Contratiempo 31 • Diciembre 2005

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contratiempo chicago, illinois

nĂşmero 31

diciembre 2005

Consumismo globalizado

Dos poetas de La Habana Olivia Maciel: Sombra en plata


mesa directiva Frances R. Aparicio, Leon Fink, Gregory X. Gorman, Jochy Herrera, Roberta Piedra, Moira Pujols, Josefina Ratto

3 Editorial

9 Negocios genéticos: El patentamiento de la vida Federico Kukso

dossier

10 Consumismo: Tiempos de libido y velocidad Agustina Castillo

directora ejecutiva Moira Pujols

director editorial Raúl Dorantes

consejo editorial Ricardo Armijo, José Castro Urioste, Raúl Dorantes, Jorge Frisancho, Juan Mora-Torres, Francisco Piña, Julio Rangel, Febronio Zatarain

jefe de redacción Febronio Zatarain

3 El centro comercial Beatriz Sarlo

11 Gestiones artísticas: Una alternativa al consumismo Alicia Romero y Marcelo Giménez

6 Consumismo y globalización Jerry Espinoza Rivera

12 La Chica Material Tanya Victoria

7 Mi carnal y la Devon Daniel Patiño 8 La falacia del consumismo Eduardo Madrid

diseño Francisco Piña

asistente editorial y administrativo Carlos Jaime

latiNidaD

Condición actual de los latinos en Chicago Timothy Ready y Allert Brown-Gort

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distribución José Guzmán

arte Elizabeth Catlett

cartón de la portada Canasta básica, Angel Boligan, El Universal, Mexico City, www.caglecartoons.com

fotografía

deshoras

16 Caminos; Emigrado Amalia Iduate

21 Monolito; Ante los muros de la ciudad sumergida (fragmento) Ernesto Santana Zaldívar

20 Sigilosa República; Sin aliento Ernesto Santana Zaldívar

17 Feelings; Retrato de familia Amalia Iduate

22 Nínive; Que no se detenga la gran cacería Ernesto Santana Zaldívar

José Guzmán, Guillermo Munro Colosio, Luis F. Soto © contratiempo

NFP

773.769.2923 1434 W. Thorndale Ave. Chicago, IL 60660

mirada cómplice

Para obtener más información sobre las distintas secciones de la revista, publicidad y clasificados, servicios editoriales o suscripciones, escríbanos a info@revistacontratiempo.com

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Elizabeth Catlett Delia Negro

tiempo extra 26 De consumos y de idiomas Fernando Olszanski

acepta textos para su publicación Raúl Dorantes cartas@revistacontratiempo.com Jorge Frisancho deshoras@revistacontratiempo.com

23 Carencias y presencias en el Pulitzer de teatro José Castro Urioste

26 Desnudo de un mundo artificial Iván Torrijos

25 La distancia entre el vivir y el sentir: Las antimemorias de Alfredo Bryce Echenique Ismael P. Márquez

29 Olivia Maciel: Sombra en plata Jorge Frisancho 30 Thalia Hall, o cuando el arte se convierte en publicidad Jefferson Gutiérrez Lozano

24 Notas sobre Inventario secreto de La Habana Angel Trueba 24 California De Eduardo Mendicutti Marcelo Ayala

28 Acteal, ocho años después Alex Wyman

31 Eddie Guerrero Juan Mora-Torres y Juan Ignacio Mora 27 Dónde Sandra Russo 28 La novela sin fin o Fox, el zorro libre en el gallinero libre Leda Schiavo

José Castro Urioste tiempoextra@revistacontratiempo.com

tiempo de sobra www.revistacontratiempo.com

32 Buenos Aires y los mitos Jochy Herrera

32 ¿Feliz? Navidad Bernardo Navia Lucero

33 Gabriela Juárez Domínguez y sus fotograbados Humberto Uribe


Editorial a presente entrega de contratiempo la dedicamos a la sociedad de consumo. Nos referimos a este mundo global en el que cada vez más personas encuentran su realización en el momento de comprar. Lo mismo sueña con comprar un i-pod, un teléfono celular con cámara fotográfica o incluso un BMW último modelo el que vive en las montañas de Bolivia que el que vive en los suburbios de Chicago. Esta ansia por consumir —que igual se ha alimentado en Madrás, India, que en San Juan Teotihuacan, México, a través de sofisticados métodos de publicidad— ha provocado hoy por hoy un libre tránsito de mercancías sin precedente. La ropa, las vajillas, los aparatos con sistema digitales, los utensilios de plástico, etc., viajan desde las miles de fábricas establecidas en China a las tiendas Wal-Mart ya propagadas en muchas partes del mundo. El consumismo de nuestros días, ha llegado al punto en que, por ejemplo, un joven se torna interesante no por su bagaje cultural y educativo sino a partir de las marcas que resaltan en su vestuario. Lo cultural y educativo hoy por hoy no tiene importancia. Por desgracia, se lee cada vez menos a los clásicos de la literatura universal, y se visita con menos frecuencia los museos. La lectura se ha reducido a los libros de superación personal, es decir, a los libros que ayudan a triunfar en la sociedad de consumo. Lo visual se ha limitado al mundo televisivo y a las películas de Hollywood, producciones en las que el arte pasa a un tercer plano. El objetivo de la presente edición fue la de internarse en este fenómeno, siempre tratando de no caer en el maniqueísmo. Es claro que el consumismo se ha

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vuelto parte ya de nuestra vida diaria. De ahí que las cumbres económicas intergubernamentales que mes tras mes se llevan a cabo, giren en torno al libre tránsito de productos. En dichas cumbres no deja de proponerse el desmoronamiento de todas las fronteras que obstaculizan el comercio. Nuestros gobernantes muchas veces se olvidan que representan a seres humanos y no a las mercancías. No es casual que las naciones que más luchan porque los productos lleguen sin ningún tipo de obstáculos son las mismas que cierran cada vez más sus fronteras a los seres humanos de otras naciones. Ya no es tal la disyuntiva del hombre moderno que llegó a plantear Erich Fromm en su libro Tener o ser. Indudablemente, en el siglo XXI ser es tener. Es obligación de los gobiernos, a través de sus sistemas educativos, que se dé un balance para que las necesidades de ese joven, además de materiales, sean también espirituales.

El centro comercial Beatriz Sarlo

n muchas ciudades no existe un “centro”. Quiero decir: un lugar geográfico preciso, marcado por monumentos, cruces de ciertas calles y ciertas avenidas, teatros, cines, restaurantes, confiterías, peatonales, Carteles luminosos destellando en el líquido, también luminoso y metálico, que baña los edificios. Se podía discutir si el “centro” verdaderamente terminaba en tal calle o un poco más allá, pero nadie discutía la existencia misma de un solo centro: imágenes, ruidos, horarios diferentes. Se iba al “centro” desde los barrios como una actividad especial, de día feriado, como salida nocturna, como expedición de compras, o, simplemente, para ver y estar en el centro. Hoy, Los Ángeles (esa inmensa ciudad sin centro) no es tan incomprensible como lo fue en los años sesenta. Muchas ciudades latinoamericanas, Buenos Aires entre ellas, han entrado en un proceso de “angelinización”. La gente hoy pertenece más a los barrios urbanos (y a los “barrios audiovisuales”) que en los años veinte, cuando la salida al “centro” prometía un horizonte de deseos y peligros, una exploración de un territorio siempre distinto. De los barrios de clase media ahora no se sale al centro. Las distancias se han acortado no sólo porque la ciudad ha dejado de crecer, sino porque la gente ya no se mueve por la ciudad, de una punta a la otra. Los barrios ricos han configurado sus propios centros, más limpios, más ordenados, mejor vigilados, con más luz mayores ofertas materiales y simbólicas. Ir al centro no es lo mismo que ir al shopping-justify, aunque el significante “centro” se repita en las dos expresiones. En primer lugar, por el paisaje: el shopping-justify, no importa cuál sea su tipología arquitectónica, es un simulacro de ciudad de servicios en miniatura, donde todos los extremos de lo urbano han sido liquidados: la intemperie, que los pasajes y las arcadas del siglo XIX sólo interrumpían sin anular; los ruidos, que no respondían a una programación unificada; el

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claroscuro, que es producto de la colisión de luces diferentes, opuestas, que disputan, se refuerzan o, simplemente, se ignoran unas a otras; la gran escala producida por los edificios de varios pisos, las dobles y triples elevaciones de los cines y teatros, las superficies vidriadas tres, cuatro, cinco veces más grandes que el más amplio de los negocios; los monumentos conocidos, que por su permanencia, su belleza o su fealdad, eran los signos más poderosos del texto urbano; la proliferación de escritos

de dimensiones gigantescas, arriba de los edificios, recorriendo decenas de metros en sus fachadas, sobre las marquesinas, en grandes letras pegadas sobre los vidrios de decenas de puertas vaivén, en chapas relucientes, escudos, carteles pintados sobre el dintel de portales, pancartas, afiches, letreros espontáneos, anuncios impresos, señalizaciones de tránsito. Estos rasgos, producidos a veces por el azar y otras por el diseño, son (o fueron) la marca de una identidad urbana.

El centro de la ciudad de Chicago y el otro centro. Foto: Luis F. Soto


“Los pobres también compran”. Foto: José Guzmán

Hoy, el shopping opone a este paisaje del “centro” su propuesta de cápsula espacial acondicionada por la estética del mercado. En un punto, todos los shopping-justifys son iguales: en Minneapolis, en Miami Beach, en Chevy Chase, en New Port, en Rodeo Drive, en Santa Fe y Coronel Díaz, ciudad de Buenos Aires. Si uno descendiera de Júpiter, sólo el papel moneda y la lengua de vendedores, compradores y mirones, le permitirían saber dónde está. La constancia de las marcas internacionales y de las mercancías se suman a la uniformidad de un espacio sin cualidades: un vuelo interplanetario a Cacharel, Stephanel, Fiorucci, Kenzo, Guess y McDonald’s, en una nave fletada bajo la insignia de los colores unidos de las etiquetas del mundo. La cápsula espacial puede ser un paraíso o una pesadilla. El aire se limpia en el reciclaje de los acondicionadores; la temperatura es benigna; las luces son funcionales y no entran en el conflicto del claroscuro, que siempre puede resultar amenazador; otras amenazas son neutralizadas por los circuitos cerrados, que hacen fluir la información hacia el panóptico ocupado por el personal de vigilancia. Como en una nave espacial, es posible realizar todas las actividades reproductivas de la vida: se come, se bebe, se descansa, se consumen símbolos y mercancías según instrucciones no escritas pero absolutamente claras. Como en una nave espacial, se pierde con facilidad el sentido de la orientación: lo que se ve desde un punto es tan parecido a lo que se ve desde el opuesto que sólo los expertos, muy conocedores de los pequeños detalles, o quienes se mueven con un mapa, son capaces de decir dónde están en cada momento. De todas formas, eso, saber dónde se está en cada momento, carece de importancia: el shopping no se recorre de una punta a la otra, como si fuera una calle o una galería; el shopping tiene que caminarse con la decisión de aceptar, aunque no siempre, aunque no del todo, las trampas del azar. Los que no aceptan estas trampas alteran la ley espacial del shopping, en cuyo tablero los avances, los retrocesos y las repeticiones no buscadas son una estrategia de venta. El shopping, si es un buen shopping, responde a un ordenamiento total pero, al mismo tiempo, debe dar una idea de libre recorrido: se trata de la ordenada deriva del mercado. 4

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galerías comerciales que pasan a ser shoppings-galería), lo usa como decoración y no como arquitectura. Casi siempre, incluso en el caso de shoppings “conservacionistas” de arquitectura pasada, el shopping se incrusta en un vacío de memoria urbana, porque representa las nuevas costumbres y no tiene que rendir tributo a las tradiciones: allí donde el mercado se despliega, el viento de lo nuevo hace sentir su fuerza. El shopping es todo futuro: construye nuevos hábitos, se convierte en punto de referencia, acomoda la ciudad a su presencia, acostumbra a la gente a funcionar en él. En el shopping puede descubrirse un “proyecto premonitorio del futuro”: shoppings cada vez más extensos que, como un barco factoría, no sea necesario abandonar nunca (así son ya algunos hoteles-shopping-spa-centro cultural en Los Ángeles y, por supuesto, en Las Vegas). Aldeas-shoppings, museos-shoppings, bibliotecas y escuelas-shoppings, hospitales-shoppings. Se nos informa que la ciudadanía se constituye en el mercado y, en consecuencia, los shoppings pueden ser vistos como los monumentos de un nuevo civismo: ágora, templo y mercado, como en los foros de la vieja Italia romana. En los foros había oradores y escuchas, políticos y plebe sobre la que se maniobraba; en los shoppings también los ciudadanos desempeñan papeles diferentes: algunos compran, otros simplemente miran y admiran. En los shoppings no podrá descubrirse, como en las galerías del siglo XIX, una arqueología del capitalismo sino su realización Quienes usan el shopping para entrar, llegar a más plena. un punto, comprar y salir inmediatamente, conFrente a la ciudad real, construida en el tradicen las funciones de su espacio, que tiene tiempo, el shopping ofrece su modelo de ciudad mucho de cinta de Moebius: se pasa de una sude servicios miniaturizada, que se independiza perficie a otra, de un plano a otro, sin darse soberanamente de las tradiciones y de su encuenta de que se está atravesando un límite. torno. De una ciudad en miniatura el shopping Es difícil perderse en un shopping precisamente tiene un aire irreal, porque ha sido construido por esto: no está hecho para encontrar un punto demasiado rápido, no ha conocido vacilaciones, y, en consecuencia, en su espacio sin jerarquías marchas y contramarchas, correcciones, destructambién es difícil saber si uno está perdido. El ciones, influencias de proyectos más amplios. La shopping no es un laberinto del que sea preciso historia está ausente, y cuando hay algo de hisbuscar una salida; por el contrario, sólo una toria no se plantea el conflicto apasionante encomparación superficial acerca el shopping al tre la resistencia del pasado y el impulso del prelaberinto. El shopping es una cápsula donde, si sente. La historia es usada para roles serviles y se es posible no encontrar lo que se busca, es comconvierte en una decoración banal: preservaciopletamente imposible perderse. Sólo los niños nismo fetichista de algunos muros como cáscamuy pequeños pueden perderse en un shopping, ras. Por esto, el shopping sintoniza perfectamenporque un accidente puede separarlos de otras te con la pasión por el decorado de la arquitecpersonas y esa ausencia no se equilibra con el tura llamada posmoderna. En el shopping de encuentro de mercancías. intención preservacionista la historia es paraComo una nave espacial, el shopping tiene dojalmente tratada como souvenir y no como una relación indiferente con la ciudad que lo soporte material de una identidad y temporalirodea: esa ciudad siempre es el espacio exterior, dad que siempre le plantean al presente su conbajo la forma de autopista con villa miseria al flicto. lado, gran avenida, barrio suburbano o peatonal. Evacuada la historia como “detalle”, el shoA nadie, cuando está dentro del shopping, debe pping sufre una amnesia necesaria a la buena interesarle si la vidriera del negocio donde vio lo marcha de sus negocios, porque si las huellas de que buscaba es paralela o perpendicular a una la historia fueran demasiado evidentes y superacalle exterior; a lo sumo, lo que no debe olvidar ran la función decorativa, el shopping viviría un es en qué naveta está guardada la mercancía conflicto de funciones y sentidos: para el shoque desea. En el shopping no sólo se anula el pping, la única máquina semiótica es la de su sentido de orientación interna sino que desapapropio proyecto. En cambio, la historia despilrece por completo la geografía urbana. A difefarra sentidos que al shopping no le interesa rencia de las cápsulas espaciales, los shoppings conservar, porque en su espacio, además, los cierran sus muros a las perspectivas exteriores. sentidos valen menos que los significantes. Como en los casinos de Las Vegas (y los shoEl shopping es un artefacto perfectamente ppings aprendieron mucho de Las Vegas), el día adecuado a la hipótesis del nomadismo contemy la noche no se diferencian: el tiempo no pasa, poráneo: cualquiera que haya usado alguna vez o el tiempo que pasa es también un tiempo sin un shopping puede usar otro, en una ciudad dicualidades. ferente y extraña de la que ni siquiera conozca La ciudad no existe para el shopping, que ha la lengua o las costumbres. Las masas temporasido construido para remplazar a la ciudad. Por riamente nómadas que se mueven según los flueso, el shopping olvida lo que lo rodea: no sólo jos del turismo, encuentran en el shopping la cierra su recinto a las vistas de afuera sino que dulzura del hogar donde se borran los contrairrumpe, como caído del cielo, en una manzana tiempos de la diferencia y del malentendido. de la ciudad a la que ignora; o es depositado en Después de una travesía por ciudades desconomedio de un baldío, al lado de una autopista, cidas, el shopping es un oasis donde todo mardonde no hay pasado urbano. Cuando el shocha exactamente como en casa; del exotismo pping ocupa un espacio marcado por la historia que deleita al turista hasta agotarlo, se puede (reciclaje de mercados, docks, barracas portuaencontrar reposo en la familiaridad de espacios rias, incluso reciclaje en segunda potencia: que siguen conservando algún atractivo, dado


que se sabe que están en el “extranjero”, pero que, al mismo tiempo, son idénticos en todas partes. Sin shoppings y sin Clubs Mediterranée el turismo de masas sería impensable: ambos proporcionan la seguridad que sólo se siente en la casa propia, sin perder del todo la emoción producida por el hecho de que se la ha dejado atrás. Cuando el espacio extranjero, a fuerza de incomunicación, amenaza como un desierto, el shopping ofrece el paliativo de su familiaridad. Pero no es ésta la única ni la más importante contribución del shopping al nomadismo. Por el contrario, la máquina perfecta del shopping, con su lógica aproximativa, es, en sí misma, un tablero para la deriva desterritorializada. Los puntos de referencia son universales: logotipos, siglas, letras, etiquetas, no requieren que sus intérpretes estén afincados en ninguna cultura previa o distinta de la del mercado. Así, el shopping produce una cultura extraterritorial de la que nadie puede sentirse excluido: incluso los que menos consumen se manejan perfectamente en el shopping e inventan algunos usos no previstos, que la máquina tolera en la medida en que no dilapiden las energías que el shopping administra. He visto, en los barrios ricos de la ciudad, señoras de los suburbios bonorenses, sentadas en los bordes de los maceteros, muy cerca de las mesas repletas de un patio de comidas, alimentando a sus bebés, mientras otros chicos corrían entre los mostradores con una botella plástica de dos litros de Coca-Cola; he visto cómo sacaban sandwiches caseros de las bolsas de plástico con marcas internacionales, que seguramente fueron sucesivamente recicladas desde el momento en que salieron de las tiendas, cumpliendo las leyes de un primer uso “legítimo”. Estos visitantes, que la máquina del shopping no contempla pero a quienes tampoco expulsa activamente, son extraterritoriales, y sin embargo la misma extraterritorialidad del shopping los admite en una paradoja curiosa de libertad plebeya. Fiel a la universalidad del mercado, el shopping en principio no excluye. Su extraterritorialidad tiene ventajas para los más pobres: ellos carecen de una ciudad limpia, segura, con buenos servicios, transitable a todas horas; viven en suburbios de donde el Estado se ha retirado y la pobreza impide que el mercado tome su lugar; soportan la crisis de las socieda-

des vecinales, el deterioro de las solidaridades comunitarias y el anecdotario cotidiano de la violencia. El shopping es exactamente una realización hiperbólica y condensada de cualidades opuestas y, además, como espacio extraterritorial no exige visados especiales. En la otra punta del arco social, la extraterritorialidad del shopping podría afectar lo que los sectores medios y altos consideran sus derechos; sin embargo, el uso según días y franjas horarias impide la colisión de estas dos pretensiones diferentes. Los pobres van los fines de semana, cuando los menos pobres y los más ricos prefieren estar en otra parte. El mismo espacio cambia con las horas y los días, mostrando esa cualidad transocial que, según algunos, marcaría a fuego el viraje de la posmodernidad. La extraterritorialidad del shopping fascina también a los muy jóvenes, precisamente por la posibilidad de deriva en el mundo de los significantes mercantiles. Para el fetichismo de las marcas se despliega en el shopping una escenografía riquísima donde, por lo menos en teoría, no puede faltar nada; por el contrario, se necesita un exceso que sorprenda incluso a los entendidos más eruditos. La escenografía ofrece su cara Disneyworld: como en Disneyworld, no falta ningún personaje y cada personaje muestra los atributos de su fama. El shopping es una exposición de todos los objetos soñados. Ese espacio sin referencias urbanas está repleto de referencias neoculturales, donde los que no saben pueden aprender un know-how que se adquiere en el estar ahí. El mercado, potenciando la libertad de elección (aunque sólo sea de toma de partido imaginaria), educa en saberes que son, por un lado, funcionales a su dinámica, y, por el otro, adecuados a un deseo joven de libertad antiinstitucional. Sobre el shopping nadie sabe más que los adolescentes, que pueden ejercitar un sentimentalismo antisentimental en el entusiasmo por la exhibición y la libertad de tránsito que se apoya en un desorden controlado. Las marcas y etiquetas que forman el paisaje del shopping reemplazan al elenco de viejos símbolos públicos o religiosos que han entrado en su ocaso. Además, para chicos afiebrados por el high-tech de las computadoras, el shopping ofrece un espacio que parece high-tech aunque, en las versiones de

Tú y yo, el mall y la fábula. Foto: Luis F. Soto

ciudades periféricas, ello sea un efecto estético antes que una cualidad real de funcionamiento. El shopping, por lo demás, combina la plenitud iconográfica de todas las etiquetas con las marcas “artesanales” de algunos productos folk-ecológico-naturistas, completando así la suma de estilos que definen una estética adolescente. Kitsch industrial y compact disc. La velocidad con que el shopping se impuso en la cultura urbana no recuerda la de ningún otro cambio de costumbres, ni siquiera en este siglo que está marcado por la transitoriedad de la mercancía y la inestabilidad de los valores. Se dirá que el cambio no es fundamental ni puede compararse con otros. Creo sin embargo que sintetiza rasgos básicos de lo que vendrá o, mejor dicho, de lo que ya está aquí para quedarse: en ciudades que se fracturan y se desintegran, este refugio antiatómico es perfectamente adecuado al tono de una época. Donde las instituciones y la esfera pública ya no pueden construir hitos que se piensan eternos, se erige un monumento que está basado precisamente en la velocidad del flujo mercantil. El shopping presenta el espejo de una crisis del espacio público donde es difícil construir sentidos; y el espejo devuelve una imagen invertida en la que fluye día y noche un ordenado torrente de significantes.

Beatriz Sarlo: Escritora argentina. Dirije la revista Punto de vista. El presente texto pertenece a su libro Escenas de la vida posmoderna; intelectuales, arte y videocultura en Argentina (Seix Barral, 2004, Buenos Aires, Argentina). Se publica con autorización del autor.

Encontramos “el sueño americano”. Foto: José Guzmán contratiempo

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Consumismo y globalización Jerry Espinoza Rivera

egún datos recientes de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL), actualmente más de 222 millones de latinoamericanos viven en la miseria. Al mismo tiempo, irónicamente, varios latinoamericanos se encuentran entre los cien hombres más ricos del mundo, de acuerdo con la revista Forbes. No es casual, por tanto, que el Banco Mundial señale que América Latina sea la región del mundo con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza. Sin embargo, la concentración de la riqueza no es un problema exclusivo de la región que se extiende desde el río Bravo hasta la Patagonia. En los Estados Unidos, el país más rico del mundo, el país con mayor consumo per capita de energía y bienes en el planeta, más de 37 millones de personas viven por debajo del nivel de pobreza, según datos oficiales del propio gobierno norteamericano, algo que quedó reflejado ante el mundo entero después del desastre causado por el huracán Katrina en Nueva Orleáns. En la misma ciudad de Chicago existe una abismal brecha entre la opulencia y el derroche de la Magificent Mile y la cruda miseria de los homeless. Durante los últimos veinticinco años, tanto los latinoamericanos como los estadounidenses hemos sufrido las consecuencias de la aplicación de un modelo económico deshumanizante: la globalización neoliberal. La globalización neoliberal ha significado esencialmente un retorno a las viejas recetas del capitalismo salvaje decimonónico, ese capitalismo tan fielmente retratado por Karl Marx como cruel, inhumano y explotador. Irónicamente, ese mismo Marx cuyas tesis parecían que habían quedado definitivamente superadas tras la creación y el fortalecimiento del Estado de Bienestar en el mundo capitalista después de la Gran Depresión del 29, volvía nuevamente a cobrar vigencia setenta años después. Pero además hay un aspecto de la obra de Marx que tradicionalmente ha sido subestimado y dejado de lado. Para Marx, el capitalismo no sólo era condenable por ser un sistema que se sostiene en la explotación de la fuerza de traba-

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Hay un aspecto de la obra de Marx que se ha dejado de lado. Foto: Luis F. Soto 6

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jo, sino también por producir la alienación de los seres humanos. Es decir que para Marx el capitalismo no sólo producía miseria material, sino también miseria espiritual. En el capitalismo el ser humano es convertido progresivamente en una mercancía, mientras que las mercancías van adquiriendo rasgos propios de los seres humanos, es decir, se “fetichizan”. Esto significa, en otras palabras, que el ser humano empieza a ser valorado no por lo que es, sino por lo que posee. Esto es lo que Erich Fromm denomina el salto de la lógica del ser a la lógica del tener. Por esta razón, en las sociedades capitalistas contemporáneas, un paEntre la opulencia y el derroche y la cruda miseria de los homeless. pel fundamental en Foto: Luis F. Soto la vida de los seres humanos lo ocupa mente al desastre ecológico, cuyas primeel consumo compulsivo de bienes materas manifestaciones ya están siendo eviriales. Parafraseando a Descartes, podedentes en el medio ambiente global. mos decir que el lema del homo capitaExiste entonces una estrecha y perversa lista es “Consumes, luego existes”. relación entre la globalización neoliberal y Sin embargo, el el consumismo. Conforme la globalización consumista nunca neoliberal ha incrementado la desigualdad encuentra la satisen la distribución de la riqueza y la alienafacción en el objeto ción de los seres humanos, el consumismo adquirido, sino que se convierte en un reflejo de esa misma cada vez aspira a un alienación. En otras palabras, la pobreza objeto diferente y así material de los que tienen muy poco se sucesivamente, por refleja también en la pobreza espiritual lo que termina atrade los que lo tienen todo. pado en un intermiFrente a la globalización neoliberal alienable círculo vicioso nante y depredadora surge entonces el imde perpetua insatisperativo de una globalización alternativa, facción. en la que el bienestar no sea sinónimo de Además, la lógica despilfarro y depredación, sino más bien consumista inevitade construcción de sociedades justas y blemente conduce a solidarias, sociedades sostenibles a largo la depredación y la plazo, en armonía con la naturaleza. Éste destrucción aceleraes el descomunal reto al que nos enfrentada de los recursos mos todos y cada uno de los habitantes naturales para podel planeta. der satisfacer una demanda cada vez más creciente de bienes, lo cual la hace insostenible a mediano y largo plazo, pues nos conduce directa-

Jerry Espinoza Rivera: profesor en la sección de Filosofía y Pensamiento en la Escuela de Estudios Generales Universidad de Costa Rica.


Mi carnal y la Devon Daniel Patiño n el atardecer de ayer, cuando el cielo aún estaba nublado y el viento sacudía las ramas de los árboles, provocando así la primera caída de las hojas, yo pedaleaba mi bicicleta rumbo a la tienda en la que trabaja el Chuy (mi carnalito). Este viaje lo repito todos los martes, sin prisa alguna, regularmente después de las cinco. Él ha trabajado allá por la Devon y Western, en la North Water Fruit Market por ya casi siete años, en ese barrio en el que la población india y pakistaní tiene una gran presencia. Cuando veo al Chuy, me doy cuenta que las energías por vivir se le han ido disminuyendo, y ha de ser por el estado anímico que le aqueja, pues últimamente los desajustes económicos como que lo van consumiendo lentamente. A finales del 2000, el Chuy decidió traer a su esposa Victoria y al Chuchito, su primer hijo. Recuerdo que le pagó a un coyote para que los trajeran por tres mil dólares, y afortunadamente llegaron bien a Chicago. En ese tiempo él y Victoria optaron por vivir junto con parientes y conocidos de Michoacán; en total éramos trece, incluyendo al Chuchito, todos amontonados en un departamento de dos recámaras. Así era requerido, pues de esa manera mi carnal podía ahorrarse una lana para después mudarse a otro lugar... Pasaron diez meses y el objetivo de mudarse llegó finalmente; alquiló un pequeño departamento de una habitación, donde los utilities (gas, electricidad, cable, etc.) estaban incluidos. Ya instalado en su nuevo hogar, se compró un Ford Thunderbird modelo 95, que requería para transportarse durante el invierno y evitar el estar titiritando en la parada del bus. Unos días después de la compra del automóvil, Victoria salió embarazada. Y en julio de 2003, dio a luz a Pablito; se veía sano el muchachito con sus siete libras de peso. Y como los gastos aumentaron el Chuy optó por buscar empleo en otra frutería, ya que con el salario que ganaba en la North Water no le alcanzaba para mucho. Y como quería un chingo a los dos varoncitos, les compraba cuanta chuchería se les antojaba (no quería que sus hijos sufrieran las miserias que él sufrió de niño). A Chuchito, por ejemplo, le compró muñecos intergalácticos, carritos de control remoto, Play Station y películas de Terminator. Y como el departa-

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mento donde vivían estaba casi vacío, prosiguieron a pedir fiado en una bodega de la Ashland y North, hasta que se endeudaron comprando sillones, comedor, televisor de 26 pulgadas, vajillas, horno de microondas, dos camas (una matrimonial y una pequeña para el Chuchito) y la cuna para Pablito. Al parecer todo iba bien en esos días. La situación de que todo era alegría se mantenía constante. El Chuy y Victoria reflejaban la apariencia de una familia feliz, pues al trabajar él en dos fruterías los aprietos económicos estaban casi eliminados. Ella también consiguió un part-time en un hotel de Evanston limpiando habitaciones. Y si por equis razón, ellos no podían cuidar a los niños, le pagaban a una vecina que se alquilaba de babysitter. Incluso ya comenzaban a ahorrar. Pero un día alguien le llamó a Victoria por teléfono: era una llamada proveniente de México en la que le decían que su madre había muerto; la noticia golpeó muy fuerte el corazón de aquel hogar feliz. Para Victoria era increíble que su madre hubiera fallecido tan de repente (cuarenta años de edad, paro cardiaco). Y después de largas conversaciones con el Chuy, acordaron de que ella regresara a su tierra natal, Los Remedios, municipio de Naucalpan, Estado de México, y que se llevara consigo al Chuchito y a Pablito. En esos días el Chuy no tenía ahorros suficientes para solventar el regreso repentino de Victoria, y acabó pidiendo prestado. Se requería de algo de capital para que ella gastara allá en México (no se podía regresar con las manos vacías del Gabacho)... Dos meses después de la partida de Victoria, el Chuy se sentía solo otra vez. Bueno, digamos que no tan solo; le acompañaban el horno de microondas, las ca-

mas, la cuna, el Play Station, los sillones, dos vajillas (sin estrenar), el televisor de 26 pulgadas y las películas de Terminator... Al paso de otra temporadita, el Chuy se fue a vivir con unos compañeros del trabajo a un departamento de tres recámaras, y las cosas que había comprado cuando vivía con su familia acabaron siendo regaladas o rematadas. En su nuevo alojamiento ha vivido desde el 2004 con otros quince paisanos. En la sala (como es un poco grande), unas sabanas colgadas de un mecate simulan ser divisiones de habitación, y los cuartos son compartidos por tres o cuatro personas (el propietario de la casa no dice nada, pues la renta de $1500 mensuales justifica la causa). Ahí en ese departamento, cada cual vive como le da la gana. Algunos compran teléfono celular, otros un carro chingón, discos de rap, esclavas de oro, cervezas y hasta tequila Patrón para controlar las nostalgias. Algunos de ellos trabajan también por la Devon y la Western. Ayer, el Chuy me contó que todavía le gusta trabajar por esa área, no tanto por observar a los “camellitos” (así les llama a los indios y paquistaníes con vestimenta del Medio Oriente) sino porque cree que los peligros de robo y violencia en la Devon son casi inexistentes. “Aquí no es como en la calle 26th —me dijo—. Allá los vatos se la pasan dando vueltas y vueltas en sus trocas, que ni tan siquiera han terminado de pagar, con tremendo escandalazo musical y presumiendo sus mejores garritas.” Eso me dijo el Chuy mientras continuaba acomodando los productos en la North Water. Por ahora se encarga de la sección de vegetales (baby eggplant, okra, squash opo, aparte de los ya conocidos, como cebollas, chiles, apios, etc.). En el rostro del Chuy ayer se reflejaba un cansancio indiscutible (uno de sus ojos ya tiene algo de carnosidad y su mirada es triste). Entonces me preguntó que cuándo nos íbamos a ir a México. No le contesté. “Yo ya me voy en diciembre —me dijo—, para festejar allá mi cumpleaños. Tú, Daniel, vete por favor juntando un billete para que luego me prestes pa’l coyote.” Tampoco le respondí. Mi silencio era justificable, y es que el Chuy, después de que Victoria se fue a México, le siguió mandando casi todo lo que ganaba, que para construir una casita, que para la comida de los chilpayates, sillones, comedor, televisor de 26 pulgadas, vajillas, horno de microondas, camas (una matrimonial y otra pequeña para el Chuchito) y la cuna para Pablito, muñecos intergalácticos, carritos de control remoto, Play Station y las películas de Terminator.

Daniel Patiño: Estudiante del Truman College.

“Aquí no es como en la calle 26th.” Foto: Luis F. Soto contratiempo

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La falacia del consumismo Eduardo Madrid

osiblemente el indicador económico más importante de la economía de un país sea el Producto Interno Bruto (PIB). De acuerdo con los cursos de economía, mientras mayor sea el crecimiento del PIB de un país, mejor para él. Sin embargo, aun cuando este indicador es elaborado por gente de las mejores credenciales, resulta que enmascara los verdaderos problemas del consumismo; problemas que no son exclusivos de las economías de mercado o del capitalismo. Queda entonces pendiente resolver este “error contable”, que ya representa una amenaza para la civilización misma. Intentemos explicar lo que sucede con el PIB en su relación con el consumismo. Es claro que si, por ejemplo, las hojillas de afeitar fueran artículos como un destornillador, que se espera que duren muchísimo, entonces no serían un negocio de consumo tan importante y no se gastaría tanto en su promoción. Otro El mar Aral se redujo a menos de la mitad en 40 años de abuso. Foto: Christopher Staecker, primavera de 2003. ejemplo: la investigación médica se ha comercializado al punto en que pareciera que no se El otro problema de la “desechabilique la depredación es cada vez más inbusca la verdadera cura de las enfermedades, sino desarrodad” es no tomar en cuenta los costos de tensa y demencial. Hemos llegado al llar medicinas que interfieran con los mecanismos de la oportunidad de los recursos, es decir, que punto que habiendo cambiado hasta el enfermedad para convertir en fármaco-dependientes a los comprometer un recurso en algo lo excluclima del planeta, las catástrofes que la pacientes. ¿Por qué? Porque la verdadera curación “mata” ye de ser usado en otra cosa. Me decía un humanidad ha generado se están retroaa la gallina de los huevos de oro. amigo químico que las moléculas de pelimentando y son más intensas. Vivimos en una época “desechable”, en donde cada vez tróleo son fascinantes, ya que permiten Pareciera que el comunismo, al denunse hacen las cosas más complicadas, donde más componenplásticos para todo y que le da tristeza que ciar al consumismo, fuera un sistema ecotes pueden fallar, donde cada vez es más caro e impráctico más del 95% de ese material tan especial, nómico menos hostil al ambiente, pero en hacer reparaciones en vez de simplemente botar lo dañado y al quemarse para producir energía, se conrealidad quedó plenamente demostrado comprar el substituto nuevo. Eso es “bueno” desde el punto vierta finalmente en dióxido de carbono. todo lo contrario. El mar de Aral es una de vista del PIB. La falacia radica, sin embargo, en que los Nuestro planeta tiene apenas 40,000 Km2. de las confirmaciones. Este mar era el problemas del consumismo no se perciben, quizás porque de superficie. Parece mucho, pero compacuarto cuerpo de agua interior más grande se esconden, o quizás porque ni los productores ni los conrado con el “infinito” ese tamaño es insigdel mundo, pero en 40 años de abuso se sumidores terminan pagándolos, es decir, son una externalinificante, y nuestra mentalidad es la de redujo a menos de la mitad, dejando al dad que la pagan el ambiente o las generaciones futuras. creer que todo es inagotable. Pero los redescubierto un desierto de desechos tóxiPor una parte, está el problema de los desperdicios. Cada cursos que usamos hoy no vamos a podercos, incluyendo DDT y remanentes de actividad humana genera muchísimos desperdicios. ¿Se imalos usar en el futuro; por eso se debería pruebas de armamento de los soviéticos, ginan la cantidad de procesos que tienen que ocurrir para gastar en forma responsable y eficiente. cuyos vientos inducen enfermedades espeponer la comida en la mesa, desde el agricultor que siembra Pero es ineficiente producir cientos de luznantes en varios países. O tomemos en las frutas hasta el fabricante del refrigerador? La cantidad de millones de hojillas de afeitar desechables cuenta el desastre de Chernobyl, causado basura que se genera es grandísima. Sin embargo, desde el cada semana sin ninguna racionalidad, por el irresponsable uso masivo de reactopunto de vista del PIB, mientras más procesos haya, mejor, porque la necesidad que ellas cubren res con conocidas graves fallas de diseño. ya que hay más actividad económica. Que se produzca tampueden ser satisfechas con muchísimos Si el capitalismo o las economías de bién más basura, es meramente incidental. ¿Entonces es lo menos recursos, haciendo hojillas más mercado son imperfectas para asignar tocorrecto hacer las cosas desechables por el bien de la ecodurables. dos los precios y costos de recursos y pronomía? Lo que no se está viendo es el precio negativo de los Esta crítica parece abstracta e irreleductos, en el comunismo los precios y los desechos. Con los desechos ocurre lo contrario que con los vante, pero no lo es. Básicamente la gecostos reportados siempre fueron irreales productos normales: quien los recibe no paga, sino que reneración de la que somos miembros está o por lo menos distorsiones severas de la cibe dinero por tenerlos. La gente no paga directamente depredando el planeta hasta sus cimienrealidad. Lo que es de todos, o que nos para disponer de los desechos, sino indirectamente a través tos. Un ejemplo: en los últimos 150 años afecta a todos, por todos tiene que ser de impuestos, que a la hora de la verdad son montos míni—de la Revolución Industrial a esta parsupervisado; el comunismo, hostil a la limos en comparación con lo que realmente hace falta. ¿Es te— se ha consumido alrededor del 50% bertad de información, impidió la superbarato deshacerse de la basura? Pues no. Lo barato es desade los combustibles fósiles que fueron provisión pública, y por eso no se protegió parecerla de la vista, por ejemplo, enterrándola en lugares ducidos en los mil quinientos millones de nada. en los que va a generar problemas y nadie se va a enterar en años pasados. Se trata de una relación lo inmediato. Hay personas que creen que la respuesta es el de uno a… ¡tres millones!, es decir, que reciclaje; pero salvo excepciones, reprocesar la basura para lo que le tomó al planeta 3 millones de extraer cosas útiles es como reducir la Entropía, es decir, años para producir se consume en uno. contravenir la segunda ley de la termodinámica; por eso Eduardo Madrid: Venezolano. Estudia en el De nuevo, en apenas 200 años se ha deseste enfoque es cuando mejor, limitado. Ese es el primer Saint Augustine College. truido el 35% de la diversidad biológica error, no tomar en cuenta los costos negativos de disponer que requirió de 3 mil millones de años de los desechos en forma tal que se vuelvan verdaderamenpara desarrollarse, y lo peor de todo es te inertes o inofensivos ecológicamente.

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Negocios genéticos: El patentamiento de la vida Federico Kukso

ada escapa al libre juego de la oferta y la demanda; nada. Y si hay algo que se pueda comprar o vender, se vende, así de simple, sin tanto rodeo, por más insignificante o pequeño que sea. Como un gen, por ejemplo. Aquellos casi invisibles ladrillos de la vida cuyas combinaciones o presencias y ausencias determinan casi a marca de fuego cómo es uno desde el momento cero de la existencia, todavía (y sólo todavía) no se adquieren en kioscos o supermercados chinos. Aunque sí ya está todo listo para que el proceso de patentamiento, preludio a la explotación comercial, eche a correr con toda la furia. Ya es un hecho: un quinto de los genes humanos —4000, casi el 20 por cientos de los supuestos 24.000 genes que, según se cree, constituyen a un individuo— ya han sido patentados en Estados Unidos, principalmente por empresas privadas y universidades. El grito de alarma salió ni más ni menos que en la revista Science, en donde se anuncia también algo sabido, pero no por eso menos sorprendente: para el sistema de patentes norteamericano el ADN es comparable a cualquier otro producto natural químico y es tratado de la misma manera que un medicamento. La avalancha patentizadora sin embargo no es nueva, por cierto. Las primeras patentes genéticas son de 1978 y se otorgaron en relación al gen que produce la hormona de crecimiento humano. Lo que sí es relativamente novedoso es la velocidad y la aceleración de esta estampida para asegurarse el mercado antes de la existencia de un mercado propiamente dicho. Ni hablar de la voracidad desaforada de ciertas empresas norteamericanas como In- cyte, una farmacéutica de Palo Alto, California, que ya se reservó la patente de casi 2000 genes para llenarse las arcas con billetes verdes provenientes de tratamientos médicos futuros; o Human Genome Sciences Inc., una compañía en Rockville, Maryland, que ya le puso la firma al gen CCR5, al parecer el punto de entrada clave del VIH en el organismo.

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El bazo medio vacío A primera vista, patentar un gen —o siquiera algo vivo— parecería una contradicción. Después de todo, no es algo escaso o raramente único, desde ya, sino algo hallable en varios rincones de la naturaleza. Lo que se patenta, en cambio, son las aplicaciones futuras que se consigan con ese gen en particular. Con estos temas, los bioéticos tienen la cancha abierta para debates infinitos pues una significación que viene pegada a “patentar” es la de “propiedad”. La pregunta cae por sí sola: ¿cómo alguien se atreve a llamarse propietario de algo que está en el cuerpo de una persona?, ¿qué derechos y obligaciones conllevan esas patentes?, ¿uno no es dueño de los genes y células de su propio cuerpo? En cuanto a este último interrogante, la respuesta de la Corte Suprema de California, es un rotundo no. Así lo dejó en claro en 1976 cuando a un tal John Moore le extirparon el bazo tras habérsele diagnosticado un tipo poco común de leucemia y, en vez de destruir el órgano en cuestión, el médico que lo operó tuvo la idea poco honesta de poner en cultivo, sin el consentimiento del paciente, algunas células y tejidos del órgano y encontró que producía una peculiar proteína, con la cual obtuvo una jugosa patente, la número 4.438.032. La patente de línea celular —bautizada “Mo” y que supuestamente produciría compuestos para el tratamiento del cáncer— luego fue comprada por la empresa farmacéutica suiza Sandoz por

15 millones de dólares, de los cuales Moore no vio ni un centavo. En un reclamo de soberanía sobre su propio cuerpo, Moore llevó el caso a la Corte Suprema de California que, en contra del sentido común y de la razón, dictaminó que el demandante (Moore) no tenía ningún derecho sobre sus propias células desde el momento en que éstas abandonaron su cuerpo. Clóneme, soy famoso Las consecuencias de este caso sonaron tanto que ahora, en plena época de psicosis clonativa, una corporación privada norteamericana, el Instituto de Derecho de Copia del ADN en San Francisco, empresa en la que creen que pronto la clonación será tan accesible como la fertilización in vitro, lanzó una campaña entre personajes famosos —actores, músicos y otras figuritas del star system— para convencerlos de patentar su información genética con un fin bondadoso: evitar ser clonados por mentes inescrupulosas. Propuestas desopilantemente creativas como ésta abundan: para no ir muy lejos, la semana pasada la agencia de patentes de la Unión Europea rechazó la solicitud de la empresa francesa Eden Sarl de patentar el olor de las frutillas. La empresa alega que pretendía adueñarse de esa cualidad para usar el olor en sus jabones, cremas faciales, artículos de papelería, productos de cuero e indumentaria, y supuestamente para que nadie más intente copiarla y robarle el negocio. El peligro que asoma no incide sólo en la propiedad del cuerpo propio o de elementos presentes en la naturaleza. Con estas privatizaciones de lo biológico, tam-

bién está en jaque la categoría bajo la cual caen los seres vivos. Microorganismos, especies de cultivos alimentarios básicos, organismos genéticamente modificados y animales clonados ya cruzaron el portal y ahora son considerados objetos, productos: el “oncorratón” —un ratón prefabricado, manipulado genéticamente en 1987 por la Universidad de Harvard ideal para los experimentos con terapias para el cáncer— es propiedad de la multinacional DuPont (patente europea 169.672); “Tracey” —una oveja transgénica a la que se le metieron genes humanos en las glándulas mamarias para que produzca un agente coagulante de la sangre— y sus descendientes pertenecen a la Pharmaceutical Proteins Ltd. y a Bayer (patente 5.476.995). Hasta la difunta ovejita Dolly —y la tecnología de clonación empleada en su “fabricación” por el Instituto Roslin— tenía no uno sino dos numeritos ideales para jugar a la lotería: WO 9707668 y WO 9707669. En el caso humano, cuando algo —los genes— pasan a pertenecer a alguien —un otro, una persona ajena al portador de esa información genética— implica la cuestionable entrada en un proceso de deshumanización, o sea, la transformación de un ser, de un sujeto, en cosa. Ni más ni menos que la misma lógica subrepticia que dominó en la historia humana y que justificó durante siglos y siglos la opresión y, sobre todo, la esclavitud.

Federico Kukso: Periodista científico argentino. Texto publicado en el Suplemento Futuro del periódico Página 12, Buenos Aires, Argentina (5 de Noviembre de 2005), autorizada la presente publicación por el autor.

Preparando una muestra de ADN para introducirlo en el gel y posteriormente analizarlo. Foto: Luis F. Soto contratiempo

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Consumismo: Tiempos de libido y velocidad Agustina Castillo

las nueve de la mañana de un jueves yo marchaba a mi trabajo. En plena caminata apresurada (estaba llegando tarde) me sorprendió el afiche publicitario de un conocido centro comercial. Decía: “Todo mal día tiene su shopping de consuelo”. Mi reacción fue asentir con una delgada sonrisa. Luego me subí a un taxi (había que resignarse, caminando no iba a llegar a tiempo) y, con la frente apoyada sobre la ventanilla, comencé a recordar ingenuamente los últimos “regalos-consuelo” que me había hecho: una remerita por un mal día de trabajo, un par de cd´s para olvidarme de alguna pelea, un recorrido por zapaterías para liberar un poco la mente… todos buenos momentos. Sin querer, casi de un modo natural, extendí un poco más aquella premisa publicitaria: empezaron a llegar a mi mente diferentes momentos en que me fui “de shopping”, esta vez, para premiarme por algo o simplemente porque estaba contenta, como aquel jean que me compré cuando me aumentaron el sueldo. Después aparecieron todas esas veces que fui de compras sólo porque estaba aburrida, o porque estaba sola o porque me había quedado alguna horita libre. Y cuando ya estaba pensando en que era hora de que me dé el gusto y me compre aquellas zapatillas para ir a correr, una voz interior me gritó: ¡Estás loca! ¿Qué te pasó? De un salto me incorporé aterrada en el asiento. Pasaron ya varias semanas de aquel día y la verdad es que aún no sé cuándo fue que me dejé ganar por el sistema. Quizás habrá sido cuando jugué por primera vez con una Barbie, quizás cuando probé mi primer Bic Mac, pero que estoy “adentro”, desde hace mucho, y nunca me di cuenta, es un hecho. Aquel simple suceso hizo que de pronto comenzara a ver que mi vida era una sofocante carrera cuya pista era el consumo, un maratón multitudinario con participantes que provenían de todas partes del mundo. La realidad es que no hace falta pensar mucho para darse cuenta que las salidas con los amigos, los teléfonos, los mails, las nuevas marcas y modelos, todo nos tiene al trote, como un eficaz acelerador de partículas. Repito: no hace falta pensar mucho para darnos cuenta de todo esto, el problema es que no lo pensamos. La publicidad nos energiza como si estuviésemos enchufados a la corriente eléctrica, siempre marchando, y no nos deja ni un segundo para pensar en dónde, para qué o para quién estamos corriendo. Podemos arriesgarnos con una

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Nueva ropa. Foto: Guillermo Munro Colosio 10

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premisa: el tiempo, lo más abundante que existe en el mundo, hoy no nos alcanza. Así como el poderoso Cronos engullía uno a uno a sus hijos por miedo a que alguno lo destronase en el futuro, nosotros engullimos uno a uno todo lo que se nos ofrece en una góndola. ¿Por qué? Porque desde hace mucho tiempo estamos siendo entrenados para nunca saciarnos, porque desde que los medios de comunicación se transformaron en un negocio, cada publicidad, cada película, cada canción, imprime en nuestro alma algo así como un síndrome de escasez que hace que nunca nada nos alcance y que siempre estemos necesitando más y más. Max Weber ya lo predijo en los albores del capitalismo mundialista y el consumo masivo: “hoy podemos sentirnos ‘cansados de vivir’, pero nunca ‘saciados’”. Así es como “ser civilizado” es en estos días entender íntimamente que el mundo (o, más bien, el mercado) constantemente se está enriqueciendo con nuevas tecnologías, productos y servicios y que, durante nuestra estadía en él, sólo podremos absorber una mínima fracción de todo lo que hay o habrá. Es por esto que el hombre civilizado sabe que tiene que apurarse y acumular, hasta donde le den las fuerzas. Tenemos que ir rápido, tenemos que deambular por el supermercado de la vida y empezar a amontonar productos, experiencias, amigos, amantes, conocimiento, todo, porque todo es lo mismo, todas son mercancías, todo entra en el changuito: un celular, una carrera universitaria, un cuerpo desnudo, un modo de ser. Pero seamos específicos, el consumo es algo que existió en toda sociedad, el problema es que en nuestra era, consumir implica consumir en un mundo cuyo ritmo es el de la alta velocidad. Hoy somos veloces y feroces consumidores que no deben aferrarse a nada, porque el progreso implica el cambio e incluso la destrucción constante. Tenemos que superarnos para no ser superados. ¿Y cuándo somos superados? cuando alguien es más envidiable que yo. Esta es la nueva ley de la naturaleza y su único legislador es la publicidad, quien como un gran alquimista medieval nos promete que podemos convertirnos en oro, sin conjuros, sin brebajes mágicos, sólo con dinero, comprando aquel auto o suscribiéndote a una revista. La fascinación radica en la posibilidad de ser envidiados y, así, no ser superados, no ser eliminados del sistema. La publicidad debe conseguir que el espectador se sienta marginalmente insatisfecho con su modo de vida presente y, a la vez, que sienta que cambiar su realidad es tarea sencilla (porque todo se puede comprar, incluso la felicidad). Es en este ecosistema signado por la publicidad donde permitimos que nos hagan andar a latigazos. Imágenes y más imágenes nos seducen sin descanso, nos embrujan como la peor serpiente, como aquel dios aristotélico que todo lo atraía

hacia sí y así hacia funcionar al mundo. De este modo es como trotamos ansiosos y angustiados, como adolescentes, con miedo a que si dejamos de comprar, dejamos de ser. La adolescencia es la contraseña para poder entrar en el juego. Y para que haya muchos participantes, la adolescencia tiene que dejar de ser una edad, tiene que ser un signo, una categoría bajo la cual viejos, jóvenes, mujeres, varones, malos, buenos, todos podamos estar. Porque sólo si jugamos todos, el sistema puede subsistir y perpetuarse. Es la redefinición del cuerpo como una sofisticada maquinaria dadora y productora de placer. Y la verdad es que todos entramos en el juego, todos anestesiamos gustosamente nuestra capacidad de reflexión, simplemente porque comprar es más fácil que pensar. Pero quizás haya llegado la hora de despabilarnos. De dejar de correr y empezar a caminar, como caminaban los viejos filósofos, deteniendo en el pensamiento todo lo próximo y cotidiano. Quizás haya llegado la hora de recordar que “la ‘libertad no significa’ libertad de comprar lo que queramos y en cuantas cuotas queramos”. Quizás haya llegado la hora de ver que, desde sus comienzos, la publicidad —magnánima celebración a la propiedad privada— con sus carteles luminoso y sus pegadizos jingles, nos ha convencido de que a través de ella tenemos libertad de elección, porque ella misma significa la posibilidad del cambio social y de la transformación personal. Quizás haya llegado la hora de registrar cómo adherimos pasivamente al gran discurso publicitario que convierte al consumo en un sustituto de la democracia justamente democratizando el placer, el deseo, compensando así todos los rasgos antidemocráticos de la sociedad. Quizá haya llegado la hora de mirar fijamente el interior de nuestras carteras, de nuestras alacenas, de nuestras casas y darnos cuenta que todos adherimos silenciosamente a la fórmula “Más deseamos, más consumimos, más sentimos, más somos” y a una lógica de autoservicio libidinal donde desde una casa hasta esperma congelado pueden ser conseguidos con simple clic del mouse. Estas operantes fórmulas del sistema capitalista, mundializado y sin corazón nos afirman sin velos como, del mismo modo que una vez los españoles, por ejemplo, establecieron su poderío sobre gran parte del territorio americano exigiendo que sus colonizados hablaran una misma lengua, el castellano, y compartieran una misma religión, la católica, todos nosotros hemos sido voluntariamente colonizados a través de la instauración de un mismo culto: el consumismo.

Agustina Castillo: Profesora de filosofía y periodista argentina.


Gestiones artísticas: Una alternativa al consumismo Alicia Romero y Marcelo Giménez

asi todo aspecto de la vida contemporánea sufre el avance desmesurado de la mercantilización global. Un consumismo a ultranza que alienta la devoración indiscriminada de bienes se postula como fundamento y finalidad de las delicias de un individualismo insensato. En apariencia despreocupado, procura agredir, pervertir o neutralizar las instituciones culturales, las acciones colectivas, las identidades locales y regionales. La esfera del arte no es una excepción. Incluso podría decirse que, en la actualidad, es uno de sus blancos favoritos. Concebidas como puros valores de cambio, las producciones artísticas resultan mercancías privilegiadas a la hora de determinar la prestancia de sus poseedores. Esta situación implica diversas y complejas facetas que se despliegan particularmente desde 1970, hallando en el decenio siguiente un síntoma notable: las cotizaciones que alcanzaron las obras de arte. El consumo ha sido problematizado por los artistas mucho antes de este fenómeno. Vale la pena recordar, entre otras, las estrategias de Marcel Duchamp, Andy Warhol, Yves Klein y Piero Manzoni. En general, y a medida que el consumo se fue transformando en consumismo, los artistas multiplicaron sus acciones en pos de confrontar el desvanecimiento de valores simbólicos en sus sociedades; son significativas las emprendidas por Joseph Beuys, Robert Filliou y Guy Debord. A la fantasía democrática de la multiplicación de los objetos estéticos ha sucedido un funesto arrebato patrimonial a manos de una minoría. Tal expropiación es un acto peligroso: uno de los indicios de extinción de las culturas es la ausencia de circulación de sus artes. Y porque el arte es, como decía André Malraux, lo único que resiste la muerte, ante los poderes del consumismo han surgido nuevas formas de creación. Entre todas, elegiremos las denominadas gestiones artísticas. Ellas surgen cuando los miembros de la colectividad estética detectan algún malestar del medio social y proponen su saber como solidario y transformador. Se ponen a disposición del ‘deseo del Otro’ reconociéndolo constitutivo del propio. Este ‘nosotros’ que valora la capacidad creadora de las comunidades y sus criterios de eficacia y equidad, tanto social como de género, cuestiona concepciones tradicionales del arte. En Latinoamérica, el fenómeno de las gestiones artísticas es particularmente rico en su capacidad de dar respuestas a las crisis socio-culturales que agobian la región. Describiremos sólo algunos de los innumerables casos que pueden relevarse en Argentina. Memoria y presente son claves de la dinámica del Museo del Puerto de Ingeniero White (Bahía Blanca). Bajo la responsabilidad de artistas, este emprendimiento comunitario trabaja desde 1987 con el patrimonio natural y cultural del pueblo. La narración es su instrumento básico: entrevistas a ferroviarios, pescadores, cocineras, maestras, peluqueros y otros trabajadores conforman un archivo fónico. Estos relatos de vida se complementan con los que aparecen en El Puerto, su publicación periódica, orientada a favorecer una lectura sensible de la historia. La Cocina es taller y lugar de encuentro donde se comparten platos preparados según recetas de abuelas inmigrantes, se alienta a la diversión, se privilegian oficios no valorados. También es el nombre de su editorial, pues en ella “se cocinan libros y folletos sobre la historia de Ingeniero White”. En el museo se organizan

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los festejos del aniversario de esta institución, de la localidad, del Día del Inmigrante y la procesión de San Silverio, patrono de los pescadores. De la ciudad de La Plata (Buenos Aires) es Ala Plástica, otro grupo liderado por artistas. Desde 1991 promueve alternativas de desarrollo para regiones críticas. Su colaboración a largo plazo con entidades nacionales e internacionales en propuestas ambientales lo ha hecho participar en Proyectos de Regeneración para las zonas costeras, urbanas y rurales junto a paisajistas, autoridades locales, expertos en control de contaminación y en restauración ecológica. Ala Plástica advierte de daños provocados por empresas multinacionales y genera redes de diálogo para la transformación socio-ambiental. Se ocupa, en especial, de la desembocadura del Río de la Plata y su delta, reservorio de agua para más de quince millones de personas. Con el aporte de entidades, escuelas y particulares de la ciudad concretó un plan tendiente a mejorar los habitats de los animales del Zoológico local a través de bio-arquitecturas, quehacer que evaluó como “un paliativo ante una situación extrema, pues de ninguna manera ésta puede ser la solución final”. En 1998 fue delegada por Argentina en la I Conferencia de las Américas de la Carta de la Tierra (Cuiabá, Mato Grosso). Desde 1997 —con proyectos iniciales como Docentes Ayunando—, el Grupo Arte Callejero (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) se ha interesado en la toma de espacios públicos, publicitarios o señaléticos como lugares de expresión, “utilizando elementos gráficos como herramienta de acción y reflexión política”. Su obra Carteles de la Memoria se vincula a las acciones efectuadas en 1998 con el grupo H.I.J.O.S —de desaparecidos durante la dictadura militar argentina de 19761983—, donde GAC señalizó los ex centros de detención clandestina y los domicilios de genocidas y torturadores. En colaboración con los principales grupos de derechos humanos realizó una procesión por los sitios recordatorios de las víctimas de la manifestación del 20 de diciembre de 2001 para colocar, al mes de los asesinatos, placas con los nombres de los caídos. El proyecto Reparadores Itinerantes (2002–2003) de la artista Soledad Videla, se realiza en el Taller de Plástica del Área de Rehabilitación del Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba, con el objetivo de la reinserción social de los participantes de la experiencia. Todos ellos tienen una

condición activa y se rehabilitan en el hacer. Los objetos resultantes de esta tarea se denominan itinerantes por ser creados desde —y volver hacia— la comunidad. El acto artístico disuelve una concepción cristalizada en la oposición sano/ enfermo. La continuidad del proyecto y su crecimiento dan un nuevo sentido a la otredad: no existe alguien que sea el Uno frente a los Otros: Todos somos el Otro. Estas modalidades interdisciplinarias y colectivas no son excluyentes de todas las otras formas conocidas del arte, que siguen siendo frecuentadas incluso por los artistas gestores. Sin embargo, las gestiones constituyen un acontecimiento fundamental en la escena contemporánea y prácticas insoslayables a la hora de reflexionar acerca de América Latina. A la variedad de las que hemos presentado es preciso incorporar, a modo de inventario, las que emprenden grupos de teatristas, de arquitectos, de diseñadores industriales, gráficos, de imagen y sonido y otros protagonistas del campo estético que trabajan integrados a la sociedad, muy lejos de la ética del consumo. A las redes comunitarias que entretejen estas actividades se suman las profesionales que confrontan el mercado específico del arte. Todas estas prácticas enfrentan los poderes globales que fuerzan, con sus lógicas, la modelación y modelización de los comportamientos humanos, entre ellos el consumismo. La creciente resistencia del cuerpo social, organizado en nuevas figuras de lo colectivo, adopta hoy una configuración multidimensional capaz de desvirtuar nuestra propia antropofagia.

Alicia Romero, Marcelo Giménez: Especialistas en Artes egresados de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

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La Chica Material Tanya Victoria

En las noticias vi cómo las grandes empresas (Wal-Mart, Gap, Old Navy y Banana Republic, entre otras) exprimen a sus trabajadores en Vietnam, China, Filipinas y no sé dónde más. Pero basta con checar todos los “MADE IN…” de las etiquetas... Casi no hay producto que no venga de allá. A una señora que iba a comprar cuatro bicicletas le explicaron en qué consistía el modo de trabajo de Wal-Mart: lo poquísimo que le pagaban a los empleados, las condiciones de trabajo, de seguro médico y demás. Ella contestó que lo sentía mucho, pues cada una de esas bicicletas ahí le costaba 100 dólares Chica Material. Foto: Guillermo Munro Colosio menos que en cualquier otro lugar. Dijo además que ella entretenerse o de estar contentos, no sólo también se partía el lomo trabajando. yendo al centro comercial. Hacer lo posi“Y si tuviera dinero no vendría a comble por no satanizar las tiendas, pues son prarlas aquí”. Y tiene razón: o va a gasfuentes de trabajo finalmente. Que los tar 400 dólares para ayudar a quién-sabecumpleaños no se basen solamente en quién, que en nada va a cambiar y a ella los regalos, pero nunca hay que dejar a le va a servir mucho. los cumpleañeros sin regalo. No quedarse Conozco a mucha gente que está en con las ganas. Pero por qué no vas a concontra del consumismo, pero todo va de sumir, a tener una casa no sólo limpia sino acuerdo a su conveniencia. Por ejemplo, con cosas buenas. Hay personas que conmi cuñado me dice: “ya no compres tu sumen a lo bestia en cervezas, comida chacafé en Caribou, y mucho menos en Startarra, vino, mota, cigarros, pornografía.... bucks, vete a otra cafetería independienEn cambio hay otros que hacen trabajos te... familiar...” Qué exagerado, esto no es altruistas; eso es muy interesante y muy Coyoacán. Además no voy a salirme del bello. Entonces cómo decidir que es lo trabajo 30 minutos antes para ir a buscar que se necesita para vivir. Mucha gente las dichosas cafeterías independientes, define a quien no consume dentro de ya que no hay ninguna por donde vivo. un país consumista como codo o tacaño. Lo curioso es que mi cuñado sí consume No sé. Ni tanto que queme al santo ni en otras cien cosas en las que yo no gastanto que no lo alumbre. taría ni un penny. El tiene 5 abrigos diferentes porque cada día de la semana es diferente... Me parece que lo mejor es enseñar a Tanya Victoria: Mexicana. Enseña español en las nuevas generaciones a valorar lo que una escuela primaria de Chicago. tienen. Decirles que hay mil formas de

uando estuve en La Habana, Cuba, me pregunté una y otra vez cómo era que la gente vivía tan guapachosamente sin tener prácticamente nada, esto en comparación con los países consumistas. Estuve ahí 20 días participando en el festival Teatro del Unicornio. En mi grupo íbamos cinco artistas, pero me llevé a mi hermano para que nos echara la mano como tramoyista. Comíamos en la Facultad de Medicina; nos teníamos que levantar a las seis para alcanzar desayuno: café y pan dulce. Luego había que llegar puntuales a la hora de la comida; nos servían caldo de verduras con sabor a pescado, y uno que otro sí llegaba a sacar trozos de pescado. Recuerdo que uno de los compañeros había llevado un frasco de salsa Valentina. Ese frasco fue el tesoro más preciado del viaje. Para la cena otra vez servían café y pan dulce, pero casi nunca llegábamos a la cena . Preferíamos ir a esos lugares que en La Habana llaman “paladares”, casas con restaurantes clandestinos, o a las pizzerías (nada parecido a la pizza, pero le dicen así). Llevábamos papel de baño del aeropuerto de la ciudad de México. Pero mi hermano de plano iba al baño a los hoteles. Una vez yo traté de ir pero no me dejaron entrar, pues los de seguridad creyeron que era cubana. Entonces pensé en los cubanos, tan amables, tan alegres, tan entregados, y tan irremediablemente jodidos. Una noche fuimos a la cantina La bodeguita de enmedio; allí había puro extranjero y uno que otro cubano colado. Cuando nuestros amigos cubanos vieron los precios, se sorprendieron muchísimo, todo era muy caro para ellos. Otra cosa de la que me acuerdo bien fue cuando un compañero me vio poniéndome mousse en el pelo y me preguntó qué era. Le contesté que era para el pelo rizado, “porque con el calor se me engrifa y no me gusta”. El cogió la botella y me dijo: “Ja, capitalistas, no pueden vivir sin esto”. Saqué otro mousse de la maleta y se lo di: “tú también tienes el pelo rizado”. Se puso feliz y me lo agradeció mucho. En resumen, a pesar de que la pasé “bomba”, no me gustaría vivir allá, o en ningún país en el que no pueda tener lo que aquí tengo. No me refiero nada más a los Estados Unidos (aunque las cosas aquí en Chicago son más fáciles de conseguir). Me parece que el consumismo es un vicio y una herencia también. Por ejemplo, me llama la atención que en la escuela primaria donde trabajo, en una muy buena zona llamada River Forest, el lugar de “Lost & Found” parece realmente una tienda: hay zapatos, chamarras, abrigos, patines, videojuegos, libros, tenis, relojes, etc. Una vez el señor encargado del mantenimiento me dijo: “en una semana esto lo empacamos y se va”. Me pareció extraño que los niños llegaran a su casa sin algo y que nunca lo buscaran, o que sus padres les compraran otra vez el objeto perdido para volverlo seguramente a perder. Es la forma en que han sido educados: compradores compulsivos. Pero cuando uno hace eso desde siempre, es difícil cambiar... Yo voy mucho de compras. Eso no me hace una mejor persona, ni más amable, ni más culta, pero sí me da satisfacciones personales. No hay como el estrenar pantalones o un par zapatos, como el comprar maquillajes o un abrigo que esté de moda, como el oler un coche nuevo o un perfume, o bien como el ir a un buen estilista. A los niños hay que darles lo que necesiten. En este momento no basta con que tengan computadora; también necesitan Internet, televisión de plasma, teléfono celular con cámara fotográfica. Todo eso es normal. Y es que todos somos consumistas en mayor o en menor grado... Princesa. Foto: Guillermo Munro Colosio

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Condición actual de los latinos en Chicago Timothy Ready y Allert Brown-Gort

Gracias a su incansable laborar, dedicación a la familia y fuerte sentido de comunidad, los latinos han pasado a ser parte de ese tradicional grupo de inmigrantes que han hecho de Chicago una de las grandes urbes del mundo. Las contribuciones, por cierto considerables, efectuadas por los latinos en el ámbito económico, cívico y cultural de la región seguirán indudablemente en aumento a medida que su población continúe creciendo. No obstante, una interrogante fundamental es si el progreso económico de los latinos de Chicago se mantendrá al mismo paso que su expansión demográfica. Lo cierto es que la prosperidad futura de toda la región se encuentra íntimamente ligada a la perspectiva de que la población latina logre integrarse totalmente a la fibra económica y social de la ciudad. Cuadro demográfico En los últimos años, los latinos han pasado a ser un componente visible de ese gobelino de razas y grupos étnicos que conforman el área metropolitana de Chicago. Sin embargo, muchos latinos guardan vínculos económicos y ancestrales con la región que datan de los años 1800, cuando se estableció el primer consulado mexicano en la ciudad. Fueron numerosos los mexicanos que llegaron a Chicago durante la Primera Guerra Mundial, ocupando los trabajos de aquellos que habían partido al frente. Para la década de 1920, Chicago contaba con la población mexicana más numerosa de los Estados Unidos, fuera de la región del Suroeste. Posteriormente, entre los años 50 y 70, miles de puertorriqueños migraron a Chicago (Paral, Ready, Chun y Sun 2004, 23). De hecho el mayor crecimiento demográfico entre los latinos se produjo en el transcurso de las últimas tres décadas del siglo XX, y continúa hasta la fecha. Esta reciente expansión ha sido impulsada principalmente por una inmigración de mexicanos y un aumento natural en las poblaciones latinas nacidas en EE.UU. Para 2002, los latinos habían superado a los afro-americanos como el grupo racial o minoría étnica más numerosa de la región, habiéndolos superados un año antes a nivel nacional. El área metropolitana de Chicago ocupa el tercer lugar en la nación, después de Los Ángeles y Nueva York, en lo que respecta al número de residentes latinos. Paralelamente, la región ocupa el segundo lugar, después de Los Ángeles, en cuanto al número de residentes de ascendencia mexicana. En otras palabras, si los latinos de Chicago decidieran formar su propia ciudad, la misma sería la decimoquinta área metropolitana en orden de importancia en el país. El Chicago latino abarca aproximadamente, en términos demográficos, el área metropolitana de San Antonio o Indianápolis. Crecimiento de la población latina en el área metropolitana de Chicago Entre los años 1970 y 2004, la población latina del área metropolitana de Chicago aumentó de casi menos de 325,000 a más de un 1,600,000 habitantes. En el transcurso de este período de crecimiento de 34 años, el aumento en la población latina totalizó el 96% de la expansión demográfica de toda la región. La mayor afluencia se dio en la década de los 90, durante la cual el aumento entre la población latina fue de aproximadamente 570,000 habitantes o 57,000 por año. Dicha cifra casi

duplica el índice anual de crecimiento que se registró durante las décadas de los 70 y 80. Entre los años 2000 y 2004, la población latina en el área metropolitana de Chicago aumentó en un promedio de 50,000 habitantes por año. Durante dicho período de 34 años, entre 1970 y 2004, el porcentaje de la población blanca no latina del área disminuyó de más de 75 a 55%. Entre 1990 y 2004, el número de habitantes blancos no latinos en los seis condados de la región disminuyó en más de un cuarto de millón, de 4,758,000 a 4,529,000. Durante el mismo período, la población latina experimentó un aumento de tres cuartos de millón de habitantes. Se prevé que este acelerado crecimiento continuará entre la población latina. Según recientes proyecciones de la Northeastern Illinois Planning Commission (NIPC), para el año 2030 un tercio de la población de la región será latina.

demográfico importante de las zonas suburbanas. En 1980, apenas un cuarto de los latinos del área metropolitana de Chicago residía en zonas suburbanas. Para 1990, el porcentaje había aumentado más de un tercio; y en 2000, menos de la mitad (Paral, Ready, Chun, and Sun 2004). Para 2004, la mayoría (54%) residía ya en las zonas suburbanas; y por primera vez en décadas la población latina en Chicago no registró crecimiento alguno durante 2003 y 2004. Por el contrario, la población suburbana continúa aumentando a un ritmo acelerado, y consecuentemente los latinos se han convertido en el grupo racial o étnico más numeroso de la región, habiendo superado a los afro-americanos en 2002. En cada uno de los condados suburbanos, además del área suburbana del condado de Cook, el porcentaje de residentes latinos alcanzó cifras de tres dígitos. Dichos aumentos fluctúan de 189% en el Condado de Kane a 367 en McHenry. Estadísticamente hablando, el aumento registrado en cada condado fue considerable no sólo en términos absolutos sino también en comparación con la población total de dichos condados. La migración directa de América Latina, sobre todo de procedencia mexicana, es uno de los factores principales de tal expansión demográfica tan desproporcionada. Según cifras del Censo 2000, los inmigrantes que arribaron a los Estados Unidos en los años 90 tendieron más a establecerse en los suburbios que en la ciudad (55% en comparación a 45%, respectivamente). Más de 68,000 residentes de las áreas suburbanas manifestaron que al llegar de América Latina

La “latinización” de las áreas suburbanas Durante muchos años, los latinos de la región se concentraron principalmente en el cono urbano; sin embargo, a partir de los años 80 la población latina ha aumentado más rápidamente en las áreas suburbanas que en la metropolitana (Ilustración 4). En 1970, un cuarto de millón de latinos habitaba en la ciudad de Chicago, es decir 7.5% de la población de la ciudad. En el mismo año, tan sólo 76,000 latinos se encontraban dispersos por los suburbios de los seis condados, y constituían apenas el 2% de la población suburbana. Para 1990, la población latina en la ciudad de Chicago llegó a 546,000 habitantes y para el año 2000 había aumentado a más de tres cuartos de millón. Puesto que representan más de un cuarto de la población total de la ciudad, los latinos de Chicago ejercen gran influencia en la vida social, cultural y económica de la ciudad, a pesar de que entre 1990 y 2000, la población latina se duplicó en los cinco condados circundantes. De una pequeña fracción de la población suburbana en 1970, los latinos han pasado a ser rápidamente un sector Nuevas huellas latinas en Chicago. Foto: Luis F. Soto

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durante la segunda mitad de la década de los 90, se establecieron directamente en las afueras de la ciudad. Otro factor que ha contribuido a la expansión demográfica en los suburbios es la migración de la ciudad a los barrios periféricos. Durante la segunda mitad de los años noventa, 55,000 latinos se mudaron de Chicago a los suburbios mientras que tan sólo 22,000 se mudaron de los suburbios a la ciudad. ¿Comunidades segregadas o enclaves étnicos? A pesar del elevado número de latinos que se ha mudado de la ciudad a los barrios periféricos, éstos continúan concentrados en comunidades enclaves. Como lo fue para las generaciones pasadas de inmigrantes europeos, dichos enclaves étnicos, ya sea en la ciudad o en las zonas suburbanas, brindan a los residentes un entorno familiar con los sonidos reconfortantes de la lengua materna o ancestral (español), tiendas con productos étnicos, restaurantes típicos y vecinos que comparten una cultura común y experiencias similares. Dichos enclaves latinos constituyen también un ambiente relativamente seguro para la aculturación de los recién llegados y sirven como impulsores de nuevos negocios. Efectivamente, estos barrios han contribuido al establecimiento de dinámicas zonas comerciales que no sólo generan empleo para los residentes locales sino que también les brindan acceso a bienes y servicios que constituyen una importante fuente de ingresos tributarios en la región. Por otro lado, la distribución de la población latina en la región bien podría considerarse como sumamente segregada, mas existen pruebas de que dicha segregación no es del todo voluntaria. Los resultados de recientes encuestas indican que tanto latinos como afro-americanos a menudo son víctimas de discriminación cuando se trata de alquilar o comprar una vivienda u obtener un préstamo hipotecario (Turner, Ross, Galster y Yinger 2002). Aunque tales prácticas discriminatorias pueden ser uno de los múltiples factores que han contribuido al surgimiento de vecindarios altamente segregados por raza, etnia y clase social en la región. Algunos estudios indican que los residentes de barrios predominantemente latinos —los cuales por lo general son de bajos ingresos— deben salvar obstáculos geográficos y sociales que limitan sus oportunidades para conseguir mejores empleos y recibir mejor educación (Lukehart, Luce y Reece 2005). En los últimos años, se han duplicado en el seno de estas zonas suburbanas los mismos patrones de segregación que tradicionalmente se registraron en la ciudad y los barrios periféricos. Según un reciente estudio, el nivel de segregación entre latinos y blancos declinó levemente en la ciudad entre 1990 y 2000, pero aumentó de El futuro depende de la integración de los niños latinos. manera conFoto: Luis F. Soto 14

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siderable en las zonas suburbanas (Stuart 2002). Según un indicador de segregación muy usado, entre 1990 y 2000 la proporción de segregación residencial latinos-blancos aumentó en los suburbios, y la segregación entre escolares latinos y blancos incrementó aún más durante el mismo periodo de tiempo, tanto en la ciudad como en las zonas suburbanas. Los niños que residen en comunidades latinas sumamente segregadas, muchos de los cuales reportan las mayores necesidades, a menudo asisten a escuelas de escasos recursos con un elevado índice de pobreza, las cuales no satisfacen, por lo general, las expectativas de los residentes (Instituto de Estudios Latinos 2002, 2005). Procedencia nacional Casi cuatro de cada cinco latinos que residen en el área metropolitana de Chicago son de ascendencia mexicana, en comparación con 64% a nivel nacional (ACS 2004). La población mexicana en el área de Chicago, la cual asciende a 1,260,000 habitantes, ocupa el segundo lugar en el país. Los residentes puertorriqueños constituyen el segundo grupo más numeroso con 8% de la población latina de la zona. En notorio contraste con el acelerado aumento de mexicanos en la región, la población puertorriqueña no ha crecido en años recientes. Por cierto, el número de latinos del área de Chicago que se identificaban en 2004 como puertorriqueños, o sea 133,000 habitantes, ha disminuido en 9,000 en comparación con las cifras de 1990, cuando los puertorriqueños constituían el 17% de la población latina del área de Chicago. No obstante, para 2004 la población puertorriqueña comprendía sólo el 8% de la población latina en los seis condados. La población cubana del área asciende apenas a 20,000 residentes, a pesar de haber experimentado un modesto crecimiento en 2004 se redujo a 1% en comparación con 2% en 1990. El índice de crecimiento de las poblaciones de origen centro y suramericano se ha acelerado en los últimos años, sin llegar a los niveles de los habitantes mexicanos o puertorriqueños. En 2004, el número de sur y centroamericanos que residían en el área de Chicago ascendía a 71,000 y 50,000, respectivamente. Entre los centroamericanos, los guatemaltecos constituyen el contingente más numeroso en la región con 29,000 habitantes, a los que siguen los salvadoreños con 11, 000 habitantes. Entre los suramericanos, las nacionalidades más representadas son la ecuatoriana (24,000), colombiana (21,000) y peruana (12,000). Latinos nacidos en EE.UU. y en el extranjero Aunque más de la mitad (53%) de los latinos del área de Chicago nacieron en los Estados Unidos (Censo 2000; ACS 2003; Paral, Ready, Chun y Sun 2004), entre 1990 y 2003 el número total de latinos nacidos en el extranjero superó a la población nacida en suelo estadounidense (de 393,000 a 355,000). La ola migratoria se acrecentó especialmente durante los años 90, cuando el promedio de latinos extranjeros ascendió a 32,000 residentes por año. En el transcurso del mismo período, la población de latinos nacidos en EE.UU. aumentó aproximadamente a 27,000 habitantes por año, debido a los elevados índices de fertilidad y bajos índices de mortandad que se registran en esta población sumamente joven, pese al considerable número de habitantes que migraron a otras regiones de Estados Unidos (Censo 2000, PHC-T-25). No obstante, entre 2000 y 2003 se registró un ligero aumento entre la población latina nacida en EE.UU. como consecuencia de la migración internacional. Entre 2000 y 2003, el número de latinos nacidos en el extranjero aumentó a 24,500 por año mientras que entre sus homólogos estadounidenses el aumento fue de 28,200 por año. Durante el mismo período de tiempo, el índice anual de crecimiento de los residentes nacidos en EE.UU. tuvo un

aumento más acelerado que en los años 90, mientras que el índice de crecimiento entre los nacidos en el extranjero disminuyó significativamente. Es posible que los factores que influyen en el crecimiento de la población latina en el área metropolitana de Chicago estén experimentando un cambio fundamental. Casi seis de diez latinos nacidos en el extranjero pertenecen al grupo de adultos jóvenes o sea personas entre los 18 y 40 años de edad, y sólo el 12% son menores de 18 años. Por el contrario, sólo 30% de los latinos nacidos en EE.UU. tienen entre 18 y 40 años de edad, y 61% son menores de 18 años (Censo de 2000). La edad promedio de los latinos nacidos en el extranjero es 33, en comparación con los nacidos en EE.UU. que es 12. En lo que respecta a los residentes blancos no latinos del área, la edad media es 37 años. Dichos datos demográficos tienen profundas implicaciones en el análisis de diversos temas que son de importancia tanto para la comunidad latina como para el área de Chicago en general. Siendo el más obvio que, a pesar del hecho que gran parte de los latinos adultos son inmigrantes y muchos recién llegados, la vasta mayoría de niños latinos son ciudadanos estadounidenses por nacimiento, y el área metropolitana de Chicago es el único sitio donde han vivido. Aproximadamente 30% de los niños menores de cinco años son latinos. Pese al marcado impacto que tiene la población latina adulta en edad de trabajar en la vida económica y social de la región, el impacto de los jóvenes latinos en el futuro será mucho mayor. Otra implicación que vale la pena resaltar es que la mayoría de latinos adultos se encuentran entre los 20 y 30 años de edad, siendo relativamente pocos los mayores de 45 años. A pesar de trabajar arduamente, los jóvenes latinos reciben salarios muy bajos. ¿Tendrán acceso a mejores sueldos a medida que avanzan por las diversas etapas de su vida laboral? ¿Qué debe hacerse para que puedan ascender por la jerarquía laboral y lleguen a ser más prósperos en sus profesiones, y de esa manera contribuir aún más al progreso de la región? A pesar de que pagan impuestos y aportan al sistema de seguridad social, los trabajadores latinos son menos exigentes en las áreas de atención de la salud y planes de jubilación debido a su juventud. No obstante, dichas necesidades aumentarán a medida que envejezcan. ¿Satisfacerán los sistemas de atención de la salud y jubilación, ya sean de fondos públicos o privados, las necesidades de los latinos a medida que envejecen? El futuro de la región depende en gran medida de una integración satisfactoria de los niños latinos —y de sus padres, en su mayoría extranjeros— en la vida económica, social, cultural y política de la región.

Si desea mayor información del Instituto llame al (574) 631-4440 o escriba a latino@nd. edu. También puede visitar Chicago Fact Finder ww.nd.edu/~chifacts. Timothy Ready: Director de investigaciones del Institute for Latino Studies. Antes de integrarse al equipo de investigadores de la Universidad de Notre Dame, dirigió la campaña de la Association of American Medical Colleges, que buscaba incrementar la diversidad racial y étnica en las escuelas de medicina en los Estados Unidos. Allert Brown-Gort: Director Asociado del Institute for Latino Studies de la Universidad de Notre Dame. Anteriormente trabajó para la Universidad de Texas en Austin y también fue parte del Departamento de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México. Traducción: Luisa Oblitas-Feuerstein: Traductora titulada peruana radicada en el área de Chicago, luisaof@aol.com.


Elizabeth Catlett: Special Houses de la serie “I am the Black Woman”), 1946. Grabado sobre papel.

Dos de Cuba Esta edición de deshoras publica el trabajo de dos autores cubanos de las nuevas generaciones. De la escritora y artista gráfica Amalia Iduate, una muestra de Fotopoemas, género que combina la tradición visual de la fotografía modernista con la precisión epigramática de los poemas concretos y conceptuales que tuvieron su boga en América Latina durante los años 60 y 70. De Ernesto Santana Zaldívar, figura de relieve en las letras cubanas recientes, una selección de poemas. Los primeros, tomados de su colección La Habana a dos luces, revelan una sensibilidad lírica afiladamente contemporánea, dispuesta a encarar de frente las tribulaciones del yo en nuestros días; al mismo tiempo muestran un manejo formal embebido en las mejores vertientes de la poesía moderna en nuestra lengua siglo XX en particular, la Generación del 27 española. Tanto Iduate como Santana Zaldívar son autores para tomar en cuenta, y es nuestro honor presentarlos por primera vez al público lector de Chicago. Bienvenidos sean.


Amalia Iduate

Emigrado

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Retrato de familia

Feelings

Amalia Iduate: Escritora y artista cubana. Licenciada en filosofía por la Universidad de La Habana. Ha trabajado como artista gráfica en Cuba y España. deshoras

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Elizabeth Catlett: La Presa, 1952. Grabado sobre papel.


Delia Negro

Elizabeth Catlett I have gradually reached the conclusion that art is important only to extend that it helps in the liberation of our people.

El Art Institute de Chicago acaba de adquirir cinco obras de la artista, afro-americana de nacimiento y mexicana de adopción, Elizabeth Catlett. Tres de estas obras pertenecen al por folio conocido con el nombre de “I am the black woman”. Para remarcar este acontecimiento y abrir la colección al público más diverso, el Art Institute ha montado una exhibición especial que estará abierta al público hasta el 23 de abril de 2006. Un marcado enfoque didáctico conduce al visitante a obtener información abundante sobre la obra y la vida de esta singular personalidad. Elizabeth Catlett nacida en Washington D.C. en 1915, dio sus primeros pasos en la escultura y el grabado, cosechando los primeros logros en su país natal. Pero es posteriormente en la ciudad de México donde alcanza su madurez expresiva y concreta su carrera tanto desde el punto de vista artístico, como docente. Corría el siglo XIX en los Estados Unidos y el peso de ser afro-americano caía sobre el talento creativo de muchos potenciales artistas visuales. La elite artística del momento sólo les permitía expresarse como buenos artesanos, les cerraban las puertas y eran totalmente excluidos de las academias, de las asociaciones artísticas o de las instituciones educativas, que por lo contrario, permanecían abiertas y disponibles para aspirantes de raza blanca. Sin embargo en Europa la vanguardia artística, transitaba por otros caminos. La fuente de inspiración circulaba por otros canales expresivos fuera de lo tradicional. La imagen de lo primitivo iba abriéndose paso y tanto el arte como el escenario con esas características, eran ansiosamente buscados por los artistas europeos. Gauguin ya había encontrado el éxtasis creativo en esos rostros inocentes de la raza maorí. Más tarde Picasso y muchos otros se interesarían por el arte etnográfico y la máscara africana. Ésta sintetizaba la idea, la expresión, la magia y la espiritualidad del hombre primitivo, fuera de reglas preestablecidas y con total libertad de lenguaje estético. Fue recién alrededor de 1930 que The Negro o The Harlem Renaissance, movimiento valorativo de la expresión afro, fue abriendo el camino en la ciudad de New York, a todas las manifestaciones artísticas de este grupo humano, hasta el momento relegado por prejuicios sociales y académicos. Elizabeth Catlett se encontraba en esta época en plena producción juvenil y sus aspiraciones de continuar su formación en el Carnegie Institute of Thecnology en 1932, se vieron

Elizabeth Catlett: Sharecropper, 1970. Grabado sobre papel.

frustradas. A pesar de haber pasado su examen de ingreso satisfactoriamente, fue rechazada por razones raciales. Pero sus intentos no quedaron allí, los acontecimientos sociales la favorecían y su voluntad y convicción la habían marcado profundamente. Continuó entonces su búsqueda y formación, hasta alcanzar renombre nacional e internacional, tanto en lo artístico como en lo académico. Su interés siempre fue enfocado hacia la justicia social, los derechos de la mujer y especialmente de la mujer de su raza. Pero fue en México, lugar al cual se trasladó para perfeccionarse en la técnica del grabado, donde tomó real conciencia del rol que el artista representaba en la transformación de la sociedad. Al vincularse sentimentalmente con el artista Francisco Mora y posteriormente contraer matrimonio con él, decide permanecer en esa ciudad y es precisamente el muralismo mexicano el que le ofrecerá el pensamiento y la expresión estética que encajará perfectamente con su necesidad expresiva. El bronce, la madera, el cobre, materiales que unen a Elizabeth Catlett con sus ancestros, fueron los medios usados para trabajar la escultura. Es sin embargo

en el grabado donde ella alcanza su máxima expresión creativa. Metal, madera, papel, otra vez productos de la tierra la inspiran para expresarse sobre lo que ella más conoce: su gente. El rostro de México y su imaginería aparecerá también en su obra, ya cuando la artista haga de ese país su domicilio permanente. Las imágenes de Elizabeth Catlett hablan, son la voz de los sin voz, el volumen se alza y envuelve al observador en un compromiso adquirido en la comunicación e invita al público a la acción inmediata. Actualmente con sus 90 años la artista sigue expresando “art is important only to extend that it helps in the liberation of our people”, más allá de su raza, más allá de fronteras.

La obra de Elizabeth Catlett se exhibe en el Instituto de Arte de Chicago Galería 141 111 S. Michigan Avenue Chicago, Illinois Delia Negro: Profesora de español en el Instituto Cervantes, en Chicago.

mirada cómplice


Ernesto Santana Zaldívar

Sigilosa República No importa si al abrir tus ojos y tu corazón alguien marca a escondidas la puerta de tu casa para que ya no seas uno más sino uno menos. Sabes que a veces estar alerta es estar en peligro, que hoy es arriesgado mostrar el corazón desnudo, que se tornan lunáticas las danzas solares, y que, en fin, día tras día cae Jerusalén. La salvación parece un fuego oscuro, parece ceniza, tentación, parece muerte. No elegirás sino entre volar hacia el sol o caer sobre la tierra, sobre el mar o sobre el viento. Es como elegir entre perecer o perecer. Han marcado la puerta del que aún osa velar, del que confiesa su silencio y del que vive su palabra, de quien sueña fuera de la ley y más allá del muro.

Sin aliento Ya sabes que tu casa es el fuego aunque intentes esconderte en la espuma y reniegues del corazón del caos: es inútil que te mientas así, pues tu reino va contigo y a donde vayas irá tu corazón. No puede haber sosiego para aquel en quien habitan los demonios del límite y sólo en el ojo del huracán amansa su nacimiento: entre los altos guardianes: la luna mandrágora y las fieles estrellas. Sólo en medio del estruendo te sentirás en casa. Pensando vas, vaciándote, del turbión al turbión. Y cada vez se inflama otra parcela de tierra prometida debajo de tus pies. Sobre tu cabeza flotan preludios de catástrofes. ¿Cuánto valdrá tu arca en un diluvio de fuego?

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Elizabeth Catlett: In Other Folks Homes (de la serie “I am the Black Woman”), 1946. Grabado sobre papel.


Monolito Sagrado es el animal que desconoce la muerte y vive sin otros signos que los de la abundancia, pese a que lo persiguen. Su sangre revive las piedras y nutre al morador del fruto que germina en el vacío como si él mismo fuera su propio dios. Si lo atrapan, su sangre estalla y se abre paso afuera hacia el sol que la anima y la luna que la torna savia. Nosotros los que pereceremos te saludamos, ánima: tú, que desconoces el demonio de la melancolía y aun así te alimentas sólo de lo desconocido y te refugias a la sombra de bosques sin nombre donde no te da alcance el acontecimiento cero.

Ante los muros de la ciudad sumergida (fragmento) Están cerradas tus puertas, Habana, aunque es tan temprano. Todo se torna lejano como rumor de hojas muertas sobre las calles desiertas. Puedo escribir en un muro un nombre amado y oscuro que aún es sueño, sólo un ansia, pareciendo, en la distancia, esa voz en que perduro.

Elizabeth Catlett: And A Special Fear For My Loved Ones (de la serie “I am the Black Woman”), 1946. Grabado sobre papel.

Calles anchas, callejuelas con portales diminutos, bombillas, brillantes frutos en los que te me revelas luciérnaga. ¿Por qué no vuelas en el viento de mi amor? No dejes ya que el temor te aparte la vida abierta. Si abres, Habana, una puerta. mi amada cierra el dolor.

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Nínive Tengo que alcanzar el arrabal de la ciudad que me habita. No debo aguardar a que esa invasión de moradores, muertos en los sótanos o gastados de anhelar un día más, logre conquistar mi corazón con su melancolía. Tengo que asaltar el muro que circunda mi ciudad. Digo que hay ciudades que devoran a sus soñadores y caen sólo cuando acaban con el último ensueño.

Que no se detenga la gran cacería Sueña Jonás que al fin deja de andar, que al menos su alma está en reposo aunque sus pies no querían ni una tregua. Así, cuando despierta, exhausto y jadeante, su fervor lo arrastra de lejos y a través de la ciudad inundada de ciudadelas hasta el vértigo que acaba en el vértigo. Pero detenerse a respirar es perecer y cerrar los ojos es abrir tormentas, darse a un horror interminable, sacrílego, que pone piedras frías en los párpados y evapora la luz en el sendero. Jonás se ve a sí mismo como aquel cazador que perseguido por un tigre hambriento persigue a su vez liebres inatrapables.

Ernesto Santana Zaldívar: Escritor Cubano nacido en Puerto Padre, Las Tunas, en 1958. Entre sus publicaciones están los libros de cuentos Nudos en el pañuelo (1993), Bestiario pánico (1995), Mariposas nocturnas (1999) y el poemario Escorpión en el mapa (1998). En el 2002, su novela Ave y nada ganó el premio Alejo Carpentier. Los poemas que publicamos son de su colección La Habana a dos luces.

Elizabeth Catlett: Civil Rights Congress, 1949. Grabado sobre papel.

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Carencias y presencias en el Pulitzer de teatro José Castro Urioste Desde que Nilo Cruz obtuvo el premio Pulitzer hace dos años, se han venido representando en Chicago algunas de sus obras: Anna in the Tropics (la ganadora del premio), Two sisters and a piano, y desde el mes pasado se está produciendo en el Victory Gardens Theater Hortensia and the Museun of Dreams, bajo la dirección de Diane Rodriguez. Ya en las dos primeras se expresan determinadas características técnicas —el buen ritmo en el cambio de escenas, por un lado, y la incapacidad para resolver adecuadamente ciertos conflictos entre los personajes—, como una posición ideológica que surge a partir de la imagen que se construye sobre la sociedad cubana. Tales características, se retoman en Hortensia and the Museum of Dreams. La historia de Hortensia and the Museum of Dreams no deja de poseer el potencial para una buena obra. Se relata el retorno a Cuba de dos hermanos, Luca (Iván Vega) y Luciana (Alex Meneses). Ambos, son parte y representan la operación Pedro Pan: los catorce mil niños que entre 1960 y 1962 fueron enviados por sus padres fuera de la isla (muchos crecieron en horfanatos norteamericanos), supuestamente para protegerlos del regimen de Castro. Uno de los personajes de esta obra, Luciana, se encuentra por casualidad con Hortensia y sus hijos, quienes buscan el reconocimiento oficial de su museo. En éste se hallan los sueños cumplidos (historias a fin de cuentas) de los pobladores cubanos; en éste quedará, hacia el final de la obra, el supuesto sueño de los dos hermanos: dejar de lado la relación incestuosa que late entre ellos. Ahora bien, lo que destaca de este montaje y lo que mantiene la atención del espectador es tanto el trabajo actoral como el de dirección. El diseño del movimiento en escena, el ritmo en las entradas y salidas, el manejo de la luz, del sonido y de la música, construyen un discurso escénico bien organizado que atrapa a la audiencia. El elenco, no “levanta” el texto, sino que le da vida con gestos, con cambios de entonación. Todos los actores cumplen esa función: Iván Vega y Luciana Meneses, en

los roles de los hermanos; Cheryl Lynn Bruce expresando el afecto y a su vez la intensidad de Hortensia; Christopher de Paola y Joe Minoso dan cuenta de los deseos y las frustaciones de los hijos de Hortensia, y crean la dosis humorística de la obra; Marcela Muñoz construye la inocencia, la carencia y la sexualidad de Delita; y finalmente, Ricardo Gutierrez, destaca en su papel del General Viamonte. A nivel de dramaturgia, Cruz sabe manejar el ritmo en el cambio de escenas (lo cual, a ratos crea un efecto cinematográfico) y, especialmente en esta obra fluye el contrapunteo entre las voces de los dos hermanos. Sin embargo, existe una incapacidad del dramaturgo para enfrentar la resolución del conflicto: Cruz plantea una relación incestuosa entre los dos hermanos, y ésta desaparece sin el suficiente tratamiento. Tal carencia dramatúrgica hace que lo planteado por el ganador del Pulitzer quede un nivel superficial. Por otro lado, Hortensia... expresa un visión maniquea sobre la sociedad cubana. Para Cruz Cuba es el lugar de la represión y el abuso de autoridad (representado en el General Viamonte), y es también el lugar de la carencia. Esta carencia es claramente ejemplificada en la escena en la que Luca, el personaje cubano-americano, abre su maleta llena de alimentos ante Delita, la adolescente criada en la isla, la cual llora al ver tal abundacia de productos alimenticios. Tal ofrecimiento de Luca también puede interpretarse como la actitud paternalista (y por lo tanto de asumirse como superior y autorizada) que podría poseer cierto sector de la comunidad cubano-americana sobre la población de la isla. En todo caso, la poca destreza para resolver el conflicto que genera determinada superficialidad, como la visión maniquea sobre Cuba, hacen que toda crítica y toda confrontación expresada en Hortensia... se debilite.

Hortensia and the Museum of Dreams se presentará hasta el 18 de diciembre en el Victory Gardens Theater. 2257 N. Lincoln Ave. Chicago, IL (773) 871-3000

José Castro Urioste es profesor de Purdue University.

Iván Vega como Luca y Alex Meneses como Luciana en el premiere de Hortensia and the Museum of Dreams en el Victory Gardens Theater. Fotos: Liz Lauren


l i b r o s

Notas sobre

California

Inventario secreto

De Eduardo Mendicutti

de La Habana

Ángel Trueba Habana, si mis ojos te abandonaran, si la vida me desterrara a un lugar de la tierra, yo te juro que voy a morirme de amor y de ganas de andar tus calles, tus barrios y tus lugares... Gerardo Alfonso

La reciente publicación de la casa editorial Tusquets en su número 557, brinda a los lectores la oportunidad de encontrar, como su título refiere, un inventario secreto de La Habana. Mezcla de absoluto testimonio y pinceladas de ficción, el último libro del escritor cubano Abilio Estévez es un bálsamo a los ojos, a los sentidos todos. Es una historia realizada por encargo donde el autor se debatió entre la creación de una ficticia realidad y de otra más terrenal, menos contada y sumamente personal; sin parámetros políticos pero con sutil y sigilosa crítica. Estévez combina con excelencia citas de personalidades de la talla de Alejandro de Humbolt, Cernuda, Hemingway, Maria Zambrano, Graciela Pogollotti, Graham Green, Wallace Stevens, entre otros. Los trae a su propia historia coincidiendo a veces, refutándolos otras. Simultáneamente, nos pasea por su Habana y decora, pinta y describe los rincones ocultos del tiempo y del alma. La invocación al pasado es indudablemente parte esencial del libro. Ella nutre al hacernos partícipes del infortunio y la gracia de lo que fue y no será jamás igual, dejándonos risueña el alma y ajada la sonrisa. 24

tiempo extra

Escrito magistralmente con un lenguaje fluido, aunque no simple, la obra es una oda a La Habana y al Malecón Habanero, recurrente omnipotente señal de frontera y mar; de un estado de ánimo parte vital en la vida de propios y ajenos. Quisiera validar la acertadísima carpentieriana descripción de Abilio sobre la cubanía: “…La primera consiste en tocar. Tocar siempre, a toda hora. Extender la mano, palpar, hurgar los entresijos de las cosas, gozar de las texturas de los elementos tangibles. Constatar que el otro está ahí. Probablemente por eso el sexo resulta tan perentorio… Hablar sin parar, gritar, agitar las maracas, golpear el cuero del tambor. La algarabía, mucha algarabía, y también la música, que en el caso de La Habana es otra forma de algarabía”. Recuerdo la constancia dejada por otro autor donde mencionaba que la culpa de nuestras nostalgias las tienen los poetas, los escritores y todos los que de alguna manera nos acercan al pasado. Me pregunto ¿que habría pasado si todos los peregrinos que vinieron en el Mayflower hubieran tenido el lastre de la nostalgia, tan humano pero también desgarrador? Creo que ahí radica parte de la diferencia entre la emigración anglosajona y la hispana. Inventario secreto de La Habana es una obra que después de leerla y salir al bautizo de las primeras nieves del invierno de Chicago te hace reír de llanto o llorar de risa. Personalmente, no pude evitar que unas gotas de la transparente salubridad asomaran en mi mejilla. Fue instantáneamente de 36.5 grados centígrados (98 F) a 0 grados centígrados (32 F). Duelen más las lágrimas cuando son tan frías. ¿Y a ti?

Ángel Trueba: Cubano y radica en Chicago.

Abilio Estévez

Marcelo Ayala En los últimos años, se ha venido desarrollando un debate acerca de si la literatura gay es un género literario o simplemente una temática más a la hora de construir historias. Personalmente me inclino por lo segundo, pero, además, pienso que la creación debe valorarse al margen de la naturaleza o contenido de una obra y de la tendencia sexual de sus autores. En este sentido debiera bastar con hablar de buena o mala literatura. California, última creación del premiado escritor español Eduardo Mendicutti, es una novela de temática gay. Presenta personajes homosexuales que por momentos son caricaturas de ellos mismos, mujeres insólitas con atisbos de sabiduría, un desfile de preciosas ridículas y una desenfrenada acción sexual. La novela tiene dos partes. En la primera nos ofrece una visión sectorial del mundo del espectáculo y del star system ya en decadencia desde la perspectiva de Charly, un promiscuo y desinhibido español homosexual, feliz de hallarse en California. Mientras tanto, en Madrid, el general Francisco Franco agoniza y Luisito Soler, amigo de Charly, es detenido por subversivo y homosexual. La segunda parte se desarrolla en la actualidad. Charly ya es Carlos, vive en un apartamento lujoso de Madrid, trabaja para una compañía estadounidense y mantiene una relación estable con Alex, su pareja. Es así como, 30 años más tarde, la trayectoria del personaje ha dado un giro, pues ha tomado conciencia y se siente más comprometido. De hecho, se juega su puesto en la empresa por razones éticas. Situada tras el reciente triunfo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su propuesta de legislar sobre el matrimonio entre homosexuales, la novela se ha convertido en la antípoda de lo que se nos había ofrecido en un principio. Las cosas han variado sensiblemente. Luisito Soler ahora ocupa un cargo en el Partido Popular (PP), de la derecha española, y Charly, convertido en Carlos, se involucra en la defensa de sus pares. Y es que en lo que va del generalísimo Franco al socialista Rodríguez Zapatero, España ha cambiado y California ya no es el lugar de la utopía, mucho menos desde el horizonte actual de la vieja y antinorteamericana Europa. Hacia el final de la novela, un emocionado Carlos observa por televisión, en un hotel californiano, a sus compatriotas que celebran por las calles de Madrid la ley de

matrimonio entre homosexuales. Así, pareciera que la historia de Charly progresara, como en una picaresca, desde la promiscuidad de la experiencia inicial hasta la sabiduría de la etapa final. Sólo que la evolución no está contada como espiritualización ni renuncia a lo sexual, sino que, por el contrario, el conocimiento se alcanza sólo a través de lo sexual. El mérito de Mendicutti está en mostrar cómo en la evolución no hay pérdida sino ganancia de alegría sexual para los protagonistas, cómo la austeridad o la renuncia no son el precio del conocimiento. Es porque era actor porno que Charly-Carlos es una figura que crece ética y políticamente, y no a pesar de ese pasado. El relato, que intenta ofrecernos un triple ejemplo moral, resulta no solo ingenioso sino divertido sobre todo en la primera parte, quizás un poco más creativa y más lúdica que la segunda. El mecanismo esencial de la narración consiste en el uso de una jerga y un lenguaje pleno de términos estadounidenses. Un cocktail de spanglish y coloquialismos de las diversas comunidades hispanas del oeste de los Estados Unidos, salpicado por un español castellano no exento de modismos. Oportuna para los estudiosos de la lengua, bastante indecorosa aunque plena de tópicos vigentes, agresiva desde un comienzo y recomendable para un público abierto y para quien quiera desprenderse de prejuicios, California es una propuesta atrevida que en sus escenas más torridas puede parecer, para algunos, demasiado explícita. En definitiva, buena literatura.

Marcelo Ayala: Chileno. Es profesor del Instituto Cervantes, en Chicago.


l i b r o s

La distancia entre el vivir y el sentir: Las antimemorias de Alfredo Bryce Echenique

Ismael P. Márquez La publicación de Permiso para vivir (Antimemorias) de Alfredo Bryce Echenique en 1993 significó un hito importante en la larga y exitosa carrera del escritor peruano. Largamente esperada por sus asiduos lectores, estas memorias aparecerían, en una rara coincidencia editorial, casi al mismo tiempo que las de sus paisanos Mario Vargas Llosa (El pez en el agua) y Julio Ramón Ribeyro (La tentación del fracaso). La larga espera valió la pena. Permiso para vivir es la sentida confesión del escritor de que “sólo quiero preguntarme por mi condición humana, y responder a ello con algunos perdurables hallazgos que...revelen una relación particular con el mundo”. Menuda tarea. La lectura de estas “antimemorias” —a la Malraux— fue, en su momento, una deliciosa experiencia, no sólo por la prosa desenfadada e intimista que crea la ilusión de que somos —los lectores— sus amigos de siempre, sino que cada página es la confirmación de su convicción de que lo que cuenta más en su vida es “tan sólo al amor, la amistad y el trabajo”. Doce años después, acaba de aparecer Permiso para sentir (Antimemorias 2),

la igualmente ansiada continuación de Permiso para vivir. Durante estos años, la fama del escritor ha alcanzado posiciones envidiables en la narrativa hispanoamericana con la publicación de novelas como No me esperen an abril, Reo de nocturnidad (Premio Nacional de Narrativa de España 1997), La amigdalitis de Tarzán (Premio Grinzane Cavour 1998), y El huerto de mi amada (Premio Planeta 2002). En el intervalo, y después de más de treinta años de vivir en Europa, Bryce regresaría a radicarse en Lima en 1999, estadía que sólo duraría cuatro años pues vuelve a España donde se ha instalado nuevamente en Barcelona. Y es precisamente la crónica de ese azaroso regreso “a la patria” (así, siempre en bastardillas) que se convierte en materia de agridulce meditación por parte del escritor. La ilusión del volver pronto deviene en la desilusión del diario vivir en una Lima caótica, ineficiente, pobre, corrupta, ruidosa...chicha. No la Lima virreinal que dejó de joven, la Lima del Country Club de San Isidro, de Chabuca Granda, de las cuarenta familias, de los señorones con leontina, sino la Lima andina, de las clases socioeconómicas C y D, “paupérrima Sodoma y Gomorra” donde Bryce no se ubica, no se acomoda, no se siente en su casa. El círculo de selec-

tos amigos, los pocos autorizados a llegar a su residencia en las alturas —”Hillside Drive”, diseñada y construida con exquisito esmero— se hace cada día más reducido, los jardineros que roban flores de los vecinos se tornan más intolerables, las ineptas criadas domésticas se vuelven pesadilla, los matones de Fujimori lo raptan y maltratan mientras hace su jogging en el parque. La realidad real de la patria aflora en estas páginas, y el deleite que fue leer Permiso para vivir se esfuma en el pesar de constatar la amargura que se destila al leer Permiso para sentir. Como sería de esperar, la recepción en el Perú de estas Antimemorias 2 no ha sido muy halagüeña, por decir lo menos. Y es que no sólo Bryce nos agobia con la frustración de su desadaptación en Lima, sino que nos sorprende por la vehemencia y severidad de sus opiniones sobre un número de visibles personajes de la vida política, cultural, social y artística del país en un ajuste de cuentas inusitado para alguien que siempre se preció de ser apolítico y, en gran medida, desinteresado de lo que no incidía en su oficio de escritor. Conocidas siempre han sido sus posiciones respecto al quehacer literario internacional, y su relación —buena, mala o indiferente—con sus colegas, opiniones expresadas y difundidas en diferentes medios a través de los años. Pero en estas antimemorias, Bryce arremete y fustiga por igual a los ex-gobernantes Fernando Belaunde Terry, Alberto Fujimori, Juan Velasco Alvarado, y Francisco Morales Bermúdez, como a su cuñado Francisco Igartua, director del desapare-

cido semanario Oiga, entre otros. La virulencia del tono de estos ataques frontales contrasta con la calidez de aquellos capítulos que recorren espacios ya conocidos de su vida, como en los que rememora sus inicios como escritor en Francia e Italia, sus improbables amoríos, su lucha contra la depresión y el insomnio, París 68 y las barricadas, sus eternos ires y venires, su entrañable amistad con Julio Ramón Ribeyro y Alfredo Ruiz Rosas. Permiso para sentir. Antimememorias 2 no hace sino corroborar el legendario talento narrativo de Alfredo Bryce Echenique. Su lectura entretiene, sorprende, molesta, conmueve y, sobre todo, desbarata para siempre la imagen de “Woody Allen en La Habana” que él se había creado. Quizás es lo que habría de esperar de esa aventura de maduración que supone el inevitable transitar entre el vivir y el sentir.

Ismael P. Márquez: Jefe del Departmento de Español y Portugués de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee.

Alfredo Bryce Echenique y Abelardo Sánchez León. tiempo extra

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consumismo

sexualidad

De consumo

Desnudo de un

y de idiomas

mundo artificial

Fernando Olszanski

Iván Torrijos

Un buen vendedor, de lo que sea, debe crear una necesidad en el cliente. Debe decirle que lo que conoció hasta el día de hoy no sirve más y, que la alternativa que él le está ofreciendo es la única que le garantizará progreso, felicidad y hasta quizás la vida eterna. Qué mejor entonces que menospreciar el pasado, hacer olvidar la memoria y la historia e imponer una idea nueva, la de un sistema que asegura beneficios y que se inculque la necesidad de cambiar el idioma que habla un país para poder insertarse en el mundo y ser visto de otra manera. Cuando los Estados Unidos invadió las Filipinas, en una secuencia más de la vergonzosa guerra contra España, se encontró con un país arraigado a tradiciones hispanas, ligadas a la religión, a los sistemas educativos y judiciales, que no le sería posible doblegar si no se atacaba alguno de estos vínculos que aún sostenía con el antiguo régimen. Entonces había que destruir la lengua franca del país y reemplazarla con la de los invasores. Suprimir al español como lengua oficial y crear la dependencia del idioma inglés. El consumo del idioma estaba asegurado. Después de todo, las armas les habían dado ese derecho. Durante trescientos años en las Filipinas se habló español como lengua oficial. La historia del país y el himno nacional están escritos en español, y hasta los héroes independistas se manejaban en esta lengua para comunicarse. Cabe preguntarse cómo es posible hacer desaparecer un idioma y reemplazarlo por otro en tan sólo el lapso de algunas décadas. La respuesta es sencilla y complicada a la vez. Pero una vez creada la necesidad el consumo está garantizado. La regla de un buen vendedor. O la de un país con sueños imperiales que experimentó con un pueblo el modo de hacer prevalecer su Destino Manifiesto. Los resultados de esta guerra de los usenses, como el hispanista filipino Guillermo Gómez Rivera llama a los estadounidenses, contra el idioma español en las Filipinas son invariablemente inciertos. Porque si bien el español como idioma oficial desapareció, el inglés nunca lo reemplazó en la práctica. La existencia del idioma de Cervantes está más que presente en la vida de los filipinos. Se lo ve en los nombres con que bautizan a sus niños y las varias lenguas y dialectos que aún tienen una fuerte base hispana. Como el chabacano, lengua del sur de las filipinas donde el 70% de las palabras son de origen español y por lo tanto de fácil compresión para un hispano parlante.

Aquí estamos una vez más informando sobre la diversidad sexual. Les presento a la sexóloga Rinna Risenfeld. Ella radica en la ciudad de México y es cofundadora de El Armario Abierto, primera librería en sexualidad humana en ese país. La doctora Risenfeld hoy nos ofrece algunos puntos de vista relacionados a la homofobia.

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Las Filipinas es uno de los dos países que tiene una Academia de lengua española donde no se habla español como primera lengua. El otro país, paradójicamente, es Estados Unidos. Los miembros de la Academia Filipina de la Lengua Española están en lucha constante por recobrar el idioma como lengua oficial del país, que fue derogada en el año 1987, porque saben que un pueblo que ignora su pasado y su historia está condenado a repetir los errores de sus mayores. Es obvio que hay muchas cosas diferentes entre el mundo hispano de América y Europa con estos "hispanos" de Asia. Pero hay muchas otras cosas que nos ligan por historia, tradiciones y lenguaje. La lucha de los hispanistas en Filipinas es similar a la lucha por la lengua hispana en los Estados Unidos. Defender el idioma es la tarea natural que nos compete en cualquier latitud como patria común y medio básico de expresión. Lo extraño es que la guerra contra el español que una vez fue a nivel mundial, hoy se ha retractado hasta las propias fronteras de este país, y es de conocimiento cotidiano en casi toda urbe de la Unión. El hecho de escuchar voces que se alzan contra esta realidad es por el increíble efecto que está causando en el espectro social de este país. Los cambios que están ocurriendo parecen indicar que la reestructuración idiomática es constante y permanente, y los beneficios pueden ser inmensos. Contrariamente a lo que sucedió en las Filipinas, no se está imponiendo la lengua por la fuerza, sino que está regresando al estado natural que tuvo siglos atrás en la Norteamérica hispana. Tal vez no se hable nunca más español en la Filipinas, tal vez esta avanzada de nuestro idioma en los Estados Unidos algún día se detenga y no crezca más que de lo que aparenta crecer. Pero lo importante es distinguir que ser consumidor de nuestro idioma, hace que no seamos consumidos por la propuesta verborrágica de un vendedor ciego y a veces, mal intencionado. Nos cabe decidir a nosotros de qué lado del mostrador nos queremos poner. No se trata de comprar ni vender, sino de ser partícipes de nuestro propio destino. Fernando Olszanski: Autor de Rezos de marihuana y Parte del polvo. Reside en Chicago

Sobre el rechazo al amor que se da en las parejas homosexuales: La sociedad dice que la gente crece y debe ser heterosexual, hacerse de una pareja, casarse y luego tener hijos. Cualquier persona que no cumpla con ese modelo es criticada; no solo la gente gay sino también las madres solteras o las parejas estériles. La sociedad también critica a parejas heterosexuales que son de diferente raza, posición económica, niveles académicos, el tipo de trabajo. Entonces, si esta sociedad no entiende ni respeta al mismo amor heterosexual, que es el que supuestamente vale, cómo esperar que entienda al amor homosexual. La gente se mete en la vida de los demás; y yo digo: la relación de pareja es de dos, ni siquiera tendría por qué ser un debate comunitario. No hay nada en la vida que le pongamos más trabas que al amor; parece que hay que ser de una manera muy particular para tener derecho a amar a otra. Sobre el camino que toma la homofobia: La mayoría de la gente homofóbica usa el prejuicio, es decir, juzga antes de conocer. Por ejemplo, una vez oí a un señor que decía que odia a los maricones y putos (así, hablando de esa manera de los homosexuales) y entonces le pregunte: “¿Pues a quién conoces que sea gay?”, y él me respondió: “todavía a nadie, que yo sepa, pero los odio”. En realidad este señor está diciendo que odia la idea que tiene de la homosexualidad, no odia la homosexualidad, pues la desconoce, lo que el odia es el concepto; él oyó desde niño que ésos son quién sabe cuántas cosas y entonces le causa repulsión y ganas de correr. Sobre la homofobia y el campo laboral: Muchas empresas se han dado cuenta que lo que sus empleados se desgastan mucho en su intento de esconder su orientación sexual. La orientación sexual se refiere a tratar el tema de la pareja, y si alguien no puede hablar de ese tema no puede hablar de la mayoría de su vida. Es muy positivo que algunos empleadores que han ofrecido los mismos derechos a todos sus trabajadores, sin importar su orientación sexual, hayan logrado mejorías, pues la gente, en

lugar de usar su energía para cuidarse, la usa para trabajar y echarle ganas. Está contenta.

Sobre el machismo que alimenta la homofobia: Me llama mucho la atención que si dos hombres se pelean en un duelo subidos en un ring, o simplemente a media calle, la gente les aplaude y hasta les echan porras; pero si de repente se dan un beso todo mundo se quiere morir del susto, y entonces ahí es cuando me cuestiono sobre cuáles son nuestros valores, qué pasa que tanto preocupa el amor cuando la guerra y la violencia parecen estar bien. Conclusión: Más de una vez he conocido a gente que dice: “qué bueno que en mi familia no hay”, y le está diciendo a la persona que es gay. La gente gay, se note o no se note, existe. En el mundo hay de todo y cada quien tiene que conquistar sus propios espacios; nadie va a venir a ofrecerlos, es un reto de cada uno. No a todo mundo le interesa salir a la calle y expresarse como gay, aunque sí creo que en los lugares donde más se ve la gente lo incorpora a su cotidianidad porque el problema aquí [en México] es que nunca se hace visible; pareciera como si se tratase de un monstruo encerrado y a ver a qué horas sale; todo el mundo entonces se la pasa desviviéndose de miedo y en el momento que sale pues ni era un monstruo, ni tampoco era tan complicado.

Iván Torrijos: Trabajador social. Fue fundador del programa radial Homofrecuencia; se transmite a través de Radio Arte 90.5 FM.


derechos humanos

Dónde Sandra Russo “¿Dónde?” es una pregunta de época. Una pregunta en movimiento, formulada por una voz vacilante, soplada por una voz en tránsito. En un mundo que avanza en dos sentidos opuestos y complementarios —fabricando progreso y bienestar, y fabricando al mismo tiempo desechos humanos que no tienen lugar en ese mundo—, esa pregunta rebota en el silencio o arde en las calles. Fue tan negligente el diseño del mundo en las últimas décadas, que los territorios destinados a la localización de los desechos humanos se volvieron inhóspitos, tan crueles, que esos sobrantes migran. Uno de los más graves problemas de la modernidad es el agotamiento de los depósitos de desechos humanos. “¿Dónde?”, se preguntan los desesperados que escapan de guerras y hambrunas, y que erizan a los habitantes de los países centrales, que los ven llegar e instalarse, y los ven reproducirse y hablar su lengua pero también la que adquieren, y portar la carta de ciudadanía y hasta reclamar por sus derechos. El bozal del discurso moderno estuvo reteniendo las soluciones que ahora empiezan a escucharse en el seno de las sociedades autodenominadas democráticas y hasta exportadoras de antiguos ideales: expulsión, guetización, reformulación de las leyes de hospitalidad, blanqueo emocional colectivo; a los desechos hay que tratarlos como tales, y si no hay lugar en los basureros globales, habrá que crear nuevos basureros o impedir, por regla escrita, que los desesperados escapen de la guerra y la hambruna. Que mueran en la guerra o de hambre. De los desechos hay que hacer muertos.

“Si piensan que encerrándonos más van a reestablecer el orden, no entienden nada. Lo peor es que cuando veíamos al primer ministro en televisión, teníamos la impresión de que hablaba de nosotros como si fuéramos extraterrestres. ¿Sabes qué? Para esa gente, nosotros no somos franceses. Seguimos siendo árabes”, le dijo esta semana Djamel, de 17 años, a Eduardo Febbro, corresponsal de este diario en Francia. Djamel vive en uno de los suburbios parisinos en los que en los últimos días fueron incendiados miles de autos. Claro que sí, Djamel. Claro que son extraterrestres. Estás fuera de la tierra. De la que te pertenece por linaje y de la que eligieron tus padres o abuelos para sacar la cabeza del lodo, y respirar. Ustedes no tienen tierra, Djamel. Se ha decidido que ustedes sean extraterrestres. ¿No te lo avisaron? ¿Cómo que son franceses? ¿Creen que pueden ser franceses por el solo hecho de haber nacido en Francia? Pobre Djamel. No, no te avisaron. Vayan donde vayan (“¿Dónde?”), ustedes siempre serán los árabes que no tienen tierra. Los han conferido a una nueva especie animal, imposible de asimilar. La savia francesa se transmite por sangre, no por haber nacido en Francia. Tu especie no tiene lugar, Djamel. Queman autos. Automóviles. Móviles que se mueven a sí mismos. ¿Por qué que esos muchachos queman autos? ¿Será acaso por que ellos se están mirando en un espejo terrible, será un happening monstruoso lo que está pasando en Francia? ¿Será una instalación posmoderna en la que los sin tierra y sin lugar, los que han sido condenados a automoverse por el mundo y a despertar el rechazo más descarado, incendian autos? En Aulney-sousBois, uno de los suburbios más agitados, un hombre va señalando a un periodista los destrozos. El barrio está arrasado. Se detiene en una casa. En la puerta hay un auto quemado. “¿Sabe quién lo quemó? Sus propios hijos”, lamenta, agarrándose la cabeza como quien no puede concebir lo que dice. La violencia que estalló en Francia escapa de los parámetros conocidos, es loca. El hombre de Aulney-sous-Bois entendería, parece decir su gesto, que los muchachos hubieran quemado otros autos. ¿Pero cómo explicar que hayan atentado contra el de sus propios padres? Tal vez, ésta sea una revuelta en contra de los automóviles en general, o tal vez, los automóviles ardiendo son réplicas de esos miles de hombres y mujeres que diariamente se automovilizan de un lugar del mundo a otro,

creyendo que todavía pueden merecer una vida. Uno puede ir en auto a un lugar, pero no puede ir en auto a ningún lugar. El sociólogo alemán Zygmunt Bauman predice que tarde o temprano no habrá ni un rincón de espacio libre para aquellos que se encuentren con que los lugares ya ocupados están demasiado ocupados para brindar confort, son demasiado hostiles, incómodos o poco acogedores para brindar refugio o abrigo. Y concluye que por eso es necesario revisar, estudiar, reinventar la noción de hospitalidad recíproca como precepto supremo. Esto, dice Bauman, ya lo dijo Kant hace doscientos años. “Pero el mundo, sin embargo, ni se enteró.” El mundo sigue siendo redondo, pero alguien ha pintado la mitad de rojo. Hay globalización, pero no conciencia mundial. Hay dominio de una parte del mundo sobre la otra y ni asoma la ética por la cual y sólo por la cual los habitantes de la parte del mundo que sobrevive deberían darles chances o soluciones a los habitantes del mundo que agoniza. Después de todo, francés, hay una cadena de causalidades entre el encanto de tus perfumes y la rabia de un marroquí. No hay hospitalidad. Hay dos mundos.

con el extranjero nace la hospitalidad. Sólo en relación con el huésped se puede ser anfitrión. El extranjero, desde los albores de la cultura occidental, fue siempre inquietante. Era un testigo que ponía en cuestión lo que la cultura que lo recibía aceptaba mansamente como parte de su naturaleza. El extranjero, el xenos, interpela. Tanto, que fue necesario ya en tiempos de Sócrates implementar, regular, orquestar las leyes de la hospitalidad. Al extranjero se le ofrece un contrato que deberá ser acatado por huéspedes y anfitriones. Pero eso ya no es ética. Es política. Las relaciones con los extranjeros son particulares en cada país y suelen estar regidas por motivos económicos. Los nietos de los árabes que Francia recibió después de la Segunda Guerra para trabajar en la reconstrucción del país hoy queman autos. Se rompió el contrato según el cual ellos vivían en Francia pero como chatarra. Ese es el contrato que firman hoy los refugiados de tantos países: ser aceptados a cambio de aceptarse menos que los demás. Vivir vidas fuera de lugar. ¿Qué deberían hacer los que no tienen lugar? Aceptar lo que son: son no personas. Esa categoría subhumana que la modernidad parió, junto con tantas pestes que ahora roen a Europa por dentro.

“Hostis”, en latín, significa “huésped” pero también “enemigo”. Esa es la raíz tanto de la palabra “hospitalidad” como la de la palabra “hostilidad”. En un seminario de 1996, el filósofo francés Jacques Derrida analizaba “la cuestión del extranjero”. De la relación

Sandra Russo Periodista y escritora argentina. El texto original fue publicado en Página 12, de Buenos Aires. La presente publicación fue autorizada por dicho medio.

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El

sur

del

sur

derechos

La novela sin fin o Fox,

Acteal,

el zorro libre en el gallinero libre

ocho años después

Leda Schiavo Vicente Fox quiso o debió convertirse en el campeón del libre comercio en su venida al sur del sur, es decir a la Cumbre de Mar del Plata, Argentina. El libre comercio, qué ironía. Cuando yo era demócrata cristiana me enseñaron que, según la doctrina social de la Iglesia Católica, el liberalismo económico era como el zorro libre en el gallinero libre. Hoy, cierta gente que posa de católica sostiene lo contrario y usa cualquier argumento para defender el llamado libre comercio. Fíjense señores, 29 países apoyaron al ALCA o NAFTA y solamente cinco se opusieron. Ese es el gran argumento de Fox para validar el tratado: el número. Ahora bien, por poco que se fijen verán que esos cinco países ocupan más espacio en el mapa que los pobrecitos países pequeños de Centroamérica, que como tienen poco que vender venden mano barata, inmigrantes sin derechos, y lo que podrían vender, igual se lo han robado históricamente los más grandes. Como el tomate, por ejemplo, y no sé si conocen la canción “Qué culpa tiene el tomate, que está tranquilo en la mata...” luego lo ponen en una lata y se lo venden a los mismos que lo cultivaron. O las bananas, que hicieron de esos países que hoy apoyan el libre comercio repúblicas bananeras... gracias a la United Fruit Co. —Qué pena, compadre —dirán— a pesar de todo lo que hicimos no pudimos convertir a Brasil y Argentina en repúblicas bananeras. —Qué cosa, cómo se rebelan esos líderes populistas. A la Argentina gracias a estas recetas logramos sacarles el petróleo, el agua, los teléfonos... pero ahora se resisten y no quieren darnos la sangre. Yo creo que la mejor respuesta a los afanes de Vicente Fox son dos novelas que he leído. Como de economía sé poco y en cambio sé algo de literatura, prefiero hablar de esas novelas. Para la novela del zorro libre en el gallinero libre, busque en el buscador ubbi.com y leerá todo lo que quiera leer. Las buenas novelas de las que quiero hablar son Muertos incómodos y El hombre que amaba el Sol. Ambas reflejan mejor que un libro de ensayos o antropología lo que es México gracias al Partido de la Revolución Institucional —vaya nombrecito que tiene— y el que está actualmente en el gobierno. La primera novela es del Subcomandante Marcos y Paco Ignacio Taibo II, y la segunda, de Homero Aridjis. Muertos incómodos apareció en folletín en La Jornada y ahí mismo la puede leer si todavía no lo ha hecho. Es la lectura más refrescante y lúcida que he encontrado en los últimos tiempos. Rezuma la humanidad 28

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y hombría de bien de sus autores (¿algún día podremos decir mujería de bien?) La novela demuestra que el poder nos podrá quitar todo menos el humor, la solidaridad, el ingenio. A la vez que una exaltación de los Nadie, es una denuncia de todas las corrupciones de ese país que vive tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos. El hombre que amaba el Sol, de Homero Aridjis, es a la vez una excelente novela con protagonistas inolvidables y un acertado ensayo sobre México y la vida de sus ciudadanos. El protagonista, Tomás Martínez, cambia su apellido a Tonatiuh porque en náhuatl es el nombre del sol, “el que va haciendo el día”. Tomás está obsesionado por el sol, adorado como poder soberano y como creador del mundo en la cultura indígena. Tomás es un maestro que fracasa en todo lo que emprende. Lo echan de su cargo, va a la cárcel por tratar de impedir la tala de árboles y las depredaciones del medio ambiente, cae prisionero de unos guerrilleros, se va salvando casi por milagro de todos los peligros. Su gran amor, su esposa Margarita, muere en un accidente, y nunca logra, por decencia o cobardía, unirse a otra mujer excepcional, la niña y después mujer Teresa. No sólo los hombres, sino también los animales y las plantas, son víctimas de la insensatez y la corrupción, en especial los árboles, las mariposas monarca y el perro del protagonista. La novela no es sólo la saga de Tomás y de su pueblo, sujetos a la inclemencia del

Collage. Gustavo Blandón Ruiz

tiempo y de la política, sino la saga de la nación mexicana. Nos muestra una sociedad detenida en el pasado y a la que se le roba el presente y el futuro, una sociedad en la que los sacrificios humanos siguen vigentes, aunque tomen otras formas que las que tenían en el pasado indígena. Pero la novela está lejos del realismo social, su manera de narrar está más cerca del surrealismo y de la poesía, quizás de una forma de realismo mágico tan practicado en la literatura latinoamericana. Aunque a veces se acerca al ensayo antropológico, no abruma con disquisiciones. La búsqueda de la identidad o de un sentido forma parte de la búsqueda enternecedora en el pasado de México del personaje entrañable que es Tomás Tonatiuh, por lo que la novela, como toda novela, convive con la épica. Todo es una novela y la novela es todo. La venida de Vicente Fox al sur del sur merece ser contada en una novela negra o mejor en una novela esperpéntica. Sus declaraciones después de la reunión, cuando volvía en el avión a México, son la obra maestra de lo grotesco; sobre todo, porque podría no haber dicho nada y creo que su costo político hubiera sido menor simplemente con callarse la boca. Pero se ve que no pudo, y el pez y el zorro por su boca mueren.

Leda Schiavo: Poeta argentina. Autora de Con las debidas licencias.

Alex Wyman En la mañana del 22 de diciembre de 1997, varias decenas de gatilleros uniformados entraron en la aldea de Acteal, Chiapas, en el sureste mexicano, y empezaron una matanza que duró hasta el oscurecer. Una vez terminada, 45 indígenas tzotziles —21 mujeres, 15 niños y nueve hombres— yacían muertos y 25 más estaban heridos. Todos eran miembros de un grupo pacifista llamado “Las Abejas”, que simpatizaba con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Como sabemos, el EZLN se levantó en armas el primero de enero de 1994 para exigir una reforma democrática y el reconocimiento de una serie de derechos para los indígenas de México. Las víctimas fueron masacradas por ser zapatistas, o simpatizantes del EZLN. En cambio, los asesinos fueron reconocidos como “priistas”, o simpatizantes del entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI). La evidencia forense así como las declaraciones de varios testigos revelaron que los asesinos iban equipados con armas de todo tipo: desde machetes hasta “cuernos de chivo”. También se estableció que el ataque fue planeado de manera anticipada, pues los gatilleros atacaron la aldea desde varias direcciones y su medio transporte estaba muy bien coordinado. Al igual que sus víctimas, los asesinos eran indígenas tzotziles. Sin embargo, este origen común no los inhibió para tratar a sus congéneres y vecinos con la brutalidad más profunda: a muchas víctimas se les disparó desde atrás, es decir, mientras intentaban huir; varios niños pequeños fueron muertos a machetazos y el vientre de una mujer embarazada fue abierto para despojarlo del feto. A pesar de lo remoto de Acteal, el crimen fue denunciado al día siguiente en la prensa internacional. Varios gobiernos extranjeros y grupos de derechos humanos reprobaron la masacre e insistieron que hubiera una investigación exhaustiva del crimen. En la misma semana, haciendo a un lado a la policía estatal, el Gobierno Federal mexicano se hizo cargo de la investigación. En su informe preliminar, el gobierno difundió que el móvil de la masacre había sido la venganza, debido al asesinato de un priísta durante la semana anterior, supuestamente perpetrado por zapatistas. Este motivo aparente encajó luego en una interpretación más general que relacionaba la masacre con la violencia intercomunitaria; de esa manera se apoya-


humanos

poesía

Olivia Maciel: Sombra en plata Jorge Frisancho

A ocho años de la tragedia. Foto: Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.

ba la idea de que tales enfrentamientos son inherentes a estas comunidades indígenas. Varios académicos, como Gustavo Esteva, y grupos de derechos humanos, como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, han rechazado la interpretación del gobierno mexicano. Para ellos, la violencia es resultado de la estrategia federal y estatal de contrainsurgencia, dirigida al EZLN. Desechan la interpretación de violencia intercomunitaria, pues es una manera políticamente conveniente de hacer a un lado la responsabilidad por la masacre de las víctimas indígenas. Aunque la lectura de esta interpretación de contrainsurgencia tiende a demostrar un prejuicio a favor del EZLN —evidente en la general ausencia de responsabilidad consignada a los rebeldes por la violencia en la región—, todavía se esfuerza más en establecer quién era responsable por la masacre que lo que se puede saber con la interpretación oficial. Aunque no se ha dado una versión aceptada por todos, ciertos hechos clave sugieren que las raíces van más allá de las antiguas hostilidades entre las comunidades indígenas, como el gobierno insiste en argumentar. Pues entre los involucrados en la masacre había varios agentes del ejército y de la policía estatal, un presidente municipal y numerosos civiles que portaban armas de fuego restringidas al uso militar. Doce días después de la masacre, el 3 de enero de 1998, el secretario de Gobernación Emilio Chauyffet renunció, y el Gobernador de Chiapas, Julio César Ruiz Ferro, hizo lo mismo el 7 de enero. Aunque muchos agentes de seguridad y un político han sido encontrados culpables, eso no significa que automáticamente la masacre haya sido producto de una gran conspiración orquestada por el Gobierno Federal. Por otro lado, llama la atención que ni Chauyffet, ni Ruiz Ferro, ni ninguno de los demás oficiales del gobierno citados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos fuera investigado. Si la justicia no puede prevalecer hasta

que todos los asesinos y sus cómplices estén en prisión, entonces en el caso particular de Acteal no se ha aplicado realmente la justicia. Además de la falla de no investigar a los oficiales del gobierno ligados con el caso, muchas órdenes de aprehensión relacionadas con la matanza no han sido cumplidas. Era natural que no se lograra una solución durante el mandato del PRI, pues este partido político no tenía nada que ganar (y sí mucho que perder) al investigar un caso en el que estaba profundamente involucrado. Pero con la llegada de Vicente Fox a la presidencia en 2000, parecía que un nuevo clima político había llegado, un clima en el que el gobierno no tendría ningún temor de enjuiciar a muchos oficiales del anterior régimen. Parece que a Fox le faltó la voluntad de esclarecer un caso que seguramente habría causado daño al PRI, y con ello habría puesto en peligro sus alianzas con los congresistas priistas, de quienes dependía la futura agenda legislativa —esto, a pesar de la debilidad de tal agenda. En este momento no hay muchas posibilidades de hacerles justicia a las víctimas. Quizá sólo podría lograrse si se llevara a cabo una movilización masiva de la sociedad que demande una investigación independiente sin restricciones a los testigos y los expedientes del gobierno. Desafortunadamente, no existe razón para esperar que se dé tal movilización ahora, ocho años después de la masacre, y si tal esfuerzo fuera llevado a cabo es dudable que el gobierno cedería fácilmente. Tal vez la masacre esté destinada a ser solamente un tema de debates académicos y legales. En Los Altos de Chiapas, Las Abejas siguen esperando justicia.

Alex Wyman es estudiante de maestría en estudios latinoamericanos.

El nombre de Olivia Maciel no será desconocido para los lectores de Chicago. Presencia activa por muchos años en la escena literaria local, Maciel ha venido entregando en sucesivos poemarios los trazos de una obra poética singular. A ella añade ahora Sombra en plata / Shadow in Silver, su cuarta publicación, aparecida bajo el sello de Swan Isle Press. Al igual que sus trabajos anteriores —incluyendo la antología Astillas de Luz / Shards of Light, de la que fue coeditora— esta es una edición bilingüe, con las versiones en inglés a cargo de Kelly Austin. Ya el título del libro pone en funcionamiento una de las claves más importantes de la escritura de Maciel. La frase Sombra en plata puede ser leída al menos de dos maneras. Por un lado, puede tratarse de una sombra hecha de plata, o, en todo caso, una de color plata (esta es la sugerencia que hace la carátula del volumen, donde una mariposa sobrevuela su sombra, que es plateada). Por el otro, uno puede pensar en una sombra proyectada sobre un objeto de plata, quizá como quien simula un grabado en el metal pero lo hace efímero, huidizo, apenas momentáneo. Me inclino por esta segunda interpretación, pues se condice con el carácter y el tono de los poemas. La búsqueda de lo fugaz, la captura de momentos evanescentes, la mirada en el punto en que estos hacen contacto con la solidez del mundo: elementos todos ellos que reaparecen en los versos de Maciel con tenacidad suficiente para convertirlos, o casi, en toda una poética. He dicho líneas arriba que los trazos que Olivia Maciel ha venido dejando constituyen una obra singular, y quiero reiterar ahora el adjetivo. Esta poética de las evanescencias, o de la dialéctica entre lo evanescente y lo sólido, a la que me estoy refiriendo, se construye en términos que son poco frecuentes en nuestros días. El universo de Maciel, sus intenciones y su visión, son más cercanos al simbolismo francés del siglo XIX que a ninguna de las tradiciones posteriores de la poesía moderna. A pesar de alguna que otra resonancia vallejiana (“¡Qué perfección la combinación poligónica / inscrita en la cáscara de la piña!”), en general Maciel escribe desde fuera de los cánones contemporáneos, despreocupada de ellos; su interés no se centra en la mecánica del lenguaje o en la condición del sujeto (las dos piedras angulares de la poesía moderna), sino en la búsqueda

de imágenes trascendentes en el sentido clásico: imágenes que apelen a una instancia de “lo poético” entendido como un momento de revelación espiritual, definido fuera del poema mismo. Esto no es, ciertamente, un demérito: cada poeta escoge su tradición, y lo que cuenta es lo que hace con ella. Hay sin embargo algunos riesgos. En el caso de Maciel, el riesgo más evidente se manifiesta a nivel de vocabulario: la terminología que adopta se esfuerza por ser convencionalmente “literaria” en su búsqueda de simbolismos y trascendencias, y por momentos puede deslizarse hacia el cliché. Las lunas de Maciel son rieladas, sus pensamientos son albos, sus palabras tienen alas; abundan las filigranas, los narcisos, los olanes; hay “gloria preclara”, “flechas etéreas”, “éxtasis sonrosado”. Este vocabulario que a falta de mejor término estoy llamando simbolista, sin embargo, no es el límite final del trabajo de Maciel. Sus logros más importantes se dan a otro nivel (y en última instancia, en sus mejores momentos, le permiten superar el problema que su léxico presenta). Es en el terreno de la composición del poema donde la visión de Maciel da frutos de verdadero interés. En este plano, el apego de la autora a la construcción de imágenes cargadas de simbolismo y contenido alegórico (“he de hacer un viaje breve / adonde las alegorías libren sus encuentros llanos y perezosos”) termina deslizándose hacia una dislocación de las estructuras significantes convencionales, y revela una densidad conceptual y una sofisticación literaria (ahora sí sin comillas)

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poesía que su terminología, vista fuera de contexto, podría más bien oscurecer. Los poemas de Maciel, con frecuencia compuestos como acumulaciones de imágenes puras, o incluso como exploraciones breves de una sola imagen, acaban resistiéndose a la referencia, velando sus conexiones con el mundo objetivo o externo al texto, y con frecuencia afincan su significado (que por eso mismo permanece abierto) exclusivamente en la imagen misma. Arte por el arte es el nombre que, hace casi 150 años, se le quiso dar a este modo de hacer poesía, y en el caso de Olivia Maciel, el membrete es apropiado. Es interesante notar que Maciel logra este efecto de forma paradójica, a través de la suma de imágenes ultra concretas, ultra específicas, que sin embargo no parecen referir a nada fuera de sí mismas (o refieren, en todo caso, a instancias privadas de la memoria o la experiencia de su autora). Por ejemplo, en este poema titulado “Qué es la libertad…, que cito entero: “el limón henchido, / la sombra interrumpida / por el metal de la cuchara, // el roto desbordamiento del gozo, / la noche oscura del alarido, / un fuego anónimo en la calle, / unas renegridas migas de pan…”. Sus mejores momentos, así, son aquellos en los que el doble impulso hacia la trascendencia alegórica y hacia la concreción del imaginario se combinan para producir núcleos concentrados de palabras que son visiones, que tienen la textura del mundo pero no pretenden reproducirlo o referirse a él, que existen enteramente como una conjunción de objetos ideales sobre la página. Hay, otros ejemplos. El poema “Seca la garganta” incluye los siguientes versos: “Temblor de los orificios, / escalofrío de los poros / estallar laqueado en oro / de los vasos capilares. // Ojos que no me miran: / caída y ascenso en el centro de las aguas / desbordamiento fluvial de diamantes escarchados / helada simiente negra y cristalina. // Ojos que me acaban: // polvo polvo polvo”. En ellos volvemos a apreciar el encuentro de imágenes desprendidas de referencia, aunque en esta ocasión centradas en el cuerpo (orificios, ojos, poros) y en una subjetividad intensamente adolorida y trágica. En suma, este poemario, en el que los buenos momentos como los que cito abundan, es un importante avance en la obra todavía joven de Maciel. Nos permite apreciarla ya como conjunto, en sus propios términos, y revela las posibilidades que se le abren a sus singulares opciones estéticas.

Olivia Maciel presentará Sombra en plata el 17 de diciembre a las 7:30 P.M. Décima Musa 1901 S. Loomis Chicago, IL (312) 243-1556

Jorge Frisancho: Poeta peruano. Reside en Chicago. Es autor de Estudios sobre un cuerpo.

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a r te

Thalia Hall, o cuando el arte se convierte en publicidad

Foto: Jefferson Gutiérrez Lozano.

Jefferson Gutiérrez Lozano Cuando vivía en la calle Allport, todos los días miraba el Thalia Hall, un edificio de 1892 al que se le consideraba una réplica del Opera Hall de Praga. El tiempo y los pocos recursos destinados a las obras públicas, le llevaron al abandono durante más de 50 años. Así, hasta que la compañía New Heritage Realty lo compró. Esta compañía forma parte del rápido desplazamiento poblacional (gentrification) que está tomando lugar en Pilsen, sobre todo en lo que ya se conoce como UIC Neighbordhoods. Las compañías que hoy en día contruyen los proyectos habitacionales University Village, University Station Residents, University Commons, Roosevelt Square y Landmark Lofts, son los mismos que venderán departamentos en el segundo piso del Thalia Hall. Estos proyectos son un claro aviso del desplazamiento de las familias que han vivido en Pilsen durante varias décadas. Las estrategias utilizadas por estas compañías son conocidas en otros barrios que ya han sido arrasados por la gentrificación, como Wicker Park, Lincon Park y Hyde Park. El concepto de comunidades universitarias surge como la peor maldición para una comunidad de bajos recursos económicos. Desde mi punto de vista, el modelo económico del urbanismo en sociedades capitalistas, funciona a partir del desplazamiento y de la marginación de las clases más vulnerables; en el caso de Chicago se trata de las minorías sociales. En este artículo sólo pretendo enfatizar cómo una forma de gentrificación se aprovecha del arte; lo usa como pretexto “altruista” en el supuesto desarrollo social de un barrio. En este proceso, los primeros inquili-

espacio público para los habitantes de este barrio, pues son exhibidas de manera espectacular y sin ninguna consideración a los vecinos de la calle Allport y a los feligreses de la iglesia San Procopio. Estos últimos manifestaron su desacuerdo por medio de la recolección de firmas y pidieron que dichas imágenes sean retiradas del espacio público. Más allá de un asunto moral, esta situación es muestra de la intolerancia por parte de los propietarios del Thalia Hall que toman al arte como un medio de propaganda. El principal objetivo de este sistema publicitario es atraer clientela, ya que como el mismo dueño Giuseppe señaló al periódico Hoy: “Traer cultura y abrir un espacio para manifestar todo tipo de arte”. Me pregunto para qué público se abrirá este espacio. ¿Para aquel que ha catalogado como inculto por no entender las altas esferas artísticas de sus fotocopias a color? ¿O tal vez para el público yuppie, que es al que sirve el plan UIC Neighborhoods, público que por cierto sólo está interesado en el arte como objeto decorativo de compra-venta o como fetiche de clase (véase el caso de Pilsen Art District de Podmayersky)? En Pilsen, la estrategia del mercado de bienes raíces ha adaptado a sus necesidades una imagen del arte fácilmente manipulable. En esta estrategia se revela una violenta invasión de los espacios públicos, así como la imposición de concepciones ideológicas. Detrás de las faltas a la moral que estas imágenes conllevan, Pilsen vive en estos días un desplazamiento brutal de muchas familias, que ahora tendrán que mudarse a los suburbios debido al alto costo de la vivienda.

nos son artistas a los cuales se les otorga un espacio con alquiler a bajo costo y con ciertas facilidades en los servicios domésticos. En su mayoría, los nuevos residentes no tienen mucha conciencia, o interés, en la comunidad que va a ser afectada en este proceso. El método de gentrificación generalmente viene acompañado con el argumento de que se va a rescatar y preservar la arquitectura del sitio, la cual está protegida por la ley llamada “Chicago Landmarks”. Jefferson Gutiérrez Lozano: Artista visual. Vive en El Thalia Opera Hall en la actualidad el barrio de Pilsen, en Chicago. se encuentra en remodelación y sus exteriores ha sido decorados temporalmente. Los dueños del futuro negocio, han lapidado las vitrinas frontales del primer piso, con posters de representaciones realizadas por diversos pintores neoclasistas. Al ser mostradas de manera espectacular, estas imágenes denotan la imposición de una estética eurocentrista que corresponde a un discurso purista y académico del siglo XIX. Las frases que acompañan a las pinturas están repletas de clichés, pues han sido extraídas de una caduca concepción del arte. Esta combinación de imágenes y palabras pretende dar a conocer un restaurante-café que albergará exhibiciones con propuestas artísticas que siguen sus propios parámetros de belleza. En la interacción de estas imágenes con el contexto espacial surgen dos problemas: primero, la imposición de lo que debe ser el arte para una comunidad que no concibe las misma ideas esFoto: Jefferson Gutiérrez Lozano. téticas, y segundo la invasión del


o b i t u a r i o

Eddie Guerrero

(1967–2005) Juan Mora-Torres y Juan Ignacio Mora

con mucho conocimiento de la lucha. Como él hay muy pocos en la actualidad”. “Furia y coraje” fueron dos de las cualidades que siempre caracterizaron a Eddie arriba y abajo del cuadrilátero y aunque a menudo lo metieron en problemas. Mientras se afanaba por forjar su nombre en el mundo competitivo de la lucha libre mexicana, a menudo le faltaba al respeto a los luchadores establecidos. El Satánico —enemigo perpetuo del clan Guerrero— recuerda los orígenes de su pleito con Eddie que continuó hasta su muerte: “Comenzó con una discusión y se calentó entre las cuerdas. Creo que se dio porque el que está abajo quiere el puesto del que está arriba y comienza a decir que es mejor que uno”. Esta rivalidad trascendió el ring, siguió en los vestidores y se extendió más allá de las arenas.

Eduardo “Eddie” Gory Guerrero murió de un ataque al corazón el 13 de noviembre de 2005. Tenía 38 años de edad y se encontraba en la cumbre de su carrera como luchador. El patriarca del clan de los Guerrero, Gory —junto a El Santo, Mil Máscaras y Blue Demon— fue unos de los grandes íconos de la lucha libre mexicana. Además de Eddie —el más joven de cuatro hermanos—, un sobrino y dos primos siguieron los pasos del ambiente luchístico del patriarca. Sin embargo, Eddie fue el único que alcanzó la estatura del gran Gory. Como los mejores luchadores mexicanos de hoy en día, Eddie creció en una ciudad fronteriza, El Paso, y desde muy pequeño, su padre lo comenzó a preparar. Asistió a la universidad gracias a una beca que obtuvo por sus méritos como luchador y en 1978 debutó profesionalmente en el Toreo Cuatro Caminos de la ciudad de México. Siguiendo la tradición de la lucha mexicana, resguardó su identidad bajo el nombre de Máscara Mágica. El Brazo de Plata, mejor conocido como Súper Porky, conoció a la familia Guerrero muy bien y en su reciente visita a Chicago recordó la manera en que conoció a Eddie: “Tenía mucha furia, mucho coraje. Y como era el más chico, resultó ser la ovejita negra de la familia y, a la misma vez, el consentido de los Guerrero”. El Satánico, otro luchador de gran trayectoria, coincidió con Súper Porky: “Eddie tenía mucho coraje”. Y El Villano III, por su parte, añadió que además de “coraje, estaba lleno de ambición, pero lo respaldaba

El Villano III. Foto: José Guzmán

El Satánico. Foto: José Guzmán.

Eddie luchó bajo los nombres de Máscara Mágica, Black Tiger y por un corto tiempo luchó en pareja con el hijo del Santo. Esperaban continuar la fama que habían iniciado los fundadores de la Pareja Atómica: Gory Guerrero y el Santo. Los hijos quisieron hacer lo mismo y comenzaron a luchar con el nombre de la Nueva Pareja Atómica. Y funcionó por un corto tiempo ya que Eddie había comenzado luchando como “técnico” y terminó como “rudo” una vez que había traicionado al hijo del Santo. Ante la ruptura, Eddie formó el grupo de luchadores Los Gringo Locos. Por otra parte, según El Satánico, “Eddie no soportó andar enmascarado ya que era hijo de una leyenda, así que botó la máscara y siguió luchando con su nombre de pila: Eddie Guerrero”. En la década de 1990, muchos luchadores jóvenes mexicanos cruzaron la frontera en busca de fama y fortuna; entre ellos venía Eddie Guerrero. Llegaron a los Esta-

Eddie Guerrero. Foto: austinwm.club.fr

dos Unidos con la esperanza de introducir la lucha libre Mexicana en el mercado estadounidense. Pero para la mayoría de los luchadores fue un combate difícil de ganar pues luchaban en arenas y auditorios muy pequeños y se acomodaban con pequeños empresarios que no tenían la capacidad para competir con los grandes de la lucha estadounidense, como The World Championship Wrestling y World Wrestling Federation. Además los luchadores eran bajos de estatura, la mayoría no hablaba inglés y las personalidades que se inventaban no lograban impresionar a la audiencia estadounidense. Ésta se encontraba acostumbrada a ver la glorificación de la fuerza bruta, y no las ingeniosas acrobacias luchísticas de los luchadores mexicanos. Y por si fuera poco, los promotores más importante de los Estados Unidos les cerraron las puertas. Con la excepción de Eddie y Rey Misterio, el resto de los luchadores regresaron a México con la capa caída. Lleno de “coraje, furia y ambición”, Eddie persistió y poco a poco su nombre comenzó a figurar en las carteleras de la lucha estadounidense. Claro, empezó desde abajo y junto a Rey Misterio comenzaron a transformar la “lucha estadounidense”. Sus lanzamientos aéreos y estilo acrobático, no sólo capturaron la atención de los fanáticos sino que también fueron sus mejores armas para vencer a sus contrincantes. Con escasos cinco pies ocho pulgadas de altura y con 220 libras de masa corporal, a Eddie siempre le tocaron los contrincantes más altos y generalmente pesaban el doble que él. El Villano III, quien también ha luchado en los Estados Unidos, recuerda que a Eddie le tocó ser partícipe de las “luchas más sensacionales e inigualables, y casi siempre fueron la mejor lucha del programa”. A pesar de que Eddie se convirtió en uno de los favoritos de la fanaticada, no se le brindaba la oportunidad de ser un luchador estelar. Durante esa época bebió en exceso y se volvió adicto a las drogas, sin mencionar los problemas judiciales en que se metió. No fue sino hasta 2002 que finalmente

le llegó la oportunidad a Eddie de estar en las luchas estelares, especialmente en los eventos de pay-per-view. Desde ese momento hasta su muerte, ganó todo los campeonatos, que incluye The World Championship of the World Wrestling Entertainment, otorgado por la principal corporación de lucha libre del mundo. Y obtuvo dicho reconocimiento, ya que la lucha profesional es más un espectáculo que un deporte. Por eso convertirse en un luchador estrella depende de la popularidad entre los fanáticos y no de los atributos de luchador. Esto quiere decir que Eddie supo inventar su propio personaje con un buen puñado de artilugios. Su lema “engaña, miente y roba”, inmediatamente hizo eco entre los fans. El lema le sirvió de telón para el drama que se tejía en el ring en torno a su personaje; su “telenovela” era seguida muy de cerca por los fanáticos semana a semana en la televisión. A Eddie también se le llegó a conocer como Latino Heat y su espectáculo iniciaba desde su entrada al auditorio para dirigirse al cuadrilátero. Llegaba a la arena manejando un carro low rider y se le anunciaba con música latina de fondo y lo presentaban al grito de “Viva la Raza”. Después de bailar a sus oponentes en el ring, los rendía con llaves de su propia factura: “el chapoteo del sapo”, “el lazo del paso”, “los tres amigos” y “el hilo”. También introdujo el habla del chicano cholo a la audiencia: “órale, homes (homies)”, “ése”, “vato loco”, “wáchale” y “hazlo por tu jefita”, como le decía al Rey Misterio. Con la muerte de Eddie Guerrero, llega a su fin la tradición luchística de la dinastía de los Guerrero, una tradición que brindó un gran regocijo a sus fans, pero muchos tragos amargos a sus rivales.

Juan Mora -Torres: Profesor de historia en DePaul University, en Chicago. Juan Ignacio Mora: Fanático de la lucha libre. Estudia en St. Ignatius High School.

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B UENOS A IRES Y LOS MITOS Jochy Herrera El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo. Borges

Acabo de regresar de Buenos Aires. Era tal como lo suponía. Apoyado en un libraco volumen tres y poblado de cartas cortazarianas, recuento mis primeras horas rodeado de minas elegantes y de memoria: Guerra Sucia, Oliveiro Girondo y el Luna Park; la Plaza de Mayo inundada de banderitas para turistas que fotografían gendarmes jóvenes, tan ellos que a Videla sólo lo conocen de oídas (son casi inofensivos soldaditos bien vestidos, casi nuevos, pero mas que todo inofensivos porque protegen a no sé qué ni a quién de unos piqueteros buenas gentes que sólo exigen mejor fiambre). Éstas, mis confesiones, las comparto con un amigo que ya pertenece a los difuntos. Él escribió una vez que América era un texto cuya primera página estaba ahí para regresar a ella y vernos a nosotros y ver nuestro universo; que no importaba si entendíamos lo americano como descubrimiento o como encuentro de culturas, lo americano nacía con la certeza de los actos fundadores: poseemos el origen constitutivo y sabemos nuestro punto de partida, uno que precisa el antes y el después. Esta concepción permitió a Enriquillo Sánchez definir lo que a su modo de ver era esencial para la literatura latinoamericana: el concepto de ley de la fundación. Para el fenecido escritor, Borges, Neruda y García Márquez eran ejemplos capitales donde se encuentran los programas poéticos más ambiciosos en las letras hispanoamericanas. El poema de Borges Fundación mítica de Buenos Aires facilita mi reconstrucción de una urbe que solamente puede ser llevada en el corazón; un corazón que ha fundado sueños 32

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y perpetuado irrealidades, un alma capaz de perseguir el amor con sus mitologías y sus pequeñas magias inútiles. Empecé a encontrar esta ciudad en El Ateneo (librería de tertulias y huellas greco-romanas ) una tarde de café y jóvenes sedientos de libros, quienes, ahogados en palabras, se refugiaban tras un mar de páginas contra los 40 grados de la intemperie del Cono Sur. A mi lado, una tía en su edad, leía impertérrita una biografía de bolsillo de Marco Polo. El silencio y el café negro me remontaron al día que justo finalizaba: la niñez de Leda, mis amuletos, el fin del invierno austral y un piloto que unas horas antes habló en un lenguaje escandalosamente porteño a pesar de su evidente nariz anglosajona. Más tarde, anoche, fue tango. Yo era bandoneón mientras la pubertad me sacudía en ese barrio sin nombre del Santiago dominicano. Allí escuchaba los anocheceres musicales del único bar de mi memoria: El Morocho. Allí se anunciaba todo lo que se podía saber de tango allende Buenos Aires: Gardel que volvía y volvía mientras el primo Luis José iluminaba mi preadolescencia de inocente ciudadano, Damaris, que no entendía de cuerpos ni de edades, porque ella era sólo poseedora; y yo, que apenas me conocía, hurgaba pesares y sueños tucumanos. Caminito. Los vecinos de Boca dicen que cambian los gobiernos pero la miseria continúa; entre fútbol y fantasmas de inmigrantes italianos, nacen, crecen y se reproducen con y en el fútbol. Este callejón bohemio sobrevive el turismo porque ya dejó de ser historia. Es la nueva Argentina, el nuevo país de unos cuantos y la nueva República gracias al Ménem ícono y usurpador. Ciudad de ausencias. Viví tinto, matahambres, bifes y una que otra milonga; la Galería PatioBurlich y otras tumbas del consumo. Supe de alfajores y dulzuras, mas ahí no estabas. Estabas pero no me estabas con esos ojos de bandera oscura llena de sol, ojos de Borges celoso mientras te miraba en el Café Quebec. Te quedaste, che, en cada esquina del Buenos Aires que yo leía en Página Doce y lleno de ti imaginaba. Presa del Mar del Plata te quedaste, tras ese río gris que no vio tu color rosa a pesar de los viajes de la jungla; a pesar del Paraná dejando huellas justo frente a Puerto Madero una mañana cualquiera de este quimérico presente. Hace unas horas que despedí a Buenos Aires sin desearlo. Mito o sueño, vivir ciertas historias es, únicamente, dominio de la literatura. Aclaro que no fuiste literatura mientras llegabas esa madrugada lúcida entre Recoleta y Callao, apenas media milla de Corrientes y Florida. Allí eras el amor amenazado, delatado en el nombre de una mujer. Y yo, como Borges, temeroso, tuve que ocultarme y huir.

Jochy Herrera: Escritor dominicano. Reside en Chicago.

¿FELIZ? NAVIDAD Bernardo Navia Lucero ¿Hasta qué punto hemos perdido para siempre la sensación única e irrepetible con las que estas fechas de fin de año solían impregnar el mundo (real e imaginario) de antes? “El mundo ha cambiado mucho. Las cosas no son igual que antes”, se alude como rápida y fácil salida ante el tema. Sí, es cierto, el mundo ha cambiado y las cosas son diferentes. Pero son diferentes porque, me atrevo a asegurar, en alguna vuelta del camino hemos perdido la brújula de navegar. No quisiera que se me acuse de fariseo pero, por ejemplo, ¿no celebramos Navidad para recordar el nacimiento de un carpintero pobre? (De hecho, la palabra navidad alude a ‘nacimiento’) Tal vez, en el futuro, cuando los arqueólogos, los exploradores e historiadores desentierren las ruinas de estos días, no podrán clarificar este enigma: “¿Cómo se relacionaban los centros comerciales atestados o las prístinas avenidas Michigan (la de Chicago y las de todas partes) con las enseñanzas de un humilde carpintero?” ¿En qué recoveco del camino hemos perdido la brújula? Me explico, por una parte, el imperio de turno de nuestros días celebra en noviembre un día para agradecer al mismo Dios a quien ruega bendecir a sus soldados quienes, a falta de nativos con plumas en la cabeza, apuntan a cabezas con turbantes; y, además, a pocos días después del día de acción de gracias se celebra el nacimiento del hijo de ese mismo Dios, y esta celebración ocurre en toda la mitad occidental del planeta. Un Dios, que dicho sea de paso, ha de serlo sólo de la parte occidental del planeta; y, siendo este país la fuerza dominante de esta parte del planeta, su consigna God Bless America pareciera incluir no sólo sus fronteras, sino también toda la mitad occidental del mundo. El resto no existe. O, de querer existir, ha de tener que adoptar la filosofía de vida de este sistema, ya que es el sistema al cual se espera que Dios bendiga a cada momento. Por otra parte, si aquí abundan los regalos de costosos, ruidosos y violentos juegos electrónicos que reconocen el dudoso mérito de quien mate más (pero que significan el sustento para la familia del obrero japonés que los arma), en el resto del mundo (aunque los


medios de comunicación, Hollywood, o la apatía en general, se esfuercen por insistir en que ‘el resto del mundo’ no existe), comentaba que en ese resto del mundo, dentro de muy pocos días, hacia fines de año, ya habrán muerto 6 millones de niños menores de 5 años debido al hambre (y no me refiero al hambre que sentimos entre comidas). Sí. Hemos perdido la brújula, mientras la televisión, las ofertas, las vitrinas, la fiebre del consumo, los centros comerciales; en fin, un sistema que se muestra en todo su bendito esplendor (porque, que quede claro: a las imágenes de desamparados en las calles, o a las de la gente negra y pobre que ya cayó en el olvido, allá, en Nueva Orleáns; o a las de los huérfanos y viudas de la guerra —árabe, ya que las otras no cuentan, porque es a esa parte el mundo adonde se debe imponer a la fuerza la democracia y el cristianismo, ¿no es eso el origen de la celebración del Día de Acción de Gracias?—; o, como decía, a las imágenes de los inmigrantes ultimados en las fronteras —españolas, estadounidenses, costarricenses, no importa—; en fin, vivimos en la era electrónica, de modo que da la impresión que a todas estas imágenes mencionadas sólo basta con aplicarles el comando de turn off y, si no aparecen en la pantalla de nuestro televisor, ya no cuentan y mucho menos importan); de modo que, decía, en este sistema nuestro de cada día, que en estas fechas especiales suele mostrarse en todo su esplendor, no es exagerado sostener que todo parece estar apuntando a que hemos perdido la brújula que nos guiará a buen puerto. Ahora, sentado frente a mi ordenador, mientras escribo estas líneas y saboreo un café, intento (inútilmente, claro) no pensar en el hecho de que el precio de mi café es más o menos igual a lo que ganará en un año un trabajador de Zaire y me costó más de diez veces de lo que ganó un niño en algún cafetal centroamericano después de colectar los granos durante un día entero de trabajo. Hemos perdido la brújula. Recuerdo que parte de la canción Vuele bajo, que interpretaba el cantante argentino Facundo Cabral, decía: “El hombre ambiciona cada día más y está equivocado si piensa encontrar con una escopeta la felicidad. No crezca, mi niño. No crezca jamás: los grandes al mundo le hacen mucho mal”. Bueno, en fin. “Qué le vas a hacer, ñato”, decía Julio Cortázar. Se me está haciendo tarde y hay que ir a comprar regalos. A ver si también me sumo a atestar algún centro comercial y conseguir esa canción para Inti, mi niño. Él, en su inocencia, va a seguir porfiando con crecer, de todas maneras; y yo, en la mía, seguiré porfiando con la idea de que, a pesar de los pesares, aún se puede desear una feliz navidad. Feliz, de verdad. Para todos.

Bernardo Navia Lucero: Profesor de español en la Universidad DePaul. Es autor de Doce muertes para una resaca.

Gabriela Juárez Domínguez: Cómo te veo.

GABRIELA JUÁREZ DOMÍNGUEZ Y SUS FOTOGRABADOS Humberto Uribe Nació en Guadalajara, ciudad donde creció. Obtuvo su licenciatura en Sociología en la Universidad de Guadalajara en 1995. Desde muy joven se interesó por el “arte alternativo”, y junto con familiares y amigos fundó una galería llamada La Grieta, donde se proyectaban películas y se daban conferencias que tenían que ver con los problemas sociales. Pero la inclinación de Gabriela se dio por las artes plásticas. Por eso viajó a Nueva York, donde estudió grabado. Y más tarde viajó a Brasil y a Francia donde hizo algunas exposiciones. Conocí a Gabriela porque mi hija Crisol me la presentó en el 2000. Ellas fueron compañeras de clase en el Instituto de Arte. Desde entonces frecuentó nuestra casa. En nuestros viajes a Guadalajara y a Puerto Vallarta tuvimos la oportunidad de conocer a parte de su familia, quienes nos atendieron amablemente. Allá pudimos apreciar el interés de su familia por diferentes disciplinas, pues entre ellos hay científicos, fotógrafos, cantantes y bohemios. Durante los cinco años que vivió en Chicago, Gabriela colaboró en movimientos a favor de los inmigrantes y expuso en varias galerías. En el Museo Mexicano de esta ciudad, Gabriela dictó clases de Arte. Su obra artística se enfoca en lo conceptual postmodernista y se concentró en la idea de revertir lo estético, creando una descomposición en la imagen e integrando algunos otros elementos estéticos. En la subasta que organizó la revista contratiempo en 2003, tuve la oportunidad de comprar el fotograbado de Gabriela. A cierta distancia se aprecia un contraste equilibrado de colores, pero si te acercas apreciarás, en el primer plano, un ojo gris en descomposición rodeado de larvas e

insectos negros que contrastan con el rojo que le rodea. Pestañas negras se dispersan sobre un fondo color cobre que se desvanece sobre una superficie blanca. A pesar de que el tema es espeluznante, la obra encuentra su balance y los colores se hallan bien contrastados. Gabriela la bautizó: Como te veo. Otro fotograbado de Gabriela que me llama la atención tiene un fondo rojo; y a todo lo largo y ancho hay rectángulos verticales y horizontales. Dentro de ellos vemos formas elípticas con diferentes matices de color cobre y negro. Al aproximarse al cuadro puedes observar que esas formas son bocas tenues, deformadas, semiabiertas unas y otras completamente abiertas en aptitud de Diálogo entre paisanos que es el título del grabado. Gabriela, antes de irse a España, ha dejado bajo mi custodia un fotograbado titulado Brazos del deseo. El fondo es blanco y el punto central son los brazos femeninos en blanco y negro con manos estilizadas que brotan de un encaje en forma de semicírculo color vino-tinto; una de las manos sostiene un dedo, recién arrancado, sangrante todavía con la uña finamente pulida y pintada y la otra mano atrapa dos dedos semitriturados y sangrantes. Rectángulos grises y blancos con figuras elípticas ubicados horizontal y verticalmente en el lado superior izquierdo y algunos otros dispersos en la parte inferior, de izquierda a derecha, ayudan a darle contraste y equilibrio a la composición artística. En este momento Gabriela se encuentra en Mallorca. Sé que en febrero del próximo año participará en una exposición internacional que se llevará acabo en la Plaza Dalí, de Madrid. Gabriela representará a México. También sé que posteriormente trabajará en la Casa de la Cultura en Mallorca. Alguna vez Gabriela me comentó que le gustaría visitar Egipto y Marruecos, países que para ella tiene su encanto. Todo eso no quiere decir que se desvincule de Chicago, ciudad de su preferencia, donde tuvo las mejores experiencias artísticas y donde deja recuerdos y amigos tanto profesionales como personales. Suerte en aquellos lares, Gabriela.

Humberto Uribe: Profesor colombiano en Malcolm X College, en Chicago.

Gabriela Juárez Domínguez: Diálogo entre paisanos.

tiempo de sobra

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Arte FUMED: Meditations on Urban Aesthetics Jessica Aiken, Mike Genovese, Víctor López, Nino Rodríguez Hasta el 24 de diciembre 1458 W. 18th ST. 1R (773) 344-1940

CAFÉ efebos Viernes: Trova con Luis Badillo 2123 S. Blue Island (312) 633-9212

Buscando la banda más chida Cuarta eliminatoria: Corali, Exodo, El Jet Set, Los Pecadores, Monospit, Nahuales Underground, Polvo Lunar 8 de diciembre: 9:00 P.M. Mission Night Club 209 E. Chicago, en Elgin Illinois (847) 488-0320

Batey Urbano Café teatro Jueves: Open Mic 2647 W. Division (773) 394-5206

CINE Los olvidados Hasta el 8 de diciembre Music Box 3733 N. Southport (773) 871-6604

Danza

Ché Café arte, lecturas 1058 W. Taylor St. (312) 850-4665 Décima Musa Jueves de trova con Ramón Marino 1901 S. Loomis (312) 243-1556

250 años del nacimiento de Mozart Chicago Symphony Orchestra con Hubbard Street Dance 1, 2, 3 y 4 de diciembre Chicago Symphony Center 220 S. Michigan Ave. (312) 294-3000

Víctimas del Dr. Cerebro, [.Descarga.] 10 de diciembre: 7:00 P.M. Congress Theater 2135 N. Milwaukee

Horóscopos

continente. Ya ven, the stars, como Doña Masas, know what they are up to.

DOÑA MASAS hoy se las da de politiquera y predice para los dirigentes de nuestro desnivelado continente…

CÁNCER: Lunáticos de lagunita, los caprichosos y extravagantes Cáncer se destacan por el subi-baja emocional, siempre entre la depresión y el entusiasmo. Así vive Álvaro Uribe, rezando en la Santa Fe de Bogotá, que en cualquier momento Tirofijo se compra gafas, apunta bien y zas… Y más al norte, que se cuide el canceriano Fox del López Obrador, y de los negros bravos del norte, que le están preparando una tremenda mala obra mexicana. Las estrellas pronostican que va a ser como un culebrón de Televisa donde la mucama llega a presidenta, pero sin comerciales de la Coca-Cola ni episodios del Zorro. En Panamá, el cangrejo Martín Torrijos y su socio Pedro Navaja, alias Rubén Blades, tienen planes de ampliar el canal tanto-tanto, que se dice abarcará desde las costas de Colombia hasta el río Bravo. Será pa´facilitar el turismo económico adicto a lo que por acá llamamos migración perenne, ¿no creen?

ARIES: Los arianos creen sólo en sí mismos, por eso son autoritarios e intolerantes. Maduro es el Aries que más manda en Honduras aunque nacido en Panamá, vaya Ud. a saber. En Lima, Toledo, vestido o encuerado, es un peruariano peligroso con las damacuchas, metiendo su cabecucha en todas las abiertas puertas (de moteluchos). En Ecuador, ya se sabía que Gutiérrez era un ariano con exceso de educación militar, así que ahora que se fue, no se duerman en sus galápagos, ecuas. Pronto podrían estar de nuevo a la vanguardia monetaria en Latinoamérica con el eurosucre, y si la cosa empeora, pues con el eurosufre. TAURO: Las vaquitas son posesivas, siempre en busca de comodidad con tenaces tarritos. Por allá por Nicaragua el toro de Bolaños ya prepara la capada que le van a dar otra vez al insistente escarabajo de Daniel Ortega en las próximas elecciones. Los nicas, sobrevivientes de un sinfín de gobiernos corruptos, se merecen mucho mejor que esos dos, digo yo. Recomiendo que empiecen otra guerra con Costa Rica y reclaman Guanacaste. Así se anima un poco Centroamérica, que eso de las guerras, según nuestro canceriano Bushinepto, le gusta al pueblo: Keep the masses entertained, and they shall not protest. GÉMINIS: Entre los jefazos latinoamericanos no hay ni un geminiano. Y astutas son las estrellas porque, digo yo, un inestable al mando sería un espanto en cualquier potrero, y más en el nuestro, tan cagado. Un geminiano se aburriría de tantas malas noticias y querría enseguida cambiar de

TEATRO

MÚSICA

Kristoffer's Café Ajedrez y ricos postres 1733 S. Halsted (312) 829-4150 Mi Cafetal Miércoles: Trova cubana 1519 W. 18th St. (312) 738-2883

Goran Ivanovic, Andreas Kapsalis y Alfonso Ponticelli 28 de diciembre: 8:30 P.M. HotHouse 31 East Balbo (312) 362-9707

LEO: Se creen los reyes del mambo, pero lo que sobra en este signo son dictadores de pacotilla. La momia de Castro no deja de escupir sus maratónicos discursos aunque provoquen un bostezo general. Chávez, aspirante al trono castrato por sus amoríos con Fidel, es un leoncito apto a sembrar el pánico en el poderoso Grupo Cisneros/ Venevisión con su cara de puerco ansioso. Por Bolivia ruge, a intervalos de quita y pon, Mesa Gisbert, que si se descuida un poquito MAS, el Evo le va a propinar un golpe cocalero digno de una alucinación. Y mientras, en Guatemala, Óscar Berger se la pasa comiendo bombones belgas entre llanto y lamento indígena. Por la madre patria, que no la podemos dejar fuera, Zapatero y el PSOE se encargan de que nadie olvide el 311, que a Bush el 911 le valió la reelección. VIRGO: Los Virgo pertenecen al elemento tierra, y benditos sean por dedicados y laboriosos, pero por ahora ninguno

Sopa de teatro Meztli Gallery & Compañía de teatro Ñ Drama, Comedia, Baile, Monólogos, Pantomima, Performance, Improvisación 2, 3, 9, 10, 16 y 17 de diciembre: 8:00 P.M. Meztli Gallery 556 W. 18th St. (312) 226-0754

preside en tierras hispanoparlanchinas. Y eso es bueno, porque son de estructurados, criticones y respingones que tener un dirigente de esa calaña nos llevaría al tormento bien organizado. Y de eso nada, querida. Entre nos que reine el desorden, que de otra manera nos asustaría. LIBRA: Los libranos le huyen a la confrontación y prefieren el compromiso, lo que es buena noticia para el Paraguay, donde reina Duarte Frutos, librano que veremos si da frutos. Así que tranquilos, colorados y guaraníes por igual, que hacia el progreso y la abundancia las reservas petroleras del Chaco los ha de llevar en esta era donde la religión del oro negro es lo único que cuenta. Y bueno, si eso no funciona, ahí tienen las cataratas para recreación suicida. A que salto, a que salto, los saltos del Iguazúúúú…. ESCORPIÓN: Los escorpiones brillan por su agresividad, sea sexual o intelectual. Por eso a menudo los escarabajos son anticonformistas y, a veces, revolucionarios. Y ahora que por toda la puntita del coño sur se acomodan dirigentes fruto de las revoluciones y las evoluciones del siglo 20, dando toques de samba socialista anda el escorpioncito Lula da Silva por el carnaval de Río, encaramado en el gran trono político del Brasil. Yo, por si acaso, ya les prendí velitas a mis santos yoruba para que entre todos no caguen la oportunidad cíclica que brindan las estrellas a los nuevos socios demócratas-liberales. SAGITARIO: Dominados por el deseo del cambio constante que lleva a la conquista de nuevos territorios, los inquietos sagitarianos se pasan la vida de acá pa´llá. Y más o menos eso es lo que hace Abel Pacheco en Costa Rica. Todos los días va en carretón tica de Guanacaste a Limón, y luego hasta Golfito, cerquita de Panamá, vigilando sus fronteritas pa´ que no se le cuelen más nicas desempleados, colombianos huyendo de cocaleros y guerrilleros (que ya vienen siendo lo mismo), venezolanos anti-chavistas y cubanos balseros con brújulas sin agujas, donde el sur es

Abuelita de Batman Comedia en cinco cuadros Dirección: Karla Galván 16, 17 y 18 de diciembre Teatro Tariakuri 1530 W. 18th St. (312) 738-4107 The Wild Party Bohemian Theatre Ensemble 12 de diciembre 3175 N. Broadway (312) 786-9557 ÓPERA The Midsummer Marriage de Sir Michael Tippet Dirección: Sir Peter Hall Hasta el 16 de diciembre. Lyric Opera of Chicago Wacker Drive y Madison Ave. (312) 332-2244 ARQUITECTURA Antonio Gaudí de Hiroshi Teshigahara Del 16 al 22 de diciembre Martes a Viernes: 6:15, 7:45 P.M. Sábados: 3:15, 4:45, 6:15,7:45 P.M. Domingos: 3:15,4:45 P.M. Gene Siskel Film Center 164 North State Street (312) 846-2600

norte y el norte, sur. ¡Mae, que no hay cama pa´tanta gente, sólo pa´los ecoturistas! CAPRICORNIO: La gente de este signo tiene gran capacidad racional para evaluar la realidad y dominar sus emociones. Esa cualidad les vendrá como anillo al cuerno a los carneritos Leonel Fernández en la República Dominicana y a Tabaré Vázquez en el Uruguay. Control, muchachotes, control, que la cosa está mala. Ya Fernández sabe cómo se baila el merengue político dominicano, porque es repetidor de ofensa; pero el Tabaré, a pesar de su frente amplio, tiene mucho que aprender y debe andarse con cuidado por tierras cundidas de militares ansiosos por bailar el tango aquel de que en veinte años nos toca otra vez. ACUARIO: Idealistas y místicos, los acuarianos dicen ser líderes pensantes y equilibrados. El gobernador de la Isla del Encanto, Acevedo Vilá, va a tener que implementar ese don acuariano para llevar las riendas, ya que después de las elecciones del 2004 las dos ramas del gobierno en Puerto Rico cayeron en manos de partidos opositores, y el tira-y-empuja va a ser descomunal entre esos nenes, bendito. Si se empiezan a tirar alcapurrias y papas rellenas por la Baldorioty, quién-tú-sabe los va a invadir… otra vez. PISCIS: Estos pescaítos son seres complejos aunque tienen visión global. Pueden ser irracionales, al igual que sensuales y tiernos en exceso. En esta turbulenta pecera vive el populista pez Kirchner de Argentina. Y nada-que-tenada con la idea del capitalismo nacional anda el ché hasta ver qué. Su vecino chileno, Lagos Escobar, se ha ganado el arrecife vinatero de la pecera sólo por haber lidiado cara a cara con el sangriento tiburón sagitariano de Pinochet. Representando a El Salvador, y de paso a Palestina para ser abarca-todo, el Tony Saca se sacó el balón de la manga y metió el golazo de la presidencia con la pierna derecha después de transmitir muchos malos partidos de fútbol de la selección nacionaaaallll.


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Roberto Ferreyra Esperanza Gama Manuela García-Faure María Gaspar Sergio Gómez María Issisi Nicolás de Jesús Alexy Lanza Juan Carlos Macías Islas Jeff Maldonado Ramón Marino Antonio Martínez Giovanni Matallana Francisco G. Mendoza

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Viernes 16 de diciembre de 2005 6:00 P.M.–10:00 P.M. Cierre de ofertas 8:30 P.M. Donación: $10 (Incluye hors d’oeuvres y vino) Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas 1852 W. 19th Street Chicago, Illinois Información: (312) 427-5450 Museo: (312) 738-1503 Estacionamiento gratuito en la secundaria José Clemente Orozco: 1940 W. 18 th Street


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