Contratiempo 71 • Diciembre 2010 / Enero 2011

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diciembre 2009 - enero 2010

Directiva Gerardo Cárdenas, Gregory X. Gorman, Jochy Herrera, Félix Masud-Piloto, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez

Directora ejecutiva Moira Pujols

Director editorial Gerardo Cárdenas

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Consejo editorial Gerardo Cárdenas, Raúl Dorantes, Rafael Franco, Jorge García, Catalina María Johnson, Esmeralda Morales-Guerrero, Ana Rechtman, Febronio Zatarain

Jefe de redacción Jorge García

Directora de arte Esmeralda Morales-Guerrero

Diseño gráfico Erin Beckman, Esmeralda Morales-Guerrero

contrafoto Antonio Gamboa

Correctores de estilo 3.

Editorial

4.

La década del indocumentado, Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

6.

Izquierda social e izquierda electoral: La gramática democrática latinoamericana,

Guillermo Munro Colosio http://guillermomunro.net

Jaime Antonio Preciado Coronado

8.

El mundo post 9/11, Rafael Franco

Las opiniones expresadas por los escritores que colaboran en contratiempo no son necesariamente las de la revista, o de la entidad que la publica, contratiempo nfp, una entidad 501 (c)3 sin fines de lucro.

9.

Década nueva, vida nueva: Los nuevos medios del mundo virtual, Catalina María Johnson

Jorge García y Laura Pujols

Portada

©

contratiempo nfp

1702 South Halsted St., Chicago Il 60608 (312) 666 7466 Para obtener más información sobre las distintas secciones de la revista publicidad o suscripciones, escríbanos a: info@revistacontratiempo.com o visite nuestros sitio web: www.revistacontratiempo.com www.contratiemponfp.org

10. Cine latinoamericano en el cambio de siglo: de la nostalgia a la inmediatez, Paul A. Schroeder Rodríguez 11. La consolidación de un movimiento literario y cultural en español en la ciudad. Gerardo Cárdenas 14. Yollocalli Arts Reach, Ana Rechtman 19. El español se ha filtrado en el imaginario del inglés: Entrevista con Jorge Hernández, Gerardo Cárdenas 20. Ya es hora de empezar a actuar, no sólo a hablar: Jorge Mújica, Lidia Velásquez 22.

Lincoln, Juárez y la soberanía circundada, Guillermo Gutiérrez

23. La banda sonora latina de la última década: Mixtape 2000-2010, Catalina María Johnson 24. Viuda de la vida, Arnoldo Kraus

Para envío de colaboraciones: Gerardo Cárdenas directoreditorial@revistacontratiempo.com Raúl Dorantes tiempoextra@revistacontratiempo.com

25. Gatos, Marco Escalante 26. Al Presidente de Estados Unidos, Hamlet Herman 26. contrafoto, Antonio Gamboa


EDITORIAL Cuando los historiadores debatan con qué nombre bautizar a la primera década del Tercer Milenio de esta era, seguramente barajarán una serie de nombres y adjetivos. Contratiempo, que nació en esa década, se atreve a sugerir “la década de la explosión” – con cierto sentido de la ironía. La década comenzó con una explosión política que puso fin al liberalismo clintoniano, dividió a Estados Unidos radicalmente en izquierda y derecha, y sumió al país en el oscurantismo del régimen Bush-Cheney. Este periodo comenzó con una explosión, la de las Torres Gemelas y el Pentágono el 11 de septiembre del 2001, y acabó con la mayor explosión económica desde la Gran Depresión. América Latina ha vivido en esos años un renacimiento, una explosión de los regímenes de izquierda. En mucho esto se debe a la incapacidad de regímenes de centro y derecha para corregir las graves desigualdades económicas y sociales de la región; en parte, a la necesidad de los propios pueblos de apostarle a alguna esperanza; y en parte, porque Estados Unidos tiene la mirada puesta en otra parte – sus propias, pequeñas, y absurdas explosiones militares en Irak y Afganistán. Las explosiones de la década no sólo han sido políticas o económicas: en las artes han surgido nuevos movimientos – de la música, a las artes plásticas, al cine – y en la vida cotidiana, la década ha vivido la explosión del mundo online: texting, Facebook, Twitter, iTunes, iPhone, videoconferencing, broadband, HD, son algunos de los vocablos que se han vuelto del uso común, y que representan cambios profundísimos en la manera en que personas y grupos interactúan y se comunican. Contratiempo marca el final de esa década, y el principio de la siguiente, con una mirada retrospectiva (ya habrá tiempo para preguntarnos qué tendencias marcarán al siguiente decenio, pero siempre es recomendable empezar con el análisis histórico). Una de las explosiones más interesantes de la década es la migratoria. Como fenómeno mundial, la inmigración ha llegado a un punto de crisis en Estados Unidos y Europa (naciones receptoras), en la medida en que otras crisis económicas y políticas en los demás países siguen produciendo migrantes. Raúl Dorantes y Febronio Zatarain reflexionan cómo la década había comenzado con la esperanza de una reforma migratoria, hasta que los atentados del 9/11 hicieron explotar la “enchilada” de la reforma cocinada entre México y Estados Unidos. Al cierre de edición, la introducción de una nueva propuesta de reforma migratoria en el Congreso, la suspensión temporal de la deportación del estudiante indocumentado Rigo Padilla, y la lucha de un candidato inmigrante por alcanzar un escaño federal, abren una serie de paréntesis, interrogantes e incógnitas. El catedrático mexicano Jaime Preciado nos presenta un análisis exhaustivo y profundo sobre el resurgimiento de las izquierdas latinoamericanas, y cómo esto no parece ser un mero reacomodo, sino un cambio profundo que se manifiesta en formas

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concretas en cada nación del subcontinente. El poeta puertorriqueño Rafael Franco analiza el cambio en cultura y sociedad resultante de los atentados del 9/11, mientras que Catalina María Johnson desmenuza en bits digeribles la explosión del mundo online, y Paul Rodríguez Schroeder explora el cine que ha surgido en América Latina durante la década. Cabe subrayar otros textos que, fuera del dossier, se comunican también con este: los cuentos y poemas de Antonio Zavala, Enrique Murillo y Patricio Rizzo confirman la explosión de la literatura en español en Chicago. Catalina María Johnson dirige nuestras miradas hacia las corrientes musicales que aparecieron en la década, y el candidato inmigrante, Jorge Mújica, habla de su lucha como líder comunitario, y sus esfuerzos por desbancar al congresista Dan Lipinski del Tercer Distrito de Illinois.


Corazón partido. Grabado de Salvador Jiménez

La década del

indocumentado Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

C

uando en 1986 el Congreso aprobó La Ley de Reforma y Control de Inmigración (conocida como “Amnistía”), el entonces Presidente Ronald Reagan le hacía un regalo a los indocumentados, pues éstos en realidad no habían luchado masivamente: el trabajo de los activistas era más que nada mediático o de lobby. Existía cierta presión de parte de algunos sectores empresariales, sobre todo de la industria agrícola, así como de una docena de sindicatos y de la cúpula de la Iglesia Católica. Pero digámoslo sin cortapisas: los poderes ejecutivo y legislativo no tenían una presión real por parte de los que saldrían beneficiados. Para el año 2000 los inmigrantes seguían sin exigir nada. Sin embargo, el presidente George W. Bush empezó a hablar de una “amnistía”, más con una variante: sería solamente para los cuatro millones de mexicanos, pues el voto de esta comunidad en Estados Unidos representaba la única esperanza para su reelección. Los legisladores del Partido Demócrata, opositores a Bush, señalaban que la “amnistía” debería ser para todos los indocumentados. En ese inicio de siglo, la clase política estadounidense parecía estar estableciendo una ley no escrita: para que el modelo económico funcione eficientemente se aprobará una “amnistía” cada 15 años.

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Esta ley no escrita la comprendió cabalmente el entonces canciller mexicano Jorge Castañeda. De ahí que haya propuesto su “enchilada completa”, que incluía la regularización de todos los indocumentados mexicanos y la creación de un programa de trabajadores huéspedes. Pero se vinieron los atentados del 11 de septiembre, y entre sus escombros quedó hecha cenizas la “enchilada completa”: Bush se volvió de pronto uno de los presidentes más populares: ya no necesitaba del voto de los mexicanos para su reelección. Debido a los atentados, el nacionalismo y la xenofobia se propagaron a lo largo y ancho de Estados Unidos. El péndulo de la sociedad estadounidense se cargaba hacia su parte no humanista: la que teme y niega a los otros, la que busca la venganza y exige “retaliation”. Esta sed de venganza llevó a la sociedad estadounidense a confundir al que emigra para trabajar en sus campos, restaurantes y factorías con fundamentalistas islámicos. Esta misma sed empujó a los aparatos de inteligencia del Estado a confundir a los inmigrantes con miembros de organizaciones terroristas como Al Qaeda. Por eso en Chicago, en diciembre de 2002 —como parte del Patriot Act— se implementó la Operación Aeropuerto con la que se capturaron a decenas de indocumentados y a ningún terrorista. Entre los detenidos se escuchó la indignación de una madre indocumentada: Elvira Arellano.

Elvira Durante 2003, la voz de Elvira y de otros indocumentados fue adquiriendo relevancia en los medios locales y nacionales, a tal grado que en Illinois algunos legisladores liberales como Dick Durbin y Luis Gutiérrez reconocieron tácitamente el error de las operaciones que se estaban llevando a cabo. Estos legisladores buscaron la manera de enmendar el error ya fuera posponiendo la deportación y en poquísimas ocasiones ayudando a regularizar el estatus migratorio de los afectados. Las organizaciones comunitarias fueron rebasadas por el coraje de Elvira, que defendía su derecho “no legal” de quedarse en Estados Unidos, país donde había trabajado durante nueve años y donde había nacido su hijo Saúl. Cabe señalar que con Elvira surge por vez primera un líder indocumentado. Y no es que ella hubiera decidido convertirse en líder: fue la inconformidad ante la persecución injusta la que la llevó a dar ese paso. No era Elvira la que avanzaba y renegaba: eran los miles de afectados por el Patriot Act. Con la imagen de Elvira queda también patente que los que cruzan la frontera ya no son en su mayoría hombres. Uno de los indicadores son los saldos de las redadas que ha estado realizando el Immigration and Customs Enforcement (ICE); por ejemplo, el 25 de agosto de 2008, en Laurel, Mississippi, se llevó a cabo la redada con mayor número de detenidos en un centro laboral en la historia reciente: de los 595, cien eran madres de familia. Otro de los indicadores es el número de muertos en el cruce: en los primeros diez meses de 2009, de los 662 migrantes muertos a lo largo de la faja fronteriza el 58% eran mujeres. Huntington Así como la inconformidad indocumentada tomó a Elvira como su icono más visible, el grueso de la sociedad estadounidense encontró la justificación a su actitud antiinmigrante y anti-mexicana en el trabajo de un académico. Nos referimos a Samuel Huntington y a su ensayo titulado “El reto hispano”, publicado en abril de 2004. Pese a que este prestigioso intelectual se autonombraba liberal, en dicho ensayo se aferra de manera obstinada a la idea de que el pilar de la cultura estadounidense fue, es y será la ética protestante y que los mexicanos no hacen suyo ese pilar; es decir, que se niegan a la asimilación. Esta idea de Huntington de ningún modo es liberal, pues plantea la permanencia de una ética que ciertamente tuvo su relevancia en la conformación de este país, más que todo en los siglos XVII, XVIII y parte del XIX, pero que de ningún modo puede definirse como el único motor del gran progreso estadounidense. El mismo Max Weber —autor de La ética protestante y el espíritu del capitalismo— decía que él solamente estaba capturando un perfil de este fenómeno económico, social y

cultural llamado Capitalismo; y ciertamente desde ese perfil, Weber pudo descubrir que la ética protestante jugó un papel fundamental para que en Occidente se desarrollaran los valores de los que se alimentó el capitalismo moderno. Estados Unidos, por supuesto, fue un suelo fértil: el granjero estadounidense, a través de su trabajo y su frugalidad, pudo congraciarse con su Dios y a la postre lograr acumular riquezas y reinvertirlas en la producción. Aunque nacida del protestantismo, esta actitud se volvió inherente a la sociedad estadounidense, sin importar el grupo étnico o religioso al que se perteneciera. Y toda ola migratoria que ha llegado en los últimos 130 años la ha asumido como propia. A Huntington se le olvidó ver el capitalismo desde otras ventanas. Se le olvidó que las sociedades son complejas y que para tener de ellas una mayor comprensión se requiere de múltiples descripciones y explicaciones. Huntington se conformó con repetir lo dicho por Weber en 1905. No notó que desde fines del siglo XIX en Estados Unidos las grandes olas migratorias dejaron de ser protestantes para darle paso a los católicos europeos y, en menor medida, a los judíos europeos. ¿Cómo se explica que estos grupos nacionales y religiosos, sin ser protestantes, arribaran a Ellis Island, y después se trasladaran a Nueva York, Boston o Chicago para transformar a esas ciudades en grandes centros industriales y financieros? Esas enormes olas migratorias tenían la imagen de que en Estados Unidos el dinero corría por las calles, pero también tenían conciencia de que ese dinero se recogía con la pala del trabajo. Esta imagen la percibieron de una manera similar los inmigrantes de Latinoamérica, Asia y África que pisaron suelo estadounidense en el siglo XX. Después de casi 13 décadas de inmigración no protestante, Huntington debió tener claro que la pujanza de este país, además de la ética protestante, ha llegado a tener otras variantes. Una de ellas es la visión de progreso que se siembra en todo aquel habitante de la Tierra que decide emigrar a otro país. Sensenbrenner Bajo el paraguas ideológico de Huntington, se dieron dos fenómenos sociales que dejaron de lado la lucha contra el terrorismo y lanzaron sus dardos directamente contra los inmigrantes. Uno, legislativo, propuesto en enero de 2005 por el congresista de Wisconsin James Sensenbrenner, fue el Real ID Act, que proponía que se les negara la licencia de manejo u otro tipo de identificación a todos los indocumentados. El otro es el surgimiento del Minuteman Project en abril del mismo año, que convocó a sus simpatizantes a apostarse a lo largo de la frontera entre Arizona y México para detener a toda persona que buscara ingresar ilegalmente a Estados Unidos. El Minuteman

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Project casi de inmediato recibió una amplia cobertura en las grandes cadenas noticiosas de cable. Lou Dobbs, Bill O’Reilly y Joe Scarborough se encargaron de encomiar la labor de los Minuteman dándoles el calificativo de “patriotas” y a la vez de difamar a los indocumentados manipulando toda noticia que se relacionara con los mismos. Ante estas agresiones descaradas, el primero de julio de 2005 se congregaron en el sur de Chicago alrededor de 40 mil personas para dignificar al inmigrante, sin importar

grupos estudiantiles, etc., coincidían en que al Congreso se le había pasado la mano. Las expectativas de los organizadores fueron rebasadas el 10 de marzo de 2006: se estimaba la participación de 40 a 50 mil personas; de ahí que el cierre de la manifestación se haya proyectado para que fuera en la Plaza Federal de Chicago. Pero ese día, más de 300 mil manifestantes no alcanzaron acceso a dicha plaza. Era un río de gente que a duras penas podía fluir a lo largo de casi dos millas, desde la avenida Ashland hasta la calle

al interior del movimiento. Las personas que pudieron haber tomado el liderazgo tuvieron dificultad en hacer a un lado los compromisos con su organización partidista, sindical, religiosa o comunitaria para entregarse de lleno a este movimiento: un movimiento de masas que despertó expectativas en el mundo entero. Los activistas y los organizadores percibieron las movilizaciones como el producto de un frente amplio, y no se plantearon la posibilidad de fundar una organización pro inmigrante que estuviera

A los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional no les fue difícil meter miedo y desorientar al potencial político que se evidenció en la primavera de 2006. Para poder contrarrestar la ofensiva del Estado era necesario que al interior del Movimiento 10 de Marzo (y de otros movimientos a nivel nacional) echara raíces la conciencia de que primero se es inmigrante y después se es mexicano, salvadoreño, hondureño, etc. Que la patria política del inmigrante no es el país que deja sino en el que reside. La Polis del

...Huntington debió tener claro que la pujanza de este país, además de la ética protestante, ha llegado a tener otras variantes. Una de ellas es la visión de progreso que se siembra en todo aquel habitante de la Tierra que decide emigrar a otro país.

El 10 de marzo Mientras crecía el anti-inmigrantismo, el grueso de los activistas mexicanos estaba inmerso en la campaña de registro de votantes en el extranjero. La fecha límite para registrarse fue el 15 de enero de 2006. Ya pasada esa fecha, los activistas de todas las tendencias políticas (PRI, PAN y PRD) tomaron distancia del proceso electoral mexicano y miraron de frente la agresión cotidiana que vivían los inmigrantes. Entonces se empezó a planear una marcha en contra de la H.R. 4437, del Minuteman Project y de todas las demás manifestaciones anti-inmigrantes. La H.R. 4437 indignó a la comunidad latina y a los sectores liberales de la sociedad estadounidense. Las grandes cadenas de televisión y de radio hispanas, las cámaras de comercio, los sindicatos, las iglesias, los

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Dearborn. El primero de mayo —pese a que los medios de comunicación hispanos y algunos grupos empresariales ya no quisieron participar— se realizó otra marcha que superó en asistencia a la que se había llevado a cabo siete semanas antes. Cabe aclarar que entre el 10 de marzo y el primero de mayo a lo largo y ancho del país participaron en múltiples manifestaciones más de 10 millones de personas, y todas en contra de la H.R. 4437. La reacción del Estado La movilización del 10 de marzo de 2006 alcanzó las dimensiones de las grandes marchas organizadas por Martin Luther King Jr. Las represalias del Estado hacia la comunidad inmigrante no se hicieron esperar: había que ponerla contra la espada y la pared tirando su flecha contra el punto más frágil de dicha comunidad: los indocumentados. Desde entonces, las redadas han sido el pan de todos los días. Ante dichas represalias, no ha habido una estrategia de defensa política y social amplia en la comunidad inmigrante. Recordemos que el 20 de abril de 2006, los agentes del ICE irrumpieron en diversos centros laborales de la empresa IFCO, arrestando a nivel nacional a cerca de mil 200 indocumentados. A partir del caso IFCO se estableció un nuevo patrón en la práctica de las redadas: son masivas, hacia una sola empresa y se llevan a cabo al mismo tiempo en varios estados. A esto hay que agregar que pese a que la H.R. 4437 no fue aprobada por el Senado, en la práctica a un buen número de los indocumentados detenidos se le ha estado criminalizando no por ser indocumentados, sino por robo de identidad, pues han trabajado con un Número de Seguro Social que no les pertenecía, y las condenas han ido de seis meses a dos años. Las organizaciones pro inmigrantes no supieron leer en su momento lo que se avecinaba. Tal vez por eso no cerraron filas

por encima de intereses que no respondieran a un objetivo fundamental: la regularización de todos los indocumentados. 2009 A un año del triunfo de Barack Obama, la situación para el indocumentado sigue igual de incierta. El estancamiento de la economía, las guerras en Afganistán e Irak y el tortuguismo legislativo para aprobar el Plan de Reforma al Sistema de Salud, han contribuido para que los poderes del Estado sigan dejando en la gaveta la Reforma Migratoria. Ocasionalmente, Obama o algún congresista federal o la misma jefa del Departamento de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, hacen referencia a ella, pero en realidad no se ha avanzado nada. Los peligros y las incertidumbres que perseguían al indocumentado durante los dos últimos años de Bush también lo han estado persiguiendo durante el primer año de Obama.

inmigrante es Chicago, Denver, Los Ángeles... Estados Unidos. El movimiento pro inmigrante sigue sin cabeza. Y mientras siga sin cabeza, la aprobación de una Reforma Migratoria se pospondrá por tiempo indefinido. Acaso un día brote el lado humanista del huésped en turno de la Casa Blanca y ofrezca de nuevo —al igual que Reagan— una “Amnistía”. Raúl Dorantes y Febronio Zatarain son miembros del Consejo Editorial de contratiempo.

Foto: Steve Liss/Medill

su condición migratoria. Los organizadores principales fueron dos locutores y una organización comunitaria: Rafael Pulido “El Pistolero”, Miguel Silva “El Chokolate” y el Centro Sin Fronteras. Ya en plena efervescencia anti-inmigrante, el 18 de octubre del mismo año el presidente Bush declaró: “Deportaremos a cada uno de los inmigrantes indocumentados”. Al siguiente día, el congresista John Sullivan, inspirado en la declaración del Presidente, empezó a elucubrar un proyecto de ley en el que propondría la deportación masiva de todos los indocumentados: que a éstos se les pudiera detener en las calles, en sus casas o en el lugar donde se les encontrara, tanto por los oficiales del Servicio de Inmigración como por cualquier autoridad policíaca. Para el 16 de diciembre, la Cámara Baja aprobaría la ley H.R. 4437, impulsada nuevamente por Sensenbrenner, en la que se criminalizaba al indocumentado y a todo aquel que le proporcionara ayuda. Asimismo, se ordenaba la construcción de un muro fronterizo de 1,123 kilómetros.

Elvira Arellano

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Izquierda social e izquierda electoral:

La gramática democrática latinoamericana

Foto: AP/Martin Mejia

Jaime Antonio Preciado Coronado

Chavez y lula: hacia la izquierda.

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as recientes elecciones presidenciales en Uruguay, Bolivia y Chile, realizadas durante los meses de noviembre y diciembre de 2009, confirman esperanzas en cuanto a mejores condiciones de certidumbre para los gobiernos de izquierda en la región, pero también obligan a ponernos en guardia sobre las limitaciones que enfrenta una agenda de justicia social, incremento cualitativo de derechos de ciudadanía y mayor equidad, en nuestros países: una gramática democrática que avanza hacia un escenario post-neoliberal, en medio de tensiones crecientes entre lo que podríamos considerar la izquierda social, que está vinculada con los movimientos sociales y sus demandas, y una izquierda electoral, que ha optado por construir un gobierno desde los parámetros de esa nueva gramática democrática, cuyas políticas públicas entran frecuentemente en desacuerdo con respecto a la izquierda social, sobre todo cuando ésta no se integra en los nuevos gobiernos, o no se reconoce plenamente en ellos. Aumenta la esperanza: en Uruguay triunfa el candidato del Frente Amplio, el ex guerrillero José Mujica, en una segunda vuelta que le otorgó una cómoda mayoría: 53% de los votos y con mayoría automática en ambas cámaras; mientras que en Bolivia, Evo Morales fue reelecto con un 63 por ciento y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), obtuvo 85 diputados sobre un total de 130, y 25 senadores sobre 36, lo que le augura una amplia mayoría para los próximos debates. Que serán muchos, puesto que la oposición venía frenando las leyes más importantes. Sin embargo, la consolidación democrática encabezada por la Concertación de Partidos por la Democracia en Chile está en riesgo, pues en la primera vuelta de las elecciones presidenciales recientes, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quien no pudo capitalizar la altísima tasa de popularidad de casi un 80 por ciento que disfruta la actual mandataria Michelle

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Bachelet, sólo obtuvo un 29.62 por ciento del voto, frente al 44 por ciento obtenido por el candidato de la derecha, Sebastián Piñera Echenique. Es grande la incertidumbre para la segunda vuelta; si se suman los votos del socialista allendista Jorge Arrate (6%) y del diputado social-liberal independiente Marco Enríquez-Ominami (quien ganó un sorprendente 20.13% de los sufragios), éstos suman poco más del 53 por ciento del total del voto emitido; pero, la dificultad es unir el voto de centro-izquierda, particularmente de los liberales independientes, quienes se desmarcaron radicalmente de la Concertación a lo largo de la reciente campaña presidencial. Las dos últimas décadas de estructuración política en Latinoamérica se caracterizan por un conjunto de transformaciones de la “gramática de la democracia”, en el ámbito de procedimientos y formas en el ejercicio democrático, manifiestas en la tendencia ideológica mayoritaria hacia una agenda de izquierda heterogénea de los grupos en el poder. Transformaciones debidas, también, a la presencia de bastiones políticos diferenciados y polarizados que actúan en distintas escalas al interior de los Estados Nacionales, así como por el papel determinante de los movimientos sociales. En torno de éstos últimos se constituye lo que denomino la izquierda social, cuyas demandas tensionan los proyectos de gobernabilidad inspirados supuestamente en una agenda de justicia social, redistribución del ingreso, combate a la inequidad, contra la discriminación y la exclusión social, que en principio coincide con las demandas de los movimientos sociales. No obstante esa aparente coincidencia, hay fuertes diferencias en los énfasis que ponen los gobiernos de esa heterogénea izquierda, tanto en lo que hace al proyecto que se plantea lograr la estabilidad macroeconómica, acentuando al sistema financiero, como en lo que hace a las políticas sociales de corte incluyente y redistributivo, cuyo ritmo, profundidad y alcance en las sociedades nacionales es cuestionado por la izquierda social.

Con la finalidad de comprender las tensiones entre lo social y lo político-electoral, se hacen caracterizaciones muy diversas en torno a la izquierda que emerge en Latinoamérica. Para James Petras, lo que se ha instalado durante lo que va del tercer milenio, aún desde las experiencias más radicales, es un “socioliberalismo”, que lo único en que se diferencia del neoliberalismo reside en que “los nuevos gobiernos de centro izquierda arremetieron contra el neoliberalismo y se autoproclamaron socialistas del siglo XXI. En la práctica, esto significaba aumentar los desembolsos en servicios sociales dentro de las estructuras económicas y políticas comerciales existentes, con pequeños ajustes con los socios comerciales y las empresas conjuntas establecidas con inversores extranjeros”. Otros analistas políticos hacen la diferencia entre una izquierda populista, donde ubican aquellos gobiernos que recurren a formas plebiscitarias de mando y a un discurso que apela a lo popular en su configuración gubernamental; y otra izquierda que es más de orden socialdemócrata, con un sistema de partidos fuerte y un énfasis marcado en garantizar la estabilidad macroeconómica financiera, y la realización de políticas sociales que fomentan derechos básicos de ciudadanía. Algunos analistas más hablan de ciertas diferencias entre una izquierda moderada y otra radical, por la distancia que imprimen sus gobiernos frente al neoliberalismo e, incluso, hay quienes unifican los proyectos de centro izquierda en una sola tendencia moderada, por el hecho de la continuidad entre los términos del desarrollo capitalista –de los que no se separan radicalmente- y los ensayos de reformas sin rupturas, de orientación más cercana a la izquierda. La caracterización de la izquierda que propongo, toma en cuenta las tensiones entre la dimensión social y la políticoelectoral, particularmente sus resultados gubernamentales frente al neoliberalismo. Por ello, distingo la socialdemocracia clásica de una izquierda que apunta hacia escenarios post-neoliberales, a partir de los siguientes rasgos: Fortalecimiento de las capacidades reguladoras del Estado como un campo en disputa; políticas públicas que fomentan y aseguran derechos de ciudadanía; crítica y distancia respecto del modelo neoliberal; y apuesta por la integración supranacional y búsqueda de la autonomía regional supranacional, por ahora acotada al fortalecimiento de Suramérica –como lo muestra la Unión de Naciones de Suramérica-, y de autonomía subnacional, la cual se da tanto en los Estados nacionales gobernados por la izquierda, como en el resto de países de la región. Si se toma en cuenta la emergencia de estas diferenciadas manifestaciones y su consolidación bajo sistemas de legitimación que, haciendo uso tanto de prácticas y mecanismos occidentales dominantes como de manifestaciones más apegadas a los usos y costumbres de minorías excluidas en Latinoamérica (como ocurre en Bolivia, por ejemplo), es posible considerar que se ha creado un es esquema propicio para reinterpretar la gramática de la democracia en la región. Además se ha ido forjando un esquema de redes sociales e institucionales de carácter internacional y supranacional, capaz de generar sólidos cuestionamientos sobre el tipo de democracia que debiera regir a los sistemas de organización política vigentes, en sintonía con la construcción de una auténtica autonomía en la región. Esa nueva gramática democrática latinoamericana se funda particularmente, en torno del imaginario de la democracia participativa; concepto mucho más amplio, plural e incluyente que el de democracia meramente procedimental.

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Consolidación de una izquierda social desde los movimientos sociales El papel de los movimientos sociales, recientemente denominados por Raúl Zibechi, como “sociedades en movimiento”, ha afianzado su presencia en la organización social y su influencia en el diseño de la agenda política gubernamental. Se han convertido en organizaciones bien articuladas al interior y fuera de sus países, con capacidad no solo para deponer a los gobernantes y paralizar el funcionamiento de los sistemas políticos, sino también para instalar a sus líderes en la estructura de poder del Estado. Se ha generado asimismo, un particular contexto de apoyos-tensiones con la izquierda política instalada en el poder, lo que ha desafiado la construcción de la gobernabilidad democrática en tanto que se han polarizado las tensiones entre la izquierda social y la izquierda gubernamental (donde destaca el caso de Brasil).

En ese sentido, se pueden destacar los siguientes rasgos de las manifestaciones de la democracia y lo democrático en la región en la última década: Cambios en las tendencias políticas del mapa electoral latinoamericano El locus del ‘centro’ se ha movido considerablemente a la izquierda de donde estaba hace diez años. De 1999, con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela al frente del Movimiento V República, hasta 2008 con el triunfo de Fernando Lugo en Paraguay, resultante de una coalición ‘Alianza Patriótica para el Cambio’; y luego el de Mauricio Funes, en El Salvador, como candidato del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, en 2009, se va configurando una tendencia de triunfos electorales de partidos progresistas y de variadas orientaciones de izquierda, en su mayoría resultantes de coaliciones políticas. En Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva (2003, reelecto en 2007), en Uruguay Tabaré Vázquez (2004), y José Mujica (2009), en Argentina Néstor y Cristina (Fernández) Kirchner (2003 y 2007 respectivamente), en Chile Michelle Bachelet (2006), en Ecuador Rafael Correa (2007), en Nicaragua, Daniel Ortega (2007), en Guatemala, Álvaro Colom (2007), y este 2009, Evo Morales, reelecto en Bolivia, además del suspenso de las elecciones presidenciales chilenas. La instalación de la izquierda política en la región ha sido progresiva y diversificada tanto en sus discursos y prácticas como en la naturaleza de las bases en las que se apoyan, que van desde coaliciones políticas tradicionales hasta bases partidarias instaladas sobre movimientos sociales, con los cuales suelen mantener una tensa relación, llegando en muchos casos a la ruptura.

fernando lugo: paraguay número 71

Nuevos procedimientos y herramientas democráticas Reutilización o implementación de mecanismos políticos en desuso que aparecen como figuras legítimas respaldadas por aparatos y estructuras legales. Este es el caso de la implementación del ‘referéndum’ y el ‘plebiscito’ en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, que no solo han logrado hacer de las urnas un acto procedimental en las elecciones, sino también una auténtica arma de legitimación para los gobernantes frente a la oposición política endógena y exógena y sus campañas de desprestigio y desestabilización. Estos instrumentos también han servido para legitimar reformas de transformación más estructural, e incluso la creación de nuevas constituciones. Debe señalarse que estos mecanismos no han sido tomados exclusivamente por la izquierda, ya que recientemente grupos de derecha (inicialmente reacios a aceptar la validez de su implementación) como los de la Media Luna Ampliada en Bolivia, se han valido de ellos para impulsar proyectos de autonomía regional.

foto: Wilson Dias/Abr

Renovaciones constitucionales En la última década, se ha iniciado un importante proceso de reformas, instalación de asambleas constituyentes y aprobaciones de Constituciones nacionales, en algunos casos la clase política decide, “desde arriba”, el diseño constitucional para ser entonces votada popularmente, y en otros involucrando incluso a los movimientos sociales en la elaboración

Jaime Antonio Preciado Coronado, mexicano, es profesor e investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

foto: www.bermudaradical.wordpress.com

Foto: Antonio Cruz/ABr

Corrientes políticas diferenciadas al interior de los Estados nacionales Bastiones de oposición política en las esferas parlamentarias y los gobiernos locales. Se ha convertido en una constante el triunfo de partidos políticos de izquierda en esferas locales estratégicas y la obtención de la mayoría parlamentaria dentro de países gobernados por la derecha a nivel federal. Este es el caso de México después de las elecciones presidenciales y legislativas de 2006, aunque en las elecciones legislativas intermedias, la izquierda electoral pasó a ocupar la tercera posición en el Congreso de la Unión. De forma inversa, la derecha política y económica se ha reposicionado en las esferas locales, creando incluso nuevas formas de organización civil que responden a la defensa de intereses históricos que se han visto amenazados por las reformas constitucionales, leyes de distribución o proyectos políticos de la izquierda en el poder. Tal como aconteció en México en 2006, en la Colombia de la reelección de Álvaro Uribe, o en Panamá, donde la derecha empresarial gana el gobierno nacional en 2009.

de su diseño. Lo que destaca sin embargo, es que tanto las nuevas constituciones de Venezuela (2000), Ecuador (2008) y Bolivia (2009), como los líderes que las han impulsado detentan un amplio respaldo popular legitimado por la figura del referéndum. La consolidación de métodos participativos como políticas de Estado. Resalta que destacadas iniciativas principalmente en la esfera local, como el ‘presupuesto participativo’ (implementado por ejemplo en San Salvador de Bahía y Porto Alegre, Brasil y Perú), foros de atención y participación ciudadana hayan pasado de ser políticas de partido, a ser políticas de Estado, con perdurabilidad más allá de los cambios que se den en los procesos electorales. Los ejes expuestos, y muy brevemente desarrollados, constituyen algunos de los principales elementos de la gramática democrática contemporánea en América Latina. Faltaría identificar y analizar las manifestaciones y estrategias más recientes, utilizadas por los actores de oposición a estos procesos, con el objeto de presentarlos como el núcleo de la ‘contraola’ democratizadora, que usa instrumentalmente el discurso sobre el riesgo y la política del miedo, aplicado a la democracia regional. Falta desentrañar, sin embargo, la auténtica fuente de inestabilidad política y democrática en América Latina, como lo deja ver el caso de Honduras, donde el golpe de Estado en contra del gobierno de Manuel Zelaya, fue tejiendo complicidades y alianzas internacionales que permitieron pasar del aislamiento mundial de los golpistas a los intentos legitimadores de unas elecciones inconstitucionales apoyadas, paradójicamente, por el gobierno de Barack Obama, de los primeros en condenar el golpe. No olvidemos que lo que está en juego en Honduras, es la viabilidad de una izquierda post-neoliberal cuyo movimiento social proponía una Constituyente pacífica, que fundara formatos novedosos de democracia participativa.

evo morales: bolivia

mauricio funes: el salvador contratiempo


Dicho evento marcó un hito en la historia de Estados Unidos y, mucho más que el asesinato del presidente Kennedy en 1963, también ha fungido como el evento definitivo de la primera década del nuevo siglo. ¿Dónde estabas tú cuando tumbaron las Torres? Esta pregunta ha sustituido a la vieja “¿dónde estabas tú cuando mataron a Kennedy?” Curioso que ambos eventos, aunque muy públicos, no hayan sido esclarecidos del todo. De la misma manera que al día de hoy todavía no sabemos si Lee Harvey Oswald actuó sólo o no, la comisión gubernamental que investigó el ataque del 9/11 tampoco pudo contestar todas las interrogantes. Pero esclarecer la naturaleza misma del ataque es imposible en un espacio como éste. Dejando a un lado los méritos de la historia oficial, sí podemos cuantificar el impacto que ha tenido este acontecimiento en la vida diaria de la sociedad estadounidense como también en su política, tanto interior como exterior. El ataque a las Torres del 11 de septiembre ha sido utilizado para justificar toda una serie de medidas en torno a la inmigración y a la seguridad nacional. En efecto, el ataque a las Torres es el pretexto que ha conferido a las autoridades nacionales mucho más poder para decidir el destino de los millones de inmigrantes que habitan en los Estado Unidos a partir de un nuevo paradigma legal. Atrás quedaron las disquisiciones sobre el rol de NAFTA en resolver la problemática de inmigración, arriba subió la muralla que divide partes de México de los Estados Unidos. El ataque a las Torres efectivamente acomodó toda una serie de derechos draconianos en cuanto a los asuntos de inmigración y de seguridad nacional. De hecho, hoy día existe cierto paralelismo entre ambas que no existían previo al ataque de las Torres.

El mundo post

9/11 Rafael Franco

M

uy pocos eventos históricos han recibido la atención mediática que se concentró alrededor del acto violento que tumbó ambas torres del World Trade Center en Nueva York en septiembre del 2001. Ante las numerosas cámaras de televisión, y para el horror de los televidentes a través de todo el mundo, dos aviones comerciales se estrellaron contra las torres, causando su colapso.

contratiempo

El mantra de la seguridad Escuchemos las palabras de Janice Kephart, perteneciente a la comisión gubernamental que estudió los ataques: “Estamos todos aquí hoy porque el 11 de septiembre nos ha dado una inestimable lección; la seguridad de las fronteras es lo mismo que la seguridad nacional”. Desde entonces la inmigración ha pasado de ser un asunto de justicia social a uno de seguridad nacional. Casos como el del estudiante Rigo Padilla, aquí en Chicago, se verían bajo otra óptica a no ser por el programa legislativo que logró acomodarse tras los ataques. Aún muchos años más tarde, cuando las nuevas leyes en torno a la inmigración y la seguridad nacional estaban pautadas para revisión, el ataque a las Torres sirvió para extender la vida de esas leyes draconianas. Y decimos leyes draconianas porque han logrado echar para atrás mucho del progreso social que se había registrado en las cortes. Fundamentos legales como el del habeas corpus han sido suspendidos a raíz de los ataques. Pero lo que mucha gente pierde de vista es que estas medidas legales que han fortalecido a la derecha ya estaban elaboradas mucho antes de los ataques. El Department of

Homeland Security ya estaba diseñado mucho antes del ataque a las Torres y los proyectos legislativos de gran alcance fueron posibles solo al usar el ataque a las Torres como justificación; a tal punto que al día de hoy todavía hay cientos de prisioneros que no han sido acusados de ningún cargo concreto y llevan en detención más de ocho años en prisiones militares como las de Guantánamo, Cuba. En términos de la política exterior, las dos guerras que han definido la década – en Irak y en Afganistán – se desataron directamente como resultado del ataque a las Torres. Desde el 2003 los Estados Unidos han librado ambas guerras sin que se vislumbre una pronta conclusión. De la misma manera, el ataque a las Torres permite una nueva nomenclatura del enemigo; tildar de terroristas a países o individuos el día de hoy tiene unas implicaciones legales, tanto domésticas como internacionales, que no tenían antes de los ataques. Es como si el ataque a las Torres hubiera fortalecido la vieja Doctrina Monroe, la cual otorga visos de legalidad al rol estadounidense de ‘policía’ no sólo hemisférico, sino mundial. A raíz del ataque a las Torres, la integración del mercado norteamericano está más cerca de la concreción que nunca antes y las fuerzas de seguridad nacional tienen más poder que nunca. ¿Y las artes, cómo han asimilado el evento? La magnitud del ataque y la enorme pérdida de vidas que conllevó mantuvieron el tema fuera de la literatura y las artes por algún tiempo. La complejidad de los elementos y factores que contribuyeron al ataque es tal, que aún nadie ha tratado de explicar el por qué ni el cómo en la corriente principal de las artes. Escritores como William Gibson, de ciencia ficción; Jonathan Safran Foer, Dom DeLillo, Ian McKewan; el cineasta Oliver Stone, y el artista Art Spiegelman han trabajado el ataque en sus obras, pero sólo desde el punto de vista personal, de lo sucedido, de las víctimas. Las versiones alternativas de los ataques también han tenido su agosto. El filme Zeitgeist, de Peter Joseph, ha permeado de forma casi viral el Internet y provee un análisis, punto por punto, de las inconsistencias en la versión oficial. Pero hasta la fecha, estas visiones alternativas del evento que marcó la década se circunscriben a los llamados “teóricos de la conspiración”. Hasta la fecha, la corriente principal académica no ha dado paso a visiones alternativas del evento. En el quehacer cultural latinoamericano tampoco se ha visto un gran interés por tratar el tema, aún cuando un gran número de minorías étnicas pereció en los ataques. Todavía no se ha escrito la Gran Novela de las Torres, ni se ha filmado la Gran Película sobre las Torres. Esperemos que esta nueva década nos provea el enfoque literario y artístico que podría arrojar una nueva luz sobre un evento cuyo impacto en todas las áreas de la sociedad todavía estamos cuantificando casi diez años más tarde. Rafael Franco, poeta y artista puertorriqueño, es miembro del Consejo Editorial de contratiempo. diciembre 2009 - enero 2010


Década nueva, vida nueva: Los nuevos medios del mundo virtual Catalina María Johnson

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La red que nos conecta partir del 2000 y sobre todo en los últimos cinco años, la red de redes que nos conecta en el ciberespacio ha crecido con tal acelere que hoy sus recursos definen cómo nos comunicamos, nos informamos, y de hecho, cómo aprendemos y pensamos. Generaciones jóvenes, habiendo mamado lo digital, ni siquiera se cuestionan la existencia y el uso de los nuevos medios. Nosotros, los que en nuestras primeras etapas de educación conocimos la máquina de escribir y la biblioteca, no nos queda más que postrarnos rendidos o unirnos maravillados al nuevo mundo feliz. Googlear (guglear o goolear) es un neologismo que es cada vez más corriente entre los usuarios del Internet que utilizan el buscador Google Wikipedia, la enciclopedia libre Yo googleo, tú googleas, todos, todos, googleamos Wikipedia nace en el 2001, Facebook en el 2004, YouTube en el 2005, Twitter en el 2006, y en el 2007, el IPhone nos pone todas estas innovaciones en las manos en todo momento. Google, que se estrena en el 1996, domina a partir del 2003 el mercado virtual de la información. Y esta es sola una parte del arsenal cibernético del que casi dos mil millones de personas en el planeta dependemos para todo tipo de actividades, desde las de mero entretenimiento hasta las indispensables. Pero aún de mayor importancia, los nuevos medios no solo propician una manera fácil de comunicarnos o de informarnos, sino que en su mismo uso conllevan el derrumbe de grandes empresas construidas alrededor de la creación intelectual y artística, que llegan al 2010 diezmadas y moribundas. Por ejemplo, en el mundo del arte, por muchas décadas, el poder ha estado en manos no de los que creaban el arte, sino los que disponían de fondos para producir los contenedores e instrumentos de su distribución. Gracias a las posibilidades de la red, hoy los músicos se despojan de las cadenas de grandes compañías disqueras y los artistas plásticos crean galerías virtuales para interactuar directamente con su público, y así van tomando las riendas de un proceso que anteriormente solo hubiera sido posible costearlo por medio de empresas más grandes que a cambio de su inversión se hubieran quedado con gran parte de las ganancias. La democratización del arte A la par se ha liberado la capacidad de todo individuo de producir y distribuir contenido a través del Internet. Hay que reconocer que el mundo virtual nos confirma al igual que el real que no todos estamos dotados de igual talento, sin embargo, lo interesante ha sido la valorización del poder creativo de cada individuo, que también posee a través de la red, la posibilidad de compartir su creación con quién le interese. A la vez, el consumo del producto depende de la fácil y accesible interacción entre el fanático, el crítico y público número 71

en general. En la interactividad de esta conversación que no controla completamente ninguna de las partes que contribuyen a ella, se encuentra la mayor fuerza de la comunidad virtual. Me conecto, luego soy: Comunidades de la metrópolis virtual Anteriormente, creábamos comunidades gracias el accidente geográfico de haber nacido en algún sitio en particular. En estas comunidades físicas homogéneas y persistentes, creadas por generaciones sucesivas que radican en el mismo sitio, surgían los lazos necesarios para sobrevivir en sociedad. Más en la gran metrópolis virtual, la experiencia de comunidad y de tribu la hallamos en nuestros entusiasmos compartidos. En la interacción de esas comunidades que comparten intereses especializados, vamos obteniendo un sentido de una comunidad “personal”, tan hecha a la medida como nuestras listas de canciones en el IPod. Y el medio social que escojamos para interactuar en su estructura promueve de manera casi dictatorial la interactividad constante: Hacer tweets. Comentar. Compartir. Invitar. Bloggear. Evaluar. Calificar. Cada quien con su producto, y cada cual con su consumidor Este diálogo que se establece con tanta facilidad, propicia a la vez una nueva manera de relacionarse entre el consumidor y el producto, ya que se da la posibilidad de que productos especializados encuentren fácilmente quién los consuma. A nivel local, ciudad por ciudad, Craigslist, el sitio web de anuncios clasificados gratuitos, le quita a los diarios una de sus mayores entradas y por lo menos en las grandes urbes, el periódico deja de ser un medio de distribución de información rentable. A nivel global, va sucediendo algo parecido. Quizás anteriormente hubiera sido muy difícil invertir en crear una tienda en Chicago para vender zapatos de tango de la Argentina, pero en Amazon punto-com se encuentran de todos tamaños, colores y sabores, y se crean nichos pequeños pero muy rentables para grupos especializados de consumidores. A la par los sistemas de calificaciones virtuales, como por ejemplo, el de las subastas de Ebay, se vuelven armas potentes que determinan quien puede seguir vendiendo o comprando. El gran consciente colectivo Google, con Wikipedia han cambiado la manera en la que nos informamos. Sin embargo, aunque abunda la información, mucha es de dudosa calidad, incorrecta o extraña y tangencial ya que el buscador sopesa la información que nos encuentra basado en criterios que varían en cuanto a su validez. Por lo tanto, cobra cada vez mayor importancia de la curación, ya sea del bloggeador entusiasta, de los amigos

de Facebook, o de los comentarios y calificaciones. De ahí que las personas o los sitios que nos orientan bien se vuelven parte esencial de navegar tanto mundo. Igualmente, dependemos ya de la noción de que podemos aprender constantemente los unos de los otros, y contamos que la respuesta a casi cualquier dilema nos lo puede proporcionar la red a través del conocimiento colectivo de nuestros compañeros, conocidos o desconocidos. Ciudadanos del mundo digital: La nueva política de los nuevos medios Apenas empezamos a vislumbrar lo que significa una política en este nuevo mundo feliz. En la campaña presidencial de Obama en los Estados Unidos en el 2008, el manejo que tuvo su equipo político al utilizar los nuevos medios fue prueba de cuan potentes pueden ser para generar movimientos virtuales que en el momento de la votación cobraron plena realidad en contra del partido Republicano. El año pasado, en la difusión de información a través del Internet (por medio sobre todo de teléfonos celulares) las protestas electorales iraníes en el 2009, Twitter demostró ser vital para organizar manifestaciones y como protesta en sí a la que se unió el mundo entero. Será interesantísimo ver como se conforma esto dentro del ámbito político en la próxima década, en la que la revolución no será televisada, será tweeteada. Tu sonrisa nunca será igual que : ) Cierto que una conversación por Facebook no es lo mismo que una conversación en vivo. Vamos entendiendo que no es un contacto que reemplaza sino que complementa la relación interpersonal. Va ganado valor a su vez, lo que nunca podremos descargar de la computadora: el concierto en vivo, el mundo que percibimos a través de los sentidos, con todos sus olores y sabores, la conversación personal y la sonrisa en la cara del amigo que siempre nos dará más gusto que una que se crea con dos puntos y un cierraparéntesis. Y seguro que seguiremos buscando el equilibrio entre lo virtual y lo personal, aunque pocos podemos concebir lo que nos depara nuestro destino digital en el 2020 después de otra década de vivir en la inter-red. Catalina María Johnson, Ph.D. es locutora y productora de programas de música latina para estaciones de radio pública. Para mayor información: www.encantolatinoproductions.com contratiempo


Y tu mamá también.

sin nombre.

amores perros.

Cine latinoamericano en el cambio de siglo: de la nostalgia a la inmediatez Paul A. Schroeder Rodríguez

E

n 1987, durante el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, se dio un debate intensísimo sobre el futuro de este Nuevo Cine político y vanguardista que había florecido en el contexto revolucionario de los años sesenta, pero que ahora se enfrentaba a una crisis por falta de financiamiento y porque no estaba conectando con el público latinoamericano. La intervención más atrevida en este debate la hizo el mexicano Paul Leduc, quien tras elaborar sobre estas deficiencias, lanzó un enigmático hurra: El cine dinosaurio se ha extinguido. ¡Que viva el cine de las lagartijas! ¡Que viva el cine de las salamandras! Si leemos todo su discurso, queda claro que el cine de dinosaurios es un cine que ya no se estaba produciendo porque no había dinero para ello, y que el cine de lagartijas y de salamandras es un micro-cine en tanto está basado en tecnologías baratas como el vídeo y es capaz de adaptarse rápida y estratégicamente a circunstancias siempre cambiantes. Un buen ejemplo de este micro-cine es el movimiento de vídeo indígena que se ha extendido por toda América Latina. Pero aún en el caso de largometrajes, que es lo que me interesa discutir en este espacio, el llamado que hace Leduc por un micro-cine parece haber sido profético, aunque no en las formas por él anticipadas. Lo que quiero decir con esto es que la experimentación del Nuevo Cine Latinoamericano terminó con el éxito comercial y sin precedentes de películas estéticamente convencionales como Fresa y chocolate (1993) y Como agua para chocolate (1992), que al enfocarse en la micro-política de las emociones lograron re-alegorizar la nación para una audiencia global en un contexto geopolítico profundamente transformado por la implosión de la Unión Soviética. La estrategia de estas producciones, vigente hasta el día de hoy, fue la de combinar lo local, a través de un retorno conciente al realismo, con lo global, a través del uso de géneros comerciales como el road movie, el melodrama o la comedia. El resultado ha sido un cine “glocal” cuya estética podríamos calificar de ‘realismo afectivo’, pues sus narrativas son afectivas sin llegar a ser afectadas al modo del cine clásico de los años 40 (por ejemplo, María Candelaria y Doña Bárbara) y su estilo es realista sin pretender ser objetivo, como pretendía serlo el neo-realismo de los años 50 (por ejemplo, La escalinata o Vidas secas). Este cine “glocal” se ha desarrollado en dos fases: una caracterizada por la nostalgia, en los años 90, y otra fase desde alrededor del año 2000, caracterizada por la

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inmediatez, en el sentido de que proyecta una comprensión intuitiva de la compleja realidad representada. Fase nostálgica La fase nostálgica tuvo dos vertientes: nostalgia por un pasado progresista, como en Confesión a Laura (1990), Danzón (1991), La estrategia del caracol (1993), Fresa y chocolate (1993), Buena Vista Social Club (1999), y Lugares comunes (2002); y nostalgia por un pasado y relaciones sociales más tradicionales, como en Lo que le pasó a Santiago (1989), Como agua para chocolate (1992), Central do Brasil (1998), y Amores perros (2000). Algo muy diferente al impulso nostálgico se está dando en el cine “glocal” de la última década. Por ejemplo, a pesar de que Central do Brasil (1998) y La ciénaga (2001) ambas exploran las raíces de la identidad nacional en el campo, sólo La ciénaga elude la tentación del idilio, a través de una crítica feroz a la decadencia social, económica y moral de una familia de clase media-alta en Salta, Argentina. Otro ejemplo: mientras Amores perros (2000) reduce la actividad revolucionaria a mera delincuencia por su representación negativa del ex-guerrillero El Chivo, y propone como posible reivindicación el retorno a relaciones familiares convencionales con su hija (como si no hubieran pasado los años sesenta); la película Y tu mamá también (2001) denuncia el auge del neoliberalismo (1) a través de una voz en off que nos informa cómo el padre de Tenoch se hizo millonario con una trama corrupta facilitada por el ingreso de México en el Tratado de Libre Comercio; y (2) a través de una secuencia final donde Julio Zapata, el personaje de clase media-baja, acaba pagando el café del personaje de clase media-alta, Tenoch Iturbide. Esta secuencia final hace posible una interpretación alegórica de la película donde la atracción homosocial/sexual entre Julio y Tenoch representa la convergencia neoliberal entre el PRI y el PAN a lo largo de los años 90, mientras que su separación final representa la rápida consolidación del poder en manos del PAN tras las elecciones del 2000 como la consecuencia lógica del giro en el PRI hacia la derecha. Por último, la profundidad ideológica de Y tu mamá también se ve

literalmente en la profundidad de sus encuadres, donde los primeros planos (siempre ocupados por los personajes principales de la ficción), contrastan con un fondo poblado de gente común que ha sido desplazada por el giro neoliberal e ignorada tanto por el PRI como por el PAN. Es decir, la puesta en escena nos invita a hacer una crítica sofisticada de relaciones sociales basadas en diferencias de clase, raza, género sexual, y sexualidad; una crítica ausente en Amores perros, a pesar de su indiscutible virtuosidad técnica y narrativa, por su enfoque tan estrecho y formulaico en un segmento privilegiado de la población capitalina. Lo que el contraste entre estas películas sugiere es que, a pesar de que todas se enfocan en dilemas morales a nivel individual y todas encuadran estos dilemas en formas audiovisuales y narrativas convencionales, el cine “glocal” de la primera década del nuevo siglo está mucho más anclado en un presente del cual no se puede escapar. Tal es el caso no sólo en Y tu mamá también y en La ciénaga, sino también en Mundo grúa (1999), Bolivia (2001), Historias mínimas (2002), Ómnibus 174 (2002), Ciudad de Dios (2002), Carándiru (2003), La niña santa (2004), Whisky (2004), El violín (2005), La mujer sin cabeza (2008), y Sin nombre (2009). Claramente, la diferencia entre el cine “glocal” nostálgico de los 90 y el cine “glocal” de la última década es que el segundo nos remite a los profundos cambios que se han venido dando en América Latina desde alrededor del año 2000: elecciones históricas (Hugo Chávez en 1998, Vicente Fox en 2000, Lula da Silva en 2002, Evo Morales en 2005); el notable descenso de la intervención norteamericana en la región a raíz de la invasión de Irak en 2003; y el surgimiento de Brasil bajo Lula da Silva como el indiscutible líder de América Latina. En conjunto, ha sido un giro geopolítico y geocultural impresionante cuyas consecuencias para el desarrollo del cine latinoamericano se podrán discernir en toda su complejidad a una mayor distancia temporal, pero cuyos matices generales sugieren que estamos presenciando uno de los momentos privilegiados de nuestra cinematografía. Paul A. Schroeder-Rodríguez dirige el Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras en Northeastern Illinois University.

la niña santa. diciembre 2009 - enero 2010


DESHORAS diciembre/enero

La consolidación de un movimiento literario y cultural en español en la ciudad.

El cierre del año 2009 ha significado en más de una manera el despertar de una conciencia, entre la comunidad hispanohablante de Chicago, la consolidación de un movimiento literario y cultural en español en la ciudad. Contratiempo ha sido actor y factor en ese movimiento, tanto como medio de comunicación que le da salida a las voces literarias locales, como gestor de la producción de narrativa breve, poesía, ensayo y periodismo que fabula los acontecimientos de la vida de nuestra comunidad en Chicago, y reflexiona sobre los sucesos nacionales e internacionales Una pieza clave en los sucesos culturales del año ha sido el impacto en Chicago del programa Big Read, la iniciativa creada por el gobierno federal estadounidense para alentar a la población a leer, y que por primera vez reconoció la presencia e influencia creciente del español, con la edición y producción de Sol, Piedra y Sombras, una antología que recogió varios de los cuentos cortos más significativos de la literatura mexicana de la primera mitad del siglo XX. Contratiempo se enlazó a los eventos locales de Sol, Piedra y Sombras, no solo para reflexionar sobre la importancia y urgencia de que en Chicago se lea a autores como Juan Rulfo, Jorge Ibargüengoitia, o José Emilio Pacheco, sino también para que se den a conocer las obras ya escritas y publicadas por autores locales. Lo mostrado en esos eventos fue solo la punta del iceberg – la producción literaria de autores latinoamericanos residentes en Chicago es más que considerable, y en Contratiempo hemos asumido un compromiso por darla a conocer en nuestras páginas. Así, dedicamos la sección de Deshoras del presente ejemplar a tres autores locales que exploran los géneros del cuento corto y la poesía. Enrique Murillo es un escritor mexicano oriundo de Huejuquilla, una pequeña población del occidental estado de Jalisco. Murillo, quien lleva casi tres décadas en Chicago, nos presenta un cuento, “A través de las rejas”, donde el humor arroja una gota de ácido a las dinámicas que se establecen entre los personajes a uno y otro lado de las rejas de la cárcel. El tema del humor es también fundamental en el cuento “Las mañanas de Galatea Cano”, de Antonio Zavala, también mexicano, pero oriundo del estado de Michoacán, y quien vive en Chicago desde inicios de la década de los 60. Zavala, quien también es periodista y maestro de inglés, juega con las dinámicas sociales surgidas tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, para explorar las sinrazones del “Estado Vigilante”. Cierran la sección varios poemas de Patricio Rizzo, argentino, y catedrático de Northeastern Illinois University, donde es profesor de lengua y literaturas extranjeras, y quien es autor de varios libros, incluyendo El lugar de Girando (Buenos Aires, Corregidor, 2001), Jardín en Playa Unión (Buenos Aires, Corregidor, 2005), y Ananda naranja (Buenos Aires, Dunken, 2007). Gerardo Cárdenas director editorial de contratiempo

foto: erin beckman

Selección de cuentos: Raúl Dorantes escritor mexicano, miembro del consejo editorial de contratiempo

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foto: erin beckman

Ricardo Enrique Murillo

A través

de las rejas Son las 8 de la mañana y la señal de la radiodifusora KHS 7.9 FM llega puntual a las cárceles y a los hogares hispanos de Estados Unidos. Las familias se disponen a escuchar el segmento semanal en las salas y en las cocinas a manera de fiesta. Es una audiencia selecta, fiel y agradecida de que haya este servicio en español. De inmediato reconocen las notas de “La Cárcel de Cananea” y la voz fronteriza del locutor Rómulo Lozano les da la bienvenida. —Señores y señoras, ¿qué tal? ¿Cómo están? Tengan muy buenos días, una vez más, como todos los sábados, aquí estamos, gustosos de poder brindarles por esta frecuencia internacional la oportunidad de comunicarse con sus seres queridos en ‘A través de las rejas’. Deseamos que todos ustedes se comuniquen sus saludos, sus mensajes y que reciban las mejores noticias de la semana. Arrrrrrrrranca… Vamos pues a tomar la primera llamada. —¡Buenos días! —Buenos días. —Sí, buenos días, estamos al aire. ¿Quién llama? —Carolina Ávalos. —¿Para quién es tu mensaje, Carolina? —Para mi esposo Gerardo Gaytán, que está preso en San Quintín desde hace siete años. —¿Y qué le quieres decir a Gerardo? Háblale como si lo tuvieras al frente. Estamos seguros de que te está oyendo. —Hola, Gerardo. ¿Cómo estás? Los niños y yo te extrañamos mucho y te mandamos muchos saludos. Ahora no te pueden hablar porque están dormiditos después de una semana de clases, pero te prometo que el próximo viernes los acuesto temprano para que se levanten y hablen contigo. Tus papás llamaron de México ayer para decir que ya supieron que tienes posibilidades de salir libre pronto. Quieren que vayas a México a verlos en cuanto salgas. Dicen que están bien. Un poco viejos, tú sabes. El tiempo no pasa en vano. Ah, y que ya les entregaron sus lentes. Tus hermanos llamaron de Texas preguntando por ti, Gerardo. Ofrecieron pagarte el boleto si quieres ir a México en cuanto salgas. Todos tenemos muchas ganas de verte. Yo sigo trabajando en el restaurante, de mesera, y mi hermana Obdulia y yo nos turnamos para cuidarnos los niños y así ahorramos lo de la niñera. Ah, y ya le dimos el último pago al abogado. Te digo para que no te vayas a comprometer a darle más dinero. Bueno, llámanos por cobrar cuando puedas. No te preocupes por nosotros, estamos bien. Bye.

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La voz de Carolina se escuchó en las bocinas de la cárcel de San Quintín. Los presos de la División 5 permanecieron atentos en las celdas. Gerardo estaba sentado frente a una de las mesas del comedor, con el plato a medias, alegre, pues recibir un mensaje mediante la KHS es una fortuna cuando los familiares viven lejos y no pueden visitar al preso como quisieran. Se le arrasaron los ojos de lágrimas. Los que lo conocían, lo felicitaron. Imposible para él poder llamar a la KHS el sábado siguiente. Los oficiales sólo les permiten hacer una llamada de cinco minutos cada tres meses y cuando les conceden el privilegio decenas de presos ya han apuntado sus nombres en la lista, no solo de San Quintín, sino de todas las cárceles de Estados Unidos. A falta de otra opción, resignado, hoy dedica la tarde a escribir cartas en cuyo sobre habrá de incluir la dirección de la cárcel, el número que le asignaron, y la división donde cumple su sentencia: “Carolina, no te imaginas el gusto que me dio escucharte y saber que los muchachos y mis papás están bien, pobres, deben haber envejecido mucho de tanto preocuparse por mí, especialmente mi mamá, toda chueca por las reumas que no la dejan en paz, pero saliendo voy a verlos y a pagar la manda que le debo a la Virgen. Diles a mis hermanos que sí les acepto la oferta y que se los agradezco y que un día no lejano espero pagarles todos los favores. Casi ni lo creo que voy a salir. Lo creeré el día que el juez me dé mi carta y me diga ‘toma, puedes irte y cuidadito con hacer otra tarugada’. Carolina, me muero por verte”. “Mamá, no se preocupe, dice el abogado que ya la tenemos ganada y todo es cuestión de completar el papeleo. Estos días me sueño mucho afuera. Seguro siempre voy a salir y ha de ser por sus oraciones, mamá, que mi cautiverio llega a su fin. Muchas gracias. Dígale a mi papá que, primero la Virgencita, por allá nos vemos pronto y que vaya alistando los caballos para darnos un paseo por el plan. Cuídese mucho”. “Lucha Elena, corazón mío, te mando otra carta para decirte que voy a México pronto. Pasaré unos dos meses allá o tal vez más. Imagínate el gusto que me va a dar verte después de que me iba a casar contigo por la Iglesia y que, a causa de los gritos de Carolina, el Padre interrumpió la misa de nuestra boda, y me vine al norte y tú te quedaste allá, y acá me casé con ella, porque, lo acepto, estaba confundido, pero cuando vaya ella no estará allá para impedirnos que nos queramos como antes. ¿Te acuerdas? A la mejor hasta nos casamos. Lucha Elena, no me contestes porque tu carta no alcanzaría a llegar antes de que me vaya.” Las cartas de los presos hispanos yacen, desordenadas, sobre una mesa, en sobres abiertos, como si fueran barajas. Toda correspondencia debe pasar por la oficina de revisión. Un traductor de origen argentino levanta la mano derecha y jura decir la verdad frente a un grupo de oficiales de alto nivel. Lee en voz alta (en inglés), con claridad, a fin de que los oficiales vayan captando cada detalle. Una vez que el traductor ha leído una carta, al no encontrar nada censurable, pasa a la siguiente, comenzando por el nombre y el número del preso. Al final de cada una es natural en él decir: —Otra carta de amor.

Las cartas leídas pasan a la mesa de la máquina donde un guardia las cierra y las sella para luego llevarlas al correo en una valija. Entre la entrega de una carta a un oficial de correos y el momento en que la recibe su destinatario pueden transcurrir tres días o un mes, dependiendo de a qué parte de Estados Unidos o México vaya. A Gerardo le gusta tanto recibir contestación a sus cartas como escuchar algún mensaje en la KHS. Son los momentos que más suelen comentar los reos en las horas silenciosas. Los mensajes les dan tema para platicar de su pasado, de lo que extrañan, de lo que anhelan. Todos piensan en la libertad. Unos la ven más cerca que otros. Los que la ven más lejana lloran. Quienes están próximos a pisar las calles se voluntarizan para llevar mensajes de bienestar a los seres queridos. Todos en la División 5 saben que la salida de Gerardo está próxima. Lo felicitan y le dicen que no se olvide de los “amigos”. El les promete que les escribirá. Hará hasta lo imposible para que salgan. Les conseguirá abogado. Los visitará de vez en cuando. El sábado siguiente se va al comedor a la hora en que se transmite “A través de las rejas”. Los presos llaman a la radiodifusora y expresan ese sentimiento de abandono que los identifica, pero Gerardo, más que sentirse identificado con ellos, ahora desea que su esposa llame a la estación y le diga que “todo está listo” para su salida. El locutor alterna las llamadas de las familias con las de los presos. Dice que se han saturado las líneas telefónicas. Les pide paciencia. Gerardo escucha las conversaciones del pasillo sin poner atención. Se frota las manos. Ve el reloj. Casi se acaba el programa. Quedan cinco minutos, apenas el tiempo suficiente para un par de saludos breves. —Breves, por favor— dice Rómulo Lozano y contesta la última llamada. —Adelante, ¿quién habla? La persona se queda callada. —Programa “A través de las rejas”, a sus órdenes. —Soy Carolina Ávalos otra vez. —Hola, buenos días, Carolina, estamos al aire. Envíale saludos a tu marido que debe estar ansioso de escucharte. —Gerardo, llamo para decirte que ayer recibí tu carta, pero te equivocaste de sobre porque yo no soy ninguna Lucha Elena y a mí me habías dicho que ibas a ir a México a ver a tus papás y a pagarle la manda a la Virgen, no a pasearte con esa bruja que me juraste mil veces no volver a ver. ¡Qué descaro el tuyo después de tantas pendejadas que te he aguantado y de haber criado a tus hijos sola! Lástima que ya vas a salir libre y a hacer otra vez de las tuyas como estás acostumbrado. Yo, por mí, sería mejor que el juez te dejara podrir donde estás. Me equivoqué al pensar que la cárcel te había cambiado, pero eres el mismo o peor que antes y mi llamada al radio es para decirte que cuando salgas no te molestes en venir a la casa. No vuelvas, por favor. Evítame la molestia de que te eche la policía. Vete mucho a la chingada con tu Lucha Elena. Adiós y muchas gracias, don Rómulo. —Señores y señoras, así llegamos al final de un segmento más de “A través de las rejas”. Que tengan un feliz fin de semana y muuuuuuy buenos días.

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Fotos: esmeralda mo

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Yollocalli Arts Reach Ana Rechtman

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os veces al año, Yollocalli ofrece a jóvenes de Chicago, una serie de programas de creación artística. Contratiempo tuvo la oportunidad de visitar el centro a final del semestre de otoño. Mientras paseábamos por la galería acompañadas por Salvador Jiménez, uno de los maestros, los estudiantes preparaban la exposición para el día siguiente. Unos estaban terminando los últimos detalles de sus obras, otros limpiaban y acomodaban. Reinaba una agradable atmósfera de entusiasmo, compañerismo y trabajo en equipo. Uno de los talleres, Wasteland, trata la creación artística usando basura como recurso primordial: vidrio, latas y papel periódico son sus materiales principales. Este es el taller que dirigieron Salvador y Michael Sheatwood. Su trabajo consiste en introducir a los estudiantes a distintas técnicas que les permitan crear una obra final con total libertad de escoger los materiales, el tema y las

técnicas. Cada obra tiene su atractivo y resalta la variedad que refleja los distintos intereses y curiosidades de cada estudiante. Pasamos al primer piso y cambiamos de guía, ahora seguimos a Gabriel Villa por los pasillos. Cada uno de estos está adornado por un mural y varios cuadros, testigos de la inagotable producción artística que se realiza entre estas paredes. Gabriel es el director y charló con orgullo de su trabajo que principalmente consiste en escoger los talleres que van a impartirse cada semestre y entrevistar a los estudiantes que quieren acudir. Yollocalli pertenece al departamento de educación del Museo Nacional de Arte Mexicano y fue creado, junto con Radio Arte, en 1997. Ambas organizaciones funcionan independientemente pero reciben el presupuesto que el Museo les proporciona. Además del taller de reciclaje, este semestre hubo un taller de pintura y uno de teatro que produjo la obra A day in

our lives. Este último combinó el trabajo de actores, músicos y escenógrafos. En verano, cuando el clima es menos agresivo, suelen pintar murales, el más reciente cubre una de las paredes del edificio de Yollocalli sobre la calle 18, el tema es la declaración de los migrantes. Durante los 12 años de su existencia, Yollocalli le ha dado a Chicago más de 30 murales. Yollocalli es sobre todo un espacio. Un espacio en donde un grupo de jóvenes se expone a la creación artística. Está abierto a todos los que quieran asistir, aprender y comprometerse por un semestre. Es un espacio donde conviven artistas y futuros artistas. Para más información, visite la página http://www.yollocalli.org/ Ana Rechtman, matemática mexicana, es miembro del Consejo editorial de contratiempo.

mirada cómplice

Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres. Pitágoras


Estudiantes terminando los Ăşltimos detalles de su obra.

gabriel villa en los pasillos de yollocalli.

espacio de trabajo en Yollocalli.

obra del taller wasteland.

obra del taller wasteland.

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Ya habían pasado muchos meses después del 9/11 y Galatea empezó a leer un libro sobre Dominique Toussaint L’Ouverture y de cómo él había iniciado la revolución de independencia de Haití en 1791, siendo ésta la segunda colonia que se independizó de los poderes de Europa.

Las mañanas

Antonio Zavala

A diferencia de los colonos de la Nueva Inglaterra, que se liberaron de sus hermanos blancos de Inglaterra, en Haití los esclavos negros, acaudillados por L’Ouverture, se habían liberado de sus amos blancos.

de

Galatea Cano Lo que le llamó la atención a ella fue cuando comenzó a leer a Marx, y no a Marx precisamente sino a Marx para principiantes del autor mexicano Rius. En su historial de la biblioteca pública, pues ella vivía a solo una cuadra de ahí en ese sector de la ciudad, se encontraron otros libros sospechosos que ella había leído. Ahí estaba un libro en inglés de John Reed, Diez días que estremecieron al mundo; otro de Paulo Freire, en español, Pedagogía del oprimido; y uno sobre el caso de los Rosenberg. Claro, había muchos títulos más en su historial, pues siendo viuda leía a diario; pero esos libros no representaban ningún problema. Para aclarar, esos títulos eran libros sobre plantas y jardinería; libros sobre las mascotas y cómo cuidarlas; y también libros de cómo organizar un presupuesto para no sobrepasarse en los gastos mensuales. Cuando uno vive de su pensión como Galatea Cano, claro, cada centavo tiene su valor. Esto que le pasó a Galatea Cano no hubiera pasado si no fuera por los horribles eventos del 9/11. A raíz de esa catástrofe humana, que indica la gran capacidad del hombre para hacer el mal, todo cambió. A raíz de ese evento, se impuso en el país una ley de grandes rasgos draconianos que dio a las autoridades oficiales permiso de indagar en la vida privada de los civiles. Galatea Cano, de 75 años de edad, se levantaba cada día a las ocho de la mañana. Después de peinarse se marchaba a la cocina, la cual estaba bellamente decorada con flores y cuadros pequeños de pinturas, herencia de su fallecido esposo quien, aparte de ser un eficaz obrero de fábrica, había cultivado un alto sentido de las artes. Mientras vivió su esposo Ramón, ambos se interesaron mucho en leer sobre las pinturas, especialmente las de los pintores franceses Chagall y Matisse. Como marido y mujer habían visitado muchos museos en esta ciudad y en el resto del país. Ella ahora vivía sola en un apartamento de la Calle Bishop en el histórico barrio de Pilsen. Ahí, casi al lado de un popular café y una casa de cultura, Galatea hacía su vida manteniendo su estricta rutina diaria. Después de su café a las nueve de la mañana, Galatea le daba de comer a su gato Toulouse. Ella le dejaba, como de costumbre, unos pedacitos de tortilla bañados en leche en una lata vacía de salmón. Ya para las diez de la mañana la anciana Galatea estaba sentada en la biblioteca pública, la cual estaba a solo una cuadra al este de su casa, por la Calle 18. Es ahí que Galatea descubrió a Manuel Toussaint, a Paco Ignacio Taibo II, a Francisco Javier Clavijero y a los cronistas de la conquista de México. Pero como al igual que la comida sin sazón no sabe igual, a Galatea también le gustaba leer algo mas profundo, más substancial. Un día comenzó a leer la narrativa de Frederick Douglas, un ilustre ex-esclavo negro y orador del siglo XIX. Douglas se enseñó a leer jugando con los niños blancos. Él, ya de grande, se escapó al norte. Ya libre se dedicó a educar al resto del país sobre los horrores de la esclavitud.

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Galatea después leyó algunos cuentos de Chekov y luego se interesó más por el análisis de la vida social del hombre y quiso leer los trabajos de Marx. Ella comenzó leyendo a Marx para principiantes del caricaturista mexicano Eduardo del Río, quien autoafirmaba sus libros con el nom de plume de Rius. Claro, Galatea tuvo muchos problemas en obtener los libros que quería de Marx porque éstos no se encontraban en la pequeña biblioteca. Ella cometió el error de pedir los libros a través de un préstamo interbibliotecario. Los amables empleados de la biblioteca le pidieron que tuviera paciencia y que en dos semanas ellos le mandarán una nota por correo. Galatea no tuvo más remedio que seguir leyendo un libro que encontró de Taibo II en la sección de ficción. Un día que estaba sorpresivamente lloviendo, que hasta los cristales de las ventanas de su apartamento se empañaron, a Galatea le sorprendió un inusitado toquido a su puerta. “¿Quien será?”, se preguntó Galatea. “Si hoy no va a venir a visitarme mi hijo.” “Buenos días señora”, le dijo un agente de la FBI a Galatea, aún en bata y pantuflas y con su pelo gris todo enmarañado. “¿Qué se le ofrece?”, preguntó Galatea pensando que sería un trabajador conectado con la ciudad buscando apoyo para un político en horas de trabajo. “Queremos hacerle unas preguntas”, dijo el agente hispano mientras visiblemente se notaba que otro agente, éste de la raza anglosajona, permanecía afuera en un auto. El agente hispano difícilmente podía hablar el español de sus padres. “¿A quién buscan?”, dijo Galatea indicándole al agente Norman Higareda que pasara y cerrara la puerta. “¿Cuál es el nombre de su célula?”, dijo el agente Higareda sentándose en una silla de la mesa de la cocina. “No le entiendo”, contestó Galatea, quien empezaba a pensar que el agente se había equivocado de casa. El agente Higareda, producto de un hábil reclutamiento apenas tres años antes en una feria de trabajo en la universidad donde estudiaba, empezó abrir su estuche y sacó una lista completa de los libros que la anciana devoradora de libros había leído desde septiembre 12 del 2001. “¿Vive sola?”, le preguntó al agente mirando alrededor, como buscando señas de la existencia de otro ser humano, quizás un hombre. “No”, dijo Galatea. “¡Vivo con Toulouse!” “¿Y dónde esta él?”, le preguntó el miembro de la agencia federal de las tres siglas. “No sé”, dijo Galatea. “A lo mejor anda buscando qué comer.” Fue entonces que, pidiendo permiso para echar un vistazo, el agente se pasó a la sala y hasta se asomó a la recámara, y no viendo señas de nada fuera de lo común, le sugirió a la anciana, pero consciente, Galatea que tuviera más cuidado con los tipos de libros que leía. Galatea lo miró a los ojos, se quedó pensando un momento y le respingó: “Ay hijito, estás muy verde para manzana; aunque me veas vieja, voy a leer lo que yo quiera y ni tú o tu patrón pueden persuadirme de no hacerlo”. Al agente se le volvió el rostro rojo por un instante, y comprendiendo el fallo de su pesquisa agarró su estuche y salió rápido de ahí. Ya afuera, el agente Higareda alcanzó a escuchar a Galatea decir: “Toulouse, Toulouse, ¿dónde estas? Un agente de la FBI te quiere entrevistar”.


Poemas de Patricio Rizzo

foto: erin beckman

Dos poemas tomados del libro Jardín de Playa Unión

Encarnación en Huanchaco Incaico y primitivo con tu edad eterna (pasado, futuro, toda presencia) con un hacha primaria de piedra trepas la colina más alta Eres llamas, vidrios azules y verdes. Estás sediento y solo. Es el desierto. En la cima gritas con placer salvaje. Gritas con tu médula en el aullido del viento. Inquebrantable como el tiempo calcinante quieres el agua de los sueños. Sabes bien: soñamos, amamos, morimos. Con la luz violeta y el mar ya negro bajas al pueblo cruzas el cementerio al lado del océano bebes y encarnas el deseo. El instante es sagrado. Recuerda. Esa misma noche como un gato juegas en el ovillo del sueño en el refugio profundo junto al cuerpo hecho selva henchida de relámpagos mortales. Amas y sueñas (y soñamos y morimos) y ella te ama en su ebrio fuego y se encarna el deseo. El instante es supremo. Sé paciente, recuerda.

En la fuente Ya van más de veinte años sin verte entera, de frente pero cuando nos conocimos en la escuela te miraba ¡sí! Te miraba bien en el mercado comprando vino rojo y manzanas rojas te miraba toda cuando nos despertábamos frescos del amor de la siesta en tu cuarto victoriano de madera y pájaros tropicales de todos los colores después vino Costa Rica, Brasil, Jamaica, México, la Argentina… los dramas, tus catástrofes constantes de dracmas, los odios, los libros, mis mapas, mis puentes rotos, los niños, el niño, la escasa carcajada magnánima, la fuga del paso de baile caribeño ¡azúcar! y ahora este verano hoy estás aquí en el centro del pueblo dormido en el valle de la muerte estás bonita y sola con tus refrescantes mejillas rojas con tus obsesiones, tus recetas, tus delicias esperándome hembra fuerte llena de alegría de estar viva, y entonces pese a que vivimos juntos hace más de veinte años por segunda vez te miro y te encuentro sonriendo en la fuente.

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Patricio Rizzo foto: erin beckman

Dos poemas tomados del libro Principios, aún inédito

En Puerto Escondido Cual gatito soñoliento el día afila sus uñas. En la pradera hambrienta los ojos van y vienen ojos que vienen del mar ojos que vienen de la tierra ojos que vienen del mercado ojos que bailan en el aire ojos llenos de amor ojos brillantes y de repente te encuentro ¡leona! Dos poemas tomados del libro Ananda naranja

Peligro En Belice estuve cara a cara con un tiburón tigre cuando buceaba despierto con reinventos de los sesenta también pasaron bajo mi cuerpo desprotegido rápidas tintoreras cuando nadaba mar adentro lejos y abandonado a esa suerte del Pacífico en el pueblo del valle perdido atrapé bellas viudas negras con su panza de reloj de arena que largué campo adentro también estuve en revisiones espeluznantes tormentas volcanes dictaduras torturas terremotos y donde crecí abundaban ágiles motos autos y armas de todo calibre que usaba desde chico y de todo eso no tengo rasguño alguno pero bien lo sabés: la gravísima ponzoña es el tiempo irreversible que toma desmarañar infinitos actos de la estupidez humana

Epígrafe La verdadera catástrofe es cuando cae la pasión cuando domina en el día el ventajero engranaje depredador

Eres la tierra firme que me espera cuando salgo de nadar entre los tiburones, tu boca bañada de brisas, limas y pescado frito exhala nuestros sueños. No temas nunca. El verano eterno vive adentro en sonrisas y delicias. En estos mediodías lentos de cerveza marina y caricias nos relamemos de vida.

Ruta del recobro El objeto que más quería Era un auto japonés negro compré en San Francisco. Lo necesitaba para ganarme el pan en este sucio asfalto. Y ¡qué bien corría! ¿Quién me ganaba en campo abierto? Un agrio día de nieve en Chicago se lo llevaron los ladronzuelos, los megabestias, los aprendices de hijos de puta. Los hijoeputica. Después de ocho años de cuidado lo encontré tirado en un callejón de un barrio donde la policía es socia o anda con la cola entre las patas. Lo rompieron y desarmaron y se llevaron el motor, las llantas, espejos, asientos, la música. Pegadas al parabrisas dejaron el alita de un pollo frito. El sufrimiento viene del apego en la impermanencia. Ada traemos y ¿qué nos llevamos cuando salimos? Somos copos de nieve en la tibia ventisca infinita.

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tiempoextra El español se ha filtrado en el imaginario del inglés:

Entrevista con Jorge Hernández Gerardo Cárdenas

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Foto: cortesía de Jorge Hernández

on una mesa redonda sobre la antología de cuento mexicano Sol, Piedra y Sombras el pasado 19 de noviembre en Triton College, concluyeron los eventos en Chicago del Big Read relacionados con ese libro, y en los que Contratiempo tuvo un papel protagónico como generador y difusor de un creciente movimiento de literatura en español en Chicago. El escritor Jorge F. Hernández (México, 1962), autor de las novelas La emperatriz de Lavapiés y Réquiem para un ángel, quien editó la antología, presidió el evento en Triton y habló con Contratiempo sobre literatura, identidad, y la integración de Sol, Piedra y Sombras.

Jorge Hernández

CT: ¿Se puede entender a la literatura como un elemento definidor de la identidad de un pueblo, o más bien al revés, es decir, que la identidad especifica de un pueblo marca el rumbo que recorrerá su literatura? JH: Aunque ya parece lugar común (y al mismo tiempo sigue sin comprenderse del todo) la patria de un escritor son las palabras. El mundo aún no cumple un siglo con este rollo de los pasaportes (Borges viajó a Europa por primera vez con tan solo las cartas bancarias y las reservaciones de hotel que llevaba su padre en el maletón), pero la cuestión de la identidad remite al dicho (del central estado mexicano de Guanajuato): “dónde la haces, no dónde naces”. Somos lo que leemos y lo que hablamos, lo que comemos y soñamos. La literatura es un santuario personal donde guardamos partes de lo que inventamos y recordamos, memoria e imaginación y en eso, sin mejores ni peores, se ven las diferencias: no es lo mismo un atardecer en Campeche que un lento amanecer en Suecia. CT: En tu opinión, ¿estamos los latinos usando el español y la creación literaria, como un elemento de identidad y de diferenciación con respecto a la cultura anglosajona en Estados Unidos? JH: Desde luego y desde siempre, con amnesias y faltas de ortografía, propias de las confusiones en los acentos y los enredos de las raíces. Se trata de una adrenalina del uso: el español —como el guacamole— se ha filtrado en el imaginario y en el gusto del inglés y viceversa.

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CT: ¿Qué aporta un proyecto como Big Read al debate sobre la identidad de los hispanohablantes en Estados Unidos? JH: Más que el Big Read en general, la antología que me tocó hacer es una ventana hacia la mejor literatura mexicana del siglo XX para todo el que se asome desde fuera, y un espejo para eso que fue el alma de México para todo el que se refleje. Son 20 autores (entre los que incluí tres mujeres, por primera vez reunidas con los meros-meros) que cubren buena parte de la geografía mexicana por sus nacencias y andanzas, buena parte de los temas nodales de nuestra cultura pretérita y un abanico alucinante de estilos variados. Todo ello, no solo alienta la identidad hispanohablante en Estados Unidos, sino la iberoamericana a lo largo de todas las librerías en España, Colombia, Argentina, etcétera, donde se ha vendido como pan caliente, y en México, donde nunca estarán de más las antologías que nos remitan a la gran literatura y los grandes escritores de ayer. CT: En charla con escritores latinoamericanos residentes aquí surgió este planteamiento: lo mexicano domina a lo que se considera como “latino” en Estados Unidos —66 por ciento de los latinos son mexicanos, y en ciudades como Chicago llega al 80 por ciento. Entonces, cuando hablamos de literatura latina, ¿pensamos solo en literatura mexicana y méxico-americana? ¿Se pierden otras voces (cubanos, puertorriqueños, centroamericanos, sudamericanos) debido a la masiva presencia mexicana? JH: Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Augusto Monterroso, Eliseo Alberto, Max Aub, José de la Colina; no pocos escritores nacidos en otras fronteras del español son también mexicanos, por código postal, sabores o placeres. La masiva presencia de México no excluye los otros ritmos del alma hispana: del bolero y el son hilamos el tango con la bachata y el vallenato.

Cortázar, García Márquez, Varga Llosa, etc.), o hacia la literatura que, en español o en ingles, están creando los latinos en Estados Unidos? JH: Hay proyectos en el Big Read para hacer antologías de cuento español y argentino. Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar. Ahora, con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara dedicada a Los Ángeles, se abren compuertas para una mayor y mejor difusión de la literatura méxico-americana, chicana o latina. CT: Big Read surge como idea por un muestreo de población que revela que en este país la gente casi no lee. ¿Crees que un proyecto como Big Read pueda cambiar esa tendencia? ¿Y no es más bien este un problema universal? JH: El Big Read ya ha arrojado resultados más que favorables (aunque no apabullantes) en elevar el nivel de lectura. Hoy se lee y escribe más que nunca antes (por las pantallas, por los correos electrónicos, por los sms y su sintaxis rara). Pero en todos los países hay que seguir apuntalando el placer de la lectura por contagio, no por imposición (como se ha querido hacer en México) e insistir en el milagro de los libros. Todo esfuerzo no será en vano, incluso con la llegada de los libros electrónicos. Gerardo Cárdenas, escritor y periodista mexicano, es director editorial de contratiempo

CT: Big Read tiene una selección escueta de autores latinos. ¿Hacia dónde deben mirar para ampliar su catálogo? ¿Hacia los grandes autores no mexicanos del siglo XX (Borges,

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Ya es hora de empezar a actuar, no solo a hablar: Jorge Mújica Lidia Velásquez

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del E: Jorge Mújica, activista comunitario por décadas, decidió en el 2009 retar al congresista Daniel Lipinski, titular por el Tercer Distrito de Illinois, y demócrata, para las elecciones primarias de febrero próximo, llevando el tema de la reforma migratoria a la palestra política del 2010. A pesar de las dificultades de desbancar a un congresista titular, Mújica, de 54 años de edad, ha recibido ya el endoso de la Organización de Votantes Independientes de Illinois. Mújica concedió, en el curso de su campaña, la siguiente entrevista a contratiempo. CT: Jorge Mújica ha sido un miembro activo de la comunidad y uno de los eventos más importantes en los que involucró fue en la organización de la marcha del 1 de mayo del 2006. ¿Cómo se involucró en dicho evento? JM: Pues mira, esa marcha tiene muchos antecedentes. Tradicionalmente hacíamos algo el día primero de mayo, para celebrar el día del trabajo, a veces era una marchita. Éramos un grupo pequeño y después todo mundo comenzó a preguntar ¿Qué sigue? Había una serie de organizaciones no lucrativas envueltas y propusieron que se marchara en abril y nosotros dijimos que no, que ese día marcharan los que no lo hicieron ya que para nosotros era muy significativo ese día. El primero de mayo es el día del trabajo, el día de todos los trabajadores y esta actividad tenía una conexión con eso. Claro, no hubo quien faltara que dijera “Oye, pero eso es una celebración comunista” varios, como los polacos, no van a querer marchar. Nosotros dijimos, bueno, pues nos arriesgamos, pero los mexicanos si van a querer marchar y los salvadoreños, hondureños. Así fue como el primero de mayo fue –técnicamente- un día sin mexicanos, la primera gran huelga en los Estados Unidos desde 1986. CT: ¿Diría que este evento cambió -no solo la vida de muchos inmigrantes- sino de Jorge Mújica? JM: Claro, nosotros soñábamos con un evento en grande, un primero de mayo relevante que marcara al país y el primero de mayo del 2006 lo logramos. Alguna vez dijimos la siguiente frase: “Los trabajadores inmigrantes le devolvimos a los trabajadores

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de Estados Unidos una celebración que nació aquí y que ellos la habían perdido”. El obrero está consciente de que además de septiembre hay otro día del trabajo, nosotros se la regresamos [la fecha] ya lo que hagan el primero de mayo es cosa de ellos. CT: Hemos conocido a un Mújica periodista, a otro sindicalista y a otro más activista del movimiento pro-inmigrante ¿Por qué se decidió a (lanzar su candidatura)? JM: Mira porque yo creo que cuando uno es activista tiende a ver una serie de movimientos. Por ejemplo, cuando tú tienes un salario eres un trabajador y puede que trabajes unas cinco horas pagadas y le dediques otras cinco solo por el gusto de hacerlo y te dedicas a eso, es tu trabajo y te metes. Cuando eres activista comienzas a entender como se relacionan todos estos movimientos y temas. Yo he participado en eventos no solo a favor de la reforma migratoria, he hablado en contra de la guerra en Irak, sobre la comunidad LGBT, sobre la reforma de salud y más. Entonces, ahora, decidimos que ya era hora de que uno de los nuestros nos represente. CT: ¿Cuál es el proceso por el que pasa antes de decidirse a entrar a la política electoral? JM: Durante las marchas siempre se dijo “hoy marchamos, mañana votamos” pero había una consideración muy grande a seguir, sí votamos, pero ¿por quién? Nos decían por los demócratas, hay que sacar a los republicanos, pero igual había muy pocas opciones para votar. Teníamos o a Lipinski o el republicano ¿Por cual votar? No pues, por ninguno y de ahí viene la falta de participación. La gente se abstuvo, claro excepto en esta ocasión por el fenómeno Obama. Nosotros dijimos que no nos íbamos a concentrar en animar a la gente a que vaya y vote, lo que necesitábamos era un candidato de los nuestros, alguien que sea del propio movimiento. Es decir, que sea conocido entre el público, dejemos de votar por los blancos, por más que nos prometan. Por ejemplo, a Bill Foster le ayudamos y él nunca ha hablado a favor de la reforma migratoria, ni siquiera ha tocado el tema, pero sí nos ocupó para el voto. No podemos dejar que otros resuelvan problemas que son nuestros, hay que tomar al toro por los cuernos. Hay que aventarnos y llevar a uno de los nuestros

diciembre 2009 - enero 2010


Fotos: http:///mujica2010.org

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Mújica: de activista a candidato.

al Congreso. Todas estas fueron las consideraciones para decidir lanzar la candidatura: el movimiento pro inmigrante, es además –y no es una cuestión nacionalista- el hecho de tener a un inmigrante mexicano, que nació en México y se crió allá, que vino a los 30 años, que no es hijo de mexicanos y mastica el español a medias, que no es chicano, un mexicano que fue indocumentado y ya después residente y ahora ciudadano, pero es mexicano. Es también una consideración de la reedificación de los mexicanos en este país, no de los méxico-americanos, porque de esos ya hay en el Congreso, de un mexicano que sí vino de allá. Es también una proyección binacional; México es el gran socio comercial y dependiente de Estados Unidos y no tenemos a ningún mexicano en el Congreso y ya es hora de empezar a actuar, no solo a hablar. Por eso Jorge Mújica se avienta. CT: ¿Por qué decidió lanzarse en ese distrito representado por el congresista Lipinski? JM: En esta comunidad el número de mexicanos es muy grande, somos mayoría, y yo creo que es respetable que surja un candidato inmigrante que es parte de la comunidad más grande dentro de todas estas comunidades dentro del distrito. Como inmigrante no solo voy a representar a los mexicanos, sino al inmigrante árabe, al filipino, a todos; esto no es solo el movimiento latino, es el movimiento inmigrante. Mira, Lipinksi es un seguidor, no es un líder, ya que no toma iniciativas. Él endosa o apoya propuestas que otros congresistas hacen, pero en los cinco años que lleva en el Congreso ha hecho solo dos propuestas y aparece como copatrocinador de 120, pero no son iniciativas de él. Además al seguir estas propuestas no necesariamente sigue al Partido Demócrata, ha votado en contra de la comunidad LGBT, a favor de la guerra toda la vida. Estaba tremendamente alineado con la administración Bush en todas las cosas de la guerra y de los derechos civiles, tal como el espionaje a los ciudadanos americanos. En el mes de abril publica en su página Web que hay que cerrar la frontera para evitar que la fiebre mexicana (el virus H1N1) llegue a Estados Unidos. Asimismo es anti-aborto, votó en contra de las investigaciones de las células madres, es algo así como un republicano con disfraz de demócrata.

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CT: ¿Cuál es el mayor reto que enfrenta? JM: El que la gente no vaya a votar; nuestro gran reto es sacar a votar a aquellos que no lo hacen, a esos que dicen “¿Pa’ qué?”; “Eso no sirve”; “Ay no, que flojera”. Por ejemplo, Lipinski en las últimas dos elecciones primarias, que es donde él se ha reelegido porque él nunca fue electo -el papá le heredó el puestolas dos veces que se ha reelegido con dificultad saca el 53% de los votos. Es decir que el 47% del distrito vota en contra de Lipinski y queremos conquistar a la base anti-Lipinski más los millones inmigrantes chinos, árabes, latinos y votantes que no participan. Si los agregamos le damos la vuelta a la elección. CT: ¿Qué tipo de propaganda que ha hecho hasta el momento? JM: Muy poca. Primero imprimimos un volante que llevamos a las casas cuando íbamos reuniendo las firmas, necesitábamos más de 800 y registramos más de mil 500. Les dimos un papelito muy básico con puntos muy elementales: reforma migratoria, reforma del sistema de salud, trabajo, educación. Se trataba no solo de juntar las firmas sino de hacer un primer contacto. Hemos estado regresando a las casas para decirle a la gente que ya nos registramos y que aquí estamos. Nos basamos mucho en el contacto personal, en hablar con la gente, no se trata de comprar un anuncio de televisión. CT: ¿Qué le ofrece usted al votante que los otros candidatos no ofrezcan? JM: Representar efectivamente los intereses nuestros, no solo de a la población inmigrante sino de las poblaciones trabajadoras. No queremos dejar de ser trabajadores pobres indocumentados para convertirnos en trabajadores pobres documentados. Nuestra propuesta es pelear como trabajadores, no solo mandar a un inmigrante al congreso, sino a un trabajador porque el Congreso le pertenece a los millonarios; el trabajador no está representado. Mandemos a uno de nosotros. CT: ¿Cuáles son los cambios que tratará de lograr? JM: He tenido problemas con todo el aparato demócrata que trabaja en la cuestión de inmigración, particularmente con Luis Gutiérrez. A él lo considerábamos realmente como un mexicano honorario porque nos representaba dignamente, pero en el 2007

cuando sale con una pifia de proyecto de ley para la legalización de indocumentados dijimos, oye pero ¿qué pasa? ¿No se supone que era nuestro gallito? Resulta que no, ya que hace una de las peores propuestas migratorias. (El senador) Dick Durbin también era considerado un campeón de la reforma migratoria, pero ya abandonó el tema por completo y dejó que el Dream Act se convirtiera en una propuesta de leva, en una militarización de la comunidad inmigrante. Nosotros proponemos crear una propuesta muy fuerte que tenga nuestros puntos y no los del enemigo. Hay que pelear pero desde una posición de fuerza y para mí mandar un inmigrante al Congreso sería una demostración de fuerza. CT: Además de inmigración, hay otros temas que tienen que abordar el Congreso: la guerra en Irak, el presupuesto, el sistema de salud. ¿Tiene usted un plan que incluya estas temáticas? JM: Mira, definitivamente yo he apoyado y trabajado por la propuesta de ley 646 que es sistema único de salud, la opción pública. Yo creo que eso es lo que necesita este país y eso no es socialismo, se trata de un servicio que hay que proporcionarle a la población tal como el transporte, bomberos y la policía. El gobierno federal puede hacerse cargo de un sistema de salud pagado por los ciudadanos si se garantiza un cuidado para todo el mundo desde el nacimiento hasta que se muera. Una de las fallas de las reformas de Roosevelt fue precisamente eso, que se privatizara el sistema de salud. En cuanto a la guerra, vamos a verla desde dos puntos de vista: el económico y el moral. En el plano económico, la guerra cuesta 500 millones de dólares al día. Con ese dinero podemos resolver la crisis económica que hay en el país, el presupuesto de California y el de Chicago en dos días. Por otro lado, en el aspecto político-moral, Estados Unidos no tiene nada que hacer siendo la policía del mundo. Este país se ha ganado enemigos a pulso, dice que tiene que defenderse, pero una cosa es defenderse y otra es invadir, mandar a tus soldaditos a ir y matar.

pero al mismo tiempo son procesos que se deben de ir combinando. Yo soy binacional y eso nadie me lo quita, soy ciudadano de dos países del mundo y creo que como ciudadano uno tiene derecho a participar en la política de sus países. Entonces sigamos participando para mejorar, yo soy consejero del Instituto de los Mexicanos en el Exterior y yo tengo que seguir representando a esa comunidad ante el gobierno de México y como congresista representaré a esta comunidad ante el gobierno de Estados Unidos. Eso es lo maravilloso de la doble nacionalidad, hay que ejercerla de los dos lados. CT: Entonces ¿va a seguir siendo miembro activo de la política mexicana desde el extranjero? JM: Por supuesto, no hay ningún impedimento legal para poder pertenecer a alguna organización de otro país, siempre y cuando - como lo indica la ley- no sea una organización que intente un cambio de gobierno por medios no legales. No hay ninguna ley que diga que Jorge Mújica no puede ser miembro del PRD (Partido de la Revolución Democrática) y congresista de Estados Unidos a la misma vez. Para más información, consulte la página web: http:///mujica2010.org Lidia Velásquez, mexicana, es profesora de inglés en Saint Augustine College

CT: Usted ha hecho trabajo político en México al igual que en Estados Unidos, ¿estos dos procesos se complementan o se ponen obstáculos el uno al otro? JM: Son procesos distintos porque los marcos jurídicos de cada país son distintos,

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Imagen: http://www.chicagohs.org/

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Lincoln, Juárez y la soberanía circundada Guillermo Gutiérrez

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a trascendencia política de dos personajes en el desarrollo histórico de sus respectivos países es lo que da sentido a las exposiciones “Abraham Lincoln Transformed” y “Benito Juárez and the Making of Modern Mexico”, ambas recientemente inauguradas y en exhibición hasta abril de 2010 en el Chicago History Museum. Lincoln-Juárez, como es anunciada la dupla de muestras, se suma a los eventos que este año han conmemorado el bicentenario del nacimiento de quien popularmente es conocido como el Gran Emancipador. Esta ocasión el festejo es compartido con uno de los fundadores del México actual, con quien el mandatario estadounidense interactuó en algún momento de su trayectoria política. La aproximación a Juárez, en contraste con la de su homólogo estadounidense, es somera y austera en elementos técnicos. Inicia con la firma del tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el cual México cedió Texas, Nuevo México y California a los Estados Unidos, y culmina en 1872, con el fallecimiento del Benemérito de la Américas después de haber asegurado su reelección como Presidente de México. Los señalamientos bilingües utilizados en la exposición son un gran acierto y refuerzan el aspecto didáctico de la muestra. Lo mismo ocurre con los mapas presentados, aunque el principal logro son los objetos personales y alusivos a Juárez, todos proporcionados por la Secretaría de Hacienda y por el Museo del Castillo de Chapultepec, los cuales exhiben retrospectivamente al político, al estadista y al reformador. Del conglomerado de objetos destaca una carta que Matías Romero Avendaño, entonces Ministro Extraordinario y Plenipotenciario

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de México en los Estados Unidos, entregó a Lincoln a nombre de Juárez en septiembre de 1863. En ella, el Presidente estadounidense hacía votos para que la convulsiva situación política de México fuera superada pronto. Aunque esta misiva resume la exigua vinculación entre los dos países durante la época, también confirma el interés de ambos mandatarios sobre el curso de los acontecimientos en sus respectivas vecindades geográficas. En la sala contigua del museo se encuentra la exposición dedicada a Lincoln, personaje analizado desde su niñez hasta su muerte en 1865, destacando los episodios que lo forjaron como político: su formación autodidacta como abogado, su trayectoria en la Legislatura de Illinois como Representante y los famosos debates con Stephen Douglas, con quien en 1858 compitió sin éxito por un escaño al Senado. La primera etapa de esta muestra culmina en 1860, cuando Lincoln es electo Presidente de los Estados Unidos tras derrotar a Douglas, candidato del Partido Demócrata, en buena medida gracias a sus argumentos contra la extensión de la esclavitud. La parte central de la exposición narra las vicisitudes del mandatario estadounidense durante la Guerra Civil entre los estados confederados del Sur y sus símiles del Norte, que defendían la Unión y favorecían la abolición de la esclavitud. Los elementos técnicos utilizados para explicar este episodio en la muestra (videos, mapas interactivos, narraciones de la época) aseguran la comprensión plena del personaje político y del trascendente momento histórico entre los espectadores. Así se transita de su famosa Proclamación de Emancipación (enero, 1863), a través de la cual declaró libres a los esclavos de la Confederación y les abrió las puertas para sumarse a las fuerzas armadas de la Unión, a su histó-

rico mensaje en Gettysburg (Noviembre, 1863), pieza nodal de su visión sobre la guerra y el destino de su país. El colofón a esta exhibición es su reelección como jefe del Ejecutivo en 1864 y su infame asesinato el 14 de abril de 1865. Vistos en conjunto, los contenidos de Lincoln-Juárez tienen escasos puntos de contacto, por lo menos cronológicamente hablando. La mayor coincidencia es 1861, el año en que ambos asumen la máxima titularidad de sus países; los dos incluyen en sus gabinetes a personajes de ulterior trascendencia; uno y otro afrontan luchas intestinas que cimentaron el presente de las dos naciones. En el plano de las ideas, lo que perdura al final de las exposiciones es la configuración de la soberanía en los dos países durante el tercer cuarto del siglo diecinueve (1850-1875), periodo que bien puede ser catalogado como el del acotamiento de la soberanía en los ámbitos internos (poder estatal y/o federal) y externos (autonomía / libre determinación). En Estados Unidos, más allá del capítulo abolicionista, lo que se aprecia es un reacomodo de los derechos soberanos entre las entidades que darían forma años después a la Unión Americana. Por su parte, salvaguardar los principios republicanos en México conllevó una férrea defensa de enemigos externos que desafortunadamente hicieron mella en el devenir nacional de esa época. La soberanía o jurisdicción estatal, reconocida desde 1782 en la décima enmienda a la Constitución estadounidense, representó un aspecto primordial en la Guerra Civil; la ampliación de las atribuciones de los estados en una nación que se expandía rápidamente era urgente de resolver, y en ello Lincoln y sus contemporáneos tuvieron más coincidencias que discrepancias. Vista en perspec-

tiva, la conflagración consolidó la unión de los estados, pero sobretodo les dejó abiertos canales notables de autonomía en ciertos asuntos. Para México el desafío soberano se plasmó en sus relaciones con el exterior. El péndulo transitó de las posibilidades de cesión territorial y privilegios para el uso de suelo con el fallido acuerdo McLane-Ocampo, hacia la férrea defensa de los embates de Francia, España y Reino Unido y la imposición de un modelo imperial entre 1864 y 1867. Al final lo que predominó fue la opción republicana que, con matices, perdura hasta nuestros días. La soberanía en esta etapa de la historia de México representó un concepto que traspasó la pugna entre liberales y conservadores ya que lo primordial era asegurar el reconocimiento de un país en ciernes y ponerlo a la par de sus contrapartes en el escenario internacional. Desde esta óptica, Juárez fue garante de la soberanía, pero sobre todas las cosas validó el sentido liberal de esta condición en las relaciones internacionales al reconocer su supremacía sobre las individualidades de la nación. Guillermo Gutiérrez: Miembro del Servicio Exterior Mexicano. Actualmente es Coordinador de Documentación en el Consulado General de México en Chicago.

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La banda sonora latina de la última década:

Mixtape 2000-2010 Catalina María Johnson

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l presente texto comenzó como una lista de los mejores diez álbumes de los años 2000. Al redactarlo, caí en cuenta de que realmente tendría que conformarse la lista de las mejores canciones de la década, ya que en la última década el álbum falleció de muerte súbita. Debido al nuevo mundo de comercio punto-com, las casi ilimitadas posibilidades de descargar canciones individuales han resultado en que muchos melómanos con menos frecuencia consumamos un álbum entero. En este mundo digital, el mejor álbum es la banda sonora personal que vamos creando nosotros mismos mezclando canciones al gusto, descargándolas una por una. Debido a esto, la lista quedó más bien en diez tendencias (en orden aleatorio) que considero son pequeños movimientos musicales dentro de los cuales muchos habremos elegido para nuestro mixtape y las que seguirán marcando la pauta de lo que es la música latina independiente en los inicios de la próxima década. 1. Madura el rock en español. Después de catorce años en el escenario, a los integrantes de Café Tacuba ya los denominaron “rucos” en un blog sobre el rock en español. Sin embargo, al igual que otros pioneros y veteranos, nos siguen emocionando con la madurez lírica que es producto de más de una década de oficio. Dentro de esta categoría, Café Tacuba de México, con Cuatro Caminos en el 2004; Aterciopelados de Colombia, con Río en el 2008, y en el mismo año, Los Fabulosos Cadillacs de Argentina se reúnen en el escenario después de seis de separación con La Luz del Ritmo. 2. El mojado sigue cantando: Aunque éste ya sea tema de muchas décadas (escuchen “Canto del Mojado” de Maya y Cantú, de 1946), la inmigración sigue siendo tema de importancia dentro de todos nuestros géneros - Los Tigres del Norte de San José, California, dan una lección cantada de la historia del sudoeste de los Estados Unidos de América en “Somos más americanos” y “Americano yo soy”; Ricardo Arjona de Guatemala se une con los tejanos Intocable en una balada que se va transformando en tema norteño con “El Mojado”; Aterciopelados de Colombia, nos declara ciudadanos del mundo en la canción “Bandera”. 3. Hollywood llama: La presencia de artistas musicales latinos en el mundo pop y cinemática estadounidense se solidifica cuando en el 2005, se le otorga Oscar por primera vez a una canción escrita en español, al cantautor uruguayo Jorge Drexler, por mejor canción escrita para una película (“El otro lado del río”, de Diarios de un Motociclista). En los

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dos años siguientes, al compositor de la banda sonora de la misma película, el argentino Gustavo Santaolalla, se le premia con Oscares consecutivos por mejor banda sonora (Brokeback Mountain, 2006; Babel, 2007). En cada ocasión, después de que se le entregue la estatuilla dorada, Santaolalla la ha alzado en el escenario diciendo, “Esto es para todos los latinos de este país”.

8. El nuevo español es el bilingüismo: Algunos artistas les da por cantar en ambos idiomas dentro de la misma canción (Hip Hop Hoodios) otros presentan las mismas canciones con versiones en los dos idiomas (“Cumbia del Chocolate”, Lila Downs; “La llave de mi corazón”, Juan Luis Guerra). A la vez, músicos no latinos nos cantan en español (Watch Clan, de Israel y Marruecos, con “La Patera”).

4. Raíces re-nuevas. Muchos artistas latinos aplican sus talentos a encontrar el puente entre sus raíces y el nuevo milenio, y van creando en sus exploraciones géneros que renuevan lo tradicional. El multigalardonado (MacArthur y Guggenheim) puertorriqueño Miguel Zenón crea un género entre plena y jazz (Esta Plena, 2009); Lila Downs no canta las rancheras nada mal y nos muestra nuevos matices del pathos en la canción “De Piedra será la Cama” (La Cantina, 2005).

9. Nada es nuevo bajo el soul: ¡El funk regresa! Ya sea en las nuevas mezclas de arqueólogos del vinilo como el mexicano Carlos Icaza, que exploran el soul mexicano de décadas pasadas, o en las composiciones nuevas como las del compacto “Aguilas and Cobras” de Brownout de Austin Texas, todos nos ponemos a bailar el funk de nuevo.

5. Bolivarianos todos. Las colaboraciones trasnacionales que van creando consciencia pan-latina. Los puertorriqueños Calle 13 fusionan rap y salsa con el panameño, Rubén Blades en “La Perla” que con el resto del disco compacto, Los de Atrás Vienen Conmigo, se gana media decena de Grammy´s Latinos este año; en otro ejemplo, en el 2008 y el 2009 canta duetos con una gran serie de artistas latinos Mercedes Sosa en Cantora I y II, en lo que habría de ser su realmente gran, gran final. 6. Latinos sin fronteras. Nacen nuevas fusiones globales, que antes parecieran casi impensables, pero resultan ser muy bellas; como la de los vascos de Orexa TX que viajan por todo el mundo y fusionan la percusión melódica de la txalaparta con cantos de Mongolia, Marruecos y otras partes lejanas (Nömadak TX, 2009). De paso le dan vida nueva a este instrumento (una especie de xilófono) que se considera ícono de la nacionalidad vasca y casi fuera exterminado como elemento cultural durante la dictadura franquista. De manera parecida, el flamenco Diego el Cigala acompañado por el pianista cubano Bebo Valdés encuentran el duende en el bolero en Lágrimas Negras en el 2004. 7. Raiz-trónica en la cultura de la remezcla Al igual que los del resto del mundo, los músicos latinos en esta era de la remezcla incorporan la computadora portátil como instrumento y crean nuevas fusiones basadas en el sampling electrónico de su música raíz ya sea cubana (Spam Allstars), tanguera (Gotan Project, Bajofondo), afroperuana (Novalima), norteña (Nortec) o colombiana (Bomba Estéreo).

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10. Radiohead. No son latinos, pero imposible comentar lo que sucedió musicalmente en la década sin mencionar uno de los momentos más importantes en el panorama caótico de la industria de la música, en la que las compañías disqueras enormes no encuentran cómo responder con suficiente eficacia y rapidez a lo que significa que la distribución de la música no cueste casi nada. El caos intensifica cuando en el 2007, la agrupación inglesa Radiohead pone a la venta su álbum In Rainbows, ofreciendo la alternativa de que el público lo compre al precio que quiera. Las ganancias de Radiohead ascienden a muchos, muchos millones de dólares. Con lo que podemos concluir que en los últimos diez años, nuestra música refleja que nos hemos seguido transformando en ciudadanos globales, ya sea porque nos mudamos, o porque viajamos en persona o por Internet, y vivimos cada día más al compás de ritmos que incorporan las tradiciones que nos arraigan donde estamos, pero a la vez nos conectan con quienes somos dentro de esta gran comunidad humana.

2 1 Catalina María Johnson, Ph.D. es locutora y productora de programas de música latina para estaciones de radio pública. Para mayor información: www.encantolatinoproductions.com

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Viuda de la vida Arnoldo Kraus

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ace pocos días acudí a casa de una enferma. Fue mi primer encuentro. Me aguardaban una prima y su sobrina. Isabel tiene 73 años. Lleva seis meses sin salir de la cama, sin entrar a la vida. Tiene una enfermedad pulmonar muy avanzada. No tiene capacidad pulmonar. Es decir, no puede respirar. Vive sumergida en el miedo. Depende del oxígeno que le suministran unos tanques. Como no tiene fuerza para inhalarlo por ella misma le han colocado una mascarilla que lo introduce con presión. Casi no come. El oxígeno no basta. Comer y respirar a la vez es imposible. Sucede lo mismo cuando tiene que defecar: el esfuerzo es inmenso. No hay energía suficiente para contraer los músculos del recto. Prefiere estar estreñida. Cuando ya no es posible contener el bolo fecal tiene que afrontar lo indecible. Para que no se repita esa escena utiliza laxantes. Surge otro problema: los laxantes le producen diarrea. Defecar se convierte en un tormento. Las personas sanas no ocupan su tiempo pensando en el acto de defecar. Ella sí. Orinar no es problema. Tiene colocada permanentemente una sonda. Los médicos conocemos su nombre: sonda de Foley. Los enfermos saben que orinan sin percatarse. Eso es bueno, pero no tan bueno: la sonda se infecta con frecuencia. Hay que cambiarla cada X tiempo. Eso cuesta. Requiere a menudo antibióticos. También cuestan. Los nuevos son mejores pero más caros. En la vida nada es gratuito. Mucho menos en la de los enfermos. Sobre todo en las de los muy enfermos, los viudos de la vida. A ellos casi todo les cuesta. Un mal se encadena a otro mal. Los nuevos medicamentos son muy costosos. Su majestad, la tecnología, crece sin cesar. La paga y la consume quien puede. Isabel y la hija con quien vive tienen pocas posibilidades económicas. Dependen de la ayuda de los familiares. Las infecciones urinarias de los enfermos que tienen sondas son cada vez más agresivas. Las bacterias no

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son inteligentes pero poco a poco mutan. Son menos tolerantes que algunos seres humanos acostumbrados al vilipendio y al maltrato. Se hacen resistentes a los antibióticos tradicionales. Cada vez son más difíciles de erradicar. Se requieren nuevos estudios y otros tratamientos. Los nuevos antibióticos pueden ser impagables. Sobre todo cuando el dinero se tiene que distribuir para cuidar otras partes del cuerpo. Como los pulmones. Los de Isabel están carcomidos. Se les llama pulmones pero ya no lo son. Son dos bolsas inertes, son dos sacos inanes. El oxígeno de la calle no cuesta. Unos dicen que es Dios quien lo distribuye. Otros apuestan por Darwin. A Isabel no le preocupa esa disputa. Ella sólo quiere morir. No piensa en Dios. No le teme. Le teme a la vida sin vida. El oxígeno de la calle no cuesta. Sólo les cuesta a los pobres. Ellos (casi) no tienen derecho a la vida. Aunque nada tiene que ver con Isabel debo escribir las frases siguientes: en México, nuestro gobierno, y sus petimetres políticos, han engendrado millones de pobres. Pronto les cobrarán por respirar. Le inventarán al oxígeno un impuesto al valor agregado. Como el que paga Isabel por no poder morir. El oxígeno de Isabel cuesta mucho. Sus familiares tienen que comprarlo. En su cuarto hay tres tanques inmensos. Dos son de repuesto. Siempre deben estar llenos. El tercero se usa día y noche. De él depende la vida —o la muerte— de Isabel. De él, de las personas que lo suben, de la familia que lo paga. Pero no sólo de él. También de la mascarilla que inyecta a presión el oxígeno. Y de la electricidad. Los sanos y ricos carecen de “conciencia de la electricidad”. Los enfermos, sobre todo los que tienen bolsas en lugar de pulmones sueñan con la electricidad. Los tanques de O2 no requieren electricidad. La

mascarilla, CPAP es el nombre médico, y la vida de Isabel, sí la necesita. Los viudos de la vida dependen de otras vidas, de otras cosas, de muchas manos. De alguien que les haga saber que aún pertenecen al mundo de los vivos. Cuando falta la electricidad llega el horror. Cuando calla la luz habla la muerte. Así me habló Isabel: “Cuando no hay la luz, el miedo es incontrolable. La sensación de asfixia es indescriptible. No tolero la idea de morir asfixiada, conciente”. Le creo. La falta de aire es brutal. He visto el sufrimiento de los enfermos cuando sienten que se ahogan. Tienen algo que no es miedo. Es algo más. No es terror. Es otra cosa. No es sufrimiento. Es algo peor. No es sólo pánico. Va más allá de todas las palabras. Excepto de una: muerte. La sensación de falta de aire es terrible. Es la muerte que se mete, que aguarda. Que habla. Que toca. Imposible evadirla: ahí está la muerte. Un segundo es una hora. Un minuto es eterno. Me repito: la falta de aire es brutal. Es el miedo al miedo. Es el pavor de saber. De entender. De vivir la impotencia de la vida. De las vidas de todos, de uno, de los seres queridos, de la ciencia médica. “Cuando falta la luz, el miedo es indescriptible”, me dijo Isabel. Todos corren para conectar la mascarilla a la corriente del elevador. De no ser así la asfixia la matará. Es suficiente ver a un paciente que se ahoga para entender que el significado de la palabra pánico es incomprensible. Va más allá del diccionario. Es vivir la certeza del final. Es la angustia in extremis: es la realidad. Es pánico. No a la muerte. A la vida que no permite la muerte. El horror tiene voz. “Ya no quiero vivir. Ya no tengo nada qué hacer. Llevo seis meses en cama. El dolor del

tórax es insoportable”. “¿No hay ninguna alegría en su vida?”. “No”. “¿Ver a su nieta?” “No entra a mi cuarto. Le da miedo verme”. “¿Le lastima haber perdido su autonomía, ser dependiente?” “No lo soporto”. “¿Ha perdido su dignidad?”. “¿Qué es para usted dignidad?”. Callo. Pienso unos segundos. Miro a sus familiares. No sé bien qué decir. Eso de la pérdida de la dignidad es un tema complejo. Es algo así como tratar de ser. O más bien, querer ser sin poder ser. He escrito algunas veces sobre la dignidad pero siempre tengo que repensar lo que digo. “Es una vivencia que incluye decoro, integridad, independencia. Afrontar la vida y estar en la vida por medio de los valores que uno ha construido para si mismo. Tenerse en buena autoestima”. “Nada de eso tengo”. “¿Qué es lo que más desea?”. “Morirme. Sueño con morirme”. “¿Alguien le ha sugerido que morirse sea su solución?”. “No”. “¿Su vida carece de sentido?”. “Sí. Sueño con morirme. Me da miedo el proceso pero sueño con morir. No tolero la idea de fallecer asfixiada”. Isabel es una enferma terminal. Su vida carece de vida. Seis meses en cama. Seis meses aguardando el final. Recuerdo lo que dicen los libros. La clasifico: Isabel es mentalmente competente y físicamente incompetente. Esa sentencia es terrible. Es peor que la muerte. Es la enfermedad de la vida. Me despido. Este primer encuentro no es el último. Es un encuentro sui generis, imperecedero. Mientras manejo de regreso escucho sus palabras. Miro como me mira. Observo a sus familiares. Apenas respiran. Siento la necesidad de escribir. Le digo: “admiro su valor. Usted me ha enseñado mucho. Su dignidad es infinita”. Arnoldo Kraus es médico mexicano y articulista de varias publicaciones, incluyendo La Jornada y Letras Libres. Una versión más larga del presente artículo se publicó en Letras Libres en octubre pasado. * Grabado de Salvador Jiménez.

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Gatos Marco Escalante

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uenta Osvaldo Soriano que empezó una relación con una chica alérgica a los gatos. Tal amor no pudo prosperar, porque Soriano les debía fidelidad principalmente a sus gatos. Similar situación me ha tocado vivir a mí, pero en vísperas de mi boda. Quien fuera mi novia hasta hace poco, terminó desarrollando una alergia a los gatos; o como ella misma lo explicara: “Un comienzo de alergia”, que ya implica un poco auspicioso final. Cancelé la boda brindando una explicación incomprensible para la gran mayoría de los seres humanos, que están acostumbrados a ver en las otras especies simples objetos adaptables a las necesidades del hombre; pero racional a los ojos de un escritor que ha escrito casi siempre en compañía de un gato, o mejor dicho, de un escritor que escribió “al alimón” con un gato. Esa boda hubiera significado el ingreso a un mundo de responsabilidades que desgraciadamente arruinan la creatividad tras mutilar al espíritu; en reemplazo del gato, hubieran llegado los hijos, cuya amenazante ubicuidad trae como consecuencia la disolución pausada de los padres. Los gatos, en cambio, son hijos más generosos porque su presencia es al mismo tiempo ausencia, y porque no dependen de uno, sino que uno depende de ellos a la hora de cavilar, y también a la hora de poner sobre el papel los frutos del pensamiento. Del gato se aprende la durísima disciplina de la concentración paciente, de la quietud y el ocio, necesaria para ejercer el oficio de escribir con placer y amor. Del gato además provienen las características básicas de la buena prosa: gracia, elegancia y fluidez; porque siendo el animal menos rígido entre los mamíferos, incluso cuando cae siempre lo

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hace de pie. En cuanto al contenido de lo que se escribe, el gato influye en nosotros por su entrega espontánea al juego, y esa capacidad lúdica, al aplicarla a la escritura de un ensayo, le quita la solemnidad a los grandes temas que a menudo seducen nuestra vanidad. Chesterton, que escribió probablemente los ensayos lúdicos más brillantes que me ha tocado leer, denigró con injusticia al león, y es probable que por extensión haya sido escéptico con respecto al gato; pero no dudo que tuvo un gato invisible, escondido en el fondo de su corazón. Pero el gato, a diferencia de los maestros, no instruye. Le basta ser para producir en nosotros un efecto trascendental y definitivo. Eso no lo puede lograr un perro, que por necesidad exacerba las expresiones de afecto para lograr un espacio junto al hombre. Es verdad que es muy injusto Stevenson cuando afirma que el perro, una vez que lame el plato de comida que el hombre le ofrece, cruza inevitablemente el Rubicón, porque los perros también son animales hermosos y leales; pero carecen de la indefinición, del aspecto vaporoso del gato, que en lugar de andar, parece que flota. Eso es, el gato es un animal suspendido, tanto en el tiempo como en el espacio. Para él no pasan las horas y es lo mismo una hectárea que un metro. No cae en el vértigo de los hechos, no se suma a la historia, no está educado para ser héroe, como sí lo está ese ejército de San Bernardos que antiguamente rescataban a las víctimas de una avalancha, o esos perros de poderoso olfato entrenados para rescatar a los sobrevivientes de algún desastre. El gato es inútil para toda cosa que incumbe a la humanidad, pero es esencial para todo aquello que emprende un individuo. El gato no salva vidas, pero te

puede salvar el alma. Hay en cada libro mío, diría Soriano, un gato escondido, y por ende una razón de vida, una prueba del enriquecimiento del alma. Quienes le atribuyen al gato el defecto de la vanidad se equivocan. La vanidad requiere acción, esfuerzo, lucha contumaz en busca del reconocimiento de los otros. Es decir, requiere de un público, de una claque. La vanidad se alimenta de aplausos, y en el caso de los oscuros, de los que nunca saldrán del anonimato, se nutre de aplausos silenciosos, de aplausos ilusorios. El gato no busca el aplauso de nadie ya que de por sí no hay pedestal más alto que el suyo, por eso los egipcios lo deificaron. La nobleza, la aristocracia espiritual del gato, que implica necesariamente una humildad silenciosa, queda sintetizada en este bello epitafio de Byron: Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad, y tuvo todas las virtudes del hombre sin ninguno de sus defectos. En el gato todo es completamente natural porque, como bien lo anota Neruda, y también Rilke, el gato es gato y con eso basta. Sueña el hombre con ser pájaro, el perro nostalgia al lobo, quiere el canto del grillo igualar la melodía del ruiseñor o el jilguero: todas las cosas del mundo aspiran a ser algo más, sueñan con su propio cielo. Pero el gato siempre es gato, y nada más, porque ya está en ese mundo arquetípico que describían los griegos, ese mundo de perfección, de formas geométricas sinuosas y abstracciones exactas, el mundo de la simetría y la música celeste. El gato es, en última instancia, un animal pitagórico. Dadme un gato y os daré un teorema.

Por todas las razones expuestas, yo tengo un compromiso moral con los gatos. Y no hay relación capaz de romper este vínculo de sangre. Ni la amistad ni el amor romántico poseen la fuerza de esta unión imperecedera, porque incluso cuando yo me muera, estoy seguro que han de acompañarme mis gatos, pues es a su mundo al que aspiro. Soy un hombre optimista. Creo que a la ruina del cuerpo le sobrevive el alma infinita. No estoy contento con esta realidad triste que con tanto énfasis nos muestra la decandencia de todo lo que vive. Me hace feliz la posibilidad de un mundo perfecto más allá de los confines de la materia. Mi corazón, eternamente agradecido, le debe esta esperanza a los gatos. Marco Escalante: escritor peruano. Vive en Chicago.

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Al Presidente de Estados Unidos Hamlet Herman

Señor Barack Obama: Soy un ciudadano dominicano que tuvo la oportunidad de escuchar sus recientes discursos en la academia militar de West Point y en Oslo. Bajé de la Internet ambas alocuciones para tratar de entender sus sorprendentes planteamientos. Evidentemente, esos discursos son alas de un mismo pájaro. El primero preparó a la opinión pública para que el segundo no resultara tan impactante. Ya en la academia militar usted sabía que exaltaría en Oslo las “guerras justas” y así poder justificar su forzada permanencia en Irak, Afganistán, Colombia, Honduras y cualquier otro sitio. Esa “justeza” de las invasiones de Estados Unidos las hemos sufrido los latinoamericanos más de sesenta veces desde que en 1823 su antecesor, James Monroe, implantó la doctrina de “América para los estadounidenses”. Debía usted saber que República Dominicana fue agredida por tropas de Estados Unidos en tres ocasiones durante el siglo xx. La primera violación a nuestra soberanía tuvo lugar en 1904 durante la presidencia de Theodore Roosevelt, ganador del Premio Nóbel de la Paz. La segunda incursión de los militares estadounidenses fue en 1916 cuando ocupaba la Casa Blanca el presidente Woodrow Wilson, otro galardonado con el Nóbel de la Paz. Lyndon B. Johnson no tuvo la misma suerte con el Parlamento noruego a pesar de que ordenó en 1965 la mayor invasión militar contra nuestro país.

¿Cómo podríamos creer los dominicanos en la justeza de sus guerras de agresión cuando derrocaron nuestros gobiernos democráticos y siempre dejaron como herencia a los peores tiranos y déspotas? ¿Cómo explicar la justeza del asesinato de tantos miles de ciudadanos a manos de sus tropas? Permítame advertirle, señor Presidente, que lo peor que puede ocurrirle a un gobernante es llegar a creerse sus propias mentiras y dar como ciertas sus inventadas coartadas. En nuestro país acostumbramos a decir que para hablar mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado. Usted bien sabe que el conflicto de Irak no está llegando a su fin cuando recién acaban de morir centenares de habitantes de Bagdad en una brutal explosión. En Afganistán tampoco puede hablarse de luz al final del túnel porque la violencia parece empezar de nuevo cada día y la impotencia de las tropas y los mercenarios estadounidenses no puede ser más evidente. La negritud del petróleo y la oscuridad de las ambiciones de las grandes empresas vinculadas al poder político de Estados Unidos han llevado a su país a una trampa laberíntica. Ninguna opción diferente a la retirada total de esos países está a la vista ni se vislumbra alguna otra posibilidad a largo plazo. En Oslo estuvo de más el decir que usted “se reserva el derecho a actuar unilateralmente, si es necesario, para defender a mi país.” Estados Unidos ha estado tomando medidas unilaterales de agresión desde antes de consti-

tuirse en un régimen republicano. Esa poción letal la han probado desde los habitantes originales de sus territorios hasta los mexicanos, caribeños, centroamericanos y, prácticamente, todo el mundo. En ese momento rememoró a su predecesor, pero por lo menos George Bush no se tomaba la molestia de hacerse el manso. Por otro lado, señor Presidente, decir que la guerra nació junto con el ser humano es, o una muestra de ignorancia supina o una expresión de extrema perversidad. Y todos sabemos que usted es un prestigioso abogado que no tiene un pelo de bruto. Sabe bien que la paz entre humanos es previa al surgimiento de cualquier tipo de conflicto. Los enfrentamientos surgieron cuando se desarrollaron los medios de producción y surgieron ambiciones por los excedentes. Señor Presidente: usted, su esposa Michelle y millones de estadounidenses saben que no se ha ganado el derecho a merecer el Premio Nóbel de la Paz. Peor aún, al paso que va negará ese galardón. Alguien debe decirle que usted está violando la Constitución de Estados Unidos al subordinarse a las decisiones del sector más guerreristas de las fuerzas armadas y del complejo militar industrial. Debía ser al revés, que el sector militar se subordine al poder civil y así, en vez de hablar de guerras justas, podría usted hablar de paz, la cual siempre es justa. Hamlet Herman es escritor dominicano

contrafoto por Antonio Gamboa

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