Contratiempo 98 - Octubre 2012

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contratiempo DIRECTIVA Gerardo Cárdenas, Jochy Herrera, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez, Ellen Wadey Placey DIRECTORA EJECUTIVA Moira Pujols DIRECTOR EDITORIAL Gerardo Cárdenas DIRECTORA DE ARTE Olivia Liendo CONSEJO EDITORIAL Rey Emmanuel Andújar, Gerardo Cárdenas, Marco Escalante, Eduardo Estala Rojas, Rafael Franco, Ignacio Guevara, Jorge F. Hernández, Catalina María Johnson, Verónica Lucuy Alandia, Stephanie Manríquez, Esmeralda Morales-Guerrero, Olivia Liendo, Luis Alejandro Ordóñez, Julio Rangel, René Rodríguez Soriano, Tanya Victoria, Febronio Zatarain, Jochy Herrera

OCTUBRE 2012 • númERO 98

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l mes de octubre nos encuentra, entre su rápida progresión hacia la oscuridad y el frío, inmersos en una amplia discusión sobre el arte, y la manera como nuestra comunidad interpreta y entiende el arte en medio de la numerosísima y variada oferta artística de Chicago. Coordinado por dos integrantes de nuestro consejo editorial, Stephanie Manríquez y Esmeralda Morales, el dossier de nuestro número 98 sale del espacio de galerías de Pilsen que es tradicional en octubre, y reflexiona sobre la experiencia artística que se vive en medio de los complejos problemas sociales de la comunidad de La Villita, o mira a cuestiones tan aparentemente disímbolas como la interactividad del arte moderno y la interacción de lo visual y lo sonoro, para plantear que el arte tradicional es sólo una pequeña fracción, muy pequeña de la experiencia artística, y que hoy en día el arte está ya más en las calles, en las redes sociales, o en el propio espectador, que en las sacrosantas salas de los museos.

Una parte fundamental del proceso artístico entre la comunidad latina de Chicago es la formación de jóvenes artistas. Dos jóvenes escritores, Miguel Marzana y Miguel Méndez, se han destacado por su poesía y narrativa en el taller de escritura creativa de contratiempo. Varios de sus textos se destacan en nuestra sección Deshoras. Nuestra sección frontal, Tiempo Extra, presenta como siempre una amplia gama de contenidos. Les invitamos a disfrutar, en particular, de la lectura de trabajos del poeta mexicano Jorge Ortega; de dos artículos – uno de Jorge Frisancho, el otro una entrevista con la periodista venezolana Pilar Marrero – con contenidos de fuerte peso en el contexto de las venideras elecciones presidenciales; y de dos artículos adicionales de autores que debutan en nuestras páginas: el crítico mexicano Adrián Soto, y la poeta uruguaya Silvia Goldman.

Gerardo Cárdenas, director editorial

FOTOGRAFÍA Arturo Richardson CORRECTORES DE ESTILO Julio Rangel, Verónica Lucuy Alandia y Luis Alejandro Ordóñez 3

Las opiniones expresadas por los escritores que colaboran en contratiempo no son necesariamente las de la revista, o de la entidad que la publica, contratiempo nfp, una entidad 501 (c)3 sin fines de lucro

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contratiempo is grateful for the past and present support of The Chicago Community Trust, the Richard Driehaus Foundation, the Field Foundation of Illinois, the Illinois Humanities Council, the Illinois Arts Council, the City of Chicago Department of Cultural Affairs and individual, institutional and corporate donors, and the contribution of writers, artists and volunteers who make our work possible

ENVÍO DE COLABORACIONES: Gerardo Cárdenas gcardenas@contratiempo.net VISÍTANOS EN: contratiempo.net issuu.com/contratiempo facebook.com/Contratiempo @revcontratiempo

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© contratiempo nfp 1702 South Halsted St., Chicago Il 60608 (312) 666 7466

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TIEMPO EXTRA Poemas de Jorge Ortega: “Tardor” y “La hora suprema”

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El zaguán de Benedetti Silvia Goldman El oficio literario del traductor Adrián Soto Entrevista con Pilar Marrero: Reforma migratoria, urgente debate Gerardo Cárdenas

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Una herramienta por la paz Brandon Bisbey El FeLiNo llega a diez ediciones Fausto Ovalle Imperial Silence: Una ópera muerta Catalina María Johnson

USA 2012: Lo que se juega Jorge Frisancho

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Chicago Stephanie Manríquez

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La portada es una composición que muestra el proceso de creación y fragmentos de obras públicas de gran formato de dos artistas; Chris Silva y Rubén Aguirre, ambos radicados en Chicago, y que destacamos en el dossier a propósito del mes del artista de la ciudad. Silva ve al arte como una forma de pensar y actuar en el mundo, y no solamente

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DOSSIER Un nuevo mundo feliz: Somos todos artistas, somos todos arte Catalina María Johnson

20 En busca del significa-

Entender la cultura: traducirla en arte Jennifer Juárez

23 Poemas de Miguel

do del arte en la sociedad contemporánea Stephanie Manríquez DESHORAS

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Intervención del espacio público mediante acciones y archivos sonoros Jesualdo Ortiz

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Sin nopal en la frente por favor: una experiencia post-brown Brenda A. Hernández

Los libros José Ángel Navejas MIRADA CÓMPLICE

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Marzana: “Ojos cerrados”, “Ruido del desbalance”, “La carga de los hombros”, “Anhelos”, “Perversiones”, “Proserpina” y “Los trigales tempranos”. 25 Relatos de Miguel Méndez: “La guaparra Postal”, “La escafandra”, “Las persianas” y “Un rosario a medianoche”

como un hecho estilístico o una práctica material. Por su parte, Aguirre busca con sus obras crear un lenguaje que sea reconocido y apropiado por las generaciones jóvenes y adultas de la comunidad donde el arte es realizado. La página de Silva es http://www.chrissilva.com/ y la de Aguirre http://theshiftchange.com/

Créditos: Las 6 fotografías de la parte superior de la portada muestran el trabajo del artista Rubén Aguirre. Las 5 fotografías de la parte inferior de la portada muestran el trabajo del artista Chris Silva.


POESÍA

POEMAS DE JORGE ORTEGA TARDOR

LA HORA SUPREMA

Vuelvo a mis apartados aposentos que están del lado opuesto al que tú vas.

El pez bajo la estrella en la noche polar.

Sobre los dos, arriba, la chamuscada teja del crepúsculo nos mira despedirnos hasta la incertidumbre de una próxima vez.

Fluye sordo, adentro y en zigzag, surcando el espesor del silencio abisal como un remo que mueve inadvertidamente la pesadez de las aguas.

Tú regresas al núcleo y yo a la periferia. Tú al corazón del círculo, la médula estridente. Yo al filo de la órbita, el taciturno barrio. Y me disipo en el hollín del día, por donde la melena del plátano de sombra se inmiscuye con la cabalgata de la noche que crece al fondo de la calle. Te digo adiós y salgo a mi escondrijo en dirección contraria a la del centro. Nos damos la mano y un abrazo y mientras tú te pones en marcha hacia el ocaso —la parte menos fosca y más iluminada— yo reconozco el frío del extrarradio o voy entrando despaciosamente a la tibia comarca de otro minuto inédito con el placer de un viaje que me arropa.

Jorge Ortega (Mexicali, 1972); autor de una docena de libros de poesía y ensayo publicados en México, Estados Unidos, Argentina y España. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Poemas, reseñas y artículos suyos han aparecido en diversos medios culturales de Iberoamérica, incluyendo Crítica, Letras Libres, Mandorla, Quimera y Revista de Occidente. Su obra poética forma NúMERO 98

Afuera el estupor del universo erizado de estigmas luminosos refleja en su pizarra los fervores de la vigilia, el atlas submarino de tesoros dispersos en el mar, monedas fulgurantes en un estanque turbio. Aislado en su elemento, cromado por el frío de las honduras el pez alado monta la espalda del abismo sin derramar el vaso de la visión más pura y su ardiente primicia. Navegue o vuele, da lo mismo. En el espacio incierto sembrado de contornos todavía imprecisos persiste la luciérnaga.

parte de múltiples antologías de poesía mexicana. Ha sido traducido al inglés y al francés. Obtuvo en 2001 el Premio Nacional de Poesía Tijuana y en 2005 resultó finalista único del Premio de Poesía Hiperión, convocado en España. Su libro Devoción por la piedra (Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, 2011) mereció el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2010.

Flight of Hand(s) Ilustración de Elbow-Toe

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CRÍTICA

El zaguán de Benedetti Silvia Goldman

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aldosas gastadas y líneas zigzagueantes en el piso. La luz azulada zanja el zaguán en penumbras. Hablo de la foto de Pantia Astiazarán, elegida por Louise B. Popkin para la portada de su libro Witness: The selected Poems of Mario Benedetti, publicado por White Pine Press recientemente. Popkin, su traductora y compiladora, nos quiere hacer entrar a la escritura de uno de los poetas más leídos en lengua hispana por el zaguán, ese espacio interior que media entre la puerta de calle y el hogar. Lugar, asimismo, del “witness”, pues allí es donde se escuchan los pasos tanto del adentro como del afuera. Desde el fondo de este típico zaguán montevideano nos llega una luz opaca. Si seguimos su recorrido, nuestros ojos atravesarán una primera puerta totalmente abierta y luego el vidrio esmerilado de una segunda puerta cerrada. La luz deviene punto de fuga, seguirla es adentrarse en ese espacio e ir construyendo una mirada. Pero el verdadero punto de fuga es Popkin, ese otro haz de luz que nos hace atravesar una lengua y entrar en otra para que podamos, finalmente, habitar, profundizar e instalarnos en esta poesía. Mejor fotografía no pudo elegir Popkin para acercar al lector angloparlante a la escritura de este grande de la poesía hispanoamericana. Poeta “best-seller” le han llamado algunos, poeta “rock star” le llama Popkin. Con estos epítetos se trata de dar cuenta del éxito que ha tenido este mago de la palabra. Su obra es prolífica. Publicó más de ochenta libros a lo largo de su vida, entre los que se incluyen una treintena de poemarios, libros de cuentos como Montevideanos, piezas teatrales como Pedro y el capitán, además de ensayos y novelas como La tregua, ésta última llevada al cine en 1974 y nominada a un Óscar. Su obra ha sido traducida a más de 25 idiomas y ha recibido prestigiosos premios como el Reina Sofía, el Menéndez Pelayo y el José Martí, entre otros. Allí donde se habla el español se leen o susurran al oído poemas como “Táctica y estrategia”, “No te salves” o “Una mujer desnuda y en lo oscuro” (este último musicalizado por J.M. Serrat). Cuando Popkin traduce “trasluce”; hace visible una luz que nos es inaccesible, entreabre una puerta y nos muestra la hendidura por donde entrar. Su traducción es también un doble acto de excavación: por un lado saca a la luz a una poesía apenas traducida al inglés, por

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otro lado saca a la luz lo que el español tiene de herida abierta. Su tarea es cultural e “iluminadora” en su sentido más profundo; no solamente nos da la lengua del poeta, sino que deja que su propia lengua materna sea interrogada por él. El inglés de Witness busca testimoniar lo que no puede decir diciéndolo, en ocasiones, como viene desde fuera, dramatizando así el encuentro con esa otra lengua testigo de la violencia y del horror de las últimas dictaduras militares en el Cono Sur. Por eso mantendrá palabras como “Desaparecidos” y “Patria”. Por eso traducirá literalmente la expresión “cola de paja” como “tail of straw”, para que el lector pueda acceder al sentido y a la historia de ciertas palabras, para que pueda apresar con esa metáfora lo que significa la conciencia culposa y la crisis moral de un Uruguay acosado por la última dictadura militar. “The straw can catch fire anytime” nos dice Popkin en su nota al pie (p. 375); se trata de una imagen visual y física que Popkin quiere dar al lector para que éste sienta los afectos y efectos de la vergüenza y del miedo sobre la superficie misma de la lengua. Se trata de una traducción concienzuda y metódica. Popkin eligió por lo menos un poema de cada uno de sus treinta libros de poesía. Cada palabra aquí traducida forma parte de una batalla ganada, un triunfo sobre la facilidad del cognado. Así, “No te salves” se traduce como “Don’t play it safe”, evitando su correlato en inglés para salvar tanto el mensaje como el tono coloquial de esta poesía. Lo mismo sucede con el poema “Noción de patria” que Popkin traduce como “when I say Patria”. No sólo se trata aquí de evitar el cognado, sino de proteger los significantes. Por eso esa “Patria” es inamovible,

porque el significante está aferrado a su contexto como un hilo atado a su propia historia que nada tiene que ver con la de “Fatherland”. Popkin “does not play it safe”, va al encuentro no sólo del sentido, sino también del ritmo, del registro y del tono del original. Como en estos bellísimos versos en el que nos dice la voz poética “como una cortina pegajosa / que nadie nunca nadie nunca corre”, y que traduce “as in a sticky curtain /that no one no no one ever draws.” (28-9). El “no” incluye al “no one”, y el “no”, además, se triplica. En inglés la triple repetición del “no” infantiliza el habla, como si con el verso nos llegara también un niño enojado que se resiste, o que acaso golpea la mesa con el segundo “no”: “no one no no one”. Bien podría haberse traducido “no one ever ever draws”, respetando la economía de una lengua que evita las tautologías, pero Popkin sabe que poner ese tercer “no” es hacer audible el dolor, la queja, el tono monosilábico y de impotencia de ese niño. Con esa “n” aliterada nos deja también el pronunciamiento firme de un Benedetti que ha enfrentado el exilio y el desarraigo “n”egándose a la derrota y “defendiendo la alegría”, como postulan varios de sus poemas. Pero es también el puño sobre la mesa de un hombre que volviera luego de la dictadura hambriento de Patria y cuya hambre “nunca nunca” quedaría satisfecha. Y es que del exilio ya no se vuelve, uno queda instalado en el limbo del “dentro-fuera”, en ese “zaguán” mental que Benedetti llamaría el “desexilio” y que vuelve a esta poesía tan universal y pertinente, y que Popkin “trasluce” espléndidamente para nosotros. Witness: The selected Poems of Mario Benedetti. Translated by Louise B. Popkin, with an introduction by Margaret Randall. White Pine Press: Buffalo, New York. 2012

Silvia Goldman, uruguaya. Reside en el área de Chicago. Ha publicado poemas en revistas literarias de Latinoamérica y Europa. Autora del poemario Cinco movimientos del llanto. Doctora en Estudios hispánicos por la Universidad de Brown. OCTUBRE 2012


CRÍTICA

El oficio literario del traductor Adrián Soto

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ejando de lado cualquier conflicto trataré de explicar aquí mi forma personal de ejercer la traducción. Hace tiempo leí un artículo sobre El hombre de la arena de E. T. A. Hoffmann, en el cual cierta escritora criticaba las diferentes traducciones del cuento porque no había encontrado en ellas la profunda consternación que esa historia le había causado durante su infancia; veía en la obra de Hoffmann una narración llena de aristas, a través de las cuales el propio lenguaje parecía querer herir al lector, obligarlo a que intuyera el peligro de los abismos que subsistían detrás de la narración, que invocaban algo extraño y desconocido que residía en el interior del ser humano. En algún momento he sugerido que la propia tra-

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ducción debe hacer transparente su naturaleza; habría que poner en movimiento las complejas potencias que guían el proceso de traducir, es más: una traducción literaria tiene que extraer el tejido interno que la conforma para exhibirlo ante el lector; podríamos llamar a esta forma específica de traducir una metatraducción: una traducción que refleja en sí misma su proceso. Con esto me refería particularmente a la Antígona de Hölderlin (Punto en línea, núm 35); sin embargo, hablando en general de esta actividad aún considero que un traductor debe ir más allá de la obra original para reproducir el abismo que surge entre dos lenguas, pues la fractura, esa escisión, es quizá el demonio casero, perturbador y ominoso de cualquier traductor. Traducir es el principio metafísico de toda creación humana, pero no nos resultará extraño afirmar que los escritores son por lo general malos traductores, y deben serlo pues su fuerza radica en su carácter, el cual habrá de sobrepasar cualquier coacción, toda imposición externa: la fuerza en su interior los arrastra y determina sus acciones, impresiones y deseos; ésa es su naturaleza y el principio de su actividad. Si un escritor desea fungir como traductor debe cambiar la forma en que concibe esta actividad, o elegir una obra tan afín a su carácter que ambas expresiones literarias puedan mezclarse sin subordinarse una a la otra en forma y contenido. Así pues, la acción de traducir implica un reproducir, pero no como lo hace un autor, pues su materia no es nueva: él no es un creador. Su actividad implica sobrepasar las limitaciones a través de una forma dada; las restricciones del traductor configuran así su autonomía para que construya algo a partir de medios distintos de los de la obra original, y en esos nuevos vínculos descubre también su libertad. Por estas razones la creatividad del traductor se parece más a construir un mecanismo, un soporte o una estructura: los efectos de una pintu-

ra al óleo corresponden a otros distintos en un grabado en bronce; la sutileza y el refinamiento consisten en captar la vida, el movimiento y el color que poseía el original; pero revelando a la vez que se trata de un material distinto, el cual por supuesto exige una técnica diferente: una pintura no es la cosa que representa y sin embargo aparenta serlo: posee los matices, la forma y el volumen del objeto físico; éste es el sutil arte del traductor: el que algo distinto, por medios diferentes, perezca lo mismo; en esto consiste el viaje elíptico de esta clase de mediación: que a través de lo diferente nos haga experimentar sensaciones y pensamientos similares a la obra original. Por supuesto que cada uno de nosotros debe estudiar con pasión al autor que desea traducir, aprender técnicas narrativas, entender los efectos y las intenciones de la obra, y actuar de acuerdo con la naturaleza de aquello que se traduce; pero sobre todo debe sentirla como si la estuviera reescribiendo. Él es un medio entre la obra y su lenguaje tal como el artista fue, en el momento de gestación, un vínculo entre las fuerzas que lo guiaron y la consumación de su arte. Por eso se le exige recorrer sutilmente los bordes que se insinúan tras el velo del lenguaje para consumar un efecto estético, no en el sentido de una manipulación de los elementos narrativos o discursivos, sino a partir de las pulsiones que surgen del borde en que el ser humano se encuentra con algo más; debe consternarse con la luz que se filtra entre la lluvia y sentir el eco de los golpes sobre las puertas de la imaginación, pues su deber es ser capaz de entusiasmarse para hacernos sentir las impresiones que revela con el lenguaje.

Adrián Soto (Ciudad de México, 1979). Poeta, ensayista y traductor. Ha publicado la biografía Quetzalcóatl, la efigie de luz (EMU) y el prólogo al ensayo La Cristiandad o Europa de Novalis (UNAM); además de ensayos, poemas y traducciones en las revistas Hotel, Aeda Lamm, Aion, Literalgia, Quehacer editorial, Punto en Línea y el Periódico de Poesía de la UNAM. contratiempo

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ACTUALIDAD

EnTREVISTA COn PILAR mARRERO

Reforma migratoria, urgente debate Gerardo Cárdenas

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on las elecciones en Estados Unidos a la vuelta de la esquina, el tema de la política migratoria vuelve a escena, y el récord del actual presidente Barack Obama y las propuestas de su oponente, Mitt Romney, guiarán las decisiones que el número creciente de votantes latinos tomarán frente a las urnas. Un apoyo importante puede ser la lectura de El despertar del sueño americano (2012, C.A. Press) de la periodista venezolana y reportera política del diario La Opinión, Pilar Marrero, publicado inicialmente en español y ya más recientemente en inglés. Contratiempo conversó con Marrero sobre el libro y el complejo panorama de la reforma migratoria en este país. ¿Por qué se ha polarizado tanto el debate sobre los inmigrantes? ¿Por qué se ha convertido en una cuestión tan políticamente explosiva? Hay políticos que lo han explotado al máximo y, en vez de dar claridad al tema, han procurado simplificarlo y convertirlo en dos o tres palabras clave que han adquirido un significado peyorativo. Es histórico en este país y en otros, que la parte por donde se rompe el hilo es el inmigrante. Y eso lo explotan los políticos de una manera muy hábil. Es una combinación de una sensación de frustración de muchos estadounidenses, por la situación política, el declive de este país, y por otro lado el uso cínico e ignorante que hacen los políticos de este tema. Tú haces mucho énfasis en el libro en tratar de conectar el debate en torno a inmigración con la situación económica, y hacer la comparación de cómo en diversas épocas pero sobre todo a partir de la recesión se vuelven más enconados los sentimientos anti-inmigrantes. ¿Podemos pensar entonces que en la medida en que haya una recuperación de la economía cambiará la percepción? Lo que está pasando aquí es que estamos llegando a un punto muerto. Si no encaramos el tema de inmigración para que haya una reforma que permita que este país tenga leyes adecuadas para sus necesidades económicas y sociales, habrá un impacto negativo en la recuperación y el futuro económico de este país. Estados Unidos está en un momento crucial, donde no hay manufactura, muchos trabajos se han ido al exterior, y al mismo tiempo hay un envejecimiento de los baby boomers. Este país está envejeciendo, la situación demográ-

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fica y económica va a ir cambiando, y lo que le permite a Estados Unidos adaptarse a esos cambios es la flexibilidad y la movilidad de esos inmigrantes, porque ellos se mueven a donde hay trabajo. ¿Crees que, independientemente de lo que pase en noviembre, y de la situación económica, es factible una reforma migratoria que le dé una solución más lógica a la situación tanto en términos de regularización de los indocumentados, como de control de la frontera? ¿Es viable? Nada es imposible, y en política todo puede darse vuelta en poco tiempo. Ahora, hay un problema, y es que en Estados Unidos la política se está endureciendo y se está yendo a unos extremos que no hemos visto en mucho tiempo. La forma de hacer política hoy en día no es de ponerse de acuerdo y tomar decisiones; la forma hoy en día, en particular de uno de los dos partidos, es la de no ceder jamás, en nada, no hacer compromisos, no llegar a acuerdos, simplemente obstruir y obstruir. Yo me pregunto si en ese contexto la única salida es política. ¿Por qué no se ha hecho un esfuerzo por educar a la población sobre lo que realmente es un inmigrante, y sobre por qué vienen a este país? Eso es muy complicado. No estamos hablando acá de un país, sino de una federación de estados, donde cada estado tiene sus características, sus elecciones, sus congresistas, su política y su ideología. Es muy difícil, cuando tienes todavía estados con ideologías tan diferentes, con economías tan diferentes, que lleguen al Congreso y estén en la misma página. En 1985 cuando se aprobó la ley de amnistía, lo que impulsó realmente la aprobación fue el apoyo de los congresistas republicanos del sur, que tenían a los agricultores empujándolos a que apoyaran el programa de trabajadores del campo que estaba incluido en la ley, porque en ese momento tenían escasez de mano de obra. Los intereses políticos y económicos tienen que estar en un momento en que coincidan, tiene que haber un liderazgo. El cambio demográfico es el trasfondo de todo esto: la gente le tiene miedo a ese cambio. Ese cambio viene, y es lo que impulsa el temor en muchos estados, y los estados creen que aprobando ciertas leyes pueden parar el cambio. En el capítulo que titulas “Se esfuma el sueño americano” pones mucho énfasis en el votan-

te latino: es el grupo que más está creciendo, sin embargo todavía no tiene ese peso. ¿Qué va a pasar cuando lo tenga? ¿Verá el votante latino como una prioridad resolver la cuestión migratoria o habrá otras prioridades que compitan, como la educación o la economía? Es un verdadero misterio. Yo sé que a los latinos votantes, según las encuestas, les importa mucho el tema migratorio, lo han vivido, tienen familiares, pero hay una gran cantidad de latinos que no se registran para votar, que no se hacen ciudadanos. Por un lado hay una gran preocupación, pero por el otro hay una gran apatía. ¿Quién tiene la culpa de eso? Podría ser de los mismos latinos que no se registran, pero también podría ser que la culpa la tengan los políticos, aun cuando los elijas con el expreso objetivo de que cumplan la promesa de resolver un problema, caso concreto el del señor Barack Obama, que prometió que en los primeros tres meses de su gobierno iba a presentar la reforma migratoria y en el primer año la iba a aprobar, y tú ves que cuando le votas, y él no lo hace, te preguntas ¿y entonces mi voto, para qué sirve? Quizás el sistema político estadounidense está gastado. ¿Tenías tú una necesidad de que el libro se publicara en un año crucial de elecciones? ¿Tenías necesidad de decirle al lector: ojo, esto es muy importante, piense en esto antes de votar? Cuando yo me planteé escribir el libro eran ya finales del 2010. Sí, definitivamente, yo estaba mirando hacia el 2012, pensando en la elección y que si lograba publicarlo fuese este año. No sé que impacto vaya a tener o cuanta gente lo vaya a leer, pero mi intención es que se escuche, estas cosas se escuchan más cuando es un tema candente y hay elecciones, hay más oportunidad de difundir el mensaje. Hay una constante muy marcada en todos los capítulos: siempre hay un fuerte debate entre el optimismo y el pesimismo… No es un libro pesimista, pero es un libro que hace una advertencia. Es un libro con preocupación, porque a mí me preocupa que haya tanta gente obtusa que no entienda el tema.

Gerardo Cárdenas, escritor mexicano y director editorial de contratiempo. Es autor del libro de relatos A veces llovía en Chicago (2011) y del blog semanal En la Ciudad de los Vientos. OCTUBRE 2012


ACTUALIDAD

USA 2012: Lo que se juega Jorge Frisancho

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esde por lo menos la segunda mitad del siglo XX las elecciones presidenciales de los Estados Unidos se disputan y se ganan en el centro del espacio político, no en sus extremos. Con independencia de su ideología, su trayectoria previa o su actuación posterior una vez en el cargo, los candidatos exitosos tienden a ser aquellos que mejor capturan la imaginación centrista en un momento dado, atrayendo a votantes indecisos, independientes, oscilantes y no partidarizados: Nixon con su reafirmación del orden público tras el año terrible de 1968; Reagan con su mensaje de “un nuevo amanecer” en los Estados Unidos en 1980; Clinton con su desideologización de “tercera vía” en 1992. Y los perdedores tienden a ser aquellos que no logran distanciarse de las alas más radicales de sus partidos: Goldwater contra los derechos civiles en 1964, McGovern contra el establishment Demócrata en 1972, George H. W. Bush contra sí mismo tras la feroz convención Republicana de 1992. Las elecciones de 2012 podrían ser la excepción. Romney vs. Romney Desestimando tales consideraciones históricas, la estrategia de Mitt Romney parece haberse enfocado este año en activar las bases partidarias y motivarlas a participar en grandes cantidades, abandonando el centro y confiando en que los independientes entrarán al redil republicano por su decepción con Obama antes que por el mensaje del candidato opositor. Esta estrategia no está exenta de riesgos. De un lado, la clave del triunfo electoral de Barack Obama en 2008 y la clave de su posible reelección este año son, al menos en parte, una misma: su considerable ventaja entre votantes minoritarios (hispanos, afroamericanos y latinos). La preferencia por Obama entre votantes blancos fue negativa hace cuatro años (43 por ciento), y desde entonces ha disminuido aún más. Pero los grupos minoritarios se han mantenido de su lado, según todas las encuestas. Ningún candidato presidencial republicano en tiempos modernos ha ganado la elección sin socavar el apoyo de su contrincante en esos bloques; en ausencia de ello, Romney depende no sólo del activismo y la participación de sus propias bases, sino de la desactivación de las bases Demócratas, algo que no puede prever ni controlar. De otro lado, Romney está dejando sobre la mesa un elemento crucial. De acuerdo con el Pew Research Center, entre 1991 y 2012, los votantes que se definen a sí mismos como independientes han pasado de ser un 29% a un 38% del total. Y casi en su totalidad esos NúMERO 98

nuevos independientes se definían antes como Republicanos, no como Demócratas. Es decir, en un periodo en el que el discurso republicano se endurece y se radicaliza, estos votantes han dejado de identificarse con él; recapturarlos desde la derecha será imposible. Pero quizás no se trate tanto de una estrategia como de una necesidad: Mitt Romney no tiene mucho margen de maniobra hacia el centro. Para obtener la nominación le fue necesario reafirmar continuamente sus credenciales derechistas y hasta reaccionarias, desvistiéndose de su antigua identidad como moderado representante de las élites para posicionarse (algo que nunca consiguió del todo) como el portavoz de los sectores más furibundos de la coalición Republicana. Por lo demás, la balanza de poder en esa coalición hace tiempo que se inclina hacia esos sectores, y no hay demasiado terreno para el centrismo. El centro esquivo Barack Obama, mientras tanto, ocupa el centro de manera natural. Vistos desde la izquierda, los cuatro años de Obama en la presidencia han sido de una profunda decepción. Habiendo llegado a Washington como una promesa de esperanza y transformación, Obama ha gobernado como un político común y corriente. Su colusión con Wall Street —cuyas actividades criminales el ejecutivo ni siquiera ha pretendido investigar y cuya culpabilidad en la debacle económica de estos años ni siquiera se menciona en discursos oficiales— así como sus continuas claudicaciones ante la cerrada oposición Republicana en el congreso y su entusiasmo por el asesinato selectivo de enemigos en el Medio Oriente (incluyendo ciudadanos norteamericanos), son deméritos significativos. Pero son los deméritos de un centrista. Y sus

Collage digital de Elbow-Toe

logros, que no son pocos (el más importante, pero de ningún modo el único: la aprobación de la Ley de Cuidado Accesible de Salud, una idea originalmente propuesta por los Republicanos) tienen la misma naturaleza. Muchos observadores han querido ver en esto un reflejo de la personalidad pragmática y conciliadora del presidente; quizás sea así, pero también es posible que se trate de una inteligente y disciplinada estrategia para mantenerse en el centro de la arena política y llegar a 2012, a pesar de terrible crisis que heredó de su predecesor, con posibilidades reales de reelección. Las nociones de “centro” y “extremo”, por supuesto, son fluidas y cambian con el tiempo. Son nociones vacías en sí mismas; parte esencial de la lucha política es el intento de definirlas y llenarlas de contenido de acuerdo con los intereses y la ideología de cada quien. En los Estados Unidos, esa batalla la han venido ganado con creces los Republicanos por más de tres décadas. El lenguaje de la política es hoy, de principio a fin, el suyo; términos como “liberal”, “responsabilidad”, “gobierno”, “mercado”, “bienestar”, “derecho”, “clase social” y muchos otros —esenciales para el diálogo y la confrontación, fundamentales para comprender el presente y el futuro del país— están definidos y delimitados desde la derecha (e incluso desde la extrema derecha), sin importar quién los pronuncia. Afiatado en el centro, Obama ha renunciado a hablarle al país en un nuevo idioma, redefinir los parámetros del debate y promover realmente —más allá de la retórica— una visión distinta de nuestra sociedad y su futuro. Quizá no lo hubiera logrado. Quizá el intento hubiera terminado costándole la reelección (que, por lo demás, aún no tiene asegurada). Pero el precio ha sido alto. Si gana Mitt Romney, será contra la tendencia histórica que privilegia candidaturas de verosímil centrismo. Si Obama obtiene un segundo período, será una confirmación de esa regla y una reivindicación política de su tenaz posicionamiento y su manera de gobernar. En cualquiera de ambos casos, problemas esenciales de la sociedad norteamericana —como el aumento abismal de la pobreza, la creciente desigualdad entre las clases sociales y el control corporativo de los discursos públicos— quedarán sin mencionar. Con ello, perdemos todos. Jorge Frisancho, nacido en Barcelona y educado en Perú. Ha publicado Reino de la Necesidad, Estudios sobre un cuerpo, y Desequilibrios. Sus poemas han sido incluídos en numerosas antologías continentales. Vive en Chicago contratiempo

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ACTUALIDAD

Una herramienta por la paz Brandon Bisbey

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Javier Sicilia Fotografía: Arturo Richardson

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l 10 de septiembre de este año corriente, la Caravana por la Paz, un grupo de México liderado por el poeta y periodista Javier Sicilia, llegó a Washington, D.C., después de atravesar los Estados Unidos. Sicilia, cuyo hijo Juan fue asesinado en México el año pasado, es fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, la protesta más grande y visible en contra de la violencia engendrada por la guerra contra del narco en México, que ha costado más de 60 mil vidas desde que el gobierno de Felipe Calderón la emprendió en serio en 2006. El 13 de septiembre, el diario New York Times reportó sobre la captura de Jorge Eduardo Costilla, líder del Cartel del Golfo, y notó que había especulación de que el gobierno de Calderón pudiera capturar a Joaquín “el Chapo” Guzmán, el escurridizo jefe del Cartel de Sinaloa. Cualquier persona con un mínimo de entendimiento sobre lo que pasa actualmente en México sabe que la captura de narcos y el concomitante circo mediático entra dentro de lo que en inglés se llama misinformation, la manipulación del reportaje de los hechos a través de los medios masivos. Desgraciadamente, pocas personas en Estados Unidos están informadas sobre la realidad de lo que pasa en México, en gran parte porque los medios prestigiosos de este país suelen reiterar la versión oficialista de los hechos. Por otro lado, los reportajes sobre el problema del tráfico de armas a México (la mayoría vienen de Estados Unidos) han sido eclipsados por el debate en torno al control de armas en el contexto de las tragedias recientes de Colorado y Wisconsin, que son sin duda horribles pero que no se comparan con lo que está pasando al sur del Río Bravo. Sin embargo, hay fuentes de información disponibles en inglés para el público estadounidense, que pueden ayudar a entender mejor la

realidad de la guerra contra el narco en México. Por ejemplo, el Movimiento por la Paz tiene una página en inglés que, si no es perfecta, logra comunicar la elocuencia de las víctimas que toman parte en las protestas. Hay también una serie de estudios académicos recientes que ofrecen análisis serios del problema, como Drug War Zone: Frontline Dispatches from the Streets of El Paso and Juárez (University of Texas-El Paso, 2009) del antropólogo Howard Campbell de la Universidad de Texas-El Paso. Pero una de las mejores fuentes para el público en general es el libro del periodista independiente John Gibler, To Die in Mexico: Dispatches from Inside the Drug War (City Lights Press, 2011). Este es el libro para regalar a los amigos estadounidenses. Gibler informa sobre temas raramente tocados en los medios estadounidenses, desde la corrupción policial y militar y las “pantallas” de los circos mediáticos, al actual estado de la profesión periodística en México. Lo más impresionante es que la mayoría de esta información no fue indagada por él, sino simplemente relatada. El gran logro de Gibler no es haber descubierto una pequeña verdad escondida, sino haber osado a escuchar a las víctimas y periodistas cuyas historias son la gran verdad obvia (pero obviada) que compone el grueso del libro. El autor tiene una agenda clara y sensata: a favor de la descriminalización de las drogas y el mayor control de armas en Estados Unidos, en contra de la guerra contra el narco en México y la impunidad de los bancos mundiales que lavan el dinero de los carteles. Coincide, pues, con la plataforma del Movimiento por la Paz, cuya génesis cierra el libro con un toque de esperanza. Tristemente, la retórica política en torno a las elecciones estadounidenses ha dicho poquísimo sobre los problemas de México, y no es probable que se vuelva un asunto de mayor interés en los próximos días. Mientras esperamos que Enrique Peña Nieto asuma el poder en México y Barack Obama o Mitt Romney en Estados Unidos, podemos estar seguros de una cosa: el narcotráfico no va a terminar. El año que entra, vamos a estar enfrentando los mismos problemas, pero con libros como el de Gibler tenemos herramientas para influir en la opinión pública de este país, a favor de la paz y la justicia.

Brandon P. Bisbey es profesor adjunto de Español en Northeastern Illinois University. Reside en el área de Chicago OCTUBRE 2012


ACTUALIDAD

El FeLino llega a diez ediciones Fausto Ovalle

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esde 2003, el Festival de Literatura del Noroeste (FeLiNo) no ha dejado de expandirse geográfica ni temáticamente. Lo que inició como un encuentro literario que reunía a escritores de cuatro estados de la república, ahora se ha convertido en un evento donde se dan cita creadores de México, España y Estados Unidos, que no solo hablan de literatura, sino también de novelas gráficas, revistas culturales, blogs y periodismo cultural. Este año, el FeLiNo llega a su décima

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edición y sus actividades se realizarán del 7 al 10 de noviembre en el Centro Cultural Tijuana (CECUT). Como es tradición, en las diferentes mesas convivirán y dialogarán jóvenes autores con experimentados escritores, como Francisco Hinojosa, Roberto Castillo, Luis Cortés Bargalló, Mónica Lavín, Rosina Conde, entre otros. El Festival de Literatura del Noroeste inicia en 2003, cuando escritores de los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa se reunieron en Tijuana para conocer e intercambiar ideas sobre la producción literaria de la región. Desde entonces, el FeLiNo se realiza gracias a la colaboración del CECUT con el Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste, FORCA. El FeLiNo, conforme aumentaba sus ediciones, también ampliaba sus horizontes geográficos y en 2005 ya participaban autores de todos los estados de la franja fronteriza norte de México, como David Toscana, de Monterrey, y Cristina Rivera Garza, de Tamaulipas. Para la novena edición, participaron más de 60 creadores, no solo del noroeste de la república, sino también de entidades como Tlaxcala, Guanajuato y Distrito Federal. La evolución del Festival también representó la integración de escritores de Estados Unidos, primero del sur de California, y actualmente de otras entidades como Chicago, y de otros países, como España.

“Celebrar la creación literaria reuniendo las voces más diversas y propiciar un espacio de encuentro entre los escritores y el público, alentando el debate y la reflexión sobre el devenir de la literatura”, ha sido la justificación desde su nacimiento del FeLiNo. El director del Festival Tijuana Interzona, Leobardo Sarabia, ha dicho que el FeLiNo forma parte de una larga tradición de intercambio de obras, tanto nacional como binacional. Es un testimonio de lo que se produce en el noroeste y es vector de esfuerzos de lo que se hace en Sonora y Baja California Sur. Es una celebración de la literatura, ensayo, poesía y letra impresa, ha agregado. La escritora Rosina Conde, quien participó en la novena edición del Festival, dijo que la importancia de los encuentros es que permiten intercambiar ideas y conocer la literatura que está viva, que se está haciendo en este momento, y que si no vienes tardarías entre 10 y 15 años en encontrarte con ella. Por su parte, Guillermo Samperio calificó a la misma edición como un espacio donde hubo un estupendo intercambio entre los participantes y estuvo bien organizado, con precisión, sin retrasos, bien armadas las mesas. El Festival de Literatura del Noroeste llega a su décima edición del 7 al 10 de noviembre en el Centro Cultural Tijuana. Entre los autores que participarán están Francisco Hinojosa, Bernardo Fernández, “Bef”, Magali Tercero, José Ángel Leyva, Yuri Herrera, Anaïs Fabriol, Roberto Castillo, Luis Cortés Bargalló y Mónica Lavín. Además Gerardo Cárdenas, Uberto Stabile, Marcial Fernández, César Silva, Patricio Betteo, Claudia Reina Antúnez, Hilario Peña, Pablo Zulaika, Rosina Conde y Alejandro Almazán, entre muchos otros.

Fausto Ovalle es periodista mexicano. Reside en Tijuana, Baja California contratiempo

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MÚSICA

Imperial Silence: Una Opera muerta

nueva vida a un arte ancestral Catalina María Johnson

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historias de diversos muertos, por ejemplo: “La I es para Isabel cruzando y perdida, La J es para Juárez y sus desaparecidas”. En el segundo acto, se recuentan variaciones trágicas de varios cuentos de Mother Goose (ahora, Mariachi Goose); en el tercer acto la muerte maneja un Chevy Impala ‘60 decorado en diseños al estilo de José Guadalupe Posada. Es “La Muerte Lowrider”, y vamos escuchando la radio narrar historias de muertos al viajar eternamente por Mictlán, el inframundo de los muertos. Y en el cuarto acto Dead News Network da constantes noticias de los fallecidos a razón de la política y las guerras.

n sus cuatrocientos y pico años de vida, la ópera realmente ha cambiado poco en su formato de contar una historia al son de la música. Un colectivo de artistas chicanos quieren transformar ese status quo, al explorar nuevos medios para lo que podrían ser las óperas del siglo XXI. “Nos hemos apropiado del arte del anglosajón para darle nueva vida”, afirma Cristóbal Martínez, DJ/Productor, artista visual y programador de computadoras refiriéndose a la estructura de Imperial Silence: Una Ópera Muerta, que se presentó en el Museo de Arte Contemporáneo a mediados del mes de septiembre. Arte Pocho y mixtupo Una Ópera Muerta incluye cuatro actos con intermezzos que incorporan actuación en vivo de Los Cuatro Vientos, mariachi clásico de Arizona de cuatro piezas (arpa, jarana y dos violines) mezclando sus melodías y ritmos con rap, blues y música electrónica y acompañado además de danza contempo-folklórica. Los mariachis, al igual que los danzantes, llevan maquillaje que los convierte en estilizadas calacas. La música y danza se realiza en interacción con un fondo sobre el cual se proyectan dibujos animados y videos; y música, danza y proyecciones interactúan y se intercalan en una exploración de conceptos socio-políticos en torno a los imperios y lo que parecieran estos implicar inevitablemente la guerra, las luchas por el poder, la censura, las protestas y la opresión de puntos de vista contrarios. Para crear Una Ópera Muerta, su creador principal, el director, dramaturgo y animador John Jota Leaños de San Francisco (quien se denomina mestizo mixtupo debido a su ascendencia ítalo-méxico-norteamericana) reunió a Martínez y a varios otros en un equipo de artistas chicanos que aplican sus diversos artes y talentos a favor de cruzar múltiples fronteras conceptuales y artísticas.

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Ópera Lowrider Cada elemento de Una Ópera Muerta toma el cascarón de un arte tradicional, transformado por la cultura chicana y refleja de alguna manera las realidades de la guerra, la frontera y la inmigración. Por ejemplo, en cuanto a la danza creada por el coreógrafo Joel Valentín-Martínez oriundo de Jalisco, (quien da cátedra en la Universidad Northwestern) incorpora movimientos de los brazos por fuera de las tradiciones de baile folklórico, en visualización de lo que podría ser un cuerpo cruzando la frontera. Cristóbal Martínez, DJ/Productor, artista visual y programador, quien compuso la música electrónica además de programar las proyecciones, comenta que lo que él denomina una cultura “Chicano, Rascuache y Nativa” le da nueva vitalidad a la ópera con sus colores, baile y música, casi a la manera de lo que hace la cultura lowrider del suroeste del país, con sus cambios y modificaciones en los rines, diseños y colores que transforman un simple vehículo en obra de arte popular. Y efectivamente, el espacio del MCA explotaba en color y sonido al alternar la ópera entre momentos de humor macabro y de profundo pathos. El primer acto, “Los ABC’s - Que Vivan Los Muertos”, va documentando en su animación y en su letra (como todas las de la ópera, mezclando español, inglés y spanglish) las

Fotos: Sup. John Jota Leaños Inf. Gordon Huang

“Ríe no llores, la muerte nos une, ...lloren, no rían, la vida nos une.” -Obertura y Final de Imperial Silence: Una Ópera Muerta Cierto que por momentos se dispersa la narrativa de la obra, ya que los cuentos no están hilados entre sí con suficiente coherencia para crear lo que hubiera podido ser un mayor impacto. Sin embargo, hubo muchos otros en que se cumplió el propósito de lo que declara Leaños es su arte social, el de crear conciencia de nuevas realidades. En éstos, la potente mezcla tragicómica de música, danza, caricatura y video nos llevaban a vislumbrar no sólo las posibilidades de un nuevo arte chicano, sino de un futuro en el que las estructuras políticas y sociales se esforzaran mucho más en unirnos en la risa de la vida en vez de la tragedia de la muerte. Para mayor información sobre la obra mencionada visiten: http://www.leanos.net/projects.html

Catalina María Johnson es miembro del consejo editorial de contratiempo, escritora y locutora/ productora de Beat Latino (www.beatlatino. com), programación radial para estaciones de radio pública desde México, D.F. a Berlín OCTUBRE 2012


TIEMPO DE SOBRA

Los libros José Ángel Navejas

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l viernes 20 de abril escuché la siguiente noticia en la radio pública: la Biblioteca Británica adquiere el ejemplar más antiguo del Evangelio según San Juan. El reportaje hablaba de su antigüedad, de su historia, de su linaje: el tomo, una verdadera joya de la manualidad y dedicación monástica británica, data del siglo VII, sobrevivió a la álgida furia vikinga y a la invasión normanda para luego pasar a manos de un coleccionista privado; después, este singular libro, que había sido exhumado del ataúd de un tal San Cuthbert –hombre religioso del Medievo inglés cuyo milagroso obrar el tiempo ha decidido dejar en el sepulcro–, terminó refugiándose en una comunidad de jesuitas belgas. Mas la trayectoria épica de este libro es la parte mínima de su misterio. Mi teléfono inteligente –que es donde escucho las noticias– almacena obras mucho más antiguas y valiosas. Obras que por siglos dejaron huecos en el panorama intelectual de Occidente. Obras que siglos después aparecieron de nuevo y ocuparon su sitio adecuado en las elevadas estanterías escolásticas: al tacto de mi índice derecho las obras completas de Aristóteles se materializan en mi pantalla. A esto debo añadir que, por estos libros –así como por mi nutrida biblioteca digital cuya extensión es la palma de mi mano–, no he pagado ni un solo centavo. Lo cual me resulta paradójico e intrigante. En plena crisis económica, siguiendo la desaparición de Border’s y el tan temido ocaso del libro impreso, mi biblioteca virtual sigue creciendo exponencialmente. Aparte de la gran cantidad de archivos a mi disposición, tanto en la página del Proyecto Gutenberg así como en el programa que incluye mi teléfono, todas las noches, a las 8:30, un puntual correo electrónico me invita a descargar un nuevo título gratis. Los archivos que recibo son todos de dominio público, es decir, libros que han sobrevivido al tiempo, libros que quizá nunca se hayan desplegado en los estantes de las ahora difuntas librerías. Descargo el libro de esta noche y me siento sumamente contento, pues a mis anaqueles hoy se ha sumado la ilustre presencia de Plutarco. Mas luego, al abrir la aplicación de lectura, esa momentánea felicidad se esfuma o, más bien, esa sensación se transforma: los pasiNúMERO 98

llos virtuales de mi aparato me producen pavor y mareo, un pesado estupor que me deja casi sin aliento. Con un movimiento ágil y monótono deslizo mi índice derecho sobre mi teléfono y a través de la pantalla vislumbro apenas el nombre de un autor, de un título: obras concebidas para digerirse lentamente y meditarse en calma aparecen y desaparecen en una fracción de segundo (Crimen y castigo acaba de pasar, y me parece que ese que iba ahí, arrastrado por la inexorable corriente de este río, era Heráclito, fiel a su doctrina). Son tantos los títulos y de tan distinguida autoría que siento que apagar mi teléfono en ese instante equivaldría a una blasfemia. Así que elijo uno al azar, leo un par de páginas y luego lo abandono. El triste espectáculo que acabo de presenciar y en el cual he participado ilustra, de alguna manera, el lamentable estado de mi formación intelectual: un collage de lecturas fragmentarias y azarosas, una educación parchada. Y es sólo ahora que redacto estas líneas que me cuestiono, ¿para qué acumular tanto libro electrónico? Creo que para compensar. Crecí en una casa sin libros. O más bien, una casa donde sólo había dos libros. El primero era un enorme atlas mundial que desde chico me hizo entender que en el mundo había lugares lejanos y misteriosos a los que nunca podría viajar. El otro era la Biblia. Era este un libro grueso y pesado, de páginas repletas de palabras místicas. En su interior se desataba la furia del innombrable Dios, se revelaba su gloria, el mar se partía en dos, el bienaventurado se levantaba y andaba y el implacable látigo romano se ensañaba contra la espalda del hijo de Dios… Era un libro ante el cual había que tener miedo y respeto. Una vez, en misa, escuché que, a fin de pisar terreno sagrado, al profeta Moisés se le exigía mostrar su humildad quitándose las sandalias. El Dios que había llegado hasta nuestra casa ya no estaba replegado en las montañas. Gracias al tiempo, que todo lo transforma, de aquel quisquilloso Dios queda-

ban sólo las leyendas, una antología de fantásticas e iracundas fábulas reunidas en ese grueso volumen color café que ahora yacía, domesticado y manso, al lado del televisor. Y nuestro mayor orgullo familiar era exhibirlo, como una fiera enjaulada, detrás de esa iluminada vitrina. Mantener nuestra distancia de aquel libro era un acuerdo tácito tan antiguo entre nosotros como el mismísimo tabernáculo en cuestión. Un acuerdo que sólo mi abuela –irreverente e industriosa– quebrantaba al abrir la portezuela del librero una vez a la semana para sacudir el polvo acumulado sobre aquel fantástico libro. Para Umberto Eco, el libro impreso ha sido de tal importancia para la humanidad, que su utilidad la equipara con el uso de la cuchara. No obstante, la humanidad entera de mi casa ha sabido sobrevivir y proliferarse bastante bien sin necesidad de libro alguno. Aunque eso sí, todos hemos sido diestros cuchareros: mi abuela es maestra en el uso de la pozolera; mi tío Manuel que, por motivos que no entiendo, nunca pasó de peón, tiene un excelente dominio de la albañilera; yo me jacto de mi manejo de la sopera; y de mi tía Toña se dice que en todo mete la cuchara, aunque en mis recuerdos de infancia yo nunca la vi metiéndola entre las páginas de la Biblia. Esa Biblia, me dicen, fue un regalo a mi abuela. Me dicen también que todavía sigue ahí, y que una nueva generación de chiquilines desfila frente a ella como atraídos por un raro magnetismo. Pero que nadie, excepto mi abuela, la toca. Quizá esa sea la única manera en la que tanto mi familia como yo nos atrevemos a tomar posesión de un libro: sólo cuando es gratis. Y es por eso que, al escuchar la noticia sobre el libro del Evangelio según San Juan, la astronómica suma (aproximadamente 14 millones de dólares) que la Biblioteca Británica decidió pagar por él, me resultó un gran misterio. Mayor incluso que el de su épica trayectoria.

José Ángel Navejas, escritor mexicano. Reside en el área de Chicago contratiempo

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Fotografía: Brenda-Starr


MIRADA CÓMPLICE

Libertad Sonora Chicago Stephanie Manríquez

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Free Pussy Riot Nicole Marroquin 2012

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ara algunas personas, el objeto es considerado como un talismán o un templo, por tal razón se le rinde una especie de culto. Los coleccionistas suelen apreciar los objetos, verlos, tocarlos, olerlos, buscando saber si son legítimos o si se trata de una réplica; y el resto de la audiencia se cautiva por estos. Por otro lado, el sonido se representa como una actividad que en ocasiones se encuentra más ruidosa o más silenciosa, más alta o más baja, más larga o más corta; por lo que pensar en música no debiese ser como un arte limitado por tiempos sino como un espacio libre de arte, que puede generar esculturas musicales. La escultura expresada mediante el objeto, el sonido y un espacio invadido son aspectos que en conjunto dan vida a Libertad Sonora, una instalación sonora que pretende invadir espacios públicos —al aire libre o en sitios cerrados—. Estos elementos dan pauta a un acto agresivo que de forma inconsciente marca una nueva experiencia en la persona expuesta y seduce su sentido auditivo: la comisión de radio grabadoras (objeto) a artistas plásticos para la realización de una intervención completamente libre a partir de diferentes técnicas y soportes; la reproducción de piezas auditivas (sonido) es un terreno flexible: pueden ser de un mismo artista sonoro o de diferentes artistas al mismo tiempo, y su finalidad es crear composiciones aleatorias en tiempo real. El proyecto está pensado para la intervención de un área pública determinada (espacio), sitios cerrados o abiertos al tránsito. Las grabadoras intervenidas dialogan entre sí. Su comunicación depende del área donde se instalen y la distancia que exista entre ellas para crear resultados inesperados. La extrañeza

de cada una vuelve aun más útil ese diálogo; además de comunicarse por medio de piezas auditivas, tienen la capacidad de transmisión y recepción de datos —sintonizar y sincronizar distintas estaciones de radio. Se pretende jugar con el objeto y el sonido, no repitiendo lineamientos, sino alterándolos para que exista un cambio en cada interpretación; jugar con la idea de una amplitud sonora ilimitada para buscar sonidos simples y vocalizarlos a través de una estructura rítmica. “En la medida en que descubramos que los ruidos del mundo pueden ser musicales, más amplio es el espectro de la música.” John Cage Sociacusia, ente cultural que promueve las artes sonoras y música electroacústica en Guadalajara, dio origen a Libertad Sonora en el 2011 con artistas originarios de la localidad; la idea de crear una edición en Chicago se debió a una colaboración con el Festival de Música Electrónica Latina (FMEL) y el Zoológico de Lincoln Park como un ejercicio de desarrollo cultural y vínculo con la comunidad latina de Chicago. Esta instalación sonora reúne artistas plásticos de Chicago, que trabajaron con las radio grabadoras a comisión: Marcos Raya, Diana Solís, Gabriel Villa, Chema Skandal!, Nicole Marroquín y Antonio Martínez; y artistas sonoros de Latinoamérica que realizaron piezas electroacústicas con sonidos de animales extraídos del Zoológico: Yair López, Bryan Holmes, Tito Rivas, Sandra Gallo & Miguel Mesa, Elías Puc, Sergio Olimán y Manuel Estrella. La magia de Libertad Sonora es que es un trabajo en conjunto inesperado; cada objeto, cada instante, cada elemento sonoro es un componente que deberemos saber escuchar y apreciar. Libertad Sonora, edición Chicago, se presenta en Yollocalli Arts Reach durante Pilsen Open Studios, Octubre 20 y 21. Para futuras apariciones visitar las páginas fmelchicago.org o libertadsonora.net

Stephanie Manríquez es escritora y productora radial, mexicana, residenciada en Chicago. Directora ejecutiva del Festival de Música Electrónica Latina (FMEL). Es parte del consejo editorial de contratiempo.

OCTUBRE 2012


MIRADA CÓMPLICE

The anguish of the Static Marcos Raya 2012

Alley King / Callejón Estrella Gabriel Villa 2012

This Machine Kills CHema Skandal! 2012

Electro Break Diana Solís 2012 NúMERO 98

Radio frequency frequency radio Antonio Martínez 2012 contratiempo

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DOSSIER

UN NUEVO MUNDO FELIZ

Somos todos artistas, somos todos arte Catalina María Johnson

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ada nuevo adelanto tecnológico aplicado dentro del ámbito artístico pareciera haber implicado el desarrollo de un sistema de evaluadores elitistas que se vuelven parte necesaria del proceso de crear, reproducir y vender el arte. Como ejemplo, a la par de las primeras exposiciones de arte públicas y gratuitas que se dieron en Francia en el siglo XVIII, nacen los primeros críticos de arte, quienes desde su punto de vista de conocedores y expertos, intentaban transmitir arte a través de palabras y ofrecer orientación en cuanto a su valor. De similar manera en el ámbito musical, ese mismo siglo se publicó la primera obra en inglés acerca de la crítica musical. Dos siglos después, poco después de las primeras grabaciones de música, surgió una extensa ola de voces que imparten juicios del valor del arte por diarios, radio y televisión y más recientemente, a través de internet. Un consciente colectivo en línea Internet, por sí sólo, no produce la posibilidad de que los expertos difundan sus teorías y opiniones acerca del arte, sino que a medida que crece la popularidad de las redes sociales, los que éramos anteriormente únicamente consumidores del producto, hemos ido asumiendo el papel de críticos del mismo, obrando en colectivo. Igualmente, los artistas invitan a sus fanáticos que participen en el proceso de la creación, normalmente a través de un donativo de menor o mayor tamaño, por medio del cual se accede a una serie de privilegios como elegir las canciones que formarán parte de un nuevo álbum o elegir la imagen de la carátula del mismo. Pero de aún mayor importancia es otra posibilidad que nos brindan esos mismos medios de difusión, de fácil acceso y poco costo, de permitir que nos volvamos artistas — por ejemplo, actores y directores de cine en YouTube, premiados por el número de visitas cuando el vídeo se torna viral al recibir la aceptación del público en línea. ¡Flashmob! Porque el mundo es un escenario Otra faceta del mismo fenómeno mediático surge cuando la tecnología crea el marco para actos creativos que son colectivos y con frecuencia, efímeros. Nacen los flashmobs, actos en los que un grupo de personas se reúne en un lugar pre-determinado a través de cadenas de correos electrónicos y mensajes en el celular o internet. La actividad programada se realiza durante un periodo breve, y luego sus protagonistas simplemente se dispersan. Con

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la ayuda de internet y de la telefonía móvil, casi cualquier grupo humano motivado por deseos, ideas o sentimientos comunes, ya sean artísticos o revolucionarios, tiene la posibilidad de organizarse con gran rapidez y flexibilidad. Al mismo tiempo, van naciendo novedosos modelos para exponer y presentar arte en vivo que unen los conceptos fundamentales de la era digital. Por un lado, prescindir de espacios físicos tradicionales y por otro, incorporar la participación del público como co-creadores del arte. En Brooklyn, la coreógrafa Noémie Lafrance realiza obras de danza a gran escala al aire libre en las que todo el público participa. Los que hayan comprado boletos reciben un correo electrónico antes de la actuación con instrucciones acerca de cómo vestirse y lo que harán durante la actuación. En el mundo de la música, el guitarrista y vocalista Josh Urban, viaja por tren y se detiene en diversas ciudades a tocar en las calles. Su “gira” la está manejando a través de los medios sociales y su blog, en donde anuncia las próximas ciudades en las que va a tocar. Además anima a quien quiera que use ciertos hashtags en los medios sociales a comunicar lo que ha experimentado con su música, porque dice que “todo mundo tiene algo que decir”. Utopía, ¿distopia? A pesar del inmenso poder creativo que ha sido liberado en la era digital y ha permitido

presentar el arte por fuera de escenarios tradicionales, no todo los resultados son perfectos. El abundante material creado con tanta facilidad ha resultado en una enorme variación en la calidad del mismo. Por lo tanto, seguimos en necesidad de que nos orienten y se nos brinde marcos conceptuales para poder explorar todo lo que nos ofrece internet, ya que la información derivada en colectivo en línea, en ocasiones es poco fidedigna. Además, existe una gran interrogante — a pesar de que contamos con extensos recursos para crear con facilidad, todavía no entendemos cómo sacarle el necesario provecho económico para vivir del arte. Seguramente, los museos, las galerías, las salas de concierto y los clubes no dejarán de existir. Seguirá habiendo y de hecho, son necesarios, buenos curadores y críticos del arte. Pero no habrá manera de retroceder al mundo en el que la única opinión que importaba era la de dichos expertos. El espíritu que ha liberado la era digital nos ha dado el valor de producir el arte nosotros mismos, y además darle el significado que merece en base a nuestra propia experiencia.

International Body Music Festival 2011 Cortesía: Mike Melnyk

Catalina María Johnson es miembro del consejo editorial de contratiempo, escritora y locutora/ productora de Beat Latino (www.beatlatino.com), programación radial para estaciones de radio pública desde México, D.F. a Berlín OCTUBRE 2012


DOSSIER

Entender la cultura: traducirla en arte Jennifer Juárez

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l caminar por La Villita, vemos elementos artísticos en un vibrante despliegue. Desde sus vendedores de elotes y raspados a las tiendas de quinceañeras, sus restaurantes y sus murales, la comunidad representa su cultura en las calles de La Villita y la mezcla profundamente con los valores de iniciativa y trabajo que definen a este barrio. Si bien estos elementos culturales no suelen ser interpretados como arte por la sociedad en general, La Villita es una comunidad que posee tesoros artísticos que dan validez e interpretación al conocimiento oral, transformativo, y de experimentación y resistencia. Como cualquier comunidad urbana en una gran ciudad, La Villita es centro también de importantes asuntos sociales. La actividad pandilleril, la violencia y la brutalidad policial han sido reportadas abundantemente por los medios de comunicación, lo que por desgracia genera una imagen negativa de esta comunidad. Irónicamente, La Villita se encuentra muy cerca de la Prisión del Condado de Cook, en la esquina de la calle 26 y California. La comunidad es también conocida como una de las más jóvenes en la ciudad de Chicago, con unos cuatro mil jóvenes en edad de secundaria. Un 25 por ciento de sus residentes adultos tienen ingresos por debajo de los 15 mil dólares anuales, en tanto sólo un 17 por ciento de residentes cuentan con diploma de secundaria, y sólo 5.5 por ciento tienen títulos universitarios. En La Villita, la tasa de deserción escolar es de 17 por ciento, y la de graduación del 55 por ciento. Los estudiantes que abandonan la escuela suelen ingresar en el círculo vicioso “escuela-prisión”, es decir, que la deserción termina llevándolos a la jurisdicción del sistema de justicia criminal. Por desgracia, la educación que estos jóvenes reciben no presenta suficiente demanda intelectual o curricular, que sea relevantes a su cultura y a nuestras pedagogías. Si bien las instituciones educativas son a veces necesarias para aprender la teoría y la práctica, no son suficientes para lograr la justicia educativa o comunitaria. Adicionalmente, los jóvenes y adultos indocumentados siguen siendo deshumanizados y deportados, además de socialmente excluidos ya que no se integran a la norma de asimilación. Pese a los graves asuntos que los residentes de La Villita viven, es crucial subrayar y entender que sus residentes se aferran a una identidad cultural que han desarrollado a través de generaciones, y que usan como una forma de resistencia para defender a su comunidad. Esta identidad cultural se traduce no sólo de manera visual a lo largo de la 26, sino que es una núMERO 98

cultura que entrelaza a la gente; una cultura profundamente arraigada en el idioma spanglish que hemos desarrollado y que es como el tejido que una abuela hace para su nieto recién nacido, o a la manera como bailamos cumbias y norteñas, la manera como sonreímos, o el ritmo de los tambores náhuatl que tocamos en honor a nuestros ancestros; es la manera como interactuamos o nos relacionamos. Es la manera en que leemos y escribimos el mundo. Como explican críticos de la teoría latina, existe un fuerte énfasis en las contrahistorias, las narrativas y testimonios, ahí donde la memoria está predominantemente formada por historias orales que iluminan las experiencias únicas de sus residentes. Sin embargo, es muy importante notar que la cultura no implica que todos sus integrantes sean lo mismo, y el intento por homogeneizar una cultura sólo resulta en experiencias tangibles de opresión. Evidentemente, nuestro enfoque es poner el contexto social y cultural, y la cultura que florece en las calles de La Villita, dentro de una praxis artística. Reconocer que la gente de La Villita respeta y aprecia el arte ha sido difícil a lo largo de los años, particularmente por cuanto concierne a mantener con vida los programas de arte que despiertan y nutren la creatividad de los jóvenes y del pueblo. Sin duda, ha sido un reto alentar a los jóvenes a que vean el arte como una posible carrera, y guiarlos en el proceso para que se conviertan en profesionales del arte. Es interesante constatar que estos retos se arraigan en la manera en que las familias de La Villita ven y entienden el arte. Un reto aún mayor ha sido desarrollar conversaciones con los padres de la familia sobre por qué la comunidad debería alentar a sus jóvenes a escoger el arte como profesión. En contra de esto existe la noción sobre quién y cómo define al arte en la comunidad. La perspectiva contraria es que aún cuando en La Villita viven el arte y la cultura, el arte, como carrera respetable, no existe en su propia práctica cultural. A pesar de las nociones preconcebidas que la gente en La Villita tiene con relación al arte, varias organizaciones comunitarias han llevado a cabo tremendos esfuerzos para mantener vivos los programas de arte y alimentar la idea del arte como carreta. W, el Festival de Arte de La Villita, que ha cumplido ya su séptimo año, se ha concentrado cada vez más en apoyar los programas orientados al desarrollo de los jóvenes a través de talleres de arte. A través de los años, el trabajo de VILLARTE con la comunidad comercial de La Villita se ha convertido en una característica distintiva del grupo. Muchos comerciantes han

fungido como anfitriones del festival, y cómo promotores de arte a fin de formar a nuevos artistas. Su generosidad ha permitido que el festival sea cada vez más creativo para resolver la necesidad de crear espacios seguros para la expresión artística y para que el arte se vea como un proceso positivo para los jóvenes y adultos de la comunidad. Conforme avanzan los esfuerzos artísticos en La Villita, VILLARTE ha reconocido que la participación y el liderazgo de los jóvenes son fundamentales para cultivar el legado artístico de la comunidad. Los miembros de la directiva de VILLARTE y los organizadores del festival han trabajado de forma conjunta para desarrollar fructíferas relaciones con otros artistas y colectivos, y por esa vía han creado una red de recursos intercambiables entre La Villita y otras comunidades de la ciudad. Es también la esperanza de VILLARTE que los jóvenes sigan considerando al colectivo como algo propio, al tiempo que desarrollan su curiosidad y amor por las artes. Al hacerlo, crearán vías para la sostenibilidad de las artes, y para su accesibilidad a todos los miembros de la comunidad.

Jennifer Juárez es originaria de Chicago. Sus estudios se concentran en comunicación, sociología y estudios de género y mujeres; especializada en Educación en Desarrollo Juvenil. Es presidente de Villarte y miembro de Teachers for Social Justice contratiempo

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Arte en comunidades Cortesía: Jennifer Juárez


DOSSIER

Intervención del espacio público mediante acciones y archivos sonoros Jesualdo Ortiz

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a audiencia es un terreno muy complicado. Si partimos de que detrás del arte no sólo hay piezas, artistas, organizadores, curadores, espacios, lo más importante es el público y con ese motivo se conciben, gestionan y realizan proyectos con el objetivo de ser mostrados. Será cuestión de echarle la culpa a un territorio geográfico. En mi caso específico donde tengo más experiencia es en mi casi natal Guadalajara. En un principio, algo inocentes, programamos sesiones de escucha y proyecciones. Tuvimos dos o tres asistentes y en ocasiones nos quedamos esperando. En una ocasión escuché de voz de Alfredo Hidalgo, arquitecto y urbanista que ha llevado a cabo importantes proyectos en Guadalajara, el concepto de COM:PLOT La arquitectura como activismo. Sus consignas retumbaron en mí: “quitar para poner”. ¿Qué lectura hay aquí? Principalmente, tomé una muy importante que tiene que ver con quitar el arte de las galerías y los museos en donde no va nadie o casi nadie (al menos en mi ciudad) para ponerlo en el espacio público. En respuesta a la carencia de audiencia buscamos lugares con el tipo de personas que pudieran interesarse en los proyectos que gestionamos vinculados con la experimentación sonora. Para las sesiones de escucha y proyección nos relacionamos con escuelas que nos permitieran compartir con los estudiantes diversos materiales ya sea publicados por otras personas o por nosotros. Fuimos a distintas universidades. El diálogo con los alumnos fue bastante fructífero e incluso hicimos una sesión de escucha en una primaria donde estaba muy clara la oportunidad de interactuar con otro tipo de público que respondió de una excelente manera. En resumidas cuentas el esfuerzo fue el mismo, pero el desgaste no, al ver que lo que hacíamos tenía salida en más de tres personas. El espacio público es un escaparate increíble para mostrar arte e interactuar con la audiencia. Hay dos tipos de trabajo en el espacio público: el primero es el que se realiza con la intención de que la gente venga a ser parte del mismo y que funciona mejor para conciertos; el segundo es el que interviene el espacio mediante la acción de modificar un elemento o varios con la finalidad de cambiar la “jugada” a los usuarios asiduos del espacio o los que por azar cruzaron el mismo.

El público convertido en pieza La primera fue una experiencia totalmente demencial. En 2009 invité a la increíble

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acordeonista alemana Eva Zöllner a hacer un concierto ambulante por tres días en diversos puntos del centro de Guadalajara sin especificar, el día, la hora o el sitio. Jugando con el dicho: “Cuando te toca aunque te pongas y cuando no aunque te quites”, al tercer día hubo un concierto en un espacio que sí se dio a conocer con anticipación al publico en general. Todo fue como un huracán: rápido, intenso y poderoso. Cuando volteó para recapitular, estaba en la Plazoleta Juárez, después del concierto, en un espacio “mudo”, vacio, el perfecto cómplice para olvidar lo efímero. Otro concierto memorable fue el de la Generación Espontánea, una anti-banda de improvisación libre del Distrito Federal, conformada por experimentados instrumentistas. En esa ocasión fuimos más allá. Intervinimos Tonalá, ciudad que tiene la cualidad de un pueblo cálido y mágico. Cambiamos el contexto del espacio público habitual a la población, es decir muy pocas personas fueron desde Guadalajara, para escuchar a GE; sin embargo Tonalá fue testigo de la guerra sonora entre nuestros invitados y los vendedores de discos que ponían las canciones de temporada en la Plaza Cihualpilli. Lo efímero paso a ser un disco descargable. Libertad Sonora es un proyecto que conjunta lo físico y lo inmaterial; lo físico, a través de grabadoras que previamente han sido modificadas por diferentes artistas, puestas en el espacio público; lo inmaterial, es lo que escuchamos al intervenir una estación de radio (que también es espacio público) que se encarga de transmitir las piezas que darán vida a esta intervención, que se vuelve colectiva por medio de todos los escuchas que sintonizan la radio en este sorpresivo acontecimiento. Durante mucho tiempo fui un caminante de Guadalajara. Me maravillé cuando vi que había una instalación de ocho bocinas en la Plaza Tapatía. Estaba el espacio listo para ser utilizado. Con apoyo de Mejoramiento Urbano del Ayuntamiento pudimos cambiar la música de siempre por el trabajo de reconocidos artistas internacionales en un sábado cualquiera. Estos son algunos ejemplos de cómo el público se convierte en parte de la pieza; al estar escuchando, esperando que una playera salga del horno en el instante mientras los sonidos del pulpo de impresión son amplificados y modificados en tiempo real; cuando forma una cadena humana para ser electrocutada por el Icpiticáyotl de Arcángel Constantitni; al tomarse un frutsi en compañía de extraños, apachurrarlo, atorarlo en el cuadro de su bicicleta e ir haciendo ruido por la ciudad como cuando fueron niños.

Hay piezas incluso en que la misma gente es la pieza y no se dan cuenta. En Mérida, Yucatán, diseñé una serie de sellos de goma que tienen el nombre de una ciudad. Los sellos consistían en un dibujo típico de baño público que semejaba un pene y la manera en como se le nombra en dicha ciudad, donde se le dice “Zorrita”. En la entrada de un evento utilicé el sello como distintivo para entrar y salir. Muchos hicieron cara de asombro, intentaban descifrar lo que el sello era. Otros se molestaron y pidieron a la gente encargada de la puerta una explicación, y hasta la obligaban a que se sellaran sus propios antebrazos.

Cortesía: Jesualdo Ortiz

Jesualdo Ortiz es un piloto de pruebas que gusta de no usar casco y de los raspones en los codos, mexicano residente de Guadalajara. Lo más selecto de sus obras se encuentra en los estantes de la Biblioteca Brautigan. La esencia del presente texto pertenece a su anteproyecto de titulación, rechazado por la Maestría en Comunicación de la Universidad de Guadalajara. OCTUBRE 2012


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SIN NOPAL EN LA FRENTE, POR FAVOR

En pos de una experiencia post-brown Brenda A. Hernández

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ablar sobre la lucha entre el arte tradicional y el contemporáneo es una dicotomía que me inquieta. Situar ambas formas de arte en un ring de boxeo y pedir un ganador, plantearía la cuestión de la autenticidad de ambos: el arte y su creador. ¿Cómo medimos la autenticidad en una obra de arte? ¿Cómo sabemos cuándo un artista esta siendo auténtico? ¿Se puede medir la autenticidad? Alguna vez leí un artículo escrito por Gustavo Arellano, autor de Ask a Mexican!, una columna que publica el periódico Orange County Weekly, y del libro Taco USA - How Mexican Food Conquered America. Uno de sus artículos resonó en mí. En él, describía la reacción de un “no mexicano” a los tacos de salchicha y cómo le llamaban comida mexicana no auténtica. No sé tú, pero mi abuelita en algún momento u otro, en el D.F. o en Chicago, me preparó algún tipo de taco de salchicha. (Para aquellos que me conocen personalmente, no estoy sólo tratando de proclamar mi amor por la carne procesada en forma de tubo por medio de este espacio público). Comparto esta anécdota porque me hizo pensar en la autenticidad. En una entrevista para el SF Weekly le pidieron a Arellano que comentara sobre la autenticidad y la comida, y dijo lo siguiente: “Esta idea de la autenticidad es un gran mito. No hay tal cosa como “auténtica” comida mexicana. Hay variaciones regionales. Los burritos que me como en el Sur de California no son diferentes a los de aquí. Hay puristas que dicen, que de todas formas ni es comida mexicana. Pero la comida nunca es algo estático. La mente humana siempre estará buscando formas de mejorarla, modificarla de alguna manera.” Como la comida mexicana, el arte mexicano y el arte latino en conjunto, jamás es estático. Nosotros como gente no somos estáticos. Sin embargo, los puristas y fetichistas cuestionan su autenticidad. La comunidad de artistas negros ha denominado esta lucha como “la carga de representación”. La carga de representación es un requisito tácito y a veces inconsciente de que los artistas de color tienen que hacer arte acerca de su raza y etnicidad. En el libro de Touré Neblett y Michael Eric Dyson, Who’s Afraid of Post-Blackness? What it means to be Black now, Touré explora lo que significa ser negro y especialmente qué significa ser un artista en Estados Unidos. Touré describe post-blackness con una perspectiva diferente tomada por una generación más joven, que cree que no hay manera correcta o incorrecta de ser negro y por lo tanto núMERO 98

no se requiere interpretar o representar una “raza”. A los artistas negros ya no se les requiere representar su raza y, si lo eligen, lo hacen con la libertad de ser críticos e incluso irreverentes. Los artistas latinos siguen cargando la “carga de representación” y de la autenticidad cultural. Criticamos a la gente por venir a nuestras comunidades y fetichizar nuestra cultura. Sin embargo, nosotros hacemos lo mismo. Estamos limitando lo que significa ser un artista mexicano, latino o brown. Incluso, esta limitación está afectando lo que enseñamos sobre el arte mexicano, lo que significa ser latino y qué tipo de trabajo artístico debemos hacer. Nuestras experiencias dentro de Estados Unidos son como la del taco de salchicha. Hay puristas que dicen que los estudiantes latinos deberían aprender sobre la lucha de su gente, que deben hacer arte que represente su crisis de identidad. Pero ¿qué pasa si esa lucha ya no les pertenece? ¿Qué, si no sufren esa crisis de identidad? ¿Y qué, si a pesar de que comen nopales, no les da la gana hacer una pintura de sí mismos con un nopal en la frente? Me encanta la obra de Frida Kahlo, pero ella no es la única pintora mexicana. El arte mexicano no se limita al arte popular o a la estética del Día de Muertos, pero parece que eso es todo lo que se enseña a los jóvenes y es lo que hemos llegado a esperar e idealizar sobre nuestra cultura. La idealización de la cultura limita el potencial juvenil de crear arte multifacético o, peor aún, limita lo que significa ser mexicano, latino o brown. ¿Cuándo, como pueblo, llegaremos al estado post-brown de nuestra existencia? No puedo recordar la última vez que asistí a una fiesta

familiar en la que se decoró con papel picado. Entonces ¿por qué los estudiantes están aprendiendo que el papel picado es una práctica del arte mexicano? Las comunidades mexicanas están cambiando, al igual que nuestras prácticas culturales y artísticas. Así que ¿por qué estamos enseñando como si este cambio no estuviera ocurriendo? ¿Por qué no estamos enseñando todos los aspectos de nuestro arte y cultura, y solo los tradicionales o folklóricos? Nuestra necesidad de restablecer contactos con nuestra herencia para construir nuestra cultura y saber nuestra historia, ha limitado nuestra capacidad creativa, y está limitando las capacidades creativas de la juventud. Nuestros niños deben aprender acerca de artistas mexicanos y brown que han sido capaces de deshacerse de la carga de representación porque no hay una manera auténtica de ser mexicano o brown y, por lo tanto, no hay forma de ser un artista mexicano o latino o brown auténtico. Necesitamos un estado mental post-brown comunal, integral, orgulloso de su patrimonio cultural mientras se ve hacia el futuro. Los insto a tomar ese taco de salchicha y a que echen un vistazo a la obra de Victoria Martínez, CHema Skandal!, María Gaspar, Rubén Aguirre o Chris Silva; visiten Antena, Cobalt Studio y Chicago Urban Art Society. Ellos son personas brown orgullosas que se desplazan hacia una cultura post-brown, que arde chispeante y huele delicioso. Brenda Hernández es una administradora de artes que reside en Chicago. Ha escrito artículos sobre educación de artes plásticas y arte contemporáneo. Ella es orgullosamente brown contratiempo

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Nombre del mural: Board Up Services. Colaboración de Yollocalli Arts Reach Youth y el artista Chris SIlva (2012) Dirección: 18th St entre Loomis y Laflin


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En busca del significado del arte en la sociedad contemporánea Stephanie Manríquez

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l resultado de una sociedad moderna, cambiante y abrumadora ha estimulado a artistas a buscar nuevas maneras y medios de expresión. Se violan convenciones que alguna vez fueron consideradas fundamentales para el arte, por lo que el trabajo de estos artistas arroja diversas interrogantes: ¿Es arte aquél que no se encuentra en un pedestal o colgado de alguna pared? ¿Y si no es realizado por una mano humana? ¿Si no es un producto de un momento de inspiración? ¿O si no es duradero? La audiencia espera evaluar trabajos totalmente a través de su sentido visual, o aquel arte que le sea familiar; trabajos que no requieran explicación de la intención del artista, su punto de vista o su ambiente social. Causa confusión poder absorber arte producido con materiales comunes para la vida cotidiana: ropajes viejos, flores, tierra, sangre menstrual, cajas de cartón, productos de consumo provenientes de tiendas de autoservicios, muñecas usadas, el propio cuerpo del artista. Algunas personas tal vez no se interesen especialmente en esos trabajos, ni los clasifiquen como arte; o tal vez asuman que son hechos para — y sólo accesibles a — una audiencia elitista. Según Linda Weintraub, en su libro Art on the Edge and Over (Art Insights, 1997), los artistas de hoy enfatizan más en las temáticas y eliminan la distinción de movimientos por estilo – el tema es típicamente la fuerza generativa que enciende el deseo de un artista por crear. Con frecuencia inventan herramientas nuevas, adecuadas a su tarea de comunicar sus temas, superando no solo los estilos convencionales de expresión sino también los métodos tradicionales de la producción del arte e introducen nuevos materiales para la fabricación, nuevos procesos de creación y nuevas maneras de presentación. Tecno-chamanismo: La magia de los códigos duraderos y los valores efímeros Despertar ilusiones ópticas por medio de la animación (2D, 2.5D, 4D) y el video mapping, es invocar a las artes oscuras con conjuros procesados mediante nuevas tecnologías, el tecnochamanismo. El tecno-chamanismo se definiría como el uso de símbolos y códigos para generar magia, trucos que se descifran en montajes vivos y frecuencias no sólo para impresionar a la gente, sino para cambiar la perspectiva del espectador y dirigirla hacia fenómenos fugaces como pieza artística. Telekinetic Media Lab, estudio de producción y experimentación con

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tecnología de usuario común, con sede en la Ciudad de México, ha generado y desarrollado este concepto; recientemente aplicado en un edificio histórico de Yokohama, Japón. La producción “Baktun” (2012) se basó en la cultura maya, y narraba visiones sobre dualidad, el carácter cíclico del universo, y la durabilidad de la vida; aludía también a una máquina del tiempo que se acelera para la renovación del cosmos y el despertar del ser humano con una mayor integración y conciencia. El mapping arquitectónico o animación 4D es la reproducción del espacio en tercera dimensión, modificándolo de la manera más realista posible, a fin de crear una alteración del espacio; las sombras (imágenes) son calculadas por la computadora, generando movimientos reales: una ilusión de objetos interactuando con el espacio arquitectónico, entrando y saliendo de los muros alterados. Batkun es una representación clara del tecno-chamanismo, donde se usan códigos para crear una narrativa de principio a fin en un formato corto, utilizando la caracterización de personajes: animación y audio impregnado en un espacio arquitectónico. ¿Es acaso este mapping la nueva técnica mural? Telekinetic Media Lab manejó en Batkun cuestiones prehispánicas como lo hacían los grandes muralistas. Según Cristian Cárdenas, fundador de este laboratorio, aunque es complicado hablar de raíces por el rechazo a las cuestiones de origen de las nuevas generaciones, o por algunos nichos socioculturales, es importante retomar estos aspectos culturales bajo un nuevo contexto de producción, creación y presentación. Cárdenas resalta que los grandes frescos se hicieron bajo el uso de la tecnología mas innovadora de su era, la

perspectiva curva, la pintura de coche, colores, temáticas, cálculo y geometría avanzada. El mural como el mapping es un arte duradero, aunque el mapping no deje rastro en la estructura arquitectónica una vez terminada la producción y montaje; al contrario, perdura por su valor efímero, el valor de un solo momento. La interacción es momentánea con el espacio y el público, se vive la pieza como un fenómeno astrológico fugitivo que perdura en la memoria del espectador, capturado en códigos que deambulan infinitamente por el ciberespacio.

CortesÍa: Jorge Rojas

El oráculo de la tortilla: Los poderes del maíz Las sociedades a lo largo del tiempo han buscado una fuente de seguridad y protección en sus vidas. Estos acercamientos se arraigan en lo sagrado, en lo eterno, y en decretos marcados por la supremacía de los dioses. El comportamiento social está regido por rituales inviolables. La fe se pone en la potencia de la oración. La gente busca una garantía de paz y tranquilidad solicitando bendiciones de seres benévolos, complaciendo a dioses enojados o persuadiendo intervenciones de los espíritus ancestrales. El trabajo de algunos artistas contemporáneos esta diseñado para curar el espíritu, para disolver la dualidad entre la humanidad y la naturaleza, para proteger a la comunidad contra el mal, para suministrar conocimiento y para servir como conducto entre los mundos divinos y profanos. Jorge Rojas, artista de performance mexicano, radicado en Utah, ha experimentado el esfuerzo humano por la creencia mediante su “Tortilla Oracle” y “Hombres de Maíz”. Bajo una rigurosa investigación sobre el OCTUBRE 2012


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maíz, Rojas conectó a todas las tribus de las Américas, su validez en las nuevas culturas y su integración en la arquitectura, en la literatura y en las ciencias: los chamanes aztecas y mayas hacían uso de este elemento. Este acto performance, es un pieza individual y única para cada participante invitado a hacer una tortilla en un comal ante un altar y su chamán (el lector de tortillas); el ritual es tan certero hasta donde la gente lo permita, dudando, jugando o llorando. Un objeto denominado tortilla es el elemento que permite interactuar al participante y al ejecutante. El mérito artístico prevaleciente no es el del lector de tortillas como ejecutante del acto, sino el dar algo a su participante; la pieza artística provee testimonios vividos en forma de concientización, una cuestión inmaterial que solo puede ser experimentada. La insistencia de Rojas con el maíz produjo una pieza colectiva, basada en el libro Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias. La finalidad sigue siendo la concientización pero esta vez de lo genético, con el público como eje central. Rojas invitó a la gente a participar creando pequeños hombres de masa de maíz, y situándolos alrededor de una mandala creada con los distintos colores del maíz, generando así un sitio sagrado autóctono para meditación, y añadiendo una cortina de hojas secas escritas con sueños y pensamientos de la gente. My Space: La red social no virtual Citando una vez más a Weintraub, los artistas contemporáneos son pioneros, los primeros en reaccionar al impacto de los medios, los desastres naturales, la inestabilidad de los roles de género, la proliferación de la información, la inversión del tiempo, y la decodificación de la vida. El tema, por lo tanto, pone la base para las desviaciones de las normas artísticas que están en conflicto entre los espectadores de arte de nuestros días. En el 2008, Jorge Rojas puso a prueba los límites de la interacción con su serie My Space, un diálogo en torno a una misma mesa entre el mundo virtual y el físico. Las generaciones actuales viven mayoritariamente en el ciberespacio; en ocasiones crean una segunda vida, avatares, una vida intangible, exponiendo personalidades exageradas o inventadas de sí mismos. Las redes sociales han provocado exhibicionismo y voyeurismo en la gente. La serie My Space, que se llevó a cabo en distintas ciudades de Estados Unidos (Chicago, Nueva York y Miami) y México (Guadalajara), no es más que un juego de palabras de esta casi núMERO 98

extinta página social, y un experimento con performance en vivo a través de la red. Rojas invitó al público a entrar o interactuar en el espacio físico y mediante webcams creo una audiencia virtual en la red que observaba cada movimiento; después esta misma audiencia se incorporó a la pieza, mediante chats y comentarios. El primer performance de esta serie se realizó en la Guadalajara en la vitrina frontal del Ex Convento del Carmen. Erradicar la exclusividad de espacios lo hizo un espacio propio – un estudio en el cual habitó durante los horarios de tal museo – e invitó a gente, que comúnmente no se atreve a entrar a un museo o galería por temor a no encontrar o comprender el significado del arte, a convivir. En esta cápsula se celebraba la interacción física, la gente llegaba y platicaba con los espectadores en línea que observaban alrededor del mundo. Pero el performance más significativo de esta serie fue el realizado en Diáspora Vibe Gallery en Miami. Rojas construyó una caja de cartón con ventanillas de distintas proporciones, e introdujo las cámaras para el live streaming con la meta de mantenerlas encendidas. La duración de esta pieza sería de 7 días completos. Rojas vivió, comió, durmió e interactuó en este mismo sitio con la audiencia física y virtual. Al espectador físico se le despierta un nivel de curiosidad al observar a una persona dentro de un espacio cerrado; algunos se atrevieron a comunicarse a base de formas antiguas o clásicas por medio de cada ventanilla, que tenían diferentes modos de interacción: un timbre, un chat hole (donde sólo su boca se asomaría para conversar), un buzón (para que la gente pudiera dejar recados escritos), un hoyo para saludar de mano, una puerta (sólo en ocasiones alguien se atrevió a entrar), o intercambiando comida por arte. En cambio la curiosidad de la audiencia en línea permaneció pendiente de movimientos cotidianos como el verlo dormir por horas. Es relevante mencionar que la audiencia de hoy requiere de elementos táctiles, sonoros e inclusive con olor, porque quiere despertar sus elementos sensoriales en una pieza, que el arte vibre en un instante permanente; tienen el deseo de crear una relación directa con los artistas, su naturaleza, e inclusive consigo mismos.

CortesÍa: Jorge Rojas

Stephanie Manríquez es una espectadora y aficionada del arte contemporáneo. Escritora y productora radial, mexicana, residenciada en Chicago. Directora Ejecutiva del Festival de Música Electrónica Latina (FMEL). Es parte del consejo editorial de contratiempo contratiempo

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DESHORAS

Fotografía: Musa Zero

NOVELES ESCRITORES LATINOAMERICANOS DE CHICAGO Urge presentar a dos jóvenes entusiastas de la palabra que forman parte del taller literario de la revista Contratiempo. Son cariñosamente llamados los Migueles; así, de Miguel Marzana presentamos unos poemas escogidos y de Miguel Méndez algunos de sus relatos. La poesía de Miguel Marzana contiene una sólida fuerza creadora en las metáforas que sorprenden por su frescura explosiva y en donde la sensibilidad romántica se aprecia en la expresión emocional, como es el caso de Cordero, Derramamiento o Anhelos. Ahonda en su curiosidad por explotar las posibilidades de nuevas palabras en una poesía amorosa con ecos modernistas.

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Marzana también cultiva poemas donde explora lo oscuro del alma, tal y como hacen los poetas malditos, con imágenes que evocan sensaciones agridulces, como es el caso de los poemas Los trigales tempranos o 1990. En sus propias palabras comenta: Hago esto por placer y porque tengo muchas cosas que decir. Pero más allá de estas impresiones dejemos cuenta de ello en algunos de sus poemas. Miguel Méndez alberga en sus relatos historias pequeñas con una cotidianidad fresca; deja fluir sus pensamientos para hilvanar reflexiones sobre el proceso mismo de la escritura como en De cacofonías, plagio y barbarismo. Dejamos entre muestras de su producción algunos microrrelatos y cuentos, para plasmar los elementos que forman parte de su taller de alquimista, donde el eco del realismo mágico y la sorpresa son muy potentes. OCTUBRE 2012


DESHORAS Miguel Marzana

POEMAS DE MIGUEL MARZANA Ojos cerrados

La carga de los hombros La mecanización del forjar lo que la vida roba silbando desliza entrelazando remuerde a pecho envuelto encanta a voz en cuello pero nunca nada más que idilio en armas y volantines turbios

Vivir en blanco vivir entre los manteles de la soledad morirse en lo absoluto en la nada de la vida las clarividencias de bolsillo como aves amaestradas habrán de abatir y separar la mesa del contagio su esque leto lí qui d o

¿Qué será del porvenir? Marea marea que abate marea y bayas coágulos Marea que llora con uno

Ruido del desbalance

Anhelos Querer creer mas no saber de la desilusión Soñar como crustáceo abrigando lechos de coral agua dulce musgos líquenes de ensueño al regazo desbordante de un estrepitoso mediodía viejo sol suspiro ilusión Se deja ya se deja al cielo a la mar se deja al viento

Arrepentirse de la sed en un día volcado pronunciar suspirando decibeles matutinos Para sustentar lo que se ha perdido en la vida Aclama erguido el frío libertador la solemne caricia me juzga al asir y decretar mansiones a los pies de su tristeza Es el ruido desequilibrado mantra catarsis que mancha los pabellones en aras de una mariposa nocturna

como nombre de mujer más allá del sueño de la vida se deja para ser pretendiente de las venas del cielo de la tierra Fotografías: Musa Zero

Su lírica mortal etérea grave afirmación para no saber que las flores abiertas en los labios Vivirán por siempre Copas de árboles sin refugio infantil

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DESHORAS Miguel Marzana

Fotografías: Musa Zero

Perversiones (felicidad y rectitud)

Proserpina

Los trigales tempranos

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Las piedras hablan morirían si ya nadie les cantase sus caritas perdurables atestiguan la muerte del rey

Joven corazón de perro canalla trigal temprano príncipe áscaris Chuceando panzas encomiaba el primer amor inhalando y exhalando la cartera y el reloj Desplegaba versos vaticinios de dolor

La desidia canción que trueca y remuerde La parapléjica voluntad (Chaqueta aguada) Quise escribir pero su culo me llamaba más la atención Y de viajar a Montreal qué frío/qué vejez/qué pena me da Veinte años ha viviendo y comiendo lo mismo de ayer...

2 Las minucias de viejecilla han infundido monstruos en el alma han adoptado los modales en la mesa la caligrafía y la forma de eyacular La moral expía mi individualidad y vaga caprichosa mujerzuela en solitud

Él siempre dormirá en tus brazos El aire de tus playas es prístino que se alza nebulosa abierta del color de dios Lepidópteras nutridas del oro de tus labios hienden sonriendo hechizos de los cielos para solo así soñarte a ti Habla púrpura la trémula ternura tergiversa la marea perpetuando el corazón sin dios

Trágica cabeza de rey en brazos

Vendrán pronto contra mí ¡vendrán! los lauros del mal viaje el saqueo la persecución en el jardín Carne púrpura y soberbia vergajo a flor de piel bienaventuranza de arrabal ¡oh! gracia desprendida de la luz Estoy arriba muy arriba en plena tempestad y sólo quiero llorar llorar las calles y los puertos los claveles las tripas del fulano los años la sonrisa de papa devorad mi tristeza (niños no nacidos) tristeza y soledad soledad de gato muerto soledad de basural un prado en flor

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RELATOS DE MIGUEL MÉNDEZ La guaparra

Postal

Ayer, señor policía, ayer fue cuando pasó todo lo que pasó. Es que se me subió la muina y lo que tenía más cerca era la guaparra. Entonces que la levanto y se la dejo caer en la mera choya, y que le doy y le doy… quedé todo salpicado de sangre. ¿Que por qué lo hice? Mejor pregúnteselo a él que desde ayer no deja de gritarme al oído.

Cómo estás, Prieta: El mercado Cuauhtémoc se quemó ya dos veces, como tu rostro con el sol. Por eso estás prietita igual que yo, por eso me gustaste pinche fea. Pero, sabes, después de tanto revoltijo entre tú y yo me he dado cuenta de que te quiero…, aunque cuando íbamos en la rutera me daba pena que me vieran contigo. Ayer pensaba en ti mientras escuchaba esa rolita de los Silver, esa que dice ahí yo me moriré a la orilla del río. Juaritos cómo te extraño… A los malillas los cambié por negros y gangueros; al centro oloroso a carnitas y lonches de colita de pavo, los cambié por el Loop. A cada rato te recuerdo y te quiero. No me olvides. Tu Prieto Fotografía: Musa Zero

La escafandra Los diurnos ojos de la madrugada acicalaban la vista nocturna. Mientras llovía, me disponía a dormir. Ya había matado la modorra de la tarde pintando azulejos de color marrón, todos en un perfecto orden, uno por uno decoraban la pared de la cocina. En el comal, recuerdo, dejé unas tortillas que se habrán quemado. No podía dormir; la llovizna de noche por alguna razón siempre me ha producido pavor, por eso no me he movido de la cama. Tengo sed, me levanto y un trueno me hace volver de un brinco. ¿Estarás bien? Tanto tiempo sin saber nada de ti, aquellos años, tan lejanos ahora, lo más seguro es que en este mismo momentos has de estar en un restaurante en París con alguno, y yo aquí muerto de miedo. Al menos tú pudiste salir de aquí. Yo, sin embargo, pareciera que esta ciudad me tiene atrapado, como si fuera un esclavo de la rutina; tal vez por eso huiste. Me quedé mirando al techo, en ese momento me di cuenta de que algo en la penumbra se movía. Empezó como un ligero punto de luz, después más y más grande. Eran muchos puntos de luz girando sobre uno más grande como en espiral. Me paré encima de la cama para ponúMERO 98

der tocarlas, pero cuando mi mano se acercaba, se alejaba y se movía hacia todos los extremos de la habitación. La luz se paró justamente en el centro y se expandió hacia todas partes. Me encandilé con la pequeña galaxia que paseaba en aquel cuarto. Entonces todo terminó repentinamente; no me había dado cuenta, estaba levitando y cuando terminó aquel espectáculo caí al suelo. Me levante rápidamente y tomé mis lentes de la mesita de noche. Caminé hacia la cocina, ya la lluvia había terminado, tomé un vaso y dejé correr el agua. Me lo tomé de un solo trago y me senté a la mesa. Del lado que tú te sentabas puse tu foto. Entonces miré a la mancuspia, siempre la tengo en la jaula porque has de saber que es peligrosa. Recuerdo el día en que la encontramos, tú la miraste y me preguntaste qué era. Yo igual que tú nunca había visto algo así. Me dijiste ha de ser uno de esos seres imaginarios de los que habla Jorge Luis. Y la trajimos a casa; todo fue maravilloso mientras estuviste aquí. Después no sé realmente qué pasó. Un día de buenas a primeras te marchaste. El sonido de la puerta de la jaula me regresó; la mancuspia se había salido; estaba sobre la

estufa comiéndose las tortillas quemadas. Me acerqué a ella, para devolverla a su jaula, pero se puso en posición de ataque; parecía que me iba a morder. Me acordé de mi escafandra; con ella puesta, sería más fácil atraparla. Se metió a mi habitación, la seguí. En la oscuridad relucían sus ojos que asemejaban vías lácteas que se expandían. Empecé a levitar y sentí un enorme mareo; el aire me faltaba. Como pude llegué al armario y saqué con cautela el pesado traje. Me lo puse en el viento, y las pesadas botas me hicieron volver al suelo. Parecía un caminante espacial. Me dirigí a la cocina; la mancuspia ya se había ido de ahí. La empecé a buscar por toda la casa. La miré escondiéndose detrás del sillón. Yo caminaba como si lo hiciera sobre la luna. Me acerqué y en la primera oportunidad la cogí por la cola y la levanté; me lanzó varias mordidas pero los colmillos no penetraban el traje. Siempre soñábamos con viajes espaciales; ir a la luna, visitar planetas. Tú escribías cuentos de ciencia ficción; aún los tengo y de vez en cuando los leo. Hay veces en que he pensado publicarlos bajo mi nombre con la esperanza de que se vuelvan famosos para que tú vengas a reclamarme. contratiempo

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DESHORAS Miguel Méndez

Las persianas Bajaba por las largas escaleras que daban al jardín, donde estaba Julissa con su enorme estómago. Canelo estaba cerca de ella dándose un baño con su lengua, ese gato viejo tan viejo como la abuela Carmela. Estaban viendo el cielo, Julissa con sus manos en la espalda como sosteniendo su propio peso, y la abuela sujetando sus lentes con sus huesudas manos buscando algo en la oscuridad del cielo. Esa noche no hubo estrellas. Ambas percibieron mi presencia, mas no voltearon a verme, siguieron concentradas en su búsqueda. Las olas del mar chocaban con las rocas del otro lado del jardín; corrí para así poder contemplarlas antes de que el sueño me tumbara. Escuché un ligero crujido detrás de mí; era Julissa que se acercaba con cautela, se paró a un lado y sonrió sin decir nada. Los dos nos quedamos viendo el manto negro que entre la penumbra se miraba moverse en ligeros zigzagueos. No dijimos nada, a todos nos había afectado su muerte. Pensábamos que tal vez mirando el cielo lo pudiéramos ver despidiéndose; era joven muy joven. Aunque estábamos tristes, nos sentíamos aliviados porque él sufría mucho. Aquella enfermedad lo había estado consumiendo. Ahora que ya no estaba sabíamos que por menos se encontraría tranquilo. De repente, entre unos arbustos del jardín, vi a Marcelo de niño y, corriendo detrás de él, iba yo. Cuando lo alcancé, ambos caímos pero antes de tocar el pasto desaparecimos. Eran las ánimas del recuerdo de las que hablaba la abuela Carmela. Su casa se encontraba en la cima de una colina metida en el mar. A mi madre le habían dicho que sería bien para Marcelo vivir tranquilo, en algún lugar templado y húmedo, así que mi madre decidió enviarnos para acá. A veces pienso que lo hizo para no mirar a Marcelo morir, tal vez esa haya sido la razón

por la que no me doliera tanto su muerte, ya la esperábamos. Julissa seguía callada, acariciaba su vientre; me imagino que sentía a su bebé moverse en aquellas aguas pegajosas y llenas de vida. “Las lágrimas se le secaron, ya no lloraba”, escuché a mis espaldas. Canelo se acercó, le di unas palmadas en la cabeza, sus ojos de cristal y sus enormes bigotes, me miraban como esperando que llorara. Canelo fue un regalo para Marcelo. Pareciera que el único que lo extrañara realmente fuera el gato. Desde que Marcelo murió, ya no hay ningún motivo para seguir aquí; todo giraba en torno a sus cuidados. Ahora, sin enfermo, ya no hay enfermeros ni hospital; esto vuelve a ser una casa. Todo se ve tan vacío, sin ningún propósito. Algo de nosotros murió junto con Marcelo. Julissa vivía con mi Abuela mucho antes de que nosotros viniéramos; era una prima lejana de nosotros o algo así, pero esto no le impidió a Marcelo enamorarse de ella. La cosa era que ambos nos enamoramos de ella, yo era el sano, y él no dejaría de ser el enfermo. Julissa y yo platicábamos largos ratos en el jardín, y desde una ventana Marcelo nos divisaba sosteniendo la persiana con sus dedos; cuando volteaba a verlo, rápidamente se alejaba y la dejaba caer. Él ya no está, él sabía lo que Julissa y yo hacíamos por las noches cuando todos dormían, él nos escuchaba y cuando le dije lo del bebé, decayó aunque nunca se le vio mejoría. Fue entonces que nos dimos cuenta que en cualquier momento moriría. A veces pienso que nunca estuvimos aquí, que tal vez Marcelo nunca estuvo enfermo, que tal vez yo fui el enfermo, que tal vez las olas de la noche, sean la única verdad… Julissa lleva a mi hijo en su vientre y se llamará Marcelo, sí, como su tío que ahora nos observa a través de la persiana.

Fotografías: Musa Zero

26 | contratiempo

OCTUBRE 2012


DESHORAS Miguel Méndez

Un rosario a medianoche ¿Dónde estará mi rosario? Me preguntaba mientras atravesaba el largo pasillo, que va directo a la sala, donde ahorita mismo velan a alguien. Mi abuela no me ha querido decir quién falleció, pero tengo mis sospechas, miraba alrededor tratando de encontrar aquella cadenita que Clara me regaló. Pensé que la había dejado ahí donde mi abuela tiene esa imagen del Sagrado Corazón, del Jesús con su mirada callada que en su pecho tiene un corazón con una corona de espinas. Esa imagen de niño me producía terror; ahora me da igual como me da igual vivir en esta casa llena de recuerdos y ánimas que pasean por todas partes, hasta duendes ha de haber, a mí me consta; yo los he escuchado correteando en los ductos de la calefacción. De chamaco todo eso me asustaba, me causaba terror, pero ahora ya no. Y no es que me crea el muy valiente es simplemente que le perdí importancia. La voz de la abuela venía desde la sala; era un murmullo al que se le juntaban otros rezando el padrenuestro. No sé para qué me quiere allá; de seguro nomás para estarme jodiendo. Dónde habré puesto el rosario. Desde ayer no me acuerdo de nada, sólo recuerdo cuando llegué a la casa y la abuela apresurada me tapó con la sabana, ésa vieja que tiene. Me dijo que la esperara en el cuarto donde tiene todos sus menjunjes, con eso de que la gente viene para que le cure esto y aquello con sus hierbitas. Hace tiempo que Clara me había regalado la cadenita; hasta eso, está muy bonita lo que sea de cada quien, diantre chamaca, rete chula que está, nomás de acordarme de ella se me humedecen los labios por el antojo de darle otro beso. Pero bueno, dónde habrá quedado el pinche rosario, ay, Dios mío, perdóname… pero es que ya me desesperé, ahorita va a venir mi abuela y de seguro me va a regañar porque no estoy allá rezando, y no puedo ir sin el rosario porque, según ella, así no se puede rezar. Si por mí fuera, yo ya me hubiera ido a la calle, pero hay rete harta neblina y me da miedo. Hace rato traté de escapármele a mi abuela, pero no pude, había humo blanco y espeso por todos lados; luego escuché mi nombre clarito y me dio más miedo. Quien me llamaba era mi apá, pero ese señor ya falleció hace tiempo. Lo escuché rete bien como si me hablara al oído; me decía “oye, tú, Güenseslao, ve agarrar tus chivas y a despedirte de tu abuela que ya nos vamos”. Fue entonces que me regresé a la casa y escuché a la gente rece y rece. Miré el féretro, me iba a acercar para ver a quien estaban velando, pero no me dejó mi abuela; me dijo que no. Me abrazó con todas sus fuerzas. Toda la gente se nos quedaba viendo como si estuviéramos locos. Mi abuela siempre me regañaba que pornúMERO 98

Fotografías: Musa Zero

que no hago esto, que porque hago aquello, no sé; había veces en que sí me sacaba de mis casillas. Yo nunca le quise contestar porque ella me crió. Mi papá falleció y lo único que me quedó en la vida fue mi abuela, que más bien debería llamarla madre porque la mía quien sabe adónde se fue. Por eso nunca le falté al respeto a mi abuela, y eso que hubo veces en que sentía que se lo merecía, como el día que me compré la moto, casi me hacía que la fuera a devolver pero esa vez no le hice caso, y me la quedé a mis güevos. Y siempre quería mi abuela que me pusiera a rezar el rosario con ella, hasta me lo sé de memoria; nunca me gustó hacerlo, y hasta la fecha. Hace rato le dije que me iba a ir un rato por ahí, pero no me dejó; me dijo que no podía salir. Me imagino que ella también miró la neblina. De seguro al que están velando ni siquiera es familiar mío, le ha de haber prestado la casa a alguna amistad, y vaya que tiene tantas, puras viejitas igual que ella. –¿Cómo está, doña Remedios? –Pues aquí, hija, tratando de sentirme mejor. Esa es la voz de Clara, le voy a correr para ir a saludarla, yo todavía estaba ahí en el pasillo, a un lado de la imagen del Sagrado Corazón, cuando Clara se me aproximó y dejó una flor ante la imagen; la llamé pero no me hizo caso. Entonces miré el rosario en las manos de Clara, por eso no lo encontraba; ella lo tuvo todo el tiempo. La seguí y la llamé, pero nunca volteó. Mi abuela me miró y me tomó del brazo. –No, hijo, no entiendes; no quería dejarte ir pero ya te tienes que marchar. Ya ves muchacho pendejo, te dije que no compraras esa pinche moto. –Pero de qué hablas, abuela; no te entiendo. Déjame ir a saludar Clarita. –No te va escuchar ni ver. –¿Y por qué no me va a poder ver o escuchar, que está enojada conmigo? Mi abuela se movió de lugar para dejarme pasar, y mirar el ataúd. Al asomarme por el vidrio del féretro, parecía que miraba un espejo; ahí estaba yo como dormido. Me espanté como cuando era niño. La casa me empezó a dar mucho miedo, me acerqué a mi abuela y le pregunté qué me había pasado. Ella agachó la cabeza y sólo murmuró: La moto… Sentí mi rostro caliente, eran lágrimas. Nunca me imaginé que los muertos pudiéramos llorar, pensé. Dieron las doce; el relojito cucú de la sala las anunció. Se reanudaría un nuevo rosario, mi abuela me miró y me sonrió apuntándome hacia la puerta. Yo caminé hacia la puerta; ahí estaba mi apá. Me extendió su mano, yo la tomé y en ese momento dejé de ser Güenseslao el adulto y volví a ser un niño y detrás de nosotros sólo se escuchaban los rumores lejanos de ruega por nosotros. contratiempo

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