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Mercado Modelo
Ubicado entre las calles Maipú, Ossa y Uribe, ocupa parte de la Plaza Emilio Sotomayor, antigua estación y plaza del Ferrocarril. El edificio fue inaugurado el 21 de mayo de 1920 . El primer centro de abastecimiento de la ciudad estuvo ubicado en el interior del Pasaje Castillo (hoy edificio Segundo Gómez). Este Mercado de madera y planchas de fierro galvanizado, tenía su acceso por calle Caracoles a través del pasaje “de la Recova”; allí se encontraba toda clase de locales, incluso restoranes y dos pisos del edificio daban a calle La Mar. En 1880 un incendio destruye por completo el recinto.
El crecimiento de la población y la demanda de los vecinos por tener un lugar de abastecimiento moderno obligan a las autoridades a construir un nuevo Mercado, que concentre todos los rubros del consumo doméstico y reúna las últimas normas de salubridad pública y equipamiento moderno. Esta obra asumida por la administración edilicia de Maximiliano Poblete, ejecuta los trabajos con las 200 mil libras esterlinas de un empréstito inglés de 1914.
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El edificio de hormigón, con armazón metálica, comienza a construirse en 1917, bajo la dirección del ingeniero Jaime Pedreny. La obra cuya fachada principal mira hacia la Plaza, destaca por sus dos plantas y un zócalo. El primer nivel tenía 28 locales de carnicería, 16 para verdulería, 2 almacenes y un puesto de diarios y librería. El segundo nivel contaba con 8 cocinas, 18 puestos de expendio de pescado, locales de menudencias, pequeñas verdulerías y gallinerías. El subterráneo estaba habilitado para pescaderías, puestos de menestras, abarrotes, tiendas y otros negocios; además hacia calle Uribe se instalaron 14 sitios de venta para leche al pie de la vaca.
El techo del edificio esta formado por una losa de concreto armado, cubierto por una capa de estuco de cemento. El interior bien iluminado, con escalas, pasillos embaldosados y corredores espaciosos permitía a los usuarios una circulación expedita y segura. En 1926 el ingeniero Homero Lois Fraga inicia la construcción de una nueva escala de concreto que da acceso al 2º piso, desde calle Ossa y Uribe.
El inmueble estaba equipado con dispositivos fitosanitarios, mecanismos higiénicos e instrumentos de precisión de última generación; frigorífico y laboratorio químico, secciones para prueba bromatológica de los alimentos. Un sistema de limpieza a través de llaves y mangueras que permitía el lavado y aseo del recinto. Además una oficina de administración y fiscalización del sistema métrico decimal, a cargo del “fiel ejecutor”, quien controlaba en una romana y balanza los pesos y medidas de los puestos del Mercado.
Actualmente el Mercado está en manos privadas, se conserva en buen estado y continua prestando servicio a los antofagastinos que viven, trabajan y vienen al centro a realizar diligencias.
Héctor Ardiles Vega