Ciudades para Smart Citizens Versi贸n 7.0 Octubre 2013
¿Qué es una Smart City? En ausencia de una definición comúnmente aceptada de una ‘smart city’, cada cual lleva el agua a su molino.
Ciudades para ‘smart citizens’: Una mirada alternativa hacia las ‘smart cities’ “La reinvención de la ciudad depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo sobre el proceso de urbanización. David Harvey
Documento para debate Septiembre 2013 © Coperfield for Social Good SL 2013
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En la Wikipedia, por ejemplo, se propone que “una ciudad puede definirse como ‘smart’ cuando las inversiones en capital humano, social y en infraestructuras tradicionales y modernas (TIC) alimentan un desarrollo económico sostenible y una alta calidad de vida, con una gestión sabia de los recursos naturales, por medio de una acción y compromiso participativos”. [1] Una definición, de entrada, tan políticamente correcta como ideal. Que parecería igualmente válida sin recurrir a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), que sólo se nombran de pasada. En la práctica, sin embargo, es más habitual la aproximación contraria, que propone las TIC como el ingrediente crucial.. Así, para una empresa tecnológica, una ‘smart city’ “usa las TIC y las comunicaciones para hacer que tanto su infraestructura crítica como sus componentes y servicios públicos sean más interactivos, eficientes y los ciudadanos puedan ser más conscientes de ellos”. Es una visión de la ciudad en la que “las infraestructuras están dotadas de soluciones tecnológicas avanzadas para facilitar la interacción del ciudadano con los elementos urbanos, haciendo su vida más fácil.” [2] En esta segunda acepción no aparecen ni el desarrollo sostenible ni la calidad de vida, ni siquiera la participación activa de los ciudadanos. La ciudad sería ‘smart’ con independencia de sus ciudadanos, sus empresas y su gobierno, porque “el concepto Smart City y el de Internet de las cosas van muy unidos” [2]. 1.
Son dos puntos de vista muy distintos sobre el diseño del futuro de nuestras ciudades. >
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En el primero, la ciudad está pensada y co-creada por personas. Por urbanistas, economistas y por políticos. También por los ciudadanos que viven y trabajan en ella. Que se consigan o no el desarrollo sostenible y el nivel de vida deseables es un mérito o demérito atribuible a la acción de los ciudadanos y los agentes de la ciudad. Desde la perspectiva tecnocéntrica, sin embargo, el uso de las TIC y las comunicaciones es el que produciría directamente beneficios. Y nunca, por descontado, efectos secundarios no deseables.
Porque ahora, dos décadas después de que se iniciara la adopción masiva de Internet, es más actual que nunca el aviso que Lagndon Winner formuló hace décadas: “En el terreno técnico repetidamente nos involucramos en diversos contratos sociales, las condiciones de los cuales se revelan sólo después de haberlos firmado.” [3]. El desarrollo de Internet ha democratizado el acceso a la información, pero distribuyendo de modo muy desigual los beneficios económicos generados como consecuencia. La ética del ‘the-winner-takes-it-all” de Silicon Valley, ha servido de incentivo para innovaciones radicales, pero a costa de favorecer la creación de oligopolios digitales. La ‘long tail’ que habría facilitar la diversificación de ofertas (de contenidos o de ‘apps’) es cada vez más una ‘low tail’ en la cual la mayoría no puede subsistir. De otra parte, apuntan evidencias de que la ética de la ‘destrucción creativa’ indiscriminada en Internet, favorecida por los inversores de capital riesgo, destruye tejido económico local a la vez que refuerza la posición de servidores globales (los mayores servidores de Internet son todos ellos norteamericanos, pero el 80% de sus usuarios se ubican en otros países). La consecuencia (no prevista en principio) es un aumento fractal de la desigualdad económica, debilitamiento de las clases medias, debilidad en el empleo. Globalmente, pero también en cada ciudad y territorio, incluyendo Silicon Valley. [4-5] Habría que evitar que este fenómeno de fragmentación se reproduzca ahora a escala de la ciudad.
Las implicaciones de este contraste de puntos de vista son importantes. CPFLD Smart Cities v7
2.
Nuestra Intención
negocio. El diseño de este proceso debería contemplar la garantía de un acceso horizontal, no monopolista, a estas nuevas oportunidades [6].
La prioridad de Coperfield es contribuir a la generación de ‘social good’. Creemos para ello en el potencial de movilizar el capital social de cada entorno. De organizar procesos de co-creación de estrategias y proyectos adaptados a las circunstancias y objetivos locales.
La alternativa es pensar desde un principio las ‘smart cities’ dando prioridad a la creación de ‘social good’. Informando, estimulando y dando protagonismo a la inteligencia ciudadana en cada localidad.
Para diseñar las ‘smart cities’
El despliegue global de Internet ha propiciado, propicia todavía, fenómenos de ‘destrucción creativa’. Como se ha visto en el caso de la prensa, la música o los libros, se han puesto en marcha procesos de innovación disruptiva que han hecho saltar las cadenas de valor de negocios o sectores de negocio completos, generando nuevas ofertas atractivas para los clientes.
Queremos contribuir al diseño de las ‘smart cities’, creando espacios para que el capital social de la ciudad. Para contrapesar la dinámica actual, dominada por una industria que vende (o impone) soluciones a problemas que pueden (o no) corresponder a las prioridades urbanas.
Socializar la disrupción
La contrapartida, sin embargo, puede no ser la más socialmente deseable.
Para gestionar las ‘smart cities’
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El diseño de una ‘smart city’ debería abarcar no sólo la infraestructura, sino también la gestión de la misma y de los datos que ésta capte y genere. El objetivo es evitar que se reproduzca a escala de la ciudad la asimetría de la Internet 2.0, en la que muchos generan información gratuita mientras que unos pocos se apropian de su valor.
Los nuevos modelos de negocio se reconstruyen muchas veces de modo que unos pocos proveedores (de información, de transacciones) adquieren a corto plazo una posición global dominante.
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No es siempre evidente que se llegue a reconstruir el valor social de lo destruido (la crisis del periodismo, por ejemplo, sería un ejemplo ilustrativo).
‘Smart cities’ y ‘social good’
Un diseño social apropiado, adelantándose a una politica de hechos consumados, evitaría que la reproducción de estos fenómenos a escala urbana fuera una amenaza a estructuras sociales locales que fuera deseable conservar.
El despliegue de una nueva infraestructura de información en la ciudad generará sin duda nuevas oportunidades y modelos de CPFLD Smart Cities v7
3.
Nuestro ethos El modo de adoptar o adaptar una tecnología no está nunca condicionado ‘a priori’ por la propia tecnología. Lo está, en todo caso, por las estrategias de agentes concretos, que de ordinario dan prioridad a sus propios intereses particulares.
Una ciudad para ‘smart citizens’ Una ciudad es inteligente cuando sus ciudadanos, sus empresas y sus instituciones de comportan de forma inteligente. Una ‘smart city’ es una ciudad de ‘smarter citizens’. Que utiliza los recursos de los que dispone en cada momento para inventar y desplegar nuevas prácticas urbanas, para mejorar su organización, para atraer y acoger talento e innovación. , Una ciudad no es inteligente por sus infraestructuras. Será, sin duda, más inteligente si sus infraestructuras se diseñan y despliegan de modo inteligente. Lo que exige, sin ningún género de dudas, aprovechar al máximo la inteligencia ya residente en la ciudad. Las nuevas tecnologías tendrán un papel importantísimo en las SC, pero su despliegue no es un punto de partida, sino de llegada. Porque, mejor no olvidarlo ni obviarlo, las ciudades YA son inteligentes. Lo son aún antes de desplegar la nueva generación de infraestructuras y servicios basada en las TIC. Y serán capaces de demostrar su inteligencia participando de forma activa en las decisiones sobre la evolución de las infraestructuras y del modo en que se aprovechan las oportunidades que se abran al respecto.
Para el caso especifico de las ‘smart cities’, el enfoque de Coperfield asume como punto de partida algunos principios de uso de la tecnología, cuya esencia se esboza a continuación.
Se han de plantear procesos de co-design, de innovación abierta, involucrando al capital social, intelectual y creativo de la ciudad en el diseño de las nuevas soluciones, de las dinámicas y los modelos de negocio que éstas hagan posibles.
Filosofía de Open Government La propuestas de Open Government, que se están abriendo camino en administraciones de todo el mundo, parten del principio de que los asuntos de gobierno y de administración pública deben ser ‘open’ (en el mismo sentido que el ‘open software’). En la
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práctica, la filosofía de Open Government se sustenta en tres pilares básicos: Transparencia, Colaboración y Participación.
empresas, como LEGO, están aplicando con éxito este enfoque en las decisiones sobre su línea de productos.
La propuesta de ‘smart cities’ de Coperfield asume la misma filosofía, postulando que los ciudadanos tienen capacidad, y el derecho a ejercerla, de participar, en colaboración con agentes públicos y privados, en los procesos de decisión que conduzcan a la transformación de la ciudad.
Nuestra convicción es que, con las lógicas adaptaciones, la aproximación ‘Open Design’ sería también aplicable con ventaja al diseño y despliegue de las ‘smart cities’.
Políticas ‘open data’ Las infraestructuras tecnológicas de las ‘smart cities’ y los servicios que se implanten sobre ellas harán posible capturar, generar y registrar volúmenes de información digital sobre la ciudad mucho mayores que los disponibles actualmente. Se debería asegurar, desde el propio diseño de la ‘smart city’, que esta información se convierta en un activo de la ciudad, y no sólo de una élite tecnológica, política o industrial. Los principios inspiradores de iniciativas ejemplares, como Data.gov en EEUU o Data.gov.uk en el Reino Unido tienen también pleno sentido en el ámbito particular de las ‘smart cities’, pero no sólo en relación a los datos de la administración municipal. Para evitar que se repita lo que sucede en Internet, donde empresas privadas acumulan y explotan información sobre los ciudadanos, en la práctica casi al margen de cualquier control.
Infraestructuras abiertas La conciencia de los beneficios incontestables de las metodologías ‘open’ en el ámbito del software están llevando a la extensión de este enfoque al diseño y construcción de productos físicos A este respecto, la filosofía de ‘Open Design’ se presenta como una forma de co-creación, en que son los usuarios, y no empresas privadas externas, quienes diseñan los productos. Algunas CPFLD Smart Cities v7
Este enfoque tiene una ventaja añadida en las fases de explotación y mantenimiento de las infraestructuras tecnológicas desplegadas en la ciudad, al asegurar que no se producen situaciones de ‘lockin’ como consecuencia del despliegue de infraestructuras cerradas y/o propietarias.
Open business models La aproximación ‘open’ tiene una extensión natural a los modelos de negocio que se podrán concebir y explotar spbre las nuevas infraestructuras y servicios de la ‘smart city’. Se trata pues de asegurar que el capital social de la ciudad, que en último término acabará pagando el despliegue de las nuevas infraestructuras tecnológicas de la ‘smart city‘, no quede a priori excluido por ningún motivo, del acceso a los beneficios del valor añadido que las infraestructuras y servicios ‘smart’ harán posible. Será necesario a este respecto repensar y rehacer el reparto de roles entre lo público, lo privado y el tercer sector. Los tres serán necesarios, aunque ninguno de ellos por separado pueda crear las condiciones idóneas para incentivar este tipo de proyectos.
Pactos ciudadanos Se detecta ya, cuando se trata de establecer un marco de acuerdo para la transición hacia una ‘smart city’, el contraste entre dos enfoques contrapuestos. 5.
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El ‘Open City Protocol’ propone “a delivery-focused network of global cities that, in partnership with industry, Academia agencies and other organisations, is developing common approaches and solutions to help cities build a sustainable future”. Se trata claramente de un enfoque ‘top-down’, cuyo objetivo principal es la entrega de soluciones, no tanto la identificación de problemas y prioridades. La participación ciudadana no se menciona. La lista de afiliados a este protocolo (http://cityprotocol.org/members.html) es sobre todo una representación del ‘establishment’ que ve las ‘smart cities’ más como una oportunidad de negocio que como un hábitat para ‘smart citizens’.
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Por contra, la propuesta del ‘Human Smart Cities Manifesto, originado a raíz de un proyecto europeo (http:// www.peripheria.eu), es que las “Human Smart Cities are those where governments engage citizens by being open to be engaged by citizens, supporting the co-design of technical and social innovation processes through a peer-to-peer relationship based on reciprocal trust and collaboration. The Human Smart City is a city where people – citizens and communities – are the main actors of urban “smartness”. A Human Smart City adopts services that are born from people’s real needs and have been co-designed through interactive, dialogic, and collaborative processes”.
La propuesta metodológica de Coperfield, que se esboza en la sección siguiente, se alinea claramente con los principios de este último.
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6.
Nuestro método
la inversión, incluyendo los procesos de participación y cocreación del capital intelectual y social de la ciudad.
En esta fase inicial de impulso a las ‘smart cities’, se producen situaciones de bloqueo debido a la combinación de factores como: >
Los responsables del gobierno de una ciudad no tienen todavía modelos de referencia consolidados de la configuración de una ‘smart city’, comparables como mínimo a los que guían sus procesos de decisión acerca de otras infraestructuras urbanas.
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El sector tecnológico se aproxima a las ciudades con una oferta comercial, que pone el énfasis en las prestaciones técnicas de sus productos. Al no partir de las necesidades y prioridades explícitas de las administraciones, puede verse como una oferta de ‘soluciones en busca de problemas’.
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Además, la aproximación de la industria a las ciudades desde un esquema cliente-proveedor traslada a la autoridad municipal la responsabilidad de invertir y de rentabilizar la inversión.
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El resultado de lo anterior, en un contexto de tensiones de presupuesto en muchas ciudades, bloquea procesos de decisión.
La propuesta metodológica de Coperfield Para abordar la cuestión anterior, Coperfield propone una visión sistémica del proceso de despliegue de una ‘smart city’, esbozada en el diagrama adjunto. Esta visión contempla el proceso completo, desde la definición de objetivos hasta la financiación de CPFLD Smart Cities v7
Se contemplan cuatro grandes etapas: >
Co-crear la visión de futuro
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Planificar
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Desplegar infraestructuras y ecosistema
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Medir, generar feedbak e iterar
Co-crear la visión El objetivo de esta fase en generar visiones ‘redondas’ del futuro de la ciudad-smart. Estas parten del conocimiento de la realidad y 7.
las prioridades de la ciudad, de la identificación de activos a potenciar y de carencias a compensar, de los objetivos y compromiso de los principales agentes que constituyen el capital social de la ciudad. Los hitos específicos a generar en esta fase incluyen: >
La identificación de líderes y activos urbanos con los que concertar las etapas siguientes.
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La selección de retos y oportunidades de la ciudad, contrastada con las posibilidades potenciales de las tecnologías smart.
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La co-creación de visiones y futuros compartidos mediante procesos de colaboración creativa.
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La generación de relatos acerca de esos futuros, en lenguajes que conecten con la ciudad.
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La validación de las perspectivas, relativos y prioridades por la comunidad de agentes participantes en esta fase.
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La visualización de modelos de negocio que hagan razonablemente previsible que los agentes sociales y económicos de la ciudad podrán apropiarse de una proporción adecuada del valor añadido generado por el despliegue de las infraestructuras y aplicaciones ‘smart’.
Coperfield dispone de conocimientos, metodología y expertos para liderar esta fase.
Planificación estratégica Los resultados de la fase anterior, junto con las propuestas del sector tecnológico, son la referencia para la elaboración de planes estratégicos de ciudad. En el caso de que esos planes existan CPFLD Smart Cities v7
previamente, se habrán de revisar incorporando las tecnologías y aplicaciones ‘smart’. Esta fase es clave, ya que a partir de los planes que genere se desplegarán las acciones de implantación, intervención y nuevos modelos, ya sean de negocio, como de interacción entre ciudadanos y ciudad.
Despliegue de infraestructuras y ecosistema Idealmente, el despliegue de las infraestructuras ‘smart’ tendría que ir en en paralelo con la articulación del ecosistema que contribuya tanto al propio despliegue como a la generación y apropiación del valor añadido local asociado al mismo. El Ecosistema que propone Coperfield parte de asumir que la ciudad ya es inteligente ANTES del despliegue de las tecnologias ‘smart’. De que existe ya en funcionamiento un ecosistema con agentes que se interrelacionan dentro de un marco de colaboración y confianza. A partir de ahí, el Ecosistema de la ‘smart city’ habrá de evolucionar, integrando a nuevos agentes que intervienen en el proceso de implantación de soluciones `smart`: Empresas de soluciones tecnológicas, diseñadores industriales o HCD y expertos en bid data o en infraestructuras colaboran con sociólogos y politólogos e innovadores en modelos de negocio, financieros y legales. Coperfield tiene capacidad para contribuir a esta fase: >
Como nodo conector e impulsor del ecosistema.
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Como agente implicado en los procesos de medición y evaluación de los resultados del despliegue y de la retroalimentación que corresponda hacia los planes y diseños de origen. 8.
Inversión de impacto En una época como la actual, en que muchas administraciones públicas se sienten obligadas a reducir inversiones para rebajar su deuda o su déficit, la financiación de las inversiones en nuevas infraestructuras de ‘smart cities’ puede ser problemática. Igualmente problemática resulta la alternativa convencional de recurrir a la inversión privada, ya que en la práctica puede equivaler a una privatización de la ‘smart city’, siendo por tanto inapropiada políticamente. La propuesta de Coperfield ante estos retos tiene dos componentes: >
Incorporar desde un principio a los agentes con capacidad de financiación en el proceso de “compra” de las infraestructuras y otras necesidades a implementar. A cambio de facilitar recursos financieros, se deberá ofrecer al inversor una perspectiva de rentabilidad que puede ir (parcialmente) ligada a una participación en los modelos de negocio que se generen en el proceso de incrementar la “smartness” de la ciudad.
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Exigir que los inversores se alineen con la filosofía y las prácticas de la ‘inversión de impacto’ [99], que combina la perspectiva de un retorno financiero con la exigencia de la generación explícita de un retorno social.
A este respecto, Coperfield está trabajando en la creación de un SVC, dedicado a inversiones de impacto y dirigido principalmente a los procesos Smart Cities.
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9.
Panorama de servicios
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10.
Panorama de servicios Tomando como referencia la metodología esbozada anteriormente, los servicios del área de ‘Smart Cities’ de Coperfield se centran en: >
Facilitar la co-creación del proyecto, antes de las fases de planificación e implantación.
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Constituir un núcleo impulsor y animador del ecosistema, tanto para el proceso de despliege como en la monitorización de los resultados y la gestión de los ciclos de feed-back y evolución.
El desplegable de la página anterior muestra los servicios de Coperfield agrupados por categorías:
Identificar >
Identificar y destilar, a partir de las prioridades de la planificación estratégica de la ciudad, las trasladables a la ‘smart city’.
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Construir un mapa activable de líderes de la futura ‘smart city’ y de sus relaciones..
Empoderar >
Talleres para líderes y stakeholders.
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Difusión de objetivos y estrategia.
>
Formación para el empoderamiento.
Formación >
Talleres de ‘social city hackers’
>
Formación de formadores de ‘city hackers’
>
Creative leadership for Smarter Citizens
Co-creación >
Organización de ‘smart city challenges’ Un ‘challenge’ es una convocatoria de co-creación, centrada alrededor de una cuestión específica y abierta durante un tiempo limitado, basada en la participación activa y la capacidad de creación de los ciudadanos.
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Challenges ‘Hack the City’, abiertos a la ciudadanía en general. Con el apoyo de una plataforma virtual ‘ad-hoc’, su objetivo es visualizar en paralelo, mediante la implicación 11.
ciudadana, las diversas facetas, retos y oportunidades asociadas al proyecto de ‘smart city’. Ambos tipos de retos combinan virtualidad y presencialidad, si bien en dosis distintas. >
Los ‘smart city’ challenges, que persiguen resultados enfocados, radicales y pragmáticos, tienden a exigir sesiones de colaboración presencial, facilitadas por profesionales y metodologías específicas.
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Los retos ‘Hack the City’ tienen como objetivo incentivar la participación y la difusión, y se prestan más a procesos virtuales. Pueden plantearse como fuente de retos y no sólo de soluciones.
Documentar >
Libro blanco ‘smart citizens’ específico para la ciudad, a partir de los resultados de las primeras fases del proyecto.
Ecosistema de ‘smart agents’ >
Creación y animación de una plataforma de ‘smart city agents’. Se trataría de plataforma virtual de relación, colaboración e intercambio entre los agentes que constituyen el ecosistema de la ‘smart city’.
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Call to
action1
Coalición para Smart Citizens Desde Coperfield promovemos una coalición de particulares y organizaciones que compartan nuestra visión del desarrollo de ciudades inteligentes para ‘ciudadanos smart’.
¿Qué ambicionamos? Una ciudad realmente ‘smart’ es una en la que: >
Los ciudadanos y las comunidades son los principales agentes de la inteligencia y la ‘smartness’ de la ciudad.
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Se adoptan servicios que responden a necesidades reales, que se han diseñado por medio de procelos abiertos, interactivos y colaborativos.
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Los ciudadanos no están forzados a adoptar tecnologias diseñadas, seleccionadas y desplegadas sin su intervención. Más bien al contrario, se les habilita y estimula para que puedan construir y co-creas sus propias soluciones a partir de bloques básicos accesibles.
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La administración de la ciudad entiende que la respuesta a los retos de nuestro tiempo exige una transformación masiva que sólo puede conseguirse mediante la implicación ciudadana. En consecuencia, la administración estimula la participación ciudadana en el co-diseño de procesos de
innovación técnica y social basados en la confianza mutua y la colaboración peer-to-peer.
¿Qué proponemos? Una alianza entre agentes públicos y privados: >
Comprometidos con el desarrollo sostenible de las ciudades del futuro.
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Dispuestos a compartir capacidades y experiencias con otros agentes complementarios.
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Que aspiren a transformar el actual discurso de ‘smart cities’, centrado en las prestaciones tecnológicas, en visiones, planes y desarrollos centrados en necesidades y oportunidades ciudadanas.
>
Que, partiendo de sus intereses compartidos, impulse proyectos de innovación ciudadana e institucional, aunando esfuerzos para conseguir recursos, incluidos en programas como Europe2020 y similares.
>
Que promueva conferencias, foros, encuentros, seminarios y programas educativos que extiendan esta visión y la hagan llegar a públicos más amplios.
>
Que contribuya a la definición de objetivos, criterios de gestión e indicadores objetivos.
1
Provisional. adaptado del “Human Smart Cities Manifesto” CPFLD Smart Cities v7
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