Asesinos domésticos

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DE AMOR LOCURA Y MUERTE CICLO DE LECTURAS


Asesinos domĂŠsticos Ana LĂłpez




Lecturas a la sombra

Asesinos domésticos Ana López

Bueno, yo tengo una peor que esa, mucho peor: a los once maté a mi hámster. Era una hámster negra, enorme. Y me parece que medio obesa. A mí me había costado no sé cuántos berrinches que mis viejos me autorizaran a tenerla. Estaban en contra de los animales domésticos con el argumento típico: al final me voy a tener que ocupar yo. Pero un hámster no es lo mismo que un perro y yo les dije . que los estábamos estudiando en el colegio o algo por el estilo y al final me dijeron que sí. Yo vivía a la vuelta de la escuela y, en la misma manzana, estaba la veterinaria, que vivía de los caprichos de pececitos, conejos y gatitos siameses de todos los pendejos que pasábamos por ahí. Los tipos conocían el negocio: se bancaban la de dejarte mirar, te contestaban las preguntas. Y mirá que íbamos en banda y los volvíamos locos. Y los tipos tranqui. Había uno, canoso y de barbita que sabía más que los otros. Yo salía de la escuela y pasaba por la veterinaria y a veces, si me traía un amigo a casa, nos íbamos a la tarde a seguir mirando. Más ese año, que en la escuela los hámster se habían puesto de moda. Y siempre estaba en el grado el pibe 7


Lecturas a la sombra

al que le compraban el hámster. O la parejita. Y después todos los juguetes: la rueda infinita, el bebedero, el aserrín importado de Nicaragua que absorbe como ninguno. Cuando mis viejos dijeron que sí yo no lo podía creer. Alguien, no me acuerdo bien quién, nos prestó una jaula. Era una jaula de canario, pero muy grande. Un loft, diríamos ahora. Le sacamos la rejilla de abajo para que quedara sólo la bandeja, y hasta me autorizaron a comprar la rueda sinfín, las de los ejercicios. Había leído en algún lado que lo de la ruedita esa era importante porque si no pueden correr se les atrofian los músculos a los bichos estos. Me acuerdo del mediodía, a la salida del colegio en que lo fui a elegir, la fui a elegir, porque era una hembra, negra medio desteñida, preciosa. Le puse de nombre Candy, por un dibujo animado que miraba en esa época, pero la verdad es que en poco tiempo pasó a ser para todos La Gorda. También me dejaron comprarle la casita, que era una especie de agujero en el que iba a esconderse para dormir. Dormía de día, casi todo el día. Igual yo la despertaba, me la metía en el bolsillo y la llevaba conmigo a ver televisión. A la noche, se subía a la rueda y yo me despertaba con el ruido de los ejes cada vez que daba un giro. Una mañana, justo unos días antes de que empezaran las vacaciones de invierno, La Gorda apareció muerta en su jaula. El día anterior no había pasado nada distinto: había comido con la voracidad de siempre, paseado en mis bolsillos, rumiado antes de esconderse en la casita. 8


Lecturas a la sombra

Mis viejos dijeron que el frío, que eran animales con el corazón muy débil, que a lo mejor era falta de calcio. Yo lloré, lloré y lloré. Ellos dijeron que podía comprar otro hámster. Que limpiáramos y desinfectáramos bien la jaula. Yo seguí llorando y dije que sí. Y decidí que iba a ser macho y marrón. Cuando fui a comprarlo a la veterinaria estaba el tipo de barba. Lo agarró con cuidado y lo puso dentro de la cajita. Vos ya sabés todo de cómo se cuidan, me dijo. Así que lo de siempre: no papas, no apio, no cítricos. Yo no dije nada: pagué, agarré la cajita que tenía el hámster nuevo adentro y caminé hasta mi casa. No podía sacarme de la cabeza la ramita de apio en mi mano derecha, a través de los barrotes de la jaula y a La Gorda devorándola como si fuera lo más rico del mundo. La maté yo, ¿entendés? Nunca se lo había dicho a nadie. No te rías, boludo, si acabás de contarme cómo ahogaste a tu tortuga.

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Lecturas a la sombra 1. Miguel Angel Silva

Cap74 de Cuadros

2. Claudia Aboaf

El rey del agua de El rey del agua

3. Eduardo Vardé

La que baja casi corriendo

4. Graciela De Mary

Y sin embargo se mueve

5. Celina Abud

Música de rieles

6. Miguel Ángel Di Giovanni Los sueños, los viajes 7. Diego Rotondo

El pendenciero de Mamá no me odia

8. Victoria Mora

Basural

9. Marcos Tabossi

El otro mundo de El otro mundo

10. Fabiana Duarte

Viento norte

11. Inés Keplak

Adolfo

12. Lucas Gelfo

Andy Warhol y la difícil

13. Marcelo Rubio

El caracol

14. Jada Sirkin Deja que esas manos te toquen de Yo, cuento (y otros cuentos) 15. Marcelo Filzmoser

Vecinos

16. Cristian Acevedo

La adivinanza


17. Daniel Ibaña

Mirar el fuego

18. Javo Santos

Milagro en la bailanta

19. Margarita Dager-Uscocovich Sortilegio en el rincón de los suspiros 20. Eugenia Zuran

El baile de los condenados

21. Sebastián González

Ella y él

22. Pamela Prina

La culpa es de Dolina

23. Floreana Alonso Desdibujándonos 24. Ezequiel Márquez

Intruso

25. Rosario Martínez

El aniversario

26. Valentina Vidal

La ventana cerrada

27. Ana Sofía Rey

Marea baja

28. Celina Aste

La criada

29. Emilia Vidal

La mama

30. Sandra Patricia Rey No hay agua capaz de apagar tanto fuego de Matrioshkas 31. Cristian Bernachea

El horrible olor de papá

32. Hernán Domínguez Nimo

Estimado vecino mío


33. Laura Galarza El asiento de adelante de Cosa de nadie 34. Alejandra Decurgez

Tal vez florezcas

35. Pablo Laborde Acecha 36. Raúl Astorga

Aquel autor nórdico

37. Marina Sosa Domingo 38. Gisell Aronson Escenas veraniegas de la vida familiar 39. Margarita Dager-Uscocovich

Sentimientos de verano

40. Marcelo Filzmoser

Días de rodaje

41. Graciela De Mary El vaso de vascolet y el man telito verde manzana 42. Ana López

Asesinos domésticos




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