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contratiempo marzo 2011 • número 83
Directiva Gerardo Cárdenas, Jochy Herrera, Félix Masud-Piloto, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez, Ellen Wadey Placey
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Directora ejecutiva Moira Pujols
Director editorial Gerardo Cárdenas
Consejo editorial
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Rey Emmanuel Andújar, Gerardo Cárdenas, Eduardo Estala Rojas, Rafael Franco, Jorge García, Ignacio Guevara, Jorge F. Hernández, Catalina María Johnson, Verónica Lucuy Alandia, Stephanie Manríquez, Esmeralda Morales-Guerrero, Luis Alejandro Ordóñez, Ana Rechtman, René Rodríguez Soriano, Febronio Zatarain
Dirección de Arte y Diseño Esmeralda Morales-Guerrero
Correctores de estilo Jorge García y Laura Pujols
Portada MaRe unidadperformance Ilustración: Mabel Manzano
contenido dossier
3. Editorial 4. Hacia la deconstrucción de un nuevo Caribe, Rey Emmanuel Andújar y Jochy Herrera 6. El canibalismo líquido de Junot Díaz, Rita de Maeseneer 7. ¿Beneficio o maleficio?:Una literatura apellidada Gay en Puerto Rico, Carlos Vásquez 8. La re-conformación de identidades culturales en el Caribe de hoy, Rafael Emilio Yunén 9. La Música Caribeña frente a la globalización, Raúl Fernández
Deshoras
11. Palabra Caribe. Seis poetas caribeños mirada cómplice 14. La vida sobre papel, una exposición de Judithe Hernández, Ana Rechtman tiempo extra 19. El Gallo: Ópera para actores, Tanya Victoria 20. Flamencos en Chicago: Festival de Flamenco 2011, Catalina María Johnson 21. Medio Oriente: Vientos de cambio, Gerardo Cárdenas 22. ¿Quién va por esos rumbos? Viajes en el bus a México, Raúl Dorantes 24. Feminicidios en Chihuahua: Una denuncia desde la poesía, Jennifer Rathbun tiempo de sobra 26. De sonrisas y gatos, Marco Escalante destiempos 27. Mis muy queridos hermanos Caín y Abel, Benigno Sánchez-Eppler
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E D I T OR I A L A lo largo de la historia, las relaciones del espacio Caribe Hispano con el resto del mundo, han estado marcadas por un sentido de determinación y correspondencia que se vio afectado por la imposición del Primer Mundo sobre su forma de existir. Si bien los procesos de colonización y conquista transformaron el ser primordial caribeño, lo que hoy define esta región como culturas y pueblos particulares, está indudablemente influenciado por una herencia que aporta importantes elementos a esta mezcla. Ejemplo de ello son los vocablos netamente autóctonos que forman parte del idioma, las inagotables formas musicales de la región, así como la presencia de artistas y figuras de la intelectualidad que se han destacado en otras tierras transformando, sin negarla, su realidad caribeña. Las plataformas de comunicación de la posmodernidad afectan de manera sistemática estas equivalencias. En la actualidad, comunidades de caribeños mantienen una presencia contundente en el globo, principalmente en Estados Unidos y Europa. Y en definitiva, este tránsito constante altera las realidades sociológicas no sólo del que emigra; los que se han quedado se ven también afectados. A partir de estos postulados sería pertinente establecer cuáles son las coordenadas de este nuevo Caribe desde los parámetros de identidad, desde las complejidades socioeconómicas contemporáneas y desde la reconfiguración del concepto distancia en el plano de la comunicación electrónica y digital. Todo ello contextualizado en el innegable desafío que esta reestructuración representa para el escritor, el músico, y sobre todo, para el ciudadano. Ese pedestre ser humano tan parecido a nosotros mismos. El presente número de contratiempo intenta abordar la realidad del quehacer caribeño, la radiografía de su historia, la alegría de sus ritmos y literaturas, y la ontológica vulnerabilidad que paradójicamente está situada en el centro de su frontera inmediata: el mar. Deseamos retratar aquí la imagen que define el rostro de 23 países multilingües y multiétnicos, que al parecer de los académicos, viven realidades que hoy los asemejan más que nunca. Jochy Herrera y Rey Andújar, dominicanos, destacan aquello que CNN -ese nuevo oráculo de la modernidad- esconde tras las imágenes de las paradisíacas playas caribeñas: la destrucción del medioambiente; el tráfico de humanos, niños y niñas incluidos; la amenaza del SIDA; la virtual desaparición del Estado convertido en administrador del capital local y extranjero; y el éxodo masivo de hombres y mujeres a bordo de ominosas yolas que no necesitan visas. El destacado geógrafo dominicano Rafael Emilio Yunén, al abordar el complejo tema de la identidad cultural caribeña, nos recuerda que sus conglomerados surgieron y crecieron bajo una noción de ciudadanía exclusivista y por la formación de una “identidad cultural” que no estuvo basada en el reconocimiento de la pluralidad. La literatura, ese juego de palabras que lo dice todo, encuentra, tanto en el Caribe hispano como el anglo, voces que desde la periferia, atraviesan las grietas de lo establecido hasta llegar al núcleo formador de esas identidades. Voces que sacuden la noción de lo acomodaticio en pos de la inclusión social, como denuncia Carlos Vázquez Cruz en el excelente ensayo sobre literatura gay en Puerto Rico; diálogos como los de Junot Díaz, que al parecer de la académica Rita De Maeseneer, “aumentan la fragmentación, el dinamismo y la dispersión en los ejes este/oeste, norte/sur, e intracaribeño”. En la sección Deshoras se agrupan seis voces del Caribe diaspórico que en sus textos anuncian ecos de un archipiélago que desde sus orígenes ha sido narrado en la aleatoria de la lírica, lo místico y lo terrible; es decir, en el alfabeto erótico del ritmo del mar, en la justa profundidad de la nostalgia, en el dolor de la partida y el fragor de las orillas separadas, en la desobediencia artística hacia la imagen de un dictador, en la isla al garete que unos calmos versos nos recuerdan, y también en la rabia de la tierra colonizada. El musicólogo cubano Raúl Fernández por su parte, defiende la noción de que la globalización no promueve la desaparición de lo caribeño en la música de la región indicando que por el contrario, “la estética del sabor de los músicos caribeños ha sido capaz de absorber todo lo que toma en préstamo.” En la impuesta conciencia ahistórica de las Antillas y en la era de la incertidumbre se asoma, al parecer, un nuevo Caribe, el 2.0; que entre un universo de islas flotantes delirantes tras el escándalo del universo, deconstruye una historia escrita con el lápiz del poder y la tinta falsa de la mentira.
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osterior a la fractura del continente Pangea, 200 millones de años atrás durante la Era Mesozoica, surge el Caribe, mar que acoge un extenso archipiélago cuyas fronteras se extienden hacia el Norte con las Bahamas, al Sur con la periferia de Colombia y Venezuela; al Oeste con México y Centroamérica y al Este por las Antillas menores. Los primeros asentamientos humanos de la región aparecen en las islas de Trinidad y la Hispaniola, seis mil a siete mil millones de años antes de nuestra era. Los ulteriores aborígenes habitaron estos territorios en un tráfico constante gracias a su temprano y hábil dominio de la navegación. Al momento de la llegada de los europeos, tres grupos mayores poblaban el Caribe: los siboneyes en el Oeste de Cuba; los caribes y galibis en Barlovento y los taínos en Sotavento, las Bahamas y las Antillas mayores. Los barbáricos escenarios provocados por el conflicto entre las potencias colonizadoras trajeron como consecuencia, no sólo la desaparición del grueso de los nativos en poco menos de un siglo, sino también el inicio de lo que posteriormente se convertiría en el papiamento étnico y cultural de la región: lenguas, razas y costumbres de franceses, españoles, británicos, holandeses y daneses, quienes junto a mestizos y africanos esclavos, definieron el mapa humano del Caribe. Para muchos estudiosos, los disímiles orígenes y las variadas experiencias de estos grupos étnicos, más que constituirse en elemento separador, se aglutinaron bajo el techo común del esclavismo, la explotación económica y la dominación política que hoy apenas ha cambiado de faz y dueño. Tras los grandes movimientos migratorios desencadenados por la Segunda Guerra Mundial, durante los complejos años de la Guerra Fría y la crisis de los misiles cubanos, y hasta la última migración masiva de las décadas de los 80 y 90, los pueblos caribeños atraviesan un presente que en muchos sentidos se asemeja a aquellos remotos tiempos de la imposición imperial europea.
Hacia la deconstrucción de
un nuevo Caribe Rey Emmanuel Andújar y Jochy Herrera
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La conciencia ahistórica de las Antillas Sobraría indicar que las experiencias de los caribeños previamente descritas nunca estuvieron alejadas del arrojo y la vocación de libertad que desde la colonización fue evidenciada por sus líderes; así lo narra Fray Bartolomé de las Casas en su “Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias”: Aquí acaecieron cosas muy señaladas. Un cacique e señor muy principal, que por nombre tenía Hatuey, que se había pasado de la Isla Española a Cuba con mucha gente por huir de las calamidades e inhumanas obras de los cristianos, y estando en aquella isla de Cuba, e dándole nuevas ciertos indios, que pasaban a ella los cristianos, ayuntó mucha de toda su gente y díjoles: “ya sabéis cómo se dice que los cristianos pasan acá, e tenéis experiencia cuáles han pasado a los señores
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....la historia tradicional “se ha construido sobre la base de la exclusión, donde las voces de los muertos han sido silenciadas en pos de la organización del tiempo a favor de las estructuras ideológicas dominantes”.
fulano y fulano y fulano; y aquellas gentes de Haití (que es la Española) lo mesmo vienen a hacer acá. ¿Sabéis quizás por qué lo hacen? Dijeron: “No; sino porque son de su natura crueles y malos. Dice él: “No lo hacen sólo por eso, sino porque tienen un Dios a quienes ellos adoran e quieren mucho y por haberlo de nosotros para lo adoran, nos trabajan de sojuzgar y nos matan”. Estas palabras centenarias son más vigentes que nunca en esta época en que las grandes masas de ciudadanos habitantes de la región han sido sometidos, generación tras generación, al engaño de los gobernantes de naciones cuya historia ha sido literalmente escrita con el lápiz del poder y la tinta falsa de la mentira. La ensayista Alexandra Alba ha observado precisamente cómo la Historia tradicional “se ha construido sobre la base de la exclusión, donde las voces de los muertos han sido silenciadas en pos de la organización del tiempo a favor de las estructuras ideológicas dominantes”. La autora argumenta que la justa y profunda explicación de las realidades históricas es también posible a través de los discursos de resistencia: “aquellos que escapan al pensamiento del sistema hasta llegar a las periferias, donde las grietas y contradicciones de la historia son más visibles”. Y el Caribe, a su juicio, es parte de esa periferia donde la realidad se construye “desde un pasado nubloso que posee como base la amnesia de sus raíces primigenias; una forma de amnesia que da paso a la posibilidad de imaginar lo no dicho”. Es por ello que Alba ha utilizado “El reino del caimito”, la magistral obra del Nobel Derek Walcott, para ilustrar cómo el imaginario antillano plantea la deconstrucción de su historia a través del rescate de fragmentos; con la autodefinición y autoafirmación de un pueblo que expresa en el lenguaje poético “la conciencia ahistórica de las Antillas”: Aquella noche, de chispas celestes heladas por el fuego, corrí como un caribe por toda Dominica, mis fosas nasales ahogadas por el recuerdo del humo; oí los gritos de mis niños que se quemaban, devoré el seso de las setas, los hongos de los parasoles del diablo bajo blancas y leprosas rocas; desayuné con humus en los lluviosos bosques, en hojas tan grandes como mapas, y cuando oí el ruido del avance de los soldados por entre el denso follaje, pese a que mi corazón se reventaba, me levanté y corrí por entre las hojas de balisier más afiladas que lanzas; con la sangre de la raza corrí, muchacho, corrí con la rapidez sigilosa de un pájaro pintado (…) La Era de la incertidumbre El estudio “Desigualdad en América Latina y el Caribe: ¿ruptura con la historia?” publicado hace unos años por el Banco Mundial, revelaba con bombos y platillos la archiconocida precaria situación de la Latinoamérica y Caribe actuales: esta es una de las regiones con mayor desigualdad en el mundo, anotaban sorprendidos los autores a la vez que recordaban, cómo el más rico de sus habitantes se queda con el 48% del ingreso total mientras el más pobre sólo recibe el 1.6%; y cómo tal desigualdad era diez veces mayor que la observada en Asia y veinte veces más respecto a la de Europa.
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En pleno 2011 el panorama de las principales naciones caribeñas luce un tanto alucinante: mientras Puerto Rico permanece como el más viejo estado colonial de la región, Haití ha sobrepasado la categorización de “nación fallida” para arribar a la surrealista y trágica condición de antipaís. Cuba, por su parte, sobrevive entre dos orillas, atrapada en un tranque político que ya cumple medio siglo. Jamaica aparece no sólo como destino de playas paradisíacas, sino también como escenario de batallas urbanas entre sofisticados narcotraficantes y la policía, un rutinario acontecer alimentado por el fuego de la desigualdad y la alta densidad poblacional. Y la República Dominicana vive la democracia en un pueblo cada vez más engañado por líderes que al parecer, entienden que el dictador aún no ha pasado de moda. No sorprende entonces que grandes sectores de la población caribeña, robados de esperanzas y aterrados por la pobreza intenten solucionar sus males escapando en aviones, botes y yolas convirtiéndose de tal forma en una de las comunidades transnacionales más grandes del mundo. Cuatro de los países del Caribe han alcanzado la lista de las diez naciones latinoamericanas de mayor migración, que en promedio han “expulsado” a más del cinco por ciento de su población y a gran parte de la comunidad profesional. Esta oscura Era de la incertidumbre, insertada por el académico Thomas D’Agostino en las últimas décadas del pasado siglo XX y en la primera del XXI, está caracterizada, según ha indicado Keith Nurse, por el auge acelerado del envío de remesas por parte de los expatriados antillanos (más de 5 mil millones de dólares en 2010 solamente por los jamaiquinos y dominicanos); por la proliferación de redes transnacionales; por el menoscabo de la soberanía de la nación-estado; y por el surgimiento de identidades culturales híbridas. Habría que añadir al panorama caribeño del presente muchos otros males: el grave delito de la trata de personas, mujeres y niños que se venden y compran en una suerte de nueva esclavitud tolerada en nuestras propias narices; el reto que el descuido al medioambiente, las catástrofes climáticas y el manejo inadecuado de los recursos naturales plantea a la ya difícil situación de pobreza y desorden geográfico provocada por una urbanización desordenada que concentra los sectores poblacionales más dinámicos -la mano de obra barata- en los centros productivos de la gran ciudad. No podría olvidarse tampoco la precaria situación de salubridad que enfrenta la región amenazada por viejas y nuevas enfermedades: el cólera, y en particular el SIDA, cuya tasa de infección en la región sólo es superada por el África subsahariana. Caribe 2.0 El siglo XXI que dibuja el paisaje de hermosas playas y destinos turísticos aparecidos en CNN -ese nuevo oráculo de la modernidad- esconde otra realidad: la paradójica repetición de la historia de la injusticia:
Hace mucho tiempo que el oro y la plata se agotaron de las canteras de los ríos del Caribe, por lo que ya no es necesario esclavizar a indígenas y negros para extraer el mineral. En vez de ello, se trafican niños y mujeres, valiosos rubros del creciente mercado del sexo regenteado también por modernos “negreros” extranjeros. La industria azucarera y la agricultura, pilares productivos de la región, han pasado a un lejano quinto plano. La economía de Zonas francas (Maquiladoras, Sweat Shops en el argot local), las farmacéuticas y franquicias manufacturan todo tipo de objetos y servicios a los que la mayoría de la población difícilmente tiene acceso. Los Estados, pilares de la colectividad, tal como los soñaron los padres y patriotas fundadores, hoy son meros administradores de la banca privada y la inversión internacional. Las remesas, y no los gobiernos, han asumido el rol de sostén de las economías nacionales. El Caribe cesó de importar mano de obra y se convirtió en uno de sus principales exportadores: millones de hombres y mujeres que en Estados Unidos y Europa trabajan para sobrevivir y sostener a sus allegados. Ellos son verdaderos agraciados portadores de Visas para un sueño. No bastó con que la historia del Caribe fuese escrita con las letras del poder, hoy también se intenta borrar la memoria: la nieta del dictador dominicano Rafael L. Trujillo recibe el Premio Nacional de Novela por la autoría de una apologética memoria de su abuelo; la Universidad de Puerto Rico amenaza excluir el español de sus aulas, y Jean Claude -Baby Doc- Duvalier regresa impunemente a Haití a fin de “ayudar a su pueblo”. El universo de las islas flotantes Alejo Carpentier respondió a un entrevistador que el concepto de la superioridad de la cultura aria estaba errado. La pureza de una cultura no es sólo imposible sino desestimable. Destacaba el escritor cubano que la riqueza del Mediterráneo florecía desde la contaminación que nos legó todo el pensamiento filosófico y matemático. Si bien la conquista nos hizo conocer la violencia, es también cierto que nos dio elementos como el español, que se proyecta cada día con fortaleza inusitada, ni hablar de la plástica y la música. El tránsito del ser caribeño y su presencia en el mundo se expande en los lugares que ha conseguido asentarse en su traslado a Tierra Firme; es también muy valioso lo que trae de vuelta cada vez que regresa a las Antillas. Caribe es diferencia e individualidad. El delirio de lo local y el escándalo del universo. Ese Caribe, el 2.0.
Jochy Herrera, dominicano; autor de Extrasístoles (y otros accidentes), miembro de la Mesa Directiva de contratiempo. Rey Emmanuel Andújar, también escritor dominicano, autor de varios títulos de narrativa.
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El canibalismo líquido de
Junot Díaz Rita de Maeseneer
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l Caribe ha venido asociándose con el canibalismo desde el mismo Descubrimiento. Haciendo eco al ideario postmoderno, Zygmunt Bauman acuñó el término identidad líquida, es decir, la identidad como un fluido y la búsqueda de identidad como un intento de detener, ralentizar o solidificar el flujo, dando forma a algo sin forma. Podría decirse que el Caribe, más que ninguna otra área, se caracteriza por ésta liquidez, debido a la búsqueda de la identidad como rasgo fundamental de la poética caribeña y el afán devorador de textos desde la (in)cómoda situación del caribeño en medio del bombardeo cultural, tanto del resto del archipiélago como de Tierra Firme. Inspirándome en estas dos ideas, quisiera proponer que Junot Díaz, escritor de origen dominicano en Estados Unidos, practica mediante un inglés bastante particular, lo que llamaría un canibalismo líquido. Díaz va incorporando diálogos con textos fluidos y (con)fluyentes; se vale de conceptos que aumentan la fragmentación, el dinamismo y la dispersión según múltiples ejes (este/oeste; norte/sur; intracaribeño). Como un primer paso para concretar este canibalismo líquido quisiera comentar algunos ejemplos de The Brief Wondrous Life of Oscar Wao (2007). Es esta una novela de tema aparentemente muy clásico: la búsqueda del amor por parte del protagonista, el nerd obeso Óscar Wao. De ahí que el texto termine muy significativamente en “¡La belleza! ¡La belleza!”, una variación sobre “The horror! The horror!” de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. Nada más considerar el título constatamos una brega con la cultura occidental que estalla en varias direcciones. El protagonista lleva un apodo explicado en el mismo texto como una deformación a lo dominicano del escritor Oscar Wilde. Este (sub)texto horroroso, muy ligado al colonialismo, está claramente presente en otro hilo temático de la novela: las atrocidades del trujillato reveladas en las escenas que se le dedican al pasado de la madre y del abuelo de Óscar. Mediante esta temática Díaz se inscribe en la ingente cantidad de novelas dominicanas sobre el trujillato, al tiempo que establece con las mismas un intercambio crítico. De la misma manera, declara su posición de forma explícita respecto a dos obras que dieron a conocer la dictadura al público no dominicano: En el tiempo de las mariposas de la dominicano-americana Julia álvarez y La fiesta del Chivo del Nobel peruano, Mario Vargas Llosa. La palabra “breve” en el título, podría hacernos remontar a la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Barto-
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lomé de las Casas. Este catálogo de atrocidades escrito por el fraile dominico se puede considerar precursor de los informes sobre los derechos humanos del tipo Nunca más; textos repletos de evocaciones de escenas de violencia que Díaz dijo haber leído. Lo asombroso y milagroso de las abundantes alusiones a la ciencia ficción y a los comics es anunciado por “wondrous”. Este vocablo y aún más su traducción, “maravilloso”, provoca también amplias resonancias en el ámbito latinoamericano. Hace pensar en términos muy manidos como lo real maravilloso y el realismo mágico, que siguen siendo muy exitosos a la hora de encasillar, oponer y/o etiquetar esta literatura. En una conversación con Edwidge Danticat, Díaz reveló que el título en su totalidad también es un eco de un cuento sobre machismo, adulterio y muerte, ubicado en África durante un safari. Se trata de The Short Happy Life of Francis Macomber de Ernest Hemingway, escritor atraído por Cuba y tan importante para la prosa americana moderna. Desde el mismo título se tienden puentes con diferentes continentes y con varias tradiciones, sin que podamos privilegiar aspecto alguno. El mismo carácter líquido de los textos aludidos se puede deducir de los dos epígrafes, uno, extraído de un libro de comics de ciencia ficción y otro del premio Nobel Derek Walcott, escritor originario de Santa Lucía. Se reproduce la cita del personaje de Watcher, El Vigilante, de Los Cuatro Fantásticos: “¿Qué le importan las vidas anónimas, breves... a Galactus?” En una primera comparación, Galactus (también llamado el Devorador de Mundos) sería Trujillo y las vidas sin nombre serían los perdedores como Óscar. El segundo exergo proviene del poema “The Schooner ‘Flight’” de Walcott. Evoca al héroe popular que canta desde la profundidades del mar, el poeta marinero Shabine. Shabine, que en el creole de Santa Lucía es la denominación para un
mulato, se encuentra a la deriva entre las islas caribeñas. Díaz reproduce el muy citado fragmento: I’m just a red nigger who love the sea, I had a sound colonial education, I have Dutch, nigger, and English in me, and either I’m nobody, or I’m a nation. Mediante la sucesión de dos epígrafes, provenientes de dos ámbitos distintos y de lo que se suele calificar de cultura baja y alta, se nos sugiere que lo inasible y lo rizomático, asociado con lo caribeño, se opone a y va acompañado del mal que acecha desde un mundo dominado por la ciencia ficción, que para Junot Díaz es una expresión de terror aún más fuerte que cualquier dictadura. Otro recurso que da lugar a una dispersión asociativa son las notas a pie de página diseminadas por todo el libro que subvierten la autoridad del cuerpo del texto. Casi todos los entrevistadores gringos relacionan este procedimiento con escritores como David Foster Wallace, aunque el mismo Díaz dice haberse inspirado en Texaco (1992) del martiniqueño Patrick Chamoiseau. Desde mi ‘enciclopedia latinoamericana’ más bien pensé en El beso de la mujer araña del argentino Manuel Puig que ya explotó el potencial subversivo de este sistema de anotación en 1976 para explicar teorías sobre la homosexualidad. Hasta podría remontarme a las notas que incorpora el compilador en Yo El Supremo del paraguayo Augusto Roa Bastos de 1975 o a las notas a pie de página en el cuento “Deutsches Requiem” de Borges de 1949. Estos pocos ejemplos ilustran el modo cambiante y no domesticable por parte de Díaz de posicionarse frente a múltiples cánones. Díaz se mueve entre diferentes culturas, áreas y lenguas como una ‘jiribilla’. Aunque todos nos desenvolvemos en un mundo sin fronteras cada vez más globalizado, opino que su condición de escritor caribeño propicia esta manera de practicar un canibalismo líquido. Rita De Maeseneer es caribeñista, Profesora de la Universidad de Amberes, Bélgica.
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¿Beneficio o maleficio?: Una literatura apellidada Gay en Puerto Rico Carlos Vásquez Cruz
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engo reservas serias con el concepto “literatura gay”. Precisamente como autor gay, divulgo mis sentimientos encontrados. Comprendo que, al acuñar dicho término, la comunidad homosexual procura visibilidad, representación, combatir el silenciamiento al que la hegemonía condena lo non grato (el poder también se reconoce como “amo de lo que calla y esclavo de lo que dice”). Echarle en cara a la sociedad la criminalización de sexualidades alternas, me parece legítimo. Sin embargo, en ocasiones, los reclamos se nos vuelcan en frente como concesiones traicioneras. Procurar inclusión social mientras se reduce la literatura a porciones acomodaticias, resulta paradójico. “Gay” se utiliza como pretexto para el abanderamiento. Igual sucede con “negra”, “femenina”, “latinoamericana”, “caribeña”, “puertorriqueña”. A la larga (y a la corta), tales términos describen a los escritores o la temática, no el arte. Pero la labor artística se fragmenta en parcelas donde cada cual rebusca un prado donde pastar; y pastan autores, académicos, libreros, editores, en un nicho económico para sobrevivir. En lo particular, reflexiono: ¿cuál es el límite de mis aspiraciones?, ¿contra quiénes quiero competir… aunque pierda? La “literatura gay” sube recientemente en Puerto Rico como oleaje, marullo, maremoto, según oscilen las aguas. A veces, funciona más como activismo que como lo que yo llamaría “literatura”. Creo que en este contexto, como modificador de nombre, “gay” tiene que subordinarse. El sustantivo, la sustancia, radica en “literatura”. Lo contrario se convierte en el problema. Muchos libros se difunden más por el tema que por la experimentación artística; más por una transgresión grandilocuente que por una propuesta real de pensamiento; más por el facilismo espectacular de la exposición pública que por el dificilísimo lenguaje alcanzado cuando la palabra supera el valor de sí. Proliferan “cuadernos” sin experimentos discursivos/recursivos, ni riesgos estéticos que tambaleen el statu quo. Por el contrario, se entregan el panfleto a la mano, la mala palabra (la palabra mal puesta) pasada por buena, y el aplauso gratuito. Hay ligereza de manos, dedos renuentes a tallar la página y prisa mortal por sumar títulos al currículum vítae. Los derrames de tinta se celebran como la víspera del fin del mundo. El público se convence de que la literatura “efervesce” en la sexualidad, no en el lenguaje. Pongamos los puntos sobre las jotas minúsculas: la literatura la hace la letra (littera): “el cuento aún es quien lo cuenta”. Aunque se produce tremenda literatura homo/lesboerótica/política en las postrimerías del siglo XX, Mayra
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Santos Febres proyecta este tema en nuestras letras a nivel internacional cuando inaugura el milenio con Sirena Selena vestida de pena, preludiada en 1998 por La patografía que Ángel Lozada publicara bajo el sello Planeta. Varios aficionados sienten que, por fin, el interés comercial avala la representación LGBT e incursionan en la “literatura gay”. Indudablemente, Mayra Santos abre la entrada por donde se cuelan sujetos; con ellos, se acentúa el concepto, y, con éste arriban ventajas y desventajas. Una de las ventajas que trae la “literatura gay” en la Isla, es la organización de autores. Esto lo ejemplifica Los otros cuerpos: antología de temática gay, lésbica y “queer” desde Puerto Rico y su diáspora. Puede considerarse Poesída como su antecedente más sólido, si notamos que muchos puertorriqueños que figuran en ella reaparecen en la siguiente. Contraria a Poesída, Los otros cuerpos abarca más géneros literarios y junta a autores consagrados con noveles. Además, debido a esta antología, surge una colección homóloga que agrupa y subdivide por géneros la literatura gay en la Editorial Tiempo Nuevo. La recepción dada a Los otros cuerpos desemboca— directa o indirectamente—en que Ángel Antonio Ruiz Laboy, uno de sus escritores, convoque a autores para crear el “Colectivo Literario Homoerótica”. En él se proveen talleres de escritura a los integrantes (punto a favor) y se realizan lecturas públicas periódicamente en las que se mide la calidad de las propuestas, puesto que la exposición se torna política y performativa. La Guía bibliográfica de ficción gay en español, tesis de Enrique Feliciano Díaz para el grado de Maestría en Ciencias y Tecnologías de la Información (UPR—Río Piedras), emerge en el 2008 como otra aportación invaluable. Refiere cuento y novela e incluye las traducciones disponibles de literatura publicada originalmente en inglés, francés y alemán. El hecho de que sólo registre narrativa escrita por hombres, limita su exclusividad. Sin embargo, inspira crear colecciones similares que exploren tanto otros géneros literarios como al resto de los escritores de la comunidad LGBT. La más reciente referencia obligatoria se titula Queer Ricans: Cultures and Sexualities in the Diaspora, donde Larry La Fountain-Stokes urde las voces “queer” puertorriqueñas más representativas hasta la primera mitad de esta década. Queer Ricans constituye un acercamiento académico a la producción homosexual y lesbiana de Puerto Rico, equivalente a lo que en materia de producción literaria protagoniza Los otros cuerpos. En 2010 surge Cachaperismos: poesía y narrativa lesboerótica, que alcanza niveles altos de escritura, pero de calidad muy disímil.
Una de las desventajas que arriba con la “literatura gay” en Puerto Rico, es la intolerancia ante propuestas consideradas invasivas u homofóbicas. Ejemplo de esto es el repudio general de gays/lesbianas hacia Opus Totus, antología en la que hombres heterosexuales asumen seudónimos femeninos y lugares lésbicos de enunciación. Alguna gente exigió que se la retirara de las librerías, contra lo cual me pronuncio. La Inquisición debe superarse. El arte debate inteligentemente, y el intelectual, artísticamente… Sin apasionamientos. En el artículo “La lucha LHBTT: de las identidades a las ciudadanías”, publicado en el semanario Claridad por Rubén Ríos Ávila, el crítico fundamenta con suma lucidez su opinión contra Opus Totus. La cataloga de paródica, pueril, rudimentaria, rencorosa, violenta. Incluso, concluye que “la redacción de estos poemas ha dejado a la Poesía y a la Literatura perfectamente intactas”. Considerar que se promueva comicidad o irrespeto hacia una sexualidad por la cual muchas mujeres han sido burladas, abusadas, asesinadas, me asusta. Sin embargo, como escritor, también produzco dolor para los otros, hormiguillos en el pequeño fondo, y exijo que se me respete. Esperemos qué decretan reloj y calendario cuando coloquen nuestros libros en su balanza y deliberen. Considero la escritura un ejercicio. El arte siempre admite su opuesto. Me parece una falsedad hiperbólica exigir espacios para disentir mientras fiscalizamos las contradicciones a nuestro desfavor. Privilegiar: 1) pseudónimos en homosexuales y negárselos a los heterosexuales; 2) disfraces masculinos para mujeres y prohibir los femeninos a los hombres; 3) la enunciación heterosexual en un gay, pero no su contrario, es—artísticamente hablando— pecado mortal. La discusión textual debe discurrir acerca de méritos o falencias a base de criterios literarios, los cuales, por supuesto, implican entramados ideológicos. Reafirmo: la literatura impacta el sexo, la raza, la sexualidad, la ideología… Pero ninguna de ellas, por sí, produce arte. Si así fuese, protestaríamos por Madame Bovary; alegaríamos que el vicio histórico le impidió a Flaubert construir un personaje femenino valioso, y declararíamos que el hombre está imposibilitado para (re)inventar a una mujer… Y viceversa. Agraciadamente, de imposibilidades se trata la ficción: “ficticia” y, al final de camino, “falsa”. ¿Mi resolución? No entrar al gueto. Recomendar “literatura”. Si he de apellidarla: “buena” primero, “puertorriqueña” después, adjetivos que les ganarán respeto a nuestras letras por un ratito más. Carlos Vásquez Cruz es escritor puertorriqueño residente en Nueva York.
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a identidad de una nación o conglomerado humano puede ser conformada y re-conformada continuamente de acuerdo a las maneras como sus poblaciones son representadas y tratadas en los sistemas culturales del país y del exterior. ¿Cómo va ocurriendo este proceso en la actualidad de las culturas nacionales en el Caribe? ¿Quiénes son los encargados de explicar, legitimar, mantener, imponer, o modificar tal identidad? Los Estados caribeños surgieron y crecieron sin que aún pudieran considerarse naciones consolidadas, pero en cada uno de ellos se formó un “discurso nacionalista” caracterizado por la valoración de ciertos rasgos de su origen étnico; por una noción de “ciudadanía” que excluía de derechos a una gran parte de la población; por un concepto ficticio de “unidad nacional” y por la formación de una “identidad cultural” para diferenciarse de otros pueblos, que no estuvo basada en el reconocimiento de la pluralidad ni en la integración de las manifestaciones de los distintos grupos sociales. A pesar de los cambios ocurridos en las últimas décadas en el Caribe, todavía persisten viejas “estrategias de etnicidad” que impactan en la formación del ser colectivo de la región. Entre ellas se encuentran la “etnicidad que se define hacia dentro” (como pasa en aquellos países que utilizan la homogenización cultural frente a la gran diversidad étnica que poseen) y la “etnicidad que se construye por oposición a lo de afuera”, es decir en contra de un enemigo externo. No obstante, resultado de la globalización se observa una pérdida de poder y de capacidad de legitimización de parte de los estamentos que antes dirigían estas estrategias para crear un imaginario colectivo nacional en cada país. La otrora gran influencia ejercida por el Estado (de corte represivo-militar), la familia, la iglesia y la escuela, se ha visto torpedeada por la saturación de informaciones y desinformaciones ofrecidas por medios mundiales de comunicación; por la proliferación mercantil de artículos transnacionales de consumo rápido; y por el fenómeno de las migraciones con la subsecuente creación de comunidades transnacionales. Por estas razones, García Canclini pregunta: “Y ahora: ¿quién nos va a contar el cuento de la identidad?” Hay quienes creen que este es el momento de impulsar “un nuevo proceso de construcción de lo nacional” en cada uno de nuestros países. Según Hugo Achécar, ya es posible de-construir el discurso oficial de la etnicidad que apoya el viejo proyecto de creación de un imaginario nacional. Siguiendo a este autor, hoy, tanto la memoria como la palabra y la nación, tienen muchos y diversos dueños provenientes de variados sectores socioculturales. Estas ideas que buscan la “participación plural” en la redefinición de las identidades han sido reforzadas por el documento de UNESCO “Nuestra Diversidad Creativa” donde se destacan las actuales tendencias que rechazan las exclusiones sociales y los desalojos culturales en pos de nuevas formas de convivencia democrática y el uso de la etnicidad como estrategia de cambio social. Un ejemplo de esta tendencia son los esfuerzos desplegados por intelectuales, profesores, artistas y animadores culturales de la diáspora dominicana quienes, en coordi-
y transculturales han determinado que las diásporas caribeñas estén teniendo una gran influencia en la “nueva definición del imaginario nacional” de sus respectivas naciones. El impacto de estas propuestas no sólo se limita al contexto de cada país, sino que también amplían el reconocimiento y la representación de sus sistemas culturales en el exterior. Estas ideas a favor de “nuevas formas de conciencia étnica, o de conciencia de grupo representativo de una nación”, han surgido principalmente entre intelectuales y artistas desde la diáspora porque las migraciones contemporáneas han causado: una proyección post-nacional; una expresión de las comunidades transnacionales; y que la noción misma de identidad se vea más dinámica y relacional. Así, en estos nuevos espacios regionales, cada conglomerado diaspórico se preocupa por tener conciencia de su propia identidad, buscando entender qué la distingue de las otras para entonces comprender que “su diferencia no es un impedimento”, sino que contribuye a la variedad del mundo tal como plantea Huezo Mixco. La politización de la diferencia cultural conlleva entonces a una estrategia grupal con miras a la representación de un determinado sector transnacional frente a otras culturas, naciones y comunidades. La integración de todas las tendencias multiculturales de una sociedad es considerada como el factor que facilita definir una perspectiva nacional-transnacional en el siglo XXI. Es más, desde principios de los años noventa, Anglade ya consideraba el nivel cultural como “una totalidad material, simbólica y espiritual que nos da poder de negociación en el mundo global”, coincidiendo con Torres-Saillant cuando señala que necesitamos “reconocer todas las diferencias, la diversidad de género, sexo, social, cultural y étnica para integrarlas todas en cada una de nuestras naciones con el fin de negociar en la sociedad global”. Movimientos similares se vislumbran en todos los países caribeños ya que las diásporas son componentes básicos de la etnicidad que se construye en un pueblo y son también “provincia transterritorial” capaz de colaborar con la proyección de su país en el resto del mundo debido a su carácter multicultural y plurilingüístico. Como decía hace treinta años el colega y hermano haitiano Georges Anglade, “cada diáspora asegura la trascendencia de su nación originaria... si eventualmente el país desaparece, siempre quedará su diáspora”. Esta profecía se cumple después del trágico terremoto de enero de 2010 en la que el mismo Anglade y su esposa quedaron sepultados para siempre en su tierra natal, pero sus hijas de la diáspora en Estados Unidos y Canadá siguen hoy trabajando solidariamente por la nación de sus progenitores que les sirve de referencia e identificación en el mundo.
La re-conformación de identidades culturales en el Caribe de hoy
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Rafael Emilio Yunén nación con algunos colegas que viven en República Dominicana, han planteado la posibilidad de construir “una nacionalidad sin desalojos”. Estas propuestas auspician el surgimiento de nuevas formas y estrategias culturales para “re-inventar y re-dirigir el discurso oficial dominicano sobre la identidad cultural y nacional”, según TorresSaillant, y para “pensar y construir una nueva idea de la nación dominicana en la que se dé cabida a todos los grupos y sectores de la población”, de acuerdo con Espinosa Miñoso. Planteamientos similares han surgido en otros estados caribeños donde se ha sentido la influencia de sus diásporas para denunciar las exclusiones del discurso nacionalista y para destacar la diversidad cultural, social y racial que les caracteriza. La marginalidad que sufrieron antes de emigrar, la historia de su desarraigo, la lucha por sobrevivir en el exterior y la convivencia en ambientes multiétnicos
Rafael Emilio Yunén, Director General del Centro León, Santiago, República Dominicana. Modificado con permiso del autor de un texto publicado en http://www.cielonaranja.com/ yunen3.htm
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Manolito y su Trabuco
José Luis Cortés ‘El Tosco’ y su NG La Banda
La M úsica C a r i b e ñ a frente a la globalización Raúl Fernández
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a región más sonora de América es el Caribe, y en la historia de la música continental una de las más altas notas la ha registrado el ser cotidiano, ese que cuida sus gallinas y su burrita, corta la caña, recoge el café, y seca el tabaco; que vende fritangas en las calles de Ponce, Puerto Plata o Cartagena; que se encuentra con su parentela en las vísperas de celebraciones y con la misma seriedad de un Vivaldi o un Beethoven alista su güícharo, maraca, tambor, cuatro, tres, cencerro, bongó y acordeón para cantarle al mundo un pregón de vendedor de tajadas de mango, cucuruchos de maní o de brisas del palmar, asimilando y sintetizando excelsas tradiciones melódicas y rítmicas amerindias, hispanas, africanas y europeas. Porque el Caribe, como el Mediterráneo en su tiempo, es paradero a donde llegan diversas influencias artísticas que son devueltas en forma de músicas singulares hechas por poetas callejeros. Nadie ha descrito ese paradero caribeño mejor que el profesor Roberto Hernández de la Universidad Central de Venezuela al afirmar, medio en broma pero muy serio que: “Lo del Caribe es una cultura superior, no pienso discutirlo y menos con personas de culturas inferiores. Al principio fue el Mediterráneo, el Mare Nostrum, donde confluyeron ubérrimos árabes, asiáticos, celtas, escitas, fenicios, germánicos, godos, helenos, iberios, judíos, ostrogodos, romanos, vándalos, vascos y visigodos. Ahora es el Mare Nostrum, el Caribe, con africanos, arauacos, aztecas, caribes y toda la gente del planeta que se nos adhirió, porque esto es mayor, porque ninguna raza es superior, porque todas se están mezclando en el magma único de la humanidad.” Músicas innumerables Las músicas singulares del Caribe son innumerables: vallenato, bomba, salsa, plena, merengue, kompa, cumbia, bachata, seis, champeta, reggae, reggaetón, rumba, calypso, son, mambo, timba. Y cada uno de estos géneros tiene múltiples variantes: seis chorreao y seis tumbao; merengue Cibaeño, y palo echao’; rumba colombiana y guaguancó; paseo vallenato y merengue vallenato. Recientemente, y bajo el embate de la globalización, corre el rumor de que nuestras músicas se encuentran en peligro, que se cierne sobre ellas la amenaza de disolución y desaparición resultado de la presión de sonidos extranjerizantes impulsados por las grandes corporaciones y las nuevas tecnologías. No comparto ese temor y quiero manifestar mi punto de vista con algunas observaciones sobre
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el general
los fenómenos timba en Cuba, y reggaetón en Puerto Rico y todo el Caribe hispanoparlante. La timba nace en Cuba hacia 1989 cuando el músico José Luis Cortés ‘El Tosco’ establece su NG La Banda y con ella graba una serie de números que le cambian la forma de bailar a los cubanos. En la timba entran elementos de funk, armonías del jazz, el rapeo del hip-hop; pero se cocina todo en un sofrito donde se saborea la rumba y el mambo, todo mezclado. La síntesis no es un producto extranjero sino netamente sonero, cubano, y por extensión caribeño. El mismo Tosco ha dicho que “el que no sabe tocar son no puede hacer otra cosa en la música cubana.” La timba es creada como nueva forma de interpretar y bailar la música cubana. Pongámosle atención a lo que dijo sobre el tema Celeste Mendoza, la reina del guaguancó: “la música cubana se entiende con los pies, primero hay que bailarla para después oírla. Escucha bien a la gente del Tosco, cuando suenan esos metales uno no sabe qué hacer con los pies, se van solos”. El reggaetón, por su parte, es una mezcla interesantísima que parece nacer por Panamá hace veintitantos años cuando El General empieza a juguetear con el reggae en español. Luego, el estilo se va aplatanando en Puerto Rico donde se sazona con dosis de rapeo y de bomba, hasta que estalla en los escenarios del Caribe hispano y en las comunidades latinas de Estados Unidos en la última década. El reggaetón es lo que baila la juventud al compás de Daddy Yankee, de Tego, de los muchachos de la Calle Trece, y de Manolito y su Trabuco en La Habana: timba y reggaetón van por el mismo rumbo. Este nuevo estilo ha recibido muchas críticas: que es un ritmo monótono derivado del rap y el reggae y que por tanto, deja de ser “nacional.” Y lo peor: que las letras son vulgares y simplonas y que se baila muy feo. Miremos rápidamente esta última crítica: las letras de las músicas bailables del Caribe siempre han sido acusadas de vulgares y simplonas por la gente “fizna”. Que nunca pudieron apreciar por qué al pueblo le gustaba bailar “El bombón de Elena,” o “Cuidadito Compay Gallo,” o “El bodeguero.” En su momento el son, la plena, el merengue y la salsa recibieron esas apreciaciones. Los criticones no se dan cuenta que la letra de esta música por necesidad debe ser pícara, atrevida, corriente, de la carne, del carnaval, porque es música de vacilón, juma, diversión, y jodedera. Es música para los pies y las caderas del pueblo que suda y trabaja, no para los cerebros de intelectuales trasnochados. En ese sentido, el reggaetón forma parte de una tradición, y no es mejor ni peor que sus antepasados musicales.
¿Se baila feo? Baste decir que lo mismo se escribió en su momento de la danza, el son, y el mambo. Lo más lindo del reggaetón es su ritmo, por eso le gusta tanto a la juventud. Y lejos de ser extranjero basta escucharlo para darse cuenta que es casi idéntico a lo que se bailó en todo el Caribe por más de un siglo: el ritmo de la danza boricua y la contradanza cubiche. Un ritmo simple, sí, pero pegajoso y que se “entiende con los pies.” No olvidemos por favor que nuestras danzas y contradanzas, tan nacionales, fueron en su época versiones criollas de tonos venidos de afuera. Como la música une a pueblos de diferentes idiomas y tradiciones, ha sido durante mucho tiempo un producto que ha trascendido límites geográficos y fronteras culturales. Esto es particularmente válido en el caso de la música popular caribeña, un producto de exportación deleitable y sumamente influyente, con vocación internacional. El Caribe ha estado expuesto a través de los últimos dos siglos a la importación de toda forma de música conocida por la humanidad, hecho que ha sido acogido con agrado por los músicos locales ansiosos de desarrollar su arte e innovar sus tradiciones. Además, la radio y la televisión avanzaron en el Caribe con más rapidez que en cualquier otra zona de América Latina y que el florecimiento de la música durante casi los primeros dos tercios de este siglo tuvo el impulso de los imperativos del mercado de compañías fonográficas grandes y pequeñas. El impacto de elementos extranjeros, sean comerciales o no, a través de medios electrónicos en casi cien años no ha conducido a la disolución de las formas nacionales. El sabor estético que prospera al mezclar formas nuevas y viejas, condujo al enriquecimiento y popularidad cada vez mayores de la música caribeña. A mi juicio, son muy exageradas las noticias referentes a la desaparición del aspecto musical de lo caribeño bajo el impacto de la música y culturas propias de la globalización; un eufemismo para denominar el sonido de las grandes corporaciones producido masivamente en los Estados Unidos. Parafraseando al musicólogo cubano Radamés Giro, la estética del sabor de los músicos caribeños ha sido ‘una fuerza capaz de absorber todo lo que toma en préstamo’. Lo ha hecho así en el pasado, y toda razón y evidencia indican que continuará haciéndolo en el futuro. Raúl Fernández es profesor de Chicano Latino Studies y Social Sciences en la Universidad de California-Irvine.
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Jaleos y denuncias por: Stanislaw Jaroszek Si es un misterio porque el ser humano narra, el que un individuo decida narrar por escrito, y además en una lengua que aprendió de adulto, es un doble misterio. Stanislaw escribe para entrar en diálogo con los hispanoparlantes de Chicago. - Paul A. Schoeder Rodríguez Precio: US$14 1a. edición (Abril 2010) En español ISBN: 978-098000424-3
En la 18 a la 1 por: Escritores de Contratiempo en Chicago Este libro es, además de antología, una muestra, y también un repertorio: selecciona lo más representativo de cada autor, muestra la diversidad de su talento, y documenta el estado de la literatura hispánica en su estancia en Chicago. - Julio Ortega Precio US$14.99 1a. edición (Septiembre 2010) En español ISBN: 978-09800042-5-0
ventas: info@revistacontratiempo.com marzo 2011
Palabra Caribe
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a historia es conocida: un marinero genovés parte de Palos de Moguer financiado por una corona en decadencia; esta flota con rumbo errado da a parar a playas desconocidas para el mundo establecido. El despiste se convierte en exploración formal y la casualidad, pica y se extiende. Extranjero y nativo se confrontan y esta confusión da origen a una rica multiplicidad cultural. Con el proceso del coloniaje, afinidades y diferencias se destilan hasta conformar un sensorio de pertenencia y desarraigo. Lo caribeño es un conflicto que no se resuelve. El presente Deshoras agrupa unas voces muy particulares que ilustran el tono y color de un Caribe presente. Vive en estos textos la voz de un archipiélago que desde su descubrimiento ha sido narrado desde una aleación entre lo lírico, lo místico y lo terrible: para ejemplarizar bastaría con nombrar a Las Casas o citar el Sermón de Adviento. Esta voz, se reúne con la narración de un ser que ha salido del cerco de sal, sea como ilegal, refugiado o (auto)exiliado [el caribeño viaja poco por placer.] El olor de lo caribe ha dejado de ser maravilloso para sumarse a una narración de la América asediada. Con el cuento El fantasma de los otros, el escritor y periodista Amir Valle (Cuba, 1967) destaca la terrible mordida de la precariedad en el sistema nuclear, constituido por la familia dentro del estado socialista. Para Valle, quien reside en Berlín, la cuestión de inmigrante implica además un desplazarse dentro de campos de elección: la frustración es tanta para el “gusano” o para el que se queda en el batey. Nelson Ricart-Guerrero (Santo Domingo, 1953), refleja tanto en la abstracción de su plástica como en su escritura, la desobediencia artística hacia la imagen del dictador. La literatura testimonial es uno de los rasgos más representativos en el quehacer dominicano. La intención de Ricart-Guerrero es escribir(se) desde la propuesta del deseante. Su interés por el cuerpo alterno rescata lo adánico de los
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primeros relatos en donde vivía la pulsión de escribir lo nuevo, lo nunca visto: el paraíso que prometían los evangelios y las tradiciones orales. Ariadna Vázquez Germán, también dominicana, traduce la tranquilidad del que desespera. El estilo calmo de sus versos, los espacios entre los mismos, proveen la sensación de lo que flota a la deriva. Esto no es fortuito. Insularismo, el clásico del puertorriqueño Antonio S. Pedreira establece la idea de lo insular como lo no anclado, una isla al garete. Si rasgo de lo caribeño es la singularidad, Puerto Rico no es excepción. El tema del Borinquen Colonia USA es el punto de partida para una serie de (re)lecturas alternas sobre el isleño puro y el de tierra firme, ambos doblemente sufridos. La poesía de Juana Georgen (Puerto Rico) lidia entre la relación sexo y goce; política y muerte, estadíos muy visitados por la pugna entre el nacionalismo de la añoranza. Jorge García de la Fe (Cuba) destaca en su poesía apego y amor al lenguaje. Desde la fidelidad al español, compone un muestrario de las bellezas encontradas en su nuevo territorio, el lugar de afuera, y lo amalgama con el recuerdo de la isla. El resultado es una isla intermedia; el tenue murmullo que proponía Lezama al describir una banda china entre la multitud y la nada. Como escritor, García de la Fe se cuestiona constantemente su estado de identidad, primero para sí y luego para lo general. Su manera de decir Yo no es una certeza, es un pronunciamiento. Om Ulloa (Cuba) retoma las formas básicas de la lengua impuesta por el maridaje histórico, para destacar la riqueza de la mezcla. Los prosemas de Ulloa son (sub)verisionistas. Aferrados a lo básico muestran la bondad de lo impuro, de la contaminación entre lo castizo y lo nativo, lo criollo y lo posmoderno. Aquí se retrata literalmente el corpus más allá de lo metafísico. Y armada de una oralidad a ritmo de alfabeto, Ulloa demuestra que Caribe no se escribe para afuera, sino para bien adentro.
Todas las imágenes que ilustran el deshoras pertenecen a la exhibición La vida sobre papel de Judithe Hernández
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Amir Valle (Cuba)
Nelson Ricart-Guerrero (República Dominicana)
El fantasma de los otros Mi padre, desde la mesa y sin levantar la cabeza del plato, dijo: “mañana no estaré cuando lleguen”. Hubo aún más silencio. Frío. Suset clavó aún más los ojos en su plato y Mamá, otra vez, dejó escapar una de sus lágrimas. La vi caer en el plato de sopa que nos tocaba como único alimento esa noche y hacer ondas en el líquido. — No quiero llantenes, ¿queda claro? – soltó mi padre, mirándola de lado con sus ojos siempre fieros y la cuchara, llena de sopa, detenida a escasos centímetros de su boca. Vi la cabeza de ella moverse y cómo aplastó con el dorso de la mano una lágrima, brillante, que había comenzado a nacer allá dentro, en el fondo de sus ojos azules. — Que vengan y se vayan – volvió a soltar mi padre, casi como un graznido. Los otros debían regresar del mismo modo en que se fueron: cayendo la noche, intentando hacer el menor de los ruidos. Si los descubrían, cuando se fueron, irían a parar a una mazmorra donde se pudrirían. Si ahora los descubrían, en este regreso también furtivo, “la vergüenza caería sobre toda la familia”, había dicho mi padre. Llegarían de noche. — Cuando hables con ellos, les dices que tienen que venir de noche, que no quiero nada de esos estruendos que arman los que vienen de allá, que se tienen que ir antes de que la gente del pueblo se levante, y que yo no quiero verlos – fue el gruñido de mi padre esa noche, después de que mi madre anunciara: -- Vienen a fin de mes. Mi madre no dijo “los otros”, como siempre hace mi padre. Ella dice “llamaron”, “mandaron carta con fulana”, y ya nosotros sabemos que se refiere a esos que vimos partir cuando mi hermana y yo éramos unos vejigos mocosos. Ahora vamos a la escuela. Ya somos “responsables”, otra palabrita que suelta mucho mi padre cuando protestamos por algo. — Si se comen el pedazo de pan que les toca en la mañana, no tendrán nada que comer cuando regresen de la escuela con esa hambre que traen – dijo Mamá. Mi padre nos heló con su mirada helada. — Ya ustedes son grandes – dijo —. Deben ser responsables y saber que esto es lo que hay. Quejarse es de flojos. Jamás volvimos a protestar. No queríamos irnos lejos de Mamá, como tuvieron que hacer un día los otros. — ¡Llegaron, Manuel, llegaron! –gritó ella desde el patio una noche, atravesándolo como un fantasma y entrando a la carrera en la cocina. Mi padre levantó la cabeza del periódico. Lo hizo con una velocidad rara en él y puedo jurar que vi un brillo, también raro, como de esperanza, en el fondo de sus ojos. — Manuelito y Mónica llegaron vivos, viejo – dijo mi madre, llorando --. La balsa se les hundió en el mar pero los recogió la marina yanqui... — ¿De dónde sabes eso? – soltó mi padre, otra vez su mirada helada. — Eulalia lo escuchó en la radio… – masculló, tímida, mi madre. — En la radio de los gusanos esos que atacan al gobierno, ¿no?
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Mi madre asintió y bajó los ojos al piso de tierra de la cocina, segura del vendaval que mi padre le soltaría. Para no dejar de hacer lo de siempre, comenzó a temblar. — No quiero que en esta casa se vuelva a mencionar a esos, ¿les queda claro a todos? – graznó mi padre. — Esos se fueron a lamerle las botas a nuestros enemigos – siguió diciendo, rabioso —. Y si ahora el gobierno los deja regresar es una debilidad política que no comparto, ¿te queda claro, mujer? Por eso no quiero verlos, y si los dejo venir aquí es por ti, pero de noche, y que nadie los vea. Ya bastante vergüenza tuve cuando se largaron. Cuando terminamos de tomar la sopa, nos fuimos a la cama. Era la época del frío y mi hermana y yo nos acurrucamos en la única cama de nuestro cuarto, apretándonos el uno contra el otro, buscando que no se nos salieran los pies por los huecos que tenía nuestra también única sábana, como cada noche pidiéndole a Dios que mi padre cobrara un poco más de dinero y decidiera darle a mi madre para que nos comprara la sábana nueva que tanto ella nos había prometido. Me había quedado dormido pero, también como cada noche, la vejiga se me llenó y me desperté con deseos de orinar. Me fui a la cocina para salir al patio. Jamás he tenido valor de atravesarlo entre las sombras para llegar hasta la letrina que mi padre hizo en una esquina, a unos cincuenta metros de la casa. Fue entonces cuando vi la puerta de la cocina abierta. Y aquella luz. Y me asombré. ¿Qué hace la luz de la carpintería prendida de madrugada? Me acerqué caminando. Era mi padre. Pude verlo por los huecos que él mismo dejó entre las maderas de la pared, para que el aire refrescara la carpintería en las tardes calurosas. Estaba sentado y miraba unas fotos. Y lloraba. Acariciando aquellos pedazos de cartulina con una ternura que jamás le había visto. Quedé mudo. Una de las fotos resbaló de sus manos y fue a caer en la tierra. Pude mirarla. Mi padre también la miró, sus ojos tristes perdidos en aquellas figuras. En la foto, convertidos ya en un hombrón y una mujerona, hermosos, recostados a una casa que parecía salida de un cuento de hadas, con un arbolito de navidad de esos que sólo he visto en algunas películas de la tele, los otros, es decir, mis hermanos, nos miraban.
Naufragios En la pequeña muerte que a veces compartimos cuando no somos más que uno Los ayes sincopados son las palabras náufragas del deseo
Cuerpo en cruz (fotografía) Cuando miro ese cuerpo tuyo estallido de carnes rendibú que engalana halagando memorias y deseos despelote trémulo sobre sábanas blancas puente entre lechos gemelos convertidos en uno que te anida con esos gritos de dolores antiguos que son también voces de goce Cuando miro ese cuerpo tuyo nubecillas de lujuria envuelven la geografía del mío sensaciones de antaño, antañadas Mi sexo es un pilar danzante que se deja llevar por un rumor de sangre y de latidos De la imagen de tu cuerpo emanan melodías carnavales licenciosos, esplendores exquisitos olores dulces de flores de retama En esa fotografía de tu cuerpo seres intermedios se confrontan convirtiéndote en campo de luchas, lugar de lides terreno de contiendas del que emanan polvillos brillantes como efluvios embriagantes con olores de alcoba Esa imagen de tu cuerpo en cruz evoca redención y placeres sudorosos Imagino al mirarte, manantiales brotando por mi piel, alfaguaras que acompañan el goce No me ahogo en mis aguas Simplemente te miro y me olvido de Dios
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Ariadna Vásquez (República Dominicana) De El libro de los solos Se llora por esto La fábula se quedó apestándonos la boca. El canto del dormido. El merodear de un murmullo cansado, siempre adelante del lenguaje, siempre detrás de la palabra. Por ese zumbar fatídico se llora. Por ese rugido envuelto en la lengua, uno se queja por eso. Así es como el poema zumba con su culpa en la espalda. No se puede escribir sin sentirse inútilmente tonto. Ese zumbido profana el hogar. Ya no es el tedio o la añoranza ¿para qué? No hay manera de gritar y que tiemble afuera. Aunque afuera se esté adentro, aunque adentro sea afuera. Se orina triste por eso. Se lleva un pueblo seco en la garganta, un canto mutilado, viejo; un hogar con lumbre y los piojos. El zumbar de los piojos también por lo mismo de lo perdido. Pero la culpa no es el del ruido. A veces, pocas veces, sobre la casa sin techo del dormido, el murmullo despierta y es otro su abismo. Deletrea lo que los cuerpos traen; esa fiebre de los huesos, el pudor de hombre que no sabe morirse, un gemir sentado del ombligo. Esas ganas de estrangular la palabra, de mojar un poco la casa. Un querer decir el mundo aunque sea con navajas.
murderous secrets
el desesperado El desesperado va hacia su deseo. Hace la noche con sus ojos y toma, desnudo, el sendero de las ortigas. El fuego oprime sus piernas. Ciego, reconociendo la naturaleza de las hierbas por el roce, huye a su encuentro con el grito. No lleva palabra alguna en su pecho. Por un instante, el desesperado posee al grito. Luego el grito permanece sombreando nuevas palabras. El rostro del grito es el desierto. Sus manos son las manos del hongo envenenado. Mirar el grito es decirlo. Ante su encuentro, no se puede no decir el grito. El decir es la casa del desesperado. Allí no existe el desencuentro. Allí se esparce el limbo. Un lugar donde lo encontrado es inasible al cuerpo. Sólo con la palabra uno se acerca. El desesperado tiene urgencia por nombrar lo hallado. Todos hemos sentido su impulso en las venas, cuando hemos despertado en la madrugada, sofocados, con miedo… espanto. El desesperado nos ha tocado la puerta en los sueños. Esto sé. El camino no tiene palabras hasta que llega el grito. Al grito se asiste desnudo, sin saber qué se busca, más que una sed amarrada al pecho. El desesperado huye hacia su destino, fatal, violento, sin reconocer el rastro que va dejando atrás. No volverá a recorrerlo. El desesperado toma el camino bosque adentro, hacia las hojas secas, hacia el lenguaje deshabitado. ¿Hombre, cómo puedes tú dormir en calma? Ninguno de nosotros camina hacia su deseo. Nadie en este pueblo come con quien quiere comer, duerme con ése que sueña dormir, habla con quien hablar fluye y acomoda. Aquí, la vida deviene en un suspiro constante por la añoranza. Ninguno de nosotros ha creído en ser feliz. Aunque sea sólo para llegar al grito y morir a su encuentro. Nadie está demasiado desesperado. Es ésta la peor falta. En la calma no se encuentra la voz, el lugar, la casa, la poesía. La poesía invade al desesperado. Lo toma. Lo esclaviza. Lo libera Tras el decir del grito, el desesperado se aleja a otros espejos. Ninguno lo refleja. Sólo la poesía irrumpe su cuerpo orinado. Explota su corazón sangriento. Gimiendo de música y delirio; hace arder su fiebre con el gesto de Dios al iluminar el primer día.
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Adam & Eve Series: The Fall From Grace
La vida sobre papel, una exposición de Judithe Hernández Ana Rechtman “El valor de una sociedad depende de la forma en que ésta trata a sus mujeres” Albert Camus
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Mexico Series: México ¡Sálvate!
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rimera imagen: cinco rostros femeninos colocados en la cúspide de los postes de una reja negra hecha con alambre de púas, ante la cual nosotros, espectadores, no podemos más que estremecernos. El nombre de esta instalación es “Juárez Tzompantli”. Tzompantli es el nombre de los muros donde los aztecas exhibían las cabezas de los que eran sacrificados a los dioses. ¿Pero cuál es la relación entre los feminicidios de Juárez, la frontera y los Tzomplantlis? Judithe Hernández explica: aquellos hombres que eran sacrificados y las mujeres que día a día son asesinadas en Juárez, “todos eran jóvenes, todos carecían de influencias sociales o políticas, y todos han sido el precio que la sociedad ha decidido pagar para proteger su status quo”. Segunda imagen: el rostro del centro tiene unos cuernos de venado plateados, la artista nos invita a interpretarlos y sugiere posibles significados “inocencia, mito, resistencia, belleza, fuerza, vulnerabilidad, pureza”. La vida sobre papel presenta la instalación “Juárez Tzompantli”, acompañada de pinturas realizadas con pasteles, obras que pertenecen a cuatro series de trabajos: Juárez, Luchadora, México, Adán y Eva. La mujer siempre presente en las cuatro series: la mujer como víctima de violencia, sangrante, la mujer con máscara de luchadora,
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Mexico Series: La Virgen de la Oscuridad
la mujer con cuernos de venado, la mujer con una trenza larga en su espalda. En la serie Juárez un fondo azul profundo recuerda el cielo del desierto, sin humedad, puro y límpido. En el centro de los cuadros un retrato de la tragedia que es parte de la historia reciente de México y a la que el gobierno de ese país ha decidido darle la espalda. Aparece, una vez más, la cultura prehispánica esta vez en forma de Coyolxauhqui, diosa de la luna, que fue descuartizada por su hermano. El cuadro de Judithe Hernández retrata a la diosa descuartizada, con ese fondo azul tan lejano del rojo grana del monolito azteca. A este rojo Judithe Hernández le designa la representación de la sangre, que no emana de las heridas, pero de los ojos de la hermosa diosa. Al terminar Juárez están las Luchadoras representando, tal vez, la fuerza de la mujer. Las luchadoras enmascaradas, que a pesar de su fuerza, no son inmunes a la violencia. En el cuadro titulado “El Festival del Sacrificio”, Judithe Hernández representa a la luchadora de espaldas, desnuda (salvo por su máscara), atravesada por un palo. Luces, que hacen pensar en los castillos de fuegos artificiales mexicanos, la rodean. En los cuatro cuadros que componen la serie México un elemento más aparece: las camisas de flores, las
camisas de “Juchitán de las mujeres”. Las mujeres de Juchitán han sido siempre admiradas por su fuerza, por el matriarcado que ahí prevalece. A pesar de representar a estas mujeres de fortaleza indudable, las máscaras y la sangre no han desaparecido de los cuadros. Últimas imágenes: Adám y Eva. El hombre, presente implícitamente en el resto de la exposición, aparece por la primera vez retratado. Sin ocultar la violencia, sorprende la seducción y ternura reflejada en algunos de estos cuadros. Tal vez, por primera vez, en la obra de la artista se hace explícíta la culpabilidad del género masculino en esta violencia tantas veces presentada y tantas veces aceptada socialmente. En 2008 Judithe Hernández, quien visitaba Ciudad Juárez desde su niñez, decidió utilizar su arte para despertar conciencia sobre la tragedia que ha costado la vida a cientos de mujeres. Cuántas obras más se necesitan para que cambiemos el destino de tantas mujeres en Juárez, pero también en nuestras ciudades. La vida sobre papel es una exposición del Museo Nacional de Arte Mexicano que estará abierta hasta el 1 de mayo. Más información en el Museo (1852 W. 19th Street, en Pilsen) y en el teléfono (312) 738-1503. Ana Rechtman, mexicana, es miembro del Consejo Editorial de contratiempo
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Juana Iris Goergen (Puerto Rico) La ley de la mordaza
Eros y Tánatos
A los once patriotas liberados a condición de que nunca más tengan contacto: Alejandrina Torres, Alberto Rodríguez, Edwin Cortés, Ricardo Jiménez, Luis Rosa, Elizam Escobar, Dylcia Pagán, Ida Luz Rodríguez, Alicia Rodríguez, Carmen Valentín y Adolfo Matos y a los patriotas que aún no lo han sido.
Ser neurona y no tener reemplazo. Un ángel en la sombra un lémur de ojos claros un cuervo, una tarántula un ciervo que suspira en tus rodillas mientras la flama baila y el vestido se cae mis labios son tatuaje en tu entrepierna.
Cuando ya se pensaba que dormían Cuando ya se pensaba que al despertar Una rosa azul llenaba sus manos Su recuerdo se hizo ancho como NABUCODONOSOR en una noche de vigilia y yo quiero escuchar su gran silencio alimenticio su voz muerta como el latín convertido en medicina y aunque deba dejar sus rostros para luego voy a buscar el color de la herida detenida en sus uñas -ahora tienen la apertura de universalidad propia de los eclipsespor eso hay que recuperar sus miradas firmes de mariposa en el ojo del huracán y llorar por supuesto de otra forma cuando la sangre ya toma rostro y conciencia de que vimos una vez su vuelo de paloma en incendio dejando tibia la piel para asirse de sus nombres y arrancar la mordaza que impide sus palabras palabras importantes como decir Colonia Libertad Patria y Amigos y aunque tal vez pensarán que después del después todo se acaba yo hecha millones he guardado sus nombres, sus rostros, sus palabras palabras importantes como decir Colonia Libertad Patria y Amigos en un tachito con raíces de Ceiba y Tabonuco que será de mis hijos que será de los hijos de los hijos de mis hijos que harán la lectura de su desnudez de su silencio alimenticio y en la palabra no dicha y él con tacto -declarado inconstitucional por el gobierno de los Estados Unidosse entenderá lo que es el colmo de la comunicación entre Boricuas.
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Y está lo mío en mí. Ser neurona y no tener reemplazo. Un cisne cantando los impulsos de la piel en el aliento de mis piernas un puente para cruzar la luz un punto para salvar la piel a flor del grito un látigo de espuma en el delirio una lengua en el centro de todo lo que existe se llena de mujer mientras se agrieta la nitidez del fuego en el límpido corazón de mi universo. Y está lo tuyo en ti. Y podemos morir beso por beso.
Adam & Eve Series: The Birth of Adam
marzo 2011
Jorge García (Cuba) Ínsula
Mientras me ducho
Se evapora una isla, cada vez es más tímido el horizonte en su cintura. Las frutales visiones de que me alimentaba pudren a lo lejos. Este lago nunca podrá ser el mar: el mar será siempre el mar, y punto. No hay regreso: el trópico es un bolero insensible a los arrepentidos. Allí arden humeantes naos que emborronan la bitácora de los abrazos; Por estos predios vagan gélidos soles, envenenando cerebelos de palomas. Aquí el otoño exhibe un norte asquerosamente anaranjado; obnubilan otros grises fantasmagóricos al turquesa caribeño que traigo incrustado en la retina. Y mi paisaje escapa cual raudos postes de teléfono hacia las fauces de la negra larva subconsciente Verde amasijo de palmeras remonta el vuelo, se transparenta en un cuadro de Carlos Enríquez. ¿Cómo va a sobrevivir mi colibrí la náusea de tanta extensión territorial? Esta inconmovilidad me hace adusto, al punto que me desconozco. Se evapora una isla; el espectro que la envuelve en huracanes va derritiéndose como relojes de Dalí. Mientras, sigo obstinado, encubriendo los estragos del olvido. Una ínsula irreal, intangible, innombrable, levita en el éter de la desmemoria.
Eres la blanca bóveda en la que desnudo al tipo que creo ser. Me incitas a desmentir la fábula que urdo para creerme que he vivido. Tus interrogantes tienen una bala adicional; nunca estoy a salvo de la ruleta. ¿Qué te importa descubrirme suicidado entre el que no fui y el que jamás seré? Me ducho, dejo que el agua tibia fluya por este féretro de carne que no está seguro de encontrar un alma a quien vender su tristeza. Chicago va colando sus gélidas lenguas por las rendijas de todas mis incertidumbres para advertirme que el tiempo duele justamente en la costura de los recuerdos. Ahora tengo la sensación de ser de ningún lugar: paria vomitado por los huracanes del Caribe a la inhospitud de una mole de concreto por cuyos alcantarillados fluyen las exudaciones de tanta vanidad. Entonces, me reconozco en esa muchedumbre de seres que creen saber para qué viven, adónde van cuando se levantan en las mañanas. Veo que se come, se bebe, se trabaja, se fornica, se ríe. Me sumo a las imitaciones, porque para respirar se necesitan papeles verdes que huelen a ingratitud. A fin de cuentas, ¿por qué te hago tantas confidencias?, si no eres más que la blanca bóveda en la que desnudo a ése que creo ser. Mientras tanto, dejo que el agua tibia fluya por este féretro de carne que no está seguro de encontrar un alma a quien vender su tristeza. Me ducho.
The Weight Silence Series
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the trophy
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marzo 2011
FOTO: LORENA ALCARAZ MINOR
tiempoextra
El Gallo: Ópera para actores Tanya Victoria
E
difícil porque Paul ya se había ido de México, no obstante había que hacerlo. Esta es una ópera para actores, no para cantantes, Paul la escribió para cada una de las capacidades de los actores. El Gallo une varias nacionalidades.
CT: ¿Cómo nace la compañía Ciertos Habitantes? CVK: Nace en el 97; al principio era un proyecto de jóvenes quienes buscaban un espacio, después de dos proyectos nos dimos cuenta que ya éramos una compañía. Hay mucha voluntad de la gente, proyectos que uno hace y comparte. Tenemos un trabajo muy comprometido, y esto a largo plazo tiene su resultado. Es una inversión, una intención con esfuerzo, talento y convocatoria. De tal manera que hacemos procesos que duran un año, luego una temporada de 50 o 100 funciones en la Ciudad de México y luego giras nacionales e internacionales, es el sistema que hemos encontrado nosotros.
CT: Entonces, ¿la herramienta de comunicación es inventada? CVK: Es un idioma inventado pero tiene significado, lo que dicen es codificado como todo en la música, pero sí están diciendo algo, aunque no lo entendamos, pero no tiene importancia porque la trama es muy sencilla. El público asiste a las audiciones, después ve los resultados de esos seis ensayos. Estoy muy agradecido con los actores porque se ponen a disposición del público, fue un proceso intenso de investigación. Trabajamos con asesores creativos, mediante la danza japonesa Butoh y con Daniel Prieto, que hace terapia a través de la música. La obra tiene muchas facetas, comedia, introspección profundidad, emoción. Pasa por muchos estados, menos el del aburrimiento. La gente que puede tener miedo al teatro o la opera, aquí puede perderlo.
n menos de hora y media, la compañía de teatro Ciertos Habitantes lleva al espectador, con su puesta en escena El Gallo, hacía una búsqueda interna, mediante un lenguaje inventado. La trama parece sencilla: un director y seis actores que enfrentan sus anhelos y egos. El público tendrá momentos de humor y sobre todo una obra de innovación. La filosofía de trabajo de la compañía es el cambio; así nos lo explica el director Claudio Valdés Kuri durante una entrevista donde la pasión que siente por el teatro se desborda en cada palabra:
CT: En El Gallo, la gran protagonista es la música, que corre a cargo de Paul Barker, ¿Cómo se dieron los elementos para trabajar juntos? CVK: Paul vivió en México varios años, en varias ocasiones se acercó a mí con óperas que había compuesto. Para El Gallo, le pedí una ópera que empezara de cero, así lo hizo. La trama que quedó es un proceso artístico. El paso que nos tocaba era un lenguaje más parecido a lo universal. No existe uno, ni aunque sea musical. Se juntó la investigación de Paul con el momento histórico de la compañía, de esa necesidad del lenguaje y nos llegó en el momento más
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CT: ¿De donde son los actores? CVK: De Japón, Irán, la isla Guadalupe y México. Una compañía y una diversidad curiosa de idiomas, de acercamientos musicales, que lo hace más interesante.
CT: ¿Por qué El Gallo en Chicago? CVK: Ahora empieza a cacaraquear por el mundo. Le tengo mucho cariño a la ciudad. Es nuestra tercera vez en Chicago. El Gallo se estrenó hace dos años en la Ciudad de México, el estreno europeo fue en Cádiz y ahora me da mucho gusto estrenarla en Chicago, en el Museo de Arte Contemporáneo. Habrá seis actores, dos cuartetos de cuerda, además los músicos son locales y eso enriquece puesto que convocarán a su propia audiencia.
CT: Como dramaturgo y director, ¿cuál es tu finalidad con esta obra en específico? CVK: Un entrelace entre el teatro y la ópera; siempre hay motivaciones personales, en este sentido seguir el anhelo musical de los actores, mostrar el proceso que ocurre. La confrontación, las situaciones que se dan en la obra se dan en todos lados. Cuando estás en la búsqueda de algo muy concreto, incluso lo más noble, se te niega la oportunidad de ver el presente inmediato, y eso es lo único que tenemos. El director en El Gallo, no es capaz de ver las cualidades de los demás, sólo alcanza a ver que la gente que lo rodea no tiene lo que necesita. El presente queda anulado, es parte de nuestro drama humano cotidiano. CT: ¿Cómo ha recibido el público al Gallo? CVK: Desconcertados, en el mejor sentido de la palabra. El arte requiere novedad. Cada sociedad responde de manera distinta. Estoy seguro que en Estados Unidos, sobre todo en Chicago, va a funcionar; las audiciones son cotidianas, se conoce bien el mundo de la música… CT: ¿Cuál es tu consejo para quienes quieren hacer teatro? CVK: El teatro es muy noble, lo puedes hacer en casa. Él que quiere hacerlo, simplemente que lo haga. Siempre se encuentran a los iguales que lo quieran hacer. No depende más que de voluntad. Para más información, Teatro de Ciertos Habitantes con el MAVerick Ensemble, presenta El Gallo: ópera para actores, del 27 de abril al 1 de mayo, en el Museo de Arte Contemporáneo (220 East Chicago Avenue, Chicago, IL; (312) 280-2660, o http://www.mcachicago.org/performances/perf_detail.php?id=614 ). Tanya Victoria, mexicana, reside en Oak Park
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tiempoextra Fotos: Amor Montes de Oca
De hecho, el guitarrista, Perico de La Paula, es conocido también como Juan Pedro López Godoy, autor cuya investigación cuidadosa del flamenco extremeño está recopilada en el libro considerado el más importante sobre los cantos extremeños. En éste da amplias muestras de dos de los palos clásicos de la región que también nos cantó el Cano – los jaleos y los tangos extremeños - palos autóctonos que son seña de identidad regional, cantados por las familias gitanas del sur extremeño. Indica López Godoy que el jaleo, que nació con el rito y fiesta que acompaña a la boda de los gitanos, en su versión extremeña, se caracteriza por una manera muy marcada de alargar los finales de sílaba y de modular la cadencia. Por otro lado, el tango extremeño se diferencia de otros por su variedad de melismas (la técnica de cambiar la altura de una sílaba musical mientras es cantada), su cadencia lenta, y el cambio de ritmo final. Estos cantos gitanos y festeros se iban creando en el momento de ser transmitida la melodía. En esos tiempos en que no existían las grabadoras, la única forma de escuchar y aprender un cante era yendo a donde había un festival. El que escuchaba, al día siguiente, intentaba repetir el mismo cante, pero realmente nunca le salía igual. Al mismo tiempo, el habla extremeña les iba imprimiendo ciertas características a sus palos; el día de hoy ya llevan incorporadas las diferentes maneras en las que el compás se fue formando y deformando según el deje propio del habla de la región. Llegó el duende El grito de su canto pone un acento circunflejo sobre el corazón de los que le han oído Federico García Lorca José moreno “El Cano”
Flamencos en Chicago: Festival de Flamenco 2011 Catalina María Johnson
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l nacimiento del arte del flamenco, documentado por primera vez en la literatura en 1774, es un parto sumamente controvertido. Se han escrito enciclopedias sobre el tema, sin arribarse a una conclusión definitiva. La tesis más popular es que a partir de su llegada en el siglo XV, en los próximos siglos los gitanos forjaron un amalgama musical de las influencias del folclore andaluz y otras diversas influencias bizantinas, judías y árabe/moriscas que encontraron con las melodías y ritmos que habían recogido en su peregrinar desde la India hasta Andalucía. Pero las polémicas sobre el flamenco no terminan en sus orígenes. A fines del año pasado, la UNESCO designó al flamenco patrimonio intangible de la humanidad. Poco después, causaron cierto furor comentarios al respecto del rector de la Universidad Internacional de Andalucía, quien declaró que el flamenco de Extremadura y Murcia, comunidades que acompañaron a Andalucía en la candidatura, no se debía homologar al flamenco de la región andaluza, debido a la mayor contribución de esta última región al arte en cuanto a cantidad, en dimensión, e importancia.
Perico de la paula
Comenzó el Cano con un cante intenso, solemne y dramático. La voz del cantaor se elevaba por el repleto auditorio, y nos envolvía en la textura de su lamento oscuro. A la par, lentamente extendía una y otra mano, apuntalando el fraseo de su cante. El arte que desplayaba el Cano en ese momento es el central y más antiguo del flamenco, ya que precede al baile y al toque de la guitarra. El Cano cantó varios palos del flamenco, los ritmos tradicionales nombrados así por la vara o palo con que los primeros cantaores golpeaban el suelo para marcar el ritmo. Manifestó el cantaor con gran sencillez y emoción su agradecimiento al público que había venido a escucharlo y su alegría por estar en Chicago compartiendo un poco de su tierra. Y luego cantó unos palos de característica especial - los suyos - los extremeños. Hay que aclarar que no es que los flamencos extremeños arguyan el suyo sea otro flamenco diferente al andaluz; solamente señalan que su flamenco tiene ciertas características tonales y musicales, y que se debe conocer el aporte de Extremadura al mundo del flamenco. Hablo, por lo tanto, canto
Cantes extremeños Mas la semana pasada, los protagonistas de la inauguración del Festival de Flamenco de Chicago fueron el guitarrista Perico de la Paula y el cantaor José Moreno “el Cano”, justo y precisamente, de Extremadura.
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….porque tengo sello propio, donde yo voy a cantar que no me tomen por otro que soy el de Fregenal…. Niño de la Sierra (cantaor extremeño)
Dudo que la mayoría de nosotros en el público nos enteráramos qué, si lo que escuchábamos era tango o jaleo, y mucho menos si era andaluz o extremeño. Sin embargo, poco importaba porque comprendíamos perfectamente lo que nos transmitía la voz del Cano en aullidos dulces y acompasados, lográndose a momentos ese estado de catarsis y comunión con algo divino y trascendente que se conoce en el mundo flamenco como “duende”. En esos momentos, el artista comunicaba el júbilo, la pena, y un sinfín de emociones profundas e innombrables que resuenan en nosotros ya que las conocemos simple y sencillamente por lo que nos toca vivir en este mundo, mas sin embargo carecemos de la posibilidad de expresarlas con tanta belleza y claridad. Y cuando un ser humano nos comparte su melodía propia, dedicándole al momento todo su ser con suma devoción, nos ayuda a reconocer nuestra voz común como seres humanos, que sin figurar en ninguna lista oficial, es otro verdadero patrimonio inmaterial de la humanidad. Nota: Para mayor información sobre el Festival de Flamenco, que continua hasta fines de marzo: www.arteyvidachicago.com. Fotografías y comentarios en video de José Moreno por cortesía de www.arteyvidachicago.com Catalina María Johnson es locutora y productora de programas de música latina para estaciones de radio pública. Para mayor información: www.catalinamariajohnson.com
marzo 2011
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Medio Oriente: Vientos de cambio Gerardo Cárdenas
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ayó el régimen en Egipto, como antes había caído el de Túnez y, al menos hasta el momento en que escribo estas líneas, la monolítica Libia de Gadafi se desangra en una virtual guerra civil, y los gobiernos de Bahréin y Yemen se tambalean. No es fácil saber qué viene después de esta racha de vientos de cambio. ¿Más tormentas? ¿O un periodo de estabilidad? La televisión estadounidense, especialmente pánfila y cínica, dio por hecho que la caída de Hosni Mubarak en Egipto automáticamente representa el triunfo de la democracia, y como el minuto de transmisión, los satélites, y hasta la ropa modelo “Lawrence de Arabia posmoderno” de sus reporteros cuestan mucho, las cámaras dejan que los egipcios se las arreglen como Alá les dé a entender, y los informadores parten apresurados, despeinados y sin lavarse los dientes a cubrir la siguiente revolución. La Casa Blanca y el Departamento de Estado también parecen contagiados de esa confusión, de esa visión simplista y simplificadora, de esa incapacidad para ir al fondo del asunto y entender de dónde ha surgido esta revolución, y hacia dónde va. Ni Barack Obama ni Hillary Clinton han ido más allá de repetir los mismos lugares comunes, las mismas fórmulas agotadas y huecas. La revolución les rebasó a ellos, como había rebasado a Mubarak y su séquito. Toda proporción guardada, en su momento Ronald Reagan, George Bush (padre) y Margaret Thatcher supieron capitalizar el desmoronamiento de la Unión Soviética y de Europa Oriental, y la caída del Muro de Berlín. Siempre se podrá afirmar que lo suyo fue mero oportunismo político y mediático, y que el bloque comunista se iba a desarmar, con o sin ellos. Pero no perdieron la oportunidad, y lo supieron manejar de cara a sus audiencias.
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Ni Obama ni Hillary Clinton pueden presumir de lo mismo. Tampoco los líderes de la Unión Europea. El mundo árabe se encuentra en un profundo proceso de cambio, cuyas repercusiones son impredecibles. Las causas, por el contrario, son bien conocidas. Medio Oriente – del Magreb nor-africano hasta Afganistán – es uno de los experimentos geopolíticos de mayor cinismo de la historia. Europa literalmente pintó rayas en la arena para crear países, poniéndole diques al expansionismo de Turquía y Rusia. La centenaria lucha entre el Islam y el Occidente cristiano conocía una nueva etapa, la de la entente de las potencias. Occidente invertía dinero y tropas para poner regímenes peleles en la región y para aplacar rebeliones. Inevitablemente, cada régimen pelele era más corrupto, violento, represor e ineficiente que el anterior. Con el tiempo, Moscú también entró en el juego. Mubarak era la perfecta encarnación del régimen pelele. Corrupto, ineficiente; obsequioso, sumiso y lambiscón con Washington y Londres; arrogante, intolerante y violento con su propio pueblo. A Washington le costó más de 30 mil millones de dólares mantenerlo en pie. Los pretextos para mantener en el poder a esos títeres, ya sea Mubarak, el exótico Gadafi, o los anacrónicos monarcas de Bahréin (por no hablar de la hipercorrupta monarquía saudí) incluyeron, en su momento, contener el avance del comunismo, y más recientemente, tener bajo control al radicalismo islámico. La sorpresa de Occidente, quizás su incapacidad para tener una reacción coherente, es que el radicalismo islámico no ha sido el motor ni el protagonista de la revolución. Sí lo han sido la pobreza, el desempleo, el hambre, el futuro hipotecado de millones de hombres y mujeres hartos de las mentiras, las corruptelas y las ineficiencias
de sus gobiernos. Por supuesto, los grupos islámicos (la Hermandad Musulmana en Egipto, así como Al-Qaeda, Hizbollah y otros en los demás países) tratarán de capitalizar estos hechos. Pero no fue su revolución. La ironía – otra cosa que ni Washington, ni Londres, ni Bruselas entienden – es que los movimientos islámicos también querían la caída de esos regímenes corruptos. Pero su agenda era ideológica, y sus métodos violentos. La gente que se echó a las calles en Túnez y El Cairo, y la que se sigue manifestando en Adén, Manama, o Amman, no tiene una agenda ideológica, y sus métodos son pacíficos. No utilizan coches-bomba, sino computadoras laptop; no se ponen chalecos explosivos, sino que utilizan Google, Twitter y Facebook, es decir, utilizan la palabra para movilizar a la gente. Sólo en Libia hemos visto combates abiertos con armas de fuego e intervención militar. No sabría responder a las preguntas de si la democracia será el resultado de estas revoluciones; o si los movimientos islámicos, con el apoyo de Irán, se harán con el control político de esos países; o si finalmente Estados Unidos y Europa saldrán de su letargo y utilizarán la vía de los hechos, el dinero y la cooptación para que la revolución de Medio Oriente se vuelva su revolución, para poder de nuevo poner a una serie de peleles en las respectivas sillas presidenciales o monárquicas. El tiempo dirá. Los vientos dirán. Y me pregunto, ¿soplarán algún día esos mismos vientos en dirección de Cuba y Venezuela? Como dicen los gringos, just sayin’…. Gerardo Cárdenas, escritor y periodista mexicano, es director editorial de contratiempo
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¿Quién va por esos rumbos? Viajes en el bus a México Raúl Dorantes
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rente a las oficinas de Autobuses Regiomontanos ya se apostan 120 personas junto a una larga fila de mochilas y maletas. Pero más que oficinas, se trata de un edificio de barrio acondicionado con dos ventanillas y una banca. La puerta de la calle se abre y se cierra con la misma pregunta: ¿a qué hora? Son las 11:30 de la mañana y la temperatura pincha los diez grados bajo cero. Es un frío sin viento el que cala sobre el pavimento de la avenida Ashland, un frío que agrede sólo si los cuerpos se quedan inmóviles. —Pues, ¿cuántos le caben al camión? —dice una señora que está más envuelta que un tamal. —48 —responde el que bien podría ser su marido. Una hora más tarde la fila da vuelta en la esquina de la calle 17. Un grupo de Moroleón va construyendo una barricada con sus bolsas y maletas. Casi todos son compadres, primos o cuñados; vacían un termo de café y hablan de establecer una fábrica de ladrillos en el terruño. El resto de los pasajeros intuye que es necesario hallar una forma de guardar el espacio y posicionarse para cuando llegue el charter, y rápido arman topes y torreones con sus velices, amárralos al barandal, oye ¿y si los siento en vertical? Al filo de la banqueta, una madre toma a sus dos niños de la mano y se estira para mirar el norte de la avenida. —Yo vengo de Indiana —dice Manuel, un muchacho robusto, de mediana estatura—. Nunca he estado en México. —¿Vas solo? —Ando con don Fermín. Pero él va para Durango. —¿Y tú? —En septiembre hubo una fiesta en nuestra iglesia y conocí a una muchacha de Morelia. Se llama Isabel… Creo que ya somos novios. —Pero tú sabes que hay violencia, que hay que andarse... —Es lo que dice don Fermín, que me ande con los ojos bien abiertos. I gotta take the chance.
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Cerca de la una, Manuel dice sentirse listo para llevarla al altar, hay risas de parte de don Fermín y un vendedor de churros cruza la avenida con la certeza de que este sábado hará su agosto, un agosto decembrino. —¡Churros, buñuelos, churros! —¿Churros? —Serán paletas, mi amigo. A las dos en punto, la fila ha librado el codo de la 17 y se aproxima al callejón; son mujeres y hombres de sombrero o de cachucha, todos despabilados a pesar del frío y de la espera, con el boleto en un guante, algunos con el celular pegado al rostro dejando salir un vaporcito, posponiendo en breves frases la despedida o buscando si aún hay cupo en Tornado o Turismex o en cualquier otro servicio que haya surgido durante la semana. —Dicen que El Conejo siempre brinda un mejor servicio. —Eso era antes. Te numeraban tu asiento y toda la cosa. Ahora todos son iguales. Venden boletos de más, y ya ves… aquí estamos. —Déjame llamar a Autobuses Internacionales. —Disculpen, disculpen —interrumpe el encargado desde la puerta; es un señor regordete y bigotón—. Me acaban de llamar. El problema es que al camión se le frisaron los conductos, ya lo repararon y estará aquí en cosa de minutos. —Pero oiga, don, ¿no se le hace que somos muchos? —Primero llega un camión y a la hora llega el otro. Les pido algo de paciencia, sólo eso, paciencia. ¿Entendido? Hay una pausa, que nadie aprovecha para quejarse ni mucho menos para pedir que le regresen los 165 dólares por viajar a Guanajuato o los 180 dólares a Michoacán, todo en efectivo y al contado, en Turismex ya tienen vendido hasta el miércoles 22, pero así no alcanzamos la Navidad, aguanten, aguanten. Un póster de Autobuses Regiomontanos enumera los cuarenta puntos de destino: Acapulco, Acámbaro, Aguas-
calientes…y muchas ciudades más. También les recuerda a los pasajeros que habrán de viajar por la ruta más corta, que es la de Dallas, San Antonio y Laredo, dos paradas de una hora, servicio de sanitarios, películas en español y la comodidad del primer mundo. A las 2:30 llega imponente un charter azul marino. Sobre la banqueta hay de inmediato un reacomodo de gente, remolinos de abrigos y bufandas, espirales de gorros y mitones, cada mente calculando el sitio preciso en que ha de ubicarse la puerta. En cosa de segundos, los de Moroleón se apoderan de varios metros de concreto, usté firme compadre, pásame la maleta amarilla, córrete a la izquierda cuñao. Los otros son menos hábiles, acaso porque son de Querétaro o Tlaxcala, o porque los acompaña un viejo y no alcanzan a moverse, no empujen, por favor, más consideración, es gente mayor y de respeto, llegamos desde las once. —A un lado, a un lado —dice el encargado sin la más mínima autoridad—. La puerta es electrónica y los puede apachurrar. Para desconcierto de todos, ese autobús viene lleno. El encargado dice que no esperaban tanta demanda en Milwaukee, que además éste va directo a Tepehuanes y que sólo hay espacio para un pasajero, ¿quién se anima?, ¿quién va por esos rumbos? Don Fermín levanta la mano, los de Moroleón improvisan un tortuoso caminito y con grandes esfuerzos don Fermín Gamboa llega a la escalinata y se deja empujar por dos. Apenas tiene tiempo para despedirse: —Los ojos bien abiertos, Manuel. Mientras arranca el charter, suena un celular con la tonada de Un día a la vez. Manuel contesta la llamada. Es la hermana de su novia, que vive en Hammond, Indiana. La hermana le dice que bendito sea dios que no ha partido el bus, que está muy cerca de la 17 y que le urge mandarle unas cositas a Isabel. A las 2:45 llega una Navigator 2010 y la cuñada baja una maleta ancha y larga, casi del tamaño de una lavadora. —Son juguetes y ropita.
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A las 3:15 llega finalmente el autobús y los más hábiles no son los compadres de Moroleón sino las madres con niños que derriban barricadas y torreones de maletas y en un dos por tres libran la puerta del charter; pese a la espera le dan las buenas tardes al conductor y acomodan a cada pequeño en un asiento, no te muevas, por nada del mundo te muevas y échale un ojo a tu hermanito. Acá, sobre la banqueta, entre los menos despiertos de nuevo se ha formado el remolino de abrigos y cobijas. Cuesta distinguir un bulto del otro, o quién viene con quién, en las crisis creces, pero aquí solo han crecido las mamás, ¡tranquilos!, ¡tranquilos!, no se les va a perder nada si han anotado toda su información en la etiqueta. —Sí, tranquilos —repite un señor de tejana y cinturón piteado—. Si hemos de caber en el infierno que no quépanos en el Regiomontano. Los de Moroleón entonces comprenden que han cometido un error: hicieron hasta lo imposible por meter sus maletas en la panza del bus pero no se acordaron de apartar los asientos, como sí lo hicieron las señoras. El encargado se levanta de hombros, lo siento, muchachos, y ellos, con caras largas, proceden a bajar cada uno de sus bultos.
II Los 50 pasajeros disfrutan su triunfo mientras dejan los suburbios del sur. Desde el charter sólo se ven las antenas de Blue Island y una niña de nombre Stephanie pregunta: —Mami, ¿ya mero llegamos a México? Las hermanas mayores ríen y la madre se toma el tiempo para explicarle, no, qué llegamos, un día y medio por lo menos, y de nuevo ríe. En las próximas horas algunas de las constantes serán las 70 millas por hora, las bolsas de Cheetos, la revista People y el llanto de una bebé. —A ver abuelita, tú también llora, anda, llora. —Oigan, ¿a qué hora van a poner la película? —Yo sí me voy a echar una siesta; ya me despiertan cuando lleguemos a Laredo. Ayer los noticieros dieron cuenta del escape de 141 presos del penal estatal de Nuevo Laredo y se teme que pronto se integren al cuerpo delincuencial de la frontera. Esa ciudad, que nos espera, es controlada por el cártel de Los Zetas desde 2005, cuando desplazaron a los de Sinaloa, y desde entonces ha sido escenario de más de 800 muertes: narcos, civiles, periodistas, empresarios, ganaderos, funcionarios públicos y ciudadanos norteamericanos. También se habla de extorsiones a los paisanos que retornan por el puente. Pero nada de eso parece importar a los pasajeros de Autobuses Regiomontanos. Será la fuerza de la tierra, el llamado de las raíces; o será que cuesta llegar a sentirse parte de la sociedad estadounidense; o será que en el fondo nos gusta jugárnosla... El hombre de la tejana revisa su matrícula consular, en la parte media una joven le cambia
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el pañal a la bebé y la copiloto desempaña con Windex y trapos el interior del parabrisas. —Papá, los conductos del defrost siguen frisados. Son las 6:20 en la autopista 55. Illinois es una gran planicie cubierta de nieve o sembradíos, y en medio de esa planicie empieza a caer la noche, una noche a ras de tierra y muy plomiza. Pasamos los Montículos de Cahokia, y ya en Saint Louis el arco monumental se halla iluminado y a lo lejos un bote boga en el Mississippi. —Ya son las ocho, niñas. —Entonces ¿ya llegamos a México? —de vuelta Stephanie. A partir de Saint Louis tomamos la 44. Aquí adentro los cuerpos se rinden, y cada cabeza se hunde en el asiento o en el hombro de su acompañante. En el dormir, aunque torcidos, los niños se rehabilitan. Los adultos no; en la duermevela se han de prolongar las penas del día; en sus arrugas están las jornadas de trabajo en los States, el que tiene 41 parece de 53, la que tiene 30 ya pinta canas, un diente menos, el rostro quemado por el sol o las levantadas en la madrugada. En esos rostros también se refleja una resignación y acaso una misma pregunta sobre el destino. Es el campo mexicano en una fábrica de Milwaukee o en una pizzería de Chicago, es el sudor que permite ser explotado por el que no suda, el mojado utilizado por el seco. Pero es la noche, ahora es la noche, y la inmensa oscuridad siempre se encarga de mezclar a los unos con los otros, a los mojados con los secos, al fin y al cabo de noche todos los gatos... El charter se detiene en Tulsa, Oklahoma, a las 2:13 de la mañana. Sin tanto preámbulo se encienden las luces. —Señores, vamos a cargar diesel y a lavar el baño, tienen una hora para comer, no se alejen demasiado. Con las manos en la espalda, los viejos se despabilan caminando de un lado a otro del autobús; otros pasajeros optan por comprar sólo un café; Manuel sí se toma su tiempo para lavarse la cara, ir al mostrador, ordenar una hamburguesa y comprar un llaverito; los que disfrutan el descanso son los niños, no Stephanie, ice cream no, esperen chamacos, una bolsita nada más. En la cafetería hay pirámides de Twinkies, Oreos, Twizzlers, Snickers, Doritos, Tic Tacs, Nutter Butter, Reese’s…y para desatorar una fila interminable de Dr. Pepper. Casi toda la hora del descanso, una pareja de Celaya se aferra prohibiéndoles a sus tres hijos cualquier tipo de soda o golosina; a regañadientes, el esposo paga por cinco sándwiches y los lleva en bandeja hasta una de las mesas. —¿De cuál garrates? —El de jamón. A tiempo avanza el charter por la misma 44. En la parte de atrás alguien murmura, ¿y la movie?, ¿entonces para qué cuelgan tantas pantallas?, por lo menos una de Cantinflas, pero nadie se atreve a interrumpir a la chofer.
—Tía, ¿y tú también usas pañal? —¿Pañal? —Así como mi abuelita. Su pañal es grandotote. Al llegar a la capital de Oklahoma, el autobús toma el Expressway 35. Los niños de nuevo van dormidos, sin futuro, sin pasado, un sueño que bien recuerda al de los gatos. Entre los adultos ya comienza a doler el cuello o la espalda, las miradas entre sí o a través de la ventanilla hacia un imaginado rayo de luz. Para algunos, la recta de la 35 se vuelve angustia. Y entre Dallas y Desoto la luz se vislumbra finalmente, es un alba que pasa pronto al amarillo. Sigue Waco. Al pie de la carretera una hilera de espectaculares: There are some questions that can’t be answered by Google; Anti-god is Anti-American, Anti-American is Treason… Ya en Austin los brazos se estiran, las cabezas se sacuden, hay bostezos que avivan, ¿ya llegamos a México? Desde su asiento, el copiloto anuncia que en San Antonio van cargar diesel, pueden almorzar, fumarse un cigarrito, y que de ahí son cuatro horas a la frontera. Y explica que cruzar el Puente Internacional puede tomar de dos a tres horas, primero viene un agente de Migración, no se dejen engatusar, cuiden su dinero, también explica que después hay que cruzar la Aduana, uno de ustedes va a tener que bajar del autobús para presionar un botón, si le toca luz verde todos libramos la inspección, si le toca roja nos quedamos otras dos horas para que les revisen las maletas. —El año pasado hicimos una cooperacha —esto lo dice a media voz alguien desde atrás—. Cinco dólares por pasajero. Se lo entregamos al aduanero y santo remedio, nadie apretó ningún botón. —A nosotros que nos revisen lo que quieran —dice el hombre de Celaya—, pero yo no doy ni un dólar. De San Antonio a Laredo proliferan ranchos. Un semidesierto de huizaches y matorrales. Vacas, dos caballos, acaso una víbora de cascabel. Laredo 42 Miles, Laredo 34 Miles, dos viejas comienzan a rezar, Laredo 25 Miles, y a las cinco de la tarde el charter pasa junto a las primeras casas. En el pasillo del bus, surgen las actas de nacimiento, ¿dónde chingaos puse la matrícula?, tú siempre perdiendo las cosas Chema, pasaportes verdes y azules, una cartilla amarillenta, llamadas por el celular, espérame en Morelia, mi vida, tu hermana te mandó unos regalitos, abajo el río Bravo a medio crecer, al verlo quién puede creer en tan mala fama, enfrente un anuncio les da bienvenida a los paisanos y más acá una docena de soldados, agentes y aduaneros, uniformes, uniformes. —Se acabó el paseo —dice Stephanie—. Ahora sí que llegamos a México. Raúl Dorantes, escritor mexicano, es catedrático en Northeastern Illinois University
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Feminicidios en Chihuahua: Una denuncia desde la poesía Jennifer Rathbun
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urante los años 90 en la producción literaria en Ciudad Juárez, Chihuahua (México), hay un notable surgimiento de obras sociopolíticamente comprometidas que forman parte de un debate emocional e intelectual sobre la construcción de una identidad femenina juarense. Este movimiento literario coincide con un período intenso de violencia contra las mujeres en el cual, en promedio, desaparecen, violan, matan y arrojan el cadáver de una mujer al desierto por semana. Como consecuencia hombres y mujeres examinan sus roles e imágenes en la sociedad. Este análisis se aprecia, además, en las representaciones literarias donde las obras reevalúan, desequilibran o tienen como meta reinventar el concepto de la imagen de la violencia misma tanto como la imagen de la mujer que la sufre. De hecho, tal es la reinvención que se requiere un estudio más detallado. En este ensayo se partirá de los escritos sobre el tema del simulacro de Jean Baudrillard. Al comienzo del nuevo milenio las imágenes han reemplazado el signo. Baudrillard describe el proceso por el cual la imagen ha pasado para llegar a su actual estado de simulacro. Las fases sucesivas de la imagen serían éstas:
• Es el reflejo de una realidad profunda • Enmascara y desnaturaliza una realidad profunda • Enmascara la ausencia de una realidad profunda • No tiene nada que ver con ningún tipo de realidad, es ya su propio y puro simulacro Lo que ha ocurrido con la imagen de las víctimas en Juárez se relaciona directamente con este fenómeno del simulacro. Los funcionarios públicos, las noticias, y hasta el ciudadano común, perciben y describen a las muertas como niñas que estaban llevando una doble vida, como prostitutas o, simplemente, como mujeres que, al vestirse de una manera provocativa o salir por las noches, buscan (y hasta merecen) la violencia. En realidad, la desaparición de las jóvenes no tiene nada que ver con esta imagen; sin embargo, como explica Baudrillard, la imagen distanciada de la realidad crea y se apropia de su propio poder. El simulacro oficialmente representa a las niñas muertas o desaparecidas y reemplaza la importancia de su vida. El simulacro gobierna el discurso y las investigaciones oficiales falsificadas; la evidencia crucial desaparece o no existe, los funcionarios buscan “chivos expiatorios” y las víctimas carecen de importancia. El concepto del simulacro puro de Baudrillard, una copia sin original, acerca al lector a los textos que tocan el tema de feminicidio puesto que forma un elemento esencial de la obra. El simulacro representa una negación radical del valor del signo, por eso, en este caso, radicalmente niega el valor de las mujeres. Si su imagen se aproxima a la de una prostituta, entonces la importancia de una colegiala o de una trabajadora de maquiladora se vuelve totalmente desechable, y de hecho se tira al desierto. El simulacro substituye los signos de lo real por lo real. Como consecuencia, lo real cesa de existir y el simulacro, con su proliferación incesante, se vuelve poderoso. La simulación, comparada con lo real, es más peligrosa que lo real porque cuestiona la
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naturaleza misma de nuestra existencia. Todos podríamos ser simulacro, apariencia, o nada. Aunque el discurso oficial, con su propaganda y su simulacro, niegue el valor de las muertas, no se podría mencionar las numerosas actividades en que han participado artistas y autores locales, nacionales e internacionales con el propósito de crear y levantar una conciencia social sobre las muertas de Chihuahua sin convertir este ensayo en una lista larga. En particular, ha habido una reacción literaria muy fuerte que, a su vez, ha generado mucho debate acerca de la validez de las voces que denuncian la violencia. ¿Quiénes son los más calificados para representar Ciudad Juárez? ¿Cuál género literario mejor representa la situación? Quizás algunos consideren que solamente los originarios de allá, los que han experimentando la violencia personalmente o únicamente las mujeres pueden denunciar el feminicidio. Cualquiera que sea su inclinación personal, el trabajo que se concentra en la denuncia de la violencia contra mujeres en Chihuahua emerge de mujeres y hombres, de artistas y autores locales y extranjeros. Por consiguiente, cabe preguntarse: ¿cómo surge la denuncia en la obra literaria ficticia?, ¿cuál es el papel del simulacro en la literatura de la denuncia? Este ensayo partirá hacia la profundización de estas cuestiones en la poesía. Canto a una ciudad en el desierto (2004), una antología de poemas presentados en el festival de poesía organizado por Carmen Amato en Ciudad Juárez, se concentra en la denuncia poética contra la violencia y el feminicidio en Ciudad Juárez y se considera una de las primeras obras literarias colectivas que explora estos temas. Aunque incluye trabajo de escritores que no levantan sus voces poéticas en contra de la violencia, más de la mitad de los noventa autores se preocupan por ella en sus versos y dos tercera partes aluden a la violencia en sus cantos. Desde sus inicios, la violencia en Ciudad Juárez figura como uno de los temas más destacados en la poesía leída durante el encuentro. Alcanzó tanta importancia que el quinto festival, en el 2002, fue dedicado a las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez y adoptó como tema: “elegía a una ciudad”. Amato, en una entrevista, dice que “estos crímenes y desapariciones se van volviendo actos cotidianos a los que la ciudadanía se va acostumbrando y responde con apatía.” El festival y los poemas antologados en Canto. . . buscan provocar la reflexión y las posibles reacciones personales a partir de llevarlos al público. Es, por tanto, un acto de solidaridad hacia las víctimas y la propia sociedad que intenta enseñar la propaganda y cuestionar el simulacro. La convocatoria al quinto encuentro especificó sus intenciones de protestar contra la situación. Para ello, invitó a participar a cualquier obra artística que hubiera sido creada a raíz de tal violencia. La invitación explicaba que la obra de los poetas sería enterrada en una cápsula del tiempo por veinte años, como un acto simbólico de protesta. No solamente enterraron sus obras en una plaza de la ciudad, pintaron poemas sobre bardas y muros de edificios anteriormente rayados con grafiti y mensajes violentos, además, las lecturas se realizaron en calles, plazas, centros comerciales, cárceles, escuelas, en la radio y en la televisión. El encuentro ocurre
entre el juarense y la poesía, entre el ciudadano común y la expresión poetizada de su ciudad. Durante el quinto encuentro, como otra forma de protesta y homenaje, la actora Vanessa Bauché sugirió “Un día sin mujeres en Ciudad Juárez”, un simulacro sin precedentes y de difícil realización ya que las mujeres se quedarían en sus casas, no a trabajar sino a reflexionar, para que la ciudad sintiera el peso de su ausencia y evaluara su importancia. Se esperaba que a través del simulacro la mujer juarense lograra cobrar o recobrar una identidad propia valorada por la sociedad. Con tal propósito algunos poetas en Canto. . . asumen la voz de la víctima dándole una imagen, una importancia que se le ha negado con la intención de borrar el simulacro. Algunos critican la situación y la propaganda con una voz poética denunciadora pero distante; otros toman la voz de los seres queridos de las muertas. Arminé Arjona, originaria de Ciudad Juárez (1958), en su poema “Sólo son mujeres” canta a la indiferencia de la sociedad que le ha tocado presenciar, el sentir y vivir de la injusticia de no ser, de no existir: “carne de desierto” sólo son mujeres una nota roja viento pasajero que a nadie le importa. Esas mujeres que menciona el poema de Arjona se presentan de un modo degradado. La intención degenerativa del cuerpo y el ser se presenta como si fuera un diario informativo: Una ciudad situada en el desierto se ha convertido en un basurero al que es arrojada “la carne del desierto”. El poema aclara que en Ciudad Juárez la identidad de las mujeres ya no le importa a nadie, se han convertido en simulacro hasta tal punto que su imagen, tan explotada por el periodismo amarillista, ya no llama la atención. Otra poeta, Susana Chávez, (Ciudad Juárez, 1974-2011) prestó su voz a las víctimas de Chihuahua cuando canta a su sangre derramada en “Sangre mía”: Sangre mía, sangre de alba, sangre de luna partida, sangre de silencio. Mediante la anáfora se presenta la voz de una mujer, víctima de un asesino y en donde la palabra “sangre” impera y llena nutridamente con su color, sabor y textura hasta la “última presencia” de la mujer muerta que canta y al hacerlo se libera de sí misma y su historia desaparece para siempre. La repetición del sonido “s” se vuelve espeluznante y hace ver y sentir que esta sangre es humana. Además de humana, es colectiva también. La sangre de una se convierte en la sangre de todas, pertenece al alba y a la luna. Con esta misma filosofía, Susana acuñó la frase solidaria con la denuncia en contra la mujeres en Juárez “Ni una muerta más” – frase que llegó a ser lema para muchos en esta lucha y frase con la que todos podríamos unir nuestras voces. Este poema y su mensaje es el legado de Susana Chávez ya que la poeta fue víctima de la misma violencia que denunciaba el 6 de enero de 2011. Su cuerpo mutilado
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tiempoextra fue hallado en una calle de Ciudad Juárez. La enteraron con los versos de este poema. Aunque el poema hace ver que su sangre es real, el discurso oficial acerca de su muerte sigue el simulacro culpando a Susana por su propia muerte. Marisela Duarte (Chihuahua, 1976) en su poema “De mi estancia en la tierra recuerdo” logra una transición de la experiencia al recuerdo y que concluye en un cuestionamiento lírico. En este poema se hace referencia al momento del asesinato mediante el sentido del oído. También se hace referencia a la arena ya que es el elemento más cercano a los restos humanos: ¿Cuántos días más se irán de la arena de tus manos? ¿Quién cerrará tus ojos cuando mueras? ¿Acaso los buitres de la desdicha que merodean sobre tus pasos? La formidable construcción de las preguntas provoca imágenes terribles en el lector ya que no es la respuesta lo que se busca sino la reacción intelectual. En la tercera estrofa se canta a las acciones más comunes de un ser humano, comer pastillas de menta y besar, pero ni el recuerdo de estas acciones, canta el poema, “puede cambiar el ácido sabor de tu boca”. La voz poética de Antonieta Villamil (Bogotá, Colombia, 1962) en su poema “Herida de impunidad” se convierte a través del canto hondo en los gritos de una mujer asesinada que desesperadamente canta su desgracia. El poema transmite el dolor, el ahogo, la violencia, las heridas, los golpes recibidos, el horrible sentimiento de haber sido asesinada: Mematarón Ayy Yayayai Mematarón. Me matarón. Me matarón. Meeeeeeee maaaaaa tarón
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Este estribillo se fija en la mente del lector cumpliendo así su cometido de dar voz a la mujer violentamente asesinada, ya que sólo ésta es capaz —en su mortandad— de describir el fatal momento. Se repite tres veces en el poema uniéndose a otro estribillo igualmente espeluznante: “Nosénosé. Nononono./ Nosénosé. Memataron.” No entiende, no sabe por qué ocurre, no sabe qué pasará con su cuerpo. Solamente en la poesía una mujer asesinada puede cantar su muerte. Sin embargo, también hay voces entre las poetas que intentan acercarse y discutir la vida y la muerte con las asesinadas, poetas que descubren su afinidad y cercanía con las desaparecidas y con el doloroso recuerdo de éstas e incluso les reclaman cariñosamente su verdad: el hecho de ser mujeres, inseguras y anónimas en una ciudad que esconde a los asesinos. Micaela Solís poetiza la violencia contra las mujeres: y te fuiste así, sin compañía. . . y mira hasta qué extremos has llegado, y sigues todavía aquí en la morgue tan insegura de tu muerte,
Te sobrevive tu ansia de saberlo todo, también las prostitutas, las agujas en las venas, un cuarto de hotel, la escalera en que dormías y las manos con que tejo tu recuerdo. En la memoria se guardan los recuerdos, los momentos diarios, los felices, pero también los trágicos. Es en estos elementos intocables y permanentes, dice la autora, donde sobrevive todo lo que habrá que saber. Estos poemas prestan su voz a las sin voz, a las que ya no cantarán. Difunden la noticia de los feminicidios, informan a sus lectores e inspiran una reflexión o acción de su parte. El pensamiento crítico y la reflexión conducen al reconocimiento de simulacro. Que su canto siga en memoria de la ciudad, en memoria de nuestras hermanas violentadas hasta que no haya ¡ni una muerta más! Jennifer Rathbun, Ph.D., es catedrática de Ashland University, Ohio. La versión completa de este texto, publicado originalmente por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y del Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo el título “Denuncia Poética contra el Feminicidio en el Estado de Chihuahua: un Análisis desde el simulacro”.
tan insegura de tu cráneo, tus costillas y tu pelvis. Anónima, en un costal de huesos de mujeres. Solís está consciente que nadie, ni siquiera un asesino, se encuentra a salvo de la muerte. Sin embargo, el reclamo es contra ellas, contra las asesinadas, ya que encuentra inútil reclamarle a los verdaderos seres anónimos: los que violentan, los que asesinan, los que permiten el suceso y más aún, los que nada quieren saber acerca de los hechos. Poetas como Selfa Chew cantan a las víctimas, como si en el poema estuvieran cargando los restos de las infelices. “A Caroline” se define como un poema que describe las características de esa mujer, incluyendo sus gustos, su labor, su personalidad y hasta su recuerdo:
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De sonrisas y gatos
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Marco Escalante
l maestro Alfonso Reyes ha tenido la delicadeza de colocar, en el ínfimo catálogo de sus malas ideas, ésta que figura en un ensayo titulado El coleccionista: “He dado en pensar que la sonrisa es una risa sin entrañas, una risa insalubre, sin eficacia vital; una risa que se ha vuelto loca y ha olvidado su propósito a medio camino, como flecha que se pierde en el aire. He dado a pensar que la sonrisa es una risa marchita, que ha crecido falta de luz y aire… una risa a la que le tuercen el pescuezo a última hora: una catársis mancada, un desahogo que se arrepiente”. Sabe Reyes, por supuesto, que esta idea es errónea, y que solamente su fino sentido del humor le ha impedido resistirse a la tentación de exponerla, sobre todo después de haber reconocido, en un párrafo previo, que la sonrisa puede ser el “fulgor de un pensamiento solitario”. No sé si estuvo presente, sin embargo, el sentido del humor en el momento en que Rodó escribió lo siguiente sobre los gatos: “No quiero a los gatos. Me han parecido siempre seres de degeneración y de parodia: degeneración y parodia de la fiera. Son la fiera sin la energía; son el tigre achicado, el tigre de Liliput; el instinto contenido por la debilidad; la intención pérfida y sinuosa que sustituye el arrebato de la fuerza: la mansedumbre delante del hombre y la ferocidad delante del ratón”. Sí sé en cambio que se puede establecer cierto paralelismo: la sonrisa es a la risa lo que el gato a la fiera. Reyes consideraba a Rodó como un extraordinario prosista, y no estaba equivocado; sólo que Reyes era incluso mejor; y es quizá esa tentación del pensamiento redondo, cerrado e ingenioso, capaz de convencer solamente si se expresa con el abuso de la reiteración didáctica y el uso de una mesurada grandilocuencia, lo que llevó a ambos pensadores a sacrificar la verdad en nombre de un trabajado sofisma. La diferencia entre ambos radica, creo yo, en que Reyes estaba jugando, estaba sonriendo al escribir su ensayo; mientras que Rodó, admirador del león, de las naciones enérgicas, de la juventud activa que rechaza el pesimismo decimonónico, estaba escribiendo en serio sobre el mejor amigo del hombre: el gato, ese maestro de soledad, ocio e indeferencia. Por esta simple razón Reyes se desmiente sabiamente a sí mismo, mientras que Rodó, enceguecido por su ideal, se niega a ver al ser vaporoso, indefinido, que parece flotar en lugar de caminar y que remite al hombre sensible a otras regiones del pensamiento, donde la realidad ya no es tan clara ni susceptible de ser interpretada por la razón solamente. Rodó capta al gato empíricamente. Reyes hace cosas más interesantes con la sonrisa, la divina sonrisa.
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La risa y la sonrisa, claro está, comparten muchas características en lo cotidiano. Pueden ambas ser expresión de la alegría, celebrar un hecho grato con diversa intensidad pero igual reconocimiento. Pueden las dos ser expresión de la tristeza: una sonrisa puede ser melancólica, y una carcajada puede delatar a la locura. La sonrisa interior de Cristo y la carcajada feroz del demonio, en celebración paralela de lo infinito del bien y lo infinito del mal, pueden también compartir el don contradictorio de la belleza; y así como son bellos los ángeles de Rafael, lo son, y bestialmente, los demonios de Grunewald. La sonrisa puede convertirse en risa y la risa puede devenir sonrisa, porque ambas son experiencias dinámicas y comparten muchos territorios al tener como raíz común el estado anímico del hombre. Pero ojo. Cuando llegamos al extremo más alto del tallo, vemos que el mismo se bifurca. Y por un lado marcha la risa, con el arca llena de tesoros mundanos; y por otro la sonrisa, en busca del legítimo asombro. Recuerdo la maravillosa escena de una película en que Glenn Gould interrumpe a la camarera que está limpiando su habitación y la obliga a sentarse en el borde de la cama. Pone un disco de Bach. La melodía avanza por meandros inimaginables, brindando a su paso placer al oído y felicidad al espíritu. La camarera, de pronto, ¡sonríe! Tal es la sonrisa de la iluminación, del descubrimiento, del asombro. Tal es la sonrisa que expresa el fulgor del alma. A esas alturas, a esas esferas digamos, no tiene acceso, creo yo, la risa. Reyes menciona a la Gioconda. Esa sonrisa vaga, sin contornos definidos, misterio infinito en que el hombre duerme y vela, sintetiza una belleza que no es de este mundo, que no es temporal. Es una sonrisa que nos excede y que alcanzamos a comprender solamente con el corazón trastocado, vacíos ya de palabras. Porque la sonrisa, y esto es esencial, es amiga del silencio, de lo grave, de lo que trasciende la realidad de este mundo. Y aunque la risa sea muchas veces el instrumento con que el hombre expresa su felicidad temporal, aunque muchas veces se alimente de una vivencia tan noble como el amor, aunque surja en momentos en que parece que nos toca la gracia, siempre lleva dentro el lastre del ruido. Por eso la risa es de todos los días. Mientras que la sonrisa, la verdadera sonrisa, la sonrisa a que se refiere Alfonso Reyes, es un milagro, un hecho que se da pocas veces en la vida. Marco Escalante es escritor peruano
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Mis muy queridos hermanos Caín y Abel: Benigno Sánchez-Eppler Mucho me alegro de saber que están bien, recién resucitados y vivos como yo; y como yo, bastante preocupados de lo que vamos a hacer de aquí palante. ¡Qué bueno y que delicioso es morar los hermanos juntos en los amaneceres que ya dejan atrás todas las noches de los armagedones! Si ya hubo, si ya contribuimos, si ya causamos y si ya sufrimos incivil guerra presidios y otras encerronas exilios y otras lejanías de uña y carne derrumbes de porvenires y quema de pasados... si ya nos hemos zarandeado más que a gusto en cesáreas trombas de visigodos, vikingos y tártaros, y en otros partos que prometen prole y sólo se desviven en retorcijones intestinos... ¿…no será hora de sentirnos limpios después de empaparnos en el aguacero? ¿…no será la hora exacta en que el latir de todos los caudales fluya en simultáneo abandono de toda acusación abarcándonos y abanderándonos con todos los perdones? ¿A quién le importa el hambre de justicia si sólo nos va a tocar dieta de dentelladas? ¿A quién le importa la sed retributiva si sólo nos promete un chorro de condena? ¡Ay muchachos! ¡qué gran lección podrían darle al patio, si sólo volvieran a vivir y a no matarse, si sólo se apartaran de su mutuo y calcinante menosprecio, si sólo renunciaran al miedo que le tienen al hermano.
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Ayer limpié la tumba de Mamá y Papá. Si vinieran podrían llevarles flores. En espera..., Set Encamina el arado hacia donde te abran paso la gracia y el amor. Eso no es cosa de dejarse ir rodando cuesta abajo. Lo duro y lo empinado tienen su ablandamiento y sus ascensos; los bosques tupidos, sus senderos; el desierto y los mares, sus estrellas. Buscar agua donde llueve riega la paz. Acaparar agua donde no llueve seca la paz. Vender el agua seca la justicia. Para cavar un pozo, amor y gracia, sin afilar las garras.
Benigno Sánchez-Eppler, poeta y catedrático cubano, reside en Amherst, Massachusetts
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contratiempo y depaul University presentan
13 de abril Dos Alas Pablo Armando Fernández (Cuba) • Rafael Franco (Puerto Rico) • Jorge García (Cuba) • Juana Goergen (Puerto Rico) • Johanny Vázquez Paz (Puerto Rico) 5:00 -7:00 pm Rafael Cintrón Ortiz Latino Cultural Center 803 S. Morgan in Lecture Center B2 University of Illinois at Chicago
14 de abril La Mirada Poética Noche de video poesía en el Instituto Cervantes que incluye los finalistas del concurso de video poesía y muestras de trabajos internacionales. 6:00 to 7:30 pm Parte del Chicago Latino Film Festival$15 presentación y recepción de apertura Instituto Cervantes 31 West Ohio Street, Chicago, IL 60654
15 de abril Signos poéticos: Concurso comunitario de poesía original 1:30-3:30 DePaul Center for Intercultural Programs (antes Cultural Center)— Salón Oscar Romero—Depaul Student Center, 2250 N. Sheffield Avenue, Suite 105, Chicago, IL 60614
16 de abril Encuentro de poetas Más de 30 poetas participantes sostienen un diálogo sobre la poesía seguido de un performance de Pedro Lemebel (Chile-Perú) 11:30 am a 3:00 pm Northeastern Illinois University 5500 North St. Louis, Chicago, IL 60625 16 de abril Raíces y Arraigos: Poesía en Chicago Benjamín Anaya González (México) • Rey Emmanuel Andújar (República Dominicana) • Jorge Frisancho (Perú) • Jorge García (Cuba) • Jesús Guerrero (México) • Ignacio Guevara (Costa Rica) • León Leiva Gallardo (Honduras) • Verónica Lucuy Alandia (Bolivia) • Jorge Montiel (México) • Elizabeth Narvaez-Luna (México) • Noemí Sofía (Argentina) • Marcopolo Soto (México) • Ricardo Torres (México) • Johanny Vázquez Paz (Puerto Rico) • Santiago Weksler (Perú) • Febronio Zatarain (México) Recaudación de fondos para contratiempo Donación de $10 antes del evento, $20 el día del evento Jazz Latino en vivo y la música de Sonorama 7:00 a 10:00 pm Green Dolphin Street 2200 North Ashland Ave, Chicago, IL 60614
Habrá mesa de libros en los eventos Más detalles e información en www.revistacontratiempo.com y 312 666 7466
15 de abril Voces en vuelo. Noche de poetas invitados Poeta homenajeado: Pedro Lastra (Chile) Moisés Agosto Rosario (Puerto Rico) • Javier Campos (Chile) • María Rebeca Castellanos (República Dominicana) • Jair Cortés (México) • Daysi Cubias (El Salvador) • Jorge García (México) • Yvon Gordon Vailakis (Ecuador) • Pablo Armando Hernández (Cuba) • Marcelo Pellegrini (Chile) • René Rodríguez Soriano (República Dominicana) • Roger Santibáñez (Perú) • Medar Serrata (República Dominicana) • Silvia Tandeciarz (Argentina) • Fernando Valerio Holguín (República Dominicana) 6:30 a 9:30 pm DePaul University 2334 N Kenmore, Chicago IL 60614 DePaul Schmitt Academic Center (SAC 154)
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