Tempo Dossier de Módulos de Investigación de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones Año 3 · Nº 11 Mayo de 2019
Staff: Responsable: Julia Pernía Adjunto: Aldana Macena Integrantes: Lorena Olmedo, Vanesa Ruppel Consultor: Christian Gómez
Del Catálogo de Biblioteca Realismo capitalista ¿No hay alternativa? Mark Fisher Julia Pernía* Entre las referencias de lectura para el curso anual La vida contemporánea por sus síntomas – pulsión y deseo en psicoanálisis- dictado por el director de enseñanzas Christian Gómez en el marco del Instituto Sigmund Freud; nos encontramos con el primer libro del crítico musical y teórico de la cultura Mark Fisher Realismo capitalista ¿No hay alternativa?, publicado en el Reino Unido hacia fines del año 2009; ahora disponible para sus lectores en el catálogo de la Biblioteca Oscar Masotta. El término realismo capitalista fue acuñado por un grupo de artistas alemanes a comienzo de los ’60 para nombrar una corriente pictórica que constituiría una versión alemana del arte pop, como guiño irónico al realismo socialista. Artistas como Sigmar Polke de modo punzante mostraban los efectos de la sociedad de consumo y la manipulación de los medios de comunicación. Vale destacar que este término profundiza y actualiza la idea de posmodernidad, concepto que resulta insuficiente para interpretar la época dado los variados y contradictorios significados que encierra; de la misma forma que el término neoliberalismo le resulta a Fisher satisfactorio.
Realismo capitalista “El capital ha convertido el valor personal en valor de cambio y ha sustituido un sinfín de libertades inalienables y particulares por una sola libertad espeluznante: la libertad del comercio” Karl Marx, Freidrich Engels. Manifiesto comunista. Para Mark Fisher el término realismo capitalista no puede limitarse al arte o al modo propagandístico en que funciona la publicidad, sino algo similar a una atmósfera general que condiciona no sólo la producción de la cultura, sino la regulación del trabajo y la educación, y que actúa como una barrera que impide el pensamiento y la acción genuinos. Tres son las razones que llevan a preferir el concepto de realismo capitalista al de posmodernismo y posmodernidad. En 1980, cuando el crítico y teórico estadounidense Fredic Jameson avanza sobre la tesis de posmodernismo, todavía existían, plantea, alternativas, al menos nominalmente, al capitalismo. Mientras que la actualidad nos presenta un www.apm-blog.blogspot.com.ar
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mayor agotamiento y esterilidad política. Hablar de realismo capitalista es plantear el hecho de que el capitalismo se presenta como un único sistema económico viable, y para el cual “no hay alternativa”; slogan de Margaret Thatcher a partir del cual se sitúa al liberalismo económico, y con ello al libre comercio y la desregulación del mercado, como el único y mejor modo para el desarrollo de las sociedades modernas. En segundo lugar, el posmodernismo implica una relación determinada con el modernismo, mientras que el realismo capitalista no presenta esa clase de confrontación con lo moderno, sino que su triunfo se da por hecho. En tercer lugar, para quienes tienen hoy 20 o 30 años, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. Esto muestra la forma en que el capitalismo penetra en cada poro, dice Fisher, del inconsciente. Hay un modelado preventivo, al que llama precorporación, de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Inclusive, todo lo que se presenta como “alternativo” o “independiente” no designan nada externo a la cultura dominante. Nada le viene mejor al capitalismo, que una protesta, que una huelga; se refuerza. El realismo capitalista puede estar muy cerca, incluso, de cierto anticapitalismo. Todo intenta ser devorado por el sistema, el poder del realismo capitalista deriva parcialmente de la forma en que el capitalismo subsume y consume todas las historias previas. Es decir, modela un hombre sin legados simbólicos, incapaz de descifrar, interrogar su propia existencia; operando a través de un “sistema de equivalencia general”, capaz de asignar valor monetario a todos los objetos de la cultura. Las prácticas y rituales se convierten en objetos meramente estéticos, las creencias de las culturas previas quedan transformadas en artefactos. En este sentido, Enrique Acuña (1) sitúa que en el llamado por Lacan Discurso Capitalista se promueve un ascenso de la producción de objetos técnicos que crean una alethosfera, una atmósfera de verdad que generan la ilusión de que no hay imposibilidad. Es decir, funcionan como señuelos de una “promesa de felicidad” pero en esa gula el consumidor resulta consumido hasta su consumación. Continúa Fisher: “El capital es un párasito abstracto, un gigantesco vampiro, hacedor de zombies; pero la carne fresca que convierte en trabajo muerto, es la nuestra y los zombies que genera somos nosotros mismos” (2). Esto va de la mano de cierto “chantaje ideoló-
gico”, donde se insiste en que “individuos compasivos y solidarios” pueden terminar con la pobreza, sin la necesidad alguna de una dimensión política o de reorganización sistémica, y desconectándolos del hecho de que tales individuos están intrínsecamente implicados – vía el consumismo occidental- en esa desigualdad global que intenta solucionar. Este libro despierta, y llama a notar el hecho de que el capitalismo es una gran maquinaria productora de subjetividades, individuos afectados por una impotencia reflexiva, cierta idea de que nada puede hacerse al respecto, acompañado de una hedonia depresiva no constituida tanto por la incapacidad de sentir placer; sino por la incapacidad para hacer cualquier cosa que no sea buscar placer. Una vida inmersa en una narcosis suave, “la dieta probada del olvido: playstation, tv y marihuana” (3) Un consumo narcótico que pone un muro entre el sujeto y la esfera social. Si el realismo capitalista es así de consistente, y con las formas de resistencia tan impotentes y desesperanzadas: ¿Cómo plantear un cuestionamiento serio? Una crítica moral, no haría sino reforzar el dominio del realismo capitalista. Hay alternativa “Buscar posibilidades reales para la acción política implica, primero que nada, que aceptemos nuestra inserción en el nivel del deseo en la picadora de carne del capitalismo”. Fisher Mark Realismo capitalista ¿No hay alternativa? Para M. Fisher sólo se puede intentarse un ataque serio al realismo capitalista si se lo exhibe como incoherente o indefendible; es decir, si se devela que ese realismo es efecto de una determinación política cuyo éxito está en su naturalización. Muestra al detalle cómo el capitalismo no se produce sin la precarización del trabajo, la intensificación de la cultura de consumo, la expansión de la burocracia y los mecanismos de control social y el estallido de los trastornos mentales. El realismo capitalista promueve una “ontología de los negocios” en donde sería obvio que todo en la sociedad se administre como una empresa, el cuidado de la salud y la educación inclusive. Propone así una política emancipatoria que nos conduzca a destruir la apariencia de “todo orden natural”, que revelemos que lo que se presenta como necesario e inevitable no es más que contingente, y que
lo que se presenta como imposible es “reversible”. Toma como ejemplo el hecho de que lo que hoy consideramos realista fue en un momento “imposible”: las privatizaciones llevadas a cabo por Thatcher en Reino Unido desde la década de 1980 hubieran sido impensables apenas una década atrás. Aboga por la construcción de “una modernidad alternativa en la que la tecnología, la producción en masa y los sistemas impersonales del gerenciamiento contribuyan, todos a la remodelación de la esfera pública.” (4). Público no sería estatal, sino un modelo de “propiedad pública” que no sea el de la centralización estatal como la que se dio durante el siglo XX. Me parece, en este punto, interesante plantear como alternativa la hipótesis de Jorge Aleman acerca de la posibilidad de la emergencia de una voluntad popular con vocación transformadora que cuente con las “malas noticias” aportadas por el psicoanálisis: hay lo irreductible, es decir, que no todo puede ser apropiado por el discurso. Esto conduce indefectiblemente a diferenciar la subjetividad como modelada discursiva o socialmente, del sujeto en tanto está atravesado por una división incurable. M. Fisher se sirve de la diferencia en la enseñanza de Jacques Lacan entre la realidad como efecto de discurso – él dice: mediada ideológicamente- de lo real como una x que impávida a cualquier intento de representación, un vacío traumático del que sólo nos llegan atisbos a través de las fracturas e inconsistencias en el campo de una realidad aparente; para tratar de localizar lo real que le retorna al realismo capitalista. Sitúa a la catástrofe ambiental como un real de este tipo, el cambio climático y la amenaza de los recursos no son temas reprimidos en lo absoluto. La fantasía estructural de la que el realismo capitalista depende por entero es la suposición de que los recursos son infinitos, y que todo se podría resolver el mercado. Es decir, esto es correlativo a pensar que es un discurso que rechaza el imposible lógico introducido por la castración freudiana. Otra aporía desarrollada por Fisher es la de la salud mental: se produce un “voluntarismo mágico” se privatizan los problemas de la salud mental al tratarlos como si los causaran desbarajustes químicos en la neurología del individuo o sus conflictos familiares, dejando de lado que la locura también es una categoría política. El realismo capitalista apela a que la falta de éxito es una responsabilidad privada efecto de no hacer el trabajo suficiente. La llamada depresión, el estrés, la ansiedad en las sociedades
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capitalistas mostrarían su disfuncionalidad y los efectos en los individuos: “que el capital enferma al trabajador, y luego las compañías farmacéuticas internacionales le venden drogas para que se sienta mejor” (5). La frase de Thatcher “no existe algo así como la sociedad, sólo existen individuos y familias” encuentra eco en la proliferación de casi todos los abordajes psicoterapéuticos en la actualidad: la psicofarmacología, las neurociencias, la terapia cognitiva, la autoayuda. Mientras que el psicoanálisis “estaría a la altura de la época frente al real que rechaza la Ciencia y el Capitalismo, solo si su práctica no se reduce a una adaptación funcional a lo novedoso” (6). Se trata de una posición que toca un real sin ley y sin sentido, para apropiarlo vía lo simbólico como un imposible lógico, invención para cada sujeto no sin sus lazos con el otro social. Notas: (1) Acuña Enrique. “El objeto (a)salta lo social”. En Vidas Pulsionales. Enrique Acuña (compilador). Ruiseñor del Plata Ediciones de la Biblioteca Freudiana. La Plata, 2018. (2) Fisher Mark. Realismo Capitalista ¿No hay alternativa? Caja Negra Editora. Buenos Aires, 2019. Pág. 39 (3) Ibídem. Pág. 52 (4) Ibídem. 151 (5) Ibídem. Pág. 135 (6) Acuña Enrique. “La autoridad analítica y la risa del capitalista”. En Revista Virtual Analytica del Sur – Psicoanálisis y Crítica. Edición Nº 6 Julio de 2017. (*) Julia Pernía. Miembro del Instituto Sigmund Freud (APM). Coordinadora del Seminario Anual. Fuentes Consultadas: -Fisher Mark. Realismo Capitalista ¿No hay alternativa? Caja Negra Editora. Buenos Aires, 2019. -Acuña Enrique. “El objeto (a)salta lo social”. En Vidas Pulsionales. Enrique Acuña (compilador). Ruiseñor del Plata Ediciones de la Biblioteca Freudiana. La Plata, 2018. -Acuña Enrique. “La autoridad analítica y la risa del capitalista”. En Revista Virtual Analytica del Sur – Psicoanálisis y Crítica. Edición Nº 6 Julio de 2017. -Aleman, Jorge. “Apuntes sobre la emancipación”. En Página 12 https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-269011-2015-03-26.html www.apm-blog.blogspot.com.ar
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Síntoma vs. Trastorno -Respuestas particulares ante lo homogéneo- (*) Claudia Fernández (**) Para el presente recorte de estado de lecturas e investigación pensé retomar la vía esbozada tiempo atrás, en un artículo llamado “El inconsciente, ante la ideología de la evaluación”, del cual transcribo un breve párrafo: “Me interesa tratar de despejar la diferencia entre el sujeto del inconsciente y los yoes alienados en identidades sobre los cuales se aplican medidas y cálculos colectivos. Diferencias que son posibles aislarlas no sin un recorrido que abarca los versus entre las prácticas orientadas por el yo y otras orientadas por el sujeto, las funciones del diagnóstico y las políticas de la clasificación en psiquiatría y psicoanálisis, situar el interrogante acerca de qué es un cuerpo para el psicoanálisis y los conceptos que fundan la práctica psicoanalítica: inconsciente-transferenciapulsión-repetición”. La redacción de ese trabajo se orientó a partir del artículo de Enrique Acuña “Y/O: el sujeto no es el yo” publicado en Fri(x)iones, entre el psicoanálisis y la cultura nº 7. En ese primer texto podemos leer el fenómeno contemporáneo de articulación entre la alianza del discurso capitalista y la tecnociencia, discursos que comandan o inciden una época. Como contrapropuesta a ello la del psicoanálisis, que es dar cuenta de que ante los intentos de instalar modos de respuestas homogéneas, habría eso que escapa y que ni el lenguaje puede atraparlo. Me orienta, en este punto, el señalamiento de Christian Gómez, acerca de que no se trata de equivalencias sino de poder situar la diferencia que hace que un discurso, un horizonte político, no sea equivalente a cualquier otro. En este tiempo nuevo y en el transcurrir de mi investigación - enmarcada en el módulo “El psicoanálisis ante las tecnologías del yo”-, me interesa hoy localizar la diferencia entre pensar el síntoma por la vía del lenguaje y en relación a la castración (falta) versus el trastorno articulado a una química de los neurotransmisores y por lo tanto, a una disfunción que afecta al yo. Es decir, pensar lo que podría haber de síntoma en un diagnóstico, contrario al trastorno. La definición de trastorno que da el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales)
en su quinta edición, es la de ser: “un patrón comportamental o psicológico de significación clínica que, cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una disfunción psicológica o biológica. Esta manifestación se considera síntoma cuando aparece asociada a un malestar (por ejemplo, dolor), a una discapacidad (por ejemplo el deterioro en un área de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad”. Específicamente en relación al lenguaje, según Azcoaga y otros autores, los trastornos rara vez aparecen como manifestaciones aisladas, en general dicen estar asociados a discapacidad u otras patologías de base, y que cualquiera sea el tipo de alteración del lenguaje, casi invariablemente repercute en las características y reacciones psicológicas del niño, afectando las relaciones sociales y familiares del mismo. Por el contrario, en “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, alguien le pregunta a Jacques Lacan sobre ese momento en el que la madre habla al niño, para lo cual éste debe poder escuchar, pensado por la vía de lo simbólico, si habría allí la posibilidad, por llamarla de algún modo, inmanente, es decir del orden interno en el niño. Lacan responde que el ser humano es un ser hablante ante todo, y continúa señalando que la resonancia de la palabra es constitucional. Lacan aquí menciona aquello que un autista tiene para decir, y al que hay que saber escuchar. Habría más bien una dificultad en quien lo escucha, la dificultad no es del autista, al que Lacan ubica como alguien verbozo. Continúa desarrollando la idea de que hay algo específico en la palabra (sea verbal o gestual), dice: “La estructura verbal es completamente específica, y tenemos un testimonio de ello en el hecho de que aquellos a los que llamamos sordomudos son capaces de un tipo de gestos que no es de ningún modo el gesto expresivo como tal.” Va a decir que en esos casos habría una predisposición al lenguaje. “Hay el discernimiento de que puede haber algo significante como tal. El lenguaje con los dedos no se concibe sin una predisposición a adquirir el significante.” Lacan, además, subraya el hecho de que el incons-
ciente no será posible ser pensado si no estuviese el sujeto atravesado, impregnado por el lenguaje. Aquí articula la importancia que tendría para alguien saber acerca de la manera de cómo ha sido deseado antes de existir, eso que es posible vía la función simbólica. Dirá: “la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar no puede más que llevar la marca del modo bajo el cual los padres lo han aceptado”. Dirá luego que es en el encuentro de algunas palabras con su cuerpo, palabras que le son dadas, que algo se perfila. Pensaba aquí los efectos de la palabra en el cuerpo (simbólico), dirá Freud, palabras que enferman y palabras que curan. Se referirá también a que el lenguaje interviene bajo la forma de lo que él llama laleo (lallation)-lalengua (lalangue), para designar esa primera impronta que alguien recibió, y la cual es una palabra equívoca. Cito: “no es ciertamente por azar que en francés la palabra ne {no} se pronuncie de una manera equívoca con la palabra noeud {nudo}. No es de ningún modo por azar que la palabra pas {no}, que en francés redobla la negación contrariamente a muchas otras lenguas, designe también un pas {un paso}. Es completamente cierto que en la manera con la cual lalengua ha sido hablada y también oída por tal y cual en su particularidad, que algo a continuación volverá a salir en sueños, en todo tipo de tropiezos, en todo tipo de maneras de decir. Es, si ustedes me permiten emplear por primera vez este término, en este motérialisme (neologismo resultante de la condensación entre mot (palabra) y matérialisme (materialismo)) que reside la captura del inconsciente –quiero decir lo que hace que cada uno no haya encontrado otras maneras de sustentar lo que recién llamé el síntoma”. Hasta aquí un breve recorte de referencias. Es posible ubicar que habría un determinismo de la función, del lado de los trastornos, por la vía de lo que el DSM v otros autores neurobiologisistas proponen, si de clasificaciones psiquiátricas hablamos, y ante los actuales modos de presentación de los síntomas, atravesados además por la implementación de biopolíticas en tanto aplicación de normas sistemáticas con protocolos y evaluaciones sobre poblaciones masivas. Por este lado podemos aislar significantes del orden de las funciones y del cuerpo orgánico: mente, cerebro, disfunción, biológico, patrón, normas, comportamiento, individuo, etc. El manual atribuye causa al bios, no habría funcionamiento adaptativo, hay un desorden manifestado en
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el comportamiento con observables clínicos. El individuo está enfermo, no se adapta al discurso amo. Contrariamente, por la vía del inconsciente, hay significantes articulados, postulados por la afirmación psicoanalítica acerca de que el lenguaje es condición del inconsciente. Hay síntomas (no observables clínicos), satisfacción de la pulsión, goce. Por esta vía el psicoanálisis busca situar aquellos modos de respuestas del sujeto a un discurso, que produce enfermedades y verificar que esos modos de respuestas de cada sujeto serán su síntoma. Las lecturas que me permitirán continuar investigando serán orientadas en función del versus propuesto entre Síntoma y Trastorno para de allí en más tratar de seguir situando lo particular en relación al sujeto en tanto efecto del lenguaje. (*) El presente escrito es el estado de investigación realizado en el módulo “El psicoanálisis ante las tecnologías del yo” que se lleva a cabo en el Instituto Sigmund Freud-Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Responsable: Claudia Fernández. Coordinador: Lorena Olmedo. Asesor: Christian Gómez (**) Miembro del Instituto Sigmund Freud-Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Profesora de Sordos. Fuentes consultadas -Lacan, Jacques: “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”. En Intervenciones y textos 2. Manantial. -Acuña, Enrique: “Y/O: el Sujeto no es el Yo”. En Fri(x)iones, entre el psicoanálisis y la cultura” nº7. Primavera 2017. El Ruiseñor del Plata. Ediciones de la Biblioteca Freudiana. -Gómez, Christian: “En diferencia”. En Fri(x)iones, entre el psicoanálisis y la cultura-. Nº 7. Primavera 2017. El Ruiseñor del Plata. Ediciones de la Biblioteca Freudiana. -Fernández, Claudia: “El inconsciente, ante la ideología de la evaluación” en Dossier Tempo nº2, Boletín Nombres, del psicoanálisis en movimiento nº41. Mayo 2018. -DSM V. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Año 2013. -Azcoaga, Juan y otros autores: Los retardos del lenguaje en el niño. Ediciones Paidós Ibérica S. A., Año 1997. Buenos Aires. www.apm-blog.blogspot.com.ar
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Infancias: ¿Desde qué discurso? (*)
excluido que retorna como imposible de eliminar? ¿Cómo definimos la infancia, se trata de lo ya superado?. Carla Pohl (**)
El siguiente texto, parte de una investigación en vigencia, que se desarrolla, dentro del módulo “Infancias: Psicoanálisis y discursos actuales”, en la ciudad de Oberá. En primer lugar, es importante distinguir tres términos que guiarán éste escrito y las futuras lecturas, ellos son: el niño o la niñez, lo infantil y la infancia. Para referirme al primer término, tomé el libro de Philippe Aries El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, donde menciona que el niño, es efecto de un discurso y de las representaciones que circulan acerca del mismo en determinada época. Dicho autor menciona que recién en Europa durante el siglo XV hay interés por la niñez, como etapa vital. Lo infantil, en cambio, para Sigmund Freud remite a la sexualidad infantil y a sus fases del desarrollo (oral, anal, genital, periodo de latencia sexual), a las protofantasías infantiles (escena primaria, seducción, castración), deseo infantil, neurosis infantil, recuerdo infantil. Al investigar la palabra infancia, la cual etimológicamente proviene del latín infans y significa “el que no habla”, basado en el verbo “for” (hablar, decir), me remito a la referencia de Giorgio Agamben, en su libro Historia e infancia, destrucción de la experiencia y origen de la historia, donde propone pensar la infancia no solamente como algo que precede cronológicamente al lenguaje y que en un momento, deja de existir para volcarse en el habla, cito: “no es un paraíso que abandonamos de una vez por todas para hablar” (p. 66) , sino que propone, pensarlo en referencia al lenguaje; en tanto este transforma al hombre en sujeto y es ésta experiencia la que se puede llamar in-fancia. Es decir, el hombre a diferencia del animal, tiene infancia porque en el devenir de su historia debe, para hablar, constituirse como sujeto del lenguaje, debe decir yo. La infancia entonces introduce, cierta discontinuidad o ruptura y servirá para diferenciar entre la lengua y el discurso. Ahora bien, la orientación del módulo, empuja
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a estudiar qué discursos atraviesan la época y determinan los síntomas, en las presentaciones actuales. Para responder esta inquietud, tomé referencias sugeridas por Christian Gómez, asesor del módulo y director de enseñanzas del Instituto Sigmund Freud, con el fin de responder ¿Qué es un discurso?, sigo a Jacques Lacan en el libro 17, seminario El reverso del Psicoanálisis junto con un fragmento del libro Lacan y los discursos de Eric Laurent; para situar que un discurso es una estructura, y lo importante, es saber cómo opera. Lacan en el año 1969, dirá que es una fórmula compuesta por cuatro lugares y cuatro elementos; donde lo primordial será identificar cual es el referente de los cuatro discursos: Amo, Universitario, Histérico, y del Analista. No se trata de un discurso de palabras, dirá, ni de retórica. No importa cómo están combinadas u ordenadas las palabras, no se trata de una dialéctica, compuesta de argumentos; sino más bien de cómo esos elementos que son cuatro: S1 (Significante Amo), S2 (Saber), $ (Sujeto), a (Objeto a). Y los lugares: Agente, Verdad, Otro y Producción, conjugan una estructura. Quiero concluir este fragmento de investigación con la referencia que nos brinda Laurent en el texto antes mencionado: el referente de los cuatro discursos, es lo que quiere dominar o domesticar cada uno de ellos, como un modo de tratar el goce. Me aventuro entonces a preguntar ¿Cuál es el lugar del goce en la vida contemporánea? ¿Se logra domesticar o más bien es el elemento
(*) Estado de investigación en curso dentro del módulo de investigación “Infancias: Psicoanálisis y discursos actuales”. Responsable: Carla Pohl, coordinadora: Aldana Macena. Asesor: Christian Gómez. Biblioteca Freudiana Oberá. Instituto Sigmund Freud. (**) Carla Pohl: Miembro del Instituto Sigmund Freud. Responsable del módulo “Infancias: psicoanálisis y discursos actuales”
Fuentes consultadas: -Freud, Sigmund . “Recuerdos de infancia y recuerdos encubridores (1901)”. Obras completas, volumen VI. Bs As: Amorrortu, 1991. -Freud, Sigmund . Tres ensayos de teoría sexual (1905). Obras completas, volumen VII. Bs. As: Amorrortu, 2008. -Freud, Sigmund . Los caminos de la formación de síntomas (1916-1917). Obras completas, volumen XVI, Bs As: Amorrortu, 1991. - Aries, Philippe, El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, España, Ed. Taurus, 1987. -Agamben, Giorgio. Infancia e historia, destrucción de la experiencia y origen de la historia. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 2007. -Lacan, Jacques. El seminario: libro 17 – el reverso del psicoanálisis 1969-1970. Buenos Aires, Paidós. -Laurent, Eric. Lacan y los discursos. Buenos Aires Ediciones Manantial, 1992. P. 11-45.
Gustavo González
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Agenda de Módulos de Investigación •El psicoanálisis ante las tecnologías del yo Lunes 17 de junio de 2019 20:00 hrs. Sede APM
• Lectura de los casos de Sigmund Freud Viernes 21 de junio de 2019 17:00 hrs. Sede APM
• Los conceptos fundamentales del psicoanálisis Viernes 14 de junio de 2019 16:30 hrs . Biblioteca Freudiana Iguazú
• Psicoanálisis y los acontecimientos del discurso: Lunes 24 de junio de 2019 20:30 hrs. Sede APM
• Psicoanálisis y Salud Pública: Martes 18 de junio de 2019 16:00 hrs. Sede APM
• Infancias: psicoanálisis y discursos actuales Jueves 20 de junio de 2019 19:30 hrs. Biblioteca Freudiana Oberá.
• Actualidad de la clínica – respuestas a lo contemporáneo Jueves 20 de junio de 2019. 21:00 hrs. Sede APM
Asociación de Psicoanálisis de Misiones Pers. Jurídica A-3755
Comisión Directiva: Presidente: Claudia Espínola, Vicepresidente: Fernando Kluge , Secretario:Julia Pernía , Tesorero: Lorena Olmedo, Vocal: Vanesa Ruppel. Asesor: Enrique Acuña, Director de enseñanzas: Christian Gómez. Sede APM: Calle Alberdi 18, Planta Alta, Posadas, Misiones - Secretaría: Martes a viernes de 18:30 a 20:30 hs. Teléfono: (0376) 4423040. E-mail: correodelaapm@gmail.com. Blog: http://apm-blog.blogspot.com.ar/