LA ENTREGA DE LA
CRUZ de JERUSALÉN
Subsidio Pastoral Nº 1
Subsidio de la Pastoral Scout Católica
Los siguientes Subsidios Pastorales sobre “La Entrega de la Cruz de Jerusalén” son la propuesta que les hacemos desde la Pastoral Scout Católica Diocesana para que dicha Ceremonia sea un acontecimiento trascendente y significativo en la progresión de los Scouts. Hoy les acercamos estos Subsidios (3) para que con tiempo puedan organizarla y programarla. El Subsidio Nº 1 son los fundamentos y cuestiones generales en torno a ésta Celebración; el Subsidio Nº 2 son sugerencias para motivar a los Beneficiarios y Dirigentes a asumir el compromiso de hacer pública nuestra opción por Cristo; y el Subsidio Nº 3 es un esquema para realizar la Celebración el día de la Entrega. Todos estos materiales son sugerencias, las cuales ustedes podrán adaptar a sus realidades y necesidades, pero lo importante es que sea un acontecimiento importante en la vida Scout de cada uno de los que acepten este desafío.
SUGERENCIAS para la entrega de la Cruz de Jerusalén
Material elaborado por COPASCA para la realización de la entrega de la Cruz de Jerusalén.
¿Por qué una insignia de la Fe? Nuestro movimiento, tal como fue ideado por BP, es rico en marcos simbólicos; y los símbolos que utilizamos representan valores que queremos transmitir. Uno de los Principios del Movimiento Scout, establece el valor fundamental del desarrollo de la dimensión religiosa de las personas, favoreciendo la adhesión a principios espirituales, la lealtad a la religión que los expresa y la aceptación de los deberes que resultan de ello. Scouts de Argentina, en su Proyecto Educativo, asume ese valor como uno de los pilares de la aplicación del Método Scout; en un contexto de asociación pluralista en materia religiosa, pero respetuosa de cada manifestación y promotora de la vivencia religiosa de cada uno de sus miembros. Los que profesamos la fe católica 2
en Scouts de Argentina, hemos sido “punta de lanza” al materializar en un símbolo la valoración de nuestra propia fe, como signo de nuestro compromiso de consustanciarnos con la misma, y –desde ahí– dialogar con nuestros hermanos scouts que profesan otra fe religiosa.
La Cruz de Jerusalén El Equipo Nacional de Pastoral Scout desea destacar que esta insignia no es de uso obligatorio. Podrán usarla aquellos que conscientemente asuman el compromiso enunciado precedentemente, sabemos que esto implica una definición particular y propia, especialmente en los beneficiarios. Rogamos que el uso de la insignia sea asumido en toda su manifestación y en el compromiso de ser –con nuestra limitaciones humanas, pero contando con la Gracia de Dios–, testigos de Cristo Resucitado y promotores de la “Civilización del Amor”. La Cruz es símbolo de Pasión, pero también de Resurrección, estas dos dimensiones no solo están presentes en la vida de Jesús, sino que también son propias de la vida del cristiano, que asume el compromiso del Evangelio (su práctica y anuncio diario). Es un símbolo visible que nos recuerda –desde el Bautismo– nuestra condición de hijos de Dios y la pertenencia a la Iglesia, como también nuestros deberes para con Dios y nuestros hermanos. Es símbolo del DESAFÍO de VIDA que significa el dar testimonio de nuestra fe ante el mundo, en concordancia con los Principios del Movimiento Scout y el Magisterio de la Iglesia. Esta insignia es el signo de nuestro compromiso de consustanciarnos con nuestra fe, y desde ahí, dialogar con nuestros hermanos scouts que profesan otra fe religiosa.
COMENTARIOS A LA CEREMONIA
El siguiente material fue realizado por la Pastoral Scout Católica de la Diócesis de Gualeguaychú.
La Ceremonia que presentaremos es “sugerida”, depende de la creatividad de cada Dirigente Scout el adaptarlas ó desarrollar otras, atendiendo a la realidad de sus muchachas/os y en consonancia con el ambiente que los rodea. Para realizar la Ceremonia de Entrega de la Cruz de Jerusalén, es importante tener una fecha preestablecida, no dejarlo con fecha indeterminada ó simplemente decirle “que se la coloque nomás...”. Sería bueno que no se la entreguen junto con la vestimenta Scout (Uniforme) ó en el momento de la Promesa. Nosotros les proponemos tomar el 14 de Septiembre, Día de la Exaltación de la Cruz, para realizar la Ceremonia de Entrega de la Cruz de Jerusalén; pero en los años que caiga entre semana, se puede tomar ó el fin de semana antes ó el siguiente. También es bueno que la Ceremonia se realice en presencia de todo el Grupo Scout, y si se toma la costumbre de realizarla todos los años van a coincidir integrantes de diferentes Unidades junto a nuevos Dirigentes, lo cual es un hermoso signo de compromiso comunitario. El uso de esta insignia no es de uso obligatorio, lo cual trae aparejado una aceptación conciente del compromiso que se asume. Desde la Pastoral Scout Diocesana proponemos que se pueda comenzar a utilizar esta insignia desde los Lobatos/Lobeznas que ya han tomado la Comunión, prefiriendo a aquellos que han tomado la Confirmación. En las otras Unidades no hay más condiciones que el deseo de utilizar este signo como testimonio de nuestra fe. Dado que los Grupos de nuestra 3
Diócesis son mayoritariamente Homogéneos Católicos, nuestros Dirigentes Católicos deberían utilizar todos la Cruz de Jerusalén en el pecho, teniendo en cuenta que la primera forma de educar es con el testimonio y el compromiso personal. Es importante destacar la inclusión de la Renovación de las Promesas Bautismales en esta Celebración, porque el hecho de portar esta símbolo de nuestra fe nos remite a las Renuncias y las Promesas que han hecho por nosotros nuestros padres y padrinos al darnos la fe, y que nosotros, como cristianos maduros tenemos que asumir responsablemente si queremos ser fieles al Evangelio, al llamado que Jesús nos hace. Es importante porque de esta forma todos, los que ya hemos decidido usar la Cruz y los que la van a asumir, nos unimos en la proclamación de nuestra fe. La realización de esta Celebración puede ayudar a tomar conciencia del significado profundo que tiene el uso de esta insignia y el compromiso que conlleva. No es solamente agregar una insignia más, sino que es necesario remarcar la opción que se hace. Para esto es muy importante el testimonio que den los Dirigentes, en primer lugar; y también la motivación que se haga para decidirse a utilizar este signo de nuestra fe; es necesaria una catequesis. El lugar sugerido para la entrega de las insignias sería durante las actividades scouts, cercana al 14 de Septiembre, en lo posible en el Templo ó Capilla (si hay disponible), sino al aire libre; esforzándonos en ambos casos por ambientar el lugar (se debe destacar el altar o una mesa, en donde se colocarán las insignias; también vamos a necesitar un asperje para el agua bendita, que haya dos ó más velas encendidas; se puede adornar con elementos scout; estandartes, láminas...). En ésta Celebración debe participar el Capellán ó un sacerdote amigo del Grupo, el cual debe tener a cargo la explicación del sentido que conlleva el uso de esta insignia, como la bendición de las insignias. Es muy importante que se invite a los padres y familiares de los chicos y adultos que van a recibir las insignias, dado el carácter público de este compromiso y para lograr el acompañamiento de los mismos en el crecimiento de la fe. Sería muy importante lograr la participación de los padrinos de bautismo.
Con respecto a la entrega de las insignias se puede realizar de la siguiente manera: ❖ Para los Dirigentes y Rovers no se entregarán las insignias, sino que cada uno buscará la suya como símbolo de asumir el compromiso bautismal. ❖ Para los Caminantes y Scouts, las insignias les serán entregadas al Guía de Patrulla, para que éste sea quien se la coloque a su respectivo patrullero. ❖ Para la Manada, las insignias habrán sido previamente envueltas como verdaderos regalos, y Baloo o Bagheraa serán los encargados de entregarlas y explicar su significado y colocárselas junto con los padres.
Su ubicación en la vestimenta scout es sobre la costura de la tapa del bolsillo izquierdo, del lado más cercano a los botones centrales de la camisa scout.
Siempre Listo para Servir
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Subsidio Pastoral Nº 2
Subsidio de la Pastoral Scout Católica
SUGERENCIAS PARA MOTIVAR LA ENTREGA DE LA CRUZ DE JERUSALÉN SUGERENCIAS para motivar en la Manada Luego de reunir a la Manada en el lugar donde realizamos las celebraciones, alguno de los Dirigentes, Akela o Baloo, relatará la historia que sigue: «Hace muchos, muchos años, más de dos mil creo; en un pueblito que está muy lejos de aquí, vivía una niña de la misma edad que vos. La cual era muy hermosa, buena, obediente y siempre quería ayudar a los demás. Vos ¿haces lo mismo? Esa niña fue creciendo. Se convirtió en una dulce joven que amaba a Dios con todo su corazón, y Dios lo sabía. Entonces un día, mandó a Gabriel, uno de sus arcángeles, que tenía la misión de llevarle un mensaje a esa joven. ¿Sabes lo que le dijo?, “¡Salve, llena de gracia! (es decir llena de Dios), ¡vas a ser la mamá del Salvador!”. La joven se sorprendió, pero como Dios la quería, a ella le pareció todo bien y aceptó. Su Hijito, el niño Dios, Jesús, Nuestro Gran Jefe, nació nueve meses después, por amor. ¿Adivinaste quién era esa chica?... por supuesto, María la Virgencita querida, esa mamá del cielo que siempre le habla a su Hijo de nosotros. Ella si que lo quiso a Dios, ¿no?, y no le importó nada más que hacer Su voluntad.» Luego de relatar esta historia (que no es más ni menos que la Anunciación, Lc. 1, 26-38), se explicará a los lobatos/lobeznas que Dios nos quiere siempre y más cuando hacemos lo que debemos, recordando que desde el Bautismo, Él los acompaña junto con sus padres y padrinos y toda la Iglesia Católica. Por último, se mostrarán las insignias y se dirá a los lobatos/lobeznas: “¿Vieron que estuvimos charlando de cuánto Dios nos quiere? Pues bien, también nosotros podemos decirle a Él que lo queremos mucho y estamos orgullosos de eso. Cada uno puede llevar esta insignia que va a servir para contarle a la gente y sus hermanos scouts que ustedes son lobatos/lobeznas que aman a Jesús con todo su corazón y que por eso lo llevarán en la vestimenta scout, en el lado izquierdo, el lado del corazón, para recordarlo en todo momento.”
También se puede tomar del primer capítulo del Libro de la Selva, cuando Bagheraa ofrece en rescate de Mowgli un toro recién muerto y Baloo se compromete a educarlo en los secretos de la Selva; y desde este relato reflexionar que nosotros también debemos jugarnos por nuestros amigos, que debemos jugarnos por Jesús y la mejor manera es dando testimonio llevando como símbolo una Cruz en nuestro pecho, del lado izquierdo, bien cerquita de nuestro corazón. Terminando con una oración (que puede ser la de la Unidad ú otra a elección), y luego pedir a los distintos Patronos que intercedan por nosotros para poder hacer realidad este Amor de Nuestro Señor, en cada momento de nuestra vida. 5
SUGERENCIAS para motivar en la Unidad Scout Se puede realizar a través de un juego, como por ejemplo: Cada Patrulla buscará pistas por postas. En cada posta encontrarán preguntas, reflexiones, acertijos, acrósticos, etc. Todos relacionados a la religión católica, deberán permitir a los chicos aprender cosas nuevas, compartir e intercambiar opiniones al resolver cada posta. Así llegarán al final, que será en un lugar en donde se reúne a la Unidad. Allí el Dirigente hará notar lo bueno que es jugar, lo bueno que es compartir y lo maravilloso que es conocer cada día más las cosas de Dios, y como consecuencia, sentirse cada vez más unidos a Él por la Promesa scout. También se puede realizar un juego motivado en los Caballeros del Rey Arturo, recordando que éstos poseían un emblema que los hacía no solo fieles a su rey, sino también a Dios, y que por amor a Él vivirían y lucharían, especialmente contra los enemigos de ellos mismos (el egoísmo, la hipocresía, el deshonor, etc.). Se puede culminar haciendo una relación entre la actitud que debían tener los Caballeros y la lectura Rom 6, 12-13. Luego se puede reflexionar en torno a las Promesas Bautismales, a nuestro compromiso bautismal, de ser Hijos de Dios, sus Caballeros. Se puede culminar realizando la oración de la Unidad, ú otra a elección, pidiendo a los respectivos Patronos que intercedan ante nuestro Señor, para que nos fortalezca en la actitud de servicio a los demás. También se puede hacer la lectura del siguiente cuento y a partir del mismo hacer una reflexión en torno a la Cruz y nuestras cruces de cada día. Cuento: ELIGIENDO CRUCES «Esto también es del tiempo viejo, cuando Dios se revelaba en sueños. O al menos la gente todavía acostumbraba a soñar con Dios. Y era con Dios que nuestro caminante había estado dialogando toda aquella tarde. Tal vez sería mucho hablar de diálogo, ya que no tenía muchas ganas de escuchar sino de hablar y desahogarse. El hombre cargaba una buena estiba de años, sin haber llegado a viejo. Sentía en sus piernas el cansancio de los caminos, luego de haber andado toda la tarde bajo la fría llovizna, con el bolso al hombro y bordeando las vías del ferrocarril. Hacía tiempo que se había largado a linyerear, abandonando, vaya a saber por qué, su familia, su pago y sus amigos. Un poco de amargura guardaba por dentro, y la había venido rumiando despacio como para acompañar la soledad. Finalmente llegó mojado y aterido hasta la estación de ferrocarril, solitaria a la costa de aquello que hubiera querido ser un pueblito, pero que de hecho nunca pasó de ser un conjunto de casas que actualmente se estaban despoblando. No le costó conseguir permiso para pasar la noche al reparo de uno de los grandes galpones de cinc. Allí hizo un fueguito, y en un tarro que oficiaba de ollita recalentó el estofado que le habían dado al mediodía en la estancia donde pasara la mañana. Reconfortado por dentro, preparó su cama: un trozo de plástico negro como colchón que evitaba la humedad. Encima dos o tres de las bolsas que llevaba en el bolso, más un par de otras que encontró allí. Para taparse tenía una cobija vieja, escasa de lana y abundante en vida menuda. Como quien se espanta un peligro de enfrente, se santiguó y rezó el Bendito que le enseñara su madre. Tal vez fuera la oración familiar la que lo hizo pensar en Dios. Y como no tenía otro a quien quejarse, se las agarró con el Todopoderoso reprochándole su mala suerte. A él tenían que tocarle todas. Pareciera que el mismo Tata Dios se las había agarrado con él, cargándole todas las cruces del mundo. Todos los demás eran felices, a pesar de no ser tan buenos y decentes como él. Tenían sus camas, su familia, su casa, sus amigos. En cambio aquí lo tenía a él, como si fuera un animal, arrinconado en un galpón, mojado por la lluvia y medio muerto de hambre y de frío. Y con estos pensamientos se quedó dormido, porque no era hombre de sufrir insomnios por incomodidades. No tenía preocupaciones que se lo quitaran. En el sueño va y se le aparece Tata Dios, que le dice: -Vea, amigo. Yo ya estoy cansado de que los hombres se me anden quejando siempre. Parece que nadie está conforme con lo que yo le he destinado. Así que desde ahora le dejo a cada uno que elija la cruz que tendrá que llevar. Pero que después no me vengan con quejas. La que agarren tendrán 6
que cargarla para el resto del vieja y sin protestar. Y como usted está aquí, será el primero a quien le doy la oportunidad de seleccionar la suya. Vea, acabo de recorrer el mundo retirando todas las cruces de los hombres, y las he traído a este galpón grande. Levántese y elija la que le guste. Sorprendido el hombre, mira y ve que efectivamente el galpón estaba que hervía de cruces, de todos los tamaños, pesos y formas. Era una barbaridad de cruces las que allí había: de fierro, de madera, de plástico, y de cuanta materia uno pudiera imaginarse. Miró primero para el lado que quedaban las más chiquitas. Pero le dio vergüenza pedir una tan pequeña. El era un hombre sano y fuerte. No era justo siendo el primero, quedarse con una tan chica. Buscó entonces entre las grandes, pero se desanimó enseguida, porque se dio cuenta que no le daba el hombro para tanto. Fue entonces y se decidió por una tamaño medio: ni muy grande, ni tan chica. Pero resulta que entre éstas, las había sumamente pesadas de quebracho, y otras livianitas de cartón como para que jugaran los gurises. Le dio no se qué elegir una de juguete, y tuvo miedo de corajear con una de las pesadas. Se quedó a mitad de camino y entre las medianas de tamaño prefirió una de peso regular. Faltaba con todo tomar aún otra decisión. Porque no todas las cruces tenían la misma terminación. Las había lisitas y parejas, como cepilladas a mano, lustrosas por el uso. Se acomodaban perfectamente al hombro y de seguro no habrían de sacar ampollas con el roce. En cambio había otras medio brutas, fabricadas a hacha y sin cuidado, llenas de rugosidades y nudos. Al menor movimiento podrían sacar heridas. Le hubiera gustado quedarse con la mejor que vio. Pero no le pareció correcto. El era hombre de campo, acostumbrado a llevar el bolso al hombro durante horas. No era cuestión ahora de hacerse el delicado. Tata Dios lo estaba mirando, y no quería hacer mala letra delante suyo. Pero tampoco andaba con ganas de hacer bravatas y llevarse una que lo lastimara toda la vida. Se decidió por fin y tomando de las medianas en tamaño, la que era regular de peso y de terminación, se dirigió a Tata Dios diciéndole que elegía para su vida aquella cruz. Tata Dios lo miró a los ojos, y muy en serio le preguntó si estaba seguro de que quedaría conforme en el futuro con la elección que estaba haciendo. Que lo pensara bien, no fuera que más adelante se arrepintiera y le viniera de nuevo con quejas. Pero el hombre se afirmó en lo hecho y garantizó que realmente lo había pensado muy bien, y que con aquella cruz no habría problemas, que era la justa para él, y que no pensaba retirar su decisión. Tata Dios casi riéndose le dijo: -Vea, amigo. Le voy a decir una cosa. Esa cruz que usted eligió es justamente la que ha venido llevando hasta el presente. Si se fija bien, tiene sus iniciales y señas. Yo mismo se la he sacado esta noche y no me costó mucho traerla, porque ya estaba aquí. Así que de ahora en adelante cargue su cruz y sígame, y déjese de protestas, que yo sé bien lo que hago y lo que a cada uno le conviene para llegar mejor hasta mi casa. Y en ese momento el hombre se despertó, todo dolorido del hombro derecho por haber dormido incómodo sobre el duro piso del galpón. A veces se me ocurre pensar que si Dios nos mostrara las cruces que llevan los demás, y nos ofreciera cambiar la nuestra por cualquiera de ellas, muy pocos aceptaríamos la oferta. Nos seguiríamos quejando lo mismo, pero nos negaríamos a cambiarla. No lo haríamos, ni dormidos.»
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SUGERENCIAS para motivar en los Caminantes, Rovers y Dirigentes Para las Unidades más grandes, les sugiero este relato: «La siguiente anécdota me la contó un amigo scout mientras compartíamos unos mates; quien escuchó el relato durante el fogón, al finalizar un campamento provincial de Rovers: Dice que un grupo de Rovers se había embarcado en la empresa de escalar el Aconcagua. Para esto trabajaron fuerte durante todo un año, preparando los equipos, armando los recorridos, juntando plata para los gastos (que son muchísimos), y además de toda la preparación física, pues no es como ir de caminata por el parque. Todo este esfuerzo demandó todo el año y se pudo llevar a cabo porque se conocían desde que eran lobatos; eran un lindo grupo de amigos donde cada uno ya sabía cual era su rol, su responsabilidad en el equipo.
Y por fin llegó el gran día, nos juntamos todos en Retiro y luego de despedir a papá y mamá, a nuestros hermanos, a varios scouts que fueron a despedirnos; con los nervios en la punta de los dedos, subimos al colectivo que nos dejaría en la ciudad de Mendoza, a pocos minutos de la gran mole, quien expectante nos esperaba. Durante el viaje no había otro tema más que lo que íbamos a vivir durante toda esa semana, para eso habíamos esperado todo un año. Todo lo que soñamos ya se iba haciendo realidad. En la terminal nos esperaba el guía con un camioncito en donde cargamos todas las mochilas, cabos, víveres. El día estaba nublado pero Carlos que conocía la zona nos dijo que para el mediodía iba aclarar. Gastamos 10 minutos para llamar a nuestras casas. Okey, pusimos proa hacia los grandes colosos que nos aguardaban para el gran desafío. Después de recorrer varios kilómetros entre acantilados y ríos de montaña, llegamos a la base del Aconcagua, bajamos todo para pasar la noche en el refugio, y poder preparar nuestras mochilas para salir al día siguiente. 12 de enero: hoy era el día. Nos levantamos muy temprano, pero creo que nadie durmió en toda la noche por las ganas de ya empezar a caminar. Desayuno bien polenta, controlar todo, que esto, que aquello, guarda de golpearlo... Y por último, al lado del refugio, había una pequeña ermita con la imagen de la Virgen de Luján. Dejamos las mochilas recostadas en la puerta, nos pusimos en semicírculo, y como varias veces lo hicimos desde que éramos lobatos, entregamos todos nuestros esfuerzos y empresas a nuestro Padre, le dijimos: “Gran Jefe, sin tu Amor no somos nada, dirige nuestros pasos, que todos nuestros caminos y todos nuestros proyectos lleguen a feliz término. Que el sol brille siempre sobre nuestro rostro, que Jesús sea nuestro guía y la suave brisa de tu Espíritu nos impulse siempre hacia la meta.” Y luego de ofrecer en el silencio de nuestros corazones que no se haga nuestra voluntad, sino la suya, saludamos a la Virgen con un beso. Cargamos, ahora sí, nuestras mochilas y con paso firme, apoyados por nuestros cayados pusimos sobre nuestras frentes el imponente pico nevado que nos invitaba a vencerlo. Todo el primer día nos llevó llegar hasta el segundo refugio, cansados sí, pero nos habíamos preparado muy bien, el ánimo aún estaba intacto. En nada nos sentimos defraudados, había sido tal como lo soñamos: el esfuerzo en el camino, la sonrisa en los labios, los ojos brillantes en donde se reflejaban toda la maravilla de las montañas, los grises y blancos de la tierra que contrastaban con ese azul intenso del cielo, pero lo que le daba mayor solemnidad era el olor frío del aire y el silencio que lo invade todo. Luego de pasar toda una noche de guitarreada, cuentos y anécdotas con otro grupo de escaladores que ya volvían, el segundo día comenzó con la belleza imponente del sol que nos invitaba a iniciar la lucha, tiñendo la montaña de rojas llamaradas. El camino estaba fácil... hasta que comenzamos a ascender. Luego empezaron a aparecer los primeros manchones de nieve. Y como si fuéramos chicos nos pusimos a jugar una guerra. A medida que subíamos la nieve se fue haciendo más espesa dificultando la caminata, ese invierno nevó mucho. Y ocurrió que a la hora del mediodía, Juan Pedro que iba delante marcando el camino, encandilado por el sol, hizo un pequeño rodeo de un montículo de piedras. Comenzó a sentir la nieve más profunda, con el cayado fue tanteando y confiando, pero... el peso de su cuerpo venció la nieve y mientras el se hundió se iba abriendo una gran brecha en la superficie, como si fuera un gran reloj de arena, se lo chupó perdiéndose de vista. Y junto con él fuimos arrastrados todos, unidos por la soga que nos unía, Pablo que era el segundo, quedó al borde del precipicio, y detrás éramos tres, pero que por no tener de donde agarrarnos intentábamos por todos los medios mantenernos en la 8
posición, pero sentíamos que lentamente nos estaba tragando. Así quedamos enganchados en esta trampa mortal, la grieta se abrió y Juan Pedro quedó colgado como un péndulo con el oscuro filo del abismo bajo sus pies. Pablo que estaba al borde no tenía agarre, y sólo dependía de sus compañeros, quienes solo tenían la nieve que se escurría entre sus dedos. El silencio se llenó de gritos, de ordenes, pero lentamente sentíamos como la grieta nos atraía y nos engullía como un gran pantano. Juan Pedro previendo el destino que corrían todos, y con la valentía que da una vida entregada por los demás, no dudó en sacar el cuchillo de monte, apoyó su filo sobre la soga, lo miró a Pablo que era el único que podía recibir su mensaje, no necesitó decirle nada, lo miró, miró el sol sobre su cabeza, se entregó a las manos de Dios y con un corte en seco se desprendió del cordón umbilical que lo unía a sus amigos. Al sentir como cambió la tensión, comprendimos lo que había pasado. Rescatamos a Pablo en silencio, solo el silbido del viento nos rodeaba. Hoy allí, se encuentra una placa que marca la finalización del juego, un cayado rover, clavado a su lado, con su horqueta apuntando hacia el cielo. A su pie está el rosario blanco que siempre llevó colgado.» Ese último acto fue la respuesta a toda una vida entregada por sus amigos, una actitud permanente de servicio, una confianza en que la vida es de Dios y volvemos a Dios.
En lo cotidiano ¿Vivo mi vida como una entrega permanente? ¿me juego por lo que creo? ¿Cómo doy testimonio de mi fe? ¿me enorgullezco de ser cristiano? Se concluirá con el firme propósito de ver a esta insignia como un símbolo del deseo de que cada uno, quiera conocer y amar más a Dios y así amarlo en sus hermanos. Se puede realizar la oración de la Unidad ú otra a elección, pidiendo la intercesión de los respectivos Patronos, ó de Nuestra Señora de los Scouts.
Excelente propuesta presentada por: Grupo Scout Nº 0759 "Virgen de Guadalupe" Padre Juan Emilio Scarpin Diócesis de Gualeguaychú 9
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