas condenas puedan perder a sus hijos. Por otra parte, entre las mujeres recluidas se dan tasas elevadas de toxicomanía y porcentajes desmedidos de abuso físico y sexual. Más de la mitad (57%) han sufrido algún tipo de abuso, siendo el 47% de estos casos abuso físico y el 39% abuso sexual (muchas de ellas han sobrevivido a ambos tipos). Aun ante tales estadísticas, cualquier idea de rehabilitación (y ayuda genuina) que pueda haber existido en el complejo industrial de prisiones ha sido reemplazada en la mayoría de las instituciones por una flagrante ideología del castigo. Las mujeres latinas sufren de especial invisibilidad dentro del sistema, ya que la mayoría de recuentos de población no desglosan las categorías étnicas/raciales en función del sexo (incluso el informe de NCIA no tiene en cuenta el factor sexo). “Básicamente”, comenta Díaz-Cotto, “se continúa ignorando la situación que padecen”. Las latinas que no hablan inglés corren un mayor

riesgo de sufrir prácticas discriminatorias por parte de guardias y otros funcionarios de la prisión —e incluso de sus compañeras de celda o de galería. Díaz-Cotto agrega que las mujeres presas, cualquiera que sea su origen étnico, comparten el hecho de que muchos ven en sus acciones “el resultado de su incapacidad de adaptarse a los papeles que les asigna su sociedad, en tanto que esposas sumisas, madres e hijas”. Es así como buena parte de los argumentos sobre “rehabilitación”, de existir, se centran en dichos papeles, y los programas tienden a poner énfasis en las destrezas tradicionales: lavar la ropa, cocinar y cuidar a los niños. Una de las maneras en que las mujeres recluidas pueden empezar a replantear y reconsiderar los argumentos establecidos es mediante la escritura. Los poemas publicados junto a este artículo representan el trabajo de una mujer latina que tomó parte en los talleres de escritura creativa “Windows to Freedom” (Ventanas a la Libertad) en la cárcel del Condado de Cook. En estos talleres suelen participar diez mujeres en un lapso de cuatro a seis semanas, y en ellos se recurre a varios ejercicios creativos y a la poesía para estimular el proceso de escritura. Tanto los facilitadores del taller como los visitantes, así como las mujeres recluidas en “el Condado”, escriben y leen sus textos reunidos alrededor de una mesa en la pequeña biblioteca ubicada en la planta baja de la División de Mujeres 4. Michelle López tomó parte en estos talleres. En la actualidad Michelle se encuentra presa en Lincoln, Illinois. Su familia vive en California y no les es posible visitarla. La experiencia del encarcelamiento se convierte en una lucha diaria por conservar la identidad propia y sobrevivir dentro de un sistema alienante. De estos textos se desprenden tremenda valentía, nostalgia por el hogar y la familia, y el anhelo de vivir libre y a salvo. La escritora ahonda en sus recorridos vitales e intenta reescribir los mensajes derrotistas al respecto, con frecuencia elaborados por una sociedad implacable y, en muchos casos, ignorante. En lo que respecta al encarcelamiento, he aquí algo que Michelle y otros escritores recluidos nos enseñan a quienes estamos fuera: la experiencia altera, incluso fragmenta, de manera radical la narrativa continua de la vida propia. Frente a la deshumanización, la escritura se convierte en un acto de resistencia y en una poderosa herramienta para reconstruir la historia personal, para encontrarle sentido a una experiencia que con frecuencia no lo tiene y para establecer solidaridad mediante el acto de compartir con otros esas historias. A quienes nos encontramos al otro lado del alambrado de púas Michelle tiene mucho que enseñarnos sobre humanidad, sobre nosotros mismos, nuestra ignorancia y tal vez sobre la creación de un mundo más justo y compasivo. Traducción: Susana Galilea

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Michelle López participó en los talleres de escritura creativa en la cárcel del Condado de Cook. Los poemas siguientes son un botón de muestra.

Mujeres en prisión He aquí apenas una muestra de las muchas estadísticas existentes: Jóvenes: 75% tienen edades comprendidas entre los 25 y los 34 años.

Michelle López

Bajos ingresos: 50% vivían por debajo del umbral de pobreza y estaban desempleadas en el momento de la detención. Mujeres de color: La probabilidad de que una mujer afroamericana sea condenada a prisión es 8 veces mayor que para una estadounidense de descendencia europea. En California, el estado con la mayor población de reclusas, el 46% son afroamericanas y el 30% son hispanas.

The Lady Behind the Mask

Madres: 78% tienen hijos a su cargo. Delitos no violentos: 75% fueron condenadas por delitos no violentos.

Behind this mask there is a pretty li'l lady. I will not, I can not tell a lie. But behind another mask there is an undercover lover, hoping. Behind the main mask is a mother of four, which she will do anything for. Living a single mother, a mother of four would sometimes be poor. With the mask I can put up with a daily task. Wishful thinking to forget about my past. Living it like a movie cast, between drinking and smoking. Who was playing the part? Now I feel it's time for me to depart. I wear my mask through thick and thin. Praying to make it to the end. And without my mask I won't be able to live up to my daily task.

Víctimas de adicciones: 90% tienen antecedentes de drogadicción y/o alcoholismo. El importante aumento en la tasa de mujeres encarceladas se debe principalmente a la “guerra contra las drogas”. Si bien el número de reclusas con antecedentes de drogadicción está en aumento, el porcentaje de reclusas bajo tratamiento disminuyó de 40% en 1991 a 18% en 1997. Enfermedad mental: Debido a la escasez de servicios de salud mental en la comunidad, el encarcelamiento masivo de mujeres drogadictas y las estresantes condiciones de la reclusión pueden incluir abuso sexual por parte de los guardias.

Con frecuencia las mujeres recluidas en prisiones de EE.UU. se ven sometidas a castigos mucho más severos que la condena impuesta por el Estado. A manos de los funcionarios penitenciarios, se enfrentan al abuso sexual generalizado, que va desde los cacheos corporales no autorizados hasta la violación.

En trece estados no existe protección legal alguna para las mujeres frente a agresiones y abuso sexual. Los siguientes estados carecen de dichas leyes: Alabama, Kentucky, Minnessota, Oregón, Utah, Vermont, Wisconsin. Los siguientes estados han promulgado leyes desde el 4 de marzo de 1999: Massachusetts, Montana, Nebraska, Virginia, Washington, Virginia Occidental. (Amnistía Internacional)

La tasa de encarcelamiento de mujeres hispanas es casi cuatro veces superior a la de las estadounidenses de descendencia europea. (National Law Journal, 2 de noviembre de 1998)

A raíz de una encuesta a integrantes de jurado en EE.UU. acerca de los factores con mayor probabilidad de predisponerles contra un acusado, la orientación sexual aparente encabezó la lista de características personales que pueden crear una predisposición contra el acusado, con una probabilidad tres veces mayor que el factor racial. (National Law Journal, 2 de noviembre de 1998)

Durante la última década, la población de reclusas ha crecido un 202% y la de reclusos un 112%.1 Hay 17 veces más hombres que mujeres en prisión.3 73% de las mujeres presas son menores de 30 años.2 66% de las mujeres presas estaban desempleadas antes de su encarcelamiento.2

Looking Into a Photograph

92% de las mujeres presas tenían ingresos anuales inferiores a $10,000.2 58% de las mujeres presas no han completado la educación secundaria.2 54% de las mujeres presas son mujeres de color.2

Looking into a photograph, I see a little girl with spirals sandy blonde hair as she paused by a pond with her hands on her hip picking her curls.

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“An Unequal Justice”, The New York Times, 10 de julio de 1992 Coalición Nacional para la Reforma Penitenciaria, Washington D.C. “Women: The Road Ahead”, edición especial de Time, otoño de 1990


En esta ent reg

r a de desho

a s p r es

a Rosa Julia Bird, poeta pue rtorriqueña entamos

son hech os de luces y us poemas de sombras, de una búsqueda ratas. S desde los d r e e d e ías de F que expresa con agudeza mordaz una exis que se manifiesta en tencia oscura y dolida. conciso o s la preferenc r e v n ia por u e se esconde en el misterio de la metáf Cuando la aventura vital es abra qu ora será capaz de darle razón incierta, oscura, sólo la pal de estiérc ol.”, rezan do s de sus versos más m orables. un abrigo y sentido a la voz q em ./Llevo ue la expre o c s a e c sa: “Ha

que conocemos

z Barilari, escritor uruguayo residido en Chicag o, odrígue tambi én a Elbio R a n r o e t , e j e v f e de redacción d eriodista que además el semanario La Raza. de ser narra itor y p dor es compos to que a borda el tem relato inédi a de los conflictos d En esta ocasión e identidad fumo”, publicamos “Y eso que no distintas. Narrado en forma epistolar, “Y eso qu por los que atraviesa e no fumo” puede, lturales u una pareja d c s a i c e heren ad, una narr ación que utiliza en realid el humor para ilustrar al principio, parecernos s ástico, pero es, a rc e necer libre d influencias culturales. e perma la imposibilidad d

Presentam os


Rosa Julia Bird

Exorcismo Escribirlo ahora para mañana no ir en busca de rimas ni de espacio ni de aceitunas verdes para tu amarillo ni de alacranes mansos para mis pecados ni de charcos ni de nubes para lloverme, gota a lodo, a tu lado.

Diana Solís: El contorsionista, técnica mixta sobre papel, 2003

Crucigrama Últimamente no encuentro novedades que contarte. Los peces cantan tantos pájaros ahogados volando en un estanque ennegrecido. El agua los obliga a ser humanos. De más está decirlo, el espacio es sólo espacio con la muerte. Desde que te fuiste ¿será que yo he partido? contra el viento las palomas se violentan. En medio de tantas maldiciones aleteos dejar la fauna abierta es una jaula. En este crucigrama sin letra inicial, sin fe, ni indicio, contra todo lo que empieza y a favor de un final inmerecido me ausento vertical y es a lo largo que las palabras empiezan a tener sentido.

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Nuevo testamento ¿Eres tú quien viene ahora a convencerme de la eficacia de los dioses? Me he clavado demasiadas veces sin nadie a mi izquierda sin nadie a mi derecha con una piedra encima de mí ycuandomefaltóelaliento inventé resucitar para no morirme.

Diana Solís: Paranoia del sombrero, técnica mixta sobre papel, 2003

Insomnio Por fin te pude escribir al margen de la tos, somos yo y mi cigarro. Te fuiste asfixiado de humo, de fugas blancas entre mis dedos galápagos. Este silencio de vacas, de manchas largas y negras, de no escuchar y bailarlo. En el blando crujir de las anémonas te estoy escribiendo y olvidando.

Nocturno La noche es noche aunque no lo quieras. Aunque así la quieras la noche no es manto, ni amiga, ni viuda, ni capa de seda. La noche es noche y no hay quien la quiera. Es noche en el cielo, es noche en las letras. La noche, la noche, la noche es la negra.

Rosa Julia Bird nació en Puero Rico. Es profesora del Departamento de español de la Universidad de Oklahoma en Norman. Su último poemario es Metáfora de algo tan claro.

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Diana Solís: Blue Boy’s LIttle Adventure, técnica mixta sobre papel, 2003

Delia Negro “El color es, en primer lugar, cualidad. En segundo lugar es peso, pues tiene no sólo un valor tonal, sino también un grado de claridad. En tercer lugar, es medida, pues además de los valores citados tiene sus límites, su volumen, su extensión, su mensurabilidad. ....La línea es sólo medida” Paul Klee

Espirales, remolinos, escaleras... otorgan un movimiento ascendente y permanente a la expresión plástica de Diana Solís. Con una síntesis lineal que nos recuerda a las composiciones de Paul Klee, la artista insiste en la línea curva más que en la recta y ese trazo se desplaza por el papel buscando formas y formas, en la profundidad del sentimiento. Figuras antropomórficas, mitológicas, fantásticas y caprichosas se suceden en la superficie de la composición, como elementos figurativos que sugieren el tema y que destacan ese fondo de color de energía visceral del inconsciente. Lo obvio y lo sugerido se presentan en esa dinámica de la línea curva y así se obtiene el movimiento que la artista observa en la constante transformación y cambio del diario vivir. El papel es su soporte preferido y como consecuencia, presta especial atención al cuidado del mismo. Lo transforma, lo modifica, lo humedece y consigue así la base ideal para su producción creativa. Pero no solamente el papel sufre esta transformación. Los colores también son sometidos a un proceso reductivo y de cambio, por medio de ácidos naturales que los acercan a texturas antiguas, orgánicas, vinculadas con la tierra y con lo puramente artesanal.


Diana Solís: No todos se van al cielo, acrílico sobre papel, 2004

De la misma manera, los pigmentos naturales también intervienen en forma decisiva en la plástica de Solís. En esa búsqueda de acercamiento a lo antiguo y a lo telúrico, a los productos naturales de su tierra, la artista utiliza la cochinilla, parásito propio del nopal, del cual extrae ese color particular que autentica su obra y la ubica en un tiempo y en una región milenaria. Su interés por la fotografía la ha llevado a explorar los aspectos químicos de la composición pictórica y le ha abierto el paso hacia una originalidad creativa, no común en este mundo industrializado y prefabricado. Solís dice no al producto en serie y rinde culto a lo artesanal, a lo hecho por sus manos, a la participación del ser humano en todo el proceso. Por este camino de exploración de lo propio, Solís integra la artesanía ancestral al proceso creativo y vincula la composición abstracta propia de nuestro tiempo, con el arte milenario de una cultura desconocida, de un continente ignorado. Las superficies de diferentes capas y texturas contribuyen a la dinámica propia de la composición, insinuando y revelando temas de la actividad diaria y del inconsciente colectivo e individual. La transparencia que estas capas y texturas alcanzan nos permiten visualizar más allá de la superficie y penetrar en el lenguaje pictórico, ayudándonos a develar así el contenido de la abstracción. El arte no reproduce lo visible, sino que hace visible lo invisible. El trabajo de Diana Solís habla de las transformaciones de la sociedad, del constante cambio, de la dinámica arrasadora del espíritu, de lo síquico que se vuelca en el ambiente. Su plástica es un llamado a la reflexión de la conciencia colectiva. La artista observa desde su ventana la conducta de los seres humanos y parece ejercer así la función de compromiso social propia del sentimiento de cada hispanoamericano. Desde el lugar privilegiado que la vida le otorga, pinta, habla, canta, reivindicando el lugar que el hombre debe ocupar en la sociedad contemporánea. Paul Klee exclamaba: “¡Qué no tiene que ser el artista! , poeta, hombre de ciencia, filósofo y mucho más....”. Solís parece que continuara la frase diciendo ....observador, vigía, centinela y pregonador.

Delia Negro es profesora de español en el Instituto Cervantes.

Diana Solís: He talks, She Listens, técnica mixta sobre papel, 2003


Elbio Rodríguez Barilari

Querida Ana, Dear Ann: A ti no te gustó 21 Grams. You didn’t like 21 Grams, y yo no sé ni en qué idioma decirte que es el motivo que faltaba para dejar de vernos. Pero emplearé el español. Los dos sabemos que estás orgullosa de tu español, aunque te quejes, con un poco de coquetería, de lo mal que lo hablas. Es cierto que todavía intercalas pololo en lugar de novio, o me preguntas si algo me tinca, gracias a un folclórico intercambio estudiantil en Chile, o que tus eses y zetas sibilan un poco españoladas, debido a unas parece que muy memorables vacaciones en Andalucía y Madrid, cuya nostalgia mortal mitigas con tapas en el Ibérico y clases en el Cervantes. Pero la lengua sería lo de menos, mira tú. Lo de más es que una película sobre paternidad, maternidad, el corazón (los dos: el simbólico y el mero órgano cordial), en fin, la vida y la muerte, como para dejarme al borde del transplante, para ti haya sido tan aburrida que tuviste que sacarme del cine antes de la media hora. No alcanzó con que un director mexicano, unos actores americanos y hasta un músico argentino se hayan arrancado las entrañas: te pareció aburrida. Sí, “americanos” no es la denominación acertada, pero la audiencia ríe embarazosa y hasta tú te sonrojas cuando alguna vez los he llamado “United-statians”, te parece una provocación innecesaria. No alcanzó, Ann, con que Alejandro González Iñárritu, que tiene demasiados nombres, como tantos de nosotros, coincido, haya hecho que estos actores gringos se buscaran el alma en cada escena, en cada cuadro, Ann, como ya casi nunca ocurre en Hollywood, Ann. Tener a Sean Penn es como tocar el cielo con las manos, Ann, para cualquier muchacho, cualquier escuincle, latinoamericano y cinéfilo, Ann. Y mira la diferencia: mientras tanto, el Tarantino le rinde innecesarios homenajes a las películas de karate y kung-fu, que por mí se podrían pudrir en el mismo infierno que La Novicia Rebelde (ustedes le llaman Sound of Music). El Quentin, por quien todavía me quedaba cierta debilidad, ahora ofrece pleitesía a Bruce Lee y al resto de esos individuos sudorosos, pateadores e inexpresivos, y para colmo, lo hace mediante heroína rubia y sangrienta rompiendo las cabezas y los culos de otras razas (para estar a tono con los tiempos, supongo) Y mientras tanto, te digo, Ann, ese mexicano quiebra la secuencia narrativa, se arropa de “nouvelle vague” y —sobre todo— se toma la libertad de conmovernos sin atenuantes ni anestesia. No, no espero que comulgues en el altar de Resnais, Godard y Truffaut. Tampoco que tengas noticia de mis queridos italianos, como Vittorio De

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Sicca, Rossellini, Antonioni, Bolognini. Quizás te suene Visconti, porque un día rentamos Muerte en Venecia -muy larga, dijiste-, o Fellini, porque en la Escuela del Art Institute les mostraron La dolce vita al menos, supongo, quiero creer. Pero estoy curado de espanto. A mis alumnos de la universidad tuve que contarles Woodstock y tú te enteraste por mí acerca de Cochise y de Jerónimo. De Sitting Bull sabías de segunda mano, gracias a un par de películas clase B sobre la muerte blonda del General Custer. Pero descarto desde ya cualquier malentendido, agravio o reivindicación étnico-cultural. Al menos de mi parte. Te juro que el promocionado orgullo latino queda más que sofocado, colapsado, cada vez que miro Univisión o Telemundo. No necesitas sonreír: bien sabes que ni el superfluo Don Francisco ni la ínfima Laura en América me dejan conforme, aunque los hayas utilizado con sarcasmo, ocasional pero creciente, en nuestras disputas. Sería poco leal retribuirte con Jerry Springer y Howard Stern, especialmente ahora que el segundo de esos cerdos se ve beneficiado por la persecución de los Tartufos. Ni siquiera te recordaré que George W. es tu presidente. No lo mereces, no es tu culpa, gringuita políticamente correcta y adicta al Whole Foods aunque tus ingresos no te lo permitan. En realidad, tu remordimiento ante la evidencia de que tu país ha caído en manos de una pandilla malévola de locos ideológicos es una de las cosas que más me enterneció de ti. Quizás recuerdes cuánto tuve que consolarte aquella tardecita en el Starbucks de Andersonville, cuando tu furia y tu vergüenza ante las torturas en Irak derramaron sobre aquellos pantalones blancos de tejido orgánico que llevabas un tall-soy-late (u otro brebaje anodino) que igual ya estaba completamente enfriado, intomable. No pude dejar de decirte que te hacía falta un poco de cinismo. Te enojaste. Suena parecido a cinnamon, pero no se encuentra ni en el mencionado Whole Foods, donde pagas un poco más para absolverte de culpa por la vía macrobiótica. El cinismo al que me refería es un aprendizaje caro, Ann. Y sirve para sobrevivir, es como una muleta, crutches, you know, sí, en español hay palabras que siempre te sonaron graciosas, como “muletas”, tan cercana a mula, mule. O letrina, que te resulta un término precioso, biensonante, como para designar un tipo de letra pequeño y particularmente elegante, me dijiste. Un poco de ese cinismo sería aconsejable para que no te tomaras


a la soldada de las fotos bochornosas como una novedad y una afrenta al orden del mundo. ¿De qué mundo? En el mundo real, soldados como ella han estado haciendo lo que ella, de Vietnam a Afganistán, de Argentina a Kosovo, y de El Salvador a Chechenia. Soldados de EE.UU. y rusos, guatemaltecos y argentinos, chinos y salvadoreños, peruanos e indonesios, portugueses y chilenos. Enterarse y vivir con ello, te dije, es una forma de la sabiduría, te dije. Pero tú estabas paralizada, aterrorizada, escandalizada, atónita, con esa amnesia histórica y esa rapidez para el adjetivo (astonisihing! y amazing! y gorgeus! y lovely! y cute!) que te viene de haber nacido en un país en el cual un sofá de patas cónicas estilo “Eisenhower” o unos lentes obscuros como los de Jackeline Kennedy pasan como “antiques” en las tiendas de la Broadway o la Belmont. Te preguntas: 21 Grams ya ni siquiera es una película nueva, cómo es que ahora, después de tanto, te salgo con esto. Si tú no me hubieras hecho escapar corriendo del Landmark aquélla tarde, cuando 21 Grams todavía estaba fresquita en las carteleras, entonces yo no tendría que haber esperado para verla en el VCR un domingo de hastío. Sí, VCR, qué antigüedad, hace tiempo que debería haber tenido la energía de ir al Target y meter un DVD en la Mastercard, lo reconozco. Entonces qué quieres que haga. No es lo mismo que cuando me aparecí en tu porche trasero con un pit bull que me arrastraba de la cadena y nos peleamos sin delay. Cómo te enojaste cuando te dije que estabas haciendo discriminación racial contra el pobre pit bull por ser pit bull. Racial profiling canino, te dije imprudente. Debí barruntar que ante una gringuita políticamente correcta no hay que jugar con esas cosas, pero tampoco era para tanto, aunque también hayamos tenido que salir huyendo de Amores perros. Hasta te pareció mal que al cachorro lo llamara General Ignacio Zaragoza, porque me lo encontré el 5 de Mayo perdido cerca de la Cermak y la California. Si tú ni siquiera sabes bien dónde quedan la Cermak y la California, para ti lo mismo podrían cruzarse todavía un poco más al sur de Chicago. En El Paso, Texas, por ejemplo. Y Nacho ha terminado por ser el más gentil de los cánidos. Además tú sí sabes que en América Latina tenemos un superhéroe tercermundista, Condorito, que es un “roto” chileno, un pobre. Y el perro de Condorito se llama Washington, nada menos. Condorito está en las antípodas de Mickey Mouse, ese reprobable roedor miembro de la CIA y amigo de la autoridad. Me miraste raro la primera vez que te hablé mal de Mickey, un sujeto que parece estar fuera de toda sospecha hasta para la audiencia de NPR. Más raro me miraste cuando te pregunté si no te llamaba la atención que en el mundo de Disney nadie es hijo de nadie, y nadie está casado. Mickey y Donald tienen sobrinos y tíos, pero no hijos, te hice notar. El pato vociferante y disfónico hasta posee abuela, Donalda, la de la granja, pero sus padres han quedado perdidos en la bruma del misterio, como en novela de Televisa. Tanto el pato como el ratón sobrellevan novias perennes, de boda, ni se habla. Lástima que a Freud no lo tengan congelado como a Disney; el prócer del psicoanálisis se haría un picnic recostando a Walt en su diván. Nunca le perdonaré a Disney haberme estropeado por completo cualquier audición de la Sinfonía Pastoral de Beethoven con sus procesiones de centauros fresas, te dije un día que en el cable pasaban Fantasía. Antes estas ocurrencias mías te divertían. Es que los latinos somos pintorescos. Algo así como un mariachi bailando salsa. Y graciosos. Y very sexy. ¿Te has fijado que para ustedes el samba brasileño es very sexy? ¿Y el flamenco? Very sexy. ¿Y el tango? Wow, very sexy.

Diana Solís: Monolith, técnica mixta sobre papel, 2002

¿La música árabe? Very sexy and exotic. ¿La canción francesa? Ah, Paris, merlou or cabernei, filei mignon and voulez vouz coucher avec mois, very sexy. Me ha costado muchísimo que dejaras de verme como un latin lover, por el lado bueno, y por el lado malo. Por el lado malo, suenan las alarmas, los latinos siempre les mentimos a las mujeres, “cásate conmigo, mamita” a los 5 minutos de conocerlas y otras fantasías tropicales. Por el lado bueno, wow, a Latino boyfriend? Very sexy! Detrás de todo estereotipo se esconde un “algo” de verdad, Ann, pero es bueno saber que a veces puedes ser políticamente incorrecta. Me reí mucho aquél día en que veníamos manejando por el norte de la ciudad y me preguntaste qué tipo de clínica sería una llamada “Latino Treatment”, descubierta al pasar. Te dije que no podía mirar; suelo ser un conductor irritantemente prudente, hasta para ti. —Ya sé lo qué es —dijiste con picardía.

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morosos del Tai Chi, Ann, nuestro comienzo se vio diferido. A mí la que me llenaba el ojo, seamos sinceros, era tu amiga Kathy, y tú te habías llegado a interesar en cierto Visiting Professor de barba acaramelada, chaqueta de tejido rústico y pantalones de pana. De ti, visualmente no me convencía el que insistieras en usar tops muy cortos con pantalones de tiro tan bajo, tan al sur, siendo -como eres- más bien anchita de cintura. De mí, no sé, nunca me has dicho por qué preferías al Visiting. Mostraste estupor al saber que la excusa de Kathy para no prolongar nuestro dating fue, textualmente: “I need to stay focused in my classes”. De nada sirvió que yo le recordara a Kathy que nos divertíamos tanto y que en el resto del mundo la gente trabaja, estudia, tiene novio o novia, y hasta se casa y hace hijos, no necesariamente en ese orden pero todo al mismo tiempo. Te lo conté a modo de catarsis y en el marco de nuestra amistad. Tu protesta sincera y un poco demasiado elocuente ante el gringuísimo lugar común de tu amiga, fue lo que nos abrió la puerta, Ann… Ella ya te lo había contado, estoy seguro, pero quién se fija en esas cosas. Son detalles, son minucias, cuando las distancias se están acortando, acortando, acortando, como entre el iceberg y el Titanic. Hay que ser justos. Tú no has cambiado. Me diste aviso de tu adhesión a hábitos estrictos, como levantarte, comer, regresar a casa e irte a dormir tempranamente. Es a mí que ese ritmo perentorio me ha ido pareciendo de manera paulatina: a) sano y admirable, b) tendencia natural, c) preferencia comprensible, d) característica tolerable, e) particularidad que había que aceptar, f) inconveniente menor, … m) mal necesario, … p) pura rigidez, … x) manía, y) pura manía, z) manía insoportable. Las cosas de la vida, Ann, el amor, principalmente, son como la física cuántica: cuanto más sabes, menos sabes; cuanto más quieres controlar un parámetro, como dónde se encuentran en un momento dado los dichosos electrones que participan en la coreografía del átomo, menos sabes acerca de la velocidad a que se desplazan, por ejemplo. Diana Solís: Luchador con mascotas, acrílico sobre papel, 2004 A una determinista como tú, este Principio de Incertidumbre, la mata. Será muy caro para mí y para Werner Heisenberg que lo descubrió, pero a ti te liquida… —Latino treatment… llegas, te sientas, te hacen esperar durante dos No estás sola: a Einstein tampoco le gustaba demasiado. horas… ¡y luego te vas! ¡Latino treatment! Me declaro culpable: el caos me calma en cierto modo, me reasegura de Otras veces, eres capaz de tenerme veinte minutos conversando con esa que el McWorld, el mundo McDonalds, no es posible o que implodirá como Sra. Logan del sombrero como pantalla de lámpara Art Decó que nos espeta la URSS, víctima de sus propias certezas. A ti, Ann, aunque no hayas vuelto morosas versiones de las más mínimas tragedias de su vida casi cada vez a pisar un McDonalds desde que saliste del high school y tanto Burguer que entramos o salimos de tu edificio, Ann. Y si te comento, como catarsis, King como White Castle te motiven un gesto que lo dice todo, para no hablar tras la letanía sobre várices u hormigas en la cocina, que la tal Sra. es un de Dunkin Donuts o Kentucky Fried Chicken, mi amor a lo casual te zamazote de Dios a la manera de Atila, me observas censora, como si yo fuera bulle en el pánico ¿verdad? Donald Rumsfeld, o algo peor. Tal vez John Ashcroft. Y eso que ni siquiera fumo. No habría manera de pintarte cómo eran Debo reconocer que la primera vez que irrumpiste en mi casa en atuendo las cosas por 1967, cuando en el Paraninfo de la Universidad fundamos la de nórdica exótica, con la capelina, el vestido de flores minúsculas a lo Sarah Coordinadora de Estudiantes de Secundaria, la dichosa CES y yo ni siquiera Kay, los zuecos especiales (de plástico) y los guantes ad hoc dispuesta a asispodía distinguir el acné en los rostros de los miembros del primer Comité tirme en una de mis escaramuzas con el jardín, me hiciste acordar a Elvira Ejecutivo, gracias al humo, omnipresente, tabacal y lechoso, casi sólido. Madigan, embobado. Como tampoco sabías quién era ella, fue una buena Bueno, como sea Ann, espero que entiendas que todo esto no es acerca excusa para ir al Facets, rentar la peli y repasar contigo esa hiper-romántica de ti, y ni siquiera de 21 Grams o del peso específico del alma, que según yo historia de amores contrariados y letales bajo las brisas de Mozart y Vivaldi. es otra superstición. Es acerca de mí, y espero que no lo tomes como algo Pero el tiempo es cruel. Al cabo de un tiempito fui preguntándome por personal. qué tienes que disfrazarte de Heidi cada vez que vas a amputar al pobre No tomar como personales ni siquiera las cosas más personales es algo que rosal. he aprendido de ti, de ustedes, y que agradezco infinitamente a este país. Admito que no es del todo justo achacarte la totalidad de los estereotipos de tu especie. Ni siquiera inquiriste a qué iglesia iba, ni me coaccionaste —como hizo Kathy, tan suculenta como luterana— para que pusiera mis domingos al servicio de tus creencias, más bien leves, debo decir, y menguadas por un budismo light, muy Lake View. Como cuando tuve la ocasión no quise acompañarte en los ademanes

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Elbio Rodríguez Barilari. Narrador uruguayo. Fundador de la revista Arena Cultural. Ha publicado los libros de cuentos: Posibles versiones, Fuera de la nada, Alarmas y excursiones y La Mitad del infinito.


Los campos de la muerte en

Ciudad Juárez

Resultados de un estudio federal declaran incompetencia y corrupción. Mientras tanto los asesinatos continúan. Kari Lydersen

En la colina adyacente a la colonia Anapra en Ciudad Juárez, la arena del desierto se acumula en las bases de ocho cruces de madera pintadas de rosa y adornadas con rosas de plástico. Se encuentran detrás de una cerca hecha de resortes de colchones viejos, como centinelas a la vigilia del creciente número de casuchas construidas con papel impermeable, embalajes viejos y cajas de plástico desechadas por las maquiladoras en donde trabaja la mayoría de los habitantes de Anapra. A lo largo del polvoriento y accidentado camino de tierra que hace curva frente a las cruces, transitan coloridos autobuses (autobuses escolares viejos de los Estados Unidos) que pasan diariamente a las cinco de la mañana a recoger a los obreros que trabajan el turno matutino en las maquiladoras y luego a las dos de la tarde a recoger a los obreros del turno vespertino. Un chiste local dice que quien quiera llegar a Ciudad Juárez sólo tiene que seguir las cruces. Estas ocho cruces rosadas conmemoran a las mujeres cuyos cuerpos, violados, mutilados y lacerados, han sido hallados en los últimos años en fosas a flor de tierra en la cima del cerro polvoriento. Y no han sido los únicos. Desde 1993, más de 350 mujeres, la mayoría jóvenes obreras de las maquiladoras, han sido asesinadas en Ciudad Juárez y cientos más han desaparecido. Noventa y cuatro de esos asesinatos son considerados obra de un “asesino en serie” o de asesinos no identificados, según el gobierno estatal. Más de 100 de los asesinatos han sido clasificados como actos de violencia doméstica perpetrados por el novio o el esposo de las víctimas. Todos estos casos son parte de un mismo fenómeno: una ola de brutalidad y de odio en contra de las mujeres en Ciudad Juárez a lo largo de toda una década, caracterizada por una perversidad extrema y por la incapacidad de los gobiernos municipal, estatal y federal para tomar medidas significativas, poner fin a los asesinatos, aprehender y juzgar a los asesinos. En junio, el gobierno federal mexicano dio a conocer los resultados del análisis de las investigaciones que realizaron durante seis meses. El reporte confirma lo que la mayoría de los residentes ya sabía: que la actitud de las autoridades municipales y estatales

con respecto a las muertes se caracteriza por la ineptitud, la corrupción, el encubrimiento e investigaciones incompetentes. También afirma que las familias de las víctimas no han sido indemnizadas adecuadamente por el estado y pide que se establezca un fondo para que esto se haga sin mayor problema. El reporte atribuye las muertes y la ineficacia de las autoridades para evitarlas así como para capturar a los asesinos al caótico ambiente de una ciudad que ha tenido siete presidentes municipales en los últimos 10 años, en donde también es sabido que los miembros de la policía y del gobierno participan en la prostitución y el tráfico de drogas, armas y personas. “Aunque es verdad que se ha detenido y condenado a los responsables de algunos de los crímenes, la percepción que la opinión publica aún mantiene es que la mayor parte de los homicidios están impunes, que ninguno de los responsables está en prisión, que algunos de los casos fueron fabricados y que los actos de agresión contra las mujeres siguen gozando de una impunidad descarada”, dice el reporte. Esto es del dominio público en Ciudad Juárez, donde se cree que la policía misma y los oficiales del gobierno son los responsables de muchas de las muertes. “Es la misma policía quien lo hace, por eso se niegan a investigar”, dijo un hombre de 25 años, que trabaja en la cafetería de la maquiladora Lear, al terminar su turno a principios de marzo de 2003. Eso es lo que todos piensan. Se dice que hay gente que recibe dinero por traerles mujeres, 500 pesos (aproximadamente 50 dólares) por cada una. El feminicidio en Ciudad Juárez ha generado un mayor interés a nivel internacional en los últimos años. Ha habido marchas en Ciudad Juárez, El Paso, la Ciudad de México y Washington, D.C. y ha recibido cobertura de la prensa internacional. El gobierno federal comenzó a investigar los asesinatos en marzo de 2003, a raíz de sospechas de que el tráfico de órganos y otros aspectos del crimen organizado estaban involucrados. El FBI y la policía de El Paso se han unido a las investigaciones, aunque hasta ahora han obtenido pocos resultados. En varias ocasiones las autoridades locales han asegurado haber detenido la ola de asesinatos, pero los cadáveres han seguido apareciendo. El 17 de febrero de 2003, por ejemplo,


Marcha en Juárez. Foto: Kari Lydersen

después de que la gente había empezado a tener esperanzas de que los asesinatos hubieran terminado, los cuerpos violados y mutilados de tres mujeres fueron encontrados en el área de Lote Bravo. El cuerpo de una niña de seis años fue hallado días después. El 10 de marzo de 2004, el cuerpo de Rebeca Contreras Mancha, de 23 años y madre de tres hijos, fue hallado en el mismo lugar. La policía y las autoridades federales señalan que su asesinato no lleva la marca del desconocido “asesino en serie”, sospechoso de múltiples asesinatos ya que ella, a diferencia de las otras víctimas, no tiene las mismas características físicas (adolescente, delgada, pelo oscuro) y porque se encontró evidencia de uso o tráfico de drogas. Sin embargo, algunos defensores de la causa están indignados porque, una vez más, las autoridades no consideran las matanzas como parte de la misma epidemia y están sugiriendo, por el vínculo a las drogas, que Contreras es de alguna manera responsable de su propia muerte. Desde hace tiempo las autoridades estatales y federales se dedican más bien a culparse mutuamente y a evadir la atención que a resolver los asesinatos y poner fin a los crímenes. “El gobierno quiere esconder el problema”, dijo Rosario Acosta, una residente de Ciudad Juárez que fundó el grupo Nuestras Hijas de Regreso a Casa cuando mataron a su sobrina de 12 años. “Los fiscales están reduciendo estas vidas a estadísticas. Ellos no quieren reconocer lo que en realidad está sucediendo, el dolor y el sufrimiento de las familias, y el impacto que esto tiene en todas las familias que están viviendo esta crisis. Cuando el grupo de música norteña Los Tigres del Norte sacó la canción “Pacto de sangre”, que habla de los últimos asesinatos, el poder legislativo del estado de Chihuahua exigió que se dejara de promocionar, diciendo que le daba mala fama a la ciudad. “Las muertas de Juárez son una desgracia nacional”, dice la canción. Las familias de las víctimas y otros activistas locales en ambos lados de la frontera afirman que los asesinatos y la impunidad que los asesinos gozan son en verdad una desgracia nacional. Y esto va más allá de los asesinatos que son producto de la economía de la frontera donde los trabajadores, en general, y las mujeres, en particular, laboran largas horas en condiciones insalubres recibiendo

salarios que apenas les permiten sobrevivir. Una gran cantidad de mujeres desaparecieron cuando se dirigían o regresaban de su trabajo en las más de 400 maquiladoras, 80 por ciento de ellas compañías estadounidenses, que han convertido a esta ciudad desértica en un centro de comercio internacional. Ellas desaparecen mientras esperan o cuando se bajan de los autobuses que las llevan y las traen al trabajo, o después de frecuentar los bares más populares entre los obreros de las maquiladoras los viernes por la noche. Los activistas han suplicado a los dueños de las fábricas que se esfuercen por proteger a las mujeres tanto en el ambiente de trabajo como en el camino al trabajo. Pero, por lo general, los dueños no han respondido. “Hemos presentado la cuestión de la seguridad en las maquiladoras, pero ellos siguen afirmando que están haciendo todo lo posible y que no pueden hacer más,” señaló Beatriz Luján, una líder del sindicato independiente CETLAC. “Los dueños de las maquiladoras dicen que la razón por la que las matan es porque andan con esas faldas cortas y salen a bailar,” añade Víctor Muñoz, originario de Chihuahua y miembro de una coalición en contra de los asesinatos localizada en El Paso. “La tendencia es culpar a las víctimas”. Al igual que muchas de las otras víctimas, la policía reportó que Contreras vestía “provocativamente”. Se llegó a arrestar a un sospechoso de su asesinato, un conocido traficante de drogas llamado Eduardo Antonio “El Sixto” Almeida Campos. Oficiales de la policía también están investigando algunos nexos entre otras víctimas recientes, como una escuela de computación donde por lo menos siete de ellas tomaban clases y una organización de tráfico de drogas llamada La Línea, que se dice que ha secuestrado mujeres para abusar de ellas y matarlas durante fiestas de sexo que se organizan para celebrar el éxito de sus operaciones. Ésta no es la primera vez que el gobierno ha involucrado a traficantes de drogas y a redes de crimen organizado en los asesinatos. En 1995 la policía arrestó a un químico egipcio llamado Abdel Latif Sharif Sharif, quien había sido deportado de los Estados Unidos después de haber estado en la cárcel por crímenes sexuales, y a miembros de una pandilla

conocida como Los Rebeldes, quienes afirmaron que Sharif les estaba pagando para que le consiguieran mujeres. Aún así, los asesinatos continuaron después del arresto de Sharif. Él estuvo detenido durante años sin ser convicto, hasta que lo sentenciaron a 20 años por uno de los varios asesinatos del cual estaba acusado. Muchos activistas locales dicen que aunque el arresto de los responsables de los asesinatos es un comienzo necesario, nada cambiará hasta que se tomen en consideración los arraigados problemas de explotación de mujeres y de los trabajadores en general. “Existen demasiados problemas para los pobres de Ciudad Juárez”, dijo Esther Chávez Cano, fundadora de Casa Amiga, el único centro de violencia doméstica en la ciudad y líder en la batalla para terminar con los asesinatos. “Se están perdiendo trabajos en las maquiladoras y también están pagando bajos salarios. La violencia doméstica y el alcoholismo han aumentado. En nuestra cultura, el hombre se siente responsable por la manutención de la familia y se frustra cuando la mujer trae el dinero a la casa, entonces aumenta el abuso. Los asesinatos son parte de este esquema”. Nota: En el mes de octubre una caravana internacional viajará a Ciudad Juárez con el objetivo de concienciar a la gente sobre esta tragedia. Se espera que la caravana, que consistirá de cinco grupos diferentes que saldrán de distintos puntos en los Estados Unidos llegue a Chicago el 23 de octubre y de ahí prosiga a la frontera. Para obtener más información de cómo apoyar a la caravana o para unirse a ella, llame a Mexico Solidarity Network al 773-583-7728 o visite www.mexicosolidarity.org.

Kari Lydersen es periodista independiente. Publica regularnente en el Chicago Reader y en The Washington Post. Traducción: Teresa Rosáinz

En un lugar de la frontera. Foto: Kari Lydersen

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Saldos de la visita de Fox La visita del presidente de México a Illinois el pasado junio fue vista con escepticismo por líderes y miembros de la comunidad mexicana en este estado. Presentamos el texto leído por Elvira Arellano en Cicero durante la reunión comunitaria con Fox y una evaluación crítica de Carlos Arango. Mi nombre es Elvira Arellano; soy originaria del estado de Michoacán y emigré a los Estados Unidos hace siete años en busca de una vida mejor. Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre la comunidad inmigrante empezó a vivir una pesadilla. Muchos trabajadores y trabajadoras mexicanas fuimos sacados de nuestras casas para ser investigados y deportados porque supuestamente el gobierno federal andaba en busca de terroristas. En mi caso, el 10 de diciembre de 2002 fui arrestada en mi casa por haber trabajado en el aeropuerto O'Hare de Chicago limpiando aviones. Yo no soy terrorista. Me arrestaron frente a mi hijo Saúl, que nació en Estados Unidos. Finalmente me liberaron, sometiéndome a un proceso de deportación y con cargos federales por trabajar con un número de seguro social que no me pertenecía, condenándome a tres años de supervisión. En mi situación conté con el apoyo de la comunidad, el consulado de México y los líderes políticos Luis Gutiérrez, diputado Federal de Illinois, y el Senador Durbin que presentaron una ley personal para mí. Estoy aquí en esta tribuna para hablar en nombre de la comunidad inmigrante, en particular de los indocumentados, que no tienen derechos en esta sociedad, los que trabajan largas horas por salarios miserables, los que no cuentan con un número de seguro social pero pagan impuestos, los que no pueden ingresar a las universidades por su condición migratoria, los que producen y engrandecen este país, los que mandan millones de dólares a México, siendo la segunda fuente de ingresos, lo que garantiza la estabilidad del país. La emigración es una válvula de escape a las difíciles condiciones de nuestro país, esto se ha convertido en un fenómeno muy peligroso, ya que nuestras hermanas y hermanos mueren a diario en el cruce fronterizo, ya sea por las condiciones geográficas o por la persecución de la patrulla fronteriza o los cazadores de seres humanos en Arizona. El gobierno de México ha hablado de un acuerdo migratorio con Estados Unidos. Nosotros convocamos a ambos gobiernos a regularizar la vida de millones de indocumentados que vivimos, trabajamos, pagamos impuestos y contribuimos a la economía de este país, mediante un plan de regularización en que se incluyan todos los derechos humanos y constitucionales, incluyendo la ciudadanía estadounidense. México ya reconoce la doble nacionalidad, entonces debe impulsar que los mexicanos tengamos los mismos derechos aquí y allá. Nuestra comunidad rechaza el plan del Presidente George W. Bush, que solamente busca esclavizar a los trabajadores. El Día de las Madres, una mexicana de nombre María Isabel Benítez, con cuatro meses de embarazo, fue deportada en su intento por regularizar su situación migratoria. Rodolfo Benítez y sus hijos, quienes están aquí con nosotros en este foro, vieron cómo eran separados de María Isabel y su hermana más pequeña. La niña de cinco años, ciudadana de este país, fue virtualmente deportada con su madre, violándose así todos los derechos ciudadanos de los menores. María Isabel fue castigada sin piedad por las autoridades de inmigración por el único delito de reingresar al país después de haber sido deportada en 1997 cuando tuvo que ir a México a una emergencia familiar. Para la Familia Benítez el sueño americano se ha convertido en una pesadilla. Pedimos su intervención para que se le extienda una visa humanitaria para que pueda regresar a este país y reunirse con su familia. Ya existe una experiencia, se podría decir de usos y costumbres: en el caso de la estudiante mexicana Tania Unzueta, se logró que obtuviera una visa humanitaria para estudiar en Estados Unidos; su caso es un ejemplo que apoya la propuesta conocida como Dream Act. Esperamos que usted, señor Presidente de México, tome el toro por los cuernos y ponga a disposición de la comunidad mexicana en el exterior, que dedique los recursos necesarios para apoyar los derechos humanos de los conacionales, así como apoyar el tema del Dream Act, que favorece a los estudiantes indocumentados o la propuesta para los trabajadores agrícolas que será votada próximamente en el Congreso estadounidense, así como la propuesta del senador Kennedy conocida como SolveAct. Esperamos señor Presidente que en sus pláticas con el gobernador Blagojevich haya obtenido un compromiso para que el tema de las licencias de manejar sin número de seguro social regrese victorioso a Springfield en beneficio de todos nosotros.

Elvira Arellano

Mientras el presidente de México visitaba Chicago, en México se pedían auditorías a la Lotería Nacional y al proyecto Vamos México de Marta Sahagún de Fox. En la segunda visita de Fox a esta ciudad se vio el interés que tiene en la relación comercial con el estado de Illinois y vino, creo yo, con el propósito de dar al mundo de los negocios la certidumbre de que la administración foxista no está tan a la deriva como se ve a simple vista. Ése es el mensaje que dio en la Universidad de Chicago, en el Instituto de Relaciones Exteriores y a los comerciantes mexicoamericanos. El foro de Cicero resultó inédito. Ahí sí hablaron representantes de distintas corrientes políticas mexicanas sobre una diversidad de temas, pasando por las remesas, el tres por uno, los derechos políticos, el acuerdo migratorio, la educación y la salud, de los que se agarró el Presidente para hacer que su visita tuviera algún impacto positivo entre la comunidad mexicana. Voto al vapor Un día antes de llegar a Chicago, Vicente Fox presentó el proyecto de ley de parte del poder ejecutivo para que los mexicanos que viven en el exterior puedan ejercer el derecho al voto, que está consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde 1996. Se propone solamente el voto para Presidente de la Republica Mexicana en 2006, con credencial de elector expedida en México y con voto por correo electrónico. Fox presentó la propuesta al vapor, ya que había reclamos en el sentido de que no había cumplido con nada de lo ofrecido, y el tema del voto de los mexicanos en el exterior hubiera sido el motivo de protestas y descalificaciones. Ya presentada la propuesta, las críticas a la insuficiencia de la misma no deben dirigirse al Ejecutivo. Ésta ya está en el Congreso de la Unión, y es a ellos a quienes hay que convencer y presionar para que la propuesta limitada y mocha de Fox incluya cuando menos la credencialización en el exterior organizada por el Instituto Federal Electoral y que las votaciones sean también por urnas, aunque hay otras modalidades que también se deben incluir, el voto por Internet y por correo postal como parte de la discusión. Pidió licencias El primer día de la visita, además de reunirse con el gobernador Blagojevich y con el alcalde Daley en reuniones protocolarias de Estado que sirvieron bien al alcalde y al gobernador para darse cuenta de quién es la comunidad mexicana en realidad —el gobernador hasta habló de Los Pumas y Las Chivas— al menos son ahora menos ignorantes de nuestra comunidad. Daley asistió a la inauguración del consulado de México en la calle Ashland y el gobernador estuvo presente en Cicero. Fox aprovechó para pedirle el apoyo para expedir licen-

cias de manejo a indocumentados. El gobernador sin comprometerse dio nuevamente el apoyo al tema de las licencias, aunque lo que más se vio fue el dilema del gobernador al no tener los votos para el presupuesto. A Carlos le dio buenas noticias Trajo buenas noticias al cónsul Carlos Sada Solana al asegurar que devolverán el dinero de las matrículas consulares a los consulados. Este dinero iba a la secretaría de Hacienda y no era devuelto a los consulados. Estos solamente reciben el presupuesto que aprueba el Congreso de La Unión. Esta decisión satisface a todos aquellos ciudadanos mexicanos que han reclamado que esos recursos producidos por los mexicanos se reinviertan en el Consulado de México. Arellano le dio tareas A Cicero llegó sin discurso preparado. Elvira Arellano, ahora activista de la causa de los inmigrantes, le pidió que tomara el toro por los cuernos acerca del tema de la legalización de los indocumentados. Arellano enfatizó que la comunidad repudia el Plan Bush. Fox, a la defensiva, indicó que “es mejor pájaro en mano que muchos volando”. Agregó que muchas veces hay que conformarse con lo mínimo aunque el ideal que tengamos sea más alto. Arellano le entregó una carta de Rodolfo Benítez el padre de tres hijos ciudadanos de Estados Unidos y que sufre por la deportación de su esposa Maria Isabel Benítez, quien fuera deportada el día que asistió a su entrevista para ajustar su estatus migratorio. Inmigración, (USCIS por sus nuevas siglas en inglés) ordenó su deportación inmediata aunque el congresista Luis Gutiérrez de Illinois y Durbin, senador demócrata de este estado intercedieron por ella pidiendo a la Oficina de Inmigración que permitiera a Maria Isabel ser a arreglar su vida con su esposo e hijos antes de salir deportada. La negativa de las autoridades migratorias culminó con la deportación de María Isabel, y su hija más pequeña. La señora Benítez está embarazada, pero ello no fue suficiente para que pudiera quedarse en el país. La respuesta del mandatario mexicano fue instruir a su secretario de Relaciones Exteriores Derbez para que se encargara de buscar remedio a esa situación. Terminó la gira y se terminaron las expectativas de la visita presidencial. En suma, no hubo acuerdo migratorio, ni regulación de las remesas, ni derechos políticos plenos. Por último, cabe destacar que, en tanto los medios anglosajones se interesaron por la visita, los de México mostraron poco interés.

Carlos Arango 23


Dos obras del Festival de Teatro Latino José Castro Urioste

La primera edición del Festival de Teatro Latino organizado en el Goodman Theatre tuvo una gran acogida por el público de Chicago. Este 15 de julio se inaugurará la segunda edición. Dos de los montajes que serán vistos en el festival ya han venido presentándose en nuestra ciudad. Me refiero a Bodas de sangre del dramaturgo español García Lorca, montaje producido por Teatro Aguijón y dirigido por Marcela Muñoz, y Electricidad de Luis Alfaro, bajo la dirección de Henry Godínez. Bien se sabe que García Lorca es uno de los dramaturgos y poetas españoles de mayor trascendencia. Tres son las tragedias que escribió que le han dado esa reputación: Bodas de sangre, Yerma, y La casa de Bernarda Alba. Bodas de sangre se basa en un hecho que realmente aconteció. La historia puede resumirse así: una novia, el día de su matrimonio deja a su prometido y huye con un antiguo novio. El prometido los buscará para vengarse. Es pues, una historia de amor y desamor, y de violencia, cuya construcción se basa en una estrategia clásica (planteamiento, desarrollo y desenlace). Hasta allí tiene poco de novedoso. Sin embargo, lo que realmente la hace singular es el tratamiento poético que García Lorca le imprime a la obra. Precisamente el montaje de Marcela Muñoz busca construir un lenguaje escénico igual de poético y que vaya en consonancia con la escritura garcíalorquiana. La pregunta que cabe, por consiguiente,

es cómo se elabora ese lenguaje escénico en este montaje de Bodas de sangre producido por el teatro Aguijón. En primer lugar, se opta por un escenario completamente blanco y caracterizado por pocos elementos. En cierto modo, esta opción me permite recordar la propuesta escenográfica que el mismo Teatro Aguijón realizó en su montaje de La casa de Bernarda Alba. En todo caso, las características de este escenario permiten que se conjuguen dos estéticas. De un lado, se realiza una propuesta realista. Así lo demuestran el vestuario predominantemente en negro como la interpretación de los personajes principales. De otra parte, hay un claro distanciamiento del realismo que se marca no sólo por el vestuario sino por la estructura y el movimiento corporal. Ese lenguaje escénico poético también se expresa en la plasmación de ciertas escenas. Pienso, por ejemplo, en la representación de la muerte de los personajes masculino de mayor jerarquía, Leonardo (Nicholas Guzmán) y el novio (Jorge Avilés), o la escena en aparece aquél y la novia (Marcela Muñoz) atados por un cordel rojo que no sólo expresa la relación tensa entre los dos personaje sino vaticina la violencia . Asimismo, contribuyen a crear ese lenguaje escénico el ritmo en las entradas y salidas de los actores, su ubicación dentro del escenario, como la música compuesta por Elbio Rodríguez Barilari. Esta última, en todo caso, es un elemento de apoyo que como tal nunca llega a estar en primer plano, lo cual, evidementemente, resulta una virtud. Electricidad de Luis Alfaro fue objeto de una lectura dramatizada el año pasado en el primer festival en el Goodman. En esta ocasión, el montaje está a cargo de Henry Godínez y el elenco incluye a algunos de los actores que participaron en esa lectura. La obra expresa el reclamo de revancha de una hija, Electricidad (Cecilia Suárez), quien considera que su padre ha sido asesinado por su misma madre. La obra puede ser susceptible a más de una interpretación. La primera de ellas, es la recuperación de figuras típicas (marginales en este caso) con el propósito de expresar una identidad. Pienso en el per-

Escena de Bodas de Sangre. Foto cortesía de Teatro Aguijón

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Escena de Bodas de Sangre. Foto cortesía de Teatro Aguijón

sonaje de cholo, tanto masculino como femenino. Por ejemplo, la abuela (Ivonne Coll) se asume como fundadora de esa conducta de chola, de esa identidad; la relación entre Nino (Edward Torres) y Orestes (Maximino Arciniega), es la de maestro-pupilo, la de un sujeto que le enseña a otro una manera de ser, y los gestos y la estructura corporal de aquél expresan ya esa particular manera; finalmente, la práctica del tatuaje se transforma en marcas de una vida como en signos de identidad. Otra posible lectura es la búsqueda de inserción en la tradición teatral griega (fundadora del teatro occidental) que se conjuga con la representación de la historia de una familia latina. De allí, el nombre de varios de los personajes: Orestes, Ifigenia, Electricidad que da cuenta de Electra. De allí también la participación de ese grupo de vecinas, las chismosas, que se asemejan a un coro griego. Y de allí el tono trágico de la historia, como si fuera parte de un destino que es imposible de doblegar. A estos elementos se une también la escenografía: en medio de la sala de la casa de Clemencia (Sandra Márquez) se inserta una columna que imita el estilo arquitectónico griego. Una tercera línea de lectura, la más obvia, es la representación de una familia disfuncional. Una familia carente de liderazgo (ni el padre ni la madre han podido asumir esos roles) y en la que los miembros se destruyen unos a otros. A pesar de esta disfuncionalidad, no deja de haber amor entre algunos miembros de la familia: el caso de los sentimientos que Electricidad expresa por su padre sería un ejemplo, como también los de Orestes por su hermana. Cabe la pregunta sobre lo que podría simbolizar esta familia

disfuncional que se destruye. A fin de cuentas, Electricidad, luego de satisfacer su revancha queda sola gritando en el desierto, proclamando a un padre, proclamando unos orígenes, una cultura quizás, pero sola. La dirección de Godinez y la actuación de su elenco hacen, fácilmente, que la obra gane en intensidad y en capturar a la audiencia. La dramaturgia de Alfaro a ratos parece divagar, perder el rumbo, convertirse más en un reclamo de revancha que en un tomar acciones para llevar a cabo esa revancha. Sin embargo, Godínez y su elenco cubren esos momentos. La escenografía (el desierto, un pasadizo al fondo, la sala de la casa de Clemencia) no sólo tiene una clara funcionalidad para el desarrollo de la historia, sino también posee una carga estética. A ello hay que agregarle los efectos especiales: los rayos en el cielo (la electricidad, a fin de cuentas) que pueden representar la tensión que lleva la protagonista en su interior, y posteriormente, la lluvia, que posee un efecto purificador y expresa también la disolución del conflicto de Electricidad. Finalmente, debo mencionar el uso de una variedad de temas musicales que, a pesar de ser de géneros diversos, conjugan y sincronizan armoniosamente con lo que pasa en en el escenario. El telón queda en alto, y allí estas dos obras que expresan, de algún modo, las dos tendencias, en español y en inglés, del teatro latino que se desarrolla en Chicago.

José Castro Urioste, dramaturgo peruano. Es profesor del departamento de español de la Universidad Purdue, Indiana.


La aventura en Irak de George y sus amigos Antonio Zavala Me acuerdo que cuando yo tenía 10 años me ponía a leer los cuentos del Pato Donald y sus sobrinos, que iban en busca de aventuras a los lejanos rincones de la Tierra. Estos personajes emplumados siempre iban a lugares “exóticos” (segun ellos mismos). Digo, porque si no andaban en algún lugar de Suramérica (y en particular, Brasil) andaban en algún otro lugar del África oscura. Siempre era lo mismo: encontraban personajes estrafalarios, tesoros escondidos y siempre con su astucia de patos regresaban a casa (Disneylandia, me imagino), y el cuento siempre, pero siempre, terminaba feliz. Digo feliz porque en los cuentos nunca se podía saber si Donald había contraído una enfermedad sexual en otro país o si la aduana al entrar al puerto de Nueva York le había confiscado sus bienes, leamos su “tesoro escondido” o alguna otra cosa. El Medio Oriente siempre ha fascinado a los estadounidenses. Imágenes puras y no muy puras siempre han aparecido en Hollywood. En las películas, los árabes siempre son millonarios y tienen un harem lleno de encantadoras mujeres o son unos “traicioneros” que acechan a sus víctimas desde la oscuridad con enormes dagas. En horas de descanso, Hollywood siempre pinta a los árabes fumando opio, recostados, mientras la armonía de una flauta suena en el trasfondo. De vez en cuando una vedette árabe sale meneando su cuerpo mientras la abraza una culebra. Que las peliculas, y ahora la tele, nos hacen la vida más simple es verdad. También nos quitan todas las ideas de la realidad, en sí conflictiva, y nos presentan una o dos imágenes ficticias; y así vamos por el mundo pensando que lo sabemos todo porque vimos a un Arnold Schwarzenegger que va a Centroamérica y lo resuelve todo (casi igual que el Pato Donald) en una hora y veinte minutos. Pero no, la vida no es así. Ojala así fuera. Todo esto viene a mi mente porque ya casi esta aquí la fecha límite en la que Estados Unidos debe entregar la soberanía a Irak, después de que, claro, Estados Unidos mismo la invadió. De seguro George W. Bush ha de querer que esta aventura termine feliz, como los cuentos del Pato Donald. Pero creo que no será así, pues en la vida real, como ya les dije, hay muchas fuerzas y corrientes contradictorias. Esta aventura ha tenido unas corrientes alternas. Se comprobó que Irak no tenía la capacidad para fabricar armas

Periscopio electoral Sin compasión Jorge Frisancho

nucleares ni tampoco las supuestas armas de destrucción masiva. Seguramete en el script entregado a George todo eso estaba ahí. Pero en la vida real no las había. Como no se encontraron armas de destrucción masiva, George nos avisó que de todas maneras Irak estaba mejor sin Saddam Hussein. Ésta fue una guerra preventiva, estimados lectores. El razonamiento lógico es éste: “les vamos a caer porque a lo mejor ellos nos quieren caer, así que es mejor que les caigamos primero”. En un mundo real hay leyes internacionales y tratados que respetar, pero en una película o en un cuento todas esas cosas son nomás un estorbo. No todo salió bien en esta excelente aventura de George, Donald, Colin y Condoleezza. Hubo varios contratiempos, como la tortura de los prisioneros iraquíes de Abu Ghraib. Ya mejor ni les cuento sobre este capítulo porque si algo queremos en este país es olvidar, así que por favor, olvídense de esto. Algo tan simple en una película de Hollywood, como el de ir a “liberar” un país, se ha vuelto sangriento y complejo en la vida real. Si no teníamos muchos enemigos en el Medio Oriente antes de esta guerra, ahora sí los tenemos. Lo siento por Donald (Rumsfeld, no el pato). Donald no debió asumir este papel en esta aventura. Él más bien parece el abuelo juguetón que se quiere salir con la suya haciendo bromas en cada reunión. Argumentativo y terco es este Donald. Lo siento también por Colin y Condoleezza, que por cierto son los primeros afroamericanos que juegan a la diplomacia a nivel mundial. Vertieron mucho esfuerzo (y toneladas de palabras) para convencer al mundo de sus buenas intenciones, pero la realidad cada día va mostrando todo lo contrario. ¡No llores por mí, Condoleezza! Ya que estos personajes dicen una cosa y la realidad nos muestra otra, la guerra en Irak más bien me parece una comedia negra llena de errores; al verla nos sumimos más y más en el sofá. Quizá la era de los cuentos felices ya terminó y nadie les avisó a George, Donald, Colin y Condoleezza.

Para las elecciones de 2000, George W. Bush confeccionó una imagen pública novedosa: la del “conservador compasivo”. En sus años como gobernador de Texas Bush se había distinguido, si acaso, por su línea dura, su talante pragmático y su carencia de sentimentalismo; reconstruirse como un hombre compasivo fue una manera de desplazarse hacia el centro del espectro político, en pos de votantes para los cuales la frialdad del conservadurismo a secas (el conservadurismo “sin compasión”, digamos) no resultaba atractiva. En su recientemente publicada autobiografía, el ex presidente Bill Clinton señala el discurso en el cual Bush anunció su nueva personalidad como el momento en el cuál los demócratas se vieron obligados a tomarlo en serio. Fue, dice Clinton, un ejemplo de “genio” político. Bush, por supuesto, perdió esas elecciones y sólo llegó a la presidencia tras una serie de maniobras legales en las cortes supremas de la Florida y de Washington, D. C. Lo importante sin embargo es que estuvo cerca de ganarlas: la imagen del “conservador compasivo” le sirvió para acortar las distancias que lo separaban de su contrincante, lubricando su candidatura para un electorado general poco afecto a los extremos (a diferencia del electorado-base del Partido Repúblicano, que sí tiende a posiciones radicales). Bush llegó a la Casa Blanca gracias, en buena parte, a su posicionamiento como centrista. De cara a noviembre, entonces, el problema estratégico que se le presenta es claro: Bush ha gobernado durante cuatro años no desde el centro sino desde una derecha insistentemente extrema, y la idea de que el suyo es un conservadurismo matizado por la solidaridad y la moderación resulta francamente risible a estas alturas. Los estrategas de la campaña republicana sin duda intentarán recuperar terreno presentando a su candidato, una vez más, como un centrista, pero en el fondo ellos mismos han de saber que esa tarea es imposible. El público tuvo ya amplia ocasión de conocer a Bush, y a muy pocos se les ha de haber escapado la noticia de que se trata —en asuntos económicos, sociales y de política exterior— de un hombre de firmes convicciones de derecha y de un conservador de aquellos “sin compasión”. Tal vez por eso los esfuerzos propagandísticos de Bush y sus estrategas se han concentrado hasta ahora sobre todo en demoler la figura de su rival, el senador demócrata John Kerry, antes que en posicionar al presidente. En lo que va de la campaña y hasta el mes de junio, cuando declaró un cese temporal de sus gastos publicitarios, Bush ha desembolsado 85 millones de dólares en anuncios de televisión y radio (un récord histórico). La mayor parte de ese dinero se ha destinado a atacar a Kerry en una de las campañas más negativas de las que se tiene memoria, distorsionando eventos pasados y lanzando acusaciones sin fundamento (la campaña de Kerry, valga decirlo, es menos ruidosa porque tiene menos dinero, pero no es necesariamente más limpia). Aún así, las encuestas revelan que el tremendo despliegue de recursos por parte de Bush ha servido de poco: la preferencia de los electores por el presidente ha continuado descendiendo, y la posición de Kerry se mantiene firme. Ambos candidatos se pisan alternadamente los talones. Ninguno ha logrado hasta ahora despuntar hacia la meta. Es temprano todavía, es verdad, pero todo parece indicar que esta situación de empate técnico continuará hasta noviembre y que, como en 2000, la carrera será muy apretada. En esa medida, el haberse movido tan sistemáticamente hacia la derecha durante los últimos cuatro años resulta hoy un lastre para Bush. Es cierto que ello le ha servido, hasta cierto punto, para solidificar su base al interior del partido republicano. Pero también le hace difícil seducir y convencer a aquellos sectores más bien delicuescentes, constantemente indecisos de la ciudadanía a los que el discurso del conservadurismo compasivo sí atrajo cuatro años atrás. Y en una elección tan cerrada, convencer a los indecisos es fundamental. La pregunta, entonces, es ésta: ¿puede John Kerry capturar esos votos? ¿Puede posicionarse él en un lugar que combine el antiguo centrismo despilfarrado por Bush con una postura de clara oposición? ¿Puede moverse hacia el centro sin alienar a las bases demócratas? ¿Puede ser él, en otras palabras, el conservador compasivo de 2004? A todas luces, Kerry está tratando de hacer precisamente eso. Su postura frente a la ocupación norteamericana de Irak, tema central en este momento de la campaña, es un buen ejemplo. Con una mano, Kerry intenta capitalizar su experiencia como condecorado veterano de guerra para despejar dudas sobre el pacifismo que, a ojos de algunos votantes, aqueja a los demócratas; con la otra trata de mantener un discurso crítico de la ruta seguida por la presente administración. A medio camino entre ambos polos (militarismo y crítica de las acciones militares), es difícil saber exactamente qué es lo que el candidato demócrata hará al respecto en caso de ganar las elecciones. En este caso, como en muchos otros, “centrismo” es sinónimo de ambivalencia. Para ganar las elecciones, Kerry deberá caminar sobre esa delgada cuerda floja de aquí a noviembre; para Bush, el secreto es ponerle zancadillas y obligarlo a caer, sea a la derecha (con lo que ganaría la enemistad de sus bases) o a la izquierda (con lo que perdería los votos “indecisos”). En esta dinámica se decide el futuro ocupante de la Casa Blanca.

Antonio Zavala es coordinador del Programa de Ciudadanía de Casa Aztlán.

Jorge Frisancho es autor del poemario Estudio sobre un cuerpo.

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Hamburguesas, cultura, salud y corporaciones Jochy Herrera

La proyección del documental Super Size Me ha desatado una reacción en cadena tanto en los medios de comunicación como en la comunidad médica de este país. Ganador del premio a la mejor dirección documental en el recién finalizado Sundance Film Festival, el trabajo del novato Morgan Spurlock inflige un contundente golpe al emporio McDonald’s, la mayor empresa de alimentos en Norteamérica. Durante los 90 minutos de la película seguimos a su director por todo un mes mientras consume una dieta proveniente exclusivamente de la famosa cadena de junk food. Su intención es estudiar el impacto que dicho experimento podría causar en la salud, demostrándolo a través de rigurosos exámenes y evaluaciones médicas. Spurlock afirma que la idea surge como un desafío a la falsa información difundida por McDonald’s, que reclama un contenido saludable en sus productos. De todos son ya conocidas las dramáticas cifras de obesidad y los dañinos patrones de alimentación prevalecientes en los Estados Unidos: según la revista Time en su número del 7 de junio de 2004 (dedicado exclusivamente al tema), el 64% de la nación —127 millones de personas—, son víctimas del sobrepeso o la obesidad, condiciones mucho más frecuentes entre las minorías pobres latinas y afroamericanas. Las futuras generaciones tampoco escapan al problema ya que el 15% de los niños en el país son también afectados de obesidad. Y ni los animales están a salvo de esta epidemia ya que el 25% de los gatos y perros domesticados están también en sobrepeso. El primer establecimiento de McDonald’s fue abierto en Des Plaines, Illinois en 1955. Hoy día, más de 30 mil franquicias sirven a 50 millones de personas diariamente. La hamburguesa es un plato atractivo debido a la rapidez y comodidad de su preparación y consumo, al agrado que produce en el paladar —resultado de la manipulación química de la carne—, y sobre todo es atractiva porque es comida barata, rápida y que llena el estómago. Contrario a los enunciados de Samuel Huntington sobre la identidad cultural y la alimentación, el origen de las hamburguesas tiene poco que ver con lo norteamericano: la idea de preparar la carne en esa forma proviene de Turquía y luego de Hamburgo, Alemania; los pickles, por siglos, han sido tradición en los hogares de la Europa Oriental; el ketchup proviene de una salsa china llamada Ket-tsiap, y no aparece en los libros de cocina norteamericanos sino hasta 1792; la mayonesa es originaria de la isla española de Minorca; el pan de las hamburguesas, el bun, y las semillas de ajonjolí que lo adornan, son originarios del Medio Oriente e Inglaterra. A pesar de esto, nadie duda de que las hamburguesas en Norteamérica son icono distintivo de la cultura de lo rápido y exagerado, características esenciales del fenómeno de fast food.

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Super Size Me es un filme de pocas pretensiones cinematográficas pero cuya importancia radica en la denuncia del aparato propagandístico de las cadenas alimenticias. Ellas invierten cientos de millones de dólares al año en comerciales plagados de desinformación que en su mayoría son dirigidos a los niños. Este despliegue propagandístico bordea lo aberrante: 1,300 millones de dólares al año invertidos en comerciales; el 70% de los niños entre los 6 y 8 años de edad consideran que la comida rápida es más saludable que la hogareña; en una escena del filme se le muestran a varios niños fotografías de Jesucristo, George Washington y Ronald McDonald; los dos primeros les son casi desconocidos, el tercero lo nombran con sonrisas. En el documental permea una evidente cercanía a la artesanía y estilo fílmico de Michael Moore (Bowling for Columbine, Fahrenheit 9/11): Spurlock intercambia ritmos pop, conversaciones con sus médicos y el repetido consumo de hamburguesas en cámara, dejando al espectador con una nauseabunda sensación de rechazo. La compañía McDonald’s ha respondido al filme con diversas estrategias ilustrativas del poder de relaciones públicas con que disponen las grandes corporaciones: justo antes de su exhibición en Norteamérica, la empresa anuncia la futura desaparición de la popular oferta de super-sizing (una porción de bebida y comida capaz de alimentar a tres personas); se desata además una “guerra de medios” reflejada en notas de prensa e Internet provenientes de supuestas organizaciones independientes: “The American Council on Science and Health”, “PRwatch.org” y “Tech Central Station”, por sólo mencionar algunas. Estas instituciones se autodefinen defensoras de la libertad del consumidor (a comer basura) y del derecho de las corporaciones (a engañar y ganar dinero), ello sin recordarnos que los

Escena de Super Size Me. Foto cortesía de supersizeme.com

fondos que las sostienen provienen de contribuciones de Hershey, Coca Cola, General Motors, Exxon, Frito-Lay, Burger King, y otros amigos de McDonald’s. La justificación dada por estos grupos a las irresponsables estrategias de las compañías alimenticias, es que los consumidores tenemos la opción de elegir las comidas. A mi parecer, sostener esta postura es casi una falacia en un país donde los grandes centros urbanos, sobre todo los de alta población minoritaria, están plagados de cadenas de junk food (hay casi cien McDonald’s en el perímetro de Manhattan); un país donde los supermercados están alejados de las áreas residenciales más pobres (según el Metropolitan Chicago Information Center, el 60% de los supermercados de cadenas en esta ciudad están localizados en el norte, lo que se traduce en 3.6 tiendas

Escena de Super Size Me. Foto cortesía de supersizeme.com

por 100 mil residentes, comparado con 2.3 en los vecindarios latinos y afro-americanos); en una sociedad donde es más barato comprar comida mala que saludable (Whole Foods vs. Aldi) y sobre todo en una cultura que nos programa al consumo alimenticio fuera del hogar (para 2004 las ventas de restaurantes se proyectan en 440 mil millones de dólares) y donde cada niño ve en televisión un promedio de 10 mil comerciales alimenticios por año, en este contexto, es simplemente una falacia adjudicar derechos y elecciones individuales a los patrones dietéticos imperantes. En el mismo año en que McDonald’s gastó 500 millones de dólares en su campaña We Love to See You Smile, el Gobierno invirtió 2 millones de dólares en educación sobre nutrición. En resumen: es la industria quien crea la demanda y no viceversa, es el gobierno, al tomar una posición defensora de los intereses corporativos y no los de la salud de sus ciudadanos, quien inclina la balanza hacia el consumo. Observamos un “renacer”del concepto fílmico documental, evidente en lo que va del año en trabajos como Fahrenheit 9/11, Metallica, Imelda y Control Room. Admito que Super Size Me no será el mejor ni el más artístico de ellos, pero de lo que sí estamos seguros es que la película parece haber tocado puntos muy álgidos en los nervios de las mega-corporaciones, quienes, atemorizadas por una peliculita de 65 mil dólares, invierten millones en contra-propaganda, a fin de no perder unos cuantos consumidores que renegarán la suculenta dieta huntingtoniana encontrada en el menú de su McDonald’s favorito.


Farenheit 9/11 Devastadora denuncia contra el gobierno de Bush

Yo no soy gay

Óscar Peyrou Farenheit 9/11, el brillante y polémico documental del director estadounidense Michael Moore —recientemente premiado en el Festival de Cannes con la Palma de Oro, su máximo galardón—, denuncia que George W. Bush llegó al poder gracias a manipulaciones electorales de sus parientes y socios y que la guerra de Irak se planeó por razones económicas con el objetivo de obtener el petróleo de ese país. La película, hecha con un humor incisivo y con imágenes y testimonios inéditos, analiza sin piedad los discursos del presidente de Estados Unidos y los contrapone a imágenes o testimonios que desmienten las palabras del máximo líder de esta nación. Como punto de partida de su filme, Moore toma las polémicas elecciones presidenciales de 2000 que llevaron al poder al actual presidente. A continuación, revela las vinculaciones personales y financieras que unen a la familia Bush y a sus asociados con la familia real de Arabia Saudí y con la familia Bin Laden. Prueba de estas estrechas relaciones es el hecho de que tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y cuando el espacio aéreo de Estados Unidos estaba cerrado, miembros de la familia Bin Laden y de otros grupos árabes pudieron abandonar el país sin ser interrogados por la policía federal. La cámara de Moore muestra los sufrimientos de la guerra de Irak, tanto en un país como en el otro, y revela que la mayoría de los soldados estadounidenses provienen de familias pobres o de minorías raciales, como negros o hispanos. Según afirma Moore en la cinta, “en la cumbre del cinismo, la Administración Bush cantó victoria, preparando la baja de los sueldos militares y la disminución de las coberturas sociales de los soldados”. El humor negro de Moore está presente en la cinta cuando, armado de un altavoz, invita a los legisladores a leer la Ley Patriótica —que limita los derechos civiles— y que acaban de firmar sin conocer en detalle. El realizador pregunta a los legisladores “por qué tan pocos miembros del Congreso —en realidad sólo uno— tienen sus hijos en Irak. ¿Usted mandaría a los suyos a combatir?”, insiste, mientras los representantes del pueblo se alejan, avergonzados, sin responder. El documentalista estadounidense señaló tras la proyección en Cannes que, a su juicio, hubo un intento de la Casa Blanca de censurar su trabajo y relató que con la

Desnudo de un mundo artificial

productora Icon habían llegado a un acuerdo y firmado los documentos correspondientes. De pronto, un día lo llamaron para decirle que no tenían interés en seguir adelante. Según un empleado de Icon, dijo, la orden llegó de un legislador republicano próximo a la Casa Blanca. “Esto es lo único que sé”, aseguró el realizador. “En la cinta —manifestó— quise mostrar lo que nos pasó después de los atentados terroristas del 11 de septiembre. Y lo hice con humor porque creo que hay que saber reír en épocas dramáticas. En este caso, el cómico es Bush; yo soy una persona seria.” Moore comentó que en su documental aparecen muchas imágenes y testimonios de los soldados y sus familias que la gente, “especialmente en EEUU, no ha visto nunca”. Se interrogó luego por qué, si él pudo mostrar todas esas imágenes, las grandes cadenas de televisión, que tienen muchos más recursos, no lo hacen en sus telediarios. También se preguntó por qué el primer ministro británico, Tony Blair, a quien considera un hombre inteligente, colabora con Bush. “Es la pareja más rara que he visto”, opinó.

A juicio de Moore, “Bush desprecia a los soldados a los que ha mandado a una guerra innoble”. “En mi anterior filme, Bowling for Columbine (2002), mostré los efectos del miedo individual. En ésta, estudio lo que ocurre con el terror colectivo que se induce desde el Estado para poder manipular a los ciudadanos”. “Si el pueblo cree estar amenazado —concluyó—, entrega su libertad para ser protegido. Esto es lo que sucede en EEUU”. Esta es la sexta película de Moore, tras Bowling for Columbine (que obtuvo un premio en el Festival de Cannes y un Oscar en 2002), The Big One, Canadian Bacon, Pets or Meat y Roger and me.

Óscar Peyrou es periodista cultural de la agencia de noticias EFE.

Iván Torrijos A finales del mes pasado se realizó en el “barrio de los niños” el desfile anual del orgullo gay. Pelucas, zapatillas, sombreros, botas, brillo, colorido, música… de todo se vio, mis amigos y yo la pasamos muy bien. En mi caso, ese orgullo es nuevo, antes no era así. El primer desfile del orgullo gay al que asistí no fue algo planeado sino extraña casualidad del destino. Caminaba por el Centro de la Ciudad de México, recorría lentamente aquellas librerías a las que acudía voluntariamente a fuerzas por requerimientos escolares. Mis ojos se perdían entre aquellos libros que rogaban ser leídos y luego se recreaban disimuladamente mirando a los que pasaban a mi lado. De pronto, vi a lo lejos a una multitud de gente lanzando gritos, y acudí inmediatamente para ver lo que pasaba. Ya de cerca, pude ver aquellos cuerpos montados en coches relucientes y envueltos en disfraces un tanto extravagantes. Entre todos ellos, caminaba una mujer con una playera que leía: “Amo a mi hijo que es gay”. Yo no podía entender cómo una mamá dejaba que su hijo fuera así. Yo tenía 15 años de edad y era la primera vez que veía reunida en un solo lugar a eso que ahora conozco como la comunidad GLBT. Debo confesar que en aquel momento sentí vergüenza por ser identificado como uno de ellos; sentí miedo de ser interceptado por las cámaras de los reporteros que cubrían el evento; me horrorizaba el hecho de que mi madre o algún conocido pudiera verme en la tele o en algún periódico con mi cara de espanto y rodeado entre aquel grupo de rebeldes. Irónicamente, en mi interior estaba muy alegre, sentía que en aquel momento nadie era más importante que aquellas personas que desfilaban y, me conmoví aún más al ver a una niña como de 5 años que subida en los hombros del que parecía ser su padre, decía adiós a los marchantes moviendo su mano con el impulso de otra mano, la de ese hombre que la cargaba. Estoy seguro que esa niña crecerá sabiendo que existe la diversidad. Quise entonces tener a alguien a mi lado para compartir aquel momento, para animarme también a gritar, pero estaba solo. Decidí entonces seguir el recorrido de esas personas, librándome de los espectadores que se me ponían de obstáculo. Mientras caminaba apresurado, pensaba que el destino final de toda esa gente sería un lugar donde se podía por fin ser feliz. En aquel tiempo nunca imaginé estar escribiendo sobre la homosexualidad, mucho menos asistiendo formalmente a un desfile gay. Que extraño, ni siquiera me percaté de cómo fue el cambio. Como haya sido, definitivamente, hoy vivo más feliz que nunca. Siento orgullo, me siento en paz.

Si deseas más información sobre la comunidad latina GLBT sintoniza el programa Homofrecuencia; se transmite todos los lunes de 8 a 10 de la noche en Radio Arte 90.5 FM, Chicago. También puedes escucharlo en vivo a través de la Internet en la página: www.radioarte.org. Preguntas y/o comentarios a: ivanukor@yahoo.com

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Marcos Raya: Fetishizing the Imaginary, acrílico sobre tela, 2004

Castillo, Raya y Romero exponen obra reciente Julio Rangel Con tres exposiciones simultáneas, que abren este 16 de julio en el Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas, podemos ver la obra de tres artistas mexicanos que han desarrollado y madurado su trabajo en Chicago durante décadas. Mario Castillo, Marcos Raya, y Alejandro Romero han pasado por diversas etapas en su exploración artística y este evento hace un ajuste de cuentas que abre perspectivas complementarias.

Mario Castillo agrupó esta vez su obra bajo el nombre de Eggsistencialism, título sugestivo que juega con la imagen oval como origen. “Todo lo que existe viene del huevo” dice Castillo. “Muchas cosas cíclicas en el universo tienen que ver con el huevo”. Con este concepto, Castillo desarrolla elementos simbólicos que recrean las mitologías del origen en las culturas precolombinas, pero lleva también la idea a terrenos humorísticos, como en el cuadro “Eggcentric Van Gogh”. Castillo considera que esta exposición es para él, ante todo, una recapitulación. “Recapitular es para mí regresar, rescatar cosas que nunca les di tiempo para que se desarrollaran”. Esto es, dice, una especie de “limpia estética, una terapia”. Castillo exhibe también lo que llama paintography, fotos digitales impresas en lona y retocadas con pintura, así como diversas instalaciones. Su obra puede ser vista en www.mariocastillo.com Marcos Raya muestra también su obra reciente, agrupada bajo el título Fetishizing the Imaginary, donde vemos una serie de instalaciones y obras de caballete que hacen honor al mencionado título, ya que Raya explora las obsesiones de la cultura contemporánea, la estridencia de los medios, que convierten la política en un show (el regocijante “Overcoming the phobia of clowns” donde Raya desmenuza una antigua obsesión personal y la lleva a los terrenos de la histeria colectiva) y el universo de la iconografía religiosa, profundamente arraigado en las culturas latinoamericanas (“You can't lose what you never had”). “Raya, como todo artista productivo” escribe Carlos Monsiváis, “es un conjunto de acciones, utopías y talentos, es un pintor al óleo y es un muralista; es un instalador y es un prácticante de la teoría del fragmento como síntesis de la totalidad.” Alejandro Romero dice por su parte que en su obra actual “convergen muchas direcciones, muchas influencias, pero esencialmente predomina el expresionismo, que es como una exaltación del sentimiento de la obra, tal vez una exageración de lo que está sucediendo”. Su exposición se titula Historias. Recently Stretched Stories. En el arte de Romero confluyen ecos del surrealismo, ya que muchos de sus cuadros representan escenas salidas del mundo de los sueños, así como cierto realismo mágico donde lo mítico se entrelaza con lo cotidiano. Es perceptible también su fascinación por la estética del simbolismo, la escuela pictórica que en la Inglaterra victoriana desplegara un mundo épico y fantástico retomando elementos del mundo clásico. Romero les da a estas inquietudes un tratamiento contemporáneo, una sensibilidad del aquí y ahora lleno de matices.

Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas, 1852 W. 19th St. Chicago. Tel. 312.738.1503 Del 16 de julio al 5 de septiembre.

Mario Castillo: Programando a la muerte en el huevo durante fertilización, acrílico sobre cartón, 2004

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Alejandro Romero: El círculo de la vida (detalle), acrílico sobre tela, 2004


La trayectoria de un nómada Elena Adrián

Juan Goytisolo, España y sus ejidos (Editorial Hijos de Muley-Rubio, Madrid 2003).

Esta hermosa edición ilustrada recoge, como lo señala el escritor en el prólogo, ensayos y artículos que abarcan un periodo de cuatro décadas: desde testimonios de emigrantes del sur de la península que fueron a trabajar al norte (los llamados maquetos de Euskadi o charnegos de Cataluña) o a Europa, hasta los últimos artículos sobre la patética reconquista de Perejil. Juan Goytisolo se duele, por un lado, del fanatismo de ETA y, por otro, del rebrote de nacional-catolicismo del Partido Popular. Goytisolo es quien mejor, hoy y en castellano, puede escribir sobre los movimientos migratorios, pues su propia trayectoria vital e intelectual es la de un exiliado y un nómada. En 1956, después de realizar el servicio militar, necesario para conseguir un pasaporte en la España de Franco, decide instalarse en París porque no podía soportar la asfixia cultural del régimen. En 1966 decide iniciar nuevos derroteros en su creación literaria, aquellos que le apartan de la España oficial y le llevan a la corriente mudéjar, proscrita oficialmente. Homosexual y autocalificado como “moro” escribe Don Julián y se instala años en Marruecos y años, como profesor universitario, en Nueva York, siendo, desde hace siglos, el único escritor español conocedor del árabe. El libro que vamos a comentar es un puzzle de escritos así presentado para que la inteligencia del lector lo vaya ordenando al espejo de esos “nuevos ricos, nuevos libres y nuevos europeos” que Juan Goytisolo dice que son/somos los españoles de hoy. La cuarta parte del libro, titulada “Mundos ignorados”, recoge testimonios de hombres y mujeres que vivían en la miseria en el sur de la península y que, en los años cincuenta, emigraron a Europa, sobre todo a Francia, ellos como trabajadores de la construcción y ellas como mujeres dedicadas a los servicios domésticos. El denominador común de estos emigrantes es una infancia sin conocer la escolarización, vida en chabolas, hambre y robo para alimentarse. La vida más digna, como trabajadores en Francia, hizo que se sintieran ciudadanos con derechos. Uno de estos emigrantes escribe a sus padres en España, contándoles las ventajas de su nueva situación de trabajador. La respuesta de los padres ilustra sobre el país que estos trabajadores habían abandonado: “Tu querido padre escribe a su querido hijo pues bien me encuentro con la perfecta salud como deseo la tuya que tu padre nunca te olvidará en este mundo ni en el otro me siento orgulloso de la honradez de mi hijo que se halle en París con el cariño de su padre felicito a todos los concejales de París y incluso al Señor Alcalde con cariño y amor que han recogido a mi hijo quisiera a estre-

char mi mano del presidente de la República porque Francia es muy buena y la amo con cariño y para que conste firma. (Nombre y cuatro apellidos)” (Pág. 155) Pero el Estado Español ha cambiado. De ser los españoles los emigrantes que realizaban los peores trabajos en el norte, ahora son extranjeros los que vienen a España a realizar los trabajos que los españoles ya no quieren. No obstante, la reacción de los ciudadanos españoles respecto a estos inmigrantes es, en numerosas ocasiones, racista y olvidadiza de cuál ha sido el pasado. Hoy, hay doce millones de musulmanes europeos y España, solar que ha estado constituido por cristianos, musulmanes y judíos hasta las expulsiones de los Reyes Católicos, podría aportar su peculiaridad, la peculiaridad de una cultura en la que, según el escritor, lo mejor de ella es mestizo, como ocurre con el Arcipreste de Hita, La Celestina, Cervantes, San Juan de la Cruz o Fray Luis de León. En el artículo “El Ejido, quién te ha visto y quién te ve” (páginas 26–29), el escritor nos relata su profundo conocimiento de esta comarca almeriense. La primera vez que visitó El Ejido fue en 1957, cuando, ya residente en París, se sentía atraído por el sur. En 1961 realizó el trayecto con Simone de Beauvoir, Nelson Algren y el futuro director cinematográfico Vicente Aranda. Simone de Beauvoir comentó: “¡Cuánta pobreza, nos creeríamos en África!” (Pág. 26) Y, hace pocos años, El Ejido ha tenido actualidad por el racismo de los almerienses respecto a los inmigrantes magrebíes y sursaharianos que ahora realizan allí los peores trabajos que los antiguos pobres almerienses no quieren para ellos. Las reflexiones de Goytisolo al respecto apuntan a que Almería, antaño la provincia más pobre del Estado español, no adquirió nunca una cultura del exilio ni de la solidaridad. Si la adquirió fue en Europa, pero no en la propia Almería. Goytisolo, ya lo hemos dicho, considera que España se ha convertido en un país de

nuevos ricos, nuevos libres y nuevos europeos, y para apoyar esto apunta que más de la mitad de los beneficiarios de la prosperidad económica de El Ejido son analfabetos. No ha habido una paridad en el acceso a la riqueza y a la cultura. Ahora en El Ejido los almerienses se burlan de los “moros” porque caminan cogidos de la mano, olvidando que, hace más de cuarenta años, Goytisolo veía a los reclutas almerienses, en Cataluña, pasear cogidos del meñique. El escritor, sensible a los problemas migratorios, vive austeramente y no quiere prodigarse como una figura pública ni asistir a rentables actos culturales. Así nos dice: “Tal como están las cosas, cansado ya de invitaciones para intervenir en mesas redondas sobre temas rentables para sus promotores, como pueden ser ‘El Mediterráneo’, ‘Diálogo Norte-Sur’, ‘El Islam’, ‘Al Andalus’ o ‘El mestizaje de culturas’, sólo se me ocurre sugerir a la sección de Viajes y Aventuras de este periódico unas ofertas originales de vacaciones todo pagado, que vayan desde el rodaje garantizado en vídeo del naufragio o captura de inmigrantes en los farallones de Tarifa —con Chabola en el Ejido posibilidad de intervenir en persona, mediante un plus, en el socorro o aprehensión de los ilegales— a una reñida y emocionante regata de pateras con salida puntual del malecón de Ceuta o Málaga, a menos que las corrientes del estrecho las empujen, sin peligro alguno para sus ocupantes dado el eficaz dispositivo de vigilancia de la empresa promotora, a nuestro irredento Peñón de Gibraltar. “¡Una sugerencia infinitamente más incentiva y menos costosa que un adocenado safari en África!” (Pág. 43). De apellido vasco y nacido en Barcelona, Goytisolo nunca se ha identificado ni con Euskadi ni con Cataluña. En 1956, ya lo hemos señalado, se exilió en París. Pero su París ha sido el del barrio de inmigrantes, sobre todo turcos, del Sentier. En París descubrió su homosexualidad. Y viviendo en

París, viajó a Murcia y Almería. Estas provincias le pusieron en contacto con una miseria tercermundista y, por ello, hay que leer su libro de viajes La Chanca, donde fotografía realísticamente un barrio miserable, sin luz, sin agua corriente, verdadera vergüenza para el régimen franquista. Pero a la vez que descubre las desigualdades sociales, que le hacen orientarse a la izquierda política, se siente subyugado por esos paisajes africanos de la España del sur. Años después, el escritor se rebela contra el desarrollismo franquista de los sesenta y contra su país vendido al turismo. Ello le hace despedirse de España en 1966 en su novela Señas de identidad y buscar las raíces mudéjares de la cultura española. Para él la mejor literatura en castellano es medieval y mudéjar, como El libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, o conversa, como La Celestina, de Fernando de Rojas, o, de nuevo mudéjar, como El Quijote y la obra de San Juan de la Cruz. Más adelante descubrirá la literatura española escrita en el exilio, como la obra de Blanco White o de ese español “sin ganas”, tal como se definía el poeta exiliado de la Generación del 27, Luis Cernuda. Sobrecoge su opinión sobre otro ilustre exiliado, Max Aub, ese judío de izquierdas que tuvo que exiliarse en 1939 y que no pudo regresar a su país hasta que le concedieron un visado en 1969 y descubrió con amargura que los escritores del interior habían olvidado la República, la Guerra Civil y el exilio mexicano. Hoy, Goytisolo vive en Marrakech, ciudad que posee una plaza, la de Xemáa el Fna, donde se pulsa el sentir de la vida medieval: literatura oral, juegos al aire libre… Esa plaza —que Goytisolo ha conseguido que sea protegida como patrimonio cultural de la humanidad— le ha enseñado lo que fue la vida en la Península Ibérica antes de los Reyes Católicos. Goytisolo vive allí y habla el árabe dialectal de Marruecos. Cuando va a París habla el francés o el turco en el barrio de los inmigrantes del Sentier. Nunca pasa más de un mes en su país de nacimiento, a pesar de escribir siempre en castellano. Dice que es “un español sin ganas”, como decía Cernuda, y que su nacionalidad es cervantina. La de ese Cervantes que, pobre, quiso emigrar a América y no lo consiguió. La postura privilegiada de Juan Goytisolo permite que su mirada a mundos pluriculturales sea óptima. Respecto a países como Euskadi o Cataluña dice que es mejor tener dos culturas que una y tres mejor que dos. Su obra y su actitud vital son las del que ha roto, siempre, con lo que se institucionaliza y anquilosa. Sigue, como dice él, “cervanteando”.

Elena Adrián es colaboradora de la revista Mugak, que se publica en San Sebastián.

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Animalia dispersa Marco Escalante

om ulloa

En memoria de Marguerite Yourcenar, que halló una respuesta a la pregunta del Eclesiastés… Y sí, las almas de los animales también van al cielo…

1 En las memorias de Porfirio figura que Pitágoras, sabio y profeta de Samos, sentía repulsión por el derramamiento de sangre. Se oponía por ello a la matanza de los animales y procuraba, por su bienestar espiritual, permanecer alejado de los cazadores y los carniceros. Tal vez esta sea la piedra angular de su sistema ético, tan valorable como su contribución a la ciencia. Conocido es el Pitágoras del teorema; es tiempo de conocer al Pitágoras vegetariano. 2 Dice Spinoza: “Excepto el hombre no hay en la naturaleza ningún ser individual de cuyo espíritu podamos alegrarnos y al que podamos unirnos por amistad o por algún género de costumbre”. Schopenhauer le refuta con una frase de Larra: “El que no ha tenido un perro no sabe lo que es querer y ser querido”. Aunque la refutación peque de sentimental es verdadera. El perro no es sólo amigo del hombre, es su hermano. Lo prueba el círculo íntimo que funda cada perro con su amo, círculo excluyente donde más allá de la proximidad de ambos casi nada existe, todo se hace extraño. Otra cosa que nadie debe olvidar es que cuando muere un hombre, entra de modo directo en nuestra memoria: sus palabras, sus gestos, el recuerdo detallado de sus actos, pronto se enseñorean en nuestra conciencia; entra en nosotros como emperador en tierra conquistada. El perro, en cambio, asoma tímidamente, como si le costase mucho usurpar una mínima región de la memoria. Es como el pariente pobre, como el guerrero vencido, como el visitante que contempla nuestro discurrir ignorado, satisfecho en la condena al olvido. 3 Milosz establece un axioma felino: “es imposible permanecer frente a un gato eludiendo la necesidad de tocarlo”. El tacto subyugado por la suavidad del animal hermoso. El gato como misterio irresoluble, como arcano que se pierde en superficies. Ejemplo de lasitud e indiferencia, animal que hizo del espacio reducido un cosmos, del tiempo un segundo prolongado al infinito. Cortázar los amaba, también Balthus. Y Kubrick, que llegó a tener más de treinta en su casona de Londres.

breve nota a una joven escritora

4 Chesterton alguna vez denigró al león. Su mentalidad de cazador inglés le permitió apreciar la utilidad del elefante y el galgo, pero se le escapó la belleza del ocio y la melena. Quien no comprende al león, no comprende a la hiena. Quien no comprende a la hiena, no comprende el mundo natural. Quien no comprende el mundo natural, cerrado está a los misterios del universo. 5 Los tigres y los monos infantiles de Rosseau, el perro gris de Beckman y el azul de Dalí, el gato misterioso de Balthus… Pero sobre todo las vacas, las tristes vacas de Max Ernst. Ellas son las exiliadas del mundo, las que cargan con el mayor fardo del dolor vital. Las vacas, cuya sola mirada puede convencernos de que Dios existe… y que el infierno es el hombre. 6 Que nos aleje Dios de los campos de concentración en que viven hacinados millones de pollos. Que nos libre del campo abierto donde cazadores miserables afinan puntería sobre chacales y lobos. Que se enseñe en las escuelas el poema magistral de Lorca: “Nueva York, oficina y denuncia”, cuyos principales versos rezan: Los patos y las palomas, y los cerdos y los corderos ponen sus gotas de sangre debajo de las multiplicaciones, y los terribles alaridos de las vacas estrujadas llenan de dolor el valle donde el Hudson se emborracha con aceite. yo denuncio a toda la gente que ignora la otra mitad, la mitad irredimible que levanta sus montes de cemento donde laten los corazones de los animalitos que se olvidan y donde caeremos todos en la última fiesta de los taladros. Os escupo en la cara. 7 Pitágoras hablaba con los animales. San Ignacio dialogó generosamente con el lobo. Pero el caso más sublime de comunicación amorosa, se da entre Juan Ramón y Platero: “¡Quién como tú, Platero, pudiera comer flores… y que no le hicieran daño! ¡Tarde equívoca de abril!... Los ojos brillantes y vivos de Platero copian toda la hora de sol y lluvia, en cuyo ocaso, sobre el campo de San Juan, se ve llover, deshilachada, otra nube rosa”.

Marco Escalante es autor de Marabarismos del tedio.

¿eres o también puedes tú inventar una Santa, una Dulcinea o una Beatriz, heredera de los burdeles, purgatorios e infiernos, de los laberintos y túneles cavados por el hombre que te acecha y te echa de menos entre versos equilibrados sobre un cañón de guerra? ¿eres o te apoderas también tú de un cuerpo blando junto a un altar, de un cuerpo ultrajado después del cañonazo, del cuerpo fértil como un arrozal vietnamita, del cuerpo yermo enterrado junto al del poeta andaluz? ¿eres Matilde o quieres ser tú quien le cante a Pablo? tal vez a ti no te inspire la alcachofa después de cocinarla, pero sí el pene al amanecer de algún chileno lujurioso. cántale pues como cantara Whitman su homoerótico estribillo de narciso. ¿eres travesti a lo George Sand o te calienta más el horno a lo Sylvia Plath? ¿te llamas Julia, aún juegas rayuela y escribes al estilo de esa escuela? aunque no quepan más en ese tren, móntate y escribe con las Allende, Esquivel y Mastretta que no hay mal cuento que por bien contado no venga. así es, aprende de Mario y de Elena, de Ernesto y de Juan, de Alfonsina y de Mercedes. elige tú y canta tú. y si de verdad tienes ovarios, escritora, por favor, dile a Gabriel que se le atascó el coronel entre tanto papel y dile, sin tapujos, que se asome a la ventana de su casa de invierno de La Habana para que vea que tiene barrotes y no balcón bogotano con flores y aroma de jazmín. no les temas, rompe moldes, desbarata esquemas, no confíes en los libros de referencia ni respetes a los semidioses literarios que respetaron a otros que nunca ni ellos mismos se respetaron. vive e inventa cuentos sacados de tu sangre y no los diluyas en agua, que la mujer que cocina rico de verdad no extiende la masa para que rinda. sé cruel y sigue siendo mujer, que la hembra es fiera si le da la gana al igual que es cielo y es miel. sé todo eso sin dejar de ser ni mujer ni madre ni amante ni escritora, que sin tu pluma no canta el gallo entre tanto pollo. que tu cuerpo de mujer es compuesto y trabajado, no simple. que tienes, además de mamas, pezones y orificios apetitosos, un cráneo con cerebro. y por eso escribes. porque más que carne eres voz. más aguda, más incoherente a ratos, pero sí menos peluda por aquello de que a la mujer no le crece pelo en muchas partes, entre ellas la lengua.

om ulloa es autora de selectos lapsos de memoria (una serie de fetos) y prendas de mujer.


Presentación del CD

Arte y Papel Studio and Gallery 1579 N. Milwaukee Ave. Suite 210 Tel.: (773) 235-0075 diana210@hotmail.com

¡¡¡A toda la banda de Chicago!!! Ha llegado la hora de... ”El Santo Des...main” Te invitamos a sintonizar el 950AM todos los sábados de 8 a 9 de la noche.

Amor América Poemas de Pablo Neruda 10 de julio Centro-Museo de Bellas Artes Mexicanas Lectura: Alexy Lanza

Diálogo/dialogue Talleres/workshops Espacio/space Colaboraciones/collaborations Arte/art Exposiciones/exhibits Gallery Hours: First Friday of each month: 6–10 P.M. Sat & Sun: 1–5 P.M. & by appt.

Próxima exposición: Inauguración: 9 de julio, 6:00 P.M. Heather Young, Shannon McMillin: Obra gráfica y pintura Arte y Papel Galería y Estudio

Habrá mucho cotorreo, información, temas polémicos, rocanrol, trova, blues, ska, metal, punk, música folklorica y mucho des...main. Línea de complacencias para la banda (312) 279-9100 No te lo puedes Perder. “El Santo Des...main” ¡¡Agárrate ke te llega por Detroit!!

Musicalización: Raíz Viva Danza: Josafat S. Coatl, Susana A. Sánchez, Roberto Ferreira 1831 W. 18th St. Información: (312) 996-3095 y (312) 656-8655

23 de julio Apollo’s 2000

TRIBU ALEXY LANZA y RAÍZ VIVA 2875 W. Cermak Información: El Chopito (773) 237-8948


Escuche

Diรกlogo abierto con la cultura y las artes Domingo de 12 a 4 de la tarde en el 950

AM


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